Apóstol Sergio Enríquez El Liderazgo

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Apóstol Sergio Enríquez

Tema: El liderazgo

El tema del liderazgo no lo hemos abordado dentro de la iglesia, pues lo


hemos considerado un tópico puramente secular del cual se habla
constantemente en el ámbito de la administración de empresas. Hemos
insistido en que antes de ser líderes de ese tipo, debemos ser siervos, pues
vemos en la escritura que Roboam recibió el consejo de servir al pueblo
para que el pueblo le sirviera por siempre (1 Reyes 12:7), sin embargo
cuando vemos las diferentes funciones de un siervo podemos observar que
en cierta forma sí somos líderes, pero es necesario asimilar este término
bajo la perspectiva bíblica.

Etimológicamente la palabra líder viene de un barbarismo español que se


sacó del anglicismo to lead que tiene muchas traducciones, entre ellas:
guiar, conducir, iniciativa, pionero, delantera, dirigir, encabezar. Dentro de
la iglesia se necesita quién dirija a las ovejas, que tome la iniciativa y diga
qué es lo que se va a hacer, discerniendo las voces que se nos acercan para
tratar de guiarnos, pues en la escritura podemos ver que Adán se dejó guiar
por lo que dijo Eva y no desempeñó correctamente su papel de líder. Sin
embargo debemos saber que para poder conducir a un grupo de personas,
es necesario que seamos conducidos por el Espíritu Santo, quien nos guiará
a hacer la voluntad de Dios para nuestras vidas y congregaciones.

Hemos aprendido que el número cuatro en la escritura significa equilibrio,


esto lo podemos ver cuando analizamos cómo describe al Señor cada uno
de los cuatro evangelios, pues en Mateo es descrito como Rey, en Marcos
como Siervo, en Juan como Dios y en Lucas como Hombre. Esto quiere decir
que Jesús era Siervo - Rey y Dios - hombre, por lo tanto el equilibrio de
nuestro ministerio es que somos lideres pero también somos siervos.

Es necesario que al leer las escrituras interpretemos adecuadamente lo que


Dios quiso decir, pues si bien es cierto que en la Biblia se nos dan
instrucciones claras, también el Señor nos habla por medio de parábolas.
En este contexto necesitamos saber que el idioma español es relativamente
nuevo, pues nació con la unificación del imperio español alrededor del año
1400 DC, pero no fue sino hasta después de que fue escrito El Quijote de la
Mancha, que surgieron sus reglas gramaticales, es decir hace
aproximadamente 500 años. Por otra parte, los idiomas griego y hebreo son
muchísimo más antiguos y al ser los idiomas en los cuales originalmente se
escribió la Biblia, debemos tomar muy en cuenta lo que dice originalmente
en estos idiomas, para así ampliar nuestra perspectiva sobre ciertos temas.

Una de las reglas gramaticales del español que hemos aprendido consiste
en que cuando hablamos de nuestra persona y alguien más, debemos
mencionar primero el nombre de la otra persona y luego el nuestro o
cuando a posiciones se refiere, por ejemplo “mi esposa y yo”, sin embargo
en la biblia encontramos varios casos en los cuales este orden no se cumple
y fue escrito así en el idioma original, veamos:

Juan 10:30 (LBLA) Yo y el Padre somos uno.

En este verso el tema que sobresale es la unidad entre el Padre y Cristo;


esto nos deja ver que para la unidad la persona individual debe tomar la
iniciativa, es decir que el Señor Jesús no estaba diciendo que Él era mayor
que el Padre sino que, en cuanto a la unidad, Él estaba dispuesto a hacer
todo lo posible por conservarla. El verdadero liderazgo consiste en que
tomemos la iniciativa para conservar la unidad.

Génesis 13:8 (BTX3) Y dijo Abram a Lot: Te ruego que no haya contienda
entre yo y tú, ni entre mis pastores y tus pastores, pues somos hermanos.

Abram estableció un liderazgo en evitar la contienda y no pelear. Nosotros


los pastores debemos tomar ejemplo de esto y no contender con nuestros
consiervos, sobre todo cuando se trata de ovejas que se trasladan de una
iglesia a otra, debemos asumir el liderazgo de no contender; de la misma
forma deberíamos asumir este tipo de liderazgo en nuestro hogar,
esforzarnos por no ofender a nuestro cónyuge y así evitar peleas.

Génesis 16:5 (BTX3) Entonces dijo Saray a Abram: ¡Mi afrenta sea sobre ti!
Yo misma puse a mi sierva a tu disposición, y al ver que está encinta me
mira con desprecio. Juzgue YHVH entre yo y tú.

Esta mujer se encontraba amargada y culpaba a su esposo de lo que


acontecía, pero luego asumió el liderazgo en poder reconocer que podría
tener la culpa y se puso delante de Dios para que fuera Él quien juzgara su
caso. También David tomó esta actitud cuando iba huyendo de su hijo
Absalón y salió a su encuentro Simei quien lo acusaba de haber ocasionado
la situación en la que se encontraba; al ver esto uno de sus soldados quiso
matar a Simei, sin embargo David no lo permitió porque consideraba que
podía tener razón (2 Samuel 16:5-10). Esto podría ser aplicado también a
los problemas matrimoniales, pues cuando el cónyuge comente un error,
podríamos no sólo acusarle, sino asumir el liderazgo y meditar si podríamos
tener la culpa de ese error nosotros.

Isaías 5:3-4 (BTX3) Y ahora, oh habitantes de Jerusalem y varones de Judá,


Juzgad entre mí y mi viña. [4] ¿Qué más cabía hacer por mi viña que Yo no
hubiera hecho? ¿Por qué, esperando que diera uvas, dio agrazones?

Este verso habla de Dios y es asombroso que Él mismo dice que le


juzguemos a Él primero y después a la viña, mostrándonos Su humildad.
Esto nos deja ver que cuando algo negativo sucede en nuestra congregación
debemos asumir el liderazgo al analizarnos primero a nosotros mismos, y
ver si no fuimos los que provocamos que tal situación sucediera.

Génesis 22:5 (LBLA) Entonces Abraham dijo a sus mozos: Quedaos aquí con
el asno; yo y el muchacho iremos hasta allá, adoraremos y volveremos a
vosotros.

Como pastores debemos tomar el liderazgo en la adoración y en la oración,


pues no podemos pedir a las ovejas o al grupo de alabanza que hagan algo
que no hacemos o enseñamos. En este contexto es necesario que adoremos
al Señor de una forma genuina, sin imitar a otros pues si estamos
enamorados del Señor Jesucristo, adoraremos de corazón a Dios.

Génesis 31:46 (KDSH) Entonces Ya'akov dijo a sus parientes: "Junten


algunas piedras"; y ellos cogieron piedras, hicieron un montón de ellas y
comieron allí sobre el montón de piedras. Y Lavan le dijo a él: "Este montón
atestigua hoy entre yo y tú.

Labán asumió el liderazgo al hacerse el propósito de no hacerle daño a


Jacob, actitud que también debemos asimilar.

Josué 24:15 (LBLA) Y si no os parece bien servir al SEÑOR, escoged hoy a


quién habéis de servir: si a los dioses que sirvieron vuestros padres, que
estaban al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra
habitáis; pero yo y mi casa, serviremos al SEÑOR.
Este verso nos habla de asumir el liderazgo en el servicio, pues no podemos
sólo decir que se debe servir, sino hacerlo nosotros primero.

Génesis 38:26 (TLA) En cuanto Judá reconoció su sello y la vara, dijo: —El
culpable soy yo, y no ella, pues no quise darle a mi hijo Selá como esposo.
Y nunca más Judá volvió a tener relaciones sexuales con Tamar.

Judá también asumió el liderazgo al reconocer su culpabilidad por el pecado


de Tamar, pues la provocó al no darle a su hijo para que cumpliera la ley del
levirato.

Jueces 7:18 (LBLA) Cuando yo y todos los que estén conmigo toquemos la
trompeta, entonces también vosotros tocaréis las trompetas alrededor de
todo el campamento, y decid: “Por el SEÑOR y por Gedeón.”

Gedeón también asumió el liderazgo al atacar al pueblo enemigo, aunque


esto implicaba un riesgo de muerte.

Josué 8:5 (LBLA) Y yo y todo el pueblo que me acompaña nos acercaremos


a la ciudad. Y sucederá que cuando ellos salgan a nuestro encuentro como
la primera vez, nosotros huiremos delante de ellos.

Josué iba delante de todo el pueblo a atacar a esta ciudad enemiga, lo que
significaba que cuando huyeran, él iba a quedar hasta atrás, aumentando el
riego de ser atacado, esto quiere decir que necesitamos tomar el liderazgo
también en estar dispuestos a morir.

Éxodo 33:16 (LBLA) ¿Pues en qué se conocerá que he hallado gracia ante
tus ojos, yo y tu pueblo? ¿No es acaso en que tú vayas con nosotros, para
que nosotros, yo y tu pueblo, nos distingamos de todos los demás pueblos
que están sobre la faz de la tierra?

Este verso nos habla de asumir el liderazgo en ser portadores de la


presencia de Dios, sin embargo es necesario que también la congregación
busque llenarse de Su presencia, pues de lo contrario dependerán siempre
de nosotros, por lo que tenemos que formar siervos líderes que sean llenos
de la presencia de Dios, para que nos ayuden en nuestra labor ministerial.

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