6 Hasta El 100 Irma Fuenlabrada
6 Hasta El 100 Irma Fuenlabrada
6 Hasta El 100 Irma Fuenlabrada
IRMA FUENLABRADA”
INTRODUCCIÓN.
CONSIDERACIONES GENERALES.
Entre las diversas dificultades que han enfrentado las educadoras al aplicar el
Programa de Educación Preescolar 2004 (PEP) una sobre la que particularmente
nos ocuparemos en este artículo es la confusión que tienen entre “adquirir
conocimiento” y “desarrollar competencias”.
Teniendo presente que la pretensión del PEP es que las educadoras promuevan
el desarrollo de competencias que permitan a los niños y las niñas del país una
participación plena en la vida social (SEP, 2004:31) organizaré la discusión a partir
de los planteamientos hechos en el programa 2004, en relación con las dos
primeras competencias sobre número:
*Utiliza los números en situaciones variadas que implican poner en juego los
principios de conteo.
Las consideraciones que hace Mercado sobre los saberes docentes se puede
decir que las educadoras han elaborado ideas y creencias sobre las matemáticas
y su relación con el número, frente a las situaciones de enseñanza que realizan.
Desde el ciclo escolar 2004-2005 las educadoras han establecido un diálogo con
la definición de competencias planteada en el programa 2004, la cual señala:
Sin embargo, todavía en muchos jardines de niños, las educadoras sólo retoman
la definición de competencia lo referido al conocimiento; específicamente se hacen
cargo de los primeros números en su significado de cardinal, con la finalidad de
llegar a la representación y al reconocimiento de los símbolos numéricos.
Sin embargo, la definición citada dice que la competencia es “algo” más que un
conocimiento.
En varios jardines de niños se hace una “partición” de la definición para lograr los
propósitos establecidos en el PEP. Donde la directora y educadoras están
organizadas como un colectivo.
Ejemplo:
Este es el 2 (lo señala la educadora), ¿de qué color dijimos que lo vamos a
pintar?, ¿rojo? (dice el niño con duda); sí, a ver, ¿cuál es el rojo? (el niño toma
una crayola roja), muy bien... ese es el rojo, ahora píntalo (el número) sin salirte de
la rayita.
Ejemplo:
La docente en cuestión planteó a sus alumnos (de tercer grado) que el día
siguiente debían traer material para hacer una maqueta. Les pidió que tomaran
nota, “como quisieran”, de los materiales para que en su casa, “con ese recado
pudieran recordar lo que les había pedido”.
Lo importante es, les dijo, que “leyendo su recado puedan decirle a su mamá lo
que tienen que traer para mañana”. El material solicitado fue: 10 palitos, 6
piedritas, 12 hojas y 8 cocodrilos.
Es así como se debe quedar claro que las producciones de los niños son
expresiones de las distintas formas de aproximarse a la representación gráfica de
las cantidades; al finalizar preescolar se pretende que recurran a la escritura
convencional de los números por propia iniciativa, no sólo para enfrentar
situaciones de comunicación sino también en otras donde el número, su
representación y el conteo sean utilizados.
Una manera de averiguarlo es, en ligar de esperar que su maestra “les diga que
tienen que hacer”, los niños tienen oportunidades para realizar acciones ligadas a
razonamiento.
*Si los niños son de primer grado de preescolar, no hay problema, ya que tienen lo
que resta del año y dos más para lograr que sus alumnos desarrollen
competencias, no solo numérico, sino para actuar frente a lo que desconocen.
* Si los niños son de segundo tiempo entonces se tiene menos tiempo para
“enderezar el rumbo” sin embargo, todavía se está a tiempo atendiendo de
manera más eficiente las orientaciones metodológicas del PEP 2004.
* Si son de tercer año, entonces el niño terminara el preescolar sin haber obtenido
las competencias establecidas y no están evocados para resolver situaciones que
implican poner en juego los principios del conteo.
*La serie numérica oral, ¿hasta el 10?, ¿hasta el 20?, ¿hasta el 100?.
*Conteo de colecciones.
Las educadoras reflexionen sobre qué es lo que permite a los niños realizar
diferentes acciones con los problemas y para que comprendan la importancia de
que tales acciones aparezcan en el proceso de aprendizaje de los números (en
particular) y de la matemática (en general).
Para ello, es necesario que la educadora comprenda qué es lo que hace que los
problemas como los de Santiago y sus coches sean distintos, aunque todos se
resuelvan con la suma 2 + 5.
Mario tenía 7 dulces, le dio 2 a Genny y los otros se los dio a Santiago.
¿Cuántos dulces le dio Mario a Santiago? Mario tenía 7 dulces y se comió
Mario tiene 7 dulces y Genny tiene 2 dulces menos que Mario. ¿Cuántos
Un problema equivalente11 es resuelto por los niños de primer grado, pero como
no tienen el conocimiento aritmético desplegado por las educadoras, recurren –
como es de esperarse– a lo que todo sujeto cognoscente puede acceder: sus
conocimientos y experiencias, que para los niños de ese grado son el dibujo y el
conteo.
Por ejemplo, en un problema ellos dibujan los archiveros (6) y a todos les ponen 4
cajones.
Entonces, con el problema antes planteado, Quizá se podría caer en la tentación
de pensar: ¿para qué sirve el conocimiento aritmético si el problema se puede
resolver con dibujos y el conteo? Porque si en lugar de que el problema tenga
como datos 6 archiveros y 28 cajones, planteara que son 1 020 cajones y con
éstos se hacen 210 archiveros de 6 o 4 cajones, el cálculo mental y las relaciones
aditivas y multiplicativas de los primeros números (4 x 4, 2 x 6, 16 + 12), que tan
útiles resultaron para resolver el problema de los 28 cajones, se revelan
insuficientes. Entonces, realmente se necesita de otro recurso, de un nuevo
conocimiento, que viene a ser un mayor dominio de lo aritmético.
Está entonces claro que tanto los niños como las educadoras pueden resolverlo,
pero no utilizan la estrategia convencional para ello.12 Ésta, como se anticipó, es
el sistema de ecuaciones lineales que sin grandes explicaciones se reseña a
continuación.
Determinamos que:
Y se debe tener presente que las maneras de resolverlo son diferentes porque en
cada una el “sujeto que resuelve” cuenta con conocimientos matemáticos distintos
(conteo, recursos aritméticos, recursos algebraicos); cada uno de estos
conocimientos es más complejo y potente, pero a su vez cada uno permite una
gama de resolución más amplia.
2. EL RANGO NUMÉRICO
Algunas educadoras piensan que los problemas con datos numéricos menores a
10 son fáciles de resolver, por eso dicen:
“Es que mis niños son muy listos, ya saben muy bien los primeros (números) y se
aburren […]; los niños de ahora ‘son más listos que los de antes’, por eso ya
vamos como en el 100 y ya saben sumar y restar.”
Ejemplo:
Samuel se comió bam chocolates de los cambambe que tenía. ¿Cuántos
chocolates le quedan a Samuel?
Entonces este ejemplo se relacionó con otro en donde, en una ocasión, trabajando
con niños, se metieron en el lío de contar una colección “grande”; en este caso es
útil comentar sus respuestas: varios dijeron “son muchos”, para otro niño eran
“como un millón”, a lo que un tercero dijo: “sí, son como ¡80!” Realmente, entre un
millón u 80, ¿cuál es la diferencia?… ¡son muchos!
Ante esta situación, es muy importante que la educadora observe y comprenda los
razonamientos de sus alumnos, como cuáles son los conocimientos que tienen y
cuáles todavía no. Cuando están en el proceso de aprendizaje de los primeros
números son muy sensibles a su magnitud en función del contexto en el que
aparecen. Quizá los niños puedan contar una colección de nueve o más
elementos y sin embargo no sentirse seguros manejando el 9 cuando aparece en
problemas como el de Samuel.
Entre las condiciones en las que se encontraban los niños participantes, cabe
destacar la información de la educadora que los atendía, quien dijo que sus
alumnos realizaban sistemáticamente “cálculos con sus dedos”; se mostró
orgullosa de permitir que lo hicieran e incluso lo propiciaba.
Hay muchas maneras interesantes de trabajar con las relaciones aditivas, la única
no recomendable es pedir a los niños que “se aprendan para mañana las tablas de
sumar”, o “ejercitarlos sobre la escritura de expresiones sencillas de suma (2 + 3 =
5)”; en su lugar hay que proponer actividades como las descritas (dominó, objetos
en la bolsa) para que de manera natural se vean en la necesidad de recapacitar
sobre las relaciones aditivas y su interés por responder rápidamente. Propicie que
las vayan aprendiendo.
Pedir que los niños cuenten pequeñas colecciones, por ejemplo, es una actividad
útil e interesante cuando los niños no dominan bien el inicio de la serie numérica
oral. En función del núcleo social de origen, algunos niños ingresan a preescolar
sin ese conocimiento y muchos que lo tienen no necesariamente saben contar.
Para poder empezar el proceso de conteo es ineludible conocer “de memoria” la
serie oral de los primeros números, entonces la educadora tiene que hacerse
cargo de la memorización de la serie y de su uso en situaciones de conteo.
Una actividad que consiste en que la educadora suelta cada vez y de manera
pausada un objeto en el bote y en voz alta lo cuenta; simultáneamente los niños
hacen lo mismo. Todos deben ir a la par: 1 (tac), 2 (tac), 3 (tac)… si el golpeteo de
los objetos al caer en el bote o la mención del número correspondiente no se
escucha al unísono, todos vacían su bote y se vuelve a empezar.
Por tal motivo, como ya se desarrolló antes, es muy importante el estudio de este
programa de estudios como futuras educadoras y mantener cada punto en este
establecido, siempre presentes.
CONCLUSIÓN.
Bibliography
FUENLABRADA, I. (2009). ¿HASTA EL 100? ¡NO! ¿Y LAS CUENTAS?... ¡TAMPOCO! ENTONCES…
¿Qué? Mexico, DF.: Direccion General de Desarrollo Curricular, SEP. .