Santoral Mes Agosto
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Santoral Mes Agosto
6 AGOSTO
La Tranfiguración del Señor Santos: Felicísimo, Agapito, Jenaro, Magno, Vicente,
Esteban diáconos y mártires; Cremetes, Melasio, abades; Jordán, Justo, Pastor,
mártires; Eusocio, Maurino, Estapino, obispos; Jacobo, eremita; Hormisdas, papa.
6 de Agosto La Transfiguración del Señor Fue en el monte Tabor donde Jesucristo se
transfiguró ante tres de sus Apóstoles, mostrándoles su gloria y preparándolos para los
acontecimientos de su futura Pasión, según consta por el testimonio de los Evangelios. El
Papa San Pío V unificó la celebración del acontecimiento en este día. 6 de agosto Justo y
Pastor, mártires († 304) Convencieron los de la tetrarquía a Diocleciano que los
verdaderos enemigos a exterminar del Imperio eran los que se profesaban cristianos y que
ya estaban por todas partes. Fueron capaces de convencerlo porque había datos que de
ningún modo necesitaban probarse por su evidencia: los cristianos no daban culto a los
dioses romanos, se mostraban ausentes en el circo y ponían auténtico reparo a verse en las
termas; su matrimonio les dura para toda la vida y a los hijos concebidos no los exponen
jamás a la muerte; comparten el pan y las casas, pero no la cama. Estas cosas podrían
perdonárseles porque son honestas, pero realizan extrañas prácticas religiosas sólo
accesibles a los iniciados y como no ceden en la adoración a los dioses dándoles incienso, y
como adoran a un Cristo o Cresto más que a su propia vida son una fuerza potencial
inmensa que puede volverse contra el Imperio si se lo propusieran. Son fanáticos que
escapan a la influencia y autoridad del César y es precisa su destrucción. El César Galerio
ha triunfado en su intento exterminador. Decretos y más decretos promulga Diocleciano
que está representado por su gobernador o prefecto Daciano en el extremo occidental del
Imperio. La persecución se ha desatado fuerte y cruel desde los Pirineos hacia el sur,
dejando un rastro de sangre cristiana: Vicente, Eulalia, tantos y tantos. También los niños
Justo y Pastor. Prudencio, que en su Peristefhanon cantará la gloria de los mártires y de las
ciudades que los poseyeron, incluye a los dos niños mártires entre los que forman su
corona, afirmando que son la "gloria para Alcalá"; luego serán mencionados por Venancio
Fortunato y estarán presentes con veneración en los Santorales y Calendarios visigóticos
con san Isidoro en su obra De viris Illustribus y san Ildefonso que retoca, en apéndice, el
diálogo entre los hermanos; también en la liturgia Mozárabe aparecen sus nombres al
celebrar las fiestas, y son cantados por la literatura posterior como en el soneto de Lope:
"Dos corderos al cielo sacrifica, primicias ya de innumerables santos". Llegan con el
tiempo a ser nombrados Justo y Pastor los Patronos de Alcalá y de toda la archidiócesis de
Madrid. Las actas son tardías, no auténticas y nada creíbles. Sólo recogen la tradición oral
de los hechos transmitidos a lo largo de las generaciones; un autor anónimo los pone por
escrito adaptándolos a las necesidades de sus destinatarios o inventándolos para dar una
buena catequesis presentándolos adornados con elementos estéticos más o menos
plausibles. Sólo sabemos de Justo y Pastor que eran dos niños, como de siete y nueve años,
y que murieron degollados por presentarse espontáneamente ante Daciano, manifestando su
condición de discípulos de Cristo; sufrieron martirio los dos hermanos al ser degollados
probablemente en las afueras de la ciudad llamada entonces Complutum y ahora Alcalá de
Henares. No quiso Asturio, el obispo de Toledo, dejar ya la ciudad complutense después
del hallazgo de sus restos. Así llegó Complutum a ser sede episcopal y él su obispo
primero. Allí mismo edificó en su honor la primera basílica. Pronto se difundió su culto a
toda la piel de toro cristiana e incluso más allá de los Pirineos; de hecho, el que en
Barcelona se pusiera la diócesis recién erigida bajo su advocación, allá por el siglo IV, es
un testimonio bien claro de cómo se comentó el suceso de la muerte de los intrépidos
inocentes, de cuánto estimuló su ejemplo a ser leales a la fe y de dónde se sitúa el término o
medida del amor a Jesucristo para no decir nunca "basta" a sus exigencias.
7 AGOSTO
Santos: Sixto II, papa y compañeros, mártires; Cayetano, presbítero; Justino, Veriano,
Pedro, Julián, Fausto, Carpóforo, Exanto, Casio, Severo, Segundo, mártires; Celso,
Claudia, Conrado, confesores; Victricio, Donato, Donaciano, obispos; Domecio,
monje; Alberto, carmelita.
7 de Agosto San Cayetano, presbítero (1480-1547) Nació en el año 1480 en Vicenza
(Italia). Se ordenó sacerdote y para promover el apostolado y la renovación espiritual del
clero fundó en Roma la sociedad de Clérigos Regulares, llamada también Teatinos, que
prontamente se difundió por Venecia y Nápoles. El santo se hizo notable por su intensa
oración y por la caridad con el prójimo. Murió en Nápoles el año 1547. 7 de Agosto San
Sixto II, Papa, y compañeros mártires (+ 258) El Papa Sixto II, por orden del emperador
Valeriano, fue detenido y martirizado el momento por unos soldados, en el año 258,
mientras celebraba la Eucaristía en la catacumba de Calixto, en Roma, junto con cuatro de
sus diáconos y numerosos cristianos, al año de haber sido elegido obispo de Roma.
8 AGOSTO
Santos: Santo Domingo de Guzmán, fundador; Ciriaco, diácono; Largo, Esmaragdo,
Marino, Juliana, Eleuterio, Leónidas, Hormisdas, mártires; Emiliano, Mirón, obispos;
Ternacio, Gervasio, Gedeón, confesores; Severo, presbítero.
8 de Agosto Santo Domingo de Guzmán, presbítero (c.1170-1221) Nació alrededor del
año 1170 en Caleruega (España). Fue estudiante de Teología en Palencia y canónigo en
Osma. Con la santidad de su vida y con su predicación se opuso con éxito a la herejía
albigense en el sur de Francia. Allí, con los compañeros que se le unieron en esta empresa,
fundó la Orden de Predicadores. Supo transmitir a los suyos su celo apostólico y su amor a
la verdad. Murió en Bolonia en 1221.
9 AGOSTO
Santos: Amor, Viator, Antonino, Falcón, Firmo, Rústico, Román, Martín, Nicolás,
Secundiano, Marcelino, Veriano, mártires; Benigno, Clemente, confesores; Maurilio,
Domiciano, Veremundo, obispos; Riagán, presbítero; Oswaldo, rey; Cándida María,
fundadora de las Hijas de Jesús, Teresa Benedicta a Croce (Edith Stein), religiosa y
mártir beatas.
9 de agosto Oswaldo, rey (604-642) Vástago de la familia real de Nortumbria. Su padre
fue el sanguinario e incendiario Eteelfrido que mereció el apodo de "Devastador"; por ello
no es de extrañar que, una vez muerto, su hijo Oswaldo tuviera que salir para el destierro
aunque solo fuera un niño. Pudo refugiarse en los escotos del Norte que ya era zona
cristianizada por Columba desde hacía unos años antes de su llegada. Sólo tenía once años
cuando -ya huérfano- encontró refugio en aquellas latitudes. Notó que allí todos hablaban
del monje Columba, el gran misionero irlandés, y que en bastantes aspectos aquella gente
vivía de un modo diferente al que él había presenciado desde siempre al lado de las hordas
guerreras de su padre. Quizá esa curiosidad contribuyó a formarse como cristiano; de
hecho, cuenta el principal relator de su vida y obras, el cronista nortumbrio Beda, que
engrosó el número de los catecúmenos que se formaban en la nueva religión, aumentó el
contacto con la comunidad cristiana llegando a familiarizarse con ella, se adaptó a su vida y
costumbres -cosa nada fácil- y terminó pidiendo el bautismo. Como llegó a descubrir que el
heroísmo no está reñido con el cristianismo, se convirtió en evangelizador de Cristo. Los
sajones y bretones habían mantenido entre ellos continuas guerras por poseer el territorio
de Nortumbria. Corrían noticias de que el terrible Cadwallon, héroe de Bretaña, va
eliminando uno a uno a todos los parientes del príncipe desterrado y un triste día se
corrieron las voces de que había llegado hasta el extremo de asesinar a su hermano
Eanfrido; este fue el detonante para que Oswaldo decidiera plantarle cara al formidable
bretón y sacarlo del territorio de sus mayores. Dispuesto a morir en el intento, reza antes de
entrar en batalla, cerca de Hexham, hace una cruz con dos ramas cruzadas, y anima a sus
huestes a luchar en nombre del Dios de los cristianos. La terrible pelea se resolvió con
triunfo del ejército de Oswaldo, con la muerte del capitán adversario y con el sobrenombre
de Lamngwin (el de la espada que relumbra) para el nuevo presidente de la Heptarquía y
caudillo universal de los anglosajones. Casó con la hija del primer rey cristiano de Wessex,
y aquello fue como el alborear de una gran era. Su reinado duró sólo ocho años. Aprendió
de los cristianos que el ideal no está en la guerra, sino en la búsqueda de la justicia que
lleva a la paz. Consigue la unidad entre los irreconciliables reinos; llena su corte de sabios
y muchos de ellos son monjes; construye el monasterio de Lisdisfarme para Aidan que con
sus monjes avanza evangelizando desde el norte, mientras que los benedictinos
recomienzan a hacerlo desde el sur, después del fracaso primero de Agustín de Cantorbery,
cuando fueron obligados a replegarse por las sangrientas persecuciones y la ferocidad de
los naturales del país. Ha descubierto en el santo monje Aidan las cualidades necesarias
para ser el hombre de Dios apropiado para la evangelización por su amor a la pobreza,
desprendimiento, rechazo de honores, comprensivo con los tardos, dulce con los tercos y
exigente con los perezosos. Tanto es su aprecio que lo toma como asesor espiritual para él
mismo. Y debió acertar, porque con sus consejos el propio Oswaldo aprende a pasar noches
en oración donde tamiza las decisiones de gobierno de su pueblo; puso orden en su corte, es
generoso en limosnas, piadoso con los enfermos y compasivo con los pobres. Murió en
pelea de guerra con el pagano Penda, rey de los mercios, en la batalla de Maserfelth. No
pudo este rey soportar que Oswaldo se hiciera cristiano; pensó que se había hecho cobarde,
traicionando a Odín. La fiereza de Penda y sus ansias de venganza llegaron al
ensañamiento de pinchar en un palo la cabeza del rey vencido y muerto, manteniéndola en
alto durante un año para que la contemplaran las gentes, hasta que fue rescatada por el
vengador Oswy, continuador de la obra de Oswaldo. Aquellos tiempos eran así. Frente a
tanta fiereza, hay también episodios de generosidad y grandeza. Cuenta Beda que en un
banquete de corte, estando el obispo Aidán dispuesto a dar la bendición, el encargado de las
limosnas del palacio se aproximó al rey para notificarle que una muchedumbre de pobres
estaba a la puerta, todos famélicos y hambrientos. Tiempo le faltó a Oswaldo para
suspender el festejo, repartir los manjares entre los pobres y destrozar en pedazos la plata
del ajuar para entregarlos como remedio a los necesitados. El pueblo anglosajón tuvo a
Oswaldo como mártir desde su muerte y como a tal le dio veneración por haber sabido ser
rey, héroe y apóstol. Su culto se extendió por la Europa central, el sur de Alemania y el
norte de Ita1ia. Se santificó con bondades rectas, con gobierno firme y con deseos
evangelizadores a pesar de la buena dosis de barbarie propia de la época; quizá una mirada
anacrónica desde el siglo XX le negara el honor de los altares, pero a cada cual le toca
santificarse en su propio mundo, poniendo a disposición de Dios y de los hombres lo mejor
de su voluntad. Y en el caso de Oswaldo aún no se habían inventado las monarquías
democráticas. 9 de Agosto Edith Stein, mártir (1891- 1942) "El 12 de Octubre de 1891
nací yo. Edith Stein, hija del fallecido comerciante Siegfried Stein y de su mujer Auguste
Courant, en Brelau. Soy ciudadana prusiana y judía". Así comenzaba su "curriculum
vitae". Pertenece a una familia normal que es trabajadora y practicante de la religión judía;
tienen seis hijos más. Edith abandonó la religión durante muchos años como consecuencia
de una decisión consciente y libre. No obstante siempre mantuvo respeto y admiración
hacia el judaísmo. Se dedica en su juventud a la filosofía. Le apasiona el profesor de
Gotinga Edmund Husserl desde que leyó sus Investigaciones lógicas. Para ella suponen una
vuelta a la realidad y deja de lado el subjetivismo de Kant y sus seguidores. Descubre que,
además del yo, existen los demás y muchas cosas más. Le ayuda en su nuevo camino de
pensamiento Adolf Reinach que, aparte de ser un colaborador y discípulo de Husserl, es
también un cristiano convencido. La primera guerra mundial estalla en el 1914 y como sus
amigos han marchado al frente, ella ansía ser útil a su país y es enfermera en el hospital de
guerra de Märisch-Weisschirchen en Austria. A la vuelta, su tesis doctoral obtiene la
máxima nota y comienza a ayudar casi como secretaria al maestro Husserl. Recibe el
encargo de custodiar la herencia filosófica de Reinach que ha muerto en Flandes. El
contacto con su viuda le descubre que en el mundo del dolor tienen sitio la fortaleza y fe.
Sí, su talante ante la adversidad le impresiona vivamente. Ella misma escribe tiempo
después: "Aquel fue mi primer encuentro con la cruz y con la fuerza divina que esta
infunde a quienes la llevan". A los treinta años y en casa de un matrimonio amigo lee la
Vida de Santa Teresa de Jesús. Dirá: "Comencé a leer, me sentí cautivada inmediatamente
y lo acabé de un tirón. Cuando cerré el libro me dije: ¡Esta es la verdad!". A la mañana
siguiente se compró un catecismo católico y un misal, y se puso a estudiarlos
detenidamente. Después fue a la iglesia y asistió a la Santa Misa. Al acabar, Edith se
dirigió a la sacristía y pidió al sacerdote que la bautizara. Fijaron la fecha para el 1 de
Enero de 1922, fiesta de la circuncisión del judío Jesús. Llega la persecución nazi y pierde
su puesto de trabajo. Ella continúa con amor a su pueblo, hasta el punto de llegar a escribir
al papa Pío XI pidiéndole auxilio para los hebreos. Le ofrecen cátedra en una universidad
de Nicaragua, pero contra todo pronóstico toma la decisión de entrar en clausura. Tiene 42
años cuando entra en las Carmelitas de Colonia y comienza a llamarse Teresa Benedicta a
Croce: Bendecida por la cruz. También su hermana Rose entra en el convento. Las dos son
trasladadas al convento holandés de Echt. Pero los nazis entran en Holanda en 1940. El 2
de Agosto de 1942 las apresan dos oficiales y el día 9 de Agosto Edith y Rose mueren en la
cámara de gas, según las informaciones del Ministerio de Justicia holandés.
10 AGOSTO
Santos: Lorenzo diácono y mártir; Autor, Hugo, Blano, obispos; Basa, Paula,
Antagónica, Jacobo, Abrahán, Juan, Beso, Ireneo, Aurelio, Asteria, mártires.
10 de Agosto San Lorenzo, diácono y mártir (+ 258) Era diácono de la Iglesia de Roma
y murió mártir, dejandose quemar, en la persecución de Valeriano, cuatro días después del
maritrio del papa Sixto II y sus compañeros, los cuatro diáconos romanos. Su sepulcro se
halla junto a la vía Tiburtina, en el campo Verano; Constantino Magno erigió una basílica
en aquel lugar. Popularmente, es uno de los mártires de la antigüedad más venerados.
11 AGOSTO
Santos: Clara, virgen; Agilberta, confesor; Sereno, Rufino, Taurino, obispos; Digna,
Donaldo, Eliano, Filomena, Neófito, Gayo, Gayano, Zenón, Tiburcio, Marcio,
Macario, mártires; Rustícula, Equicio, abades; Susana, Lelia, vírgenes.
11 de Agosto Santa Clara, virgen (1193-1253) Nació en Asís el año 1193. Conciudadana,
conemporánea y discípula de San Francisco, quiso seguir el camino de austeridad señalado
por él a pesar de la durísima oposición familiar. Fundó la Orden de Damas Pobres de San
Damián, llamadas vulgarmente Clarisas, a la que gobernó con fidelidad exquisita al
espíritu franciscano hasta su muerte en el 1253.
12 AGOSTO
Santos: Alejandro el Carbonero, Patrono de los carboneros. Agilberta, Aniceto,
Fotino. Sergio, Esteban, confesores; Casiano, Herculano, Muredac, obispos; Euplo,
Félix, Felicísimo, Gerardo, Hilaria, Juan, Gratiliano, Felicísima, Macario, Julián,
mártires; Porcario, Segene, abades.
12 de Agosto Alejandro el Carbonero, obispo y mártir († c.a. 215) Cuando Alejandro
vive la historia que va haciendo día a día con su vida corren tiempos de paz para la Iglesia.
La tranquilidad del momento parece haber desterrado para siempre a la persecución; del
amor a Jesucristo amasado en el riesgo, el miedo, la huida, el pánico a la denuncia y la
decisión última de cambiar la vida presente por la eterna se va pasando paulatinamente y
casi sin advertirlo a un periodo de baja tensión entre los cristianos, muchos de los cuales
sólo conocían a los mártires de oídas; entra pereza en bastantes y se comienzan a detectar
corrientes que tienden a procurarse una manera de ser cristiano más cómoda, apoltronada y
fácil. Se descuida el esfuerzo para asistir a las vigilias nocturnas al tiempo que aumenta el
lujo y la preocupación por los bienes terrenos. En Asia Menor se ha hecho el cristianismo
la religión preponderante. En las regiones próximas a las riberas del mar Negro la nueva
doctrina se propaga como un incendio; Frigia y Bitinia están completamente evangelizadas;
la provincia del Ponto, desde siempre refractaria al Evangelio, la abraza repentinamente
con un ardor sin antecedentes por la labor del misionero y taumaturgo Gregorio, discípulo
de Orígenes, obispo de Neocesarea, que sólo encontró en la ciudad a diecisiete cristianos,
cuando llegó a principios del siglo. Con esfuerzo pudo alzar una iglesia en el centro de
núcleo urbano y logró en no mucho tiempo un número tan elevado de conversiones que
pronto comenzaran a menguar los sacrificios y luego fueran las mismas gentes las que
acabaran destruyendo las imágenes de los ídolos. Ahora ha subido su fama de santo y sabio
como la espuma y vienen de las ciudades próximas a pedir consejo en la forma de
organizar las iglesias. Eso fue lo que pasó con Comana. Muerto su pastor, necesitan
reponer obispo y quieren que presida Gregorio y sea él quien imponga las manos al
elegido. Eran los modos usuales en aquellos momentos; presentados los candidatos por el
clero local y por los fieles, se procedía a la elección y los obispos presentes lo consagraban
como obispo. Parece que no dio entonces mal resultado el método porque el mismísimo
emperador Septimio Severo llegó a proponer nombrar a los gobernadores romanos al estilo
de los cristianos con sus obispos, interrogando la opinión pública. En Comana, alguien
propone a un sabio letrado como candidato, otra facción señala al penitente austero, un
grupo da el nombre de un rico propietario. Ante la falta de acuerdo en señalar a un líder
que pueda ser consagrado como pastor de todos, el obispo Gregorio dirige la palabra a los
cristianos reunidos recordándoles que los Apóstoles no fueron ricos, ni sabios, ni
poderosos, pero tuvieron tanto amor al Señor que sufrieron y murieron por El; les anima a
que tuvieran en cuenta lo importante y necesario, dando de lado a otros criterios y les pide
que se pongan de acuerdo en elegir a un hombre caritativo, fervoroso, trabajador, honrado
y de limpias costumbres. Entre la muchedumbre se oyó una voz clara, aunque insegura o
más bien tímida: "Alejandro, el Carbonero". A continuación se oyeron risas, carcajadas y
comentarios. Gregorio lo manda traer y al rato aparece un hombre de rudo aspecto, alto,
vestido con ropas de pueblo, tiene callosas las manos, las cejas pobladas y el pelo revuelto.
Se hace un profundo silencio. El Taumaturgo ha fijado en él la mirada y a aquella multitud
expectante les dice: "Ahí tenéis a vuestro obispo Alejandro". Primero estupefactos, luego
protestones y finalmente gritan con burlas a la decisión del obispo. Tiene que calmar a las
turbas y ponerles al corriente de lo que ha pasado en poco tiempo: ha visto en los ojos del
carbonero su vida, fue en otro tiempo adinerado y amigo de gastar en juergas el dinero,
tuvo la gracia de la conversión, hizo penitencia, estudió las enseñanzas de los Apóstoles y
decidió pasados los años volver con su pueblo sin que nadie conociese su identidad para
vivir honradamente y haciendo buenas obras para reparar algo el mal ejemplo que dio.
"Ahora, ahí lo tenéis y tomadlo como obispo". Y bien que supo serlo: grave y paternal,
consuelo de pobres, alivio de enfermos, apoyo de vacilantes y fuerza para el fervoroso;
elocuente y sencillo, más tosco que elegante, pero claro y sereno al reprimir los vicios.
Cuando llegó la persecución de Decio, se reavivó en Comana la antigua exigencia cristiana.
Y mientras Gregorio tuvo que huir con los suyos a esconderse en los desiertos porque no se
fiaba de sus ovejas -bien las conocía y las sabía faltas de raíces profundas- tan fácilmente
convertidas y bautizadas, su amigo y vecino Alejandro el Carbonero daba su vida
heroicamente por Jesucristo en un ejercicio de sublime renunciamiento..
13 AGOSTO
Santos: Ponciano papa e Hipólito presbítero, mártires; Antioco, Casiano, Landolfo,
obispos; Antonino, Ariolfo, Erufo, Centola, Elena, mártires; Juan Berchmans, Irene,
confesores; Máximo, Narsetes, Radegunda, reina; Vitalina, Aurora, vírgenes; Ludolfo,
Vigberto, abades.
13 de Agosto San Ponciano, Papa, y San Hipólito, presbítero, mártires (s. III ) Elegido
Papa en el 231. El emperador Maximino lo desterró, junto con el presbítero Hipólito, en el
235. Las diferencias que los dos mantuvieron en Roma se vieron superadas por la
comunión en el destierro y el martirio. Sus cuerpos fueron sepultados en los cementerios de
Calixto y en el de la vía Tiburtina respectivamente.
14 AGOSTO
Santos: Maximiliano Kolbe, presbítero y mártir, Patrono de los radioaficionados;
Eusebio, confesor; Betario, Calixto, Calixto, obispos; Eglón, Félix, Juniano, Marcelo,
Rioveno, Ursicio, Demetrio, Tarsicio, mártires; Venenfrido, presbítero; Atanasia,
viuda.
14 de Agosto San Maximiliano Kolbe, presbítero y mártir (1894-1941) Nació en el año
1894 en Pabjanice (Polonia). Fue religioso franciscano, estudió filosofía y teología en
Roma. Desarrolló múltiples inniciativas apostólicas en Roma, Polonia y Japón, mostrando
como centro de su apostolado la devoción a la Virgen Santísima. Preso en un campo de
concentración nazi en la segunda guerra mundial, se prestó a morir en lugar de un padre de
familia condenado a morir de hambre. Murió en 1941. 14 de agosto Tarsicio, mártir (†
258) Murió mártir durante la persecución de Valeriano. Su figura de niño héroe cristiano
ha servido de estímulo y ejemplo durante dieciocho siglos a las generaciones de bautizados
desde que han ido despertando a la fe. Su generosidad en la ayuda al prójimo y su
disposición al servicio, impregnado de un amor generoso a Jesucristo en la Eucaristía han
ayudado a la fantasía de los creyentes posteriores a renovar su veneración al Santísimo
Sacramento. También los mayores han aprendido de él a vivir con coherencia la fe
eucarística y a vigorizar las actitudes de adoración y culto que secularmente han practicado
los discípulos del Señor. El relato de los hechos -con todos los rasgos de verosimilitud
histórica- es así. Los cristianos no podían vivir la fe con manifestaciones externas. No
tenían derecho a expresar la jubilosa explosión de felicidad que tenían dentro por saberse
hijos de Dios con un culto externo. Era preciso esconderse para alabar al único Dios
verdadero como discípulos del Señor Jesucristo; por no disponer de locales amplios donde
pudieran reunirse, lo hacían a la orilla del Tiber, en los cementerios. Galerías largas y muy
entrecruzadas; de vez en cuando se ve una lámpara encendida donde recordaban que se
encontraba el cadáver de un mártir, la lámpara era la señal. Ellos conocían bien los largos
corredores y los múltiples vericuetos; allí, en un ensanchamiento han tenido el buen gusto
de poner en la piedra alguna inscripción y la figura del Pastor cargando una oveja en sus
hombros; más adelante, en otro lugar, puede verse en la roca algo que se parece a un
cestillo lleno de panes y peces; son símbolos de una historia pasada que se hace viva cada
domingo y da más vida, alegría y fuerza a los discípulos de Jesús. Ahora se ve una especie
de sala espaciosa, agrandada por las galerías que en ella convergen, donde hay una mesa
grande cubierta por manteles muy blancos, con unos cirios encendidos sobre unos
candelabros de plata o al menos, así lo parece. Es un día especial. Sixto es el sacerdote; sí,
lo nombraron como sucesor del pontífice Esteban al que habían matado los perseguidores.
Todos cantan salmos, en medio de un gran silencio se leen algunos trozos del Evangelio y
hace Sixto una sabia reflexión. El diácono Lorenzo pone pan y vino sobre la mesa y el
anciano sacerdote comienza la fórmula de la consagración. Antes de comulgar todos se dan
el ósculo de la paz. Poco antes de dispersarse hay un recuerdo para los encarcelados; son
los confesores de la fe; no han querido renegar; aman a Jesús más que a sus vidas. Es
conveniente rezar por ellos y ayudar a sus familiares en la tribulación. Es también preciso
hacerles partícipes de los santos misterios para que le sirvan de fortaleza en la pasión y en
los tormentos. ¿Quién puede y quiere afrontar el peligro? Hace falta un alma generosa.
Todos quieren; lo piden con los ojos: ancianos, maduros, mujeres y muchachas jóvenes con
el rostro cubierto con un velo. Delante del nuevo papa Sixto un niño ha extendido la mano;
hay cierta extrañeza en el sacerdote que parece no comprender tamaña decisión, a simple
vista disparatada. "¿Y por qué no, Padre? Nadie sospechará con mis pocos años". Jesús
eucaristizado es envuelto en un fino lienzo y depositado en las manos del niño Tarsicio que
sólo tiene once años y es bien conocido en el grupo por su fe y su piedad; no se ha
amilanado en la furia de la persecución por más que vió aquella noche cómo mataban al
papa Esteban mientras hacía los misterios del Señor. Por entre las alamedas del Tiber va
como portador de Cristo, se sabe un sagrario vivo, es una sensación extraña en él -entre el
gozo y el orgullo- que nunca había experimentado. Pasa, sin saludar, embelesado con su
tesoro. Unos amigos le invitan a participar en el juego; Tarsicio rehúsa; ellos se le acercan;
Tarsicio oprime el envoltorio; le hacen un cerco y llega la temida pregunta: "¿Qué llevas
ahí? Queremos verlo". Aterrado quiere echar a correr, pero es tarde. Lo agarran y fuerzan a
soltar el atadijo que cada vez agarra con más tesón y fuerza, lo zarandean y lo tiran al
suelo, le dan pescozones y puntapiés pero no quiere por nada del mundo dejar al
descubierto al Señor; entre las injurias y amenazas acompañadas de empellones y puños,
Tarsicio sigue diciendo "¡Jamás, jamás!". Uno de los que se ha acercado al grupo del
alboroto se hace cargo de la situación y dice: "Es un cristiano que lleva sortilegios a los
presos". Pequeños y mayores emplean ahora, bajo excusa de la curiosidad, con furia y saña,
palos y piedras. Recogieron el cuerpo destrozado de Tarsicio y lo enterraron en la
catacumba de Calixto. Cuando pasó la persecución, el papa Dámaso mandó poner sobre su
tumba estos versos: "Queriendo a san Tarsicio almas brutales de Cristo el sacramento
arrebatar, su tierna vida prefirió entregar antes que los misterios celestiales".
15 AGOSTO
La Asunción de Nuestra Señora Nuestra Señora del Alcázar, de Begoña, de la Paloma,
de Los Reyes, del Alba. Santos: Tarsicio, mártir; Alfredo, Alipio, Arnulfo, Juan,
obispos; Alicia (= Adela), Margarita, monjas; María Sagrario de San Luis Gonzaga,
mártir (beata).
15 de agosto La Asunción de Nuestra Señora (s. I ). Un ángel se aparecía a la Virgen y
le entregaba la palma diciendo: "María, levántate, te traigo esta rama de un árbol del
paraíso, para que cuando mueras la lleven delante de tu cuerpo, porque vengo a
anunciarte que tu Hijo te aguarda". María tomó la palma, que brillaba como el lucero
matutino, y el ángel desapareció. Esta salutación angélica, eco de la de Nazaret, fue el
preludio del gran acontecimiento. Poco después, los Apóstoles, que sembraban la semilla
evangélica por todas las partes del mundo, se sintieron arrastrados por una fuerza
misteriosa que les llevaba a Jerusalén en medio del silencio de la noche. Sin saber cómo,
se encontraron reunidos en torno de aquel lecho, hecho con efluvios de altar, en que la
Madre de su Maestro aguardaba la venida de la muerte. En sus burdas túnicas
blanqueaba todavía, como plata desecha, el polvo de los caminos: en sus arrugadas
frentes brillaba como un nimbo la gloria del apostolado. Se oyó de repente un trueno
fragoroso; al mismo tiempo, la habitación de llenó de perfumes, y Cristo apareció en ella
con un cortejo de serafines vestidos de dalmáticas de fuego. Arriba, los coros angélicos
cantaban dulces melodías; abajo, el Hijo decía a su Madre: "Ven, escogida mía, yo te
colocaré sobre un trono resplandeciente, porque he deseado tu belleza". Y María
respondió: "Mi alma engrandece al Señor". Al mismo tiempo, su espíritu se desprendía de
la tierra y Cristo desaparecía con él entre nubes luminosas, espirales de incienso y
misteriosas armonías. El corazón que no sabía de pecado, había cesado de latir; pero un
halo divino iluminaba la carne nunca manchada. Por las venas no corría la sangre, sino
luz que fulguraba como a través de un cristal. Después del primer estupor, se levantó
Pedro y dijo a sus compañeros: "Obrad, hermanos, con amorosa diligencia; tomad ese
cuerpo, más puro que el sol de la madrugada; fuera de la ciudad encontraréis un sepulcro
nuevo. Velad junto al monumento hasta que veáis cosas prodigiosas". Se formó un cortejo.
Las vírgenes iniciaron el desfile; tras ellas iban los Apóstoles salmodiando con antorchas
en las manos, y en medio caminaba san Juan, llevando la palma simbólica. Coros de
ángeles agitaban sus alas sobre la comitiva, y del Cielo bajaba una voz que decía: "No te
abandonaré, margarita mía, no te abandonaré; porque fuiste templo del Espíritu Santo y
habitación del Inefable". Acudieron los judíos con intención de arrebatar los sagrados
despojos. Todos quedaron ciegos repentinamente, y uno de ellos, el príncipe de los
sacerdotes, recobró la vista al pronunciar estas palabras: "Creo que María es el templo de
Dios". Al tercer día, los Apóstoles que velaban en torno al sepulcro oyeron una voz muy
conocida, que repetía las antiguas palabras del Cenáculo: "La paz sea con vosotros". Era
Jesús, que venía a llevarse el cuerpo de su Madre. Temblando de amor y de respeto, el
Arcángel San Miguel lo arrebató del sepulcro, y, unido al alma para siempre, fue
dulcemente colocado en una carroza de luz y transportado a las alturas. En este momento
aparece Tomás sudoroso y jadeante. Siempre llega tarde; pero esta vez tiene una buena
excusa: viene de la India lejana. Interroga y escudriña; es inútil, en el sepulcro sólo
quedan aromas de jazmines y azahares. En los aires una estela luminosa, que se extingue
lentamente, y algo que parece moverse y que se acerca lentamente hasta caer junto a los
pies del Apóstol. Es el cinturón que le envía la virgen en señal de despedida. Esta bella
leyenda iluminó en otros siglos la vida de los cristianos con soberanas claridades. Nunca la
Iglesia quiso incorporarla a sus libros litúrgicos, pero la dejó correr libremente para
edificación de los fieles. Penetró en todos los países, iluminó a los artistas e inspiró a los
poetas. Parece que resurgió, una vez más, en el valle de Josafat, allá donde los cruzados
encontraron el sepulcro en el que se habían obrado tantas maravillas y sobre el cual
suspendieron tantas lámparas. Como la piedad popular quiere saber, pidiendo certezas y
realidades, la leyenda dorada aparece con los rasgos con que el oriental sabe tejerlos entre
el perfume del incienso y azahares, adornada con estallidos y decorada con ángeles y
pompas del Cielo. Se difunde en el siglo V en Oriente con el nombre de un discípulo de
San Juan, Melitón de Sardes, Gregorio de Tours la pasa a las Galias, los españoles la leen
en el fervor de la reconquista con peregrinos detalles y toda la Cristiandad busca en ella
durante la Edad Media alimento de fe y entusiasmo religioso. Ni fecha, ni lugar. ¿Cómo
fue el prodigio? Escudriñando la Tradición hay un velo impenetrable. San Agustín dice que
pasó por la muerte, pero no se quedó en ella. Los Orientales gustan de llamarla Dormición
con ánimo de afirmar la diferencia. ¿Tránsito? Separación inefable. Ni el Areopagita, ni
Epifanio, ni Dante acertaron a describir lo real indescriptible, inefable: el último eslabón de
la cadena que se inicia con la Inmaculada Concepción y, despertando secretos armónicos,
apostilla la Asunción con la Coronación que el arte de Fra Angélico se atreve a plasmar con
pasta conservada en el Louvre. La Iglesia celebra, junto al Resucitado-Hijo triunfante, a la
Madre, singularmente redimida, Glorificada desde la Traslación.
16 AGOSTO
Santos: Esteban rey de Hungría, Ambrosio, Aredio, Armagilo, Arsacio, Balsemio,
Basilia, Cisio, Demetriano, Diomedes, Roque, mártires; Cosme, Teodoro, Radulfo
(Raul, Rodolfo), Eleuterio, Simpliciano, obispos; Tito, confesor; Queremón, eremita.
16 de Agosto San Esteban de Hungría, rey (c. a. 969-1038) Nació en Panonia alrededor
del año 969; después de recibido el bautismo, fue coronado como rey de Hungría por el año
1000. En el gobierno de su reino fue justo, pacífico y piadoso, observando con toda
minuciosidad las leyes de la Iglesia y buscando siempre el bien de sus súbditos. Fundó
varios obispados y favoreció en gran manera la vida de la Iglesia. Murió en Szekesfehérvar
el año 1038. 16 de Agosto San Roque (s. XV) Nació en Monpellier (Francia) en el siglo
XV. Con veinte años entregó sus bienes a los pobres y marchó a Italia. Allí atendió
heroicamente a los afectados por la peste y él mismo se contagió, aunque llegó a curarse.
Acusado falsamente por espionaje, fue encarcelado y murió en el encierro. Es un santo muy
popular entre los agricultores y especial protector contra la peste.
17 AGOSTO
Santos: Beatriz de Silva, fundadora; Jacinto, confesor; Acacio, Cuadrado, Bonifacio,
Siervo, Rústico, Rogato, Séptimo, Máximo, Mamés, Paulino, Juliana, Mirón,
Eutiquiano, Cipriano, mártires; Alipio, Cecilia, Benedicta, Reinilda, Clara, Donato,
Ernán, confesores; Carlomagno, monje.
17 de agosto Jacinto de Polonia, religioso (1185-1257) La Iglesia está en plena época
feudal propia de la época. Los obispos y abades son grandes señores con mucho poder e
influencia incluso en las decisiones políticas de los nobles y reyes. También un Francisco
de Asís habla a las aves y un Domingo está convirtiendo herejes. Roma ha conseguido
centralizar la disciplina y liturgia y se ve en la obligación de atender a todos los asuntos;
hace mucho por arreglar las complicadas cosas de los reinos y algunas se escapan a su
control. Jacinto en hijo de los condes de Konskie; nació en el castillo de Lanka, fortaleza
que domina la villa polaca de Gross-Stein. Estudió en Praga, hizo derecho en Bolonia y
cursó teología en París. Con tal curriculum es nombrado canónigo de Cracovia. Un viaje a
Roma va a influir de modo decisivo en su vida. Iba a la Ciudad Eterna acompañando con
otros clérigos a su tío Yvon Odrowaz, entonces obispo de Cracovia, para hacer visita
reglamentaria al Papa; ésta es la ocasión para conocer a Santo Domingo de Guzmán que
está allí cumpliendo encargos de Honorio III. El encuentro del buen obispo con el santo
fundador tuvo lugar con ocasión de un milagro reciente. Y el motivo fue la súplica y el
ruego esperanzado de conseguir religiosos misioneros para Cracovia que estaba necesitada
de sacerdotes y de instrucción. No cuenta Domingo con predicadores polacoparlantes. Pero
cuatro de los acompañantes del obispo polaco se muestran dispuestos a ser recibidos por el
fundador entre los dominicos; como son ya sacerdotes, reciben una formación específica
intensiva: corto noviciado, retoques de espíritu y ¡a predicar y fundar conventos!. Han
aprendido unas normas sencillas: alabar a Dios, dar doctrina y estar dispuestos a sellar con
su sangre su verdad. Cracovia está situada en una planicie ondulada, bañada por el Vístula
y cercada de bosques de pinos. La ciudad está defendida por fuertes murallas. El día de
todos los santos del 1222 llegó Jacinto ya dominico y misionero. Se va haciendo conocer
por los labriegos y artesanos. Tiene fama de taumaturgo. Construye un primer convento de
madera y luego le llegan donaciones hasta que Cracovia se llega a convertir en cuna de
predicadores del norte de Europa. La frontera oriental limita con Prusia, aún un país
pagano, semibárbaro e idólatra. Allí va Jacinto a ser su misionero. Y le sigue la fama de los
milagros. Luego será la gran Rusia, con sus estepas heladas y desiertas, la que recorrerá
Jacinto, llegando hasta Kiev. Por aquellas tierras sí que conocen las gentes a Jesús; pero
son cismáticos quienes han predicado el Evangelio. La Iglesia católica occidental que
obedece a Roma no tiene nada que hacer; pero una curación milagrosa de la ceguera de la
hija del príncipe Wladimiro le abre la posibilidad de fundar el primer monasterio occidental
en Rusia. Vienen las invasiones tártaras con Batou, hijo de Gengis-Kan, al frente de sus
implacables y demoledoras huestes que llegaron a las mismas puertas de Hungría, Polonia
y Austria, haciendo temblar a todo el occidente; hicieron que Jacinto hubiera de
interrumpir sus quehaceres apostólicos y replegarse al interior del continente hasta que
pudiera volverse a reemprender la siembra. La leyenda áurea lo hace fundador de
conventos en Noruega, Suecia, Finlandia, Escocia, Irlanda, Bulgaria, Hungría y no se sabe
por cuántos sitios más. No se dispone de datos históricos con los que puedan apoyarse
todas estas correrías del santo. Más bien parece que son producto de la imaginación o que
intentan afirmar que fueron sus inmediatos discípulos quienes llegaron a hacer lo que
materialmente él no pudo. Muere Jacinto (o Jacek, como debió ser su genuino nombre) en
su convento de Cracovia, el 15 de Agosto de 1257, dejando sembrada Polonia de
innumerables conventos y de frailes. No extraña por ello que los polacos lo tengan como
patrón principal. Hizo irradiar el Evangelio hasta los confines de Europa con éxitos
apostólicos en ocasiones no muy duraderos, pero que afianzaban la fe en su patria, siempre
que la proyectaba hacia el exterior de sus fronteras. 17 de Agosto Santa Beatriz de Silva y
Meneses (c. a. 1424 - c. a. 1492) El padre de Beatriz había luchado con las fuerzas
portuguesas en la conquista de Ceuta en el año 1415, a las órdenes del capitán Pedro
Meneses, conde de Viana y descendiente de los reyes de Castilla. De esa conquista parte el
origen de amistad, conocimiento y posterior unión de las familias Silva y Meneses por el
matrimonio entre don Rui Gomes de Silva y doña Isabel Meneses. Tuvieron once hijos y
dos de ellos están en los altares; Amadeo, el quinto de los hermanos, que tomó el hábito
franciscano, fundó la Orden llamada de los "amadeístas" y se dedicó a implantar la reforma
en la Iglesia y Beatriz que fue canonizada por el Papa Pablo VI el día 3 de octubre del año
1976. Se desconoce con certeza el lugar y fecha del nacimiento de Beatriz. En cuanto al
lugar algunos entendidos se pronuncian por Ceuta y otros se inclinan por Campomayor; y
en lo que se refiere a la fecha se duda entre el 1424 o 1426. Sí se sabe que por los favores
prestados en las guerras del norte de Africa, el rey Juan I ofreció la Alcaldía de
Campomayor a don Rui Gomez de Silva, ciudad fronteriza con España, en el distrito de
Portalegre y perteneciente a la diócesis de Evora, allá en el Alentejo. Fue en la casa
solariega de la familia donde tanto Beatriz como sus hermanos recibieron una esmerada
educación y aprendieron el amor a Dios, a Jesucristo y a su Madre santa María. Consta
como avecindada en Campomayor los años 1434 al 1447. Cuando el rey Juan II de Castilla
contrajo matrimonio con Isabel de Portugal, se traslada la reina portuguesa al lado de su
marido y es en Tordesillas (Valladolid) donde está la Corte. Lleva con ella a damas
portuguesas que la acompañan y entre las cuales se encuentra Beatriz. Parece que su belleza
fascinó al Rey y a cuantos jóvenes la llegaron a conocer; y que eso fue la causa de que
pronto llegaran los celos de la Reina. Se cuenta que mandó encerrar a Beatriz en un baúl y
que de este cautiverio fue milagrosamente salvada por la Virgen al tercer día de encierro.
Llega al convento de Santo Domingo el Real, en Toledo. Allí moró durante treinta años en
calidad de seglar dedicada al silencio y a la oración, al sacrificio y al desprecio del mundo.
Llega a contar la historia anónima del siglo XVI que jamás nadie, ni hombre ni mujer, vió
su rostro por mantenerlo siempre cubierto con un velo, muy posiblemente por haber sido su
belleza el motivo de locuras ajenas. Dedicó todos sus bienes al culto a Dios y a obras de
caridad, repartiéndolos entre los pobres. Intenta interesar a la Reina Isabel la Católica en
sus proyectos de fundar y consigue de ella la donación de las casas de los palacios reales de
Galiana, junto a la muralla norte de Toledo y su capilla. Y contando con la decisión de
doce compañeras funda la Orden de la Inmaculada Concepción, que el Papa Inocencio
VIII aprueba con la Bula "Inter Universa" el 30 de abril de 1489. Poco tiempo de vida
pudo dirigir la nueva orden inmaculista por morir, avisada unos días antes por la Virgen, en
la misma fecha en que estaba prevista la ceremonia de toma de velos y fundación. El
franciscano P. Fray Juan de Tolosa evitó la extinción de la recién nacida Orden impidiendo
que se fusionaran en Toledo las concepcionistas con las dominicas. Luego, el también
franciscano Cardenal Cisneros volvió a avivar la Orden y facilitó la fundación de nuevos
conventos. Su obra se extendió por Europa y América llegándose a contar la Orden más de
150 monasterios al ser canonizada por Pablo VI el 3 de Octubre de 1976. Es un consuelo
para los españoles ver en la historia patria la decisión y empeño del fervor creyente sin
fisuras en la Inmaculada Concepción de la Virgen siglos antes de que esa verdad fuera
proclamada dogma por la autoridad máxima de la Iglesia.
18 AGOSTO
Santos: Agapito, Serapión, Hermas, Polieno, Filancia, Taciana, Eliana, Marciana,
Floro, Lauro. Máximo, Marón, Franco, Crispo, León, Juliana, mártires; Alipio, Inán,
Elena, confesores; Eonio, Fermín, Rústico, obispos; Jorge, patriarca; Ezequiel
Moreno, agustino recoleto.
18 de agosto Elena, madre del emperador Constantino (c.a. 248 - c.a. 329) En un
mesón propiedad de sus padres en Daprasano (Nicomedia) nació pobre en el seno de una
familia pagana. Allí pudo, en su juventud, contemplar los efectos de las persecuciones
mandadas desde Roma: vió a los cristianos que eran tomados presos y metidos en las
cárceles de donde salían para ser atormentados cruelmente, quemados vivos o arrojados a
las fieras. Nunca lo entendió; ella conocía a algunos de ellos y alguna de las cristianas
muertas fueron de sus amigas ¿qué mal hacían para merecer la muerte? A su entender, sólo
podía asegurar que eran personas excelentes. San Ambrosio, que vivió en época
inmediatamente posterior, la describe como una mujer privilegiada en dones naturales y en
nobleza de corazón. Y así debía ser cuando se enamoró de ella Constancio, el que lleva el
sobrenombre de Cloro por el color pálido de su tez, general valeroso y prefecto del pretorio
durante Maximiano. Tenía Elena 23 años al contraer matrimonio. En Naïsus (Dardania) les
nació, el 27 de febrero del 274, el hijo que llegaría a ser César de Maximiano como Galerio
lo fue de Diocleciano. Pero no todo fueron alegrías. Elena fue repudiada por motivos
políticos en el 292 para poder casarse Constancio con la hijastra de Maximiano y llegar a
establecer así el parentesco imprescindible entre los miembros de la tetrarquía. Le costó
mucho saberse pospuesta al deseo de poder de su marido, pero esto lo aceptó mejor que el
hecho de verse separada de su hijo Constantino que pasó a educarse en el palacio junto a su
padre y donde se reveló como un fantástico organizador y estratega. Muerto Constancio
Cloro en el 306, Constantino decide llevarse a su madre a vivir con él a la corte de
Tréveris. En esta época aún no hay certeza histórica de que su madre fuera cristiana. Sí,
cuando -por testimonio de Eusebio de Cesarea- aparezca sobre el sol el signo de la cruz con
motivo de la batalla de Saxa Rubra y la leyenda "con este signo vencerás" que dio el
triunfo a Constantino y lo hizo único Emperador de Roma, en el 312. Aunque el emperador
retrasará su bautismo hasta la misma muerte, es complaciente con la condición de cristiana
que tiene su madre que daba sonados ejemplos de humildad y caridad. Incluso parece
descubrirse la influencia materna tras el Edicto de Milán que prohibía la persecución de los
cristianos y los edictos posteriores que terminan vetando el culto a los dioses lares. Agasaja
a su madre haciéndola Augusta, acuña monedas con su efigie y le facilita levantar iglesias.
En el 326 Elena está con su hijo en Bizancio, a orillas del Bósforo. Aunque se aproxima ya
a los setenta años alienta en su espíritu un deseo altamente repensado y nunca confesado,
pero que cada día crece y toma fuerza en su alma; anhela ver, tocar, palpar y venerar el
sagrado leño donde Cristo entregó su vida por todos los hombres. Organiza un viaje a los
Santos Lugares en cuyo relato se mezclan todos los elementos imaginables pertenecientes
al mundo de la fábula por tratarse del desplazamiento de la primera dama del Imperio a los
humildes a lejanos lugares donde nació, vivió, sufrió y resucitó el Redentor. Pero aparte de
todo lo que de fantástico pueda haber en los relatos, fuentes suficientemente atendibles
como Crisóstomo, Ambrosio, Paulino de Nola y Sulpicio Severo refieren que se dedicó a
una afanosa búsqueda de la Santa Cruz con resultados negativos entre los cristianos que no
saben dar respuesta satisfactoria a sus pesquisas. Sintiéndose frustrada, pasa a indagar entre
los judíos hasta encontrar a un tal Judas que le revela el secreto rigurosamente guardado
entre una facción de ellos que, para privar a los cristianos de su símbolo, decidieron arrojar
a un pozo las tres cruces del Calvario y lo cegaron luego con tierra. Las excavaciones
resultaron con éxito. Aparecieron las tres cruces con gran júbilo de Elena. Sacadas a la luz,
sólo resta ahora la grave dificultad de llegar a determinar aquella en la que estuvo clavado
Jesús. Relatan que el obispo Demetrio tuvo la idea de organizar una procesión solemne,
con toda la veneración que el asunto requería, rezando plegarias y cantando salmodias, para
poner sobre las cruces descubiertas el cuerpo de una cristiana moribunda por si Dios
quisiera mostrar la Vera Cruz. El milagro se produjo al ser colocada en sus parihuelas sobre
la tercera de las cruces la pobre enferma que recuperó milagrosamente la salud. Tres partes
mandó hacer Elena de la Cruz. Una se trasladó a Constantinopla, otra quedó en Jerusalén y
la tercera llegó a Roma donde se conserva y venera en la iglesia de la Santa Cruz de
Jerusalén. No han faltado autores que atribuyan a la fábula el hecho de la invención por
Elena basándose principalmente en que no hay noticia expresa de tamaño acontecimiento
hasta un siglo después. Ciertamente es así, pero lo resuelven otros estudiosos afirmando
que la fuente histórica que relata los acontecimientos es el historiador contemporáneo
Eusebio de Cesarea al que en su Vita Constantini sólo le interesan los acontecimientos
realizados por Constantino, bien porque sigue los cánones de la historia contemporánea, o
quizá porque sólo le interesa adular a su anfitrión. Murió Elena sin que sepamos el sitio ni
la fecha. Su hijo Constantino dispuso trasladar sus restos con gran solemnidad a la Ciudad
Eterna y parte de ellos se conservan en la iglesia Ara Coeli, dedicada a Santa Elena, la
mujer que dejó testimonio tangible y visible en unos maderos del paso salvador por la tierra
de Jesús, el Hijo de Dios encarnado.
19 AGOSTO
Santos: Juan Eudes, presbítero; Badulfo, monje; Donato, Bartolomé, Bernardo,
Calminio, Elafio, confesores; Bertolfo, abad; Enán, eremita; Julio, Flaviano, Rufino,
Timoteo, Agapio, Tecla, Valentín, Leoncio, mártires; Luis, obispo de Tolosa; Sara,
mujer de Abrahán.
19 de Agosto San Juan Eudes, presbítero (1601-1680) Nació en la diócesis de Séez
(Francia) el año 1601; recibió la ordenación sacerdotal y se dedicó por varios años a la
predicación en las parroquias. Fundó dos Congregaciones religiosas, una destinada a la
formación de los seminaristas y la otra al cuidado de las mujeres cuya vida cristiana estaba
en peligro. Fomentó en gran manera la devoción a los Corazones de Jesús y de María.
Murió el año 1680.
20 AGOSTO
Santos: Bernardo, abad y doctor; Adoindo, Erberto, obispos; Advino, Amador,
Donorcio, confesores; Brígida, abadesa; Cristóbal, Leovigildo, Porfirio, Eudosia,
Seronio, Severo, mártires; Filiberto, Máximo, abades; Lucio, monje; Osvino, rey;
Samuel, profeta.
20 de Agosto San Bernardo, abad y doctor de la Iglesia (1090-1153) Nació el año 1090
cerca de Dijon (Francia). Recibió una piadosa edicación, y el año 1111 se unió a los monjes
del monasterio del Císter; poco después fue elegido abad del monasterio de Claraval, cargo
que desempeñó con gran provecho para sus monjes. A causa de las divisiones que
aquejaban por entonces a la Iglesia, se vió obligado a viajar por Europa, con el objeto de
restablecer la paz y la unidad. Escribió mucho sobre teología y ascética. Murió el año 1153.
21 AGOSTO
Santos: Pio X, papa; Basa, Teogonia, Agapio, Pisto, Bonoso, Maximiliano, Ciriaca,
Donato, Rómulo, Luxurio, Ciselo, mártires; Cuadrado, Euprepio, Privado, Juliano,
Leoncio, obispos; Teocleta, Paterno, Natal, confesores.
21 de Agosto San Pio X, Papa (1835-1914) Nació en la aldea de Riese, situada en la
región véneta, el año 1853. Primero ejerció santamente como presbítero; más tarde fue
obispo de Mantua y luego patriarca de Venecia. El año 1903 fue elegido papa. Adoptó
como lema de su pontificado: "Instaurare omnia in Christo", consigna por la que trabajó
intensamente con sencillez de espíritu, pobreza y fortaleza, dando así un nuevo imcremento
a la vida de la Iglesia. Tuvo que luchar también contra los errores doctrinales que en ella se
infiltraban. Murió el día 20 de Agosto del año 1914.
22 AGOSTO
Santa María Reina. Santos: Timoteo, Hipólito, Sinforiano, Atanasio, obispos;
Marcial, Saturnino, Epicteto, Félix, Fabriciano, Filiberto, Antusa, Agatónico, Zótico,
Mauro, Ireneo, Oro, Orepses, Guniforte, Luciano, mártires; Sigfrido, abad.
22 de Agosto Santa María Reina La realeza de María está íntimamente ligada a su
Asunción al Cielo. La Virgen Santísima es Reina, sobre todo, por ser la Madre de
Jesucristo, Rey y Señor del Universo. Desde su plena y definitiva glorificación ejerce, junto
a su Hijo, el cuidado amoroso sobre todo lo creado.
23 AGOSTO
Santos: Rosa de Lima, virgen; Felipe Benicio, confesor; Quiriaco, Máximo, Arquelao,
Restituto, Donato, Valeriano, Fructuosa, Claudio, Neón, Apolinar, Asterio, Minervo,
Eleazar, Lupo, mártires; Eugenio, Flaviano, Víctor, Zaqueo, obispos.
23 de Agosto Santa Rosa de Lima, virgen (1586-1617) Nació en Lima (Perú) el año
1586. Cuando vivía en su casa, se dedicó ya a una vida de piedad y de virtud, y, cuando
vistió el hábito de la tercera Orden de santo Domingo, hizo grandes progrsos en el camino
de la penitencia y de la contemplación mística. Murió el día 24 de Agostol del año 1617.
24 AGOSTO
Santos: Bartolomé, Apóstol; Tación, Cándido, mártires; Aurea, virgen; Jorge
Limniota, monje; Audoeno, Patricio, Tolomeo, Román, obispos; Eutiquio, confesor;
Emilia de Vialar, fundadora de las HH. de S. José de la Aparición.
24 de Agosto San Bartolomé, Apóstol (s. I) Nació en Caná; el apóstol Felipe lo llevó a
Jesús. Según la tradición, después de la Ascensión del Señor, predicó el Evangelio en la
India, donde recibió la corona del martirio.
25 AGOSTO
Santos: Luis rey, Nemesio, diácono; Eusebio, Vicente, Ginés, Magin, Ponciano,
Peregrino, Julián, mártires; Geroncio, Gregorio, Menas, obispos; Patricia, Lucila,
vírgenes; Arnoldo, Tomás, confesores; José de Calasanz, presbítero.
25 de Agosto San Luis de Francia (1214-1270) Nació el año 1214. Subió al trono de
Francia a la edad de veintidós años. De su matrimonio tuvo once hijos, a los que
personalmente dio una excelente educación. Se distinguió por su espíritu de penitencia y
oración, y por su amor a los pobres. En su manera de gobernar, se preocupó de la paz entre
las naciones y del bien temporal y espiritual de sus súbditos. Promovió dos cruzadas para
liberar el sepulcro de Cristo, y murió cerca de Cartago el año 1270. 25 de agosto José de
Calasanz, presbítero (1557-1648) Parece que a Dios le importa menos la obra que hace el
hombre, aunque sea buena para la extensión del Reino, que la misma respuesta de santidad
que el mismo hombre le da. De otra manera, Dios espera del hombre más su amorosa
correspondencia que todo lo que el hombre pueda hacer por Dios. En el caso de la familia
escolapia parece que puede verse con gran nitidez esta previa intuición. José de Calasanz,
español, aragonés, nacido en Peralta de la Sal probablemente el 1558, cuando ha empezado
a reinar Felipe II. Pedro Calasanz y María Gastón son los padres de la familia numerosa
con siete hijos cuyo benjamín es José. Bien lo formó la buena madre poniéndole al
corriente de lo importante para vivir: tierna devoción a la Virgen y odio al pecado. Tanto
que cuando sólo tenía cinco años hubo quien le vió por el olivar con un cuchillo en la mano
dispuesto a matar al demonio que es el peor enemigo. Estudia los primeros latines -porque
quería ir para cura- en Estadilla; hace filosofía y algo de teología en la universidad de
Lérida; cambia a la de Valencia para terminar los estudios, pero tuvo que abandonar la
ciudad por la persecución de una dama que ponía en peligro su vocación. Se ordenó de
sacerdote en Barbastro. Y cambia la licenciatura en teología por el doctorado en Barcelona.
Fue secretario de varios obispos y se encamina a Roma para conseguir una canonjía. El
Concilio de Trento propuso la edición de un Catecismo que por fin publicó el Papa Pío V.
Surge la Archicofradía de la doctrina Cristiana para procurar a los fieles la instrucción
necesaria y alimentar su fe y José de Calasanz organiza -entusiasmado- las catequesis
dominicales; luego funda una escuela en Santa María del Transtévere para atender la
formación de una niñez y juventud abandonada. Cada vez son más numerosas y largas las
hileras de niños que de todas partes de la Ciudad Eterna quieren aprovechar la ocasión.
Elige gente responsable que se despreocupe del dinero, muestre interés por el problema y
esté dispuesta a la constancia; busca lugares, llama a las puertas, y va organizando la
avalancha. Está dispuesto a poner el saber al alcance de los pobres también y a que deje de
ser clasista y privilegio de nobles. Han comenzado las Escuelas Pías. Son gratuitas y para
todos. Los seguidores de José forman una comunidad sui generis, no tienen votos ni reglas,
están unidos y estimulados por la autoridad moral del fundador que es apoyo y modelo por
su carisma. Y así funcionarán hasta que el papa Paulo V haga de ella una Congregación de
votos simples y Gregorio XV, en 1621, la eleve a la categoría de Orden con votos solemnes
y nombre a José de Calasanz como General. Como sucede con los fundadores de Órdenes
religiosas que se han entregado en cuerpo y alma a sacar adelante un querer divino, hubiera
sido suficiente lo escrito hasta ahora para su subida a los altares, máxime cuando la labor
apostólica y su amplia repercusión social es altamente llamativa por la explosión que
supuso este buen hacer en toda Europa. Roma, Génova, Nápoles, Florencia, Sicilia,
Germania, Polonia, Cerdeña, España, Hungría, Francia y Austria ¡Más de cuarenta
fundaciones durante su gobierno! Pero lo que define a José de Calasanz como santo es otra
cosa. ¿Quieres saber lo que pasó? Entre los suyos hubo un "trepa", sí uno de esos que hay
en todas las épocas y en todos los estamentos que van medrando para conseguir triunfar y
subir a costa de adular a los grandes o poderosos y de pisar a los pequeños o impotentes;
esos que frecuentemente son gente de poca valía personal, envidiosos y carentes de
escrúpulos morales que gozan adornándose con joyas ajenas. Comienzan por poco y
terminan con traición. En este caso, dentro de la familia escolapia, se llamaba el P. Mario
Sozzi. Se hizo amigo de los del Santo Oficio y consiguió con malentendidos, intrigas y
calumnias la deposición del cargo de General a José Calazancio. Lo humilló hasta
conseguir trasladarlo a él y a su Curia entre guardias a los tribunales como espía y
malhechor y a desposeerlo de todo gobierno en la orden. Y con el agravante de tener
ochenta años el fundador, usurpando él mismo el cargo de General. Cuando muere el papa
Urbano VIII, una Comisión de cardenales, revisa el asunto y viendo la fragante injusticia
cometida con el anciano fundador y con la Orden, se decide la reposición en su función y el
restablecimiento de su fama. Pero las cosas habían llegado tan alto que eso supone la
difamación del Santo Oficio y la puesta en ridículo de los que intervinieron en el asunto;
total, que se queda la cuestión in statu quo prolongando la injusticia por tiempo indefinido
hasta que el papa Inocencio X opta por la destrucción de la obra calasancia por aquello de
que "muerto el perro se acabó la rabia"; aquella decisión papal del 1646 era la ruina y
suponía la definitiva destitución del General. Lo verdaderamente admirable es que en todo
este negro negocio de injusticia José permaneció en el ejercicio sublime de la paciencia,
humildad, obediencia, sufriendo la calumnia y la desunión de los suyos, al tiempo que
animaba como podía a los más próximos a la perseverancia, prometiéndoles una futura
restauración. ¿Quieres saber cómo terminó? El P. Sozzi de marras murió de una
horripilante sífilis. Y aún hoy no se sabe muy bien si está o no en el Purgatorio en
compañía de los papas Urbano VIII e Inocencio X. Sí se sabe con certeza que José de
Calasanz está en el Cielo como intercesor y propuesto como modelo de santidad. Y la
familia calasancia está por esos mundos de Dios anunciando el Evangelio a la gente,
instruyendo juventudes, formando hombres y aprendiendo de sus orígenes lo santo para
hacerlo y lo aborrecible para detestarlo.
26 AGOSTO
Santos: Teresa de Jesús Jornet e Ibars, fundadora de las HH. Ancianos
Desamparados; Ireneo, Simplicio, Abundio, Alejandro, Anastasio, Adrián, Víctor,
Victoriano, mártires; Pelagia, Atico, Sisinio, confesores; Félix, presbítero; Froilán,
abad; Ceferino, papa; Juana Isabel Bichier des Ages, fundadora de las Hijas de la
Cruz.
26 de agosto Teresa de Jesús Jornet e Ibars, fundadora (1843-1897) Los mayores, esos
a los que se les ha dado en llamar el colectivo de la Tercera Edad, que ven el ocaso de sus
vidas desde el crepúsculo teñido de rojas claridades malva, tienen hoy mucho que
agradecer a Dios y bastantes de ellos también a las Hermanitas de los Ancianos
Desamparados porque les cuidan, atienden, dan casa y ofrecen el calor de la familia que
quizá perdieron o acaso les abandonó porque un día se les ocurrió pensar que de los viejos
ya no se podía esperar mucho más, o que eran molestos con sus manías y achaques. Decía
que ellos agradecen al buen Dios el testimonio y vida de unas personas, en este caso
siempre mujeres, que han hecho de sus existencia una ofrenda de caridad efectiva. Logran
hacer de sus casas un lugar agradable, tranquilo, limpio y ventilado; allí se reza, se come
alimento sano, se proporcionan las medicinas pertinentes y, sobre todo, se derrocha cariño
de las dos clases: humano y sobrenatural. Son un grupo de mujeres tocadas que están
alegres, animosas, activas y optimistas porque es mucho lo que tienen que levantar; se les
ve por las calles llamando a las puertas de las casas, en pareja, pidiendo mucho de lo que
sobra o algo de lo que se usa; llevan con ellas a todos el recuerdo de la caridad. ¡Claro que
son piadosas! Muy rezadoras... de la Virgen y del Sagrario sacan la entereza, la fuerza, el
afecto o cariño, comprensión y paciencia que de continuo han de derrochar a raudales
cuando charlan, limpian, lavan, planchan, cocinan para los ancianos o cuando tienen que
animar a tanta juventud acumulada. Teresa de Jesús, la catalana de Lérida, tuvo en lo
humano muchas coincidencias con su homónima de Castilla; delicada de salud en el cuerpo
y alma grande, espontánea y andariega, con gracejo agradable. En lo divino tuvieron de
común el olvido de sí y, por amor a Dios, saber darse. Nació en Aytona en 1843 en familia
de payeses cristianos. Creció en un clima doméstico de trabajo honrado. Estudia en Lérida
para maestra y enseñó en Argensola (Barcelona); allí la veían desplazarse cada semana a
Igualada para confesarse. El P. Francisco Palau, tío abuelo suyo, está en trance de
fundación de algo y la invita para que le ayude en el intento; pero Teresa ha pensado más
en la vida religiosa donde podrá vivir en silencio y oración; por eso se hace clarisa entre las
del convento de Briviesca, en Burgos, mientras que su hermana Josefa ingresa en Lérida en
las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. Pero la situación política de la segunda
mitad del siglo XIX es complicada y compleja, no permite el gobierno la emisión de votos.
Se hace entonces Terciaria Franciscana y recupera algo de la actividad docente. Cerca de su
patria chica, en Huesca y Barbastro, un grupo de sacerdotes -con D. Saturnino López
Novoa a la cabeza- piensa en una institución femenina que se dedicara a la atención de
ancianos abandonados. Comprende Teresa que este es su campo y, arrastrando consigo a su
hermana María y a otra paisana, comienza en "Pueyo" con una docena de mujeres y desde
entonces es la cabeza, permaneciendo veinticinco años en el gobierno. Desde Barbastro
cambia a Valencia donde está la casa-madre de las Hermanitas de los Ancianos
Desamparados porque es la patrona de la ciudad quien da apellido a la Institución. Luego
se extenderán por Zaragoza, Cabra y Burgos; llenarán de casas-asilo -que así le gusta a la
madre que se llamen para resaltar el clima de familia- la geografía española y pasan las
fronteras. Cuando muere Teresa de Jesús en Liria, el año 1897, llegan a 103 y deja tras de
sí a más de 1000 Hermanitas para continuar su labor hasta siempre, porque siempre
ancianos habrá y algunos de ellos quedarán desamparados. No quiso ella canonizaciones.
Lo dejó dicho y escrito por si hubiera dentro de la Congregación con el paso del tiempo
Hermanitas canonizables. Mandó que no se gastara dinero en proponer a nadie la subida a
los altares. Ese fue el motivo de que pasaran los años sin el intento de iniciar su proceso de
beatificación; y el rapidísimo salto a la canonización se debió a la sensibilidad del pueblo y
a las manifestaciones sobrenaturales que tan frecuentemente Dios quiso mandar. Fue
canonizada por el papa Pablo VI en 1974.
27 AGOSTO
Santos: Mónica, Margarita, viudas; Marcelino, Juan, Serapión, Pedro, Antusa,
mártires; Cesáreo, Licerio, Siagrio, Rufo, Narno, obispos; Hugo, Sabas, Alejandro,
mártires; Eulalia, virgen; Pemón, anacoreta.
27 de Agosto Santa Mónica (331-387) Nació en Tagaste (África) el año 331, de familia
cristiana. Muy joven aún fue dada en matrimonio a un hombre llamado Patricio, del que
tuvo varios hijos, entre ellos san Agustín, cuya conversión le costó muchas lágrimas y
oraciones. Fue un modelo de madres: alimentó su fe con la oración y la embelleció con sus
virtudes. Murió en Ostia el año 387.
28 AGOSTO
Santos: Agustín, obispo y doctor; Hermetes (Hermes), Alfrico, Alejandro, Bibiano,
obispos; Julián, Pelagio, Fortunato, Barsabia, Ambrosio, Gayo, Antés, mártires;
Moisés, anacoreta; Calínico, patriarca.
28 de Agosto San Agustín, Obispo y Doctor de la Iglesia (354-430) Nació en Tagaste
(Norte de África) el año 354; después de una juventud desviada doctrinal y moralmente, se
convirtió, estando en Milán, y el año 387 fue bautizado por el obispo Ambrosio. Vuelto a
su patria, llevó una vida dedicada al ascetismo, y fue elegido obispo de Hipona. Durante
treinta y cuatro años, en que ejerció este ministerio, fue un modelo para su grey, a la que
dio una sólida formación por medio de sus sermones y de sus numerosos escritos, con los
que contribuyó en gran manera a una mayor profundización de la fe cristiana contra los
errores doctrinales de su tiempo. Con él se lega a la posteridad el pensamiento filosófico-
teológico más influyente de la historia. Murió el año 430.
29 AGOSTO
Martirio de San Juan Bautista. Santos: Adelfo, Alberico, Basilia, Sabina, Mederico,
Niceas, Pablo, Cándida, mártires; Eutimio, Feologildo, arzobispo de Canterbury;
Andrés, presbítero; Sebbo, rey; Verona, confesor.
29 de Agosto Martirio de San Juan Bautista Herodes convivía con Herodías, la mujer de
su hermano, hecho que recriminó Juan el Butista. Después de un banquete, la hija de
Herodías pidió la cabeza de Juan. Este hombre singular, fuerte en su misión y fiel hasta la
muerte, fue martirizado en la cárcel de Maqueronte.
30 AGOSTO
Santos: Fiacrio, Patrono de los jardineros y botánicos. Agilo, Amaltrudis, Bonifacio,
Tecla, Gaudencia, Dasio, Fantino, Félix, Adaucto, mártires; Loarno, Pamaquio,
Pelayo, Arsenio, Silvano, confesores; Rumón, obispo; Pedro, eremita.
30 de agosto Pamaquio, senador ( 340-410) En uno de los hombres de la órbita de san
Jerónimo. Perteneció a la familia de los Camilos cuyas posesiones en el norte de Africa les
hacían inmensamente ricos. Probablemente Pamaquio fue cristiano de toda la vida. Recibió
una esmerada educación en retórica, elocuencia y literatura sagrada. Fue en la juventud
compañero de Jerónimo y mantuvieron la amistad incluso más allá de la interrupción que
supuso la marcha al desierto de Jerónimo en el año 370, fecha en torno a la cual pasa
Pamaquio a formar parte del Senado. Quizá no entendió del todo aquel brote de
generosidad en la oración y posiblemente juzgó como extremoso el rigor de la penitencia
que el grupo jeronimiano propiciaba con tanto énfasis. De hecho, bastantes cristianos de
Roma lo juzgaron excesivo y criticaron abundantemente al santo, bien por error, bien
porque la incondicional actitud evangélica de un pequeño círculo cristiano era una crítica
muda para su cómoda mediocridad. El caso es que contrajo matrimonio con Paulina, hija
de santa Paula, aquella mujer asceta que siguió junto con Eustoquia al santo penitente al
desierto. Con su olfato cristiano, Pamaquio detectó y puso de manifiesto los errores
doctrinales de Joviniano y tuvo la valentía de exponerlos con claridad al papa Siricio que se
vió obligado a condenar la herejía unos años más tarde, en el 390. Para poder hacerse con
seguridad cargo de los peligros que encerraba la enseñanza joviniana, se vio necesitado de
recurrir frecuentemente con consultas específicas a Jerónimo. A la muerte de Paulina por
un mal parto, en el año 393, cuando llevaban solamente cinco años de matrimonio,
comenzó Pamaquio a desarrollar una caridad con obras altamente llamativas. Organizó un
banquete para los pobres; no lloró, sino que se dedicó a hacer; no se lamentó, pero llenó sus
días con obras de misericordia. Tomando lección de la Sagrada Escritura, meditada a
diario, se convenció de que la caridad cubre la multitud de los pecados. Los cojos, ciegos,
paralíticos y tullidos son los herederos de Paulina. Y como las voces vuelan, continuamente
se le ve por Roma acompañado de una nube de pobres a su alrededor. Este hombre de la
caridad levantó en el puerto romano un hospital para atender a los extranjeros, donde él
mismo, con sus propias manos, curaba y atendía a los enfermos y moribundos. Quizá
influyó en Pamaquio la clara y animosa ayuda de su amigo Jerónimo quien le dice por carta
que no se contente con "ofrecer a Cristo tu dinero, sino a ti mismo. Fácilmente se desecha
lo que sólo se nos pega por fuera, pero la guerra intestina es más peligrosa; si ofrecemos a
Cristo nuestros bienes con nuestra alma, los recibe de buena gana, pero si damos lo de
fuera a Dios y lo de dentro al Diablo, el reparto no es justo". Preocupado no sólo por los
cuerpos, sino principalmente de las almas, ejerció un ordenado apostolado epistolar,
escribiendo frecuentes y sólidas cartas dirigidas a los que administran sus posesiones en
Numidia y atienden sus tierras para sacarlos de la herejía de Donato que había hecho
estragos entre los cristianos poco cultos o débiles en la fe; fue una labor altamente
encomiada por Agustín de Hipona que le agradece su intervención en una carta escrita en el
año 401. Murió en el año 410, poco antes del dramático saco de Roma. Pamaquio
permaneció seglar -laico- toda su vida, dando un testimonio claro de amor a Dios y de
coherencia de fe cristiana. Prestó servicio a la sociedad desde los más altos cargos
profesionales y administró rectamente los bienes patrimoniales no mirando sólo el
provecho propio, sino teniendo en cuenta las necesidades de sus contemporáneos. Un
ejemplo para la mayor parte de los fieles cristianos de todos los tiempos.
31 AGOSTO
Santos: Ramón Nonato, Arnolfo, Abundio, Adolfo, Agnofleda, Arístides, Marciano,
confesores; Lupo, Paulino, Honorato, Optato, obispos; Teódoto, Rufina, Amnia,
Cesidio, Dominguito del Val, mártires; Osorio, Leonardo, monjes; Quemburga,
abadesa.
31 de agosto Ramón Nonato, religioso (1200-1240) Nació en los mismos comienzos del
siglo XIII. Su nombre deja boquiabierto a quien lo oye o lo lee por primera vez. Nonnato –
Nonato por más breve– sugiere a un santo sólo potencial; como si la palabra fuera un
slogan publicitario que estuviera invitando a quien lo lee o escucha a que se decidiera a
iniciar una programa que acabara con la santidad del guión preestablecido. De hecho,
significa no-nacido. ¿Pretenderá decir el extraño nombre que, por no haber nacido todavía
el santo que rellene el expediente completo de sus cualidades y virtudes, está como
esperando la Iglesia a que haya uno que se decida de una vez a reproducirlas? Eso sería,
lógicamente, confundir la santidad como algo que brota de la voluntad y decisión humana,
cuando ella es en verdad el resultado de la acción del Espíritu Santo con quien se coopera
libremente. Sería sencillamente pelagianismo. El calificativo -que ha pasado ya a ser
nombre- le viene a Ramón por el hecho de haber sido sacado del claustro materno, por
medio de una intervención quirúrgica, cuando ya había muerto su madre. Por so no nació
como nacen normalmente los niños, lo extrajeron. Fue en Portell, en Lérida, cuando se
iniciaba el siglo. La buena y alta situación de su padre le posibilitó crecer en buen ambiente
y formación, aunque sin el cariño y los cuidados de una madre. Cuentan de su primera
juventud la devoción especialísima a la santísima Virgen que le llevaba con frecuencia a
visitar la ermita de san Nicolás donde pasaba ratos mientras sus rebaños pastaban. Luego su
padre quiso irlo incorporando poco a poco a las tareas de administración de sus posesiones
y esa fue la razón por la que se le encuentra en Barcelona en el intento de aprender letras y
números. Allí tuvo ocasión de trabar amistad con Pedro Nolasco -que por aquel entonces
era comerciante- y de compartir mutuamente los deseos de fidelidad a la fe cristiana vivida
con radicalidad, llegando incluso a considerar la posibilidad de entrar en el estado clerical.
Como el padre disfruta de un gran sentido práctico, lo reincorpora al terruño de Portell y le
encarga la explotación de varias de sus fincas. Pero, sigue diciendo la antigua crónica, que
la misma Virgen María le comunica su deseo de que ingrese en la recién fundada Orden de
la Merced y allí está de nuevo en Barcelona puesto a disposición completa en las manos de
su antes amigo Pedro Nolasco. Noviciado, profesión, ordenación sacerdotal y ministerio en
el hospital de santa Eulalia se suceden con la normalidad propia de quien tiene prisa para
cumplir el cuarto voto mercedario consistente en redimir a los cautivos y servir de rehén en
su lugar si procede. En el norte del continente negro predica, consuela, cura, fortalece,
atiende y transmite paciencia a los cautivos de los piratas berberiscos; comprende bien su
situación y se hace cargo de que están rodeados de todos los peligros para su fe. Incluso él
mismo tuvo que soportar cárcel y la tortura de que sellaran sus labios por ocho meses con
un candado para impedirle la predicación. A su vuelta a España entre el clamor de las
multitudes, lo nombra Cardenal de la Iglesia el papa Gregorio IX, reconociendo sus méritos
y virtud de la caridad practicada de modo heroico; pero no le dio tiempo a llegar a Roma
por morir, antes de cumplir los cuarenta años, cuando se disponía a hacerlo. Por el empeño
de hacerse cargo de su cuerpo tanto los frailes mercedarios como los nobles señores de
Cardona, decidieron de común acuerdo darle sepultura allá donde lo decidiera una mula
ciega que lo llevó a lomos hasta que quiso pararse ante la ermita de San Nicolás, de Portell.
Desaparecieron las reliquias, irrecuperables ya para la veneración, en el año 1936. Lo que
no ha sido relegado al olvido por sus paisanos es la figura del santo y su acción caritativa.
Esa devoción secular que se refleja incluso en las fiestas y en el folklore. No digamos nada
sobre la devoción que le profean todas las parturientas que lo tienen como especial patrón
para su trance. Se divulgó por el mundo la pintura que lo muestra con la Custodia en la
mano derecha expresando así la fuente de su caridad con los hombres.