El Chango Macor y La JP Regionales (1973-1975) Fantasmas en El Pueblo Chico

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Jorge Alberto Perea

El Chango Macor y la J.P Regionales. Fantasmas en el


Pueblo Chico (1973-1975)

1
A los sospechosos de siempre

2
Índice:

A falta de motivos...
Esa foto ajada...
Parte I
...A La Plata.
...La torta y las migajas
Estratigrafía de la violencia en La Tierra de la Simpatía…
"Hay que acabar con ellos..."
Un sospechoso accidente con pérdidas irreparables.
Catamarca
“El hombre nuevo ha comenzado a vivir entre nosotros”
Las Sesenta y Dos Organizaciones exigen la renuncia del Gobernador
Mott…
Parte II
"La purga"
La premonición
Testimonio de Eduardo, compañero de la escuela secundaria del Chango
Macor:
“Mataron a un estudiante catamarqueño en La Plata…”
El Pueblo Peronista fue fusilado…
Comunicado de los Montoneros
Cazando fantasmas en el pueblo chico
Las huellas y los testigos de la masacre.
Testimonio de Juan Filippin, compañero de estudios en La Plata…
Parte III
Día de los Muertos.
"Catamarca, como siempre, es excepción..."
¡Se vienen los subversivos! o la construcción del clima de terror…
La minucia que generó la tragedia.
Raras coincidencias.

3
El rastro de los asesinos.
“Hoy por ti, mañana por mí...”
Instrucciones para la elaboración de las “listas negras” en Catamarca.
Un correo electrónico, cuarenta años después.
Epílogo
Para seguir con la tarea (im)posible de reunir los fragmentos de una
militancia…

Bibliografía

4
“Pedro Toloza (Comisario Inspector General) ese sábado yo había dispuesto una
movilización general de mis efectivos, por cuanto ese día llegaban a la provincia los restos
del estudiante Macor, que fue muerto en La Plata. Entonces, para prevenir cualquier
posibilidad de disturbios, dispuse el operativo. Esto nos favoreció notablemente. (Dicho en
rueda de amigos, obtenida gracias a un informante policial)” En la Revista Causa
Peronista, 20 de agosto de 1974.

A falta de motivos…

No tenía previsto concebir este libro, si bien mi intención era y es escribir sobre el
pasado reciente que pervive (a veces ominoso e innombrable) en el presente de
Catamarca. Previsiblemente, en ese plan de investigación, los personajes y los
escenarios esbozados como parte de mi relato esperaban ser otros.
Sin embargo, por alguna razón, en este tránsito, los espectros decidieron
hablarme.
Allí estaban, inquietos y moviéndose en su propio camino, murmurando
quedamente desde las fuentes documentales, desde las entrelineas de los
testimonios. No estaban acabados.
Ellos. Habitando en paralelo a los vivos y a la espera, se esmeraban en agitar las
aguas del pasado para enturbiar todo intento de observación complaciente.
Acompañarlos era proponerse indagar a contrapelo, rasurando sin piedad las
palabras del resultado deseado, para que entablaran alguna forma de
comunicación.
Ellos comparecieron en lo inesperado, a través de la página de una vieja revista.
Inicio este trabajo con la cita de un testimonio sobre la masacre de Capilla del
Rosario que leí hace algún tiempo. Un apellido desconocido: Macor, me llamó la
atención, como me había ocurrido antes, con la propia dimensión de los
acontecimientos ligados a los fusilamientos de los guerrilleros del PRT-ERP en
una hondonada de Fray Mamerto Esquiú, el 12 de agosto de 1974.

5
Rememoro. A comienzos del año 2002, una conversación casual entre camaradas
del Partido Comunista desató los hilos de la memoria y puso en discusión la
existencia de unos cuerpos N.N pertenecientes a cuatro guerrilleros que nunca,
aparentemente, fueron reclamados por sus familiares… “todos los agostos yo les
llevaba unas flores rojas a los changos en el cementerio”…fue la frase impulsora
de la indagación a las fuentes documentales (que estaban) y a los testimonios
orales (que los había) sobre un obturado hecho perviviendo, entre nosotros, los
catamarqueños.
A 10 años de este comentario casual del Camarada Hugo Cuello, ha terminado el
juicio oral y público en la causa federal por delitos de lesa humanidad que se
conoce como “la Masacre de Capilla del Rosario. Han sido condenados a la pena
de cadena perpetua el Capitán (Re) Carlos Carrizo Salvadores, el Capitán (Re)
Jorge Acosta y el Coronel (Re). Mario Nakagama. Para los sobrevivientes de la
masacre y para algunos catamarqueños estos militares no deberían ser los únicos
sentados en el banquillo de los acusados.
Junto a otros hechos de la década de los 70 en Catamarca, el tiempo silenciado
de la masacre retorna en forma de vómitos episódicos. Cada vez más, el Estado
interviene en acciones de reconocimiento a los desaparecidos catamarqueños, a
los exiliados políticos, a los detenidos por la dictadura, a los valientes escasos que
pusieron en juego su propio cuerpo en salvaguarda del cuerpo de los
otros…vorazmente se exhiben las heridas desde los actos oficiales en las
alamedas públicas, para demostrar que todos sufrimos (y por igual) la violencia del
aparato represivo.
Sin embargo, sobre ese tal Macor nadie habla.
Cierto es, la memoria convencional sobre la dictadura tiene que ver con un
complemento retórico, con una muletilla discursiva, que muchas veces acompañó
el acto de recordar en los testimonios vertidos sobre esa etapa: “aquí no pasó
nada”.
Macor a secas. Ni siquiera el nombre. Asesinado en La Plata.
En cruda comparación con otras provincias, con lo sucedido en otras ciudades, la
cantidad de víctimas parece irrelevante y cuando algo traumático se recuerda (por

6
ejemplo, la masacre de los guerrilleros del ERP-PRT) surge en el relato como una
excrecencia, como una singularidad disonante en el marco de una sociedad que,
según afirman distintos actores sociales, percibió de manera menguada los
hechos de violencia cotidiana ampliamente difundidos por los medios de
comunicación en el ámbito nacional.
Así, en esas narrativas orales y escritas la noción de Paraíso sirvió de efectiva
metáfora para identificar a quienes diferenciaban el espacio del adentro (lo local)
del afuera (la nación) a partir de relatar a los actos represivos como expresión
excepcional que, cuando se presentaban, era consecuencias de las acciones
intrusivas de agentes “foráneos”.
Luis Norberto Macor murió en alguna hora de la madrugada del 6 de agosto de
1974, acribillado por las balas de la Concentración Nacional Universitaria (CNU)
en la ciudad de La Plata. Ni en el Diario La Unión ni en Diario El Sol se hizo
demasiada referencia al asesinato en los días posteriores. El único comentario
lugareño que fue registrado por la prensa sobre su muerte, tenía que ver con un
trascendido, con un posible chisme lanzado en conversación de amigos, por un
comisario de verba incontinente y que fue reproducido en un medio de prensa
escrita del ámbito nacional.
Es la participación obligatoria de las necrológicas, con la breve lista de los
dolientes cercanos, la única referencia que localicé en la fuente escrita del duelo
por Macor. Nada más. Por supuesto, esto solo refleja que la prensa eligió no
convertir al hecho en noticia. Esta elección se produjo al mismo tiempo en que las
instancias del intento de copamiento del Regimiento Aero Transportado 17 eran
relatadas minuciosamente, destacándose en esta cobertura el registro fotográfico
de los cuerpos exánimes de los guerrilleros hecho por reporteros locales, para su
posterior reproducción en los medios masivos de comunicación de todo el país.
Pero de Macor, ni en ese momento, ni poco después, se encuentra siquiera un
comentario en la prensa local de algún dirigente, amigo, familiar o funcionario de la
provincia. Tampoco en el ahora, en tiempos de revalorización de los cadáveres
exquisitos por el paladar hambriento del poder.

7
Macor era catamarqueño, tanto que en La Plata sus compañeros de militancia lo
apodaron rápidamente como el “Chango” por su uso recurrente de ese término,
tan pintoresco para los oídos de los habitantes de las grandes urbes. Nunca lo
olvidaron, a él, a una de las primeras víctimas registradas de la Triple A y de la
Concentración Nacional Universitaria (CNU).
Aquí, alguno de sus compañeros de secundaria lo recuerda como Macor a secas,
que es el indicador habitual para señalar a quien forma parte de la mayoría gris del
aula.
A ese adolescente de ojos claros y tez blanca, que no participaba en los partidos
de futbol, que no era de los mejores del aula pero tampoco de los más revoltosos,
que no se destacaba para nada, también lo calificaban (sin demasiada inventiva)
de “agua e’ tanque”.
Pero su hermana todavía se enoja al señalar “se merecía la bandera” que no le
dieron en la escuela secundaria, porque “Luis era un alumno brillante”. Ella
sostiene que tiene los boletines para demostrarlo.
Otros lo recuerdan feliz, andando en bicicleta por la calle Sarmiento y entrando al
Club Vélez Sarfield del barrio.
Aquí, en Catamarca, Macor era el Lucho.
Tantos Macor se escapan de la narración…
Tenía 21 años en el momento de su muerte. Recientemente se había recibido de
Licenciado en Ciencias de la Comunicación.
Sus asesinos veían en él a un “zurdito”, a “un infiltrado” en el peronismo.
Sus compañeros de militancia veían a un compañero comprometido, jugado hasta
los huesos. No era un “perejil”, lo mataron por algo…
Macor era peronista y montonero.
También lo fueron otros catamarqueños. Esta es otra historia borrada y omitida en
los relatos sobre los 70. La de la Juventud Peronista Regionales de Catamarca.
Intentaré entramar los jirones de esos relatos que abarcan no más de tres años.
Tanto, en tan poco tiempo.
Imposible es intentar generar un relato unificador de lo fragmentado.

8
Vuelvo al Chango. Han pasado casi cuatro décadas de su muerte violenta, que fue
ahogada en el relato del pasado por otras muertes violentas que le sucedieron,
casi inmediatamente, en Capilla del Rosario.
Violencia sobre violencia, la suma de los cuerpos acribillados sirviendo, a su
pesar, de muro de contención al espectro no narrado de Macor.
Macor no es placa, no es bandera, no es elegía revolucionaria, no es identificación
de pasacalle, no es instancia de homenaje o prenda de unidad oportuna para
alguna agrupación universitaria. Es el candado de silencio que cierra todavía
ciertas preguntas.
Luis Norberto Macor. Nadie informó en extenso sobre su muerte, nadie se propuso
luego un homenaje.
Esta escritura no pretende contribuir a su monumentalización. Si la consecuencia
de este texto es confinar al espectro en una estatua de bronce, si lo escrito es un
aliciente más a la melancolía que nutre el melódico transitar por un pasado que se
pretende glorioso, me disculpo por anticipado.

San Fernando del Valle de Catamarca, octubre de


2013.

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Esa foto ajada…

“A la distancia, con lo que ocurrió después, todo parece tan leve, pero en esos momentos
se nos iba la vida en intentar cambiar las cosas y aún dentro del peronismo, la línea entre
traidores y leales se corría todo el tiempo…” Carlos, 64 años, ex militante de la Juventud
Peronista.

¿En cuántas ocasiones esta foto que aparece en la tapa del libro estuvo a punto
de ser destruida por la acción de una mano temerosa o violenta o insensible a su
contenido? Sin embargo sigue aquí. Entre las marcas arrugas del papel vienen,
marchando, ellos y ellas.
Inconmensurablemente jóvenes, llegando a la vida en esa callejuela del Oeste
Tinogasteño…despojados de cualquier temor, amuchados con las tres banderas
que, a un metro apenas del polvo catamarcano, se despliegan cobijadas por esos
rostros morenos, barbudos, lampiños…van, paso firme, sin renguera en el espíritu,
a su destino Vareliano. Todos, el pibe con traje de catequista, el morocho bigotudo
con pañuelo al cuello, el apenas adolescente con una remera que parece
prestada. Son, ahí se ven, entre los rastros que deja el tiempo, manos tiernas que
escriben en las escuelas, que toman la pala en la chacra, que se sueñan con el
fusil montonero, que se imaginan caricia en el cuerpo deseado.
Ahí están, cuando nada debía quedar de ellos y ellas, cuanto menos en la
memoria de esos mismos cuerpos a tantos años de distancia. En el resto ajado
que es la foto, aún así, marchan. Prendas de victoria mínima sobre el olvido…ellas
y ellos, la Juventud Peronista Regionales de Catamarca.

10
Parte I

11
"¡La Plata!, La Plata, ciudad Eva Perón, ciudad de montoneros para la liberación!”. Cantito
de la columna de la JP La Plata durante el primer regreso de Perón a la Argentina.

…A La Plata

La promoción 1969 del Lucho Macor fue la última camada de maestros normales
de la Escuela Fray Mamerto Esquiú. Con esos flamantes egresados, la Normal
dejaba de cumplir con su objetivo original, recordado, hace algún tiempo, por un
viejo profesor con verba barroca

Gracias a los maestros y profesores catamarqueños fue posible educar a


miles de argentinos en el norte y en el sur del país. La vieja Escuela
Normal, cuna de maestros y de formadores de ciudadanos, cumplió con un
fin preclaro: constituir la argentinidad allí, donde sólo había hombres en el
sentido lato de la palabra1.

Catamarca, pertinaz tierra paridora de maestros y maestras.


A poco de recibirse, el Petiso Acosta se fue con su título de Maestro Normal a la
Patagonia; mientras sus compañeros Sosa y Arévalo se quedaron en la provincia
ejerciendo la docencia. Algunos eligieron continuar sus estudios en el Instituto
Superior del Profesorado; ahí, en el mismo edificio de la Escuela Normal y
participaron, en esos años, de las distintas acciones con las que la comunidad
catamarqueña exigió al Estado Nacional la creación de la universidad propia.
Los cinco años de vida compartida se desentramaban y cada uno de los
integrantes de la promoción 1969 trazó su propio horizonte. El Lucho fue uno de
los que prefirió estudiar en “otro lado”.
El adolescente de 18 años se despidió de sus amigos del barrio, de las tardes de
piano con su hermana y de las siestas con lecturas interminables en su casa de la

1
-Prof. Rosendo Ruiz, entrevista con el autor.

12
calle Sarmiento para ir a estudiar periodismo en La Plata, “porque allí debía ser el
lugar donde se enseñaba esa carrera” respondió, con estricta lógica, una de sus
hermanas al ser indagada por los motivos de la elección de esa ciudad.
En 1970, La Plata no sólo era la consecuencia obligada de la nacionalización de la
vieja ciudad puerto, ocurrida a fines del Siglo XIX:
La Plata era una ciudad universitaria, con gran parte de su vida política, cultural y
económica condicionada por la presencia de una importante cantidad de
estudiantes que llegaban desde distintos lugares de la Argentina a estudiar en la
UNLP. Muchos de estos jóvenes provenían de pequeñas ciudades o pueblos y se
encontraban con una universidad altamente politizada, en donde el peronismo
disputaba la conducción de la Federación Universitaria de La Plata a la tradicional
conducción del radicalismo y a la izquierda marxista.
Era sólo entrar el primer día al hall de cualquier Facultad y encontrarse
verdaderamente con otro mundo, impensado para los pueblerinos en tiempo de
gobierno militar y censuras más o menos duras. Allí había una profusión de
pancartas, panfletos y asambleas en las que se discutían mociones a favor de la
solidaridad con distintos movimientos revolucionarios en el mundo y, por supuesto,
se hacía todo lo posible para exigir la vuelta de Perón.
En ese marco de efervescencia a favor de las distintas variantes de la izquierda,
las agrupaciones de orientación nacionalista eran absolutamente minoritarias, pero
lo que no sumaban en número, lo suplían con la violencia discursiva y (cuando la
ocasión lo permitía) con el uso de la violencia física en las cada vez más continuas
escenas de pugilato con los “bolches” o los “zurditos”.
Los más peligrosos eran, sin duda, los integrantes de la Concentración Nacional
Universitaria (CNU) una variopinta mezcla de católicos preconciliares, admiradores
del fascismo italiano, ex integrantes de Tacuara y de otras minúsculas
organizaciones ortodoxas del peronismo. La CNU tenía vínculos ostensibles con el
sindicalismo verticalista de Rucci y con algunos oficiales del regimiento local, con
los que compartían el odio visceral al comunismo y al liberalismo.
En esos ámbitos en ebullición, prácticamente todo podía ser motivo de militancia:
los menús del Comedor Estudiantil, los programas de cátedra, los horarios de

13
clases, las huelgas en alguna fábrica platense y esas luchas servían, también,
para encontrar un grupo de pertenencia que hiciera menos dura la soledad de un
estudiante de provincias.
En esa ciudad de los departamentos “bien puestos” para los hijos de los sectores
medios o en los cuchitriles y pensiones para los menos privilegiados, se asistía a
un debut menos público en la vida adulta, a ese primer encuentro sexual con el
nerviosismo disimulado gracias al compartido humo de los cigarrillos negros. Un
debut que pasaba a conformar parte de la larga lista de vivencias que dejarían de
ser contadas en las cartas pobladas de menudencias a las familias.
Sin apenas proponérselo, muchos de los llegaban del interior del país construían
en pocos meses una nueva vida, signada por el accidentado esfuerzo en aprender
desde las tareas diarias hasta el intentar administrar un dinero muchas veces
escaso.
Para el Lucho Macor estudiar en La Plata fue también la posibilidad de ver en vivo
a sus ídolos deportivos. En ese primer año Independiente conquistó el
Campeonato Metropolitano en la última fecha. Justamente en la cancha del viejo
rival de barrio; el diablo rojo le ganó 3 a 0 al Racing Club, con el Pato Pastoriza y
Tarabini convertidos en sus principales estandartes.
El Lucho también tomó una decisión trascendente y casi inevitable en la época,
eligió su lugar de militancia: se metió en la FURN, la Federación Universitaria para
la Revolución Nacional.
Para muchos, la FURN era la expresión más radicalizada del peronismo
universitario en La Plata y entre sus líderes estaba el actual Diputado Nacional
Carlos Kunkel. En la agrupación el Lucho se encontró también con muchos
estudiantes del interior del país y quién sabe si en algún momento compartió
actividades con un estudiante de abogacía muy alto y flaco proveniente de Santa
Cruz, un tal Néstor Kirchner, al que sus compañeros de Facultad llamaban
cariñosamente “Lupín”.
Quizás en esos primeros meses viviendo en una gran ciudad, a la salida de alguna
clase o asamblea, entre bromas y cargadas, el Lucho se convirtió en el “Chango”,
gracias a su recurrente uso de esa expresión amistosa en las conversaciones.

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Apenas unos pocos años después, el uso de los apodos sería una medida
inevitable de seguridad para quienes se jugaban la vida en situaciones de
semiclandestinidad y militancia compartimentada. A inicios de los 70, ser conocido
por el apodo podía tener una razón menos peligrosa, era el guiño necesario para
saberse querido y respetado en sus particularidades por los demás integrantes del
grupo.
En algún momento de 1970, el Chango comenzó a participar de las tareas
solidarias en las villas porteñas junto a un curita peronista que aparecía
asiduamente en los medios de comunicación nacional, este era el padre Carlos
Mugica de la Parroquia Cristo Obrero, enclavada en la Villa de Retiro de Capital
Federal.
El 17 de noviembre de 1972, la columna de la FURN fue una de las más
numerosas que salieron de La Plata a esperar en Ezeiza el retorno de Perón.
Tomaron por asalto (literalmente) el tren y partieron entusiasmados a lo que se
imaginaba, sería, una fiesta popular de reencuentro definitivo con el líder de la
Argentina. En la Autopista Riccheri las tropas al mando del general Tomás
Sánchez de Bustamante intentaron impedir el incontenible flujo de la marea
humana que desbordaba las márgenes del Río Matanza. Entre esos jóvenes,
empapados por una lluvia inclemente, no estaba el Chango Macor que perdió el
tren por demorarse “haciendo pis” en un rincón de la estación.

15
…La torta y las migajas

“Mi abuelo siempre votó a Perón, desde el 45 y hasta que murió a fines de los años 90. El
no hacía distinciones de candidatos…cuando le preguntabas a quién iba a votar, siempre
decía lo mismo: a Perón.”. Testimonio de J.G, militante de la JP catamarqueña en
los años 70.

Razón de más. En el Barrio La Viñita se sabía que los votos eran “para Perón”. Lo
mismo sucedía en Villa Cubas, en La Tablada, en el Barrio Norte, en los
Departamentos del Interior de la provincia…los votos eran “de Perón”.
Esos mismos rostros comunes y olvidables, que fueron puestos a prueba en
innumerables oportunidades desde septiembre de 1955 seguían, a pesar de las
dictaduras y de las represiones varias sufridas en cuerpo y alma, resguardando su
voto.
Para millones de argentinos y argentinas, el sentido profundo de las elecciones del
11 de marzo de 1973 era el de asegurar la vuelta definitiva a la Argentina, por fin,
del viejo líder. Lo demás, el cronograma electoral salpicado de zancadillas
jurídicas y de amenazas apenas veladas por parte de los sectores más
reaccionarios de la dictadura, se asumía como parte necesaria de un fin de época.
Luego de años de proscripción electoral, el peronismo podía presentarse a los
comicios con sus propios candidatos2 y sus símbolos partidarios, prohibidos por la
tristemente célebre Revolución Libertadora. Cierto es, las elecciones generales se
convocaban en un país que, a casi dos décadas del Golpe de Estado de 1955, se
encontraba inmerso en una profunda transformación y radicalización de las
prácticas políticas.
También estas innovaciones se producían al interior del movimiento peronista.
Pues si bien la palabra de Perón era “sagrada” para sus seguidores, la aceptación
de la fórmula presidencial Cámpora - Solano Lima, sólo fue posible después de
que el viejo líder dejara de lado su declamada prescindencia en la conformación
de listas.

2
- A excepción de la candidatura del propio Perón, que era el límite de lo soportable en el ámbito de la
“apertura política” para la dictadura.

16
Perón intentó representar un rol equidistante entre las fracciones internas del
movimiento y consagró como principio rector en la división de los espacios
electivos el “salomónico” 25% para cada una de las “ramas” del movimiento:
Juventud, Sindicalismo, Mujeres y dirigencia partidaria. Los modos en que cada
sector entendió esta directiva en los escenarios locales, variaron, de acuerdo a la
circunstancial fortaleza o debilidad de los actores partidarios.
En este sentido, Catamarca no fue la excepción.
Al igual que en la mayoría de las provincias, el esfuerzo por reunir a las distintas
partes del peronismo catamarqueño en una fórmula de unidad resultó compleja e
infructuosa. Durante los largos años de lucha en un escenario de proscripción
fueron frecuentes los roces entre los partidarios de la confrontación y el
dialoguismo con los militares y los radicales. A estas viejas tensiones se sumaba
la desconfianza que afloraba entre sindicalistas, dirigentes políticos y las nuevas
generaciones militantes que pretendían ver reflejada, en el momento de la
concreción de las candidaturas, su aporte a la vitalidad del movimiento.
En esos días calientes del verano catamarqueño, las páginas de los diarios fueron
el cotidiano escenario de los cruces plenos de enojo entre ex mandatarios y
aspirantes a serlo. Mientras, en las paredes de la ciudad, el ingenio anónimo
atizaba las broncas con metáforas menos educadas, referidas a la sexualidad y al
honor (para las pintadas, dudosos ambos) de algunos de los posibles candidatos.
Si los votos “eran de Perón”, lo demás se discutía en las mesas de los bares, en
las unidades básicas improvisadas y en todo espacio propicio para la polémica y la
elaboración de suposiciones argumentativas.
Si bien los sectores mayoritarios del peronismo (la Liga de los Departamentos del
Oeste y la Liga de los Departamentos del Este) acordaron en el Congreso
partidario la fórmula que unió al médico tinogasteño Hugo Mott y al recreíno Raúl
Sabagh como candidatos a gobernador y vicegobernador, esta fórmula fue
impugnada explícitamente por el ex gobernador Armando Casas Nóblega.
Tampoco fue del total agrado de otro ex gobernador, el poderoso dirigente Vicente

17
Leonidas Saadi3, quien apoyó el acuerdo reservando para su sector, entre otras
candidaturas expectables, las candidaturas de su hermano Antonio Onésimo a
Senador Provincial y la suya propia, para el cargo de Senador Nacional.
A pesar de los esfuerzos por saldar el descontento, los disconformes no se
“disciplinaron” ni renunciaron a sus pretensiones. A menos de una semana de las
elecciones generales y debido a la confusión reinante en varios distritos, Perón se
vio obligado a indicar públicamente quienes eran sus candidatos en cada
provincia.
En Catamarca -luego de que el Partido Conservador Popular se retirara
atropelladamente de esa alianza- los seguidores de Casas Nóblega presentaron
su candidatura con el sello electoral del Movimiento de Integración y Desarrollo
(M.I.D). El ex gobernador, insospechado de izquierdista pero atento a los aires de
época, llevaba en su boleta el nombre Frente de Liberación (FRELI).
En tanto, la gran mayoría del peronismo se nucleó en las filas del Partido
Justicialista con la candidatura del Dr. Hugo Mott. El tinogasteño contaba con un
argumento incontrastable a su favor: la lista provincial estaba pegada en la misma
boleta a las candidaturas de Cámpora y Solano Lima del FREJULI.
El 11 de marzo, la implícita interna quedó saldada con la victoria de Mott, un
sorpresivo segundo puesto para el Movimiento Popular Catamarqueño, el
descalabro electoral de la UCR y un irrelevante desempeño electoral del FRELI.
Si bien el triunfo del peronismo local fue rotundo y le aseguró al gobierno entrante
el control del poder legislativo, las fricciones contenidas entre los distintos actores
internos, en épocas de campaña electoral, no tardaron en estallar.
A poco de asumir, la autoridad de Mott fue rápidamente puesta a prueba por las
demandas de la CGT local y de las poderosas 62 Organizaciones Peronistas, que
no solo hicieron reclamos de mejoras salariales sino que se propusieron vetar la
presencia de algunos funcionarios e indicaron la conveniencia del nombramiento
de “verdaderos peronistas” en los cargos de responsabilidad. Al mismo tiempo, en

3
-Vicente Saadi es elegido Senador Nacional en 1945 y se desempeñó en ese cargo hasta 1949, año en que
asumió la Gobernación de la provincia, pero su gestión fue interrumpida por la Intervención Federal decidida
por el propio Perón en ese mismo año. Luego del Golpe de Estado de 1955, Saadi recuperó un rol protagónico
en la reorganización del peronismo local y nacional. Sin embargo, durante décadas, su liderazgo lejos estuvo
de convertirse en indiscutido.

18
la cámara legislativa provincial, los diputados del sector saadista lejos estuvieron
lejos de tener una actitud complaciente con Mott y sus ministros, en especial con
un viejo enemigo de Vicente Saadi, el Ministro de Gobierno Alberto del Valle Toro,
acusado de ser el monje negro de la gestión.
En esos primeros meses, los pases de factura entre dirigentes y los enconos
personales en un contexto general signado por el incremento de la violencia
política y la crisis de la Primavera Camporista pusieron a prueba la capacidad de
construir consensos del peronismo local.
Es tentador, también aquí, proponer explicar los motivos profundos de esta
conflictividad a partir del sólo análisis de la confrontación generada entre los
adherentes de la “ortodoxia” peronista y los sectores juveniles del movimiento.
Esta confrontación fue condimento sustancial de las crisis de los gobiernos en
otras provincias (en especial, las que luego serían estigmatizadas como
gobernaciones montoneras) pero en Catamarca la llamada izquierda peronista y el
espacio juvenil ligado a La Tendencia, que era su principal exponente, no tenía la
fuerza o la organización que la JP demostró poseer en provincias vecinas.
No estamos diciendo que la JP era un actor irrelevante, o que en Catamarca los
posicionamientos en el peronismo se redujeran a una exteriorización de
circunstanciales enconos personales, sino que la delimitación de aguas entre los
traidores y los leales provenía, principalmente, de una serie de factores
endógenos a los que hizo referencia un protagonista de esos años

La unidad se ató con palitos, Saadi se veía a sí mismo como el gobernador


natural de la provincia, pero también había mucha resistencia a su figura en
una parte de la dirigencia de la Capital y del interior de la provincia. Los
sindicalistas que surgieron como los más duros en la pelea de todos esos
años, sentían que no habían recibido lo suficiente. No sabría decirte si esto
afectaba a la gente común, si les interesaba tanto. En esa época uno vivía
en el microclima del “luche y vuelve” y todo se justificaba. El tema de que te
quieran correr por “zurdo” o “infiltrado” recién lo vivo en 1974, que ahora

19
parece poco tiempo, pero en esa época, en un mes te ocurrían un montón
de cosas.4

Las divergencias en el armado de las candidaturas (y de los espacios de poder


institucional luego del 11 de marzo) se produjeron en un contexto nacional que
permeaba subjetividades, discursos y prácticas en el ámbito local pero que,
insistimos, no debe llevarnos a intentar explicar todo lo ocurrido a partir del
ordenamiento de los actores en un esquema reduccionista y prefijado de
izquierda-derecha peronista.
¿Y adónde militaban los jóvenes peronistas catamarqueños? En La Plata, el
Lucho Macor comenzó a cursar sus estudios en una universidad altamente
politizada y con una amplia cantidad de agrupaciones que recorrían toda la gama
de posibilidades existentes en la izquierda y la derecha. En Catamarca, la
Universidad de reciente creación, según algunos de los testimonios “estaba
politizada, pero a la catamarqueña, los estudiantes no tenía un discurso muy
revolucionario…”. Por supuesto, muchos de los docentes universitarios eran
activos partícipes de la vida política local (en especial de los partidos políticos
minoritarios) y la presencia de algunos dirigentes juveniles que habían estudiado
“afuera”, contribuyó a un paulatino cambio en el tono de las demandas de los
estudiantes y a la aparición de nuevas prácticas y discursos militantes.
Estos jóvenes que volvían a la provincia luego de estudiar e insertarse en la
Juventud Universitaria Peronista (JUP) en los grandes centros urbanos,
rápidamente lograron ser protagonistas, por experiencia y peso propio, en ese
1973 de cambios y conflictos.
Algunos de los dirigentes juveniles catamarqueños pronto fueron reconocidos por
su capacidad militante y por su formación política (entre ellos, el abogado Julio
Marcolli) pero lejos estuvieron de conseguir el hipotético 25% que les correspondía
en las listas de candidatos o en los cargos de la burocracia estatal.
El hombre de la JP en la lista de candidatos fue el odontólogo Julio César
Balverdi, residente en Tinogasta, quien fue elegido Senador Provincial por ese

4
- Testimonio de J.G, 65 años. Docente jubilado y ex integrante de la JP Catamarca.

20
Departamento, más por méritos propios que por la presión ejercida por el sector
juvenil. Balverdi era hombre de estrecha confianza de Mott, recordemos, también
tinogasteño.
Si bien el tono de la campaña electoral del Partido Justicialista catamarqueño fue
el propio de la etapa, con apelaciones explícitas a los “cambios revolucionarios” y
a la elección entre “Dependencia o Liberación”, lejos estaban Mott o Saadi de
constituirse en aliados “naturales” de la Tendencia Revolucionaria, eufemismo con
el que también se nombraba a la Organización Montoneros. De hecho,

No recuerdo que aquí en ninguno de los actos apareciera ni una banderita


con el nombre de los Montoneros. Cuando fui junto a unos compañeros a la
ceremonia de asunción de Menem en La Rioja la cosa fue muy diferente.
Allí la JP eran los “Montos” y el “Turco”, hábil como siempre, largó un
discurso bien revolucionario, cuando vio como venía la mano con el cartelón
inmenso que decía “Montoneros”5.

Al mismo tiempo que se realizaba la campaña “Cámpora al Gobierno, Perón al


poder”, la Tendencia se preocupó por asegurar su hegemonía en la juventud que
se vinculaba, a torrentes, con el peronismo. En esa etapa, cuando el viejo líder era
interrogado por los periodistas sobre las acciones de la guerrilla peronista todavía
aprobaba sus actos pero anunciaba, también, que nuevos tiempos se avecinaban
en el país. Perón lo decía claramente: luego del 11 de marzo era necesario
abandonar la violencia, justa hasta ese entonces y poner todo el empeño militante
para recuperar los buenos tiempos de la “Comunidad Organizada”.
A mediados de 1973 la Dirección de Montoneros constituyó la Juventud Peronista
de las Regionales y Catamarca, junto a las provincias de Córdoba y Santiago del
Estero, conformó lo que se denominó Delegación Regional III, con el militante
montonero Miguel Ángel Mozé (alias el “Chicato”) como delegado y principal
responsable de organización. Los fines previstos eran asegurar la conducción
oficial de la juventud para la Tendencia y erradicar la pléyade de sellos y sellitos

5
- C.G., Jubilado del Estado provincial. 68 años, ex militante de la JP.

21
que pululaban en las provincias. Al “Chicato” (que con su inconfundible acento
cordobés y lentes de alta graduación se delataba en cualquier parte) desde hacía
tiempo la derecha peronista se la tenía “jurada”, ya que era uno de los más
eficaces organizadores de los Montoneros en Córdoba.
Si de los “Montoneros” en esos años se decía burlonamente que actuaban a veces
como curas, en el caso del Chicato, la afirmación contenía un fondo de verdad.
Mozé había hechos sus estudios en los seminarios Menor de Jesús María y Mayor
de Córdoba y al abandonar la vocación religiosa siguió con su compromiso
cristiano en la comunidad del Barrio Los Plátanos. Las referencias de Mozé, como
para tantos otros jóvenes católicos, eran el cura guerrillero Camilo Torres y la
revista “Cristianismo y Revolución”.
La presencia en la JP Regionales de reconocidos referentes de la “M”6 contribuyó
a consolidar su condición de frente de masas en los barrios y universidades. Sin
embargo, no todos y quizás ni siquiera una importante cantidad de quienes se
integraron a la JP Regionales eran, a su vez, integrantes de la M, pero lo que se
aceptaba, explícita o tácitamente, era una conducción política que los
combatientes montoneros habían conquistado gracias al sacrificio y heroísmo
demostrado en la reciente lucha contra la dictadura de Lanusse.
Para los grupos que rivalizaban por la conducción de la juventud con los
Montoneros, fácticamente estos y La Regionales eran lo mismo, aún cuando
algunas de las JP locales que se “encuadraron” en el esquema ideado por la
conducción montonera eran anteriores al auge de la M en la izquierda peronista.
Pronto, las balas y las bombas de la Triple A no se preocuparon por discriminar
matices ni grados de pertenencia.
En Catamarca, según afirman varios testimonios, una parte significativa de la
militancia se enroló en la JP Regionales y pronto se hizo evidente la cercanía de
algunos de los dirigentes juveniles catamarqueños a las posiciones de la
Tendencia. El enojo de los viejos dirigentes del peronismo catamarqueño no se
hizo esperar. En respuesta al avance de la JP Regionales, el Ministro Toro
organizó a un sector minoritario para que, con el nombre de Juventud

6
.la M, era una abreviatura usual en la época para referirse a los Montoneros.

22
Revolucionaria Peronista (JRP), ganara protagonismo con la toma de
dependencias del gobierno7.
La JPR ocupo la sede del Sindicato ATEP (Asociación de Trabajadores del Estado
Provincial) en “apoyo al gobierno popular del Dr. Mott” debido a las fuertes críticas
que los dirigentes de ATEP lanzaban diariamente contra Mott. La toma culminó,
luego de unos días, con la teatral intervención del propio Toro, que agradeció en
presencia de la prensa lugareña a los jóvenes por su compromiso y lealtad.
Maniobra o impulso, con este gesto Toro demostró que para la gobernación la
JRP era el interlocutor válido del espacio juvenil. El dirigente más reconocido de
este sector fue el “Loco” Hugo Menecier, un estrecho colaborador de Toro. En
esos tiempos, los Montoneros decían que Hugo Menecier era integrante del
Comando de Organización (C d O).
Sin importar la referencia, por regla, en el reparto de “la torta”, los jóvenes se
quedaron con las migajas, resignados a los nombramientos de escasa relevancia
en una administración jaqueada por la desconfianza entre los partidarios del
gobernador Mott y del Senador Saadi.
Quedó así, como único consuelo para quienes se sentían postergados, el
descargo de amargas diatribas en la prensa partidaria.

La lista de los continuistas es interminable. El Ministro de Economía, Arturo


Albarracín fue Intendente de la dictadura (…) El Director de Planeamiento,
Argerich, fue Director de Turismo durante la Revolución Argentina.
El Director de la Municipalidad se desempeñó antes del 25 como secretario
administrativo.
El subsecretario de Obras Públicas, Arancibia, tuvo activa participación en
distintos cargos públicos de la dictadura.
Por eso la sensación que tienen tantos catamarqueños es que las cosas no
han cambiado desde el 25 de mayo. Salvo la aplicación de un avanzado
plan de medicina social inspirado en la inquietud personal del ministro de

7
Fenómeno que también se produjo en otras provincias durante las primeras semanas de la presidencia de
Cámpora y que fue uno de los indicadores de la escasa predisposición de los sectores internos del peronismo a
respetar el famoso acuerdo del 25%

23
Bienestar Social Moran, que no casualmente comienza a ser “cuestionado”,
parece que nada hubiera pasado. Salvo los nombres de las calles y las
sesiones del parlamento dedicadas a rendir largos homenajes públicos8.
Revista El Descamisado, N° 28.

8
-Revista El Descamisado, 27/11/73.

24
Estratigrafía de la violencia en La Tierra de la Simpatía…

“La violencia vino de afuera. Era importada. Mi gobierno fue un gobierno de paz y
consenso”. Dr. Hugo Albero Mott, entrevista con el autor.

La magnitud de la victoria electoral del peronismo en 1973 confrontó a las


organizaciones revolucionarias con un dilema ético y político ¿Debían, o no, seguir
luchando con las armas para lograr la ansiada revolución en el contexto de un
gobierno elegido por una amplísima mayoría de la población?
Para los Montoneros eran tiempos de entramar alianzas, incluso, si fuera posible,
al interior de las Fuerzas Armadas. No se podía seguir confrontando con el ejército
y la policía sin considerar una nueva situación, los mandos de estas instituciones
eran políticos, y por lo tanto, peronistas.
Los Montoneros habían tenido un importante protagonismo en la campaña
electoral del FRE.JU.LI, y aprovecharon esta instancia para desarrollar acuerdos
con los dirigentes peronistas que ocuparon, luego, puestos de responsabilidad en
algunas provincias y en el mismo gobierno nacional. Este auge de la “Política de
Masas”, permitió a los Montoneros conquistar rápidamente la hegemonía del
claustro estudiantil en las universidades públicas y desarrollar, con ímpetu,
numerosas experiencias sindicales que se nuclearon con el nombre de Juventud
Trabajadora Peronista (JTP).
La valoración del momento político por parte del PRT-ERP fue muy distinta.
Aunque la organización marxista afirmó en sus publicaciones partidarias que el fin
de la dictadura era una victoria de la lucha popular se preocupó, también, por
expresar que no cifraba demasiadas esperanzas en el nuevo gobierno
democrático, al que caracterizaba como “populista y reformista”.
Con una declaración pública titulada “Porque el Ejército Revolucionario del Pueblo
no dejará de combatir”, el Buró Político del PRT- ERP respondió al pedido de
tregua social del presidente Cámpora, al que se le reconoció que “…el gobierno
que (…) presidirá representa la voluntad popular. Respetuosos de esa voluntad,
nuestra organización no atacará al nuevo gobierno mientras éste no ataque al

25
pueblo ni a la guerrilla”. Pero el combate no cesaba, pues “Nuestra organización
seguirá combatiendo militarmente a las empresas y a las fuerzas armadas
contrarrevolucionarias”. Aún cuando desistía de atacar a las instituciones
gubernamentales y a los miembros del gobierno del Presidente Cámpora, se
delimitó claramente que “la policía, que supuestamente depende del Poder
Ejecutivo, aunque estos últimos años ha actuado como activo auxiliar del ejército
opresor, el ERP suspenderá los ataques contra ella a partir del 25 de mayo y no la
atacará mientras ella permanezca neutral, mientras no colabore con el ejército en
la persecución de la guerrilla y en la represión a las manifestaciones populares”
El PRT-ERP no podía negociar una tregua con el enemigo, pues consideraba que

La batalla por la liberación ha comenzado; está muy lejos de terminar. Sólo


hemos dado los primeros pasos y así lo entiende nuestro pueblo”, [y
advertía también que] “Todo aquel que manifestándose parte del campo
popular intente detener o desviar la lucha obrera y popular en sus distintas
manifestaciones armadas y no armadas con el pretexto de la tregua y otras
argumentaciones, debe ser considerado un agente del enemigo, traidor a la
lucha popular, negociador de la sangre derramada.9

Sin embargo, el primer acto guerrillero que puso a prueba al gobierno electo no
fue obra del PRT-ERP. El 3 de abril de 1973 fue asesinado a metros de su casa
en el Barrio Cerro de las Rosas de la provincia de Córdoba, el jefe del
departamento inteligencia del Tercer Cuerpo del Ejército, Coronel Héctor Alberto
Iribarren. Cerca de las 8 de la mañana, cuando se dirigía a trabajar, su auto es
interceptado y chocado por una pick-up de la cual descendieron tres hombres
armados con escopetas recortadas y ametralladoras. Su cuerpo fue alcanzado por
doce balazos y sus asesinos se escaparon sin inconvenientes.
La muerte de Iribarren conmocionó a todo el país. Lanusse se dirigió de inmediato
a Córdoba para participar del velatorio en el Tercer Cuerpo de Ejército y el

9
“Porqué el Ejército Revolucionario del Pueblo no dejará de combatir. Respuesta al presidente Cámpora”.
Abril de 1973.

26
presidente electo Cámpora “lamentó los hechos de violencia y pidió tregua a los
autores de la escalada terrorista, para comprobar o no, si nosotros estamos en la
senda y vamos a lograr nuestros objetivos.”10. Las primeras suposiciones sobre los
autores del atentado recayeron en el PRT-ERP, pero esta organización no se
atribuyó la responsabilidad del mismo. Para los responsables de la pesquisa,
todos los indicios indicaban que los Montoneros habían cometido el asesinato de
Iribarren.
Mott recuerda en su autobiografía que cuando se enteró de la muerte de Iribarren
concurrió al estudio del Dr. Alberto del Valle Toro, quien era su Ministro de
Gobierno designado, y le planteó la intención de hacer un comunicado
condenando la violencia.

Toro se sentó a la máquina de escribir y entre los dos redactamos un


comunicado muy sustancioso donde condenábamos todo tipo de violencia,
fundamentalmente la violencia que habíamos sufrido durante dieciocho
años de proscripción los peronistas, los fusilamientos del General Valle,
Gogorno y otros más, por la revolución (sic) Libertadora. Pero también
condenábamos la violencia, que se había ejercido al matar a este general
(sic).

Esta nota fue enviada al Jefe del Regimiento Aerotransportado 17 y se publicó en


los diarios locales. El texto, en algunas de sus partes decía,

Quienes ejercieron la violencia en nombre de los intereses populares no


pueden, ni deben proseguir en el ejercicio de la misma, frente a la voluntad,
plebiscitariamente expresada por el Pueblo Argentino, en los comicios del
11 de marzo. Los que asesinaron al General Iribarren, no pueden pues,
invocar representatividad peronista, ni popular, ni argentina, mucho menos
cristiana11.

10
- Diario La Unión de Catamarca, 7/04/73.
11
- Ídem a la anterior.

27
La argumentación del comunicado recuperaba implícitamente la valoración hecha
por el propio Perón sobre la situación argentina, “la violencia desde abajo es
consecuencia de la violencia que se produce desde arriba”, pero lo que había
estado justificado hasta el 11 de marzo, debía dar paso a los tiempos de
reconstrucción nacional. En su documento Mott avanzaba un paso más, al negar
(sin nombrarlos) la condición de peronistas a los responsables del asesinato.
A los pocos días, el Dr. Cámpora invitó al gobernador a viajar a Buenos Aires y lo
recibió en la sede del Partido Justicialista. Esa reunión no fue cordial. Cámpora
trató muy duramente a Mott y le preguntó porqué había hecho esa nota sin antes
consultarle. “Lo primero que le pregunté a él fue si había leído la nota, pero él me
contestó que no pero que le habían informado del contenido”. Se despidieron
cordialmente pero la relación entre los mandatarios no se recompuso en el corto
periodo de gobierno de Cámpora, crispado cotidianamente por la necesidad de
reconocer el heroísmo de las “formaciones especiales” y, al mismo tiempo, intentar
reconstituir la estabilidad institucional.
Lejos estaban estos hechos de violencia política de ser una situación
completamente ajena a la provincia. Desde que Mott asumió la gobernación en
mayo de 1973, los diarios catamarqueños publicaron, con diferentes grados de
interés, las noticias sobre atentados explosivos en la casa de políticos y
funcionarios del gobierno provincial, allanamientos a casas particulares, amenazas
telefónicas a militantes de la izquierda peronista y no peronista, represión policial a
protestas estudiantiles y de empleados públicos, detenciones arbitrarias y
acciones de censura de las publicaciones ligadas a los Montoneros.
A estos actos de violencia generados contra quienes eran considerados
“enemigos del Gobierno Popular”, deben sumarse las declaraciones cada vez más
frecuentes de dirigentes del Partido Justicialista en el Diario La Unión y el Diario El
Sol que prevenían sobre la presencia de “infiltrados” y “zurdos” en el peronismo
catamarqueño. Por ejemplo, el martes 5 de junio, un sector autodenominado
“revolucionario” de la Juventud Peronista que estaba liderado por Hugo Menecier
hizo

28
Un llamado al pueblo peronista para detectar las fuerzas antinacionales de
la extrema izquierda trotskista y las vanguardias revolucionarias gremiales
que dependen de ideologías extraterritoriales…” [y se expresaba sin
sutilezas], “no se escatimará ninguna clase de medios para luchar y eliminar
a los enemigos del justicialismo…” [ya que] “la JRP solicita a las
autoridades del Partido Justicialista una clara y definición sobre estos
aspectos y su total coincidencia con el gobierno provincial [la JRP] promete
su más profunda inflexibilidad contra los enemigos infiltrados dentro del
Movimiento y los que acechan desde la conspiración oligárquica12.

A este llamado de alerta, genérico, se sumaron los trascendidos periodísticos que


advertían sobre la posibilidad de que las fuerzas “antinacionales” se materializaran
en forma de jóvenes imbuidos por ideas extrañas al estilo tradicional de vida
catamarqueño. Esta preocupación justamente, ya había estado presente en la
campaña electoral de marzo del 73, cuando surgió una nueva generación militante
que exigía espacios cada vez más protagónicos en los partidos políticos.
Casi un año después de su primer regreso, se produce el definitivo retorno de
Perón a la Argentina. Pero el día 20 de junio de 1973 terminó con una balacera de
plomo disparada desde el palco contra las columnas de la JP. El dispositivo de
seguridad en Ezeiza estaba a cargo del Coronel Osinde, un hombre de extrema
confianza de José López Rega y entre los hombres seleccionados para evitar que
la “zurda” se adueñara de los mejores lugares del acto estaban mercenarios
franceses de la O.A.S, veteranos croatas de la Segunda Guerra Mundial,
“pesados” de los sindicatos y militantes de la derecha universitaria; todos unidos
en el esfuerzo por impedir el “copamiento” del movimiento.
Cuando regresaron a Catamarca, en una conferencia de prensa los dirigentes de
la JP deslindaron responsabilidades sobre la masacre y consideraron que los
objetivos previstos en el Operativo “Todos a Ezeiza” habían sido cumplidos. No
hicieron referencia a la represión vivida también por ellos, pero advirtieron que

12
- Diario El Sol de Catamarca, 05/06/73.

29
La JP seguirá actuando en apoyo de los funcionarios y del gobierno todo,
mientras cumpla los objetivos, pero hará conocer su parecer “si no se
produce un cambio profundo que requiere el país” y que es lo que quiere la
juventud. Al respecto consideró que “mucha gente que está en el gobierno
actualmente, no tiene mentalidad de cambio”13.

El dirigente Luis Eduardo Murua se refirió a la preocupación con que la JP


observaba el modo en que se organizaría la Universidad de Catamarca, ya que
pretendían “una universidad sin privilegios”14. Unos pocos meses después, la
UNCa fue el escenario de la confrontación entre grupos e ideas muy distintas
sobre la función social que debía cumplir esta institución.
En las semanas posteriores a la renuncia de Cámpora 15, sindicalistas y peronistas
“ortodoxos” redoblaron sus esfuerzos para “desenmascarar” a los supuestos
“infiltrados”. Que eran, por regla, jóvenes trabajadores y universitarios defensores
del “socialismo nacional”. Así lo recuerda un integrante de la JP Catamarqueña,

Nosotros, que éramos los que habíamos trabajado para que Perón vuelva al
país… cuando Cámpora renuncia, sentimos que era una victoria del
sindicalismo y de la derecha en el Movimiento. Pero igual fuimos a la Casa
de Gobierno a festejar. Esa era la orden. Porque Perón finalmente iba a ser
presidente. Pero cuando nos estábamos juntando, pasa el “Cuchi” y nos
dice “ahora van a ver lo que se les viene”. El “Cuchi” era un policía que
había sido reincorporado al servicio activo por el Ministro de Gobierno. 16

13
- Diario la Unión de Catamarca, 23/06/73.
14
- Ídem a la anterior.
15
. Se hizo efectiva el 13 de julio de 1973, y con el fin de la “Primavera Camporista”, los sectores cercanos a
La Tendencia, fueron perdiendo, uno a uno, los espacios institucionales que asumieron escasos meses antes.
Con la renuncia de Cámpora se allanó el camino (Ley de Acefalías mediante) a las candidaturas de Juan
Domingo Perón y de María Estela de Perón; la fórmula presidencial deseada por sindicalistas y “ortodoxos”
del partido.
16
- C.G., Jubilado del Estado provincial. 68 años, ex militante de la JP.

30
En esos meses, ya se publicaban en los diarios locales noticias sobre la cada vez
más activa presencia de guerrilleros de origen marxista en la zona tucumana. La
cercanía de estas provincias y el frecuente tránsito de catamarqueños a San
Miguel de Tucumán (por razones laborales y de estudio) produjo inmediatas
especulaciones ante cualquier pista que indicara la presencia de la guerrilla en el
ámbito local. Por ejemplo, el 10 de agosto, el Diario El Sol se interrogaba sobre la
posible existencia de guerrilleros en Catamarca, luego del robo en la Ruta N°38 de
un camión cargado de leche en polvo con destino a Maternidad e Infancia.
El perfil de los portadores de estas ideas que “destruirían” la calma provinciana, es
anunciado y descripto estereotipadamente. Un año antes, en un semanario
derechista de Tucumán, distribuido en el N.O.A. durante casi toda una década
(1971 a 1982) se leía

En una unidad de la línea 11, frente al local central de la UNT, un bigotudo


estudiante – de ideas avanzadas a juzgar por la suciedad y abandono de
sus ropas y por el marcado exhibicionismo genital de su estrechísimo
pantalón vaquero- tuvo la increíble desvergüenza de expresar que “estamos
obligados a colaborar puesto que ellos luchaban por nosotros, arriesgando
sus vidas y sus pellejos…”
Nosotros que trabajamos y pagamos impuestos para que estos señores
estudien, les preguntamos si para qué creen que el pueblo costea la
Universidad17.

17
- Revista Tribuna Democrática, Octubre de 1972.

31
“Hay que acabar con ellos…”
López Rega es la “trinchera y escudo del Conductor donde se estrellaron muchos ataques
de los enemigos encubiertos”. Diario El Sol, 24 de agosto de 1973.

El 24 de agosto de 1973 arribó a Catamarca el presidente provisional Lastiri,


acompañado por otros miembros de su gabinete, el Ministro López Rega y María
Estela de Perón. Previsiblemente, la visita conmovió la normalidad de San
Fernando del Valle.
“Isabelita” venía a Catamarca en su carácter de candidata a la vicepresidencia de
la Nación por el Frente Justicialista de Liberación (FREJULI). La formula Perón-
Perón era el símbolo de que el viejo general se había decidido por el binomio más
confiable para los sindicatos y la ortodoxia partidaria.
El principal motivo protocolar de esta visita era la firma del “Acta de Reparación
Histórica” para la provincia. Además, el presidente provisional confirmaba una
inversión de 10 millones de dólares para poner en funcionamiento el proyecto del
Farallón Negro e iniciaría formalmente las actividades de la Universidad Nacional
de Catamarca.
Más allá del protocolo, en un escenario nacional demarcado por el paulatino
aislamiento de los gobernadores cercanos a la Tendencia, esta visita significaba
un fuerte apoyo a la gestión Mott y era un motivo de alarma para la JP Regionales.
Ese día, la tapa de El Sol se armó con una trinidad laica constituida con las
imágenes de Lastiri, López Rega e Isabel para destacar, todavía más, la
significatividad otorgada por el diario al momento.
El Sol había festejado el fin del gobierno de Cámpora y consideraba a López Rega
“trinchera y escudo del Conductor donde se estrellaron muchos ataques de los
enemigos encubiertos”.
Esta valoración del Ministro de Bienestar Social era consecuente con el ideario del
propietario de El Sol, el empresario hotelero y de casinos Tomás Álvarez
Saavedra.
Según los testimonios, el “Gallego” Álvarez Saavedra utilizó este medio de
comunicación, fundado en el año 1971, para hacer sistemático “lobbie” a favor de

32
sus intereses económicos y para intentar ganar un lugar preferencial dentro del
Partido Justicialista.
El Gallego se enfrentó en la Rioja y Catamarca (con diferentes grados de
intensidad) a los sacerdotes y laicos de la Iglesia Católica, que denunciaban la
contradicción palpable entre su pertenencia a un sector “preconciliar” católico y las
actividades “inmorales” que desarrollaba. En la vecina provincia El Sol denunció
que el Obispo Angelelli y los curas vinculados a su pastoral creaban un desorden
prerrevolucionario en los llanos riojanos.
Aún antes del 25 de mayo de 1973, era habitual encontrar en las páginas de El Sol
encendidas diatribas firmadas por la Brigada Peronista Ortodoxa (una
organización creada por el Gallego con sus propios empleados) contra los
marxistas “confesos” y los “ocultos” dentro del peronismo. En tono a su
anticomunismo visceral, Álvarez Saavedra defenestró al Diario “El Independiente”
de la Rioja por su línea progresista y a La Unión de Catamarca, por considerarlo
demasiado tibio ante la izquierda. Llamativamente, el estilo de pasquín de muchas
notas publicadas en El Sol18, convivió con un diseño ágil y moderno del medio.
Según relató El Descamisado, días antes a la llegada de la comitiva presidencial
entraron a la provincia, para “preparar el terreno”, varios autos del Ministerio de
Bienestar Social de la Nación en los que se conducían 17 hombres. Estos eran
conocidos matones del Comando de Organización y de la C.N.U que custodiaron
a quienes colocaron en las paredes de Catamarca los carteles con loas al Ministro
López Rega.
Los carteles tenían el objetivo de tapar las “pintadas” con las que la Juventud
Peronista de la provincia celebraba la próxima presidencia del General Perón y
condenaba la masacre de Ezeiza.

18
-Era habitual encontrar notas firmadas por Carlos Sacheri y Jordán Bruno Genta, columnistas habituales
en La Nueva Provincia de Bahía Blanca

33
En esa tarea contaron con la ayuda de algunos personajes tristemente
célebres en Catamarca, como Menecier, Lucio Lucero, José Balut 19 y
Carlos Correa (…), y en la noche anterior a la llegada de Lastiri, integrantes
de la comitiva de Julio Yessi los auxiliaron con una nueva entrega de
carteles.
Toda esta actividad no consiguió, pese a todo, orquestar una acogida
calurosa a los visitantes; ni siquiera José Gelbard —que momentos antes
habla declarado en La Rioja que “la verdadera revolución se hace con tinta
y no con sangre”— pudo obtener de sus comprovincianos algunas muestras
de afecto20.

En la nota, El Descamisado caracterizó a Catamarca como un lugar de


padecimiento diario y no se despegó ni un ápice de los tópicos recurrentes en la
literatura de viajeros por territorios “primitivos”. “Aquí sólo quedan los viejos y las
criaturas” recababa en un testimonio el semanario juvenil. La mayoría de los
catamarqueños eran campesinos que sobrevivían gracias a la caza de animales o
al corte y la recolección de leña. Viviendo en viviendas muy viejas, y aún las
nuevas, en condiciones precarias. Las construcciones descriptas en el texto eran
una réplica de las que aparecen en “Sucedió en el Hualfín”, un mediometraje
documental realizado por Raymundo Gleyzer y Jorge Preloran, dos integrantes del
Grupo Cine Liberación.
Según El Descamisado, el adobe, el barro, la piedra calzada y la caña convertían
a los ranchos “en verdaderos criaderos de vinchucas”. El plan de viviendas
sociales “Alborada”, tan promovido por López Rega, era visto como absolutamente
insuficiente para solucionar el crónico problema habitacional de aproximadamente
20.000 familias.

19
- José N. Balut formaba parte del grupo conocido como “los aviones negros” catamarqueños, quienes
durante la Revolución Libertadora formaron parte de las células más activas en el NOA de la resistencia
peronista. Muchos de estos jóvenes “leales solo a Perón” en la década de los 50, se encontraban en esta etapa
confrontando (otra vez, “por lealtad”) con la nueva JP.
20
Revista El Descamisado, agosto de 1973.

34
Pese a todo, horas antes, López Rega había dedicado calurosos elogios a la
Juventud Peronista de Catamarca y hasta habría declarado que toda la JP “tendría
que ser como la de esta provincia”.
El Descamisado se mofaba de esta afirmación del “Brujo”, pues el Ministro solo
había tenido oportunidad de observar los carteles del Comando de Organización y
de una autodenominada “Juventud Peronista de la República Argentina” que,
recordemos, estaba identificada con el Ministro Toro. Pero, pese a la
desvalorización que El Descamisado hacía del gobierno provincial y de su grado
de influencia real sobre el movimiento juvenil, la disputa en el plano local por la
hegemonía en la JP estaba declarada.
Por eso, quien coordinó las tareas de la “pesada” en Catamarca fue Julio Yessi, el
representante de la JPRA (“la jota perra”, a decir de los Montoneros) quien llegó,
gracias a su cercanía con López Rega, a ser presidente del Instituto Nacional de
Acción Cooperativa (INAC). Según se denunció luego, Yessi vehiculizó, desde el
INAC, los fondos necesarios para armar la estructura operativa de la Triple A
(armas, sueldos, autos y “aguantaderos”). Para más datos, los avisos del INAC
aparecían frecuentemente en las páginas de El Caudillo.
Dueño de una enorme caja de subsidios que repartía al voleo (beneficiando,
inclusive, a su chofer personal) en Catamarca Julio Yessi entabló contacto con
algunos integrantes de la JP local y les prometió viajes, estadía gratuita en Buenos
Aires y otros beneficios en metálico si montaban una estructura que dependiera
directamente de su conducción. No se ahorró tampoco referencias a los
Montoneros (“Esos hijos de puta…”) ni a los “rojos de La Rioja, Córdoba y Buenos
Aires: “Hay que acabar con todos ellos”, dijo.
“Plata o plomo”, era el dilema planteado por Yessi a quienes debían decidir sobre
la JP a la que prestarían lealtad.
Con todo, aparentemente, no tuvo éxito en sus “gestiones” y debió concluir su
visita a Catamarca en un comercio de artesanías y hasta adquirió, rodeado por
sus matones, dos costosos ponchos de vicuña. Mientras tanto, a pocas cuadras
de allí, la Juventud Peronista Regionales se reunía para discutir y organizar las
tareas que realizaba en las barriadas catamarqueñas.

35
(…) aquí, como en todas partes, existe una sola JP organizada.
Anteriormente había otro grupo, la JRP, que se creó después del 25 de
mayo y estaba dirigida por un tal Menecier, pero esos compañeros se
incorporaron masivamente a JP y expulsaron a Menecier que, entre otra
hazañas, hace aproximadamente 15 [sic] tomó a punto de pistola el
sindicato de empleados públicos. Ahora, entre sus secuaces se encuentran
algunos “personajes” como Lucio Lucero, José Balut y Carlos Correa, que
en las elecciones del 11 de marzo obtuvieron 1.900 votos en toda la
provincia con las siglas del FRELI y votaron en blanco en el orden nacional.
Esos sujetos, junto a Menecier, anduvieron pegando carteles del Comando
de Organización, días antes de la llegada de Lastiri. Eran carteles llegados
desde Buenos Aires21.

La JP Regionales lejos estaba de retroceder ante los embates de la conducción


oficial del Partido Justicialista. Lo demostraba con hechos. Como aporte a la
campaña de “Perón Presidente” inauguró una Unidad Básica en La Viñita, un
barrio populoso de la ciudad capital. El nombre elegido indicaba claramente su
pertenencia a ese sector juvenil. La Unidad Básica se llamó “22 de Agosto” en
honor a los guerrilleros fusilados en la Base Almirante Zar de Trelew, el 22 de
agosto de 1972. En la inauguración participaron numerosos vecinos y el Pbro.
Mario Villagrán (que también era capellán de la policía de Catamarca) ofició un
solemne responso fúnebre por las almas de los guerrilleros.

El 23 de septiembre de 1973 la formula Perón-Perón triunfó en las elecciones


generales con un 62% de los votos. “La máxima aspiración por la que [los jovenes]
hemos luchado estos dieciocho años” se había cumplido.

21
Revista El Descamisado, agosto de 1973.

36
El 25 de septiembre un grupo armado asesinó a tiros al Secretario General de la
CGT, José Ignacio Rucci. Ninguna organización guerrillera se atribuyó el atentado.
Algunos pensaron en la Tendencia.

Un sospechoso accidente con pérdidas irreparables…

El día 7 de octubre de 1973, en horas de la mañana, un avión Pipper Monomotor


se estrelló en cercanías de la localidad de Vila La Punta, en la provincia de
Santiago del Estero. La nave transportaba a una comitiva catamarqueña que
concurría a la asunción del gobernador electo Carlos Juárez. Todos los ocupantes
murieron: el vicegobernador Sabagh, el Senador Julio Cesar “Tete” Balverdi,
vicepresidente provisional del Senado, el Senador Luis Beltrán Macedo,
presidente provisional del Senado catamarqueño, Luis Santiago Colla, secretario
general de la gobernación y su hijo, Mario Alberto Colla, jefe de Ceremonial de la
gobernación. El piloto era Arnaldo “Tito” de la Colina.
La noticia del fatídico hecho produjo, en forma casi inmediata, el surgimiento del
rumor sobre un atentado. Para muchos, era virtualmente imposible que un
avezado piloto como “Tito” de la Colina cometiera un error de vuelo casi de
principiante. Otros, justificaban esta presunción en la injustificable ausencia del
gobernador en un acto protocolar de tamaña envergadura. Los menos, expresaron
que, justamente, la excesiva confianza del piloto en su capacidad para volar en
cualquier condición, fue la que produjo el error humano fatal.
Lila era la hija del Senador Macedo y militaba activamente en la JP Regionales.
No tuvo dudas. Desde el primer momento pensó que no se trataba de un simple
accidente.

El gobernador Mott y el Dr. Sabagh viajaron a Buenos Aires juntos, en


misión oficial, el 29 de septiembre, por lo que el gobernador Mott traspasa
el mando a mi padre, que queda a cargo del Poder Ejecutivo. Regresan el 6
de octubre. Como el Dr. Sabagh tenía su familia en Frías, se va para allá.
Ahí se produce algo inexplicable. Mi padre y Mott se encuentran en el

37
Despacho de la Gobernación de Casa de Gobierno para que este reasuma
el cargo. Si el gobernador tiene un pie en la provincia, no importa donde,
tiene que hacerlo. Pero se produce un entredicho, ante el escribano de
Gobierno. Mott no quiere firmar el acta, se niega a reasumir. Se va a
Tinogasta y queda mi padre a cargo de la gobernación y debe viajar en
representación de la provincia a Santiago del Estero.22

Lila Macedo todavía sospecha que Mott era consciente del peligro que afrontarían
los que se subieran al avión Pipper y es por eso que evitó integrar la comitiva. El
“accidente” se produjo a las 8:55 de la mañana, aunque el gobernador Mott retomó
su puesto a las 19:00. Como “recién enterado” de los hechos.
Atentado o accidente, el hecho cambió totalmente el escenario político de la
provincia. El Senador Antonio Saadi quedaba primero en la sucesión de la
gobernación y, a decir de Mott (2010)

Tenía que seguir gobernando y seguir teniendo autoridad. Todo anduvo


bien gracias a Dios, porque Don Antonio Saadi presidente provisional del
Senado, que era un gran peronista, un gran amigo, y un gran compañero de
ruta en la Unión Justicialista del Oeste, cumplió con honradez, lealtad y
honestidad el cargo de Vice Gobernador. Así fuimos cubriendo los cargos
restantes para pasar el doloroso cimbronazo.

La muerte del “Teté” Balverdi significó una pérdida irreparable para la JP


catamarqueña. El Senador tinogasteño era un hombre muy cercano a Mott (otra
razón para dudar del atentado) pero también respondía a la conducción nacional
de los Montoneros. Balverdi, en sus años de estudio en la provincia de Córdoba se
sumó a las filas de la izquierda peronista y, desde entonces, el joven odontólogo
era un referente de ese espacio a nivel local.

22
- Lila Macedo. Ex militante de la JP, empleada del Estado provincial.

38
Según relata en su autobiografía el propio Mott, con “Teté” iniciaron el camino que
lo llevó a la gobernación de la provincia, y también reconoce que fue Balverdi el
que le aseguró el apoyo de la JP a su candidatura.
El traslado de los cadáveres a la ciudad Capital para sus últimas honras públicas
permitió observar, hasta que punto, se descreía de la versión “oficial”. En la
Cuesta del Portezuelo, un grupo de integrantes de la JP interrumpió el paso de la
comitiva fúnebre y virtualmente le arrancaron el féretro de “su” legislador. En
páginas del diario El Sol se acusó, al día siguiente, a los jóvenes de exhibir armas
de fuego para lograr su objetivo. El cuerpo del “Teté” Balverdi llegó en un camión a
San Fernando del Valle envuelto en una bandera de la JP “Regionales”, al grito de
“¡Montoneros, carajo!”.
Juan Carlos “Machete” Balverdi negó que la JP se apropiara por la fuerza del
cuerpo de su hermano.

Al llegar el cortejo hablé con el oficial de policía que mandaba la custodia


para ponerlo en conocimiento de lo que iba a hacerse, el cual no opuso
reparos. Nadie va con armas a un entierro, sin duda el que escribió eso –
por lo que dice “EL SOL”- se hizo eco de algunas versión interesada o
antojadiza, si hubiera estado en el lugar habría podido comprobarlo23.

En esa misma edición, la dirección periodística de El Sol no se privó de publicar y


en buen tamaño, la imagen del féretro de Balverdi entrando a Tinogasta. En
primera plana aparecían retratados dos jóvenes con la bandera de los
Montoneros. Este y otros registros fotográficos de los participantes del cortejo
fúnebre, engrosaron los archivos de la Dirección de Investigaciones de la Policía
de Catamarca comandada por el “Cuchi” Toloza.
Evidentemente, con el fin de la dictadura de Lanusse, las cosas no habían
cambiado demasiado para los “sospechosos de siempre”, pues la burocracia del
aparato represivo siguió funcionando sin ataduras. Con sus particulares modos y

23
Diario El Sol de Catamarca, 11/10/73.

39
sin apuros, los funcionarios policiales continuaban con la prolija tarea de
seleccionar los nombres y los rostros de los potenciales “subversivos”.24

Catamarca

Niños, miren para allí. Hacia allí queda el Sur y en el Sur, hace un año,
dieciséis muchachos murieron para que ustedes pudieran tomar este
chocolate.” Con esas palabras, inició el padre Carlos Salas un responso en
memoria de la compañero Evita, de Felipe Vallese y de los combatientes
masacrados en Trelew el 22 de agosto del año pasado. El acto se celebró
en una barriada de Villa Cubas, un humilde caserío de la ciudad de
Catamarca donde la labor de la Juventud Peronista viene fructificando
desde hace varios meses, y concitó la presencia de numerosos pobladores.
Asistieron también casi dos centenares de niños del lugar, a los cuales
después de finalizada la “ceremonia se les sirvió un chocolate. Como parte
del homenaje, se bautizó el barrio, que a partir de ese día pasó a
denominarse “22 de Agosto”. “Fue un hecho muy importante para todos los
habitantes del lugar —declaró a EL DESCAMISADO un compañero de
Juventud Peronista—; no faltó nadie y la emoción era muy grande. Este es
un barrio donde los pobladores carecen de todo y viven en condiciones muy
precarias. Preferimos que el homenaje a los caídos y a la compañera Evita
se realizara aquí y no en el centro, porque aquí es donde la gente está
llevando a cabo su lucha para solucionar sus problemas, problemas que
son una
O herencia de la dictadura militar y un resultado del sometimiento y la

24
- El de Catamarca no fue el único accidente que involucró a mandatarios provinciales en ese periodo. El 30
de noviembre de 1973, en la provincia de Misiones, se produjo el accidente aéreo que acabó con la vida del
gobernador Juan Manuel Irrázabal, el vicegobernador César Napoleón Ayrault, sus respectivas esposas y una
hija del gobernador. El hecho propició una ola de rumores sobre un atentado explosivo perpetrado por la larga
mano de López Rega. También aquí la investigación judicial fue somera y los misioneros descreyeron que el
piloto, calificado de “excelente”, por quienes lo conocían, fuera el responsable de una maniobra
desafortunada.

40
miseria impuestos por la oligarquía. De esta manera, el homenaje adquiere
un sentido distinto: se convierte en parte de la lucha diaria.
El Descamisado N°15, 28 de agosto de 1973.

“El hombre nuevo ha comenzado a vivir entre nosotros”

“En la Universidad hay indicios marxitoides…”. El Interventor Normalizador de la UNCa en


conferencia de prensa.

La creación de la Universidad Nacional de Catamarca fue el fruto de una larga


lucha en la que participaron durante años, con particular ahínco, reconocidos
intelectuales de la provincial.
El germen de la U.N.CA, en términos simbólicos y de infraestructura, era el viejo
Instituto del Profesorado del cual se esperaba que surgiera una parte importante
de su nuevo plantel de docentes y personal administrativo. En esta etapa de
transición, el gobernador Mott recomendó el nombramiento de quien sería
finalmente su primer Interventor Normalizador, el Lic. Armando Raúl Bazán.
La designación de Bazán generó inmediatos apoyos y rechazos. Para muchos, el
Interventor Normalizador no podía escapar a su propia historia personal, que se
decía, estaba signada por el “antiperonismo”. Sus detractores se basaban en un
hecho incontrastable, Bazán había sido uno de los fundadores de la Democracia
Cristiana catamarqueña (un partido que se formó al amparo de la “Revolución
Libertadora”) y en las elecciones de 1958, el PDC hizo campaña en la prensa
lugareña con el lema “ni pan sin libertad, ni libertad sin pan”.
Con el peronismo proscripto y la evidente simpatía de sectores de la Iglesia
Católica hacia la nueva formación política, se esperaba que el PDC lograra
nuclear una importante cantidad de votos huérfanos de representación. Sin
embargo, la candidatura a gobernador de Bazán sumó 3.648 votos en el recuento
final, muy lejos de los 26311 votos de la UCRI. Marcando un techo que en años
posteriores el PDC local y el nacional no lograron perforar jamás.

41
Luego Bazán recorrió el mismo camino que algunos de sus compañeros.
Abandonó toda esperanza de replicar en la Argentina el éxito europeo de las
formaciones socialcristianas “anticomunistas” y migró progresivamente al
heterogéneo grupo de intelectuales aliados al antes denostado peronismo. Pues,
para muchos de los viejos críticos nacionalistas y católicos, el peronismo terminó
siendo el verdadero freno contra el avance del marxismo en el país.
Entre las primeras medidas administrativas a tomar por Bazán se encontraba la
necesaria adecuación de la vieja planta funcional del instituto a la nueva estructura
de la U.N.CA. En ese sentido, lejos de actuar con cautela, el Interventor
Normalizador decidió rescindir el contrato a once auxiliares docentes (algunos de
ellos también estudiantes de la universidad) e intentó impedir la realización de las
asambleas autoconvocadas por los docentes, no docentes y estudiantes de la
U.N.CA en protesta ante lo que calificaban un estilo de gestión “autoritario y
antidemocrático”.
El rechazo al acto administrativo fue el punto de partida para un conflicto que
dividió no sólo a la comunidad universitaria sino que mostró las diferencias
internas del peronismo catamarqueño y colocó al gobierno de la provincia en una
incómoda situación: sostener al Interventor de la Universidad y al mismo tiempo
intentar mediar con quienes pedían su renuncia.

En la universidad estaba lo más progresista del peronismo, bah, en esos


tiempos nadie decía eso. O eras de izquierda o derecha, sin pelos en la
lengua. Bueno, en la universidad la JP era manejada por los Montoneros,
también aquí en Catamarca. Quiero decir, ahora nadie se acuerda nada,
todos se hacen los desentendidos, pero en esa época era claro para todos
que estábamos encuadrados en la JP Regionales, que era la Tendencia,
Los Montoneros. Por eso, desde el gobierno de la provincia, nos veían con
atención. No éramos enemigos todavía, pero sabían que si en algún lugar la
JP se iba a ideologizar era en la universidad.25

25
J.C- 60 años, empleado público provinc ial.

42
No sorprendió, por lo tanto, que en la dirección del movimiento de protesta,
comenzaran a tomar protagonismo los estudiantes identificados con la Juventud
Universitaria Peronista (JUP) y los escasos pero activos militantes del Frente de
Izquierda Popular (FIP). Los reclamos por acciones que contribuyeran a la
constitución de una universidad a tono con las necesidades del país y la lucha por
la liberación nacional, también se enunciaron en los discursos de algunos de los
actores involucrados en este conflicto. Una solicitada de la Comisión Coordinadora
de Auxiliares Docentes, publicada el 21 de octubre de 1973 en los diarios El Sol y
La Unión reiteró por escrito el pedido de renuncia hecho en forma verbal a Bazán,
Ruíz y Argerich, “en el convencimiento de que su lucha era justa” y “en la
seguridad de que el hombre nuevo ha comenzado a vivir entre nosotros”.
La situación catamarqueña fue valorada por muchos como un exponente más de
la confrontación por la conducción y control de las universidades entre los sectores
ortodoxos y los que estaban ligados a la Tendencia.
Por lo tanto la disputa en la U.N.CA fue seguido con atención por la Conducción
Nacional de los Montoneros y la prensa de la organización se preocupó por
generar su propio punto de vista en la revista oficial de la organización. Desde su
creación en mayo del 73, la revista “El Descamisado”, dirigida por Dardo Cabo y
Ricardo Grassi, era el órgano de difusión más importante de los Montoneros y de
la Juventud Peronista. Esta revista se publicaba semanalmente y llegó a tener una
importante difusión en todo el país, pues en algunos de sus números alcanzó una
tirada de 100.000 ejemplares que se repartían o vendían en las unidades básicas
de la JP y también en los quioscos.
En “El Descamisado”, se procuraba realizar una cobertura completa de los
distintos conflictos y actividades en los que la JP y Montoneros tenían algún grado
de representatividad, en la intención de mostrar el constante crecimiento de la
izquierda peronista, inclusive en las provincias periféricas. En sus páginas fueron
frecuentes las críticas a la conducción oficial del peronismo, a la burocracia
sindical, al propio Perón y a los gobernadores vinculados a la “ortodoxia”. Por eso,
no resulta extraño que los acontecimientos catamarqueños fueran relatados
ampliamente en su edición número 26.

43
La nota sobre el conflicto en la U.N.CA comenzaba con una pregunta ¿Qué pasa
en Catamarca?” y su redactor afirmaba

Catamarca tiene sed de justicia. Quiere dejar atrás décadas de


postergación, atraso, opresión. Para eso eligió un gobierno peronista. Sin
embargo la reconstrucción no comienza y la paciencia se está agotando.
Los catamarqueños no pretenden soluciones inmediatas. Sólo quieren
trabajar y estudiar como dice el General. Pero los gorilas lo impiden,
quieren un gobierno que sirva a sus intereses y no al pueblo. Para eso
reprimen, encarcelan a la Juventud Peronista, difaman. Desde hace
semanas los estudiantes, los docentes y la Juventud Peronista libran una
batalla contra el continuismo. Quieren liberar a su provincia de la asfixia a
que la condenan. No transarán26.

Para El Descamisado, el conflicto universitario era una grieta por la que se


avizoraba la descomposición política que padecía el gobierno provincial luego del
accidente aéreo en el que murió el vicegobernador. Según este medio, el ministro
Toro fue el principal beneficiado de la tragedia y luego de la muerte de Sabagh
inició una “caza de brujas” contra la Juventud Peronista con el objetivo de
fortalecer todavía más su posición.
La JP aseguró que Toro “alentó” al Interventor de la Universidad a prohibir con la
Resolución las reuniones sin consentimiento del rectorado, en el inútil intento de
controlar la politización de los claustros. A esa altura, el conflicto ya excedía los
ámbitos universitarios y la comunidad local se involucró a favor o en contra de las
posiciones en puja. La Asociación de Trabajadores del Estado Provincial (ATEP)
enfrentada con Mott, ofreció las instalaciones gremiales, para que funcionara la
comisión de universitarios en lucha.
Con la Universidad en huelga, Bazán intentó reiniciar las clases, pero la mayoría
del alumnado se negó a volver a las aulas.

26
Revista El Descamisado, octubre de 1973.

44
En conferencia de prensa, el Interventor comunicó que la situación estaba
controlada “hasta policialmente” y denunció los indicios de “marxistificación”
detectadas por su Secretario Académico, el Lic. Rosendo Ruíz, en una asamblea
de apoyo al pueblo chileno. “Qué indicios”, interroga un periodista. –“Pequeños
indicios que crean una sensación”, responde Bazán. – “¿Al fin, son indicios o
sensaciones?” – Y…una sensación…algo que flota en el ambiente…”.
La conferencia de prensa se transmitió en directo por LW7, Radio Catamarca, y la
reacción del alumnado no se hizo esperar. A partir de ese momento, era a todo o
nada. La única salida era la renuncia de Bazán. En manifestación intentaron llegar
a la U.N.CA pero la Policía Federal, a través de sus efectivos destacados en
Catamarca desde la época de la Revolución Argentina, impide que los alumnos
entren a la Universidad para efectuar su asamblea. Ante esta situación se resuelve
hacer la asamblea en plena plaza, frente al local universitario. Antes de concurrir a
ATEP para coordinar la acción con los auxiliares docentes, los estudiantes pasan
en manifestación por el rectorado. El cerco policial es impotente para impedir que
el grito lo traspase llegando hasta la oficina del Interventor: “Fuera Bazán, fuera la
trenza”.
La asamblea de profesores y alumnos aprueba un acta de compromiso: la huelga
hasta que Bazán se vaya.
Sin consenso en la comunidad universitaria, el Interventor decretó suspendido el
curso introductorio lo que significaba virtualmente el cierre de la Universidad, ya
que estas eran las únicas clases dictadas. Por la resolución 220 también se deja
cesantes a los docentes en huelga.
Finalmente el viernes 26 de octubre, con la intención de descomprimir el conflicto,
el gobierno provincial cede las instalaciones del Auditorio de la Dirección de
Cultura para la realización de una asamblea universitaria. A regañadientes, Mott
se involucraba en una situación que pretendía “ajena”, pero lejos estuvieron los
ánimos de calmarse. El presidente del Centro Universitario, el alumno Hausberger,
designado por Bazán intentó presidir la asamblea, sin embargo la presión de la
mayoría de los presentes lo hizo renunciar y se designó una nueva mesa
integrada por Ramón Correa por la ATEP, Montenegro por los estudiantes

45
universitarios, los estudiantes secundarios Sartor y Ahumada por la UES, Julio
Marcolli por la JP, Jorge Nogués por los auxiliares docentes y Miguel Garriga por
el FIP.
El carácter colectivo de la presidencia buscaba demostrar que el reclamo
involucraba a toda la comunidad y no podía ser reducido a una manifestación de
carácter sectorial. Todos los oradores reiteraron el pedido de renuncia del
Interventor. A medida que el tono de las palabras se elevaba, sus discursos eran
acompañados por el improvisado canto “¡estudiantes y pueblo, un solo corazón!”.
No era un secreto que en el liderazgo de la protesta los dirigentes de la JP
jugaban un rol fundamental. El más conocido de todos ellos, Julio Marcolli, llegó
acompañado al auditorio por un fervoroso grupo de la JP y sostuvo que “la
Universidad pertenece al pueblo y no al gobierno de la Universidad”. Luego
señaló, “si el pueblo de la provincia y fundamentalmente los claustros
profesionales y estudiantiles quieren que la Universidad sea abierta, la
Universidad debe estar abierta”.
En la presidencia de la autodenominada “Asamblea Popular” se encontraban
representadas las distintas variantes de la izquierda local, que buscaban
puntualizar en sus discursos lo que cada organización política consideraba como
el eje a seguir en el conflicto.
El dirigente del FIP; Simón Gómez, advertía que los hechos debían ser leídos en
clave nacional, pero dentro de un contexto internacional de lucha contra el
imperialismo. Gómez reclamó por “un nivel de enseñanza que esté auténticamente
al servicio de los intereses nacionales” y acusó a Bazán de haber dictado un
decreto [el 194] propio “de un régimen policíaco”, e ironizó que si para el
Interventor esta resolución expresa un “más moderno concepto (…) este deriva de
lo sostenido por Atkon, veedor del Pentágono, que dice “es tan peligroso que un
estudiante universitario participe del gobierno universitario, como tener un soldado
enemigo en los Cuadros Mayores del Ejército”. Según Gómez, en esta misma
línea de pensamiento estaba el Ministro Toro, que en su reunión con los
delegados universitarios los había prevenido contra las “infiltraciones” de distinta
naturaleza. “Este es el concepto más reaccionario que he conocido”, aseguró el

46
dirigente del F.I.P. Gómez finalizó su discurso ofreciendo las instalaciones
partidarias para continuar con el dictado de las clases. “A una Universidad cerrada
por un autócrata, le vamos a oponer una Universidad abierta al pueblo y a los
sectores democráticos y en ese sentido vamos a ser absolutamente
27
intransigentes” .
Muchos años después, en julio de 2007, organismos de DDHH denunciaron la
existencia de una decena de informes policiales con información sobre presos
políticos catamarqueños que contenían, entre otros datos, detalles de la
participación de estos ciudadanos en las asambleas universitarias. Estos legajos
presumiblemente fueron realizados por los agentes de la División de
Investigaciones de la Policía de la provincia, al mando del Comisario Toloza. En
las viejas páginas mecanografiadas con descuido se leía, por ejemplo, que Simón
Antonio Gómez era el

[ex] Presidente del Frente de Izquierda Popular, candidato a Diputado


Provincial en las últimas elecciones, se lo sindica como activista de suma
importancia, participó en la campaña denominada “Entrega del Farallón
Negro al Imperialismo Yanki”. Se encuentra relacionado con personas de
extrema izquierda (E.R.P), locales y de otras provincias. Participó
activamente en los acontecimientos estudiantiles del 24 de Octubre de
1973. En la asamblea llevada a cabo en el auditórium del Teatro
Catamarca, hizo uso de la palabra y en el transcurso de su improvisado
discurso, fustigó duramente al Gobierno de la Provincia, al igual que al
Gobierno Nacional. En la manifestación callejera, fue uno de los principales
incitadores a la violencia, insultando y apredreando a las Fuerzas de
Seguridad que le habrían interceptado el paso a los manifestantes en una
de las calles céntricas de ésta (sic) Ciudad. Por ésta (sic) causa fue (sic)
acusado de desacato, atemtado (sic), resistencia a la autoridad é (sic)
incitación a la violencia, lesiones y daño intencional.

27
Diario El Sol de Catamarca, 27/10/73.

47
La asamblea resolvió dirigirse a la Universidad. En medio de los cantos y aplausos
de quienes salían, una profesora pedía garantías para evitar que la policía de la
provincia reprimiera a los manifestantes y un estudiante le respondió, “no tenemos
que pedir permiso para ocupar una casa que es nuestra porque es del pueblo”.
Según “El Descamisado”, más de un millar de personas desfilaron frente a la Casa
de Gobierno exigiendo la “renuncia de Bazán” para culminar la manifestación en la
Universidad. Pero no pudieron llegar a ella, pues la policía l impidió el acceso a las
instalaciones. Los manifestantes resolvieron volver al centro de la ciudad, para
protestar en frente de la Gobernación. “Durante el trayecto el pueblo los aplaude y
se va sumando”. Cincuenta metros antes de la Casa de Gobierno les salen al paso
los camiones Neptuno, las autobombas de los bomberos y del cuerpo
antidisturbios armado con escopetas.
La orden es terminante. Hay que disolverse o de lo contrario se reprimirá. Luego
de varios minutos de discusión entre los agentes y la columna se pacta para que
una comisión pase a entrevistarse con el Ministro Toro quien, de acuerdo con lo
manifestado por la policía, es el que dio la orden de reprimir.

Al cabo de diez minutos llega la noticia de que todos los estudiantes y


miembros de JP que componían la comisión están detenidos por orden del
Gobernador Mott. La rechifla desata la represión policial. Las pedradas y los
gases se entrecruzan. La policía vuelca la situación a su favor recurriendo a
las pistolas reglamentarias. Si bien tiran al aire, se produce el desbande 28.

Lila Macedo recuerda, “nos reprimieron mucho, tipo Cordobazo, salvando las
diferencias. Con gases lacrimógenos, palos, balas de goma. Corríamos como
locos por la calle Esquiú con la policía persiguiéndonos”.
Una hora más tarde, el Gobernador convocó a una conferencia de prensa donde
explicó que “la policía no reprimió primero, sino que reaccionó ante la agresión de
palabra y de hecho de que fue objeto”. En un comunicado que distribuyen al
periodismo se responsabilizaba de los hechos a “elementos infiltrados de toda laya

28
Revista El Descamisado, octubre de 1973.

48
que arreaban agua para su molino”. También se informa que en total son doce los
detenidos.
En los medios locales, la Secretaría de Prensa y Difusión de la Gobernación
expresó que

a través de una sistemática política de distorsión y acoplamiento ideológico


a reivindicaciones y luchas populares (…) grupos perfectamente
individualizados que responden a consignas antinacionales o que defienden
posiciones gremiales absolutamente sectoriales que no son el pensamiento
gremial de los trabajadores argentinos, pretenden crear un clima de
violencia, desaliento y alteración del orden institucional y político en el cual
está empeñado el gobierno local y nacional, permitiendo así que personeros
de la alianza liberal-marxista, expresen consignas y definiciones a un
gobierno elegido abrumadoramente por el pueblo, cuyo único mandato
reconoce. El P.E local hace sabe que (…) no tolerará bajo ningún concepto
que desde adentro, pseudos peronistas, o desde afuera grupos manejados
por antiperonistas intenten tergiversar los actos, manifestaciones públicas,
reclamos, asambleas, donde se debata democráticamente la problemática
provincial o nacional (…) el gobierno popular de la provincia de Catamarca
exhorta, por última vez, a los grupos extremistas que permanecen al
margen del proceso de reconstrucción nacional, a los sectores infiltrados
dentro del peronismo, en especial sectores juveniles que desdicen el
pensamiento auténtico de nuestro líder Juan Perón, a sectores gremiales
que representan intereses de fracciones o de personas que inducen a la
provocación con sus respectivas organizaciones gremiales, a partidos
políticos cuyos cuadros han perfeccionado una cerrada técnica de
subversión y caos por medio de minúsculos ideólogos de barricada y a
todos los sectores comprometidos en esta aventura suicida, que depongan
sus actitudes disolventes (…) En caso contrario (...) el gobierno de
Catamarca no dudará para preservar las banderas de justicia social,

49
soberanía política e independencia económica que son las banderas del
pueblo y de este gobierno29.

El F.I.P acusó al gobierno de la provincia de ser el más firme defensor de la


resolución “macartista” del Interventor, reprimiendo en las calles y deteniendo al
estudiantado, “similar a la actitud que adopta el prusiano interventor en el seno de
la universidad”. Para el F.I.P la detención de Gómez significó “el odio del
gobernador y los burócratas del continuismo a los 4.500 votos del F.I.P obtenidos
en la provincia para la causa popular en las elecciones del 23 de septiembre” son
“votos que asustan al aparato político del Justicialismo, porque no solo
corresponden a los militantes del F.I.P sino a grandes sectores de trabajadores y
jóvenes peronistas que expresaron (...) su voluntad revolucionaria, sin dejar de ser
peronistas”. Al referirse a las detenciones, el F.I.P sostenía que las mismas
obedecían “al plan prefijado de adjudicarles a los participantes de la movilización
del día 24, simpatías por el “marxismo” a fin de desterrar (…) del seno del
movimiento nacional, a los sectores peronistas que pudieran identificarse como
corrientes “de izquierda”, o que levanten consignas como “Patria Socialista” o
“Socialismo Nacional”…”30
Los detenidos fueron: Víctor Hugo Toledo, Gustavo Omar Martínez, Carlos Rafael
Maizá, Luis Alberto Ogas, Hugo del Carmen Carrizo (identificados en el
comunicado como miembros de la Juventud Peronista) Raúl Alberto Salas, Hugo
del Carmen Acevedo, Raúl Alberto Montivero, René Omar Giménez, Jorge Mario
Ahumada, José Lucio Cativa y Simón Antonio Gómez 31.
Se rompían los últimos vínculos entre la gobernación y la JP. El propio Perón lo
había expresado con dureza en un discurso publicado en la revista “Ya” el 8 de
septiembre de 1973, “la juventud debe poner las barbas en remojo”.
Llegaba la hora de la “depuración” en el peronismo. En consecuencia, el Consejo
Provincial del Partido Justicialista repudió la actitud de los integrantes del
movimiento peronista que intervinieron en los sucesos y prohibió su ingreso a las

29
Diario El Sol de Catamarca, 30/10/73.
30
- Ídem a la anterior.
31
Diario la Unión de Catamarca, 25/10/73.

50
sedes partidarias. Los militantes de la Tendencia local fueron, a partir de estos
momentos, explícitamente calificados de “subversivos” y “enemigos del gobierno
popular”.
Una ex militante de la JP razona hoy, que en esas horas de allanamientos y
arrestos nocturnos se constituyó la filial local de los grupos derechistas que unos
meses antes habían disparado contra la casi totalmente desarmada izquierda
peronista en los campos de Ezeiza.

Aquí las órdenes de la Triple A salían de la Casa de Gobierno. Ahora nadie


se acuerda, pero todo se decidía desde el Ministerio de Gobierno y
participaban personajes muy conocidos de la política catamarqueña. Con el
Golpe de Estado, muchos se limpiaron pero antes eran los que perseguían
a la JP. Nosotros sabíamos que todo el tiempo nos controlaban y durante la
gobernación de Mott nos seguían los policías al mando del “Cuchi” Toloza.32

“El Descamisado” acusó al Ministro Toro de ser el principal responsable de la


persecución a la protesta. “Si vivieran Sabagh —el vicegobernador fallecido en el
accidente aéreo— y Balverdi esto no ocurriría. Mott es un buen tipo pero está
copado por Toro y éste revuelve la cuchara para que se reprima a la JP”.
Los diarios locales también tomaron partido. Desde la portada de “El Sol”, las
caricaturas del dibujante local “Pistún” Rodríguez castigaron casi diariamente a
Bazán, mostrándolo como un alienado con apetencias napoleónicas que estaba
construyéndose su propia fosa. “La Unión” intentó ser más mesurado y realizó una
descripción pretendidamente objetiva del conflicto, pero poniendo siempre en
primer plano la versión del gobierno y del propio Bazán sobre las causas del
mismo.
En los días posteriores a la represión de la marcha, El Sol siguió con su campaña
contra Bazán y publicó en fotos gigantes las pintadas hechas en horas de la noche
por integrantes de la JP. En las paredes se leía: “Mott pedile la renuncia a Bazán y
pará la represión contra el pueblo”. Mientras realizaban las pintadas, los

32
Lila Macedo. ex militante de la JP Regionales. Presa Política a disposición del P.E.N.

51
improvisados letristas fueron sorprendidos por la policía en plena tarea y
terminaron en la cárcel.
Luego de un inútil viaje a Buenos Aires en busca de los apoyos firmes que ya no
contaba en la provincia, Bazán presentó la renuncia tantas veces exigida, luego de
un mes de ininterrumpido conflicto.
Esta vez los destinos de la conducción de la U.N.CA. se decidieron directamente
desde el Ministerio de Educación de la Nación. El elegido fue el Dr. Edmundo
Chara quien asumió el cargo de Interventor el 10 de noviembre y anunció que se
cambiaban los cuestionados concursos para la cobertura de cargos por los
contratos en forma directa y precisó que las clases se reanudarían recién el 1 de
febrero de 1974.
En el acto de toma de posesión del cargo, asistieron las principales autoridades de
la provincia y un numeroso público. Ahí estuvieron, en la calle, confundidos con la
gente, los integrantes de la Juventud Universitaria Peronista repartiendo volantes
que decían “no puede haber universidad nacional en un país colonizado, ni habrá
universidad colonizante un país liberado”33.
Con este gesto, el canto del cisne de la protesta, la JUP reafirmaba que, para
ellos, no bastaba con cambiar nombres en la U.N.CA, era urgente mudar los
sentidos del proyecto universitario todo. Sin embargo, lo anhelado en el volante
contrastaba con las posibilidades, cada vez más acotadas, de sostener los
espacios conquistados en el Estado provincial y nacional por la izquierda
peronista.

33
- Diario El Sol, 1/12/73.

52
Las Sesenta y Dos Organizaciones exigen la renuncia del
Gobernador Mott como única salida para de salvar a la Provincia
de la Intervención. Reiteración de graves cargos.

En la CGT local tuvo ayer una conferencia de prensa de las Sesenta y Dos
Organizaciones Regional – Catamarca, a fin de dar a conocer la Resolución
adoptada en el Plenario de Delegados de la entidad, que había tenido lugar en
horas de la mañana, el vocero principal fue el Titular de las Sesenta y Dos,
Diputado Nacional Manuel Isauro Molina, quien empezó su alocución expresando
que el Movimiento Obrero Catamarqueño, preocupado por el desenvolvimiento del
Gobierno Provincial, ha llegado a conclusiones desalentadoras, por no decir
catastróficas (…) pensamos que están cerradas todas las posibilidades de salida
de la Provincia. Si no se produce la renuncia del Gobernador, dirigida al
Presidente de la Asamblea Legislativa y entregada al Interventor Partidario. Tal es
la decisión del Movimiento Obrero –acotó- “creemos que si él se siente peronista
no dudará en adoptar esa posición, en caso contrario – acusó- pensamos que
responde a la futura formación de un partido provincial o lo que es peor, a la
Tendencia34.

34
Diario La Unión de Catamarca, 26/11/73.

53
Parte II

54
“La purga”

“Perón habla claro. El que se equivoca es porque quiere”. Revista “El Caudillo”, 30 de
noviembre de 1973.
“Estamos como en 1955. El general rodeado de traidores y burócratas.” Revista “El
Descamisado”, 13 de noviembre de 1973.

El 1 de octubre de 1973, se produjo una reunión del Consejo Superior Peronista


en la que participaron el presidente electo y los gobernadores y allí circuló un
“documento reservado” para todas las ramas del Movimiento con minuciosas
instrucciones para enfrentar a los “elementos promarxistas” que “habían asesinado
a Rucci” y a “tantos luchadores peronistas”. El texto del documento se pretendía
secreto, pero fue reproducido al día siguiente por el diario La Opinión de Jacobo
Timerman. Algunos de sus párrafos eran escalofriantes, aún con el uso de
eufemismos y entrelineas.

Si había que luchar contra los marxistas, “Se utilizará[n] todos los [medios
de lucha] que se consideren eficientes, en cada lugar y oportunidad. La
necesidad de los medios que se propongan, será apreciada por los
dirigentes de cada distrito”. Además, se exigía que “La actuación de los
compañeros peronistas en los gobiernos nacional o provinciales o
municipales, sin perjuicio de sus funciones específicas, deben ajustarse a
los propósitos y desenvolvimiento de esta lucha, ya que a ellos compete la
principal responsabilidad de resguardar la paz social (…) a. Deberán
impulsar de inmediato el cumplimiento de medidas tendientes a dar vigencia
a los principios del justicialismo. b. Deberá actuar en permanente
comunicación con los sectores populares y velando por la solución de los
problemas. c. Deberán participar en la lucha iniciada, haciendo actuar todos
los elementos de que dispone el Estado para impedir los planes del
enemigo y para reprimirlo con todo rigor. d. Deberán prestar la mayor
colaboración a los organismos del Movimiento movilizados en esta lucha.

55
De no hacerlo, habría sanciones, “La defección de esta lucha, la falta de
colaboración para la misma, la participación de cualquier clase en actos
favorables al enemigo y aun la tolerancia con ellos, así como la falta de
ejecución de estas directivas, se considerará falta gravísima, que dará lugar
a la expulsión del Movimiento, con todas sus consecuencias”.

De inmediato los Montoneros sostuvieron que el documento reservado era “una


joda”, un invento de la prensa recientemente “peronizada” que abrigaba la aviesa
intención de impulsar “la caza de brujas” dentro del movimiento. Sin embargo, los
hechos se empecinaban en contradecirlos. El mismo día de la publicación del
documento reservado en La Opinión, el presidente Lastiri aceptaba la renuncia al
Rectorado de la Universidad de Buenos Aires a Rodolfo Puiggros, un hombre de
extrema confianza de la Tendencia.
La directiva del Consejo Superior era, según quien la valorara, una justificación de
la “purga de elementos infiltrados” o de la “caza de brujas” contra la izquierda
partidaria. Probablemente el primer catamarqueño que tuvo acceso a su contenido
fue el gobernador de la provincia, en la reunión con Perón del día 1 de octubre.
Más de un mes después, el 8 de noviembre de 1973, el Consejo Provincial del
Justicialismo desautorizó la presencia en las Unidades Básicas catamarqueñas de
“publicaciones de la alianza liberal-marxista”, las revistas eran “Militancia”, “Ya” y
“El Descamisado”, todas vinculadas a la Juventud Peronista Regionales y en el
mismo comunicado se decidió, también, que los ámbitos de militancia de varones
y mujeres debían estar estrictamente separados. Con estas prohibiciones se
pretendía demostrar que la gestión de gobierno estaba muy lejos de ser copada
por los Montoneros35.
Otro dato importante de esos días se produjo el 12 de octubre. Ese día, en un
gesto de aparente fortalecimiento de la Tendencia, se anunció públicamente que

35
- Richard Guillespie en su ya clásico libro “Montoneros. Soldados de Perón”, ubica a la provincia de
Catamarca entre las provincias con gobiernos que abrigaban cierta simpatía con los Montoneros. Esta línea de
análisis es seguida por autores argentinos recientes, entre ellos Pablo Augusto Bonavena (2009) y Damián
Antúnez Harboure (2011). Sin embargo, en nuestra investigación no hemos encontrado ninguna evidencia
firme que justifique esta apreciación.

56
las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y los Montoneros se unificaban en
una misma organización con el nombre de Montoneros.
En los primeros meses de 1974 todo empeoró. La irrupción de la Triple A en la
escena pública nacional se produjo con una serie de atentados contra militantes
de la izquierda peronista y marxista. Además, los gobernadores acusados de
colaborar con los Montoneros fueron desplazados de sus cargos. Primero fue
intervenida la provincia de Formosa (en noviembre de 1973) y siguieron este
mismo destino, los gobernadores Ricardo Obregón Cano en Córdoba (febrero de
1974); Alberto Martínez Baca en Mendoza (agosto de 1974); Jorge Cepernic en
Santa Cruz (octubre de 1974) y Miguel Ragone en Salta (noviembre de 1974).
Para Alicia Servetto (2010) las intervenciones federales fueron funcionales al
objetivo de desplazar a la izquierda revolucionaria de todos los espacios
institucionales que poseía. Fue, también, un recurso del gobierno central para
disciplinar políticamente al Partido Peronista y desmovilizar a los actores sociales
radicalizados, eliminando, con ello, el ciclo de protesta y movilización de la
sociedad Argentina iniciado en 1969. De hecho, afirma Servetto, la represión
abarcó un amplio espectro de la oposición política y social, disidente y combativa.
A comienzos de 1974, en el mes de enero, el gobernador de Buenos Aires, Oscar
Bidegaín también renunció a su cargo, luego del ataque realizado por el ERP al
cuartel militar de Azul y de las críticas del presidente Perón a la “desaprensión” de
Bidegaín ante la guerrilla.
A “Don Oscar”, como le decían cariñosamente los integrantes de la Tendencia, la
perdida de la confianza de Perón, le resultó insoportable. Justamente él, que en
los tiempos duros de la Libertadora y en los años 60, había curtido su cuero con
periódicas detenciones debido a su participación en la resistencia peronista. El
vicegobernador Victorio Calabró asumió inmediatamente en lugar de Bidegaín.
Calabró era un dirigente de la Unión Obrera Metalúrgica, lo que encarnó un claro
triunfo de la derecha peronista.
La caída de Bidegaín significó para la Tendencia la pérdida de numerosos
espacios en la administración pública bonaerense. Uno de los militantes que se
quedó sin su “conchabo” fue el Chango Macor. Según recuerda una de sus

57
hermanas, él era “secretario de un secretario de un secretario”, para graficar lo
menudo de la responsabilidad del Chango en la Secretaría de Prensa y Difusión.
En ese contexto, los ataques impunes de la Triple A y de grupos con distintos
nombres, pero idéntico fin, demostraba que el uso de la represión ilegal por parte
del Estado no era una excepción, sino que comenzaba a convertirse en la regla de
la lucha “antisubversiva”.
El Chango aparentemente estaba bien. O no compartía sus temores en las
frecuentes cartas y llamados telefónicos a su familia, a veces inaudibles por las
frituras. Sin embargo, en La Plata y en todo el país, las Unidades Básicas de la JP
comenzaron a ser atacadas mediante atentados explosivos.
El Chango probablemente leyó, junto a sus compañeros de militancia, el editorial
de El Descamisado que preguntaba, “Qué milonga es esta que la ultraizquierda
asalta en Azul y la ultraderecha entonces como respuesta viene a volar los locales
de la JP…”, luego de la reunión de Perón con los ocho diputados nacionales de la
JP en Olivos.
Ese encuentro, que pensaban sería de carácter reservado para poder discutir cara
a cara con el presidente las críticas de la JP a la reforma del Código Penal,
terminó siendo una virtual encerrona. Se transmitió en vivo y en directo para todo
el país y Perón fue implacable en su postura de endurecer la represión a la
guerrilla e incluir los cambios en la figura de la asociación ilícita y mayores penas
contra la tenencia de armas de guerra. “El que no esté contento…se va. Por
perder un voto no nos vamos a poner tristes”, les espetó el presidente a los
apabullados diputados. A su lado, el odiado López Rega asentía cada una de las
palabras.
Solo dos días después los diputados de la Tendencia renunciaron a sus bancas
(entre ellos estaban Carlos Kunkel, Roberto Vidaña, Aníbal Iturrieta, Armando
Croatto y Rodolfo Vittar) y el Consejo Superior del Partido Justicialista los expulsó
de sus filas.
Las armas de la Triple A se dirigían, sin error alguno, contra la JP.
Los bombazos no estallaban en las Unidades Básicas por equivocación.

58
Los ataques de los vicegobernadores sindicales contra los gobernadores
sospechosos de tolerar o apañar al trabajo político de la Tendencia, no eran
producto del azar.
El estricto control a los militantes de la JP catamarqueña en sus trabajos no era
causado por el impulso irracional de sus jefes.
Las muertes, sí…sobre todo las muertes de los compañeros, cada vez más
habituales, cada vez más nombradas en las páginas de El Descamisado,
demostrabn, por si alguna duda quedaba, que para la “ultraderecha” el ERP no era
la única “ultraizquierda” a eliminar.

59
El 1 de Mayo de 1974…

Entre JUP y Montos había una estrecha relación, pero nosotros estábamos
lejos de los grupos armados de estos últimos. Yo estudiaba en San Juan,
hacíamos pintadas contra el gobierno. Consignas claras de los compañeros
en las que se atacaba a la derecha enquistada alrededor de Perón. A ver,
uno decía que quería el socialismo y la revolución, pero de ahí, a participar
de la lucha armada y tomar los fierros, para muchos de nosotros había un
salto enorme. Fueron los Montos los que armaron el viaje de la delegación
de Cuyo al 1 de Mayo de 1974.Recuerdo que salimos de San Juan, se
sumó Mendoza y luego San Luis. Eran 60 colectivos con una organización
impresionante. En cada empalme de ruta nos esperaban con la comida y la
bebida lista, todo puesto por los Montos. Cuando llegamos a Buenos Aires,
acampamos en la Facultad de Derecho, lugar donde nos encontramos con
los compañeros de Catamarca. Allí charlamos con Hernán, Raúl González y
otros compañeros reconocidos militantes de JP Catamarca. Me acuerdo
que partimos a Plaza de Mayo encolumnados por Callao con tambores y
redoblantes puestos por los propios Montoneros. Era impresionante
marchar con toda esa marea humana, mientras retumbaban los gritos entre
los edificios de ¡Montoneros carajo, Montoneros carajo! Lo otro es conocido.
Para mí que a Perón en ese discurso ya le habían puesto el vidrio antibalas.
Un detalle, nuestro más grande cartel, así como las consignas eran de los
Montoneros. La columna nuestra fue a colocarse al lado de la Catedral y
como yo era un culillo me metí bien adelante, junto a donde estaban los
dirigentes. Fue un grave error, porque cuando nos comenzamos a ir de la
plaza fuimos los primeros en entrar pero los últimos en salir, en medio de
los palos que nos largaban los de los sindicatos. Yo calculo que, como todo,
los costos nuestros los bancaban los Montos. No podría asegurar que a los
de Catamarca también, aunque lo sospecho. Hernán y Julio eran los

60
máximos referentes de la JP en la provincia y era claro para todos que eran
de la tendencia revolucionaria.36

36
- Aníbal Salas- Docente, ex militante de la JUP.

61
Algunos datos armados…

No sé, estábamos en continuo velorio desde el 1 de mayo. No recuerdo viaje más largo y más triste
en mi vida. Volver… no con la frente marchita a Catamarca...volver, "cagados a palos". Pero ahí
estábamos, seguíamos militando y escuchando a lo lejos la voz de pito de Isabelita por la radio
anunciando que "Murió Perón"...nadie dijo nada. Sabíamos que lo que venía era aún peor

El 1 de julio de 1974, a las 14:05 hs, se informó por Cadena Nacional sobre el
fallecimiento del Presidente de la República Juan Domingo Perón. En esas horas,
a la insoportable conmoción por la pérdida se sumó el temor ante lo que
sobrevendría con la llegada a la presidencia de su viuda. Sin Perón, muchos
sentían que ya no quedaban límites institucionales a las acciones de López Rega
y sus secuaces.
Los militantes de la Tendencia Revolucionaria interpretaron que, a partir del 1 de
julio, “los peronistas habían quedados solos”, aquello que más temían, finalmente
había sucedido. Su muerte dejaba sin centro de gravedad política a las fuerzas
populares y desaparecía el único factor de unidad nacional de ese presente37.
Por su parte, junto al duelo, la revista El Caudillo prevenía: “el zurdaje cree que
ahora las banderas revolucionarias las van a poder enarbolar solamente ellos (…)
Ya estarán preparando su estrategia para comenzar el saqueo minucioso de la
memoria del Líder de los trabajadores (…) Claro, nunca van a decir que ellos
colaboraron con esta muerte de Perón”38.

Desde una perspectiva marxista, la investigadora Inés Izaguirre (2010) señala que
el fallecimiento de Perón es el momento justo en que las bandas armadas
reunidas bajo la denominación genérica de Triple A se lanzan sin tregua ni reparo
a la liquidación del enemigo “subversivo”. Mientras vivió, la figura sirvió de
contención contra el accionar del accionar de la violencia de la ultraderecha, en
particular dentro del propio peronismo. Con su muerte, las bajas se multiplican por
25: los muertos por 17 y los desaparecidos por 49. El número de bajas y de
atentados del cuarto trimestre de 1973 son las más altas de todo su período de

37
- Revista Causa Peronista, 9/07/74.
38
- Revista El Caudillo, 12/07/74.

62
gobierno hasta el 1º de mayo de 1974, fecha en que Perón echa a los Montoneros
de la Plaza de Mayo. A partir de ese día, en esos dos meses siguientes previos a
su muerte se produce otro pico, con el 41% de las bajas de todo el primer
semestre de 1974.
A partir del 1º de julio, la curva de muertos identificados con la izquierda sube
vertiginosamente: en el segundo semestre de 1974, se quintuplica en relación al
semestre anterior.
A partir del 1° de julio, los grupos parapoliciales siembran las calles de cuerpos
mancillados por la tortura y las balas. Los objetivos seleccionados para ser
asesinados eran militantes del propio peronismo, a los que se consideraba
traidores, seguidos de la izquierda gremial y de quienes integraban
organizaciones marxistas.
En agosto de 1974, se produce otro hecho significativo. El ejército deja de tomar
prisioneros. Capilla del Rosario es el dato que indica un nuevo momento en la
lucha “contrainsurgente” y en la implantación de la Doctrina de la Seguridad
Nacional.

63
La premonición

Marcela Macor barría, en el amplio patio, las huellas vegetales del agosto
catamarqueño. Con amplios movimientos de la escoba reunía montoncitos que
duraban un momento, pues el viento se empeñaba en desparramar su tarea. Pero
así, en esa competencia sin más trofeo que el tiempo, a Marcela se le terminaba la
tarde. De la propia nada, un grito se le ahogó en el miedo. Surgida de su intuición,
de la sangre misma premonitoria, una mano armada se le apareció ante los ojos.
Vio el disparo, escuchó el grito y otra vez estuvo en el patio, con el perro
retozando indiferente al lado suyo, en busca de los últimos rayos del sol…

64
Testimonio de Eduardo, compañero de la escuela secundaria del
Chango Macor:

Cuando nos enteramos de que lo habían matado a Macor, nadie lo podía


creer. Si uno se esperaba algo así…era de cualquier otro y no de Macor. En
todo cursos tenés los que hacen lío, los que se portan bien y son aplicados,
los que están en el fondo…Macor no era nada de eso, no sobresalía en
nada, era un “agua e’ tanque” como les decíamos en esa época. Así,
blanquito, quieto, ni al futbol jugaba. El padre anda en bicicleta, creo, no te
quiero mentir, que era Testigo de Jehová39. Yo no fui al velorio, no era de
los más cercanos, pero te repito, habíamos perdido contacto, el venía a
Catamarca poco o no nos veíamos…según se decía en esos años, estaba
estudiando en La Plata con una beca del Diario La Unión. Después a los 25
años, cuando nos juntamos en las Bodas de Oro de nuestra promoción, le
hicimos una placa y un homenaje en el nicho del Cementerio Municipal,
pero no se habló de política. Yo no creo que el tema se calló porque nadie
quiere recordar, sino porque nadie lo conocía demasiado, si hubiera
sido...metele…un chango que jugó en Policial, o que tenía muchos
amigos…o que se tocaba la guitarra…pero Macor, nada de eso, del que
menos hubiera pensado que andaba metido en política hubiera sido de él.

39
- Se equivoca Eduardo, pues la familia Macor es practicante del culto católico.

65
“Mataron a un estudiante catamarqueño en La Plata…”

El título era “Feroz masacre en La Plata” y ocupaba las dos páginas centrales de
la edición del día 9 de agosto de 1974 del Diario Noticias.

En 24 horas fueron secuestrados y fusilados cuatro militantes peronistas.


Familiares y testigos afirman que el procedimiento fue efectuado por la
Superintendencia de Seguridad de la Policía Federal.
En un plazo de 24 horas, fueron asesinados aquí cuatro militantes
peronistas, Luis Norberto Macor; Carlos Eneo Piereni; Horacío Irineo
Chávez y su hijo, Rolando Horacio Chávez.
Las cuatro víctimas fueron secuestradas primero y horas más tarde
aparecieron muertas en distintos puntos de la ciudad.
Testigos presenciales de todos los secuestros manifestaron que en los
mismos participó personal de la Superintendencia de Seguridad Federal de
la Policía Federal. Estaban armados con ametralladoras, itakas y pistolas
45, presentaron credenciales policiales y arribaron en coches de la
repartición, uno de los cuales llevaba baliza en el techo (…) Luis Norberto
Macor, 21, era estudiante de la Escuela de Periodismo de esta ciudad y
militante de la Juventud Peronista.

Para mediados de 1974, El Chango compartía la casa de la calle 2 N°313, en la


zona norte de La Plata, con otros tres compañeros de la Tendencia: Juan Carlos
Ferrari y Hugo Dellasoppa, ambos también egresados de Periodismo, y Sergio
López, estudiante de Diseño en Bellas Artes. Todo ellos militaban y trabajaban en
espacios donde se encontraban frecuentemente con matones sindicales,
intelectuales fascistas y estudiantes de la CNU.
Desde la primera denuncia, se supo con certeza que los asesinos eran integrantes
de la CNU de La Plata.
El “bautismo de sangre” de la CNU se había producido en diciembre de 1971
cuando irrumpieron a tiros en una asamblea de estudiantes en la Universidad de

66
Mar del Plata. Dos tiradores con armas cortas aprovecharon la confusión
producida por el lanzamiento de unos petardos para disparar a discreción contra
unos 300 estudiantes que se encontraban reunidos en el Aula Magna del
Rectorado. Uno de los balazos alcanzó en la cabeza a la estudiante de 18 años
Silvia Filler y la mató en el acto. Este fue el primer crimen registrado de la CNU.
La investigación judicial permitió descubrir la identidad de los asesinos: el oficial
de policía bonaerense y estudiante avanzado de abogacía Oscar Corres y Juan
Carlos “Bigote” Gómez, un “matón” vinculado con la CGT local. En estos hombres
se corporizaba la mezcla entre sindicatos, fuerzas de seguridad y claustros
universitarios que fue una constante en la CNU.
La Barca, una librería dedicada a vender bibliografía integrista católica y nazi,
estaba entre los lugares más conocidos de reunión de los “fachos”. El propietario
de este negocio era el profesor universitario Patricio Errecalde Pueyrredon, ex
integrante del Movimiento Nacionalista Tacuara y, según recuerdan muchos, un
antisemita confeso. Errecalde Pueyrredon conquistó una módica fama en el año
1968, cuando sus entrevistas con el Ministro de Interior de Onganía llegaron a
conocimiento público, gracias a una filtración periodística que cuestionó la filiación
del gobierno con los grupos de “extrema derecha”.
Luego de la masacre de Ezeiza y de la aparición de la Triple A, una niebla de
muerte estaba a punto de teñir todo el paisaje urbano. Los tiempos de cruces
esporádicos a golpes de puño y a cadenazos en los pasillos de las facultades eran
parte del pasado.
Aproximadamente, desde los inicios de 1974 y hasta abril de 1976, la CNU actuó
como una banda parapolicial, dedicada a secuestrar, torturar y asesinar a la
militancia de izquierda de La Plata y zonas vecinas. Este virtual señorío de la CNU
se terminó cuando las FFAA detuvieron a varios de sus integrantes durante el
intento de secuestro de Juan Carlos Arias, un militante de peronismo platense. Por
supuesto, este acto poco tenía que ver con el repudio al accionar de la banda
parapolicial, sino que obedecía a la intención del ejército de centralizar la
represión.

67
La CNU era un grupo más, no el único, que se integró operativamente a la Triple
A. El periodista Ignacio González Janzen describe a la Triple A como una
federación de “bandas” de derecha bajo el control de López Rega y afirma que la
coordinación de acciones y objetivos de todos los que luchaban contra “la
sinarquía marxista” se decidió en junio de 1974, durante una reunión nocturna de
250 militantes de los grupos nacionalistas de derecha en el Círculo Militar de la
Nación en Capital Federal. González Janzen fue testigo presencial de ese hecho y
milagrosamente logró escapar con vida del encuentro al ser reconocido por uno de
sus partícipes.
Hasta ese momento relatado por González Janzen, generalmente la extrema
derecha elegía atacar a la izquierda peronista con la colocación de bombas en sus
locales y mediante emboscadas en lugares abiertos (por ejemplo, asambleas,
actos, pintadas callejeras) que aseguraban luego una rápida huida de los
terroristas. Con la llegada de Isabel Perón a la presidencia, la capacidad operativa
de los grupos parapoliciales se incrementó, con el Ministro López Rega brindando
cobertura total a su accionar.
Al saberse impunes de cualquier represalia por parte del Estado, los grupos
parapoliciales no hicieron demasiado esfuerzo por ocultar los secuestros de
posibles testigos y, como prueba de su eficacia, abandonaban a los cadáveres en
las veras de los caminos. Cuerpos salvajemente torturados y acribillados,
“aparecidos”, para dar un mensaje político aterrador a quienes figuraban en las
amplias listas negras de futuros ejecutados: políticos, periodistas, artistas,
sindicalistas, estudiantes, sacerdotes. Todos acusados de ser “colaboradores” de
la guerrilla e indefensos ante la persecución de las “bandas” del “brujo”.
Gracias a las “zonas liberadas” la CNU y sus socios en otras provincias
comenzaron a buscar de manera sistemática al “enemigo” en sus propios
domicilios, despreocupados de cualquier peligro y represalia. La particularidad de
este acto, que no era equiparable a otros fenómenos de violencia política, inspiró
la creación de un eufemismo que lo calificó correctamente, quienes salían a operar
contra la “subversión” hablaron de “reventar” una casa. Al poco tiempo, las
“patotas” de las FFAA perfeccionaron la práctica.

68
En ese agosto de 1974, la casa de la calle 2 en la que vivía el Chango con sus
compañeros era vista todavía por sus ocupantes como un lugar seguro. En un
informe publicado en la revista Miradas al Sur, Sergio López recordaba

Era el departamento del fondo por el pasillo, supongo que sería el B. Lo


habíamos alquilado en los últimos tiempos de la alegría. Yo ya había dado
por terminada mi vida de estudiante, ellos ya se habían recibido de
periodistas. Era un domicilio oficial, no se hacían ahí reuniones políticas,
tampoco se tenían materiales complicados. Sí recuerdo algunas juntadas
festivas, en las que el intrincado patio se pobló de desconocidos amigos de
amigos no muy conocidos, en las que el vino y la euforia nos puso a cantar,
a gritar consignas, y a decir nombres en voz demasiado alta.

Para fines de julio de 1974, la casa ya había sido marcada por la CNU. El Chango
solía cenar en la casa del sindicalista combativo Carlos Ennio Pierini. Luego de
comer, el sindicalista llevaba al Chango a la zona donde este vivía. En una de
esas tantas noches fueron seguidos por el grupo de tareas y Macor siguió bajo
vigilancia hasta que llego a su vivienda.
El vínculo entre las patotas de la CNU y las fuerzas de seguridad era tan íntimo
que, poco después, un comando que se identificó como perteneciente a la Policía
Federal allanó la vivienda. Al único que encontraron fue a Hugo Dellasoppa.

A principios de agosto un grupo armado allanó la casa de la calle 2, entre


38 y 39. A la hora de la mañana en que se produjo la irrupción el único que
estaba en la casa era yo, a punto de salir para mi trabajo de no docente en
la Universidad de La Plata. Después de revolver nuestras pertenencias sin
encontrar ningún elemento comprometedor, me trasladaron hasta la
delegación de la Policía Federal, a pocos metros de la Plaza Moreno. Allí
me interrogaron acerca de mis actividades y mi filiación política, para
dejarme en libertad cerca del mediodía (…) Recuerdo que ante este hecho
junto con Manuel Urriza, amigo, abogado y profesor de Opinión Pública II

69
en Periodismo y un concejal de apellido Casajús, nos presentamos en la
Delegación de la Policía Federal de La Plata para preguntar si existía sobre
nosotros alguna orden de detención. El comisario de entonces nos negó
toda intervención policial en el hecho (…) y nos aconsejó que tuviéramos
‘cuidado’, dejando entrever que operaban en La Plata personas de otras
jurisdicciones. También recuerdo que el doctor Urriza presentó un recurso
de hábeas corpus en la Justicia. Pero la advertencia estaba hecha y
decidimos ‘levantar’ la casa.

Dellasoppa contó con una cada vez más infrecuente suerte, el allanamiento y la
detención se hicieron “por derecha” (esto es, en forma legal). Lo mejor era no
volver a poner a prueba el destino, por lo tanto los tres muchachos buscaron
cobijo en los departamentos de otros compañeros.
Pero fatalmente el Chango regresó la noche del lunes 6 de agosto de 1974 a
dormir a la casa de la calle 2. Eso era una violación elemental de las normas de
seguridad de la organización. Volvía de Avellaneda, después de ver jugar a
Independiente, el club de sus amores. Quizás el Chango no quería comprometer
la seguridad de quienes le habían dado alojamiento luego del precipitado
abandono de la vivienda o quizás no tuvo otra opción que ir a dormir de nuevo a
ese lugar, porque “eran días de debande”, rememora su amigo Sergio López.
Lo que le pasó al Chango lejos estaba de ser una excepción.
Cientos de estudiantes venidos del “interior” a La Plata, apartados de sus afectos
familiares y de las solidaridades que se construyen en un barrio, comenzaron a
depender, en esas circunstancias, de la protección mínima que podía otorgarles
su círculo de militancia, afectado, también, por los mismos enemigos.
Esa noche, en la ciudad inmensamente ajena y fría, a Luis Norberto Macor lo
secuestraron cinco individuos que bajaron de un Ford Falcón y lo sacaron en
pijamas de la casa. La causa judicial iniciada más de tres décadas después,
singularizó los nombres de sus asesinos, entre ellos estaba Aníbal Gordon (a) El
Viejo y Carlos Ernesto Castillo (a) El Indio.
En la esquina, un patrullero de la policía cortaba la calle.

70
El Pueblo Peronista fue fusilado…

En horas de la noche del lunes 5 de agosto y la madrugada del martes 6, fueron


secuestrados y asesinados por la CNU los militantes peronistas Horacio Chavez,
su hijo Rolando, Carlos Pierini y Luis Norberto Macor. Todos ellos estaban
vinculados a la izquierda peronista y sus cadáveres acribillados a balazos
aparecieron en lugares públicos a pocas horas de los secuestros. Para la revista
Causa Peronista, el mensaje de estas ejecuciones era inequívoco. La revista era
la continuidad legal de El Descamisado y el Peronista para la Liberación Nacional,
clausuradas y prohibidas por el gobierno nacional. En su edición del día martes 13
de agosto tituló su tapa: “En LA PLATA y CÓRDOBA el vandorismo declaró
la…GUERRA CONTRA EL PUEBLO PERONISTA” y en el editorial firmado por
Rodolfo Galimberti se acusaba al “brujovandorismo” de

… no pretende[r] sólo liquidar a un sector del peronismo [sino de querer]


terminar con el Movimiento a sangre y fuego. Pero con la camiseta
peronista, con la “ortodoxia” en una mano y el aparato de los “servicios” en
la otra. Lo que hasta hace unos días eran manejos palaciegos hoy son los
primeros golpes sangrientos de una guerra (…) En realidad acá no hay
nada nuevo, sólo que todas las fuerzas de la antipatria que venían ganando
terreno durante el gobierno de Perón, pero entorpecidas por su liderazgo,
hoy pasan a la ofensiva y quieren arrasar con todo.
¿Pero con qué quieren arrasar primero? ¿A qué apunta la masacre de La
Plata? ¿Quiénes la ejecutaron?

Según Galimberti, la ejecución de los Chávez, Pierini y Macor era una


simbolización adecuada del pasado, presente y futuro de lucha del movimiento
peronista pues, en la misma noche, dos viejos dirigentes de la resistencia contra la
Revolución Libertadora habían sido secuestrados y asesinados junto a dos
jóvenes peronistas. Con estos asesinatos los agentes del imperialismo intentaban
dividir a los sectores representativos del peronismo.

71
Los mataron porque le temen al peronismo organizado que, como decía
Perón, es el único que puede sobrevivir en el futuro como instrumento de
liberación. Y esta masacre demuestra que reorganizarlo es también
preparar la resistencia. Además hay que sacar otra lección: no podemos
seguir esperando que la reorganización venga de arriba (…) en los hechos,
lo único que se ve es que el brujovandorismo ha desatado la guerra contra
el pueblo y los trabajadores peronistas.

Continuidad, entonces, de la represión ejercida desde 1955 contra el pueblo


peronista en su conjunto. Las páginas centrales de Causa Peronista sintetizaban
esta valoración con un título: “Como en José León Suarez, como en Trelew, como
en Ezeiza…en La Plata EL PUEBLO PERONISTA FUE FUSILADO”. En la nota, el
cronista se empeñaba en describir minuciosamente la participación popular en el
entierro de los militantes, ejemplificando con la participación de esos “varios miles
de hombres y mujeres” que las víctimas y los Montoneros lejos estaban de ser
infiltrados en el movimiento, sino que eran acompañados como verdaderos hijos.

A LAS DOS DE LA TARDE del jueves 8, comenzaron a formarse las


columnas. Rápidamente, la calle 44, entre 9 y 10, se cubrió con una
impresionante cantidad de peronistas que querían dar el último adiós a los
activistas asesinados. Un inmenso cartel de MONTONEROS presidía la
columna. Que lentamente se fue desplazando por la calle 10, en dirección
al cementerio.
El silencio sólo era alterado por algunos sollozos. No se escuchaba ni un
comentario. Ni una amenaza. Pero los rostros denotaban toda la bronca
que puede provocar el asesinato de cuatro compañeros. Masacrados en
apenas unas horas.
La policía, que un día antes había desplegado todos sus efectivos, optó por
retirarse. Durante el paso de los manifestantes peronistas, no pudimos ver
ni un solo patrullero. Sólo la gente en la calle, que observó con respeto el

72
paso de la columna, integrada por varios miles de hombres y mujeres. Que
seguían avanzando con paso lento, en busca del cementerio.
Había bronca en los rostros. Mucha bronca. Durante el velatorio en la sede
de ATULP, durante las largas horas junto a los cajones cerrados (las balas
asesinas habían destrozado los cuerpos de los compañeros), se habló
mucho de lo que estaba sucediendo en el país. Del avance del
imperialismo. De los rumores que circulan en La Plata, y que dicen que
hasta el 25 de agosto continuarán los atentados en cadena. Se habló
mucho. “Los del CNU trabajan en combinación con la Federal y los servicios
de la Marina” dijo un delegado de la JUP. Pero sus palabras eran las
palabras de todos.
Fue una larga caminata. Más de una hora y media acompañando los restos
de los compañeros caídos. A las cinco y media de la tarde, la columna
penetró en el cementerio. Silenciosa, ordenada, levantando en alto el
inmenso cartel de MONTONEROS.

Causa Peronista denunció la evidente colaboración de las policías con el accionar


de la patota parapolicial de la CNU y reconstruyó la cronología de los secuestros y
asesinatos. A las dos y media de la mañana del martes 6 de agosto, Luis Norberto
Macor fue despertado por los gritos y golpes de cinco individuos jóvenes que
tenían armas de grueso calibre. “¡Policía Federal!”, dijo una voz, lo golpearon, y
rápidamente lo llevaron hasta un coche Falcón que dobló por la diagonal 74, en
dirección a Punta Lara. Un testigo (que por razones obvias no reveló su nombre)
dijo que alcanzó a ver a los asesinos. “Eran tipos jóvenes, que parecían estar muy
nerviosos”. Pocas horas más tarde, en las cercanías del Arroyo del Gato, fue
encontrado el cadáver de Macor. Tenía 14 balazos, diez de ellos en su cabeza.
A las once y media de la noche del miércoles 7, fueron secuestrados de su casa
en la calle 23, Horacio y Rolando Chaves. “¿Dónde están las armas?”,
preguntaban los hombres que entraron violentamente a su casa y se identificaron
como policías, “si no las entregan, los vamos a reventar a todos”, amenazaban.
Encañonaron a Horacio, y lo empujaron hacia la puerta. Lo mismo se hizo con su

73
hijo Rolando. “Los vamos a reventar”, gritó uno que parecía ser el jefe. Los
subieron a un Falcón celeste.
Según sus vecinos, Rolando no tenía militancia activa en el peronismo y se lo
llevaron por equivocación. Los secuestradores buscaban su hermano Gonzalo,
que militaba en la JTP
Pocas horas más tarde, fue hallado el cadáver de Horacio Chaves sobre la vereda
del local de la Juventud Peronista, en la calle 12 entre 45 y 46. Tenía la cara
completamente destrozada por los balazos recibidos. El cuerpo de Rolando,
también acribillado a balazos, fue encontrado en las calles 66 y 190, frente a la
tranquera que da acceso a una quinta. Algunos vecinos dijeron que escucharon
gritos de auxilio, y enseguida varias detonaciones. A las dos y media de la
mañana del 7 de agosto, un grupo de hombres jóvenes, que se presentaron
nuevamente como policías, golpeó la puerta de la casa de un viejo sindicalista
petrolero: Carlos Ennio Pierini. Lo sacaron de la cama, sin escuchar los ruegos de
su mujer. Y también en un coche Falcón desaparecieron inmediatamente. El
cuerpo de Pierini fue encontrado, desfigurado por los balazos, en la avenida 7
entre 647 y 648, en jurisdicción de la comisaría octava.
Causa Peronista reconstruyó así los perfiles militantes de los compañeros
asesinados,

YO YA ESTOY REGALADO
—Horacio era un peronista de alma. Luchó siempre por el triunfo de las tres
banderas peronistas: la Patria Justa, Libre y Soberana. Militante de la
resistencia, estuvo preso muchas veces. Pero siempre con una sonrisa.
Porque estaba seguro de la victoria final.
El suboficial Delfor Díaz, gran amigo de Horacio Chaves, cuenta a La
Causa Peronista su amistad con el militante peronista asesinado. “Claro
que estaba seguro de la victoria final. Era un hombre con convicciones muy
firmes. Y era muy valiente. Desde hace tiempo que lo venían amenazando
de muerte. Pero él se reía. Decía que ya estaba regalado. Si me tenía que
haber fusilado Aramburu. Me salvé de milagro. Así que estoy regalado. Era

74
un tipazo este Chaves”, comenta Díaz.
Horacio Chaves participó en el alzamiento del general Valle. Allí volvió a
poner de manifiesto su valentía. Con una ametralladora de plástico ingresó
en el Regimiento 7 de Infantería. Y después, ya fracasada la intentona,
Horacio esperó en 51 y 17, aferrado a una ametralladora pesada, la llegada
de un contingente del ejército leal a los gorilas. La ametralladora se le
atascó, porque si no —cuenta Díaz— habría derribado a muchos enemigos.
Permaneció detenido desde junio de 1956 hasta enero del 58, “paseado”
por el penal de Olmos, por el penal militar de Magdalena, en la cárcel de
Las Heras, en Río Gallegos, en el Penal de Rawson (de aquí se fuga y es
detenido a los pocos días en La Plata). Otra vez en Olmos, luego a
Magdalena, y otra vez a Olmos. Lo liberaron el 31 de enero.
Pero el vía crucis de este peronista de alma no iba a terminar allí: instalado
el radical Frondizi en el gobierno, y ejecutando el plan Conintes, Horacio
Chaves es otra vez detenido. Ahora se lo tortura salvajemente. Pero
Chaves confiesa a un amigo que “después de un tiempo, te acostumbras a
la corriente. Ni la sentís”.
Como se trataba de un peronista auténtico, los gorilas no lo dejaron vivir
tranquilo. No había año en que Chaves no estuviera preso. Se lo acusaba
de “terrorista”. De conspirar contra las “instituciones republicanas”. Pero
este militante incansable no se doblegó. Siguió peleando por el retorno del
general Perón.
En 1972, Horacio Chaves es elegido secretario general del Partido
Justicialista de La Plata. Cargo que ocupó hasta que las “altas” autoridades
del Movimiento decidieron nombrar un interventor. Para estas autoridades,
un peronista auténtico era un real peligro. Así que había que descabezarlo.
Y lo hicieron.

EL “GRINGO” PIERINI
—Seguro que el gringo pensó que se trataba de un nuevo allanamiento, a
los que estaba acostumbrado. Si su vida fue un constante batallar en

75
defensa de la causa peronista. Unos años atrás (creo que fue en el 70),
también le allanaron la casa, lo torturaron y lo dejaron tirado por Palermo.
Por eso te digo que esta vez el gringo creyó que se trataba de otro paseo.
Por eso salió sin ofrecer ninguna resistencia. Debe haber pensado que a la
mañana siguiente estaría de vuelta en casa. Con unos cuantos golpes, pero
vivo.
Así nos contaba un amigo de Pierini. Que relató otra anécdota: en épocas
de la dictadura militar, también de madrugada, fue allanada su casa por
efectivos de Coordinación Federal. Pierini alcanzó a llamar telefónicamente
a un abogado amigo, quien enseguida dio cuenta del hecho a la comisaría.
“Están robando en la casa de Pierini”, denunció el abogado. Hacia allí
partieron los policías. Cuando vieron a los civiles que rodeaban la casa, les
impartieron el “alto”, pero como respuesta recibieron la identificación:
“somos de Coordinación”. El comisario, por supuesto, no pudo hacer nada.
Pierini salió de la casa, rodeado de policías, sonriendo burlonamente. Así
era el gringo.
En sus 53 años de vida, Pierini había hecho mucho por la causa popular.
Primero actuó en el campo universitario: abandonó sus estudios de
Ingeniería faltándole apenas dos materias para recibirse. En el año 46, es
uno de los fundadores del Sindicato Unidos Petroleros del Estado. Ocupa
su secretaría general hasta el 55, cuando el golpe gorila arrasa con todos
los sindicatos. A partir del 55, pasa a integrar la llamada Junta de
Emergencia, como miembro confederal de la CGT. Integra, enseguida, la
CGT Auténtica. Su militancia en la resistencia es bien conocida, sobre todo
por quienes hoy ejercen cargos Importantes en el gobierno.
Por supuesto, Pierini también sufre los embates del Conintes. Soporta
cárceles, persecución, torturas. “Fue siempre un hombre del peronismo
revolucionario”, lo definió su íntimo amigo Heriberto Torres, que compartió
con él la dirección de la histórica huelga de los petroleros en 1968, cuando
los trabajadores enfrentaron a la dictadura de Onganía durante más de dos
meses.

76
Un testigo que vio cómo llevaban a Pierini, dijo que entraron a su casa
“cinco tipos que argumentaron ser de la policía. Se fueron en un coche azul
y blanco, de los que usa la Federal”. El cadáver de Pierini fue encontrado
detrás del aeródromo. Como consecuencia de los balazos recibidos, tenía
la cabeza casi separada del cuerpo.

EL PIBE MACOR
Flaco, callado, estudioso, tranquilo. Así, con cuatro palabras, un amigo de
Luis Norberto Macor definió al militante de la JUP. Tenía 21 años, y ya se
había licenciado en Ciencias de la Información. A los 17 años había llegado
de Catamarca. Y se puso a estudiar con mucha dedicación. Ya era
peronista, pero el contacto con otros compañeros le sirvió para entender
mejor el profundo significado del peronismo.
—Jugaba muy bien al fútbol —recuerda otro compañero—. Y también
practicaba gimnasia, porque decía que tenía un tórax chico, y que
necesitaba ser más fuerte. En el año 72, estuvo detenido cinco días en
dependencias de la tristemente célebre DIPA. Se lo había acusado de
haber arrojado una bomba molotov. “Desde ese momento quedó un poco
afectado. Esos cinco días en DIPA parece que fueron tremendos. Le
infundieron terror”, contó un compañero.
Cuando asume el gobernador Bidegain, Luis Macor trabaja en la secretaría
de Prensa de la gobernación. De vez en cuando realiza un viaje a
Catamarca, donde viven sus padres y hermanas.
—Ahora no militaba tan activamente —cuenta otro compañero—. Por eso
no entendemos por qué lo eligieron a él.
Una semana antes de su asesinato, quince agentes de la Superintendencia
de Seguridad habían allanado el departamento que Macor compartía con
otros dos compañeros. En esa oportunidad, se llevaron detenido a uno de
ellos, a quien dejaron en libertad a las tres horas. Algunos testigos creyeron
reconocer, en los asesinos de Macor, a los mismos agentes de la
Superintendencia de Seguridad.

77
—Nosotros le habíamos dicho que no fuera a dormir a ese departamento.
Que si había sido allanado, lo iban a allanar otra vez. Pero Luis no nos hizo
caso. En ningún momento pensó que lo liquidarían tan miserablemente.
Los otros dos compañeros, en cambio, optaron por dormir en otros lugares.
Y esto, quizás, les salvó la vida. A Luis Macor lo sacaron en pijama, y lo
metieron en el auto. Doblaron por la diagonal 74 y enfilaron hacia el Arroyo
del Gato. Allí lo masacraron.

Los cadáveres de Horacio y Rolando Chaves fueron velados en la ATULP


(Asociación de Trabajadores de la Universidad de La Plata), a Pierini se lo veló en
el local del sindicato del SUPE, en Ensenada. Pero el cadáver del Chango tuvo
que permanecer en la morgue de la Jefatura de La Plata hasta el viernes 9.
El jueves 8 a la noche, el padre y una de sus hermanas llegaron desechos física y
espiritualmente a La Plata. Sólo querían llevar el cadáver de Luis hasta
Catamarca. Pero primero tuvieron que soportar los “pésames” del subcomisario
Rivero, de la subcomisaría del Dique, que supuestamente tuvo a su cargo la
investigación del asesinato.
Los enviados de La Causa Peronista conversaron brevemente con el subcomisario
Rivero. Le hicieron cinco preguntas, delante del padre y de la hermana de Macor;
las preguntas no tuvieron respuesta:
¿Fueron interrogadas las demás personas que viven en un departamento
contiguo, que también fueron amenazadas y golpeadas?
¿Se solicito descripción física de los agresores?
¿Se hizo realizar algún identikit?
¿Se hizo asentar en el sumario que esa misma casa fue allanada una semana
antes, y detenido uno de sus ocupantes?
¿Se ordenó una inspección ocular a los efectos de constatar si había huellas
dactilares?
El subcomisario Rivero se excusó, dijo que no tenía conocimiento que esa casa
había sido allanada, y lamentó que “un muchacho tan joven haya sido muerto”.

78
Comunicado de los Montoneros

A nuestro Pueblo:

Una vez más los peronistas nos vemos conmovidos por la violencia brutal de la
antipatria.
Los compañeros HORACIO CHAVES, héroe de la resistencia, y su hijo ROLANDO
HORACIO; el compañero TITO PIERINI, militante de la resistencia y dirigente de
la huelga del S.U.P.E. en el año 1968; el compañero LUIS NORBERTO MACOR,
militante de la JUP, fueron arrancados de sus casas y alevosamente asesinados
por la policía de LÓPEZ REGA, LORENZO MIGUEL, CALABRO, VILLAR,
MARGARIDE Y SILVA.
Esto que era cosa de todos los días durante la dictadura militar, vuelve a serlo
bajo un gobierno que ha dejado de ser peronista. Porque no hay Gobierno
Peronista cuando los trabajadores se ven despojados por una patronal que le
congela los salarlos, le cierra sus fuentes de trabajo y los despide masivamente.
Porque no hay Gobierno Peronista cuando los organismos del Estado son puestos
al servicio de la represión, la tortura y el asesinato. Porque no hay Gobierno
Peronista cuando los trabajadores y el Pueblo no participan activamente en él.
Como tampoco constituye un Gobierno Peronista el dirigido por el señor Calabró,
que rodeado de bandas de matones dirige la Provincia como si fuera un garito.
A sólo un mes de la muerte del Líder, que significaba una valla al crecimiento de
esos sectores instrumento del imperialismo y la oligarquía, se han lanzado a|
asalto del Movimiento y del Gobierno, pretendiendo confundir al Pueblo. Pero el
Pueblo no se engaña y sabe que su lucha es contra el imperialismo, la oligarquía y
el vandorismo traidor.
El compañero Horacio Chaves, que peleó junto a Valle y Cogorno, que fue
condenado a muerte por la dictadura de Aramburu y Rojas, que recorrió todas las
cárceles del país durante los gobiernos gorilas, que defendió toda su vida la causa
peronista, que seguía militando activamente llevando su palabra a todo acto
peronista como la hiciera el último 1º de julio cuando la muerte del General, donde

79
instó a la necesidad de no cejar en la lucha, de organizarse, de denunciar las
maniobras arteras de los traidores; fue vilmente asesinado junto a los otros
compañeros.
Por todo esto lo mataron, porque ellos quieren concretar el sueño de Lanusse,
hacen el G.A.N. arrasando con todos los peronistas leales al Pueblo y a la clase
trabajadora. Mientras lloran a los hijos dilectos de la oligarquía Mor Roig y
Kraiselburd, asesinan a los militantes peronistas.
A los compañeros caídos les decimos: Organizando barrio por barrio, fábrica por
fábrica, escuela por escuela, llevaremos adelante las tres banderas de la Patria
Justa, Libre y Soberana por las que ustedes vivieron y murieron.
Una vez más reiteramos nuestra decisión de seguir combatiendo. Ninguna
violencia podrá torcer la decisión del Pueblo de llegar a la victoria final. Al enemigo
le decimos como la compañera Evita: A LA VIOLENCIA BRUTAL DE LA
ANTIPATRIA RESPONDEREMOS CON LA VIOLENCIA POPULAR
ORGANIZADA.
HASTA LA VICTORIA MI GENERAL PERÓN O MUERTE VIVA LA PATRIA
MONTONEROS

80
Cazando fantasmas en el pueblo chico. 40
“Julio nos llama, lo habían matado a Macor en La Plata y estábamos preparándonos para
recibir al cuerpo del compañero y pasa lo de Capilla del Rosario.” Testimonio de una ex
militante de la JP Regionales.

El cadáver del Chango Macor llegó a Catamarca el sábado 10 de agosto.


En el diario La Unión la noticia de su muerte (escrita en forma concisa y sin
adjetivos) se publicó en las páginas interiores de la edición del jueves 8 de agosto,
“Asesinaron en La Plata a un Universitario Catamarqueño” expresaba el titular. En
el pequeño suelto no se figuraban conjeturas sobre la posible identidad de los
asesinos ni se vinculaba al Chango con alguna identidad política. Un muerto más,
sumado a la interminable escalada de violencia que, en este caso, llamaba algo
más la atención por el origen catamarqueño de la víctima.
El mismo día, un solitario aviso fúnebre, con la participación de sus familiares
directos y nadie más, enumeraba los pasos necesarios del rito: velatorio en la
casa familiar de la calle Sarmiento, misa por el eterno descanso de su alma en la
Capilla del Corazón de Jesús y entierro en el Cementerio Municipal de la ciudad
Capital.
El caserón de la calle Sarmiento se llenó de familiares, vecinos, amigos y
compañeros de la escuela primaria y secundaria. Marcela Macor sintió un leve
alivio entre tanto dolor cuando comprobó, atisbando por el escueto vidrio del cajón,
que el rostro de su hermano estaba intacto…

A Lila Macedo le avisaron del asesinato de Macor cuando regresaba de un breve


descanso en la provincia de Córdoba. Lila y la mayoría de sus compañeros no lo
conocían. Sin embargo y a pesar del clima de represión cada vez más agobiante
en la provincia, la JP Regionales tomó la decisión de acompañar el entierro del
Chango.
La movilización de la JP también era esperada por la policía de Catamarca. El
gobierno de la provincia atesoraba amargos recuerdos del funeral público del

40
- Este capítulo es deudor de un artículo académico escrito junto al colega y amigo Aníbal del Carmen Salas.

81
Senador Balverdi y en esta ocasión tenía el firme propósito de impedir que las
exequias de Macor fueran “copadas” por las banderas de los Montoneros, con
previsibles cantos y discursos en contra de López Rega e Isabel, ante quienes
Mott se preocupaba por demostrar constantemente su lealtad.
En previsión a posibles desmanes y protestas, quien era el responsable de la
División Investigaciones: el Comisario Toloza, ordenó el acuartelamiento y alerta
de todos los efectivos a su mando. Luego de la masacre de Capilla del Rosario,
Toloza se felicitó por esta decisión.

Algunas de las escenas vividas en su velatorio y entierro permiten observar el


impacto de la persecución iniciada en esos meses contra la antaño “juventud
maravillosa”. Según sus familiares y amigos no hubo cánticos, coronas fúnebres ni
banderas de la JP o del Partido Justicialista. No recuerdan siquiera, la presencia
de algún dedo en “V” al momento de despedir al féretro. Los últimos momentos del
duelo con cuerpo presente lo hicieron rodeados de un amplio dispositivo de
seguridad policial y del silencioso acompañamiento de los viejos conocidos del
barrio.

Esa misma noche, más de cuarenta guerrilleros pertenecientes a la Compañía de


Monte Ramón Rosa Jiménez del PRT-ERP se estaban cambiando en el interior de
un colectivo cuando fueron sorprendidos por dos móviles policiales en un callejón
de Banda de Varela, ubicado a pocos quilómetros de la ciudad capital.
A pesar de tener mejores armas y de triplicar en número a los policías, el tiroteo
duró escasos minutos. Los guerrilleros creyeron que estaban rodeados por fuerzas
muy superiores del ejército y la escasa visibilidad de esa oscura noche de invierno
contribuyó a que se produjera la huida desordenada de casi todos los integrantes
de la compañía.
En ese callejón murieron los guerrilleros Carlos Rolando Gutiérrez, alías “Sordelli”,
José Gruss o Norberto Ruffino, “Vicente el Tupa”, cuyo nombre real era Hugo
Cacciavillani, de nacionalidad uruguaya. En ese mismo enfrentamiento quedó
gravemente herido el guerrillero Eduardo Aníbal Arroyo y fueron heridos dos

82
policías.
Prácticamente a la misma hora, combatientes del ERP entraban exitosamente la
Fábrica Militar de Villa María en la provincia de Córdoba.
Pero en Catamarca, al haber perdido el factor sorpresa, el mando del ERP ordenó
la retirada de los guerrilleros hacía sus campamentos de la selva tucumana. El
grupo principal emprendió el repliegue, con el núcleo central de la Compañía de
Monte y todo su Estado Mayor, a bordo de los patrulleros capturados. En su fuga,
se toparon con una pinza policial, que lograron dominar sin que se produzca
refriega alguna.
Gracias a su demostrada capacidad de mando, el Capitán Santiago (Hugo Alfredo
Irurzún) y doce combatientes llegaron a salvo al campamento base en La
Horqueta del monte tucumano. En Catamarca quedaron aislados, en diversos
grupos, 27 combatientes que desconocían prácticamente la zona.
16 sobrevivientes vagaron en círculos y prácticamente perdidos en los cerros
bajos de Fray Mamerto Esquiú, durante las frías horas de la noche del 12 de
agosto. El responsable de este grupo hambriento y mal armado era el “Negrito”
Fernández, un muy respetado y querido dirigente del PRT que se había destacado
en la organización de los obreros cañeros de Tucumán pero que contaba con
escasa experiencia en combate.
La desorientación de los guerrilleros sobrevivientes era tal, que acamparon no
muy lejos de la zona del primer enfrentamiento, en un paraje conocido como el
Cañadón de los Walther, muy cerca de la Capilla del Rosario en el Departamento
Piedra Blanca. Dos miembros del grupo fueron hacia Piedra Blanca para intentar
comprar alimentos y observar los movimientos de las fuerzas represivas, sin
embargo fueron denunciados por los propios pobladores.
A décadas de estos hechos, llama la atención el candor ¿o la desesperación? de
los guerrilleros que se dirigieron al pueblo en busca de comida, cuando eran
fácilmente identificables por su condición de “afueranos”, en una Catamarca en la
que los forasteros eran objeto de atención inmediata.

83
Para las 8.50hs. del lunes 12 de agosto, esos dos militantes habían sido detenidos
en un almacén y panadería de Piedra Blanca y la policía conocía con precisión el
lugar adonde estaban los últimos insurgentes cercados.
Minutos más tarde, la policía envió una comisión para intentar capturarlos. Al
verlos aproximarse, los guerrilleros que estaban apostados de guardia abrieron
fuego. La refriega duró unos instantes y en ella fue abatido el Cabo de Policía
Ramón Acevedo. Mientras el resto de los policías se retiraban en desbandada, los
guerrilleros del PRT - ERP quizás perdían la oportunidad de rendirse y de salvar
así sus vidas, pues todavía la policía no asesinaba a sus prisioneros.
A partir de ese momento, mientras esperaban la llegada de un escuadrón del
ejército, la policía provincial montó un cerco sobre la posición de los guerrilleros
replegados en una hondonada entre cerros. A su llegada al lugar, el Capitán
Carlos Eduardo del Valle Carrizo Salvadores se hizo cargo de que el perímetro
solo fuera franqueado por los efectivos del ejército e impidió que periodistas y
civiles se acercaran a la zona del operativo.
Los únicos testigos posibles de lo que estaba por ocurrir, serían los mismos
militares.
Al medio día, sesenta soldados al mando del Subteniente Mario Nakagama y el
Teniente Primero Jorge Exequiel Acosta penetraron en la hondonada y entablaron
combate con los guerrilleros, que se habían dividido en dos grupos de cinco y
nueve hombres. Según recuerdan diversos testigos de los hechos, los disparos se
escucharon hasta aproximadamente las 17hs. momento en el que los integrantes
del PRT – ERP se quedaron sin parque de municiones e intentaron parlamentar y
rendirse. Así lo recuerda, un vecino de Piedra Blanca

Por supuesto, no podíamos ir, estábamos en la ladera, con el cerco policial,


pero se escuchaba todo...de pronto hubo un silencio y algunos gritos, como
de rendición, no sé…son tantos años, y después sí, la fusilería de nuevo.
Por eso nadie creía que los habían matado en combate a los changos ¡si se
habían rendido!41

41
- P.C., varón, 67 años.

84
Pasadas las 17 hs. todos los guerrilleros habían sido asesinados por el ejército.
Casi de inmediato el jefe del regimiento local, Coronel Cubas y el jefe de la Cuarta
Brigada AeroTransportada, Gral. José Vaquero, aseguraron en una improvisada
conferencia a los medios de comunicación nacionales “que todos los insurgentes
habían muerto en combate leal y franco”. Sin embargo, algunos suboficiales de la
policía local y conscriptos del regimiento, recordaban con claridad las órdenes de
los oficiales que marchaban al cerro con la misión de “no dejar a ningún
subversivo con vida” ya “que el ejército no toma prisioneros” y comenzaron a
comentarlo en voz baja.
A horas de la mañana, el fantasma de la masacre ya estaba presente en el
espíritu de quienes intentaron infructuosamente evitarla. En sus declaraciones
ante la justicia, el abogado Jorge Marca dijo:

...Perteneciendo al estudio jurídico del entonces ministro de gobierno


Alberto del Toro y enterado de las acciones represivas del ejército le solicité
al ministro que “evitara una masacre “y en mi presencia lo llamó al entonces
jefe del regimiento Coronel Cubas y al terminar el llamado me comunicó el
fracaso de la negociación diciéndome”: Por orden del Gral. Vaquero se va a
aniquilar a los que están rodeados.
Y así fue, pues junto con el abogado Curuchet pudimos ver los 16
cadáveres que se encontraban en la morgue del cementerio, se notaba que
habían sido muertos por Itakasos a quemarropa, dado que en la zona
donde había impactado estaban destrozados y en gran extensión ( había un
muchacho de Mar del Plata que le faltaba la mitad de la cabeza) En ese
momento pedimos que se fotografiaran los cuerpos enteros y de los rostros
a los fines de que pudieran ser identificados por los familiares, así ocurrió y
me tocó la tarea de acompañar a los familiares hasta el juzgado Federal
donde se encontraban las fotos (más o menos diez familiares) 42.

42
Causa “Viudez y Otros”, Juzgado Federal de Catamarca.

85
Pasados casi cuarenta años de los hechos, el lenguaje pretendidamente aséptico
de la instrucción judicial no puede ocultar, con sus eufemismos, la crueldad de lo
sucedido:

A fs 40 vuelta del Cuerpo I de autos surge en el Acta de Secuestro que:


Terminado el combate, los efectivos se acercan en forma prudencial y se ve
14 cuerpos de guerrilleros muertos con impactos de balas en distintas
partes del cuerpo. También dejan constancia en dicha acta que el lugar en
donde se encontraban los cuerpos presentaban dificultades para acercarse
por esa razón el traslado de los cuerpos era en Helicóptero y de a cuatro.
Así fueron llevados a la morgue para fotografiar y sacar huellas dactilares
para su posterior identificación por sección criminalística, tal como surge a
fs 40 Vta.
A fs 42 del cuerpo I de autos existe el Acta de Procedimiento y de
Secuestro en donde consta que: Se procede a tomar huellas digitales por
parte del Jefe de Criminalística Crio. Fanor Falqui Figueroa. Mientras que el
oficial Soria Ernesto Roque procede a realizar un registro de cadáveres de
un total de diez cuerpos. Así se dispone numerar los cadáveres del uno en
adelante. También se deja constancia que existen seis cadáveres del día
anterior (o sea del día 11) sumando así 16 cadáveres43

43
Ídem a la anterior.

86
Las huellas y los testigos de la masacre

El abogado Mario Marca intentó mediar desesperadamente un acuerdo de


rendición mediante la intervención de su socio, el Ministro de Gobierno Alberto del
Valle Toro, pero el ejército se negó, pues su intención era vengar la afrenta sufrida
en Villa María. “Querían hacer una matanza”, recuerda hoy un ex policía.
A Marca no le quedó ninguna duda de que la intención fue masacrar a los
guerrilleros.

Desgraciadamente no quedaron testigos para contar si fueron masacrados


o si fueron muertos en combate. Los guerrilleros detenidos tampoco podrán
contar nada, pues ellos no estuvieron en ese lugar. Pero hay muchos
indicios que nos permiten suponer que se trató de un fusilamiento. Los
abogados defensores pudimos ver los cadáveres. Cuatro de ellos,
presentan grandes manchas de pólvora en todo el cuerpo. Esto ocurre,
cuando se dispara a menos de un metro de distancia. Se observan,
también, varios culatazos. En la mayoría de los cadáveres se pueden ver
heridas en las manos y en los brazos. Como si los changos hubiesen
tratado de protegerse. Es posible que los changos se hayan rendido. Y ahí
se los remató. Pero como les dije al principio, esto se va a ser difícil de
probar. No quedaron testigos44.

Los funcionarios civiles de la provincia y de la nación, hicieron poco o nada para


evitar el previsible desenlace. O se mostraron impotentes, o festejaron
calurosamente los resultados. La Masacre de Capilla del Rosario demostró que, a
partir de ese momento, las FFAA no tomarían prisioneros.
En las últimas horas del día lunes 12, el gobernador Mott se reunió en su
despacho de la Casa de Gobierno con el Comisario Villar, quien le pidió que
transmitiese sus felicitaciones a la policía provincial por la eficacia demostrada en
los procedimientos contra el “terrorismo”.

44
Revista Causa Peronista, 20/08/74.

87
Para el Ministro Toro se estaba ante “un episodio más de la alienación que padece
un minúsculo sector de la población (…) en este intento de copamiento el
extremismo sufrió una grave derrota”45. Toro diferenciaba la situación de
Catamarca a lo que se conocía, en esas horas, como una exitosa acción paralela
del PRT-ERP en la Fábrica Militar de Villa María. En la guarnición cordobesa los
guerrilleros cumplieron con sus objetivos y se retiraron con escasas bajas y gran
cantidad de armamento.
Mardonio Díaz Martínez, abogado y presidente del FIP de Catamarca denunció
públicamente la “horrible matanza de que fueron víctimas jóvenes argentinos,
vulnerando el derecho de gente y las convenciones internacionales como las de
46
Ginebra, sobre el trato de prisioneros de guerra”:
Virtualmente, la decisión de las fuerzas represivas de fusilar a los guerrilleros del
PRT-ERP rompió con la lógica de enfrentamientos entre fuerzas regulares e
irregulares en la Argentina. Hasta ese entonces, en situaciones sin escapatoria,
los guerrilleros resistían todo lo posible para asegurar la presencia de medios de
comunicación, abogados y testigos casuales que asegurarán el respeto de sus
vidas, luego de rendirse.
La sangrienta excepción fue la Masacre de Trelew en agosto de 1972. Todo
parece indicar que esto era lo que intentaron hacer los guerrilleros en Catamarca,
ya que después de tres días sin agua ni alimentos, con escasas municiones y
completamente rodeados, los hombres al mando del Negrito Fernández, sabían
que su único destino era, por el momento, la cárcel.
Por lo tanto, resultó inmediatamente irrisoria la versión oficial de que los
guerrilleros prefirieron luchar hasta morir.
Para la lógica del PRT-ERP, la rendición y la cárcel eran sólo algunos de los
imponderables que se afrontaba en la militancia. El heroísmo suicida no formaba
parte de la ética partidaria. Si bien se creía que con la caída de cada combatiente
se alentaba a otros a seguir su ejemplo heroico, see debía intentar seguir con vida
para ser útil al Partido y a la Revolución.

45
- Diario La Unión de Catamarca, 12/08/74.
46
- Revista Causa Peronista, 20/08/74.

88
Al aniquilar al adversario vencido (en el marco de un gobierno constitucional) e
intentar ocultar las huellas de su culpabilidad (en espera de la impunidad) las
Fuerzas Armadas dieron otro paso en la constitución del Estado Genocida. El
golpe del 24 de marzo de 1976 estaba a menos de dos años de distancia, pero
sus venas se alimentaban con la sangre vertida en Catamarca.

El saldo trágico de la acción de Catamarca impulsó al PRT-ERP a iniciar una


campaña de represalias contra el ejército. La consigna fue: “No se tomarán más
prisioneros, hasta que el ejército no respete la vida de los guerrilleros”. Sin
embargo, el 1 de diciembre de 1974, un comando del ERP mató al Capitán Viola y
a su pequeña hija de tres años en la provincia de Tucumán. Luego de este hecho,
el PRT-ERP suspendió inmediatamente esta orden, pero la pérdida de una vida
inocente, fue y sigue siendo hoy, injustificable política y éticamente.
Por unos pocos días, la provincia apareció en los titulares de los diarios
nacionales. Daban cuenta del frustrado intento de copamiento del RIA 17 de
Catamarca, junto a los casi inmediatos rumores del fusilamiento sufrido por
integrantes de la compañía guerrillera en las cercanías de Capilla del Rosario. En
esta cobertura, el fracaso de los planes guerrilleros y la efectividad del ejército fue
destacada por gran parte de la prensa nacional, mientras los medios
comprometidos con posturas derechistas encontraron en el desenlace una
necesaria lección de sangre para los “apátridas subversivos”. Por su parte, las
publicaciones de izquierda coincidieron en denunciar la masacre, mientras
divergían en justificar la oportunidad de la lucha armada en el marco de un
gobierno democrático.
En el ámbito local, los sucesos produjeron consternación. Hasta ese momento, era
improbable para muchos que en Catamarca se produjera una acción guerrillera. Si
bien la violencia ligada a la confrontación política no era novedad, pocos preveían
un operativo de esa magnitud en la provincia.
En los días inmediatamente posteriores a la masacre de 14 guerrilleros del PRT-
ERP en el Departamento Fray Mamerto Esquiú, el ejército y la policía realizaron
en el Valle Central una serie de allanamientos y detenciones con el objetivo de

89
descubrir a los apoyos locales de la guerrilla. En la prensa catamarqueña se
consideraba inconcebible que el PRT-ERP llevara a cabo este plan sin contar con
información procedente de colaboradores en el interior del Regimiento y en la
propia provincia.
La presencia de “Infiltrados” de la guerrilla en el Regimiento fue una de las
hipótesis con las que el ejército hizo contrainteligencia desde el mismo día 11 de
agosto. La intención de esta búsqueda no fue el localizar a los colaboradores para
ponerlos a disposición de la justicia. Eduardo Barrionuevo, un Cabo procedente de
Santiago del Estero, que murió el día 12, supuestamente al manipular una
granada en Capilla del Rosario, nunca fue asumido como baja propia y heroica por
el ejército. Al conscripto Raúl Antonio Aybar lo secuestraron en instalaciones del
mismo RIA 17 y, según su testimonio, lo llevaron a un lugar cercano al Dique Las
Pirquitas, en donde lo torturan salvajemente para que confiese su pertenencia al
PRT- ERP. Aybar fue licenciado hasta su baja y en 1977 es nuevamente detenido.
Ocho meses después de la masacre, el 28 de abril de 1975, apareció flotando en
el espejo de agua del Dique Las Pirquitas el cuerpo amordazado y atado con
cadenas del conscripto santiagueño Jorge Omar Ormaechea. En la prensa de la
época jamás se hizo referencia a que Ormaechea prestaba servicios en el RIA 17.

Para los servicios de seguridad del estado provincial la situación también era
meridianamente clara: “Estamos en guerra y aquí van a caer jóvenes, mayores y
niños” dijo el jefe de la policía catamarqueña, el Teniente Coronel (R.) Rolando
Anello en una conversación informal con amigos y conocidos.
La violencia de los procedimientos, sin la correspondiente orden de allanamiento,
impulsó a la realización de un debate en la Cámara de Diputados del que participó
el jefe de policía justificando lo dicho y lo actuado. En la U.N.CA, una asamblea
autoconvocada de sus claustros repudió la represión indiscriminada y los
abogados Curutchet y Frondizi, defensores de los guerrilleros detenidos,
denunciaron el fusilamiento masivo. Alarmados por el tono de las consignas
lanzadas ese día, un grupo de profesores de Humanidades se retiró de la
asamblea e indicó luego en un comunicado que, “de ninguna manera los

90
participantes de esta asamblea representaban a la universidad, eran en su
mayoría, estudiantes que venían de [estudiar] de otras provincias”47. Según los
testimonios, los líderes de esta asamblea (militantes de la JUP y del FIP) fueron
detenidos en meses posteriores por orden del Poder Ejecutivo Nacional.
Alfredo Curutchet y Silvio Frondizi eran muy conocidos por su valiente actuación
en la defensa de presos políticos, la cual afrontaban sin discriminar pertenencias
partidarias de los detenidos. En Catamarca, estos abogados porteños fueron
acompañados en sus trámites judiciales y en las reuniones de solidaridad por el
Dr. Julio Marcolli (de la JP) el Dr. Roberto Díaz (del Partido Revolucionario
Cristiano) y el Dr. Mario Marca (un hombre de la izquierda independiente que
trabajaba junto a Toro en su estudio jurídico) quien intentó el día 12 de agosto, sin
éxito, cumplir el papel de mediador entre el ejército y la columna guerrillera.
La denuncia de la masacre de Catamarca serían los últimos actos militantes de
Curutchet y Frondizi. En septiembre de ese mismo año, la Triple A los asesinó en
Capital Federal. El destino de sus colegas catamarqueños también estuvo
marcado por los hechos de Capilla del Rosario, los tres letrados fueron detenidos
y puestos a disposición del P.E.N pocos meses después.
En Causa Peronista se siguió con particular atención lo sucedido en Catamarca.
En el editorial del número 7, Rodolfo Galimberti (el “loco Galimba” para la JP) se
preguntaba “¿Llegó la hora de la guerrilla?”.
No sorprendió que en la segunda mitad del año 1974 la represión estatal se
ejerciera entre una larga lista de los sospechosos de siempre: estudiantes
universitarios, jóvenes profesionales, gremialistas y dirigentes políticos de partidos
de izquierda como el Partido Comunista y el Frente de Izquierda Popular, que
públicamente repudiaban la lucha armada.
Ante la preocupación suscitada por la detención de estos ciudadanos (inclusive en
el Colegio de Abogados catamarqueño) desde el gobierno provincial se razonó
necesarias estas medidas extremas para evitar la venganza del PRT-ERP.
El endurecimiento de la represión fue explicado en la prensa catamarqueña con el
uso recurrente de fuentes off the record y trascendidos sobre la “probada”

47
Diario La Unión de Catamarca, 15/8/76.

91
existencia de vínculos locales con la guerrilla. A estas certezas expresadas en los
diarios, pronto se sumó una ola de rumores sobre la inminencia de un acto de
venganza subversivo contra toda la sociedad catamarqueña. Según estos
rumores, los responsables de esta “abominación”, buscaban castigar a quienes
fueron los responsables de su fracaso: un pueblo “acostumbrado a vivir en paz y
fraternidad, que brinda la convivencia solidaria de los hijos de esta tierra bendita”
(20 de agosto de 1974, Mensaje del Bloque de Diputados del Partido Justicialista
al Sr. Jefe del Regimiento A T 17).
Un policía veterano enumeró algunas de esas especulaciones discutidas y
multiplicadas en las mesas de los bares capitalinos,

Una de las cosas que más se escuchaba era que ellos estaban dispuestos
a envenenar el Dique El Jumeal, por eso había guardia permanente en el
lugar [o que] los guerrilleros habían puesto morteros para bombardear la
ciudad [pero luego de] la denuncia del Gobernador lo que más se decía era
que en la Fiesta de la Virgen andaba gente disfrazada y que iban a poner
una bomba en el momento de la procesión. Como si eso fuera novedad, si
justamente por la Fiesta venía un montón de gente de afuera48.

Un ex conscripto del RIA 17 de Catamarca recuerda, de este modo, los cambios


vividos en la vida interna de la unidad militar y en la sociedad catamarqueña luego
de agosto de 1974.

Antes del intento de los guerrilleros vivíamos como en una nube. Sabíamos
lo que pasaba en el país, pero no esperábamos nada aquí. Luego las cosas
cambiaron mucho, estábamos en alerta permanente y hasta dormíamos
vestidos, por miedo a un ataque. La gente, la familia comprendía lo que
estábamos pasando. Si hasta en otros lugares del país habían aparecido
panfletos con la frase “Haga Patria. Mate a un catamarqueño”. Quizás por

48
J.R, 72 años, policía retirado.

92
eso, nadie te preguntaba demasiado por lo del copamiento. Se sabía que
sobre eso no teníamos que hablar49.

Consultado sobre el origen de esta versión, el ex conscripto señaló, “eso se decía


en el Regimiento, además creo que lo leímos en los diarios que nos llegaban. Sí,
estoy seguro, a los conscriptos que eran de Tucumán y de Santiago les advertían
que no digan que venían de Catamarca, por las dudas”. El informante declara su
verdad, para él esos panfletos efectivamente se repartieron y amenazaban de
muerte a todos los catamarqueños. No estuvo con nadie que haya visto
personalmente a estos documentos, pero hoy no demuestra ninguna duda sobre
su existencia y con esa información falsa, producto de un rumor generado,
inclusive, en el uso de una frase hecha (Haga Patria mate a un) ha construido
parte de su memoria.

49
N.L, 60 años, ex conscripto del R IAT 17.

93
Testimonio de Juan Filippin, compañero de estudios en La Plata…

Al Chango Macor lo conozco en La Plata, debe haber sido uno o dos años menor
que yo y nos vinculamos en los cursos de ingreso al saber que veníamos de la
misma provincia. En esa época ir a la universidad significaba entrar a un mundo
muy especial. Por ejemplo, en la Facultad de Filosofía y Letras veíamos “La hora
de los hornos” de Pino Solanas recién estrenada. Salías de ahí para ir al anfiteatro
de Clínicas, porque había un concierto de cuerdas y se llenaba de estudiantes del
interior del país que llegaban a La Plata con ansias de aprender y conocer algo
nuevo.
Otro lugar de reunión era el comedor universitario, un edificio muy moderno que
estaba en el borde del Bosque de La Plata. Cada vez que había lío la policía
rompían las ventanas y tiraban gases para obligar a los estudiantes a salir.
Recuerdo una vez que volvía caminando de una marcha con unos compañeros
por Economía y había una diagonal que pasaba por frente del Club Estudiantes de
La Plata y llegábamos al comedor y a lo lejos escuchamos a alguien que nos
llamaba con una típica tonada, nos dimos vuelta y era un catamarqueño que traía
entre los brazos un montón de milanesas. Se había producido un lío en el
comedor y el aprovechó ese momento para arriar con la comida. Ese era el lugar
de encuentro de todos los estudiantes. Lo más común era que alguien se subiera
a una silla y pronunciara un discurso y luego otro, de una agrupación diferente,
hacía lo mismo apoyando o rebatiendo al anterior.
En La Plata había una cantidad impresionante de estudiantes del interior y de
Bolivia y Perú. En esa época se decía que a los golpes en Bolivia los tramaban en
los departamentos de estudiantes de La Plata, porque los padres de esos chicos
de la clase alta boliviana cuando venían a visitar a sus hijos podían conspirar más
tranquilos.
En el primer año me había encontrado con el padre Fernández que era mucho
mayor a nosotros y daba misas en la Parroquia Virgen del Valle de La Plata, en
donde se realizaban casi todos los casamientos de la JP.

94
Recuerdo que el Chango era muy alto, flaco y blanco… pachorriento,
tranquilo…muy al estilo catamarqueño.
En 1973 me vuelvo a Catamarca para votar a la formula Cámpora-Solano Lima y
me quedo a trabajar aquí, porque ya había rendido la última materia de
periodismo.
Cuando viajo a buscar el título, sentí que las cosas habían cambiado porque la
gente con la que uno se relacionaba ya no te saludaba como antes…todos
dudaban de los otros, no sabían para qué lugar estaban jugando. Con el final del
gobierno de Cámpora las cosas se habían vuelto totalmente insalubres.
Yo me entero que al Chango le dan un cargo en Prensa de Gobernación gracias a
un compañero nuestro, Juan Carlos Ferrari se llamaba y le decíamos “Fideo” por
lo flaco y alto. Ferrari se recibió en la misma época que nosotros. Era un dirigente
reconocido de la JUP y hace de vínculo para que otros cumplan funciones en la
gobernación. El secretario de Prensa era Ruben Caletti que fue profesor nuestro y
Ferrari era de su confianza.
Me entero de la muerte del Chango leyendo el diario La Unión. No fue el único.
Varios compañeros murieron asesinados (…) otro compañero que escribía en la
revista Crisis “perdió” también con la Triple A.
Al Chango no lo conocía nadie importante aquí en Catamarca, porque si hubiera
sido un hijo de clase media, su muerte seguro que producía otro impacto.
El primero que reconoce al cuerpo del Chango, no sé si en la morgue o en la
misma comisaría, es el curita Fernández. Al curita después de La Plata lo mandan
a zonas periféricas del Gran Buenos Aires y cuando la cosa se pone muy pesada
le dicen que era mejor que se “tomara el buque” y se tiene que ir al Uruguay, no sé
si antes o después del Golpe de Estado.
Aquí no va mucha gente de la política porque todos sabían que uno quedaba
escrachado. Yo soy uno de los que lleva el cajón al cementerio.

95
Parte III

96
Día de los Muertos

La tapa de El Sol anunciaba con las letras más grandes posibles: “Mataron a
Villar. Una bomba desintegró la lancha en la que viajaba con su esposa que
también murió en el acto”.
Era el 2 de noviembre de 1974 y el diario solicitaba en la misma página, con
involuntaria ironía, que “El Día de los Muertos [se hiciera un] respetuoso y sentido
homenaje” a todos los difuntos.
En las primeras horas del día anterior, un comando de cuatro buzos de la
Organización Montoneros había colocado una carga de trotyl debajo del casco de
la lancha del Comisario Alberto Villar en El Tigre. A los pocos metros de
navegación, la carga accionada mediante un dispositivo de retardo acabó con la
vida de uno de los de los símbolos más odiados de la represión contra la izquierda
peronista desde que, en agosto de 1972, irrumpió con tanquetas en la sede del
Partido Justicialista para sustraer los cadáveres de tres guerrilleros asesinados en
Trelew y enterrarlos luego clandestinamente.
En enero de 1973 Villar pidió el retiro de la policía. Fue el mismo Perón, a
comienzos del año 1974, el que lo reintegró al servicio activo y le otorgó el cargo
de subjefe de la Policía Federal Argentina, con la orden de una dedicación
exclusiva a la lucha antisubversiva. Villar cumplió, con feroz dedicación.
El 12 de agosto de 1974, Villar arribó a la provincia de Catamarca con efectivos de
la Brigada Antiguerrillera de la PFA y perros entrenados especialmente para el
combate. En el mismo aeródromo de San Fernando del Valle le informaron que el
ejército ya había terminado con las tareas de rastrillaje y “aniquilamiento” del PRT-
ERP. Para calmar en algo al enfurecido comisario lo trasladaron de inmediato a
las serranías de Capilla del Rosario.
En las pedregosas y secas laderas muchos de sus hombres hicieron escaso honor
a su fama de “duros” pues, al poco de andar, se descompusieron por efectos de la
altura y comenzaron a vomitar. Luego Villar participó personalmente de las
sesiones de tortura a los guerrilleros detenidos y en el Cementerio Municipal

97
enfrentó, con una sonrisa cínica, a los abogados Curutchet y Frondizi que exigían
el acceso a los cadáveres destrozados de los fusilados.
El frustrado Villar, en un arranque de sinceridad dijo, premonitorio y sin tapujos, “a
estos locos hay que exterminarlos a todos. Yo sé que me la tienen jurada, pero
antes de que me la den, van a caer muchos de ellos”.

98
“Catamarca, como siempre, es excepción…”
“Cuando un tipo le agarra el gusto a la pólvora y mete una bomba, después se le hace un
vicio y te coloca bombas por cualquier cosa”. Testimonio de un ex militante de la Unión de
Estudiantes Secundarios (UES)

A fines de octubre los conversadores noctámbulos de los bares Richmond y El


Americano se encontraron en las calles de San Fernando del Valle con unos
panfletos de carácter anónimo que anunciaban, en frías letras de molde, los
atentados a producirse muy pronto en Catamarca. Este mensaje también fue
recogido en forma particular en sus casas y lugares de trabajo por quienes la
ultraderecha consideraba “zurdos” e “infiltrados”.

El texto del comunicado era conciso y brutal. El Dr. Roberto Díaz debía abandonar
la provincia en un plazo de 72 horas. De no hacerlo, “sería ejecutado en el lugar
donde se encuentre”. La amenaza del autotitulado “Comando Ángel Vicente
Peñaloza” fue recibida por su esposa Marta y Díaz, uno de los abogados del fuero
local que colaboró en la defensa de los guerrilleros detenidos en agosto de ese
año, dijo que “no abandonaría Catamarca, por más amenazas que recibiera”.
El mismo comunicado, adentro de un sobre con matasellos del día 20 de octubre,
fue recibido por Mardonio Díaz Martínez en su estudio de la calle Republica. El
estilo de la sentencia era el utilizado por la Triple A para anunciar la lista de sus
futuras víctimas.
Al dirigente del F.I.P Simón Gómez, le ahorraron las amenazas epistolares. En la
madrugada del 28 de octubre, una bomba colocada en su casa del Barrio Los
Ejidos hizo volar literalmente de la cama al “Pelado” y a su esposa, que salvaron
milagrosamente su vida.
Los tres eran dirigentes de partidos legales y críticos con la violencia
“ultraizquierdista”. Pero sin tener en cuenta los riesgos, denunciaron la masacre de
los guerrilleros en Capilla del Rosario y los salvajes apremios sufridos por los
sobrevivientes a manos de la policía y el ejército. La facción catamarqueña de la
Triple A no les perdonó a ellos, ni a los militantes de la JP Regionales que

99
improvisaron una comisión de solidaridad con los presos y familiares de los
muertos, esta noble actitud. “El mejor enemigo es el enemigo muerto”, titulaba en
sus tapas, y a todo tamaño, la revista El Caudillo.
En esas horas de pánico, un amigo le relató al abogado laboralista Ángel “Tato”
Yadón (quien era presidente de la Federación Económica de Catamarca) una
conversación mantenida algunas horas antes con el Ministro Toro. Según su
amigo, Toro había comentado que debía retirar la vigilancia de los lugares en los
que se producirían los atentados por una orden venida de arriba y así ocurrió,
efectivamente.
El “Tato” probablemente sintió escalofríos al escuchar la noticia. Él era uno de los
tantos amenazados.
Yadón era un peronista convencido en una familia de cuna radical. En sus años de
estudio en la provincia de Córdoba se vinculó primero con el Integralismo
universitario de raíz opositora al peronismo, pero muy pronto se sumó a la
militancia partidaria y también conoció a la que sería la mujer de toda su vida.
Además, acompañaba desde el comienzo a la gestión de Mott. Nada de eso
parecía importarle a quienes lo eligieron como enemigo e intentaron matarlo.
A las tres de la mañana del 6 de noviembre, los catamarqueños que vivían en los
límites de los cuatro viejos bulevares de la ciudad escucharon entre sueños, en
menos de media hora, dos fuertes explosiones.
La bomba que estalló en el domicilio de la familia Yadón, en la calle Zurita 654,
derrumbó casi totalmente el techo del zaguán, agrietó las paredes laterales,
rompió los vidrios y las puertas de casi todas las casas vecinas.

Cuando pasó lo que pasó, yo mantuve la calma, eso suelen hacer las
mujeres que tienen hijos (…) corrí entre los vidrios y el humo con los niños
en brazos (…) fue a las tres de la mañana nuestro atentado y el de Núñez a
las tres y veinte de la madrugada. Entonces, cuando estábamos
reponiéndonos en la pieza de la casa vecina yo lo miré al “Flaco” y le dije: te
acordás de lo que te dijeron de Toro. Nunca le perdonó Toro a mi marido
que creciera políticamente aunque mi esposo no era zurdo como decían, ya

100
que militó en Integralismo. Luego de las bombas encontramos los panfletos
de la Triple A regados por la calle. Todo eso estaba manejado por Toro.
Recuerdo que en medio del humo y los escombros entraron a todo ruido y
bocinazos dos ambulancias y dos patrulleros casi de inmediato (…) yo
seguía serena para sorpresa de mi marido que no podía creerlo y cuando
los veo llegar, me acerco a ellos y les pregunto ¿qué pasó porqué vinieron
los dos tan pronto? (…) hasta un fotógrafo trajeron para cubrir el desastre
(…) era muy claro que estaban todos sobre aviso. La bomba nos la
colocaron en la puerta de entrada, de quebracho colorado. Teníamos un
zaguán, típico de las casas antiguas. La intención era matarnos, lo que
pasó es que las paredes eran de adobe, con un metro y veinte centímetros
de ancho. Por eso la onda expansiva derribó todos los vitraux que tenía la
casa en una galería cerrada y salió por el hueco de la puerta que se
pulverizó y el picaporte se clavó contra la pared. Un pedazo de madera se
incrustó en un tomo de la Enciclopedia Jurídica. El Dr. Barrionuevo, el
médico que controlaba mi embarazo me preguntaba asustado cómo estaba.
Luego me explicó que lo que nos salva la vida es la hora en que se produce
el atentado. Al estar acostados, la onda expansiva pasa por arriba de
nuestros cuerpos. Yo no escuché el estampido, lo primero que pensé era
que estábamos ante un terremoto, voy corriendo a buscar a los chicos a su
habitación y los levantó. Ahí el “Flaco” levanta a Pablo y los del Diario El Sol
le sacan la foto a los dos. A mí no me hacen eso porque tienen respeto por
el embarazo. 50

Unos minutos antes, en la casa del gremialista municipal Reinando “Bebé” Núñez
del Barrio La Tablada, una explosión de parecida magnitud arrancó virtualmente la
puerta de entrada y destruyó la cocina y el living. Los daños fueron cuantiosos,
pero Núñez y su familia no se encontraban en el lugar. Había decidido dormir con
su familia en otro lugar, al recibir un oportuno preaviso sobre el atentado contra su
vida y bienes.

50
Noemí de Jesús Perea de Yadón.

101
Yo estuve detenido antes del golpe, en 1974, cuando Isabel de Perón
estaba en la Presidencia. Pertenecía a un grupo de militantes peronistas; en
esos momentos yo militaba en la juventud Trabajadora Peronista, una de
las ramas del partido. Además, trabajaba en la municipalidad, y con los
muchachos queríamos ser la conducción del gremio por los trabajadores,
no por nosotros. En setiembre se realiza la elección, ganamos y nos
hicimos cargo en octubre. Yo era secretario adjunto (…) Claro, mientras en
el nivel nacional se producían grandes movimientos revolucionarios,
grandes acciones, en Catamarca no eran menos. En noviembre del '74
recibo una amenaza de papel, un escrito a máquina de la triple A: Alianza
Anticomunista Argentina, en el cual me decían que me iban a matar y no le
di la importancia que le tenía que dar en esos años. Yo salía a trabajar igual
y mi señora se quedaba con los nenes de 3 y 4 años. El 7 de noviembre
(tuve) otra amenaza. Esta vez una bomba destruyó mi casa, yo atiné a
sacar a mi familia.
(…) me presenté a la policía y me preguntaron si sospechaba de alguien,
les dije: sí, de ustedes. Me dijeron: de nosotros no pueden sospechar. Pero
nunca se investigó el caso. Yo le eché coraje, fuerza por mi juventud y de
igual manera participé de los actos del sindicato que en esos días se
celebraban. Ya el lunes 11 de noviembre me detuvieron y me pusieron a
disposición del Ejecutivo. La detención fue rápida sin decreto y en la cárcel
estuve casi dos años sin causa. En octubre del '76 me llevaron al penal
Sierra Chica (Buenos Aires). Estuve algunos meses y solicité salir del
país.51

Ese mismo 6 de noviembre la presidenta implantó el estado de sitio en todo el país


alegando que

51
- Reinando “Bebé” Núñez, gremialista, ex preso político.

102
Visto que las medidas adoptadas hasta el momento por el gobierno
nacional para que los elementos de la subversión depongan su actitud y se
integren a la reconstrucción nacional (…) lejos de hallar eco, se agravan
con las amenazas dirigidas, también ahora, contra niños en edad escolar, y
Considerando: Que es deber esencial del Estado Nacional Argentino
preservar la vida, la tranquilidad y el bienestar de todos los hogares;
Que ejerciendo la plenitud de su poder el Estado Nacional Argentino debe,
con toda energía, erradicar expresiones de una barbarie patológica que se
ha desatado como forma de un plan terrorista aleve y criminal contra la
Nación toda (…) Que la generalización de los ataques terroristas, que
repugnan a los sentimientos del pueblo argentino sin distinción alguna,
promueven la necesidad de ordenar todas las formas de defensa y de
represión contra nuevas y reiteradas manifestaciones de violencia que se
han consumado para impedir la realización de una Argentina potencia y de
una revolución en paz52.

Acompañaban a la presidenta con sus firmas los ministros Savino, Ivanissevich,


López Rega, Gómez Morales y Rocamora. El estado de sitio se prolongaría hasta
el 28 de octubre de 1983, día en el que se realizaron las elecciones en las que se
impuso el candidato radical Raúl Ricardo Alfonsín.
El Gobernador Mott intentó, con una declaración pública, contribuir a restaurar la
calma perdida luego de los atentados. Las palabras, además de inútiles, resultaron
insultantes para muchos de los amenazados que sospechaban sobre la
responsabilidad que tenían altos funcionarios de su gobierno en las acciones
terroristas. También Mott seguía enfrentando las constantes críticas de las 62
Organizaciones Peronistas y del saadismo que comenzaba a exigir su renuncia, al
juzgarlo demasiado débil para la situación.

52
Decreto de estado de sitio del 6/11/74.

103
Hechos que son de público conocimiento, me obligan en mi carácter de
gobernante a dirigirme a la opinión pública para formular reflexiones que
juzgo de vital importancia en la hora actual.
Agentes de la perturbación, prohijando la violencia, han turbado nuestra paz
provinciana con abominables actos de violencia que han tenido como
destinatarios hogares de nuestra gente, que cualquiera sea su ideología,
son respetables en nuestro medio.
Paralelamente a estos actos de abyecto terrorismo, los irresponsables que
nunca faltan, entretienen sus ocios y su infecundidad cívica para atribuir los
atentados a personas e instituciones respetables, para ejecutar bromas de
pésimo gusto, amenazando a personas y familias enteras (…)
Catamarca, como siempre, es excepción, aún dentro de un marco de
violencia generalizada organizada por quienes pretenden destruir el orden
institucional para sustituirlo por la anarquía que posibilite la satisfacción de
sus torpes apetitos (…)
Estimo que podemos confiar en la eficacia y valentía de nuestras fuerzas
policiales que han dado pruebas palmarias de servir al orden social y ser
celosas custodias de su imperio (…).
A costa de cualquier sacrificio, aseguraremos la vigencia de la ley, la
preservación del orden, el mantenimiento de un régimen de libertad y el
estado de felicidad que merecen todos los catamarqueños por tradición y
por derecho propio (…)53.

Los costos del sacrificio anunciado por Mott se hicieron sentir muy pronto en el
seno de la comunidad catamarqueña. El 11 de noviembre, por orden del Poder
Ejecutivo Nacional fueron detenidos los ciudadanos Luis Raúl González (dirigente
de la JP Regionales), Oscar Reinaldo Núñez (Juventud Trabajadora Peronista),
Joaquín Quiroga (integrante de la Comisión de Solidaridad con los guerrilleros del
PRR-ERP), Humberto Noé Costa, Hernán Miguel Colombo (dirigente de la JUP de
la UNCa.) y su hermano Raúl Erasmo Colombo (sin militancia conocida).

53
Diario La Unión de Catamarca, 9/11/74.

104
La detención de los mismos, según informaron en la delegación de la Policía
Federal se debía a la intención de “alejar por un tiempo del medio en el que
actúan, a las personas sospechosas de estar relacionadas con actividades
extremistas en el país”54:
El “sospechoso” Hernán Colombo estaba con sus padres cuando llegó al domicilio
familiar un grupo de oficiales jóvenes de la Policía Federal con la misión de
detenerlo por averiguación de antecedentes. Para su sorpresa lo trataron sin
violencia y antes de salir su madre le pidió que se llevara un pullover, Hernán, muy
confiado en que volvería a las pocas horas, le contestó que no hacía falta. Uno de
los oficiales, testigo de la conversación, le sugirió que mejor se llevara un abrigo.
Evidentemente el policía sabía que la detención duraría un largo rato.
Según Colombo, el gobernador tenía un serio problema de legitimidad y por ello se
alineó, sin vacilaciones, con la Nación en la búsqueda de los apoyos que a nivel
interno le faltaban.

No digo que [los del gobierno provincial] hayan sido de las Tres A, en
absoluto creo eso. Demuestran su inoperancia, de algún modo dicen los de
las Tres A son más fuertes que nosotros y no podemos contra ella. Había
una gran interna aquí, una interna del peronismo, del propio gobierno, entre
el sector CGT, el Ministro de Gobierno Toro. Él llega a decir que la Triple A
lo lleva a Tucumán y en un hotel le muestran un arsenal y le avisan que van
a intervenir en Catamarca. Lo dice públicamente eso está en el diario La
Unión de la época.
Mott tiene que poder decir yo reprimo, yo hago detenciones…estos son mis
presos, lo detenidos de Catamarca. ¿Se acuerdan lo que pasa para una
fiesta de la Virgen? Cómo son las detenciones de Schaeffer y todo el grupo
ese, que hacen creer que hay un complot que van a envenenar las aguas…
y ocurrió que en la procesión se cayó un cartel y creo que falleció una viejita
de un paro cardíaco y la gente huyó despavorida…eso se arma para
justificar las detenciones de Roberto Schaeffer, de Apud que era Director de

54
Diario La Unión de Catamarca, 11/11/74.

105
Agua potable… él era el que iba a envenenar las aguas… del Pelado
Gómez, de la mujer del Pelado Gómez…Crean toda una cosa para
aparecer como que el gobierno cuidaba la seguridad de los
catamarqueños… y en realidad era para tener apoyo de la nación en la
fuerte interna que tenían.
[los diputados y gremialistas] Isauro Molina y Scolamieri, por ejemplo,
estaban muy enfrentados con Toro. Toro hizo toda una jugada para ser
rector de la universidad. Nosotros lo denunciamos con el petiso De La Vega
en una asamblea en la universidad. Un día cae Julio Marcolli con unos
volantes pegándole a Chiara, y yo lo paro y le digo ¿quién te ha dado esto?
No la JP y pumpumpum (sic) vos repartí. Nos juntamos y nos damos cuenta
que eran cosas de Toro (…) Nosotros nos reunimos con Chiara en la casa
de Edgardo González, estábamos todos. Arce por los no docentes, De La
Vega, y le mostramos el volante. Le dijimos que era cierto lo que decía el
volante pero que nosotros no negociamos el rector de la universidad y ahí
negociamos con Chiara cambios importantes. Luego hicimos una gran
asamblea, llenamos el Aula Magna, mostramos el volante y el resultado de
nuestra negociación…y acusamos las intenciones de Toro. De ahí ya
tuvimos buena relación con Chiara.55

El 12 de noviembre, entre las ocho y las nueve de la mañana, se realizó un


ruidoso operativo conjunto de la policía provincial, policía federal y el ejército en la
oficina de Prensa y Difusión del Ministerio de Bienestar Social. El objetivo era
detener a la militante de la JP Regionales Lila Macedo, quien se convirtió ese día
en la primera presa política de Catamarca. Ella era otra de los jóvenes “culpables”
de visitar frecuentemente a los guerrilleros hacinados en una construcción precaria
e insalubre de la Cárcel provincial.

55
Hernán Colombo, ex militante de la JUP de Catamarca, ex preso político.

106
¡Se vienen los subversivos! o la construcción del clima de
terror…

A comienzos del mes de diciembre de 1974, los matutinos locales anunciaron la


detección de un “amplio plan subversivo” para atentar contra las vidas del jefe del
RIA 17 y de un Teniente Primero de esa guarnición. Los motivos no eran
mencionados explícitamente aún cuando, según la noticia, el asesinato selectivo
de estos militares era el objetivo principal de la organización desbaratada en la
provincia de Tucumán.

El allanamiento del domicilio de un ex soldado del Regimiento 17 (…)


permitió frustrar un plan terrorista destinado a asesinar al jefe de dicha
guarnición, Coronel Humberto Eduardo Cubas.
El operativo se realizó en la capital tucumana y fue realizado por fuerzas
conjuntas del ejército y de la Policía Federal y Provincial. En su casa,
supuestamente, se habrían encontrado documentos comprometedores que
contenían el esquema de un plan para atentar contra la vida de Cubas y del
Teniente Acosta, jefe de la Compañía “B”. En la requisa se habrían
encontrado armas de guerra, panfletos y libros de “la organización
extremista declarada ilegal”.
Otro de los hallazgos sobresalientes sería una cantidad cercana al medio
kilogramo de cocaína pura, envuelta en forma de ravioles, lo que probaría
que los elementos insurgentes se drogan para darse coraje en sus actos de
terrorismo. También se encontró explosivos, mechas y detonadores,
granadas de guerra y pistolas 4556.

Esta noticia fue, para muchos, prueba de la consistencia de los relatos que
advertían sobre nuevos atentados terroristas en Catamarca.
Un rumor persistente sobre el episodio de la masacre de Capilla del Rosario,
contribuyó a llenar los vacíos dejados en la información periodística. Según este

56
Diario El Sol de Catamarca, 1/12/74.

107
rumor, la supuesta elección de Cubas y Acosta se debía a que estos habían
cumplido un rol protagónico en la ejecución de los guerrilleros, luego del
enfrentamiento y de su rendición. Por lo tanto, era plausible políticamente que la
venganza se dirigiera contra ellos. Estos indicios de “otra verdad”, que se
intentaba omitir en la noticia, surgían en las entrelineas del relato periodístico.
Al “descubrimiento” de la existencia de un plan para ejecutar a dos personas, que
podía ser leído en clave de confrontación militar (un ejército ultimando a efectivos
enemigos) le siguió una nueva versión periodística, que no impugnaba a la
anterior, sino que la complementaba. En este relato, el acto “terrorista” no sólo era
acotado y ejemplificador, sino que el PRT-ERP buscaba mucho más. Su intención
era hacer pagar a toda la comunidad por su responsabilidad en la derrota. El día
elegido para ese magnicidio simbolizaba al “sentir tradicional”: la Procesión de la
Virgen del Valle y los autores del plan eran, justamente, catamarqueños
contaminados por ideas, valores y vicios extraños a nuestro modo de vida. Tal
cual se infiere en la constitución del par relacional armas/drogas recurrente en las
noticias políticas de este periodo.

El complot estaba dirigido contra el Gobernador Mott y formaba parte de “un


amplio plan insurgente”. La Policía Federal y la Policía Provincial realizaron
allanamientos en la ciudad capital y se descubre “documentación
comprometedora” con la fecha planificada para el atentado: el último día de
la Procesión de la Virgen del Valle. Son detenidos numerosos ciudadanos,
entre ellos, los propietarios de “Harlem” que era un pub de moda, en ese
local se incauta armas y drogas57.

Según indicó la versión oficial (replicada por la prensa sin una mínima
consideración crítica) estos subversivos, enmascarados en la comunidad
catamarqueña, pretendían actuar con un grado de espectacularidad
cinematográfica,

57
Diario El Sol de Catamarca, 6/12/74.

108
En una conferencia de prensa conjunta, el comisario federal Norberto
Sermo Galmarini y el comisario Juan Scaraviú58 ratificaron los
“trascendidos” sobre la tentativa de asesinato de Mott. Según los comisarios
para “distraer” a la policía, la intención era hacer volar y demoler el Hogar
del Peregrino, la Gruta de la Virgen del Valle, el acceso a Tres Puentes y el
Monumento de Felipe Varela. En los procedimientos se secuestraron de 50
a 60 kilos de explosivos y 2 kilos de cocaína de máxima pureza59.

El “trascendido”60 (alimentado y resignificado durante meses) era ahora ratificado y


materializado por la investigación policial. Que descubría, además, una nueva
intención (y quizás no la última) por parte de los guerrilleros. Ellos intentaban dejar
huella de su paso en el paisaje urbano. Los objetivos a destruir fueron
seleccionados en función del valor que estos tenían para la comunidad: la
residencia por excelencia de los fieles pobres (el Hogar del Peregrino) el lugar que
dio origen al culto mariano (la Gruta) un nexo de comunicación vital para el Valle
Central (el acceso a Tres Puentes) y la rotonda en donde descansaban los restos
de un hombre político local, recientemente convertido en prócer (el Monumento a
Felipe Varela).
Si los hechos de agosto “tomaron por sorpresa” a la policía local, el conocimiento
con anticipación del plan “subversivo” ofreció la oportunidad para mostrar que, en
esta ocasión, la intención era operar en coordinación con el ejército argentino.
Con las cercanías de la Fiesta de la Virgen del Valle, el flujo de visitantes aumentó
considerablemente y la atención vigilante de las Fuerzas de Seguridad sobre un
determinado perfil de “afueranos”61 era destacada por los diarios locales,

58
http://www.pajarorojo.info/2012/04/el-japones-martinez.html El comisario Eleazar Skarabiuk es
mencionado en el testimonio del represor “japonés” Martínez como integrante de las “patotas” de la Policía
Federal en Mar del Plata, durante la Dictadura.
59
- Diario El Sol de Catamarca, 6/12/74
60
- Los trascendidos se utilizan en las redacciones periodísticas para dar cuenta de especulaciones y rumores
que se publican sin firma de autor y sin respetar las normas básicas de cualquier código de ética (veracidad,
precisión, objetividad e identificación de fuentes).
61
- El término “afuerano” se utiliza en Catamarca para designar a las personas que resultan extrañas al lugar.
No implica necesariamente que sean turistas, son más bien “rostros extraños”.

109
Como parte de las medidas de seguridad se adelantó una hora la procesión (se
decidió iniciarla a las 18 hs) y el Gobernador sólo asistió a la misa matutina y
estaba previsto que esperara a la imagen de la Virgen en el atrio de la Catedral,
junto a las otras autoridades de la provincia.
El 7 de diciembre, un operativo del ejército y la policía provincial en las márgenes
del río Ongolí detuvo a los ocupantes de dos colectivos procedentes de Mendoza.
Estos fueron trasladados bajo fuerte custodia a la Dirección de Investigaciones. La
falsa alarma se produjo porque sus pasajeros eran jóvenes y varones. Pronto se
descubrió que participaban en viaje de fin de curso de la escuela de suboficiales
de la policía mendocina. (Diario El Sol de Catamarca, viernes 6 de diciembre de
1974).
En el segundo semestre de 1974, la prensa tomó registro de las acciones de
violencia política más importantes. Aquello que estaba integrado a la cotidianeidad
ya no era considerado noticia y en la constitución de estos nuevos sentidos de lo
“normal”, aparecía el “terror” como una sensación que atravesaba diariamente la
existencia de los catamarqueños. “Iban a poner una bomba en la procesión. Eso
decían todos, que los guerrilleros iban a poner una bomba. Pero la procesión no
se suspendió. Se hizo igual. Aún con todas las advertencias. Sí, se hizo igual”,
rememora L.T, jubilada.
El anciano, suboficial retirado de la Policía de Catamarca, se sorprende por la
pregunta sobre los motivos que impulsaron a las autoridades eclesiales y del
Estado provincial a no suspender la Procesión de Diciembre de 1974, ya que
nunca consideró a sus recuerdos como “importantes”. Duda unos momentos y
dice,

La Procesión de la Virgen no se podía suspender. Era como darles la razón


a quienes buscaban cambiarnos el modo de vida. Ahora los presentan casi
como héroes, pero eran anticristianos. No eran chicos buenos. Si llegaban a
tomar el Regimiento, aquí había una masacre. La intención era copar toda
la ciudad. Para que vea, tenían planificado hacer volar el dique El Jumeal.
Eso no se cuenta ahora, pero mire que lo que pasó fue por culpa de ellos.

110
La gente no le tenía miedo a la policía o al ejército, ¡No, eso es mentira!, la
gente tenía miedo de que los terroristas metieran una bomba. Ellos eran
capaces de eso, no la policía o el ejército. Claro, eso no es lo que usted
quiere escuchar62.

Así, con terror a lo que probablemente ocurriría, comenzó la Procesión del 8 de


diciembre de 1974. Para quienes marchaban, la centenaria experiencia
compartida de acudir al llamado de lo sagrado, en un trayecto de tregua a las
pasiones políticas, hermanando a pobres y ricos y que dotaba de un sentido pleno
a la vida en comunidad, sólo podía ser mancillada por quienes se valían de la
violencia para desestructurar los lazos que nos hacían parte de un mismo pueblo.

La violencia se ha enseñoreado en muchos ambientes de la comunidad


nacional y existe como una epidemia de la violencia y del miedo, que en
determinados momentos hace presa a pequeños y grandes grupos en todo
el territorio de la nación (…) Ningún extremismo es apto para la convivencia
de una comunidad. Sea de izquierda o sea de derecha. Los extremismos se
sitúan en un plano que lleva necesariamente a los enfrentamientos que
desembocan en la violencia (…) Sabemos que varias personas están
detenidas en la cárcel local y que nuevas detenciones han aumentado el
número de quienes permanecen privados de su libertad. Pero los días
pasan y esas personas no saben a ciencia cierta cuál será su suerte, pues
no se les ha dado oportunidad de aclarar su situación (…) En un ambiente
reducido como el nuestro, casi todos nos conocemos y siempre en
Catamarca se ha impuesto como norma de convivencia cierta saber
hogareño, que ha dado una característica especial a nuestra bonhomía
provinciana. Por eso creemos que está demás cierto despliegue bélico tan
ajeno a las costumbres provincianas. Cuando aquí se intentó un operativo

62
- C.V., 74 años, policía retirado.

111
de violencia, la gente había venido fuera de la provincia y los
catamarqueños no habían participado en ese intento de copar la ciudad 63.

63
- Diario La Unión de Catamarca, 7/12/74.

112
La minucia que generó la tragedia

El relato no puede ser abreviado, ni interrumpido. Es una explicación con precisión


de relojería, que lo incluye todo. A cada movimiento, un efecto. A cada hecho, su
consecuencia. Cualquier contingencia o duda queda abolida en la argumentación
periodística que explica el todo a partir de una secuenciación perfecta de
momentos (o fotogramas, si esto fuera una película). En términos literarios se
desarrolla una continuidad efecto “bola de nieve”, que se utiliza frecuentemente en
los dibujos animados y en las comedias de chascos. Pero aquí sucede la tragedia.
El jefe de policía Anello, a las 20 hs de ese día, reprodujo la versión oficial de los
hechos,

Todo se originó cuando efectivos policiales y público de circunstancia


detectaron la presencia de un carterista sobre la calle Rivadavia, derivando
de allí un forcejeo, en el curso del cual se le cayó al delincuente una botella
que se rompió con cierto ruido. Simultáneamente a ello, en la esquina de
San Martín y Sarmiento, a raíz del apretujamiento de los participantes de la
procesión se cayó uno de los carteles indicadores del tránsito instalado en
una esquina, ocasionando empellones dentro del que perdió el equilibrio un
vendedor ambulante de globos que se encontraba cerca del lugar. En esa
emergencia por las presiones reventaron algunos globos, lo que concurrió a
producir la desgraciada confusión aparejando la aflicción del público que
lamentablemente fue a mayores hasta convertirse en desordenada
estampida. El pánico siguió ganando nuevos sectores de la gran
aglomeración, cuando se fueron produciendo las sucesivas roturas de
múltiples vidrieras de establecimientos existentes alrededor de la plaza. El
primero que resultó afectado con todas sus vidrieras rotas fue el Cine
Teatro Catamarca, al que siguieron en forma alternada, los del Bar
Americano, el Richmond, Restaurant La Huella, que en esos momentos
albergaba subida cantidad de personas64.

64
- Diario El Sol de Catamarca, 9/12/74.

113
Según Anello, la “multitud despavorida” escuchó, en el estallido de globos, a “la
bomba” y se desencadenó la “histeria colectiva” largamente contenida, señala el
diario, convirtiéndose en observador y relator de una obra que había profetizado
en días anteriores. Se omite mencionar siquiera la posible responsabilidad del
medio informativo a este ánimo aterrorizado de los devotos, pues se estaba ante
“Un confuso episodio (…) por causas que no pudieron determinarse con precisión,
aunque a de estar de la mayoría de los testigos ubicados en el lugar donde se
iniciara el desorden, todo fue fruto de la acción de un punguista” 65. Entonces, el
estado de “psicosis” (que se evita recordar en el artículo, fue alimentado por una
sucesión ininterrumpida de titulares alarmantes y de trascendidos en las primeras
planas) considera La Unión es lo que produce la tragedia.

Entre el ulular de las sirenas de las ambulancias, trasladando a las


personas accidentadas, el ajetreo de las fuerzas de seguridad, tratando de
controlar el desborde humano, el llanto desgarrante de la gente herida y de
quienes habían perdido a sus familiares, la columna portadora de la imagen
de la Virgen del Valle se rehízo y pudo terminar la vuelta a la plaza principal
de Catamarca.
Pero esta máxima fiesta de la colectividad cristiana local, ya estaba
ensombrecida por el dolor de decenas de fieles heridos y la psicosis de
incertidumbre y miedo de miles de personas que encuentran injustificado el
clima de tensión que vive la comunidad y que al final de cuentas resulta
motivo desencadenante del suceso66.

“Se rehízo”, esta expresión demuestra la victoria de lo sagrado sobre lo profano.


La fuerza de la fe sobre lo laico. Inhiesta, a través de la violencia política que se
ensañaba sobre cuerpos y espíritus, la Virgen siguió su camino. Se contaron
aproximadamente 48 heridos graves, dos de ellos quedaron comatosos, seis niños

65
- Diario La Unión de Catamarca, 9/12/74.
66
- Diario El Sol de Catamarca, 9/12/74.

114
se extraviaron y la primera muerte confirmada fue la de una humilde mujer de 70
años67. En la División de Investigaciones de la policía provincial quedaron
depositados cientos de objetos perdidos (zapatos, carteras, cintos, etc.).
En la confusión reinante “un manto de terror eclipsó la fiesta magna de la Virgen,
la fiesta de los humildes (…) Bastó una chispa para que detonara el temor con que
nuestra comunidad vive este momento de nuestra historia (…)”. Alguien debía ser
responsabilizado. No por el atentado explosivo inexistente, sino por la “psicosis
colectiva”, pues era “el momento de reflexionar sobre cuánta culpa tienen de estos
hechos quienes hacen apología de la violencia de la guerrilla y de la defensa de
los seres inadaptados que siguen protegiendo a sus pares para que el caos sea
total”68.

Cuando se está pidiendo paz, unión y consideración para salir de esta


encrucijada en que nos encontramos, actos como los acontecidos ayer, nos
colocan ante un verdadero sentimiento de congoja y meditación (…) Queda
la duda si no era conveniente suspender la procesión como se pensaba con
anticipación, ya que era indudable que el clima de temor estaba latente en
los espíritus.69

La versión oficial de los hechos, transmitida con distintos tonos en El Sol y La


Unión, diagnosticó al episodio como un ejemplo de “psicosis colectiva” inducida
por los enemigos de la sociedad. La imposibilidad demostrada por los
catamarqueños para reflexionar sobre la veracidad de los rumores que circulaban
en los días previos a la procesión, es atribuida a los “terroristas” (quienes
protegían a los guerrilleros eran, también, subversivos ideológicos). Entonces, el
esfuerzo de la justicia debía centrarse en castigar a los autores de esta escalada
del caos y del temor.

67
- Uno de los heridos murió a los pocos días, pero este hecho no es rememorado en la mayoría de los relatos
orales recopilados en esta investigación.
68
- Diario El Sol de Catamarca, 9/12/74.
69
- Ídem a la anterior.

115
Raras coincidencias

Otra versión, que no encontró el abrigo de los medios de comunicación en


diciembre de 1974, comenzó a circular casi inmediatamente, según se expresó en
algunos testimonios. En estos relatos parcialmente discordantes con los
publicados en los diarios, si bien se sostenía que las causas de la tragedia debían
buscarse en una conspiración, se identificaba como responsables de lo sucedido a
funcionarios del propio gobierno de Catamarca.
El Comisario retirado (pasado a disponibilidad por insubordinación en 1975) se
negaba a ser entrevistado personalmente, pero aun negando, no podía evitar el
impulso de rememorar. Con cada llamado telefónico, en el que se le solicitaba un
encuentro, se realizaban algunas preguntas puntuales que respondía
extensamente.

Se aprovechó la situación de la interna en la misma policía de la provincia.


Había bandos a favor y en contra del Gobernador y de la Plana Mayor que
estaba desde el 73. Todos querían descubrir a sus propios subversivos, le
caen con el complot al Gobernador, le sirve a él para sacarse de encima a
los políticos y a gente que le molestaba. Si usted observa la lista de
detenidos, encuentra de todo, pero sobre todo [sic] a zurdos reconocidos
que le venían haciendo la vida imposible con sus denuncias70.

Una testigo “in sittu” de lo sucedido en la procesión (practicante católica y


hermana de un detenido político, a disposición del P.E.N en noviembre de 1974)
dice, con enojo todavía hoy:

Yo había ido a la procesión como todos los años, no tenía miedo, pero el
Gobernador había hecho correr la versión de que los subversivos
preparaban un atentado. O sea que la gente esperaba que pase algo. A mí
no me lo contaron, y lo vi. Al cartel lo tiraron a propósito, todo estaba

70
- C.V, policía retirado, 74 años.

116
planificado. Al lado mío, un policía que yo conocía se puso a gritar, ¡Se
vienen los subversivos!, intenté hacerlo callar porque sabía lo que podía
pasar, pero otro también…ahí, bien cerca gritaba lo mismo, ¡Se vienen los
subversivos!, y por supuesto, se produjo una corrida colectiva de gente que
intentaba salvarse”71.

En este relato reaparece (continuidad entre las rupturas, que destacamos en las
distintas versiones) la noción del mecanismo de precisión para explicar cómo
sucedió la tragedia. Lo vivido no podía ser producto de la fatalidad. “Algo” y
“alguien”, diseñó un plan para crear terror y para poder manipular a su favor,
luego, los efectos.
Quienes sostienen que el Gobierno fue responsable de la tragedia recuerdan que,
para la administración Mott, los hechos de Capilla del Rosario se entrelazaron con
una serie de conflictos con sectores del peronismo local. Los grupos internos
identificados con el Senador Vicente L. Saadi, parte de la J.P y del sindicalismo
catamarqueño, por motivos distintos llegaron a reclamar la renuncia al
Gobernador. Algunos por su “ineficacia” en la gestión y otros aduciendo su
aparente “simpatía” con la guerrilla.

No puedo decir que el gobernador tuviera que ver. Más bien lo pasaban por
encima. Toro [el Ministro de Gobierno] tal vez sí, él era capaz de cualquier
cosa. Pero habían insistido tanto con que querían matar al gobernador, que
algo tenía que pasar para que la gente dijera ¿vieron? era cierto. Todo
estaba armado, pero quién iba a decir algo en eso días72.

En suma, los rumores de distinta índole coincidieron en señalar a los hechos


trágicos de Capilla del Rosario como motivadores de esta tragedia. Lo apenas
oculto en la falsedad de la versión oficial sobre las muertes de los guerrilleros,
volvía como castigo a la sociedad toda. En ese contexto, muchos catamarqueños

71
- M.D, docente jubilada, 67 años.
72
- C.V, policía retirado, 74 años.

117
consideraban que el intento de copamiento no podía ser un acto aislado, sino que
debía tener su necesaria continuidad violenta. Los temores y ansiedades
derivados de este análisis, fueron utilizados por el Estado para fortalecer su
posición. Al mismo tiempo, se posibilitó la estigmatización de un grupo en
particular de opositores ligados a la izquierda orgánica e inorgánica local.
Según la policía, la tragedia fue generada por un hecho accidental y luego de los
lamentos oficiales por las víctimas mortales y los heridos, el hecho desapareció de
las noticias. No tenemos constancia, tampoco, de la instrucción de una causa
judicial en el Fuero Federal. Sin embargo, los comentarios contrastantes sobre los
motivos y beneficiarios de lo ocurrido en el 8 de diciembre de 1974 siguieron
circulando en la comunidad.
En abril de 1975, pocos días antes de una nueva Festividad Mariana, el Diario La
Unión advirtió sobre la posibilidad de que se intentara otra campaña para crear
temor. Esta vez, en la Fiesta de “los ricos”:

...Cuando se realizaban las Festividades de la Virgen (…) en el mes de


diciembre pasado, comenzó una especie de campaña de atemorización de
la gente (…) La gente que piensa y reflexiona, que justamente es la mínima
parte del pueblo, no creyó en este engendro que resultaba demasiado
inverosímil justamente por las circunstancias que lo rodeaban. Pero la
generalidad de las personas que sólo se dejan llevar por el instinto de
conservación, sin reparar en otras motivaciones, entraron en una psicosis
de temor colectivo que anula todo razonamiento (…) Y ahora que estamos
nuevamente en las Fiestas Marianas, vuelven a ponerse en el tapete los
atentados y los copamientos… Resulta algo sintomático este quehacer
“guerrillero”, que a lo mejor lo ignoran por completo estos “comandos” de
este movimiento declarado ilegal. Posiblemente hay otro “comando” que
urde tales patrañas para sembrar la confusión y la intranquilidad entre los
devotos de la Virgen del Valle, justamente ahora que llegan miles de
peregrinos a cumplir con un imperativo de su gratitud (…) no deja de llamar
la atención la manera como se “inflan” estas patrañas desde ciertos ángulos

118
completamente ajenos al ser catamarqueño (…) Las consecuencias
lamentables que provocó (sic) el miedo y el temor colectivos en la última
procesión de la Virgen, parecen que quieren repetirlas estos intentos
destinados a propagar el desconcierto. Pero ya nadie cree en estos
atentados pre-fabricados, porque resultan demasiado infantiles e ingenuos
(…)
No hay peor enemigo que la desconfianza mutua y entre los catamarqueños
nos une algo que llevamos muy adentro, que es la devoción a la Virgen del
Valle, pues con ello cumplimos una exigencia de nuestra conciencia de
cristianos y un imperativo histórico que nos legara la tradición de tres
centurias de vida Mariana (…) Junto a su trono nada nos podrá acontecer,
porque pensar lo contrario sería ofender su nunca desmentida protección73.

En esta ocasión, el diario no sólo da por hecho que lo ocurrido en diciembre del 74
había sido inducido, si no que advierte acerca de la repetición del mecanismo.
El mensaje de la iglesia católica, a través del órgano periodístico del Obispado,
era contundente en desacreditar cualquier versión sobre la existencia de un plan
subversivo. “Patrañas” generadas, además, desde la propia comunidad
catamarqueña. A décadas de distancia, los destinatarios implícitos de esta
advertencia de La Unión (y por lo tanto, de la propia Curia), surgen del análisis del
contexto histórico. No se temía a la acción de la minúscula izquierda
catamarqueña, sino a lo pergeñado posiblemente por hombres de la derecha
católica y peronista: el empresario Tomás Álvarez Saavedra y el ex Ministro de
Gobierno Alberto del Valle Toro.
A comienzos de 1975, la línea editorial de El Sol era de oposición sistemática a
Mott (quien, en ese año, le quitaría la concesión del Casino Provincial al Gallego
Álvarez Saavedra) y, según se pensaba, otra tragedia apuraría la intervención
federal.
Debilitado por las críticas permanentes de dirigentes del propio peronismo, Alberto
del Valle Toro presentó la renuncia solicitada a su cargo en diciembre de 1974 y

73
- Diario La Unión de Catamarca, 17/04/75.

119
con la creación de la línea interna “Movimiento del 45”, se convirtió en uno de los
opositores más activos contra la gestión de la que había formado parte hasta esa
fecha. Sus ostensibles vínculos con López Rega (denunciados por la J.P), los
elogios que recibió desde El Sol a su “ortodoxia” ideológica y el aparente amparo
que había concedido al Comando de Organización catamarqueño durante su
actuación como ministro, pronto alimentaron los trascendidos sobre la existencia
de algún plan, pensado por sus adeptos, para crear zozobra en Catamarca.
En otra nota editorial, sin nombrarlos, La Unión advertía que el 8 de diciembre

Ya había un clima de desconfianza (…) No es difícil que a esta hora estén


empeñados en el mismo propósito esas pocas personas, cuyo odio al culto
a la Virgen María, se ha puesto de manifiesto (…) Se conocen algunos
artículos que fácilmente pueden ocultarse, porque se trata de pequeños
elementos que producen leves explosiones (…) Algo de esto se usó en
aquella circunstancia y la gente que ya estaba con cierto temor por
versiones que imprudentemente se hicieron correr y debido a la manía de
las multitudes de ponerse a salvo, sin averiguarse de qué se trataba, se
produjeron escenas que todos hemos lamentado. (…) cada devoto de la
Virgen del Valle debe constituirse en un custodio celoso del orden y la
tranquilidad en la procesión y no dejarse llevar del miedo y la inquietud (…)
Ayer a la mañana estuvo frente al Santuario un ejército pacífico de jóvenes
que llegaron para decirle su ¡Presente! a la Virgen del Valle (…) La valentía
también es una virtud cristiana y sobre todo cuando se trata de defender el
honor de la propia Madre.
Nunca nos debemos sentir más seguros y tranquilos como cuando nos
refugiamos a la sombra del manto de María; y (…) jamás podemos permitir
que se ofenda y se moleste una devoción que está encarnada con el mismo
ser catamarqueño74.

74
- Diario La Unión de Catamarca, 19/04/75.

120
A pesar de las prevenciones publicadas en el diario, la procesión de abril de 1975
se realizó sin ningún inconveniente. Los creyentes marcharon “seguros y
tranquilos”, dando muestras de su fe y confianza en la Virgen María.
Con la repetición sin conflictos del rito centenario, la Iglesia Católica obturó
parcialmente la rememoración de la tragedia reciente, que solo podía hacerse
desde una reflexión política. Lo ocurrido en diciembre de 1974 para su vocero
periodístico (La Unión) era a la consecuencia de una manipulación de los rumores,
o de una conspiración o de un clima de terror inducido. Por lo tanto, el hecho no
podía ser incluido, sin costos, en la narración “providencialista” 75 que daba cuenta
de los milagros marianos en Catamarca.
La tragedia fue condenada al olvido. Sin instituciones, ni actores políticos que se
propusieran activamente integrarla en sus memorias particulares, las posibilidades
de incorporación a la memoria colectiva fueron canceladas. En la Catedral Basílica
un sacerdote de mediana edad (estudiante de un colegio católico en el momento
de la procesión) nos sugiere que “averigüen sobre quienes formaban parte de la
Triple A en Catamarca” y luego evade seguir hablando del tema.
En diciembre de 1975, a un año justo de la tragedia, las notas conmemorativas de
este hecho en la prensa local estuvieron significativamente ausentes. Tampoco se
encuentra una mención siquiera a los muertos y a los heridos, en las
transcripciones periodísticas de la Homilía del Obispo Torres Farías. Desde
entonces y hasta la realización de nuestra investigación, no hemos localizado
ningún informe periodístico, crónica personal o investigación de historia local que
recupere para el conocimiento y la discusión colectiva lo ocurrido en la Procesión
de diciembre de 1974.76 El hecho está prácticamente “borrado”. Aún ahora, en un
clima social y político favorable para la recuperación de los indicios sobre lo
ocurrido en la década de los 70.
¿Por qué este hecho dramático no encuentra su lugar en el relato providencial de
la Iglesia Católica catamarqueña?, ¿Qué parte de lo ocurrido no puede ser

75
- Nos referimos a la seguridad de la presencia de la Divina Providencia, que es el término teológico con el
que se narra la intervención activa de Dios en socorro de los hombres.
76
- En el transcurso de anteriores trabajos, ninguno de nuestros entrevistados mencionó en forma espontanea
a la Procesión de la Virgen de 1974 como parte de la cronología de la violencia política local.

121
expuesto como demostración de la intervención milagrosa de la Virgen para evitar
daños mayores? ¿Acaso será que es demasiado político, demasiado reciente,
para ser incluido en la historia popular de la Virgen del Valle? Una iglesia que
muestra en el hecho más nimio la presencia de lo divino, deja de mencionar la
procesión de 1974, apenas dos años después. O justamente por eso, porque son
otros tiempos, los posteriores al Golpe de Estado de 1976. Aventuramos como
hipótesis: la Iglesia de Catamarca, por medio de La Unión, transmitió su opinión
respecto de lo ocurrido en diciembre del 74 y colocó el acontecimiento en el
ámbito político, estrictamente terrenal, al que ella misma se incorporó como
contendiente, para proteger su mayor poder: la fe en la Virgen del Valle que
casualmente en 1974 había sido declarada Patrona Nacional del Turismo.
Nadie reclama la sangre derramada. Ni los grupos considerados afectados
“directos” por el Terrorismo de Estado, ni los “revisionistas” de la derecha política e
historiográfica, que podrían, quizás, mostrarlo como prueba del temor que la
comunidad vivía en “los tiempos de la subversión”: Tampoco las organizaciones
políticas que se identifican como herederas de las estigmatizadas y perseguidas
en los años setentas. Reconvocar la memoria de este hecho, en un contexto
demarcado, principalmente, por el uso de los testimonios como prueba de delitos
de lesa humanidad, resulta, aparentemente, de escasa utilidad.
El episodio aparece “enterrado” y extremadamente fragmentado en una sucesión
de voces silenciadas, que se sorprenden al ser consultadas sobre el mismo.
Lo desean olvidado o minimizado la Iglesia Católica, la prensa local y los políticos
que manipularon los rumores para justificar los actos de represión contra los
supuestos colaboradores de la guerrilla.

122
El rastro de los asesinos

El nombre de la Concentración Nacional Universitaria (CNU) se escuchó


frecuentemente en los testimonios realizados durante los juicios por la Verdad
realizados, desde el año 2000, en el Tribunal Oral Federal de Mar del Plata. Estos
juicios tenían un alcance limitado: esclarecer el destino de las personas
desaparecidas después del 24 de marzo del 76 pero era una forma para seguir
luchando contra la impunidad de los represores asegurada, en ese entonces, por
la vigencia de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. En esas jornadas se
reunieron innumerables pruebas que, luego de la derogación de dichas leyes en
2003, nutrieron acciones penales que terminaron en condenas, están en pleno
juicio oral o se hallan hoy en instrucción.
En el marco del Juicio por la Verdad surgió la evidencia de que algunos
integrantes de la CNU actuaron en la represión posterior al golpe de Estado del 24
de marzo del ’76. Pero se advirtió que la CNU también nutrió a los grupos
parapoliciales que, durante el gobierno de Isabel Martínez de Perón, habían
participado del plan de exterminio de la militancia de izquierda. La justicia tipificó a
estos delitos cometidos antes del golpe como de lesa humanidad, con lo cual se
inició la investigación de una serie de homicidios ocurrida en Mar del Plata entre
1975 y 1976.
En la resolución final del Tribunal de Mar del Plata en abril del 2008 se dio por
sentadas las siguientes circunstancias: varios integrantes de la CNU y personas
relacionadas a esa agrupación se instalaron en estructuras del Estado
(Universidad Provincial de Mar del Plata y Fiscalía Federal) desde donde
persiguieron y asesinaron a su opositores políticos. En función de ello se
vincularon con sectores del aparato sindical, Fuerzas Armadas y las Fuerzas de
Seguridad, que también integraron la estructura represiva para la ejecución de
aquella política de Estado. Este acuerdo delictivo formó parte de un ataque
sistemático contra una parte de la población civil llevado a cabo de conformidad
con una política del Estado. La CNU no era una banda aislada sino que se integró
al accionar represivo sistemático a nivel nacional, articulando su actuación con la

123
Triple A y otras organizaciones similares, como fue el Comando Libertadores de
América de Córdoba.
Esta vinculación entre la CNU y las FFAA fue confirmado por un informe secreto
de la Prefectura Naval Argentina, incorporado como prueba documental a la
causa. En el Bibliorato N° 95 titulado "Plan de Colección de Informaciones.
Placintara 1975. Prefectura Mar del Plata, Sección Informaciones", puede leerse,

El GADA 601, que siempre mantuvo hermetismo respecto de sus


operativos, no cuenta con personal capacitado en inteligencia, en la medida
en que las circunstancias lo aconsejan, en un primer momento de esta
guerra, se valió de personas civiles que militaban en la CONCENTRACIÓN
NACIONAL UNIVERSITARIA que llegaron a actuar con total impunidad en
la ciudad.

En la resolución del Tribunal Oral se recuperó parte del testimonio prestado ante la
Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas por el integrante de la CNU
Orestes Estanislao Vaello. En su declaración, Vaello relató que a partir de 1974 y
1975 se integró como “agente de penetración” al Batallón de Inteligencia 601 en la
ciudad de Córdoba.
A partir del 20 de diciembre de 1975, en la sede Bernal de dicho Batallón, se
conforma un grupo operativo llamado de "interfuerzas", afectándose a dicho grupo
a personal de Gendarmería, Prefectura, Policía de Provincia de Buenos Aires y
Policía Federal. A Vaello se le encargó tomar contacto con los grupos de extrema
derecha civiles pertenecientes a la C.N.U. por su militancia en dicha organización
y en organizaciones similares, como el movimiento nacionalista "Tacuara". Por
orden del Cnel. Arias Duval, se conectó con Miguel Ángel Tarquini, Coordinador
General de Prensa y Difusión del Ministerio de Bienestar Social de la Nación, y
Jefe de la Zona Sur del C.N.U., con vínculos con Aníbal Gordon y la Triple A.
Según Vaello a Tarquini le correspondió acordar con los jefes del Ejército para que
los integrantes de la C.N.U. dependieran operacionalmente del Batallón de
Inteligencia. Gracias a ese pacto a los paramilitares de la CNU se les tomaron

124
datos filiatorios completos, se les provee de credenciales y armamento, aunque
Vaello aclara que el "C.N.U. contaba por su parte con armas, entre ellas
ametralladoras con silenciador marca Starling, que habían comprado a través del
Ministerio de Bienestar Social en época de López Rega".
Sin embargo, la familia de Tarquini siempre ha puesto en duda la pertenencia del
mismo a la Triple A. Lo que es innegable son sus vínculos, desde muy joven, con
la derecha peronista. Tarquini, desde el cargo de jefe de redacción, fue el
responsable de otorgarle cierto carácter profesional en su edición y diseño a las
primeras ediciones de la revista “El Caudillo de la Tercera Posición” y contrató a
los principales redactores, tarea para la cual el director Felipe Romeo no tenía
ninguna experiencia. El Caudillo se solventaba con las arcas del Ministerio de
Bienestar Social y se caracterizó por utilizar un lenguaje desembozadamente
homofóbico y xenófobo para atacar a los “infiltrados” dentro del peronismo. Las
tapas de El Caudillo son recordadas por la crueldad e impunidad con la que
festejaban las ejecuciones de los militantes del “zurdaje”.
Los intereses y personalidades de Tarquini y Romeo eran muy diferentes. El
primero es recordado como un “facho honesto” y Romeo es descripto como un
violento y perverso preocupado, ante todo, en enriquecerse con el manejo de los
fondos provistos a la revista por López Rega y los sindicatos ortodoxos 77. Luego
de los primeros números de El Caudillo, las desavenencias con Romeo se
profundizaron e impulsaron a Tarquini a renunciar y a poner una inmediata y
prudente distancia con sus viejos compañeros de redacción. Se exilió en España,
donde colaboró con el conocido diario de derechas El Alcazar. Volvió al país a
comienzos de 1975, cuando supuestamente su vida no corría ya peligro. En esas
fechas su destino se unió al de la provincia de Catamarca.
El 1 de mayo de 1975 asumió el cargo de Director de Prensa y Difusión de la
provincia. Su nombramiento fue confirmado por el Ministro de Gobierno Antonio
Cacciato. En Catamarca hizo vínculos con los sectores ortodoxos del peronismo
local y de acuerdo a los testimonios participó en la confección de las listas negras

77
- Los periodistas Alberto Moya y Adrian Murano develaron los nombres del staff de El Caudillo en una
nota publicada por la revista Veintitrés el 15 de febrero de 2007. Para su consulta digital
http://albertomoya.blogspot.com.ar/2009/09/tapa-de-veintitres-como-segunda-nota.html

125
con los nombres de los “infiltrados” y “subversivos” de la provincia. El “conchabo”
catamarqueño le duró muy poco, el 29 de julio reemplazó a Juan Carlos Rousselot
en el cargo de Coordinador General de Prensa y Difusión del Ministerio de
Bienestar Social, desde ese lugar y de acuerdo al testimonio de Orestes Vaello se
encargó de los acuerdos represivos con el ejército.
Tarquini fue asesinado el 6 de febrero de 1976 en una emboscada a dos cuadras
de su casa. Ningún grupo se atribuyó la autoría del hecho. Varias versiones se
generaron en el momento, para Nuestra Palabra, semanario del Partido
Comunista, había sido asesinado posiblemente “… por un grupo de ultra izquierda
que lo acusó de ser dirigente de la Triple A (versiones recogidas en medios bien
informados afirman que la muerte de Tarquini se debió a desacuerdos entre
grupos que manejaban mucha plata en apuestas turfísticas).”.
En el año 2006 Vaello prestó declaración nuevamente en el marco del Juicio por la
Verdad. Para sorpresa de todos, se desdijo de lo relatado en el año 1984 y afirmó
que la CoNaDeP le había pagado para que fraguara su testimonio. El militar
retirado añadió que desde 1979 hasta 1986 estuvo preso en forma continua
porque, según sus propias palabras, se dedicaba a ser “ladrón y estafador” 78.

Hasta la resolución del Tribunal Oral de La Plata pasaron tres décadas de


impunidad, silencio y olvido por parte del Estado para que los nombres de los
asesinos del Chango Macor se escucharan en el ámbito de la justicia y se iniciara
el procesamiento por sus crímenes. Tres décadas, en las que la mayoría de los
integrantes de la CNU siguió sus vidas con toda normalidad.
El jefe de la patota que secuestró y asesino al Chango era Carlos Ernesto Castillo
(a) El Indio, quien llego a ser un hombre de confianza del “carapintada” Aldo Rico
y siguió en libertad hasta mayo de 2011, cuando fue detenido en Córdoba,
acusado de de la falsificación de DNI, licencia de conducir y otros documentos.
Por estos delitos, la Justicia Federal de Córdoba lo ha condenado a dos años y

78
- La vinculación de Vaello con el delito común fue la norma entre muchos integrantes de los grupos
operativos de la CNU (el caso de Aníbal Gordon es un ejemplo esclarecedor) que siguieron secuestrando y
robando en los Años Ochenta.

126
ocho meses de prisión, mientras se siguen instruyendo las causas por delitos de
lesa humanidad en el Juzgado Federal 3 de La Plata.
Juan José Pomares (a) Pipi era el ladero de Castillo en el grupo de tareas y con la
vuelta a la democracia se incorporó al Partido Justicialista en donde llegó a ocupar
importantes cargos partidarios. En julio de 2011 el juez platense Arnaldo Corazza
ordenó su detención luego de que fuera señalado por testigos de un secuestro y
asesinato.
En la noche del 6 y madrugada del 7 de agosto de 1974, la patota del Indio
Castillo y Pomares operó bajo el mando del Viejo Aníbal Gordon, uno de los jefes
de la Triple A. La esposa de Tito Pierini testimonió sobre la presencia, entre los
que entraron violentamente a su casa, de un hombre mayor (Gordon) que daba
indicaciones con gestos a los cuatro jóvenes armados con armas largas y pies
sucios de barro y sangre, que luego supo, era de los Chávez padre e hijo.
El prontuario policial de Aníbal Gordon permite dimensionar la estatura moral y
política de estos criminales. Desde el año 1951 hasta 1972 a Gordon se lo vinculó
con una sucesión de hechos ligados al delito común. Liberado de la cárcel en
1973, se integró de inmediato con sus “socios” en los robos de bancos al accionar
de los grupos parapoliciales de la derecha peronista. El Viejo también fue agente
“inorgánico” de la SIDE y luego del 24 de marzo de 1976 fue el jefe del centro
clandestino de detención y tortura Automotores Orletti en Capital Federal. Este
centro fue creado en diciembre de 1975 como una “cueva” desde la que el grupo
de Gordon hacía sus operativos, que incluían chantajes extorsivos, además de la
eliminación de todo opositor, izquierdista o "blanco" definido como un objetivo de
represión.
La base de operaciones era un taller mecánico en el barrio La Floresta, ubicado
frente a las vías del tren sobre la calle Venancio Flores. La SIDE pagó 240 mil
pesos por los primeros dos meses de alquiler al propietario, llamado Santiago
Cortell, quien creía alquilarlo a una empresa dedicada a la importación y
exportación de bienes.
En un testimonio prestado ante la justicia militar en el año 1977, el represor
Rodolfo Eduardo Cabanillas recordó algunas “particularidades” de Aníbal Gordon.

127
Cabanillas, luego del golpe de Estado, fue uno de los dos jóvenes capitanes
destinados por la SIDE a los Automotores Orletti o “El Jardín”, como también se lo
conocía en la jerga militar. En ese lugar y de acuerdo al mismo Cabanillas,
formalmente los militares eran los jefes, pero en la práctica el Viejo Gordon ejercía
el mando absoluto. En ese centro donde se secuestraron y torturaron a más de
300 personas, muchas de ellas desaparecidas hasta hoy, Gordon no permitía que
sus hombres violaran prisioneras “porque el viejo Aníbal era religioso, católico, y
muy respetuoso de la mujer. La vida humana no le importaba, pero en cuanto al
respeto por la mujer era tremendo”. Para Gordon los niños encerrados en Orletti
“eran sagrados”. “Y el asunto de los chiquilines, es que los tipos de la banda
mataban a los padres y se quedaban con los chiquilines y los criaban como hijos
de ellos, tal es así que cuando los descubren, los tipos se pasan a la
clandestinidad, viven en la pobreza total para que no los descubran, porque los
sienten como sus hijos.”
Durante los años de la dictadura, el Viejo Gordon se dedicó con impunidad a los
robos, secuestros y asesinatos. En muchos casos, la patota se dirigió a “reventar”
las casas de sus víctimas a bordo de camiones para poder adueñarse
rápidamente de todos los bienes posibles.
Hasta el momento de la finalización de este libro, Castillo y Pomares son los
únicos procesados y detenidos por los crímenes de la CNU en la ciudad de La
Plata. Mientras, cada vez con más frecuencia, los organismos de Derechos
Humanos atribuyen al Juez Corazza la intención de dormir las causas y de no
avanzar en la investigación.
En una serie de notas publicadas por la revista Miradas al Sur se sacó a la luz el
accionar de la CNU como grupo de tareas al servicio del gobernador bonaerense
Victorio Calabró, de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, del Distrito Militar
de La Plata –comandado por el teniente coronel Mario Sila López Osornio– y del
Regimiento VII de Infantería. También identificó a varios de sus miembros como
partícipes de secuestros y asesinatos perpetrados en el marco del terrorismo de
Estado previo al golpe del 24 de marzo de 1976.
Miradas al Sur publicó los nombres y apodos de varios miembros de la CNU que

128
participaron en una o más de las operaciones de la banda, o bien actuaron como
apoyo y/o informantes para facilitar su accionar criminal:
Mediante distintos testimonios, han sido identificados los nombres de 58 personas
asesinadas por el grupo de tareas comandado por el Indio Castillo.
Este listado seguramente es incompleto, pero ayuda a establecer la manera en la
que operó la CNU entre 1974 y marzo de 1976. Luego del golpe del 24 marzo, la
patota siguió actuando, pero bajo la conducción del Ejército y la Armada, hasta
que fue desactivada en abril del 76 por orden del Área de Operaciones 113 y
varios de sus miembros fueron detenidos debido a que se habían vuelto
ingobernables.
De acuerdo a Miradas al Sur, Gastón Ponce Varela, uno de los más conspicuos
integrantes de la banda –ejecutado por Montoneros a mediados de 1975–, solía
jactarse delante de testigos de haber asesinado a “más de noventa zurdos”, al
tiempo que le adjudicaba a Castillo por lo menos ciento diez muertes.
La lista mortal de la CNU se inicia en agosto de 1974 con el secuestro y asesinato
del Chango Macor, Tito Pierini, Horacio Chávez y su hijo Rolando. Culmina en
abril de 1976 cuando, en una misma noche, la CNU secuestró y asesinó a dos
delegados gremiales de una empresa contratista de Propulsora Siderúrgica,
Guillermo Miceli y Carlo Satich, y al activista gremial del Ministerio de Economía
de la Provincia Horacio Urrera. En otra acción, interceptaron el taxi en que
viajaban los militantes peronistas Graciela Martini, Néstor Di Notto, Adelaida Barón
y Daniel Pastorino. Martini y Di Notto fueron asesinados luego de ser torturados en
una casa operativa de la banda, en tanto que Pastorino y Barón salvaron
milagrosamente la vida por la intervención de Patricio Errecarte Pueyrredón,
integrante de la patota que conocía a los familiares de Barón. Los testimonios de
los dos sobrevivientes obligaron al juez Arnaldo Corazza a encarcelar a Juan José
Pomares, a quien reconocieron como uno de los participantes de la acción.
La instrucción de la causa federal demuestra que los blancos a secuestrar y
ejecutar eran decididos por el propio Castillo y sus secuaces o bien los elegían
desde el gobierno provincial, la jefatura de la bonaerense, los dos jefes del Ejército
o el Batallón de Infantería de Marina 3, con sede en La Plata. En más de una

129
ocasión, como en los asesinatos del 7 de agosto de 1974 o del médico Mario
Gershanik en abril de 1975, la CNU actuó integrada a la Triple A, bajo las órdenes
de Aníbal Gordon (a) El Viejo.
La muerte del Chango Macor es ejemplar para conocer el proceder sistemático de
la CNU. Los grupos de tareas de la CNU estaban integrados por asesinos sádicos
y cobardes que siempre actuaron sin correr riesgos. Elegían a sus víctimas entre
los militantes indefensos, que eran secuestrados en sus casas de madrugada y
asesinados en diferentes lugares de las afueras de La Plata. “Nunca nadie se nos
resistió con armas. Es más, por la manera que tenía El Indio de entrar a las casas,
pateando las puertas, si uno sólo se hubiera resistido a tiros, aunque fuera con un
revólver chiquito, se hubiera llevado a dos o tres de nosotros con él antes de que
lo agarráramos. Yo, por eso, nunca entré en la primera línea”79, confesó a Miradas
al Sur un integrante de la banda.

79
- Revista Miradas al Sur, 24/12/11. En http://sur.infonews.com/blogs/daniel-cecchini/victimas-que-esperan-
justicia

130
Instrucciones para la elaboración de las “listas negras” en
Catamarca…

A partir de octubre de 1974 las detenciones de sospechosos de actividades en


apoyo a las “organizaciones subversivas” se hicieron frecuentes en Catamarca.
De hecho, sobre 91 detenciones “por causas políticas y/o gremiales” declaradas
ante la Comisión Provincial sobre violaciones de los Derechos Humanos y otras
Normas Legales en el año 1984, se precisó que un número significativo de estos
arrestos :24, se produjeron antes del Golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.
Poco tuvo que ver el azar en la elección de los ciudadanos que fueron arrestados
y puestos indefinidamente a disposición del P.E.N, sin condena firme ni proceso
legal en marcha, La práctica, iniciada con el Decreto 1368-74, se prolongó hasta el
28 de octubre de 1983. En ese periodo 8625 personas fueron puestas a
disposición del P.E.N, de las cuales 3443 se produjeron antes del 24 de marzo.
En el caso de los detenidos catamarqueños - muchos de ellos estudiantes
universitarios, abogados, trabajadores del Estado provincial o profesionales de la
Salud y el Derecho – el estigma que definió sus destinos es la actitud que toman
ante la Masacre de Capilla del Rosario. Casi todos terminan presos: los jóvenes
que integran la Comisión de Solidaridad con los presos del PRT-ERP, los
abogados locales que colaboran en su defensa, los estudiantes que denuncian la
masacre en las asambleas universitarias y los dirigentes políticos que se
preocupan por la sangrienta represión de los días posteriores al 12 de agosto.
Pronto pagaron por su atrevimiento Lila Macedo, Roberto Díaz, Julio Marcolli,
Mardonio Díaz Martínez, Hernán Colombo, Simón Gómez, María Castillo de
Gómez y Joaquín Quiroga, entre otros.

El runrún de los clientes en el coqueto bar céntrico no impide que Joaquín


enumere momentos de su pasado. Sin prisa, mientras acomoda repetidamente
sus anteojos, pone en palabras a sus recuerdos y habla en voz baja.

131
Resulta que al gobierno de Catamarca le dicen que para satisfacer a los
militares en la lucha antisubversiva la presidenta María Estela de Perón
había decidido entregar en cada provincia a un grupo de gente
supuestamente de izquierda para que los pongan a disposición del Poder
Ejecutivo Nacional. Entonces se informa que debía armarse una lista, no
hay ninguna detención al voleo. La lista se arma en Casa de Gobierno con
la ayuda de los informantes de la época: Pedro Toloza, Juan Carlos
Andrada, Rulo Blas (…) era el Ministro Toro el que acogió a este grupo de
informantes. Por supuesto que no se detuvo a todos, se ejecutó la
detención de los primeros doce que figuraban en esa lista. Que éramos los
hermanos Colombo, Bebé Núñez, Julio Marcolli, Jorge Marca y algunas
mujeres de la primera época como Lila Macedo y Cristina Ibáñez. A este
primer grupo nos detienen un par de días antes de que se decrete el estado
de sitio. Por eso, todo ya estaba acordado. Es un macaneo de que aquí no
sabían nada. Se mandan los nombres de los detenidos a Buenos Aires y se
los incluye luego en el decreto correspondiente. A mí me incluyen en la lista
negra porque cuando caen presos 12 guerrilleros del PRT-ERP, Julio
Marcolli me presenta a los abogados Silvio Frondizi y Alfredo Curutchet. En
esa reunión ellos me piden que presida una comisión de solidaridad con los
presos. Además me explican que necesitan una persona con buena
memoria, porque no solamente entraría a visitar a los presos con ropa y
medicamentos, en forma completamente legal me aclararon. Pero tu misión
es el intercambio de información con la familia, no con la organización,
porque esa gente está desesperada y necesita saber cómo están sus hijos.
Yo no tenía ninguna militancia, seguramente tenía alguna simpatía con la
izquierda, pero es mi amistad con Julio la que me lleva a contactarme con
Frondizi y Curutchet, aún sabiendo el peligro que corría. Y el peligro fue que
me tuvieron preso durante más de dos años, hasta que me acogí a la
opción de salida del país y me exilié en España. Con mi detención no solo
sufrió emocionalmente mi familia, sino que además se empobrecieron
todos, ya que éramos varios hermanos y el único que tenía trabajo estable

132
en una familia muy humilde era yo. En el momento en que nos detienen se
mezcla la indiferencia con el miedo. La familia sufre mucho, pero el resto de
la sociedad no hace demasiado.80

Quienes colaboraban, generalmente, con la elaboración de estos verdaderos


mapas de la represión que fueron las “listas negras” eran los informantes secretos
(“buchones”) de las fuerzas policiales o de los organismos de inteligencia, creados
especialmente para perseguir al comunismo81,.
De acuerdo a las declaraciones de algunos ex presos políticos, en 1974 y 1975
son ciudadanos “normales” y “respetables” los que indican en Catamarca los
nombres de quienes deben ser detenidos en forma inmediata. Delatan confiando
en que su participación, allí, en las esferas mismas del secretismo y de la
“ilegalidad”, es una demostración suficiente de adhesión al verdadero hombre
fuerte del gobierno nacional, López Rega.
Considerado así, la delación no solo es un acto vil sino que transmuta en opción
política. Es la demostración, a través de los actos, de la adhesión plena a los
objetivos del dispositivo represor y desaparecedor. Esto es la concreción eficaz de
lo que en términos sanitario-castrenses puede reducirse a la siguiente secuencia:
localización, aislamiento y aniquilación del enemigo.
En el dispositivo represor y desaparecedor, la “delación” no es tan solo una
práctica que, en sí misma, tampoco es novedosa. En este momento histórico, la
delación es el principio articulador de una nueva forma del “Nosotros
catamarqueño”, acorde con la Doctrina de la Seguridad Nacional, con las normas
legales consagradas, con la tecnología disponible, con los discursos mediáticos
que la justifican y con las instituciones que existen gracias y para la delación.
Entonces, si bien los motivos de la delación pueden ser calificados como múltiples,
estos fueron admitidos como la consecuencia esperable de una serie de acciones
precedentes y simultáneas que se generaron en la sociedad de la época, cada vez

80
- Joaquín Quiroga, ex preso político catamarqueño.
81
- El archivo de la DIPBA (Dirección de Inteligencia de la Policía de Buenos Aires) creada en 1956, es un
registro documental de información política-ideológica, obtenida con la ayuda, en gran parte, de los
informantes secretos.

133
más atravesada por la violencia política. En ese sentido, el endurecimiento eficaz
de la represión a los “enemigos” de la sociedad por parte del Estado, exigía de la
sociedad un compromiso de carácter orgánico.
Para mayor escarnio, frecuentemente, estos delatores fueron premiados con
ascensos laborales y con lugares de poder que sostuvieron aun después de 1983.
Sin embargo, esta evidente colaboración con la represión no mereció reprobación
en el seno de la sociedad posdictatorial. Los delatores caminaron tranquilos en
una Catamarca reestructurada en la materialización taxonómica de lo
normal/anormal, de la que sus relatos. “ocultos” y “perversos” (aquellos generados
desde la delación) habían dado acabada cuenta.
En general, la memoria de las delaciones persiste en forma de comentarios y entre
líneas de los afectados. En este acto de apenas nombrar, se constituye, también,
la dimensión local y particular de los años 70. Silenciar el nombre de los delatores
conforma una necesidad para poder “convivir en paz”. Mientras, las narraciones
generadas por los delatores siguen circulando, estigmatizando todavía más, ya
que perviven en el ámbito del “secretismo” y se inhibe su puesta en valor social.
Al imposibilitarse la posibilidad de ser contrastadas, se consolidan en esta
obturación del conflicto, consagrando como “naturales” a los lugares ganados o
perdidos en esos tiempos.
Sobre los autores civiles y catamarqueños de las listas negras no se hablaba…
hasta ahora.

134
“Hoy por tí, mañana por mí…”

El “Plan del Ejército (Contribuyendo al Plan de Seguridad Nacional” era un


mamotreto imponente, que delineaba de manera meticulosa las distintas fases y
obligaciones del Golpe de Estado. Entre las primeras tareas a cumplir por las
fuerzas puestas en este “orden de batalla” se encontraba la detención de personas
en todo el país. Para no dejar lugar a la improvisación se hacía una verdadera
taxonomía de la represión, indicando las características de funcionarios, políticos y
sindicalistas que “significaban un peligro cierto para el desarrollo de las acciones
militares o sobre las que existen evidencias de que hubieran cometido delitos o
acciones de gran notoriedad en contra de los intereses de la nación y que deban
ser investigados”.
Desde el 24 de marzo, el gobernador Mott, los principales integrantes de su
gabinete, legisladores provinciales y nacionales del Partido Justicialista fueron
detenidos y puestos a disposición de la Junta Militar en una serie de operativos
realizados por integrantes del RIA17, coordinados desde la Regional 1 de la
Policía de Catamarca por el Capitán Mario Nakagama. Luego de una primera
etapa, en la que fueron recluidos en los grandes dormitorios del Hogar Escuela de
la ciudad Capital, la Intervención Militar los trasladó a la vieja cárcel “para choros
de gallina”82 de la Avenida Güemes, en la que debían compartir pabellón con los
“presos políticos” de la gestión peronista.
Al conocer la noticia, Mott temió las represalias por parte de quienes habían sido
puestos a disposición del P.E.N desde fines de 1974. Sin embargo, con todo lo
pasado, seguía sin sentirse responsable de esta situación

Yo tenía una excelente relación con los muchachos [de la JP Regionales]


algunos de ellos formaban parte de mi gobierno. Había dos JP en la etapa
que fui gobernador. Una era la de la C.G.T y estaba la otra [la JP
Regionales] pero las dos trabajaban por la provincia. Nunca pensé, ni por
asomo, que estuvieran comprometidos con la subversión (…) el problema

82
- Choro: ladrón.

135
de ellos no radicaba no con el gobernador ni con el gobierno de la
provincia…ellos ideológicamente pueden haber estado en contra de lo que
se hacía en la nación. Yo no estaba convencido de que esta gente estuviera
participando de la subversión. ¿De dónde salía la información para detener
a esta gente? no te lo sabría decir. Creo que salía de la S.I.D.E y del
Batallón 601 del Ejército. Todo se manejaba a través de la Policía Federal,
que hacía de vínculo entre la provincia y la nación. Por supuesto, nosotros
[los gobernadores] trabajábamos para que la gente se sintiera en paz. Era
un problema muy serio, porque nuestra vida también corría riesgos83.

Junto a Mott fueron trasladados al penal, entre otros, los dirigentes y funcionarios
Isauro Molina, Patricio Scollamieri, Aroldo Ávila, Tato Yadón y Arnoldo Saadi. Ante
la llegada de los “nuevos” presos políticos, los “viejos” decidieron (a pesar del
lógico resentimiento) no “hacerle el juego” a los militares que, según pensaban, los
hacían convivir forzadamente para que se iniciaran disputas entre ellos.
Algunos de los militantes de la JP Regionales intentaron no tener trato alguno con
Mott, a quien despreciaban. A otros de los recién llegados los recibieron
recordando, con amarga ironía, un episodio reciente

Me acuerdo que antes del Golpe nosotros en la cárcel empezamos trabajos


por los presos comunes. Entonces hicimos un proyecto de ley para que los
presos comunes tengan jubilación y obra social… entonces invitamos a la
cárcel a Scollamieri, y a Isauro Molina que estaban dispuestos a llevar
adelante la propuesta. En una de esas visitas no me acuerdo si Isauro o
Scollamieri dijo: - bueno, bueno, saquemos esto porque en una de esas le
necesitamos nosotros el día de mañana. Esto fue en noviembre del 75 y en
marzo cayeron ellos también84...

83
- Hugo Alberto Mott, ex Gobernador de Catamarca.
84
- Hernán Colombo, militante de la JP Regionales.

136
Un correo electrónico, cuarenta años después…

Estimado Jorge: pasadas las urgencias, te envío el breve texto que escribí para
"Miradas al Sur" sobre el Chango. Lo copio acá:
"De nuestro grupo de estudio y militancia en Periodismo, el Chango Luis Macor
era el menor, el pibe llegado de su Catamarca natal con todo el cielo en los ojos.
Su edad y dulzura de carácter hicieron que varios lo adoptáramos como a un
hermano a cuidar y querer mucho.
Hubiera llorado a cualquier compañero, como nos tocó con el gobierno de Isabel
Perón y luego con la dictadura, pero el asesinato del Chango me demolió afectiva
y moralmente. Duré dos meses más en La Plata, acorralados como estábamos los
militantes de superficie, y emigré a Viedma con mi familia.
Ese dolor tan grande se ha alojado en mi memoria como el símbolo de la
Revolución que no fue entonces y nos debemos aún, con otras estrategias y
ritmos, para hacer la Patria Grande que soñamos hace cuarenta años.". Raúl
Orlando Artola. Compañero del Chango Macor.

137
Epílogo

138
Para seguir con la tarea (im)posible de reunir los fragmentos de
una militancia…
“El cronista que narra los acontecimientos sin distinguir entre los grandes y los
pequeños, da cuenta de una verdad: que nada de lo que una vez haya
acontecido ha de darse por perdido para la historia”. Walter Benjamin.

*
El silencio sobre los hechos de diciembre del 74 y la procesión trágica de la Virgen
del Valle responde seguramente a intereses en muchos casos emparentados con
los actores políticos que silenciaron hasta el 2004 toda versión contrahegemónica
sobre la masacre de Capilla del Rosario. Pasaron más de veinte años para
rememorar institucionalmente a los catamarqueños desaparecidos y más de
treinta y cinco para hablar de la existencia de presos políticos en la cárcel
provincial durante el gobierno constitucional de 1973-1976. Todos esos intereses
forman parte de la sociedad catamarqueña y emergen como una persistencia que
no debiera obstaculizar la comprensión con perspectiva histórica del periodo. 85.
La trágica procesión de diciembre del 74 no puede incluirse entre los milagros de
la Virgen si, desde el mismo 9 de diciembre de ese año, quedó evidenciada en la
consideración de la comunidad como una burda maniobra política pergeñada por
catamarqueños contra catamarqueños. No puede ser bandera política de ningún
grupo o partido político un hecho que, a la luz de las fuentes consultadas, no es
una anécdota si no un hito de la historia reciente local.
Sí, historia en la medida en que deja de ser sólo pasado y solo memoria.
Investigaciones como la que presentamos la integran (o pretenden hacerlo) en el
conjunto de explicaciones que pueden hacer inteligibles los 70 en Catamarca;
local en el sentido de un escenario que tiene conexiones con lo nacional y, sin ser
su reflejo, resiste la aplicación de categorías como los conflictos intra-partidarios
del partido gobernante, la violencia política y la construcción de un enemigo. Y
finalmente, es historia reciente no por el tiempo transcurrido, que es bastante ya,

85
- Agradezco aquí la inestimable colaboración de la Prof. Roxana Gutiérrez en el acto de urdir estas
reflexiones.

139
si no porque se inscribe en lo negado, en el grupo de experiencias traumáticas y
posiblemente indecibles a las que pudimos acceder por la vía de los testimonios,
de lo recordado, y por otras fuentes, necesarias para dialogar revisando
evocaciones y olvidos.
Es ejemplificador al respecto que, todavía hoy, en la Plaza 25 de Mayo no exista
nada que represente lo sucedido hace casi cuarenta años. El monumento al
General San Martín ocupa el lugar central en este paseo y en la esquina de las
calles Republica y Sarmiento se diseñó una pequeña plazoleta en el que se
destaca el Monumento a La Bandera, muy cerca de un retoño del árbol en el que,
según los relatos populares, descansó Manuel Belgrano. Pero sobre los hechos de
violencia política efectivamente ocurridos en ese lugar (la plaza) no se ha
materializado referencia alguna. No hay un punto de referencia para anclar los
discursos sobre lo allí pasado. Denotándose, en la ausencia de la referencia
simbólica, que el Estado los considera escasamente significativos.
Y la historia cercana y lejana, muestra algunos hitos. Allí, según cuenta la
tradición, fue decapitado a mediados del Siglo XIX, el Gobernador de Catamarca
José Cubas, luego de la derrota de la Coalición del Norte contra Rosas. En
Noviembre de 1970, durante “El Catamarcazo”, fue asesinada por balas policiales
la estudiante María Dolores Pacheco. En tiempos más cercanos, todavía, la plaza
fue el ámbito de la represión a los participantes de la Marcha del Silencio número
veintiuno, que precipitó la intervención federal a la provincia.
La placa que rinde memoria a los desaparecidos catamarqueños, instituida
recientemente, está ubicada en un espacio marginal de la Plaza 25 de Mayo. En
un lugar en el que no molesta los pasos frecuentes de los peatones86.
Hoy, los paseantes más jóvenes que miran jugar a sus hijos y los adolescentes
que se presumen en la plaza, desconocen la existencia de estos rumores
generadores del clima de “terror” que justificó una interpretación hegemónica
sobre la tragedia y que propició la búsqueda de un determinado perfil de
culpables, hace casi cuatro décadas, en nuestra Catamarca.

86
- Estas fueron las palabras de los arquitectos encargados de la obra en el año 2012, en una reunión de
Organismos de DDHH catamarqueños.

140
**
El 12 de agosto de 1974, el dispositivo represor desaparecedor parió en el
Cañadón de los Walther un suceso ejemplificador de su capacidad aniquiladora, al
fusilar a modo de cielo abierto a catorce guerrilleros de la Compañía de Monte.
Pero también se asistió, en esos instantes fatídicos, al surgimiento de su
contraparte mínima y llena de vida. Hombres y mujeres catamarqueños de distinto
origen partidario entramaron sus existencias con las de los sobrevivientes y las de
los masacrados, al intentar impedir que el hediondo deseo de revancha de los
asesinos se saciara completamente. Pagaron por este atrevimiento las
organizaciones de la izquierda peronista y marxista catamarqueña, que antes del
golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 fueron virtualmente desestructuradas
por la acción represiva estatal y paraestatal. Pero también fueron perseguidos los
cristianos, estudiantes y sindicalistas comprometidos con el respeto de la vida
humana.
Muchos de quienes fueron puestos a disposición del P.E.N desde la vigencia del
estado de sitio, tardaron décadas en reinsertarse en la sociedad catamarqueña, ya
que su condición de ex presos políticos sigue siendo, en este hoy de apelación
constante a la “buena memoria”, un estigma.

***
Los testigos señalaron con certeza el lugar del Cementerio Municipal en el que se
habían enterrado, a fines de agosto de 1974, los cuerpos N.N de los guerrilleros
masacrados en Capilla del Rosario.
Era un cuadro destinado para los muertos más pobres y más abandonados.
Con la correspondiente orden judicial, en una mañana fría, los peritos del Equipo
Antropológico Forense comenzaron su tarea.
Pero el primer dato fue el de la estratigrafía de la violencia y la impunidad...Sobre
los huesos de los integrantes de la Compañía de Monte estaban depositados
otros. Casi a flor de tierra se encontraron con Casandra, una travesti del Interior de
Catamarca, asesinada cuando prostituía sus años adolescentes en una calle de
San Fernando del Valle...un poco más abajo también se hacían humus los restos

141
de un "sin techo", que falleció reventado por el alcohol y el abandono...solo luego
de ellos, pobres diablos desechos por la ausencia de una flor siquiera, estaban los
restos reclamados, tardíamente, por la justicia de los hombres.

****
Marcela me dice, “Yo no sabía nada de los nombres de los asesinos de mi
hermano…son treinta y seis años ¡A vos te parece! Yo nunca me puse en contacto
con los que están en el juicio de La Plata. Hace cuatro años nos llamaron para que
vayamos y firmemos, entramos a esas dependencias, tan oscuras, a esos pasillos,
con los ascensores que se quedaban, me dije que nunca más iba a ir, yo me sentí
ahogada ahí, aprisionada, el lugar, el espacio, sin una planta, sin una luz, que le
de vida…mi idea, mi mente, es que yo iba a esa cosa oscura. Qué voy a remediar
con ser querellante, con ser algo en ese juicio…por lo menos para preguntarle a
esa gente por qué, ¿qué te hizo?, ¿te sacó la lengua?, algo…”

*****
8 de diciembre de 2013. Erase una sala prolijamente dividida entre quienes se
solidarizaban con asesinos y quienes ansiaban justicia.
El magistrado leyó con tono monocorde el veredicto:

“El Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Catamarca, con la disidencia parcial del
Dr. Gabriel Eduardo Casas, quien vota por la inconstitucionalidad del art. 80 del
C.P., por falta de mínimo penal que no permite mensurar culpabilidad y propone
pena de prisión de (16) dieciséis años,
RESUELVE:
I) CALIFICAR los hechos objeto de este proceso como constitutivos de delitos de
Lesa Humanidad (consecuentemente imprescriptibles e inamnistiables),
comprendidos en el Derecho de Gentes; Estatuto de Nüremberg de 1.945;
Resoluciones 3 (I) del 13/02/1.945 y 95 (I) del 11/12/1.946 de la Asamblea General
de la Organización de las Naciones Unidas; Convención sobre la
Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra y Lesa Humanidad del año 1.968,

142
aprobada por Leyes 24.584 y 25.778 y Art. 118 de la Constitución Nacional,
conforme se considera.-
II) CONDENAR a CARLOS EDUARDO DEL VALLE CARRIZO SALVADORES;
MARIO NAKAGAMA y JORGE EXEQUIEL ACOSTA de las condiciones
personales que constan en autos, a la pena de PRISION PERPETUA, con mas
inhabilitación absoluta y perpetua, accesorias legales y costas (arts. 5, 19 y
ccdtes., 40 y 41 del C.P.), por considerarlos coautores penalmente responsables
de la comisión del delito de Homicidio Doblemente Agravado por ser con alevosía
y con el concurso premeditado de dos o más personas -catorce hechos- en
concurso real, previsto y penado por los arts. 80 inc. 2 y 4 -actual 6-, 45 y 55 del
C.P…”87

******
El sentido y fin de tanta violencia es el de aplanar los territorios de lo humano, arar
sobre ellos y volcar sal sobre las heridas para dominarlos, para impedir que la
semilla de la memoria madure y repte sin control. Pero este mismo tránsito
destructor constituye, a su pesar, los pliegues en donde la apenas resistencia
brota y fructifica…

87
- Disponible para su consulta completa en http://www.cij.gov.ar/adj/pdfs/ADJ-0.742309001381245294.pdf

143
Epígrafes de las ilustraciones que acompañan a este libro:

FOTO 1. Promoción 1969 de Maestros Normales de la Escuela Fray Mamerto


Esquiú posando sonriente en las escalinatas del viejo edificio.
FOTO 2: Abrazo histórico entre la Liga del Oeste (Mott) y la Liga del Este
(Sabagh) del Peronismo Catamarqueño.
FOTO 3: Festejos populares en la Plaza 25 de Mayo de Catamarca, durante la
asunción de las autoridades electas de la provincia.
FOTO 4: Senador Provincial Julio César Teté Balverdi, legislador vinculado a la
Juventud Peronista Regionales de Catamarca.
FOTO 5: Conferencia de prensa de la JP de Catamarca luego de la Masacre de
Ezeiza. Diario La Unión, 23 de junio de 1973.
FOTO 6: El féretro del Tete Balverdi cubierto con la bandera de la Juventud
Peronista Regionales luego de la misa de cuerpo presente en la Catedral Basílica
de Catamarca.
FOTO 7: militantes de la Juventud Peronista Regionales custodian el féretro del
Teté Balverdi en las calles de Tinogasta.
FOTO 8: Una pared catamarqueña y montonera. El Descamisado, 15 de agosto
de 1973.
FOTO 9: Tapa del Diario El Sol de Catamarca del día 24 de agosto de 1973.
FOTO 10: Julio Yessi de la JPRA en su visita a Catamarca alerta a los “buenos
peronistas” sobre el peligro “rojo”. El dirigente local Julio Marcolli lo observa.
FOTO 11: Pintada de la JP Regionales repudiando la visita de Lastiri y López
Rega.
FOTO 12: Julio César Marcolli, uno de los principales referentes de la JP
Regionales Catamarca.
FOTO 13: Un oficial de la policía provincial dialoga con los estudiantes
universitarios catamarqueños que exigen la renuncia del Interventor
Normalizador. Armando Raúl Bazán. El Sol de Catamarca.
FOTO 14: Integrantes de la Juventud Peronista Regionales ingresan a la
asamblea universitaria en octubre de 1973. El Sol de Catamarca. Octubre de
1973.
FOTO 15: “Los días más felices, siempre fueron peronistas”. En Catamarca se
festeja la victoria de Juan Domingo Perón.
FOTO 16: Nota de la Revista El Descamisado sobre el conflicto en la U.N.CA.
FOTO 17: La Revista El Caudillo anuncia la persecución de “marxistas infiltrados”
en las universidades nacionales. Septiembre de 1973.
FOTO 18: Delegación de la Juventud Peronista Regionales de Catamarca a punto
de partir al acto del 1 de Mayo de 1974 en Capital Federal.
FOTO 19: Nota de Causa Peronista sobre los asesinatos de La Plata.
FOTO 20: La tapa de Causa Peronista, "Guerra contra el pueblo peronista". 13 de
agosto de 1974.
FOTO 21: Entierro de los Chávez en el cementerio de La Plata. Agosto de 1974.
En Causa Peronista, 13 de agosto de 1973.
FOTO 22: Lila Macedo, una muchacha peronista en su oficina del Ministerio de
Bienestar Social, lugar en el que fue detenida por orden del P.E.N.
FOTO 23: Causa Peronista. 20 de agosto de 1973.
144
FOTO 24: El Caudillo informa sobre los hechos de Catamarca.
FOTO 25: Volante de las Fuerzas Armadas de Liberación (F.A.L) en honor a los
guerrilleros asesinados en Trelew y Catamarca
FOTO 26: Una panorámica de Capilla del Rosario en agosto de 1973.
FOTO 27: Toro brinda declaraciones a la prensa montonera. Causa Peronista, 20
de agosto de 1973.
FOTO 28: El Comisario Villar en las serranías de Capilla del Rosario. 12 de agosto
de 1974.
FOTO 29: Atentados en Catamarca. El Tato Yadón tranquiliza a su pequeño hijo
Pablo. 6 de noviembre de 1974.
FOTO 30: El Caudillo anunciando más sangre. Septiembre de 1974.
FOTO 31: El cartel que “produjo" la tragedia en la Procesión de la Virgen del Valle
del 8 octubre de 1974.
FOTO 32: Traslado de heridos luego de la Procesión de la Virgen del Valle

145
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Hemeroteca:

Colección del Diario La Unión de Catamarca, años 1973 a 1975. Biblioteca Julio
Herrera de Catamarca.
Colección del Diario El Sol de Catamarca, años 1973 a 1975. Archivo Provincial de
Catamarca.
Las revistas El Descamisado, Causa Peronista, Estrella Roja y El Caudillo se
encuentran disponibles para su visualización en www.ruinasdigitales.com

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