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Cuadernos de Trabajo Social 155N: 021 4-0314

1999, 12:141-158

Apuntes para una reflexión


teórico-práctica de la relación de ayuda
Belén ARIJA GISBERT”

Yo no puedo darte más


no soy más que lo que soy
Pedro Salinas

Resumen Abstract
Este artículo pretende ser una llamada a la This papera/ms fo be a calI for reflection o,,
reflexión sobre algunos elementos que ejercen some of the e/ements that exercise, in a rec,»rocal
recíprocamente una gran influencia en la relación way a great amount of influence in the aid-reía-
de ayuda. Estos son: la institución, el cliente y el tionship. These are: the institub~n, the client and
profesional. Estos tres sistemas serán objeto de the professional figure.
análisis. No obstante, en esta ocasión vamos a mese three systems vv/II be Ihe object of
poner una mirada más atenta en e/sistema profe- our analysis, Howeve, this time, closer altention
sional Aspectos como el narcisismo, el manejo del vv/II be paid fo fha professional sysfem. Certain
poder y el miedo serán desarrollados con especial aspects sud~ es narcissism, power management
atención, and fear will be look at more close/y
En definitiva, este trabajo es una invitación In fact, this vvork is an invitation to obser-
a la observación y a la autoobse,vación, al darse vafion and selt-obsa,vation. fo bacome aware,
cuenta, Además del rol-tarea, debemos tener muy Resides lbs fask-role, ye should not forget that
en cuenta que detrás de cada trabajador socia/hay behind every social vrorker fhere is a person,
una persona con sus peculiaridades. someone vv/ti, bis ov’n idiosyncracies,

Introducción da experiencia vital, con sus limitacio-


nes y capacidades, con su carácter y su

S
oy primero persona y después estilo, con sus recursos y sus lagunas.
trabajadora social. Quiero co-
menzar así este artículo para Trabajo desde hace 6 años con
expresar que detrás del rol está siem- personas sin hogar en la Asociación
pre un ser humano con una determina- Realidades. Por lo tanto, lo que puedo

Diplomada en Trabaje Social. Especialista Universitaria en el enfoque Rogeriano por la upco. Está finali-
zando tormación en Terapia Gestall en la Escuela Madrileña de Terapia Gestail. Desarrolla su actividad
protesional con personas sin hogar desde 1993 en la Asociación Realidades.

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transmitir desde mi conocimiento y mi dad de tener una mirada circular, ya


experiencia parte en gran medida del que dicho modelo muestra una visión
trabajo desarrollado con ellos y a la vez compleja y holística de la realidad
con un recurso (el MI> que, indudable- social. Conceptos como interrelación,
mente, influye en la relación. En esta intercambio entre el individuo y el
ocasión voy a referirme al trabajo indi- medio físico y social son manejados
vidual. Uno de los proyectos que lleva- desde este paradigma. Es la lógica de
mos a cabo es un proyecto Ml. Las per- la tela de anaña y la interconexión de
sonas sin hogar se caracterizan por la los hilos.
carencia de apoyos emocionales sóli-
Actuamos según entendemos las
dos, por la falta de trabajo y vivienda, y
cosas. Es importante que seamos con-
en muchos de los casos muestran un
cientes de cómo construimos la reali-
frágil sentido vital
dad, para evitar así, en la medida de lo
Mi formación desde que acabé posible, que tanto los prejuicios como la
Trabajo Social ha sido sobre todo den- rigidez presidan nuestras acciones.
tro del marco de la psicología humanis-
Así pues, parto de mi propio mar-
ta, El modelo Rogeriano y Gestáltico
co de referencia, de mis valores, posi-
son importantes marcos de referencia
cionamientos políticos, visión del hom-
tanto en mi modo de pensar como en
bre y de la sociedad, comprensión de
mi modo de proceder. Mi terapia perso-
la profesión, mi experiencia laboral y
nal <psicodinámica> también me ha ayu-
formativa en el campo del trabajo
dado a poner luz a distintos aspectos
social y de la psicoterapia, mi expe-
de mi vida y a comprender los procesos
riencia vital; y estos, inevitablemente,
de las personas que atiendo. Mi forma-
empañan mi discurso, que, como
ción ha sido teórica y vivencial, de tal todos los discursos, pecan del sesgo
forma, que he podido ir haciendo una
ideológico, formativo y vivencial
integración comprehensiva del conoci-
correspondiente. Quiero dejar claro a
miento adquirido. Soy consciente de
priori que en este artículo se puede
que todo modelo psicológico hay que
observar la carencia de análisis socio-
contextualizarlo al ser utlizado fuera del
lógicos en pro de un abundante análi-
ámbito estrictamente psicoterapéutico. sis psicológico. No obstante, procuro
No se trata de aplicar un modelo de un
revisar mi modo de comprender las
modo estricto. Los trabajadores socia-
cosas, el cual se va reescribiendo, al
les no hacemos psicoterapia, aunque
igual que la propia biografía, gracias al
pretendamos que los resultados del
cuestionamiento y a la reflexión. No se
encuentro sean terapéuticos. Se trata nos puede olvidar que el conocimien-
más bien de recrear los modelos y de
to y la experiencia son un abismo don-
extraer sus enseñanzas adecuándolas
de siempre se abren nuevas puertas
al ámbito del trabajo social, donde poder adentrarse. Dice Jesús
En otra dirección, el enfoque Hernández que “es precisamente la
ecológico me ha aportado la posibili- conciencia de la relatividad de nuestro

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conocimiento, de donde surge, o debe 1. Algunos sistemas que


surgir la humildad” (Hernández Aristu, intervienen en la
1991:102>.
relación de ayuda
A este respecto, García Roca
señala que “el pensamiento complejo Como he señalado, hay sobre
no apunta a lo elemental sino a lo radi- todo tres sistemas que ejercen una gran
cal, en donde aparecen incertidumbres influencia recíproca dentro de la rela-
y antinomias. La tarea de la interven- ción de ayuda, estos son: la institución,
ción social no consiste en eliminar la el profesional y el cliente. A su vez,
paradoja sino en trabajar con ella, con estos sistemas están inmersos dentro
sus incertidumbres y su desorden” de un suprasistema que es la sociedad,
(García Roca, 1987:34>. La conciencia la cual se sirve de las instituciones para
de la incertidumbre nos lleva, inevita- conseguir sus objetivos. Dentro de
blemente, a situarnos ante los desafíos estas instituciones están las dedicadas
de nuestra profesión con una actitud al campo de los servicios sociales, cada
cauta y a la vez abierta. una con su idiosincrasia.

En definitiva, con este articulo


quiero hacer una invitación a todos los 1.1. Sistema institucIonal
que intervenimos en el ámbito del tra-
bajo social para que nos atrevamos a El trabajo social se realiza dentro
poner la mirada en nosotros mismos. del marco de las instituciones. Por ello,
Tendemos a reflexionar y a escribir en primer lugar los profesionales debe-
sobre el cliente, a veces por pura pro- mos pararnos a observar y a reflexionar
yección; sobre quién es y cómo hacer sobre la institución en la que nos
con él, y evitamos de ese modo hacer encontramos: su ideología y valores,
nuestra propia autoobservación. intereses, fines y objetivos, jerarquías y
sistemas de poder, medios y carencias,
En el trabajo que presento a con- métodos y técnicas, normas, recursos
tinuación se va a reflexionar sobre algu- de los que dispone, contextos de inter-
nos de los elementos que ejercen recí- vención, dependencia económica e ins-
procamente una gran influencia en la titucional, relación con otras institucio-
relación de ayuda. Estos son: el sistema nes y calidad de la misma, potenciali-
institucional, el sistema cliente y el sis- dades y limitaciones, relaciones en el
tema profesional; pondremos en este equipo de trabajo, el manejo de la per-
último una especial atención. Tratar por tenencia, el poder y el afecto dentro del
separado estos elementos no es tarea equipo, conflictos que surgen por pro-
fácil porque están íntimamente relacio- blemas de comunicación y de relación,
nados; es necesario pues realizar el disensiones ideológicas y operativas,
intento, aunque no siempre se consiga, criterios compartidos, alianzas, manejo
para poder dar un cierto orden y estruc- y propiedad de la información, modos
tura al discurso. de toma de decisiones, roles, funciones

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y tareas, calidad y cantidad del trabajo, dades en relación con los recursos apli-
capacidades de los miembros del equi- cables a las mismas ha devenido en una
PO, etcétera. Además, tendremos tam- instrumentalidad tal que ha vaciado de
bién que autoobservarnos en ella: cuál contenido la relación con las personas”
es nuestra vivencia de la institución y (Zamanillo, 1999>.
del equipo, nuestras posibilidades y Si el recurso pasa a ser figura,
limitaciones, quiénes somos dentro de casi lo único, a ser lo más visible y rele-
la institución, qué representan nuestros vante, el encuentro humano pasará a
compañeros, cómo nos relacionamos, un plano secundario. De este modo ten-
cuales son nuestras tareas y cómo las deremos a convertir la relación de ayu-
desarrollamos... Por lo tanto, reflexionar da en un acto condicionado y empapa-
acerca de la institución donde trabaja- do de miedos y desconfianzas.
mos y de nuestro estar en ella es una
tarea fundamental que debemos reali- También es importante en este
zan. Seria de gran ayuda para muchas punto distinguir la diferencia entre
instituciones que los equipos de traba- demanda y necesidad. La persona
jo dedicaran algo de su tiempo para demanda lo que sabe que la institución
realizar una supervisión o comprensión puede dar y esto puede o no coincidir
conjunta del estado de la institución y con la necesidad. La necesidad la cons-
del equipo de trabajo. truye uno mismo. Un ejemplo claro de la
distinción, es el de aquellas personas
Son pocas las páginas que voy a que se acercan con una notable fre-
dedicar al sistema institucional, pero sí cuencia a los centros de salud pidién-
quiero centrarme brevemente en los dole al médico un medicamento, y en
recursos institucionales. realidad la necesidad real es de comu-
A este respecto señaló Teresa nicación, compañía, escucha, conten-
Zamanillo en una conferencia, que dar clon. Igual sucede en los servicios
algo es la fantasía de todo trabajador sociales. Las personas pueden deman-
social, y forma parte de este modo de dar prestaciones y recursos que la ins-
ejercer la profesión. Porque detrás está titución ofrece y que les sirven para
el convencimiento y el estereotipo de cubrir algunas de sus necesidades.
que la gente sólo viene al despacho a Existen otras necesidades que pueden
pedir, sin poder comprender hasta qué tener y que no suelen demandar, como
punto la demanda es inducida por la pro- son la escucha, la aceptación, el apoyo,
pia institución (los que facilitamos el MI, el reconocimiento.
comida, cama, beca, residencia, etc.). El En esta línea García Roca seña-
recurso determina la posibilidad de inter- la que “en los servicios a las personas
vención, de ahí también la cantidad de hay tres componentes sustantivos:
derivaciones que se hacen porque lo a) los elementos instrumentales que
que piden no se les puede dar en el cen- pueden satisfacerse a través de una
tro al que acuden. ‘Así, el objeto del tra- prestación (...), b) los elementos expre-
bajo social formulado como las necesi- sivos que están vinculados a la identi-

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dad, a la biografía personal, a los mun- Aun sabiendo que los recursos no
dos vitales; como elementos unidos a la son lo único, si quisiera llamar la aten-
subjetividad trascienden la mercancía y ción sobre la falta de dispositivos ade-
sólo surgen en el interior de una inte- cuados. En relación con este terna quie-
racción personal, y c) por último, una ro exponer una situación que me ocu-
reacción social que al unir ambos ele- rrió recientemente. Recibí por primera
mentos produce forzosamente una gran vez a un enfermo mental sin hogar que
diferenciación en las respuestas <..> tenía importantes delirios persecuto-
Como prestación puede ser administra- rios; cansado de deambular por las
da e incluso mercantilizada (...> se con- calles demandaba una cama donde
sume con el uso, como significación se descansar El alojamiento podía ser un
necrea a través de los encuentros punto de partida donde comenzar a tra-
humanos, tiene que ser una realidad bajar pero no fue posible conseguirlo;
próxima” <García Roca, 1996: 82). en el albergue municipal no había pla-
zas y en los privados no pudieron dar-
Los recursos, sin duda, tienen la
le una cama porque no podían atender
función de apoyar en los procesos de
a estos enfermos sin estar mínima-
mejora. Como afirma García Roca
mente contenidos. Como me señaló
corremos el riesgo de mercantilizarlos,
Carmen Luque, trabajadora social de
de darles la entidad de fin más que de Realidades: “la paradoja estaba en que
medio. A veces pensamos que la pres-
su dificultad era el obstáculo para acce-
tación en si misma resuelve y es en
der al recurso de ayuda”. Con una gran
estos casos cuando ponemos nuestra impotencia tuve que decirle que no
mirada casi exclusivamente en el recur-
había una cama para él, aún así le
so que vamos a utilizar. Es cuando
escuché durante bastante tiempo y en
vemos IMIS”, ‘tecas”, “camas” en vez
su discurso, a natos coherente y a ratos
de mirar y ver a las personas dentro de
delirante, se traslucía un potente sufri-
sus procesos.
miento, se le notaba también la necesi-
Podemos facilitar recursos peno dad de ser escuchado. Con este ejem-
también es importante que nos plante- pío, quiero llamar la atención de los
emos que podemos ser una posibilidad políticos y responsables de las admi-
de apoyo, que podemos intentar acom- nistraciones para que reflexionen al res-
pañar a las personas en sus situaciones pecto y tomen conciencia de que en el
de crisis. Podemos escuchar y conte- caso concreto de los enfermos menta-
ner, intentar servir de ayuda para que les sin hogar, después de la desinsti-
descubran con qué capacidades cuen- tucionalización psiquiátrica de los años
tan, y qué dificultades encuentran, en 80, no se han creado suficientes servi-
ellos y en el entorno. Podemos intentan cios adecuados a la situación de estas
servir de ayuda para que se den cuen- personas, sin duda las más vulnerables.
ta de lo que pueden y no pueden y de Cada profesional, seguramente desde
lo que quieren y no quieren. Podemos su ámbito, puede hablar de esta caren-
convertirnos en posibilidad. cia de medios.

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Los profesionales no estamos Suele ser del cliente de quien más se


exentos de cierta responsabilidad, por- habla y se escribe. En gran medida es
que observamos con frecuencia esta lógico porque nuestro trabajo es con el
dejación de funciones de la administra- cliente, pero también es cierto que
ción y poco hacemos al respecto. Hemos detrás de los análisis realizados sobre
perdido esa función de denuncia y rei- los clientes escudamos aspectos que
vindicación que sí mostraron los trabaja- tienen que ver con los profesionales.
dores sociales de la reconceptualización
Cada persona que acude a un
iberoamericana de los años 60. Hay qui-
servicio social trae su historia sus pro-
zá por un lado exceso de trabajo y de
blemas y dificultades, sus capacidades
burocracia, impotencia, desinterés y
y recursos, sus sentimientos, sus cre-
apatía; y por otro lado, como afirmaba
encias y valores, sus heridas del pasa-
una trabajadora social de Realidades,
do, sus expectativas, una demanda
Rosalía Martínez: ‘puede que, en parte,
concreta, sus motivaciones, sus nece-
el temor nos inhiba al ser la propia admi-
sidades, una propuesta de relación
nistración la que nos aporta la finan-
determinada, sus resistencias, sus mie-
ciación para realizan los proyectos”.
dos y deseos, sus contradicciones y
Para finalizar esta breve reflexión, vacíos, su culpa y su rabia, su dolor, su
quiero hacen notar que nuestras institu- carácter (más mentales, más orienta-
ciones aparecen en muchos mapas y dos a la acción, más emocionales, más
guias pero presentan la dificultad de con- extrovertidos, más introvertidos, más
forman redes. A veces nos vemos enfras- introspectivos y menos...).
cados en luchas de poder que se enmas-
El cliente llega a un lugar desco-
caran detrás de silencios, discusiones
nocido, la institución, donde le va a
sordas, enfrentamientos ideológicos aca- recibir un trabajador social al que no
lorados, etc. Es cierto que podemos tener
conoce y con quien puede conectar o
planteamientos distintos y muchas veces
no conectar. Viene en una posición de
incompatibles, pero creo también que es vulnerabilidad porque acude general-
a veces la falta de escucha y las rivalida-
mente a demandar algo que le falta y
des lo que nos dificulta el acercamiento.
que supuestamente nosotros le pode-
Es una reproducción reflela de lo que
mos ofrecen Según Bleichmar “la repre-
sucede, en ocasiones, entre el trabajador sentación interna del encuentro con el
social y el cliente; me refiero a las situa-
otro está cargada de temor: sen invadi-
ciones en las que se da un juego de
dos, avasallados, culpabilizados, per-
poder, exento de escucha, que nos lleva
seguidos, castigados, entristecidos,
a distanciarnos más que a acercarnos.
sobreexcitados, contagiadoscon ansie-
dad forzados a hacen lo que no dese-
1.2. Sistema cliente an, perturbados en sus ritmos, desor-
ganizados cognitivamente, etc. Es decir
Como he venido diciendo voy a violentados corporal, afectiva, ins-
ser breve también en este apartado. trumental o cognitivamente” (Bleich-

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mar, 1 9gg>~ Al igual que pueden los péutica, que “ese saber sobre uno y el
clientes acudir con sus miedos, traen otro es ya una forma de encuentro.
también sus deseos de ser bien atendi- Incluso, el saber que uno de los inte-
dos, comprendidos, ayudados y no vio- grantes de la pareja busca la intimidad
lentados e incluso, en algunas ocasio- y el otro la rehuye, ambos por las legi-
nes, el deseo fantasioso de que les timas razones que puedan tener. En
resolvamos por completo sus proble- algunos casos el único encuentro posi-
mas. ble consiste en compartir el conoci-
miento de las profundas diferencias que
En muchos casos los clientes han separan” (Rleichmar, iggg>.
tenido una amplia experiencia de rela-
ción con servicios sociales que no Cada individuo tiene su ritmo y es
siempre ha sido satisfactoria. Hay per- muy importante respetarlo y a la vez
sonas que son atendidas por seis pro- saber diferenciarnos de ellos. Con esto
fesionales distintos, los cuales a veces quiero decir que lo que la persona
ofrecen apoyos divergentes. Hay per- desea o necesita para si puede ser dis-
sonas que aceptan con gusto mantener tinto a lo que yo crea que él necesita.
una relación de ayuda pero hay gente Entender la dilenenciación implica reco-
que no desea dicha relación. La para- nocen la individualidad, ver a la perso-
doja está en que a veces nos empeña- na con sus peculiaridades. Cada per-
mos en establecen y forzar una relación sona tiene sus ritmos, sus deseos, sus
que la persona no desea. Aunque esto capacidades y dificultades. Sabemos
que voy a decir a continuación tiene que aquello que se fuerza se suele que-
más que ven con el hacer del profesio- brar, por ello el ritmo del proceso lo ten-
nal, me parece adecuado señalarlo en drá que poner el otro. He de decir, tam-
este momento: en el caso del Ml hay bién, que respetar el ritmo no significa
una obligatoriedad respecto al estable- ser complacientes con el estancamien-
cimiento del contacto y esto en ocasio- to o con la tendencia a la dependencia
nes me ha hecho entrar en profundas y al deterioro. Pero creo que sólo servi-
contradicciones éticas sobre todo cuan- rá la confrontación si previamente ha
do las personas no desean la relación. habido respeto y apoyo. He de decir que
La experiencia al respecto me dice que cuando hay un recurso que mediatiza
hay personas con quienes se consigue puede ayudar que se formulen acuer-
establecen un vínculo de confianza y dos (concretos, realistas y decididos
hay personas con las que no se puede. desde la persona), con el fin de otor-
Hay que asumir que el encuentro pue- garle responsabilidad y protagonismo a
de darse o no, pero que es nuestra la persona sobre su situación. Creo que
tarea intentar que se produzca. Por cada uno ha de elegir qué contenido
esto, es muy importante dialogar con el quiere darle a su vida. Victor Frankl
cliente sobre cómo está vivenciando el señala al respecto que “al hombre se le
contacto. En relación con esto señala puede arrebatan todo salvo una cosa: la
Bleichmar, respecto a la pareja tera- última de las libertades humanas, la

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elección de la actitud personal ante un yos, más recursos personales. Estas


conjunto de circunstancias para decidir personas si ven la provisionalidad de la
su propio camino” (Frankl: 69). ayuda y pretenden abrirse camino en
una sociedad enormemente competiti-
En mi experiencia con personas
va y excluyente. En ningún momento se
sin hogar observo a menudo en
nos puede olvidar que hay aspectos
muchas personas la falta de metas, de
estructurales que no favorecen el desa-
sentido, una profunda soledad y desi-
rrollo de los individuos, por ejemplo la
lusión, un quedarse al borde del cami-
situación del empleo (escasez y preca-
no esperando a que algo suceda, algo
riedad> y de la vivienda(precios abusi-
ajeno que dé la vuelta a su situación.
vos, carencia de políticas sociales ade-
Ante esto unos se anestesian, otros se
cuadas, etc.). Aun así tengo que decir
deprimen, otros se abandonan lenta-
que no creo que debamos mirar a la
mente y esperan a que sea el apoyo
gente desde tipologías cerradas, más
externo el que sustituya por entero su
bien mirarlas dentro de su momento.
propio autoapoyo, e incluso en ocasio-
Afortunadamente el ser humano es un
nes ya no esperan ni siquiera eso por-
ser en cambio. Creo que es más ade-
que han pendido la esperanza. Según
cuado mirar a la persona en su momen-
Erikson “la esperanza es la primera y la
to del proceso, mirarlas no con expec-
más indispensable de las virtudes inhe-
tativas sino con esperanza, sea cual
rentes al hecho de estar vivo. Otros han
sea su situación.
llamado confianza a esta profunda cua-
lidad, y yo he utilizado este término El cliente trae sus expectativas.
para referirme a la actitud psicosocial Podrán ser muy altas o casi inexistentes
positiva más temprana, pero para que en función de diversos factores: expe-
la vida persista la esperanza debe man- riencias previas con servicios sociales,
tenerse, aún cuando la confianza se grado de ansiedad que le suscite su
vea menoscabada” (Erikson, 1993:90>. situación, expectativas que le hayan
generado otras personas sobre las
También observamos personas
características del servicio... Debemos
que han articulado su vida en torno a
estar atentos a sus expectativas y tam-
diferentes servicios y que muestran bién tendremos que tener mucho cui-
actitudes enormemente dependientes
dado con la expectativas que nosotros
y muestran también muchas resisten-
depositamos sobre sus procesos, por-
cias al cambio. En principio parece que
que la expectativa lleva aparejada cier-
su pretensión es que los servicios to grado de exigencia.
sociales les garanticen las mínimas
condiciones para su subsistencia. Para finalizar este breve apartado
Observamos otras personas que, en el quiero decir que la intervención con el
momento en el que están, luchan por cliente debe sujetarse a procesos más
dar sentido a su vida y afianzar su que a plazos. Decir proceso es decir
seguridad; probablemente tengan una camino y en el camino hay llanuras y
menor fragilidad en los vínculos y apo- precipicios, desiertos y oasis, avances

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y retrocesos. Estar en el proceso impli- puede ser mayor o menor pero en cual-
ca también acompañar en las crisis que quier caso creo que hay que conside-
tengan las personas. Es absurdo ima- rarlo con seriedad.
ginar que los caminos siempre han de
Tanto los clientes como los traba-
seguir una línea recta hacia la autono-
jadores sociales tenemos la capacidad
mía. La búsqueda de autonomía aca-
de gozan y de padecer, podemos expe-
rrea miedos, dudas contradicciones,
rimentar las mismas emociones <el
incertidumbres. Quizá esto también lo
dolor, la rabia, la alegría, la impotencia,
sepamos por la vivencia de nuestros
el miedo...). Esto puede parecer dema-
propios procesos, porque como decía al
siado obvio pero como nos dice la ges-
inicio, lo que nos iguala es que todos,
talt lo obvio es importante ponerlo de
trabajadores sociales y clientes somos
manifiesto. No tener en cuenta la igual-
personas y por ello todos estamos
dad en este aspecto nos habla en gran
inmersos en nuestro propio proceso
medida de temores que es lo que nos
vital.
lleva a adoptar posiciones de superiori-
dad y por consiguiente a abusar de
12. Sistema profesional nuestra autoridad.
En la misma línea decía M. Rich-
Quisiera a partir de aquí poner la
mond que “la vida misma adquiere su
mirada en el profesional. Tendemos
significación y su alcance (...> por las
como decía al principio, por defensa y
grandes experiencias comunes a todas
miedo, también por la marcada influen-
las razas: el nacimiento y la muerte, el
cia que el modelo médico ha tenido en
afecto satisfecho y contrariado, los ries-
el trabajo social, a analizar a las perso-
gos y oportunidades que la existencia
nas que atendemos olvidándonos de
diaria reserva a todos los seres huma-
nuestra propia autoobsenvación. Nos
nos”.
cuesta menos hablar de los demás que
de nosotros mismos. A este respecto añade Teresa
Zamanillo que “en una sociedad alta-
Creo que los profesionales ade-
mente dualizada se va adquiriendo
más de contar con nuestro bagaje ins-
cada vez más un sentimiento de desi-
trumental, nuestros conocimientos téc-
gualdad entre el profesional y el otro, el
nicos y metodológicos, también conta-
cliente, cuya representación en el plano
mos con nuestro carácter, nuestra
de lo simbólico la encontramos en la uti-
historia de vida y por ello debemos ser
lización de un lenguaje claramente dife-
conscientes de que nuestras actitudes
renciado en un ellos y un nosotros”
y sentimientos influyen y están presen-
(Zamanillo, 1999>.
tes en la relación de ayuda. Es muy
importante tomar conciencia de nuestra Pon lo tanto hay algo que nos
influencia en la relación para poderla iguala y también hay algo que nos dife-
manejar adecuadamente. Obviamente rencia y es el rol-tarea. Tenemos res-
dependiendo del vínculo la influencia ponsabilidades distintas, cada cual las

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nuestras, nuestra tarea es tratar de ser- que se traduce en falta de empatía”


vir de ayuda. Pero esto no implica que <Chevreux, 1998>. Afirma Lowen en la
seamos más o mejores personas que misma línea que “los narcisistas mues-
los clientes. tran una falta de interés en los demás,
peno igualmente son insensibles a sus
Los profesionales venimos de una
propias necesidades reales” (Lowen,
experiencia de vida determinada. Nos
1987:33>.
hemos configurado un carácter.
Tenemos, como nos dice la gestalt, Entendido así, creo que ninguno
situaciones inconclusas, no cerradas, de nosotros estamos libres de un cier-
heridas de nuestra historia. Somos fru- to grado de narcisismo. Se trata de
to de un proceso al cual en muchos de poderlo ven para saberlo manejar.
los casos no se le ha puesto concien- Señala Annie Chevreux que “en Gestalt
cia. Con sus actitudes, las personas más que hablar de narcisismo se habla
nos tocan fibras sensibles y esto nos de un no estar en la actitud correcta, no
hace responder desde nuestras caren- estar en contacto con uno y por consi-
cias e ideales, nuestros miedos, nues- guiente no estar con el otro (no poder
tros prejuicios y nuestras situaciones no comprender y acercarse a la realidad
resueltas. Por esto hablar de neutrali- del otro>. Se considera que el terapeu-
dad en la relación es complejo. Al res- ta narcisista es aquel que abusa de su
pecto señala López-Yarto que “Nadie poden. lnterpreta, diagnostica, invade el
que entra en contacto con otros es neu- espacio del paciente, invalidándole en
tral. Peno sólo el que hace de su falta de su necesidad de desarrollar auto-apoyo.
neutralidad una situación consciente De este modo la persona queda anula-
(...> permitirá a los que reciben su ayu- da- En el otro extremo estaría el tera-
da y su guía la libertad de explotar con peuta confluyente <consentidor, com-
espontaneidad sus propias actitudes, placiente, el que nunca confronta> el
opiniones y conductas,.:’ <López-Yarto, excesivamente empático, el que se anu-
1997:211>. la a si mismo. Al erigirse ambos como
salvadores, representan las dos caras
de una misma moneda, el exceso de
1.3.1. Narcisismo y manejo del permisividad del terapeuta excesiva-
poder mente empatico puede ser entendido
también como narcisismo, aunque se
Annie Chevreux considera que “el
trate de un nancisimo más bondadoso y
mito de narciso simboliza el enamora- ayudador” (Chevreux, 1998>.
miento de la propia imagen, la incapa-
cidad de madurar (no poder aman a otro Lo que se acaba de exponen se
ser y unirse a él) (...) Entre las interpre- puede aplicar a los trabajadores socia-
taciones del mito, José Luis Trechera les. Creo que todos nosotros si hace-
resalta la falta de conciencia de la pro- mos el esfuerzo podemos recordarnos
pia realidad y la negación del mundo en alguna ocasión o confluyendo o exi-
exterior, un desinterés por el entorno giendo, es decir sin vernos y sin ver, sin

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Belén Arija Gisberf Apuntes para una reflexión teórico-práctica de la relación de ayuda

escucharnos y sin escuchar. Hay veces Por lo tanto, podemos caer en la


que lo que nos sale es ser “madres” trampa de asumir que nuestra misión es
sobreprotectonas, otras veces ser controlar y de ahí que juguemos a utili-
“padres” autoritarios y exigentes, otras zar mal el poder. Podemos ponernos por
veces abandonamos ignorando. Son encima, presuponiendo la incapacidad
actos, en definitiva, cargados de narci- del otro y anulándolo, purgando nues-
símo. tros complejos de inferioridad, salvando,
imponiendo y controlando, siendo auto-
Sen trabajadora social me aboca
ritarios, quedándonos impasibles ante
irremediablemente a reflexionan sobre
las conductas autodestructivas.
mis propias actitudes en el encuentro
con las personas. Entre otras cosas Escuché decir a F. Peñarrubia,
creo que es importante y enormemen- psicoterapeuta gestáltico, que el poder
te necesario que reflexionemos sobre el interno es la afirmación de uno mismo,
poder, sobre el manejo del poden en la de lo que me gustaría o no me gusta-
relación. El abuso de poder y el narci- ría, de lo que puedo y no puedo hacer
sismo tiene mucha relación entre si. u ofrecer, de lo que quiero y no quiero;
y el poder externo alude a lo que viene
Es indudable que los trabajadores
sociales tenemos poder. Como profe- dado desde fuera <si me eligen o no, si
me mandan, si me quitan o me dan una
sional, como trabajadora social tengo el
poder de decidir si voy a facilitar o no un ayuda). Esta distinción es importante
recurso, con la responsabilidad que eso PO ue otorga responsabilidad a las
conlíeva. Es un poder que me viene perbonas al considerar el poder interno.
Esto implica que comprendamos que
dado por la institución y que yo tengo
corno profesionales tenemos, indepen-
que ejecutar, tengo el poder de intentar
dieñtemente de la institución y de los
favorecer un encuentro basado en la
confianza o crear más bien una relación clier~tes, nuestro propio poder.
pseudo policial Tengo el poden de hacer Según García-Monge “El proble-
una derivación correctamente o de ma del poder es la carrera fantástica
mandar a a la persona a la deriva. Para hacia una pretendida omnipotencia. ‘El
Teresa Zamanillo “la profesión del tra- seréis como dioses’, o la ambición de
bajo social es fiel y constante a su fun- ¡caro, nos hablan del desafortunado
ción de reproducción de los mecanis- manejo de esa pretendida omnipoten-
mos de control social nacidos en los cia. Esa fantasía de poderlo todo (de
siglos XVIII y XIX sobre las clases des- saberlo y controlarlo todo> desorienta
favorecidas; esto es, neutralizar la mise- un crecimiento personal medido con-
-ria y controlarla, no tratar de resolverla” creto y real” (1997: 86>.
(Zamanillo, 1997>. Venimos viendo
cómo muchas veces se ponen “paños La omnipotencia está vinculada a
calientes” para frenar la protesta de la aspectos como la fantasía del ideal del
gente, no interesa políticamente ni la yo y de la perfección, los mandatos
mala prensa ni la rebeldía. internos, el “debo ser’ y la consiguiente

Coademos de Trá
1bajo Social
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super exigencia interna. Querer sen parte del dinero del Ml a cambio de
omnipotentes es un legado que nos una cama, entre otros ejemplos. Una
viene del narcisismo infantil y que nos cosa es confrontar a las personas y otra
impide ver nuestras limitaciones y nues- cosa muy distinta es invadir Invadir
tras capacidades con nitidez. En oca- implica también establecer una relación
siones me he visto, en la relación con en la que se coloca al cliente en una
las personas, atrapada en esta omni- situación infantil, presuponiendo de
potencia creyéndome inconsciente- antemano su incapacidad. Se trata de
mente la salvadora del otro, movilizán- poner conciencia al uso que hacemos
dome más que la propia persona. En de nuestro poder, debemos saber cuá-
definitiva, no era otra cosa que mi pro- les son nuestras capacidades y limita-
pia necesidad de sentirme válida y tam- ciones, qué puedo y qué no puedo
bién era una tapadera o compensación hacer.
de mi propia impotencia. En el otro polo
También es importante abordar la
de la omnipotencia está la fantasía de
cuestión del poder en la relación de
la impotencia que nos lleva a veces a
ayuda. Dejar clara la relación. Como
adoptar actitudes cargadas de queja,
decía, no somos sus amigos, ni sus
desidia y pasividad o bien a actuar com-
madres”, ni sus “padres”, ni “policias”.
pulsivamente y sin conciencia.
Somos profesionales que pretendemos
Como decía antes el narcisismo apoyar un proceso de mejora, el proce-
hay que observarlo, tomar conciencia so del otro. Pon lo tanto debemos expli-
de cómo lo proyectamos y desde dón- citar para qué estamos ante el otro, cuál
de lo hacemos para así poderlo mane- es nuestra intención; y a la vez es
jar evitando que afecte al cliente de un importante que la persona exprese qué
modo negativo. le supone la relación.
Aclarar el poden implica desvelar Tratan la relación y aclarar el po-
qué depende de nosotros y qué no, cuál der pasa por hablar, entre otras cosas,
es nuestro poder real y cómo lo mane- acerca de lo que le supone venir a la
jamos, cuál es el poden de la persona. entrevista, qué espera de nosotros, qué
Hay trabajadores sociales que por tener le podemos ofrecen, dónde están nues-
el poden de dar y quitan una ayuda se tros límites, donde están los suyos, a
ven en la legitimidad de invadir la inti- qué se condiciona la ayuda. Esto es
midad de las personas sin ningún ponernos en una posición de igualdad,
pudor, entran en las heridas hurgando de vulnerabilidad, de transparencia.
en los detalles con un talante morboso. Optar por esta actitud puede producir
No dejo de asombrarme y de irritarme temores porque nos exponemos a que
cuando me entero de que a los clientes, la persona nos diga que no le sirve la
sin tener graves problemas mentales, relación, o que se siente cansado de
les controlan las cartillas bancarias o vernos, o que no desea tocar ciertos
contactan con sus familias en contra de temas, o que se siente interrogado y
su voluntad, o les hacen ahorran una exigido, o que se ve en la obligación de

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dar explicaciones. Cneo que la confian- otro servicio y era la dinámica que
za se crea con la transparencia y a ser desarrollaba con la otra trabajadora
transparentes estamos poco acostum- social <justificarse>. Me confesó que
brados, no sólo en la relación de ayuda para él era muy duro tener que recurrir
sino también en la vida cotidiana. Seria, a un servicio social, porque eso le evi-
como bien explica la gestalt, o como denciaba su sensación de fracaso,
propone el filósofo existencialista Comenzó a hablarme de su dolor, de
M. Ruber, hacer explicito el yo-tú en el sus pérdidas. La expresión de la tensión
aquí y ahora. La transparencia nos sirvió para poder aclarar la relación y
cuesta a todos, a profesionales y a poder generan un encuentro de mayor
clientes, pero creo que esta actitud es proximidad y confianza. Pudimos co-
enormemente útil y ayuda a equilibrar el menzar a abordar aspectos de su vida
poder Creo, además, que cuando hay muy dolorosos. Aclarar la relación
un recurso por medio que conlíeva una tantas veces como sea necesario ayu-
exigencia en la relación es aún más da a trabajar con la persona con mayor
importante hablar tanto del recurso, de confianza y a la vez nos permite ver con
la obligatoriedad, como del poder y de claridad lo que el otro puede y no pue-
los sentimientos que se suscitan de de dar y lo que está dispuesto a asumir
todo ello. y lo que no. Lo que planteo sé que no
es tarea fácil pero creo a la vez que es
En mi experiencia he comprobado algo enormemente necesario. Esto
cómo a veces expresar emociones vivi- implica que nos bajemos del pedestal
das en el aquí y ahora ha servido para en el que nos hemos subimos al que-
aclarar aspectos de la relación, lo cual darnos atrapados en un rol excesiva-
ha posibilitado trabajan con más hones- mente prepotente, en el cual el vinculo
tidad y realismo. Quiero aclarar bien que se crea no es basado en la con-
esta cuestión para evitar mal entendi- fianza y sien el control.
dos y quiero instruirlo con un ejemplo.
En este sentido, Carl Rogers nos
Comencé a atender a una persona.
propone con su enfoque centrado en la
Mantuve dos entrevistas con él y yo per-
persona una visión de la relación de
cibía en el ambiente una gran tensión e
ayuda enormemente respetuosa
incomodidad. Él se relacionaba conmi-
(Rogers, 1961 y 1973). Por las limita-
go explicándome con detalle lo que
ciones de extensión no puedo detener-
hacía diariamente y justificando cons-
me en este punto pero sí quiero seña-
tantemente en qué iba a emplear el Ml.
lar que Rogers, al proponernos unas
Decidí poner de manifiesto la tensión y
determinadas actitudes (empatía, acep-
contrastaría con él, esto facilitó que
tación, y congruencia>, nos está mos-
pudiéramos hablar de la relación. Él me
trando, a mi modo de ver, un talante ale-
confesó que se sentía incómodo porque
jado a priori del abuso de poder
en realidad no sabía de qué hablarme
y qué sentido tenía venir a yerme. Por lo tanto, en la relación de ayu-
Había sido atendido anteriormente en da tengo el poder de sen sincera o tram-

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posa, el poder de estar presente o constatar que alguien se relaciona con-


ausente, el poder de intentar servir de tigo sólo desde el miedo” (García-
ayuda o de manipular al otro. Tengo el Monge, 1997: 82). Sabemos que esto
poder de elegir el uso que le voy a dar sucede a veces en la relación de
al poder. ayuda.
Para cerrar este apartado he de Como venimos observando, ayu-
decir que según el carácter manejamos dar a generar autoapoyo implica dejar a
el poder de diversas formas. Hay per- la persona que elija su camino y confiar
sonas enormemente dependientes que en que sea ella la que desbloquee sus
hipotecan su poder y su autoapoyo por capacidades para quererse y apoyarse.
la mirada y la dirección externa, no con- Podemos orientar desde su motivación,
fían en sus capacidades. Otras perso- no desde la nuestra. Los objetivos se
nas, en relación con la autoridad, se deberán marcar en función del cliente.
mueven mejor en el dominio que en la Como dijo en una conferencia T. Za-
sumisión. Otros desde la sumisión con- manillo: “se tiende a poner la mirada en
trolan. Hay gente que controla intelec- el cliente con el afán de cambiarle apli-
tualizando, los hay complacientes, com- cándole unos objetivos que son real-
bativos, rebeldes sutiles y abiertamen- mente más del Trabajador social, a los
te confrontativos e incluso violentos. que el cliente se aviene —aunque no
Hay personas que tienen un gran con- siempre— por no perder la ayuda que
flicto con los límites, se retiran por no se le ofrece:’ Hay veces que las perso-
invadir y para que no les invadan, otros nas siguen nuestras recomendaciones
en cambio no respetan los límites aje- y exigencias por temor a perder la ayu-
nos y se relacionan invadiendo. Hay da que les brindamos. Creo que esto en
personas que están mucho en la queja, realidad no es provocar cambios reales,
la cual cumple dos funciones: deman- sino modificaciones condicionadas por
dar, agredir y generar impotencia, tener o no tener una ayuda y esto no
manipulan desde el victimismo. Todos, creo que sea perdurable en el tiempo.
trabajadores sociales y clientes, mane-
Hay veces que los temores son
jamos de alguna manera el poder y la nuestros, que la situación de las perso-
autoridad. ¿Cómo ejercemos la autori- nas nos crea ansiedad y temor, lo cual
dad y cómo nos relacionamos con la
nos empuja a actuar sin conciencia.
autoridad? ¿Cómo hacemos con el
Voy a poner un ejemplo que nace de mi
poder?
experiencia: Experimento con los pro-
blemas físicos una ansiedad mayor que
1.3?2. Los miedos con otro tipo de problemas. He podido
darme cuenta de cómo mi miedo a
García-Monge señala que “uno veces me ha llevado a actuar ante esos
de los peligros del ejercicio social del problemas con ansiedad, movilizándo-
poder es el autoritarismo. Es triste tener me demasiado rápido o inhibiéndome y
miedo a alguien pero no lo es menos bloqueándome, en otros casos transmi-

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tiendo mi angustia a las personas. Creo veamos lo que hay de nosotros en ese
que todos alguna vez hemos obrado temor El miedo por lo tanto nos sirve en
por miedo, por nuestro propio miedo. la vida para defendernos de peligros
Esto es lo peligroso, porque es cuando reales, nos salva la vida; pero a veces
de¡amos de ver lo que nos sucede y a se convierte en algo que nos paraliza y
la vez perdemos la referencia de lo que nos desconecta o bien nos hace poner-
le pasa al otro, dejamos de estar pre- nos “temerarios”al saltárnoslo por que-
sentes. Actuar con miedo es distinto, rerlo negar El miedo es pues una señal
siendo conscientes de que el miedo que hay que escuchar.
está y es ahí cuando podemos comen-
zar a manejarlo- Norberto Levy define el Quisiera en este apartado dedi-
miedo como “la sensación de angustia cado al miedo otorgarle unas líneas al
que se produce ante la percepción de vacío y al temor que creo que nos sus-
una amenaza o un peligro <..) es cita. En el caso de las personas sin
importante aclarar que no existe algo hogar observamos con frecuencia un
que sea una amenaza en si misma. gran vacío existencial. A veces obser-
Siempre lo es para alguien y se consti- vamos que es un vacío infértil, enor-
tuye como tal en función de los recur- memente dañino para la persona, auto-
sos que ese alguien tiene para enfren- punitivo; por ejemplo, el alcoholismo no
tarla” - asumido. En otros casos aparece un
vacío fértil que es cuando la persona se
El miedo, añade Levy, es una
siente perdida y así lo asume, se da
emoción universal. Las creencias cultu-
cuenta de que tiene miedo, de que no
rales han generado y han convertido al
sabe qué hacer con su vida, y es en esa
miedo en una emoción indigna. El
“tierna de nadie” donde puede surgir
núcleo central de esta creencia es: el
algo nuevo. Hay veces que no podemos
problema es el miedo, no hay que sen-
permanecer en sus vacíos porque nos
tirlo. El miedo no es el problema, el mie-
interpelan y nos tocan la fibra de nues-
do está indicando que existe un proble-
tros propios vacíos, apatías y carencias.
ma (Levy, 1993:42-44>.
El activismo ha marcado considerable-
Nadie nos libra de algún miedo, mente desde sus inicios al trabajo
miedo al silencio, miedo al conflicto, social. La cultura del “hacer’ impregna
miedo al deterioro, miedo al vacio, mie- la profesión. De todos es sabida la ten-
do a la locura, miedo al abandono, mie- dencia a poner a hacen al otro cosas
do al dolor, miedo a dañar nuestra pro- tales como un curso o un taller, porque
pia imagen, miedo a reconocer que no su inactividad nos cuestiona y nos
sabemos qué hacer o qué decir, miedo asusta. Quizá no hayamos pensado
a perder el control, miedo al caos, mie- que el hecho de estar acompañando en
do al rechazo, miedo a nuestra propia el vacío y en el sinsentido puede ser
agresividad, miedo al miedo. Es impor- enormemente importante para las per-
tante que reconozcamos y aceptemos sonas. A veces ponerle nombre a la
el miedo y que nos lo trabajemos, que experiencia es lo que la persona puede

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y quiere hacer. En ocasiones he escu- xistentes <...) En la contratransferencia


chado mi temor ante el vacío y creo que se incluyen todos los fenómenos que
con conciencia de este miedo se pue- aparecen en el entrevistador, como
de acompañar El peligro es forzar a la emergentes del campo psicológico que
persona a que haga cosas, para él sin se configura en la entrevista, son las res-
sentido, porque su vacio nos dé miedo. puestas del entrevistador a las manifes-
Dice Rnaumgandner que “experimenta- taciones del entrevistado, el efecto que
mos un terror tremendo cuando senti- tiene sobre él” (Bleger, 1985:24-25).
mos la nada. En nuestra cultura, la nada
Como personas que trabajamos
es la inconsciencia, es el equivalente al
con personas y establecemos relacio-
vacío... Para evitar ese vacío llenamos el
nes de ayuda vemos en los clientes a
hueco artificialmente, con toda clase de senes que nos han sido significativos.
compensaciones excesivas, con verbo-
Percibimos muchas veces sin ser cons-
rrea.,.” (Rraumgardner, 1994:144).
cientes actitudes que nos hacen revivir
situaciones pasadas. Transferimos y
proyectamos a los clientes sentimien-
1.33. Transferencia y
tos, actitudes y conductas al igual que
contratransferencia lo hacen ellos, En esas situaciones,
como decia, la neutralidad se nos esca-
Me parece importante dedican
pa porque si no somos conscientes de
unas breves líneas al tema de la trans-
nuestras transferencias y proyecciones
ferencia,
vamos a poner en los individuos aspec-
H. H. PerIman, una de las repre- tos de nuestra experiencia. A veces nos
sentantes de la escuela funcional de ponen de manifiesto actitudes que nos
casos de Pensilvania, ya en los años 60 resuenan a nuestras propias actitudes
introduce en su discurso términos psi- no aceptadas o a las de nuestros senes
cológicos. Entre ellos incorpora los con- significativos.
ceptos de transferencia y contratranste-
rencía.
1.3.4, Algunas consideraciones
Blegen explica de un modo muy
finales
claro estos términos en su libro sobre
temas de psicología: “la transferencia se
Por lo tanto, en lo que venimos
refiere a la actualización en la entrevis- señalando se trasluce que en la rela-
ta de sentimientos, actitudes y conduc- ción de ayuda es tan importante escu-
tas inconscientes por parte del entre- chan al cliente con empatía como escu-
vistado, que corresponden a pautas charnos a nosotros mismos. La escu-
HUe éste ha establecido en el curso del cha ha de hacerse hacia dentro y hacia
desarrollo, especialmente en la relación afuera.
interpersonal con su medio familiar. Se
distingue entre transferencia positiva y Señala Paco Peñarrubia que “sin
negativa, peno ambas son siempre coe- la actitud adecuada, cualquier técnica

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se resiente por más profesional o pseu- temas me suponen una amenaza? Y


do genuina que parezca” <Peñarnubia, así podemos seguir aumentando la lis-
íggg: 144>. En la misma línea Claudio ta de preguntas. Se trata de que nos
Naranjo dice que “cualquier libro puede preguntemos qué hay de nosotros y
describir una técnica, pero una actitud cómo hacemos. A estas preguntas
debe ser transmitida por una persona puede responder cada uno desde su
(Naranjo, 1990:13). experiencia. Creo que es enormemen-
te sano que nos atrevamos a reposeen
Pon esto creo que es importante las proyecciones que trasladamos a
que nos cuestionemos acerca de nues- veces a nuestros clientes.
tros sentimientos y actitudes. Podemos Por todo lo dicho, pensar que en
preguntarnos: ¿A quién me cuesta una relación de ayuda sólo se ha de
escuchar? ¿Qué me cuesta escuchar? tener en cuenta al otro es dejar la mitad
¿Quién me produce rechazo? ¿Qué es
del contexto sin atender, el análisis de
lo que me produce rechazo? ¿A quién nosotros mismos. Kurt Lewin y otros
complazco? ¿A quién temo? ¿Cuándo gestaltistas nos recuerdan que cuando
me siento culpable? ¿Qué es lo que me nos excluimos del campo de interacción
lleva a sentirme culpable? ¿Con quién (tanto en la autoobsenvación como en la
me engancho afectivamente? ¿Qué es presencia) se neunotiza al menos el
lo que me lleva a engancharme?
50% de dicho campo.
¿Cuándo y cómo me desconecto? ¿A
quién abandono? ¿A quién impongo? De un modo u otro los profesio-
¿Qué me pasa a mi con la autoridad? nales debemos observan y observar-
¿A quién sustituyo? ¿Cómo respondo nos. Escuché una vez decir a una per-
ante la dependencia, las agresiones, el sona que los profesionales de ayuda
vacio, la impotencia? ¿Qué me pasa son los que menos se dejan ayudar. La
con mi agresividad, mi impotencia, mi supervisión es un instrumento muy
dependencia o mi vacio? ¿Cómo me valioso para comprenden, para mejorar
manejo con los límites? ¿Qué es lo que nuestro hacer y para cuidan nuestra
me lleva a responder así? ¿Por qué me salud. Me produce cierta tristeza escu-
empeño en abordar tal situación o le chan cada vez con más frecuencia que
doy tantísima importancia a este tema algunos trabajadores sociales se ven
y la persona apenas se lo da? ¿ Por qué abocados a cogerse bajas por stness y
vivo con tanta ansiedad la situación de depresión. A veces hacernos cango en
esta persona? ¿Me hago responsable exceso de los problemas de los indivi-
de aspectos que no son de mi respon- duos nos ahoga. También es justo decir
sabilidad? ¿Cómo hago con mi narci- que hay instituciones (obviamente, for-
sismo? ¿Por qué a esta persona más madas por personas> que exprimen a
que intentan entenderla me pongo a los trabajadores y que adolecen más
controlarla? ¿Qué me pasa ami con su de enfermedad que de salud. Nuestra
caos? ¿Qué hay de mi historia? ¿Suelo profesión en si es duna porque nos
decidir por el otro, cómo hago? ¿Qué pone delante constantemente el dolor

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humano y esto nos remueve y nos Revista aperturas psicoanalíticas. Internet:


cuestiona, por ello con más motivo es www,aperturas.org,
BRAUMOARONER y PERL5, (1994), Terapia
importante que nos cuidemos y que CestaIt. Árbol, México.
sepamos pedir apoyo cuando lo vea- cHEvREux, A. <1998). Manual del curso de
supervisión de terapia gestalt. Escuela
mos necesario. Ni somos perfectos, ni Madrileña de Terapia Gestalt. Madrid.
autosuficientes. Somos fuertes y a la ERIK5ON, E. (1993), Eticaypsicoanálisis. Hormé,
vez somos frágiles, por tanto somos Buenos Aires,
FRANKL, y El hombre en busca de sentido.
susceptibles también de necesitar ayu- Herder. Barcelona.
da del exterior GARCIA ROCA, J, <1987).”Metedologiade lainter-
vención social”, En Documentación Socia¿
9 69. cáritas Española. Madrid.
A veces escucho que el trabajo n.
GARCíA ROCA, J. <1996), Preguntasypediles del
social está en decadencia, que es pura trabajo social. En E Bermelo, universidad
gestión, mero control, que va perdiendo Pontiticia de comillas. Madrid.
GARCIA-MONGE, J. A. (1997). Treinta palabras
el sentido. Creo que esta afirmación para la madurez. 0DB, Bilbao.
tiene su parte de verdad, pero también GIORDANI, E. <1997). La relación de ayuda: de
creo que existen muchos profesionales Rogers a Carkhuff 0DB. Bilbao.
FIERNANDEZ ARI5TU, J. (1991). Acción comuni-
que día a día desde su ámbito trabajan ca/iva e intervención social, Ed, Popular,
para que estas ‘profecías” no se cum- Madrid,
plan y con un talante responsable LEvY, N. (1993), La dignidaddel miedo. Asociación
Española de Terapia Gestalt. NY 14.
siguen contribuyendo a que la profesión LÓPEz-YARTo, L, <1997). Dinámica de grupos:
del trabajo social rescate una identidad cincuenta años después. DDE. Bilbao.
LOWEN, A, <1987). Narcisismo o la negación de
basada en el acompañamiento.
nuestro verdadero ser Pax México. México.
NARANJO. C. <1990), La vieja y novísima gestalf.
Quisiera terminar este trabajo con cuatro vientos. Chile.
un hermoso cuento de Eduardo PEÑARRLJBIA, E <1998). Terapia Gestalt La vía
Galeano, que para mi es símbolo de del vacío fértil. Alianza. Madrid.
PERL5, E (1974). Sueños y existencia, Cuatro
paradoja y de esperanza: vientos. chile,
RIcHMoND, M, (1995). Caso social individuaL
“Ella está en el horizonte. Me Talasa, Madrid,
acerco dos pasos, ella se aleja dos ROGER5, C. <1961). El proceso de convenirse en
pasos. Camino diez pasos más y el persona. Paidós, Barcelona,
RO55ELL, 1 <1989). La en/revista en trabajo
horizonte se corre diez pasos más allá. sociaL Ed, FUGE. Barcelona.
Pon mucho que yo camine, nunca la zAMANILLO, 1 <1997), Apuntes para una historia
alcanzané. ¿Para qué sirve la utopía? del trabajo social. Universidad Nacional
Autónoma de México. México.
Para eso sirve: para caminar.” ZAMANILLO, ‘E (1999). conferencia “El despertar
de una nueva inquietud”, universidad Pontificia
de Comillas. En el II Foro de Trabaio social,
Abril, 1999, Madrid.
8ibliografía recomendada zAMANILLO, 11 y GAITÁN, L, <1991). Para com-
prender el trabajo social, verbo Divino.
AA.’JV (1997). Catorce aprendizajes vitales. DDE. Navarra.
Bilbao.
BLEGER, J. <1985). Temas de Psicologí~ (entre-
vista y grupos). Nueva visión. Buenos Airea Belén ARIJA GISBERT
BLEIcHMAR, H. (1999). ‘Del apego al deseo de Diplomada en Trabajo Social
intimidad: las angustias del desencuentro”, En

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