Bishop - Sawyer Bennett

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ÍNDICE
Sinopsis ................................................................................................................................... 5

Capítulo 1 ............................................................................................................................... 7

Capítulo 2 ............................................................................................................................. 15

Capítulo 3 ............................................................................................................................. 23

Capítulo 4 ............................................................................................................................. 29

Capítulo 5 ............................................................................................................................. 36

Capítulo 6 ............................................................................................................................. 42

Capítulo 7 ............................................................................................................................. 49
Capítulo 8 ............................................................................................................................ 56
Capítulo 9 ............................................................................................................................ 63
3
Capítulo 10 .......................................................................................................................... 68
Capítulo 11 .......................................................................................................................... 76
Capítulo 12 .......................................................................................................................... 85
Capítulo 13 .......................................................................................................................... 92
Capítulo 14 .......................................................................................................................... 97
Capítulo 15 ........................................................................................................................ 103
Capítulo 16 ........................................................................................................................ 109
Capítulo 17 ........................................................................................................................ 115
Capítulo 18 ........................................................................................................................ 121
Capítulo 19 ........................................................................................................................ 128
Capítulo 20 ........................................................................................................................ 135
Capítulo 21 ........................................................................................................................ 142
Capítulo 22 ........................................................................................................................ 148
Capítulo 23 ........................................................................................................................ 155
Capítulo 24 ........................................................................................................................ 160
Capítulo 25 ........................................................................................................................ 169
Capítulo 26 ........................................................................................................................ 175
Capítulo 27 ........................................................................................................................ 182
Capítulo 28 ........................................................................................................................ 189
Capítulo 29 ........................................................................................................................ 195
Capítulo 30 ........................................................................................................................ 201
Capítulo 31 ........................................................................................................................ 209
Capítulo 32 ........................................................................................................................ 218
Siguiente libro.................................................................................................................... 224
Sobre la autora .................................................................................................................. 225
Créditos .............................................................................................................................. 226

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SINOPSIS
Conoce a Arizona Vengeance, el nuevo equipo de hockey más popular. Ellos
están quemando el hielo, hasta que una aventura de una noche con la hija del
entrenador congela a un jugador en sus patines.

Bishop Scott, co-capitán. No está mal, ¿eh? Todo es parte de mi nuevo


comienzo con el último equipo de expansión de la NHL, y eso significa nuevos
compañeros de equipo, un nuevo entrenador, una nueva ciudad y un gran nuevo
contrato. Básicamente, no puedo jodidamente esperar para mostrarle a mi antiguo
equipo lo que se están perdiendo.

Pero primero, decido visitar la ciudad antes de que comience la rutina. Resulta
que las chicas de Arizona son totalmente candentes, y tengo la suerte de encontrar a
una que está buscando lo mismo que yo: una noche de sexo anónimo, inolvidable y sin
ataduras.

Pasando al estadio de Vengeance. Es el último lugar donde espero volver a verla


y mucho menos en su propia oficina. Entonces suenan las campanas y finalmente me
doy cuenta de quién es esta chica: Brooke Perron. La hija de mi nuevo entrenador. De
repente, lo estamos retomando donde lo dejamos, lo que significa que nuestras manos
5
están encima del otro. Ahí es cuando su papá, mi jefe, entra. Y antes de que pueda
decir una palabra, Brooke me presenta como su prometido.

Claro, ella acaba de salvarme el culo. Entones, ¿por qué tengo la sensación de
que Brooke va a poner mi mundo al revés? Tal vez sea porque esta relación falsa se
siente demasiado real…

Arizona Vengeance #1
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CAPÍTULO 1
BISHOP

La veo y eso es todo.

Al menos por esta noche, de todas formas.

—Ya regreso —le murmuro a Dax mientras me alejo de la barra, tomando mi


cerveza conmigo.

Dirigiéndome a través de la multitud llena de chicos en sus veinte y algo para


aprovechar los últimos minutos de la “hora feliz”, mantengo mis ojos en ella. Cómo
podría no hacerlo, cuando esos labios llenos y húmedos se envuelven en la pajilla de su
coctel que parece ser de frutas, disparando imágenes salvajes de esos mismos labios
envueltos alrededor de mi pene.

Antes de que pueda llegar a ella, otro hombre, quien estoy seguro está teniendo
los mismos pensamientos lascivos que yo, se para frente a ella y bloquea mi vista. Un 7
gruñido involuntario sale de mi pecho y aprieto la botella de mi cerveza más fuerte de
lo necesario. Más imágenes inundan mi cerebro y puedo verme quebrando la botella
sobre la cabeza del imbécil. Lo imagino al punto donde solo tiro de ella llevándola a
mi cueva como un hombre de las cavernas.

—No, gracias. —La escucho decir cuando paso detrás de ella.

—¿Vas a rechazar una bebida gratis? —pregunta el hombre con incredulidad.

—Puedo comprar mis propias bebidas —dice ella antes de tomar otro largo
trago de su pajilla. Sus mejillas se hunden ligeramente y mi pene se estremece.

Haciéndome a su otro lado, coloco mi cerveza en la barra y coloco un codo al


lado de ella. Su cuello gira y su mirada conecta con la mía. Jódeme, esos ojos son
increíbles, un color dorado que noté antes, desde el otro lado de la barra. Incluso en la
suave luz mayormente de los anuncios de cerveza neón, sus ojos casi brillan. Lo noté
junto con su gloriosamente largo cabello color chocolate, que fluía por su espalda
descubierta, revelado por su sexy blusa sin mangas. Largas piernas y curvas por todas
partes. Pecho, caderas, culo, todo jodidamente espectacular.

El plan original había sido también comprarle una bebida, pero ese no es el
camino al corazón de esta mujer.
—¿Qué puedo ofrecerte además de una bebida para que me hables? —pregunto
yo.

El hombre al lado de ella resopla, pero al parecer mi pregunta honesta tiene


mérito. Ella inclina su cabeza, estudiándome por un momento antes de responder:

—¿Has leído algún buen libro últimamente?

Bueno, mierda. No soy un gran lector.

Sacudo la cabeza con una sonrisa de disculpa.

—Lo siento. No es lo mío.

—Acabo de terminar la relectura de El Conde de Monte Crisco —dice el otro tipo,


acercándose a ella. Estoy complacido por el humor que brilla en los ojos de ella
cuando gira su cuello hacia el otro tipo y le da su atención.

Veo una abertura y hago mi movimiento. Mirando por encima de su cabeza


hacia él, corrijo su desliz de palabras.

—Es El Conde de Monte Cristo.


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La hermosa mujer a la que estoy atraído y decidido a llevar a casa esta noche se
gira de vuelta hacia mí. Mis ojos caen y sonrío.

—Lo leí en la preparatoria. Tengo buena memoria, por lo que podríamos hablar
de eso si lo deseas.

—Quise decir, Monte Cristo —dice frenéticamente el hombre, pero ella no mira
en su dirección.

En su lugar, me tiende una mano perfectamente cuidada.

—Soy Brooke.

—Bishop —contesto mientras estrecho su mano. Tengo la sensación de que no


estaría encantada si la besara.

Para darle crédito al otro tipo, él sabe que esto es una derrota y se funde entre la
multitud.

Haciendo un gesto al taburete a su lado, pregunto:

—¿Te importa si me uno a ti?


—Adelante —dice con dulzura, girándose ligeramente hacia mí. Ella descruza
las piernas y las vuelve a cruzar, sin siquiera molestarse en bajar un poco la falda
escandalosamente levantada. Es negra con un hilo plateado brillante y la parte superior
plateada que lleva muestra un par de pechos fantásticos. Los noté cuando la vi por
primera vez, pero al estar sentado a su lado, he mantenido mis ojos meticulosamente
fijos en su rostro. Ella sabe que son fenomenales y que ya he mirado.

—¿Estás sola? —pregunto, porque no soy totalmente ajeno a que la mayoría de


las mujeres que visten así vienen en grupos para una noche de diversión.

—De hecho, estaba esperando a una compañera de trabajo esta noche, pero me
mandó un mensaje de texto hace unos minutos que algo se le presentó y no podrá
venir.

Eso funciona para mí.

—Entiendo —digo mientras levanto mi cerveza hacia ella—. Entonces espero


poder mantenerte entretenida en su ausencia. Así que, ¿qué piensas sobre El Conde de
Monte Cristo?

Brooke ríe y levanta su bebida, chocándola con mi botella.


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—De hecho, no soy muy fan de los clásicos. Soy más una chica del tipo de
revistas de moda.

Lo de la moda lo entiendo enseguida. He salido con suficientes mujeres y he


pagado suficientes bolsos y zapatos de diseñador para saber que Brooke está muy
interesada en el comercio minorista de alta calidad. Sin embargo, su negativa a
permitir que un hombre le compre una bebida me dice que también es independiente,
por lo que puede que no le interese que un hombre le compre cosas.

Honestamente, tampoco me gustaba, comprarle cosas a alguien con quien salía


era algo caro. Lo hice, supongo, como una especie de agradecimiento, y era algo que
querían. Lo hice sabiendo exactamente lo que significaba para ellas. Las mujeres con
las que salgo, y con las que la mayoría de atletas profesionales salen, están en el lujoso
estilo de vida que se les puede ofrecer, con esperanzas aún mayores de que podría ser
algo permanente algún día.

Las cosas son como son.

—Entonces, ¿qué hace una chica del tipo de revistas de moda para ganarse la
vida? —pregunto, haciendo conversación que espero provoque suficiente conexión y
luego follarla.

Su sonrisa no es ni tímida ni coqueta, sino tan directa como su mirada.


—Planifico eventos. ¿Qué hay de ti?

—Suena emocionante —digo, sin tener una maldita idea de lo que eso significa.

Ella se encoge de hombros.

—Eso aún está por verse. Me acabo de mudar aquí.

Gracioso. Yo también.

Ahora sería un buen momento para sorprender y deslumbrar a esta mujer con el
hecho de que soy un jugador de hockey profesional y me acabo de mudar aquí para
unirme al equipo recientemente franquiciado, Arizona Vengeance. Y ya sabes, si la
pone en mi cama más rápido, maldición, que así sea.

Echo un vistazo rápido al bar donde dejé a Dax, mi compañero de equipo que
se unió a mí aquí en Phoenix directamente desde nuestras posiciones con los Vipers de
Nueva York. El Vengeance es el primer equipo que se ha agregado a la liga en
dieciocho años y no estoy muy emocionado de estar aquí. Este año, los Vipers están
listos para darle a Carolina Cold Fury una carrera sólida por su dinero para el
campeonato, y ahora, de repente, ser trasladado al oeste a un equipo en expansión no
me ha hecho feliz. Es por eso que una noche de follar a una hermosa criatura sería una 10
excelente manera de terminar mis vacaciones de verano antes de que comience en el
campo de entrenamiento mañana.

Dax está hablando con una mujer, inclinándose íntimamente cerca, y supongo
que tendrá suerte esta noche. Mis ojos vuelven a Brooke, y decido aprovechar mi
estado de estrella para hacer avanzar las cosas. Si mi instinto está en lo cierto acerca de
esta sexy dama, será una noche larga.

Antes de que pueda decirle que soy un lateral derecho sexy como la mierda, ella
se inclina hacia mí y coloca una mano en mi muslo.

—¿Bishop?

Trago saliva, congelado por el tono suavemente sugestivo en su voz y porque


sus ojos parecen brillar mientras me mira.

—¿Sí?

—Voy a ser honesta —murmura desde lo más profundo de su garganta—. Salí


esta noche buscando diversión. Siento nostalgia y no conozco a nadie por aquí que no
sea una compañera de trabajo que conocí hoy y me dejó plantada. He tenido tres de
estos daiquiris y me siento juguetona. ¿Tienes algún interés en salir de aquí?
Jesús jodido Cristo. Acabo de anotar el premio mayor de todos los premios.
Esta noche, la mujer más caliente y absolutamente hermosa de este lugar, y ni siquiera
hice un esfuerzo más que recordar El Conde de Montecristo. Mis ojos se dirigen a su
bebida.

—¿Tres de esos?

—No estoy borracha —dice mientras comienza a alejar su mano.

Mi mano sujeta la de ella, apretándola contra mi muslo. Mis músculos saltan


bajo su toque.

—No dije que lo estuvieras, y me imagino que lo sabré pronto cuando te


levantes de ese taburete y comiences a caminar. Solo quiero asegurarme de que no
despertarás con arrepentimientos.

Ella parece estar bien. Su discurso es claro y nuestra conversación fue rápida y
natural. Algunas mujeres estarían algo mareadas con tres tragos. Otras no se verían
afectadas.

—Nunca me arrepiento —dice mientras levanta la barbilla.

La miro un momento, evaluando la verdad en sus palabras y la forma en que


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sostiene mi mirada sin parpadear. No hay nada que quiera más en este momento que ir
a casa con esta mujer y hacer que se venga una y otra vez.

Pero más que eso, por alguna razón, simplemente no quiero que se arrepienta.

Finalmente, le doy un breve apretón en la mano mientras me levanto de mi


taburete. La ayudo a levantarse del suyo.

—Salgamos de aquí. Solo necesito que mi amigo sepa que me voy y luego soy
todo tuyo por el resto de la noche.

—Perfecto —dice ella, dándome una sonrisa cegadora en respuesta. Cristo, esos
dientes son tan perfectos como el resto de ella. No puedo esperar a sentirlos raspando
en mi pene, porque estoy seguro como el infierno que planeo usar mis dientes en ella.

***

Mordiendo mi labio inferior, esperando que el dolor me detenga de correrme,


agarro las caderas de Brooke e intento disminuir la rapidez de sus movimientos
mientras me monta.

Tengo que admitirlo, estaba genuinamente confundido del tipo de amante que
sería Brooke. Ella se me propuso en el bar y ni siquiera parpadeó cuando sugerí su
lugar en vez del mío, ya que Dax es mi compañero de cuarto y reclamó nuestro
apartamento cuando le dije que me iba.

Pero en el auto, ella tímidamente dijo que no tenía condones y teníamos que
hacer una parada. No me disgustó cuando le dije que estaba cubierto, porque ¿qué tipo
de soltero que se respeta no sale preparado?

Resulta que su audacia en buscar una aventura de una noche no se tradujo


estrictamente en el dormitorio. Fue tímida al principio cuando empezamos a besarnos,
pero cuando estuvimos desnudos, se estaba rozando contra mis dedos cuando se vino
por primera vez. Brooke me dio un fuerte tirón de cabello mientras soltaba un sollozo
crudo y exigía:

—Quiero eso de nuevo.

Así que ataqué su clítoris, esta vez con mi boca, mientras mis dedos trabajaban
en su coño resbaladizo. Ella tenía un sabor increíble y los sonidos que sacaba de ella
eran aún mejores.

Antes de que pudiera hacerla venirse por segunda vez, me alejó y me exigió que
me pusiera sobre mi espalda. En unos instantes tuvo mi pene cubierto con un condón y
me montaba fuerte. 12
Y por lo que sé, se sentirá espectacular cuando haga volar mi carga, no quiero
correrme, o correrme intencionalmente, por sus esfuerzos.

No esta vez, de todos modos.

Quiero ser el que la haga venirse una segunda vez, y la forma en que se mece en
mi pene con sus dedos furiosamente frotándose entre sus piernas, es caliente como la
mierda, y toma mi poder y control.

Los músculos en mis brazos, mi pecho y espalda se contraen duro mientras la


levanto de mí. Ignoro su grito de sorpresa, seguido de un gemido porque le quité el
orgasmo y la tiré sobre su estómago. Mi mano cae entre sus piernas y le meto dos
dedos.

Cristo, ella está tan jodidamente mojada y sensible.

Moviéndome en mi lugar y cubriéndola desde atrás, la pongo sobre sus manos y


rodillas antes de empujar dentro de ella. Brooke grita ante la invasión, mi pene se
hunde profundo como la mierda. Arquea su espalda, sacudiendo la cabeza y ese suave
cabello, el cual he estado ansioso por envolver en mi puño, flota a través de su espalda.
Se mueve un poco y el cabello cae por un hombro. Brooke jadea y me inclino
ligeramente hacia la izquierda, ni un segundo abandono el golpeteo en ella.

—Uh-uh-uh. —Suavemente la castigo antes de darle una fuerte nalgada en su


culo—. Aleja tus dedos de ese dulce clítoris.

Gime y deja caer su mano para que se aplaste contra su colchón. Su sumisión
inmediata a mi demanda hace que mis bolas se aprieten y me pregunto qué otra cosa
puedo hacer. Poniendo mis manos en sus caderas, comienzo a montarla. Ella saca un
brazo, la palma ahora extendida en la cabecera mientras se prepara.

—Estoy tan cerca —jadea.

—Dámelo, Brooke —murmuro mientras me inclino sobre ella, tomando la


mano en la cabecera. La agarro fuerte y la uso para hacer palanca y me lanzo dentro
de ella. Sudor gotea por mi sien, y cae en su perfecto culo todavía rojo con la huella de
mi mano.

—Oh, Dios —gime—. Oh, Dios.

Enloquecido con la necesidad de correrme, mis bolas sintiéndose como si


estuvieran hirviendo, nuevamente muerdo mi labio para contenerme. Primero tengo 13
que hacer que ella se venga primero.

—Vamos, nena —insto, resistiendo al llamado de su clítoris. Puedo darle un


ligero pellizco para hacerla caer, pero nunca he tomado el camino fácil.

—Bishop —gime mientras golpeo dentro de ella tan rápido que mis bolas
comienzan a doler por el movimiento—. Bishop.

Uso mis dedos para abrir las nalgas de Brooke. Miro mi pene entrando y
saliendo de ella y decido darle algo más para que grite.

Mi dedo todavía está húmedo por sus jugos, así que presiono mi dedo índice en
el dulce aro de su culo. Brooke inhala y deja salir un grito agudo mientras empujo más
profundo mi dedo.

Ella jodidamente explota, ambos, tanto su coño como su culo se estremecen y


contraen a mi alrededor.

Mis bolas se liberan. Me corro tan fuerte que mis ojos se ponen en blanco. Saco
mi pene, lo empujo dentro con fuerza junto con mi dedo.

—J-o-o-o-d-e-r.
Malditamente dulces olas de placer recorren mi cuerpo, tan poderosas que me
siento mareado.

Tengo un maldito orgasmo de cuerpo completo que me destroza.

Brooke sigue gimiendo, girando sus caderas mientras su orgasmo parece seguir,
seguir y seguir.

—Jesús —gimo tanto repleto como atónito por la sorpresa por la mierda que
sucedió. Su cuerpo comienza a ceder bajo el mío y dejo que mi peso descienda sobre
ella lentamente. Dejo mi pene metido en su lugar, pero suavemente deslizo mi dedo
fuera de ella, haciéndonos rodar a ambos a un lado. Mis brazos se envuelven alrededor
de su estómago y nos acostamos en silencio mientras comenzamos a regresar a la
tierra.

Eso fue jodidamente increíble.

La noche aún no ha terminado, pero se convertirá en la mejor aventura de una


noche que he tenido en mi vida y dudo seriamente que pueda superarla.

14
CAPÍTULO 2
BISHOP

E
l draft1 es todo un espectáculo en la liga. Para asegurar que el nuevo
chico de la cuadra, y ese sería Arizona Vengeance, estuviera en un
plano de igualdad, al equipo se le permitió elegir un jugador de cada
equipo de la liga. A la inversa, a cada equipo de la liga se le permitió dar protección a
siete delanteros, tres defensas y un portero.

Yo fui uno de los jugadores que Vipers de Nueva York decidió no proteger. No
es que no fuera lo suficientemente bueno. Todo lo contrario, ya que era un lateral
derecho de primera línea. Me dejaron sin protección porque tenía uno de los salarios
más altos. Los Vipers, al aligerar la carga al equipo por mi salario, podrían tener un
talento novato en el draft regular. La nueva cosecha de jugadores entrantes era
excepcional.

Había estado con los Vipers durante cinco años de mis diez en la liga. Era un 15
miembro valioso de la organización, al menos para los fans. Para la dirección, no
tanto, ya que voluntariamente me dejaron ir sabiendo que sería un gran candidato.
Nueva York se había convertido en mi hogar y cinco años es mucho tiempo para
desarrollar conexiones profundas con algunos de los compañeros de equipo. Lo único
bueno fue que Dax también fue elegido por Vengeance, aunque eso fue resultado de
una agencia libre.

Aunque Arizona Vengeance puede ser un equipo nuevo sin cohesión, al menos
podemos afirmar que tenemos el mejor estadio de la liga. El nuevo recinto costó la
pequeña cantidad de $375 millones de dólares, con otro complejo comercial de $100
millones construido alrededor llamado Vengeance Town. Es completamente
vanguardista, todo nuevo y brillante.

Aunque hoy es el primer día del campo de entrenamiento, ayer estuve aquí para
el gran recorrido dentro del complejo y para la toma de fotografías de nuestro equipo.
Muchos estadios tienen los vestuarios y las instalaciones de entrenamiento en el piso
inferior. En contraste, los propietarios de este, un grupo de inversión en
entretenimiento, construyeron dos pisos adicionales en la parte superior de los lados
este y oeste del edificio, todo revestido de vidrio y acero. Como tal, nuestra sala de
ejercicio y sala de estar del lado este ofrecen vistas fenomenales al horizonte de

1
Draft: es un proceso utilizado para poder asignar determinados jugadores a equipos deportivos.
Phoenix, y los vestuarios en el lado oeste son amplios y luminosos. Me han asegurado
que el cristal es reflejado para que la gente no pueda ver con binoculares o cámaras.

Llego temprano para nuestra primera reunión del equipo en el campo de


entrenamiento, así que me tomo mi tiempo para pasearme por los pasillos y mirar los
recuerdos de hockey en las paredes o en vitrinas en el camino. Veo algunos de los
nuevos chicos, algunos que conozco y otros que no. Levantamiento de barbillas y
saludos con puños son el tipo de saludo común por ahora. Supongo que desarrollaré
vínculos con muchos de estos tipos y con algunos no lo haré. Hay imbéciles en cada
equipo.

Al pasar por algunas oficinas, tomo nota de las placas de identificación en las
puertas. Algunos de los empleados de Vengeance los ocupan y algunos son el hogar
para los empleados del estadio. Siempre hay un mediador entre los jugadores y la
recepción, pero con el tiempo también conoceré a muchos de ellos.

Camino pasando un conjunto de oficinas, la mayoría con las puertas cerradas,


miro dentro de las que tienen las puertas abiertas audazmente. En su mayoría soy
ignorado, pero otros levantan la mirada y me dan una sonrisa amigable.

Llego a una oficina donde obtengo un vistazo de unas hermosas piernas


desnudas alzadas en un aparador contra la pared. La dueña de dichas piernas está en
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una gran silla de cuero negra. No puede verme, así que miro sin vergüenza. Justo
cuando casi paso el umbral abierto, las piernas bajan y la silla se gira para enfrentarme.

Todo mi cuerpo se pone tenso cuando veo a Brooke devolviéndome la mirada


al otro lado del escritorio. Sus ojos están abiertos de par en par y parpadeando
furiosamente con sorpresa.

Destellos de Brooke montando mi pene anoche y de mí enterrando mi dedo en


su culo me asaltan así que muy rápidamente mi pene comienza a endurecerse en mis
pantalones. Quiero bajar mi mano y frotarme rápidamente una vez porque estoy
ridículamente excitado.

Como un jodido adolescente.

Pensé que después de la masturbación que me hice en la ducha no hace siquiera


una hora mantendría mi pene ligeramente apacible, pero cuando has tenido la mejor
aventura de una noche de toda tu vida hace menos de doce horas, aparentemente no.

No hay pensamientos.

Solo reacción.
Entro en su oficina y cierro la pesada puerta de madera detrás de mí, notando
que no hay placa como en las demás. Recuerdo vagamente que Brooke dijo anoche
algo acerca de haberse mudado recientemente aquí y que trabajaba como planificadora
de eventos.

La sonrisa que se forma en mi rostro es, en el peor de los casos, lujuriosa, en el


mejor de los casos, sexy. Demonios, quiero hacerlo aquí en este escritorio.

Inclinada sobre el escritorio, más precisamente.

—Me alegra encontrarte aquí —digo, mi sonrisa se vuelve más perversa cuando
rodeo su escritorio y me detengo junto a la silla. Ella arrastra los pies, los que tienen
unos zapatos asesinos, mientras se gira hacia mí. Su cabeza se inclina hacia atrás y su
boca está ligeramente abierta como si supiera que necesita decir algo, pero no puede.

Sus ojos sostienen los míos por un momento antes de que se deslicen por mi
cuerpo para descansar justo en mi entrepierna, que casi está al nivel de su cara. No se
puede ocultar el contorno de mi pene, que se está volviendo más dura solo de pensar
en ella dándome una mamada.

Después de que la extienda sobre su escritorio y levante su ajustada falda…


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—¿Qué estás haciendo aquí? —pregunta ella, su voz es un simple susurro.

Sus ojos están de vuelta en los míos ahora y sus mejillas están ligeramente
rosadas. Se lame el labio inferior y no puedo detener el gemido que suelto.

Es como si ella fuera un regalo del cielo. Mi mano se extiende y se enrosca


alrededor de su cuello, levantándola de la silla. Es completamente obediente y sus ojos
se ponen un poco vidriosos cuando bajo mi rostro al de ella.

—Esto es el maldito destino —murmuro justo antes de besarla.

Ella responde instantáneamente, con ambas manos agarrando mi camisa, sus


uñas arañando ligeramente el material. Mi pene se endurece por completo y envuelvo
un brazo alrededor de su espalda para halarla hacia mí.

Brooke gime en mi boca y cómo alguna vez pensé que esto sería una aventura
de una noche se escapa de mi comprensión. Pero cuando nos separamos y salí de su
casa a primera hora de la mañana, no le pedí su número de teléfono y ella no pidió el
mío. Tal vez ninguno de los dos lo hizo porque estábamos destinados a encontrarnos
de nuevo.

—¿Trabajas aquí? —pregunto.


—Soy la asistente del director de servicios del equipo —contesta.

Interesante, pero no realmente. La beso de nuevo y su lengua se desliza


dulcemente en mi boca.

Me alejo ligeramente y murmuro contra su boca:

—Por favor, dime que tu puerta tiene seguro, porque si lo tiene, te voy a follar
realmente duro y rápido inclinada sobre tu escritorio.

Brooke gime pero sacude su cabeza, alejándose de mí. Su rostro está sonrojado
y sus ojos están llenos de preocupación.

—En serio… ¿qué estás haciendo aquí, Bishop?

—Trabajo aquí —digo con una risa—. Algo así. Estoy con Vengeance.

—¿Con Vengeance? —jadea—. ¿Qué quieres decir?

—Quiero decir que soy uno de los jugadores. —Sonrío cuando me doy cuenta
que es la primer mujer con la que he estado en mi vida adulta y no sabe que era un
jugador profesional de hockey antes de volvernos carnales.
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La cara de Brooke palidece y gime, pero esta vez no suena para nada sexy. Su
frente cae a mi pecho y sus dedos se flexionan en mi camisa por un momento antes que
se relajen.

—¿Qué está mal? —pregunto mientras llevo mis manos a sus caderas para darle
un ligero apretón tranquilizador, aunque no tengo idea de qué estoy tranquilizando.

Sacude su cabeza, negándose a mirarme.

—No tenía idea.

—¿Por qué la tendrías? —pregunto gentilmente—. A menos que te gustara,


realmente, pero realmente el hockey, supongo.

Su cabeza se levanta y de verdad no me gusta la expresión en su rostro. Sus


manos se aplanan en mi pecho y trata de alejarme.

—Tienes que irte. Ahora mismo. Esto fue un gran error.

—Guau, ¿qué mierda? —gruño, completamente reacio a aceptar que anoche fue
un error cuando fue más que increíble, y acabo de encontrarla de nuevo y darme
cuenta del verdadero error que fue salir de su casa sin su número telefónico.

O su apellido, para el caso.


Mi mano se desliza a su espalda baja y la atraigo hacia mí para que pueda sentir
mi pene. La presión en mi pecho se relaja un poco, pero siento que está confundida.

Antes que pueda decidir lo que realmente quiere, la puerta de la oficina se abre.
Nuestras cabezas se mueven a esa dirección y Brooke da un pequeño jadeo de
angustia.

Mi mandíbula se tensa por la intrusión, pero mis ojos se abren con asombro
cuando veo a Claude Perron de pie ahí.

El nuevo entrenador principal de Vengeance.

—Papi —dice Brooke con un sonido parecido al pánico en su voz mientras


lucha para salir de mi abrazo.

Miro boquiabierto al tiempo que mi cabeza se mueve rápidamente hacia


Brooke, pero ni siquiera tengo tiempo de enfocarme en ella. Está moviéndose de vuelta
hacia su padre, que ha entrado a la oficina, cerrando la puerta de golpe detrás de él y
demandando hacia mí:

—¿Qué mierda estás haciendo con tus manos encima de mi hija?

No hay oportunidad de responder.


19
Para defender el honor de Brooke.

Para decir una mentira verdaderamente plausible.

O quizás para defenderme a mí mismo si Claude Perron decide usar sus


musculosos puños en mí.

—Es mi prometido —suelta Brooke y estoy tan atónito que ni siquiera puedo
moverme. Ya no hay movimiento repentino en mi cuello. Ni siquiera puedo apartar
mis ojos de su padre y su mirada de disgustada sorpresa por la noticia. Intento no
encogerme cuando Brooke camina hacia mí, acercándose a mi cuerpo. Envuelve un
brazo alrededor de mi espalda y da un pequeño encogimiento de hombros como si
dijera ups—. Sorpresa.

—¿Prometido? —gruñe amenazadoramente el entrenador Perron a su hija y ella


se pone rígida, como si le tuviera miedo.

Eso no me sienta bien, pero estoy tan asustado de siquiera deslizar un brazo
alrededor de Brooke con algún tipo de galantería.

—Papi —dice solícitamente Brooke cuando me suelta y extiende sus manos


frente a ella para suplicar por su paciencia—. Sé que esto es una sorpresa y queríamos
decirte, pero, bueno… con todo lo que está sucediendo, no parecía el momento
adecuado.

Finalmente recupero algo de las sensaciones en mi cuerpo y logro mirarla


fijamente. Estira su cuello para mirarme, y veo todo tipo de súplicas y ruegos dentro de
esos ojos color whiskey.

—Eso no tiene sentido. —El entrenador Perron solo tiene ojos para su hija y
ciertamente están profundamente preocupados. Su voz ya no está mezclada con furia,
pero suena extrañamente confundida—. ¿Cómo pude no saber esto?

—Estábamos tratando de ser sensibles —ofrece Brooke.

Sensibles a qué, no tengo idea.

—¿Cuándo? —continúa sin más signos de agresión en su comportamiento y


quizás imaginé antes que Brooke estaba asustada de él—. ¿Cómo? Quiero decir…
¿cómo se conocen?

—Es una larga historia —dice Brooke apaciguadoramente.

No estoy seguro que fuera la cosa apropiada de decir, pero definitivamente


pareció sacudir a su padre de alguna manera. Mira a su reloj y su cara se enrojece con
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lo que parece una vez más un buen enojo. Sus ojos se posan en mí y me sujetan en mi
lugar.

—Tenemos que ir a la reunión del equipo.

No respondo. Sin estar seguro que siquiera mi voz pueda funcionar si lo


intentara.

Claude se gira hacia su hija y dice:

—Los espero a ambos en mi casa a las seis de la tarde para cenar esta noche. Y
será mejor que puedan ser capaces de explicar esta mierda.

Me encojo internamente y Brooke empieza a retorcer sus manos. Claude


simplemente gira sobre sus talones y sale de su oficina, dejando la puerta ampliamente
abierta.

—Lo siento tanto —susurra Brooke, arrastrando las a en la sílaba tan.

Mi cabeza se gira lentamente para mirarla y puedo sentir mi cuello


calentándose con furia justificable.

—¿Ese es tu padre? ¿Y por qué demonios le dijiste que estamos comprometidos?


—Lo siento —dice de nuevo, esta vez de manera urgente. Su mano va a mi
antebrazo—. Es mucho para explicar, pero mi padre es realmente protector y somos
muy unidos. Soy todo lo que tiene después que mamá muriera el año pasado, y
bueno… me mudé aquí con él porque no ha estado tomando su muerte muy bien.

—Pero, ¿por qué mentirle? —suelto—. Quiero decir… sí, fue embarazoso que
nos encontrara de esa manera, pero somos adultos, Brooke. Fue una estupidez decirle
que estamos comprometidos.

Brooke baja su barbilla hacia adentro y me mira en incredulidad.

—¿No viste la mirada en su rostro cuando entró aquí? Estaba furioso.

Solo la miro fijamente.

—¿Y jodidamente qué?

—Contigo —dice empujando un dedo en mi pecho—. Estaba ayudándote.

—¿Ayudándome? —resoplo.

—¿Realmente quieres empezar la temporada con un nuevo entrenador


odiándote a muerte? —pregunta—. Y nunca has jugado para mi padre, pero estoy 21
segura que has escuchado todo sobre su estilo. Es duro. Añádale a eso lo que estaba
tratando de decirte sobre la muerte de mamá, y que no ha estado bien, y es una receta
para un desastre. Iba a hacerte sufrir. Podría incluso impactar en tu posición en el
equipo.

—¿Y qué? —pregunto sarcásticamente, lanzando mis manos hacia un lado y


alejando su mano de mí—. ¿Se supone que debemos malditamente casarnos o algo
parecido?

En beneficio de Brooke, se ve tan horrorizada como yo me siento.

—Dios, no.

—Entonces, ¿qué? —gruño, completamente frustrado de que mi primer día en


mi nuevo trabajo se haya convertido en tal desastre.

Suelta un suspiro y sus hombros caen.

—Solo finjamos por un corto tiempo. En unas cuantas semanas, podemos


decirle que la relación murió. Asumiré toda la culpa, por supuesto. Inventaré algo que
te deje en buena posición con mi padre.
Froto ambas manos a través de mi cabello, entrelazando mis dedos en la parte
posterior de mi cabeza.

—No me puedo creer esta mierda —murmuro mientras miro el techo para no
tener que ver a los hermosos y suplicantes ojos de Brooke rogándome que siga con el
engaño.

—Por favor —murmura Brooke—. ¿Vendrás a cenar esta noche? ¿Me ayudarás
a calmarlo y luego empezaremos a trabajar de inmediato para arreglar esto?

Mis ojos caen y la miro furiosamente por un momento. Finalmente, le doy todo
lo que puedo por ahora.

—No estoy seguro. Déjame pensarlo.

Después, salgo de su oficina y me dirijo a la reunión del equipo.

22
CAPÍTULO 3
BISHOP

C
uando llego a la sala de juntas del equipo, casi está medio lleno. Estuve
impresionado con el auditorio ayer, durante el recorrido, los asientos
estilo estadio siendo mucho más acolchonados de que había visto
alguna vez. Grandes sillas de cuero con escritorios retractiles en los brazos izquierdos,
se aseguraban de que nuestra reunión fuera dada con estilo y comodidad. Aunque
nuestra alineación consiste en veinticuatro, con catorce delanteros, siete defensores y
tres porteros, la habitación puede contener fácilmente el doble de ese número.

Noto a Dax en la tercera hilera en el lado opuesto y voy hacia él.

—¿Qué sucede? —dice él, ofreciéndome su puño.

Lo golpeo distraídamente mientras me siento a su derecha.

—No mucho. 23
Además de que, aparentemente, ahora estoy comprometido con la hija del entrenador.

Haciendo una mueca, me desplomo en mi silla y observo a los jugadores entrar.


Dax levanta su mano cuando ve a Legend Bay entrar. Él jugó con nosotros por una
temporada, en los Vipers, antes de ser quitado de nuestras manos por los Espartanos de
Florida cuando se volvió independiente. Es muy parecido a mí en eso de que los
Espartanos odiarían perderlo pero querían liberar algo de dinero para el draft, así que
no consiguió protección tampoco.

Se desploma a mi derecha y estrechamos nuestras manos, y luego se inclina


ligeramente sobre mí para hacer lo mismo con Dax, mientras dice:

—¿Cómo estás, Monahan?

—Caliente cuando tu hermana entra en la habitación —responde Dax


débilmente.

Legend se ríe, pero yo no reacciono. Hablar sobre estar caliente me hace pensar
en Brooke, y bueno… estoy furioso con ella. No quiero que mi pene sea afectado por
ella, para nada.
Dax y Legend hablan entre sí, y las conversaciones llenan el aire mientras los
jugadores reconectan y nuevas presentaciones son hechas. Cada vez que alguien nuevo
entra a la habitación, mi estómago se aprieta hasta que veo que no es nuestro
entrenador y mi recientemente inventado futuro suegro.

—Mierda —murmuro frustrado.

—¿Qué sucede? —pregunta Dax en voz baja, inclinándose hacia mí.

Sacudo mi cabeza.

—Luego —es todo lo que digo, porque, aunque que ciertamente quiero decirle a
Dax sobre la locura de mi mañana, ahora no es el momento.

Erik Dalhbeck se une a nuestro pequeño grupo. Nunca jugamos con el sujeto,
pero conectamos durante los años, cuando visitamos a su equipo en Los Ángeles. Es
un defensor ofensivo extraordinario, quien es tan talentoso guiando el disco por el
hielo como lo es golpeando a alguien contra la pista. Siendo jugador independiente,
llego aquí a Phoenix, con nosotros. Nos gusta pasar el rato con él en LA, porque el
sujeto es un conquistador fiestero del infierno, quien conoce todos los mejores sitios
para ir y tener muchas, muchas amigas actrices calientes, disponibles para follar.
24
La conversación en la habitación muere casi de inmediato, y Dax, Legend, Erik
y yo volteamos nuestras cabezas hacia la puerta. Pienso que es el entrenador, pero veo
que alguien incluso más referente ha entrado.

Tacker Hall, notablemente el jugador más talentoso en la liga, así también


como el más predispuesto a la tragedia. Esta es su primera temporada completa desde
que se tomó varios meses libres el año anterior, luego de perder a su prometida en un
accidente de avión. La tragedia no solo es perder al amor de su vida dos semanas antes
de que se casaran, sino el hecho de que él piloteaba la pequeña nave. Por lo que
recuerdo de los detalles, él fue liberado de cualquier delito, pero el rumor es que lleva
toneladas de culpa sobre sus hombros y eso, bueno, lo cambió. Apenas conozco al
sujeto, habiendo hablado con él en algunos programas de premios y cosas así. Todo
fue antes del accidente, y él era un sujeto amable, aunque un poco introvertido. Ahora,
he oído también que es un idiota, pero ya juzgaré yo eso.

Tacker camina al frente ahora, sus ojos pegados a sus pies y toma la última silla
en el lado más alejado de la habitación. Saca su teléfono de su bolsillo, encorva sus
hombros al frente y prácticamente pone un cartel alrededor de sí mismo, que dice:
DÉJENME SOLO, MALDITA SEA.
El ruido comienza de nuevo mientras las personas entablan conversaciones de
nuevo, pero de inmediato se acalla cuando el equipo de instrucción, equipo y
entrenamiento entran a la habitación. Liderando el grupo está el entrenador Perron.

El hombre es enorme y solía jugar en la liga hace algunas décadas atrás. Era un
gorila y aunque el sujeto tiene que estar a mediados de sus cincuenta, parece estar en
una excelente forma física. Me agrada no haber discutido con él más temprano, porque
eso habría sido totalmente incómodo.

Nuestro nuevo director general, Christian Rutherford, pasea hasta el podio y


hace algunos comentarios cortos de apertura. Mientras nuestro nuevo equipo y
personal de entrenamiento es bastante decente, dado que somos un equipo en
expansión, creo que esta organización realmente se sacó la lotería con nuestro nuevo
director general. Es joven, listo y es creativo. Me recuerda mucho a la directora general
de Cold Fury, quien rápidamente los llevó a campeonatos consecutivos con su
controversial, pero aun así claramente efectiva, estrategia de construcción de equipo,
basada en algoritmos estadísticos.

Christian presenta a Claude Perron, quien tuvo una racha decente como
asistente de entrenador y, finalmente, entrenador principal para los Fantasmas de
Nueva York. No se me pasó ese hecho cuando Brooke valientemente proclamó que 25
estábamos comprometidos, no era una gran exageración, dado que ambos vivimos en
la ciudad de Nueva York y posiblemente podíamos concurrir a los mismos círculos,
debido a nuestras conexiones de hockey.

Le daré eso a Perron, su reputación de que es un estricto absoluto y alguien con


quien puede ser muy difícil llevarse, pero sus palabras también son inspiradoras. Su
discurso se enfoca en nuestro potencial para hacer las cosas mejor de lo que nadie
jamás ha imaginado. Nos da crédito, porque cree que tiene a los jugadores más
talentosos en la liga sentados justo aquí, en esta habitación. Su mirada barre la
habitación mientras habla, haciendo contacto visual con muchos de los jugadores, pero
pasa directo sobre mí sin hacer ningún reconocimiento.

Yo, por otro lado, escucho atentamente lo que dice. Brooke parece pensar que
si no empiezo con el pie derecho con él, mi carrera podría estar en riesgo. No sé si
realmente es cierto o no, pero voy a estudiar a este hombre así puedo decidir cómo
carajos manejar esta mierda.

—Con seguridad, el entrenador sabe cómo engatusarnos, ¿no es verdad? —dice


Legend desde mi derecha.

No quito mis ojos de Perron, pero asiento y murmuro mi respuesta a Legend:


—Claro que sí.

Al minuto en que mi boca se abre y las palabras salen, es como si tuviera una
señal de neón sobre mí. La mirada de Perron vuela hacia mí y sus ojos se endurecen
cuando quedan fijos en mí.

—¿Algo importante que quiera añadir, Sr. Scott?

Mi rostro se sonroja al tener el foco de atención sobre mí, junto con el


conocimiento de que es claro que él estaba esperando para saltar. No puedo evitar
comportarme un poco como idiota al respecto.

—No, señor. Pero, por favor… no seamos formales. Puede llamarme Bishop.

Dax hace un sonido de asfixia a mi lado, pero no me atrevo a quitar mis ojos de
Perron.

El entrenador me mira fijamente solo por algunos segundos, pero parecen como
años.

—Discutamos la formalidad —dice él bruscamente, antes de permitir que sus


ojos se muevan lejos de mí para ver la habitación—. No soy su padre o su mejor
amigo. No soy su confidente. No me importa si sus sentimientos están heridos. Y
26
mantendremos una relación formal. Yo soy en entrenador o Sr. Perron para ustedes.
Mi palabra es ley. Si no les gusta, la banca no es el sitio más cómodo en el que
quedarse, pero les sentará muy bien hasta que aprendan a respetar mi posición. ¿Está
claro?

Esta última pregunta la hace con su mirada regresando a mí. Como si el


discurso que acaba de darle al equipo realmente fue diseñado para ponerme en mi
sitio. Apenas le sonrío y doy una graciosa inclinación de mi cabeza.

Después de eso, el entrenador me deja en paz. Trato de enfocarme de regreso a


sus palabras, pero no hay caso. Estoy malditamente molesto ahora y estoy pensando
que lo mejor que puedo hacer es distanciarme de esta mierda.

Cuando se acaba, nos dirigimos a los vestidores para cambiarnos y tener una
práctica corta. Todos comienzan a dejar el auditorio. Legend y Erik dicen que nos
verán afuera, en el hielo.

Me quedo atrás a propósito, para tener una pequeña conversación con Dax,
porque no puedo mantener oculta esta mierda y estoy comenzando a enloquecer.

Cuando la mayoría ya se ha ido, Dax me mira con clara preocupación.


—¿Por qué el entrenador Perron fue duro contigo?

—No vas a creer la locura en la que me enredé —le digo con un suspiro,
mientras froto mi rostro con mis manos. En el primer día del campo de entrenamiento,
usualmente estoy entusiasmado por la pura emoción de una nueva temporada
comenzando. Ahora mismo, solo quiero ir a un bar y conseguir emborracharme.

Dax solo espera pacientemente a que le explique.

Con un suspiro, dejo caer mis manos de mi rostro y volteo para verlo de frente.

—¿Recuerdas a esa mujer con quien fui a casa anoche?

Dax asiente.

—Bueno… ella era la hija del entrenador Perron.

—¡No jodas!

—Y estuve en su oficina antes de la reunión…

—¿Oficina? ¿Qué hace ella aquí?

Esta información no es pertinente a mi dilema, pero me tomo el tiempo para 27


decirle.

—Directora asistente de servicios del equipo.

Dax frunce el ceño.

—Ese es un trabajo falso.

—Claro que sí —concuerdo. Usualmente hay una persona involucrada en


servicios del equipo. Es la persona que coordina todos nuestros viajes y comidas
cuando estamos en una gira. Es una canonjía2. Ya tenemos un director, y
definitivamente, un asistente no es necesario, lo que me dice que la organización hizo
acomodaciones para que el entrenador trajera a su hija de Nueva York a Phoenix con
él.

Ahora, eso es malditamente raro.

—En cualquier caso —continúo con la parte importante de la historia—. Su


papá nos encontró mientras estábamos en un abrazo bastante íntimo.

—¿Y? —dice arrastrando la palabra, con las cejas levantadas.

2
Canonjía: Empleo que requiere poco trabajo o esfuerzo y del que se obtiene bastante provecho.
—Y él estaba molesto y ella le dijo que estábamos comprometidos —suelto sin
poca cantidad de amargura en mi voz.

—¿Qué ella hizo qué? —me grita Dax, entonces su mirada sorprendida se
derrite con humor y comienza a reírse histéricamente. En este punto, tiene lágrimas en
sus ojos y está golpeando su puño contra el brazo de su silla.

—Vete a la mierda —le gruño mientras me levanto de la silla—. Cuando


termines, te contaré el resto de la historia y puedes ayudarme a descubrir qué hacer.

Dax ni siquiera puede responder. Solo se ríe más fuerte de mí, mientras salgo de
la habitación pisando fuerte, apretando tanto mis dientes que temo que se puedan
romper.

28
CAPÍTULO 4
BROOKE

R
ecostándome contra mi auto, me abrazo y mordisqueo mi pulgar,
arruinando la gran manicura que me hice el otro día. Solo he estado en
Phoenix durante un mes, pero he tratado de asimilarlo haciendo cosas
que normalmente habría hecho en Nueva York.

Las manicuras eran una de las pocas formas en que me consentía.

Los bolsos de lujo eran otra, pero eran pocos y equidistantes, y solo podía
pagarlos después de ahorrar durante meses.

Mi mirada baja a mis zapatos Stuart Weitzman y luego de vuelta a mi vestido


Moschino. Los que no pagué. Eran los beneficios del trabajo que dejé en Nueva York
en una revista especializada en alta costura. Era la asistente ejecutiva de la editora,
quien fue la mejor jefa que una mujer podría desear, y no solo porque obtuve ropa de 29
diseñador gratis después de varios reportajes de revistas. Elizabeth Standish era
realmente un gran ser humano y vio un potencial en mí en el mundo de la moda.
Había muchas cosas acerca de dejar Nueva York que me enferman del corazón y me
hacen llorar algunas noches, pero dejar a mi antigua jefa es lo que más me duele.

Por otra parte, fue una obviedad para mí venir a Phoenix con mi padre.
Simplemente me necesitaba y es lo más importante en mi vida. Mucho más importante
que mi increíble trabajo e increíble jefa.

Un auto gira en la calle de mi padre y mi pulso se acelera. Será la tercera vez


desde que llegué hace quince minutos, y cada vez que sucede, mis nervios se disparan
a toda marcha para ver si es Bishop. Llegué temprano para que él y yo pudiéramos
tener unos momentos para charlar, pero todavía no tengo ni idea de si va a aparecerse
o no. Había sacado su número de celular de su archivo personal, revolví en la oficina
de mi padre mientras estaban en la pista de hielo. Le había enviado un mensaje esta
tarde para darle la dirección y para “confirmar” si vendría.

Nunca respondió.

Siento que mi corazón va a saltar de mi pecho cuando el auto se acerca. Es un


auto deportivo azul oscuro de alguna marca ya que no sé nada de autos. Los trenes
subterráneos son, o eran, mi modo preferido de viajar.
Cuando el auto se detiene detrás del mío en la calle, el ruido de su motor parece
coincidir con la sensación profunda en mi pecho. Cuando el auto se apaga, mi
garganta prácticamente se cierra por los nervios y entonces Bishop sale.

Y Dios… ¿por qué tiene que ser tan caliente y tentador? Si hubiera sabido quién
era él en el bar la noche anterior, nunca lo hubiera llevado a casa. Hubiera sido difícil,
porque él es más tentador que el pecado, pero me habría mantenido firme.

El hombre es alto y fornido de la manera correcta. Su cabello rubio oscuro es


largo, probablemente hasta la mandíbula si tuviera que adivinar, pero lo lleva peinado
retirado de su rostro, probablemente sujeto por algún producto. La elegante barba
corta le hace parecer un poco mayor y más maduro que sus veintiocho años. No supe
ese pequeño hecho sobre él anoche, sino que lo busqué en hoy Google.

Y esos ojos me recuerdan a los pastos verdes de Irlanda cuando estudié en el


extranjero mi primer año de universidad.

Hay mucho mérito que se le puede dar, no solo por asistir a esta treta de la
cena, sino porque se vistió muy bien para la ocasión. Los pantalones de vestir de color
azul oscuro (corte slim sin puños) combinan con unos zapatos estilo Oxford de color
camel. No conozco tanto la moda masculina como la femenina, pero lleva zapatos
caros. No se vistió muy elegante, pero la camisa con botones gris carbón con las
30
mangas enrolladas dos veces y abierta en la base de la garganta le da a su apariencia
una informalidad confiada.

—Viniste —exhalo, mis pulmones no se recargan muy rápidamente cuando


noto la presión sombría de sus labios.

—No hay manera de que él no vea a través de esta farsa —es como Bishop
responde, señalando hacia la casa de mi padre—. Nos interrogará con preguntas que
no podemos responder y descubrirá la mentira en minutos.

Sacudo la cabeza y extiendo mis manos.

—No, no lo hará. Esta tarde he rellenado un poco nuestra historia después de tu


patinaje. Volvió a mi oficina para hablar de ello.

—¿Qué quieres decir? —Bishop apoya una cadera contra la parte trasera de mi
auto, el primero que he tenido, y cruza los brazos sobre su pecho. Su expresión es
escéptica y me quita un poco de confianza.

—Le dije que solo hemos estado saliendo unos meses. —Le doy un breve
resumen de mi conversación con mi padre—. Pero que nos enamoramos con fuerza y
rápido el uno por el otro. Fue una especie de torbellino, por lo que piensa que todo es
nuevo para nosotros.

—Le dijiste que estábamos comprometidos —gruñe en respuesta—. Eso es muy


diferente a salir unos pocos meses.

—Lo sé —concedo, luego continúo rápidamente antes de que él se suba a su


auto para irse—. Retrocedí un poco en eso. Le dije que hemos estado discutiendo el
matrimonio y que estamos seguros de que lo haremos, pero no con tanta prisa para
hacer todo el asunto del anillo. Lo más importante es que le dije que sabíamos que no
era el momento adecuado, con nosotros yéndonos de Phoenix para comenzar nuevas
carreras.

—¿Y no pensó que era demasiado pronto para hablar de matrimonio?

Suspiro y me pellizco el puente de la nariz para evitar un dolor de cabeza por


estrés. Cuando bajo mi mano, lo miro y espero que escuche la seriedad en mi voz.

—Sé que jodí esto. Pero mi padre está en un lugar realmente extraño en este
momento.

—Dijiste que tu madre murió —dice Bishop en voz baja, y por primera vez, 31
recibo una mirada de él que no está completamente llena de enojo o disgusto por la
situación en la que nos he puesto.

—Cáncer de páncreas en febrero —digo en voz baja. Fue brutal, pero al menos
fue rápido—. Tal vez puedas entender esto, no lo sé… pero mi padre no ha estado bien
desde que murió. Estuvieron juntos durante treinta y tres años. Eran almas gemelas.
Realmente se desmoronó y no se cuidaba a sí mismo. Entré en la imagen y lo hice
volver, pero sigue siendo una lucha. Realmente espero que esta mudanza y la nueva
temporada lo pongan de nuevo en camino. Pero vine a Phoenix por él, porque todavía
estoy preocupada.

La mirada de Bishop se dirige a la casa de mi papá, que mira pensativamente.


Cuando me mira, pregunta:

—Entonces, ¿cuál es nuestro juego?

El alivio hace que mis piernas se debiliten.

—Oh, gracias por hacer esto. Yo…

Bishop levanta una mano.

—No estoy comprometido a esto.


Mi boca se cierra cuando frunzo el ceño.

—Si esto se va al diablo, confesaré todo. —No desconfío de la promesa en esas


palabras—. Pero si podemos lograr esto esta noche, entonces el plan es reducir esto
rápidamente y organizar una ruptura de esta relación falsa que me deje en una buena
posición con tu padre, ¿bien?

Consigo asentir con la cabeza.

—Entonces vayamos —dice él mientras se aleja de mi auto. Bishop sujeta mi


mano y me sobresalta tanto que me aparto rápidamente.

Su boca se curva hacia arriba, y creería que está genuinamente divertido si no


fuera por el brillo duro en sus ojos. Sujeta mi mano y la aprieta.

—Si vas a venderlo, Brooke, tienes que venderlo. Necesitaremos al menos


actuar como una pareja si no quieres que tu papá huela tu engaño.

—Oh… por supuesto —murmuro mientras le permito que me guie (de la mano)
por la entrada, cruzando la acera, y subiendo al pórtico delantero de la casa de mi
papá.

Antes que pueda alcanzar el picaporte, la puerta principal se abre y mi papá está
32
parado allí mirándonos fijamente. Sus ojos bajan a nuestras manos apretadas antes de
ir directo a Bishop. Para mi sorpresa, mi papá extiende su mano y dice:

—Bienvenido, Bishop.

Afortunadamente, la mano derecha de Bishop está libre y toma la de mi papá


para un apretón rápido.

—Bueno, entren —dice mientras retrocede al vestíbulo. Bishop me suelta, solo


para llevar una mano a mi espalda baja para que yo pueda precederlo. Sé que mi padre
apreciará los buenos modales.

Papá nos dirige a la sala, donde tiene un pequeño servicio de bar dispuesto en
un nicho que lo separa de la cocina. Toma nuestras órdenes, mezcla bebidas y nos las
entrega. Él y Bishop eligen bourbon sin hielo y yo opto por una copa de vino blanco.

—Algo huele bien —observa Bishop mientras echa un vistazo en la cocina.

—Pollo Marsala —replica mi padre.

—Papá ama cocinar —aporto, estremeciéndome internamente por el chirrido


en mi voz que indica que mis nervios aún están tensos—. De hecho, ¿por qué no se
sientan a la mesa los dos y yo sirvo?
Consigo dejar mi copa de vino en la encimera sin derramarla con mi mano
temblorosa. Mientras saco platos de la alacena, consigo no tirarlos cuando mi papá le
dice a Bishop:

—Es extraño cómo ustedes dos se conocieron en una ciudad de millones.

Mis ojos van brevemente a Bishop, que ni siquiera luce molesto. Meramente
dice:

—Un mundo pequeño, ¿verdad?

Coloco los platos junto a la estufa, donde mi papá tiene la sartén de pollo y otra
de frijoles verdes franceses. Suelto una risa ligera, pero suena forzada.

—Papi no entiende lo popular que es el Club Zero en la ciudad. Si lo hiciera, no


pensaría dos veces en que nos topáramos allí.

Bishop asiente y sigue la corriente.

—Bueno, fue difícil no notarte en esa multitud.

Eso sería muy dulce si fuera verdad y no dicho bajo coacción. Rápidamente
lleno dos platos, cojo algunos cubiertos y los llevo a la mesa. Justo cuando estoy 33
colocando la comida enfrente de mi papá y Bishop, que están sentados uno junto al
otro, mi papá dice:

—No lo entiendo. Ustedes dos no parecen como si estuvieran enamorados. Y sé


cómo luce el amor. Lo tuve durante treinta y tres años.

Justo entonces, mi corazón se derrumba. La voz de mi papá es baja y


malhumorada, y no lo dijo porque nos esté desenmascarando. Lo dijo porque sí
conoce el amor, y supongo que lo que hemos construido como una relación de
desarrollo rápido no luce para nada como lo que él tuvo con mi madre, a quien aún
extraña muchísimo.

Bishop levanta la vista hacia mí y yo parpadeo para despachar el poco de


humedad que ha empezado a formarse. Aclarándome la garganta, pongo una mano
sobre el hombro de mi papá y aprieto.

—Todavía es nuevo para nosotros, papi, y es un poco incómodo, ya que apenas


te estás enterando. Pero vas a tener que aceptarlo. Bishop es importante para mí.

Caramba, esa mentira sabía cómo cenizas en mi lengua. Bishop no es más que
una relación de una noche en este punto de nuestra corta relación. Después de que
todo esto termine, voy a tener suerte que no me odie una vez que nos separemos.
Aparentemente las cosas no deben ir tan mal, porque Bishop sella su destino
como una parte crítica de este engaño cuando dice:

—Su hija también es importante para mí, Sr. Perron. Estoy seguro que a su
tiempo usted lo verá.

Los ojos de mi papá se funden con los de Bishop. El aire de mis pulmones
parece congelarse.

Tomando sus cubiertos, mi papá empieza a cortar su pollo.

—Anhelo ver eso.

Tengo que forzarme a dejar salir el aire lenta y silenciosamente mientras regreso
a la cocina a recoger mi plato. No hay ruido más que el golpeteo de tenedores sobre
platos mientras lo hago, y para cuando me siento, mi papá está agitando su tenedor en
el aire hacia Bishop.

—Sabes que nada de esto significa que seré más blando contigo en las prácticas.
De hecho, probablemente seré más duro contigo.

Bishop escucha mientras mastica su comida, y después de tragar, da un


asentimiento afirmativo.
34
—No esperaría nada diferente, señor.

Mierda, mierda, mierda.

Ahora mi papá iba a patear más fuerte el trasero de Bishop en las prácticas, y
esto también está en mis hombros.

Estoy en medio de cortar mi primer trozo de pollo cuando mi papá dice:

—Brooke… ¿cuándo piensan fijar la fecha de la boda? Porque sería mejor si


pudiera esperar hasta el próximo verano. Ya sabes… después que termine la
temporada.

Levanto la vista lentamente hacia él y le dirijo una sonrisa trémula.

—Por supuesto. Como te dije esta tarde, no tenemos prisa.

—Bueno, hay un montón que hacer entre ahora y entonces, incluso si la fijan
para el próximo verano —continúa mi papá y ataca su pollo de nuevo. Me giro hacia
Bishop y su mirada está tan confundida como la mía.
—Tenemos una nueva temporada para la cual prepararnos —digo con una risa
nerviosa—. Bastante tiempo para hablar sobre bodas…

—Y un anillo —me interrumpe mi papá, su cabeza elevándose y girándose


hacia Bishop—. Está muy bien que estén hablando sobre el matrimonio, pero lo hiciste
mal. Debiste haber conseguido un anillo para ella y eso es algo que espero que corrijas
pronto.

—Papá —jadeo con agravio mientras dejo caer mi tenedor—. Eso no es de tu


incumbencia.

—Estupideces —dice mi papá, apuñalando su tenedor en el aire primero hacia


mí, luego hacia Bishop—. Ambos deben saber que no estoy feliz que me ocultaran
esto, o que me abofetearan en la cara con eso hoy. Pero les estoy dando el beneficio de
la duda. Ahora que está al descubierto, espero que lo hagan de la forma correcta.

Su mirada gira hacia Bishop y apuñala el aire con su tenedor de nuevo, justo
hacia él.

—Eso significa que tú hagas esto de la forma correcta para mi hija.

—Entendido —replica Bishop con voz tensa y mi culpa por este completo fiasco 35
se intensifica.
CAPÍTULO 5
BISHOP

O
dio sostener su mano y aun así siento que me gustaría mucho hacerlo
bajo circunstancias diferentes.

Nos acercamos a su auto con nuestros dedos entrelazados y su


padre probablemente observando desde la ventana. Me había preparado para entrar y
mentir con hechos fingidos para disipar las dudas del entrenador Perron, pero él
cambió completamente el marcador hacia nosotros y parece bastante entusiasta acerca
de una boda.

—Lo siento mucho —murmura Brooke cuando llegamos a la puerta lateral del
conductor.

—Ya lo has dicho suficiente —digo mientras le suelto la mano.

—No lo suficiente —murmura ella mientras baja la cabeza y mira sus zapatos. 36
Provoca una punzada de simpatía en mi pecho, y deslizo mis dedos por su cuello,
empujando mi pulgar bajo su barbilla y obligándola a mirarme. Me inclino más cerca
de ella.

—Está hecho. Deja de disculparte y averigüemos a dónde ir desde aquí, ¿de


acuerdo?

Ella asiente, una sonrisa temblorosa formándose en su rostro.

—Lo digo en serio —digo con suavidad. Escuché el tono en la voz de su padre
cuando estaba hablando de su esposa, y dado todo lo que sucedió en esa familia, junto
con el hecho de que Brooke nos metió en este lío porque ella altruistamente estaba
intentando protegerme de su padre, decidí solo aceptar lo que sucedió. No tiene
sentido lamentarlo ahora que está hecho, y solo tenemos que concentrarnos en
encontrar una manera de salir de esto.

Y hasta que lo hagamos, voy a aprovechar algunas cosas.

Me inclino hacia ella, mi mano ahora envolviendo su nuca. Acercando mi


cabeza, bajo mi boca a la de ella para un suave beso. Brooke jadea por la sorpresa en
mi boca.
Cuando me retiro, su expresión es cautelosa. Ella levanta una mano, colocando
sus dedos contra sus labios como si lo hiciera para mantener la sensación.

—¿Por qué hiciste eso? —murmura.

—Porque tu papá probablemente está observándonos justo ahora.

—Oh —dice ella, sus ojos cayendo de los míos.

Dejándola, abro la puerta de su auto. Asintiendo hacia su asiento, digo:

—Te seguiré a tu casa.

—¿Qué? —dice con sorpresa.

—Iré a tu casa esta noche.

—¿Por qué? —Una profunda línea de confusión se marca en su frente.

—Porque tú y yo prácticamente estamos comprometidos —digo mientras


pongo una mano en su espalda baja y suavemente la empujo para que entre—.
Tenemos que mantener la farsa no solo con tu padre, sino frente a todo un equipo de
hockey profesional. 37
—No tenemos que dormir juntos para hacer eso —señala.

Le sonrío.

—No tengo la intención de dormir mucho esta noche.

—No tenemos que tener sexo para que la gente piense que estamos
comprometidos —dice bruscamente, fuego saliendo de sus ojos.

—Sí, ahí es donde te equivocas —digo mientras la tomo por detrás del cuello
otra vez y la atraigo hacia mí. Sus labios se separan ligeramente y sus manos se apoyan
en mi pecho. Si su papá está mirando, supongo que parece un movimiento íntimo.
Bajo mi cabeza y llevo mis labios a su oreja—. Verás, Brooke, todavía estoy un poco
enojado de que mi vida se verá afectada probablemente por semanas a causa de esto. Y
si se supone que debo actuar loca y estúpidamente enamorado de ti, bueno… solo vas
a tener que darme algo para ayudarme a superar esa ira, así luzco como si estuviera
loco por ti, y no como si quisiera estrangularte.

Ella intenta alejarse de mí, pero mi agarre se aprieta. Ella levanta su cabeza
para volver a verme, ojos llenos de indignación. Los labios de Brooke se retiran con un
gruñido.
—Entonces, ¿me estás chantajeando por sexo? ¿O me estás castigando?

Riéndome, le doy un apretón a su cuello. En voz baja le digo:

—Nena… sabes muy bien que no es un castigo tener mi lengua metida


profundamente en tu coño.

La frialdad en sus ojos se funde con calor puro. Ella traga saliva y coloca una
mano en mi pecho.

Me encojo de hombros.

—Sin embargo, ¿mi pene en tu culo? Eso podría ser un castigo, pero
trabajaremos para que no duela tanto.

Espero que ella me golpee, pero no pude evitarlo. En lugar de eso, el calor en
sus ojos se vuelve nuclear, ya que claramente está emocionada por mis palabras sucias.

—Te gustaría eso, ¿verdad? —Mi voz es burlona, pero también es curiosa.

A Brooke definitivamente le gustó mi dedo en su culo. Es lo que la empujó al


límite anoche, pero también parece que pasaría mucho más allá de eso. Es por eso que
cuando finalmente responde, me saca todo el aire de mis pulmones. 38
—Siempre he estado un poco curiosa sobre ello —admite suavemente antes de
hundir sus dientes en su labio inferior—. Sin embargo, eres muy grande. No estoy
segura de poder hacerlo.

Tragándome un gemido e ignorando el movimiento de mi pene, digo:

—Sí, puedes.

Sé que ella puede.

Y mientras pienso que mi ira por ella es justificada y estoy bien con tomar
ventaja de ello un poco, también tengo que ser honesto.

—No es solo darme algo para compensar esto, Brooke. Antes de que incluso tu
papá nos atrapara, tú y yo reconectamos por una razón. Si tu papá no nos hubiera
atrapado, tanto tú como yo jodidamente sabemos que estaría en tu casa esta noche.
¿Estoy en lo cierto?

Ella asiente, pero por otra parte… estaría mintiendo si no lo hacía.

—Sin embargo, tenemos que hablar —dice Brooke, y la frialdad en su tono me


dice que no hemos terminado de hablar sobre la posibilidad de mí tocando su culo—.
Tenemos que hacer algún tipo de plan de juego. No puedo entender por qué mi papá
de repente está bien con todo esto.

—No lo está —digo cuando una vez más aligero mi agarre en ella y señalo el
asiento del auto. Después de que ella entra, coloco una mano en el techo y otra en el
marco de la puerta y me inclino dentro—. Creo que él está fingiendo.

Sus ojos se abren.

—¿Lo crees?

—Lo hago —contesto con confianza. No hay forma de que el tipo nos haya
creído y ahora está jodiendo con nosotros—. Desafortunadamente, eso quiere decir
que tendremos que hacer un jodido buen trabajo vendiendo esta relación antes de
romper.

—Lo si… —comienza a decir, pero la miro fijamente. Su boca se cierra.

—No más disculpas —le recuerdo severamente—. Estaré en tu casa en un rato.

—¿A dónde vas? —pregunta.

—A la tienda —digo secamente mientras me levanto. Bajo mi mirada hacia ella 39


con una sonrisa lujuriosa—. Voy a comprar una gran caja de condones.

Su boca se abre, pero cierro la puerta antes de que ella pueda responder.

***

Mi boca se abre ampliamente para bajar en el coño de Brooke. Le doy un


completo beso húmedo antes de darle lo que prometí y eso es mi lengua hundiéndose
tan profundamente como pueda.

Ella aprieta mi cabello fuertemente y tira tan fuerte que mi nariz se aplasta
dentro de ella. Inhalando hondo, gimo, porque huele increíble y sabe incluso mejor.
Levanto mi cabeza fácilmente contra su agarre, le doy una rápida sonrisa, pero sus ojos
están en blanco, así que puedo abrirla y exponer lo que realmente quiero.

Ese clítoris.

Hinchado y rogando por mí.

—Bishop —grita mientras comienzo a lamerla muy gentilmente. Deslizo dos


dedos dentro de ella y los muevo como una tijera, moviendo mi pulgar para presionar
justo en la parte inferior de su clítoris.
Levanto mi cabeza otra vez para mirarla, desnuda y extendida sobre su cama.
Las piernas abiertas ampliamente con los pies plantados con fuerza para que pueda
girar sus caderas y crear más fricción con mi boca. Sus pezones están duros y sus ojos
ahora están cerrados.

Mi mirada regresa a donde mis dedos están alojados profundamente y froto su


clítoris con mi pulgar. Ella gime y se queja. Miro su coño por un momento, amando
que esté casi depilada excepto por la tira de vello muy fina en el centro. Ella
claramente se depila ya que su culo también está bellamente limpio.

Le doy mi boca de nuevo, comenzando con suaves movimientos que


gradualmente se vuelven más rápidos y un poco más ásperos. Ella toma tres de mis
dedos, y solo toma un fuerte apretón de mis labios y una brusca succión de su clítoris,
y está destrozándose por mí, gritando mi nombre y eso me gusta mucho.

Toma un momento colocarme el condón. Brooke levanta su cabeza para


observar mientras coloco mis manos es la parte posterior de sus muslos y la abro
todavía más.

—Guíame dentro —ordeno a través de dientes apretados. Mi pene está


jodidamente duro como una roca, el cual normalmente no es el caso después de que le
hago sexo oral a una mujer. Generalmente necesito un poco de estimulación extra para
40
lograr estar completamente listo para ir casa, pero todo sobre mí comiéndome el coño
de Brooke me excitó mucho. No necesité nada salvo un condón y estaba listo.

Su mano se envuelve alrededor de mi eje y me aprieta duro.

—Mmmm —gimo involuntariamente.

Ella frota la punta de mi pene a través de su humedad antes de colocarme en el


centro y doy un pequeño empuje. Cristo… tan apretada, y a pesar del condón
cubriéndome, puedo sentir el feroz calor de su carne impregnándome y cubriéndome.

Ruedo mis caderas y me muevo dentro lentamente. A pesar del orgasmo y la


follada con los dedos, ella todavía está increíblemente apretada. Definitivamente no
quiero lastimarla, a pesar de mis instintos más bajos que me están impulsando a
sumergirme profundo y duro.

Mirando fijamente hipnotizado hacia mi pene desapareciendo dentro de ella,


me doy cuenta que hay una pequeña parte de mí que de hecho está un poco agradecido
de que todo esto haya sucedido. Por supuesto, es la parte que está controlada por mi
pene, pero aun así… si tengo que pasar unas semanas en un compromiso falso,
simplemente no hay nada mejor que Brooke Perron.
—¿Bishop? —susurra Brooke y dejo que mi mirada se deslice lentamente por su
cuerpo hasta que tiene mi atención. Me deslizo el último centímetro y hacia arriba. Sus
pestañas se agitan brevemente antes de enfocarse de nuevo en mí.

Su expresión me pone ligeramente en el borde. Es casi melancólica, pero tal vez


solo sea culpa lo que estoy viendo.

En cualquier caso, no estoy preparado cuando ella dice:

—En este momento… justo ahora… no me arrepiento por cómo se dieron las
cosas.

Nunca en mi vida he tenido un momento de risa tan fuerte mientras follo a una
mujer, pero mi cabeza se inclina hacia atrás y estoy mostrando mis dientes y soltando
una risa. Cuando la miro, ella me sonríe.

Un entendimiento compartido de que quizás esto simplemente no va a ser tan


malo entre nosotros. Si el sexo súper jodidamente increíble es la carga que tenemos
que llevar, que así sea.

—Puedes follarme ahora —dice ella con diversión—. Y no seas amable, ¿de
acuerdo? 41
Ahora ella está hablando mi idioma. Llevo mi cuerpo sobre el de ella y le doy
justo lo que pidió.
CAPÍTULO 6
BISHOP

—E
so es lo que no entiendo —dice Dax cuando nos sentamos
en la mesa de nuestra cocina. Está comiendo el omelet de
cinco huevos que se preparó y yo estoy a la mitad de mi
licuado de proteínas con sabor a fresa. A Dax le gusta comer mucho en la mañana al
despertar, pero al menos lo hace una hora antes del entrenamiento. A mí no me da
hambre hasta la media mañana, así que comienzo con un licuado, pero para la hora en
que termino de entrenar, puedo comerme un alce.

Dax ha sido mi compañero de habitación desde Nueva York por los últimos
tres años, y a través de este tiempo viviendo y trabajando juntos, se ha convertido en el
amigo más cercano que alguna vez he tenido.

—¿Qué cosa? —intervengo antes de que pueda darle otra mordida a su comida.

—¿Cómo es que ella no sabía quién eras la primera noche que se conocieron? —
42
pregunta, su tono apropiadamente lleno de sarcasmo y una dosis saludable de
escepticismo. Él pasó la etapa de la risa y ahora está algo preocupado por mí. Acabo
de terminar de contarle cómo fue la cena con su padre.

Esto era algo sobre lo que me había preguntado también, y para ser honesto,
pensé que tal vez ella me tendió una trampa. Pero esa idea fue efímera, y por dos
razones. La primera era que no tengo ese tipo de vibra de Brooke, solo que ella es
genuinamente una buena mujer. Se desarraigó sola y se mudó a Phoenix porque estaba
preocupada por su papá y la obvia depresión que él ha estado sufriendo desde que su
esposa murió. Brooke me dijo mucho más sobre ello anoche.

Entre los descansos que tuvimos de follar.

Segundo, de frente se lo pregunté a Brooke.

—¿De verdad no sabías quién era cuando me presenté?

—Te juro que no —dijo ella, y luego arrastró la punta de su dedo índice sobre
su pecho haciendo un patrón de X. Eso hizo que mis ojos fueran a sus tetas y tuve que
jugar un poco con sus pezones. Cuando finalmente la dejé ir, ella explicó—: Amo el
hockey. Sigo el equipo de mi papá, el cual era los Phantoms y ahora el Vengeance.
Voy a muchos de los partidos. Pero eso es todo en lo que estaba involucrada con el
deporte. No me consume por completo.

Era plausible. Quiero decir, hay cerca de quinientos jugadores en la liga, e


incluso a pesar de que juego contra ellos, no los conozco a todos. Observo a los
mejores anotadores y clasificaciones de la división, así que sé bastante, pero ¿por qué
Brooke haría eso a menos de que ella realmente le gustara el deporte como una super
fan?

—Ella no sabía quién era yo —digo a Dax con seguridad—. Es una gran fan de
su padre, pero no del deporte en general.

Él no parece convencido y solo me mira mientras mastica otro gran bocado de


su omelet. Cuando traga pregunta:

—¿Qué demonios vas a hacer?

Mientras le contaba lo de la cena de anoche y cómo fue, no mencioné los


detalles de lo que sucedió después en la casa de Brooke, pero él sabía que me quedé allí
toda la noche. Dax había estado cocinando un omelet cuando entré esta mañana
sintiéndome muy relajado y saciado a pesar de la falta de sueño que había tenido la
noche anterior. 43
—Durante unas semanas, vamos a fingir que estamos juntos —digo con
indiferencia—. Luego vamos a romper. Lo resolveremos a medida que avancemos así
el entrenador no está demasiado molesto conmigo. Brooke probablemente será la que
me deje, así ella carga con la culpa.

—Esa es la idea más jodidamente tonta que he escuchado —murmura, luego se


mete el último bocado en su boca.

—Solo estaba intentando protegerme. —Me encuentro defendiéndola, a pesar


de que fueron sus acciones las que nos metieron en este desastre—. Ella no quería que
mi relación con su papá comenzara mal.

—No, solo está comenzando como una mentira —señala Dax después de tragar
y se levanta la silla para llevar su plato al fregadero.

—Eso es todo, hermano. —Levanto mi vaso y bebo el resto del licuado.

—Entonces, ¿cómo es esta chica? —dice Dax mientras coloca su plato en el


fregadero y se voltea para enfrentarme. Se recarga contra la encimera y cruza sus
brazos sobre su pecho.
—Su nombre es Brooke —murmuro mientras me levanto, mi intención es
enjuagar el vaso y colocarlo en el lavaplatos.

—Lo siento —dice Dax con un resoplido y se mueve a un lado para que yo
pueda tener acceso al fregadero—. ¿Cómo es Brooke? Supongo que es grandiosa en el
sexo si la sonrisa que traías cuando entraste esta mañana es un indicador.

Se supone que el encogimiento de hombros que le transmito sea algo casual con
respecto a Brooke que definitivamente no siento.

—Es genial.

—¿Genial?

—Sí… genial —digo antes de girarme al lavaplatos para abrirlo. Saco la rejilla
superior, coloco mi vaso en ella y cierro la puerta.

—¿Cuántos condones usaste anoche? —pregunta Dax, usando astutamente la


manera indirecta de conseguir lo que quiere.

—Tres —admito. Ciertamente he usado más en el transcurso de una larga


noche, pero no me molesto en decirle a Dax que también hicimos muchas cosas sin
condón. Después de todo, no preguntó cuántos orgasmos tuve.
44
Dax ríe y palmea mi espalda.

—Al menos estás obteniendo algo bueno de esto.

—Esa es una forma de verlo —digo riendo.

—Entonces, ¿qué onda con ella? —Dax se gira para colocar su plato en el
lavavajillas. Una cosa de la que estoy contento es que ambos somos algo así como
maniáticos del orden.

Regreso a la mesa y me siento. No necesitamos estar en la arena para la práctica


sino hasta las dos de la tarde, a pesar de que Dax y yo planeamos ir a ejercitarnos esta
mañana. Aun así, no tenemos una agenda tan apretada.

—Ella solía trabajar para una revista de moda en Nueva York. Tiene una
licenciatura en marketing de la moda. Pero perdió a su mamá en febrero y su papá
realmente lo está tomando muy mal, así que se mudó a Phoenix para estar cerca de él.
No le pregunté, pero sospecho que ese trabajo en los servicios del equipo pudo haber
sido creado para ella.

Dax asiente y se gira de poner el plato en el lavavajillas. Toma una botella de


agua de la nevera y viene a sentarse a la mesa.
—Difícil creer que ese hijo de puta tenga un lado suave, ¿eh?

—No sé. Imagino que es parte de su actitud de entrenador que pone para
establecer un tono con nosotros. Parecía mucho más relajado en la cena de anoche.
Después de que superó todas las fanfarronadas y amenazas. No te dije esa parte… casi
me exigió que pusiera un anillo en el dedo de Brooke.

Las cejas de Dax se alzan.

—¿Lo vas a hacer?

—Jodidamente no —digo, horrorizado de que siquiera lo haya preguntado—.


¿Por qué compraría una joya de treinta mil dólares por una farsa?

—¿Los anillos cuestan tanto? —pregunta, sus cejas desapareciendo por


completo… quizás fueron a la parte posterior de su cabeza.

—No lo sé —digo sarcásticamente—. Tal vez. El punto es que la única forma


en la que alguna vez voy a gastar dinero en un diamante o ponerlo en la mano de una
mujer es si la amo y realmente no tengo ningún plan de hacer eso en un futuro
cercano.

Las cejas de Dax reaparecen y asiente en entendimiento.


45
—¿Cómo vas a llevar esto a cabo con el equipo? Va a haber todo tipo de fiestas
esta semana y ella probablemente estará viajando con nosotros.

De hecho, Brooke y yo hablamos sobre eso, y decidimos manejarlo de la forma


en que cualquier otra pareja enamorada lo haría. Asistiríamos a las funciones juntos, y
cuando viajáramos, ella estaría en mi cama conmigo si alquilaba una habitación para
mí solo. Eso nunca se sabía hasta el inicio de la temporada, y las habitaciones
individuales no solo venían por antigüedad, sino por rendimiento. Aun así, en la pre-
temporada es muy probable que todos seamos emparejados con compañeros de
habitación.

Bueno, en realidad a ese acuerdo no fue al que llegamos. De hecho,


específicamente dijo que no estaría en mi habitación, ya que no estaba dispuesta a
hacer alarde de eso en frente de su padre. Concedí que tendría su propia habitación,
pero eso no quería decir que no la follaría en las giras. Es solo que ella no sabe esa
parte todavía.

—Eres el único que sabe que esto es una farsa —digo a Dax—. Nos apegaremos
a la misma historia que le dijimos al entrenador. Empezamos a salir hace unos meses,
nos enamoramos rápidamente, bla, bla, bla. No hay mucho más que decir.
—Va a ser extraño verte todo íntimo con una chic… —Empieza a decir Dax,
pero mi mirada furiosa lo corrige—. Quiero decir… Brooke.

Esa es la verdad. En los tres años que hemos sido amigos, ninguno ha tenido
una novia seria. De hecho, en los veintiocho años de mi vida, nunca la he tenido.
Quiero decir, sí, he salido exclusivamente con mujeres y por períodos de tiempo, pero
nunca he estado enamorado.

Y creo que salir con una mujer casualmente versus salir con una de la que
supuestamente estás enamorado son probablemente dos cosas diferentes. Como un
jugador de hockey profesional, creo que las citas casuales significan tal vez ser capaz
de salir una vez a la semana para cenar y ver una película. Definitivamente follar
después. O tal vez llevar a una mujer a una gala de caridad, ya sabes, como una linda
acompañante. Y luego, bueno… follar después.

Pero esta cosa con Brooke.

Nuestra falsa relación “seria” probablemente vaya a desarrollarse en una forma


muy diferente. Especialmente si su padre va a creernos.

—Esto podría ser más complicado de lo que pensé —admito a Dax.


46
Se ríe y gira la tapa de su botella de agua. Me apunta.

—Lo resolverás, amigo. Tal vez deberías leer algunas novelas románticas o
mierda parecida. Mi hermana las lee todo el tiempo y dice que si los hombres las
leyeran y actuaran como los tipos actúan en esos libros, las mujeres estarían mucho
más felices de dar mamadas.

No puedo evitar resoplar. La hermana de Dax, Willow, es la última persona de


la que tomaría consejos de citas. Ella cambia de novios más rápido de lo que yo me
acabo los M&M’s cuando tengo antojos de chocolate.

Mi teléfono suena y lo levanto de la mesa donde lo coloqué antes. Una sonrisa


se forma en mi cara cuando escucho la apertura “Ah-ah-aaaah-ah” de “Immigrant
Song” de Led Zeppelin. Mi madre es una fanática total de Led Zeppelin y es su
canción favorita, así que es su tono de llamada.

—¿Qué pasa, mamá sexy? —pregunto tan pronto como contesto la llamada.

Dax se apoya sobre la mesa, pone su cara cerca del teléfono y grita:

—¿Quéeee hay, mamá Scott?


Me inclino lejos de Dax con una mirada furiosa, pero mamá está riéndose en el
otro lado de la línea.

—Dile al dulce chico que dije hola.

—Él no es dulce —digo, pero sería en vano hacer que crea eso. Ella adora a
Dax—. Entonces, ¿a qué debo el placer de tu encantadora voz esta mañana?

—Solo quería saludarte —dice casi con nostalgia—. Intenté llamar ayer para
deserte buena suerte en tu primer día en el campo de entrenamiento, pero me recibió el
correo de voz.

Efectivamente me había llamado. Fue durante la reunión del equipo y había


puesto mi teléfono en silencio. Después de la reunión, fuimos directamente a la pista
de hielo. Luego, había entrenado duro en el gimnasio, tratando de hacer sentadillas,
levantamiento de pesas y presiones de pecho para alejar mis frustraciones. Después de
eso fue la cena, y luego estaba perdiéndome en Brooke. No había tenido la
oportunidad de devolverle la llamada.

—Lo siento —digo a mamá—. Ayer fue realmente ajetreado.

—¿Cómo te fue? —pregunta cautelosamente. Mi madre más que nadie sabe lo 47


decepcionante que fue para mí ser trasladado de los Vipers cuando estaban
preparándose para patear traseros este año—. ¿Cómo estuvo el entrenador? ¿Los otros
jugadores? ¿Qué hay sobre el personal de entrenamiento? ¿Son agradables?

Riéndome, me acomodo en mi silla y le cuento a mi madre sobre eso. Ha sido


una parte tan integral de mi vida de hockey que se merece mi tiempo para satisfacer
sus curiosidades.

Marianne Scott me crio sola después que mi padre muriera de un ataque al


corazón cuando tenía siete años. Él me inició en el hockey, pero mi mamá se convirtió
en mi más grande apoyo cuando él murió. Ella es una analista financiera de una
compañía de seguros que tiene su oficina principal en London, Ontario, donde nací y
crecí. Durante las divisiones menores y junior mayores, fue una fortuna jugar para
London así no tuve que quedarme con una familia de alojamiento, mi madre estuvo
ahí en casi cada uno de mis juegos, incluso viajó más de seis horas y medias para
verme jugar en Sault Ste. Marie, Michigan.

No hay necesidad de decir que somos cercanos.

Después que gané la medalla de oro en Sochi en el 2014 jugando para el equipo
de Canadá, se la di a mi madre como una forma de agradecerle su apoyo y dedicación
durante esos años formativos y más allá de eso. Por supuesto, ella insiste que solo está
“guardándola” para mí hasta que muera, pero lo que sea. La medalla de oro ahora es
suya.

—¿Cómo es el entrenador Perron? —pregunta después de ensimismarme.


Obviamente me había alejado del tema de mi entrenador, sin querer mentirle a mi
madre por error.

—Es difícil decir —respondo, lo que es verdad. También es verdad cuando


digo—. Es severo, pero aquellos que han jugado para él antes dicen que es justo.

Luego, para desviarla completamente del tema del padre de Brooke, le


pregunto:

—¿Ya has decidido para qué juegos quieres boletos?

Mi madre es bastante importante en su compañía, habiendo trabajado ahí por


treinta y un años ahora. Son muy flexibles en dejarla viajar para verme jugar, en parte
porque soy un hijo nativo de London y alguien importante en la Liga Nacional de
Hocky, y en parte porque mi madre puede prácticamente trabajar desde cualquier lugar
siempre y cuando tenga su computadora portátil.

—Definitivamente querré ir a los juegos cerca de mí —dice—. Detroit, Buffalo. 48


Tal vez Pittsburgh. Revisaré el horario y me decidiré a los que quiera ir en la primera
mitad del año.

Eso trae una sonrisa a mi rostro.

—Suena genial. Solo hazme saber y conseguiré los boletos.

Por supuesto, en realidad será trabajo de Brooke ayudarme a asegurar los


boletos para los juegos de visitante, pero, oye… para qué son las novias/prometidas,
¿cierto?

—Déjame hablar con ella —demanda Dax y me quita el teléfono. Lo dejo


hacerlo porque él se ha convertido en un hijo para ella. Empieza a contarle todo sobre
su nuevo régimen de entrenamiento, y porque mi madre estará sinceramente
interesada, sé que estarán hablando por un tiempo. Salgo de la cocina para ponerme
mi ropa de entrenamiento, ni siquiera ligeramente preocupado de que Dax le cuente a
mi madre sobre lo que está pasando con Brooke y el entrenador Perron.

Él siempre me apoya.
CAPÍTULO 7
BISHOP

H
e tenido momentos estresantes en mi vida.

El draft de entrada a la NHL, esperando a ver cuándo sería


escogido y a dónde iría.

La primera vez que entré al hielo como un jugador


profesional de hockey.

Los últimos minutos en el juego por la medalla dorada en Sochi.

Entrar en un evento del equipo con Brooke Perron en mi brazo.

Honestamente, no estoy seguro cuál es el peor, pero mi estómago está hecho un


lío. No solo porque las personas van a estar impresionadas como la mierda de vernos
juntos y las mentiras van a desarrollarse cuando sea mencionada nuestra historia falsa,
49
sino también porque ella y yo no nos hemos visto o hablado en tres días.

Completamos el campo de entrenamiento, y nuestro primer juego de pre-


temporada es pasado mañana. El nuevo dueño del equipo (un sujeto rico llamado
Dominik Carlson, quien también es dueño de un equipo de básquet profesional en LA)
rentó el restaurante más presumido en Phoenix para nosotros, y le dio carta blanca al
equipo para que comiera y bebieran lo que quisieran. La invitación incluía esposas,
hijos, parejas, e incluso acompañantes, con las que, estaba seguro, la mayoría de los
jugadores se presentarían esta noche.

Esta reunión era puramente para celebrar este nuevo equipo como un todo y
juntarnos como una familia. Sería la primera vez que todos los jugadores,
entrenadores, empleados del equipo y directivos, además de sus familias, se juntarían
bajo un mismo techo para conocerse. Espero que el Sr. Carlson vaya a recoger una
cuenta de seis dígitos, pero estoy seguro que puede permitírsela fácilmente.

—¿Tu mano es la que suda o es la mía? —pregunta Brooke cuando entramos al


restaurante. Le agarré la mano tan pronto como la encontré al otro lado del auto,
donde el aparcacoches la ayudaba a salir.
—Mierda —digo, mientras suelto su mano como si fuera una patata caliente y
limpio las mías sobre la parte inferior de mi saco. Brooke hace lo mismo, aunque pasa
sus manos por sus caderas. Aunque no estoy seguro que ese material negro y ajustado
vaya a ayudar mucho.

—Está bien —murmura ella, tomando mi mano de nuevo, y estoy agradecido


de sentir su palma fría y seca contra mi palma fría y seca—. Estaremos bien, estoy
segura.

Espero que lo estemos. Esto es tan desconcertante como sentarse en la mesa de


su padre hace días, para enfrentar su escrutinio e ira potencial. Ni Brooke ni yo
hicimos esfuerzo alguno para vernos esta semana y realmente no estoy seguro de por
qué. Sé que exigí que nos involucráramos en mucha follada para llegar a conocernos
entre nosotros, así podríamos salir de esto sin impedimentos, pero eso no era realmente
necesario. Seamos honestos, eso fue totalmente egoísta de mi parte, pero si ella no se
quejó o me dijo que no, tengo que asumir que estaba igual de interesada. Creo que el
número de orgasmos que tuvo esa última noche juntos, así como la sonrisa
completamente satisfecha y adormilada en su rostro cuando me fui, dice bastante.

En realidad, me contuve en parte para ver qué haría Brooke. ¿Ella me llamaría
y me pediría que nos juntáramos? Tengo que admitir que, el hecho de que ella no lo 50
hiciera abolló un poco mi ego. Está totalmente dispuesta al sexo conmigo, eso sin
dudas. Pero, ¿quizás es muy tímida para iniciarlo? ¿O quizás una vez a la semana está
bien para ella o algo? O quizás necesita algo más de mí antes de entregarse y eso justo
ahí significaría definitivamente que estamos en una relación.

Supongo.

No estoy seguro.

A pesar de eso, perdimos tres días en los que podríamos habernos conocido más
para ayudar a solidificar esta treta. Incluso más importante, debido a la inacción de
ambas partes, perdimos bastante sexo genial. Ahora, ambos estamos listos para
caminar juntos en frente de todo el equipo y cejas están levantándose hasta el cielo por
todas partes.

Esto va a ser así especialmente, ya que justo anoche, un enorme grupo de


jugadores (incluyendo a sus parejas) se encontraron para cenar y beber. No invité a
Brooke, aunque pensé un poco en eso. Al final, me acobardé, postergando la inevitable
incomodidad que vendría con preguntas cuando fuéramos vistos juntos.

El jugador y la hija del entrenador.


Iba a ser retratado como un jodido episodio de las Kardashians, e iban a haber
preguntas tras preguntas de todos.

Hablando de eso, mejor hago que Brooke se apure.

—Entonces… hubo una reunión anoche. Un montón de jugadores y sus esposas


y novias.

—De acuerdo —dice, alargando las palabras.

—Bueno… nosotros no fuimos juntos —añado, mientras alcanzo la puerta y la


abro para ella.

—Esa sería una verdadera declaración —responde con brusquedad, mientras


entra y yo la sigo.

Me estiro y tomo su mano, jalándola hacia un lado. Varios jugadores y sus


invitados entran, lanzando miradas curiosas hacia Brooke y yo.

—La gente se va a preguntar por qué no estuviste allí anoche, así que supongo
que deberíamos acordar nuestras historias.

—¿Ahora estás preocupado de que nuestras historias concuerden? —pregunta 51


con una ceja ladeada—. ¿Justo luego de que estamos entrando en un evento del equipo
juntos, como pareja, por primera vez?

Ignoro el golpe mordaz.

—Entonces, ¿qué debemos decirle a las personas que podrían preguntar por qué
no saliste anoche?

—Diles la verdad —dice ella con un encogimiento casual de hombros—. Estaba


trabajando.

—¿Estabas trabajando? —repito tontamente.

—Sí… estaba trabajando.

—¿Por qué estarías trabajando durante la noche? —le pregunto, ahora


completamente interesado en ella, en un nivel diferente—. Eres asistente del director
de servicios del equipo. Sé exactamente qué conlleva ese trabajo y dudo que sea mucho
más que un trabajo de cuarenta horas a la semana.

La barbilla de Brooke se levanta y se cruza de brazos defensivamente.


—Te sugiero que no difames mi trabajo si quieres que esta relación dure más
que los siguientes diez segundos.

Estoy debidamente molesto, pero antes de poder disculparme o explicar mi


curiosidad en una manera más discreta, ella continúa.

—Resulta que también estoy trabajando medio tiempo en el departamento de


marketing. No había una posición disponible la primera vez que apliqué, y sí, crearon
este trabajo para mí como una acomodación para mi papá, pero no es lo que me
gustaría estar haciendo con mi tiempo. Mi experiencia es en marketing, y espero poder
deslizarme a tiempo completo allí.

Ahora, eso es interesante.

—Marketing. ¿Qué significa eso? ¿Fuiste a la escuela por eso?

Su ceja se arquea más alta.

—¿En serio, Bishop? ¿Quieres aprenderte la historia de mi vida ahora?

Bueno, tal vez debería haber hecho un poco más de esfuerzo esta semana para
conocerla en lugar de obsesionarme por tener sexo con ella y esperar a que me llamara
como un niño petulante.
52
Suelto un largo suspiro.

—Está bien… perdón. Deberíamos haber tenido algo de tiempo esta semana
para discutir estas cosas.

—Sí, deberías —dice ella, lanzando un pequeño suspiro propio.

Levanto mis manos.

—Whoa, no te vi contactarme. Sabes, eres la que nos metió en este lío. ¿Por qué
no me llamaste y me pediste que nos reuniéramos para discutir estas cosas?

Los ojos de Brooke brillan con diversión en lugar de la ira que pensé que me
lanzaría. Sus brazos caen, solo para que su dedo suba y se hunda ligeramente en mi
pecho.

—Porque sé que tu idea de una reunión y la mía son dos cosas totalmente
diferentes. Dejaste claro que quieres los beneficios sexuales, y yo no quería llamarte y
hacerte pensar que eso es todo lo que buscaba.

—No habría pensado eso —aseguro.


Otro levantamiento de ceja. Maldita sea, no está creyendo lo que digo.

—Mira —digo suavemente mientras me acerco más a ella. Agarro su mano y la


levanto entre nosotros, apretándola suavemente—. Terminemos de cenar y nos
quedaremos un poco para socializar. Pero después, salgamos de aquí y vamos a algún
lugar y hablaremos. Podemos ir a una cafetería o algo así, ¿de acuerdo?

Aparentemente, eso es todo lo que necesitaba escuchar, porque su rostro se


suaviza y me aprieta la mano.

—No voy a decir que lo siento, porque me dijiste que no lo volviera a decir,
pero entiendo muy bien que es culpa mía que estemos en esta situación. No quiero
hacerte las cosas difíciles. Y, para ser honesta, no te contacté porque no quería
molestarte. Estoy segura que tienes mucho en tu plato y preferirías hacer otra cosa que
no sea fingir estar en una relación conmigo.

—Si tuviera que fingir estar en una relación con alguien, me alegro de que sea
contigo —digo con seriedad.

Eso no es mentira.

—Eres dulce —dice con un aleteo exagerado de sus pestañas, y me hace reír—. 53
¿Listo para terminar con esto?

—Listo —digo mientras me dirijo al podio de la anfitriona. Pero entonces surge


otro pensamiento y me vuelvo hacia Brooke, retrocediendo con ella en la esquina.
Inclinando mi cara hacia abajo para acercarme a la de ella, digo—: No tenemos que
tener sexo. Lo sabes, ¿cierto?

—Lo sé —dice en un susurro sin aliento.

—Quiero decir… quiero tenerlo —digo rápidamente para que ella no piense lo
contrario—. Y pareces muy metida en eso conmigo. Pero si me equivoco… bueno,
solo sé que no es mi prioridad. Lo es pasar esta farsa con tu relación con tu padre
intacta y sin que él me eche del equipo.

—Él no puede hacer eso —dice ella secamente.

—Lo sé —regreso con una sonrisa—. Pero él puede hacer mi vida un infierno.

—Queremos las mismas cosas, Bishop. —Sus palabras me rozan ligeras como
una pluma, su voz es muy suave, pero su significado me golpea en el estómago.

Sabe lo que quiero. Esa es ella.

Quiere lo mismo, lo que significa que me quiere a mí.


Si ese es el caso, entonces mierda, si voy a alejarme de ella. Creo que en este
momento no hay necesidad de usar la excusa de que necesitamos conocernos mejor
para hacer un buen espectáculo, sino que más bien podemos superar este fiasco y
también pasar un buen rato mientras tanto.

Al menos esa es la forma en que lo estoy leyendo y me atengo a eso.

—Empecemos el espectáculo entonces —digo, y me inclino hacia abajo para


rozar mis labios con los de ella. Su aliento sale en un tembloroso respiro hacia mis
labios, y cuando retrocedo, sus ojos están brillantes y prometedores.

Sin otra palabra, meto su mano en el hueco de mi brazo, luego me vuelvo para
llevarla al restaurante. En ese mismo momento, Erik atraviesa las puertas con el tipo
de mujer con el que lo he visto en algunas ocasiones. Parece que vino directamente de
la soleada California con una masa de cabello rubio decolorado y enormes tetas que
prácticamente se salen por la parte superior de su vestido, cuyo dobladillo apenas cubre
su trasero.

Sacudo mi cabeza con diversión mientras camina hacia nosotros, su brazo


rodea a la mujer y cuelga lo suficientemente bajo. Apuesto a que su mano está en su
trasero.
54
—¿Qué hay? —dice Erik, y comienza a estirar un puño para chocarlo cuando
nota a Brooke de pie cerca de mí con nuestros brazos unidos. Sus ojos se agrandan y su
boca se abre—. Whoa.

Sé exactamente lo que está pensando. Es lo que todos los demás van a pensar
también.

Bishop Scott está follando a la hija del entrenador y nada bueno saldrá de eso.

—Brooke, ¿ya conoces a Erik Dalhbeck? —Giro mi cuello y bajo mi mirada


hacia ella.

La sonrisa que me dirige da ganas de acercarla más. Ella sacude su cabeza.

—No he tenido el placer.

—Erik se unió al Vengeance de los Demonios de Los Ángeles. Es uno de los


mejores defensores, uno de los ejecutores más duros de la liga, y tenemos suerte de
contar con él. —Miro a Erik, que todavía luce estupefacto. Asiento ligeramente a mi
chica y le digo la mentira por primera vez—. Esta es Brooke Perron. Ella y yo hemos
estado saliendo durante unos meses.
—¿Qué, qué? —murmura Erik y luego parece darse cuenta que no está
manejando esto de la manera más profesional. Sacude la cabeza y luego le tiende la
mano a Brooke—. Un placer conocerte.

—Bienvenido al equipo —dice ella con una sonrisa.

Erik vuelve su mirada hacia mí y me lanza una mirada muy aguda que dice:
Amigo… tú y yo… tenemos que hablar.

Acercándose a su cita, Erik se abre paso sin siquiera molestarse en presentarla.


Ese no es un comportamiento extraño. Muchos jugadores, yo incluido a veces, han
tenido citas de una sola noche. Mujeres bellas y calientes, que pasan un buen rato con
un grupo de personas famosas, luego las follas hasta el cansancio y sigues tu camino.
No tiene sentido hacer presentaciones porque ella no estará presente en el próximo
evento, así que, ¿por qué molestarse?

El hecho de que acabara de presentar a Brooke a Erik como una mujer con la
que he estado saliendo algunos meses enviará un mensaje al equipo diciendo que no es
solo dulce decoración.

55
CAPÍTULO 8
BISHOP

—A
ún no puedo creerlo —murmura Legend mientras mira de
mí a Brooke… que está parada al otro lado de la
habitación, y luego mira de nuevo hacia mí. Yo también
dirijo mi mirada a Brooke, pero mantengo mis ojos allí durante un momento,
observando mientras habla con la cita adorno de Erik, cuyo nombre aún no tengo idea
de cuál es.

Hemos terminado la cena, que fue un asunto de dos horas y media, y ahora
algunos de nosotros nos hemos reunido en la espaciosa área del bar del restaurante,
mientras otros aún están con el postre en el comedor.

—¿Cómo demonios pudiste guardar silencio sobre salir con la hija del
entrenador? —me pregunta Erik, su tono es tan incrédulo de la situación como el de 56
Legend antes—. Quiero decir, salías con ella mientras jugabas para los Vipers y
mientras Perron entrenaba a los Phantoms. ¿Y nunca le contaste a nadie al respecto?

Dax se ríe y palmea a Erik en la espalda.

—Yo lo sabía, pero soy tan bueno como Bishop en guardar secretos.

Tengo que sonreír ante eso. Dax se ha apuntado como un personaje en nuestro
engaño al entrenador Perron y el equipo. La primera vez esta noche que alguien me
interrogó sobre el secreto de nuestra relación, Dax intervino inmediatamente y les dijo
a todos en tono muy alto que él lo sabía desde el principio.

De hecho, continuó empezando a relatar los detalles falsos de la historia de


cómo nos conocimos. Afortunadamente, yo había relatado con gran especificidad lo
que le habíamos contado al entrenador Perron y Dax continuó desde allí.

—Estábamos en el Club Zero —le contó al grupo que conformaba nuestra mesa
de ocho. Nos habíamos sentado a propósito con algunos de los jugadores que no
conocíamos muy bien en un esfuerzo para llegar a conocerlos—. Y había tanta gente
allí, porque este es como un espacio realmente popular para festejar. En cualquier
caso, Bishop vio a Brooke en la pista de baile y se volvió como un zombi. Fue un poco
perturbador la forma en que la miraba con la lengua colgándole. Solo tuvo las agallas
para ir a hablar con ella después que yo le apliqué unas cuantas bebidas mezcladas y le
di como diez charlas de ánimo. Sí… podrían decir que toda su relación es todo obra
mía, ya que Bishop fue demasiado patético para aproximarse a ella de otra forma.

Deseaba ahorcarlo y Brooke estaba soltando risitas detrás de su mano. Los


otros jugadores estaban muy entretenidos y no había ni una maldita cosa que pudiera
hacer para corregirlo. La historia avanzó desde allí, Brooke y yo añadiéndole,
inventando mierda sobre la marcha. Basamos el secreto en que sencillamente no
deseábamos complicar las cosas con su papá, pero él lo descubrió y estábamos
contándoles a todos. Dejamos eso muy vago, prefiriendo que nadie supiera que el
entrenador Perron de hecho me atrapó en una situación comprometedora con su hija
en la oficina de ella.

—¿Cómo es el entrenador Perron cuando no está pateando nuestros traseros en


las prácticas? —pregunta Legend, devolviéndome al presente.

Me encojo de hombros mientras me giro a mirarlo.

—Es genial. Aún un poco gruñón, y es sobre-protector con Brooke, pero solo
quiere lo que es mejor para ella.

Había decidido la primera noche que acepté entrar en este engaño que iba a
pintar al entrenador tan positivamente como él me lo permitiera. Imaginaba que iba a 57
ser muy difícil mantener estable nuestra relación cuando Brooke y yo “rompiéramos”.

—Sabes que estás jodido si esta cosa con ella no es a largo plazo —me responde
Legend.

No estaba equivocado en eso.

—¿Será a largo plazo? —pregunta Erik casualmente.

—Es serio —es todo lo que estoy dispuesto a decir. No hemos difundido lo del
compromiso que Brooke le contó a su padre. Imaginamos que él realmente no va a
decir nada públicamente hasta que se haya hecho formalmente con un anillo, y no
estoy dispuesto a hacer eso, así que por ahora, Brooke y yo solo estamos saliendo y he
confirmado que es serio. Entre los chicos en la cena, y Dax, Erik y Legend,
probablemente antes que la noche termine se va a esparcir que Brooke y yo somos una
pareja seria.

Miro hacia Brooke. Tengo que admitir, mantuvo la compostura durante la


cena. Ambos fuimos parcos con los detalles, pero cuando habló sobre mí fue con
calidez y afecto. También fue atenta a las otras personas en la mesa, y era una buena
oportunidad para que yo la observara realmente por primera vez sin la presión de
nuestra falsedad colgando sobre nosotros o sin estar ocupados con el sexo. Descubrí
esta noche que solo observar a alguien interactuar con otros te dice un montón sobre
ellos.

Descubrí que Brooke es una buena oyente. Es divertida, en una forma discreta.
Para el final de la cena, pude notar que Brooke no tenía un hueso de arrogancia en el
cuerpo, y mientras la observo hablar con la cita de Erik, es incluso más evidente.
Tampoco es sentenciosa. Todas las otras esposas y novias se han mantenido alejadas
de la mujer que Erik trajo, pero allí está Brooke escuchando a lo que sea que la mujer
dice con inmenso interés.

En resumen… ella es así de agradable.

Los chicos pasan a otro tema, el juego próximo que tenemos en San Francisco.
He estado placenteramente sorprendido esta semana durante el campo de
entrenamiento que este grupo de chicos ahora conocido como Vengueance tiene un
estilo bastante bueno en el hielo. Cuando te intercambian a un nuevo equipo, toma un
poco de tiempo que te aclimates. Imagina unir a treinta sujetos del draft de expansión,
todos con diferentes estilos de juego y que han sido entrenados diferente, y arrójalos
todos juntos en el hielo.

Bueno, prácticamente esperaba desastre.


58
En su lugar, y por cualquier razón, nuestras filas se adaptaron rápidamente y
solo tuvimos una especie de intuición allí afuera que parece estar funcionando para un
montón de sujetos que son esencialmente desconocidos. Con algo de suerte eso
continuará para los juegos venideros y en la temporada regular.

Incluso Tacker, y mis ojos se deslizan a donde se sienta solo en el bar, se ha


integrado de alguna forma. Es tranquilo y no busca conversación, pero se involucra
educadamente si haces el primer movimiento. Pero en el hielo, es una persona
diferente. Sutilmente da órdenes y ejerce tanta confianza que es casi un consuelo para
los otros jugadores. Es como si Tacker piensa que podemos hacerlo, podemos hacerlo.
Ayuda que sea uno de los mejores jugadores que la liga haya visto nunca, e incluso a
los treinta años de edad, puede superar patinando a la mayoría de los novatos y
derrotar a casi cualquier portero en una situación uno a uno.

—Regresaré en un minuto —digo por la comisura de la boca a quien sea que


esté escuchando. Erik está hablando sin parar sobre un grandioso bar topless en San
Francisco que deseaba tener tiempo de visitar después del juego, pero está lamentando
que tristemente tendremos que ir directamente al avión del equipo para dirigirnos a
Los Ángeles.
Los ojos de Brooke me atrapan desde el otro lado de la habitación mientras me
dirijo al bar. Me dirige una sonrisa dulce y le guiño el ojo. Haciendo la pantomima con
las manos, vocalizo las palabras: ¿Quieres otra bebida?

Ella sacude la cabeza y le disparo un pulgar arriba.

En la barra, tomo un banquillo vacío a la derecha de Tacker, aunque hay uno a


su izquierda también. Él no emana las vibras más acogedoras y actualmente está
encorvado sobre lo que parece ser un vaso de bourbon en las rocas.

—¿Qué pasa, hombre? —digo al sentarme a su lado.

—No mucho —murmura él, encorvándose más alrededor de su bebida.


Entiendo que el tipo es algo asocial, pero ¿por qué siquiera molestarse en quedarse
luego de que la cena acabó?

Quiero decir, estoy seguro de saber la respuesta. Todo está ligado a la


devastadora pérdida de su prometida. Ciertamente, puedo entender que sea tímido,
pero no voy a decir que me frustra. Además, el entrenador nos puso a Tacker y a mí en
la primera línea juntos, al comienzo del campo de entrenamiento, y eso no ha
cambiado. Como ala derecha y central, necesitamos confiar y anticipar al otro. A
veces, esto es hecho con comunicación. 59
Otras veces, tiene que surgir de conocer a tu hombre y lo que él va a hacer.

—El lunes en la noche —digo para llamar su atención y él voltea para mirarme.
El lunes en la noche estaremos en el hielo, jugando con los Bay Brawlers de San
Francisco—. Si tienen a Bronson en el juego, él siempre va con la postura de mariposa.
Es como si una vez que comienza, no puede detenerse, así que tienes que preveer eso.

Sé esto bien, porque Bronson jugó con los Vipers por dos temporadas como
nuestro respaldo antes de que fuera a San Franciso para ser titular.

—Entonces, ¿cuál es la mejor jugada? —me pregunta Tacker, su expresión


ahora relajada e interesada. Ya lo he descubierto. Siempre y cuando hables sobre
hockey con él y lo mantengas impersonal, en serio entablará una conversación
abiertamente.

—Cuando tenga el disco tras la red, si tengo algún espacio, acércate a la zona
del penalti corto —le digo. Esta zona es un cuarto del círculo de saque que yace más
cerca a la línea azul y al centro del hielo. Es el sueño de un central tirar de allí—. Te
encontraré.

Tacker me da media sonrisa y asiente.


—Iré alto, al lado del palo.

—Exacto. —Miro sobre mi hombro a Brooke, sin querer dejarla sola por mucho
tiempo. Aún está conversando con la cita de Erik, y realmente habla animadamente
con ella, haciendo gestos con sus manos. Muero por saber que podrían tener en
común.

—Hacemos un buen equipo allí fuera —dice Tacker gruñonamente, y porque es


impresionante oírle iniciar una conversación, mi cabeza regresa rápidamente en su
dirección.

Le doy una sonrisa amable.

—Eso creo.

De hecho, somos bastante fluidos entre nosotros allí fuera. La posición de ala
izquierda aún está un poco en el aire, y estoy seguro que el entrenador no tomará una
decisión final hasta que acaben los juegos de pre-temporada, pero Dax está en carrera
por la primera línea. Diablos, mi sitio en la primera línea ni siquiera está escrito en
piedra. Solo porque jugué allí toda la semana con Tacker no significa que me quedaré
allí. Mucho está en juego en estos primeros juegos.
60
Un movimiento al otro lado de Tacker llama mi atención y mis ojos destellan
ligeramente cuando veo al entrenador Perron acercarse para quedarse de pie a su
izquierda. Tacker voltea la cabeza en esa dirección.

El entrenador no se sienta, sino que solo asiente como saludo, primero a Tacker
y luego a mí.

—Que gusto encontrarlos a ambos por un momento.

Es la primera vez que él y yo hemos hablado lejos de las sesiones de práctica.


Estuve temiendo al día en que él me hiciera a un lado y quisiera comenzar a hablar
sobre mierdas de compromiso y boda, pero hasta ahora, mantuvo eso apartado.

¡Mierda, gracias!

—¿Puedo conseguirle una bebida, entrenador? —le pregunto, tratando de


mostrar algo de informalidad que uno podría esperar del hombre saliendo con la hija
del entrenador, pero aún no fuera de los límites de buenos modales si no estuviera
saliendo con ella.

—Estoy bien —dice él en una voz baja y ronca—. Escucha… Te nombraré,


Hall, como capitán para esta temporada, y Scott, tú serás uno de los capitanes
adjuntos.
Lo primero que me impresiona de sus palabras es que acaba de dirigirse a
Tacker y a mí por nuestros apellidos. Esto no es extraño, pero tampoco es la norma
siempre. Realmente depende del nivel de informalidad que tiene un entrenador, y
claramente, incluso en un evento festivo, el entrenador no se siente lo suficientemente
cómodo para dirigirse a nosotros con nuestros nombres de pila.

No importa. No significa nada para mí, excepto que, el hecho de que acaba de
hacerme capitán adjunto es increíblemente impresionante, así como emocionante.

El entrenador lleva su mirada a Tacker.

—Eres mi jugador más experimentado y el más talentoso. Tienes todo para


ofrecerles a los jóvenes, en lo que respecta a guía y dirección. Espero que des eso
proactivamente.

Mis cejas salen disparadas. Incluso un idiota notaría que esas últimas palabras
fueron una orden para Tacker, para que saliera de su cascarón. En teoría, tiene sentido
que Tacker sea el capitán. Es un veterano de toda la vida y está altamente dotado. Es
uno de los líderes en la liga. Aunque me pregunto si el entrenador está poniéndolo en
la posición de capitán para obligarlo a abrirse. Si es así, tengo que decir que mi respeto
por el hombre acaba de crecer diez veces.
61
El entrenador lleva su mirada a mí.

—Scott… claramente tienes talento, pero me impresionó tu liderazgo en el


hielo, así como el refuerzo positivo que das. Es agradable tener un balance agradable
para mis formas bruscas.

El hecho de que el hombre acaba de dejarme mudo no ayuda. Un verdadero


cumplido de un hombre que, pensaba, quería destrozarme hace días. Solo parpadeo
tontamente hacia él.

—Como ambos saben —continúa el entrenador Perron, como si no acabara de


tomarme por sorpresa—. Mi estilo no es muy práctico. Les diré que está mal. Se los
diré en una manera eficiente. Esperaré que lo corrijan igual de eficientemente. No se
me pasa que, a veces, los jugadores necesitan más, y allí es donde ustedes dos me
ayudarán enormemente, ofreciendo comentarios positivos a sus compañeros.

—Como una cosa tipo policía bueno, policía malo —digo con una sonrisa
torcida.

El entrenador no sonríe, y dejo que mi sonrisa se desvanezca. Se endereza, nos


ofrece una mano a cada uno de nosotros para estrecharla, lo cual hacemos.
—Felicidades a ambos. Su madurez y liderazgo ha sido notado. Ahora… me
voy a hablar con Bay. Obtendrá otra posición de capitán adjunto.

Observo al entrenador pasearse lejos de allí, y regreso mi mirada a Tacker. Él


no me mira, pero levanta su vaso a su boca, inclinando su cabeza hacia atrás y
haciéndolo desaparecer en tres tragos. Cuando lo baja de nuevo, su cuello gira para
verme.

—Felicidades, Bishop. Te lo mereces.

—Tú también, hombre —respondo.

Obtengo un corto asentimiento y Tacker se levanta de su banquillo,


dirigiéndose a la salida del restaurante. No se despide de nadie.

62
CAPÍTULO 9
BROOKE

L
a cita de Erik es muy agradable. Su nombre es Sarah Kinecky, pero
continúo deseando llamarla Pamela. Porque luce exacta como una
Pamela Anderson joven. Tiene el cabello rubio, llevado por el viento y
un cuerpo perfecto. Incluso luce esos mismos labios llenos y rellenos que la Srta.
Anderson tiene, y es ligeramente despistada, lo cual nunca he atribuido al color de
cabello.

Aunque nada de eso cambia el hecho de que es una mujer realmente amable.
Erik y ella se sentaron en otra mesa al cenar, pero noté que nadie le habló realmente. A
veces, se metía en la conversación, pero a menudo no era considerada. Obtuvo
miradas de disgusto oculto de las otras mujeres sentadas en su mesa, y era claro que
estaban despreciándola, y probablemente fue solo porque ella era abiertamente sexy.

Por lo tanto, luego de la cena, sugerí a Bishop que pasara el rato con alguno de 63
los jugadores, para ayudar a calmar la marea de rumores rodando que, seguramente,
circulaban luego de habernos presentado tomados de la mano. Inmediatamente,
busqué a Sarah, quien estaba de pie en el área de la barra, sola. Lucía visiblemente
aliviada cuando me aproximé a ella.

Resulta que ella acababa de mudarse al área, desde Detroit, y le encanta aquí.
Era una enorme fanática de su equipo de hockey, los Cardinals. Sarah en realidad
conoce bastante sobre el deporte y hemos estado hablando al respecto.
Ocasionalmente, le echo un vistazo a Bishop, mientras él pasa el tiempo con un grupo
de jugadores. A veces, sus ojos vagan hacia mí y hace que mi vientre se estremezca
cuando me sonríe.

Eventualmente, Bishop se separa del grupo y se dirige al bar. Me sorprende


cuando se encamina hacia Tacker, quien está sentado solo.

Lo sé todo sobre Tacker Hall. No por gustarme el hockey profesional en una


forma profundamente conferida, más bien soy como una exuberante fanática del
equipo de mi padre, aunque él y yo no hablamos mucho sobre su trabajo. Pero desde
que vine a Phoenix, se ha abierto conmigo de alguna forma, respecto a sus
preocupaciones por el sitio de Tacker en este equipo. Creo que mi padre siente
profundamente la tristeza de Tacker, ya que se siente bastante parecido luego de que
perdimos a mi mamá hace meses.
Aunque mi padre tuvo algunas contribuciones en los jugadores que escogieron
en el draft de expansión, sus preocupaciones sobre Tacker uniéndose al equipo
(principalmente, sobre cómo encajaría en una dinámica competitiva) no estaban
siendo escuchadas por la dirección.

Esto básicamente estaba bien, porque para el final del campo de entrenamiento
esta semana, mi padre vio potencial en Tacker para ser un verdadero líder. Su
conducta emocionalmente tímida aparentemente no aparece en el hielo. El hombre
claramente aún está torturado por la pérdida de su prometida, y eso es evidente por la
forma en que se cierra, buscando soledad más que socializar.

Pero hoy, mi papá me reveló confidencialmente que iba a nombrar a Tacker


como capitán. Como mi padre, espero que esto ayude a continuar sonsacándolo, así
puede comenzar a vivir realmente su vida de nuevo.

Sin querer ignorar a Sarah, volteo de regreso a ella y pregunto:

—¿Cómo conociste a Erik?

Sus ojos se iluminan con emoción, orbes destellantes de azul mientras habla con
entusiasmo.
64
—Lo conocí en un bar anoche. Y, bueno, la atracción fue instantánea.

Sus mejillas se ponen un poco rosa y puedo ver una ligera vergüenza en su
expresión, pero no la detiene de admitirme:

—En realidad… como que tuvimos sexo en el baño. Lamento si eso suena
vulgar, pero nunca antes conocí a una estrella de hockey.

Le sonrío, comprensiva.

—Oye, está bien. El sexo es genial, siempre y cuando sea seguro.

No iba a decirle que realmente teníamos bastante en común, dado que dormí
con Bishop la noche que lo conocí. Claramente, no estoy en contra de las aventuras de
una noche, pero creo que mantendré esa información para mí misma.

Cambio de tema rápidamente.

—¿En qué trabajas, Sarah?

—Estudio para obtener mi licencia en bienes raíces, pero trabajo como


cantinera mientras tanto. En realidad, trabajaba anoche cuando conocí a Erik.
Volteo ligeramente para ver hacia Bishop, y ahora me sorprende ver a mi padre
de pie allí, con él y Tacker. Me pregunto si mi papá le dice a Tacker que va a ser el
capitán del equipo.

—Entonces, tú y Bishop parecen una gran pareja —me dice Sarah, y eso obliga
a mi mirada a regresar a ella.

Realmente odio no estar mirando a Bishop. Él está extraordinariamente


atractivo esta noche, en un traje gris tan oscuro que podría pasar por negro, pero tiene
delgadas líneas de azul claro bajando verticalmente, en un amplio patrón a cuadros. Lo
combinó con una camisa azul pálido y una corbata azul y amarilla. Debe ser una regla
no dicha, pero los jugadores de hockey se arreglan muy, muy bien. De nuevo, tiene su
cabello largo apartado hacia atrás, lejos de su rostro y sostenido perfectamente en su
sitio por algún tipo de producto milagroso para el cabello. Tengo que descubrir qué es,
porque cuando mis dedos se meten en su cabello, no está duro o pegajoso, sino que se
siente fabulosamente grueso y suave.

—¿Algún consejo para Erik y yo? —pregunta Sarah, y me sorprende notar que
no respondí su primera pregunta. Bueno, no fue exactamente una pregunta, sino más
como una afirmación flotante que requería una respuesta. No le he dado una, sino que
comencé a soñar despierta con Bishop de nuevo. 65
Sonriéndole brillantemente a Sarah, le digo:

—No sé si mi consejo sea tan bueno. Solo nos hemos visto algunos meses.

—Bueno, claramente él está embelesado contigo —dice Sarah.

—¿A qué te refieres? —le pregunto con una ligera inclinación de mi cabeza.

Sarah solo asiente hacia Bishop antes de decirme:

—Está viéndote constantemente cuando ustedes dos no están juntos. ¿No


puedes sentir el peso de ello?

No puedo. Y probablemente es porque realmente me siento electrizada, como si


electricidad viva tarareara bajo dentro de mí, solo por estar cerca del hombre. Estoy
segura que eso oculta completamente el peso de su mirada.

—Desearía que algo como eso pudiera crecer entre Erik y yo —dice Sarah,
melancólicamente, mientras su mirada va a Erik al otro lado de la habitación, con
hambre evidente.
No un hambre sexual. Y no un hambre depredadora por las cosas que él puede
darle. Creo que Sarah solo está buscando amor y lo hace en una forma épicamente
grande.

Odio decírselo, pero no va a encontrarlo con una aventura de una noche.

Corrección… quise decir una aventura de dos noches, ya que técnicamente tuvo
sexo con Erik en el bar anoche y estoy bastante segura que lo tendrá de nuevo con él,
luego de que se vayan de aquí.

Tristemente, tengo el gran presentimiento de que Erik no va a llamarla luego de


esta noche. Apenas le dijo un puñado de palabras, por lo que he observado, lo cual lo
hace un poco idiota, para ser honesta.

Me siento increíblemente triste por Sarah, porque puedo entenderlo. Mientras


que no tenía intención de aferrarme a Bishop luego de nuestra noche juntos, no podía
evitar pensar sobre él constantemente, luego de que se fue a la mañana siguiente.

Y luego… de repente estaba allí, en mi entrada y me sentí volver a la vida.

Si Sarah siquiera siente una fracción de esa emoción, que yo sentí por Bishop
cuando lo vi de nuevo, por Erik; entonces su corazón va a terminar roto. 66
De cualquier forma, el mío no lo hará, porque tenemos un sólido plan de juego.
Sé que hay una fecha de vencimiento en esto, así que no tengo ninguna expectativa, y
sin expectativas, no puedo ser decepcionada.

Una mano en la parte baja de mi espalda me saca de mis reflexiones internas y


volteo, mirando hacia arriba para ver a Bishop, de pie allí. Con la forma en que está
sonriéndome, como si estuviera feliz de verme y no puede esperar para llevarme a
casa, tengo que recordarme que todo esto es un acto.

—¿Estás lista para salir de aquí? —pregunta, su voz baja y seductora. Sarah
suelta un suspiro anhelante desde atrás mío.

—Sí… claro —digo, sin gustarme la forma en que terminé sonando, toda
necesitada y sin aliento—. Vayamos a despedirnos de mi papá, ¿de acuerdo?

Antes de alejarnos de Sarah, le presento a Bishop. Él nunca la verá de nuevo,


pero es lo más amable que debo hacer. Nos despedimos de ella y la observo caminar
hacia Erik por un momento, retorciendo sus manos con nerviosismo y aun así,
arreglándoselas para poner un balanceo seductor en sus caderas, que tiene los ojos de
él iluminándose con apreciación cuando la ve.
Bishop y yo localizamos a mi padre y damos nuestras despedidas. Esto incluye
un abrazo mío, donde él me sostiene con un poco más de fuerza, pero siempre ha sido
así. Le da una sacudida de manos tranquilamente solemne a Bishop, pero hay una
abundancia de información en su rostro. Con sus ojos y una postura dura de su
mentón, le dice a Bishop sin pronunciar una palabra: No te atrevas a dañar a mi niñita.

Por supuesto, sé que eso es una imposibilidad, dada toda la naturaleza temporal
de nuestra relación y que ambos tenemos grandes planes para avanzar sin mirar atrás.

En teoría, es sensato.

Mi estómago aún se retuerce ligeramente cuando pienso en el daño potencial


que esto podría hacerle a todos los involucrados.

Luego de que el aparcacoches trae el auto, me acomodo en el asiento frontal, y


Bishop comienza a conducir lejos del restaurante, preguntando:

—Creo que logramos sacar adelante eso, ¿no crees?

—Mmmm —concuerdo, solo con un tarareo en mi garganta—. Parece que


nadie se dio cuenta.

Él no responde, sino que pone su atención en el tráfico viniendo de la izquierda


67
antes de poder mezclarse en el tráfico. Hay un largo silencio una vez que logra hacer
su giro y yo me acomodo más atrás en el asiento.

—¿Puedo pasar la noche contigo? —me pregunta, y el nivel de nerviosismo en


su voz en este mismo momento me hace voltear a verlo. No veo nada, excepto
confianza en su perfil, mientras observa el camino, el brillo del tablero iluminado su
rostro atractivo.

—De acuerdo —digo suavemente.

Sus labios se curvan hacia arriba, y es solo entonces cuando soy capaz de ver
sus hombros relajarse, indicando que mi respuesta fue muy importante para él.

—Bien —es todo lo que dice.


CAPÍTULO 10
BROOKE

—N
unca… he… hecho… esto… antes. —Mis palabras salen
todas cortadas mientras jadeo. Los dedeos de Bishop están
entre mis piernas, las que están ampliamente abiertas.

—Eso no es verdad —dice Bishop con su boca junto a mi oreja—. Te he hecho


venir unas cuantas veces con mis dedos.

Sacudo mi cabeza, la parte posterior de ella presionada en su hombro. Se sienta


detrás de mí en mi bañera, su erección gruesa y dura contra mi espalda.

Inhalando profundamente a través de mi nariz, logro decir entre dientes:

—Quiero decir… tomar un baño con un chico antes.

El dedo índice de Bishop acaricia mi clítoris y su otro brazo está envuelto 68


alrededor de mí con una gran palma apretando un seno. Su boca todavía está junto a
mi oreja, haciéndole cosquillas con su respiración. Estoy tan cerca, pero acaba de
hacerme venir dos veces en la habitación y está haciéndome trabajar por este.
Tomándose su tiempo, con toques leves que me llevan cerca del clímax tan
jodidamente lento.

—Brooke —murmura Bishop, y su voz es tan sexy que mis dedos se doblan—.
Un baño pareció perfecto luego de que me suplicaras que me corriera en tus tetas hace
poco tiempo.

Gimo y empujo mi pelvis hacia arriba. Su risa es perversa en mi oreja mientras


sigue dándome su charla sucia y dedo gentil.

—Estaba sorprendido de escucharte pedir eso. Sorprendido y encantado. Saber


que eres una chica sucia.

Mi cabeza se sacude de derecha a izquierda en silenciosa negación, pero Dios…


creo que tiene razón. Las palabras que salen de mi boca son prácticamente extrañas
para mí cuando Bishop me pone toda salvaje y fuera de control. Y siento como si le
tomara apenas algo de esfuerzo llevarme ahí. No hace más de quince minutos, me
tenía totalmente abierta en mi cama y estaba follándome tan lento y profundamente
que enloquecí absolutamente.
En realidad le había suplicado que se viniera sobre mí, algo que nunca había
hecho antes. Fue mágico ver la transformación en su rostro, pasar de profundo placer a
severa necesidad. Se movió de lento y profundo a rápido y duro, y en momentos estaba
saliéndose, quitándose el condón y viniéndose sobre todo mi pecho.

—¿Vas a dejarme follar esa boca en algún momento? —pregunta, su voz toda
baja y ronca.

—Sí —gimo sin vacilación. Es algo en lo que he estado pensando porque tiene
completo control de mí cuando se trata del sexo, por una vez, o quizás por algunas
veces sobre las siguientes semanas, lo quiero a mi merced.

—¿Vas a tragar cada parte de mí? —anima, con sus palabras y su dedo. Su
presión aumentando en mi clítoris, el que está súper sensible en este momento y el
gentil flujo de cálida agua en la bañera está contribuyendo a mi placer.

—Lo haré —le prometo, y eso causa una reacción. Puedo sentir su pene
sacudiéndose contra mi espalda y gime, presionando sus labios en mi cuello.

—No puedo esperar por eso, nena —murmura, y empieza a mover sus dedos
más rápido.
69
Más duramente.

Me rompo y empiezo a caer, sintiendo el orgasmo apresurándose para


encontrarme. Intento plantar mis pies contra sus tobillos por apoyo y cuando el placer
explota y empieza a destrozarme, mis caderas se disparan hacia arriba en una
demanda por más. Bishop hunde sus dedos dentro de mí, no estoy segura cuántos,
pero me siento tan llena. Puedo sentirme partiéndome alrededor de ellos,
agarrándolos… succionándolos más profundamente.

—Eso es —me elogia suavemente antes de morder mi oreja con fuerza.

Me gusta.

Me derrumbo hacia atrás sobre su cuerpo y mi cabeza se apoya en su hombro.


Mi mano cubre la suya, manteniéndolo alojado dentro de mí por unos cuantos
momentos de felicidad. Siento sus labios presionarse contra mi cuello otra vez
mientras susurra:

—Me encanta hacerte venir.

***
—Esto es un poco raro —murmuro y el brazo de Bishop se aprieta a mi
alrededor.

Estamos acurrucados.

En mi cama.

Listos para dormir.

Su voz es pesada y relajada.

—¿Te refieres a dormir juntos?

—Sí —digo mientras elevo una mano para acariciar el dorso de su mano, la
cual está extendida sobre mi estómago—. Quiero decir… en realidad estamos medio-
vestidos y acurrucados en la cama como adultos.

Bishop se ríe. Se siente raro meternos en la cama desnudos para dormir. Quiero
decir, no hay nada raro en el baño, él haciéndome venir y después sacándome para
inclinarme sobre el lavado. Pero cuando nos secamos y Bishop anunció que iba a
quedarse toda la noche, mi primer pensamiento fue ponerme bragas y una camiseta.
De repente me había sentido vulnerable.
70
No hizo ningún comentario mientras me miraba hacer esto y estaba
extrañamente aliviada cuando él se puso su bóxer. Dios, se veía increíble con todos
esos músculos y solo esa delgada tela elástica cubriendo sus mercancías.

—¿Está bien si me quedo aquí? —preguntó—. No es como si necesitáramos


hacerlo para demostrar algo.

—Oh, no lo sé —reflexiono en voz alta—. Quiero decir… si mi papá aparece


inesperadamente, eso añadiría credibilidad a nuestra historia.

Bishop me da un falso estremecimiento de cuerpo entero.

—Por favor, Dios, no dejes que eso suceda.

Riendo, aprieto su mano, luego la presiono profundamente en mi abdomen. Su


brazo se aprieta a mí alrededor y me siento extrañamente segura.

Extraño porque estaba sintiéndome tan vulnerable.

—Fue lindo de tu parte hablar con la cita de Erik está noche —dice Bishop en la
oscuridad. Cerré mis persianas completamente, ya que la casa de mi vecino está a seis
metros de distancia, su habitación directamente en frente de la mía. La primera
semana después que me mudé, pude ver al señor Crantz caminando desnudo y las
persianas han estado cerradas desde entonces.

Siente mi encogimiento de hombros, pero añado:

—Ella fue agradable. Estoy segura que a Erik le hubiera gustado si hubiera
podido hablar con ella.

El encogimiento que sigue estoy segura que también lo siente. No quise que mis
palabras salieran tan condescendientes. Bishop está callado por un momento y espero a
que arremeta en mi contra por haber juzgado a su compañero de equipo, pero
simplemente dice:

—Es solo Erik. Es un gran mujeriego y todavía no está listo para sentar cabeza.

—Me dijo que tuvieron sexo en el baño del bar donde ella trabaja anoche —le
digo, sintiéndome lo suficiente segura para compartir esto con él.

Bishop ríe.

—Sip. Y más tarde esa noche, se fue con otra mujer.

Antes que pueda procesar lo horrible que es eso, digo: 71


—Suenas casi orgulloso de él.

—¿Por qué? ¿Eso te pone celosa? —dice en broma.

—Ni en lo más mínimo —digo, y se ríe otra vez, tirándome más cerca de él.

—No te preocupes —me dice—. Fui un buen chico anoche.

—Sí —murmuro mientras considero las razones de su buen comportamiento—.


No sería de gran ayuda que los chicos te vieran al acecho cuando tienes una supuesta
novia que has estado escondiendo de ellos.

Otro largo momento de silencio, y espero que él se enoje. Levanta su mano y


desliza sus dedos a través de mi mentón. Voltea mi cabeza, así tengo que estirarme
sobre mi hombro para verlo. Solo se ve el contorno de su sombra, y no tengo idea de
cuál es la expresión en su rostro, pero su voz es muy gentil.

Muy estable.

—Existe eso… la farsa que estamos creando, pero, Brooke, si estoy follando
contigo, solo follo contigo. Esa es la manera en que actúo siempre.
Había esperado que el alivio me inundara, pero en lugar de eso, un tirón de
deseo me golpea entre las piernas. Toma todo de mí no tomar su mano en la mía y
empujarla por mi cuerpo.

Hacia abajo.

Aunque no lo hago, porque realmente estamos teniendo una conversación y eso


también es bastante agradable.

—¿Cuál es el asunto con esta posición de marketing? —pregunta Bishop, y eso


me toma por sorpresa. Suena interesado en mí como persona—. ¿Obtienes un aumento
si haces dos trabajos?

—No —le digo, y luego le explico—. Como que estoy haciendo una entrevista
de trabajo con el director de marketing, Sebastián Parr. Espero impresionarlo lo
suficiente para que me ofrezca una posición a tiempo completo y pueda dejar los
servicios del equipo atrás. Sin ofender.

—No ofendes —me tranquiliza—. Además, esa es tu experiencia, ¿verdad?

—Ajá —murmuró, sintiendo la fatiga de los múltiples orgasmos que tuve hoy.

Bishop me apuñala en las costillas con su dedo índice, tan ligeramente que me
72
hace cosquillas. Me retuerzo y dejo salir una carcajada.

—Necesito más que eso, Brooke —reprende, mientras me levanta en sus brazos
y me jala fuerte contra su calidez—. Universidad, experiencia laboral, ex novios,
peculiaridades extrañas.

¿Él quiere saber sobre mí?

Quiero decir, sé que la teoría de que pasaremos tiempo juntos estaba basada en
eso, pero él realmente suena… interesado.

—Comenzaré con mi experiencia laboral —digo mientras empujo una mano


bajo mi barbilla. Le digo todo acerca de cómo conseguí mi licenciatura en marketing
de moda del Instituto de Moda y Tecnología en Nueva York, y tenía grandes
esperanzas de volverme encargada de compras para una gran tienda, pero en lugar de
eso, aterricé en el mundo de las revistas. Descubrí que eso me sentó muy bien.

Me escucha pacientemente, mientras le digo sobre mi trabajo como asistente del


editor y que realmente me gustó mucho, en su mayor parte porque tenía una jefa
genial.

—¿Regresarías? —pregunta él.


—Quizás —admito en la oscuridad—. Si la posición aún estuviera disponible y
las cosas no funcionaran aquí.

Realmente no le he dado mucho pensamiento a esto. Me comprometí a


quedarme un año por lo menos, para ayudar a mi papá a atravesar la temporada, si él
necesita apoyo esa cantidad de tiempo. Pero si él estaba haciéndolo bien, y estaría bien
sin mí, mi corazón anhela regresar a Nueva York.

—¿Te gustaba vivir en Nueva York? —pregunta él.

—Me encantaba. Lo extraño muchísimo.

—Sí… a mí también me gustaba mucho.

—Al menos, tú llegarás a viajar allí durante la temporada —digo.

Hay otro momento de silencio y espero sus pensamientos. Estoy comenzando a


notar que Bishop no hace conversaciones mundanas.

Cuando su voz atraviesa la oscuridad, me sorprende el cambio de tema.

—¿Por qué decidiste tener una aventura de una noche conmigo?


73
—Soy una mujer moderna —respondo, comenzando a defender mis acciones—
. No hay nada malo con el sexo casual y…

—No… no por qué decidiste tener una aventura de una noche —dice con
suficiente énfasis para que note que lo malinterpreté—. Sino, ¿por qué conmigo? Tenías
otros sujetos coqueteándote y más viniendo, estoy seguro.

—¿Estás buscando que acaricie tu ego? —me burlo.

—Cuando quiera que acaricies algo, te lo diré —murmura—. Pero creo que la
razón por la que me escogiste, dice mucho del tipo de mujer que eres y me da
curiosidad saber si mis sospechas son correctas.

Ahora, eso es interesante y quiero saber cuáles son sus sospechas.

—Porque no presumiste saber lo que yo quería. Me preguntaste qué podías


hacer para generar una conversación, en lugar de solo pensar que quería una bebida o
que quería atención. Quizás yo estaba allí solo para un momento a solas, para beber un
trago o dos y relajarme luego de un día ocupado. Tú no asumiste automáticamente que
yo quería una aventura.

—No, no lo hice —confirma él—. Pero lo esperaba.


Eso es divertido y adorable a la vez, y no contengo mi risa. Presiona su mano
en mi vientre, como si tratara de sentir mi humor en lugar que solo oírlo.

—Lucías como un sujeto decente, Bishop —le digo para continuar mi respuesta.
Ya no estoy riendo, pero si es tan intuitivo como cree que es, podrá oír la sonrisa en
mis palabras—. Lucías como si fueras a tratarme bien, incluso si era solo por una
noche.

De alguna forma, puedo sentir su sonrisa. Realmente puedo sentirla en la


oscuridad, por la forma en que su cuerpo se mueve ligeramente. Confirma que estoy en
lo cierto cuando él señala:

—Gritaste mi nombre a los cielos esa primer noche. Te traté totalmente bien.

—No estoy hablando de eso —murmuro.

—No importa —dice él, restándole importancia y luego me asombra por


completo que hace girar mi cabeza—. ¿Crees que haya una posibilidad de que
realmente y simplemente podamos disfrutar nuestro tiempo juntos durante las
siguientes semanas, mientras cometemos este fraude hacia tu papá y el equipo?

—¿Te refieres a salir en realidad? —le pregunto para aclarar, porque creo que 74
eso es lo que pregunta. Se siente como una cosa de primaria, como “¿quieres ser mi
novio?”.

—Bueno… no en realidad —comienza explicando y soy dejada caer de regreso


a la tierra—. Quiero decir, ambos sabemos cómo terminará y que vamos a romper esto
sin que los sentimientos de nadie salgan heridos. Pero… te propongo esto, y no me
enfoco demasiado en el aspecto falso, sino más en divertirnos entre nosotros.

—Te refieres a sexo —digo secamente. Lo cual está bien. Quiero decir… el sexo
es extremadamente caliente y mejor que nada que pude haber imaginado.

—Esa es parte de la diversión —responde igual de seco—. Pero hablo de más.


Saldremos juntos y viajarás con el equipo, ¿verdad?

—Ese es el plan —le digo. Al actual director no le gusta lidiar con, lo que él
llama, “peones” como proveedores de comida y empleados de hotel, así que yo soy la
intermediaria.

—Bien —dice él, y luego lo expone para mí—. Tenemos que actuar como una
pareja que está loca el uno por el otro, así que pasémoslo bien mientras lo hacemos. Ya
sabemos que somos perfectos para el otro en la cama y…
Deja inacabada la frase, como si no quisiera continuar con su tren del
pensamiento.

—¿Y? —lo aliento.

No hay un momento de silencio. Ni una pausa mientras junta sus


pensamientos. No hay duda.

—Y eres real y jodidamente genial, Brooke. Estoy pensando que esta va a ser
una buena aventura divertida para ambos.

—Una aventura —repito, probándola en mis labios. Antes, había parecido


como una tarea rutinaria o un trabajo horrible tal como limpiar el inodoro. Pero
Bishop está proponiendo que veamos el lado divertido de esto, y eso es porque, bueno,
no estoy segura porqué, pero esa discusión es para otro momento. La digo una vez
más, dejando que las palabras rueden fuera de mi lengua sin ningún peso o expectativa
en ellas—. Una aventura. Me gusta como suena eso.

75
CAPÍTULO 11
BISHOP

E
s totalmente extraño ir al aeropuerto con Brooke.

No debería serlo, sin embargo, ya que acordamos que íbamos


a divertirnos las próximas semanas juntos. Debería ser fácil y
natural, y sin embargo, se siente extraño. Normalmente viajo al
aeropuerto con Dax, en Uber, por supuesto, o al menos así han sido
los últimos tres años que hemos sido compañeros de habitación en Nueva York.

Pero después de una noche increíble con Brooke, un desayuno en un


restaurante local que servía pollo y panqueques, y luego un entrenamiento en el
gimnasio de la arena, me encontré preguntándole si quería ir al aeropuerto conmigo.
Ella estuvo de acuerdo, y nos separamos lo suficiente como para empacar para el viaje
de dos juegos a San Francisco y Los Ángeles. La recogí en su casa e hicimos el viaje de
veinte minutos juntos desde allí hasta la terminal privada donde nos dijeron que nos 76
encontráramos.

Tal vez me siento un poco raro por la forma en que me saludó cuando llamé a
la puerta de su casa para llevar su equipaje a mi auto. Ella rechazó mi ayuda con una
leve risa, diciendo que podría llevarla.

Mi respuesta fue irónica.

—Como tu novio, se supone que debo hacer estas cosas por ti. O eso creo.

Brooke estaba en medio de cerrar la puerta con llave cuando se giró hacia mí
con ojos brillantes y una sonrisa tonta en su rostro. Extendió la mano agarrando mi
cara con sus manos, un gesto espontáneo y despreocupado, y me atrajo hacia ella para
darme un beso fuerte y ardiente.

Cuando me soltó, estaba parpadeando estrellas y diciéndole a mi estómago que


estaba dando volteretas que cortara la mierda.

Así que sí… me siento un poco raro.

Nos estacionamos cerca de la terminal privada para aviones privados y


chárteres de lujo, y después de sacar el equipaje del maletero, los llevamos detrás de
nosotros hacia la entrada. Pasamos por las puertas corredizas de vidrio y el espacioso
vestíbulo, que está vacío, probablemente debido al hecho de que son casi las 9 P.M.

Normalmente no nos vamos tan tarde para un partido fuera de casa. La norma
generalmente era a última hora de la tarde para un vuelo que duraría menos de unas
pocas horas. Pero sabía que algunos equipos comenzaron los vuelos más tarde, y creo
que el razonamiento era reducir la cantidad de fiestas de algunos de los jugadores más
locos, a menudo más jóvenes. No sería nada volar a una ciudad como San Francisco,
buscar algo de cenar y luego ir a los clubes de striptease durante unas horas. Los
jugadores no se lo pensaban dos veces y, a menudo, se emborracharían hasta el olvido.
Si llegamos más tarde, no hay oportunidad de salir y meterse en problemas, por lo que
tendríamos jugadores más frescos al día siguiente.

Tenía sentido, supongo.

Brooke y yo seguimos al grupo a través del lobby, dejamos caer nuestro


equipaje y nos dirigimos a la pista para abordar el avión. A pesar de que está oscuro
afuera, el avión está iluminado como una joya brillante por los proyectores montados
en el exterior de la terminal.

Me detengo en seco, al igual que algunos de los otros jugadores, mirando con
asombro nuestro nuevo avión.
77
Muchos equipos de hockey alquilan aviones privados. Puede parecer costoso a
treinta y cinco mil dólares la hora, pero puede ser más barato que los vuelos
comerciales cuando transportan de cincuenta a setenta y cinco personas del punto A al
punto B. Entonces, existe la ventaja de poder ir y venir cuando quieras, en lugar de
estar sujeto a los retrasos de las aerolíneas comerciales.

Algunos equipos en realidad son dueños de sus propios aviones, a menudo


reacondicionados aviones jumbo.

Al Sr. Carlson claramente no le importa gastar dinero en su equipo, porque este


no es un avión chárter. Lo sé por las franjas plateadas, azules y verdes que recorren
diagonalmente todo el cuerpo y el logotipo del equipo pintado vívidamente en la cola.
Incluso las alas están hechas en plata con ribete azul y verde. Es llamativo, audaz y
grita que el Sr. Carlson está orgulloso de su nuevo equipo.

—Santa mierda —murmura alguien detrás de mí.

En efecto.

Empiezo a caminar de nuevo, en realidad troto, para alcanzar a Brooke. Mi


mano va hacia su espalda baja para guiarla a la escalera que nos lleva al avión. La
mantengo allí todo el tiempo que caminamos juntos, descartando lo natural que se
siente y que no parece un espectáculo.

Cuando llegamos a la cima, una azafata morena nos da la bienvenida. Está


vestida con un uniforme limpio de una falda ajustada y una chaqueta hecha en lo que
parece ser tela personalizada para que coincida con los colores del equipo. El color
base es un gris claro con un patrón a cuadros de rayas finas de los colores verde neón y
azul de nuestro logotipo. El patrón es muy sutil y las líneas finas, pero definitivamente
se destacan.

—Bienvenidos a bordo —dice ella con una voz suave y sofisticada. Miro a la
izquierda, veo que la puerta de la cabina del piloto se abre y el piloto y el copiloto
hacen lo que sea que hacen para prepararse. Observo que sus uniformes no se ven
diferentes a los de los pilotos que vuelan en comerciales. Ambos se han quitado las
chaquetas y están en camisas blancas y pantalones negros, y también usando gorros de
piloto.

La azafata nos hace un gesto con el brazo para que entremos a la cabina
principal, y cuando Brooke y yo nos acercamos, nos detenemos de nuevo.
Simplemente no hay forma de estar preparado para el lujoso interior del avión.

Los aviones alquilados son agradables. Grandes asientos y mucho espacio para
78
las piernas.

¿Pero esto?

Nunca había visto algo así.

La primera sección por la que caminamos tiene un ancho pasillo por el que
Brooke y yo podemos caminar al lado del otro sin chocar entre sí o con los demás
pasajeros. A cada lado del pasillo hay dos filas de asientos, que parecen tener una
profundidad de unos quince. Los asientos son de color gris oscuro con el logotipo de
Vengeance, que es la cabeza de un león gruñendo hecho en plata, verde y azul,
bordado en el reposacabezas. Algunos de los jugadores ya han reclamado sus asientos,
que están equipados con una mesa retráctil de caoba oscura que puede desplegarse
sobre su regazo. Combina con el adorno de madera de caoba en los asientos.

Algunos de los jugadores han reclinado sus asientos, y hay tanto espacio entre
filas que se extienden completamente para que puedan acostarse como si fuera una
cama. El cuero acolchado se ve lujoso y apuesto a que es cómodo como la mierda. Es
un diseño brillante, porque hay muchas noches que terminamos un juego y salimos de
noche para otro juego al día siguiente. Esto permitirá que los jugadores tengan un
descanso muy necesario.
Brooke y yo seguimos caminando por el pasillo, y observo que hay una
alfombra de color crema con el logotipo de Vengeance tejido en ella. Apuesto que le
costó bastante.

La siguiente sección del avión es ridícula, y lo digo de una manera muy buena.
Son los mismos asientos de cuero gris, pero las sillas son más estilo capitán y giratorio.
Puestas en grupos de cuatro una frente a la otra, dos a cada lado, con una mesa de
caoba en el medio. Por un conteo rápido, veo seis mesas en esta sección. También hay
dos sofás de tamaño completo que flanquean las paredes de la cocina trasera.

—¿Dónde quieres sentarte? —pregunto a Brooke mientras mira a su


alrededor—. ¿En una mesa, o quieres tomar algunos asientos al frente?

—Mesa —responde, todavía mirando a su alrededor con asombro el suntuoso


interior.

Apenas nos sentamos antes de que una azafata diferente se nos acerque.
Inmediatamente pienso que es exactamente del tipo de Erik. Tiene el cabello rubio,
pero no tiene un aspecto demasiado decolorado, sino un suave color dorado recogido
en una cola de caballo suelta en la parte posterior de su cuello. A pesar de que Brooke
está sentada a mi lado, no hay manera de que no pueda notar el hecho de que tiene un
increíble par de senos que apenas parecen estar contenidos en su chaqueta abotonada.
79
La blusa blanca debajo está desabotonada, revelando un profundo escote. Recuerdo
que la azafata de enfrente también tenía su blusa desabrochada escandalosamente, y
me pregunto quién ordenó eso, o si se juntaron y lo decidieron por sí mismas.

Mientras le miro los pechos rápidamente, me doy cuenta que su etiqueta de


nombre dice Blue.

—¿Alguno quiere algo de beber antes de que despeguemos? El avión ha sido


abastecido con los favoritos de los jugadores.

Brooke sonríe y dice:

—Me encantaría una copa de vino.

—Le conseguiré una lista —dice la azafata.

Brooke se ríe.

—No soy melindrosa. Solo un Cab3. Usted elija.

3
Cab: diminutivo para referirse al vino Cabernet. La cabernet sauvignon es una de las uvas tintas más
conocidas del mundo.
—Muy bien —responde la mujer con una inclinación de la cabeza—. Conozco
justo la botella perfecta que abrir para usted.

—Gracias, Blue —responde Brooke y por alguna razón me sobresalta que


llamara a la azafata por su nombre.

No es extraño para nada, pero hay un montón de gente que no lo notaría. No


todos mirarían la placa de nombre de una persona y utilizarían su nombre, dando
validación a esa persona de una forma amigable.

Blue se gira hacia mí.

—¿Y usted, señor?

—Reserva Woodford, en las rocas con una pizca de agua gasificada —le digo,
deseando probar su afirmación de que el avión estaba abastecido con nuestros
favoritos.

Estoy asombrado cuando me dirige una sonrisa brillante y asiente.

—Inmediatamente.

Cuando la azafata se marcha, Brooke se gira en su silla, cruzando una pierna 80


sobre la otra. Eligió un sencillo vestido sin mangas azul marino con un delgado suéter
marfil. Sus zapatos de tacón tienen una gruesa correa alrededor de los tobillos que da
un ligero aire sexi al atuendo, pero sigue siendo profesional. Soy un chico, pero
reconocí el logo de Louis Vuitton de su bolsón café oscuro que le había tendido a Blue
hace un momento. Brooke me había contado más temprano mientras estábamos
relajándonos en su patio trasero después del desayuno que su trabajo en la revista de
Nueva York apenas pagaba suficiente para sobrevivir, pero conseguía mucha de la
ropa y accesorios dejados de sesiones de fotos de la editorial.

Eso definitivamente explicaba cómo estaba vestida tan a la moda todo el tiempo
en ropa que no podría ser capaz de decir qué decía la etiqueta, pero reconozco lo
costoso cuando lo veo.

—Este avión es impresionante. —Su expresión aún está maravillada y me lo


susurra como si no deberíamos estar maravillándonos, pero intentando actuar
indiferente sobre el inmenso lujo en el que estaremos viajando.

—La mayoría de los equipos no viajan así. —Me inclino sobre mi reposabrazos
hacia ella—. Debo decir que el señor Carlson no teme gastar dinero.

—Él tiene billones —me recuerda Brooke.


—Pero solo como quince o así —contraataco—. Ni siquiera está en los
cincuenta billonarios en la lista de Forbes.

Brooke suelta una risita y empieza a decir algo, pero Erik se deja caer en una de
las sillas giratorias frente a nosotros. Dax se desploma junto a él.

Erik se inclina hacia delante, mirando entre Brooke y yo con la misma


expresión maravillada que ella tenía.

—¡Puedes creer este jodido avión? Los asientos del frente se reclinan en una
cama.

—Podremos descansar en los vuelos nocturnos —dice Dax.

—Qué mal que no sean esos cubículos semiprivados que tienen en vuelos
internacionales —musita Erik mientras se hunde en su silla—. No me importaría
conseguir a esa morena…

—Erik —advierto con un gruñido, inclinando la cabeza hacia Brooke—. Bájale


a la charla de vestidores hasta que lleguemos a los vestidores.

—Mierda, lo lamento —dice en disculpa a Brooke.


81
Ella agita la mano hacia él.

—He escuchado cosas peores.

Justo entonces, la azafata llamada Blue regresa con nuestras bebidas. Se estira
para darme la mía primero, colocándola sobre un grueso posavasos redondo con el
logo de Vengeance encima. Entonces pone el vino de Brooke en frente de ella y
procede a contarle qué eligió. Brooke toma el vaso para probar, y mi mirada se lanza al
otro lado de la mesa a Dax y Erik.

Dax está esperando pacientemente, probablemente asumiendo correctamente


que tomará sus órdenes de bebidas después. Pero Erik tiene la expresión más inusual
en su cara. Como si lo hubieran abofeteado en el costado de la cabeza y lo dejaron
tonto. De hecho, no me sorprendería si empezara a babear en cualquier momento por
la forma en que está mirando a Blue.

—¿Le gustaría algo para beber, señor? —Ella se gira primero a Dax.

—¿Qué clase de cerveza tienes? —dice él.

—Cualquiera que sea su favorita —replica ella serenamente, creo que


disfrutando mucho el hecho de que prácticamente puede interpretar el papel de un
genio mágico y puede conceder cualquier petición de bebida.
—¿Qué tal una Heineken? —dice Dax, y Blue asiente con una sonrisa. Ella gira
sus ojos hacia Erik.

Quien solo la mira fija y tontamente.

—¿Y usted, señor?

Completo silencio mientras él solo la mira fijamente.

Incómodamente.

—Compañero —dice Dax con un codazo en las costillas de Erik lo bastante


fuerte para sacudirlo de esa mirada de zombi que tiene.

—Uh, sí… lo siento —dice con una voz inusualmente insegura. Erik
usualmente es el epítome de confianza con un toque de ego.

Completamente divertido y esforzándome por no reírme del hombre, dejo que


mis ojos viajen entre Erik y Blue. Ella le dirige una sonrisa cortés y paciente.

Erik solo luce aturdido.

Para ayudarlo, Blue ofrece: 82


—Tenemos un amplio rango de toda clase de brebajes alcohólicos y no
alcohólicos. Serviremos bocadillos una vez que estemos en el aire; creo que tendremos
una tabla de charcutería y una bandeja de entremeses para empezar… así que ¿tal vez
algo preparado en esas líneas?

—Sencillamente beberé una Heineken —murmura, sus ojos aún muy abiertos y
sin parpadear mientras le devuelve la mirada.

Ahora es sencillamente perturbador.

Afortunadamente, Blue se excusa para ir por sus cervezas. Miro a Brooke,


quien también encuentra esto divertido.

Inclinándome hacia delante, extiendo mi brazo y chasqueo los dedos unas


pocas veces en frente de la cara de Erik. Él literalmente parpadea rápidamente, como
saliendo de su trance, y me lanza una sonrisa de lado, drogada.

—Esa mujer —es todo lo que dice mientras se recarga en su asiento una vez
más.

—Como que te volviste estúpido ante ella —le dice Dax.

—No fue así —responde Erik, sacando la barbilla como ofendido.


—Más o menos lo hiciste —le digo, y sus ojos se lanzan a los míos durante un
momento, luego hacia Brooke.

Ella asiente en acuerdo y añade amablemente para ayudar a justificar su


comportamiento:

—Es muy hermosa.

El sonrojo que se arrastra por la cara de Erik es ridículamente divertido, pero


me muerdo la lengua para no ceder. Apuesto que Erik no se ha topado con muchas
mujeres en su vida que lo hayan derribado sobre su trasero de esa forma. El pobre
sujeto será mejor que lo mantenga bajo control o va a ser un idiota inepto en todos
estos vuelos.

El avión continúa llenándose. Blue le trae sus cervezas a Dax y Erik, y Erik
parece haberse recuperado un poco, ya que de hecho le agradece. Ella deja un mazo de
cartas también, afirmando:

—En caso de que quieran jugar unas cuantas manos antes que sirvamos la
comida.

No veo al papá de Brooke y tengo que asumir que tomó un asiento al frente del 83
avión. La parte trasera en la que estamos sentados se llena rápidamente, sin embargo,
la mayoría con un montón de los jugadores más jóvenes que probablemente están
demasiado cansados para echar una siestecita en el frente.

—¿Texas hold’em? —pregunta Dax mientras alcanza el mazo de cartas.

—Estoy dentro —dice Erik ates de dar un trago a su cerveza.

Dax empieza a mezclar las cartas y me mira.

—Estoy dentro.

—¿Brooke? —pregunta Dax.

Ella sacude la cabeza con una risa.

—De ninguna forma. No soy buena en los juegos de cartas y no voy a perder mi
dinero. Creo que iré al frente del avión.

Brooke empieza a levantarse, pero antes que pueda siquiera imaginar porqué lo
hago, mi mano se dispara y se cierra alrededor de su muñeca. Me mira con curiosidad.

—Quédate. —Mi tono no suena como una orden, sino meramente una
petición.
Apuesto que si miraba hacia Erik, él no pensaría nada de que un hombre
deseara que su mujer se quedara a su lado.

Pero sé que si mirara a Dax, vería un intenso interés en su cara igual que un
poco de diversión. Sí, estamos haciendo una representación, pero es claro que la quiero
aquí porque sencillamente la quiero aquí.

Cuando Brooke me dirige una sonrisa complaciente y se hunde de nuevo en su


silla, aflojo mi agarre. Le doy en respuesta una sonrisa, y sea por espectáculo o no, y
que jodan a Dax y su mirada sabihonda, me inclino y le doy un suave beso.

Cuando me aparto, me giro en mi asiento y ordeno a Dax:

—Reparte y prepárate para perder tu dinero.

84
CAPÍTULO 12
BISHOP

¿C
uál es tu número de habitación? Escribo a Brooke luego de desempacar
mi maleta. Estoy cansado, pero no tanto como para no querer follarla.
Apenas he pensado en otra cosa en el camino del aeropuerto al hotel.

Tacker aún está en el baño y la ducha está encendida. Su maleta yace sobre la
cama, con la parte superior abierta. Luce como si hubiera empacado un niño de cinco
años, con cosas lanzadas dentro de cualquier modo.

Me pregunto por qué nos pusieron como compañeros de cuarto. No tenemos


elección en el asunto y nos hospedamos con quienes dicen los que tienen el poder que
estarás. Eficientemente, Brooke se encontró con el gerente nocturno del hotel, quien
tenía disponible todas las tarjetas llaves de las habitaciones cuando llegamos. Brooke
leyó una lista que, estoy bastante seguro, su jefe elaboró, y estuve ligeramente
sorprendido cuando dijo mi nombre y el de Tacker para compartir una habitación. 85
Para mí, no hacía diferencia alguna quién era mi compañero de cuarto, ya que
pretendía totalmente dormir con Brooke en su habitación. Como la única mujer en este
viaje, obtuvo una para ella sola e íbamos a aprovechar eso.

Mi teléfono suena y bajo la mirada a su respuesta. No voy a decirte. Ahora, ve a


dormir.

Miro fijamente mi teléfono, solo por un minuto, sin comprender realmente que
ella acaba de azotar la puerta metafórica en mi cara.

Finalmente, soy capaz de responder. Escribo, ¿En serio?, pero antes de apretar
enviar, cambio de opinión y lo borro.

En lugar de eso, escribo, Dime el número de habitación o voy a golpear cada puerta
hasta encontrarte.

Su respuesta es bastante rápida. Tres caras de emojis, riendo con lágrimas,


seguida por su número de habitación.

Sonriendo, meto mi teléfono en mi bolsillo y camino hacia la puerta del baño.


Doy un rápido golpe en ella y le digo a Tacker:

—Iré a la habitación de Brooke. No regresaré esta noche.


—Nos vemos —lo oigo responder.

Demasiado para llegar a conocer al sujeto aislado, pero habría tiempo para eso
luego. Solo tengo a Brooke por algunas semanas.

Tomando mi tarjeta llave del tocador, me dirijo a la habitación de Brooke, la


cual está un piso abajo. Cuando me abre la puerta, solo está envuelta en una toalla, sus
hombros aún húmedos por una ducha que debió tomar. Su cabello aún está seco y
recogido en una clase de masa espumosa en la cima de su cabeza.

—Hola —dice ella, sosteniendo la toalla cerrada con una mano. Retrocede de la
puerta y entro, cerrando detrás de mí—. Tomé una ducha rápida. Estoy un poco
nerviosa, por alguna razón.

—Es el primer juego de la temporada —digo en un tono burlón, mientras la


sigo dentro de la habitación—. El primer viaje en un avión elegante. Pasando el rato
con jugadores profesionales de hockey brillantes. Por supuesto que estás nerviosa.

Me mira sobre su hombro, con labios fruncidos.

—No estoy segura que fueran los jugadores de hockey, sino probablemente el
viaje en avión. Eso fue increíble. 86
Deteniéndose al final de una de las camas queen, voltea para enfrentarme. Doy
otro paso, mis manos yendo a su cintura y bajo la mirada. Su rostro es hermoso desde
cualquier ángulo, pero cuando me mira desde abajo, a través de esas gruesas pestañas,
esa podría ser su mirada más dulce.

—¿Qué te parece un masaje de espalda? —le digo.

—¿Te duele la espalda? —pregunta ella, la preocupación llenando sus ojos.

—No, tonta —le respondo con una sonrisa—. Estaba hablando de mí dándote
un masaje de espalda. Para relajarte un poco.

—Oh.

—Aunque también sé de otras formas para relajarte —le digo, con un meneo
sugestivo de mis cejas.

—Sí, así es —concuerda con un murmullo, sus ojos nublándose un poco.

Es completamente sugestivo para mí que ella esté tan abierta a que la relaje con
un orgasmo, pero, diablos… puedo hacer eso cuando sea.

Llevando mis manos a sus hombros, la volteo hacia la cama y ordeno:


—Acuéstate sobre tu estómago. Ya regreso.

Mientras Brooke suelta una ligera risita y comienza a trepar sobre la cama, me
dirijo al baño para revisar entre sus cosas. He visto suficientes productos de belleza en
su baño para saber exactamente qué estoy buscando.

Tomo la loción del tocador, y cuando regreso a la cama, Brooke está sobre su
estómago, con sus mejillas apoyadas en sus brazos y viendo directo hacia mí. Esos ojos
color whisky parecen brillar mientras me ve acercarme.

Se quitó su toalla y su cuerpo desnudo demanda mi atención. Piel que sé que es


delicadamente suave, la suave caída de su espada baja y las mejillas redondas de su
culo. Piernas jodidamente largas con los pies más bonitos que, creo, realmente me
gustaría poner sobre mis hombros esta noche.

El pensamiento me hace comenzar a endurecerme, pero ignoro mi propio


cuerpo por un momento. Le prometí a Brooke un masaje de espalda y voy a darle uno
bueno. Voy a dejarla débil y luego la haré venir con mi pene profundo en su interior. Si
estoy en mi mejor momento, voy a calcularlo correctamente así nos venimos juntos.

Trepo sobre la cama y lanzo mi pierna sobre su cuerpo, permitiéndome


sentarme a horcajadas suya, justo sobre sus nalgas. Miro su culo, preguntándome si 87
alguna vez lo follaré. Mi pene se endurece más y sacudo la cabeza, abriendo la botella
de loción. Vierto un poco en mis manos y las froto para calentarlo.

Cuando pongo mis manos en su piel, ella suspira como si estuviera calmando
algo dentro de ella.

Uso solo la mínima presión para distribuir la loción sobre toda la espalda alta y
media, poniendo mi peso ligeramente sobre su culo. Deslizándome hacia arriba, curvo
mis dedos sobre los bordes de sus hombros y hundo mis pulgares en sus músculos
trapezoides. Brooke gime apreciativamente y eso me hace sonreír.

Estamos callados por varios minutos, mientras trabajo en ella, pasando mucho
tiempo en la parte superior de su espalda. No tengo prisa, a pesar de la hora tardía,
porque puedo funcionar muy bien con solo algunas horas de sueño y no tengo que
estar en ningún sitio hasta el equipo tenga que patinar a las 11 a.m.

—¿Tu mamá viene a tus juegos? —pregunta Brooke, y noto que su voz suena
pesada. Eso también me hace sonreír.

—Así es —le digo, mientras muevo mis manos hacia la parte media—. Vendrá
a algunos juegos locales en Phoenix, e irá a juegos de visitantes que sucedan cerca de
London.
Cuando desayunamos esta mañana (o, en realidad, la mañana de ayer, ya que
el reloj dice que casi son las 12:30 a.m.) Brooke pasó algo de tiempo instigando sobre
mi pasado y por eso sabe todo sobre mi mamá. Como ella, mi vida es muy parecida a
un libro abierto y no hay esqueletos oscuros en mi armario. Le dije sobre la muerte de
mi padre y mi madre asumiendo ambos roles para criarme. Sabe que soy muy cercano
a mi mamá, un hecho que, sé que a veces, avergüenza a los muchachos, pero no a mí.
Mi mamá es jodidamente increíble por diez.

—Ella es tan afortunada al tener una carrera que le permite tomarse el tiempo
para apoyarte en el hockey —murmura y noto que sus ojos están caídos. Tiene una
sonrisa serena jugando en las esquinas de sus labios.

—Fue realmente ventajoso cuando yo era más joven —concuerdo—. Tener un


ser amado animándote realmente puede hacer la diferencia. Ahora, si ellos no le
permitieran viajar, haría que renunciara a su trabajo y la mantendría, así podría venir a
todos mis juegos.

—¿En serio? —pregunta Brooke en una forma soñadora, que me dice que cree
que fue un sentimiento muy dulce.

Me rio cuando paso mis pulgares por los músculos que protegen su espina
dorsal. Ella tiembla y los deslizo hacia abajo.
88
—No, no realmente. Mi mamá es analista financiera para una enorme
compañía de seguros y nunca renunciaría a ese trabajo. Lo ama demasiado y es una de
esas personas que probablemente trabajará hasta el día en que muera. No sabe cómo ir
lento y relajarse.

—Desearía sentirme de esa forma sobre mi trabajo actual —murmura Brooke,


luego suelta un diminuto bostezo, sus ojos permaneciendo cerrados, su rostro
pacíficamente flojo. Definitivamente doy buenos masajes de espalda.

—¿A qué te refieres?

—Es solo que en Nueva York, y el trabajo en la revista, todo es una fecha límite
centrada y con presión alta, y siempre me moví a través de la vida en una carrera a
toda velocidad. Pero aquí… no es así.

—No suenas entusiasmada sobre lo que estás haciendo —observo.

—No solo es eso —dice suavemente—. Quiero decir, sí… no es lo que quiero
hacer. Es solo… que el trabajo no es del todo un desafío, así que realmente estoy feliz
de tener esta oportunidad en marketing.
Me tomo un momento para reponer algo de loción en mis manos, y bajo para
montar la parte trasera de sus muslos, así puedo trabajar en su espalda baja. Brooke
suelta un pequeño gemido de satisfacción, sus ojos cerrados apretándose más por un
momento, cuando golpeo un músculo tenso. Aflojo la presión y su rostro se relaja de
nuevo.

No dice nada más sobre el trabajo, pero estoy increíblemente curioso sobre algo
más, porque Brooke me dijo anteayer que regresaría a Nueva York si pudiera.

—¿Cómo está haciéndolo tu papá? —le pregunto.

Sus ojos se abren y su cabeza se levanta de sus brazos. Tuerce ligeramente su


cuello, para mirarme en respuesta.

Me encojo de hombros.

—Es solo que… si tu papá lo está llevando bien, y vamos a orquestar nuestro
rompimiento en algunas semanas, ¿quizás podrías regresar a tu antiguo empleo en
Nueva York? Incluso podrías usar el rompimiento como una excusa de querer algo de
distancia.

Brooke solo me mira fijamente, su rostro libre de cualquier expresión. Sostengo 89


su mirada, aun moviendo mis manos a través de su espalda baja.

Finalmente, recuesta su cabeza de nuevo y lentamente cierra sus ojos, mientras


responde:

—En realidad, lo está llevando bastante bien. Creo que el campo de


entrenamiento lo hizo regresar al camino. Nuevo equipo. Nueva casa. Es el nuevo
comienzo que creo que él necesitaba, para apartarse de la oscuridad en la que se
hundió luego de la muerte de mi mamá.

—¿Cuál era su nombre? —pregunto.

Otra ligera sonrisa llega a la boca de Brooke, demostrando no solo el amor que
un hijo tiene por su madre, sino un cariño verdadero por la mujer misma.

—Margaret —murmura ella—. Pero todos la llamaban Margie.

—Por el tono de tu voz, puedo decir que ella era una mujer increíble —digo.

—Si la hubieses conocido —dice Brooke, casi en un susurro—, entenderías de


inmediato porqué mi papá estuvo tan roto cuando ella murió.
—También tú estabas rota. —No estoy seguro de por qué acabo de decir eso,
pero Brooke nunca habla sobre su dolor. Aun así, sé que amó a su madre tanto como
su padre.

Al principio, no dice nada y me arrepiento de hacer este cambio brusco, pero


también me encuentro deseando saber realmente las respuestas. Brooke inhala un poco
de aire y lo exhala lentamente. Sus ojos se abren y mira a través de la habitación, casi
en blanco.

—Yo me rompí en silencio y sutilmente.

De inmediato, llego a una conclusión.

—Así tu papá no lo vería. No querías la carga extra sobre él.

Una vez más, Brooke tuerce su cuello para verme y sonreír.

—Mi papá ha sido una fuente de fuerza para nuestra familia toda mi vida. El
sostén y el protector. Si por un momento en mi vida podría ser su fuerza, entonces iba
a hacerlo, a pesar de cómo me sentía por dentro.

Mis manos dejan de moverse en su cuerpo, mientras sostenemos nuestras


miradas, fijas en el otro. Profundo respeto brota de mi interior, por esta chiquilla quien
90
podría ser una gran roca a veces. Me pregunto cuán cansada debió estar Brooke en
esos meses siguientes a la muerte de su madre, mientras se volvía la fuente de fuerza de
su papá. Mientras mantenía una fuerza mental de acero y sus heridas dentro.

—Recuesta de nuevo tu cabeza —murmuro, mientras asiento a sus brazos


cruzados bajo su rostro.

Solo parpadea una vez, pero obedece, cerrando sus ojos de inmediato mientras
regreso al masaje de espalda. Le cuento cosas estúpidas, diciéndole algunas historias
sobre el campo de entrenamiento de esta semana. Historias que no son tan interesantes
y a veces, son un poco técnicas y aburridas. A ella no le gusta el hockey en un nivel
profundo, así que es el tipo perfecto de información para charlar con ella en este
momento. Continúo masajeando su espalda, volviéndome más y más suave en mi
asistencia, manteniendo mi voz baja y estable, mientras le cuento sobre los ejercicios
que hicimos la semana pasada.

Ejercicios defensivos.

Cubierta en la zona de defensa.

Trabajo de barrera.
Protección del disco.

No toma nada de tiempo antes de que Brooke esté respirando profundamente,


profundamente dormida como pretendía.

Me deslizo fuera de la cama y me dirijo al baño, donde lavo mis manos. Robo
el cepillo de dientes de Brooke y no pienso dos veces en usarlo, cepillando rápidamente
mis dientes con su pasta dental con sabor a menta.

Apagando las luces mientras regreso a la cama, noto que no hay forma de
meterla bajo las mantas sin despertarla. Así que me desnudo hasta quedar en ropa
interior y tomo el edredón de la otra cama.

Me acuesto junto a Brooke y nos cubro a ambos antes de rodar para apagar la
luz de la lámpara de la mesa de noche. Entonces, me muevo al frente, deslizando mis
brazos suavemente alrededor de ella y dándole un ligero giro para poder hacer
cucharita con ella.

Cierro mis ojos y espero el sueño.

91
CAPÍTULO 13
BROOKE

—¿D e verdad tomas una siesta antes del juego? —le pregunto a
Bishop mientras caminamos por el pasillo hacia mi
habitación de hotel.

—La mayoría de los chicos lo hacen, especialmente cuando estamos en la


carretera —dice. Está agarrando mi mano, nuestros brazos balanceándose ligeramente
cuando caminamos, lo que parece haberse convertido en la norma ahora.

Ni siquiera recuerdo quedarme dormida anoche. En un momento estoy


recibiendo un asombroso masaje en la espalda y anticipando sexo genial. Y en el
siguiente momento, la alarma en el teléfono de Bishop está despertándonos a las 8 a.m.
Estaba aturdida y me tomó un momento darme cuenta que estaba en la cama de mi
hotel con Bishop. Inmediatamente, rodó hacia mí y compensó con creces el sexo que
no tuvimos la noche anterior. No tenía prisa y fue todo besos perezosos y lentas y 92
vagas manos. Bishop incluso se tomó su tiempo poniéndose el condón, casi como un
striptease inverso, mientras lo miraba con mi lengua prácticamente colgando fuera de
mi boca. Dios… algo sobre ese hombre tocándose a sí mismo… acariciando su…

—¿Escuchaste lo que acabo de decir? —me pregunta Bishop cuando nos


detenemos en la puerta de mi habitación.

Giro mi cara hacia él y solo parpadeo rápidamente.

—No exactamente.

—Te pregunté si te gustaría hacer algo —dice y me doy cuenta que está
ofreciéndose a llevarme al centro de San Francisco durante lo que es su período
normal de descanso antes del juego.

En realidad, pienso que eso califica como invitarme a salir a una primera cita,
porque la cena con el equipo realmente no contó el sábado por la noche, ya que
hubiera ido con o sin Bishop. Pasar tiempo en mi casa la mayor parte del domingo
antes que el avión despegara tampoco contaba.

Girándome hacia él, apoyo mi mano en su pecho y me pongo de puntillas para


plantar un beso en su boca. No hay nada raro en que yo haga ese movimiento. No es
parte de un acto, sino más bien una pura reacción de mi parte por haberse ofrecido a
algo tan dulce.

—Gracias —le digo mientras bajo, trayendo mis talones al piso—. Pero no vas
a hacer absolutamente nada que te desvíe de tus rituales normales antes del juego. Tal
vez no sea una loca por el deporte, pero sé lo suficiente para saber que tu fuerza es
importante para esta noche.

Bishop me había explicado en el desayuno esta mañana cómo se desarrollaría el


día de hoy. Sabía algo de eso porque un miembro de los Servicios del Equipo
Vengeance me había ayudado a coordinar mucho del horario. Eso incluía un almuerzo
buffet en el hotel después del entrenamiento de la mañana. El equipo local Brawlers
ocuparía el hielo a las 10 a.m. y Vengeance tomaría el hielo a las once. El
entrenamiento también incluía tiempo para que los jugadores hicieran ejercicio si lo
quisieran, o tratamientos del personal de entrenamiento tales como masajes o baños en
hielo.

Después del almuerzo, los jugadores tenían tiempo libre hasta que el autobús
partiera hacia el estadio a las 4:30 p.m., donde había organizado una cena saludable
para el equipo. Aquí es donde Bishop llenó los vacíos y me dijo que la mayoría de los
jugadores solo duermen las pocas horas que tienen libre. Puntualmente me informó 93
que vendría a mi habitación a tomar una siesta, ya que no quería escuchar roncar a
Tacker. Cómo sabía que Tacker roncaba se me escapaba.

Bishop toma la tarjeta-llave de mi mano y abre la puerta. La abre para mí para


que lo precediera, y me giro para verlo colgando el cartel de NO MOLESTAR en el
picaporte de afuera.

Después de cerrar la puerta, Bishop entra al dormitorio y se quita el reloj. Lo


coloca en el tocador, de espaldas a mí.

—¿Vas a tomar una siesta conmigo o hacer algo más? —pregunta mientras saca
su billetera del bolsillo de sus pantalones y empieza a quitarse los zapatos. Mis ojos
están fijos en su trasero porque es un increíble trasero. Todo sobre su cuerpo es
increíble, desde su cuerpo cincelado, nacido de tanto arduo trabajo, a su enorme
tamaño, que era incluso más grande cuando estaba completamente vestido y fuera en
el hielo para la práctica hace un rato. Fui capaz de verlos practicar, sabiendo el horario
y teniendo tiempo en mis manos.

Cuando Bishop salió al hielo, su cabello moviéndose en la brisa creada por su


impulso mientras patinaba en los alrededores para calentar, yo solo me senté y lo miré
desde una perspectiva femenina puramente apreciativa. Pensé que Bishop era la cosa
más caliente que había visto hasta ese momento, pero después de verlo en el hielo, con
almohadillas añadiendo más volumen y las cuchillas de sus patines añadiendo más
altura a su complexión de 1.96 metros, simplemente quería que tuviera completo
control sobre mí. Era una locura. Totalmente absurdo tener esos pensamientos, pero
quería rodar hacia allá y desnudar mi garganta para él y decirle que me hiciera lo peor.

—Quiero hacer algo más —dejo salir cuando me doy cuenta del zumbido en
mis venas y el placer entre mis piernas está haciendo que me vuelva atrevida.

Bishop se gira del tocador y veo un breve destello de feliz sorpresa antes que sus
ojos se oscurezcan a un color esmeralda profundo. Viene hacia mí, de hecho
acechando, hasta que estamos de frente. Me mira, pero no hace un movimiento.

Había esperado que mi atrevido anuncio lo impulsara a hacerse cargo ahora,


pero solo me mira, esperando que le explique, supongo.

Trato de tragar la sequedad en mi garganta, de pronto sintiéndome expuesta y


vulnerable. En realidad nunca he sido una buena agresora cuando se trata de sexo, sin
tener la suficiente confianza en mi sexualidad.

—¿Qué quieres hacer, Brooke? —pregunta Bishop en una tensa voz—. Porque
puedes hacerme lo que quieras. Puedes pedirme que te haga cualquier cosa y lo haré.
94
Un estremecimiento se apodera de todo mi cuerpo y cierro mis ojos esperando
recuperar el control. Doy una fuerte sacudida de mi cabeza y me obligo a mirarlo a los
ojos.

—No. Así no.

—¿Qué quieres decir? —pregunta, su voz dura, pero también muy gentil.

—Quiero que me digas qué hacer —digo en una pequeña voz que espero que no
haya salido tan patética—. Quiero que me hagas lo que quieras.

Un gruñido sale de él, e inclina su cabeza para acercarse más a mí.

—Brooke —es todo lo que dice y suena como si estuviera advirtiéndome. Que
tal vez estoy provocándolo en una forma que no debería y quiere que retroceda.

Empiezo a dar un paso hacia atrás, pero sus manos están en mi nuca,
sosteniéndome en mi lugar.

—Explica, Brooke —me ordena. Su voz todavía tierna, como si no quisiera


asustarme, pero es una orden de todos modos.

Está bien… quizás debería ir por ello. Inhalo a través de mi nariz y lo dejo salir
en la misma forma para darme un breve momento para concentrarme. Extendiendo mi
brazo, coloco mis manos en su cintura e inclino mi cabeza hacia atrás para poder verlo
claramente.

—Me gusta cuando tienes el control. Esa primera noche… de verdad me


gustó… cuando estabas detrás de mí y…

Mi voz se interrumpe, incapaz de siquiera obligarme a decir las palabras


mientras nos miramos el uno al otro con nuestras caras a solo centímetros de distancia
y su expresión volviéndose tan intensa y feroz.

Su mano aprieta mi cuello.

—¿Quieres decir que te gustó cuando mi dedo folló tu trasero?

El flujo de humedad que empapa mis bragas es casi embarazoso, pero logro
asentir. Podría también decirle toda la verdad.

—Ni siquiera pediste mi permiso. No sabias si me gustaría. Solo lo tomaste y,


bueno… esa confianza que tenías al saber que me gustaría lo que hiciste… eso es lo
que en verdad me excita.

—Cristo —murmura Bishop antes que su boca se estrelle contra la mía. Me


besa tan profundamente que me inclina hacia atrás con un brazo deslizándose
95
alrededor de mi cintura para evitar que caiga al suelo. Su otra mano se mueve de mi
cuello a la parte posterior de mi cabeza y agarra mi cabello tan fuerte que duele. Mi
gemido de respuesta le dice lo mucho que me gusta.

Arrancando su boca de la mía, me mira por un momento, ojos ardiendo con


perversidad. Baja su cabeza y frota su nariz a lo largo de la mía. Un gesto tierno,
aunque su voz suena devastadora y salvaje cuando dice:

—Tu trasero es todo mío, Brooke. Y voy a disfrutar el proceso que te lleve a
tomar mi pene. ¿Entiendes eso?

Logro asentir, sintiendo mis bragas mojándose más. La idea de él haciéndome


eso, controlándome en una forma que nunca he dejado que pasara antes, me aterroriza
y me estimula.

—Pero en este momento —continúa, sus dedos agarrando mi cabello más


fuerte—. Voy a tomar algo más de ti.

Juro que puedo sentir mi pulso golpeteando en mi clítoris y la necesidad de


tocarme yo misma es casi insoportable. Dejo salir un suspiro tembloroso.

—¿Qué es eso?
—Voy a tomar esa jodida y hermosa boca —dice —. Voy a tomarla y follarla.
He estado muriendo por ver esos labios bien abiertos y abrazando mi pene. Quiero ver
lo estrecha que es tu garganta. Verla moverse mientras tragas.

—Oh Dios… Bishop —gimo, haciéndoseme agua la boca en anticipación.

—Ponte de rodillas para mí, Brooke —me ordena en una ronca voz que me
acaricia con algo oscuro y casi peligroso. Encuentro que me gusta mucho y me
pregunto qué tipo de chica me hace.

Estoy cayendo al suelo casi como si fuera en cámara lenta. Observo


hambrientamente cuando Bishop desabrocha su cinturón y abre sus pantalones. Es
increíblemente sexy la forma en que los baja solo unos cuantos centímetros,
extendiendo su mano para sacar su pene, el que está ya duro y goteando liquido pre
seminal de la punta. Pasa su pulgar sobre la punta y luego lo mueve hacia mí. Lamo
mis labios y abro mi boca, y me lo da tan lentamente.

—Síiiii —sisea a través de sus dientes mientras lo chupo. Tiene un sabor salado
y su pene me llena tanto que mis ojos empiezan a llorar. Cuando la punta toco la parte
posterior de mi garganta, trago más allá del reflejo nauseoso y deslizo mis manos a su
trasero para mantenerlo dentro de mí.
96
Bishop empieza a salirse y ahueco mis mejillas para chupar. Bishop gime, y
cuando solo la punta está en mi boca, arrastro mis dientes sobre él hasta que sale.
Inclinando mi cabeza hacia atrás ligeramente, lo miro a través de mis pestañas. Está
mirándome con una expresión casi severa en su cara, aunque sus ojos están ardiendo
con lujuria y asombro.

—Haz eso de nuevo, nena —murmura, su mano libre acunando mi rostro.

Extiendo mi brazo y tomo su pene en mis manos. Cuando lo traigo de vuelta a


mi boca, toma mi cabeza con sus dos manos y me sostiene fuertemente para que no
pueda moverme. Solo por el movimiento de sus caderas obtengo su pene ahora, y me
alimenta con él lenta y deliberadamente.

No puedo moverme… solo puedo controlar la succión que le doy y los sonidos
que hago.

Está en completo control y es exactamente como lo quería.


CAPÍTULO 14
BISHOP

A
unque siempre comienzo a sentir un zumbido de emoción mientras me
pongo mi uniforme en los vestidores, solo al estar calentando en el
hielo antes del juego es cuando la adrenalina realmente comienza a
fluir. En parte, eso es debido a los fanáticos inflexibles que bajan al cristal para vernos,
esperando que uno de los jugadores haga volar un disco hacia ellos. Es debido a los
niños con rostros maravillados y sorprendidos, que les dicen a sus padres que quieren
ser jugadores de hockey profesional algún día. Mierda, incluso las conejitas del hielo,
calientes como el infierno, que también bajan al cristal para vernos calentar hacen que
mis jugos fluyan. Quiero decir, ¿qué hombre no actúa mejor cuando mujeres preciosas
lo observan?

Pero no estoy mirando a las conejitas del hielo hoy.

Tardo tres mini vueltas alrededor de nuestra mitad de la pista mientras miro 97
hacia la sección de asientos de visitantes antes de hallar a Brooke. Es inusual que
esposas o parejas viajen a juegos de visitantes, pero algunas lo hacen. Usualmente, las
de los que no tienen obligaciones con sus hijos de las que preocuparse, así sus esposas
o novias son más flexibles para viajar. Mientras que no vuelan con el equipo y son
responsables de su propio viaje allí, un paquete de boletos siempre están reservados
para los miembros de las familias de los Vengeance, así todos pueden sentarse juntos.

Cuando salía casualmente antes, a menudo hacía que esas mujeres vinieran a
verme jugar hockey. Quiero decir, enfrentémoslo, eso es lo que les gusta a la mayoría
de las mujeres cuando follan con nosotros: la fama y la gloria de estar con un atleta
profesional. Pero durante esos juegos, cuando salí al hielo para el calentamiento,
nunca me preocupé en buscarlas. Ni siquiera me importaba dónde estaban sentadas.
Porque al minuto en que entro en el estadio, todo lo que me importa es el juego. Aíslo
todo y a todos fuera, excepto mis compañeros y mi entrenador.

Excepto que esta noche es diferente. No fui capaz de apagar mi mente cuando
entré en el estadio esta noche. No he sido capaz de dejar de pensar en Brooke desde
que la dejé hace algunas horas para ir al vestidor y prepararme. Ella viajó en el autobús
del equipo con nosotros, y se sentó junto a su padre (para darme espacio para poner mi
cabeza en modo de juego, dijo ella); y luego desapareció, después de darme un rápido
beso justo en frente de él.
Justo en frente de muchas personas, en realidad. Creo que el beso fue para el
espectáculo, para probar a su papá y a todos que éramos una pareja tanto como lo
habíamos afirmado. Estaba más impresionado de que su padre ni siquiera me gruñó o
me lanzó una mirada mortal, pero tampoco sonrió.

Brooke está sentada cerca de quince hileras atrás de nuestra banca. Usa una
camiseta impresionantemente nueva, con SCOTT a lo largo de la espalda, junto con
mi número 32, y esa A en el frente, hecha en plateado, con bordado verde y azul sobre
los bordes. La sorprendí con ella anoche, diciéndole:

—Bueno, ya sabes. Como que se espera que mi novia use mi camiseta.

Tiene su hermoso culo posado en el borde de su asiento, con sus codos sobre
sus rodillas, inclinada al frente en su asiento tanto como puede, sin caerse de allí. Me
sonríe y levanto mi barbilla antes de entregarle un guiño. Su sonrisa se vuelve más
grande.

Antes de poder darle una mirada atontada en respuesta, me obligo a voltear, así
puedo concentrarme en calentar. Estamos haciendo un ejercicio de dos jugadores,
pasando las defensas y lanzando al arco para que nuestro portero también pueda
calentar. Me las arreglo para hacer tres pases a la red sin pensar en Brooke, ni una vez.
A decir verdad, sí la miro luego de ese tercer pase y ella está observándome
98
atentamente.

No puedo descubrir la razón, pero parece aumentar mi excitación y adrenalina.


Estoy más ansioso por salir de aquí y patear algunos malditos culos esta noche, e
incluso más porque Brooke estará observando.

***

Incluso cuando sentí que los jugadores de los Vengeance se unieron entre sí
durante el campo de entrenamiento, realmente no tenía muchas expectativas sobre
cómo jugaríamos en un verdadero juego, contra un oponente de primera.

Pero para el tercer período, cuando estamos arriba 5 a 1, supe que este equipo
estaba hecho de algo especial. Quizás había una fórmula mágica que fue usada para
escoger a los jugadores en el draft de expansión, o quizás era que todos mis
compañeros estaban igual de encendidos por la posibilidad de algo genial. Tengo que
admitir que no apesta tener un estadio de clase mundial, instalación de entrenamiento
y vuelos en el más lujoso estilo para nuestros juegos. Creo que es un factor que el Sr.
Carlson esté cuidándonos bien, así que debemos dar un esfuerzo de 110 porciento.

Quizás es todo eso, pero esta noche, estamos en llamas.


Hay menos de un minuto para efectuar una jugada y San Francisco tiene el
disco en nuestra meta.

Legend ha estado asombroso en la red esta noche, deteniendo treinta y ocho de


treinta y nueve disparos a la meta, y es imposible (salvo que haya un milagro) que los
Brawlers anoten cuatro veces para, al menos, empatar el juego. Pero sin importar que
tengamos una agradable delantera, cada uno de nosotros, aquí fuera en el hielo, nunca
deja de jugar con el corazón, incluso si estamos jugando conservadoramente y en
defensiva hasta que acabe el tiempo.

Faltan treinta segundos y Eric se las arregla para robarle el disco a un Brawler
con su bastón. Éste se tambalea justo al palo de Tacker y salgo disparado por el hielo.
Miro sobre mi hombro y veo que Tacker ya está haciéndome el pase.

No me toma más de un segundo buscar ese pase, pero en ese momento, uno de
los Brawlers se adelanta y ha volteado sobre sus patines para enfrentarme, volviéndose
un enorme obstáculo que deberé rodear si voy a lanzar un tiro.

A pesar del hecho de que mis piernas están agotadas, saber que Brooke está
arriba, en esas tribunas, probablemente de pie y gritando por mí en este momento, me
da un estallido de energía que no esperaba. Hundo mis cuchillas en el hielo y me lanzo
al frente, moviendo el disco de derecha a izquierda en frente de mí. Me encuentro con
99
el defensor tan rápido que sus ojos realmente se amplían, antes de enfocarse en mi
torso para minimizar el impacto que, de cualquier forma, intentaré para confundirlo.
Mi movimiento favorito es fingir ir a la izquierda y luego rodearlo hacia la derecha. No
tengo idea de si el jugador en frente de mí me conoce lo suficiente para saber eso, pero
en caso de que lo haga, me lanzo a la derecha.

Al minuto en que veo su cuerpo ir a la misma dirección para interceptarme, giro


360 grados a la derecha, dándole mi espalda solo por una fracción de segundo antes de
tener la pista libre en frente de mí y un portero determinado a vencerme.

Me impulso con dos poderosos movimientos de mis patines para llegar dentro
de los cuatro metros y medio del portero y finjo un disparo a su izquierda. Él se tira
hacia allí y doy un rápido giro de muñeca hacia su lado derecho, observando mientras
el disco gira hacia allí, pasando rozando a través de la pequeña abertura entre su
almohadilla de pierna y el guante en su brazo.

Directo a través del séptimo agujero4 y hacia la parte trasera de la red.

4
Agujero: las áreas difíciles de cubrir para los porteros son llamadas "agujeros". Los primeros cuatro son
las esquinas de la portería, el quinto es el espacio entre las piernas del portero. El espacio entre el brazo
con el palo y su cuerpo es el sexto, y el séptimo es el lado del brazo con guante.
Un pequeño rugido se eleva de la multitud. A decir verdad, probablemente solo
el 20 por ciento de la arena está llena con fanáticos de los Vengeance, pero el hecho de
que seamos un equipo recientemente franquiciado, que acaba de ganar seis sobre uno a
los Brawlers en su arena, ha hecho sus voces significativamente más fuertes.

Me veo abrumado por mis compañeros, quienes lanzan sus brazos hacia mí y
me palmean encima del casco. Esta era la segunda anotación que marcaba esta noche.

Mientras patino de regreso a la banca, levanto mis ojos, dejando que mi mirada
viaje quince hileras arriba, para ver a Brooke aplaudiendo y gritando por mí.

Me siento en la banca y sonrío para mí mismo. Esta noche ha sido jodidamente


increíble.

***

Salgo de las duchas con una toalla envuelta alrededor de mi cintura y me dirijo
hacia mi casillero.

—Bishop —oigo la voz rasposa del entrenador Perron.

Mirando sobre mi hombro en su dirección, levanto mis cejas a modo de


pregunta.
100
—Dame un minuto de tu tiempo —dice él, y siento que tiene que ser la forma
más rara en que un entrenador me pidió alguna vez tener una charla tras el juego. No
tengo idea de si voy a enfrentarme a un entrenador o a un padre sobreprotector cuando
camino hacia él. Aunque tengo el presentimiento de que, a propósito, él esperó a que
saliera de la ducha y no llevara nada más que una toalla para encontrarme de la
manera más vulnerable.

Cuando alcanzo al entrenador, que está de pie en un rincón tranquilo de los


vestidores, me sorprende cuando extiende su mano hacia mí.

—Jugaste un maldito buen juego esta noche. Continúa así y vas a ser uno de los
líderes de la liga.

Estrecha mi mano con varios apretones fuertes y me libera.

—Gracias, entrenador —le digo.

Supongo que esa es toda la conversación. Comienzo a voltear de regreso a los


casilleros. Su voz me detiene.

—Tengo que admitir que fue agradable verlos juntos a Brooke y a ti en el avión
y durante las comidas del equipo.
Trato de mantener mis hombros sueltos y relajados cuando volteo de nuevo
hacia él, por completo, dando un paso más cerca para que nuestra conversación no sea
oída por otros. Una cosa es que mis compañeros de equipo lo oigan felicitándome,
pero otra muy distinta es que estén al tanto de una conversación personal como esta.

—¿Algún comentario sobre el compromiso? —me pregunta, en una voz amable.

Todo mi cuerpo se tensa y mi estómago se vuelve un nudo. Estoy en un


territorio jodidamente peligroso ahora mismo, porque no sé todas las conversaciones
que Brooke tuvo con su padre sobre el tema.

Así que trato de ser vago.

—Bueno, no hemos tenido mucha oportunidad de hablar al respecto realmente,


dado el hecho de que tuvimos el campo de entrenamiento y luego salimos de gira para
nuestro primer juego.

—¿Hablar de qué? —dice el entrenador Perron, y no hay duda en el tono


ligeramente agresivo en su voz—. Ni siquiera entiendo por qué están discutiendo esto
continuamente. Mi entendimiento es que lo han discutido. Si quieres casarte, compras
un maldito anillo y te propones a mi hija.
101
No tengo nada.

No tengo idea de qué mierda decir a eso, porque tan anticuado como suena,
tiene toda la razón. Si yo alguna vez fuera a casarme, ni siquiera imaginaría tener
discusiones al respecto. Todo el punto de una propuesta es la sorpresa.

—¿Hay algo que no estés diciéndome? —gruñe el entrenador, llegando a mi


rostro—. ¿No estás enamorado de mi hija?

Dios, es jodidamente matador tener que mentirle, pero lo dejo volar de


cualquier forma.

—Por supuesto que lo estoy. Su hija lo es todo para mí.

Uh.

Esa mentira no dolió tanto como pensé que lo haría, porque, mientras que no
estoy enamorado de Brooke y ella no es mi mundo entero, encuentro que realmente
me gusta mucho.

El rostro del entrenador se relaja y eso provoca que me relaje… de alguna


forma.

Su voz no es tan agresiva cuando me pregunta:


—¿Me estoy perdiendo de algo aquí? Porque Brooke me dijo que ustedes
estaban comprometidos cuando entré en su oficina ese día. Luego, se retractó un poco.
Y de repente, ahora ambos están “discutiendo el matrimonio”. Pero cuando sea que lo
menciono, a cualquiera de los dos, ambos postergan la respuesta. Y tengo que
preguntar, ¿estás aprovechándote de mi hija?

Mis cejas vuelan hasta el techo y mi sorpresa por su pregunta debe parecer
genuina, porque su rostro se suaviza ligeramente. Lo tranquilizo.

—Entrenador… yo nunca me aprovecharía de Brooke. Jamás. No voy a


lastimar a su hija.

Me siento seguro haciendo esas declaraciones. Porque mi intención absoluta es


que, cuando nos alejemos de esto, ambos lo hagamos sin arrepentimientos.

El entrenador Perron no me responde, pero deja que sus ojos permanezcan en


los míos por algunos minutos, como si probara si voy a derrumbarme frente a él y
admitir toda la falsedad en esta relación. Simplemente sostengo su mirada y espero.

Finalmente, asiente y murmura:

—De nuevo… Gran juego. Quiero que hagas lo mismo mañana. 102
Se aleja, pero me las arreglo para decir:

—Lo haré, entrenador.


CAPÍTULO 15
BISHOP

S
on casi las 1:30 de la mañana cuando llegamos a la casa de Brooke.
Después de vencer a San Francisco, volamos esa noche a Los Ángeles
para enfrentarnos a los Demons, que es uno de los dos equipos en Los
Ángeles. Ganamos ese juego 2-1, y después de duchas rápidas, tomamos un autobús al
aeropuerto donde abordamos el increíble avión del equipo de regreso a Phoenix.
Estaba tan jodidamente elevado por las victorias consecutivas, como miembro de un
equipo de expansión, que estaba demasiado activo para incluso dormir en el vuelo a
casa. Brooke, por otro lado, pasó todo el vuelo con la cabeza apoyada en mi hombro y
roncando suavemente. Me contenté con esto y escuché música.

Cuando estamos en la entrada de Brooke, ella bosteza antes de volverse hacia


mí con los ojos cansados.

—¿Te vas a quedar esta noche? 103


Apago el auto y sacudo la cabeza, girando mi cuello para mirarla.

—Creo que me voy a quedar en mi casa esta noche. Tengo algo de ropa que
necesito lavar y tenemos una práctica matutina. Es realmente muy agitado el día del
juego, ya sabes.

Como excusa, esta es bastante patética. Sí, tenemos un juego en casa esta noche
y también es cierto que tengo que lavar ropa y entrenamiento matutino. Incluso podría
argumentar que debo irme a casa solo para poder descansar bien en lugar de pasar
tiempo dentro del cuerpo de Brooke. El juego de mañana será brutal, dado que
estamos saliendo de una gira de dos juegos.

A pesar de todo eso, mi excusa es patética porque Brooke y yo pasamos


bastante tiempo juntos. Quedarme aquí esta noche no me sacaría de balance.

Pero lo he estado pensando en el viaje desde el aeropuerto hasta su casa.


Mientras estoy asombrado por lo mucho que disfruté estos últimos días con Brooke,
también estoy asustado por lo mucho que disfruté estos últimos días con Brooke. Me
sentí demasiado bien durmiendo con ella por la noche y me sentí un poco demasiado
fantástico al verla en el juego. En todo caso, solo quiero demostrarme que puedo pasar
una noche sin ella.
Brooke sonríe y asiente.

—Realmente deberías descansar bien esta noche, Bishop. Estoy segura que estás
agotado.

No tan cansado, porque si Brooke me dijera en este momento que quiere que la
lleve a la casa y la folle toda la noche, estaría absolutamente bien con eso. Pero por
suerte para mí, ella solo da otro pequeño bostezo y empuja la puerta del pasajero para
abrirla.

Espera mientras agarro su maleta de la cajuela de mi auto y la llevo hasta su


porche delantero. Cuando llegamos allí, podemos ver que hay una nota pegada a su
puerta, iluminada por el brillo de la luz del porche.

Dejo la maleta cuando Brooke alcanza el trozo de papel y lo saca. Ella lo


despliega y veo como sus ojos se mueven hacia atrás y hacia adelante mientras lee las
palabras.

—¿Eh? —dice ella de una manera desconcertada.

—¿Qué es? —pregunto.

Sus ojos se mueven a los míos.


104
—Es de una amiga con la que trabajé en Nueva York en la revista. Se tomó
unas vacaciones improvisadas y decidió venir a visitarme.

Cruzo mis brazos sobre mi pecho y me apoyo contra su puerta.

—¿No llamó primero?

Brooke se encoge de hombros.

—Nanette es más un tipo de chica espontánea.

—No pareces muy emocionada por la visita de una amiga.

La expresión de culpabilidad en su cara me dice todo lo que necesito saber. No


creo que esta Nanette sea una amiga muy cercana de Brooke en absoluto.

—Es solo que… no sé, es realmente un poco extraño. No tengo ni idea de por
qué haría esto.

Puedo decir que Brooke está preocupada por esto, pero no es como si este fuera
un exnovio acosador dejando una nota en su casa. No hay nada en esta situación que
justifique quedarme con ella esta noche.
Aunque lo haría, si me lo pidiera.

Mierda. No, no lo haría.

Voy a demostrarme a mí mismo que mis bolas me pertenecen.

—¿Vas a ir al juego esta noche? —pregunto y luego pateo mentalmente mi


propio trasero por eso. No tengo ningún problema en hacer la pregunta cuando la
respuesta es de repente muy importante para mí.

—Iba a ir —comienza Brooke, apagada, pero su voz se apaga un poco—. Pero


ahora que Nanette está en la ciudad, creo que necesito visitarla. La nota dice que se
está quedando en un hotel por aquí cerca.

—Puedes tener mis dos boletos de temporada para que puedan ir juntas si
quieres —suelto.

Mierda. Ahora, ¿por qué acabo de ofrecer eso? No habría nada de malo en que
Brooke no viniera al juego esta noche para salir con su amiga.

Mi boca está abierta y hablando sin control.

—Tal vez podamos salir después del juego. 105


Siento que mi cuerpo ha sido poseído por un demonio que está ofreciendo cosas
que no quiero que sucedan. Claramente, quiere estar cerca de Brooke a pesar de mi
lógica y razonamiento que me dicen que enfríe esto un poco.

Pero es bueno que nos tomemos un descanso, ¿verdad? Necesito volver a


enfocarme en… um… la vida. O en el hockey. O lo que sea. Solo algo más que
pensamientos incesantes sobre Brooke y lo bien que parecemos encajar en todos los
aspectos.

Brooke saca las llaves de su bolsillo y abre la puerta. Se vuelve hacia mí con una
suave sonrisa y dice:

—Creo que suena increíble si estás seguro que no te importa darnos los boletos.
Y salir después también suena genial.

—Invitaré a algunos de los chicos también —digo, absolutamente tratando de


ignorar la oleada de alegría que me invadió cuando aceptó mi oferta.

—A Nanette le encantará eso —dice Brooke con sequedad—. Cuando se enteró


de que me mudaría aquí, de lo único que podía hablar era de lo calientes que eran los
jugadores de hockey.
Un pensamiento me golpea repentinamente, y puedo decir que por la expresión
de la cara de Brooke, el mismo pensamiento exacto también la golpea a ella.

—Vamos a tener que contarle a tu amiga sobre nuestra pequeña farsa.

Brooke asiente.

—Mierda. Absolutamente estaría al tanto del hecho de que tú y yo no


estábamos saliendo en Nueva York unos meses antes de mudarnos aquí.

—¿Es una amiga lo suficientemente buena como para guardar el secreto? —


pregunto con una pequeña cantidad de preocupación. Puedo decir que Brooke no tiene
una conexión fuerte con esta mujer.

—Estoy segura que lo haría —dice, pero no suena demasiado confiada—. Una
vez que le explique las cosas, estoy segura que estará bien. Además, probablemente
regresará a Nueva York pronto.

—Está bien —murmuro.

—Está bien —repite Brooke.

Nos miramos con torpeza bajo el brillo de la luz del porche a la 1:30 de la 106
mañana. No hay ni una sola persona alrededor para observar si me voy sin mirar atrás
o si la beso hasta dejarla sin aliento.

Un beso de buenas noches no es absolutamente necesario para dar crédito a


nuestra historia, ya que nadie está aquí para presenciarlo.

Cuando mi boca cae sobre la de ella, mis brazos se envuelven a su alrededor,


me doy cuenta que debe ser necesario para mí. Y sé que estoy en un mundo de mierda
por eso.

***

Giro la llave en la cerradura lo más silenciosamente posible y me doy cuenta


que el vehículo de Dax está en su lado del garaje para dos autos. Decidimos alquilar
una casa después de un viaje de fin de semana a Phoenix una vez que firmamos
nuestros nuevos contratos. Habíamos estado viviendo en un pequeño apartamento en
el bajo Manhattan, que no costaba mucho dinero. En Phoenix, el costo de vida era
drásticamente diferente y optamos por una casa real en lugar de un apartamento. Es
casi como si nos estuviéramos volviendo adultos e incluso tomamos esta decisión
sabiendo que tendríamos que hacer trabajos de jardinería.
Empujo la puerta lentamente e inmediatamente veo a Dax tendido en el sofá
viendo televisión. Todas las luces están apagadas, pero está bañado en un resplandor
azul y puedo ver que sus ojos vienen a mí con sorpresa.

—Pensé que te quedarías en casa de Brooke.

—No tengo que pasar todas las noches con ella —digo a la defensiva, y Dax ríe.

—Amigo, tú y Brooke parecían no estar viviendo una mentira en los últimos


días.

—¿En serio? —pregunto con sincera curiosidad, mi pique retrocede bastante


rápido. No tengo ni idea de lo bien que estamos actuando y sé que será sincero.

Dax se sienta y silencia el televisor. Me agacho en el extremo opuesto del sofá y


lanzo mi brazo sobre el respaldo de este.

—Hay algo real entre ustedes dos —dice Dax con tanta seguridad en su voz que
casi tengo que creerlo.

Nunca le he ocultado secretos a mi mejor amigo, le confieso:

—Me gusta ella, hombre. Es inteligente, sexy y divertida… 107


—Entonces hazlo real con ella —sugiere Dax.

—Nos conocemos desde hace una semana —digo secamente—. Dije que me
gusta, no que quiera hacer las cosas serias con ella.

—No hay nada malo si lo haces —dice Dax con una mirada significativa—.
Pero no creo que lo llamen hacer las cosas serias estos días.

Pongo los ojos en blanco y decido dejar el tema. He estado pensando en esto
tanto que me duele la cabeza. En su lugar, le informo sobre la amiga de Brooke que
viene de visita.

—Va a ir al juego esta noche con Brooke y pensé que quizás todos podríamos
salir después.

—¿Es caliente? —pregunta Dax con una expresión sospechosa.

—No tengo ni idea —digo.

Dax sacude la cabeza antes de decir:

—Bueno, será mejor que invite a algunos de los chicos, porque no voy a ir una
cita a ciegas con una mujer que no tengo ni idea de cómo es.
Eso me atrapa y dejo escapar una risa profunda. Me gustaría decir que es típico
de Dax, pero maldición, también sería típico de mí.

—Había planeado invitar a Legend y Eric. Pensé en tal vez preguntarle también
a Tacker.

Dax sacude la cabeza, no en negación, sino más bien triste, resignado.

—Tacker no vendrá.

Sí… probablemente no lo hará.

Aun así, sé que lo dejé plantado en este viaje por carretera quedándome las dos
noches en la habitación de Brooke, pero quiero hacer un esfuerzo para llegar a
conocerlo un poco mejor. Mientras que él le da más del 100 por ciento de sí a este
equipo, el hombre no debería tener que ir por la vida llevando cargas tan pesadas.

108
CAPÍTULO 16
BISHOP

—Este debería ser nuestro lugar de reunión oficial —dice Erik mientras
mira a la mesera apreciativamente. Acabamos de entrar en el Sneaky Saguaro, solo
uno de los muchos establecimientos donde puedes ir por una bebida y comida pre o
post juego en Vengeance Town. Fue recomendado por nuestro representante de
equipo, que nos dijo que aquí había conocido al trasero más ardiente que había tenido.

Sus palabras, no las mías, pero definitivamente atrajo la atención de Erik.


Después de perder completamente todos los puntos de genialidad con la azafata, está
buscando recuperar su encanto. Él y Legend estuvieron dispuestos a salir con Brooke,
Dax, Nanette y yo después del juego de esta noche. Las chicas ya están aquí y todo lo
que tenemos que hacer es encontrarlas.

El Sneaky Saguaro es un patio cervecero/restaurante que presume de 127 109


cervezas en barril y comida increíble. El edificio tiene dos pisos de altura, decorado
con mobiliario sureño y, en el medio, hay un inmenso cactus saguaro que tiene que
tener siete metros y medio. Tiene un perímetro acordonado alrededor, lo que me dice
que esa maldita cosa no es falsa.

Erik me codea en las costillas y entonces dramáticamente se pone el puño en la


boca mientras abiertamente mira lascivo a una de las camareras que pasa.

—Maldición —dice, excepto que sale muy dramáticamente como “maldici-


mm”.

Y es un sentimiento apropiado. Las meseras y cantineras visten pantaloncillos


cortos de mezclilla que apenas cubren sus traseros y camisas a cuadros estilo del viejo
oeste que están atadas justo debajo de sus pechos con el escote muy abierto para
mostrar exactamente lo bien dotadas que están. Botas vaqueras y sombreros completan
el atuendo. Todas las chicas se contonean con un montón de girar de caderas y apuesto
que hacen un montón de propinas aquí.

—Brooke dijo que tenían una mesa en el piso superior —digo sin comentar
sobre las meseras. Ahora tengo una novia. Ella es la única a la que quiero ver vestida
así.
Pienso en eso durante un momento y… sí, eso es precisamente correcto.

El primer piso es todo mesas, y una escalera conduce al segundo piso con una
inmensa barra con barriles alineados en la pared detrás. Hay una variedad de mesas,
tanto altas como bajas, igual que reservados a lo largo del perímetro. Asumo que
puedes comer aquí, pero está mayormente lleno de gente solo bebiendo. Tenemos que
abrirnos paso entre una gruesa multitud, muchos visten camisetas nuevas de
Vengeance por nuestro primer juego local.

Están riendo, bebiendo, chocando los cinco.

Es porque ganamos. Nuestro primer juego local en nuestro estadio sofisticado y


resplandeciente y pateamos un trasero grande. Tres juegos, cero perdidas, y mientras sé
que no podemos ganar todos nuestros juegos y esto solo es pretemporada, tenemos un
fantástico inicio. Estoy infernalmente listo para celebrar.

—De ninguna manera —escucho a un hombre gritar a mi izquierda—. Es el


jodido Bishop Scott.

Me giro, capto una breve mirada de un joven que luce bastante borracho;
rodeado por un montón de otros fanáticos de Vengeance, señalándome con la boca
colgando abierta. Erik viene a pararse detrás de mí seguido por Legend y Dax. 110
Los ojos de los fanáticos se abren inmensamente.

—Mierda… Erik Dalhbeck, Legend Bay y Dax Monahan. Mierda, gente. Los
Vengeance de Arizona están en la casa.

Literalmente brama esa última parte mientras sostiene su cerveza en alto y


todos empiezan a enloquecer que sus héroes de casa estén en su bar favorito.

La exuberancia de los fanáticos se amortiguará un poco con el tiempo. No


estarán tan emocionados, y si continuamos viniendo aquí, empezarán a mantener una
distancia respetuosa si lo deseamos. Pero este es un equipo de franquicia nueva y estos
fanáticos necesitan saber que también los apreciamos.

Le doy crédito a mis compañeros de equipo. Todos ponen las mismas sonrisas
de bienvenida que yo y nos adelantamos. Extiendo mi mano al sujeto que me llamó. Él
la estrecha y empieza a charlar sobre el juego tan increíble que jugué y lo emocionado
que está.

Tardamos una buena media hora en firmar autógrafos y posar para las fotos.
Como era de esperarse, hay varias conejitas del hielo vistiendo camisetas ajustadas que
apuesto son tallas infantiles extra-chicas o camisetas con escote bajo con el logo de
Vengeance encima. Erik, Legend y Dax se comen esa mierda, y algunas de esas
conejitas del hielo van a acostarse esta noche con mis compañeros.

A menos que Nanette esté caliente y esté buscando pasar un buen rato.

Cuando finalmente localizo a Brooke, está sentada en una mesa alta con cuatro
sillas. Junto a ella está una deslumbrante pelirroja que tengo que asumir es Nanette.
Igual que Brooke, está vestida muy a la moda, lo que espero ya que es de Nueva york y
trabaja en una revista de moda.

—Me pido a la amiga —dice Erik con voz baja mientras caminamos hacia la
mesa. Ni idea si los otros chicos lo escucharon, pero supongo que no importa lo que él
quiera. Es lo que Nanette quiera.

Brooke gira la cabeza y sus ojos se fijan en los míos. Separa los labios en una
brillante sonrisa. Cristo, me pregunto si ¿habrá un día cuando su sonrisa no me afecte?

—Ey —digo cuando la alcanzo, inclinándome y dándole un beso rápido.

—Ey —dice en bienvenida, curvando su mano alrededor de mi cuello—.


Jugaste increíble.

—Está bien, corten esa mierda amorosa —gruñe Erik y toma asiento al otro
111
lado de Nanette. Le extiende su mano—. Hola, soy Erik.

—Permíteme hacer las presentaciones —dice Brooke mientras Nanette suelta


una risa sexi mientras estrecha la mano de Erik. Puedo notar que está deleitada por la
atención de él—. Nanette, ese que tiene tu mano es Erik Dalhbeck. —Entonces toma
turnos en señalar—. Y ese es Legend Bay, Dax Monahan.

Nanette aparta su mano de la de Erik y la extiende a los otros chicos. Su mirada


es directa y apreciativa y puedo decir que definitivamente busca pasar un buen rato.

—Y, por supuesto, recuerdas a Bishop —añade Brooke y envuelvo un brazo


alrededor de su hombro. Asiento a Nanette mientras ella se gira a mirarme. Brooke me
había mensajeado antes hoy que le había contado a Nanette todo sobre nuestra
“relación” y ella estaba dispuesta a ayudarnos a mantener el secreto. Decidieron
arreglar nuestra historia para incluir que me había encontrado con Nanette una vez
antes, para que no tuviéramos que fingir que nos conocíamos muy bien. Esta mierda se
estaba volviendo realmente complicada.

Una de las meseras se aproxima, mirando directamente a los chicos e ignorando


a Brooke y Nanette, tal vez porque ellas ya tienen bebidas o tal vez porque no son
importantes. De alguna forma, Erik se las arregla para mirar lascivamente a la mesera
y a Nanette al mismo tiempo.
Una vez que llegan nuestras bebidas, Nanette maneja la corte como una reina
con Erik, Dax y Legend, alternando su coqueteo y distribuyéndolo equitativamente.
Yo utilizo la oportunidad para hablar con Brooke. No había tomado uno de los
taburetes altos, sino que preferí pararme al lado de la silla de Brooke.

—¿Y cómo fue tu día? —le pregunto, jugando con los extremos de su cabello
mientras mi mano descansa en la parte posterior de su taburete.

—Agotador —dice con una sonrisita—. Trabajé con el grupo de Sebastián hoy
y…

—¿Sebastián?

—El director de marketing —dice, tirando de su cabello detrás de su oreja.


Aunque tuvo un largo día, sus ojos están brillando y eso me dice algo. Realmente
necesita salir de servicios del equipo y entrar en marketing.

Brooke prosigue a contarme lo emocionante que es trabajar en las cosas desde el


diseño hasta la producción de las licencias de marketing del equipo, y tengo que decir,
no la he visto así de animada excepto cuando estoy esforzándome en hacerla venirse.

—¿Cuáles crees que sean las posibilidades de que te transfieran allí a tiempo 112
completo?

Ella se encoge de hombros.

—A Sebastián parecen gustarle mi trabajo e ideas, pero no lo sé. No alzaré mis


esperanzas.

Poniendo un codo sobre la mesa, me inclino hacia ella y bajo la voz.

—¿Quieres que vea si tengo alguna influencia?

Brooke lleva una palma a mi cara, acaricia su pulgar a lo largo de la barba en


mi mandíbula y es un movimiento tan tierno que me conmociona por un momento.
Ella sacude la cabeza y me da la sonrisa más dulce.

—No. Realmente lo aprecio, pero conseguiré o no el trabajo por mis propios


méritos.

Sostengo su mirada por un momento antes de asentir.

—Si cambias de opinión, déjame saber.

—Bien —dice y deja caer la mano de mi cara. La miro un momento cuando se


posa en la mesa. Aunque sería ridículo recogerla y regresarla a mi cara, presionándola
allí con mi propia mano encima, no hay nada inusual en que solo tome su mano y la
sostenga.

Así que lo hago.

—Bueno, mírense ustedes dos… igual de enamorados que cuando dejaron


Nueva York —dice Nanette. Brooke y yo nos giramos a mirarla.

Le lanza a Brooke la más breve de las miradas antes de posar sus ojos en mí.
Ojos de apreciación. Los mismos ojos coquetos que les había estado dando a mis
compañeros hace momentos. Se inclina en la mesa, exponiendo algo de escote.

—Luces tan atractivo como siempre, Bishop.

Esto es seguido por un batir de sus pestañas y tal vez una mirada expectante en
su cara de que le corresponderé el halago. No estoy seguro porqué eso me molesta,
pero lo hace. Tiene tres jugadores profesionales de hockey babeando por ella y aquí
está ella coqueteando conmigo enfrente de mi novia.

Bueno, quiero decir que ella sabe que Brooke y yo realmente no somos…

¿O lo somos?
113
Mierda, ya no puedo asegurarlo. Se está enredando tanto.

Aun así, no voy a involucrarme siquiera en esa mierda.

—Gracias, Nanette. Es lindo de tu parte decirlo.

Ella solo me sonríe un momento, como si estuviera esperando que dijera más, y
cuando no lo hago, regresa tranquilamente a Erik para continuar su conversación con
él.

Me inclino incluso más hacia Brooke, dándole al resto de nuestro grupo la


mayor parte de mi espalda. Murmuro lo bastante bajo para que solo ella pueda
escucharme.

—¿Cómo te va con tu compañía inesperada?

La frustración hierve en los ojos de Brooke. Se mueve un poco más cerca de mí.

—Se invitó sola a quedarse en mi casa.

—Grosero —digo con voz bajita.

—Lo es —concede—. Pero, ¿qué iba a decir… no?


No, era imposible que Brooke hiciera eso. Ella abriría su puerta si eso es lo que
una amiga deseaba.

Froto mi pulgar sobre el dorso de la mano de Brooke.

—¿Ella entiende que iré a casa contigo esta noche, así que si espera tiempo de
calidad de chicas contigo, no va a conseguirlo?

Brooke me lanza una amplia sonrisa.

—Oh, vas a casa conmigo, ¿verdad?

—Dijiste que te gustaba que yo tuviera el control, así que sí… iré a casa contigo
esta noche y tu invitada podría escuchar todo si no puedes quedarte callada.

Echando la cabeza atrás, Brooke suelta una profunda carcajada. Cuando sus
ojos vuelven a los míos, húmedos de hilaridad, lleva su otra mano a mi cara de nuevo,
y mierda, se siente bien allí, y asiente. Su voz no es más que un susurro.

—Sí… me gusta que tengas el control y me alegra que vengas conmigo a casa
esta noche.

114
CAPÍTULO 17
BISHOP

F
inalmente, cuando recupero el aliento y la fuerza en mis brazos para
hacerlo, ruedo de encima de Brooke y me desplomo junto a ella en la
cama. Con mis ojos en el techo, la siento moverse más que verla, un leve
movimiento en la almohada que compartimos.

—Estuvo bien no tener que hacer silencio —dice con una voz ronca por gritar
tanto.

Mi cabeza se gira y la miro. Su rostro está a unos centímetros del mío, esos ojos
ambarinos con motas doradas mirándome y su boca formando una sonrisa torcida. Le
sonrío en respuesta antes de darle un beso rápido.

—Siempre es mejor cuando puedes dejarlo ir.

Y ya que Nanette no ha regresado con nosotros, Brooke no tuvo que 115


contenerse. Pude haberles rugido a los cielos cuando finalmente di rienda suelta y me
corrí con tanta fuerza que estuve convencido que tendría un ataque.

—Deja que me vaya a limpiar —le digo mientras me bajo de la cama.

—Bien —murmura y rueda al lado opuesto. Se pondrá sus bragas y una


camiseta para dormir como se ha vuelto su costumbre. Hace un poco difícil a la
mañana llegar a sus partes buenas, porque adoro despertarla de esa manera, pero me
gusta el desafío.

Para cuando regreso del baño, Brooke está sentada con las piernas cruzadas en
la cama con el edredón sobre su regazo. Tiene la cabeza inclinada sobre su teléfono,
sus dedos volando sobre la pantalla.

—Hay una botella de agua en la mesa —me dice sin mirarme.

Me meto bajo las mantas sin molestarme con la ropa interior. No me importa
dormir desnudo o vestido, pero dado que ya estoy desnudo, no tengo reparos en
meterme así. Agarro la botella, la abro y doy varios tragos. Para cuando la he
regresado a la mesa, Brooke está poniendo su teléfono en su mesita de luz.
—Era Nanette —dice cuando se da la vuelta para enfrentarme, todavía sentada
con las piernas cruzadas—. Me mandó un mensaje diciendo que se queda con Dax
esta noche.

—Ahora, eso es sorprendente —medito en voz alta a la vez que me apoyo


contra el cabecero, poniendo mi mano en la rodilla de Brooke. Ni idea por qué… solo
se siente bien—. En verdad pensé que sería Erik.

—Yo también —dice con una risa.

Cuando Brooke y yo dimos por terminada la noche temprano luego de dos


cervezas, habíamos dejado a Nanette aceptando felizmente las atenciones de tres
jugadores de hockey. Le dijo a Brooke que no la esperara despierta o se preocupara. Le
di miradas elocuentes a los tres, luego añadí para Dax conforme me iba:

—Asegúrate de que con quien sea que se vaya esta noche llegue a salvo a casa.

—Siempre, hermano —dijo en respuesta.

Solo no pensé que sería Dax.

No es que Dax no sería lo bastante bueno para ella. De hecho, él es el mejor


tipo de los tres, en mi opinión. Solo pensé que Erik ganaría la noche, dado que es el
116
más agresivo y encantador a la vez.

Pero bien por Dax. Espero que lo que sea que consiga esta noche sea bueno y
valga la pena escuchar a Nannete conseguirlo.

Me siento cómodo diciéndole esto a Brooke, porque no sentí mucho afecto


entre las dos mujeres esta noche. Nanette sólo les prestó atención a los hombres, lo que
me parecía bien. Eso significaba que yo conseguía la atención de Brooke.

—¿Puedo hacerte una pregunta? —Creo que es un hecho que puedo, pero de
alguna manera quiero establecer el tono de que esto es de alguna manera serio.

—Sí, claro. —Su expresión es abierta y espontánea.

—Tal vez solo me pareciera a mí… pero Nanette parece del tipo ególatra —le
digo a Brooke, decidiendo no guardarme nada.

—Te diste cuenta de eso, ¿eh? —dice con una risotada, pero luego su expresión
se serena un poco—. Pero esa no fue una pregunta.

—Supongo que tengo curiosidad de por qué eres amiga de ella. —Mi mano
aprieta su rodilla—. No podrían ser más distintas.
Solo me tomó media hora de observación y supe el tipo de mujer que era.
Coqueteaba demasiado y sugestivamente, sacó un espejo de su bolso dos veces para
ponerse lápiz labial y esponjarse el cabello, también revisando todos los detalles de su
rostro. Si los chicos intentaban incluir a Brooke en la conversación, Nanette
intercedería y regresaría la atención sobre sí misma. Era creída, y para mi sorpresa, un
poco insulsa, sin embargo, intentaba compensar lo que carecía allá arriba con su
aspecto.

—Trabajamos juntas por más de cinco años —explicó Brooke—. A veces


salíamos de noche, a menudo con gente del trabajo. Otras veces almorzábamos. Era
una amiga. Una compañera de trabajo. Pero no éramos cercanas. Creo que entiendes a
lo que me refiero cuando digo que Nanette no es el tipo que se acerca a otras mujeres.

—Porque su autoestima no puede soportar que le quiten la atención a ella —


concluyo—. Entonces, ¿por qué demonios vendría de visita?

Brooke se encoge de hombros.

—Supongo que es para tomarse unos días libre, tener un lugar gratis donde
quedarse y tener acceso a guapos jugadores de hockey.

—¿Cuánto tiempo va a quedarse? —pregunto. 117


—Una semana —responde con un gruñido y se recuesta contra el cabecero,
entrelazando los dedos sobre su estómago. Gira la cabeza para mirarme—. Esperemos
que se quede con Dax todo el tiempo.

Riendo entre dientes, asiento hacia su mesita de noche.

—Apaga la luz.

Lo hace y entonces estoy atrayéndola a mis brazos mientras nos acomodamos


en las almohadas. He descubierto que me gusta que su pequeño cuerpo se apoye contra
él mío por la noche y se acurruque antes de entrelazar sus piernas con las mías.

Alargando un brazo, apago mi luz y su brazo se aprieta alrededor de mi


estómago.

Nos quedamos en silencio por un momento, pero no estoy cansado y no tengo


intención de irme a dormir en este momento. Todavía tengo una cosa que tengo que
hablar con ella.

—Tuve una conversación interesante con tu papá luego del juego de San
Francisco —le digo, la oscuridad de alguna manera haciendo que sea más sencillo
hablar de esto.
La cabeza de Brooke se levanta de mi pecho para mirarme, pero todo lo que
verá son sombras. Presiono mi mano contra su cabeza, obligándola a volver a
acostarse. Continúo.

—No dije nada al principio, pero he estado pensando mucho en ello y creo que
podríamos tener un problema.

Antes de poder procesarlo, Brooke está arrastrándose de mis brazos, girando en


la cama y la luz de su lado se enciende. Parpadeo contra ésta por un momento antes de
poder enfocarme en ella. Se limita a girarse hacia mí, apoyando su cabeza en su palma.
Sus ojos están expectantes y espera a que continúe, sin decir una palabra sobre por qué
encendió la luz.

Espero que se deba a que Brooke no quiere secretos entre nosotros y


potencialmente pueda haber algo oculto en mi rostro en la oscuridad.

Respirando hondo, me pongo de costado para mirarla, también apoyando mi


cabeza en mi mano por lo que nos estamos mirando fijamente, cara a cara.

—Me presionó sobre el compromiso luego del juego.

—¿Cómo? 118
—Quería saber qué estaba pasando, y cuando le dije que íbamos a hablar al
respecto, resopló un poco. Dije que no entendía de qué estaba hablando, dijo que debí
comprarte un anillo a estas alturas.

—Maldita sea —murmura Brooke y sus ojos se suavizan con disculpa—. Lo


siento.

—No lo sientas —le advierto con un gruñido—. No es tu culpa. Pero cuando


siguió presionándome, me preguntó sin rodeos si te amaba.

Brooke hace una mueca.

—Y tuve que decir que sí, Brooke. Tuve que mirarlo a los ojos y decirle que sí,
y que eras mi todo.

No dice nada por un momento, su mirada cayendo a mi pecho. Cuando alza


sus ojos hacia mí, su voz es vacilante.

—Bueno… una semana más y podremos dejar todo esto atrás. Solo podemos
aguantar un poco más mientras…

Niego con la cabeza y alargo mi brazo para tomar su mano, que está apoyada
en el colchón. Entrelazo mis dedos con los de ella.
—¿No lo ves? No podemos hacer esto la próxima semana, Brooke. Acabo de
mirar a tu padre a los ojos y le dije que te amaba. Rompemos la siguiente semana
como habíamos planeado y tu padre va a saber que estoy lleno de mierda.

—Oh, Dios —dice en un hilillo de voz conforme la comprensión de lo que dije


la impacta—. Pero… pero… ¿qué vamos a hacer? ¿Debería confesarle a papá que todo
esto fue mi estúpida idea?

—De ninguna manera —digo bruscamente, sin estar dispuesto a permitir que
Brooke acepte la culpa por esto. Estábamos juntos ahora.

Y entonces hace lo que medio esperaba que hiciera.

—Quizás deberíamos seguir con esto un poco más de tiempo. Quiero decir, el
equipo lo está haciendo tan bien y no quiero que nada lo estropee.

Oh, sí… me gusta mucho esa idea. Más tiempo con Brooke mientras pensamos
en una buena manera de salir de esta mierda.

—Creo que deberíamos hacer un compromiso falso —digo con determinación.

Sus ojos se agrandan.


119
—¿Un compromiso falso?

—Sí, para quitarme a tu padre de encima completamente. Para darnos espacio


para respirar. Puede concentrarse en ser entrenador y puedo concentrarme en el juego
y…

—Es una buena solución —me interrumpe y suelto un suspiro lento y silencioso
de alivio—. ¿Es raro?

—Absolutamente nada raro —le aseguro con un ademán de mi mano, pero esta
es la cosa más jodida que he hecho referente a mi vida. Soy completamente consciente
de lo completamente descabellado que es todo esto. Nunca lo diría en voz alta, pero
demonios, debimos habernos sincerado en el momento en que nos atrapó en su oficina
y probablemente un millón de veces luego de eso.

Deberíamos confesar en este momento.

Pero en cambio, estoy tramando un compromiso falso porque no quiero que


termine todavía, pero también no sé dónde quiero que vaya tampoco. Sólo sé que esta
última semana ha sido fantástica con Brooke y es la única mujer con la que he estado
que me excita ver lo que me deparará el mañana.

Así que, sí… un compromiso falso será.


—¿Cómo podríamos hacer esto? —pregunta Brooke, su voz sonando un poco
demasiado brusca y profesional, como si estuviéramos negociando un acuerdo de
negocios.

Deslizo mis dedos por su pómulo, sobre su oreja y hacia la parte trasera de su
cabeza para sostenerla en el lugar. Inclinándome, le muestro una sonrisa pícara.

—Depende mí descubrirlo. Me encargaré de los detalles.

—No puedes comprar un anillo —dice pareciendo horrorizada.

—Deja de preocuparte por ello, Brooke —murmuro y me inclino para besarla.

Se retira.

—Pero…

—Deja de hablar, Brooke, u ocuparé esa boca con algo que hará que sea
imposible que digas nada.

Soy recompensado con una risa ronca y se inclina para mordisquearme el labio
inferior.
120
Eso lleva a otro beso, más profundo esta vez, y poco después nos hemos
olvidado de los compromisos falsos, su padre, Nanette y todo lo demás en el mundo.
CAPÍTULO 18
BROOKE

M
i casa se encuentra en silencio cuando entro, mis oídos abiertos
y receptivos.

—¿Nanette?

No hay respuesta. Pongo las bolsas de supermercado


que había estado llevando sobre la encimera de la cocina, luego atravieso la sala.

—Nanette… ¿estás aquí?

—En tu habitación —grita.

Mi bungaló estilo mediterráneo de tres habitaciones y dos baños con suelo de


baldosas rojas y paredes de estuco es una de las cosas que más aprecio de mudarme
aquí desde Nueva York. Solo tiene quinientos metros cuadrados, pero parece 121
monstruoso para mí luego de vivir en la mitad de eso por años.

Y aun así no es lo bastante grande como para darme espacio de Nanette. Ha


estado aquí por tres días y no veo la hora de que sea domingo cuando vuelva de
regreso a Nueva York. Me siento terrible al mismo tiempo por pensar eso, pero estos
últimos días me han recordado por qué no éramos las mejores amigas.

Mirando hacia atrás en nuestra relación, pasando los últimos cinco años en el
mismo trabajo juntas, me doy cuenta que podía manejar a Nanette en pequeñas dosis.
En el trabajo esos podían haber sido unos pocos encuentros a través del día. Nanette
principalmente ayudaba en las sesiones de fotos para la revista y algunos días no la
vería en absoluto porque estaría lejos en alguna locación. Las veces que salíamos a
comer o beber eran igual de escasas, y por lo general, con un grupo de gente. Durante
esos períodos, es casi como si hubiera tenido un tanque lleno de “buen
comportamiento” que afortunadamente para mí nunca se agotaba en los cortos
períodos de tiempo que pasábamos juntas. Pero creo que el tanque estuvo vacío para el
segundo día y la verdadera Nanette quedó expuesta: una visitante perezosa y vividora
que estaba probando mi paciencia.

Bishop pasó hoy por el estadio para llevarme a almorzar y básicamente me


quejé todo el tiempo. Amó tomarme el pelo por eso.
—A mí me parece bastante agradable —había dicho él con una sonrisa
maliciosa.

—A pesar del hecho de que no tiene a dónde ir, se levanta antes que yo y usa
toda el agua caliente cuando se baña —mascullé, y luego añadí—: Lo hace a
propósito.

—Oh, vamos, Brooke —me había provocado—. ¿En serio?

—Hizo un berrinche de que solo tuviera en la nevera leche de dos por ciento en
vez de descremada.

Bishop se rio entre dientes y tomó mi mano en la suya, dándome consuelo al


acariciar el dorso con su pulgar, todo a la vez que sus ojos brillaban con diversión.

—Habla de ella sin parar —me quejé con él—. Conozco demasiados detalles
sobre su cabello, piel, intolerancias estomacales, su papi alcohólico, su sobresaliente
hermana con la que no puede compararse, su último ex-novio al que acosa en las redes
sociales, una aventura que tuvo con unos de los editores asistentes de la revista y su
vida sexual. —Añadí eso último con un pequeño escalofrío—. Solo digamos que no sé
si pueda mirar a Dax a la cara otra vez, ya que ella fue demasiado explícita sobre lo
que han estado haciendo juntos. 122
Bisho al menos tuvo la gracia de parecer un poco comprensivo antes de
comentar:

—Bueno, ese barco ha zarpado. Dax no va a regresar por más.

—Porque ella tiene cierto nivel de locura, ¿verdad? —pregunté, sintiéndome


reivindicada.

—De hecho, él dijo que ella no era tan genial en la cama —me dijo
sinceramente—. Pero sí, creo que también se prendió de él con un poco de insistencia
luego de pocos días.

Bishop siguió diciéndome que Dax amablemente le dijo anoche luego de dejarla
en mi casa que estaría muy ocupado para verla de nuevo antes de que ella se fuera para
regresar a casa en Nueva York. No supe esto de primera mano, ya que Bishop y yo
estábamos durmiendo cuando ella entró, y esta mañana, estaba encerrada en su cuarto
luego de tomar una ducha temprana junto con toda el agua caliente.

Ahora está en mi habitación.

Preparándome y deseando que mis nervios no se me agoten, me dirijo allí para


unirme a ella.
Para encontrar a Nanette revisando mi armario.

Mi mirada recorre la habitación para ver varios de mis trajes apoyados


cuidadosamente sobre la cama con zapatos en el suelo debajo de cada uno, como si
estuviera acomodando un guardarropa para un show de moda. Ha sacado todas mis
joyas y las esparció sobre mi cómoda.

—¿Qué…? —digo, preparándome para continuarlo con el demonios pasa, pero


me contengo. Es una invitada en mi casa, pero más importante, sabe un gran secreto
sobre Bishop y yo. Tengo que andarme con cuidado. Así que toso y digo en un tono
genéricamente curioso—. ¿Qué está pasando?

Me mira con una expresión cortante para luego regresar a un vestido que está
sosteniendo para admirarlo. Nanette luego lo lleva a su cuerpo y se gira para mirarse
en el espejo en la parte trasera de mi puerta. Sin mirarme, responde:

—Solo estoy probando algunas de tus cosas. Sé que no te importaría


prestármelas.

Mis dedos se doblan hacia dentro, mis manos cerrándose en puños. Sin
embargo, mantengo una sonrisa agradable pegada a mi rostro.
123
—Oh, ¿sí?

Asiente.

—Tengo una entrevista laboral la semana que viene.

—¿Qué? —jadeo con sorpresa.

Sus ojos finalmente me miran en el espejo.

—Sí… salí anoche con los chicos…

—¿Los chicos? —pregunto, no teniendo idea de qué está hablando, ya que


pensé que salió con Dax.

—Erik, Legend, Dax —dice con un encogimiento de hombros—. Y había


algunos otros que también trabajan en la organización. No puedo recordar todos sus
nombres, pero conocí a Sebastian Parr. Es el director de marketing, y bueno… me dijo
sobre un puesto vacante en su división.

¿Qué demonios?

No había puesto vacante allí. Sebastian me tenía haciendo trabajos temporales


para decidir si podía meterme en el presupuesto de ese departamento.
Y entonces me doy cuenta. Mis ojos se entrecierran cuando vuelve a empujar el
vestido en el armario y saca otro.

—¿Estaba, eh… Sebastian estaba coqueteando contigo?

Nanette no me mira pero asiente con una risa ronca.

—Oh, lo estaba. Y yo coqueteé en respuesta. Es cómo obtuve la entrevista.

Lo apuesto. Sebastian es un tipo ligón, pero siempre me pareció inofensivo y


nunca participé. Pero si Nanette le estaba respondiendo, pude verla “persuadiéndolo”
para darle una entrevista.

Husmeé un poco más.

—Pero pensé que anoche estabas con Dax.

—Lo estaba —dice casualmente, y entonces se vuelve hacia mí—. Y déjame


decirte, está loquito por mí, Brooke. Pero no quiero comprometerme, así que rompí las
cosas con él anoche. Sin embargo, estoy pensando en llamar a Erik. Podría ser una
buena diversión.

Oh, sólo… asqueroso. Estoy a favor de tener la misma liberación sexual que los 124
hombres, pero en el lapso de unos pocos minutos, prácticamente me ha contado sobre
usar a tres hombres sin vergüenza en absoluto. En verdad me alegra que Dax se haya
limpiado las manos de ella y ahora siento la apremiante necesidad de darle una seria
advertencia a Erik.

—¿Qué piensas de este? —pregunta Nanette cuando se gira del closet para
enfrentarme, alzando, irónicamente, un vestido de seda Nanette Lepore línea A con
dobladillo asimétrico. No es uno de mis favoritos así que me encojo de hombros.

—¿Por qué vas a dar una entrevista de trabajo aquí? —le pregunto.

—Bueno… en realidad no me tomé unas vacaciones para venir aquí y verte —


admite con una sonrisa astuta—. Renuncié a la revista, y pensé, qué demonios, Brooke
está comenzando una nueva carrera, ¿por qué no habría de hacerlo yo?

Mi mandíbula queda abierta y no puedo pensar una sola maldita cosa que
decirle. Me gustaría decirle algo como “Pudiste haberme dicho la verdad”, pero suena
vacío dado que en el minuto que llegó aquí, la arrastré a mi mentira y la de Bishop.

—Y ya sabes, tú y yo podríamos ser compañeras de cuarto —continúa sin


siquiera parpadear—. No podría pagarte una renta hasta que consiguiera un trabajo,
por supuesto, pero te ayudaría a limpiar y con las cosas.
Sí, claro. No ha alzado un solo dedo desde que llegó.

—Nanette —comienzo a decir, esperando que tal vez se tome su tiempo y


piense esto, pero mi timbre suena.

Bishop.

Lo había invitado a comer esta noche. Iba a hacer fajitas y margaritas y ahora
estoy pensando solo en las margaritas. Eso es todo lo que quiero.

Vuelvo a mirar al lío por un momento y luego a Nanette.

—Mira… ese es Bishop y tengo que empezar a cocinar. Vamos a tener fajitas si
quieres unirte a nosotros.

—Suena increíble —dice animadamente, y luego procede a dejar caer mi


vestido en el suelo antes de regresar a mi armario y agarrar otro.

Aprieto mis dientes y salgo de mi dormitorio.

***

—Quiero matarla —le siseo a Bishop en una voz baja que probablemente no 125
pueda llegar a mi dormitorio, donde Nanette sigue hurgando en mi armario.

Bisho tiene la sensatez de no reírse pero en cambio vuelve a llenar mi vaso de


margarita. Me tomó dos minutos en mi porche delantero contarle lo que acababa de
suceder antes que me arrastrara a la cocina, me sentara en un taburete e hiciera una
jarra de margaritas. Me sirvió un vaso y comenzó a preparar la cena mientras yo bebía.

Y bebí.

Estaba en mi segundo vaso, con él llenándolo, bueno, segundo vaso y medio.

—No puede quedarse aquí —dice Bishop en voz baja y quiero besarlo tanto por
decir eso—. Acabarás asesinándola y no quiero tener visitas conyugales contigo en la
cárcel.

Resoplo y le doy un sorbo a mi trago. Cuando lo bajo, me inclino sobre la


encimera para poder bajar mi voz más todavía.

—Tengo que tener cuidado con ella. No sé lo que sería capaz de hacer con
nuestro secreto si la enfado.

—Cristo —murmura a la vez que corta un pimiento rojo—. Qué lío que te está
causando esto.
Estoy de acuerdo con ese sentimiento tomando otro largo trago de la margarita.
Me mira con una sonrisita antes de volver a cortar.

—¿Te vuelves extrañamente pervertida cuando estás borracha?

Parpadeo hacia él con sorpresa, bajando la mirada a mi bebida y luego de


regreso a Bishop.

—Eh… no lo sé.

Asiente hacia mi bebida con una sonrisa maliciosa.

—Sigue bebiendo. Lo descubriremos esta noche.

No hay manera de detener la risita que sale de mí. Paso mi dedo a lo largo del
borde, reuniendo un poco de sal. La lamo y luego le pregunto:

—Pero en serio, ¿qué voy a hacer? ¿Y qué hay de esta entrevista de trabajo con
Sebastian? ¿O es una completa invención de él para meterse en sus pantalones o en
verdad va a considerar abrir un puesto para ella?

Bishop deja de cortar y baja el cuchillo. Pone ambas palmas sobre la encimera y
se inclina para acercar su rostro más al mío. 126
—Escucha, Brooke. No sé cuál es el juego de ella o el de Sebastian. Todo lo que
me preocupa es que no te pisoteen. ¿Quieres que hable con él?

El horror que se apodera de mi expresión le da a Bishop su respuesta.

Pero eso no lo disuade.

—No hay nada de malo con una persona como yo usando mi influencia de
estrella para conseguir algo de la organización. Las celebridades y las estrellas
deportivas lo hacen todo el tiempo.

Niego con la cabeza, cortando la oferta.

—Es dulce, pero no. Manejaré el asunto del trabajo yo misma, pero cualquier
consejo que tengas sobre Nanette es apreciado. No la quiero de compañera, a corto o
largo plazo. ¿Cómo le digo eso?

Consigo una suave expresión de su parte; me dice que en verdad lo siente por
mí y mi difícil situación. También veo un enojo ardiendo bajo en su expresión. Ese es
su proteccionismo. Alargando una mano, mete un mechón de mi cabello detrás de mi
oreja. Un movimiento dulce e íntimo que tiene a mi vientre como si estuviese lleno de
burbujas de champaña.
—No entremos en pánico por el momento. Podría estar fanfarroneando, y
como dijiste, lo más probable es que ni siquiera sea una oferta verdadera de trabajo.
Podría regresar a Nueva York según lo planeado este fin de semana. Solo esperemos y
veamos.

Respiro hondo y lo dejo salir, notando que esas palabras realmente me


calmaron. Mi pecho no se siente tan apretado de ansiedad o quizás sea el licor. En
cualquier caso, le doy una sonrisa apreciativa.

—Gracias, Bishop.

—Cuando quieras, nena —responde con un guiño. Entonces asiente a la


margarita—. Pero sigue bebiendo, ¿de acuerdo? Realmente quiero ver lo divertida que
te pones cuando estás borracha.

—No voy a emborracharme —lo reprendo—. Tengo que trabajar mañana.

Su rostro se desanima levemente, así que agrego:

—Pero estoy dispuesta a volverme pervertida contigo esta noche.

Sus labios se curvan en una sonrisa, extendiéndose por su rostro.


127
—Lo estoy esperando.
CAPÍTULO 19
BISHOP

—¿E stás bien o te maté? —le pregunto a Brooke cuando salgo del
baño principal, apagando la luz detrás de mí. No se ha
movido de la posición en que la dejé, que era boca abajo,
brazos extendidos y rostro a un lado por lo que su mejilla estaba sobre uno de los
almohadones. Sus piernas levemente separadas pero completamente relajadas.

—Me mataste —masculla, pero sus labios se están moviendo, así que no puede
ser cierto.

Sonriendo, me subo al final de la cama, arrastrándome sobre su cuerpo bien


usado. Me bajo sobre ella, sosteniendo la mayor parte de mi peso con los brazos
apoyados en el colchón.

Mis labios rozan su mejilla antes de murmurar:


128
—Te veías hermosa, Brooke. Toda atada. Un tapón anal en tu culo. Mi pene en
tu coño.

Gime y se mueve levemente, alzando la cabeza para intentar mirarme. La


ayudo yendo a su lado y enfrentándola. Pongo mi brazo alrededor de su cintura y la
atraigo más cerca. Su cuerpo está más pesado de lo normal, lo que me dice que está
mucho más relajada ahora.

Le daré las gracias a las tres margaritas que la hicieron lo bastante aventurera
como para dejarme atarla y jugar con su culo esta noche. Había traído mi bolso de
noche con una muda de ropa y algunos juguetes que había comprado hoy. Además del
tapón, había una mordaza que había planeado para que Brooke usara porque no quería
que Nanette nos escuchara. Por suerte, Nanette se fue poco después de la cena. Hizo
que un Uber la recogiera y Dios sabe a dónde fue.

Sin Nanette, estuve más que feliz de escuchar los gritos de Brooke. Devoré cada
uno e intenté provocar todavía más.

Brooke se estremece en mis brazos.

—¿Frío? —le pregunto.

Niega con la cabeza y se acurruca más cerca.


—Ese estremecimiento se debió a tu charla indecente. Me provoca cosas.

Riéndome entre dientes, la atraigo más cerca y le acaricio la espalda. Fue


perfecta esta noche. Estuvo asustada pero aun así confiada. Inocente pero atrevida.

El mejor maldito orgasmo que puedo recordar tener, y tuve un momento de


lucidez mientras me corría que esta chica era la única. Que no debería esconderme tras
vagas nociones de que seguimos llevando a cabo una farsa, porque esto es lo mejor que
me pudo pasar.

Pero cuando regresé a la tierra, decidí regresar a ser el hombre que no estaba
seguro de qué demonios quería, y hasta que lo resolviera, estaba contento con que esto
se desarrollara sin que tuviera que comprometerme.

—¿Mi culo va a doler mañana? —pregunta Brooke, las palabras levemente


amortiguadas por la manera en que su rostro está empujado contra la curva de mi
cuello.

Ella no puede ver mi sonrisa, pero estoy seguro que puede escucharla.

—No, nena. Usé un tapón muy pequeño. Estarás bien.

Hubo una breve vacilación antes de que admitiera:


129
—En verdad me gustó. Especialmente cuando estuviste follándome con eso
dentro.

—También me gustó —le murmuro, dibujando con mi palma grandes y


relajantes círculos sobre su espalda. No estoy seguro que alguna vez ella tome mi pene
allí, pero en verdad no importa. Me dio más que suficiente así como está.

—Gracias —murmura.

—¿Por qué? —Puedo sentir a mis ojos comenzar a sentirse pesados.

—Por ser un buen amigo —dice, y eso me sorprende tanto que mis ojos se
abren y mi cabeza se gira.

Levanta la cabeza y mis ojos conectan con los suyos.

—¿Por ser un amigo? —pregunto.

—Sí —dice suavemente—. Hoy en el almuerzo, y cuando viniste a cenar esta


noche. Me escuchaste quejar y chillar sobre Nanette. Y no quiero ser el tipo de persona
que hace eso, pero gracias a ti por darme un espacio seguro para desahogarme.
Realmente lo necesitaba.
Mierda.

¿Hice eso?

Le di algo intangible y sin embargo tan importante que estaba aquí


agradeciéndome por eso de las maneras más dulces. Y no tenía idea de que lo había
hecho y eso es porque no era una tarea en absoluto. Podría escuchar a Brooke hablar
todo el día en lo que a mí concernía. Ella podría recitar el diccionario y la escucharía.

Y eso mismo me sorprende. No estoy seguro que haya muchas personas en mi


vida sobre las que pueda decir lo mismo. Que me importen lo suficiente y las respete
incluso más para dedicarles un momento serio, comprometido y centrado.

Consigo relajarme y apoyar mi cabeza en la almohada.

—De nada —digo—. Puedes contarme lo que sea, ¿de acuerdo?

—De acuerdo —dice, sus ojos cálidos y la más diminuta de las sonrisas en su
rostro.

Nos miramos fijamente por un momento, entonces su mano sube para tocar el
lateral derecho de mi frente, cerca del nacimiento de mi cabello. Su dedo traza una
cicatriz que ocupa unos pocos centímetros de piel antes de desaparecer en mi cabello.
130
Solo es una de las muchas cicatrices que tengo como jugador de hockey.

—¿Cómo te hiciste esta? —pregunta.

Esta no es la primera vez que he respondido esa pregunta. Ha dejado que sus
manos vaguen por mi cuerpo antes de suavemente trazar la piel arrugada de cada una
de mis cicatrices y hacer esa pregunta una y otra vez.

Rodilla derecha: cirugía de menisco. Recibí una mala caída jugando al hockey
sobre un estanque.

Pierna derecha: tajo por saltar un cerco. Tomar un atajo a través del patio del
vecino equivocado una noche intentando violar el toque de queda y luego tuve que
escapar de un rottweiler.

Labio superior: disco de hockey. No me agaché lo bastante rápido.

Nudillos izquierdos: una buena pelea. El otro tipo quedó peor.

Parte inferior de mi barbilla: la barbilla recibió un verdaderamente duro


puñetazo hacia arriba. Quedé peor que el otro tipo.
Pero a pesar de todas las otras cicatrices sobre las que preguntó, esta es la
primera vez que me ha preguntado por la de mi frente. Es la más obvia, además de la
que tengo en la barbilla, ya que uso el cabello peinado hacia atrás.

—Bajando en trineo por Granger Hill cuando tenía ocho —le digo—. No era el
mejor manejando y tuve un choque con un árbol.

Brooke hace una mueca mientras gira su mano levemente para llevar su pulgar
sobre la misma y rozarla suavemente.

—Pudiste haberte matado.

—Eso es exactamente lo que dijo mi mamá cuando me estaban cosiendo.

Brooke me mira preocupada. Es la misma mirada que mi mamá también me


dio.

Hablando de eso…

—Mi mamá va a venir la semana próxima de visita —le digo.

Brooke sonríe, metiendo sus manos debajo de su barbilla.


131
—Es genial. ¿Cuánto tiempo se quedará?

—Va a volar el miércoles para el juego local que tendremos esa noche y se
queda para ver el siguiente juego local el sábado. Volará de regreso a casa el domingo a
la mañana.

—¿Qué vas a decirle? —pregunta Brooke. Es consciente de que hasta el


momento no le he dicho a mi madre nada sobre Brooke porque no era necesario.

No era necesario, pero eso no significa que no he querido decirle a mi mamá.


Quiero tanto decírselo, pero para hacer eso, tengo que contarle de las mentiras
primero.

—Tengo que decirle la verdad —digo.

—Por supuesto —acuerda de inmediato—. Nunca querría que le mintieras.

Mis ojos vagan sobre el rostro de Brooke. Veo su expresión abierta, la diminuta
preocupación que tiene por mí y alguna culpa restante de que me haya puesto en esta
posición. Me giro para que mi rostro esté cerca del de ella.

—En verdad me alegra que vayas a conocer a mi mamá. La amarás.


Los ojos de Brooke se agrandan cuando comprende una importante verdad en
este momento. Este es el primer y completamente real reconocimiento para cualquiera
de nosotros de que lo que tenemos no es exactamente una mentira.

—No puedo esperar a conocerla —murmura—. Será agradable que no sea bajo
falsas pretensiones.

—Mi mamá se quedará en un hotel —le digo—. Siempre lo hace, ya que eso le
da un lugar tranquilo donde trabajar durante el día. No dejará el trabajo
completamente detrás. Pero supongo que tal vez podamos hacer algo juntos. Como
quizás ir a los jardines botánicos un día. ¿Te sumas?

—Claro —dice, luego de inmediato cambia de opinión—. Si puedo conseguir


tiempo libre del trabajo. No podemos hacerlo el sábado, ya que tienes un juego.

Asiento, odiando no poder tener a Brooke cuando quiero. Los días entre los
juegos son preciosos. Aunque por lo general hay una práctica ligera y entrenamiento,
prácticamente estoy libre después y amo la flexibilidad de esa vida. Apesta que quiera
a Brooke conmigo esta semana para llevar a mamá a los jardines, pero está
encadenada en un trabajo de ocho a cinco.

—Y también está Nanette —continúa Brooke, su voz haciéndose sombría—. Si 132


logro conseguir el tiempo libre, ¿debería invitarla?

No quiero que lo haga, pero probablemente debería. Es lo educado que se hace.

Sin embargo, antes que pueda decir eso, el teléfono de Brooke comienza a sonar
y se estremece.

—Hablando del diablo —murmura a la vez que me mira casi con impotencia.

No era necesario que me dijera eso. Dado que su ringtone para Nanette es
“Smack My Bitch Up” de The Prodigy, supe exactamente quién estaba llamando.

—No respondas —le digo.

—Tengo que hacerlo —murmura con frustración mientras rueda para agarrar el
teléfono—. Solo en caso de que sea algo urgente o algo suceda.

Punto justo. Aunque yo no respondería.

Cuando Brooke rueda de regreso con el teléfono, lo pone entre nosotros y pone
el altavoz cuando responde.

—Hola.
—Br-o-o-o-o-ke —grita Nanette en el teléfono arrastrando la palabra.

—Hola… ¿qué sucede? —Qué bueno que Nanette parezca estar borracha al otro
lado de la línea, de lo contrario escucharía la tensión en el tono de Brooke.

—Hola… ¿estás allí? ¿Puedes escucharme? —Nanette está gritando en el


teléfono en un esfuerzo de escucharse por encima del estruendo del bar en el que se
encuentra.

Eso obliga a Brooke a gritar en respuesta.

—Sí. ¿Qué necesitas?

—Ven y diviértete conmigo —ruega Nanette en el teléfono—. Me estoy


divirtiendo tanto.

—No —espeta Brooke, sin siquiera seguir molestándose en ocultar su enojo—.


Es tarde y mañana tengo que trabajar.

—Oh, vamos —responde, decidida y ajena a que está enfadando a Brooke—.


Será como en los viejos tiempos.

Brooke me mira como diciendo; viejos tiempos, mi culo. 133


—No voy a ir, Nanette. Estoy en la cama y estoy por irme a dormir.

Hay silencio en el otro extremo, aunque todavía podemos escuchar la música y


charla de mucha gente en el fondo. Entonces Nanette suspira antes de gritarle a
Brooke:

—Está bien. Pero tienes que venir a buscarme. No tengo dinero para regresar a
casa.

—¿Qué? —La mirada de Brooke hacia mí es tan atónita como me siento en este
momento—. ¿Qué hay de tu tarjeta de crédito? La usaste para tomar un Uber esta
noche.

—Bueno, no tenía mucho en ella —dice con voz enfadada—. Y pensé que los
chicos saldrían esta noche. Dijeron que lo harían, pero nunca aparecieron, y pensé que
me comprarían mis bebidas esta noche y me llevarían a casa.

¿Los chicos? Le modulo.

Brooke se encoge de hombros pero articula lentamente y lo bastante clara para


que pueda leerle los labios. Erik y Legend. Otro encogimiento de hombros me dice que
no está segura.
—Solo ven por mí —exige Nanette con impaciencia—. Estoy en Sneaky
Saguaro.

Después cuelga y la línea queda muerta.

Brooke me mira con ojos grandes e incrédulos.

—No puedo creer que haya hecho eso.

—Qué perra —me compadezco.

Brooke gruñe y comienza a rodar lejos de mí. La agarro rápidamente y la


sujeto.

—Iré por ella. Ponte tu ropa de dormir y duerme.

Puedo notar que aprecia mi gesto, pero sacude la cabeza.

—Ella es mi problema, Bishop.

—Dado que eres mi novia y próximamente mi prometida falsa, ella es mi


problema también —le digo con una sonrisa y luego un beso duro—. Ve. A. Dormir.

—Pero… —intenta discutir. 134


—Nada de peros —le digo, le doy un beso más y ruedo hacia el lado contrario
de la cama. Comienzo a ponerme mi ropa que recojo una a una del suelo. Salieron
volando rápido esta noche—. La buscaré, la regañaré porque como tu novio puedo
hacer eso sin ninguna repercusión para ti y así puedes descansar un poco.

Brooke parece repentinamente abrumada y agotada a la vez que deja caer su


cabeza hacia atrás sobre la almohada. Sé que la follada que acabo de darle es
responsable de una buena parte de ello, además de un poco de alcohol, pero Nanette
también es responsable por esa expresión en su rostro.

Y estoy seguro que voy a decirle algunas verdades por ello.


CAPÍTULO 20
BISHOP

A
sí no es cómo estaba esperando pasar mi jodido viernes por la noche.
En este momento no soy el sujeto que se la pasaría de fiesta con sus
amigos. Hoy soy el sujeto que quiere pasarlo con mi novia.

Sí… mi novia. Es exactamente lo que Brooke es, y es algo que en verdad es real
entre nosotros. Al menos, en mi mente.

Entre todo eso de andarnos con cuidado alrededor del tema de lo que somos
para el otro, y formular nuestros sentimientos en términos de “pasemos un buen
momento” y “extenderemos la farsa por el beneficio de todos”, llegué a una
sorprendente conclusión esta noche.

El simple hecho de que estoy demasiado furioso con Nanette y que me estoy
dirigiendo hacia allí en este momento para lidiar con ella así Brooke no tiene que
hacerlo y puede conseguir dormir un poco significa que ella es sin duda alguna mi
135
novia y que es de lo más real.

Mis interacciones personales con Nanette han sido mínimas, mayormente


observaciones, porque Brooke tiene razón, a ella le gusta escucharse a sí misma hablar.
Esas observaciones incluyen observarla esa primera noche que nos encontramos para
beber y la noche siguiente cuando éramos solo yo, Brooke, Dax y Nanette. Tuvimos
bebidas y cena, y sí, Nanette fue el centro de atención por la mayor parte de la noche.
No me sorprendió que Dax la llevara a casa esa noche, pero supe que la dejaría
bastante pronto. Él no está buscando nada a largo plazo, pero es el tipo de hombre que
es monógamo. Sé que solo quiere estar con alguien que al menos sea agradable si no
están follando.

Una vez en el auto, lo primero que hago es llamar a Erik. Son casi las 1 a.m.,
pero sé que no voy a despertarlo. No un viernes a la noche.

Cuando responde, es con un:

—¿Qué pasa, amigo?

En el fondo está sorprendentemente silencioso, así que mi pregunta es


respondida antes de que tenga que hacerla.
—Estaba esperando que estuvieras en Sneaky Saguaro con Nanette —digo con
frustración.

—Eh… sí… ¡no! Esa chica está loca —responde en voz baja—. Sin ofender a
Brooke, sabes.

—Faltaba más —le aseguro—. ¿Dónde estás?

—Estoy en la casa de esta chica que conocí esta noche —murmura y puedo
escuchar la sonrisa en su rostro—. Está en su habitación poniéndose algo más cómodo
y ambos sabemos lo que eso significa.

Con una risa breve, respondo:

—Sí… sé lo que significa, amigo. Diviértete.

—Lo haré —dice y me preparo para colgar, pero pregunta—: Oye, ¿por qué
estás buscando a Nanette?

—Llamó a Brooke indicando que estaba quebrada y necesitaba que la fueran a


buscar a Sneaky Saguaro. Dijo que no estaba contigo, pero quería comprobar y
asegurarme en caso de que estuviera mintiendo. Hay algo raro con esa mujer y no
puedo descubrir qué es.
136
—Me llamó ayer e intentó hacer planes —responde con un leve nivel de
molestia en su voz—. Justo después de que Dax cortara con ella. Lo siento… no soy
un plato de segunda mesa, pero no aceptaba un no por respuesta. Dijo que estaba bien
si no quería salir con ella, pero le encantaría seguir saliendo con el grupo. Quería saber
cómo ponerse en contacto con Legend, pero de ninguna manera iba a decírselo. Solo
un poco demasiado acosadora para mí.

—Te escucho —me compadezco—. Mira, regresa con tu chica de ropa cómoda.

Erik se ríe y luego nos despedimos.

Vaya mierda. Había esperado que él estuviera allí y me ayudaría a llevarla a


casa. Era una posibilidad remota, pero no confiaba en lo que Nanette había dicho, así
que valía la pena intentarlo.

Cuando doblo en el estacionamiento de Sneaky Saguaro, estoy enfadado de que


Nanette no esté esperando afuera. Con muchos gruñidos y maldiciones en voz baja,
me estaciono y me dirijo al interior para buscarla. El lugar está repleto, solo hay lugar
para estar de pie, y sé que va a ser difícil encontrarla. Zigzagueo a través de varias
zonas con asientos en el piso principal antes de moverme al segundo. Miro casi toda la
zona cuando finalmente la veo.
Bailando sobre una mesa rodeada de hombres.

De hecho, por unos cuantos de los novatos de Vengeance, observo a: Vance


Gather, Derek Kemper y Guy Demere. No creo que alguno de ellos tenga más de
veintiún años, pero eso no les impedirá beber. O tienen identificaciones falsas o la
administración del lugar les está sirviendo de todas maneras porque es un buen
negocio tener a jugadores profesionales de hockey pasando el rato en su
establecimiento.

Cuando alcanzo la mesa, choco puño contra puño saludando a Derek, pero
antes de que pueda decirles algo a los otros chicos, Nanette me ve. Está usando un
vestido ajustado rojo cereza que no deja nada a la imaginación. Sus ojos, vidriosos por
el alcohol, se iluminan cuando me ve y extiende su mano mientras grita:

—Yey… ¡Bishop está aquí! Ven y baila conmigo.

La ignoro y me giro hacia Vance, que me está mirando con sorpresa de que
conozca a la chica sobre la mesa.

—¿Cuánto tiempo ha estado así?

—Acabamos de llegar, hombre —dice a la vez que sus ojos van de mí a Nanette 137
y regresan a mí—. ¿La conoces?

Su tono es levemente condenatorio, y eso me divierte y a la vez me hace


respetarlo. Sabe que estoy saliendo con Brooke, la hija del entrenador, y sospecha que
estoy saliendo con ella. Nanette regresa a bailar, ignorándonos ahora. Tiene una
cerveza en una mano y su cabello en un puño en la otra para sostenerlo sobre su
cabeza mientras gira las caderas obscenamente.

—Es la amiga de Brooke, está de visita. Nos llamó para que la recogiéramos.

Vance asiente comprendiendo.

—Como dije… acabo de llegar. Dijo que nos daría un baile sobre la mesa si le
comprábamos una cerveza, y bueno, no iba a negarme a eso.

No estoy seguro de lo que delata mi rostro, pero Vance puede ver que no estoy
contento con la situación.

—Pero parece en verdad genial, hombre.

Sé que dice eso solo porque no conoce la naturaleza de la relación de Nanette


conmigo o Brooke. Así que le doy una pista.
—Sí… en realidad no lo es, así que vas a agradecerme por quitarla de tus
manos.

Regresando mi atención a Nanette, le grito para que me escuche por encima de


la música y el estruendo de charlas en el bar.

—Nanette… vamos.

O no me escucha, está muy borracha para entender o me está ignorando. Sigue


bailando, mirando alrededor del bar para ver si alguien la está observando.

—Mierda —murmuro antes de alargar la mano para quitarle la cerveza de la


mano. Se la doy a Vance.

Eso llama su atención y gira sus enojados ojos en mi dirección.

—Ey… ¿Qué demonios, Bishop?

—Bájate y vamos —le digo, extendiendo mi mano para que pueda bajar de la
mesa a la silla y luego al suelo. Me fulmina con la mirada por un momento, soltando el
puñado de su cabello.

Entonces evalúa la situación, lo que me dice que no está tan borracha como 138
había pensado. Hay un destello de algo calculador en sus ojos y entonces se está
arrojando hacia mí. De hecho, se deja caer de la mesa, suponiendo que voy a
agarrarla, lo cual hago. Está en mis brazos no más que unos segundos antes de que la
suelte sobre sus pies.

Se tambalea un poco y arroja sus brazos alrededor de mi cuello.

—Oh, vamos, Bishop… bailemos. ¿Por qué tienes que ser un estirado todo el
tiempo?

Alargando mis manos hacia atrás, sujeto sus muñecas y aparto sus brazos de
mí. Los sujeto firmemente frente a su cuerpo mientras me sonríe.

—No estoy aquí para bailar contigo, beber, ni siquiera para bailar contigo.
Estoy aquí para recogerte por Brooke porque groseramente la llamaste y se lo exigiste.
Ahora, agarra tu bolso y vamos.

Su rostro se torna amargo y sus labios se presionan en una fea línea. Se suelta
las muñecas y saluda con la mano hacia Vance, Derek y Guy, quienes están parados
allí mirando esto desarrollarse con ojos sorprendidos.

—Tengo nuevos amigos. Voy a quedarme por un rato.


Se gira y les hace un sexy morrito a los chicos. Vance de inmediato da dos pasos
atrás, manos frente a él.

—Lo siento, pero tenemos planes de estar en otra parte y tenemos que irnos.

Vance me lanza una rápida mirada como para preguntarme si eso es lo


correcto. Le doy un breve cabeceo afirmativo, porque no quiero a nadie más de los
Vengeance involucrados con esta mujer. Se dan la vuelta y comienzan a irse, pero
grito:

—¡Ey!

Las tres cabezas se giran para mirarme por encima de sus hombros.

—No me importa que no tengan edad para beber. Solo sean inteligentes y
tengan cuidado, ¿de acuerdo?

—Entendido, Bishop —dice Guy, respondiendo por los otros dos, que se
limitan a asentir.

—Diviértanse —les digo antes de llevar mi mirada de regreso a Nanette. Ella


ahora está de pie con los brazos cruzados sobre el pecho y sacando una cadera, todavía
fulminándome con la mirada.
139
—Vamos —digo mientras me giro a un lado y le indico que me siga.

—Bien —espeta, y agarra su bolso de una de las sillas. Pasa pisoteando a mi


lado, empujándose groseramente a través de la multitud. Con un suspiro, la sigo.

Nanette me da cinco minutos de bendito silencio en el trayecto a la casa de


Brooke antes de empezar a hablar. Se vuelve levemente en el asiento para enfrentarme,
su rango de movimiento está limitado por el cinturón de seguridad.

—¿Por qué estás tan deprimente esta noche?

Esto sale con un poco de gimoteo, lo que hace que apriete los dientes.

—No soy deprimente —digo neutralmente sin quitar mis ojos de la carretera—.
Solo cansado y un poco molesto por tener que venirte a buscar.

Al principio no responde, lo que me hace pensar que está calculando algo.


Siento las puntas de sus dedos en mis hombros, luego se mueve en su asiento y desliza
su mano detrás de mi cuello. Con voz ronca, ronronea:

—Podría mostrarte algo de diversión esta noche, Bishop.


Manteniendo una mano en el volante, uso la otra para sacar su mano de encima
mío y la empujo de regreso a su lado del auto, suave pero firmemente. Es mi voz la
que lleva un verdadero mensaje.

—No me vuelvas a poner tus manos encima, Nanette. No es deseado y no será


devuelto.

—Bien —gruñe, y se desploma en su asiento, cruzándose de brazos otra vez.

No tengo idea de si está borracha o no, pero sus palabras no se oyen arrastradas
y caminaba bien al salir del bar. Pero mientras tengo a mi audiencia atenta, supongo
que seguiré adelante e indagaré.

—Escuché que tienes una entrevista de trabajo con la organización Vengeance


la próxima semana.

—Sep. —Le echo un vistazo para verla examinándose las uñas de una mano.

—¿De qué se trata? —pregunto—. ¿Por qué quieres conseguir un trabajo aquí
en Phoenix?

Se encoge de hombros.
140
—¿Por qué no? Este parece un lugar agradable y una vez más, Brooke tiene la
vida perfecta aquí, entonces ¿por qué yo no?

—¿Qué tiene que ver Brooke con eso?

—Mira —dice, girándose para enfrentarme. Le dedico una breve mirada para
hacerle saber que estoy escuchando, antes de poner mi atención de regreso en la
carretera—. Estoy en un buen punto de mi vida en el que podría hacer un cambio de
carrera. Vine aquí para comprobar la zona. Entonces Sebastian me dijo del trabajo, y
pensé, ¿por qué no?

—No hay nada de malo con eso —digo neutralmente. No menciono que
Brooke estaba esperando pasarse a marketing. Ella no le ha contado a Nanette sobre
eso, así que no iba a hacerlo—. Pero, ¿puedo darte un consejo?

Suelta un suspiro.

—Claro. Adelante.

—Sé un poco mejor invitada con Brooke —le digo directamente, lanzándole
una mirada que la deja inmóvil en el lugar por un momento.

—¿A qué te refieres? —pregunta, y para su crédito, suena perpleja.


Sé que no puedo cambiar su personalidad. Alguien tan centrada en sí misma no
va a convertirse milagrosamente en alguien humilde. Pero puedo plantar una semilla.

—Solo… intenta ser más consciente. Ayuda en la casa. Sé amable con Brooke.
No la llames a mitad de la noche porque no tienes dinero y necesitas que te lleven.

Me preparo y espero su enojo. En su lugar, obtengo curiosidad.

—¿Por qué te importa? Lo que tienes con ella es una farsa. No es real.

Me rio y giro para mirar a Nanette.

—Ahí es donde estás muy equivocada.

—¿En serio? —pregunta con voz escéptica.

—En serio.

141
CAPÍTULO 21
BROOKE

S
aco el resto del tocino de la plancha, deslizándolo en un plato con toallas
de papel. Cociné un paquete completo esta mañana porque no sé cuánto
comerá Bishop en un día de juego, pero no quiero calcular menos. No
comenzaré con los huevos hasta que se levante, que debería ser pronto. Puso la alarma
anoche para las 8 a.m. porque tiene práctica matutina a las diez. Luego es libre de
descansar hasta tener que llegar al estadio para el juego de esta noche.

El sonido de crujidos en las tablas de madera me hace girar en esa dirección,


lista para mostrarle una sonrisa. En cambio, es Nanette caminando lentamente a través
de la sala y dirigiéndose a la cocina. Está sosteniendo una mano a un lado de su cabeza
y supongo que está teniendo una buena resaca. Está usando una bata, pero agradezco
que sea de esas grandes y esponjosas que la cubren casi del cuello a los pies.

—Hola —dice con voz ronca cuando entra a la cocina. 142


—Hola —digo con cautela—. ¿Quieres un poco de café?

—Puedo servirme —dice con una sonrisa débil y rodea la encimera de la cocina
para servirse.

Me giro a la tostadora y la cargo con pan.

—¿Te gustaría algo para desayunar? El tocino está listo y puedo batir unos
huevos.

—No, gracias —dice y su cortesía, de hecho, me hace girarme y mirarla. Está


apoyada contra la encimera, bebiendo su café. Baja la taza y admite—: Mi estómago
no se está sintiendo bien. Demasiado alcohol anoche.

—Lo siento —le digo—. ¿Quieres una ginger ale o algo así?

Niega con la cabeza.

—Estoy bien. Pero puedo ayudarte a hacer el desayuno si quieres.

—Lo tengo cubierto. —Le sonrío y me vuelvo hacia la tostadora.


—Ayudaré con la cocina luego —dice, y qué bueno que no esté enfrentándola o
vería la sorpresa que acaba de darme al ofrecerse a ayudar. Al parecer, las palabras de
Bishop debieron tener algún impacto en ella anoche.

Estaba despierta cuando llegaron a casa. Me quedé en la habitación escuchando


cuando la puerta principal se abrió. Nada de conversación y dos juegos de pasos
dirigiéndose a las habitaciones. Bishop abrió mi puerta y la volvió a cerrar, pareciendo
consternado de verme despierta con la lámpara encendida.

—Pensé que se suponía que durmieras —reprendió antes de desvestirse y


deslizarse en la cama a mi lado. Entonces me contó cómo resultó todo con Nanette,
incluyendo la manera en que se acercó a él. También le dijo que fuera una mejor
invitada y al parecer ella recordó eso.

—Oye, Brooke —dice suavemente Nanette para llamar mi atención, y giro para
verla, sus cejas enarcadas de manera inquisitiva. Mira a un lado por un momento,
arrugando el rostro en lo que pienso que podría ser coraje, y entonces comienza a
hablar a la vez que sus ojos regresan a mí—. Realmente lo siento por lo de noche.
Llamarte de esa manera. No estaba sin dinero. Solo quería que vinieras y te divirtieras
conmigo. Estaba sola y nunca esperé que Bishop apareciera. Y en verdad lo siento, he
sido una perra y una mala invitada. Siempre he sido un poco detestable, pero es tu casa 143
a la que le he estado faltando el respeto y no has sido más que amable. Así que por
favor… perdóname por ser una completa perra. En verdad lo siento.

Por suerte, Nanette no ve mi mandíbula abierta de la sorpresa cuando Bishop


entra a la cocina y capta su atención. También tiene mi atención, porque se ve
fantástico recién salido de la cama. Lleva un par de pantaloncillos cortos de
entrenamiento, una camiseta de Vengeance y zapatillas de correr. Sus piernas son
fuertes, bronceadas y sexys como el infierno. Está usando una gorra de béisbol al revés,
pero por el verde brillante y el borde azul marino en los bordes, estoy segura que tiene
el logo de Vengeance del otro lado.

Bishop le da a Nanette una sonrisa tensa y luego se mueve en mi dirección. Se


pone detrás de mí, envolviendo sus brazos alrededor de mi cintura y arrastrándome
contra él. Se inclina, me besa en el cuello y dice en una voz que me tiene doblando los
dedos de los pies:

—Buenos días, sexy.

Nanette se aparta rápidamente para darnos privacidad. Me pregunto si es


genuina, dado que descaradamente se arrojó a mi novio anoche. Claro que puede
culpar al alcohol, pero en su elaborada disculpa, recién ahora noto que no se disculpó
por eso.
—¿Quieres algo de desayuno? —le pregunto a Bishop, sintiéndome un poco
atontada por su atención. Ha pasado mucho tiempo desde que alguien me ha rodeado
en sus brazos con tanto afecto y sin ninguna razón aparente más que para decir buenos
días de la manera más dulce. Un calambre verdaderamente doloroso de anhelo me
impacta en el centro del pecho, no porque no pudiera tener algo así más regularmente,
sino porque sea real con Bishop.

De todas las maneras en que pensé iría esta estúpida idea de intentar llevar a
cabo una relación falsa para calmar a mi padre, nunca pensé que me estaría
enamorando de Bishop. Por Dios Santo, había buscado una aventura de una noche,
sintiendo que el único tiempo que tenía en mi vida en ese momento era para asentarme
en mi nueva carrera y cuidar a mi padre mientras se embarcaba en esto. Sé que se dice
que el amor y el romance te golpean cuando menos lo esperas, pero puedo decirte que
me golpeó con la fuerza de un huracán, porque en verdad y honestamente con Dios,
en lo más profundo de mi corazón, yo no buscaba esto con él.

—Tengo tiempo para un bocado rápido —dice justo cuando salta la tostada—.
¿Qué necesitas que haga?

—Sírvete algo de café —le indico cuando salgo de sus brazos. Comienzo a
desparramar un poco de mantequilla sobre la tostada antes de ponerla en un plato—. 144
Solo me tomará un momento hacer los huevos.

—Suena como un plan. —Bishop rodea a Nanette, quien observa todo esto en
silencio. Bishop no le dice nada cuando hace su café de la cafetera Keurig.

—Nanette —digo para llamar su atención—. ¿Segura que no quieres huevos?

Niega con la cabeza, luego hace una mueca como si eso le causara dolor físico.
Presionando dos dedos en sus sienes, me pregunta:

—Estamos bien, ¿verdad? ¿Sobre lo que hablamos?

Bueno, en realidad no hablamos. Ella habló, yo escuché. Pero tengo que darle
crédito. Se disculpó por varias cosas y sé que le costó algo hacerlo. Así que le doy una
sonrisa brillante y genuina.

—Estamos completamente bien.

—Oh, gracias a Dios —suelta con una expresión aliviada en el rostro. Camina
hacia mí y me da un fuerte abrazo—. Tenía miedo de que ibas a echarme hoy. En
verdad no quiero ser una molestia, pero ¿crees que podría quedarme la próxima
semana? Tengo esa entrevista de trabajo con Sebastian, y, bueno… si eso no da
resultado, pensé en poner algunas otras solicitudes solo para ver lo que está disponible.
Incluso te pagaré un alquiler.

—¿Cómo puedes pagar por el alquiler cuando no puedes pagar por un Uber? —
interviene Bishop, y me giro para verlo ahora apoyado contra la encimera, un brazo
cruzado sobre su estómago y el otro sosteniendo la taza en su boca como si se estuviera
preparando para tomar un sorbo.

De acuerdo, eso fue… vaya, en tu cara. Intervengo rápidamente.

—Tiene dinero. Dijo que no tenía solo para intentar que saliera a divertirme
con ella anoche. Ya hablamos de ello esta mañana y Nanette se disculpó sinceramente
por su comportamiento.

Bishop arquea una ceja hacia mí con tanto escepticismo que mi rostro arde de
vergüenza por Nanette, que está recibiendo el embate de su aversión.

Girándome hacia Nanette, le digo:

—Hablaremos luego que Bishop se marche a la práctica de la mañana, ¿de


acuerdo?

Me da una débil sonrisa y asiente.


145
—Está bien. Gracias. Y creo que voy a acostarme por un rato si está bien. Deja
la cocina. La limpiaré más tarde.

—Está bien —le digo mientras la observo retirarse. Cuando escucho que la
puerta de su habitación se cierra, me giro hacia Bishop y lo miro con una expresión de
regaño.

»Eres un dolor en el culo —le digo y resopla. Moviéndome a la nevera, saco un


cartón de huevos y comienzo a partir seis de ellos. Creo que eso lo alimentará y de
buena manera.

—Así que se disculpó, ¿eh? —dice, y por el tono de su voz puedo notar que sin
que él sepa lo que ella dijo que no se cree una palabra.

—Profusamente, y por la mayoría de las cosas que me estaban volviendo loca.

—¿Por qué se disculpó? —pregunta.

—No se disculpó por arrojarse sobre ti anoche —murmuro, y entonces mis


mejillas vuelven a sonrojarse, porque técnicamente no tengo el derecho a estar enojada
por eso.
Técnicamente no tengo por qué estar celosa.

Batir los huevos me da un respiro de decir algo más, así que me empeño en ello.

Eso es hasta que la mano de Bishop sujeta mi antebrazo y mi batido se detiene.


Me mira intensamente.

—Se arrepentirá si lo intenta de nuevo —dice en voz baja llena con la promesa
de retribución—. Y tienes todo el derecho de estar enojada por ello Brooke. No
importa lo que nos llevó a este momento, ahora mismo soy tuyo, y nadie debería tocar
lo que es tuyo.

La sensación que me traspasa es indescriptible. Algo un poco como euforia,


pero mucho más intenso que la alegría, atemperado con asombro de que tal vez esas
palabras sean demasiado mágicas para creerlas. Me quedo parpadeando hacia él
estúpidamente.

Su rostro se suaviza y sus labios se curvan en una diminuta sonrisita. Se inclina,


presiona un beso contra mi boca y me suelta.

No tengo idea de lo que acaba de suceder, pero de nuevo comienzo a mezclar


los huevos hasta que están suaves y espumosos. Agarrando una sartén de la despensa, 146
la pongo en el fuego para precalentarla y me dirijo a la nevera para buscar mantequilla.

—¿Vas a dejarla quedarse aquí como pidió? —me pregunta Bishop cuando se
sienta en el taburete al otro lado de la encimera de la cocina.

Corto unos trozos de mantequilla y los arrojo en la sartén.

—Supongo. Quiero decir… se disculpó por las cosas que importan. Entonces,
¿qué razón tendría para pedirle que se fuera?

—Porque ella no quiso decir esa disculpa —dice Bishop, y vaya, en verdad no le
agrada—. Porque solo lo está diciendo para calmarte y asegurarse de poder quedarse
por más tiempo. Vas a lamentarlo, Brooke.

—Entonces, ¿tengo que pedirle que empaque y se marche? —le pregunto—.


Porque en verdad no creo que pueda hacerlo. Es solo… demasiado beligerante. Quiero
decir, si no se hubiera disculpado, claro, pero tengo que darle el beneficio de la duda
ahora, ¿no?

—Eres más amable que yo, Brooke —responde Bishop en voz baja—. Esa es la
diferencia. Si en tu corazón creer que lo correcto es dejarla quedarse, te apoyo. Y
cuando haga algo para joderte o volverse un dolor en tu culo, seré el mejor novio de la
historia y no te diré te lo dije.
Me doy la vuelta para mirarlo y ver que está sonriendo ampliamente hacia mí,
ojos verdes brillando con diversión.

—Eres demasiado dulce —digo secamente y regreso a la sartén.

—Pero en serio —agrega Bishop—. Te apoyo. Haz que lo creas correcto y eso
es todo lo que importa.

—Está bien —le digo a la vez que recojo el cuenco con los huevos y los vierto
en la sartén chisporroteando—. Pero dejemos de hablar de esto. Tienes un juego esta
noche y tienes que comenzar a meterme en modo juego. Así que no más charla sobre
Nanette o nada que provocará que tu concentración se pierda.

—Tú me haces perder la concentración —dice Bishop y mi cabeza se gira con


tanta fuerza que mis sienes palpitan.

Se ríe de mi expresión asombrada.

—Lo siento, nena, pero es verdad. Y esta noche, luego del juego, quiero
recobrar esa concentración en ese delicioso cuerpo tuyo.

Más calor sonroja mi rostro y otras partes del cuerpo esta vez. No puedo creer
que yo esté intentando que se concentre en el juego y él esté dándome hormigueos por
147
todas partes. Cómo puede pasar de tener una discusión seria y ser sobreprotector en un
minuto a hablar de sexo en el siguiente, no lo entiendo. Pero el hecho de que me deje
desequilibrada y me haga sentir como si estuviera balanceándome sobre el borde de un
precipicio es algo que me gusta mucho.

Demasiado, creo.
CAPÍTULO 22
BISHOP

L
uego de girar en el estacionamiento de los jugadores afuera del estadio,
apago el auto y saco mi teléfono. Mamá y yo hemos estado jugando a
las llamadas perdidas todo el día, comenzando con la llamada perdida
de ella mientras estaba tomando una siesta esta tarde. La llamé en cuanto desperté,
pero me atendió su correo de voz. Me había llamado de vuelta a los pocos minutos,
pero yo estaba en el teléfono con Brooke mientras conducía al estadio. Me había
estado contando que Nanette estaba actuando completamente distinto y casi atenta.
Seguía escéptica de que esto solo fuera un show para que no fuera echada, y tuve que
estar de acuerdo con ello.

Ahora estoy esperando comunicarme con mamá antes de entrar al estadio para
comenzar a prepararme para el juego. Responde casi de inmediato.

Se ha vuelto nuestra tradición en los diez años que he estado en la liga que 148
hablemos o nos mandemos un mensaje antes de cada juego para que pueda desearme
suerte.

—¿Estás en el estadio? —pregunta.

—Acabo de estacionarme.

—¿Cómo te sientes? ¿Descansaste suficiente hoy? Esta noche es el gran juego.


—Una mamá de hockey de cabo a rabo, y se conoce bien a nuestros oponentes.

Vamos a jugar con Vancouver Flash esta noche y son increíblemente talentosos.
Perdieron una dura batalla por la Copa contra Carolina Cold Fury el año pasado y su
equipo está prácticamente intacto y floreciente.

—Estoy bien —le digo—. Probablemente comenzaré a ver un poco más de


tiempo en la pista esta noche.

Mi madre entiende lo que estoy diciendo. Aunque he estado jugando en la


primera línea, no he estado jugando la cantidad total de tiempo que normalmente vería
en un juego. Todavía estamos en la pretemporada y el entrenador les está dando
tiempo en la pista a los chicos de los que no está muy seguro dónde o si encajarán.
Tenemos tres juegos más de pretemporada, así que los recortes finales están por llegar.
—Oh, no puedo esperar a verte la próxima semana, cariño. Siento como si
hubieran pasado años.

—Más bien como seis semanas —bromeo. Había ido a casa en London por un
tiempo antes mudarme a Phoenix.

—Siempre serás mi bebé, bebé —bromea en respuesta—. Y oye, estaba mirando


el calendario de la próxima semana. Tendrás jueves y viernes relativamente libres de
las prácticas que tengas, así que estaba pensando que deberíamos explorar la zona y
ver lo que Phoenix tiene para ofrecerte. Sé malditamente bien que probablemente no
has revisado nada salvo los mejores bares de la ciudad.

—Eso me hiere, mamá —digo con una voz llena de falso dolor. Pero luego bajo
mi tono un poco para que sepa que ya no bromeo—. Pero hay algo de lo que tengo que
hablar contigo.

—Sea lo que sea, no es tan importante como que metas la cabeza en modo
juego. Estoy segura que puede esperar hasta mañana.

—De hecho, no puede —le digo—. Porque está en mi mente y me está


molestando un poco y tengo que soltarlo. Confía en mí con esto.
149
—De acuerdo —dice suavemente y puedo escuchar la preocupación en su voz
de que algo esté mal.

—Es sobre una chica —le digo rápidamente, así puede tranquilizarse un poco
hasta que suelte toda la historia.

—¿Una chica? —repite, como si nunca hubiera escuchado el concepto antes.

Por suerte no puede verme poniendo los ojos en blanco.

—Sí, una chica. Sabes que me gustan las chicas, ¿verdad?

—Nunca antes me has hablado de ellas —responde—. Honestamente, pensé


que eras gay, Bishop y pensaba que saldrías del closet cuando estuvieras preparado.

Eso me deja atónito. Completamente sin habla.

—¿Estás bromeando?

Se ríe histéricamente y puedo imaginarla, su coleta rubia girando mientras está


inclinada sosteniéndose el estómago.

—Claro que estoy bromeando contigo.


Pongo otra vez los ojos en blanco aprovechando que ella no puede verme.

—Qué gracioso, mamá. Eres graciosísima.

Su risa se reduce a risitas y puedo escucharla inhalar. Cuando lo suelta, dice en


un tono mucho más serio:

—Pero nunca hablas conmigo de chicas, así que sé que nunca has tenido algo
serio con ellas. Así que supongo que tengo que preguntar, ¿cuál es su nombre?

—Brooke —respondo, sin ser capaz de evitar la sonrisa que viene a mi rostro
cuando digo su nombre—. Y es una historia hilarante que voy a resumir para ti.

—Entendido —dice.

Así que lo hago. Se lo planteo. La aventura de una noche; sí, hablo con mi
madre de muchas cosas y no me contengo. Le cuento sobre verla al día siguiente,
estando feliz y asombrado de haberla encontrado, casi como si se tratara del destino. Y
luego su padre atrapándonos. Logré pasar por cómo Brooke le mintió a su padre para
protegerme y le seguí la corriente. Mi mamá me llamó una vez idiota, pero también
pensó que fue dulce que Brooke hiciera eso y me sumara a ayudarla. Le expliqué cómo
parecíamos estarnos ganando la decepción de todos salvo el padre de Brooke. Y cómo 150
no sentíamos que pudiéramos conseguir una rápida separación ya que él pensaba que
estábamos hablando de casamiento, así que decidimos extender la farsa un poco más.
Incluso le admito que estamos llevando a cabo un falso compromiso para quitarle el
estrés a su padre por un tiempo, ya que parece tan centrado en eso, aunque esta parte
fuera una lucha, ya que todavía es completamente ridículo que estemos haciendo esto.

—Y supongo que en alguna parte durante la historia vas a decirme que te


enamoraste de ella —interrumpe mamá, instándome a llegar al grano—. Porque puedo
escuchar eso en tu voz, Bishop, y si no te estás enamorando de ella, entonces todo este
asunto es más que estúpido.

—Me gusta. —Eso es todo lo que estoy dispuesto a decirle a mi madre—. Solo
quería que supieras que hay una mujer que me gustaría que conocieras cuando vengas,
y nuestra historia es realmente complicada e involucra engaño y tienes que saber eso.
Todavía voy a estar cometiendo una enorme mentira.

—Cómo se conocieron y la cantidad de tiempo que salieron es la mentira —me


corrige—. La manera en que te sientes ahora no lo es.

—Algo así —digo vagamente. No puedo hablar profundamente de ello en el


teléfono con mamá en este momento. Sigo intentando descubrir mis sentimientos, y
aparte de eso, tengo un juego con el que debo comenzar a prepararme—. Tengo que
irme, mamá. Hablamos pronto, ¿sí?

—De acuerdo, cariño. Lo entiendo —dice en voz baja—. Te amo. Patea


algunos culos esta noche, pero deberíamos hablar más de esto.

—También te amo y lo haremos.

Cuando entro en el estadio en todo lo que pienso es en Brooke. Faltan dos


horas y media antes que el juego comience y he dejado de preguntarme y preocuparme
sobre por qué ella ocupa la mayor parte de mis pensamientos. No estaba siendo
completamente honesto ayer con Brooke cuando dije que ella me hacía perder la
concentración. Es más como si yo decidiera darle la mayoría de mi concentración a
ella, por lo que otras cosas podrían sufrir un poco.

No obstante, no creo que eso incluya mi habilidad para jugar hockey de clase
mundial, porque aquí es donde en verdad se pone interesante. Es como si Brooke me
diera más motivación para hacerlo incluso mejor que las increíblemente altas
expectativas que ya he puesto en mí mismo. Por lo que, si me concentro en ella,
sabiendo que va a estar en las gradas mirándome esta noche me hace jugar mejor, voy
a seguir adelante con ello por ahora.
151
El estacionamiento de los jugadores estaba medio lleno. Algunos jugadores
llegaron antes que yo, otros un poco después. Sin embargo, dentro de media hora
todos estarán realizando sus propios rituales personales previos al juego.

El mío es siempre el mismo.

Me dirijo al vestuario y cambio mi traje por mi equipo de ejercicio:


pantaloncillo, camiseta y zapatillas. Es política de la gerencia que todos los jugadores
vistan de traje el día del juego. No importa que solo podamos estar en esos trajes por
menos de una hora, vamos a vernos profesionales cuando entremos y salgamos del
estadio.

Le doy un rápido vistazo a mi equipo, en el que el personal del equipo ha


trabajado. Me aseguro que mis patines estén afilados y mis palos tengan recién puestos
los esparadrapos. Me gustan al menos tres repuestos para que los entrenadores traigan
al banco antes del que el juego comience.

Luego de eso, agarro una taza de café de la sala de jugadores donde pasaré de
diez a quince minutos relajándome mirando la televisión o conversando con algunos
de los otros jugadores.
Luego nos dirigimos a la sala de entrenamientos a trabajar en las lesiones
persistentes. Esto ocurre con frecuencia: tendón de la corva adolorido, ingle, flexores
de las caderas, o todos los anteriores. Como atleta profesional, tengo dolor una buena
parte del tiempo. Hoy de hecho es en mi espalda baja, y uno de los entrenadores me
trata con compresas calientes seguido de estimulación eléctrica.

Estoy en la sala de entrenamiento por unos treinta minutos, y cuando me


liberan, me dirijo a la instalación de ejercitación para continuar mi calentamiento.
Prefiero las bicis, están puestas contra las paredes de vidrio con vistas al horizonte de
Phoenix. El sol no se pone como por otra hora y media, y el sol de la tarde tiene las
montañas detrás de la ciudad brillando con color.

Solo hay una bicicleta en uso y reconozco el cuerpo gigantón de Tacker


mientras pedalea lentamente a la vez que mira por el vidrio. A medida que me acerco,
me sorprende ver que no tiene puestos auriculares, pero en retrospectiva, no creo que
lo haya visto escuchar música cuando se está ejercitando. Eso sin dudas es extraño. No
conozco ningún jugador que no esté conectado a su música de alguna manera. La
mayoría de la gente que se ejercita escucha música, y enfrentémoslo, nosotros nos
ejercitamos mucho. Muchos de nosotros tienen cierto tipo de rituales de música de
hecho.
152
Tomo la bicicleta junto a Tacker, que me mira cuando entro en su visión
periférica.

—¿Qué pasa, hombre? —digo mientras me acomodo en el asiento.

—No mucho —dice mientras pedalea, enderezando un poco la espalda. Apoya


las palmas en sus piernas y va despacio—. ¿Todo bien?

—Sintiéndome realmente bien —le digo, mucho de eso debido a mi


exuberancia general sobre Brooke en mi vida. Pero por la gran forma de mi cuerpo y
sentirme increíble también. Sin embargo, no le digo esto porque Tacker absolutamente
es la última persona en el equipo con quien discutiría mi vida amorosa.

No con lo que él ha pasado.

—Sin auriculares —digo y me mira confundido. Le señalo a los oídos—. ¿No


escuchas música?

—Nah —dice con una sacudida de la cabeza—. No me genera nada.

Mierda, eso solo me hace increíblemente triste. Sé exactamente por qué no le


genera nada, porque no creo que haya mucho que conmueva a este hombre. Lo noto
cuando comemos como equipo. Es como un robot, cortando su comida, masticándola
metódicamente, su expresión facial nunca cambia incluso si prueba la cosa más
exquisita del mundo. Traga y comienza el proceso de nuevo.

De hecho, tendría que decir que, si Tacker Hall no tuviera el hockey, no estoy
seguro si estaría vivo. Creo que podría ser la única cosa que mantiene viva la cáscara
de este hombre.

—¿Qué pasa? —Escucho cuando alguien me da una palmada en la espalda. Me


giro a la izquierda y veo a Erik saltando en una bicicleta.

Mira más allá de mí y asiente hacia Tacker, que supongo que hace lo mismo.
Entonces su mirada regresa a mí.

—Amigo… ¿conseguiste que esa chica loca llegara a casa anoche?

—Rayos, ella es un desastre —le digo, y entonces le doy un resumen de todo lo


que sucedió.

—Sí, pensé que ella sería malas noticias. Sabes cómo puede notarse con algunas
mujeres. Me alegra que escogiera a Dax sobre mí esa primera noche.

No le digo lo afortunado que fue, ya que Dax dijo que ella fue terrible en la
cama. Dax nunca se lo diría a nadie más, él no es así, y no es algo que deba compartir.
153
—Pero Bishop… hombre… déjame contarte de esta chica con la que estuve
anoche —dice Erik, cambiando de tema.

Comienza a divagar y escucho mientras continúo montando mi bicicleta.

Luego de unos quince minutos, Erick, Tacker y yo nos dirigimos de regreso al


vestuario. Nuestro entrenador de fuerza y acondicionamiento lidera al equipo a través
de estiramientos dinámicos y luego jugamos dos toques por unos diez minutos para
completar nuestro calentamiento. Parece un poco raro hacer un calentamiento con un
balón de futbol en el pasillo antes de un partido de hockey, pero es nuestra costumbre y
funciona bien. Hace que nuestras piernas estén completamente calentadas y nuestros
pulmones abiertos. También es una buena manera de hacer calentar a nuestros
porteros, ya que reciben lanzamientos que no son tan duros o rápidos como un disco.

Ahora las cosas se están volviendo reales. Nos vestimos y volvemos a


comprobar nuestro equipo. En pocos minutos, llegaremos a la pista de hielo para
nuestro calentamiento e intentaré con todas mis fuerzas no ubicar a Brooke en las
gradas.

Cuando salgamos a la pista, nos quitaremos la parte superior de nuestro equipo


para enfriarnos un poco. Por lo general tomo una taza de café y como una barra de
proteínas. En unos diez minutos antes de que el juego comience, el entrenador Perron
vendrá y hablará de estrategia con nosotros.

Haremos una comprobación de equipo de última hora.

Volveré a ponerle los esparadrapos al palo para mantener mis manos ocupadas.

Nos vestiremos completamente de nuevo y luego bajaremos por el túnel que nos
llevará al hielo.

Aquí es cuando la energía está en su máximo nivel y estamos completamente


centrados en el juego.

Para esto es para lo que vivo.

Y, sin embargo, cuando salgo a la pista de hielo, mis ojos van de inmediato a
donde Brooke está sentada.

154
CAPÍTULO 23
BROOKE

L
a puerta de mi buzón se está pegando de nuevo y cuando le doy un
fuerte tirón, la maldita cosa se desprende. Miro fijamente de manera
taciturna por un momento antes de tomar mi correo con un suspiro
resignado.

Típico lunes.

Regresando por la pendiente de mi entrada vehicular, me dirijo al lado del


pasajero de mi vehículo donde arrojo la puerta del buzón al suelo a cambio de la gran
pizza en el asiento. La recogí de camino a casa después de un agotador día en el
trabajo así no tendría que cocinar la cena.

Oh, lunes. Solía amarte.

Cuando vivía en Nueva York, el comienzo de una nueva semana era algo para 155
emocionarse. Sé que es porque amaba mi trabajo y la motivación que derivaba de él.
Ese era el beneficio de trabajar para una excelente jefa y mentora. Podía trabajar diez
horas y aun así llegaría a casa llena de energía.

¿Aquí? Los lunes eran un poco blah. La gente en el trabajo es agradable, pero el
trabajo no es tan desafiante. Los servicios del equipo para nada son un trabajo de dos
personas. Termino haciendo la mayoría del trabajo duro y mi jefe recibe todo el
crédito, lo que está bien, por otro lado, no es tan difícil hacer arreglos de hoteles, viajes
y comidas. Pienso que me sentiría más estimulada en marketing, pero no tengo ni idea
de si eso sea una realidad potencial para mí. Sebastian pudo haberme estado
engatusando sobre transferirme allí. Le hizo la entrevista a Nanette esta tarde y no he
escuchado una palabra de ninguno de los dos. Sebastian ni siquiera me ha enviado
ningún trabajo para hacer, lo que es inusual.

Con mi bolso colgado del interior de mi codo, equilibro la gran pizza y cierro la
puerta del auto con la cadera. El juego de hockey va a comenzar en unos veinte
minutos y quiero tener puesta mi pijama con mi primera porción de pizza en el plato
sobre mi regazo antes de que dejen caer el disco.

Bishop y el equipo volaron esta mañana para un partido visitante. No fui por
unas cuantas razones. Primero y principalmente, era un viaje corto, salir y regresar a
Houston en el mismo día. Las confirmaciones del hotel y del catering podían ser
manejadas vía teléfono. También quería estar en la oficina hoy en caso de que hubiera
alguna oferta real de trabajo de parte de Sebastian en el Departamento de Marketing,
tanto si esa oferta era hecha a Nanette o a mí. Y por último, no fui porque todavía
tenía una invitada en mi casa.

Abro la puerta principal sin lograr tirar la pizza y cuando la empujo para
abrirla, mi mirada inmediatamente recorre el interior para ubicar a Nanette. Está en el
sofá con el control remoto apuntado a la televisión. Me da un rápido vistazo antes de
regresar la vista.

—Apresúrate. El juego va a comenzar pronto.

Parece que hay una tregua aceptable entre mi huésped y yo. Fiel a su palabra
desde su disculpa hace tres días, Nanette ha sido una invitada extremadamente
amable. Fue un fin de semana agradable y libre de estrés. Había pasado el sábado en
mi casa haciendo la colada y limpieza en general. Nanette me ayudó con eso y de
hecho, tuvimos una conversación llevadera mientras lo hacíamos. Vino al juego
conmigo esa noche y no se molestó para nada cuando le dije que iba a quedarme en la
casa de Bishop. Nos ofrecimos a dejarla en alguna parte pero dijo que se iba a quedar
en casa por el resto de la noche. Pensé que estaba bien que no sintiera la necesidad de
salir de fiesta, pero Bishop no se lo estaba creyendo. Lo llamó “la calma que precede a 156
la tormenta”.

Ayer pasé todo el día con Bishop y fue increíble. Caminamos por el Parque
Papago por la mañana y pasamos la tarde relajándonos en su casa, que también puede
haber incluido algo de cuchi-cuchi del tipo orgásmico. Esa noche me llevó a un
restaurante peruano poco conocido del que había escuchado cosas buenas. Bishop y yo
somos comedores aventureros. Comimos seviche, anticuchos o kebabs de corazón de res,
y banana salada. Estuvimos allí por dos horas y no sé a dónde se fue el tiempo.

Anoche se quedó conmigo en mi casa. Miramos algo de televisión en el sofá, y


con un vientre lleno y feliz, me quedé dormida con la cabeza en su regazo. No sé cómo
llegué a la cama, pero desperté esta mañana con él besándome en la frente y saliendo
corriendo para tomar el avión del equipo a Houston.

Pasé varios minutos luego que se fuera mirando al techo y recordando los
últimos días. Estábamos en una relación. Una relación real. No hemos hablado sobre
las mentiras, compromiso falso, o las maneras de aplacar a mi padre. Hablamos sobre
el otro, nos estrechamos las manos y comimos juntos. Miramos la televisión y me llevó
a la cama cuando me quedé dormida.

Ni siquiera se molestó en despertarme para tener sexo, lo que sin duda hubiera
recibido con una enorme sonrisa en mi rostro.
Pero no lo hizo.

Y eso, de alguna manera, hace que la relación sea más real, porque significa que
esa no es la única razón por la que se quedó por la noche.

Entrando a la sala, dejo la caja de la pizza sobre la mesita. Me giro hacia el


pasillo que lleva a los dormitorios y llamo a Nanette:

—Voy a ponerme mi pijama. Agarra unos platos.

—Entendido —dice.

Solo me toma un momento sacarme el vestido y ponerme mis pantaloncillos


cortos y camisola. Mis pies siempre están fríos, así que me pongo un par de calcetines
mullidos. Lavo mi cara rápidamente, me pongo algo de loción hidratante y estoy lista
para la cena y un partido de hockey.

Cuando regreso a la sala, Nanette tiene los platos, servilletas y dos botellas de
agua. Está a la mitad de su primera rebanada de pizza.

—Está realmente buena —dice mientras mastica un bocado. Asiente hacia la


mesita y veo un billete de diez dólares allí.
157
—Por mi parte.

—Gracias —digo, una vez más agradecida que Bishop haya tenido una charla
con Nanette por su comportamiento como invitada.

Me instalo en el extremo opuesto del sofá donde está sentada luego de poner
una enorme rebanada de pizza de pepperoni en mi plato. Tiene la cantidad justa de
grasa y espero que esté tan buena como la que podíamos conseguir en Nueva York,
pero sabiendo que nunca lo logrará.

Comemos en silencio mientras miramos la previa del juego en la televisión.


Tengo que decir que mirarlo en la televisión versus a estar allí en vivo es
completamente horrible e inaceptable. Es frustrante porque tengo que depender de
ellos para mostrarme lo que quiero y yo quiero ver a Bishop.

En los juegos donde lo vi jugar, nunca me di cuenta cuánto lo miraba como una
acosadora. Mis ojos estarían fijos en él durante los calentamientos, intentando evaluar
cómo se ven sus piernas y si su cabeza está en el juego. La televisión no te aporta nada
de eso porque los anunciantes de deportes prefieren hablar y verse ellos mismos en la
pantalla. Sé que una vez que el juego comience voy a estar igualmente de frustrada, ya
que no seré capaz de ver a Bishop mientras está en el banco. No es que lo mire a él
durante el cien por ciento del juego, y definitivamente, sigo la acción como una buena
fanática de Vengeance lo haría. Pero tener la posibilidad de darle un vistazo y ver
cómo lo está haciendo cuando no está en la pista de hielo es algo que no daré por
sentado de nuevo. No tengo la intención de perderme más juegos de visitantes.

La televisión se interrumpe con un comercial justo cuando acabo mi primera


rebanada. Me limpio la boca con la servilleta y me inclino para agarrar otra. Nanette
hace lo mismo, y cuando nos acomodamos de nuevo, aprovecho la oportunidad para
preguntarle cómo fue la entrevista de trabajo.

Ha estado guardando silencio sobre el asunto, creo que principalmente porque


podría estar avergonzada por su pasado saliendo de fiesta con los miembros del equipo
Vengeance y el personal de la oficina principal. A su vez, no le he mencionado ni una
vez que había estado aventurándome en la división de Marketing. Que había estado
trabajando para Sebastian con la esperanza de que me daría un puesto a tiempo
completo allí. No le conté de mi sospecha de si efectivamente había un puesto libre de
trabajo y pensé que ella iba a tener que pasar por el proceso y dejaríamos caer las fichas
donde pudieran.

Mi curiosidad me está ganando.

—Entonces… ¿cómo estuvo la entrevista hoy?


158
Nanette me sonríe con una expresión triunfante en el rostro. Me da un guiño
travieso.

—Lo tengo en la bolsa.

—¿En la bolsa? —Mi estómago da un salto de sorpresa y luego cae con la


decepción.

Me mira de reojo y una sonrisa más amplia.

—Solo digamos que di la mejor entrevista de mi vida y Sebastian era un hombre


satisfecho cuando salí por la puerta.

Mi estómago se revuelve, cuando pienso que sé a lo que se refiere. Pero tengo


que asegurarme. Aligero mi voz a un tono conspirativo y digo:

—Ooooh… tienes que darme detalles.

Eso es todo lo que requiere para que Nanette cante todo y me cuenta por qué se
está viendo y actuando tan triunfante. Baja su plato sobre la mesita y se gira hacia mí,
sentándose con las piernas cruzadas. Inclinándose hacia adelante, prácticamente suelta
a borbotones su entrevista.
—Entonces pensé que cuando Sebastian me ofreció una entrevista no iba a ser
una de las típicas. Hubo demasiadas insinuaciones esa noche en el bar. Y como
esperaba, me tuvo haciéndole una mamada y gustosa lo hice. Quiero decir, él es tan
guapo y no me importaría trabajar para alguien así. Prácticamente estuvo mudo
cuando dejé su oficina. Espero recibir la oferta cualquiera de estos días.

Es un verdadero testimonio a mi fuerza de voluntad que mi boca no quede


abierta y mantenga una expresión divertida en mi rostro.

—Eres tan mala.

—No tienes idea —dice con una risa—. Pero así es cómo suceden las cosas.
Como mujeres, tenemos que usar cada arma en nuestro arsenal para conseguir lo que
deseamos. Si darle a Sebastian un poco extra de felicidad en el proceso es lo que
requiere, que así sea.

Quiero hacer tantas preguntas. Como, ¿cómo cree que eso fue profesional? ¿No
se siente degradada? ¿Y cómo puede hacerle una mamada a alguien que ni siquiera
conoce? Es completamente repugnante.

Carraspeando, me obligo a animar mi tono de voz.


159
—Bueno, buena suerte.

No puedo decir nada más. De ninguna manera puedo validar lo que hizo.

A ella no parece importarle. Me sonríe y dice:

—Gracias.
CAPÍTULO 24
BISHOP

B
rooke no estaba en su oficina, así que me dirijo a la recepción en el
vestíbulo de la suite de marketing. La mujer sentada detrás del escritorio
alza su mirada hacia mí con una cálida sonrisa.

—Sr. Scott, ¿cómo puedo ayudarlo?

Estoy impresionado. Nunca he conocido a esta recepcionista y, sin embargo,


sabe quién soy. Eso significa que o ella es una gran fanática de Vengeance o se ha
tomado el tiempo para estudiarse a todos los jugadores.

Le sonrío.

—Hola, estoy buscando a Brooke Perron. Fui a su oficina y no estaba allí.


Quería sorprenderla para el almuerzo. ¿Alguna idea de dónde está?
160
La recepcionista se gira hacia la pantalla de su computadora, presiona algunas
teclas en el teclado y se gira para volver a mirarme.

—Parece que está en la sala de conferencias número tres con el Sr. Parr. Están
trabajando en una propuesta de marketing y necesitaban el espacio para desarrollarla.

Golpeteo con mis nudillos el escritorio dos veces y le sonrío.

—Muchas gracias.

—Cuando quieras —responde y luego señala a la puerta—. Sigue ese corredor,


llega hasta el final y gira a la izquierda. Te encontrarás con las salas de conferencia.

Sigo sus indicaciones en búsqueda de mi chica.

Volamos tarde anoche desde Houston y le mandé un mensaje a Brooke cuando


aterrizamos. Ella no respondió hasta esta mañana, lo que verificó algo que sospechaba:
estaba dormida. Con unos pocos mensajes más que intercambiamos, hicimos algunos
planes para vernos luego de que saliera de trabajar hoy. Por supuesto, ella no tenía idea
de que había planeado sorprenderla en el almuerzo.
Camino pasando por la oficina de Christian Rutherford. La puerta está abierta y
está mirando algo en su computadora. Sus ojos se levantan y lo saludo con la mano al
pasar, pero me llama:

—Bishop… ¿tienes un minuto?

Me agrada Christian. Es un gerente general con experiencia, pero no es


autoritario por ello. También es increíblemente accesible, actuando más como un
hermano de armas que nuestro jefe.

Cuando entro a su oficina, se para detrás de su escritorio. Su chaqueta del traje


está arrojada en el respaldo de su silla y las mangas de su camisa están enrolladas hasta
los codos. Es un antiguo jugador profesional de hockey, luego se convirtió en
entrenador, para luego ser el gerente general. Sabe todo lo que hay que saber de este
deporte y la liga.

Extiende su mano y la estrecho.

—Qué bueno verte —dice—. Qué partido difícil el de anoche.

Hago un asentimiento pensativo. Sufrimos nuestra primera pérdida en Houston.

—Muchas cosas pudimos haberlas hecho mejor. Tenemos algo de trabajo que
161
hacer.

Christian me sonríe.

—Tengo toda la fe en ti y el resto del equipo.

—Lo aprecio —le respondo.

—Ey… solo quería preguntar cómo van las cosas entre tú y Brooke. Sé que
tiene que ser un poco complicado dado que es la hija del entrenador.

—De hecho, está yendo muy bien —le digo, y es refrescante que pueda decir
algo que es verdadero sobre mi relación con Brooke.

—El entrenador me dijo el otro día que se comprometerán pronto. Eso es


emocionante.

Ahora estamos entrando a territorio complicado. Brooke y yo acordamos


extender nuestra farsa un poco más de tiempo. También acordamos seguir adelante y
hacer un compromiso falso para que su padre se tranquilizara. Pero pronunciar las
palabras, incluso con las mejores intenciones, me hace sentir un poco culpable.

—Sí… pronto.
Muy pronto, de hecho, pero no le digo a Christian eso. Tuve una extensa
conversación con mamá esta mañana sobre el tema.

Christian me mira fijamente por un momento, antes de decir:

—Bueno, es estupendo. Te deseo la mejor de las suertes.

Le extiendo mi mano y las estrechamos.

—Fue bueno verte, Christian. Gracias por las palabras de aliento.

—Cuando quieras —dice y se gira de regreso a su escritorio.

A la izquierda al final del corredor, puedo ver la sala de conferencia adelante en


la siguiente intersección del pasillo. La pared es de vidrio y mi mirada inmediatamente
se fija en Brooke. Sigue fija en ella mientras sigo por el pasillo hasta ella.

Tengo que admitirlo, más allá de verse preciosa, se ve en su elemento. Está


usando una falda gris claro con una blusa azul pálido. Su cabello está recogido con un
giro a la moda y me sorprende verla usando gafas. No sabía que las necesitaba, pero
demonios, se ve súper sexy. Se ve como una bibliotecaria sexy.

De pie ante un caballete instalado al final de una larga mesa de conferencias, 162
Brooke está señalando a un gráfico y hablando con Sebastian, que está apoyado contra
la pared con los brazos cruzados sobre el pecho. No puedo escuchar lo que está siendo
dicho mientras la puerta está cerrada.

Contemplo a Sebastian por un momento. Nunca he conocido al hombre, pero


sé que es él porque he buscado su biografía en el sitio web del equipo cuando Brooke
me dijo que podría estar trabajando con él. Está vestido con un traje, que es típico en
todas las oficinas de marketing del frente y parece estar inmerso en lo que sea que
Brooke esté diciendo. Están entablando una conversación ida y vuelta por un
momento y Brooke niega con la cabeza antes de pasar a la mesa de la sala de
conferencia donde hay todo tipo de documentos desparramados sobre éste. Comienza
a examinar hasta que encuentra lo que está buscando. Doblándose levemente por la
cintura, pone una palma sobre la mesa y con la otra pasa unas cuantas hojas. Cuando
encuentra lo que necesita, lo golpea con el dedo. Su cuello se gira y mira a Sebastian
mientras sigue dándole golpecitos al documento, diciéndole algo. Él, en cambio, se
aparta de la pared y se mueve hasta pararse junto a ella.

Casi me encuentro en la puerta de la sala de conferencia cuando se inclina para


darle un vistazo de cerca al documento al que ella se está refiriendo y pone su mano en
la espalda baja de ella cuando lo hace.

Es un movimiento audaz.
Íntimo.

Me molesta demasiado.

Empujo la puerta de la sala de conferencia al mismo tiempo que veo a Brooke


apartarse de su toque. La puerta choca contra la pared adyacente y Sebastian da un
salto en el aire a la vez que se gira hacia mí con los ojos bien abiertos. Le doy la más
breve de las miradas a Brooke, pero la encuentro fulminando a Sebastian con reproche.

El hecho de que Brooke piense que es tan inapropiado como yo hace que mi
enojo arda más, y marcho hacia el extremo de la mesa de la sala de conferencia para
atraparlo.

Vagamente escucho a Brooke decir sin aliento:

—Oh, mierda.

No lo pienso más, cuando estoy completamente enfocado en Sebastian, cuyos


ojos ahora comenzaron a salirse de sus cuencas porque un enfadado jugador de hockey
de metro noventa y ocho está acercándose a toda velocidad hacia él. Retrocede hasta
que su espalda choca con la pared y luego mi antebrazo está contra su garganta, con
mi otra mano extendida sobre su pecho para mantenerlo sujeto en el lugar. 163
—Bishop —dice Brooke con una voz fuerte—. Retrocede.

La ignoro, manteniendo mis ojos fijos en Sebastian.

—¿Te pidió que la tocaras?

Sebastian sacude la cabeza furiosamente, sus ojos llenos de miedo.

—¿De alguna forma o manera te indicó que estaba interesada en ti? —le
pregunto.

Nuevamente niega con la cabeza.

—Esta es tu única advertencia. Tócala de nuevo y te romperé el brazo que


hayas usado para tocarla.

—Bishop —dice Brooke con una voz exasperada.

Sigo ignorándola. Inclinándome, pongo mi rostro un poco más cerca del de


Sebastian.

—Nadie toca lo que es mío.


De acuerdo, eso salió como… como si… debiera correr hacia allí y orinar sobre
Brooke o algo así.

Sacudiendo la cabeza, suelto de inmediato a Sebastian. Él asiente efusivamente.

—Lo entendí. No quise hacer nada de eso. No estaba pensando. No volverá a


pasar.

Girando mi cabeza hacia Brooke, que noto ahora que está allí de pie con sus
brazos cruzados y fulminándome con la mirada, le ordeno:

—Discúlpate.

Escucho mientras Sebastian da una larga, y admitiré que sentida, disculpa a


Brooke. Se gira para mirarme con las cejas arqueadas, preguntándome si sí o si no le
exigiré algo más.

Sin embargo, ya terminé. Creo que dejé clara la intención. Le digo a Sebastian:

—Si no te importa, me gustaría llevar a mi novia a almorzar. ¿Necesitas algo de


tiempo para acabar esta reunión?

Sebastian sacude la cabeza vigorosamente y se gira hacia Brooke. 164


—Adelante y ve a almorzar. Hiciste un gran trabajo con esta propuesta. Tan
buena, de hecho, que no voy a hacerle cambios.

Puedo ver el conflicto en el rostro de Brooke. Quiere estar enfadada y ofendida


hacia Sebastian, pero también quiere estar enfadada conmigo ya que hice una escena y
también asalté físicamente al que podría ser su jefe en algún momento. Es
especialmente contradictorio para ella porque Sebastian acaba de alabar su trabajo, ¿y
a quién no le gusta un halago sincero?

Extiendo mi mano hacia Brooke y la toma de alguna manera, reacia. Salimos


de la sala de conferencia, fuera de las oficinas de marketing, y nos dirigimos al
ascensor que nos lleva hacia abajo hasta el nivel de la calle.

Cuando las puertas del ascensor se cierran, me giro hacia ella y pongo mis
manos en su rostro. No se resiste a mí cuando le doy un beso de saludo y también de
anhelo. La extrañé mucho en esta gira de visitante. La quiero de viaje conmigo, pero si
consigue este nuevo trabajo en marketing eso acabará. Eso me pone en una terrible
posición, porque obviamente, es para mi beneficio que se quede en los servicios del
equipo. Pero sé que eso no es lo que desea Brooke y tengo que apoyar sus deseos y
ambiciones.
Es lo que cualquier novio maduro haría.

Cuando rompo el beso, todo el enojo ha desaparecido de su rostro. En cambio,


me mira con ojos cálidos y dice:

—Te extrañé.

—También te extrañé —le digo.

***

Salimos del ascensor en el piso principal, y dejamos el estadio a través de una


puerta de empleados que lleva afuera al patio rodeado por las tiendas del complejo
Vengeance Town. Escogemos un pequeño pub irlandés porque Brooke dijo que estaba
deseando pescado y papas fritas.

Una vez que ordenamos, Brooke me mira con una expresión levemente
acusadora.

—Sabes que probablemente acabas de matar mis posibilidades de conseguir ese


trabajo en marketing.

No quiero admitir que podría tener razón, así que en cambio pregunto: 165
—¿En verdad hay un trabajo? Quiero decir, ¿lo has verificado?

Esa parece ser la verdadera pregunta.

Brooke arruga un poco la nariz.

—No tengo idea. Pero al parecer Nanette le hizo una mamada durante su
entrevista, así que diría que ella tiene más chance de conseguirlo si en verdad hay un
trabajo.

—¿Qué demonios? —suelto con sorpresa—. ¿En verdad hizo eso? ¿Y te dijo que
lo hizo?

Brooke asiente con los labios presionados en una línea sombría.

—Estaba muy feliz y orgullosa de contarme todo sobre el asunto anoche antes
de que el juego comenzara.

Una idea se me ocurre. Me inclino a través de la mesa y gruño:

—¿Alguna vez él te ha pedido que hagas eso?

Brooke se echa hacia atrás con una expresión horrorizada en los ojos.
—Dios, no. Pero eres algo adorable cuando estás alterado.

—¿Qué fue esa mierda de poner la mano en tu espalda? —le pregunto.

—Nunca ha hecho algo como eso antes —medita—. Quizás se estaba sintiendo
arrogante dado lo que Nanette le dio. Pero no, nunca ha hecho nada más que algo de
coqueteo conmigo como el que acabas de ver.

Extiendo mi mano y meneo mi dedo frente a su rostro.

—Oh no, no, no. Eso no fue coqueteo. Eso fue asalto físico.

—Poner su mano en mi espalda no fue asalto físico —discute conmigo—. Fue


tacto no deseado solamente.

—Creo que descubrirás que esa es la definición de asalto —digo con los dientes
apretados.

Ella arquea una ceja en mi dirección.

—Creo que el verdadero asalto ocurrió cuando metiste tu antebrazo en su


garganta y amenazaste con romper su brazo. Pudiste haberte metido en serios
problemas, Bishop. 166
Le sonrío a través de la mesa.

—¿Viste lo asustado que estaba?

Brooke resopla y da una sacudida resignada con la cabeza.

—Otra vez, todo el trabajo probablemente es irrelevante. De ninguna manera


Sebastian me querrá trabajando con él luego de eso, y sin dudas, no puedo competir
con una asistente que va a chuparle el pene como parte de los deberes del trabajo.

Está poniendo un maldito rostro valiente para mí y eso me afecta. Me toca en lo


profundo, porque se debe a mí.

—Lo lamento. Sé que realmente querías cambiarte a marketing.

Brooke suspira pesadamente.

—Es solo que no estoy contenta en servicios del equipo. No es lo bastante


desafiante para mí.

—¿Cuál es la alternativa? —le pregunto, con miedo de saber la respuesta.


—Si no puedo entrar a marketing aquí, creo que voy a regresar a Nueva York,
Bishop. Ayer le envié un correo a mi antigua jefa y dijo que el trabajo es mío si lo
deseaba. Solo ha estado usando una empleada temporal desde que me fui.

El absoluto fondo de mi estómago y la pesada decepción pesando sobre mí casi


que hacen que me sea difícil respirar dice más sobre cómo me siento sobre Brooke que
nada más hasta el momento. La idea de que ella se marche es… no quiero ni pensarlo.

—Si en verdad hay un trabajo disponible de marketing —le digo con cuidado—.
¿Realmente podrías trabajar con Sebastian? Tienes que admitirlo, se ha estado
comportando de manera inapropiada y claramente no tiene reparos al tener a una
completa extraña haciéndole mamadas en una entrevista. Seamos claros, el tipo es un
idiota y tengo que saber si realmente puedes trabajar con eso.

Brooke parpadea mirándome un momento antes de admitir:

—Si fuera a ofrecerme un trabajo, tendría que tener una conversación seria con
él para dejar claros los límites. Pero tengo que decírtelo, aparte de que yo sepa el
asunto de esa mamada, lo que pudo haber sido una mentira de Nanette por todo lo que
sé, y el coqueteo, él no ha sido inapropiado de ninguna manera conmigo. De hecho, es
muy bueno en lo que hace y trabajamos bien juntos. Así que supongo que la respuesta
a tu pregunta es un sí, con límites claros podría trabajar con él.
167
La miro fijamente por un momento, sopesando mi necesidad de mantenerla
protegida contra la necesidad a largo plazo de mantenerla cerca. Finalmente, le digo:

—Voy a averiguar con Christian Rutherford si en verdad hay un puesto de


trabajo disponible. Y si lo hay, y eres elegida para ello, te dejaré a ti decidir si puedes o
no trabajar con el sujeto. Confío en tu criterio.

Brooke se limita a sonreír débilmente, y sé que esta decisión, si la oferta viene,


será increíblemente difícil para ella.

Decido cambiar de tema.

—El avión de mi mamá aterriza mañana a la mañana, cerca de las once. ¿Crees
que puedas lograr almorzar con nosotros?

Brooke me sonríe y veo verdadero entusiasmo por conocer a mi madre. Brooke


sabe que le conté a mamá todo sobre nosotros y está consciente de nuestra farsa. Pero
más que nada, he hablado tanto de mamá con Brooke que sé que está emocionada por
conocer a una persona que sabe que es increíblemente amable, generosa, divertida y
dulce. Estoy igual de emocionado de que mamá conozca a Brooke.
—Puedo hacer lo del almuerzo —dice Brooke, pero su expresión se vuelve un
poco preocupada—. Pero, ¿no deberías estar descansando y preparándote para el juego
de mañana por la noche?

—Eres linda cuando te preocupas por mí como jugador de hockey.

—Algo como cuando eres adorable cuando asaltas a hombre en mi nombre.

—Exactamente. —Le sonrío, contemplando esos hermosos ojos mirándome a


través de sus gafas. Hago una señal con la mano—. ¿Qué hay con eso? Pensé que
usabas lentillas.

—¿Qué? ¿Mis gafas? —Su mano sube y toca los marcos casi tentativamente.

—Sí… son sexys como el infierno.

—No puedes hablar en serio —dice, bajando su mano.

—Muy en serio. Puedes usar esas en la cama cuando quieras.

Brooke pone los ojos en blanco.

—Olvidé pedir más lentillas. Las nuevas deberían estar aquí en unos pocos días, 168
así que solo verás estas gafas por un poco más de tiempo.

—Esta noche, nena, vas a jugar a la bibliotecaria sexy y yo voy a jugar al pícaro
y matón jugador de hockey que la folla sobre la parte trasera del escritorio, ¿de
acuerdo?

El rostro de Brooke se pone rojo remolacha, pero asiente estando de acuerdo.


CAPÍTULO 25
BISHOP

M
amá y yo llegamos al restaurante unos diez minutos antes. Brooke
había insistido en encontrarse con nosotros aquí para que yo no
tuviera que manejar unos veinticinco minutos más para recogerla.
No necesariamente me agrada eso, pero es probable que sea lo mejor, porque hacer
que se conocieran por primera vez en un auto no contribuye a la buena conversación.
Además, me da la oportunidad de acomodarme y relajarme tanto como pueda.
Enfrentémoslo… esto es algo importante. Engaño o no, esta es la primera vez que voy
a presentarle una chica a mamá.

—Pareces nervioso —dice mi madre.

Ni siquiera me molesto en preguntar cómo lo sabe. Es mi madre. Solo lo sabe.

Me encojo de hombros.
169
—Nunca antes hice esto. Le temo a lo desconocido y todo eso.

—Si es de consuelo, estoy segura que me caerá bien.

No puedo evitar sonreírle a mamá. Siempre sabe cómo hacerme sentir a salvo
incluso en medio de algo increíblemente estúpido que he hecho.

—Oh, antes de que lo olvide, déjame darte esto. —Se gira e inclina para buscar
en su bolso, sacando un sobre de terciopelo gris paloma. Me lo entrega a través de la
mesa.

Lo abro y miro al anillo de compromiso que mi padre le había dado a mamá


hace tanto tiempo. Él ha estado muerto por casi dos décadas y el anillo ha estado en el
cajón de su mesita de luz todos estos años. Mi madre salió con alguien hace unos años
luego de que papá muriera, y por supuesto, se había quitado los anillos de casada. Esa
relación no duró mucho, pero mi madre nunca se sintió obligada a ponérselos de
nuevo. Con el paso del tiempo, salió con otros hombres, pero nunca nadie que la
hiciera querer volver a casarse. De hecho, está en la parte de “vuelta” de una relación
de idas y vueltas con un consejero de administración, y mientras sea feliz, yo soy feliz.

Cuando le había dicho a mamá que íbamos a perpetrar el compromiso falso


para quitarme al Entrenador Perron de la espalda, al parecer lo meditó por unos días.
Me llamó ayer a la mañana para decirme que iba a traer el anillo de compromiso con
ella y que Brooke podía usarlo como parte de la farsa.

No voy a mentir… no me sentó bien al principio. Le había dicho que no era una
buena idea.

No estuvo de acuerdo y me aseguró que no solo estaba bien, sino que tal vez era
apropiado. Su manera de pensar era que si el anillo, un símbolo del compromiso de
papá y ella el uno con el otro, podía ser usado para ayudar a su hijo y una mujer que le
importaba, entonces era la razón por la que lo había conservado todos estos años más
allá de lo sentimental. Ella creía que el anillo tenía un propósito superior: ayudar a su
hijo.

Es un anillo simple y algo que un ingeniero recién graduado sería capaz de


permitirse: una banda pequeña de oro amarillo con un diamante marquesa sin adornos
que no es un quilate completo.

Mi madre alza la mano y señala a un lado del diamante.

—Hay un defecto allí. Es visible si realmente te esfuerzas por verlo. Tu pobre


padre se preocupaba por esa estúpida falla. Fue la razón por la que pudo conseguirme
un diamante así de grande con su escaso salario empezando su carrera. Yo nunca lo 170
habría notado, pero tu padre se sentía culpable, así que me lo mostró unos días después
de proponerse. Era un hombre tan considerado.

Riéndome, giro el diamante y lo sostengo en alto, intentando ver de lo que


habla. Finalmente ubico una diminuta zona borrosa y lo examino un momento. Creo
que le aporta carácter al anillo.

Cuando mis ojos regresan a mamá, dice:

—Eres tan parecido a él. No solo en el aspecto, sino en rasgos de personalidad y


carácter.

Asiento, no porque lo sepa con certeza. No recuerdo mucho de papá, sino


simplemente porque mamá me ha contado tantas cosas con el paso de los años, que lo
creo.

—Brooke es muy parecida a ti… no es el tipo de mujer que le importaría el


tamaño de un diamante o si tiene o no una zona borrosa en él. De hecho, no estoy
seguro si le importaría si consiguiera un diamante o no. Creo que el anillo más que
nada es el tipo de simbolismo al que ella se sentiría atraída.

La comisura de la boca de mamá se alza con diversión.


—¿Qué? —le pregunto.

—¿Te das cuenta lo bien que debes conocer a esta mujer para hacer una
observación como esa?

Me encojo de hombros.

—Podría equivocarme.

—Veremos —dice vagamente. Cruza las manos y las pone sobre la mesa—.
Además, usar este anillo va a hacerte ahorrar dinero. Odiaba la idea de que gastaras en
un anillo.

—No se trataba del dinero para mí. —Cierro la caja, levanto un poco las
caderas para llegar al bolsillo delantero de mis vaqueros y lo meto—. Toda esta
situación está tan jodida, perdón mi lenguaje, que ni siquiera perpetramos esta farsa en
primer lugar. El hecho de que lo sigamos te muestra lo tonto que puede ser tu hijo. Si
tuviera que comprar un anillo, que así sea. Podría regresarlo.

—Bueno, ahora no tienes que preocuparte por eso.

—Supongo —digo, dejando que las palabras pendan en el aire.


171
—¿Qué? —me insta, alentándome a terminar mis pensamientos. A nunca
esconder nada de ella, porque no me juzgará sino solo intentará ayudar.

—Solo… siento que podría estar dañando o contaminando el verdadero día en


que le pida a una mujer casarse conmigo.

Mi madre alarga su mano para darle palmaditas a la mía solidariamente.

—Cariño… Sí, eres bastante estúpido por tener que hacer esto. Pero es
demasiado tarde para quejarse. Tus intenciones eran sólidas… Las de ambos. Brooke
comenzó todo esto porque intentaba protegerte y a su padre. Seguiste con esto porque
intentas hacer lo mismo por ellos. Diría que estás metido en el medio de esto porque
los dos son buenas personas. Si tienes que seguir con esto para evitar que los
sentimientos de todos sean lastimados, entonces al menos hazlo con la cabeza en alto.
Porque sus corazones están en el lugar correcto, un muy, muy buen lugar; de ninguna
manera esto podría dañar cualquier verdadera proposición que vayas a hacer.

Parpadeo hacia mi madre con sorpresa. Sé que me apoya en todo lo que hago.
Pero acaba de validar legítimamente mi estupidez de una manera que no me hace
sentir tan… estúpido. Se refirió al tipo de personas que Brooke y yo somos en el fondo,
y es lo más lindo que pudo haberme dicho sobre esto.
—Además —añade mamá pícaramente—. ¿Quién sabe? Esta podría ser una
excelente historia que contarles a tus hijos un día.

Me quedo pasmado en mi asiento y la miro con asombro.

—¿Por qué dices eso?

¿Por qué siquiera implicaría que Brooke y yo nos casaríamos y tendríamos hijos un día?

Alza un hombro despreocupadamente, pero sus ojos verdes brillan con


travesura.

—Porque podría ser la única que realmente ve lo que está pasando aquí.

—¿Qué ves que está pasando? —pregunto con urgencia, como si estuviera
inclinada sobre una bola de cristal y expusiera mi futuro. Sin embargo, no me
responde, cuando algo llama su atención.

Sonríe y me giro para ver sobre mi hombro. Brooke está caminando hacia
nosotros como una visión, vestida elegantemente con esas malditas gafas que
definitivamente la hice usar anoche mientras la follaba con sus piernas sobre mis
hombros.
172
Brooke me da una leve sonrisa pero luego gira su mirada hacia mamá. Nos
ponemos de pie y mamá rodea su silla, extendiendo los brazos hacia Brooke. No
esperaba otra cosa.

Brooke abraza con fuerza a mi madre y veo un mundo de alivio en sus ojos. Por
suerte mamá está muy tranquila sobre todo esto.

—Hola, Marianne. Es tan agradable conocerte.

Anoche, Brooke me había preguntado antes de quedarnos dormidos cómo


debería dirigirse a mi madre. Su primer nombre o Sra. Scott. Ella estaba preocupada
por eso y yo estaba encantado. Le aseguré que mi mamá era una mujer a la que se
refieren por el primer nombre.

Cuando se separan, mi madre toma a Brooke por los hombros y deja que sus
ojos recorran todo su rostro.

—Oh, cielos… Bishop dijo que eras hermosa, pero no tenía idea que mi hijo
acabaría con alguien tan preciosa como tú.

Eso produce una profunda risa en Brooke, que le resta importancia al cumplido,
regresándole uno a mamá.
—Tu hijo es el precioso y tú y él son parecidos.

Eso es verdad y adorable que Brooke lo piense. Mamá cree que me parezco a
papá, y sin duda heredé su color de cabello y ojos verdes. Esos son los parecidos
obvios. Pero todo lo demás es de mamá. La forma de mi nariz, la plenitud de mis
labios y la manera en que el costado izquierdo de mi boca se alza solo un poco más
que el derecho cuando sonrío. También tenemos las mismas cejas y se arquean de la
misma manera cuando somos escépticos o estamos sorprendidos. Mamá y yo incluso
tenemos la misma risa.

El hecho de que Brooke me llamara precioso es un bonus.

—De acuerdo —digo bruscamente a la vez que aparto a Brooke de mamá—.


¿No tienes un abrazo para mí?

Sorpresa brilla en los ojos de Brooke, pero camina sin dudas hacia mi abrazo.
Sus brazos se aprietan alrededor de mi cuello y presiono mi rostro en su cabello por un
breve segundo, antes de apretar descaradamente su trasero con la palma de una mano.
Me da in gruñido indignado y salta lejos de mí, con el rostro ardiendo. Mamá niega
con la cabeza, pero su sonrisa me dice que disfruta que su hijo pueda ser juguetón.

Tomamos asiento con Brooke entre mamá y yo. 173


—Te pediría que me contaras de ti —le dice mamá a Brooke—. Pero Bishop ya
me ha contado mucho.

—Oh, en serio —dice Brooke arrastrando las palabras de manera provocativa,


mirándome de reojo antes de que sus ojos regresen a mamá—. ¿Qué es exactamente lo
que ha dicho?

Reclinándome en mi silla, me pongo cómodo para escuchar. Efectivamente le


he contado mucho a mamá sobre Brooke y esto apenas fue ayer en la mañana. Mamá
me interrogó, creo que demasiado emocionada de que me interese y tenga
sentimientos por alguien.

—Veamos —dice mamá con una sonrisa—. Dijo que eras inteligente y tenías
un humor seco, que adora.

—No es exactamente lo que dije —interrumpo, queriendo ser parte de esta


conversación para mantener a mamá por el buen camino—. Creo que dije que eras
inteligente y ocurrente, y que a veces eres una listilla.

Brooke pone los ojos en blanco y se gira hacia mamá.

—Bishop saca a la listilla que llevo dentro, me temo.


—Puedo entenderlo completamente —responde mamá a la vez que se inclina
hacia Brooke de manera conspirativa. Su voz baja y dice—: Una vez…

Y eso es todo.

Estoy fuera de la conversación.

Mi madre se lanza a una historia que es un poco vergonzosa pero que tiene a
Brooke riendo, así que está bien. Y las dos no dejan de hablar mientras almorzamos
sin prisas.

Dos horrendas e ininterrumpidas horas después y prácticamente soy


completamente ignorado.

Me encanta.

174
CAPÍTULO 26
BISHOP

—E
s suficiente, Brooke —gruño, mi cabeza levantada de la
almohada y los músculos de mi cuello estirándose.

—¿En verdad? —ronronea, mirándome con una


maliciosamente asesina sonrisa que hace que me duelan las bolas.

Me está dando la mejor masturbación de mi vida e incluso podría rivalizar con


sus mamadas. Su mano, que no puede cerrarse del todo alrededor de mi pene, me está
apretando con fuerza y jalándome fuerte y rápido. Tal y como me gusta si lo hiciera yo
mismo.

Clavo mis talones en su colchón, alzando las caderas de la cama, queriendo


correrme y no queriendo a la vez. Ella está sentada sobre sus talones a mi lado,
completamente desnuda y centrada en lo que me está haciendo. Cuando dijo que
quería jugar un poco, no iba a decirle que no.
175
Pero su jugarreta dio un giro sombrío cuando comenzó a tornarse un poco ruda
y sé que no voy a durar mucho si sigue así.

Acaricia arriba y abajo, intentando arrancar placer de mí.

Sonríe y alza un dedo a su boca.

—Shhh… despertarás a Nanette.

—A la mierda Nanette —gruño mientras agarro a Brooke por la cintura y la


arrojo donde estaba acostado hace solo segundos. Abro sus piernas y deslizo un dedo
en su interior—. Mmmm… mojada, nena. ¿Hacerme una paja te excitó?

Gime y asiente, sus ojos brillantes mientras la trabajo con mis dedos.

En segundos, tengo a sus caderas girando. Un poco más, y se está sacudiendo


contra mí, buscando esa dulce liberación. Retiro mi mano y suelta un grito de angustia.
Lo ignoro, inclinándome hacia su mesita de luz donde guardé un montón de
preservativos.

Porque mi pene está duro como granito y parándose, buscando atención, el


condón entra fácilmente.
No hay más espera. Brooke está empapada cuando me hundo y… j-o-o-o-d-e-r,
nada debería sentirse así de bien. Debería ser inmoral y contra la ley.

Bajo sobre ella, subiendo sus piernas alrededor de mi cintura. Llevando mi boca
a la suya, provoco sus labios hasta que los abre así puedo saborearla allí. El absoluto
paraíso.

Mis caderas se mueven, comienzo un movimiento tranquilo, porque quiero


alargar esto. No quiero que esta noche acabe.

La beso mientras la follo. Beso y follo. Follo y beso. Solo Brooke reclama cada
uno de mis sentidos.

Sus manos van a mi cabeza, deslizando sus dedos a través de mi cabello y


escalofríos recorren mi espalda. Levanto mi boca de ella, giro mi cuello y empujo mi
cabeza casi insistentemente en sus manos. Entiende la indirecta y agarra mi cabello
con fuerza, dándole un pequeño tirón.

—Eso es —la elogio mientras la miro con una mirada ardiente—. Dime lo que
deseas.

—Te deseo a ti —dice simplemente—. Todo de ti. Todo el tiempo. 176


—Lo tienes —le digo, y luego me pregunto al instante, pero ¿para siempre?
¿Tenemos esto para siempre?

No quiero pensar en los supuestos y si podemos tener esto o aquello. No


mientras estoy hundido en la mejor cosa más dulce que he tenido.

Tomando las manos de Brooke de mi cabeza, entrelazo nuestros dedos y los fijo
a la almohada a cada lado de su cabeza. Empujo hacia arriba, hago palanca y
comienzo a empujar con más fuerza dentro de ella. Me concentro en lo bien que se
siente y eso borra las dudas por el momento.

—Más fuerte, Bishop —me insta Brooke y adoro el sonido de mi nombre


rodando por su lengua. La beso para ver si puedo saborearlo y la follo más fuerte como
pidió.

—Estoy cerca —susurra.

Yo también.

Tan jodidamente cerca, y cuando Brooke cierra sus ojos y gime “Me vengo”,
me libero y caigo junto a ella.
El rugido que se abre paso desde mi interior es tan aliviado como el orgasmo
que ondula a través de mí. Presionando mi rostro en el cuello de Brooke, libero todo
dentro y dejo que la dicha haga de las suyas conmigo.

Jugamos contra mi antiguo equipo, los Vipers de Nueva York, esta noche en
una dura pelea con tiempo extra. Salimos victoriosos, sobre el equipo que me dejó ir, y
esa ni siquiera fue la mejor parte de mi noche.

Para nada cerca como la manera que me siento en este momento.

—Vaya —murmura Brooke a la vez que sus manos acarician mi espalda baja.
Sus piernas siguen rodeando mi cintura y podría quedarme felizmente aquí para
siempre.

—Se pone cada vez mejor, ¿no es así? —le pregunto.

—Sí, así es. —Sus palabras son suaves, atravesándome de una manera que me
hace sentir seguro de lo que tenemos entre nosotros.

Alzándome para mirarla, noto sus mejillas ruborizadas y la aun ligeramente


mirada vidriosa en sus ojos. Yo le hice eso y sin duda eso es mejor que la victoria de
esta noche. Es una revelación sorprendente, porque nunca ha habido nada más 177
importante para mí que la victoria.

Quizás estoy madurando.

Evolucionando.

Quizás solo se trata de Brooke.

Me inclino y beso la punta de su nariz.

—Deja que me limpie.

—Está bien —murmura.

Empujándome con mis manos, separo mi muy contento y saciado pene de


Brooke, sosteniendo el borde del condón en el lugar mientras lo hago. Mis ojos se
abren cuando me doy cuenta de lo que estoy viendo.

Mi semen está sobre todo mi pene y un agujero del tamaño de un guisante en


un lado del condón.

—Demonios —murmuro mientras salgo completamente.


—¿Qué? —exclama Brooke mientras se incorpora. Su mirada cae para mirar a
lo que estoy viendo—. Mierda.

Mi mirada va hacia ella y mascullo:

—No estoy listo para tener un hijo.

Porque Brooke es Brooke, sonríe hacia mí, y de inmediato me calmo.

—Eres adorable. El grande y malo jugador de hockey tiene miedo de un bebito


chiquito. Pero no te preocupes, estoy tomando la píldora. Tampoco estoy lista para
tener un bebé.

—¿La estás tomando? —pregunto, perplejo. Y entonces me golpea lo que acaba


de decir—. Oh, gracias al cielo.

Rodando lejos de ella, me dejo caer en el colchón y suelto un suspiro de alivio.


Brooke se ríe de mí y giro mi cuello para mirarla.

—Si estás tomando la píldora, ¿por qué demonios estamos usando condones?

Se encoge de hombros.
178
—¿Enfermedad y pestilencia?

—No tengo nada de eso —le digo.

—Tampoco yo.

—Adiós, condones —prácticamente canto con una alegría que no estaba


sintiendo hace un minuto atrás y Brooke comienza a reír.

Follar a Brooke sin condón va a ser fuera de serie y voy a intentarlo tan pronto
como recupere las energías un poco. Tuve un partido de hockey esta noche y estoy un
poco cansado.

***

Luego de limpiarme, encuentro a Brooke debajo de las sábanas usando una


camiseta corta. Sé que tendrá puesto un par de bragas. Deslizándome debajo del
edredón, me pongo de costado y estudio su rostro. Se limita a mirarme de vuelta, la
mano metida bajo su mejilla y no es extraño para nada.

—En verdad adoro a tu madre —dice finalmente Brooke y mi sonrisa en


respuesta es automática.

—Es genial, ¿verdad?


—Apréciala —responde, y sé que se refiere a que no dé ni un segundo por
sentado porque podría irse. Brooke habla de su madre a menudo, ya que me imagino
que los recuerdos de ella siguen frescos ya que ha pasado menos de un año desde que
murió.

—Siempre —prometo, inclinándome para darle un beso. Luego ruedo hacia la


mesita de luz a la vez que le digo—: Tengo algo para ti. Dos cosas, de hecho.

—Oh, ¿sí? —pregunta con curiosidad. Abro el cajón y dejo a un lado los
condones que tendré que donarle a Dax o algo. Dentro hay dos estuches de joyas. El
gris es de mamá conteniendo su anillo de compromiso, y una caja cuadrada y chata
negra tiene algo que le compré a Brooke hoy. Mamá y yo fuimos de compras luego del
almuerzo y me ayudó a elegirlo.

—Ven acá —le digo mientras ruedo con los estuches y luego me levanto para
que mi espalda esté contra el cabecero. Los ojos de Brooke están en los estuches
mientras se acerca y acurruca a mi lado.

Poniendo la caja negra en mi regazo, sostengo la gris y la abro.

—Es de mamá.
179
—Oh, es tan bonito —murmura Brooke mientras alarga la mano para sacar el
anillo de su nido.

—Mamá lo trajo para que lo uses, así podrías mostrarle a tu padre que estamos
comprometidos y pueda finalmente dejar de preocuparse. Y ni siquiera pienses en
negarte porque es de mamá. En verdad quiere que lo uses.

Brooke niega con la cabeza antes de mirarme.

—No me negaría. Creo que es increíblemente dulce y significativo que tu madre


haga eso. Quiero decir, sé que piensa que somos unos tontos por meternos en este lío,
pero también creo que está divertida por todo esto. Va a ayudarnos a lograrlo lo mejor
que podamos, y esta es su manera.

—Exactamente —digo a la vez que tomo el anillo. Sostengo su mano izquierda


y lo deslizo en el dedo anular hasta que está en su lugar. No estoy preparado para el
golpe de emoción que me golpea en el pecho al verlo allí. Ese anillo en circunstancias
normales significaría que Brooke me pertenece por el resto de nuestras vidas y no es un
sentimiento aterrador para nada. En todo caso, se siente correcto y eso me asustará si
sigo pensando en ello.

Aclarando mi garganta, suelto su mano y recojo el estuche negro.


Entregándoselo, le digo:
—Esto es para ti.

—¿Por qué? —pregunta mientras toma el estuche.

Mis ojos van hacia los de ella y puedo ver que está genuinamente desconcertada
de que le comprara un regalo y eso no me sienta bien. ¿Brooke no se siente de la
misma manera que yo? ¿O quizás no entiende en absoluto como me siento?

Lo que es entendible, porque tampoco yo entiendo lo que estoy sintiendo.

Asiento hacia la caja, instándola a abrirla.

—Es porque creo que eres increíble y no necesito ninguna otra razón.

La mirada de Brooke permanece fija en mí. No hace un movimiento para abrir


el estuche y comienzo a sentir como que tal vez esto no fue una buena idea. Pero
entonces se inclina y presiona un beso en mi mandíbula, murmurando:

—También creo que eres increíble. Y gracias por el regalo.

El alivio me inunda y le doy una risa nerviosa.

—De nada, pero ni siquiera sabes lo que es. 180


—No importa lo que sea —dice con una sonrisa—. Me encantará.

Demonios… mi pecho se está apretando dolorosamente de nuevo.

Brooke finalmente gira su atención al estuche y alza la tapa lentamente. Dentro


hay un brazalete de platino con la palabra feroz escrita en la parte superior con
diminutos diamantes. No fue una compra barata y Brooke lo sabría ya que conoce de
moda y joyas.

Jadea.

—Oh, Bishop… es demasiado para una…

—Sí —digo secamente a la vez que pongo un dedo sobre sus labios para
silenciarla—. Eso no es exactamente lo que quiero que digas.

Sus ojos pasan del estuche a mí, sus cejas arqueadas.

—Quiero que digas, “Bishop… lo adoro y me pone caliente y quiero hacerte


cosas pervertidas ahora mismo”. —Le guiño un ojo y muevo mi dedo de sus labios.

No pone sus ojos en blanco, sino que regresa su atención al brazalete. Lo saca
de la caja y se lo desliza en la muñeca izquierda. Encaja a la perfección y lo sostiene
para admirarlo, girando la muñeca de un lado a otro, haciendo que los diamantes
brillen.

Cuando vuelve a mirarme, dice:

—Es muy hermoso, y nene… en verdad quiero hacerte cosas pervertidas en este
momento.

Sonriendo, la pongo sobre mí y luego procede a besarme hasta dejarme loco.

Después se pone a hacerme cosas pervertidas también.

181
CAPÍTULO 27
BROOKE

Ll
amando dos veces a la puerta de la oficina de papá, espero un
segundo antes de abrirla. La cabeza de papá está inclinada sobre una
tableta digital, observando el video de un partido, probablemente de
sus próximos oponentes. El equipo vuela al este esta tarde para una ronda de cuatro
partidos como visitante. Tengo mi maleta empacada y en el maletero del auto y estoy
realmente emocionada por esto. Resulta que extrañar a Bishop cuando no está
realmente apesta.

—Hola, pequeña —dice cuando alza la mirada hacia mí, luego regresa a la
tableta, pausando el video—. ¿Qué sucede?

Entro y cierro la puerta. Hoy, llegué temprano al trabajo sabiendo que papá ya
estaría en su oficina, haciendo lo que sea que los grandes entrenadores hacen para que
sus equipos sean exitosos. 182
—Bueno, quería compartir algo contigo —digo vacilante, mi corazón latiendo
como un baterista loco lleno de cocaína.

—¿Qué es? —pregunta, su voz de inmediato poniéndose en guardia y su


mandíbula apretándose.

Le sonrío.

—No es malo, lo prometo.

Acercándome a su escritorio, alzo mi mano izquierda para que pueda ver el


anillo de compromiso en mi dedo.

—Bishop y yo lo hicimos oficial anoche y ahora puedes dejar de preocuparte


por ello, te aseguro que tu niñita está exactamente donde tiene que estar.

Las cejas de papá se arquean un poco mientras mira fijamente el anillo un poco
más antes de regresar lentamente su mirada hacia mí. Parece sorprendido, tal vez un
poco confundido. Como que le fallan las palabras.

—Bueno… eso es, eh… bueno. Quiero decir… genial. Es solo un poco…
sorprendente.
—¿Sorprendente? —le pregunto con una risa a la vez que bajo la mano—.
Prácticamente has estado respirando en el cuello de Bishop. Pensé que te pondría feliz.

Negando con la cabeza, papá muestra una sonrisa y da marcha atrás un poco.

—Claro que estoy feliz. Si tú eres feliz, eso es todo.

—Lo soy —le aseguro y es verdad. Mi relación con Bishop es loca y retorcida y
estamos sobre terreno irregular, pero estoy muy feliz en este momento.

—Entonces eso es todo lo que importa —dice a la vez que se levanta de su silla.
Rodea su escritorio y me atrae para un abrazo—. Solo deseo lo mejor para ti, cariño.

—Gracias, papá. Quiero lo mismo para ti.

Cuando nos separamos, pongo mi mano en su pecho y pregunto:

—¿Cómo estás, papá? Quiero decir… ¿cómo estás realmente? Trabajas tanto y
apenas te veo, pero…

—Brooke —dice, interrumpiéndome suavemente—. Estoy realmente bien,


cariño. Lo digo en serio. Tomar este trabajo, mudarme de Nueva York… no lo supe en
ese momento, pero realmente lo necesitaba. 183
Mi cuerpo prácticamente se desinfla, mi alivio al escuchar eso es tan profundo.

—Me alegra tanto escuchar eso.

—Sin embargo, me siento un poco culpable —admite antes de regresar a su silla


detrás del escritorio. Creo que poner el escritorio entre nosotros es una señal de su
vulnerabilidad en este momento.

—No deberías —le digo.

—Siento que estoy dejando a tu madre atrás.

—Jamás —le digo—. Siempre estará en tu corazón. Siempre.

Asiente hacia mí, pero parece inseguro si es o no una verdad que pueda aceptar.
De todas formas, me ha dicho que es feliz aquí y eso es todo lo que importa. Sigue
intentando superar su pena, pero al menos en este momento tiene cosas que le brindan
alegría y eso ayudará a que sea soportable.

Cuando regreso a las oficinas administrativas, llego cinco minutos temprano,


así que me tomo un momento para tomar una taza de café y un rollo de canela de la
máquina expendedora en la sala de descanso. Nunca tengo hambre cuando me
despierto y luego estoy famélica para cuando llego acá. Siempre me digo que debo
traer algo saludable de comer, pero maldita sea… esos rollos de canela son
extremadamente buenos y hago ejercicio regularmente, así que puedo permitirme esos
dulces unos días a la semana.

Llevo mi café y el rollo a mi oficina, y mientras la computadora se enciende,


quito el envoltorio de plástico. Va al tacho de la basura y lamo el glaseado que tengo
en los dedos, lo que es estúpido, ya que luego tomo el rollo y consigo toda la cosa
viscosa sobre mí.

Justo cuando tengo la boca abierta en su punto máximo para dar un mordisco,
hay un golpe rápido en mi puerta antes de abrirse. Sebastian está allí de pie.

Cierro la boca y bajo el rollo sobre una servilleta, usando rápidamente otra para
limpiar mis dedos. Quita algo de la suciedad, pero siguen pegajosos.

Mierda.

—¿Tienes un minuto? —pregunta cordialmente.

—Claro —digo a la vez que miro a la izquierda y luego a la derecha de mi


escritorio, buscando algo que me ayude. 184
Sebastian entra y se sienta en la única silla de visitas, metida en el rincón de mi
pequeña oficina. Deja la puerta abierta y apuesto a que fue intencional de su parte.
Creo que se tomó lo que Bishop le dijo muy seriamente.

Veo la botella medio vacía de agua detrás de la pantalla de mi computadora y la


agarro.

—Realmente lo lamento —le explico a Sebastian mientras abro la tapa y vierto


algo en mis dedos mientras los sostengo sobre mi tacho de basura—. Me tomaste
desprevenida justo cuando estaba a punto de comer ese rollo de canela.

—No te preocupes —dice y cruza casualmente una pierna sobre la otra. Hoy
está usando un traje azul marino hecho a medida, camisa blanca y una corbata
amarillo manteca. Su sentido de la moda es impecable, pero tiene experiencia en ese
campo al igual que en marketing.

Cuando tengo los dedos limpios y secos, me giro en la silla para enfrentarlo al
otro lado del escritorio.

—Entonces, ¿qué sucede?


—Me gustaría ofrecerte un puesto a tiempo completo en marketing —dice sin
rodeos y estoy tan sorprendida que solo puedo parpadear—. Te pondría en el puesto de
manufacturación e implicaría hacer algunos viajes. Reportarías directamente a Charity
Priest. Es un puesto de trabajo levemente mejor pagado y obviamente, el ascenso
dentro de la franquicia es mucho mayor que en el equipo de servicios.

Me lo quedo mirando.

Parpadeando.

Varias veces.

Sebastian se mueve incómodo la corbata y se ríe con nerviosismo.

—¿Me escuchaste, Brooke?

Sacudo con fuerza la cabeza para quitar el estupor que la nubla, porque había
estado tan segura que iba a contratar a Nanette. Quiero decir, no estoy segura que
podría competir en mamadas, además que tenía el asunto “atacado por mi novio” en
detrimento mío.

—Eh… Sebastian —digo, luego me pongo de pie detrás del escritorio. Camino
a la puerta de la oficina y la cierro—. Tenemos que hablar primero.
185
Sebastian se levanta de la silla, mirando frenéticamente la puerta.

—¿Tiene que hacerse con las puertas cerradas?

—Sí —le aseguro, porque no quiero que nadie escuche esto—. Pero seré breve.

Nunca se relaja, pero se sienta incómodo en su silla mientras me siento detrás


del escritorio.

—Estoy muy interesada en este trabajo, pero tengo que saber si las cosas están
bien entre nosotros. Entiendo que hiciste que tenga que reportarme directamente con
otra persona, pero sigues siendo en definitiva mi jefe.

—Escucha, Brooke —dice, tirando del nudo de su corbata otra vez—. En


verdad lamento lo de la sala de conferencia. Voy a ser honesto… estaba coqueteando
contigo e intentando estimar tu interés. Fue la manera equivocada de hacerlo, y no
tenía idea de que estabas saliendo con alguien, mucho menos con Bishop Scott. Fue
erróneo, te puso incómoda y no hay excusa. Así que sí, vas a reportarte directamente
con Charity, no conmigo. Puedo asegurarte que no recibirás de mí más que sincero
respeto y profesionalismo. Además, me agradan mis brazos intactos.
Eso último me hizo sonreír y no pude escuchar ni una pizca de decepción en su
voz. Mantuvo el contacto visual conmigo todo el tiempo y creo que podría decir algo
sobre su seriedad que esté ofreciendo un trabajo a una mujer a la que le hizo un avance
muy poco profesional. Debe creer que puedo hacer mucho bien para esta organización.

—¿Cuándo quieres que comience? —le pregunto, ya intentando calmar mi


emoción. Tengo que llamar a Bishop y contarle. Luego bajaré corriendo a la oficina de
papá. Estará emocionado, por supuesto.

—Ahora mismo —dice a la vez que se levanta de la silla—. Cambiaremos tu


oficina hoy mismo. Ya he hablado con Bill y está preparado para ir a Nueva York en
tu lugar si aceptas.

Bill Roland es el director de los servicios del equipo y si me marcho, sería el


único empleado que quede en ese grupo. Es un trabajo del que puede encargarse
fácilmente sin mí, pero estoy triste porque no iré a Nueva York con Bishop. Esa va a
ser la parte que realmente apestará de este acuerdo.

Pero necesito que esto suceda. Si quiero hacer de Phoenix mi hogar, y quiero
tener una carrera que podría amar, tengo que aceptar esta oferta. Me pongo de pie y le
ofrezco mi mano.
186
—Acepto.

Sebastian me muestra una cálida sonrisa a la vez que estrecha mi mano por el
más breve tiempo.

—Excelente. Haré que inicie el papeleo. Charity querrá verte, pero supongo que
podrías querer contarles a algunas personas de la buena noticia antes.

—Leíste mi mente —digo con una sonrisa, levantando el teléfono del escritorio.
Llamaré primero a Bishop, luego iré a ver a papá.

Sebastian se mueve a la puerta, y cuando está abierta, mira sobre su hombro.

—¿Estamos bien, Brooke?

—Estamos bien —le digo con seriedad—. Un nuevo comienzo.

—Un nuevo comienzo —coincide y entonces se marcha.

Regresando mi atención al teléfono, marco el número de Bishop para llamarlo.

Responde al primer tono.

—Hola, nena, ¿recibiste mi mensaje? —pregunta.


—Eh… no —digo confundida.

—Acabo de mandarte un mensaje hace unos minutos —dice y puedo notar que
está hablando en altavoz mientras maneja—. Nanette me llamó. El grifo de agua
caliente en la habitación de invitados finalmente se cayó, y por supuesto, el agua está
saliendo con toda la potencia. Estoy en camino para arreglarlo ahora.

Nanette me había dicho del grifo flojo el primer día que usó el baño y había
estado queriendo arreglarlo. Pero como que se mantuvo por lo que no fue una
prioridad.

¿Me sorprende que ella llamara a Bishop? Tal vez un poco. Quiero decir, ¿por
qué no llamarme primero?

Toco el botón del altavoz en mi teléfono y busco el registro de llamadas.

—Espera un minuto.

Bueno, mira eso… intentó llamarme mientras estaba reunida con Sebastian,
pero siempre mantengo el timbre en silencio cuando estoy en la oficina. Paso a mis
mensajes, y también me mandó un mensaje que el grifo estaba roto y que iba a intentar
con Bishop primero y luego con un plomero si no podía contactarlo. 187
Puede que Nanette en verdad se esté convirtiendo en una muy buena
compañera de cuarto y me pregunto si debería ofrecerle alquilar el cuarto si decide
quedarse. Quiero decir, sin duda no conseguirá el trabajo y me pregunto cuándo será
que Sebastian le avise.

¿Le avisará, siquiera?

Debí preguntarle al respecto, pero me siento rara haciéndolo. Todavía hay una
parte de mí que ni siquiera quiere creer lo que sucedió entre ella y él.

—Nena —me llama Bishop en el teléfono y eso me sobresalta.

—Oh, dios… lo siento. Estaba soñando despierta.

—Si no recibiste mi mensaje, ¿a qué se debe la llamada? —pregunta.

—Conseguí el trabajo en marketing —le digo, sin ser capaz de contener la


emoción en mi voz, pero intento acallarla un poco porque no sé realmente cómo se
sentirá al respecto.

—Es fantástico —grita y me lo imagino levantando el puño al aire en su auto—.


¿Tuviste una charla con Sebastian?
—La tuve —digo—. Y está bien. En verdad creo que está bien y además de eso,
voy a trabajar para Charity Priest en el área de manufacturación. Más dinero, más
probabilidad de ser promovida.

—Es una obviedad entonces —me dice—. ¿Cuándo comienzas?

—Ya lo he hecho —le digo casi disculpándome.

Suelta un suspiro que suena como si estuviera muriendo.

—Entonces, ¿no vas a venir al este con nosotros?

—Lo siento —digo incluso más apenada.

—Mierda —dice, como si se acabara de darse cuenta de algo.

—¿Qué?

—Voy a tener que averiguar cómo tener una verdadera conversación con
Tacker —masculla.

Riéndome, me compadezco.

—Pobre bebé. Pero estoy segura que lo harás bien. 188


—¿Podemos almorzar entonces? —pregunta—. Me gustaría verte antes de
irnos.

—Pensé que hoy ibas a ayudar a Dax a buscar un auto nuevo.

—Sí… pasar tiempo con Dax o contigo —dice, sopesando las palabras con su
tono de voz—. Creo que te elegiré.

—Me tienes entonces —respondo en voz baja.

Hombre, en verdad me tiene.


CAPÍTULO 28
BISHOP

L
a casa está silenciosa cuando llego. Brooke me había dado una llave la
semana pasada. De hecho, el día que ella y yo acordamos extender
nuestra farsa. Fue vacilante cuando lo hizo, creo que temerosa de que lo
tomaría como ir demasiado, demasiado rápido.

Sin embargo, no me lo tomaba de esa manera, y gustosamente le di una de mis


llaves, aunque eran raras las veces que íbamos a mi casa.

Las luces de la cocina y de la sala están apagadas, la única luz proviene de las
ventanas abiertas, lo que es sustancial por sí solo, ya que Brooke tiene mucha luz
natural debido a la disposición abierta de esta casa.

—¿Nanette? —llamo cuando cierro la puerta detrás de mí.

—En el baño de invitados —grita en respuesta. 189


No respondo, sino que me dirijo a la cocina de Brooke, donde guarda un
conjunto de herramientas básicas en la despensa. Le pregunté una vez por qué no las
ponía en el garaje y me dijo que no tenía nada que arreglar en el garaje.

Era un buen punto.

Luego de engancharme la bolsa de herramientas, me dirijo a través de la sala y


voy por el pasillo hacia la habitación de invitados. Puedo escuchar el agua corriendo a
medida que me acerco.

Cuando giro en la esquina para entrar al baño, mis ojos van primero a la tina.
Efectivamente, el agua está saliendo sin el grifo y el asa del agua caliente había
desaparecido.

Después veo a Nanette, que está sosteniendo el asa hacia mí con una mano
mientras aferra una tolla envuelta a su alrededor con la otra.

Una minúscula toalla.

Negando con la cabeza, agarro el asa antes de dar un paso grande alrededor de
ella para llegar a la válvula para cortar el agua.

—Deberías vestirte.
—Me voy a bañar en cuanto arregles eso —dice y luego su voz se vuelve
provocadora—. Además… todas mis partes buenas están cubiertas.

Apretando los dientes, no respondo a su provocación. Luego de cortar el agua,


regreso al grifo para buscar cuál es el problema. Solo me toma un segundo ver que un
tornillo largo que sostenía el grifo se ha roto y es un arreglo sencillo.

Si tuviera un tornillo largo, cosa que no tengo.

—Vas a tener que usar el baño de Brooke… —digo mientras me giro para
mirarla, pero me quedo sorprendido, mis palabras trabándose en mi garganta.

Nanette está de pie frente a mí completamente desnuda, la toalla amontonada a


sus pies.

—Bishop —ronronea con una voz gutural, arrastrando la punta de su dedo


desde la base de su garganta a entre sus senos—. Vamos a divertirnos un poco.

Mis ojos permanecen fijos en su rostro, aunque puedo ver lo suficiente por la
periferia para saber que tiene buen cuerpo. Pero es su expresión en la que estoy
interesado en este momento y eso me dice todo lo que tengo que saber.

Calculación.
190
Astucia.

Malicia.

Está haciendo esto para lastimar a Brooke y sin ninguna razón.

—¿Cuál es tu maldito problema? —gruño cuando me agacho, levantando la


toalla del suelo. Se la arrojo y le pega en el rostro y pecho. Veo un destello de ojos
grandes y sorprendidos cuando aparta la toalla.

Pero me he dado vuelta y me voy a marchar en el Dodge.

No llego más allá de la mitad del pasillo antes de que Nanette se esté
empujando a mi lado, todavía desnuda, y luego girándose para plantarse en mi
camino. De hecho, intenta arrojarse hacia mí, pero simplemente la agarro por los
hombros y la mantengo a un brazo de distancia. Pone una expresión seductora,
frunciendo los labios en un puchero.

—Vamos, Bishop. ¿Qué hombre rechazaría esto? Te dejaré hacer lo que desees.
Te dejaré usarme como desees.
—Jesucristo, estás alucinando, perra —gruño cuando me giro hacia ella,
manteniendo mis brazos fijos y a ella a una distancia segura. La suelto y sigo con mi
escape hacia la puerta principal. Atravieso la mitad de la sala antes de que algo me
golpee en la espalda y resuene contra el suelo. Impacta en mi omóplato y duele como
un hijo de puta.

—Maldita sea —grito cuando me vuelvo a girar hacia Nanette, vislumbrando


un jarrón de cobre a mis pies que Brooke tenía sobre la mesa de la televisión. Mis ojos
se quedan fijos en Nanette y tiene un brazo doblado hacia atrás, preparándose para
arrojar un sujetalibros que parece estar hecho de algo más pesado que cobre.

Me preparo y la observo. Lo deja volar y tiene una maldita buena puntería.


Viene directamente a mi cabeza, pero consigo fácilmente evitarlo y golpea la pared de
Brooke con tanta fuerza que deja un agujero.

—¿Cuál es tu jodido problema? —bramo cuando se gira para encontrar algo


más que arrojar. Estoy harto de esta mierda. Corro hacia ella, cubriendo la sala con
dos largas zancadas, y antes de que pueda agarrar una figura de pez de cerámica,
sujeto su muñeca. Retorciéndola y poniéndola detrás de su espalda, ignoro el gritito de
sorpresa y la giro hacia la pared adyacente. La hago caminar hasta allí y la presiono
contra esta para que no pueda moverse, una mano sosteniendo su muñeca detrás de su 191
espalda y la otra suave pero firmemente sosteniéndola por el cuello. Su pecho está
agitado y comienza a soltar improperios en una perorata interminable y juro que creo
que podría estar loca.

—¿Cuál es tu problema? —repito.

—Tu maldita novia es mi problema —espeta e intenta luchar por soltarse. Subo
su muñeca y se queda completamente quieta cuando no le causo dolor.

—¿Qué demonios te hizo Brooke? —Estoy completamente confundido. Pensé


que se estaban llevando bien, y aunque estaba escéptico por su cambio, tenía
esperanzas.

Al parecer mi opinión es mejor que la de Brooke en este asunto.

—Siempre está tomando lo que deseo. Consiguió el trabajo que quería en


Nueva York y ahora aquí. Y ese cabrón de Sebastian va a arrepentirse por eso también.
Tiene a la estrella ardiente de hockey, y una casa estupenda, y quiero lo que es mío.
Quiero un pedazo de esto también.

—Eres una mujer demente —murmuro cuando la aparto de la pared y la llevo


de regreso a la habitación de invitados donde se está quedando. Le doy un pequeño
empujón cuando la suelto y se tropieza unos pasos antes de girarse para mirarme. Alza
la barbilla y saca el pecho, toda desafío y no con un significado sexual a esta altura.

—Vete a la mierda, Bishop, y esa engreída novia que tienes.

No me molesto en conversar. Solo señalo a su maleta en el suelo.

—Vístete y empaca. Te vas ahora.

—¿O qué? —se burla.

Sacando mi teléfono de mi bolsillo trasero, le digo:

—Voy a llamar a la policía en cinco minutos. Estoy seguro que no tendrán


problema en arrestarte por asalto y destrucción de la propiedad. Así que me iría si
fuera tú.

Hace un gruñido bajo en su garganta, su rostro una máscara fea de amargura y


odio. Por un momento, estoy un poco preocupado por lo que podría hacer.

Por suerte, se gira lejos de mí. Murmurando maldiciones y hablando consigo


misma en voz baja, se viste y comienza a arrojar cosas en su maleta. Le toma como
siete minutos pero le doy un poco de margen, porque al menos lo está haciendo. 192
Para cuando acaba, tengo a un Uber esperándola. Incluso caballerosamente
tomo su maleta y la llevo al auto. Se mete en el asiento trasero y cierra de un portazo
sin dirigirme una palabra. Voy hasta la ventana del chofer y miró a sus ojos bien
abiertos cuando me inclino para hablarle. Baja la ventanilla y digo:

—¿Sabes quién soy?

Asiente.

Sacando mi billetera, agarro un billete de cincuenta y se lo doy.

—Llévala al aeropuerto y a ninguna otra parte, a pesar de lo que pueda decir.


¿Entendido?

—Sí, señor Scott —dice, tomando mi dinero.

—¿Cuál es tu nombre? —le pregunto.

—Devin —dice vigorosamente—. Devin Carruthers.

—Tendré cuatro boletos para el siguiente partido local en la séptima


esperándote. Felicidades.
—Increíble, hombre —dice con una amplia sonrisa.

Espero hasta que están fuera de la vista antes de sacar mi teléfono y llamar
reacio a Brooke. Ella no responde, pero un mensaje de voz no servirá.

La vuelvo a llamar, esperando que lo verá y se dará cuenta que es importante si


la llamo inmediatamente.

Todavía sin respuesta.

Entrando a su casa, marco el número de recepción de la oficina principal. Una


mujer contesta, supongo que es la recepcionista que conocí hace dos días cuando pasé
para llevar a Brooke a almorzar y casi golpeo a su nuevo jefe. Me identifico y le pido
dos favores. Tener los boletos puestos a nombre de Devin Carruthers y encontrar a
Brooke y pedirle que me llame. Le digo que es una cuestión un tanto urgente.

Para cuando recojo el jarrón de cobre y el sujetalibros, volviendo a ponerlos en


sus lugares correctos, el número de Brooke está zumbando en mi teléfono.

—Hola, nena —digo con pesadez.

—¿Qué sucede? ¿Estás bien?


193
—Estoy bien —le aseguro rápidamente—. Pero, eh…tuve un pequeño problema
aquí en tu casa y voy a necesitar que vengas.

—¿Qué problema?

Paso a contarle todo. Cada cosa desagradable que Nanette dijo, no para
causarle dolor a Brooke, sino para que entienda la gravedad de la situación. Esa perra
está loca.

—Tenemos que cambiar las cerraduras de tu casa hoy. No puede esperar. Voy a
llamar a un cerrajero ahora y me quedaré hasta que llegues a casa, pero necesito que
vengas. Desafortunadamente, no vamos a ser capaces de almorzar hoy.

Brooke me da la reacción que esperaba. Sensata y eficiente, sin querer hacerme


un millón de repreguntas. Simplemente dice:

—De acuerdo, cariño… déjame que vaya a decirle a Charity que tengo una
emergencia que atender y estaré allí en veinte minutos.

Esto es bueno. Me alegra que esté tomándolo con seriedad, porque sé que
Nanette tiene una de las llaves de su casa. Se la habría pedido, pero ¿para qué
molestarse? Alguien tan loco como esa perra pudo haber hecho copias. Es más seguro
conseguir cerraduras nuevas, y mientras está en ello, voy a hacer que el cerrajero
agregue algunos cerrojos de seguridad extra. Creo que también llamaré a una
compañía de seguridad para ver si puedo conseguir a alguien allí que instale una
alarma hoy. Les pagaré el doble.

Si no puedo, entonces haré que Brooke se quede en mi casa hasta que yo pueda
regresar.

194
CAPÍTULO 29
BISHOP

T
acker parece sorprendido cuando comienzo a desvestirme, luego de
sacar un par de pantalones cortos de gimnasia y una camiseta para
ponerme, así puedo relajarme un poco.

—¿No vas a salir? —pregunta al tiempo que toma su kit de afeitar de su bolso
de viaje.

—Nah —digo negando con la cabeza—. No tengo ganas.

Hace un gruñido de confirmación, al menos eso es lo que pienso que es, antes
de dirigirse al baño y cerrar la puerta detrás de él.

Tomando mi teléfono, me subo a la cama y llamo a Brooke. Apenas son las


8:30 p.m. en Phoenix.

—Hola —dice, sonando sin aliento.


195
—¿Qué estás haciendo? —Me recuesto contra el cabecero y apoyo mis pies
sobre el colchón.

—Apagando una vez más la alarma de la casa —dice con frustración—. Sigo
olvidándolo. Justo cuando abrí la puerta lateral para sacar la basura, comenzó a sonar.
La maldita compañía de alarmas llamó y les dije que era una falsa alarma, así que tuve
que darles una contraseña para probarlo. No pude encontrar el papeleo, como no pude
recordar la contraseña. Es solo… frustrante.

Sus últimas palabras salieron bajas y sé que piensa que me excedí con la
seguridad de su casa, pero no pude evitarlo. Esa chica, Nanette, es una psicópata. No
me hizo feliz volar a la Costa Este por casi toda la semana, dejando a Brooke para que
se defendiera por sí misma en caso de que Nanette no tomara un avión a Nueva York
como se esperaba. La manera en que enloqueció y agredió era una cosa, pero también
lo fue su intento por seducirme para herir a Brooke. Eso fue jodidamente aterrador.

—Te acostumbrarás —le aseguro—. En unos días, serás toda una profesional.

—Supongo —dice con tristeza, pero entonces es como si una luz se


encendiera—. Pero oye… jugaste muy bien esta noche. Dos goles y una asistencia.
Eres increíble.
Riéndome por lo bajo, paso mi pulgar sobre mi rodilla.

—Sí… bueno, estuve alerta esta noche. A veces solo estás en la zona y estuve
allí.

—Estoy orgullosa de ti —dice. Una sensación cálida se propaga a través de mí


debido a su alabanza. En verdad significa algo para mí.

—¿Qué vas a hacer esta noche? —le pregunto—. ¿Usar algo sexy de casualidad?

—Te mentiré y diré que estoy usando un body de encaje rojo con medias de red
y tacones de aguja. ¿Te gusta?

—Sin duda —mascullo en el teléfono—. Pero, en verdad… ¿qué estás


haciendo?

—En realidad estoy haciendo algo de trabajo —dice y escucho entusiasmo en su


voz algo que no he percibido antes. Es como si su espíritu se hubiera iluminado un
poco.

—Cuéntame de ello —digo, queriendo saber exactamente lo que mi chica está


haciendo para que se sienta tan bien.
196
Y la escucho hablar sobre una nueva línea de ropa que esperan lanzar en el
invierno y cómo será la responsable de ayudar a escoger las telas y programar la
producción. Todas las cosas a las que nunca les dediqué más de un pensamiento al
momento de usar una camiseta o una gorra de béisbol de Vengeance. ¿Cómo
demonios era hechas esas cosas?

De hecho, es bastante increíble.

Finalmente se calma, disculpándose.

—Ugh… lamento divagar así.

—No te preocupes. Disfruté aprender de esas cosas. Disfruto aprendiendo de ti,


Brooke, así que no te disculpes. Sigue.

Se queda callada y me pregunto si dije algo malo. Antes de poder adivinarlo,


dice:

—No creo que esto siga siendo una relación falsa, ¿verdad?

—En lo más mínimo —concuerdo con ella. Una sonrisa satisfecha que no
puede ver, pero que probablemente puede escuchar se apodera de mi rostro—. ¿Te
parece bien a ti?
—Sabes… creo que sí.

***

Tacker había salido del baño no mucho después de haber colgado con Brooke.
Está vestido parecido a mí con unos pantalones sueltos y una camiseta. Decidí
terminar la llamada porque ella tenía trabajo que hacer, era más de la medianoche y
estaba agotado. Estoy seguro que Tacker también lo está. Ha estado jugando a su
máximo nivel, pero requiere mucho del lado físico, especialmente luego de un juego.

Pero está dando vueltas, reordenando los artículos de su maleta, perdiendo el


tiempo aquí y allá para mandarle un mensaje a alguien. Me imagino que, si no está
listo para apagar las luces todavía, bien podría llegar a conocer al sujeto.

—Entonces, ¿dónde conseguiste un lugar para vivir? —le pregunto, pensando


que me gustaría indagar en algo personal, no lidiar con el hockey, pero no demasiado
curioso.

—Un apartamento sobre el Ridge —murmura mientras pasa el pulgar a través


de algo en su celular—. Está como a cinco minutos del estado yendo en auto.

—Genial —digo y espero a ver si se explicará u ofrecerá más. 197


No lo hace.

—¿Tuviste oportunidad de explorar la zona? —le pregunto—. Brooke y yo


hicimos senderismo en el Parque Papago y fue impresionante.

—Nah. —Alza la mirada, me da un breve vistazo y entonces se inclina para


enganchar su teléfono al cargador enchufado junto a su cama.

—Escuché que había algunos buenos restaurantes en esa dirección.

—No soy de salir a comer mucho.

Tacker retira los cobertores de su cama y se sienta en el borde, volviendo a


tomar el celular. Su pulgar se desliza en sucesión rápida, de derecha a izquierda. No
dice nada más y quiero golpearme la cabeza. Ahora se ha convertido oficialmente en
un desafío para mí.

—¿Quieres ir a hacer senderismo conmigo alguna vez?

—No soy de hacer senderismo.

—¿Tienes algún pasatiempo?


—Ejercitarme.

Espero más.

No hay nada.

Estiro mi capacidad cerebral intentando pensar en algo para lograr que entable
una conversación. Que siquiera me mire y actúe como si quisiera ser amigo de uno de
sus compañeros de equipo. Quiero decir, ¿cómo lo sabrá a menos que lo intente?

Entonces decido hacer algo audaz.

Atrevido.

Estúpido como la mierda.

—Brooke y yo comenzamos como una relación falsa para que su padre no me


asesinara por tener un ligue de una noche con su hija —suelto, luego lo miro
expectante.

Su cabeza se alza, sus ojos se abren de par en par, mientras me mira fijamente.

—¿Puedes repetirlo? 198


Asiento.

—Sí… la conquisté en un bar la noche antes de que el campo de entrenamiento


empezara. Tuvimos sexo, pero a la mañana siguiente supe que fue una estupidez
haberla dejado sin preguntarle su nombre completo o su número. Y me encontré con
ella en el estadio, y fue como, santo cielo. Presta atención a esto, Bishop, porque este
tipo de coincidencia sucede por una razón. Pero su padre nos encontró mientras
estábamos besuqueándonos y se volvió loco.

Hago una pausa para darle efecto y Tacker sigue escuchándome con sumo
interés en su expresión.

Sigo adelante.

—Así que sí… Brooke simplemente soltó que habíamos estado saliendo por
unos meses en secreto y luego le dijo que estábamos comprometidos.

—¿Por qué hizo eso? —pregunta y eso me da esperanza.

—Estaba preocupada de que me sacara de la práctica, o que incluso pusiera en


peligro mi posición en el equipo. —No le digo que su preocupación se originaba en
perder a su madre a principios de año, ya que eso solo sacaría a relucir la pérdida de
Tracker.

Tacker asiente comprendiendo, pero al parecer mi historia no es lo bastante


interesante para mantener su atención, ya que comienza a mirar a su teléfono otra vez.

—Y luego mientras estábamos pasando más tiempo juntos para perpetuar la


mentira, descubrimos que realmente nos gustamos.

Demonios, eso suena patético. Como algo que diría en primer grado a mis
amigos perdedores. Tacker me mira, me da una media sonrisa y luego baja su mirada
de regreso a su teléfono.

Suspirando, me preparo para admitir la derrota, pero entonces sus ojos regresan
a mí.

—Espera un minuto… entonces, ¿el compromiso es falso? Escuché a alguno de


los chicos decir que le conseguiste un anillo a Brooke.

Sí. Estoy teniendo una conversación. Como alimentar a un joven y débil fuego
con solo un poco de leña, le ofrezco pequeños trozos de información, esperando avivar
su curiosidad así sigue platicando. 199
—Es el anillo de mi madre. Fue su idea usarlo.

—Estoy confundido. ¿Están juntos o no?

—Oh, es completamente real —digo con confianza.

—Entonces, ¿van a seguir adelante con el compromiso? —pregunta, frunciendo


el ceño con confusión.

—No lo creo —digo mientras paso mis dedos por mi cabello—. Verás, el plan
era seguir con el compromiso para sacarme de encima al entrenador. Me ha estado
presionando para que desista o actúe de una vez, si sabes a lo que me refiero. Así que
pensamos en lograr un compromiso falso, dejar que esto se calme, y finalmente
instituiríamos un rompimiento que será mutuamente beneficioso para ambas partes.

Tacker solo me mira, frunciendo el ceño un poco. Entonces dice:

—Esa es la idea más estúpida que he escuchado.

—No bromees —acuerdo con él sinceramente—. Mamá usó la palabra idiota,


pero es lo mismo.
Y eso lo logra. Una leve curva hacia arriba en las comisuras de su boca.
Posiblemente es la primera vez que lo veo sonreír aparte de cuando Vengeance anota
un gol, e incluso ahí, es un poco tensa.

Tacker niega con la cabeza, me atrevo a decir que de modo divertido.

—Estás tan jodido si esto se sabe.

—No lo dirás, ¿verdad?

—No —dice rotundamente y no me sorprende. Sé que Tacker no es del tipo que


contaría secretos o alimentaría chismes. Quiero decir, no habla con nadie así que supe
que estaría a salvo con él.

Girándose a la mesa, pone su teléfono de regreso allí y se levanta de la cama.

—Voy a dormir. Estoy agotado.

—Sí —murmuro concordando y cuando camina hacia la puerta para poner el


cartel de No Molestar, le echo un vistazo a su teléfono. Hay una foto de él junto a una
encantadora rubia, sus rostros pegados lado a lado y con sonrisas enormes hacia la
cámara.
200
Su prometida que murió.

Había estado mirando sus fotos.

Mi mirada se dirige de regreso a Tacker cuando camina hasta su maleta y se


quita la camiseta. Hay una larga y dentada cicatriz en su espalda que cruza
diagonalmente desde la parte inferior de un omóplato al otro lado de su cadera. No es
la primera vez que la veo, ya que ha estado sin camisa muchas veces en el vestuario y
en la zona de entrenamiento.

Tengo que suponer que la obtuvo en el accidente de avión, pero maldita sea si
alguna vez le pregunto algo tan personal. Nuestra amistad está en el terreno más
inestable, tan nueva en este momento, que ni siquiera estoy seguro si somos amigos.

Quiero decirle cuánto lamento su pérdida, pero las palabras me parecen


triviales. Y estoy seguro que, si mencionara a su prometida muerta o el accidente,
mataría completamente cualquier amistad potencial. Creo que Tacker va a tener que
decidir cuándo quiere hablar de ello. Mi suposición es que ese momento no sucederá
nunca.
CAPÍTULO 30
BROOKE

M
e detengo por un momento cuando estoy escribiendo un correo para
Charity, insegura de cómo expresar algo, cuando un suave golpe en
mi puerta me sobresalta. Alzo la mirada y veo a Hannah, la
recepcionista del departamento de gerencia allí de pie. Ella y yo hemos charlado
algunas veces en la sala de descanso y es una chica realmente dulce.

—Hola, Brooke —dice, su voz temblando un poco. Noto que se está


retorciendo las manos.

—¿Qué sucede? —pregunto con indiferencia, pero una sensación fría comienza
a filtrarse a través de mis venas.

—Eh… el Sr. Carlson está aquí y se encuentra en la oficina del Sr. Rutherford.
Ha pedido verte. Hay un abogado con él.
201
De hecho, me da una sensación de mareo por un instante. Christian
Rutherford, el gerente general, está con el equipo en Pittsburgh. Estarán jugando con
los Titans esta noche a las 7 p.m., a las 4 p.m. de nuestro horario. Planeo poner la
transmisión en vivo en la pantalla de mi computadora para poder verlo mientras
trabajo.

O, al menos ese era el plan. No estoy segura de qué demonios está pasando
ahora, pero tengo un mal presentimiento al respecto basada en el comportamiento de
Hannah. El hecho de que el propietario de Vengeance, que normalmente reside en Los
Ángeles, esté aquí en Phoenix con un abogado para verme es causa de una gran
alarma.

—¿Sabes por qué quiere verme? —le pregunto dudosa, queriendo saber, y sin
embargo, sin querer.

Niega con la cabeza, pero se inclina dentro de mi oficina un poco más para
susurrar:

—Los escuché hablando de una demanda, pero no estoy segura de qué se trata.

¿Una demanda? ¿Qué demonios?


Me levanto de mi silla, consternada de que mis piernas estén temblorosas. Sigo
a Hannah al departamento de gerencia, frotando mis manos sudorosas sobre la falda
para secarlas. Estoy suponiendo que es apropiado estrechar la mano del propietario y
no besar su anillo cuando entre, y bueno, no quiero tener las manos asquerosas.

Hannah se detiene en su escritorio de recepción y me da una sonrisa alentadora.

—Buena suerte.

Mi cerebro da vueltas cuando camino hacia la oficina de Christian, intentando


pensar sobre qué podría tratarse esto. De lo único que soy culpable es de perpetrar una
relación falsa para la gente de esta organización, pero eso no es criminal, ni creo que
merezca una demanda. La persona a la que más hemos ofendido es mi padre y nunca
haría nada para vengarse de mí.

Me gustaría poder meterme en una de las oficinas vacías que paso y llamar a
Bishop. Él me tranquilizaría. Me diría que mantuviera la cabeza en alto. Pero no
puedo molestarlo con esto. No en un día de partido cuando su cabeza necesita estar en
el juego y no preocupado por mí. Lo extraño tanto y eso me dice que es él a quién
quiero recurrir en busca de seguridad.

En cambio, pongo un pie delante del otro y camino como si estuviera en un 202
tablón muy corto rumbo a la oficina del gerente general.

Cuando me acerco, puedo ver al Sr. Carlson caminando de un lado a otro frente
al escritorio de Christian con un celular en su oreja. Es uno de esos hombres que habla
con las manos, por lo que mientras una mano sostiene el teléfono, la otra gesticula
salvajemente.

Es un hombre extremadamente atractivo y encuentro raro que mi cerebro ni


siquiera fuera en esa dirección. Solo he visto fotos de él, pero no le hacen justicia. Es el
cliché de alto, moreno y apuesto de cabello negro como cuervo y los aparentemente
ojos aún más oscuros. Se ve misterioso, peligroso y creo que voy a vomitar.

Hay otro hombre sentado en una pequeña mesa circular cerca de los ventanales.
Su cabeza está inclinada sobre unos documentos. Es bajo, regordete y calvo con ojos
pequeños de tiburón. Su cabeza se alza como si sintiera mi aproximación y sacude su
mano hacia el Sr. Carlson para llamar su atención. Me señala a través de la puerta
abierta y los labios del Sr. Carlson se tensan en una línea delgada cuando me ve.

Para cuando logro entrar, estoy segura que voy a sufrir un ataque por la manera
en que mi corazón está galopando. Deslizo por última vez mis manos en la falda y
entro.
El Sr. Carlson está poniendo su teléfono en el escritorio, y cuando vuelve a
verme, su ceño desaparece y soy recompensada con una sonrisa que es cegadoramente
blanca.

—Señorita Perron —dice a la vez que rodea la mesa de conferencias, con la


mano extendida hacia mí. Mierda… espero que mis manos estén bastante secas—. Me
alegra tanto que pudiese venir aquí tan rápidamente para reunirse con nosotros.

Nuestras manos se estrechan y puedo sentir la pegajosidad de la mía contra la


cálida sequedad en la suya. No menciona mi sudor, y cuando suelta mi mano, saca
una silla para mí en la mesa redonda.

Tomo asiento, agradecida se estar sentada para no caerme si mis rodillas ceden.

Cuando el Sr. Carlson se sienta en la silla junto a la mía, no puedo evitar las
palabras que salen de mi boca.

—¿Estoy en problemas, Sr. Carlson?

Parpadea hacia mí con sorpresa, sus ojos entonces tornándose simpáticos.

—No, para nada, pero tenemos algo preocupante que discutir contigo. Y es
Dominik. No Sr. Carlson.
203
De ningún modo puedo llamarlo así, así que no lo haré para nada.

—¿Con qué le puedo ayudar?

De hecho, estoy impresionada de que mi voz salga un poco más fuerte ahora
que dijo que no estoy en problemas.

Dominik, y estimo que está bien que use su nombre dentro de mi cabeza,
asiente hacia el hombre que tengo que asumir que es un abogado de acuerdo a lo que
dijo Hannah. Sus ojos sin duda parecen como de un tiburón.

—Este es Fred Gruber. Es el abogado principal de la organización aquí en


Phoenix.

—Hola —digo amablemente.

El Sr. Gruber asiente hacia mí, su mirada intensa comenzando a incomodarme


un poco.

—Brooke —dice Dominik para llamar mi atención. Cuando dejo que mis ojos
regresen a él, dice—: Hoy nos presentaron una demanda a nombre de Nanette
Pearson.
—¿Qué? —jadeo.

—Entiendo que es una amiga tuya de Nueva York y se ha estado quedando


contigo recientemente mientras visitaba la zona de Phoenix, ¿verdad?

Asiento en silencio, incapaz de responder la pregunta.

—Ella ha demandado a la organización por acoso sexual —dice el Sr. Gruber,


sosteniendo uno de los documentos que se encuentra sobre la mesa delante de él—.
Específicamente nombró a Sebastian Parr, Dax Monahan y Erik Dalhbeck en la queja.

—¿Qué? —Vuelvo a jadear, esta vez sonando levemente histérica—. No


entiendo.

—Tampoco nosotros —dice el Sr. Gruber—. Es por eso que queremos saber lo
que sabes. Entendemos que te encuentras directamente en el centro de todo esto.
Pensamos que sería menos… estresante hablar contigo informalmente así, que tener
que citarte a una declaración.

—Fred —reprende Dominik al abogado con una clara advertencia en su voz


por tal vez tomar una postura tan agresiva. Lo entiendo. Van a jugar al policía bueno y
malo conmigo. 204
—Brooke, realmente necesitamos saber todos los hechos así podemos proteger
adecuadamente a nuestros jugadores y empleados de esta demanda —dice Dominik
amablemente.

Asiento, medio lo entiendo, pero también como que estoy empezando a


sentirme paralizada.

Desde lo alto de mi cabeza hasta la punta de mis pies.

—Sr. Carlson —consigo decir a través de una garganta muy seca.

—Dominik —corrige.

Trago saliva a la vez que asiento, intentando lubricar mis cuerdas vocales.

—Dominik… me alegrará ayudar en todo lo que pueda…

—Eso no es todo —interrumpe Fred y puedo notar por la manera en que se está
inclinando hacia mí que ha estado muriéndose por lanzarme esto—. El abogado de la
señorita Pearson filtró la historia a las noticias cuando llenó la demanda esta mañana.
La señorita Pearson está afirmando que tu relación con Bishop Scott es una farsa y que
estás teniendo un romance secreto con Sebastian Parr, que es cómo conseguiste tu
nuevo puesto en marketing.
Es entonces cuando la sala comienza a dar vueltas y vagamente puedo escuchar
a Dominik decir mi nombre con alarma. Golpeo una mano contra la mesa en un
intento desesperado por detener el mareo.

Para mi sorpresa, realmente funciona.

Me centro en Dominik y consigo soltar:

—No es verdad. La parte del romance con Sebastian.

—Te creo —dice de inmediato—. Verás… Sebastian había reportado a


Christian Rutherford la semana pasada que había entrevistado a la señorita Pearson
para un potencial trabajo dentro de la organización. Fue con Christian de inmediato
luego de la entrevista, bastante molesto porque la señorita Pearson hizo una
insinuación bastante vulgar hacia Sebastian. Él quiso reportarlo y ponerlo en el
registro.

—¿Le creyó? —pregunto de alguna manera brusca. Tengo que saber


exactamente cómo ve esto Dominik, porque sé que su opinión importará más.

—Christian le creyó por completo —dice neutralmente Dominik—. Y tengo


que confiar en Christian. ¿Por qué? ¿Dudas de él? 205
—De hecho, no, no dudo —le digo—. Nanette me había contado luego de la
entrevista que le había dado voluntariamente una… eh… tenido sexo oral con él
voluntariamente y bajo sus órdenes. Hubo algo sobre ello… solo… no estaba segura si
ella estaba diciendo la verdad, pero parecía realmente con una intención. ¿Tiene
sentido?

—Creemos que la señorita Pearson puso esta demanda por acoso sexual como
una manera de ganar dinero —dice Fred Gruber imperiosamente—. Creemos que está
revelando tus trapos sucios a la prensa para hacer las cosas más interesantes y
mantener el foco de atención sobre ella. Rasgándonos desde el interior por así decirlo.

Mi mirada va de Fred a Dominik.

—Sr. Carlson…

—Dominik —corrige.

—Dominik —digo bastante enfadada—. Le juro… no tuve un romance ni nada


de ese tipo con Sebastian. Y sí, la relación con Bishop comenzó en un nivel no muy
legítimo por razones personales que no creo que sea asunto de nadie, pero ya no es una
farsa.
—No es mi asunto —dice en voz baja, mostrándome una sonrisa
tranquilizadora—. Pero tenemos que comunicarlo a la prensa. Creo que la verdad
siempre es el mejor camino. Tu declaración puede ser solo eso sin otra explicación.
Eso finalmente morirá y espero que serán noticias viejas tarde o temprano.

Asiento, sintiéndome muy descompuesta del estómago. Mi padre va a saber que


le he estado mintiendo, y sin importar lo buenas que eran mis intenciones, va a herirlo
profundamente. Esto va a avergonzar a Marianne, que no ha sido más que amable con
Bishop y conmigo, intentando ayudarnos tanto como podía. Esto traerá un nuevo nivel
de amargura a esta organización que influirá todas las cosas increíbles que han estado
haciendo como un equipo en expansión.

Y todo por mi culpa.

—Todo es mi culpa —murmuro, bajando la mirada y retorciendo el anillo de


Marianne en mi dedo.

—No, no lo es —dice Dominik.

—Lo es —digo, alzando mis ojos hacia él—. Nada de esto habría pasado si le
hubiera contado la verdad a mi padre desde el principio.
206
Dominik está negando con la cabeza.

—Eso no cambia lo que planeó Nanette…

—Sí, lo cambia —interrumpo, inclinándome en mi silla—. Le pedí ayuda a


Nanette con la mentira cuando vino de visita porque sabía que no había estado
saliendo con Bishop tanto tiempo como estábamos afirmando. Y cuando la hicimos
parte de mi engaño, tenía una ventaja sobre mí. Es por eso que la dejé quedarse tanto
tiempo y le di la oportunidad de conocer gente de la organización y planear esto. Esto
pesa sobre mis hombros, y como tal, voy a dar mi renuncia formal.

—No soy el canal apropiado para que hagas eso… —comienza a decir
Dominik, sé que solo como una medida de aplazamiento.

—Eres el dueño —le espeto, sin estar para nada intimidada. ¿De qué tengo que
tener miedo? Todo se ha derrumbado de cualquier manera—. No hay nadie más
calificado para aceptar la renuncia de alguien.

—Brooke —dice en un tono que me hace encogerme un poco. Es autoritaria,


levemente altanera y un poco amenazante—. No hiciste nada malo y no provocaste
esto. De ningún modo aceptaré tu renuncia. Me gustaría que lo pensaras. Tómate algo
de tiempo lejos de aquí si lo necesitas, pero al menos piensa en ello. No es un pedido…
es una orden.
No tiene sentido discutir con él. Pasará por encima de mí y no puede evitar que
renuncie. Pero tengo que dejar eso de lado por el momento.

En cambio, le doy una fría sonrisa y me impresiona lo calmada que estoy ahora.

—Dijiste que necesitabas entrevistarme. Que necesitan saber todo lo que sé.
¿Podemos acabar con eso? Me gustaría hacer eso, y si estás de acuerdo, en verdad me
gustaría tomarme un tiempo lejos de aquí para… pensar las cosas.

Dominik no parece convencido y, de hecho, parece un poco preocupado. Pero


asiente y dice:

—Por supuesto… acabemos con esto. Sé que esto fue una sorpresa para ti y
probablemente te gustaría salir de aquí.

Durante las siguientes dos horas, respondo todo lo que Fred Gruber pregunta.
Dominik no hace una sola pregunta, pero consigue lanzarme sonrisas alentadoras
cuando me atrevo a mirarlo. En lo que respecta a los multimillonarios, es bastante
increíble supongo.

Cuando Fred finalmente ha agotado cualquier otra pregunta que hacer,


finalmente tengo una propia. 207
—¿Qué van a hacer? ¿Van a pagarle a Nanette? ¿Darle el dinero que está
pidiendo?

Dominik se encoge de hombros.

—A veces ese es el curso de acción más eficiente. Eso le pondrá final.

—Pero está mintiendo —gruño con enojo—. Persiguió a Dax y Erik. Ellos no
hicieron absolutamente nada mal y le tendió una trampa a Sebastian. No puedes
pagarle.

—No tienes que preocuparte por eso —dice Fred desdeñosamente al tiempo
que recoge sus papeles. Se dirige hacia la puerta, pero antes de marcharse, dice—:
Asegúrate de tener tu información de contacto actualizada. Eres una testigo crucial en
este caso, señorita Perron.

—Por supuesto —digo con la poca fuerza que me queda.

—¿Te encuentras bien? —pregunta Dominik.

Asiento a la vez que me levanto de la silla. Me duele la espalda. Me duele la


cabeza.
Me duele mi maldito corazón.

—No voy a venir mañana —digo claramente—. Me gustaría tomarme unos


días. Creo que visitaré a algunos amigos en Nueva York.

—¿Crees que regresarás? —pregunta con atrevimiento.

No le respondo, pero en cambio, retiro el anillo de Marianne de mi dedo. Se lo


entrego y lo toma sin siquiera dudar.

—¿Puedes hacer que permanezca a salvo y llegue a las manos de Bishop? Es el


anillo de su mamá.

Dominik me da lo que parece una sonrisa triste. Es como si estuviera viendo la


muerte de algo hermoso.

—Claro.

—Gracias —digo y me giro hacia la puerta.

208
CAPÍTULO 31
BISHOP

E
l avión está en silencio y la mayoría de los muchachos se está
aprovechando del vuelo de cinco horas de DC a Phoenix para dormir
en los asientos ultra lujosos reclinables. Estoy seguro que también me
dormiré, porque es casi medianoche y estoy exhausto de muchas maneras, pero en este
momento estoy acunando mi tercer burbon porque mi cerebro no se apagará.

—¿Te gustaría algo de comer, Bishop? —me pregunta Blue desde el pasillo.
Aparto mi mirada de la ventana y más allá de Erik, que se sienta a mi lado, hacia la
azafata que es un bombón. Temprano habíamos acordado que soy “Bishop” y no “Sr.
Scott”.

—No, gracias —digo, y entonces inclino el vaso para beber el resto del licor. El
hielo castañea y le entrego el vaso. Ella reacia se inclina frente a Erik para tomarlo—.
Pero pediré uno más de estos. 209
—Por supuesto —dice y comienza a marcharse.

Erik la llama.

—Yo comeré algo, Blue.

Ella lo ignora y desaparece en la cocina del frente.

—Date por vencido —le digo. Erik cometió el error en el viaje que comenzó
nuestra gira de cuatro partidos de visitante de proponerle a Blue “una noche de pasión
singular y alucinante” o alguna mierda parecida a eso. Fue patético como el infierno y
Blue puso los ojos en blanco.

Entonces él cometió un terrible error de juicio. Sé que solo estaba bromeando,


pero Blue no lo apreció cuando dijo:

—Vamos, Blue. Pareces una chica fiestera. Sal de fiesta conmigo cuando
aterricemos en Nueva York.

Al parecer, a Blue no le gustó ser llamada una chica fiestera, porque se giró
hacia él, se acercó, y le siseó lo bastante fuerte para que solo Erik, Legend, Dax y yo lo
escuchemos.
—No vuelvas a llamarme así.

El pobre tipo fue tomado por sorpresa, pero sé que estaba intentando salvar las
apariencias. Le preguntó:

—¿Eso es un no, entonces?

Sin embargo, Blue había gastado su energía. Se limitó a quedarse erguida,


dándole una fría mirada por encima de su nariz hacia él y dijo:

—Tendrías que madurar unos veinte años antes de que alguna vez lo fuera a
considerar, niñito.

Dax y yo comenzamos a reírnos, pero Legend se burló.

—Maldita sea, chico… acabas de ser apaleado.

Desde ese vuelo, Blue ha ignorado a Erik resueltamente y se negó a servirle. Un


buen ejemplo, otra azafata llega y dice:

—¿Blue me dijo que deseabas comer algo?

—Nah —dice Erik con un gesto de su mano—. Cambié de idea. 210


La mujer se limita a sonreír, porque sabía lo que estaba pasando entre Erik y
Blue. Diablos, todo el mundo en el avión lo sabía.

Sin perturbarse en lo más mínimo, Erik gira la cabeza para mirarme.

—¿Estás bien, amigo? Sé que la proverbial mierda ha golpeado el techo, pero


pasará pronto.

—Sí… lo sé —murmuro.

Pero incluso sabiéndolo no es suficiente para detener el revoltijo en mi


estómago y el temor que se siente como un peso de plomo en mi pecho.

Recibí una visita de Christian Rutherford en mi cuarto de hotel a primera hora


de la mañana. Me pidió salir al pasillo y luego procedió a aplastarme figurativamente
el culo.

Al parecer, las cosas se fueron a la mierda dentro de la organización Vengeance


ayer. Fueron demandados por Nanette por acoso sexual, específicamente nombró a
Dax, Erik y Sebastian, y Nanette había ido a la prensa y revelado que Brooke y yo
teníamos una relación falsa. Me dieron náuseas cuando Christian me contó que la
historia primero había llegado a las estaciones de noticias locales anoche, pero las
noticias nacionales lo habían anunciado esta mañana.

Francamente, me importaba una mierda la demanda por acoso sexual. Era falsa
y todos lo sabían. Christian dijo que Dominik Carlson no estaba preocupado en lo más
mínimo, así que no me preocupé.

Pero maldita sea, estaba muy preocupado por Brooke. Christian me dijo que
Dominik había hablado con ella y le había asegurado que esto no afectaría su posición
dentro de la compañía.

Sin embargo, conocía a Brooke.

Se va a tomar esto personalmente. De hecho, apuesto a que se está culpando de


la demanda. No ha hecho otra cosa más que cargar con la culpa alrededor de sus
delicados hombros desde el comienzo de todo este fiasco. Aunque finalmente dejó de
decirme que lo sentía, todavía podía verlo en sus ojos a veces.

Lo que me ha dejado nervioso e incapaz de dormir es que no he sido capaz de


hablar con Brooke. No la llamé esta mañana luego de que Christian se fuera porque
habrían sido las cuatro de la madrugada en su horario y no quería despertarla. Así que
le envié un mensaje que decía: Hola, nena. Christian me lo contó todo. Va a estar totalmente 211
bien, lo prometo. Llámame cuando tengas un momento.

Había esperado que eso le diera suficiente confianza cuando despertara para
comenzar el día.

Sin embargo, nunca llamó.

Ni mandó un mensaje.

Ni una sola noticia de ella en todo el día, a pesar del hecho de que he intentado
en algunas ocasiones llamarla y mandarle mensajes. Aunque el día estuvo ajetreado
entre las prácticas de patinaje a la mañana, comidas con el equipo, calentamientos,
terapia física y reuniones para el juego de la noche, había esperado ser capaz de tener
unos minutos para conversar con ella.

Para cuando estuve vestido para el juego, me vi obligado a apartar al entrenador


Perron para preguntarle al respecto. Él es consciente del acontecimiento de mierda que
está ocurriendo, igual que el resto del equipo, porque Christian hizo un anuncio formal
al respecto al final de la mañana de patinaje. En cuanto a lo que Brooke y yo habíamos
hecho, solo dijo, “Indudablemente, leerán lo que considero un cebo sensacionalista
sobre Brooke Perron y Bishop Scott. Es asunto de ellos, y si y cuando estén listo para
hacer una declaración sobre ello, lo harán.
No estaba listo en ese momento, principalmente porque quería hablar con
Brooke primero.

Sin embargo, me tomé unos momentos en privado para hablar con Erik y
Legend sobre lo que estaba pasando. Se habían vuelto mis amigos más cercanos junto
a Dax y sentía que tenían derecho a saber. Ambos me aseguraron que estaban bien y
me apoyaban. Fue lo único que me hizo sentir levemente mejor el día de hoy.

Así que cuando aparté al entrenador Perron antes del juego, esperaba que fuese
capaz de decirme algo que me calmaría. Solo un simple He hablado con Brooke y está bien
me habría bastado.

En cambio, me fulminó con la mirada antes de poder siquiera abrir la boca y


gruñó:

—No estoy de humor para hablar contigo, Scott.

—Pero…

—Ni una palabra más —dijo amenazadoramente con el dedo señalándome—.


Ni-Una-Palabra-Más.

Cerré de golpe la boca, más que frustrado por no conseguir nada de ayuda de su
212
parte.

Blue me trae otro borbón. Me pregunta otra vez si me gustaría algo de comer.
No estoy seguro si ha escuchado lo que está pasando, pero creo que sí por la mirada de
simpatía que sigue dándome y el hecho de que está siendo extremadamente solícita,
como una madre preocupada. Erik pide una botella de agua y lo ignora.

Simplemente giro la cabeza y miro por la ventana a los parches oscuros de


abajo mientras volamos sobre las ciudades. Siempre he amado volar de noche, porque
algo sobre las luces brillantes parece algo festivo.

No obstante, no me están provocando nada esta noche.

***

Por suerte, con el sueño ya se han pasado los efectos del licor para cuando
aterrizamos en Phoenix. Tomando mi mochila, que contiene mi portátil, Tablet,
cargadores, auriculares, almohada de cuello y otras cosas de viaje por el estilo, saludo
a Blue y bajo las escaleras hacia el asfalto.

—Hasta luego, amigo —dice Erik cuando me aparto a un lado y espero.

Dax y Legend bajan un rato después. Choco puños con ellos.


Tacker inclina su barbilla hacia mí.

Jugador tras jugador baja, junto con algunos de los entrenadores y otra gente
del personal.

Y entonces el entrenador Perron sale del avión y comienza a bajar las escaleras.
Cuando está a tres pasos de la parte inferior, me nota de pie a un lado y presiona los
labios en una línea sombría.

En el instante en que su pie toca el concreto, digo:

—Entrenador, tengo que hablar con usted.

—No tengo tiempo de hablar —gruñe por un costado de su boca.

Se aparta un paso antes de que lo agarre por el hombro. No muy fuerte, pero lo
suficiente para llamar su atención. No intento bajar mi voz y me importa una mierda
quién esté escuchando.

—Con el debido respeto, esto se trata del bienestar emocional de su hija, así que
debería hacer el maldito tiempo.

Se da la vuelta y me fulmina con la mirada. 213


Agrego:

—Señor.

El entrenador suelta un enorme suspiro de resignación y lo sigo varios pasos


lejos del avión para que podamos tener privacidad. Aunque quiero exigirle que me
diga que Brooke se encuentra bien, comienzo donde debería.

—En verdad quiero disculparme por mi engaño.

—No te refieres a “nuestro” engaño, ¿verdad? —pregunta, pero extrañamente


no suena para nada indignado sobre ello. En todo caso, parece… ¿divertido?

—De acuerdo —digo con cuidado, porque ahora me ha confundido—.


“Nuestro” engaño. Brooke estaba tan preocupada por usted que pensó que estaba
haciendo lo correcto al hacerle creer que estaba en una relación conmigo.

El entrenador mira a los rezagados antes de volver a mirarme. Se acerca y me


mira directo a los ojos.

—Voy a dejarte saber un pequeño secreto. Tú y Brooke no estaban engañando a


nadie. Al menos, no a mí. Puede que hayas engañado a los otros, pero supe desde el
minuto en que ella me dijo que ustedes dos estaban saliendo que no era más que pura
tontería.

—¿Disculpe? —digo, completamente sorprendido.

—¿No crees que conozco a mi propia hija, Scott? —Su uso directo de llamarme
por mi apellido en vez de Bishop me dice que está muy enfadado todavía—. ¿Crees
que esa dulce y amorosa mujer que prácticamente se ocupó de mí por meses luego de
que su madre muriera podría hacerme creer que estaba saliendo con alguien sin que yo
lo supiera? ¿Especialmente cuando pasaba todo el tiempo o trabajando o cuidándome?
Me subí al juego de Brooke desde el comienzo.

—Entonces, ¿por qué no nos dijo? —le pregunto.

El entrenador aparta la mirada y esta vez creo que es para esconder la tristeza
en sus ojos. Cuando finalmente vuelve a darme su atención, su expresión está
sosegada, pero sus palabras siguen cargadas de emoción.

—No se lo dije porque cuando entré en esa oficina y los vi juntos, vi algo en su
rostro que no había visto en mucho tiempo. Y era felicidad. Había estado tan sumido
en mi propio dolor que dejé que Brooke pusiera su vida en suspenso para ayudarme a
salir del mismo. Me aproveché de ella, ¿por qué no seguirles el juego a sus jugarretas? 214
Claramente le gustabas. Esto obviamente iba a ser excitante, ver si podían
embaucarme, ¿cierto?

—Eh… cierto. —Aunque ya no tenía una jodida idea de qué era cierto o
erróneo—. Pero ¿por qué presionar por el compromiso? Eso fue ridículo.

—Fue divertido —me dice el entrenador francamente—. Como padre, fue mi


prerrogativa hacerte sudar un poco por siquiera pensar que ustedes dos podrían
engañarme. Considéralo mi venganza por la mentira, para empezar. Que, por cierto,
me hace lamentar que fueras y gastaras dinero en un anillo.

—No lo hice —lo corrijo—. Es de mi madre. Nos dejó usarlo.

Los ojos del entrenador brillan con leve sorpresa, pero luego desaparece.
Supongo que no tiene importancia para él.

—Si sabías de la farsa, entonces ¿puedo preguntarte por qué pareces estar muy
enfadado conmigo ahora? —le pregunto.

—Porque toda esta tontería salió a la luz y parte de ella es tu culpa —me dice—.
También es culpa de Brooke, y no estoy feliz con ella tampoco, pero también estoy
preocupado por ella, lo que me hace estar un poco más enfadado contigo. Además,
eres al que tengo más cerca ahora mismo para descargar mi bronca. No tengo idea si
estás metiéndote con las emociones de mi hija o no.

—Puedo asegurarle que no —digo—. Es posible que hayamos empezado esto


como una cosa, pero se convirtió en algo más. Me importa mucho su hija. No hay
mentiras ni engaños cuando digo eso, y se lo diré a Brooke en cuanto pueda hablar con
ella. Me dirijo a su casa ahora mismo.

—No te molestes —dice el entrenador y por un momento, creo que está


diciendo que se debe a que me está prohibiendo ver a su hija. Pero entonces agrega—:
Está en Nueva York.

—¿Qué? —gruño, completamente enojado de que ella esté en otro estado y no


pueda verla, además de realmente enfadado de que él sepa esto y yo no—. ¿Cuándo
fue a Nueva York?

—Anoche —dice y puedo escuchar la empatía en su voz—. Quería alejarse de


todo este fiasco, especialmente ya que iba a llegar a las noticias. Me pidió no decírtelo
porque no quería que te desconcentraras. Quería que jugaras bien al hockey y tenía
razón en ocultártelo por esa misma razón.

—Entonces me estoy yendo para Nueva York en el primer vuelo disponible —le 215
digo.

—Tenemos un juego de visitantes el sábado —indica.

No necesitaba el recordatorio. Era en las primeras horas de la mañana del


jueves y supe que tendría las horas apretadas.

—Debería estar de regreso para entonces, pero solo si su hija está en el avión
conmigo. Si no lo está, puede ponerme en la lista de lesionados. Mi isquiotibial me ha
estado molestando últimamente.

El entrenador resopla, negando con la cabeza.

—Sabes que no puedes faltar a un juego porque estás atravesando el país por
una mujer.

—No es cualquier mujer —lo corrijo—. Es Brooke, e independientemente de


que sea su hija, me he enamorado de ella y en este momento tiene prioridad antes que
el hockey.

Las comisuras de la boca del entrenador se curvan, muy arriba, separando su


boca en una sonrisa amplia y radiante. Satisfacción, orgullo y alivio brillan en sus ojos.
—Entonces será mejor que vayas a la terminal y reserves un vuelo —dice.

—Ahí voy —le digo, extendiendo mi mano. La estrecha con firmeza, pero con
una subyacente corriente de gratitud—. Te veo el sábado.

Sigo al entrenador a la terminal privada, todos los otros pasajeros ya habiendo


bajado. Cuando llegamos a las puertas, me sorprende ver a Dominik Carlson parado
dentro. Inclina su cabeza hacia el entrenador Perron cuando abre la puerta para
nosotros, pero sus ojos están fijos en mí.

El entrenador pasa junto a él y me detengo luego de despejar la entrada. Él deja


que la puerta se cierre detrás de mí y me extiende su mano.

—Dominik Carlson.

—Un placer —digo estrechándole rápidamente la mano. Normalmente sería


más sociable e incluso atento con el hombre que firma mi cheque de pago, pero estoy
algo apurado y tengo cosas más importantes de las que preocuparme.

—Tengo algo para ti —dice y busca dentro de su bolsillo. Pone el anillo de


compromiso de mi madre en la palma de mi mano y mi corazón se oprime
dolorosamente. Sé que no representaba un compromiso real, pero el hecho de que 216
Brooke lo dejara atrás duele.

No tengo palabras, así que lo sujeto de su mano y murmuro:

—Gracias.

—Está destrozada —dice Dominik y me sorprende que supiera algo de las


emociones personales de Brooke.

—¿A qué te refieres? —pregunto un poco agresivamente, pero no me gusta la


manera íntima en que parece conocerla.

—Cree que todo este lío es completamente su culpa —dice con un


encogimiento de hombros—. Es por eso que huyó a Nueva York. No porque no te
quiera.

—¿Te lo dijo? —pregunto con sorpresa.

—No, pero pude notarlo. Solo dejó ese anillo atrás porque quería que fuera
devuelto a salvo a tu madre.

—¿Por qué me estás contando esto?


—Porque creo que deberías dirigirte a Nueva York e ir tras ella —dice
suavemente—. Quiso presentar su renuncia ayer, pero me negué. Le pedí que lo
pensara. Su trabajo está esperando, así que creo que deberías ir a buscarla.

—Esa era mi intención. Me estaba dirigiendo a reservar el primer vuelo que


saliera.

Dominik niega con la cabeza.

—Voy a quedarme aquí por unos días para calmar las cosas. Toma mi avión.

—¿El avión del equipo? —pregunto con asombro.

Niega con la cabeza y mueve su barbilla hacia algo detrás de mí. Me giro y veo
un brillante y elegante Gulfstream G550 parado en la pista.

—Mi otro avión —dice.

Sí, claro… su otro avión.

Estaré feliz de hacerlo.

217
CAPÍTULO 32
BROOKE

E
s completamente perfecto.

Me acompaña un frescor de trece grados que no es frío en


absoluto, llevo una chaqueta ligera y me he calentado con el paseo
que he dado a través de Washington Square Park. La entrada oeste
está a unas dos calles del apartamento de Elizabeth y hay una
fantástica panadería en el camino donde recogí un café y un cruasán.

Las bocinas sonando, el ruido de la construcción y la interminable


muchedumbre de Nueva York golpea las aceras.

En verdad, en verdad extrañaba esto.

Cierto, no tanto como extraño a Bishop en este momento, pero es un segundo


cercano. 218
Bueno… tercero. Extraño mucho a papá también.

Sin embargo, esto era lo correcto. Luego de haberle dado hasta la última gota
de información que tenía a Dominik y Fred, supe que necesitaba tiempo, distancia y
un entorno familiar para ayudarme a darle sentido a cómo se habían jodido las cosas.

Elizabeth es mi antigua jefa en la revista y tuvo la gentileza de dejarme dormir


en su sofá. Tiene un increíble apartamento, pero solo tiene ciento sesenta y cinco
metros cuadrados y todo lo que pudo ofrecerme fue un sofá.

Era suficiente.

Ha sido muy agradable volver a verla y que me haya abierto las puertas de su
hogar. Por supuesto, le conté todos los detalles sórdidos de lo que ha estado pasando
en mi loca vida, incluso admití todo lo que sentía por Bishop. Ella no se sorprendió en
lo más mínimo por los actos psicópatas de Nanette, y me dijo que fue despedida por
tener un comportamiento extraño y dormir con, bueno, la mayoría de los hombres de
la oficina. No me asombró. Nanette me dijo que había renunciado, pero en
retrospectiva sabiendo lo que sé ahora sobre su locura, por supuesto que fue despedida.
Elizabeth está en el trabajo. Y aunque intentó desesperadamente que pasara el
día con ella, sin duda para tentarme a regresar a mi puesto a su lado, necesitaba algo
de tiempo a solas para pensar.

Me desperté esta mañana sin mensajes de Bishop y eso hizo que me doliera el
corazón. Ayer trató de contactarme frenéticamente, pero supe que, si hablaba con él,
me convencería de no venir a Nueva York y supe instintivamente que necesitaba
alejarme. Pero no hubo nada de él hoy, y no estaba segura si esto era una despedida o
no. Tengo la intención de llamarlo y eso probablemente será hoy.

En algún momento.

Quizás mañana.

Sin embargo, no es que no tuviera mensajes. Había varios, la mayoría de viejos


amigos y conocidos que habían estado mirando el desarrollo de esta sórdida historia en
el mundo del hockey. Por supuesto, la gran noticia era la demanda multimillonaria que
Nanette había presentado contra la recién creada franquicia deportiva. Pero no
significaba que la gente no quisiera hablar sobre cosas jugosas como Bishop y yo
perpetrando una relación falsa mientras tenía un escandaloso romance con Sebastian
para dejar a Nanette sin trabajo. Esa era la información que circulaba y me daba
náuseas.
219
Había un mensaje que me hizo sentir un poco mejor, y extrañamente, era de
Dominik Carlson. No le di mi número, pero estoy segura que era fácil de conseguir
para él. Era un mensaje un poco largo, pero tuve la sensación de que era su método de
comunicación preferido. Decía:

Espero que hoy te estés sintiendo mejor. Las noticias salieron y va a ser brutal por un
tiempo. La posición oficial del equipo es que las acusaciones de Nanette son ciento por ciento
falsas y serán fácilmente refutadas en la corte. También, estamos descartando los rumores sobre tú
y Bishop como ruines y vengativos y también que no son el asunto de nadie. Solo prepárate… los
periodistas te llamarán. Depende de ti y de Bishop emitir alguna declaración o no, pero lo que sea
que hagan, tienen nuestro pleno apoyo. Mantén la barbilla en alto. Tu trabajo te está esperando.

Era un mensaje muy lindo.

Me hizo considerar seriamente un regreso a Phoenix. Cuando me había


marchado, mi mente estaba decidida a volver a Nueva York permanentemente y
aceptar la oferta de Elizabeth de mi viejo puesto de trabajo. Por supuesto, el terrible
dolor de perder a Bishop me llevó a reconsiderarlo. El mensaje de Dominik también.

El trayecto hacia la casa de Elizabeth es agradable, interrumpido de vez en


cuando por árboles plantados en las aceras de Nueva York. Su edificio está hecho de
ladrillos de color marrón topo, y debido a que hay una construcción, la entrada está
cubierta por una pasarela con toldos. Mi mirada está en eso cuando me acerco, pero
justo antes de llegar a la entrada del edifico, el vello de mi nuca se pone de punta.

Me detengo a medio paso, ignorando al hombre que rápidamente me rodea,


evitando chocarme mientras me lanza improperios y miro alrededor. Dejo que mi
mirada haga un arco, a través de la calle a un pequeño jardín comunitario rodeado por
cercas de hierro forjado con afiladas puntas en la cima. Sentado en un banco justo
frente a éstas se encuentra Bishop.

Está reclinado, ambos brazos estirados y apoyando un tobillo casualmente


sobre una rodilla. Está usando un traje que está arrugado de una manera que me dice
que ha estado allí por un rato. Dado que debería haber estado en un avión ayer
volando de Washington a Phoenix, y supongo que de inmediato voló de Phoenix hasta
aquí a Nueva York, se ve apropiadamente desaliñado.

En tanto lo miro, se limita a alzar una mano para saludarme.

No puedo leer su rostro, no hay enojo o decepción. No parece estar enfadado


por haberme perseguido a través del país. Sí, parece estar un poco cansado, pero eso es
un hecho. Sin embargo, tampoco parece contento de verme. Tal vez un poco
resignado.
220
Aunque me gustaría darme la vuelta y correr hacia el edificio de Elizabeth, que
tiene un tablero de seguridad en la puerta, sé que no tengo elección más que averiguar
por qué está Bishop aquí.

Saliendo al borde de la acera entre dos autos estacionados en paralelo,


compruebo el tráfico a mi izquierda dado que es una calle de un solo sentido antes de
cruzar hacia él.

Me estudia a medida que me acerco, sus ojos repasando de mi rostro a mis pies
y de nuevo hacia arriba, antes de que realmente recorran mi rostro. Está intentando
leerme de la manera en que lo hacía yo, y aunque normalmente vería solamente una
intensa confianza en los ojos de Bishop, no veo otra cosa más que vacilación allí. No
es un buen augurio para ninguno.

—Hola —digo cuando subo a la acera y me acerco hasta pararme frente a él.

Tiene que alzar la mirada, entrecerrando los ojos levemente por el sol matutino
a mi espalda.

—Hola. ¿Hora de sentarnos y hablar?


—Por supuesto —digo a la vez que me muevo para sentarme a su lado.
Sostengo la bolsa que llevo contra él—. ¿Cruasán?

—Desayuné en el avión —dice sacudiendo la cabeza mientras se gira para


mirarme. Con los brazos todavía extendidos sobre el respaldo del banco, puedo sentir
su calor irradiando y tengo que obligarme a no acurrucarme contra él.

—¿Tomaste un vuelo nocturno?

—No. Tomé el Gulfstream privado de Dominik Carlson. Me dio las llaves, me


dijo que lo llevara a dar una vuelta.

Hago un pequeño parpadeo de sorpresa y niego con la cabeza.

—Eso fue generoso.

—Lo fue.

Alejándome de Bishop, pongo la bolsa de la panadería y el café en el asiento


junto a mí antes de volver a girarme, tanto que mis rodillas chocan con él y no me
importa. Las mantengo allí, presionadas contra su pierna. Saca sus brazos y se mueve
un poco más para enfrentarme.
221
Mirándonos cara a cara, ojos a ojos, sin tiempo para mentiras.

—Te extrañé —le digo sin rodeos—. Incluso aunque no estabas en Phoenix
cuando me fui, en el instante en que llegué a Nueva York te estaba extrañando de
verdad. Incluso más que cuando estuviste en la gira.

Bishop se ríe, su expresión divertida.

—Y yo que pensaba que iba a tener que perseguirte para que te dieras cuenta de
lo mucho que te importo y que tienes que regresar a Phoenix.

—Oh, me importas —le digo en voz baja—. Pero no estoy segura que quiera
volver. Estoy horriblemente avergonzada, y Bishop… llevé a Nanette a la
organización. Todo es mi culpa.

—Sabes que esta historia morirá en las noticias —me dice a la vez que se inclina
más cerca—. Es un chisme. Mañana habrá una historia más jugosa.

—Lo sé —digo con aire sombrío.

—Y te das cuenta que es completamente ridículo culparte por todo esto —


continúa, resaltando lo serio que es al poner su mano en mi cara, acunando con sus
dedos la parte trasera de mi cabeza así no me atrevería a apartar la mirada—. Todo
esto es cien por ciento culpa de Nanette. Es manipuladora, narcisista y voy a hacer un
diagnóstico oficial de que es un poco sociópata. No había nada que pudieras haber
hecho para saber lo que ella iba a hacer o incluso evitarlo.

Todo eso suena bien para mí. En verdad quiero creer lo que ha dicho, pero
sigue habiendo una cosa que me da ganas de salir huyendo.

—La verdad sobre nuestra relación se sabe —murmuro en un hilillo de voz—.


No hay necesidad de extender esta farsa. Así que no hay necesidad de…

—Para —ordena, dándome una pequeña sacudida con su mano—. ¿Te olvidas
que hace unos instantes dijiste que te importaba?

—No lo olvidé —respondo suavemente—. Pero tampoco te escuché decirlo, ni


dijiste que también me extrañaste.

—Estoy llegando a eso —dice con una sonrisa ladeada, bajando su mano de mi
rostro—. Pero primero tenemos que poner toda esta mierda detrás, nena. Yo lo he
hecho, pero sigues luchando con eso. ¿Puedes hacerlo?

—¿Solo dejar todo atrás? ¿Así de fácil?

Me da la más hermosa de las sonrisas y hace que mi corazón canturree.


222
Extiende una mano para que la estreche.

—Hola. Mi nombre es Bishop Scott. Leí el Conde de Montecristo en la


preparatoria y en verdad lo disfruté. ¿Qué piensas de eso?

Miro boquiabierta de su mano a su rostro para bajar a su mano de nuevo, y


luego fijarme en su rostro.

—¿Solo quieres… qué? ¿Empezar de nuevo?

—Demonios, no, no quiero empezar de nuevo —vocifera con una risita—. Eso
significaría que tendría que volver a conquistarte y no tengo tiempo para eso. Quiero
que te subas al lujoso avión Gulfstream, que por cierto tiene una cama, y llevemos
nuestros culos de regreso a Phoenix. Quiero comenzar el siguiente paso de nuestra
vida juntos. Y quiero eso, Brooke, mi dulce, hermosa y encantadora Brooke, porque
me he enamorado de ti en el trascurso de nuestra farsa… que, por cierto, sabes que tu
padre sabía que todo era un engaño, ¿verdad?

—Espera un minuto —digo a la vez que meto un mechón de mi cabello detrás


de mi oreja. Inclino mi cabeza y me acerco un poco más—. ¿Lo repites?

—¿Tu padre supo de nosotros desde el comienzo? —bromea.


—La otra parte —lo corrijo con una sonrisa tímida.

—Oh —dice arrastrando la palabra como si se diera cuenta de lo que estoy


pidiendo—. ¿Te refieres a la parte donde me he enamorado de ti?

—Esa es la parte —murmuro.

—Bueno, es verdad. Me he enamorado. Estoy fuera del mercado. Ya no estoy


soltero. Si te propongo casamiento, será mucho mejor que la primera vez.

Ignoro sus comentarios sobre una propuesta. Eso es más adelante.

Creo.

—Pensé que solo era yo —le admito con suavidad—. Quien se había
enamorado, me refiero.

—Entonces, ¿también te enamoraste? —pregunta con un meneo de sus cejas.

—Ya sabes… creo que sí.

Bishop suelta un gritito de triunfo, y de alguna manera, termino sentada en su


regazo y me besa como si no hubiera un mañana. Cuando nos separamos buscando 223
aire, la ciudad de Nueva York sigue ajetreada sin nosotros. La gente pasa ajena al
hecho de que acabamos de ofrecernos las palabras más preciosas que puedes
obsequiarle a alguien.

A ninguno de estos neoyorquinos les importa que hoy sea el día más feliz de mi
vida.

Está bien. Es suficiente con que yo lo sepa.

Incluso mejor, sé que días más felices aún están por venir.

FIN
SIGUIENTE LIBRO

Los Arizona Vengeance se están haciendo de una


reputación sobre el hielo como uno de los mejores equipos de
hockey. Pero la reputación de un jugador fuera del hielo
podría evitar que anote.

Estoy pasando el mejor momento de mi vida


con mis nuevos hermanos de Arizona Vengeance.
Puede que seamos un equipo de expansión, pero
luego de conseguir algunas grandes victorias, toda la
liga sabe que debe cuidarse de Erik Dahlbeck. Ese
soy yo.

¿La única persona que no parece pensar que


soy genial? Blue Gardner, la azafata ardiente como el
infierno del avión de nuestro equipo. Claro que no 224
me importaría sumarme al club del sexo en las
alturas con ella, pero además de traerme el café tibio, no me da la hora del día. Lo que
sea que hice para caerle mal a Blue, mis compañeros piensan que es gracioso. Después
de todo, estamos acostumbrados a que las mujeres vengan en tropel hacia nosotros.
#conejitasdelhielo.

Cuando me encuentro con Blue en la tierra, me sorprende descubrir cómo pasa


su tiempo libre: cuidando de su hermano discapacitado. Hay capas en esta chica que
nunca imaginé, capas que no veo la hora de pelar. Y es un nuevo sentimiento para mí.

Pero primera tengo que encontrar una manera de derretir su mirada fría. Porque
por más que intento fingir que no me importa lo que Blue piensa de mí, ¿cómo puede
no importarte cuando te estás enamorando de alguien?

Arizona Vengeance #2
SOBRE LA AUTORA

Desde el lanzamiento de su novela debut


contemporánea, Off Sides, en enero de 2013,
Sawyer Bennett ha lanzado muchos libros,
varios de los cuales han aparecido en las listas de
mejores vendidos del New York Times, USA
Today y Wall Street Journal.

Una reformada abogada litigante de


Carolina del Norte, Sawyer usa la experiencia
real de su vida para crear historias cercanas y
sexys que atraen a una amplia variedad de
lectores. Desde romance nuevo adulto a
contemporáneo erótico, Sawyer escribe algo
para todo el mundo.
225
A Sawyer le gusta su Bloody Mary fuerte, sus martinis secos y a sus héroes una
combinación de ambos. Cuando no está dándole vida a un romance ficticio, Sawyer es
chofer, estilista, chef, criada y asistente personal de una hija muy activa, como también
sirviente de jornada completa de sus adorablemente traviesos perros. Cree en el bien de
los demás, y que un mal día puede curarse con una gran ejercitación, pastel o incluso
mejor, ambos.

Sawyer también escribe ficción general y para mujeres bajo el pseudónimo S.


Bennett y romance dulce bajo el nombre de Juliette Poe.
CRÉDITOS
MODERADORAS
Flochi & Mariela

TRADUCCIÓN
Flochi
Ling07
LittleCatNorth
Mariela
Lieve
Watson

CORRECCIÓN
~Ángel'Grey 226
Bella'
Brisamar58
Disv
Jessmddx
Mariela
Lieve
Vickyra

RECOPILACIÓN & REVISIÓN


Flochi

DISEÑO
Orwzayn
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