La Autoridad Espiritual
La Autoridad Espiritual
1. El trono de Dios se fundamenta en la autoridad: (Romanos 13:1-7) Los hechos de Dios proceden de su
trono y éste se fundamenta en su autoridad. Todas las cosas son creadas por la autoridad de Dios y todas
las leyes físicas del universo se mantienen por esta misma autoridad. Por esto la Biblia se refiere a ello
expresando que Dios “Sustenta todas las cosas con la Palabra de su poder” (Hebreos 1:3) , lo que significa
que sustenta todas las cosas con la palabra del poder de su autoridad. Porque la autoridad de Dios
representa a Dios mismo, mientras que su poder representa sus hechos. EL PECADO CONTRA EL PODER ES
PERDONADO CON MAS FACILIDAD QUE EL PECADO CONTRA LA AUTORIDAD, porque este último es un
pecado contra Dios mismo. Solo Dios es autoridad en todas las cosas, porque todas las autoridades de la
tierra son instituidas por El. LA AUTORIDAD ES ALGO DE IMPORTANCIA SIN IGUAL EN EL UNIVERSO; no hay
nada que la sobrepase. Es imperativo que los que deseamos servir a Dios conozcamos su autoridad.
2. El origen de Satanás: (Isaías 14:12-14) (Ezequiel 28:13-17). La Biblia es clara en señalar a Satanás como
una criatura. Fue creado por Dios, no en su forma de corrupción actual, sino en una complexión maravillosa
y santidad (Ez 28:15) Como criatura es infinitamente inferior a Dios. Además es como los demás ángeles, un
espíritu en esencia, finito y limitado. Es incorpóreo e invisible (Col 1:16), aunque a veces puede manifestar
su presencia de forma temporalmente visible. Dios llama a Satanás “querubín grande” y “querubín
protector” (Ez 28:14,16). Lo que parece ser la categoría mas alta entre los seres angélicos. Los querubines
manifiestan la presencia de Dios, su gloria, santidad y soberanía. Fueron creados especialmente para este
ministerio. Todo esto hace la traición de Satanás aun mas cruel y réproba. Las expresiones “querubín
grande” y “querubín protector” indican que antes de su caída, Satanás era uno de los guardianes de Dios de
mayor rango. “Grande” denota que tenía una posición especial, parecida a la de los reyes. Ezequiel 28:12-
13 lo pone en un lugar muy alto para cualquier criatura: “… Tu eras el sello de la perfección, lleno de
sabiduría y acabado de hermosura… de toda piedra preciosa era su vestidura”… Es muy posible que la
posición de Satanás equivalga a la de un arcángel entre los ángeles malignos o demonios. El querubín se
convirtió en Satanás cuando sobrepasó la autoridad de Dios, compitiendo con El y volviéndose de este
modo un adversario suyo. La rebelión fue la causa de la caída de Satanás. Tanto Isaías 14:12-15 como
Ezequiel 28:13-17 se refieren al ascenso y caída de Satanás. Sin embargo, el primer pasaje pone énfasis en
cómo Satanás infringió la autoridad de Dios mientras que el segundo pone de relieve su trasgresión de la
Santidad de Dios.
Ofender la autoridad de Dios es una rebelión mucho más grave que la de ofender su santidad.
Puesto que el pecado se comete en la esfera de la conducta, se le perdona con más facilidad que la
rebelión, pues esta es una cuestión de principios.
Fue el intento de Satanás de poner su trono sobre el trono de Dios lo que violó la autoridad de Dios; fue el
principio de la vanagloria o exaltación propia.
El hecho de pecar, no fue la causa de la caída de Satanás; ese hecho no fue más que el producto de su
rebelión contra la autoridad.
Fue la rebelión lo que Dios condeno.
Al servir a Dios no debemos desobedecer a las autoridades, porque el hacerlo es un principio de Satanás.
¿Cómo podemos predicar a Cristo según el principio de Satanás? Alguien puede estar en la doctrina con
Cristo y a la vez con Satanás en los principios. Satanás no tiene temor que prediquemos la Palabra de Cristo,
sino que estemos sujetos a la autoridad de Cristo. Los que servimos a Dios jamás debemos servir según el
principio de Satanás.
CUESTIONARIO I
1. Defina autoridad.
2. Explique la frase: EL PECADO CONTRA EL PODER ES PERDONADO CON MAS FACILIDAD QUE EL
PECADO CONTRA LA AUTORIDAD.
3. Defina Satanás
6. ¿En qué momento se puede llegar a vivir bajo los principios de Satanás?
7. Explique cómo puede alguien estar en la Doctrina con Cristo y en los principios con Satanás.
8. Haga una evaluación personal acerca de cómo se encuentra usted frente a estos temas.
Cada vez que operamos de acuerdo al principio de Cristo, el de Satanás se desvanece. Debemos
purificarnos completamente del principio de Satanás para servir a Cristo.
3. La autoridad, controversia del universo: La controversia del universo se centra en quién tendrá la
autoridad, y nuestro conflicto con Satanás es el resultado directo de atribuírsela a Dios. Para mantener la
autoridad de Dios tenemos que someternos a ella con todo nuestro corazón. Es absolutamente
imprescindible que tengamos un encuentro con la autoridad de Dios y que poseamos un conocimiento
básico de lo que ella es. Antes de conocer la autoridad, Pablo trató de destruir a la Iglesia; pero luego se
encontró con el Señor en el camino a Damasco, vio que le era dura cosa a sus pies (el poder humano) dar
coces contra el aguijón (la autoridad de Dios). Inmediatamente, cayó al suelo y reconoció a Jesús como
Señor. Después de eso, pudo someterse a todas las instrucciones que Ananías le dio en Damasco, pues
Pablo había tenido un encuentro con la autoridad de Dios. En el mismo momento en que fue salvo conoció
tanto la autoridad de Dios como la salvación de Dios. Dios ha propuesto manifestar su autoridad al mundo
por medio de la Iglesia. La autoridad de Dios se puede ver en la coordinación de los diversos miembros del
cuerpo de Cristo. Dios usa su máximo poder para mantener su autoridad; por consiguiente, su autoridad es
lo más difícil de resistir. Los que somos tan justos según nuestra propia opinión, y sin embargo, tan ciegos,
necesitamos tener a lo menos una vez en la vida un encuentro con la autoridad de Dios para que seamos
quebrantados hasta la sumisión y comencemos así a aprender la obediencia a su autoridad. Antes de que
un hombre pueda someterse a la autoridad delegada de Dios tiene que conocer primero la autoridad
inherente de Dios.
4. La obediencia a la voluntad de Dios: la mayor exigencia de la Biblia. La mayor de las exigencias que Dios
impone al hombre no consiste en que lleve la cruz, sirva, de ofrendas o se niegue a sí mismo. La mayor
exigencia es que obedezca. Dios le ordenó a Saúl que atacara a los amalecitas y los destruyera por
completo (1º Samuel 15). Pero después de la victoria, Saúl perdono a Agag, rey de los amalecitas, junto con
lo mejor de las ovejas y bueyes, de los animales engordados, de los corderos y de todo lo bueno. Saúl no
quiso destruirlos; argumentó que los habían dejado para sacrificarlos a Dios. Pero Samuel le dijo
“ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros”
(1º Samuel 15:22). Los sacrificios mencionados aquí eran ofrendas de olor grato (no tenían nada que ver
con el pecado, pues jamás se llamó ofrenda de olor grato a la ofrenda por el pecado). Las ofrendas de olor
grato eran ofrecidas para la aceptación y satisfacción de Dios. ¿Por qué dijo entonces Samuel que “el
obedecer es mejor que los sacrificios”? Porque hasta en los sacrificios puede estar el elemento de la
obstinación. Tan sólo la obediencia honra completamente a Dios, pues solamente ella toma a Dios como su
centro. Para que se manifieste la autoridad, debe haber sumisión. Si ha de haber sumisión, es necesario
excluir el yo; pero según nuestro yo, la sumisión no es posible. La sumisión sólo es posible cuando uno vive
en el Espíritu. Esta vida en el Espíritu es la suprema expresión de la voluntad de Dios.
5. La oración de nuestro Señor en Getsemaní: Hay quienes creen en la oración de nuestro Señor en
Getsemaní, cuando su sudor caía hasta la tierra como grandes gotas de sangre, se debió a la debilidad de su
carne, a su temor de beber la copa. De ningún modo, porque la oración de Getsemaní se basa en el mismo
principio de 1º de Samuel 15:22. Es la suprema oración en la cual nuestro Señor manifiesta su obediencia a
la autoridad de Dios. Más que su sacrificio en la cruz, nuestro Señor prefiere obedecer a la autoridad de
Dios. Con fervor, ora para saber cuál es la voluntad de su Padre. No dice: “Quiero ser crucificado; tengo que
beber la copa”. Simplemente insiste en obedecer. En efecto, dice: “Si es posible, que no vaya yo a la cruz”,
pero hasta en este punto él insiste en no hacer su propia voluntad; porque inmediatamente después
agrega: “Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”. Como siervos de Dios, lo primero que debemos tener
es una experiencia o encuentro con la autoridad. Conocer la autoridad es tan práctico como conocer la
salvación, pero es una lección más profunda. Antes de poder trabajar para Dios, tenemos que ser
derrocados por su autoridad. Toda nuestra relación con Dios está regulada por el hecho de si hemos tenido
o no un encuentro con la autoridad. Si ya la hemos tenido, nos encontraremos entonces por todas partes
con la autoridad y, refrenados así por Dios, podrá él comenzar a utilizarnos.
CUESTIONARIO II
5. Defina obediencia
6. Defina sumisión
8. Defina obstinación
9. Explique la frase: ANTES DE PODER TRABAJAR PARA DIOS, TENEMOS QUE SER DERROCADOS POR
SU AUTORIDAD.
CASOS DE REBELION EN EL ANTIGUO TESTAMENTO – PARTE 1
6. Casos de rebelión en el Antiguo Testamento: (Génesis 2:16-17, Génesis 3:1-6; Romanos 5:19) La caída
del hombre se debió a la desobediencia. Repasemos la historia de Adán y Eva como aparece registrada en
Génesis capítulos 2 y 3. Después que Dios creó a Adán, le dio algunas órdenes; entre éstas estaba la de no
comer del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal. El quid de esto era más que la mera prohibición de
comer de cierto fruto; más bien era que Dios estaba poniendo a Adán bajo autoridad para que aprendiera
la obediencia. Por una parte, Dios puso al mismo Adán bajo su autoridad para que éste obedeciera a la
autoridad. Solamente el que se sujeta a la autoridad puede ser autoridad. Según el orden de la creación de
Dios, el hizo a Adán antes que a Eva. A Adán le dio autoridad y a Eva la puso bajo la autoridad de Adán. La
caída del hombre se debió a la desobediencia a la autoridad de Dios. En vez de obedecer a Adán, Eva tomó
su propia decisión al ver que el fruto era bueno y agradable a los ojos. Descubrió su cabeza. El hecho de
que comiera del fruto no se originó en la sumisión sino en su propia voluntad. No sólo violó la orden de
Dios, sino que también desobedeció a Adán. Rebelarse contra la autoridad que representa a Dios es lo
mismo que rebelarse contra Dios. Al escuchar a Eva y comer del fruto prohibido, Adán pecó directamente
contra la voluntad de Dios; por lo tanto, él también fue desobediente a la autoridad de Dios. Esto también
fue rebelión.
7. Toda obra debe hacerse en obediencia: Eva fue puesta no solamente bajo la autoridad de Dios, sino
también, en el ordenamiento divino, bajo la autoridad de Adán. Ella tenía una doble autoridad a la cual
obedecer. Y nuestra actual posición no es diferente de ésa. Ahora bien, al ver que el fruto era bueno como
alimento, Eva comió de él sin preguntar a quién obedecía. Pero desde el mismo principio, Dios había
ordenado que el hombre obedeciera y no fuera obstinado. La acción de Eva, sin embargo, no fue
gobernada por la obediencia; fue iniciada por su propia voluntad. Ella no se sujetó al orden de Dios ni
obedeció a su autoridad. En cambio, tomó su propia decisión. Se rebeló contra Dios y cayó. Toda acción que
es deficiente en la obediencia es una caída, y todo acto de desobediencia es rebelión. A medida que se
acrecienta la obediencia del hombre, se reducen sus propias acciones. Al principio, cuando comenzamos a
seguir al Señor, estamos llenos de actividad pero somos muy poco obedientes. Pero a medida, que
crecemos en espiritualidad, nuestras propias acciones se reducen gradualmente hasta que obedecemos en
todo. La primera lección que debe aprender un obrero es la obediencia a la autoridad, estamos bajo la
autoridad de los hombres así como tenemos hombres bajo nuestra autoridad. Esta es nuestra posición.
Hasta el Señor Jesús, cuando estaba en la tierra, se sometió, no solamente a Dios, sino también a la
autoridad de otra persona. Un obrero cristiano debe saber quien esta sobre él. Algunos no saben quiénes
son las autoridades que están sobre ellos y por eso no las obedecen. Una vez que sabemos a quién
debemos sujetarnos descubrimos, naturalmente, nuestro lugar en el Cuerpo de Cristo.
8. Algunas lecciones sobre la obediencia: Algunos creen que es muy difícil saber obedecer a la autoridad;
pero si hemos tenido un encuentro con Dios, la dificultad desaparece. No hay nadie que obedezca a la
autoridad de Dios sin que la misericordia de Dios descanse sobre él. Aprendamos por lo tanto, algunas
lecciones:
1. Tengamos un espíritu de obediencia
2. Practiquemos la obediencia. Algunas personas son como los salvajes que simplemente no pueden
obedecer. Pero los que se han ejercitado en la obediencia no se sienten obligados, sea cual fuere el lugar en
que se les ponga. Con toda naturalidad pueden vivir una vida obediente.
3. Aprendamos a ejercer la autoridad delegada. El que trabaja para Dios necesita, no solamente aprender a
obedecer a la autoridad, sino también aprender a ser la autoridad delegada de Dios en la iglesia y en el
hogar. Una vez que hayamos aprendido a estar bajo la autoridad de Dios, nos estimaremos como nada,
incluso después que Dios nos confíe mucho. Algunos aprende solamente la obediencia, y no saben ejercer
la autoridad cuando se los envía a trabajar en algún lugar. Es necesario aprender a estar bajo autoridad
como así también a ejercerla. La iglesia sufre por causa de muchos que no saben obedecer; pero es
igualmente perjudicada por causa de algunos que no han aprendido a estar en autoridad.
CUESTIONARIO III
3. ¿Porque rebelarse contra la autoridad que representa a Dios es rebelarse contra Dios?
5. Explique la frase: TODA ACCION QUE ES DEFICIENTE EN LA OBEDIENCIA ES UNA CAIDA Y TODO
ACTO DE DESOBEDIENCIA ES REBELION
10. El fuego extraño ofrecido por Nadab y Abiu: (Levítico 10:1-2) Dios había puesto a Aarón por sacerdote y
el aceite de la unción había sido derramado sobre su cabeza. En todos los asuntos del servicio Aarón era el
jefe; sus hijos eran simples ayudantes que servían junto al altar obedeciendo órdenes de su Padre. ¿Por qué
fueron quemados Nadab y Abiu?:
- Dios nunca tuvo la intención de dejar que los hijos de Aarón sirvieran independientemente, sino que los
puso bajo autoridad de su padre.
- Todo comenzaba con Aarón, no con sus hijos. Si ellos se aventuraban a ofrecer sacrificios por si mismos,
ofrecerían fuego extraño. Ellos creían que podían ofrecer sacrificios por si mismos; así que los ofrecieron sin
que Aarón se los ordenara. Fuego extraño significa servir sin haber recibido órdenes, servir sin obedecer a
la autoridad. La rebelión cambia la naturaleza de un fuego.
- El verdadero servicio es iniciado por Dios. Cuando el hombre sirve bajo la autoridad de Dios, es aceptado
debido a eso mismo. El fuego extraño tiene su origen en el hombre, y no requiere conocer la voluntad de
Dios ni obedecer su autoridad. Es enteramente hecho por el celo del hombre y termina en la muerte.
- La obra de Dios debe coordinarse bajo la autoridad: Dios quería que Nadab y Abiú sirvieran bajo la
autoridad de Aarón. En su obra Dios pone a algunos para estar en autoridad junto con otros que deben
estar bajo su autoridad. Cualquiera que diga “ si el puede, yo también”, está en rebelión.
- Tal como la autoridad delegada sigue a Dios, así también los que están sujetos a la autoridad deben seguir
a la autoridad delegada de Dios. No hay lugar para el servicio individual aislado. En el trabajo espiritual
todos deben servir coordinadamente.
- Lo que Dios busca no es el sacrificio sino mantener la autoridad. Por consiguiente, los hombres deben
aprender a ser seguidores, a desempeñar un papel secundario para siempre. Los apóstoles de Jesús le
siguieron luego el los envió para que fueran autoridad en el desarrollo de su proyecto. - La coordinación es
la regla; el individuo no es la unidad. Nadab y Abiu no estaban coordinados con Dios. Muchos tratan hoy de
servir a Dios en forma independiente. Jamás han estado sujetos a la autoridad y sin saberlo pecan contra la
autoridad de Dios.
CUESTIONARIO IV
3. Explique la frase: DIOS NUNCA TUVO LA INTENCION DE DEJAR QUE LOS HIJOS DE AARON
SIRVIERAN INDEPENDIENTEMENTE
6. Explique la frase: LA IGLESIA SUFRE POR C AUSA DE LOS QUE NO SABEN OBEDECER Y TAMBIEN POR
LOS QUE NO SABEN EJERCER AUTORIDAD.
CUESTIONARIO V
2. ¿Qué significa que todas las autoridades gobernantes son instituidas por Dios?
CUESTIONARIO VI
3. ¿Porque es mucho mas fácil proferir palabras rebeldes que realizar actos rebeldes?
- La difamación procede de la razón: La rebelión del hombre contra la autoridad se manifiesta en palabras,
razones y pensamientos. Si no conoce la autoridad, hablará en palabras denigrantes, palabras que
generalmente se originan en su razón. Cam tenía razones para difamar a su padre, pues Noé estaba
desnudo. María habló contra Moisés a raíz del casamiento de su hermano con una mujer cusita. Sin
embargo, el que se somete a la autoridad vive bajo autoridad y no dentro de lo razonable. Coré y su séquito
con 250 dirigentes murmuraron contra Moisés y Aarón (Números 16:3). También ellos tenían sus razones,
palabras calumniosas como aquellas que son producidas generalmente por la razón. Datán y Abiram
parecían tener razones más poderosas aún, pues contestaron a Moisés, diciendo: “Ni tampoco nos has
metido tú en tierra que fluye leche y miel, ni nos has dado heredades de tierras y viñas. ¿Sacarás los ojos de
estos hombres?”. Lo que querían decir era que sus ojos podían ver con más claridad cómo era la tierra allí
donde estaban. Cuanto más reflexionaban, tanto más poderosas parecían ser sus razones para desconfiar
de Moisés. La razón no puede permitir la reflexión, puesto que lo único que ésta hará será agravarla aún
más. La gente de este mundo vive en la esfera de la razón.
- Seguir al Señor exige la liberación de la razón: Es muy cierto que para seguir al Señor tenemos que
sacarnos los ojos de la razón. ¿Qué es lo que gobierna nuestra vida? ¿La razón o la autoridad? Cuando
seamos iluminados por el Señor, seremos cegados por la luz, y nuestra razón será desechada. Pablo quedó
ciego en el camino a Damasco; desde entonces ya no se fió de su propia razón. Los que están bajo la
autoridad de Dios no viven por la vista. Los siervos de Dios tienen que liberarse de la vida de la razón. La
razón es la primera causa de la rebelión; por eso es que no podemos controlar nuestras palabras a menos
que primero tratemos detalladamente con nuestra razón. Esto parece sumamente difícil, razonamos desde
la niñez hasta la edad adulta, desde nuestro estado de incrédulos hasta ahora. El principio básico de
nuestra vida es el razonamiento. ¿Cómo, pues podemos dejar de razonar? Dejar de hacerlo requiere
literalmente la vida misma de nuestra carne. Durante su vida terrenal, Jesús vivió en todo sentido por
encima de la razón. ¿Qué razón pudo haber para la deshonra, los azotes y la crucifixión que sufrió? Pero él
se sometió a la autoridad de Dios; no arguyó ni preguntó; solamente obedeció.
- Dios nunca argumenta: Dios es Dios y tiene autoridad para hacer lo que quiera. No podemos seguirle por
una parte y por la otra exigir saber la razón. Si queremos servirle, no debemos discutir. Todos los que
tienen un encuentro con Dios deben desechar sus propios razonamientos. Solamente podemos basarnos
en la obediencia. No nos entremetamos con nuestros argumentos, tratando de ser consejeros de Dios.
Adoremos a Dios. El nunca argumenta; simplemente hace lo que quiere. El es el Dios de la gloria. Cuando
Dios ejerce autoridad no tienen necesidad de consultarnos ni de conseguir nuestra aprobación.
Simplemente nos exige que obedezcamos a su autoridad y reconozcamos que si esto es de Dios es bueno.
La dificultad fundamental que hoy día tenemos los hombres es que todavía vivimos basados en el principio
de la ciencia del bien y del mal, bajo el poder del razonamiento. Si la Biblia fuera un libro de argumentos, de
seguro que discutiríamos todo. Pero en Romanos 9 Dios abre la ventana del cielo y nos ilumina no para
argüir con nosotros sino para preguntarnos: ¿Quién eres tú?
- La gloria de Dios nos libra de la razón: La manera de conocer a Dios es por medio de la obediencia.
Ninguno de los que aún viven en sus razonamientos lo ha conocido. “YO JEHOVA VUESTRO DIOS” Esta es la
razón. En levítico capítulos del 18 al 22, cada vez que se ordena que el pueblo de Israel haga ciertas cosas,
Dios interpola una frase: “Yo Jehová vuestro Dios” esto significa: “Hablo así por que yo soy Jehová vuestro
Dios. No tengo por que dar ninguna razón. Yo, Jehová, soy la razón”.
En nuestros razonamientos no tendremos adoración, en cuanto falta la obediencia, se pierde la adoración.
c. Los Pensamientos: (2ª Cor 10:4-6) El nexo entre la razón y el pensamiento: El hombre manifiesta su
rebelión no sólo en la palabra y la razón sino también en el pensamiento. Las palabras rebeldes provienen
del razonamiento rebelde y el razonamiento a su vez se origina en el pensamiento. Por eso el pensamiento
es el factor dominante de la rebelión. Pablo indica que debemos destruir argumentos y toda altivez que se
levanta contra el conocimiento de Dios. Al hombre le gusta construir argumentos como fortalezas
alrededor de su pensamiento; sin embargo, es preciso destruir estos argumentos y llevar cautivo el
pensamiento.
CUESTIONARIO VII
-Los argumentos deben ser desechados: pero el pensamiento, devuelto. En la guerra espiritual, es preciso
tomar por asalto las fortalezas antes de poder llevar cautivo el pensamiento. Si no se desechan los
argumentos, no hay ninguna posibilidad de llevar el pensamiento del hombre a la obediencia a Cristo. La
palabra “altivez” del vers. 5 es “edificio alto” en el original. Desde el punto de vista de Dios el razonamiento
humano es como un rascacielos, que obstruye el conocimiento de Dios. En cuanto un hombre comienza a
argumentar, su pensamiento queda sitiado y, por lo tanto, no es libre de obedecer a Dios, puesto que la
obediencia es asunto del pensamiento. La razón manifestada exteriormente se convierte en palabras; pero
cuando los razonamientos se ocultan adentro sitian el pensamiento y lo dejan incapacitado para obedecer.
El hábito de razonar del hombre es tan grave que no puede ser destruido sin batalla.
- Génesis 3 ilustra a 2ª Cor 10: Satanás discutió con Eva, y ella, al ver que el árbol era bueno para comer,
respondió con un argumento. No escuchó a Dios, porque tenia sus razones. Cuando prevalece la razón, el
pensamiento del hombre cae en una trampa. La razón y el pensamiento están estrechamente unidos; la
primera tiende a capturar al segundo. Y una vez que el pensamiento es capturado, el hombre se siente
incapaz de obedecer a Cristo. Por lo tanto, si de veras queremos obedecer a Dios, tenemos que saber cómo
la autoridad de Dios destruye a las fortalezas de la razón.
- Capturando de nuevo la mente cautiva: Para conocer la autoridad es preciso destruir destruir primero los
razonamientos del hombre. Sólo cuando éste comience a ver que Dios es Dios como se afirma en Romanos
9, serán destruidos sus argumentos. Y una vez que sean destruidas las fortalezas de Satanás, no quedará
ningún argumento más y los pensamientos del hombre podrán ser llevados cautivos para obedecer a Cristo.
Solo después que sus pensamientos son capturados de nuevo puede un hombre obedecer verdaderamente
a Cristo. Podemos notar si alguien ha tenido o no un encuentro con la autoridad observando si se ha
tratado debidamente con sus palabras, razonamientos y pensamientos. Una vez que uno tiene un
encuentro con la autoridad de Dios su lengua no se atreve a moverse libremente y sus razonamientos y
más que eso, sus pensamientos ya no se pueden expresar libremente tampoco. El que no ha tenido un
encuentro con la autoridad frecuentemente aspira a ser consejero de Dios. El ser humano actúa como si en
el universo hubiera dos personas que son omniscientes: Dios y él mismo. ¡Es un consejero que sabe todo!
Tal actitud indica claramente que todavía sus pensamientos tienen que volver a ser capturados, que no
sabe nada de la autoridad. Si alguien ha tenido o no un encuentro con la autoridad se puede notar
fácilmente observando estas tres cosas: Usa palabras rebeldes, argumenta delante de Dios, da muchas
opiniones.
- La medida de la obediencia a las autoridades: Cuando la autoridad delegada (los hombres que
representan a la autoridad de Dios) y la autoridad directa (Dios mismo) están en conflicto, podemos rendir
sumisión pero no obediencia a la autoridad delegada. Resumamos esto en los tres puntos siguientes:
1- La obediencia tiene relación con la conducta: es relativa. La sumisión tiene relación con la actitud del
corazón: es absoluta
2- Sólo Dios recibe la obediencia absoluta sin medida; toda persona inferior a Dios sólo puede recibir
obediencia limitada.
3- Si la autoridad delegada expide una orden que contradice claramente el mandamiento de Dios, se le
rendirá sumisión pero no obediencia. Debemos someternos a la persona que ha recibido la autoridad
delegada de Dios, pero tenemos que desobedecer la orden que ofende a Dios
CUESTIONARIO VIII
2. Explique la frase: ES PRECISO DESTRUIR LOS ARGUMENTOS Y TODA ALTIVEZ QUE SE LEVANTA
CONTRA EL CONOCIMIENTO DE DIOS
6. ¿Cuál es la actitud cuando la autoridad delegada de Dios y la autoridad directa de Dios entran en
conflicto?