Patin, A. - La Aventura de Jesus de Nazaret
Patin, A. - La Aventura de Jesus de Nazaret
Patin, A. - La Aventura de Jesus de Nazaret
LA AVENTURA
DE JESÚS
DE NAZARET
Alain Patin
LA AVENTURA DE
JESÚS DE NAZARET
(11. a Edición)
Traducción:
María G. Fernán-Gómez
Para la edición española:
© 1997 by Editorial Sal Terrae
Polígono de Raos, Parcela 14-1
39600 Maliaño (Cantabria)
Fax: (942) 36 92 01
E-mail: [email protected]
http://www. sal terrae. es
Impresión y encuademación:
Grafo, S. A. - Bilbao
índice
Pdgs.
Los que dan testimonio y los que se cuestionan. . . 7
Primera Parte
LO QUE SUCEDIÓ EN EL PAÍS DE LOS JUDÍOS
Origen de los textos 15
Observaciones concretas sobre los cuatro Evangelios. 17
1. EL CONTEXTO DE LA ÉPOCA 21
1. Su aspecto económico 21
2. Su aspecto político 25
3. Su aspecto religioso 29
4. El «medio de Jesús» 37
2. JESÚS, CON QUIEN COMIERON Y BE-
BIERON 41
1. Se adhiere al movimiento de Juan 41
2. En Galilea: La Buena Noticia del Reino . 46
3. La crisis 54
4. La subida a Jerusalén 59
5. Los últimos días 63
6. El «más allá de la muerte», existe . . . . 68
Segunda Parte
¿A QUIEN ENCONTRARON?
1. ¿QUE HACIA? LA ACCIÓN DE JESÚS . . 77
Descripción: Enorme actividad de contacto.
Acciones que «hablan». Forma un grupo de
discípulos. Es libre en su manera de actuar . 77
6
Págs.
Para seguir reflexionando: Importancia de ser-con.
El por qué de las curaciones. Perspectivas . 82
Interrogantes: ¿Cuál fue su acción en relación con
las injusticias? Jesús no es neutral . . . . 86
2. ¿QUE DECÍA EL MENSAJE DE JESÚS? . 89
Descripción: La «Buena Noticia». Hay que elegir.
El mandamiento nuevo. Vivir juntos . . 91
Para seguir reflexionando: Atención a la vida. En la
alegría. El hombre es sagrado. El perdón.
¿Es original el mensaje de Cristo? . . . . 97
Interrogantes: Amor y lucha de clases. A propósito
del dinero. ¿Una moral? 103
3. ¿QUE QUERÍA? EL PROYECTO DE JESÚS 109
Descripción: Reunir a todos los hombres en el mo-
vimiento del Reino. Iniciar los últimos tiem-
pos de la humanidad. Organizar el nuevo
pueblo de Dios 109
Para seguir reflexionando: ¿Un salvador supremo?
¿Hijo de Dios? ¿Destruir o construir? Revelar
a Alguien 115
Algunos puntos concretos: Socialismo y Evangelio.
La oración 121
4. ¿QUIEN ERA JESÚS? ¿QUIEN ES JESÚS? 129
Su personalidad: Una «autoridad». Un hombre
de relaciones. Un realista. Un hombre en
búsqueda. Un hombre de oración . . . . 130
T para vosotros, ¿quién soy yo?: El «Siervo sufrien-
te». Palabra de Dios, Hijo de Dios. Hablar
de Jesús, hoy 138
Para seguir reflexionando: ¿Por qué la muerte de
Jesús? 142
Conclusión: ¿Sabes la Noticia? 145
Anexo 1: Algunos datos prácticos para abordar los
«testimonios sobre Jesús» 153
Anexo 2: Testimonios sobre Jesús, provenientes de
fuera del círculo de creyentes 156
Anexo 3: Ayudas para utilizar este libro 159
Los que dan testimonio
y los que se cuestionan . . .
Lo que sucedió
en el país de los judíos
ORIGEN DE LOS TEXTOS
1. J n 20,30-31.
2. Hechos 10, 37-38.
1
El contexto
de la época
1. Su aspecto económico
1. Mt 18, 25-35.
24 LA AVENTURA DE JESÚS DE NAZARET
2. Su aspecto político
2. Le 19,1-10.
26 LA AVENTURA DE JESÚS DE NAZARET
3. Me 12,14.
1. EL CONTEXTO DE LA ÉPOCA 27
LAGO DE
GALILEA ¡TIBERIADES
¡(rey. Herodesj| (mar de
/ Galilea)
l .'~r
/ federación
v Ái^e las/«diez ciudades»
•V* \ (DECAPOLIS)
CESÁREA
(residencia de los
gobernadores *— >r—^
romanos)
SAMARÍA
¡PEREA
(rey:
IHerodes
JERUSALEN.
e del «Sanedrín»)
JUDEA
• — frontera de reinos
. . . frontera de provincias
28 LA AVENTURA DE JESÚS DE NAZARET
3. Su aspecto religioso
El «Mesías» y la «Ley»
Mapa religioso
país pagano
/ (agitación jfCAFARNAUN
zelota)
rMARE
MEDITERRÁNEO
j / NAZARET
-*—/
SAMARÍA \__
(zona herética;
mantenerse
lejos)
"X.«««««^t
f
¿lugar en el que
ti Juan bautizaba
~ s^r JERUSALEM 1'
con suTemplo
7 JUDEA
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ciudad c el Rey D a v i d í
desierto , refugio
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V de los [isenios gí
- - - - -
1. EL CONTEXTO DE LA ÉPOCA 35
El templo
El templo de Jerusalén resume en sí los poderes
económico, político y religioso: acaparado por la clase
dominante, nadie puede atacarlo sin socavar profun-
damente las estructuras sociales de la época. Con esto
se aprecia la importancia de las posturas que Jesús
tomará respecto de él.
Como lugar de poder económico es el centro más
importante de comercio y de intercambios moneta-
rios; tras sus muros se encierra el tesoro de las finan-
zas públicas; también se aceptan depósitos privados.
«Allí se refugia toda la riqueza judía», dice el historia-
dor Josefo.
Como lugar de poder político, ofrece sede a las
convocatorias del Sanedrín, que es la única Asamblea
que tolera el poder romano; es también la sede del
sumo sacerdote, y en una de sus alas los romanos han
instalado permanentemente una guarnición de solda-
dos para controlar la situación.
Finalmente, como lugar de poder religioso, hacia
él suben todos los judíos al menos una vez al año; es
el único sitio en el que, según la Ley de Moisés, se
pueden hacer los sacrificios prescritos; solamente allí
puede el pueblo responder con toda fidelidad a su
Dios y vivir la Alianza que Dios le propuso.
Las rivalidades, los grupos opuestos, las diversas
corrientes políticos - religiosas tienen al pueblo en
efervescencia 4 : todo son indicios de que la situación
El Templo de Jerusalén
Fortaleza romana
para vigilancia
del Templo
Gran explanada,
abierta a todos
recinto
reservado
__. a los judíos
a los sacerdotes
al sumo
sacerdote
únicamente
Sede para la
reunión del Sanedrín
1. EL CONTEXTO DE LA ÉPOCA 37
4. El «medio» de Jesús
Era necesario evocar todo este entramado de la
situación para comprender lo que sucedió. Veamos
ahora, más de cerca, el medio en el que nació Jesús al
que se llamará «Jesús de Nazaret».
Nazaret es una pequeña aldea recostada en una
colina que limita una fértil llanura; está en Galilea, o
sea en aquella provincia del norte del país, menospre-
ciada por las gentes de Jerusalén, porque en ella la
raza es menos pura, porque allí se censan muchos más
incircuncisos y porque allí se habla el arameo con
acento.
Jesús es carpintero, hijo de carpintero; es uno de
aquellos trabajadores que han aprendido un oficio en
la familia y que saben practicarlo. El oficio de carpin-
tero englobaba entonces el conjunto de los trabajos de
la construcción: no es probable que Jesús trabajara
solo; en la construcción se trabaja en equipo; esta
necesidad de trabajar en común, alimentó su experien-
cia de hombre. También tuvo que tratar a todos aque-
llos que, como él, sacaban de su oficio lo justo para
vivir: fabricantes de lámparas de aceite, tejedores,
curtidores, pequeños agricultores... Jesús creció en
medio de este pueblo de trabajadores: por su trabajo,
por sus relaciones, por las cosas que va aprendiendo y
descubriendo con los demás, se va haciendo un hom-
bre de manos expertas, que sabe calcular las dimensio-
Juan el Bautista
Los Evangelios sitúan a Jesús, al comienzo, meti-
do en uno de esos movimientos de renovación: el de
Juan.
Juan es un original: se ha instalado junto a un río
que bordea el este del país, el Jordán; hay allí un
2. Me 1,9-12.
2. JESÚS, CON QUIEN COMIERON Y BEBIERON 43
Las tentaciones
Para poner de relieve la importancia de esta pro-
fundización en su misión, Mateo y Lucas narran cómo
Jesús se tomó un largo tiempo de reflexión justamen-
44 LA AVENTURA DE JESÚS DE NAZARET
3. Le 4.1-13.
2. JESÚS, CON Q.UIEN COMIERON Y BEBIERON 45
4. Jn 5,19-20.
5. Para seguir esta parte léase: Me 1,16 hasta 6,13; Le
4,14 hasta 9,6; Mt 4,12 hasta 13,58.
2. JESÚS, CON QUIEN COMIERON Y BEBIERON 47
El Reino de Dios
Según Marcos, Mateo y Lucas, permanece siempre
en Galilea recorriendo pueblos y aldeas en todas di-
recciones. Leyendo el cuarto Evangelio se le ve, en
ocasiones dadas, en Jerusalén. Lo importante es cap-
tar el sentido que Jesús da a su misión durante este
período, y esto sí lo testimonian con claridad los
Evangelios. Marcos lo dice así: «Después del encarce-
lamiento de Juan Bautista, Jesús se vuelva a Galilea y
proclama la Buena Noticia de Dios, diciendo: "Se ha
cumplido el plazo y el Reino de Dios ya está aquí;
cambiad vuestros corazones y vinculaos a la Buena
Noticia"» 6.
Jesús tomó este término «Reino de Dios» en pri-
mer lugar porque correspondía a lo que el pueblo
esperaba febrilmente; ¿cómo podía darse a entender
sin emplear las palabras que eran portadoras de espe-
ranza? Un Reino, lo que evocaba claramente la gran-
deza de los tiempos pasados, pero un Reino de justicia
y de paz, como el que habían anunciado los profetas.
La afirmación de Jesús es que El realiza la promesa
que Dios hizo a su pueblo: ¡qué carga de resonancias
debía tener esta Buena Noticia...!
Anunciar un Reino es lanzar una llamada dirigida
no sólo a un cambio peisonal, sino a una renovación
total de los hombres y de la sociedad construida por
ellos: el orden social tendría que transformarse por
completo para dejar espacio al «universo nuevo de
Dios» 7. Todos y cada uno reciben la invitación de
participar con todos los demás en esta transformación.
Pero se trata del Reino «de Dios»: Dios mismo se
inserta en este mundo pa-a hacerle nuevo; su presen-
6. Me 1,14-15.
7. Con esta expresión se traduce el término «Reino de
Dios» en las Orientaciones de la Joc para 1974.
48 LA AVENTURA DE JESÚS DE NAZARET
£1 año «santo»
Lucas sugiere que Jesús se sirvió de un aconteci-
miento religioso para dar resonancia a su llamada
pública 8 . La cosa sucedió en Nazaret. Jesús propuso
un modo nuevo de leer un texto de Isaías: no verle
como un sueño del pasado, sino ponerle en práctica
hoy mismo. Estableció un vehículo de relación entre
un año «santo» que debía estarse celebrando por en-
tonces y la palabra del profeta que anunciaba un año
«de gracia, de favor» del Señor, un año de renova-
rán;
La celebración del año «santo» estaba integrada
en la Ley de Moisés 9 y tenía sus normas bien deter-
minadas: en él había que dar la libertad a los esclavos,
perdonar las deudas, facilitar que todo el mundo pu-
diera recobrar su capital inicial vinculado a una parce-
la de tierra. El núcleo de esta idea era que cada 50
años todo el mundo tuviera la posibilidad de volver a
comenzar sobre bases nuevas; quedaba claro, de esta
forma, que las relaciones humanas no deben ser oca-
sión de explotación, sino de desarrollarse comunitaria-
mente. Así unos y otros recobraban su libertad: el
pobre porque había sido reducido a la esclavitud; el
rico porque se ahogaba bajo el peso de la acumulación
de bienes.
Normalmente cada 50 años el sumo sacerdote de-
bía decretar en Jerusalén un año «santo» y proponer a
todos la renovación que exigía la Ley de Moisés; pero
de hecho tomaban buenas precauciones para no llevar-
lo a la práctica. Por eso se comprende perfectamente
que la llamada de Jesús a entrar en un verdadero año
«santo» era, simultáneamente, una interpelación a to-
do el pueblo (la Biblia les concernía a todos), la
8. Le 4,16-30.
9. Levítico, 25.
50 LA A V E N T U R A DE JESÚS DE NAZARET
Las curaciones
La exigencia de renovación no era cosa muy origi-
nal puesto que fundamentalmente consistía en recor-
dar algo que estaba en la Biblia. Esto era tan verdad
que se decía de él: «Es un profeta, como los profetas
antiguos» u . Pero Jesús va a motrar que era real-
mente posible responder a la llamada, y esto sí era
nuevo.
Dios estaba cerca, y entregaba profusamente su
potencia renovadora; todo el mundo podía cambiar;
esta posibilidad se traducía concretamente en las nu-
merosas invitaciones a la curación que marcan todo
este período.
Recordemos cuál era la situación social de los en-
fermos y disminuidos; una Buena Noticia para ellos
tenía que integrar necesariamente el aspecto de su
curación. ¿Qué verdadera novedad habría existido sin
esta posibilidad de que sanaran cuantos se encontra-
ban con Jesús? Fuera cual fuera la situación en que
10. Le 6,20-21.
11. Me 6,15.
2. JESÚS, CON QUIEN COMIERON Y B E B I E R O N 51
Urgencia y autoridad
La misión era hasta tal punto urgente, hasta tal
punto importante que no había que detenerse en na-
derías: era necesario ir a lo esencial, y durante todo
este período Jesús provoca la cólera de los fariseos
porque viola alegremente sus minuciosas prescripcio-
nes; cuando se trata de testimoniar el amor cercano
de Dios ni el sábado, ni las reglamentaciones sobre los
alimentos pueden convertirse en coartadas; cuando se
trata de salvar lo que está perdido es preciso ir resuel-
tamente hacia adelante.
Jesús habla con seguridad, con autoridad, de este
convencimiento de que el Reino está ahí, de que hay
que entrar en su dinamismo y de que hay sitio para
todos en la tarea de renovar el mundo: todos lo no-
tan. Muestra a las claras, desde el comienzo, que el
nuevo orden está ya ahí: a lo que se dijo desde siem-
pre —incluso en la Ley de Moisés— opone otras
52 LA AVENTURA DE JESÚS DE NAZARET
Los Doce
Sobre las bases de esa llamada general, Jesús reali-
za un gesto significativo: elige a doce hombres que
serán como el punto de partida de un nuevo pueblo
de Dios (el pueblo judío se asentaba sobre los doce
patriarcas que originaron las doce tribus). Y les da la
misión de anunciar, también ellos, la Buena Noticia
con la misma fuerza: también ellos curan. Pero su
primer cometido es vivir la experiencia del Reino,
testimoniar lo que Dios puede hacer con la vida hu-
mana: son como el bosquejo del Reino que comienza
a edificarse. Poco a poco, partiendo de lo que ellos
van viviendo, de lo que van descubriendo en el ejerci-
cio de su misión, les irá conduciendo tierra adentro
para que descubran el mundo que Dios quiere para
los hombres.
Un día en Caíarnaún
Durante todo este período, que dura algo más de
un año, Jesús viaja mucho por Galilea: le vemos en
Nazaret, en Naím, en Cana; frecuenta sobre todo las
orillas del lago de Tiberíades, al este del país, y en
particular la ciudad de Cafarnaún. Cuando abandonó
el Jordán se instaló en esta ciudad 12 y partiendo de
12. Mt4,13.
2. JESÚS, CON O.UIEN COMIERON Y BEBIERON 53
3. LA CRISIS 1 4
14. Para seguir esta parte léase Me 6,14 hasta 9,50; Le 9,7
hasta 9,50; Mt 14,1 hasta 18,35.
15. Me 4,30-32.
2. JESÚS, CON QUIEN COMIERON Y BEBIERON 55
16. Me 3,22.
17, Me 3,21.
56 LA AVENTURA DE JESÚS DE NAZARET
Tiempo de reflexión
Hubo otro motivo que impulsó a Jesús a alejarse,
al menos momentáneamente, de las multitudes gali-
leas: el rey Herodes comenzaba a inquietarse; quería
«ver» a Jesús, es decir, hacerle correr la misma suerte
que corrió Juan: cárcel y quizá muerte. El poder no
podía soportar una agitación de aquel volumen, tanto
menos cuanto que los temas que desarrollaba Jesús no
eran precisamente neutros...
Un rey no encuentra sus delicias precisamente en
oír hablar de «otro Reino». Algunos avisaron a Jesús
que Herodes lo buscaba para matarlo 20.
Estas razones llevaron a Jesús a dejar Galilea y a
irse al norte, a territorio pagano: allí nadie le molesta-
ría; sus discípulos se fueron con él, aunque no com-
prendían apenas lo pasado en el «asunto de los
panes» 21 ; no podían comprender cómo Jesús había
cortado, precisamente en el mejor momento, aquel
éxito sin precedentes. Con esta postura Jesús provoca
una toma de nueva postura colectiva; les invita a
hacer balance 22 : «¿Qué dicen las gentes de mí?»
Los discípulos le cuentan lo que han oído a unos y
otros: las gentes ven en Jesús un profeta como lo era
Juan Bautista, o como otros de los profetas antiguos...
Entonces Jesús les interpela directamente: «Y voso-
tros ¿quién creéis que soy?» Pedro responde en nom-
bre de los Doce: «Tú eres el Mesías»: aceptan que el
Mesías esperado sea como Jesús le muestra, al contra-
Un camino nuevo
Después de esta proclamación de fe, Jesús piensa
que ya son lo suficientemente fuertes como para escu-
char todo el contenido de sus propias reflexiones; los
últimos acontecimientos de Galilea, la amenaza de
Herodes, el resultado de su meditación de las Escritu-
ras, le han afianzado en esta convicción: para que su
mensaje pueda ser recibido sin ambigüedades, para
que su misión pueda ir hasta el final y producir como
fruto un mundo nuevo, es preciso cambiar la manera
de actuar.
La hostilidad de sus adversarios que iba en au-
mento, la huida de las masas cuando vieron que recha-
zaba ponerse al frente de una insurrección, le hacen
vislumbrar cada vez con mayor claridad que su cami-
no desemboca en la muerte. La meditación del profeta
Isaías y del salmo 22 que presentan la figura de un
«Siervo» del Señor que con sus sufrimientos da la
vida a la multitud de los hombres 24, le hacen caer
en la cuenta que hay otro camino posible para cumplir
su misión.
Esto es lo que dice el profeta: «Por sus sufrimien-
tos, mi Siervo justificará a la multitud, tomando sobre
sí sus pecados. Por eso yo le daré en herencia la
23. KJn6,68.
24. Mt 8,17 y Jn 12,38.
2. JESÚS, CON QUIEN COMIERON Y BEBIERON 59
27
4. LA SUBIDA A JERUSALEN
El «clima»
Desde estos momentos, los Evangelios nos presen-
tan la vida de Jesús como un viaje hacia Jerusalén. No
se trata de ver en esto un reportaje, sino fundamental-
mente una determinada ambientación 28. Vaya a una
parte o a otra, la manera que Jesús tiene de concebir
su misión está, en adelante, totalmente orientada a ese
fin: subir a Jerusalén; allí se desarrollarán los aconte-
cimientos definitivos. Jesús ha elegido ya su hora:
será durante las grandiosas festividades de la próxima
Pascua, en abril. En el momento en que todos cele-
bren festivamente el nacimiento del pueblo judío, El
estará allí para dar a luz un nuevo pueblo de Dios.
Jesús y su Padre
Hay otro aspecto que ocupa la atención de Jesús
en la formación de sus discípulos: colocarles ante
cuestiones más personales. Les provoca a reaccionar
respecto a El: es necesario creer en El; vincularse a su
persona, confiar en El; seguirle.
Intenta también, de las más diversas formas, ha-
cerles percibir quién es El, como aquella vez en que
llevó a la montaña a Pedro, Santiago y Juan 43. Allí,
en una experiencia difícilmente comunicable, ellos
captan, con mayor claridad, que Jesús es aquel que
realiza el proyecto de Dios que habían anunciado las
Escrituras (la Ley de Moisés y los profetas).
Les habla también de su Padre: se afana porque le
descubren como una persona viva; quieren que le
sientan y experimenten. Para revelarles quién es su
Padre, vuelve de nuevo al método de contarles pará-
bolas: el pastor que sale en busca de una sola de sus
Los preparativos
Efectivamente: esta vez las autoridades tienen
bien decidido dar muerte a Jesús: ¡basta ya; aquello
es demasiado! Lo dice el sumo sacerdote: «Es preferi-
ble que muera uno sólo y no todo el pueblo» 50. Hay
que hacerlo discretamente, antes de la fiesta de Pas-
cua. Esta fiesta, la más importante del año, reunía a
peregrinos judíos de todos los países; se reunía en
Jerusalén tanta gente que el gobernador romano, que
residía habitualmente en Cesárea a la orilla del mar,
ocupaba esos días su puesto en la capital para estar
seguro de controlar la situación. Poncio Pilato, el go-
bernador, estaba, pues, en Jerusalén.
50. J n 11,50.
66 LA AVENTURA DE JESÚS DE NAZARET
La muerte
Le llevan de tribunal en tribunal, más o menos
oficiales. Se levantan contra El todas las acusaciones
posibles. Los detalles no son lo más importante: son
muchos los regímenes que nos han enseñado cómo
condenar a inocentes. Los jefes de los sacerdotes re-
claman su muerte conforme a la Ley de Moisés, por-
que se llama «Hijo de Dios». Pero como no tienen el
derecho de condenar a muerte —se lo han quitado los
romanos— le vuelven a presentar ante Pilato. Ante él
invocan otro motivo de condena a muerte, algo que el
gobernador no puede dejar pasar por bueno, sobre
todo en estos días peligrosos de Pascua: este hombre
anima a la revuelta, pretende ser «rey». Pilato no está
muy convencido de la culpabilidad de Jesús, pero le
condena a muerte. Después de todo, judío más, judío
menos, poco importa. Después de algunas torturas
como corresponde al caso, le cuelgan de una cruz,
según la ley romana, en la cima de una colina próxima
a Jerusalén.
Era un día de abril del año 30. Al día siguiente
comenzaban los grandes festejos de la Pascua, porque
aquel año la Pascua caía en sábado, lo que era motivo
mayor de gozo y fiesta. Por motivos religiosos, pero
68 LA AVENTURA DE JESÚS DE NAZARET
Le vieron
¿En qué se fundó su convencimiento de que Jesús
muerto volvía a estar vivo y presente entre ellos? Los
53. Mt 28,20.
2. JESÚS, CON QUIEN COMIERON Y BEBIERON 71
¿A quién encontraron?
Los testigos no quisieron trazarnos con precisión
los detalles de la historia de Jesús: para ellos (y segu-
ramente también para nosotros) lo importante es po-
nernos en presencia de Alguien. El descubrimiento de
una persona no se alcanza cuando se han trazado per-
fectamente sus acciones y palabras reseñándolas con
precisión. Es algo mucho más interior y más intuiti-
vo: lo que se proponen es hacernos sentir qué tipo de
hombre se encontraron. Porque este encuentro tras-
tornó por completo su vida y les colmó más allá de
cuanto se hubieran atrevido a esperar. «Lo que enten-
dimos, lo que vimos con nuestros ojos, lo que contem-
plamos, lo que tocamos con nuestras manos referente
a la Palabra de Vida, porque la Vida se manifestó
—nosotros la vimos— es de lo que os damos testimo-
nio y os anunciamos esta vida eterna. Estaba junto al
Padre y se nos manifestó: lo que vimos y entendimos,
os lo anunciamos para que entréis en comunión con
nosotros... y nuestra alegría llegue a plenitud» 1.
1. 1 Juan 1,1-4.
76 LA AVENTURA DE JESÚS DE NAZARET
¿Qué hacía?
La acción de Jesús
DESCRIPCIÓN
1. Le 5.12. 3. Le 19,7.
2. Jn 4,27. 4. Le 17,11.
78 LA AVENTURA DE JESÚS DE NAZARET
Importancia de ser-con...
Es importante la decisión de Jesús de mantenerse
mezclado con la gente: la mayor parte de su vida
consistió en compartir plenamente, discretamente, la
existencia de sus amigos, de sus vecinos, de sus com-
pañeros de trabajo en Nazaret. Treinta años pasó ma-
durando, desarrollándose en el aprendizaje de un ofi-
cio, en las relaciones familiares, de trabajo y de vecin-
dad; su figura personal tomó forma para toda su vida
en este contexto; Jesús que se presentará un día como
procedente de Dios, es un trabajador de la construc-
ción que aprendió en Nazaret a razonar y a establecer
contactos personales: conservará el acento del terru-
58. Me 9,2.
1. ¿C¿UE HACIA? LA ACCIÓN DE JESÚS 83
Perspectivas
Cuando conecta con una persona la pide una ac-
ción concreta y posible: vender todos sus bienes 64,
seguirle en su misión 65, dar de beber 66, invitar a
la mesa 87. También a toda la colectividad, a todo el
pueblo, les propone actos concretos cuando declara
abierto al año «santo»: devolver la libertad a los es-
clavos, perdonar las deudas, dar la oportunidad de
INTERROGANTES
Jesús no es neutral
Por lo demás, en sus actuaciones Jesús no es neu-
tral. Es verdad que está cerca de todos, pero cuando
se desplaza es para buscar a los pecadores, a los ex-
cluidos: Jesús es prioritariamente para ellos «porque
son los enfermos los que necesitan al médico» 73. Es
verdad que dirige a todos la Buena Noticia, pero se
alegra con su Padre de que la Buena Noticia «esté
oculta a los sabios y sea acogida por los sencillos» 74.
Cuando constituye el grupo de los Doce lo hace con
gentes del pueblo: ni «doctores de la ley», ni sacerdo-
tes, ni gentes de prestigio, sino «personas sin instruc-
ción, ni cultura» (todos caen en seguida en la cuenta
de ello y lo comentan) 75.
Jesús es todavía menos neutral en sus palabras,
pues aunque se dirige a todos, no a todos dirige el
mismo mensaje. A unos les dice: «Felices vosotros los
pobres, porque vuestro es el Reino de Dios» 76; y a
los otros les anuncia: «Es más fácil que un camello
entre por el ojo de una aguja que un rico pueda entrar
en el Reino de Dios» 77. En el juego de fuerzas
sociales existente, Jesús eligió su puesto, en el que
nació: está con el pueblo.
Por la conciencia que tiene de su ser, porque sabe
que El es de Dios, rehusa el poder político. Esto nos
Su maneta de actuar
Cristo no vino a establecer un nuevo poder, susci-
tó, por el contrario, el nacimiento de una nueva vida,
una vida que ya no se deje vencer por nadie, ni sofo-
car por nadie. No vino a reemplazar la iniciativa per-
sonal y colectiva de los hombres; creó un nuevo pue-
blo, fermento y avanzadilla para el mundo entero.
Este es el sentido con el que podemos entender hoy
aquella frase suya: «Yo he venido a traer fuego a la
tierra, y cómo me gustaría que ya estuviera ardien-
do» 80.|
78. J n 18,33-37.
79. Jn 15,9-17-
80. Le 12,49.
2
¿Qué decía?
El mensaje de Jesús
1. Le 10,25-37. 3. Me 1,22.
2. Mt7,7.
2. ¿QUE DECÍA? EL MENSAJE DE JESÚS 91
DESCRIPCIÓN
La «Buena Noticia»
Jesús anuncia una Buena Noticia: los pobres, los
hambrientos, las gentes de corazón transparente, los
constructores de la paz, los disponibles, pueden consi-
derarse felices 6: de ellos es el Reino, un tesoro 7 ,
una perla preciosa ofrecida a todos 8; la semilla da el
ciento por uno 9, la abundante cosecha requiere mu-
chos obreros 10; la minúscula semillla se ha converti-
do en un árbol gigantesco n ; el tiempo ha llegado a
su plenitud: el Reino está ahí. Felices quienes han
elegido la mejor parte, como María la hermana de
Marta, que lo dejó todo para acoger la Buena
Noticia 12.
Algo nuevo ha sucedido; algo que jamás había
sucedido en los tiempos anteriores; es una pieza de
paño nuevo que no se puede pegar a un vestido
viejo 13; es un vino nuevo que hay que meter en
4. Le 18,9. 9. Mt 13,8.
5. Le 14,26. 10. Mt 9,37.
6. Mt 5,1. 11. Mt 13,31
7. Mt 13,44. 12. Le 10,38.
8. Mt 13,45. 13. Me 2,21.
92 LA AVENTURA DE JESÚS DE NAZARET
El mandamiento nuevo
El cambio de corazón, de manera de ver y de vivir
por el que Jesús apuesta, se resume en el «manda-
miento nuevo»: «Amaos ios unos a los otros como yo
os he amado 56; o también: «Amarás al Señor tu
Dios con todas tus fuerzas... y a tu prójimo como a ti
mismo» 57; de otra forma: «Todo lo que os gustaría
que los demás hicieran por vosotros, comenzad voso-
tros por hacerlo con ellos» 58. Actuar de esta forma
es construir la propia casa sobre roca 59, porque vi-
vir con Dios no consiste en decir: «Señor, señor» 60,
sino en actuar como actúa Dios: de la misma manera
que el Padre se ha hecho prójimo por medio de Jesús,
hay ahora que dar siempre el primer paso 61, hacerse
prójimo de todos 62, ir a reconciliarse con quien ten-
ga algo contra nosotros 63; nuestra vida será enton-
ces una alabanza al Padre: «Sed perfectos como perfec-
to es vuestro Padre 64... El hace salir su sol sobre
buenos y sobre malos» 65.
El mandamiento nuevo tiene buen cuidado en
concretar que es necesario llegar hasta a «amar a los
enemigos» 66 (y ¡enemigos existirán, desde luego!).
En efecto, el Reino, ese mundo nuevo inserto en el
dinamismo del amor del Padre, chocará con resisten-
cias; no será precisamente paz para el mundo, sino
Vivir juntos
Jesús subraya al grupo de sus discípulos la impor-
tancia de que vivan unidos: tienen que preocuparse
los unos de los otros y manifestar juntos el rostro de
Dios 75. Quiere también que estén libres para la
misión 76, que sean astutos como las serpientes y
sencillos como las palomas 77; juntos han recibido
talentos para hacerlos fructificar 78; que sean criados
fieles y den a cada cual el alimento en el momento
oportuno 79. Al responder a la Palabra, se han con-
Atención a la vida
La manera de expresarse de Jesús nos invita a
renovar nuestra manera de buscar a Dios: con fre-
cuencia nos despistamos, yéndonos lejos. Sin embargo
lo que habla con limpieza de Dios no son Us bellas
definiciones, sino la vida de los hombres; la vigilancia
En la alegría
Otro aspecto, frecuentemente muy olvidado, es la
alegría: Jesús habla en un clima de fiesta, de bodas,
de banquetes: no es el momento de ayunar, ni de
poner caras tristes. ¿Por qué? Porque Dios y su po-
tencia renovadora habitan en el pueblo. El universo
nuevo de Dios, el que los hombres intentan construir,
ya no es una lejana esperanza; está ahí al alcance de la
mano. En a d e l a n t e ya nadie podrá robar esta
alegría 89, porque Jesús ha ido hasta la cruz y en El
la vida ha conseguido su triunfo definitivo 90: el
El hombre es sagrado
Paradójicamente, aunque Jesús habla de D'(os si-
túa al hombre en un puesto central: sólo hay un ser
sagrado en el mundo, el hombre. A Dios le afecta, le
toca, todo lo que le sucede al hombre: «Es a Mí a
quien se lo habéis hecho» 91. Jesús se enfrenta con
los detentadores de la ley, de la religión, de la tradi-
ción y de la nación, porque lo que le preocupa es el
hombre. Donde Jesús ve un paralítico que sufre, una
mujer que es menospreciada..., esos sólo ven la ley del
sábado que hay que respetar o la Ley de Moisés que
hay que cumplir: pero Jesús afirma que la única ley
que hay que cumplir es el servicio a los hombres,
porque es el único camino que lleva a Dios. En este
mundo solamente se encuentra a Dios a través de su
imagen que es el hombre. En el mismo Jesús, Dios se
da a conocer solamente a través del carpintero de
Nazaret. «Nadie ha visto jamás a Dios, sólo el Hijo
único nos le ha dado a conocer» 92. Dios y los hom-
bres están tan vinculados que en adelante ya nadie
podrá separarlos. Juan, el discípulo de Jesús, lo dice
así en una de sus cartas: «Quien dice: «amo a Dios»
a quien no ve, y no ama a su hermano a quien ve, es
un mentiroso» 93.
El perdón
Hay una palabra que con mucha frecuencia está
en labios de Jesús y que corre el peligro de ser mal
96. Me 3,4.
102 LA AVENTURA DE JESÚS DE NAZARET
INTERROGANTES
La clase trabajadora se enfrenta hoy con una lucha
difícil y el mandamiento de amar al prójimo, e incluso
a los enemigos, puede parecer inadecuado para la si-
tuación. Tanto más cuanto que la memoria colectiva
de la clase obrera recuerda con nitidez las humillacio-
nes, las hipocresías de aquel ejercicio de la burguesía
cristiana que se llamaba a sí mismo caridad. ¿Cómo
situarse ante el amor y la lucha de clases?
103. Le 16,13.
3
¿Qué quería?
El proyecto de Jesús
DESCRIPCIÓN
¿Hijo de Dios?
¿Quería que se le reconociera como Hijo de Dios?
Muchos en aquella época pretendían que este título
correspondiera sólo al Emperador de Roma. La mayor
parte de las veces consistía nada más en que el tal
emperador imponía su voluntad sin explicaciones, exi-
gía señales de respeto, de veneración y adoración ver-
daderamente humillantes. A eso se añadían, por su-
puesto, buenas ofrendas y regalos de todo tipo, plata,
¿Destruir o construir?
¿Quería, en fin, destruir el templo 49 y todo lo
que significaba? Algunos testigos levantaron su voz
en el proceso de Jesús, para manifestar esta acusa-
ción: sabiendo lo que representaba el templo como
Revelar a Alguien
¿Qué resultados quería obtener Jesús? No es fácil
responder, pues Jesús no se expresó claramente sobre
Socialismo y Evangelio
Los trabajadores se enfrentan hoy con nuevas
cuestiones; la clase obrera ha ido forjando poco a
poco su concepción de la sociedad; la denomina socia-
lismo, nombre que engloba datos comunes y diferen-
tes según las diversas corrientes del movimiento obre-
ro. Supuesto esto, los creyentes se preguntan con todo
derecho, si existen lazos de unión entre ese proyecto
de sociedad y la esperanza admirable del Reino.
Para evitar simplificaciones hemos de comenzar
afirmando que los Evangelios no pueden pronunciarse
acerca de una cosmovisión elaborada dos mil años más
tarde. Es una ingenuidad querer deducir el socialismo
de lo que nos transmiten los Evangelios, o si no, una
tentativa recuperacionista. Son varios los textos de
obreros creyentes, organizados en movimientos, que
toman claramente postura acerca de este punto. «Pre-
sentar un proyecto de organización de la sociedad co-
mo la puesta en práctica del Evangelio es un bloqueo
político-religioso que nosotros rechazamos» 59.
«La fe no nos dice nada sobre la sociedad que
hemos de construir, ni sobre el modo de llegar a ella.
71. Ibidem.
72. Ibidem.
73. Chercheurs de Dieu, p. 77.
3. ¿QUE QUERÍA? EL PROYECTO DE JESÚS 125
La oración
En la investigación que estamos haciendo del pro-
yecto de Jesús, ¿no prestamos ninguna atención a su
oración? La oración expresa frecuentemente los de-
seos y las esperanzas más profundas de los hombres.
La oración que Jesús enseñó y confió a sus discípulos
resume perfectamente lo esencial de su testimonio.
Así nos la dejó el Evangelio de Mateo:
«Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre; venga tu Reino; hágase tu
Voluntad
así en la tierra como en el cielo.
El pan nuestro de cada día, dánosle hoy;
y perdónanos nuestras deudas,
así como nosotros perdonamos a nuestros deudores;
y no nos dejes caer en tentación,
más líbranos del Mal.» 75.
Bueno será recordar que los judíos acostumbraban
a empezar por lo que hoy más bien pondríamos como
conclusión. Por eso para comprender mejor esta ora-
ción, seguramente nos ayudará a intentar leerla al re-
vés.'
76. Mt5,16.
4
¿Quién era Jesús?
¿Quién es Jesús?
l. Me 6,3.
130 LA AVENTURA DE JESÚS DE NAZARET
SU PERSONALIDAD
Una «autoridad»
Lo que más les impresionó de Jesús es la autori-
dad que transparentaba a través de lo que decía y
hacía: los testigos lo testimonian varias veces. No
necesitaba pruebas para apoyar sus palabras; le basta-
ba con afirmar: «Yo os digo...... En lo tocante a su
misión, dirige a las personas con quienes trata invita-
ciones vigorosas: dejar sus riquezas, abandonar a sus
seres queridos; invitación breve y frecuentemente sin
explicación alguna: «Sigúeme», y algunos lo dejan to-
do para seguirle 2 . Pero su autoridad no es de esas
que machacan, sino que, al contrario, da la posibilidad
a cada cual de aclararse él mismo y de liberarse 3 :
cada cual descubre en el encuentro con Jesús la cali-
dad de su propio espíritu; nadie puede quedar indife-
rente: hay que tomar partido a favor o en contra de
Jesús 4. Su autoridad no está basada en una función
o en una situación oficial: Jesús no reivindica ningún
título y con frecuencia tiene como compañero el me-
nosprecio, «ese galileo» 5 ; ¿puede salir algo bueno de
aquella provincia retrasada? 6. Su autoridad se basa
en la calidad interior de su personalidad: está seguro
de su misión; sabe de dónde viene y adonde va 7 ,
aun cuando tenga que ir descubriendo el camino a
seguir entre esos dos puntos.
Su vida está por completo dedicada a su misión, lo
que da carácter absoluto a lo que hace y a lo que es;
esa capacidad suya de entrega le sitúa en una inmensa
libertad en relación con todos los convencionalismos.
Incluso sus adversarios lo subrayan: «Sabemos que
2. Le 5,27-28. 5. Jn 7,52.
3. Jn8,12. 6. Jnl,45.
4. Le 9,49. 7. Jn8,14.
4. ¿QUIEN ERA JESÚS? ¿QUIEN ES JESÚS? 131
Un hombre de relaciones
Jesús es, efectivamente, un hombre de relaciones:
le gusta estar en medio de las gentes del pueblo 12;
treinta años de vida ordinaria en Nazaret, luego unos
años por los caminos rodeado de multitudes * , siem-
pre dispuesto a compartir la comida y la amistad
cuando se le invitaba w . Participa de las alegrías y
de las penas de los demás. Se siente profundamente
afectado cuando se encuentra con aquella viuda que
va a enterrar a su hijo único 15; siente hambre lo
mismo que la multitud que le acompaña 16; se alegra
con sus discípulos cuando vuelven de la misión 17. Se
admira con facilidad y comparte su alegría con los que
están con El: ante las flores de los campos 18 , ante el
trabajo de los hombres 19, ante el niño y su capaci-
dad de acogida 20, ante la fe que manifiestan los
paganos 21, ante la disponibilidad de los sencillosffl;
siempre surgen ante El ocasiones de gozo.
Sufre también con las incomprensiones y a veces
hasta el límite de lo soportable: «¡Generación incré-
dula y perversa!, ¿hasta cuándo tendré que soporta-
ros?, ¿hasta cuándo tendré que estar con voso-
tros?» 23. Con tristeza y cólera va viendo cómo los
fariseos se cierran cada vez más a sus requerimien-
tos M ; a veces constata con irritación que incluso
sus discípulos le comprenden perfectamente mal;
están embotados para escuchar su mensaje 25.
Un realista
Pero Jesús no es un soñador; no se hace ilusiones
respecto a los hombres; es realista, ve el mundo tal
cual es, ni mejor, ni peor. Las parábolas nos ofrecen
un cuadro exacto de la sociedad de entonces y con
frecuencia Jesús añade alguna pincelada de humor:
los que ocupan los primeros puestos en los banquetes
Un hombre en búsqueda
Como hombre en búsqueda que es, Jesús hierve
de iniciativas para dar con los medios que le permitan
cumplir con su misión: explora procedimientos desde
el primer anuncio en Galilea hasta la cruz en Jerusa-
Un hombre de oración
Discretamente, Marcos, Mateo y Lucas nos testi-
monian esta dimensión de la vida de Jesús, su relación
con el «Padre»: es un hombre de oración, aunque a su
manera, sin grandes demostraciones 69. Todos los as-
pectos de su personalidad quedan impregnados por
ella: ahí está la fuente de su misión, de su convenci-
miento y de su entusiasmo: «Mi alimento es hacer la
voluntad de mi Padre» 70. El Evangelio de Juan da
gran importancia a este aspecto de la vida de Jesús:
está en diálogo permanente con Alguien: incompren-
dido por todos, incluso por sus discípulos, abandona-
do aun por sus más íntimos, rechazado por el pueblo
que debería haberle acogido, ¿cómo mantenerse en
pie sin «Aquel que está siempre con El? 71. La vida
de Jesús es incomprensible sin ese Otro, sin aquel al
que llama «Abba» 72, es decir, «Papá»; inexplicable
también la decisión con que se encamina a la muerte.
Sólo una clara conciencia de su vinculación única con
el «Padre» puede explicar la actitud de Cristo ante
los acontecimientos trágicos de su condena y de su
muerte.
Jesús quiso hacer de su existencia un servicio a su
Padre y a los hombres: se comprendió a sí mismo
como quien iba a lograr que de nuevo pasara la co-
rriente de Dios a los hombres y de los hombres a
Dios. En El se realiza una alianza nueva y definitiva,
un impulso nuevo que inserta en el corazón de los
hombres la vitalidad de Dios. Realiza una especie de
transfusión que salva al enfermo, al mundo de los
El «Siervo sufriente»
Las primeras comunidades investigaron las Escri-
turas para intentar comprender a Jesús y su misión: el
acontecimiento de la resurrección necesitaba de una
explicación, colocados ante lo inesperado, ante lo
inaudito, los testigos tenían que intentar explicárselo;
¿qué significaba esta experiencia de Jesús resucitado?
El mismo Jesús había buscado en las Escrituras el
sentido de su vida y de las opciones que tomaba:
siguiendo sus pasos los discípulos profundizan en al-
gunos textos, en particular en el salmo 22 y en algu-
nas páginas del profeta Isaías que contienen los llama-
dos «poemas del Siervo». Escritos quinientos años
4. ¿QUIEN ERA JESÚS? ¿QUIEN ES JESÚS? 139
«¿Sabes la noticia?
Una vida nueva,
más bella,
más verdadera,
está a tu alcance,
si quieres.
Abandona, regala,
tus libros de escuela:
sus bonitas palabras
eran monótonas,
estaban desfiguradas.
Se acabó el soñar: hay que ponerse a vivir.
En nuestros corazones, palomas y el sol brillante.
Verás qué escudo forman nuestras manos levantadas;
146 LA AVENTURA DE JESÚS DE NAZARET
«Amando al Otro»
«Amando al Otro, aprende a cambiar». Sí, en
compañía de Cristo, todos, o sea, tú, yo, nuestros
amigos y compañeros, todos podemos acoger el amor
del Padre. Esta es la gran noticia, en nuestro punto de
partida: Dios con todo su poder de renovación está
cerca de cada uno de nosotros. Responderle no consis-
te en difíciles ejercicios, sino en hacerle un lugar en la
propia vida. Lo decía el apóstol Juan: «El que ama
conoce a Dios»2. Cuando experimentamos un amor
humano o una amistad profunda y notamos cómo
1. F. Solleville. 2. U n 4,7.
CONCLUSIÓN: ¿SABES LA NOTICIA? 147
3. Apoo, 21,3-4.
148 LA AVENTURA DE JESÚS DE NAZARET
Juntos, en Iglesia
Para fortalecer nuestras respuestas personales Je-
sús quiso, desde el comienzo, crear un compromiso
colectivo: formar un cuerpo vivo de discípulos. Como
a miembros de un mismo cuerpo, se nos invita a vivir
la doble fidelidad que vivió Jesús: fidelidad al amor
del Padre y fidelidad a la tarea de liberación de los
hombres y" de construcción de un mundo nuevo; y
vivir las dos de manera que una apoye a la otra. La
vida en Iglesia como participación de fe y provocación
a la acción, forma parte de nuestra respuesta al pro-
yecto de Dios. La Iglesia es también el lugar donde
buscamos, juntos, los medios aptos para dar a conocer
el mensaje de Cristo. Invitar al mayor número posible
de personas a entrar conscientemente en la renovación
del Reino no es un lujo, sino una necesidad: ¿Cómo
á*mar a Dios sin trabajar porque su amor sea reconoci-
do y acogido por el mayor número de personas? ¿Có-
mo amar a los hombres sin trabajar porque descubran
el sentido total de su aventura humana y porque reco-
nozcan a su «Padre»?
4. Me 2,9-11.
CONCLUSIÓN: ¿SABES LA NOTICIA? 149
5. Le 24,13-35.
150 LA AVENTURA DE JESÚS DE NAZARET
6. Le 24.32.
CONCLUSIÓN: ¿SABES LA NOTICIA? 151
Evangelio de Mateo
¿Carta a los hebreos?
Cartas de Santiago
Y Judas
• JERUSALEN
En torno a la
comunidad de Roma
y a las de Italia, En torno a las En torno a la En torno a las
hacia el año 70. comunidades de comunidad de comunidades de
Grecia y Asia Efeso, origen-judío,
entre el 50 y 80 hacia el año 100 entre el 70 y 80
CONCLUSIÓN: ¿SABES L A NOTICIA? 155