El Nacimiento de La Republica - Pivel Devoto
El Nacimiento de La Republica - Pivel Devoto
El Nacimiento de La Republica - Pivel Devoto
NACIMIENTO
DE LA REPUBLICA
C u 8 'C « T * MARCOS k. A R G H C f t
JUAN E. PIVEL DEVOTO
Adaptado de la 3a. edición de
ALCIRA RANIERI DE PIVEL DEVOTO
HISTORIA DE LA REPUBLICA
ORIENTAL DEL URUGUAY
EL N ACIM IEN TO
DE LA REPUBLICA
Plan de la obra en esta colección:
ó . — EL N A C IM IE N TO DE LA REPUBLICA.
2 8 . — INTENTOS DE C O N S O LID A C IO N N A C IO N A L
(2? parte: 1860-1875).
LL
Este reglam ento de 12 de agosto de 1829, fue com
pletad o y reform ado por leyes adicionales posteriores:
ley de 22 de setiembre de 1829 que instituyó requisi
tos para ser electo A lca ld e O rd in a rio ; ley de 24 de octubre
de 1829 que estableció que en las causas p o r delitos
Capítulo II
en que hubiera de recaer pena correccional, el Juez del
Crimen debía proceder breve y sumariamente, y ley
LA CONSTITUCION DE 1830
de 3 de a b ril de 1830, que aum entó hasta cinco el número
de M iem bros del Tribunal de Apelaciones.
Quiénes la redactaron
,68 69
4. — El fa cto r social 49) Y no fa ltó ocasión en que los caudillos manifes
taron sus deseos pacifistas, obstaculizados precisamente
Se ha buscado otra causa de perturbación en el por el elemento intelectual. Basta recordar p o r ejem plo
fa cto r social. El elem ento gaucho, base de nuestro los intentos de Rivera, en 1838, para sustraerse a las
m edio humano, es por esencia individualista, caudillista com plicaciones argentinas; sus gestiones de acercam ien
de instinto, pronto para el desorden y la anarquía. Esta to con O rib e , en 1847, que le valieron el destierro, y
responsabilidad debe sin em bargo, ser atenuada. Es el Pacto de la Unión en que dos caudillos, Flores y O ribe ,
verdad que la m entalidad gaucha tiene una gran aptitud renunciaron en 1855 a legítim as ambiciones de mando
para las formas simples, prim itivas, personales, de la para asegurar al país la tra n q u ilid a d que los doctores
au torid ad, no ciñéndose sino con esfuerzo a las formas le habían robado.
disciplinadas de la vida orgánica. Pero no debemos
o lv id a r tam poco que la ciudad civiliza da cum plía tarde
5. — La con stitució n de 1830
y mal el rol civiliza d o r que le incumbía. Casi a fines del
siglo, José P. Varela, a l fun dar su plan de difusión de Se señala como otra causa de inestabilidad, la cons
cultura, había de evidenciar con cifras y con datos muy titución de 1830. A l estudiarla, hemos an a liza d o sus
concretos, el abandono hegem ónico de M ontevideo, en errores y sus aciertos. Dijim os entonces que no era
lo que se refiere al impulso espiritual e intelectual del obra perfecta ni adecuada totalm ente a nuestra re a li
país. dad. Pero no podemos hacerla íntegram ente responsa
Carlos M a ría Ramírez en varios artículos publicados ble dé nuestros males.
en “ El S ig lo " en 1868 recordaba tam bién esta omisión, Es artificioso responsabilizar a los principios del de
en térm inos que nada tenían de exagerados. (34) recho de los desaciertos de! hecho. Sin incurrir en las
Pero es que además, el hecho de la influencia de la exageraciones de l historicismo jurídico que considera
campaña y del elemento campesino en las luchas inter el mundo del derecho como una flora ció n espontánea,
nas ha sido exagerado. Basta, para com probarlo, recor es posible a firm a r que puede formarse en torno a las
d a r estos antecedentes: leyes una jurisprudencia vivifica d o ra que las haga fle
xibles, adecuándolas a la rea lid ad . Así pudo haber ocu
I 9) La revolución de 1825 fue campesina; sin em
rrid o con nuestra constitución si los hábitos políticos lo
bargo, además de su carácter heroico fue perfectamente
hubiesen perm itido. La im paciencia de nuestros d irige n
orgánica.
tes por impulsos revolucionarios y hasta po r razo
2?) Hubo revoluciones en que entró como único fac nes de idiosincracia persona!, cada vez que se produ
to r el elemento d o cto ra l; por ejem plo, las del partida cía una conm oción (a veces sin ella) reclam aba la sub
conservador; que no fueron escasas ni poco desqui- versión total: reform a, cam bio de constitución, como si^
ciadoras. en ese cam bio residiera la panacea de todos los males.
39) Muchas veces el elem ento doctoral se a lió a! Alguna vez, una palabra prudente se hizo o ír para
caudillesco para esclarecerlo, para d irig irlo intelectual- disolver este espejismo. En 1854 producida ya la caída
mente. de G iró, la ¡dea de reform ar la constitución po r medio
de la doble Asam blea, había ga na do todos los ánimos. N i en los ministerios, ni en las cámaras, ni en las
Y bien: entonces d ijo M anuel Herrera y Obes, en una jefaturas de policía, en ninguna institución colectiva, se
memoria notable por muchos conceptos: “ El mal de nues daba entrada a las minorías, por importantes que ellas
tra constitución actual está en que no se cumple: en que fueran. N o debe extrañarnos el hecho si se tiene en
es una mentira en la práctica; en que ella es im potente cuenta que la experiencia electoral se postergó en medios
para luchar con nuestras tendencias indom ables a la más civilizados que el nuestro, hasta los primeros años
desorganización; en que nadie la acepta sino para co del siglo XX y su fórm ula d e fin itiva no se ha cum plido
b ija r sus malas pasiones; en que los hábitos de nuestra aún. Pero las leyes electorales pudieron haber d u lc ifi
tradició n revolucionaria son más fuertes que los más cado la exclusión sistemática de la constitución y haber
sanos preceptos de orden y de disciplina: en que las creado condiciones favorables para la convivencia po
preocupaciones y las pasiones selváticas hacen la base lítica.
de nuestras costumbres: en una pa la bra, en que no esta En cierto m odo esta se rea lizó con la paz de a b ril
mos preparados para la coexistencia política que nos he de 1872, que reconoció al Partido Blanco el derecho a
mos d a d o " . . . tener varias jefaturas políticas; con la paz de setiembre
“ N o son las instituciones políticas la prim era nece de 1897, se ob tuvo la promesa de la reform a electoral,
sidad de un país nuevo, despoblado, ignorante al últim o ba jo el sistema de voto incom pleto. Estos pactos no
grado, sin costumbres, sin creencias, sin capitales: en fueron sino un rudim ento de coparticipación; y costaron
una pa la bra, en las condiciones del nuestro, que son las al país varios y cruentos levantamientos.
de todos los estados de nuestro continente, con rara
excepción. Todo lo contrario, y de ahí sus desgracias.
6. — ES escepticism o po iítico
Por haber in vertid o el orden natural: p o r haber empe
zad o por donde debió acabarse: p o r haber persistido O tro fa cto r que pudo haber in fluid o es el escepti
en el error, muy disculpable, de nuestros padres: por el cismo político. Mucha gente, alguna de tale nto y sin
empeño de tener, antes de to d o constituciones escritas, ceridad, no cre'a en la cap acidad del país para la exis
fabricadas en una o dos noches de v ig ilia sin conoci tencia libre. Esa desconfianza llevó al desfallecim iento
miento de la fisonom ía característica de los Pueblos para en la C is p la tira a hombres tan bien intencionados como
quienes se daban, constituciones que eren el fruto sólo Dámaso A. Lcrrañaga y Tomás G arcía de Zúñiga; inspiró
del o rg u llo y la vanidad pro pia de las civilizaciones el proyecto del Ducado de N icolás Herrera y de protec
postizas, es que los estados de la Am érica Española torad o de Francisco Llambí; justificó el tra ta d o de
se encuentran en la m iserable condición en que viven alianza de 1851 con el Brasil, que autorizaba a éste
y que los tiene botados a la risa y al sarcasmo de los para ingerirse en nuestros asuntos internos; provocó adhe
pueblos verdaderam ente civiliza d o s". (35) siones a los principios enunciados po r Lamas en su m ani
Reconocemos no obstante que entre los defectos de fiesto de 1C55, que proclam aban la fundam ental nece
nuestro prim er C ódigo político, hubo uno ya señalado sidad de la a lian za brasileña; m ovió la prédica de Juan
capaz de in flu ir com o fa cto r de desequilibrio: la ausen Carlos G óm ez que se orientaba hacia la reconstrucción
cia de coparticipación po lítica . del V irre ina to del Río de la Plata, inspiró p o r fin, en
1859, ei famoso tra ta d o de neutralización que Lamas sus taria y libre, e impuso a las demás naciones el respeto
crib ió con Brasil y A rgentina y que C ándido Juanicó a su soberanía interna e internacional. En todos los he
iba a tra ta r de extender en 1865 incluyendo a los go chos de ese a d m irab le proceso de afirm ación nacional
biernos de Inglaterra, Francia, España e Italia. (36) que estudiaremos en los capítulos siguientes, el Uruguay
ratificó su volun ta d expresada con arrogancia desde
1811, para constituirse en un Estado libre e indepen
7. — La fa lta de desarrollo económ ico
diente.
2 1 . — E. Bonilla — PREHISTORIA DE LA H U M A N ID A D .