Sistema Respiratorio, Traquea, Bronquios, Alveolos

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DOCUMENTO TEÓRICO GÚIA

ASIGNATURA MORFOFISIOLOGÍA

DOCENTE
JOHAN LANZZIANO SILVA

UNIVERSIDAD SIMÓN BOLIVAR


3RA y 4TA. CLASE

SISTEMA CARDIORESPIRATORIO III y IV

SISTEMA RESPIRATORIO, TRAQUEA, BRONQUIOS,


ALVEOLOS
SISTEMA RESPIRATORIO:
ANATOMÍA

Definición del sistema respiratorio

TRACTO RESPIRATORIO SUPERIOR

Nariz y fosas nasales

Senos paranasales: frontales, etmoidales, esfenoidales y maxilares

Boca

Faringe

Laringe. Interior de la laringe

Tráquea

TRACTO RESPIRATORIO INFERIOR

Bronquios

Pulmones

Unidad respiratoria

ESTRUCTURAS ACCESORIAS

Pleuras

Pared torácica: huesos, articulaciones y músculos del tórax (descrita en aparato


locomotor)

MEDIASTINO
DEFINICIÓN DEL SISTEMA RESPIRATORIO

El sistema respiratorio está formado por las estructuras que realizan el intercambio de
gases entre la atmósfera y la sangre. El oxígeno (O 2) es introducido dentro del cuerpo
para su posterior distribución a los tejidos y el dióxido de carbono (CO 2) producido por
el metabolismo celular, es eliminado al exterior.
Además interviene en la regulación del pH corporal, en la protección contra los agentes
patógenos y las sustancias irritantes que son inhalados y en la vocalización, ya que al
moverse el aire a través de las cuerdas vocales, produce vibraciones que son utilizadas
para hablar, cantar, gritar......
El proceso de intercambio de O2 y CO2 entre la sangre y la atmósfera, recibe el nombre
de respiración externa.
El proceso de intercambio de gases entre la sangre de los capilares y las células de los
tejidos en donde se localizan esos capilares se llama respiración interna.

TRACTO RESPIRATORIO SUPERIOR

NARIZ Y FOSAS NASALES

La nariz es la parte superior del sistema respiratorio y varía en tamaño y forma en


diferentes personas. Se proyecta hacia adelante desde la cara, a la que está unida su raíz,
por debajo de la frente, y su dorso se extiende desde la raíz hasta el vértice o punta.
La parte superior de la nariz es ósea, se llama puente de la nariz y está compuesto por
los huesos nasales, parte del maxilar superior y la parte nasal del hueso frontal.
La parte inferior de la nariz es cartilaginosa y se compone de cartílagos hialinos: 5
principales y otros más pequeños.
En el interior de la nariz se encuentra el tabique nasal que es parcialmente óseo y
parcialmente cartilaginoso y divide a la cavidad nasal en dos partes llamadas las fosas
nasales. La parte ósea del tabique está formada por parte del hueso etmoides y por el
vómer y se localiza en el plano medio de las fosas nasales hasta el 7º año de vida. Después
suele abombarse hacia uno de los lados, generalmente el derecho. La parte cartilaginosa
está formada por cartílago hialino y se llama cartílago septal.
Las fosas nasales se abren al exterior por dos aberturas llamadas los orificios o ventanas
nasales, limitados por fuera por las alas de la nariz, y se comunican con la nasofaringe
por dos orificios posteriores o coanas. En cada fosa nasal se distingue un techo, una pared
medial, una pared lateral y un suelo.
El techo es curvado y estrecho y está formado por 3 huesos: frontal, etmoidal y esfenoidal.
El suelo es más ancho que el techo y está formado por parte de los huesos maxilar y
palatino.
La pared interna está formada por el tabique nasal óseo y es lisa.
La pared externa es rugosa debido a la presencia de 3 elevaciones óseas longitudinales:
los cornetes nasales superior, medio e inferior que se proyectan hacia el interior de cada
fosa nasal y se curvan hacia abajo formando canales de paso de aire que se llaman meatos.
Debajo del cornete superior se encuentra el meato superior en donde desembocan los
senos etmoidales. Debajo del cornete medio se encuentra el meato medio en donde
desembocan los senos maxilar y frontal. Debajo del cornete inferior se encuentra el meato
inferior, en donde desemboca el conducto lácrimo-nasal.
Las fosas nasales en su parte más exterior están recubiertas por piel que contiene un cierto
número de gruesos pelos cortos o vibrisas y en su parte restante, por una membrana
mucosa con epitelio seudoestratificado columnar ciliado. Las vibrisas
atrapan las partículas más grandes suspendidas en el aire inspirado antes de que alcancen
la mucosa nasal, mientras que el resto de partículas es atrapado por una fina capa de moco
segregada por las glándulas mucosas del epitelio, que luego es propulsado por los cilios
hacia la faringe para ser deglutido e inactivado en el estómago. Además, el aire inspirado
al pasar por la mucosa nasal es humedecido y calentado antes de seguir su camino por las
vías respiratorias.
El 1/3 superior de la mucosa nasal, situada en el techo y la zona superior de las paredes
interna y externa de las fosas nasales, es la mucosa olfatoria, ya que contiene los
receptores sensitivos olfatorios.

SENOS PARANASALES

Los senos paranasales son cavidades llenas de aire, de diferente tamaño y forma según
las personas, que se originan al introducirse la mucosa de la cavidad nasal en los huesos
del cráneo contiguos y, por tanto, están tapizadas por mucosa nasal, aunque más delgada
y con menos vasos sanguíneos que la que recubre las fosas nasales. Los huesos que poseen
cavidades aéreas son el frontal, el etmoides, el esfenoides y el maxilar superior. En el
recién nacido, la mayoría de senos son rudimentarios o están ausentes y durante la
infancia y la adolescencia crecen e invaden los huesos adyacentes. El crecimiento de los
senos es importante porque altera el tamaño y la forma de la cara y da resonancia a la voz.
El moco secretado por las glándulas de la mucosa que los tapiza, pasa a las fosas nasales
a través de los meatos.

Senos frontales. Se localizan entre las tablas interna y externa del hueso frontal, por detrás
de los arcos superciliares y a partir de los 7 años ya pueden ser visualizados en
radiografías. Aunque es posible encontrar numerosos senos frontales, lo habitual es que
haya uno derecho y otro izquierdo, que rara vez son de igual tamaño en una misma
persona ya que el tabique que los separa no suele encontrarse en el plano medio. El
tamaño de los senos frontales varía desde unos 5 mm hasta grandes espacios que se
extienden lateralmente. Cada seno frontal comunica con la fosa nasal correspondiente a
través del meato medio.

Senos etmoidales. El número de cavidades aéreas en el hueso etmoides varía de 3-18 y


no suelen ser visibles radiológicamente hasta los 2 años de edad. Desembocan en las fosas
nasales por los meatos superiores.

Senos esfenoidales. Suelen ser 2, se sitúan en el hueso esfenoides, por detrás de la parte
superior de las fosas nasales, están separados entre sí por un tabique óseo que
habitualmente no se encuentra en el plano medio y están en relación con estructuras
anatómicas importantes como son los nervios ópticos, el quiasma óptico, la hipófisis, las
arterias carótidas internas y los senos cavernosos. A diferencia de los otros senos éstos
desembocan en las fosas nasales por encima de los cornetes superiores.

Senos maxilares. Son los senos paranasales más grandes y su techo es el suelo de la
órbita. En el momento del nacimiento son muy pequeños pero luego crecen lentamente
hasta el momento en que salen los dientes permanentes. Desembocan en la fosa nasal
correspondiente por el meato medio a través de un orificio situado en la parte superior-
interna del seno, de modo que es imposible su drenaje cuando la cabeza está en posición
vertical, motivo por el que se requieren maniobras especiales.
seno frontal

seno

esfenoidal
seno maxilar
cavidad oral
cornete inferior
cornete medio

cornete superior

saco lagrimal

celdas aéreas

etmoidales seno
maxilar

seno frontal

seno
esfenoidal

Fuente: Thibodeau GA, Patton KT. Anatomía y Fisiología - Segunda edición. 1ª ed. Madrid: Mosby-
Doyma Libros; 1995. p. 583.

BOCA

La boca es la primera parte del tubo digestivo aunque también se emplea para respirar.
Está tapizada por una membrana mucosa, la mucosa oral, con epitelio estratificado
escamoso no queratinizado y limitada por las mejillas y los labios. El espacio en forma
de herradura situado entre los dientes y los labios, se llama vestíbulo y el espacio situado
por detrás de los dientes es la cavidad oral propiamente dicha. El techo de la cavidad oral
está formado por el paladar que consiste en dos partes: una ósea llamada paladar duro,
formada por parte de los huesos maxilar superior y palatinos y otra, formada por músculos
pares recubiertos de mucosa, llamada el paladar blando o velo del paladar, que se inserta
por delante en el paladar duro y, por detrás es libre y presenta una proyección cónica en
la línea media, la úvula.

A cada lado del paladar blando hay dos músculos recubiertos de repliegues verticales de
mucosa que constituyen los dos pilares anteriores y los dos pilares posteriores del paladar
y forman el istmo de las fauces o puerta de comunicación de la cavidad oral con la
parte oral de la faringe u orofaringe. Por su parte anterior la cavidad oral se comunica con
el exterior por la abertura de la boca.
FARINGE

La faringe es un tubo que continúa a la boca y constituye el extremo superior común de


los tubos respiratorio y digestivo. En su parte superior desembocan los orificios
posteriores de las fosas nasales o coanas, en su parte media desemboca el istmo de las
fauces o puerta de comunicación con la cavidad oral y por su parte inferior se continúa
con el esófago, de modo que conduce alimentos hacia el esófago y aire hacia la laringe y
los pulmones. Para una mejor descripción se divide en 3 partes: nasofaringe, situada por
detrás de la nariz y por encima del paladar blando, orofaringe, situada por detrás de la
boca, y laringofaringe, situada por detrás de la laringe. Debido a que la vía para los
alimentos y el aire es común en la faringe, algunas veces la comida pasa a la laringe
produciendo tos y sensación de ahogo y otras veces el aire entra en el tubo digestivo
acumulándose gas en el estómago y provocando eructos.

Nasofaringe. Se la considera la parte nasal de la faringe ya que es una extensión hacia


atrás de las fosas nasales, está recubierta de una mucosa similar a la mucosa nasal y tiene
una función respiratoria. Hay varias colecciones de tejido linfoide llamadas amígdalas,
así, en su techo y pared posterior la amígdala faríngea (llamada popularmente
vegetaciones o adenoides). En su pared externa, desemboca la trompa de Eustaquio que
es la comunicación entre el oído medio y la nasofaringe y por detrás de cada uno de los
orificios de desembocadura se encuentran las dos amígdalas tubáricas. La infección de
una adenoides puede diseminarse a una amígdala tubárica por proximidad, produciendo
el cierre de la trompa correspondiente y una infección en la cavidad timpánica, lo que
dará lugar a una otitis media con el peligro consiguiente de pérdida de audición temporal
o permanente.

Orofaringe. Es la parte oral de la faringe y tiene una función digestiva ya que es


continuación de la boca a través del istmo de las fauces y está tapizada por una mucosa
similar a la mucosa oral. La orofaringe está limitada por arriba por el paladar blando, por
abajo por la base de la lengua, en donde se encuentra una colección de tejido linfoide
llamada amígdala lingual, y por los lados por los pilares del paladar anteriores y
posteriores, entre los cuales, en cada lado, se encuentra otra colección de tejido linfoide
que constituye las amígdalas palatinas (que cuando se infectan son llamadas
popularmente anginas) cuya parte visible no es una guía exacta de su tamaño real porque
una gran porción de ellas puede estar oculta por detrás de la lengua.

Las amígdalas palatinas, lingual y faríngea constituyen una banda circular de tejido
linfoide situada en el istmo de las fauces llamada anillo amigdalino o anillo de Waldeyer
que tiene la misión fundamental de evitar la diseminación de las infecciones desde las
cavidades nasal y oral hacia los tubos respiratorio y gastrointestinal.

Laringofaringe Es la parte laríngea de la faringe ya que se encuentra por detrás de la


laringe. Está tapizada por una membrana mucosa con epitelio plano estratificado no
queratinizado y se continúa con el esófago. Por su parte posterior se relaciona con los
cuerpos de las vértebras cervicales 4ª a 6ª.

LARINGE

Es un órgano especializado que se encarga de la fonación o emisión de sonidos con la


ayuda de las cuerdas vocales, situadas en su interior. Está localizada entre la
laringofaringe y la tráquea y es una parte esencial de las vías aéreas ya que actúa como
una válvula que impide que los alimentos deglutidos y los cuerpos extraños entren en las
vías respiratorias. Está tapizada por una membrana mucosa con epitelio estratificado
escamoso no queratinizado y su esqueleto está formado por 9 cartílagos unidos entre sí
por diversos ligamentos. Tres cartílagos son impares: el tiroides, el cricoides y la epiglotis
y tres cartílagos son pares: los aritenoides, los corniculados y los cuneiformes.

Cartílago tiroides Es el más grande de los cartílagos laríngeos y está compuesto por 2
láminas cuadriláteras de cartílago hialino que se fusionan por delante en la línea media,
formando la prominencia laríngea o nuez de Adán que es más marcada en los hombres
porque el ángulo de unión de las láminas es mayor que en las mujeres. Por su borde
superior se une al hueso hioides. El borde posterior de cada lámina se proyecta hacia
arriba como cuerno superior y hacia abajo como cuerno inferior; los cuernos inferiores se
articulan con el cartílago cricoides.

Cartílago cricoides. Es el más inferior de los cartílagos laríngeos y tiene la forma de un


anillo de sello con el sello dirigido hacia atrás. Está formado por cartílago hialino y es
más pequeño que el cartílago tiroides pero más grueso y fuerte. Su borde superior se
articula con el cartílago tiroides y su borde inferior con el primer anillo de la tráquea.

Cartílago epiglotis. Tiene forma de raqueta, está formado por cartílago elástico y situado
por detrás de la raíz de la lengua y del hueso hioides y por delante del orificio de entrada
a la laringe. Su borde superior es libre y forma el borde superior del orificio laríngeo y su
borde inferior está unido al cartílago tiroides.

Cartílagos aritenoides. Son 2, están formados por cartílago hialino y se articulan con el
cartílago cricoides. En cada uno de ellos se inserta un ligamento que forma parte de una
cuerda vocal.

Cartílagos corniculados y cuneiformes. También son cartílagos pares y están formados


por cartílago elástico. Los cartílagos corniculados están unidos a los vértices de los
aritenoides y son como una prolongación de éstos y los cartílagos cuneiformes se
encuentran en los pliegues de unión de los aritenoides y la epiglotis. Estos cartílagos se
aproximan cuando se cierra el orificio de entrada a la laringe en el momento de deglutir.

INTERIOR DE LA LARINGE

La cavidad o interior de la laringe se extiende desde el orificio de entrada a la laringe


hasta el borde inferior del cartílago cricoides en donde se continúa con la tráquea, y queda
dividida en 3 partes por dos pliegues superiores (o vestibulares o cuerdas vocales falsas)
y dos pliegues inferiores (o cuerdas vocales verdaderas) que se proyectan hacia el interior
de la laringe desde cada lado.
La parte de la cavidad laríngea situada por encima de los pliegues superiores se llama
vestíbulo laríngeo, la situada entre los pliegues superiores y los inferiores se llama
ventrículo laríngeo y la situada por debajo de los pliegues inferiores se llama cavidad
infraglótica.
La mucosa laríngea está recubierta de epitelio estratificado escamoso no queratinizado
hasta la cavidad infraglótica a partir de la cual se encuentra un epitelio seudoestratificado
columnar ciliado que ya se continúa con el de la mucosa de la tráquea.

Los pliegues superiores o vestibulares o cuerdas vocales falsas están separados entre sí
por la hendidura vestibular y los pliegues inferiores o cuerdas vocales verdaderas están
separados entre sí por la hendidura glótica.
La glotis incluye las cuerdas vocales verdaderas y la hendidura glótica y es, por
tanto, la parte de la cavidad laríngea más directamente relacionada con la
emisión de voz.

Las cuerdas vocales falsas consisten en 2 espesos pliegues de mucosa que rodean a
unos ligamentos y se extienden entre los cartílagos tiroides y aritenoides. No tienen papel
en la emisión de voz sino que forman parte del mecanismo protector por el que la laringe
se cierra en el momento de deglutir para evitar la entrada de alimentos u otros cuerpos
extraños en las vías respiratorias.
Las cuerdas vocales verdaderas tienen forma de cuña con un vértice que se proyecta hacia
el interior de la cavidad laríngea y una base que se apoya en el cartílago tiroides. Cada
cuerda vocal verdadera está compuesta por un ligamento, por una membrana elástica y
por fibras de músculo estriado. Todo ello tapizado por una membrana mucosa con epitelio
estratificado escamoso no queratinizado.

La forma de la hendidura glótica variará según la posición de las cuerdas vocales.


Mientras se respira tranquilamente la hendidura glótica se estrecha y presenta forma de
cuña y, en cambio, se ensancha en la inspiración intensa. Al hablar, las cuerdas vocales
se aproximan mucho de modo que la hendidura glótica aparece como una línea. Los
cambios en el tono de voz se deben a variaciones en la tensión y en la longitud de las
cuerdas vocales, en el ancho de la hendidura glótica y en la intensidad de los esfuerzos
respiratorios, así por ejemplo, los tonos bajos de la voz de los hombres se deben a la
mayor longitud de sus cuerdas vocales.

TRÁQUEA

Es un ancho tubo que continúa a la laringe y está tapizado por una mucosa con epitelio
seudoestratificado columnar ciliado. La luz o cavidad del tubo se mantiene abierta por
medio de una serie de cartílagos hialinos (16-20) en forma de C con la parte abierta hacia
atrás. Los extremos abiertos de los anillos cartilaginosos quedan estabilizados por fibras
musculares lisas y tejido conjuntivo elástico formando una superficie posterior plana en
contacto directo con el esófago, por delante del cual desciende, lo que permite acomodar
dentro de la tráquea las expansiones del esófago producidas al tragar. Termina a nivel del
ángulo esternal y de la apófisis espinosa de la 4ª vértebra torácica, al dividirse en los
bronquios principales derecho e izquierdo. El arco o cayado de la aorta en un principio es
anterior a la tráquea y luego se coloca en su lado izquierdo.
orificio faríngeo de
la trompa auditiva
(de Eustaquio)
amígadal
faríngea
(adenoides)

nasofaringe

úvula

amígdala

palatina
orofaringe

epiglotis

laringofaringe

esófago

tráquea

cuerdas vocales

amígdala lingual
hueso hioides
paladar blando

Thibodeau GA, Patton KT. Anatomía y Fisiología - Segunda edición. 1ª ed. Madrid: Mosby-
Doyma Libros; 1995. p. 584.

TRACTO RESPIRATORIO INFERIOR

BRONQUIOS

Los bronquios principales son dos tubos formados por anillos completos de cartílago
hialino, uno para cada pulmón, y se dirigen hacia abajo y afuera desde el final de la tráquea
hasta los hilios pulmonares por donde penetran en los pulmones. El bronquio principal
derecho es más vertical, corto y ancho que el izquierdo lo que explica que sea más
probable que un objeto aspirado entre en el bronquio principal derecho. Una vez dentro
de los pulmones, los bronquios se dividen continuamente, de modo que cada rama
corresponde a un sector definido del pulmón.

Cada bronquio principal se divide en bronquios lobulares que son 2 en el lado izquierdo
y 3 en el lado derecho, cada uno correspondiente a un lóbulo del pulmón. Cada bronquio
lobular se divide, a su vez, en bronquios segmentarios que corresponden a los llamados
segmentos pulmonares, cada uno de los cuales tiene sus propios bronquio, arteria y vena
segmentarios. Los bronquios segmentarios, a su vez, se dividen en bronquios más
pequeños o bronquíolos que se ramifican en tubos más pequeños, de un modo repetido
hasta formar los bronquíolos terminales. Toda esta ramificación bronquial se parece a un
árbol invertido y por ello se llama árbol bronquial.

A medida que se produce la ramificación bronquial, el epitelio de la mucosa va


cambiando. En los bronquios principales, lobulares y segmentarios la mucosa tiene
epitelio seudoestratificado columnar ciliado. En los bronquiolos más grandes pasa a tener
epitelio columnar simple ciliado, en los bronquiolos más pequeños, epitelio cuboidal
simple ciliado y en los bronquiolos terminales, epitelio cuboidal simple no ciliado.
Además los anillos cartilaginosos van desapareciendo y las fibras musculares lisas van
aumentando, hasta que ya no hay cartílago y solo músculo liso en la pared de los
bronquiolos más pequeños, de modo que la contracción muscular puede cerrar la cavidad
de estos bronquiolos, impidiendo la entrada de aire en los alvéolos, como sucede por
ejemplo en una crisis asmática, lo que puede ser una situación amenazadora para la vida.

PULMONES

Los pulmones son los órganos esenciales de la respiración. Son ligeros, blandos,
esponjosos y muy elásticos y pueden reducirse a la 1/3 parte de su tamaño cuando se abre
la cavidad torácica. Durante la primera etapa de la vida son de color rosado, pero al final
son oscuros y moteados debido al acúmulo de partículas de polvo inhalado que queda
atrapado en los fagocitos (macrófagos) de los pulmones a lo largo de los años.

Cada pulmón tiene la forma de un semicono, está contenido dentro de su propio saco
pleural en la cavidad torácica, y está separado uno del otro por el corazón y otras
estructuras del mediastino. El pulmón derecho es mayor y más pesado que el izquierdo y
su diámetro vertical es menor porque la cúpula derecha del diafragma es más alta, en
cambio es más ancho que el izquierdo porque el corazón se abomba más hacia el lado
izquierdo. El pulmón izquierdo está dividido en un lóbulo superior, que presenta la
escotadura cardíaca en donde se sitúa el corazón, y un lóbulo inferior. El pulmón derecho
está dividido en tres lóbulos: superior, medio e inferior.

Cada pulmón presenta un vértice, una base y dos caras. El vértice es el polo superior
redondeado de cada pulmón y se extiende a través de la abertura superior del tórax, por
encima de la 1ª costilla. La base o cara diafragmática es cóncava y en forma de semiluna
y se apoya en la superficie convexa del diafragma que separa al pulmón derecho del
hígado y al pulmón izquierdo del hígado, estómago y bazo. La cara costal es grande, lisa
y convexa y se adapta a la pared torácica y la cara interna tiene una parte vertebral que
ocupa el canal a cada lado de la columna vertebral y otra mediastínica que presenta
depresiones debido al corazón y los grandes vasos.

El hilio de cada pulmón se encuentra cerca del centro de la cara interna, está rodeado por
pleura y es la zona por donde pasan las estructuras que entran y salen de cada pulmón
(arterias, venas, bronquios, nervios, vasos y ganglios linfáticos) formando los pedículos
pulmonares que también están rodeados por pleura. De este modo los pedículos unen la
cara interna de cada pulmón al corazón y la tráquea.

Las ramas de la arteria pulmonar distribuyen sangre venosa en los pulmones para que
éstos la puedan oxigenar. Acompañan a los bronquios de tal modo que hay una rama para
cada lóbulo, cada segmento bronco-pulmonar y cada área funcional del pulmón. Las
ramas terminales de las arterias pulmonares se ramifican en capilares que se encuentran
recubriendo las paredes de los alvéolos.
Por su parte, las arterias bronquiales son pequeñas y transportan sangre oxigenada para
irrigar los bronquios en todas sus ramificaciones.

Las venas pulmonares recogen la sangre oxigenada desde los pulmones y la transportan
a la aurícula izquierda del corazón.
Por su parte, las venas bronquiales recogen la sangre venosa procedente de los bronquios
y la llevan a la vena ácigos (la derecha) y la vena hemiácigos (la izquierda).

UNIDAD RESPIRATORIA

Los bronquios se dividen una y otra vez hasta que su diámetro es inferior a 1 mm, después
de lo cual se conocen como bronquiolos y ya no tienen en sus paredes ni glándulas
mucosas ni cartílagos. Los bronquiolos se subdividen a su vez en bronquiolos terminales.
Estos se subdividen hasta formar los bronquiolos respiratorios que se caracterizan porque
en parte tienen estructura de bronquiolos pero en parte ya tienen alvéolos en su pared que
se abren directamente en su cavidad.

La unidad respiratoria es la zona del pulmón que está aireada por un bronquiolo
respiratorio. Cada bronquiolo respiratorio se divide en varias vías llamadas conductos
alveolares que, a su vez, se abren a a numerosos sacos alveolares y alvéolos. Cada saco
alveolar está formado por varios alvéolos y cada alvéolo es una bolsa redondeada, abierta
por un lado, con un diámetro medio de unas 3oo micras, que tiene una pared
extremadamente delicada formada por epitelio plano simple. En los 2 pulmones hay
alrededor de unos 300 millones de alvéolos.

ESTRUCTURAS ACCESORIAS

PLEURAS

Son membranas serosas, es decir que tapizan una cavidad corporal que no está abierta al
exterior y recubren los órganos que se encuentran en su interior que, en este caso, son los
pulmones. Una serosa consiste en una fina capa de tejido conjuntivo laxo cubierta por una
capa de epitelio escamoso simple y como el tipo de epitelio es siempre el mismo en todas
las serosas, se le da el nombre genérico de mesotelio al epitelio de una serosa.

Hay 2 pleuras en cada lado. Cada pulmón está cubierto completa e íntimamente por una
membrana serosa, lisa y brillante llamada pleura visceral. La cavidad torácica está
cubierta por otra membrana serosa llamada pleura parietal. El espacio virtual que hay
entre ambas pleuras se llama cavidad pleural. Las cavidades pleurales de cada lado son 2
espacios no comunicados entre sí y cerrados herméticamente en los que existe una capa
muy fina de líquido seroso lubrificante secretado por el mesotelio, el líquido pleural, cuya
misión es reducir el roce entre las capas parietal y visceral de cada lado para que no
haya interferencias con los movimientos respiratorios.

La pleura parietal recubre las diferentes partes de la cavidad torácica y, con propósitos
descriptivos, recibe un nombre según la zona que recubre: la pleura costal es la porción
más fuerte de la pleura parietal y cubre las superficies internas de la caja torácica. La
pleura mediastínica cubre el mediastino, la pleura diafragmática es delgada y cubre la
superficie superior del diafragma y, por último, la cúpula pleural cubre el vértice del
pulmón.
Durante la respiración tranquila existen 3 zonas de las cavidades pleurales que no son
ocupadas por los pulmones y en donde dos partes de pleura parietal contactan una con la
otra por sus superficies internas. Estas zonas se llaman senos pleurales y se llenan en
una inspiración profunda. Los senos costodiafragmáticos derecho e izquierdo están
situados entre las pleuras costal y diafragmática a cada lado y se acortan y se agrandan
alternativamente a medida que los pulmones se mueven dentro y fuera de ellos durante la
inspiración y la espiración y el seno costomediastínico se encuentra a nivel de la
escotadura cardíaca, en donde se ponen en contacto las partes costal y mediastínica de la
pleura parietal izquierda.

PARED TORÁCICA

MEDIASTINO

La cavidad torácica presenta 3 divisiones principales que son las cavidades pleurales
derecha e izquierda y el mediastino que es la estrecha parte media y, por tanto, está entre
las dos cavidades pleurales. Se extiende desde el orificio superior del tórax hasta el
diafragma y desde el esternón y los cartílagos costales hasta la superficie anterior de las
12 vértebras torácicas. Contiene el corazón y los grandes vasos, la tráquea y los
bronquios, el timo, el esófago, los nervios frénicos y los nervios vagos (X par craneal),
el conducto torácico y ganglios linfáticos. Todas estas estructuras están rodeadas por
tejido conectivo laxo y tejido adiposo cuya laxitud junto con la elasticidad de los
pulmones permite al mediastino acomodarse al movimiento y cambios de volumen de la
cavidad torácica.

El timo es una masa de tejido linfoide de forma aplanada y lobular que se encuentra por
detrás del manubrio esternal. En los recién nacidos puede extenderse a través de la
abertura torácica superior hacia el cuello debido a su gran tamaño, pero a medida que el
niño crece va disminuyendo hasta casi desaparecer en el adulto.

El conducto torácico es el conducto linfático principal del organismo, con unos 45 cm de


longitud, y transporta la mayor parte de linfa del cuerpo hasta desembocar en el sistema
venoso, en la vena braquiocefálica izquierda.
Fuente: Thibodeau GA, Patton KT. Anatomía y Fisiología - Segunda edición. 1ª ed. Madrid: Mosby-
Doyma Libros; 1995. p. 594.
SISTEMA RESPIRATORIO:
FISIOLOGÍA

Definición del proceso de la respiración

Ventilación pulmonar

Trabajo respiratorio

Volúmenes y capacidades pulmonares

Ventilación alveolar

Difusión de gases

Membrana respiratoria o membrana alvéolo-capilar

Relación ventilación alveolar/perfusión

Transporte de oxígeno por la sangre

Curva de disociación de la hemoglobina

Transporte de dióxido de carbono por la sangre

Regulación o control de la respiración

Control químico de la respiración

Control no químico de la respiración


DEFINICIÓN DEL PROCESO DE LA RESPIRACIÓN

El proceso de intercambio de oxígeno (O2) y dióxido de carbono (CO2) entre la sangre y


la atmósfera, recibe el nombre de respiración externa. El proceso de intercambio de gases
entre la sangre de los capilares y las células de los tejidos en donde se localizan esos
capilares se llama respiración interna.

El proceso de la respiración externa puede dividirse en 4 etapas principales:


La ventilación pulmonar o intercambio del aire entre la atmósfera y los alvéolos
pulmonares mediante la inspiración y la espiración
La difusión de gases o paso del oxígeno y del dióxido de carbono desde los
alvéolos a la sangre y viceversa, desde la sangre a los alvéolos
El transporte de gases por la sangre y los líquidos corporales hasta llegar a las
células y viceversa
Y, por último, la regulación del proceso respiratorio.

Fuente: Thibodeau GA, Patton KT. Estructura y Función del cuerpo humano. 10ª ed. Madrid:
Harcourt Brace; 1998. p. 294. Fisiología.
VENTILACIÓN PULMONAR

Es la primera etapa del proceso de la respiración y consiste en el flujo de aire hacia


adentro y hacia afuera de los pulmones, es decir, en la inspiración y en la espiración.

Inspiración: el diafragma se contrae / Los pulmones se expanden.

Espiración: los pulmones se retraen / El diafragma se relaja.

Fuente: Thibodeau GA, Patton KT. Anatomía y Fisiología. 2ª ed. Madrid: Mosby-Doyma Libros;
1995. p. 602.

El aire atmosférico es una mezcla de gases y vapor de agua. La presión total de una
mezcla de gases es la suma de las presiones de los gases individuales. La presión
atmosférica a nivel del mar es 760 mmHg, de la que un 78% se debe a moléculas de
nitrógeno (N2), un 21% a moléculas de oxígeno (O2) y así sucesivamente. La presión de
un gas en una mezcla de gases, se llama presión parcial de ese gas y es determinado por
su abundancia en la mezcla. Para encontrar la presión parcial, se multiplica la presión
atmosférica (Patm) por la contribución relativa del gas (%) a la mezcla de gases que
constituye el aire:

Presión parcial de oxígeno (P02) = 760 mmHg x 21% = 160 mmHg en la


atmósfera

La presión parcial de los gases varía dependiendo de la cantidad de vapor de agua del
aire. El agua diluye la contribución de los gases a la presión del aire, de modo que cuando
hay mucha humedad en el aire, la presión parcial de los gases disminuye, es decir,
disminuye la cantidad de esos gases en el aire que respiramos.

Por convención, en fisiología respiratoria se considera a la presión atmosférica


como 0 mmHg. Así que cuando hablamos de una presión negativa nos referimos a
una presión por debajo de la presión atmosférica y de una presión positiva nos
referimos a una presión por encima de la atmosférica.

El flujo de aire hacia adentro y hacia afuera de los pulmones depende de la diferencia de
presión producida por una bomba. Los músculos respiratorios constituyen esta bomba y
cuando se contraen y se relajan crean gradientes de presión.

Las presiones en el sistema respiratorio pueden medirse en los espacios aéreos de los
pulmones (presión intrapulmonar) o dentro del espacio pleural (presión intrapleural).
Debido a que la presión atmosférica es relativamente constante, la presión en los
pulmones debe ser mayor o menor que la presión atmosférica para que el aire pueda fluir
entre el medio ambiente y los alvéolos.

Durante la inspiración, la contracción del diafragma y de los músculos inspiratorios da


lugar a un incremento de la capacidad de la cavidad torácica, con lo que la presión
intrapulmonar se hace ligeramente inferior con respecto a la atmosférica, lo que hace que
el aire entre en las vías respiratorias. Durante la espiración, los músculos respiratorios se
relajan y vuelven a sus posiciones de reposo. A medida que esto sucede, la capacidad de
la cavidad torácica disminuye con lo que la presión intrapulmonar aumenta con respecto
a la atmosférica y el aire sale de los pulmones.

Como los pulmones son incapaces de expandirse y contraerse por sí mismos, tienen que
moverse en asociación con el tórax. Los pulmones están “pegados” a la caja torácica por
el líquido pleural que se encuentra entre las dos hojas pleurales, la visceral y la parietal
(es lo mismo que sucedería con dos láminas de cristal unidas entre por una fina capa de
líquido, es imposible separar entre sí esas dos láminas de cristal, a no ser que se deslicen
una sobre otra). La presión intrapleural, del espacio intrapleural, es inferior a la
atmosférica y surge durante el desarrollo, a medida que la caja torácica con su capa pleural
asociada crece más rápido que el pulmón con su capa pleural asociada. Las dos hojas
pleurales se mantienen juntas por el líquido pleural, de modo que los pulmones elásticos
son forzados a estirarse para adaptarse al mayor volumen de la caja torácica. Al mismo
tiempo, sucede que la fuerza elástica tiende a llevar a los pulmones a su posición de
reposo, lejos de la caja torácica. La combinación de la fuerza de estiramiento hacia fuera
de la caja torácica y la fuerza elástica de los pulmones hacia adentro, crea una presión
intrapleural negativa, lo que significa que es inferior a la presión atmosférica. No hay que
olvidar que la cavidad pleural está cerrada herméticamente, de modo que la presión
intrapleural nunca se puede equilibrar con la presión atmosférica.

TRABAJO RESPIRATORIO

En la respiración normal tranquila, la contracción de los músculos respiratorios solo


ocurre durante la inspiración, mientras que la espiración es un proceso pasivo ya que se
debe a la relajación muscular. En consecuencia, los músculos respiratorios normalmente
solo trabajan para causar la inspiración y no la espiración. Los dos factores que tienen la
mayor influencia en la cantidad de trabajo necesario para respirar son:

• la expansibilidad o compliance de los pulmones


• la resistencia de las vías aéreas al flujo del aire

La EXPANSIBILIDAD o COMPLIANCE es la habilidad de los pulmones para ser


estirados o expandidos. Un pulmón que tiene una compliance alta significa que es estirado
o expandido con facilidad, mientras uno que tiene una compliance baja requiere más
fuerza de los músculos respiratorios para ser estirado. La compliance es diferente de la
elastancia o elasticidad pulmonar. La elasticidad significa resistencia a la deformación y
es la capacidad que tiene un tejido elástico de ser deformado o estirado por una pequeña
fuerza y de recuperar la forma y dimensiones originales cuando la fuerza es retirada. El
hecho de que un pulmón sea estirado o expandido fácilmente (alta compliance) no
significa necesariamente que volverá a su forma y dimensiones originales cuando
desaparece la fuerza de estiramiento (elastancia). Como los pulmones son muy elásticos,
la mayor parte del trabajo de la respiración se utiliza en superar la resistencia de los
pulmones a ser estirados o expandidos.

Las fuerzas que se oponen a la compliance o expansión pulmonar son dos:


la elasticidad o elastancia de los pulmones ya que sus fibras elásticas resultan estiradas al
expandirse los pulmones y como tienen tendencia a recuperar su forma y dimensiones
originales, los pulmones tienden continuamente a apartarse de la pared torácica;
la tensión superficial producida por una delgada capa de líquido que reviste interiormente
los alvéolos, que incrementa la resistencia del pulmón a ser estirado y que, por tanto,
aumenta el trabajo respiratorio para expandir los alvéolos en cada inspiración.

Para poder realizar la inspiración con facilidad, estas dos fuerzas son contrarrestadas por:
la presión intrapleural negativa que existe en el interior de las cavidades pleurales y que
obliga a los pulmones a seguir a la pared torácica en su expansión (leer apartado de
ventilación pulmonar)
el agente tensioactivo o surfactante que es una mezcla de fosfolípidos y proteínas,
segregada por unas células especiales que forman parte del epitelio alveolar, los
neumocitos de tipo II, y que disminuye la tensión superficial del líquido que recubre
interiormente los alvéolos. La síntesis de surfactante comienza alrededor de la semana 25
del desarrollo fetal y cuando no se segrega, la expansión pulmonar es muy difícil y se
necesitan presiones intrapleurales extremadamente negativas para poder vencer la
tendencia de los alvéolos al colapso. Algunos recién nacidos prematuros no secretan
cantidades adecuadas de esta sustancia tensioactiva y pueden morir por no poder expandir
sus pulmones: es lo que se llama síndrome de distrés respiratorio.

En cuanto a la RESISTENCIA DE LAS VÍAS AÉREAS AL FLUJO DEL AIRE, los


factores que contribuyen a la resistencia de las vías respiratorias al flujo del aire son:
• la longitud de las vías
• la viscosidad del aire que fluye a través de las vías
• el radio de las vías

La longitud de las vías respiratorias es constante y la viscosidad del aire también es


constante en condiciones normales, de modo que el factor más importante en la resistencia
al flujo del aire es el radio de las vías respiratorias. Si no hay una patología de estas vías
que provoque un estrechamiento de las mismas, la mayor parte del trabajo realizado por
los músculos durante la respiración normal tranquila, se utiliza para expandir los
pulmones y solamente una pequeña cantidad se emplea para superar la resistencia de las
vías respiratorias al flujo del aire.

VOLÚMENES Y CAPACIDADES PULMONARES

Un método simple para estudiar la ventilación pulmonar consiste en registrar el volumen


de aire que entra y sale de los pulmones, es lo que se llama realizar una espirometría. Se
ha dividido el aire movido en los pulmones durante la respiración en 4 volúmenes
diferentes y en 4 capacidades diferentes.

Los VOLUMENES PULMONARES son:


Volumen corriente (VC): Es el volumen de aire inspirado o espirado con cada respiración
normal. El explorador dice al paciente: “respire tranquilamente”. En un varón adulto es
de unos 500 ml.

Volumen de reserva inspiratoria (VRI): Es el volumen extra de aire que puede ser
inspirado sobre el del volumen corriente. El explorador dice al paciente: “inspire la
mayor cantidad de aire que usted pueda”. En un varón adulto es de unos 3000 ml.

Volumen de reserva espiratoria (VRE): Es el volumen de aire que puede ser espirado en
una espiración forzada después del final de una espiración normal. El explorador dice al
paciente: “expulse la mayor cantidad de aire que usted pueda”. En un varón adulto es de
unos 1100 ml.

Volumen residual (VR): Este volumen no puede medirse directamente como los
anteriores. Es el volumen de aire que permanece en los pulmones al final de una
espiración forzada, no puede ser eliminado ni siquiera con una espiración forzada y es
importante porque proporciona aire a los alvéolos para que puedan airear la sangre entre
dos inspiraciones. En un varón adulto es de unos 1200 ml.

Las CAPACIDADES PULMONARES son combinaciones de 2 ó más volúmenes.

Capacidad inspiratoria (CI): Es la combinación del volumen corriente más el volumen de


reserva inspiratoria (VC + VRI). Es la cantidad de aire que una persona puede inspirar
comenzando en el nivel de espiración normal y distendiendo los pulmones lo máximo
posible. En un varón adulto es de unos 3500 ml.

Capacidad residual funcional (CRF): Es la combinación del volumen de reserva


espiratorio más el volumen residual (VRE + VR). En un varón adulto es de unos 2300
ml.

Capacidad vital (CV): Es la combinación del volumen de reserva inspiratorio más el


volumen corriente más el volumen de reserva espiratorio (VRI + VC + VRE). Es la
cantidad máxima de aire que una persona puede eliminar de los pulmones después de
haberlos llenado al máximo. El explorador dice al paciente: “inspire todo el aire que pueda
y después espire todo el aire que pueda”. La medición de la capacidad vital es la más
importante en la clínica respiratoria para vigilar la evolución de los procesos pulmonares.
En un varón adulto es de unos 4600 ml. En esta prueba se valora mucho la primera parte
de la espiración, es decir, la persona hace un esfuerzo inspiratorio máximo y a
continuación espira tan rápida y completamente como puede. El volumen de aire exhalado
en el primer segundo, bajo estas condiciones, se llama volumen espiratorio forzado en un
segundo (FEV1, siglas en inglés). En adultos sanos el FEV1 es de alrededor del 80% de la
capacidad vital, es decir, que el 80% de la capacidad vital se puede espirar forzadamente
en el primer segundo. El FEV1 constituye una medida muy importante para examinar la
evolución de una serie de enfermedades pulmonares. En las enfermedades pulmonares
obstructivas, por ejemplo, el FEV1 está disminuido

Capacidad pulmonar total (CPT): Es la combinación de la capacidad vital más el


volumen residual (CV + VR). Es el volumen máximo de aire que contienen los
pulmones después del mayor esfuerzo inspiratorio posible. En un varón adulto es de
unos 5800 ml.
VENTILACIÓN ALVEOLAR

La importancia final de la ventilación pulmonar reside en la renovación continua del aire


en las unidades respiratorias, que es donde el aire está en estrecha proximidad con la
sangre.

Podemos estimar la efectividad de la ventilación calculando la ventilación pulmonar total


o volumen de aire que entra y sale de los pulmones en cada minuto. Se le llama también
volumen respiratorio minuto (VRM) y se calcula al multiplicar el volumen corriente por
la frecuencia respiratoria. Como la frecuencia respiratoria suele ser de 12-15 respiraciones
por minuto:

FR x VC = VRM
12 respiraciones/min x 500 ml = 6000 ml/min = 6 litros/min

La ventilación pulmonar total representa el movimiento físico del aire dentro y fuera del
tracto respiratorio, pero no es necesariamente un buen indicador de la cantidad de aire
fresco que alcanza la superficie de intercambio alveolar porque parte del aire que respira
una persona nunca llega a las regiones de intercambio de gases sino que permanece en las
vías respiratorias como la tráquea y los bronquios. Como estas vías respiratorias no
intercambian gases con la sangre, se les llama espacio muerto anatómico y el aire que
contienen aire del espacio muerto (VM). En un varón adulto es de ~ 150 ml.

Como consecuencia, un indicador más adecuado de la eficiencia de la ventilación es la


ventilación alveolar o cantidad de aire que alcanza los alvéolos en un minuto que se
calcula al multiplicar la frecuencia respiratoria por el volumen corriente menos el
volumen del espacio muerto:

FR x (VC – VM) = VA
12 respiraciones/min x (500ml – 150ml) = 4200 ml/min

Se observa que la ventilación alveolar puede ser afectada drásticamente por cambios tanto
en la frecuencia respiratoria como en la profundidad de la respiración.

DIFUSIÓN O INTERCAMBIO ALVÉOLO-CAPILAR DE GASES

Una vez que los alvéolos se han ventilado con aire nuevo, el siguiente paso en el proceso
respiratorio es la difusión del oxígeno (O2) desde los alvéolos hacia la sangre y del
dióxido de carbono (CO2) en dirección opuesta.

La cantidad de oxígeno y de dióxido de carbono que se disuelve en el plasma


depende del gradiente de presiones y de la solubilidad del gas. Ya que la
solubilidad de cada gas es constante, el principal determinante del intercambio
de gases es el gradiente de la presión parcial del gas a ambos lados de la
membrana alvéolo-capilar.

Los gases fluyen desde regiones de elevada presión parcial a regiones de baja presión
parcial. La PO2 normal en los alvéolos es de 100 mmHg mientras que la PO2 normal en la
sangre venosa que llega a los pulmones, es de 40 mmHg. Por tanto, el oxígeno se mueve
desde los alvéolos al interior de los capilares pulmonares. Lo contrario sucede con el
dióxido de carbono. La PCO2 normal en los alvéolos es de 40 mmHg mientras que la PCO2
normal de la sangre venosa que llega a los pulmones es
de 46 mmHg. Por tanto, el dióxido de carbono se mueve desde el
plasma al interior de los alvéolos. A medida que difunde más gas
de un área a otra de la membrana, la presión parcial va
disminuyendo en un lado y aumentando en otro, de modo que los
2 valores se van acercando y, por tanto, la intensidad de la difusión
es cada vez menor hasta que llega un momento en que las presiones
a ambos lados de la membrana alvéolo-capilar se igualan y la
difusión se detiene.

La cantidad de aire alveolar sustituida por aire atmosférico nuevo


con cada movimiento respiratorio solo es la 1/7 parte del total, de
modo que se necesitan varios movimientos respiratorios para
renovar la mayor parte del aire alveolar. Con una ventilación
alveolar normal se necesitan unos 17 segundos
aproximadamente, para sustituir la mitad del aire alveolar y esta
lentitud tiene importancia para evitar cambios bruscos en las
concentraciones gaseosas de la sangre.

MEMBRANA RESPIRATORIA O MEMBRANA ALVÉOLO-


CAPILAR

Las paredes alveolares son muy delgadas y sobre ellas hay una
red casi sólida de capilares interconectados entre sí. Debido a la
gran extensión de esta red capilar, el flujo de sangre por la pared
alveolar es descrito como laminar y, por tanto, los gases
alveolares están en proximidad estrecha con la sangre de los
capilares. Por otro lado, los gases que tienen importancia
respiratoria son muy solubles en los lípidos y en consecuencia
también son muy solubles en las membranas celulares y pueden
difundir a través de éstas, lo que resulta interesante porque el
recambio gaseoso entre el aire alveolar y la sangre pulmonar se
produce a través de una serie de membranas y capas que se
denominan en conjunto, membrana respiratoria o membrana
alvéolo-capilar.

A pesar del gran número de capas, el espesor global de la


membrana respiratoria varía de 0.2 a 0.6 micras y su superficie
total es muy grande ya que se calculan unos 300 millones de
alvéolos en los dos pulmones. Además, el diámetro medio de los
capilares pulmonares es de unas 8 micras lo que significa que los
glóbulos rojos deben deformarse para atravesarlos y, por tanto, la
membrana del glóbulo rojo suele tocar el endotelio capilar, de
modo que el O2 y el CO2 casi no necesitan atravesar el plasma
cuando difunden entre el hematíe y el alvéolo por lo que aumenta
su velocidad de difusión.
La difusión del oxígeno y del dióxido de carbono a través de la
membrana respiratoria alcanza el equilibrio en menos de 1
segundo de modo que cuando la sangre abandona el alvéolo tiene
una PO2 de 100 mmHg y una PCO2 de 40 mmHg, idénticas a las
presiones parciales de los dos gases en el alvéolo.

RELACIÓN VENTILACIÓN ALVEOLAR/PERFUSIÓN (VA/Q)

Para que la ventilación alveolar y la difusión de gases sean


correctas, es necesario que todos los alvéolos se ventilen por igual
y que el flujo de sangre por los capilares pulmonares sea el mismo
para cada alvéolo. La perfusión pulmonar es el flujo sanguíneo
pulmonar (Q).

Para representar posibles variaciones, se ha desarrollado el


concepto de relación ventilación alveolar-perfusión (VA/Q) o
relación entre la ventilación alveolar y el flujo sanguíneo
pulmonar. El valor normal del cociente VA/Q es 0,8, lo que
significa que la ventilación alveolar (en litros/min) es 80% del
valor del flujo sanguíneo pulmonar (en litros/min). El término
normal significa que si la frecuencia respiratoria, el volumen
corriente y el gasto cardíaco son normales, el cociente VA/Q
es 0,8, con lo que las presiones parciales de oxígeno (P O2) y de
dióxido de carbono (PCO2) en sangre arterial tienen valores
normales de 100 y 40 mmHg, respectivamente. Si la VA/Q cambia
por modificaciones de la VA, del flujo pulmonar o de ambos,
entonces el intercambio de gases es menor que el ideal y las cifras
de PO2 y PCO2 en sangre arterial se modifican.

[1] Cuando tanto la ventilación alveolar como la perfusión son


equilibradas para el mismo alvéolo, se dice que la relación
VA/Q es equilibrada o normal
[2] Cuando la relación VA/Q es menor de lo normal, significa
que no hay suficiente ventilación para proporcionar el oxígeno
(O2) necesario para oxigenar la sangre que circula por los capilares
alveolares, por tanto una parte de la sangre venosa que pasa a
través de los capilares pulmonares no se oxigena.
[3] Cuando la relación VA/Q es mayor de lo normal, significa
que hay mucho más O2 disponible en los alvéolos del que puede
ser difundido a la sangre. Por tanto una parte de la ventilación se
desperdicia y la sangre no se oxigena adecuadamente al pasar por
los alvéolos.

A nivel local, el organismo intenta equilibrar la ventilación y el


flujo sanguíneo en cada sección del pulmón, al regular los
diámetros de las arteriolas y de los bronquíolos. El diámetro
bronquiolar es mediado por los niveles de dióxido de carbono en
el aire espirado que pasa por ellos de modo que un incremento en
la PCO2 del aire espirado provoca una bronquiolo-dilatación y lo
contrario sucede en el caso de una disminución en la P CO2 del aire
espirado. Por otro lado, no hay evidencia de un control neural del
flujo sanguíneo pulmonar sino que el diámetro de las arteriolas
pulmonares es regulado sobre todo por el contenido de oxígeno
del líquido intersticial alrededor de la arteriola. Si la ventilación de
un alvéolo en un área pulmonar disminuye, la PO2 del líquido
intersticial en dicha zona disminuye y, entonces, las arteriolas
responden a la baja concentración de oxígeno contrayéndose, es
decir, hay una arteriolo-constricción, con lo que la sangre puede
ser derivada desde las zonas mal ventiladas a zonas mejor
ventiladas del pulmón. Si, por el contrario, la PO2 alveolar es mayor
que lo normal en una zona pulmonar, las arteriolas que irrigan esa
zona se dilatan, hay una arteriolo-dilatación, y así permiten un
mayor flujo pulmonar y, por tanto, una mayor captación del
oxígeno alveolar y oxigenación de la sangre.

(NOTA: Observad que la vasoconstricción de las arteriolas pulmonares


en respuesta a una baja PO2 intersticial es un fenómeno exactamente
opuesto a lo que sucede en las arteriolas de la circulación sistémica).

TRANSPORTE DE OXÍGENO

Una vez que el oxígeno (O2) ha atravesado la membrana


respiratoria y llega a la sangre pulmonar, tiene que ser transportado
hasta los capilares de los tejidos para que pueda difundir al interior
de las células. El transporte de O2 por la sangre se realiza
principalmente en combinación con la hemoglobina (Hb), aunque
una pequeña parte de oxígeno se transporta también disuelto en el
plasma. Como el oxígeno es poco soluble en agua, solo unos 3 ml
de oxígeno pueden disolverse en 1 litro de plasma, de modo que si
dependiésemos del oxígeno disuelto en plasma, solamente 15 ml
de oxígeno disuelto alcanzarían los tejidos cada minuto, ya que
nuestro gasto cardíaco (o volumen de sangre expulsado por el
corazón en un minuto) es de unos 5 L/min. Esto resulta
absolutamente insuficiente puesto que el consumo de oxígeno por
nuestras células en reposo, es de unos 250 ml/min y aumenta
muchísimo con el ejercicio. Así que el organismo depende del
oxígeno transportado por la Hb, por lo que más del 98% del
oxígeno que existe en un volumen dado de sangre, es transportado
dentro de los hematíes, unido a la Hb, lo que significa que alcanza
unos valores de unos 197 ml/litro de plasma, si se tienen niveles
normales de Hb. Como el gasto cardiaco es unos 5 l/min, entonces
el oxígeno disponible es de casi 1000 ml/min, lo que resulta unas
4 veces superior a la cantidad de oxígeno que es consumido por
los tejidos en reposo.

CURVA DE DISOCIACIÓN DE LA HEMOGLOBINA

La hemoglobina (Hb) es una proteína con un peso molecular de


68 Kd unida a un pigmento responsable del color rojo de la
sangre, y situada en el interior de los hematíes. Cada molécula de
Hb está formada por 4 subunidades proteicas consistentes, cada
una de ellas, en un grupo hemo (pigmento) unido a una globina
(cadena polipeptídea), y posee 4 átomos de hierro (Fe), cada uno
de los cuales está localizado en un grupo hemo. Como cada
átomo de Fe puede fijar una molécula de oxígeno (O 2), en total 4
moléculas de O2 pueden ser transportadas en cada molécula de
Hb. La unión entre el Fe y el oxígeno es débil lo que significa
que se pueden separar rápidamente en caso necesario. La
combinación de la hemoglobina con el O2 constituye la
oxihemoglobina.

grupo heme

Fuente: Thibodeau GA, Patton KT. Anatomía y Fisiología. 2ª ed. Madrid:


Mosby-Doyma Libros; 1995. p. 446.

A nivel alveolar, la cantidad de O2 que se combina con la


hemoglobina disponible en los glóbulos rojos es función de la
presión parcial del oxígeno (PO2) que existe en el plasma. El
oxígeno disuelto en el plasma difunde al interior de los hematíes
en donde se une a la Hb. Al pasar el oxígeno disuelto en el plasma
al interior de los hematíes, más oxígeno puede difundir desde los
alvéolos al plasma. La transferencia de oxigeno desde el aire al
plasma y a los hematíes y la Hb es tan rápida, que la sangre que
deja los alvéolos recoge tanto oxígeno como lo permite la PO2 del
plasma y el número de hematíes. De modo que a medida que
aumenta la presión parcial de O2 en los capilares alveolares, mayor
es la cantidad de oxihemoglobina que se forma, hasta que toda la
hemoglobina queda saturada de O2. El porcentaje de saturación de
la hemoglobina se refiere a los sitios de unión disponibles en
la Hb que están unidos al oxigeno. Si todos los sitios de unión de
todas las moléculas de Hb están unidos al oxigeno se dice que la
sangre esta oxigenada al 100%, es decir, la hemoglobina está
100% saturada con oxigeno. Si la mitad de los sitios disponibles
están ocupados con oxígeno, se dice que la Hb está saturada en un
50% etc. etc....

Cuando la sangre arterial llega a los capilares de los tejidos, la Hb


libera parte del O2 que transporta, es decir se produce la
disociación de parte de la oxihemoglobina lo que se representa en
la curva de disociación de la Hb. Esto se produce porque la presión
parcial del O2 en el líquido intersticial (líquido situado entre las
células) de los tejidos (<40 mmHg) es mucho menor que la del O2
de los capilares (100 mmHg). A medida que el oxígeno disuelto
difunde desde el plasma al interior de las células tisulares, la caída
resultante en la PO2 del plasma hace que la Hb libere sus depósitos
de oxígeno. La cantidad de oxígeno que libera la Hb para una
célula es determinada por la actividad metabólica de la misma. A
más actividad metabólica celular, más oxígeno consumido por las
células y, por tanto, más disminución de la PO2 en el líquido
intersticial y más disociación de la hemoglobina. En los tejidos en
reposo, la PO2 intersticial es de 40 mmHg y la Hb permanece
saturada en un 75%, es decir, que solo ha liberado 1/4 parte del
oxigeno que es capaz de transportar y el resto sirve como reserva
para las células, que lo pueden utilizar si su metabolismo aumenta
y, por tanto, su PO2 intersticial disminuye ya que consumen más
oxígeno.

Cualquier factor que cambie la configuración de la Hb puede


afectar su habilidad para unir oxígeno. Por ejemplo, incrementos
en la temperatura corporal, en la presión parcial del dióxido de
carbono (PCO2) o en la concentración de hidrogeniones (H+) (es
decir, disminución del pH) disminuyen la afinidad de las
moléculas de Hb por el oxígeno, es decir, que la Hb libera
oxígeno con más facilidad en los tejidos y su nivel de saturación
y su capacidad de reserva disminuyen. Es lo que se llama
desviación a la derecha de la curva de disociación de la Hb,
produciéndose una desviación a la izquierda en los casos
opuestos, cuando hay una disminución de la temperatura
corporal, de la PCO2 o de la concentración de H+ (aumento del
pH), entonces la Hb no libera el oxígeno, es decir, que no se
disocia fácilmente.

TRANSPORTE DE DIÓXIDO DE CARBONO

La producción de dióxido de carbono (CO2) se realiza en los


tejidos como resultado del metabolismo celular, de donde es
recogido por la sangre y llevado hasta los pulmones. Aunque el
dióxido de carbono es más soluble en los líquidos corporales que
el oxígeno, las células producen más CO2 del que se puede
transportar disuelto en el plasma. De modo que la sangre venosa
transporta el CO2 de 3 maneras:

Combinado con la
hemoglobina (Hb) (20%)
En forma de bicarbonato
(73%)
En solución simple (7%)

COMBINADO CON LA HB: el 20% del CO 2 que penetra en la


sangre que circula por los capilares tisulares es transportado
combinado con los grupos amino de la hemoglobina. Cuando el
oxígeno abandona sus sitios de unión en los grupos hemo de la Hb,
el dióxido de carbono se une a la Hb en sus grupos amino
formando carbaminohemoglobina proceso que es facilitado por la
presencia de hidrogeniones (H+) producidos a partir del CO2 ya
que el pH disminuido en los hematíes, disminuye la afinidad de la
Hb por el oxígeno.

EN FORMA DE BICARBONATO: cerca del 75% del CO 2 que


pasa de los tejidos a la sangre es transportado en forma de iones
bicarbonato (HCO3-) en el interior de los hematíes. El dióxido de
carbono difunde al interior de los hematíes en donde reacciona con
agua en presencia de un enzima, la anhidrasa carbónica, para
formar ácido carbónico. El ácido carbónico se disocia en un ión de
hidrógeno y un ión de bicarbonato por medio de una reacción
reversible:
CO2 + H 2O <-------> CO3H2 < --------- > HCO 3-+ H +

A medida que el CO2 va entrando en los hematíes se va


produciendo ácido carbónico y bicarbonato hasta alcanzar el
3
equilibrio. Los productos finales de la reacción (HCO - y H+)
deben ser eliminados del citoplasma de los hematíes. Los
hidrogeniones se unen a la Hb y así se mantiene baja su
concentración en el interior de los hematíes y los iones bicarbonato
salen desde los hematíes al plasma utilizando una proteína
transportadora.

Cuando la sangre venosa llega a los pulmones sucede que la


presión parcial del dióxido de carbono (PCO2) de los alvéolos es
más baja que la de la sangre venosa. El CO 2 difunde desde el
plasma al interior de los alvéolos y la PCO2 del plasma empieza a
bajar, lo que permite que el CO2 salga de los hematíes. La reacción
entonces se produce a la inversa. Los H + se liberan de la Hb y el
bicarbonato del plasma entra en los hematíes. El bicarbonato y los
H+ forman ácido carbónico que, a su vez, se convierte en CO2 y en
agua. El dióxido de carbono entonces difunde desde los hematíes
al interior de los alvéolos para ser expulsado al exterior del
organismo por la espiración.

EN SOLUCIÓN SIMPLE: el CO2 es muy soluble en agua y la


cantidad del que es transportado en solución depende de su presión
parcial, aunque en condiciones normales solo un 7-10% del
transporte del CO2 se realiza en solución, disuelto en el plasma.

REGULACIÓN O CONTROL DE LA RESPIRACIÓN

La respiración se realiza a consecuencia de la descarga rítmica de


neuronas motoras situadas en la médula espinal que se encargan
de inervar los músculos inspiratorios. A su vez, estas
motoneuronas espinales están controladas por 2 mecanismos
nerviosos separados pero interdependientes:

(1) un sistema VOLUNTARIO, localizado en la corteza cerebral,


por el que el ser humano controla su frecuencia y su
profundidad respiratoria voluntariamente, por ejemplo al tocar
un instrumento o al cantar.

(2) un sistema AUTOMÁTICO O INVOLUNTARIO, localizado


en el tronco del encéfalo que ajusta la respiración a las
necesidades metabólicas del organismo, es el centro
respiratorio (CR) cuya actividad global es regulada por 2
mecanismos, un control químico motivado por los cambios de
composición química de la sangre arterial: dióxido de carbono
[CO2], oxígeno [O2] e hidrogeniones [H+] y un control no
químico debido a señales provenientes de otras zonas del
organismo.
CONTROL QUÍMICO DE LA RESPIRACIÓN

La actividad respiratoria cíclica está controlada por las neuronas


espacializadas que constituyen el centro respiratorio (CR). Sin
embargo, la actividad de estas neuronas esta sujeta a una
modulación continuada dependiendo de los niveles de gases en la
sangre arterial.

(1) Efecto de la concentración de O2 en la sangre arterial. En el


organismo existen unos receptores químicos especiales llamados
quimiorreceptores periféricos que se encargan de percibir cambios
en la composición química de la sangre arterial. En condiciones
normales, el mecanismo de control de la respiración por la presión
parcial de oxígeno (PO2) no es el más importante, y ésto es debido
a que como el oxígeno (O2) es vital para nuestro organismo, el
sistema respiratorio conserva siempre una presión de O2 alveolar
más elevada que la necesaria para saturar casi completamente la
hemoglobina, de modo que la ventilación alveolar puede variar
enormemente sin afectar de modo importante el transporte de O 2
a los tejidos y solo condiciones extremas como una enfermedad
pulmonar obstructiva crónica puede reducir la PO2 arterial a niveles
tan bajos que activen los quimiorreceptores periféricos.

(2) Efecto de las concentraciones de dióxido de carbono (CO2)


e hidrogeniones (H+) en la sangre arterial. El controlador químico
más importante de la ventilación pulmonar es el dióxido de
carbono, a través de quimiorreceptores centrales del tronco del
encéfalo que son sensibles a la concentración de H+ en el líquido
cefalorraquídeo. Cuando se incrementa la PCO2 arterial, el CO2
cruza con gran facilidad la barrera sangre-líquido cefalorraquídeo
pero tiene muy poco efecto estimulante directo sobre las neuronas
del centro respiratorio. En cambio, su acción indirecta a través de
los H+, es muy potente. Los iones H+ sí que tienen una acción
estimulante directa potente sobre el CR pero cruzan muy poco
la barrera sangre-líquido cefalorraquídeo como protección para
evitar que iones H+ procedentes del metabolismo celular puedan
alcanzar el sistema nervioso. Por tanto, siempre que se incremente
la concentración de CO2 en la sangre arterial, se incrementará
también en el líquido cefalorraquídeo en donde reacciona de
inmediato con el H2O para formar iones H+ los cuales estimularán
directamente el CR dando lugar a un aumento de la frecuencia
ventilatoria, un aumento de la eliminación del CO2 desde la sangre,
y la consiguiente disminución de los iones H +, alcanzando el
equilibrio de nuevo.

CO2 + H 2O <-----> CO3 H2 < ------ > HCO 3- + H+


Aunque los quimiorreceptores periféricos también son
estimulados por el CO2 a través de la [H+], se cree que solo
responden inicialmente a una elevación de la presión parcial de
CO2, mientras que la respuesta mayoritaria es a nivel de los
quimiorreceptores centrales. Como las variaciones en la
ventilación alveolar tienen un efecto enorme sobre la [CO 2] en
sangre y tejidos, no es extraño que sea éste el regulador principal
de la respiración en condiciones normales.

CONTROL NO QUÍMICO DE LA RESPIRACIÓN

(1) Por receptores especiales de sensibilidad profunda o propioceptores:


• receptores de estiramiento en los pulmones que son
estimulados cuando los pulmones se estiran en exceso, y
envían impulsos al centro respiratorio (CR) para disminuir la
ventilación. Se trata de un mecanismo protector pulmonar
• receptores en las articulaciones que son estimulados durante el
ejercicio, y envían impulsos al CR para aumentar la frecuencia
respiratoria. ¡Ojo¡ incluso los movimientos pasivos de las
extremidades incrementan varias veces la ventilación
pulmonar.
(2) Por actividad del centro vasomotor (CVM) que controla la
vasoconstricción periférica y la actividad cardiaca. Si aumenta la
actividad del CVM también aumenta la actividad del CR, como
sucede en el caso de una hipotensión.

(3) Por aumento de la temperatura corporal (Tª) que también


provoca un aumento de la ventilación alveolar, por un efecto
indirecto ya que al aumentar la Tª, aumenta el metabolismo celular
y, como consecuencia, la concentración de dióxido de carbono y,
por tanto, la ventilación alveolar, y también por un efecto
estimulante directo de la temperatura sobre las neuronas del CR.

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