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REP DIRECT POR ESCOMBROS EN LA VIA Concedida

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REPÚBLICA DE COLOMBIA

TRIBUNAL ADMINISTRATIVO DEL VALLE DEL CAUCA

SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

Santiago de Cali, veintiocho (28) de mayo de dos mil veinte (2020)

RADICACIÓN No.: 76-147-23-33-701-2013-00636-01


MEDIO DE CONTROL: REPARACIÓN DIRECTA
ACCIONANTE: LUZ MARINA MARROQUÍN Y OTROS
ACCIONADO: EMPRESAS MUNICIPALES DE CARTAGO ESP - EMCARTAGO

ASUNTO: Daños ocasionados por accidente en la vía debido a escombros que se


dejaron en ésta – Sentencia modifica decisión de primera instancia que accedió
parcialmente a las pretensiones de la demanda.

MAGISTRADO PONENTE: OSCAR A. VALERO NISIMBLAT

Se procede a resolver el recurso de apelación interpuesto por ambas partes contra


la Sentencia No. 129 del 31 de julio de 2014 proferida por el Juzgado Primero
Administrativo Oral de Descongestión de Cartago, por medio de la cual se accedió
parcialmente a las pretensiones de la demanda.

ANTECEDENTES

Las señoras MARÍA OLIMPIA MARROQUÍN DE GRAJALES, LUZ MARINA


MARROQUÍN y MARTHA ELENA HUERTAS, actuando a través de apoderado
judicial y en ejercicio del medio de control de Reparación Directa consagrado en el
artículo 140 del CPACA, presentó demanda en contra de las EMPRESAS
MUNICIPALES DE CARTAGO ESP - EMCARTAGO, solicitando que se declare
administrativamente y extracontractualmente responsable a esta entidad por los
perjuicios causados como consecuencia de las lesiones padecidas por la señora
MARÍA OLIMPIA MARROQUÍN DE GRAJALES, quien se cayó desde su propia altura
a causa de unos materiales y escombros dejados en vía pública por una obra de
impermeabilización de las cámaras de inspección correspondientes al sistema de
alcantarillado de la carrera 9 con pasaje 2 en el MUNICIPIO DE CARTAGO.

Las EMPRESAS MUNICIPALES DE PALMIRA ESP - EMCARTAGO contestó la


demanda (fls. 165 a 175 Cdno. 1), oponiéndose a todas y cada una de las
pretensiones de la demanda, al considerar que la señora MARÍA OLIMPIA
MARROQUÍN DE GRAJALES tenía 79 años para la fecha del acontecimiento de los
hechos, y por ello, pudo haberse caído en cualquier otro sitio, ya que por
encontrarse en esa edad avanzada estaba en el rango de adulto senil, quedando
expuesta en un estado de indefensión y abandono por parte de su núcleo familiar,
el cual tenía la obligación moral y legal de cuidarla por su estado, ya que a su
Radicación No. 2013-00036-01/ Reparación Directa
Dte: Luz Marina Marroquín y otros / Ddo: Empresas Municipales de Cartago ESP

edad perdía reflejos, capacidad motriz y fuerza para su desplazamiento, y por ello,
se presentaba un deber objetivo de cuidado de su familia, una omisión de carácter
penal y una culpa exclusiva de la víctima.

Manifestó que, la obra se había adelantado con las medidas de seguridad


implementadas para la protección y prevención para los vehículos y peatones que
transitaban por el lugar como cintas de señalización, bombones de señalización
colombinas y el acordonamiento del material para prevenir el deslizamiento del
mismo, tal y como se evidenciaba en fotografías anexas y del informe técnico
rendido a la terminación de la obra.

Mencionó que, no le constaba el porcentaje de pérdida de capacidad laboral de la


actora, por cuanto el órgano competente para la calificación de invalidez de una
persona era una junta regional o la junta nacional.

Señaló que, en el presente caso no le podía imputar responsabilidad alguna a la


entidad, en vista de que no existía nexo causal entre el hecho de caerse en una
vía pública que estaba debidamente señalizada y acordonada, cuando la
comunidad tenía conocimiento de la obra ejecutada, pues se había realizado a
solicitud de la misma, y por la inclinación de la vía, la misma era peligrosa para ser
transitada por la actora en su edad avanzada.

SENTENCIA APELADA

El Juzgado Primero Administrativo Oral de Descongestión de Cartago mediante


Sentencia No. 129 del 31 de julio de 2014 accedió parcialmente a las pretensiones
de la demanda (fls. 259 a 268 Cdno. 1).

Para llegar a la anterior decisión señaló que, el daño en el presente asunto se


encontraba demostrado, esto es, la caída de la señora MARÍA OLIMPIA
MARROQUÍN DE GRAJALES, y las secuelas que ésta le había dejado. Aunado a
esto, indicó que de los testimonios recibidos se evidenciaba el impacto que dicho
acontecimiento había tenido en las demandantes.

En cuanto a la imputación, señaló que de las pruebas obrantes en el plenario, y


aquéllos testimonios recibidos, se desprendía que la caída de la señora MARÍA
OLIMPIA había sido ocasionada por los escombros que la demandada había
dejado en la vía. Agregó a esto, que los testimonios solicitados por la entidad
accionada no tenían certeza de la disposición final que se le habían dado a los
escombros, pues creían que habían sido recogidos porque ese era el
procedimiento; además, los mismos no habían conocido el accidente, y por ello,
no podían dar fe de la existencia de los escombros dispersos en la vía.

Con base en lo anterior, condenó a la demandada a pagar a cada una de las


demandantes 6.5 SMLMV por concepto de perjuicios morales, y le reconoció a la
víctima directa 6-5 SMLMV adicionales por concepto de daño a la salud. Aunado a
esto, el a quo negó lo pretendido por lucro cesante.

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Radicación No. 2013-00036-01/ Reparación Directa
Dte: Luz Marina Marroquín y otros / Ddo: Empresas Municipales de Cartago ESP

RECURSO DE APELACIÓN

Las EMPRESAS MUNICIPALES DE PALMIRA ESP - EMCARTAGO presentó


recurso de alzada (fls. 278 a 281 Cdno. 1), solicitando que se tuviera en cuenta el
informe técnico médico legal de lesiones no fatales, pues en el mismo se reflejaba
que la actora ya presentaba una deformidad física, una perturbación funcional de
miembro inferior derecho y perturbación funcional de órgano de locomoción para
el momento del accidente, y por esto, se desestimada lo concluido por el a quo
cuando había negado la excepción de culpa exclusiva de la víctima.

Insistió en que se tuviera en cuenta el estado y las condiciones en las que estaba
la víctima directa, y la falta de cuidado de su familia para dejarla transitar sola en
dichas condiciones y el estado de la vía. A esto agregó que, la demandante
transitaba por la vía vehicular y no por el peatonal.

Por lo anterior, no podía inferirse el nexo de causalidad entre la presunta omisión


por parte del la demandada y el presunto daño sufrido por la actora.

Por otro lado, la parte demandante presentó recurso de apelación (fls. 282 a
291 Cdno. 1), encaminando su inconformidad en que el a quo no tuvo en cuenta
el dictamen de pérdida de capacidad laboral aportado, pues éste había
considerado que el organismo idóneo para ello era la Junta de Calificación de
Invalidez; no obstante, señaló que la Corte Suprema de Justicia había establecido
que dicha actuación no era exclusiva de los mentados órganos, y abría la
posibilidad de valorar otros dictámenes sobre tal aspecto. Aunado a esto, recordó
lo establecido en el CGP sobre la posibilidad de que las partes aportaran este tipo
de pruebas.

Señaló que, de la historia clínica de la víctima directa se desprendía que la misma


no presentaba antecedente alguno, y que si bien en el informe pericial de
medicina legal se había consignado que la actora padecía unas patologías que ella
misma desconocía; en el mismo era claro que el cuadro actual era compatible con
la fractura trocantérica de fémur derecho que había sido ocasionada por la caída
sufrida. Además, de los testimonios rendidos se desprendía que ella caminaba
normal, sin dificultades.

Conforme a lo anterior, solicitó que se presumiera que la actora ganaba un salario


mínimo mensual para el reconocimiento de lucro cesante, pues había quedado
demostrado que la misma era laboralmente activa.

En cuanto a la condena de perjuicios morales y daño a la salud, indicó que debía


incrementarse su monto por todo lo probado en el proceso.

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Radicación No. 2013-00036-01/ Reparación Directa
Dte: Luz Marina Marroquín y otros / Ddo: Empresas Municipales de Cartago ESP

TRÁMITE

El recurso de apelación fue admitido mediante auto del 21 de octubre de 2014 (fl.
3 Cdno. 2), se corrió traslado durante diez días para alegar de conclusión (fl. 7
ídem), término dentro del cual la parte demandante y el MINISTERIO PÚBLICO se
pronunciaron (fl. 33 ibídem).

ALEGATOS DE CONCLUSIÓN

La parte demandante alegó de conclusión (fls. 10 a 23 Cdno. 2), realizando un


análisis de las pruebas arrimadas, y señalando que en el proceso había quedado
demostrada la responsabilidad de la demandada. Reiteró los argumentos por los
cuales debía revocarse la condena impuesta, los cuales ya habían sido expuestos
en el recurso de alzada.

El MINISTERIO PÚBLICO presentó su concepto (fls. 24 a 32 Cdno. 2),


solicitando que se reconocieran los perjuicios materiales reclamados en la
demanda, toda vez que en varios casos analizados en Consejo de Estado se
presumía el ingreso de un salario mínimo a personas que se desempeñaban en
labores del hogar.

En esta oportunidad, EMCARTAGO no se pronunció y guardó silencio, de


conformidad a la constancia secretarial visible a folio 33 del Cdno. 2.

Tramitada la segunda instancia, y no observándose causal de nulidad procesal que


invalide la actuación, se procede a dictar sentencia, conforme a las siguientes,

CONSIDERACIONES

Corresponde a la Sala dilucidar si el fallo proferido por el Juzgado Primero


Administrativo Oral de Descongestión del Circuito de Cartago, a través del cual se
accedió parcialmente a las pretensiones de la demanda se encuentra ajustado a
derecho.

PROBLEMA JURÍDICO

Teniendo en cuenta los argumentos ventilados en los recursos de apelación de las


partes, el problema jurídico que se planteará será si las EMPRESAS MUNICIPALES
DE CARTAGO ESP es responsable de las lesiones padecidas por la señora MARÍA
OLIMPIA MARROQUÍN DE GRAJALES al haber sufrido una caída, presuntamente
causada por unos escombros dejados por esta entidad sin medidas y señalización
alguna.

En caso de que se resuelve favorablemente el interrogante planteado, se deberá


determinar si es procedente efectuar una condena por perjuicios materiales a
título de lucro cesante, y si se deben modificar las condenas impuestas por
perjuicios morales y daño a la salud.

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Radicación No. 2013-00036-01/ Reparación Directa
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TESIS DE LA SALA

La Sala resolverá confirmará la sentencia apelada que accedió parcialmente a las


pretensiones de la demanda.

En el proceso se acreditó la existencia de la lesión, secuelas y pérdida de


capacidad laboral de la señora MARÍA OLIMPIA MARROQUÍN DE GRAJALES; y que
EMCARTAGO estaba realizando una obra de alcantarillado en la carrera 9 con
pasaje 2 en el barrio Bellavista en el MUNICIPIO DE CARTAGO, y a pesar de
acordonar en debida forma la obra ejecutada, lo mismo no sucedió con los
escombros y residuos de ésta, por lo que se aprecia que no se dio cumplimiento a
lo establecido en la Resolución No. No. 541 del 14 de diciembre de 1994 expedida
por el MINISTERIO DE AMBIENTE en lo relacionado al debido almacenamiento de
los mismos con la finalidad de evitar su derrame, y la recolección de éstos al
finalizar la obra; por lo que la caída de la afectada sí fue ocasionada por los
escombros esparcidos en la vía.

En cuanto a lo solicitado por lucro cesante, su reconocimiento resulta


improcedente en vista de que no se acreditó de manera efectiva la causación de
este tipo de perjuicio material. No obstante, en lo relacionado a los perjuicios
morales y daño a la salud, la Sala modificará la condena por estos conceptos, en
atención a los parámetros establecidos por el Consejo de Estado, y a lo
comprobado en el plenario.

ARGUMENTACIÓN JURÍDICA

Se procederá entonces a determinar el régimen de responsabilidad imputable al


caso concreto y a analizar si de acuerdo a los elementos probatorios allegados al
plenario se configura la falla en el servicio controvertido por la parte demandada.

LA RESPONSABILIDAD ESTATAL POR FALLA EN EL SERVICIO

El artículo 16 de nuestra anterior Constitución Nacional (1886), disponía respecto


a la responsabilidad del Estado que "Las autoridades de la república están
instituidas para proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su vida,
honra y bienes, y para asegurar el cumplimiento de los deberes del Estado y de
los particulares”.

En la Constitución Política actual (1991), en virtud del artículo 90, se establece que
el Estado debe responder por los daños antijurídicos que le sean imputables
causados por la acción u omisión de las autoridades públicas, de donde se infiere
que son tres los elementos que deberán hallarse probados, los cuales en su
conjunto estructuran la responsabilidad del Estado, estos son, el daño antijurídico
imputable a una acción u omisión de una autoridad y el nexo de causalidad entre
aquellos extremos.

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Radicación No. 2013-00036-01/ Reparación Directa
Dte: Luz Marina Marroquín y otros / Ddo: Empresas Municipales de Cartago ESP

De igual forma, el inciso 2º del art. 2º de nuestra Carta Política vigente señala que
"las autoridades de la república están instituidas para proteger a todas las
personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes, creencias y demás
derechos y libertades, y para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del
Estado y de los particulares”.

Así pues, el Consejo de Estado en Sentencia del 24 de febrero de 2005,


expediente No. 14170, Consejero Ponente: RAMIRO SAAVEDRA BECERRA, señaló
lo siguiente sobre la responsabilidad patrimonial por falla en el servicio y los
requisitos para que se configure:

“De conformidad con lo dispuesto por el artículo 90 de la Constitución Política,


el Estado tiene el deber de responder patrimonialmente por los daños
antijurídicos que le sean imputables, causados por la acción o la omisión de las
autoridades públicas, norma que le sirve de fundamento al artículo 86 del
Código Contencioso Administrativo que consagra la acción de reparación
directa, cuyo ejercicio dio origen al presente proceso y que establece la
posibilidad que tiene el interesado de demandar la reparación del daño cuando
su causa sea un hecho, una omisión, una operación administrativa o la
ocupación temporal o permanente de un inmueble por causa de trabajos
públicos o por cualquier otra causa.

No obstante que la norma constitucional hace énfasis en la existencia


del daño antijurídico como fuente del derecho a obtener la reparación
de perjuicios siempre que el mismo le sea imputable a una entidad
estatal, dejando de lado el análisis de la conducta productora del
hecho dañoso y su calificación como culposa o no, ello no significa que
la responsabilidad patrimonial del Estado se haya tornado objetiva en
términos absolutos, puesto que subsisten los diferentes regímenes de
imputación de responsabilidad al Estado que de tiempo atrás han
elaborado tanto la doctrina como la jurisprudencia, entre ellos el de la
tradicional falla del servicio, dentro del cual la responsabilidad surge a
partir de la comprobación de la existencia de tres elementos
fundamentales: el daño antijurídico sufrido por el interesado, el
deficiente funcionamiento del servicio, porque no funcionó cuando ha
debido hacerlo, o lo hizo de manera tardía o equivocada, y finalmente,
una relación de causalidad entre este último y el primero, es decir, la
comprobación de que el daño se produjo como consecuencia de la
falla del servicio.” (Resalta la Sala)

En este mismo sentido, la misma Corporación en Sentencia del 01 de marzo de


2006, expediente No. 13764, Consejero Ponente: ALIER EDUARDO HERNÁNDEZ
ENRÍQUEZ, consideró:

“(…) la misma Sección reformuló su interpretación del artículo 90 superior y


concluyó que la responsabilidad del Estado se origina, de un lado, cuando
existe una lesión causada a la víctima que no tiene el deber jurídico de soportar
y, de otro, cuando esa lesión es imputable fáctica y jurídicamente a una
autoridad pública. De hecho, esa tesis fue avalada por la Corte Constitucional
en sentencia C-333 de 1993, en la cual expresó que "es menester, que además
de constatar la antijuricidad del daño, el juzgador elabore un juicio de
imputabilidad que le permita encontrar un título jurídico distinto de la simple
causalidad material que legitime la decisión; vale decir, la imputatio juris
además de la imputatio facti".

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Radicación No. 2013-00036-01/ Reparación Directa
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En consecuencia, para establecer la responsabilidad patrimonial


extracontractual del Estado corresponde analizar: i) la existencia de
un daño antijurídico, ii) la imputación jurídica y fáctica, que en el
asunto concreto, corresponde a la falla en el servicio y, iii) el nexo
causal entre el daño y la falla en el servicio. (...)” (Resalta la Sala)

De manera que, en los precitados pronunciamientos jurisprudenciales se establece


que para configurarse la responsabilidad en cabeza del Estado deben reunirse unos
elementos tipificantes, a saber: i) un daño antijurídico que implica perturbación o
lesión de un bien protegido que sea indemnizable; ii) una falta o falla del servicio
de la Administración producida por retardo, irregularidad, ineficacia o ausencia de
servicio; y iii) una relación de causalidad entre la falla o falta de la Administración y
el daño.

Ahora bien, en lo corrido del proceso la entidad demandada ha argumentado una


culpa exclusiva de la víctima como situación que exoneraría al Estado de su
responsabilidad. Al respecto, el Consejo de Estado ha planteado lo siguiente:

“Las causales eximentes de responsabilidadfuerza mayor, caso fortuito,


hecho exclusivo y determinante de un tercero o de la víctima constituyen
eventos que dan lugar a que sea inadmisible imputar, desde el punto de vista
jurídico, la responsabilidad por los daños cuya causación da lugar a la iniciación
del litigio, a la persona o entidad que obra como demandada dentro del mismo.
En relación con todas ellas, tres son los elementos cuya concurrencia
tradicionalmente se ha señalado como necesaria para que sea procedente
admitir su configuración:(i) su irresistibilidad; (ii) su imprevisibilidad; y (iii) su
exterioridad respecto del demandado, extremos en relación con los cuales la
jurisprudencia de esta Sección ha sostenido lo siguiente:

“En cuanto tiene que ver con (i) la irresistibilidad como elemento de la causa
extraña, la misma consiste en la imposibilidad del obligado a determinado
comportamiento o actividad para desplegarlo o para llevarla a cabo; en otros
términos, el daño debe resultar inevitable para que pueda sostenerse la
ocurrencia de una causa extraña, teniendo en cuenta que lo irresistible o
inevitable deben ser los efectos del fenómeno y no el fenómeno mismo pues el
demandado podría, en determinadas circunstancias, llegar a evitar o impedir los
efectos dañinos del fenómeno, aunque este sea, en sí mismo, irresistible, caso de
un terremoto o de un huracán (artículo 64 del Código Civil) algunos de cuyos
efectos nocivos, en ciertos supuestos o bajo determinadas condiciones, podrían
ser evitados.

Por lo demás, si bien la mera dificultad no puede constituirse en verdadera


imposibilidad, ello tampoco debe conducir al entendimiento de acuerdo con el cual
la imposibilidad siempre debe revestir un carácter sobrehumano; basta con que la
misma, de acuerdo con la valoración que de ella efectúe el juez en el caso
concreto, aparezca razonable, como lo indica la doctrina:

«La imposibilidad de ejecución debe interpretarse de una manera humana y


teniendo en cuenta todas las circunstancias: basta que la imposibilidad sea
normalmente insuperable teniendo en cuenta las condiciones de la vida»1.

En lo referente a (ii) la imprevisibilidad, suele entenderse por tal aquella


circunstancia respecto de la cual "no sea posible contemplar por anticipado su

1
Nota original en la sentencia Citada: ROBERT, André, Les responsabilites, Bruselas, 1981, p. 1039, citado por
TAMAYO JARAMILLO, Javier, Tratado de responsabilidad civil, cit., p. 19.

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ocurrencia"2,toda vez que “[P]rever, en el lenguaje usual, significa ver con


anticipación"3, entendimiento de acuerdo con el cual el agente causante del daño
sólo podría invocar la configuración de la causa extraña cuando el hecho alegado
no resulte imaginable antes de su ocurrencia, cuestión de suyo improbable si se
tiene en cuenta que el demandado podría prefigurarse, aunque fuese de manera
completamente eventual, la gran mayoría de eventos catalogables como causa
extraña antes de su ocurrencia, más allá de que se sostenga que la imposibilidad
de imaginar el hecho aluda a que el mismo jamás hubiera podido pasar por la
mente del demandado o a que éste deba prever la ocurrencia de las
circunstancias que resulten de más o menos probable configuración o a que se
entienda que lo imprevisible está relacionado con el conocimiento previo de un
hecho de acaecimiento cierto.

Sin embargo, el carácter imprevisible de la causa extraña también puede ser


entendido como la condición de “imprevisto” de la misma, esto es, de
acontecimiento súbito o repentino, tal y como lo expresan tanto el Diccionario de
la Real Academia Española de la Lengua, como el artículo 64 del Código Civil4 y la
jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia, de acuerdo con la cual
“[I]mprevisible será cuando se trate de un acontecimiento súbito, sorpresivo,
excepcional, de rara ocurrencia”5. La recién referida acepción del vocablo
“imprevisible” evita la consecuencia a la cual conduce el entendimiento del mismo
en el sentido de que se trata de aquello que no es imaginable con anticipación a
su ocurrencia, toda vez que esta última comprensión conllevaría a que la causa
extraña en realidad nunca operase, si se tiene en cuenta que prácticamente todos
los sucesos que ocurren a diario ya han sido imaginados por el hombre.

No está de más señalar, en cualquier caso, que la catalogación de un determinado


fenómeno como imprevisible excluye, de suyo, la posibilidad de que en el
supuesto concreto concurra la culpa del demandado, pues si éste se encontraba
en la obligación de prever la ocurrencia del acontecimiento al cual se pretende
atribuir eficacia liberatoria de responsabilidad y además disponía de la posibilidad
real y razonable de hacerlo, entonces los efectos dañinos del fenómeno
correspondiente resultarán atribuibles a su comportamiento culposo y no al
advenimiento del anotado suceso. Culpa e imprevisibilidad, por tanto, en un
mismo supuesto fáctico, se excluyen tajantemente.

Así pues, resulta mucho más razonable entender por imprevisible aquello que,
pese a que pueda haber sido imaginado con anticipación, resulta súbito o
repentino o aquello que no obstante la diligencia y cuidado que se tuvo para
evitarlo, de todas maneras acaeció, con independencia de que hubiese sido
mentalmente figurado, o no, previamente a su ocurrencia. En la dirección
señalada marcha, por lo demás, la reciente jurisprudencia de la Corte Suprema de
Justicia, la cual ha matizado la rigurosidad de las exigencias que, en punto a lo
“inimaginable” de la causa extraña, había formulado en otras ocasiones:

(...)

Y, por otra parte, en lo relacionado con (iii) la exterioridad de la causa extraña, si


bien se ha señalado que dicho rasgo característico se contrae a determinar que
aquella no puede ser imputable a la culpa del agente que causa el daño o que el
evento correspondiente ha de ser externo o exterior a su actividad, quizás sea lo
más acertado sostener que la referida exterioridad se concreta en que el
acontecimiento y circunstancia que el demandado invoca como causa extraña
debe resultarle ajeno jurídicamente, pues más allá de sostener que la causa
extraña no debe poder imputarse a la culpa del agente resulta, hasta cierto punto,
tautológico en la medida en que si hay culpa del citado agente mal podría

2
Nota original en la sentencia Citada: Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, sentencia del 20
noviembre de 1989, Jurisprudencia y Doctrina, tomo XIX, Bogotá, Legis, p. 8.
3
Nota original en la sentencia Citada: Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, sentencia del 26 mayo
de 1936, Gaceta Judicial, tomo XLIII, p. 581.
4
Nota original en la sentencia Citada: Cuyo tenor literal es el siguiente: “Se llama fuerza mayor o caso fortuito,
el imprevisto a que no es posible resistir, como un naufragio, un terremoto, el apresamiento de enemigos, los
autos de autoridad ejercidos por un funcionario público, etc”.
5
Nota original en la sentencia Citada: Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, sentencia de 26 de
enero de 1.982, Gaceta Judicial, tomo CLXV, p. 21.

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predicarse la configuración al menos con efecto liberatorio pleno de causal de


exoneración alguna, tampoco puede perderse de vista que existen supuestos en
los cuales, a pesar de no existir culpa por parte del agente o del ente estatal
demandado, tal consideración no es suficiente para eximirle de responsabilidad,
como ocurre en los casos en los cuales el régimen de responsabilidad aplicable es
de naturaleza objetiva, razón por la cual la exterioridad que se exige de la causa
del daño para que pueda ser considerada extraña a la entidad demandada es una
exterioridad jurídica, en el sentido de que ha de tratarse de un suceso o
acaecimiento por el cual no tenga el deber jurídico de responder la accionada”6.

Por otra parte, a efectos de que opere el hecho de la víctima como eximente de
responsabilidad, es necesario aclarar, en cada caso concreto, si el proceder
activo u omisivo de aquélla tuvo, o no, injerencia y en qué medida, en la
producción del daño. En ese orden de ideas, resulta dable concluir que para
que el hecho de la víctima tenga plenos efectos liberadores de la
responsabilidad estatal, es necesario que la conducta desplegada por la víctima
sea tanto causa del daño, como la raíz determinante del mismo, es decir, que
se trate de la causa adecuada, pues en el evento de resultar catalogable como
una concausa en la producción del daño no eximirá al demandado de su
responsabilidad y, por ende, del deber de indemnizar, aunque, eso sí, habrá
lugar a rebajar su reparación en proporción a la participación de la víctima.7” 8

De lo anterior se desprende que, las causales eximentes de la responsabilidad


imputable al Estado son la fuerza mayor, el caso fortuito, un hecho exclusivo y
determinante ya sea de un tercero o de la misma víctima, entre las cuales se
identifican tres (03) elementos que han sido considerados necesarios para su
configuración: i) la irresistibilidad; ii) la imprevisibilidad; y iii) la exterioridad
respecto del demandado.

En cuanto a la irresistibilidad, la jurisprudencia la ha identificado como la


imposibilidad del obligado a determinado comportamiento o actividad para
desplegarlo o para llevarla a cabo, es decir, el daño debe ser inevitable, y se debe
tener en cuenta que tal elemento hace referencia a los efectos del fenómeno, más
no el fenómeno mismo.

Frente a la imprevisibilidad se ha dicho que es la imposibilidad de contemplar por


anticipado la ocurrencia del daño, es decir que, el acontecimiento debe ser súbito,
sorpresivo, excepcional, de rara ocurrencia. Debe advertirse que, este elemento
también se desprende cuando aquello que a pesar de la diligencia y del cuidado
que se tuvo para evitarlo, de todas maneras acaece, con independencia de que
mentalmente hubiere sido figurado o no, previo a su ocurrencia.

6
Consejo de Estado. Sentencia del 26 de marzo de 2008, Expediente No. 16.530.
7
En la anotada dirección, ha sostenido la Sala: “El hecho de la víctima, al decir de los hermanos Mazeaud, sólo
lleva “consigo la absolución completa” cuando “el presunto responsable pruebe la imprevisibilidad y la
irresistibilidad del hecho de la víctima. Si no se realiza esa prueba, el hecho de la víctima, cuando sea culposo y
posea un vínculo de causalidad con el daño, produce una simple exoneración parcial: división de
responsabilidad que se efectúa teniendo en cuenta la gravedad de la culpa de la víctima. Henri y León Mazeaud,
Jean Mazeaud. Lecciones de Derecho Civil. Parte Segunda. Ediciones Jurídicas Europa América. Buenos Aires.
1960, pags. 332 y 333”. Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, sentencia
de mayo dos (02) de dos mil siete (2007); Expediente número: 190012331000199800031 01; Radicación:
24.972.
8
CONSEJO DE ESTADO, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera – Subsección C, C.P. JAIME
ORLANDO SANTOFIMIO GAMBOA, Radicado No. 54001-23-31-000-1994-08654-01(19976). Mayo 09 de 2011

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Radicación No. 2013-00036-01/ Reparación Directa
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Y finalmente, respecto a la exterioridad de la causa extraña si bien se ha señalado


que ésta hace referencia a que aquella no puede ser imputable a la culpa del
agente que causa el daño o que el evento correspondiente debe ser externo o
exterior a su actividad; la precitada jurisprudencia resalta que la causa extraña
debe resultarle jurídicamente ajena a la entidad, es decir que, se trata de una
exterioridad jurídica, en el sentido de que ha de tratarse de un suceso o
acaecimiento por el cual no tenga el deber jurídico de responder la accionada.

En este punto debe advertirse que, jurisprudencialmente el Consejo de Estado ha


diferenciado entre el hecho de la víctima y la culpa de la víctima, y con ello, ha
logrado determinar los elementos que se deben configurar en cada una de estas
causales de responsabilidad. Al respecto ha señalado:

“No huelga, sin embargo, aclarar, en este punto, las diferencias que existen
entre el daño causado y el daño atribuible a la víctima, que devienen
consecuenciales del contraste que debe establecerse entre el hecho y culpa de
la víctima, a veces refundidos en un mismo concepto9 en cuanto eximentes de
responsabilidad.

El hecho de la víctima se centra exclusivamente en el potencial causal de la


conducta suya con respecto al daño que sufrió, mientras que la culpa exclusiva
de la víctima se enfoca en el incumplimiento de un deber jurídico por parte de
la víctima, que aumentó el riesgo de que sufriera el daño que finalmente se
materializó.

Al constituir una causa ajena –como señalan los hermanos Mazeud– el hecho
de la víctima exige los elementos de la fuerza mayor, esto es, un carácter
imprevisible e irresistible10. No sucede lo mismo con la culpa de la víctima, ya
que la ocurrencia de la culpa o dolo de la víctima no implica una simple
disrupción del elemento causal11. Por ello, para que la Administración sea
eximida de responsabilidad por culpa de la víctima o, lo que es lo mismo, para
que a esta se le atribuya el deber de soportarlo, se debe acreditar que, además
de una violación de los deberes a los que está sujeto el administrado, existe

9
“[…] el Consejo de Estado ha indicado que el hecho de la víctima como eximente de responsabilidad se origina
cuando el suceso causalmente vinculado a la producción del daño no es predicable de la administración, sino
del proceder -activo u omisivo- de la propia víctima […] el hecho de la víctima se configura cuando esta dio
lugar causalmente a la producción del daño, por haber actuado de forma dolosa o gravemente culposa”.
CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera, Subsección B. Sentencia de 25 de septiembre de 2017, exp. 42515.
10
Así lo ha advertido la Sala, al manifestar: « El hecho de la víctima, al decir de los hermanos Mazeaud, sólo
lleva “consigo la absolución completa” cuando “el presunto responsable pruebe la imprevisibilidad y la
irresistibilidad del hecho de la víctima. Si no se realiza esa prueba, el hecho de la víctima, cuando sea culposo y
posea un vínculo de causalidad con el daño, produce una simple exoneración parcial: división de
responsabilidad que se efectúa teniendo en cuenta la gravedad de la culpa de la víctima”.10 || Los mismos
autores precisaron sobre la causa extraña lo siguiente: || “Para constituir una causa ajena, un acontecimiento,
ya se trate de acontecimiento anónimo (caso de fuerza mayor stricto sensu), del hecho de un tercero o de una
culpa de la víctima, debe presentar los caracteres de la fuerza mayor (lato sensu); es decir, ser imprevisible e
irresisitible”.» Henri y León MAZEAUD, Jean MAZEAUD. Lecciones de Derecho Civil. Parte Segunda, Ediciones
Jurídicas Europa América, Buenos Aires, 1960, pp. 318, 332 y 333. CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera.
Sentencia de 2 de mayo de 2007, exp. 24972.
11
“Es preciso que la responsabilidad extracontractual –a diferencia de lo que viene ocurriendo con el derecho
penal, a partir de la influencia del funcionalismo alemán– no se contagie por lo que la filosofía moderna ha
denominado popularmente como el ‘neopuritanismo’, es decir, derivar consecuencias jurídicas a circunstancias
que si bien son reprochables aún no han producido daños o modificaciones en el mundo exterior. || Por lo
tanto, el derecho de daños no puede –bajo ningún modo– ser un elemento sancionatorio de conductas
peligrosas consideradas en sí mismas; a contrario sensu, es imprescindible que el operador judicial valore el
acervo probatorio para determinar si el comportamiento de la víctima –por más reprochable que haya sido - fue
realmente esencial en la producción del daño. Una postura contraria supondría trasladar a la víctima total o
parcialmente las consecuencias negativas del daño, cuando lo cierto es que su acción no fue definitiva en la
materialización del hecho”. CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera, Subsección C. Sentencia de 26 de
septiembre de 2013, exp. 27302.

10
Radicación No. 2013-00036-01/ Reparación Directa
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una relación de causalidad exclusiva o determinante entre la conducta de la


víctima y el daño12.

De esta forma, el sujeto que incumplió un deber jurídico de conducta y, con


ello, creó un riesgo jurídicamente relevante, asume “los reveses de la fortuna
que le toquen”13, como consecuencia de “un comportamiento grosero,
negligente, despreocupado o temerario”14. El juzgador debe así, en tales casos,
evaluar el desvalor de la acción de la víctima y la injerencia que tuvo la
conducta negligente o culposa en la producción del daño, para determinar si se
produjo una culpa exclusiva o concurrente de la víctima15. Si esto es así, el
daño será atribuible a la víctima.”16

De manera que, en relación al hecho de la víctima, éste se enfoca en la conducta


de ésta y su incidencia en la ocurrencia del daño sufrido; mientras que la culpa
exclusiva de la víctima hace referencia al incumplimiento de un deber jurídico por
parte de ésta, que aumentó el riesgo de sufrir el daño ocurrido.

Por lo anterior, en el hecho de la víctima, por tratarse de una causa ajena, deben
configurarse los elementos de la imprevisibilidad y la irresistibilidad, lo cual no
sucede con la culpa exclusiva de la víctima, en donde se exige que además de
acreditar una violación de los deberes a los que está sujeto el administrado, se
debe configurar una relación de causalidad exclusiva o determinante entre la
conducta de la víctima y el daño.

Por otro lado, en relación a la configuración del hecho y culpa de la víctima como
eximente de responsabilidad, debe decirse que para que éste produzca los efectos

12
“[…] entendida como la violación por parte de esta de las obligaciones a las cuales está sujeto el
administrado, exonera de responsabilidad al Estado en la producción del daño. […] para que la culpa de
la víctima releve de responsabilidad a la administración, aquella debe cumplir con los siguientes requisitos: -
Una relación de causalidad entre el hecho de la víctima y el daño. Si el hecho del afectado es la causa única,
exclusiva o determinante del daño, la exoneración es total. Por el contrario, si ese hecho no tuvo incidencia en
la producción del daño, debe declararse la responsabilidad estatal. Ahora bien, si la actuación de
la víctima concurre con otra causa para la producción del daño, se producirá una liberación parcial, por
aplicación del principio de concausalidad y de reducción en la apreciación del daño, de acuerdo con lo previsto
en el artículo 2357 del Código Civil. -El hecho de la víctima no debe ser imputable al ofensor, toda vez que si el
comportamiento de aquella fue propiciado o impulsado por el ofensor, de manera tal que no le sea ajeno a
éste, no podrá exonerarse de responsabilidad a la administración”. CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera,
Subsección A. Sentencia de 14 de septiembre de 2017, exp. 43843A.
13
“Pero, si en ciertos casos la teoría del riesgo ha podido satisfacer la justicia, no sucede lo mismo cando se
generaliza. La idea de riesgo creado, sola y desnuda, no puede ser extendida a cualquier actividad. Hacer
responsable al que actúa por la sola razón de que actúa es, ya que n podemos dejar de actuar, simplemente
desplazar la incumbencia de los casos fortuitos. Sin duda la víctima es digna de piedad; pero no lo será menos
el autor irreprochable del daño si sobre él se hace pesar el perjuicio económico. Por otro lado, la actividad e la
víctima ¿no ha sido, tanto como la del autor del daño, necesaria para producir el encuentro infortunado de
ambas? ¿Por qué, pues, trocar la solución tradicional, según la cual cada uno actúa y posee a su propio riesgo y
es víctima de los reveses de la fortuna que le toquen, sustituyéndola, siempre que en esos azares haya sido
comprendido otro hombre, por la regla contraria que decide que cada cual actúa y posee a riesgo y bajo la
garantía de otra persona? Esa solución, sin ser más equitativa que la primera, prduce como consecuencia
necesaria desanimar la iniciativa y el espíritu de empresa”. PLANIOL, Marcel, y RIPERT, Georges. Tratado
Práctico de Derecho Civil Francés: Las Obligaciones, Tomo VI, traducido por Mario Díaz Cruz, Edit. Cultural, La
Habana, 1936, p. 671.
14
CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera, Subsección A. Sentencia de 30 de agosto de 2017, exp. 45295.
15
“[…] el daño se entenderá causado por la culpa exclusiva de la víctima cuando se encuentre acreditado que
esta actuó con culpa grave o dolo o no haya interpuesto los recursos de ley. […] el primero corresponde con un
comportamiento grosero, negligente, despreocupado o temerario, mientras que el segundo se equipara con la
conducta realizada con la intención de generar daño a una persona o a su patrimonio. La Corporación ha
establecido que la declaratoria de culpa exclusiva de la víctima obliga a que se examine si el proceder -activo u
omisivo- de quien predica la responsabilidad del Estado tuvo injerencia en la generación del daño. Y, de ser así,
corresponde examinar en qué medida la acción u omisión de la víctima contribuyó en el daño. […] En asuntos
como el analizado, se entiende configurada la culpa de la víctima cuando se establece que el afectado actuó con
temeridad dentro del proceso penal o incurrió en las conductas ilícitas que dieron lugar a la respectiva actuación
y, de manera consecuente, justificaban la imposición de una medida restrictiva de la libertad”. Ibíd.
16
CONSEJO DE ESTADO, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera – Subsección C, C.P. JAIME
ENRIQUE RODRÍGUEZ NAVAS, Radicado No. 68001-23-31-000-2003-00019-01(39586). Abril 9 de 2018.

11
Radicación No. 2013-00036-01/ Reparación Directa
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liberadores de la responsabilidad estatal es necesario que la conducta desplegada


por la víctima sea tanto causa del daño, como la raíz determinante del mismo,
toda vez que en el evento de resultar catalogable como una concausa en la
producción del daño, tal situación no eximiría al demandado de su responsabilidad
y de su deber de indemnizar, aunque sí habría lugar a rebajar su reparación en
proporción a la participación de la víctima.

VALORACIÓN PROBATORIA

- A folios 20 y 21 del Cdno. 1 se encuentran las copias de los registros civiles


de nacimiento de las señoras LUZ MARINA MARROQUÍN y MARTHA ELENA
HUERTAS en las que se evidencia que son hijas de la víctima directa, la
señora MARÍA OLIMPIA MARROQUÍN DE GRAJALES.

- A folios 23 y 24 obra copia de los Oficios Nos. 423.1.36.002619 del 28 de


mayo de 2019 y 423.1.36.006575 del 08 de octubre de 2012 suscritos por
el Jefe de Oficina PQR de las EMPRESAS MUNICIPALES DE CARTAGO ESP y
enviados al Personero Municipal de Cartago y a la señora MARÍA OLIMPIA
MARROQUÍN DE GRAJALES, respectivamente, en los que se indica que en
el mes de mayo de 2012 se había adelantado por el Departamento de
Acueducto y Alcantarillado la impermeabilización de las cámaras de
inspección correspondientes al sistema de alcantarillado de la carrera 9 con
pasaje 2, y también se había realizado e mantenimiento de un filtro
captador de aguas subterráneas, el cual se encontraba paralelo al predio de
la Carrera 9 No. 2C-02, toda vez que se encontraba taponado.

En el segundo oficio se señaló que como medidas de seguridad implantadas


para protección y prevención para vehículos y peatones que transitaban el
mentado lugar se habían utilizado cinta de señalización, bombones de
señalización (colombianas), y se había acordonado material para el prevenir
el desplazamiento del mismo. En éste se señaló que la obra había finalizado
el 30 de mayo de 2012, y no se había presentado reporte de algún
accidente.

- De folio 38 a 61 obran varias fotografías impresas en las que se visualiza


una obra en una vía, con cinta de seguridad, y piedras y arena en el paso
de la misma. En estas fotografías no se aprecia fecha, ni hora de su
realización, como tampoco se especifica en qué lugar fueron tomadas.

- A folio 62 del Cdno. 1 se avizora copia del Oficio No. 5496 del 28 de
noviembre de 2012 suscrito por la Subdirectora Técnica Operativa del
INSTITUTO DE TRÁNSITO Y TRANSPORTE DE CARTAGO, en el que se le dio
respuesta a un derecho de petición elevado por la señora MARÍA OLIMPIA
MARROQUÍN DE GRAJALES señalándole que no se había encontrado
solicitud de las EMPRESAS MUNICIPALES DE CARTAGO ESP – EMCARTAGO
en la que solicitara autorización para el cierre de la carrera 9 con pasaje 2

12
Radicación No. 2013-00036-01/ Reparación Directa
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para los meses de abril o mayo, y por ello, no se había expedido


autorización alguna.

- En Informe Técnico Médico Legal de Lesiones No Fatales expedido por el


INSTITUTO DE MEDICINA LEGAL Y CIENCIAS FORENSES el 06 de julio de
2012, determinó que la señora MARROQUÍN DE GRAJALES tenía una
incapacidad medico legal de 145 días. Para este estudio se tuvo en cuenta
la historia clínica del 31 de mayo, día del accidente; sus valoraciones por
ortopedia; así como otras anotaciones sobre sus condiciones de salud.
Sobre el mentado acontecimiento se indicó que había presentado fractura
trocantérica derecha, y requirió osteosíntesis de cadera derecha.

En este informe se hizo alusión a otro tipo de patologías a las que no se les
había dado manejo, pero se mencionó que su cuadro actual era compatible
con la fractura mencionada. Aunado a esto, se expuso que la paciente no se
podía parar de la camilla; presentaba una cicatriz de 11 centímetros en la
cara lateral del muslo derecho, ostensible; el miembro inferior derecho era
más largo que el izquierdo con una diferencia de 3 centímetros; dolor a la
palpación de cadera derecha; una limitación ostensible de los arcos de
movimientos e intenso dolor a la movilización de la cadera derecha.

Sobre sus secuelas, se indicó que presentaba una deformidad física que
afectaba el cuerpo de carácter permanente; una perturbación funcional de
miembro inferior derecho de carácter permanente y una perturbación
funcional del órgano de locomoción de carácter permanente (fls. 63 a 66
Cdno. 1).

- De folio 68 a 71 del Cdno. 1 obra copia del dictamen realizado por el Médico
Laboral JUAN MANUEL HINCAPIÉ a la señora MARÍA OLIMPIA MARROQUÍN
DE GRAJALES el 05 de abril de 2013, en el se determinó una pérdida de
capacidad laboral de 55.44%, y se determinó que la fractura de fémur
derecho intertrocantérica era de origen común.

- De folio 79 a 142 del Cdno. 1 se encuentra copia de la historia clínica de la


actora y los documentos que la componen, en la que se evidencia que el 31
de mayo de 2012 ingresó al Hospital Departamental de Cartago, ya que
había sufrido caída de su propia altura y presentaba trauma en cadera
derecha. En el examen físico se indicó que en el miembro inferior derecho
se presentaba un acortamiento de extremidad, deformidad e incapacidad
funcional, por lo que le fue diagnosticada una fractura trocantérica derecha,
y requería una osteosíntesis de cadera derecha.

Se avizora que, en atención a los exámenes realizados a la actora se le


diagnosticó además una infección en vías urinarias, hipertensión arterial, y
una cardiopatía mixta.

13
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El día 22 de junio de 2012 fue llevada a cirugía para adelantar una


reducción en mesa ortopédica y osteosíntesis; y el día 24 de dicho mes y
año fue dada de alta con férula, indicándose que se encontraba en proceso
de cicatrización, y presentaba una dificultad para movilizar la rodilla y
miembro inferior derecho.

- A folio 177 del Cdno. 1 se encuentra copia del Oficio No. 011523 del 15 de
noviembre de 2013 suscrito por el Jefe del Departamento de Acueducto y
Alcantarillado de EMCARTAGO, en el que se indicó que se había calculado la
pendiente donde se habían realizado las obras mencionadas en esta
demanda, determinándose que la misma era equivalente a P=20.5%.

- A folio 178 del Cdno. 1 se observa copia del aplicativo de consulta del
SISBEN efectuado el 25 de noviembre de 2013, en el que se encuentra que
la señora MARROQUÍN DE GRAJALES tiene un puntaje de 46.3.

- De folio 181 a 183 del Cdno. 1 se aprecian otras fotografías que coinciden
en algunas con las mencionadas en líneas atrás, en lo relacionado a mostrar
una obra en una vía, con cinta de seguridad, y sin indicarse fecha, ni hora,
ni lugar en el que fueron tomadas.

- El 25 de junio de 2014 se realizó Audiencia de Pruebas en las que se


recibieron los testimonios de las señoras ESPERANZA CASTAÑEDA,
EGNOLIA ARIAS, MARÍA DEL CARMEN BEDOYA y del señor JORGE HERNÁN
CASTRO TORRES, solicitados por la parte demandante; mientras que por la
parte demandada fueron recibidos los testimonios de los señores LUIS
ALBERTO VICTORIA MENA, JORGE IGNACIO OSPINA RÍOS, JULIÁN
HERNANDO RIVAS RIASCOS y JOSÉ LIBORIO PENILLA WILQUIN.

Debe decirse que, las señoras ESPERANZA CASTAÑEDA, EGNOLIA ARIAS,


y MARÍA DEL CARMEN BEDOYA manifestaron que eran vecinas de la
afectada, y fueron testigos del accidente ocurrido el 31 de mayo de 2012. Al
respecto mencionaron que la señora MARROQUÍN DE GRAJALES se cayó en
la vía pública por culpa de los escombros regados que habían quedado por
una obra que adelantaba EMCARTAGO para arreglar el alcantarillado, toda
vez que ésta había dejado un balastro que se había esparcido. Que los
escombros no habían sido señalizados o cubiertos con algún material para
evitar que se derramaran (mins. 13:19, 14:42, 21:15, 36:55, 37:31,
37:55, 38:16, 38:40, 38:44, 43:20, 43:32, 45:18, 45:36, 01:03:30,
01:06:32, 01:03:49, 01:05:29, 01:05:40, 01:11:24 y 01:12:04 de la
grabación No. 1 – fl. 236A Cdno. 1).

Sobre las condiciones de la vía en la que se cayó la actora, mencionaron


que se trataba de una pendiente, que estaba pavimentada, pero era un
terreno liso (mins. 11:17, 39:01, 44:20, 01:04:58 y 01:07:07 de la
grabación No. 1). Aunado a esto, las tres testigos coincidieron en que la
señora MARÍA OLIMPIA no presentaba ninguna dificultad para caminar

14
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previa al mentado suceso, tanto así que trabajaba vendiendo huevos,


postres o se dedicaba a oficios varios; y que después del accidente, se tuvo
que cambiar de casa que le facilitara su desplazamiento en silla de ruedas
(mins. 11:03, 17:00, 17:03, 18:43, 18:48, 18:55, 19:02, 19:39, 19:46,
27:50, 40:18, 49:29, 49:37, 01:07:41, 01:07:59, 01:08:31 y 01:08:40 de
la grabación No. 1).

Durante la celebración de la mentada audiencia, a las señoras ESPERANZA


CASTAÑEDA y EGNOLIA ARIAS les mostraron las fotografías aportadas con
la demanda. Sobre las fotografías visibles a folios 50 y 55 del Cdno. 1, la
señora ESPERANZA CASTAÑEDA mencionó que en ese lugar estaba el
balastro, y la actora se había caído un poco más abajo de ese lugar donde
se veía disperso (mins. 23:19 y 24:45 de la grabación No. 1); sobre la
fotografía obrante a folio 57, ésta manifestó que ese había sido el lugar
donde se había presentado el accidente de la actora, y era el material que
había dejado EMCARTAGO después de la obra (min. 25:12 de la grabación
No. 1); y respecto a la fotografía que se encontraba a folio 40 del Cdno. 1,
señaló que ese no era el lugar donde se había presentado el hecho que se
acusaba a la demandada, pues era más abajo de la casa enrejada que se
lograba observar en la imagen (min. 26:17 de la grabación No. 1).

Por su parte, la señora EGNOLIA ARIAS mencionó que en la fotografía


obrante a folio 57 del Cdno. 1 se podían apreciar los escombros en donde
resbaló la actora, y que la entrada al pasaje era donde se había
desarrollado la obra de EMCARTAGO (mins. 47:32 y 47:52 de la grabación
No. 1); y frente a la fotografía del folio 40 ídem, indicó que ese no había
sido el lugar de la caída de la actora, ya que había sido más abajo (min.
48:51 de la grabación No. 1). Debe decirse que a esta testigo le fue
mostrada una fotografía visible a folio 49 del Cdno. 1 por la apoderada de la
parte demandada, y al respecto mencionó que “el reguero” lo habían
dejado del otro lado donde estaba ese cerramiento de ladrillo (min. 53:58
de la grabación No. 1).

Frente al testimonio rendido por el señor JORGE HERNÁN CASTRO TORRES,


éste reconoció que las fotografías aportadas al plenario con la demanda,
habían sido tomadas por él, el día 31 de mayo de 2012, fecha de la
ocurrencia del accidente de la actora, toda vez que había sido llamado por
la señora MARTHA HUERTAS, hija de la víctima directa, con la finalidad de
que le ayudara con los trámites de dicho acontecimiento, en vista de que
estaba finalizando su carrera de Derecho (mins. 1:23:49, 01:24:54, y
01:25:17 de la grabación No. 1). Manifestó que las fotografías habían sido
tomadas para demostrar que los empleados de la demandada habían
dejado escombros al momento de terminar una obra, y que los mismos
habían sido dejados sobre la vía principal, en una pendiente, sin que
hubiera señalización sobre la carrera 9, ya que únicamente había sobre el
pasaje 2, en donde se había demarcado la obra (mins. 01:24:04, 01:24:33
y 01:26:05 de la grabación No. 1).

15
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A este testigo le fue mostrada también la fotografía obrante a folio 49 del


Cdno. 1, y sobre ésta adujo que el pasaje que se mostraba en ella no era el
mismo que había visto al momento del accidente (min. 01:28:12 de la
grabación No. 1).

En este punto vale la pena aclarar que las señoras ESPERANZA


CASTAÑEDA y EGNOLIA ARIAS, y el señor JORGE HERNÁN CASTRO
TORRES coincidieron en manifestar que cerca al lugar de los hechos no se
evidenció otra obra diferente a la mencionada (mins. 22:05, 45:51 y
01:26:39 de la grabación No. 1).

Ahora bien, en cuanto a los testimonios solicitados por la parte demandada,


se aprecia que los señores LUIS ALBERTO VICTORIA MENA, JORGE
IGNACIO OSPINA RÍOS, JULIÁN HERNANDO RIVAS RIASCOS y JOSÉ
LIBORIO PENILLA WILQUIN coincidieron que se había realizado una obra en
el barrio Bellavista del MUNICIPIO DE CARTAGO, sobre la reparación o
mantenimiento a un filtro de alcantarillado, y que los escombros y demás
materiales utilizados, como gravilla y arena, fueron puestos sobre la vía
vehicular, esto es, la carrera 9 (mins. 12:27, 13:29, 14:13, 22:21, 25:07,
38:53, 39:39, 40:00, 01:04:58, 01:05:41, 01:05:51, 01:07:34, 01:14:23,
01:21:56, 01:24:11, 01:24:43 y 01:31:43 de la grabación No. 2 – fl. 236A
Cdno. 1).

Debe decirse que, mencionaron que los materiales y residuos de la obra sí


fueron señalizados con cinta de precaución, bombones de cintas de PVC, se
hizo demarcación y demás elementos de seguridad que normalmente se
utilizan (mins. 26:47, 47:04, 47:55, 54:05, 01:06:17, 01:08:44, 01:10:49,
01:22:49 y 01:30:41 de la grabación No. 2).

Aunado a lo anterior, los testigos JORGE IGNACIO OSPINA RÍOS, JULIÁN


HERNANDO RIVAS RIASCOS y JOSÉ LIBORIO PENILLA WILQUIN
manifestaron que en el lugar donde se efectuó la obra no se habían dejado
residuos, pues todo se había recogido y limpiado, pues los escombros se los
llevaban con retroexcavadora y volqueta, y que los mismos no estaban
cubiertos; además, se recogían con ladrillos (mins. 40:43, 45:40,
01:09:53, 01:12:27, 01:12:57, 01:15:15, 01:25:14, 01:26:22, 01:27:20,
01:32:20, 01:32:57 y 01:36:46 de la grabación No. 2). En sus testimonios
también hicieron alusión a que presentaron varios inconvenientes con los
niños del sector, debido a que a pesar de que se recogían los residuos y
escombros, éstos los dispersaban (mins. 49:05, 56:23, 56:53, 58:09,
01:11:22, 01:13:20, 01:22:49 y 01:25:30 de la grabación No. 2).

CASO CONCRETO

Las señoras MARÍA OLIMPIA MARROQUÍN DE GRAJALES, LUZ MARINA


MARROQUÍN y MARTHA ELENA HUERTAS pretenden la declaratoria de
responsabilidad de las EMPRESAS MUNICIPALES DE CARTAGO - EMCARTAGO por

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por los perjuicios causados como consecuencia de las lesiones padecidas por la
señora MARÍA OLIMPIA MARROQUÍN DE GRAJALES, quien se cayó desde su
propia altura presuntamente a causa de unos materiales y escombros dejados en
vía pública por una obra de impermeabilización de las cámaras de inspección
correspondientes al sistema de alcantarillado de la carrera 9 con pasaje 2 en el
MUNICIPIO DE CARTAGO.

Así pues, en el plenario se encuentra que de conformidad a lo detallado en la


historia clínica de la señora MARÍA OLIMPIA MARROQUÍN DE GRAJALES, el día 31
de mayo de 2012, a las 04:35 de la tarde, ésta ingresó al Hospital Departamental
de Cartago, pues había presentado una caída desde su propia altura y presentaba
un trauma en la cadera derecha; por lo que fue diagnosticada con una fractura
trocantérica derecha (fl. 86 Cdno. 1). De manera que, tuvo que ser hospitalizada y
ser ingresada a cirugía el 22 de junio de la misma anualidad, con la finalidad de
que se le realizara una reducción en mesa ortopédica y una ostesíntesis “DHS X 3
ORIFICIOS” (fls. 96 y 104 Cdno. 1).

Asimismo, se encuentra que en el Informe Técnico Médico Legal de Lesiones No


Fatales emitido por el INSTITUTO DE MEDICINA LEGAL Y CIENCIAS FORENSES el
06 de julio de 2012 (fls. 63 a 66 Cdno. 1), en el que se indicó que la actora había
llegado en camilla, llevada por los bomberos, que no deambulaba, que no se podía
parar de la camilla; que presentaba una cicatriz de 11 centímetros en la cara
lateral del muslo derecho, ostensible; que el miembro inferior derecho era más
largo que el izquierdo con una diferencia de 3 centímetros; que presentaba dolor a
la palpación de cadera derecha; y padecía una limitación ostensible de los arcos de
movimientos e intenso dolor a la movilización de la cadera derecha.

De igual forma, se expuso que como secuelas presentaba una deformidad física
que afectaba el cuerpo de carácter permanente; una perturbación funcional de
miembro inferior derecho de carácter permanente y una perturbación funcional del
órgano de locomoción de carácter permanente; y se señaló que su incapacidad
médico legal definitiva era de 145 días, advirtiéndose que en lo que respectaba a
esta patología, debía continuar con manejo por ortopedia y fisiatría.

Aunado a lo anterior, se avizora que a la señora MARÍA OLIMPIA MARROQUÍN DE


GRAJALES fue calificada con una pérdida de capacidad laboral del 55.44%,
señalándose que su estado de incapacidad era de invalidez y necesitaba a otra
persona para sus actividades básicas cotidianas. Debe indicarse que, la fractura de
fémur derecho intertrocantérica fue calificada como de origen común (fls. 68 a 71
Cdno. 1).

Respecto a este dictamen pericial, debe decirse que fue rendido por el Médico
Laboral JUAN MANUEL HINCAPIÉ, y de conformidad a los anexos del mismo, es
Médico y Cirujano de la Universidad de Caldas y mediante Resolución No. 14334
del 24 de octubre de 1990 del MINISTERIO DE SALUD le fue concedida la
autorización para ejercer su profesión. De igual modo, se aprecia que recibió el
título de Especialista en Gerencia de la Salud Ocupacional otorgado por el Instituto

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de Ciencias de la Salud – CES en convenio con la Corporación Autónoma


Universidad de Manizales, el 05 de diciembre de 1996; y mediante Resolución No.
2705 de 28 de noviembre de 2008 expedida por la Secretaría de Salud del
DEPARTAMENTO DE RISARALDA se le había concedido licencia para la prestación
de servicios en salud ocupacional a personas naturales o jurídicas No. LPSSO
2705-08, la cual tendría una vigencia hasta el 28 de noviembre de 2018 y será
válida en todo el territorio nacional (fls. 72 a 76 Cdno. 1).

De manera adicional, fue aportado escrito firmado por el mentado profesional en


el que manifestó que: i) no se encontraba incurso en alguna de las causales de
impedimento en el artículo 219 del CPACA para actuar como perito en el presente
asunto; ii) que aceptaba la aplicación del régimen de responsabilidad como
auxiliar de justicia; iii) que tenía los conocimientos necesarios para rendir el
dictamen, por cuanto era Médico Laboral con Licencia para la prestación de
servicios en salud ocupacional a personas naturales o jurídicas No. LPSSO 2705-
08, con experiencia de 14 años, y servía a entidades de salud, ARL y
aseguradoras en la calificación de pérdida de capacidad laboral, acatando el
Manual Único para la Calificación de Invalidez consagrado en el Decreto 917 de
1999; y iv) que había rendido el mentado dictamen con base en la historial clínica
de la señora MARÍA OLIMPIA MARROQUÍN DE GRAJALES que reposaba en el
Hospital Departamental de Cartago, y los diagnósticos dados por los especialistas
en ortopedia y traumatología que se encontraban en ella.

En este orden de ideas, la Sala considera que el dictamen presentado cumple con
las exigencias establecidas en el artículo 219 del CPACA para la presentación de
un dictamen por las partes; y si bien en el presente asunto, el a quo decretó esta
prueba como una prueba documental, sin aplicarle el trámite establecido en el
artículo 220 de dicha codificación; tal situación no invalida su contenido, máxime
cuando del mismo se corrió traslado con la demanda sin que la parte demandada
lo tachara antes de la realización de la Audiencia Inicial, ni lo objetara en la
celebración de la misma; además, no interpuso recurso en contra del auto de
pruebas para que se agotara la actuación predispuesta en la citada disposición. De
modo que, en caso de existir una nulidad procesal por la falta de practicar una
prueba; ésta ya fue saneada en los términos del artículo 136 del CGP.

No sobra decir que, EMCARTAGO únicamente se pronunció sobre el dictamen


aportado mencionando que el órgano competente para la calificación de invalidez
de una persona era una junta regional o la junta nacional, quienes tenían la
exclusividad para adelantar dicho estudio, de conformidad a lo establecido en el
artículo 42 de la Ley 100 de 1993, modificada por el artículo 16 de la Ley 1562 de
2012, lo cual fue acogido por el a quo, y no lo tuvo en cuenta.

Con relación al anterior aspecto debe decirse que las Juntas Regionales y Nacional
de Calificación de Invalidez sí son los órganos idóneos para determinar la pérdida
de capacidad laboral de una persona, pero dicha exclusividad únicamente se
predica para efectos de acceder a una prestación económica dentro del Sistema
de Seguridad Social que se pueda desprender del estado de invalidez, de

18
Radicación No. 2013-00036-01/ Reparación Directa
Dte: Luz Marina Marroquín y otros / Ddo: Empresas Municipales de Cartago ESP

conformidad a lo establecido en la disposición mencionada por la demandada. No


obstante, al encontrarnos en un proceso donde se reclama la reparación de un
daño, esta Sala considera procedente hacer alusión a lo establecido por la Corte
Suprema de Justicia al estimar que el dictamen proferido por las Juntas de
Calificación de Invalidez no es una prueba solemne, y por ello, la pérdida de
capacidad laboral se puede acreditar con otros medios probatorios en los que
entraría un dictamen rendido por un profesional especializado en dichos asuntos.17

Dicha Corporación mencionó que en los asuntos en los que se discute una pensión
de invalidez, dicho estado sí debe ser determinado por el mentado órgano, por
cuanto la Ley 100 de 1993 lo establece dentro del procedimiento para ello; sin
embargo, en casos donde se reclama una indemnización por perjuicios materiales
y morales sí se puede acudir a otros auxiliares de la justicia. Al respecto, señaló:

“En este orden de ideas, en los conflictos ajenos a la pensión de invalidez,


cuando se solicite en su oportunidad una prueba pericial de esta naturaleza, se
decrete y se practique con una entidad idónea en la materia, se corra el
traslado de Ley a las partes y éstas en las oportunidades procesales no la
objetan, que es la situación que en puridad de verdad acaeció en el caso que
ocupa la atención de la Sala, la Corte no encuentra argumento válido para que
no se pueda aducir y considerar ese dictamen que establece un porcentaje de
pérdida de capacidad laboral, que da origen a la indemnización plena y
ordinaria de perjuicios que se demandó y que se ordenó a través de las
decisiones de instancia, previa comprobación de la culpa patronal en los
términos del artículo 216 del C. S. del T.”18

En este punto vale la pena señalar que, en asuntos en materia contenciosa


administrativa, se ha hecho uso de auxiliares de la justicia distintos a las Juntas de
Calificación de Invalidez con la finalidad de determinar la disminución de la
capacidad laboral de una persona, otorgándosele total validez19.

Así las cosas, en el plenario quedó acreditado el daño sufrido por la señora MARÍA
OLIMPIA MARROQUÍN DE GRAJALES, al haber padecido una fractura trocantérica
derecha, por la que fue sometida a una intervención quirúrgica, y obtuvo una
pérdida de capacidad laboral equivalente al 55.44%.

Ahora bien, en cuanto a la imputación de daño a la demandada, se encuentra


acreditado que antes del accidente de la demandante acontecido el 31 de mayo
de 2012, EMCARTAGO estaba adelantando una obra en el barrio Bellavista del
MUNICIPIO DE CARTAGO, la cual consistió en la impermeabilización de las
cámaras de inspección correspondientes al sistema de alcantarillado de la carrera
9 con pasaje 2. De igual modo, realizó el mantenimiento de un filtro de aguas
subterráneas el cual se encontraba localizado paralelo al predio de la carrera 9 No.

17
Sobre este aspecto se pueden ver otras sentencias de la misma Corporación: Radicado 72874 del 03 de
diciembre de 2019; Radicado No. 53539 del 01 de noviembre de 2017; Radicado No. 52054 del 08 de junio de
2016; Radicado No. 35097 del 06 de marzo de 2012; Radicado No. 41670 del 15 de mayo de 2012; Radicado
No. 26591 del 04 de abril de 2006; entre otras.
18
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sala de Casación Laboral, M.P. EDUARDO LÓPEZ VILLEGAS y LUIS JAVIER
OSORIO LÓPEZ, Radicado No. 25505. Agosto 30 de 2005.
19
CONSEJO DE ESTADO, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Segunda – Subsección B, C.P. BERTHA
LUCIA RAMÍREZ DE PÁEZ, Radicado No. 08001-23-31-000-2004-02106-01(0319-13). Marzo 20 de 2014.

19
Radicación No. 2013-00036-01/ Reparación Directa
Dte: Luz Marina Marroquín y otros / Ddo: Empresas Municipales de Cartago ESP

2C-02 (fl. 23 Cdno. 1). Esta obra finalizó el 30 de mayo de 2012 (fls. 24 y 37
ídem).

Respecto a su señalización, y a la forma de almacenamiento de los residuos,


materiales y escombros, la parte actora ha mencionado que éstas no cumplieron
con los parámetros para ello, y por tal omisión, fue que ocurrió la caída de la
señora MARÍA OLIMPIA MARROQUÍN DE GRAJALES.

Sobre este punto, se trae a colación la Resolución No. 541 del 14 de diciembre de
1994 expedida por el MINISTERIO DE AMBIENTE, por medio de la cual “se regula
el cargue, descargue, transporte, almacenamiento y disposición final de
escombros, materiales, elementos, concretos y agregados sueltos, de
construcción, de demolición y capa orgánica, suelo y subsuelo de excavación”, en
la que en el artículo 2, título ii), numeral 2º se indica lo siguiente:

“a. El espacio público que vaya a utilizarse para el almacenamiento temporal de


los materiales y elementos para la construcción, adecuación, transformación o
mantenimiento de obras públicas, deberá́ ser debidamente delimitado,
señalizado y optimizado al máximo su uso con el fin de reducir las áreas
afectadas.

(…)

c. Las áreas de espacio público destinadas a la circulación peatonal solamente


se podrán utilizar para el cargue, descargue y el almacenamiento temporal de
materiales y elementos, cuando se vayan a realizar obras públicas sobre estas
mismas áreas u otras obras subterráneas que coincidan con ellas. Para ello, el
material deberá́ ser acordonado, apilado y cubierto en forma tal, que no impida
el paso de los peatones o dificulte la circulación vehicular, evite la erosión eólica
o el arrastre del mismo por la lluvia y deberán también colocarse todos los
mecanismos y elementos necesarios para garantizar la seguridad de peatones
y conductores.

(…)

f. En todos los casos, con posterioridad a la finalización de las obras se deberá́


recuperar el espacio público utilizado, de acuerdo con su uso y garantizando la
reconformación total de la infraestructura y la eliminación absoluta de los
materiales, elementos y residuos, en armonía con lo dispuesto en esta
Resolución.”

Se extrae de lo anterior que, el espacio público en el que se va a almacenar


temporalmente los materiales y elementos para la construcción, adecuación,
transformación o mantenimiento de obras pública debe ser delimitado, señalizado
y optimizado en aras de reducir las áreas afectadas. En cuanto a la realización de
obras públicas en áreas destinadas a la circulación de peatones, el material debe
ser acordonado, apilado y cubierto, con la finalidad de que no impida el paso de
los peatones o dificulte la circulación vehicular, se evite la erosión eólica o el
arrastre del mismo por la lluvia, y debe colocarse todos los mecanismos y
elementos necesarios para garantizar la seguridad de peatones y conductores.

20
Radicación No. 2013-00036-01/ Reparación Directa
Dte: Luz Marina Marroquín y otros / Ddo: Empresas Municipales de Cartago ESP

Aunado a lo expuesto, se indica que en todos los casos después de finalizarse la


obra se debe recuperar el espacio público que se utilizó, garantizando la
reconformación total de la infraestructura y la eliminación absoluta de los
materiales, elementos y residuos.

No sobra señalar que la mentada resolución estuvo vigente hasta el 31 de


diciembre de 2017, por cuanto fue derogada por la Resolución No. 472 del 05 de
marzo de 2017, que entró en vigencia el 01 de enero de 2008.

Así pues, del análisis del material probatorio obrante en el plenario, se tiene que
los testimonios de las señoras ESPERANZA CASTAÑEDA, EGNOLIA ARIAS y
MARÍA DEL CARMEN BEDOYA, vecinas de la señora MARÍA OLIMPIA MARROQUÍN
DE GRAJALES, y las cuales estuvieron presentes al momento del accidente de la
misma, coincidieron en señalar que la caída de ésta había sido causada por los
escombros dejados en la vía por la entidad demandada, en atención a la obra de
alcantarillado que realizaban en el sector, pues se había dejado un balastro que se
había esparcido; e indicaron que los escombros no habían sido señalizados o
cubiertos con algún material para evitar su derrame (mins. 13:19, 14:42, 21:15,
36:55, 37:31, 37:55, 38:16, 38:40, 38:44, 43:20, 43:32, 45:18, 45:36,
01:03:30, 01:06:32, 01:03:49, 01:05:29, 01:05:40, 01:11:24 y 01:12:04 de la
grabación No. 1 – fl. 236A Cdno. 1).

Por otro lado, de los testimonios solicitados por la parte demandada, se tiene que
los señores LUIS ALBERTO VICTORIA MENA, JORGE IGNACIO OSPINA RÍOS,
JULIÁN HERNANDO RIVAS RIASCOS y JOSÉ LIBORIO PENILLA WILQUIN
señalaron que los materiales y residuos de la obra sí habían sido señalizados con
cinta de precaución, bombones de cintas de PVC, se había realizado demarcación
y demás elementos de seguridad que normalmente se utilizan (mins. 26:47,
47:04, 47:55, 54:05, 01:06:17, 01:08:44, 01:10:49, 01:22:49 y 01:30:41 de la
grabación No. 2 – fl. 236A); y mencionaron que dicho lugar había quedado sin
residuos (mins. 40:43, 45:40, 01:09:53, 01:12:27, 01:12:57, 01:15:15,
01:25:14, 01:26:22, 01:27:20, 01:32:20, 01:32:57 y 01:36:46 de la grabación
No. 2 – ídem); no obstante, de sus testimonios se desprende que ninguno de los
mencionados tuvo conocimiento, ni certeza del estado final en que quedó el sector
en el que se adelantó la obra, pues sus testimonios se limitaron a señalar las
recomendaciones en seguridad que debían seguir, en explicar en cómo se debían
llevar a cabo de este tipo de procedimientos, más no hicieron alusión con
exactitud en la forma en cómo se había finalizado la obra, y el destino que se le
había dado a los escombros y residuos dejados por la realización de ésta.

Aunado a ello, en los testimonios de los señores JULIÁN HERNANDO RIVAS


RIASCOS y JOSÉ LIBORIO PENILLA WILQUIN se coincidió en señalar que los
escombros y residuos no eran cubiertos (mins. 01:15:15 y 01:32:20 de la
grabación No. 2).

En este punto debe decirse que: i) el señor LUIS ALBERTO VICTORIA MENA, en
calidad de Jefe de la Oficina de Acueducto y Alcantarillado de EMCARTAGO,

21
Radicación No. 2013-00036-01/ Reparación Directa
Dte: Luz Marina Marroquín y otros / Ddo: Empresas Municipales de Cartago ESP

mencionó que no estaba presente en todas las obras debido a sus funciones (min.
11:11 de la grabación No. 2); ii) el señor JORGE IGNACIO OSPINA RÍOS, quien es
Coordinador de Acueducto, de Redes y Alcantarillado de la entidad, mencionó
haber ido a la obra a hacerle acompañamiento a un compañero que coordinaba el
alcantarillado, y después de su finalización había estado en ese lugar, y que no se
habían dejado residuos; sin embargo, más adelante mencionó que después de su
realización, no recordaba cómo había encontrado el lugar (mins. 38:21, 40:30,
40:43, 45:13 y 50:30 de la grabación No. 2); iii) el señor JULIÁN HERNANDO
RIVAS RIASCOS indicó que sólo había estado 2 días en la obra, mencionó que
ninguno de los precitados ingenieros había estado vigilando la obra; y manifestó
que no había tenido conocimiento de cómo había quedado la obra al terminar
(mins. 1:07:05, 01:08:09 y 01:09:38 de la grabación No. 2); y iv) el señor JOSÉ
LIBORIO PENILLA WILQUIN mencionó que él debía visitar otras obras, y que
después de terminada la obra nunca había vuelto a pasar por el sitio (mins.
01:23:38 y 01:28:11 de la grabación No. 2). De manera que, ninguno de los
testigos mencionados estuvo presente en la obra de manera permanente;
además, atendiendo la programación diaria de personal de alcantarillado aportada
al plenario, sólo se evidencia que el único que estuvo trabajando en dicha obra fue
el señor JULIÁN HERNANDO RIVAS RIASCOS, quien estuvo trabajando allí 4 días
de la siguiente forma: 22 de mayo en la jornada de la tarde, el 23 de mayo en las
jornadas de la mañana y la tarde, el 28 de mayo en ambas jornadas y tarde, el 29
de mayo también en ambas jornadas (fls. 25 a 37 Cdno. 1).

Ahora bien, se tiene que la parte demandante aportó unas fotografías, en las que
se encontraban aquéllas tomadas por el señor JORGE HERNÁN CASTRO TORRES
(fls. 50 a 61 Cdno. 1), y otras obrantes de folio 38 a 49 del mismo cuaderno, y
que coincidieron con las aportadas por la entidad demandada con su contestación;
las cuales, según lo señalado en ese escrito, hacían parte del informe presentado
el 11 de octubre de 2012 por la Oficina de Acueducto y Alcantarillado a la
PERSONERÍA MUNICIPAL DE CARTAGO, y que de conformidad a lo allegado al
expediente, fueron anexadas a una respuesta del 08 de octubre de 2012 ofrecida
por la demandada a un derecho de petición elevado por la víctima directa el 20 de
septiembre de 2012 (fl. 24 Cdno 1).

En cuanto a las fotografías aportadas, se tiene que de conformidad a lo


establecido en el artículo 243 del CGP, se trata de una prueba documental; y
sobre su valoración probatoria, el Consejo de Estado ha señalado que “para que
las fotografías tengan connotación probatoria y puedan ser valoradas conforme a
las reglas de la sana crítica, se debe tener certeza sobre la persona que las realizó
y las circunstancias de tiempo, modo y lugar en que fueron tomadas20, lo que
normalmente se devela a través de otros medios complementarios. De esta
forma, la autonomía demostrativa de dichos documentos se reduce en la medida
que se requieran otros medios de convicción que las soporten. Reconocer esto, sin

20
Al respecto ver por todas, Consejo de Estado, Sección Tercera-Sala Plena, sentencia del 28 de agosto de
2014, exp. 28832, C.P. Danilo Rojas Betancourt.

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Radicación No. 2013-00036-01/ Reparación Directa
Dte: Luz Marina Marroquín y otros / Ddo: Empresas Municipales de Cartago ESP

embargo, no supone a priori ignorar su mérito probatorio sino situarlo en el


contexto de su carácter representativo”21.

En este sentido, de los testimonios recibidos se desprende que el señor JORGE


HERNÁN CASTRO TORRES reconoció su autoría frente a las fotografías,
manifestado que las mismas habían sido tomadas el 31 de mayo de 2012,
atendiendo un llamado de la señora MARTHA ELENA HUERTAS, para que le
ayudara con todo el trámite de dicho acontecimiento, en vista de que estaba
finalizando su carrera de Derecho (mins. 1:23:49, 01:24:54, y 01:25:17 de la
grabación No. 1 – fl. 236A Cdno. 1). Debe decirse que, dicho testimonio, ni las
fotografías aportadas fueron objetadas por la entidad demandada; además, las
mismas se utilizaron dentro del interrogatorio efectuado a las testigos ESPERANZA
CASTAÑEDA y EGNOLIA ARIAS, quienes reconocieron los lugares que en estas se
mostraban.

Al respecto, se vislumbra que de las fotos obrantes de folio 50 a 61 del Cdno. 1 se


alcanza a detallar el pasaje en el cual se realizó a obra, en la que se puede
apreciar que la obra finalizada se había dejado acordonada con 4 tubos de PVC
con cinta de seguridad; no obstante, justo a la salida del pasaje, y en la esquina
de este, se evidencian los escombros esparcidos en la calle, sin lograrse detallar
un lugar en el que hubieren estado almacenados y cubiertos. Sobre la fotografía
visible a folio 57 del Cdno. 1, en la que se logra avizorar la calle con los escombros
esparcidos y la entrada al pasaje donde se realizó la obra, las testigos ESPERANZA
CASTAÑEDA y EGNOLIA ARIAS coincidieron en el reconocimiento de ese lugar
como aquél en donde sufrió la caída la señora MARÍA OLIMPIA, sobre los
escombros mencionaron. La señora EGNOLIA manifestó que la entrada al pasaje
era donde se había desarrollado la obra de EMCARTAGO (mins. 25:12, 47:32 y
47:52 de la grabación No. 1).

De modo que, al tener certeza de la persona que tomó las fotografías y cuándo
fueron tomadas; y atendiendo los mentados testimonios, lo manifestado por los
señores LUIS ALBERTO VICTORIA MENA, JORGE IGNACIO OSPINA RÍOS, JULIÁN
HERNANDO RIVAS RIASCOS y JOSÉ LIBORIO PENILLA WILQUIN al señalar que
los escombros y demás materiales utilizados, como gravilla y arena, habían sido
puestos sobre la vía vehicular, esto es, la carrera 9 (mins 25:07, 40:00, 01:05:51
y 01:31:43 de la grabación No. 2); lo detallado en esas fotografías se encuentra
debidamente respaldado por otros medios probatorios, y por ello, se les puede
otorgar una connotación probatoria en este asunto.

En cuanto a las fotografías aportadas por EMCARTAGO y que coinciden con


algunas de las allegadas por la parte actora, no se tiene certeza de quién fue la
persona que las tomó, ni cuándo se tomaron; no obstante, las mismas fueron
presentadas como anexos a los documentos mencionados atrás, con la finalidad
de demostrar las medidas de seguridad utilizadas en las obras. Debe decirse que,
las mismas también fueron utilizadas en el interrogatorio a las testigos

21
CONSEJO DE ESTADO, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera – Subsección B, C.P. RAMIRO
PAZOS GUERRERO, Radicación No. 05001-23-31-000-2003-03993-01(44494). Febrero 14 de 2018.

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Radicación No. 2013-00036-01/ Reparación Directa
Dte: Luz Marina Marroquín y otros / Ddo: Empresas Municipales de Cartago ESP

mencionadas, específicamente las obrantes a folios 40 y 49 del Cdno. 1 quienes


manifestaron lo siguiente: i) frente a la fotografía visible a folio 40, en la que se
puede apreciar una calle limpia, sin residuos de construcción, y con algunas
deformaciones en las losas, la señora ESPERANZA CASTAÑEDA indicó que ese no
había sido el lugar donde se había presentado el hecho que se acusaba a la
demandada, pues era más abajo de la casa enrejada que se lograba observar en
la imagen, lo cual coincidió con lo expuesto por la señora EGNOLIA ARIAS (mins.
26:17 y 48:51 de la grabación No. 1); y ii) sobre la fotografía obrante a folio 49
del Cdno. 1, en la que se vislumbra la esquina del pasaje cubierta con tubos de
PVC y cinta de seguridad, junto con un cerramiento de ladrillos cubriendo una
zona de excavación, en la que se puede avizorar una tubería, la señora EGNOLIA
ARIAS mencionó que los escombros los habían dejado del otro lado donde estaba
ese cerramiento de ladrillo (min. 53:58 de la grabación No. 1), lo cual coincide con
lo demostrado con los demás testimonios y fotografías aportadas.

En este orden de ideas, para la Sala resulta claro que EMCARTAGO no cumplió con
las disposiciones establecidas para el almacenamiento y disposición final de
escombros, materiales, elementos, concretos y agregados sueltos, de
construcción contenidas en la Resolución No. 541 del 14 de diciembre de 1994
expedida por el MINISTERIO DE AMBIENTE, toda vez que del plenario se extrae
con claridad que la obra sí fue acordonada y para ello se utilizaron tubos de PVC
con cinta de seguridad y ladrillos; no obstante, de los escombros no se evidencia
con certeza la forma en que fueron ubicados, almacenados y cuál había sido su
disposición final, pues únicamente se tiene claridad sobre que los mismos fueron
dejados sobre la carrera 9. Igualmente, a pesar de que los testigos solicitados por
la demandada insistieron que en que no se habían dejado residuos, unos hicieron
alusión al uso de volquetas y retroexcavadoras, y otros al barrido y el debido
almacenamiento de éstos; quedó demostrado que los mismos no tuvieron una
presencia permanente en el lugar de los hechos, y que sobre la forma en cómo
debía quedar el sector después de la obra, se limitaron a explicar los protocolos
que se debían utilizar, más no detallaron lo que efectivamente se había
adelantado y puesto en práctica en dicha locación.

Es preciso indicar que, las apreciaciones realizadas por los testigos de la


demandada quedaron desvirtuadas cuando los testigos solicitados por la parte
demandante, que sí presenciaron la obra realizada y el accidente de la señora
MARÍA OLIMPIA, coincidieron en su totalidad al manifestar que los escombros no
habían sido señalizados o cubiertos con algún material para evitar su derrame, lo
cual guarda relación con lo señalado por los señores JULIÁN HERNANDO RIVAS
RIASCOS y JOSÉ LIBORIO PENILLA WILQUIN, al mencionar que los mismos no
eran cubiertos. Esta situación se vio reforzada con lo observado en las fotografías
visibles de folio 50 a 61 del Cdno. 1.

Debe mencionarse que, si bien la parte demandada se escuda al señalar que el


sector donde se realizaba la obra quedaba en una vía con una pendiente muy
pronunciada -lo cual se demostró con el estudio aportado por la entidad (fls. 177 y
179 Cdno. 1)-; y que presentaron inconvenientes con los niños del sector porque

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Radicación No. 2013-00036-01/ Reparación Directa
Dte: Luz Marina Marroquín y otros / Ddo: Empresas Municipales de Cartago ESP

los mismos ayudaban a la dispersión y derrame de los escombros -aspecto que


fue mencionado por la señora ESPERANZA CASTAÑEDA (min. 14:57 de la
grabación No. 1)-; tales situaciones no relevan de la obligación de mantener en
adecuadas condiciones el almacenamiento de tales materiales, máxime cuando la
mentada resolución establece que éste debe “ser acordonado, apilado y cubierto
en forma tal, que no impida el paso de los peatones o dificulte la circulación
vehicular, evite la erosión eólica o el arrastre del mismo por la lluvia y deberán
también colocarse todos los mecanismos y elementos necesarios para garantizar
la seguridad de peatones y conductores”. Además, al avizorarse la presencia de
escombros para la fecha del accidente, esto es, un día después de su finalización
(30 de mayo de 2012), EMCARTAGO no cumplió con el deber impuesto por la
recitada regulación, al establecer que “con posterioridad a la finalización de las
obras se deberá́ recuperar el espacio público utilizado, de acuerdo con su uso y
garantizando la reconformación total de la infraestructura y la eliminación absoluta
de los materiales, elementos y residuos”.

Es por lo anterior, que en el plenario ha quedado demostrado que la caída de la


señora MARÍA OLIMPIA sí fue causada por los escombros esparcidos sobre la
carrera 9 del barrio Bellavista del MUNICIPIO DE CARTAGO, y que los mismos
pertenecían a EMCARTAGO, la cual había realizado una obra en esa ubicación,
pues los mismos no fueron almacenados, ni cubiertos en debida forma para evitar
su esparcimiento, como tampoco habían sido recogidos a su término, según los
lineamientos predispuestos en la Resolución No. 541 del 14 de diciembre de 1994
expedida por el MINISTERIO DE AMBIENTE.

Por otro lado, la entidad demandada alega una culpa exclusiva de la víctima al
considerar que por su edad no debía desplazarse sola, en una vía que era una
pendiente y peligrosa, y sin el uso de los andenes; además, su familia tenía el
deber de cuidarla por tratarse de un adulto mayor.

Al respecto debe decirse que, si bien la señora MARÍA OLIMPIA MARROQUÍN DE


GRAJALES tenía 79 años de edad; con los testimonios recibidos de las mentadas
señoras se demostró que la misma no presentaba dificultad alguna para
desplazarse (mins. 17:00, 27:50, 01:07:41 y 01:07:59 de la grabación No. 1).
Aunado a ello, y en análisis de estos testimonios con la historia clínica aportada y
demás estudios realizados sobre las condiciones de salud de la actora, se aprecia
que la deformidad presentada en su miembro inferior derecho (acortamiento) fue
avizorada en el examen físico realizado el 31 de mayo de 2012, posterior a su
accidente, en el Hospital Departamental de Cartago, y que de conformidad a lo
determinado por el INSTITUTO DE MEDICINA LEGAL Y CIENCIAS FORENSES, su
cuadro actual era compatible con la fractura trocantérica de fémur derecho
sufrida.

Es por lo anterior que, a pesar de que a la actora le fueron encontradas varias


patologías sin tratar para el momento en que fue hospitalizada con ocasión de su
caída; dichas patologías no se relacionaban con la posibilidad de que la misma
pudiera desplazarse por ella misma, ni le dificultaban para caminar, pues las

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Radicación No. 2013-00036-01/ Reparación Directa
Dte: Luz Marina Marroquín y otros / Ddo: Empresas Municipales de Cartago ESP

secuelas encontradas por el INSTITUTO DE MEDICINA LEGAL Y CIENCIAS


FORENSES, en donde fue valorada la historia clínica que reposaba en el Hospital
Departamental de Cartago, y que fue aportada al plenario, resultaron compatibles
con la fractura presentada.

En relación al uso de andenes, la Sala considera que si bien dicha plataforma es la


utilizada por los peatones para su desplazamiento, y estos están en el deber de
utilizarlos; no puede pasarse por alto que de los testimonios recibidos,
específicamente de las señoras ESPERANZA CASTAÑEDA, EGNOLIA ARIAS, y el
señor LUIS ALBERTO VICTORIA MENA, se advirtió que la actora no tenía por
donde más salir, sino que por la vía vehicular; se dijo que la gente transitaba por
la vía; y que los andenes presentaban una altura de 30 centímetros, pero las
irregularidades que estos presentaban no eran competencia de EMCARTAGO
(mins. 21:15, 44:20 de la grabación No. 1, y 21:17 de la grabación No. 2 – fl.
236A Cdno. 1).

Asimismo, de las fotografías a las cuales se les otorgó connotación probatoria, se


aprecia que los andenes que estaban en el lugar donde aconteció el accidente, son
altos y no son funcionales en vista de que los mismos no son continuos, por
cuanto se ven interrumpidos por la existencia de escaleras de viviendas, lo que
obligan al peatón a movilizarse sobre la vía vehicular (fls. 57, 59 y 60 Cdno. 1).

Es por lo anterior que, debido a la situación mencionada no se podría obligar a una


persona utilizar los andenes de dicho sector, por cuanto los mismos no garantizan
el desplazamiento de un peatón en condiciones de seguridad.

En este orden de ideas, en el presente asunto no se acredita la configuración de


una culpa exclusiva de la víctima que exonere de responsabilidad a la parte
demandada.

Por otro lado, en lo que respecta a los perjuicios que se pretende sean
reconocidos, en primera instancia el a quo se abstuvo de reconocer el lucro
cesante solicitado; como perjuicios morales le reconoció un valor de 6.5 SMLMV a
cada una de las demandantes; y por daño a la salud le reconoció a la señora
MARÍA OLIMPIA MARROQUÍN DE GRAJALES una suma de 6.5 SMLMV.

Así las cosas, respecto al lucro cesante reclamado, debe decirse que de la prueba
testimonial rendida por las señoras ESPERANZA CASTAÑEDA, EGNOLIA ARIAS y
MARÍA DEL CARMEN BEDOYA, la actora sí trabajaba de manera informal: la
primera mencionó que vendía huevos y postres, la segunda manifestó que vendía
huevos en una canasta, y la tercera indicó que trabajaba en oficios varios (mins.
17:03, 19:39, 19:46, 40:18 y 01:07:59 de la grabación No. 1 – fl. 236A Cdno. 1).

A pesar de lo anterior, para la Sala no hay claridad sobre este aspecto, ya que en
los mentados testimonios mencionaron que sus hijas “veían” por ella, y éstas se
encargaban de los gastos de la casa (mins. 41:28, 50:24 y 01:08:21 de la
grabación No. – fl. 236A Cdno. 1), lo que haría creer que éstas se encargaban de

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su manutención, y de suministrarle los recursos necesarios para satisfacer sus


necesidades. Esta hipótesis se refuerza aún más, al acreditarse que la señora
MARÍA OLIMPIA MARROQUÍN DE GRAJALES era afiliada al SISBEN y al régimen
subsidiado en salud, de conformidad a lo acreditado en el expediente (fls. 85, 90,
91, 116, 120, 121 y 178 Cdno. 1), de lo cual se desprende que la misma no
generaba ingresos propios que le permitieran encontrarse afiliada al régimen
contributivo en salud.

De conformidad a lo mencionado, la Sala considera que en el plenario no se logró


comprobar de manera efectiva el perjuicio material ocasionado a título de lucro
cesante, al no acreditarse que ésta trabajaba; y aunado a esto, no podría
presumirse que la misma devengaba un salario mínimo pues de las pruebas
allegadas no se puede inferir, siquiera de manera indiciaria, su capacidad
productiva en razón a su edad. Por estos motivos, se confirmará la sentencia de
primera instancia, en el sentido de abstenerse de reconocer el mentado perjuicio.

En lo referente a los perjuicios morales reclamados, debe decirse que sobre el


reconocimiento de este concepto en casos de lesiones personales, el Consejo de
Estado en Sentencia de Unificación del 28 de agosto de 2014, radicado interno No.
31.772 estableció la siguiente forma de tasarlos:

GRAFICO No. 2
REPARACION DEL DAÑO MORAL EN CASO DE LESIONES

NIVEL 1 NIVEL 2 NIVEL 3 NIVEL 4 NIVEL 5


GRAVEDAD DE LA LESIÓN Víctima directa relación afectiva Relación afectiva Relación Relaciones
y relaciones del 2º de del 3º de afectiva del 4º afectivas no
afectivas consanguinidad consanguinidad de familiares -
conyugales y o civil (abuelos, o civil consanguinidad terceros
paterno- hermanos y o civil. damnificados
filiales nietos)

SMLMV SMLMV SMLMV SMLMV SMLMV


Igual o superior al 50% 100 50 35 25 15
Igual o superior al 40% e inferior al
50% 80 40 28 20 12
Igual o superior al 30% e inferior al
40% 60 30 21 15 9
Igual o superior al 20% e inferior al
30% 40 20 14 10 6
Igual o superior al 10% e inferior al
20% 20 10 7 5 3

Igual o superior al 1% e inferior al 10% 10 5 3,5 2,5 1,5

“Deberá verificarse la gravedad o levedad de la lesión causada a la víctima


directa, la que determinará el monto indemnizatorio en salarios mínimos. Para
las víctimas indirectas se asignará un porcentaje de acuerdo con el nivel de
relación en que éstas se hallen respecto del lesionado, conforme al cuadro.

La gravedad o levedad de la lesión y los correspondientes niveles se


determinarán y motivarán de conformidad con lo probado en el proceso.”

Teniendo en cuenta lo anterior, se avizora que la reparación de los perjuicios


morales está supeditada a la gravedad de la lesión, y se establecen porcentajes
para ello. De igual forma, el monto al que se condena por este concepto se
relaciona con el nivel de relación afectiva de las personas reclamantes con la
víctima directa.

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De esta forma, en el plenario ha sido acreditado el parentezco de la señora MARÍA


OLIMPIA MARROQUÍN DE GRAJALES con las señoras LUZ MARINA MARROQUÍN y
MARTHA ELENA HUERTAS, pues a folios 20 y 21 del Cdno 1, obran los registros
civiles de nacimiento de estas dos últimas, dejándose ver que la víctima directa
era madre de ambas. De igual forma, debe decirse que si bien en el registro de
nacimiento de la señora MARTHA ELENA HUERTAS no se puede avizorar de forma
clara el nombra de la señora MARÍA OLIMPIA MARROQUÍN DE GRAJALES, pues se
registró el nombre de MARÍA OLIMPIA HUERTAS MARROQUÍN; de las pruebas
testimoniales recibidas, se confirmó que ésta sí era hija de la afectada (mins.
19:19, 20:05, 41:49, 01:09:24 y 01:09:42 de la grabación No.1 – fl. 236A Cdno.
1).

Sobre este aspecto debe recordarse que de conformidad a la reiterada


jurisprudencia del Consejo de Estado, el perjuicio moral se puede inferir del
vínculo parental o marital existente entre los demandantes y la persona víctima
del hecho. Al respecto, se ha indicado:

“En punto tocante con perjuicios morales, hasta ahora se venían aceptando que
estos se presumen para los padres, para los hijos y los cónyuges entre sí,
mientras que para los hermanos era necesario acreditar la existencia de
especiales relaciones de fraternidad, o sea, de afecto, convivencia, colaboración
y auxilio mutuo, encaminados a llevar al fallador la convicción de que se les
causaron esos perjuicios resarcibles. Ocurre sin embargo, que la Constitución
Nacional que rige en el país actualmente, en su artículo 2o., señala que
Colombia como Estado Social de derecho que es, tiene como fines esenciales el
de servir a la comunidad, promover la prosperidad general y garantizar la
efectividad de los principios, derechos y deberes consagrados en la misma;
también el de facilitar la participación de todos en las decisiones que los afecte
y en la vida económica, política, administrativa y cultural de la Nación; al igual
que defender la independencia nacional, mantener la integridad territorial y
asegurar la convivencia pacífica y la vigencia de un orden justo.

Por su parte el artículo 42 de la Carta Política, establece que el Estado y la


sociedad tienen como deber ineludible el de garantizar la protección integral de
la familia, núcleo fundamental de la sociedad, que se constituye por vínculos
naturales y jurídicos, por la decisión libre de un hombre y una mujer de
contraer matrimonio o por la voluntad responsable de conformarla. Y agrega
que Cualquier forma de violencia en la familia se considera destructiva de su
armonía y unidad, y será sancionada conforme a la ley. Los hijos habidos en el
matrimonio o fuera de él, adoptados o procreados naturalmente o con
asistencia científica tienen iguales derechos y deberes. (Subrayas fuera de
texto).

La ley no ha definido taxativamente las personas que integran la familia que


goza de la especial protección del estado y de la sociedad en general. Así las
cosas, podría adoptarse como criterio interpretativo el concepto amplio de la
familia, como aquellos parientes próximos de una persona a los que se refiere
el artículo 61 del C.C., que es del siguiente tenor:

En los casos en que la Ley dispone que se oiga a los parientes de una persona,
se entenderá que debe oírse a las personas que van a expresarse y en el orden
que sigue:

1o. Los descendientes legítimos;


2o. Los ascendientes legítimos;

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3o. El padre y la madre naturales que hayan reconocido voluntariamente al


hijo, o este a falta de descendientes o ascendientes legítimos;
4o. El padre y la madre adoptantes, o el hijo adoptivo, a falta de parientes de
los números 1o., 2o. y 3o;
5o. Los colaterales legítimos hasta el sexto grado, a falta de parientes de los
números 1o., 2o., y 4o;
6o. Los hermanos naturales, a falta de los parientes expresados en los
números anteriores;
7o. Los afines legítimos que se hallen dentro del segundo grado, a falta de los
consanguíneos anteriormente expresados.

Si la persona fuera casada, se oirá también, en cualquiera de los casos de este


artículo a su cónyuge; y si alguno o algunos de los que deben oírse, no fueren
mayores de edad o estuvieren sujetos a la potestad ajena, se oirá en su
representación a los respectivos guardadores, o a las personas bajo cuyo poder
y dependencia estén constituidos.

También resulta procedente tomar como familia lo que los tratadistas definen
como familia nuclear, esto es, la integrada por los parientes en primer grado a
que alude el artículo 874, ordinal 3o ibídem, que reza:

La familia comprende (además del habitador cabeza de ella) a la mujer y a los


hijos; tanto los que existen al momento de la constitución, como los que
sobrevienen después, y esto aún cuando el usuario o habitador no esté casado,
ni haya reconocido hijo alguno a la fecha de la constitución.

La familia para fines de las controversias indemnizatorias, está constituida por


un grupo de personas naturales, unidas por vínculos de parentesco natural o
jurídico, por lazos de consanguinidad, o factores civiles, dentro de los
tradicionales segundo y primer grados señalados en varias disposiciones legales
en nuestro medio.

Así las cosas, la Corporación varía su anterior posición jurisprudencial, pues


ninguna razón para que en un orden justo se continúe discriminando a los
hermanos, víctimas de daños morales, por el hecho de que no obstante ser
parientes en segundo grado, no demuestran la solidaridad o afecto hasta hoy
requeridos, para indemnizarlos. Hecha la corrección jurisprudencial, se
presume que el daño antijurídico inferido a una persona, causado por la acción
u omisión de las autoridades públicas genera dolor y aflicción entre sus
parientes hasta el segundo grado de consanguinidad y primero civil, ya sean
ascendientes, descendientes o colaterales.

Como presunción de hombre que es, la administración está habilitada para


probar en contrario, es decir, que a su favor cabe la posibilidad de demostrar
que las relaciones filiales y fraternales se han debilitado notoriamente, se ha
tornado inamistosas o, incluso que se han deteriorado totalmente. En síntesis,
la Sala tan solo aplica el criterio lógico y elemental de tener por establecido lo
anormal y de requerir la prueba de lo anormal. Dicho de otra manera, lo
razonable es concluir que entre hermanos, como miembros de la célula
primaria de toda sociedad, (la familia), exista cariño, fraternidad, vocación de
ayuda y solidaridad, por lo que la lesión o muerte de algunos de ellos afectan
moral y sentimentalmente al otro u otros. La conclusión contraria, por
excepcional y por opuesta a la lógica de lo razonable, no se puede tener por
establecida sino en tanto y cuanto existan medios probatorios legal y
oportunamente aportados a los autos que así la evidencien.”22.

22
CONSEJO DE ESTADO, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, C.P. DANIEL SUAREZ
HERNANDEZ, Radicado No. 6750. Junio 17 de 1992.

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De lo anterior se extrae que, el dolor, la afectación y los padecimientos


desencadenados en los familiares de hasta segundo grado consanguinidad y
primer grado civil de la víctima directa pueden presumirse, y al tratarse de una
presunción, la misma puede ser controvertida si se llega a probar el debilitamiento
de las relaciones filiales.

Bajo el anterior entendido, se tiene que el perjuicio moral se presume en el


presente caso, en vista de que quedó acreditado el parentesco de la víctima
directa con sus hijas; además, de conformidad a las pruebas testimoniales
decretadas y practicadas en primera instancia a las señoras ESPERANZA
CASTAÑEDA, EGNOLIA ARIAS, y MARÍA DEL CARMEN BEDOYA, lo sucedido con la
víctima directa ha afectado a sus hijas en el sentido que tuvieron que mudarse a
otro lugar debido a las limitaciones con las que quedó la señora MARÍA OLIMPIA.

No sobra decir que, la parte demandada no logró controvertir la relación afectiva


existente entre la señora MARÍA OLIMPIA MARROQUÍN DE GRAJALES y sus hijas.

Así las cosas, a consideración de la Sala, la suma reconocida por perjuicios


morales a las demandantes sí fue baja en atención al tipo de lesión y secuelas
sufridas por la víctima directa. Aunado a ello, el a quo le restó mérito probatorio al
dictamen aportado el que se determinaba que la actora tenía una pérdida de
capacidad laboral del 55.44%, y que como bien se indicó anteriormente, éste sí
debió haberse valorado para efectos de calificar la disminución de la capacidad
laboral de la víctima directa.

En este sentido, a la señora MARÍA OLIMPIA MARROQUÍN DE GRAJALES se le


reconocerá una suma de 100 SMLMV por perjuicios morales, en atención al
porcentaje de gravedad determinado para la lesión y secuelas sufridas. En cuanto
a las señoras LUZ MARINA MARROQUÍN y MARTHA ELENA HUERTAS, en calidad
de hijas de la afectada, se tiene que de conformidad a la tabla establecida por el
Consejo de Estado, les correspondería el reconocimiento de una suma equivalente
a 100 SMLMV a cada una; no obstante, en vista de que en la demanda se solicitó
por este concepto el reconocimiento de 80 SMLMV a cada de una ellas, esta Sala
procederá a reconocer esta suma, en atención al principio de congruencia, y en
aras de evitar proferir un fallo ultra petita; por lo que se modificará este aspecto
en la sentencia de primera instancia.

Frente al daño a la salud, debe decirse que este tipo de perjuicio inmaterial va
encaminado a compensar económicamente una lesión o alteración a la unidad
corporal de la persona, es decir, la afectación al derecho a la salud de la persona;
y se ha señalado que el mismo “se repara con base en dos componentes: i) uno
objetivo determinado con base en el porcentaje de invalidez decretado y ii) uno
subjetivo, que permitirá incrementar en una determinada proporción el primer
valor, de conformidad con las consecuencias particulares y específicas de cada
persona lesionada.”23.

23
CONSEJO DE ESTADO, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, C.P. ENRIQUE GIL BOTERO,
Radicados Nos. 19.031 y 38.222. Sentencias del 14 de septiembre de 2011.

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Atendiendo lo anterior, en Sentencia de Unificación del 28 de agosto de 2014,


radicado interno No. 31.170, el monto que se reconoce por este perjucio está
supeditado al porcentaje de gravedad de la lesión, y en concreto se determinó:

GRAVEDAD DE LA LESIÓN Víctima

Igual o superior al 50% 100 SMMLV

Igual o superior al 40% e inferior al 50% 80 SMMLV

Igual o superior al 30% e inferior al 40% 60 SMMLV

Igual o superior al 20% e inferior al 30% 40 SMMLV

Igual o superior al 10% e inferior al 20% 20 SMMLV

Igual o superior al 1% e inferior al 10% 10 SMMLV

De igual forma, debe decirse que de conformidad a lo señalado en la Sentencia de


Unificación del 28 de agosto de 2014, radicado interno No. 31.772, se indicó que
“el operador judicial debe tener en cuenta las siguientes variables conforme a lo
que se encuentre probado en cada caso concreto:

- La pérdida o anormalidad de la estructura o función psicológica, fisiológica o


anatómica (temporal o permanente)
- La anomalía, defecto o pérdida producida en un miembro, órgano, tejido u
otra estructura corporal o mental.
-La exteriorización de un estado patológico que refleje perturbaciones al nivel
de un órgano.
- La reversibilidad o irreversibilidad de la patología.
- La restricción o ausencia de la capacidad para realizar una actividad normal o
rutinaria.
- Excesos en el desempeño y comportamiento dentro de una actividad normal
o rutinaria.
- Las limitaciones o impedimentos para el desempeño de un rol determinado.
- Los factores sociales, culturales u ocupacionales.
- La edad.
- El sexo.
- Las que tengan relación con la afectación de bienes placenteros, lúdicos y
agradables de la víctima.

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- Las demás que se acrediten dentro del proceso.”

De manera que, en el presente asunto debe decirse que, a pesar de que la señora
MARÍA OLIMPIA MARROQUÍN DE GRAJALES estaba en una edad avanzada para la
época de la ocurrencia de los hechos, y que con ocasión de su hospitalización por
la caída se le encontraron ciertas patologías como una infección en vías urinarias,
hipertensión arterial, y una cardiopatía mixta; en el plenario quedó demostrado
que la misma se encontraba en buenas condiciones para desplazarse por sí sola,
sin depender de un tercero; y que como consecuencia de la caída sufrida y de la
fractura trocantérica derecha ocasionada por ésta, le quedaron secuelas como una
deformidad física que afectaba el cuerpo de carácter permanente; una
perturbación funcional de miembro inferior derecho de carácter permanente y una
perturbación funcional del órgano de locomoción de carácter permanente (fls. 63 a
66 Cdno. 1); además, le fue determinada una pérdida de capacidad laboral del
55.44% (fls. 68 a 71 Cdno. 1), la cual fue realizada con base al diagnóstico de la
fractura.

Es por lo anterior que, al evidenciarse una afectación sustancial en su salud como


consecuencia de las anteriores situaciones, es procedente modificar el monto
reconocido por el a quo, y se reconocerá el valor de 100 SMLMV por daño a la
salud.

En este orden de ideas, se entienden resueltos los recursos interpuestos en contra


de la sentencia proferida en primera instancia, la cual se modificará en relacionado
al monto reconocido por perjuicios morales y daño a la salud.

Finalmente, en cuanto a la condena en costas se tiene que el artículo 188 del


CPACA pareciera en principio que hubiera dispuesto un criterio netamente
objetivo, por cuanto en contraste con el artículo 171 del CCA, norma que disponía
que éstas se causarían “teniendo en cuenta la conducta asumida por las partes”,
ahora establece que “Salvo en los procesos en los que se ventile un interés
público, la sentencia dispondrá sobre la condena en costas y agencias en
derecho, cuya liquidación y ejecución se regirán por las normas del Código de
Procedimiento Civil” (actual CGP), lo cual se entiende como que debe hacerse un
ejercicio valorativo donde se observen “ (…) una serie de factores, tales como, la
temeridad, la mala fe y la existencia de pruebas en el proceso sobre la acusación
de gastos y costas en el curso de la actuación, en donde el juez ponderará tales
circunstancias y se pronunciará sobre la procedencia de imposición con una
decisión sustentada.” 24

De manera que, para cada caso se hace necesario la comprobación que


efectivamente la parte a quien se le da la razón incurrió en gastos del proceso y en
agencias en derecho.

24
CONSEJO DE ESTADO, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Segunda – Subsección B, C.P. SANDRA
LISSET IBARRA VÉLEZ, radicado No. 25000-23-42-000-2013-01959-01(2655-14). Noviembre 3 de 2016.

32
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Para el caso presente, debe decirse que en vista de que con las modificaciones
efectuadas a la sentencia de primera instancia, se está accediendo parcialmente a
las pretensiones de la demanda, esta Sala se abstendrá de condenar en costas, de
conformidad a lo establecido en el artículo 365 numeral 5º del CGP.

DECISIÓN

El Tribunal Contencioso Administrativo del Valle del Cauca, administrando justicia


en nombre de la República de Colombia y por autoridad de la Ley,

RESUELVE

PRIMERO.- MODIFÍQUESE el numeral cuarto de la parte resolutiva de la


Sentencia No. 129 del 31 de julio de 2014 proferida por el Juzgado Primero
Administrativo Oral de Descongestión de Cartago, en el sentido de indicarse que
por concepto de perjuicios morales se les deberá reconocer a las demandantes
las siguientes sumas:

• A la señora MARÍA OLIMPIA MARROQUÍN DE GRAJALES: 100 SMLMV.


• A la señora LUZ MARINA MARRIQUÍN: 80 SMLMV.
• A la señora MARTHA ELENA HUERTAS: 80 SMLMV.

Igualmente en cuanto al daño a la salud, se deberá indicar que el monto a


reconocerle a señora MARÍA OLIMPIA MARROQUÍN DE GRAJALES es equivalente
a 100 SMLMV.

SEGUNDO.- CONFÍRMESE en lo demás la sentencia apelada.

TERCERO.- Sin condena en costas de esta instancia.

CUARTO.- En firme esta providencia, devuélvase el expediente al Juzgado de


origen, previas las anotaciones de rigor.

CÓPIESE, NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE.

Esta providencia fue estudiada y aprobada por la Sala en sesión de la fecha.

Los magistrados,

OSCAR A. VALERO NISIMBLAT

PATRICIA FEUILLET PALOMARES LUZ ELENA SIERRA VALENCIA

33

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