El documento define la salud sexual y reproductiva y discute los mayores riesgos para la salud de los jóvenes, incluidas las infecciones de transmisión sexual. Explica que las ITS se transmiten principalmente a través del contacto sexual y clasifica las ITS según el agente causante, como bacterias, virus y parásitos. También analiza las prácticas sexuales de riesgo que conducen a una mayor probabilidad de contraer ITS y cómo los roles de género afectan el comportamiento sexual de hombres y mujeres.
El documento define la salud sexual y reproductiva y discute los mayores riesgos para la salud de los jóvenes, incluidas las infecciones de transmisión sexual. Explica que las ITS se transmiten principalmente a través del contacto sexual y clasifica las ITS según el agente causante, como bacterias, virus y parásitos. También analiza las prácticas sexuales de riesgo que conducen a una mayor probabilidad de contraer ITS y cómo los roles de género afectan el comportamiento sexual de hombres y mujeres.
El documento define la salud sexual y reproductiva y discute los mayores riesgos para la salud de los jóvenes, incluidas las infecciones de transmisión sexual. Explica que las ITS se transmiten principalmente a través del contacto sexual y clasifica las ITS según el agente causante, como bacterias, virus y parásitos. También analiza las prácticas sexuales de riesgo que conducen a una mayor probabilidad de contraer ITS y cómo los roles de género afectan el comportamiento sexual de hombres y mujeres.
El documento define la salud sexual y reproductiva y discute los mayores riesgos para la salud de los jóvenes, incluidas las infecciones de transmisión sexual. Explica que las ITS se transmiten principalmente a través del contacto sexual y clasifica las ITS según el agente causante, como bacterias, virus y parásitos. También analiza las prácticas sexuales de riesgo que conducen a una mayor probabilidad de contraer ITS y cómo los roles de género afectan el comportamiento sexual de hombres y mujeres.
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Marco teórico
El Instituto Nacional de Salud Pública ,define a la salud
sexual y reproductiva como “el estado de completo bienestar físico, mental y social, y no meramente la ausencia de enfermedad en todas las cuestiones relativas al aparato reproductor y sus funciones y procesos”. Además, la salud sexual y reproductiva con equidad de género es un elemento fundamental para el desarrollo óptimo del equilibrio responsabilidad y productividad social de los adolescentes. Asimismo, los mayores riesgos a la salud que presentan los jóvenes son respecto a la salud sexual y reproductiva, donde se involucra el inicio temprano de actividad sexual, prácticas sexuales sin protección e infecciones de transmisión sexual, esto ocasionado por la iniciación de la vida sexual sin el conocimiento adecuado de las medidas preventivas (Instituto Nacional de Salud Pública, 2012; Mayor-Pedreros & Tordecilla-Casallas, 2016) Infecciones de transmisión sexual
Las infecciones de transmisión sexual comprenden un
conjunto de patologías con una etiología infecciosa diversa. La transmisión se puede dar por contacto directo (anal, oral o vaginal), de persona a persona durante la relación sexual y la probabilidad de transmisión de una persona infectada a su pareja varía de una ITS a otra. Aunque en algunos casos pueden existir otros tipos de agentes de contagio, como lo son la transmisión perinatal o por vía parenteral (Tejada, Cifuentes, Santana & Díaz, 2014).
Con base en lo postulado por Anzalone y Mattera (2008),
Holmes et al. (citado en Gayet, 2015) y Gayet (2015) podemos decir que la clasificación más utilizada para las ITS, es la que las divide en los agentes que se encuentran involucrados (o transmitidos), esto es, si son ocasionadas por bacterias, virus o parásitos y hongos. Dentro de las primeras, ocasionadas por bacterias, se encuentran la gonorrea, clamidia, sífilis, chancro, granuloma inguinal, clamidia y vaginosis bacteriana. Mientras que las relacionadas con virus, se encuentra el VIH/SIDA, virus del papiloma humano, herpes genital y hepatitis B. Finalmente, en las relacionadas con hongos, se encuentra la candidiasis y relacionadas con parásitos, la tricomoniasis, escabiosis o sarna y ladillas.
De forma específica, el virus del papiloma humano tiene
una incidencia de 17,400 por cada 100,000 habitantes; la sífilis de 1,900 por cada 100,000 habitantes; el herpes simple de 1,400 por cada 100,000 habitantes; la gonorrea de 1,000 por cada 100,000 habitantes (Domínguez & Díaz, 2008). Mientras que el VIH se presenta en 100 por cada 100,000 habitantes (CENSIDA, 2016).
Asimismo, es importante hacer énfasis en que, tanto las
personas adolescentes como las adultas sexualmente activas, son propensas a adquirir ITS a causa de distintas prácticas sexuales de riesgo. Se considera que las prácticas sexuales llevadas a cabo por la diversidad sexual son riesgosas y los hace propensos a contraer ITS con mayor facilidad que las personas heterosexuales. Sin embargo, situaciones como lo son las prácticas sexuales con desconocidos, prácticas sexuales orales sin protección y el uso de drogas durante las relaciones sexuales, utilizadas de manera recreativa o para la dilatación anal, no parecen ser exclusivos de la comunidad LGB, puesto que muchos adolescentes sin importar su orientación sexual acuden a antros, bares, fiestas, consumen drogas y realizan diversas prácticas sexuales, incluyendo las orales. (Pecheny, 2013; Jacques, García & Díez, 2015; Vélez, Rojas & Mogollón, 2015; Sandí & Chan, 2016). Pensar que esto factores son exclusivos de la diversidad sexual, sería discriminatorio. En este sentido, autores como Bahamón, Vianchá y Tobos (2014), sostienen que los roles de género intervienen significativamente en el desarrollo de las conductas sexuales de riesgo, tanto para hombres como para mujeres heterosexuales y homosexuales. Además, Hernández y González (2016), afirman que el rol de género es un factor indispensable en las conductas sexuales de las personas, especialmente en los adolescentes varones, a quienes, sin importar su orientación sexual, el sistema heteronormativo en el que vivimos los educa para ser “cachondos, fogosos, sexualmente potentes, activos” (pp. 108). Se puede observar que los hombres, sin importar su orientación sexual son educados de manera diferente a las mujeres.
Promoción de la salud sexual
La promoción de la salud sitúa como eje principal a la salud,
considerando tanto a la población en riesgo y la que no, con el fin de llevar a estas personas hacia estados de salud mejor estructurados mediante la promoción de hábitos saludables, proveyéndoles de una mayor capacidad funcional física y social, y en general de bienestar (Manosalva, 2015). Sin duda para empezar a hablar de prevención en el colectivo LGBT+, Baruch-Domínguez (2016), considera que el inicio es el respeto a las personas homosexuales, en especial a sus derechos. Entonces respecto a este punto podemos decir que la educación sexual y reproductiva que se da a niños debería darse desde una perspectiva de diversidad sexual y no heteronormativa.
Es sabido que distintos factores influyen a la hora de la
prevención sexual y no sólo la falta de información, es por eso que Oliveira et al. (2013), menciona que es necesario considerar la salud como un ámbito en el que, además de la información, es fundamental trabajar sobre creencias, actitudes y valores que favorezcan conductas saludables.
Si bien la prevención sexual es un tema bastante tratado en
nuestros días y que cada vez está información llega a las personas y a edades óptimas, pero como hemos visto, estas prácticas preventivas, en su mayoría, son heteronormativas y no se presta atención a las diferencias que pueden existir en el ejercicio de la sexualidad de las personas LGB, en consecuencia, este es un tema de particular interés en el cual se ha trabajado muy poco, por lo tanto, nace la necesidad de estudiar estos eventos desde una perspectiva de diversidad sexual.