La Importancia de La Autoridad
La Importancia de La Autoridad
La Importancia de La Autoridad
c. Tal como la autoridad delegada sigue a Dios, así también los que están sujetos a la
autoridad deben seguir a la autoridad delegada de Dios.
No hay lugar para el servicio individual aislado.
En el trabajo espiritual todos deben servir coordinadamente con el Cuerpo de Cristo.
d. Dios no busca el sacrificio sino mantener el Principio de la Autoridad.
Por consiguiente, los hombres deben aprender a ser seguidores y siervos.
Servir es desempeñar un rol secundario en el Cuerpo.
Los apóstoles de Jesús le siguieron luego él los envió para que fueran autoridad en
el desarrollo de su proyecto.
El Servicio coordinado en el cuerpo, es la regla;
El Cuerpo es la unidad perfecta no el individuo.
Nadab y Abiu no estaban coordinados ni con Aarón ni con Dios.
Tratar de servir a Dios en forma independiente. Evidencia que Jamás han estado
sujetos a la autoridad y sin saberlo pecan contra la autoridad de Dios.
a. En el mundo: (Romanos 13:1, 1ª Pedro 2:13-14) Dios es el origen de todas las autoridades
del universo. Pues ya que todas las autoridades gobernantes son instituidas por Dios, todas
ellas son comisionadas por él y representan su autoridad. Dios mismo estableció este sistema
de autoridades con objeto de manifestarse. Cada vez que la gente se encuentra con la
autoridad, se encuentra con Dios. Es posible que los hombres lleguen a conocer a Dios por
medio de su presencia, pero hasta sin su presencia pueden conocerlo todavía por medio de su
autoridad. Donde más se manifiesta Dios en la actualidad es en sus mandamientos. Solamente
los necios, como los necios labradores de la parábola de Marcos 12:1-9, tienen que tener la
presencia personal del propietario de la viña para obedecer, pues en el relato ¿no son los
siervos y su hijo enviados delante de él como representantes suyos? Los que han sido
establecidos por Dios deben ejercer la autoridad como representantes suyos. Y puesto que
todas las autoridades gobernantes han sido ordenadas e instituidas por Dios, son para que se
les obedezca.
- ¿En cuantas vidas podemos identificar la autoridad de Dios? ¿Hay lugar para que escojamos
entre la autoridad directa de Dios y su autoridad delegada? No; debemos someternos a la
autoridad delegada de Dios así como a su autoridad directa porque “no hay autoridad sino de
parte de Dios”. En cuanto a las autoridades terrenales, Pablo no sólo nos exhorta, en lo
positivo, a la sumisión sino que también nos advierte, en lo negativo, contra la resistencia.
Quien resiste a las autoridades resiste al mismo mandamiento de Dios; quien rechaza a las
autoridades delegadas de Dios rechaza la misma autoridad de Dios.
b. En la familia: (Efs 5:22-24; Efs 6:1-3; Col 3:18, 20,22) Dios ha establecido su autoridad en el
hogar; pero muchos de sus hijos no prestan suficiente atención a esta esfera de la familia. Pero
las epístolas no pasan por alto este asunto. Ellas mencionan específicamente la sumisión en el
hogar, y sin ésta habrá dificultades en el servicio de Dios. Dios ha puesto al marido por
autoridad delegada de Cristo, con la mujer como representante de la Iglesia. Sería difícil que la
mujer se sometiera a su marido si no viera en él la autoridad delegada que Dios le ha
conferido. Ella tiene que entender que el verdadero asunto es la autoridad de Dios no la del
marido. Si honramos la autoridad del Señor en nuestras vidas, habrá otros que respetarán la
autoridad del Señor en nosotros.
c. En la Iglesia: (1 Tes 5:12-13, 1 Cor 16: 15-16) A los ojos de Dios, los que rechazan a sus
siervos lo rechazan a Él. Es imposible que prestemos atención a la Palabra de Dios y
desoigamos la de sus siervos delegados. Si nos Debemos entender que en vez de venir él
mismo , Dios envía a sus delegados. La autoridad delegada es algo tan serio que si uno la
ofende se enemista con Dios. Al que le disgusta el delegado de Dios, le disgusta también Dios.
Es la naturaleza rebelde del hombre la que lo hace querer obedecer a la autoridad directa de
Dios sin someterse a las autoridades delegadas que él ha establecido. sometemos a la
autoridad de Dios, debemos someternos también a su autoridad delegada. Con frecuencia,
pudiésemos creer que nos estamos sometiendo a los hombres, pero los que conocen la
autoridad se dan cuenta de que estos otros hombres son autoridades delegadas por Dios. No
se necesita humildad para ser obediente a la autoridad directa de Dios; pero si se requiere
humildad y quebrantamiento para sujetarse a la autoridad delegada.
VIII.