5 Arija 1999
5 Arija 1999
5 Arija 1999
1999, 12:141-158
Resumen Abstract
Este artículo pretende ser una llamada a la This papera/ms fo be a calI for reflection o,,
reflexión sobre algunos elementos que ejercen some of the e/ements that exercise, in a rec,»rocal
recíprocamente una gran influencia en la relación way a great amount of influence in the aid-reía-
de ayuda. Estos son: la institución, el cliente y el tionship. These are: the institub~n, the client and
profesional. Estos tres sistemas serán objeto de the professional figure.
análisis. No obstante, en esta ocasión vamos a mese three systems vv/II be Ihe object of
poner una mirada más atenta en e/sistema profe- our analysis, Howeve, this time, closer altention
sional Aspectos como el narcisismo, el manejo del vv/II be paid fo fha professional sysfem. Certain
poder y el miedo serán desarrollados con especial aspects sud~ es narcissism, power management
atención, and fear will be look at more close/y
En definitiva, este trabajo es una invitación In fact, this vvork is an invitation to obser-
a la observación y a la autoobse,vación, al darse vafion and selt-obsa,vation. fo bacome aware,
cuenta, Además del rol-tarea, debemos tener muy Resides lbs fask-role, ye should not forget that
en cuenta que detrás de cada trabajador socia/hay behind every social vrorker fhere is a person,
una persona con sus peculiaridades. someone vv/ti, bis ov’n idiosyncracies,
S
oy primero persona y después estilo, con sus recursos y sus lagunas.
trabajadora social. Quiero co-
menzar así este artículo para Trabajo desde hace 6 años con
expresar que detrás del rol está siem- personas sin hogar en la Asociación
pre un ser humano con una determina- Realidades. Por lo tanto, lo que puedo
Diplomada en Trabaje Social. Especialista Universitaria en el enfoque Rogeriano por la upco. Está finali-
zando tormación en Terapia Gestall en la Escuela Madrileña de Terapia Gestail. Desarrolla su actividad
protesional con personas sin hogar desde 1993 en la Asociación Realidades.
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Belén Arija Gisbert Apuntes para una reflexión teórico-práctica de la relación de ayuda
y tareas, calidad y cantidad del trabajo, dades en relación con los recursos apli-
capacidades de los miembros del equi- cables a las mismas ha devenido en una
PO, etcétera. Además, tendremos tam- instrumentalidad tal que ha vaciado de
bién que autoobservarnos en ella: cuál contenido la relación con las personas”
es nuestra vivencia de la institución y (Zamanillo, 1999>.
del equipo, nuestras posibilidades y Si el recurso pasa a ser figura,
limitaciones, quiénes somos dentro de casi lo único, a ser lo más visible y rele-
la institución, qué representan nuestros vante, el encuentro humano pasará a
compañeros, cómo nos relacionamos, un plano secundario. De este modo ten-
cuales son nuestras tareas y cómo las deremos a convertir la relación de ayu-
desarrollamos... Por lo tanto, reflexionar da en un acto condicionado y empapa-
acerca de la institución donde trabaja- do de miedos y desconfianzas.
mos y de nuestro estar en ella es una
tarea fundamental que debemos reali- También es importante en este
zan. Seria de gran ayuda para muchas punto distinguir la diferencia entre
instituciones que los equipos de traba- demanda y necesidad. La persona
jo dedicaran algo de su tiempo para demanda lo que sabe que la institución
realizar una supervisión o comprensión puede dar y esto puede o no coincidir
conjunta del estado de la institución y con la necesidad. La necesidad la cons-
del equipo de trabajo. truye uno mismo. Un ejemplo claro de la
distinción, es el de aquellas personas
Son pocas las páginas que voy a que se acercan con una notable fre-
dedicar al sistema institucional, pero sí cuencia a los centros de salud pidién-
quiero centrarme brevemente en los dole al médico un medicamento, y en
recursos institucionales. realidad la necesidad real es de comu-
A este respecto señaló Teresa nicación, compañía, escucha, conten-
Zamanillo en una conferencia, que dar clon. Igual sucede en los servicios
algo es la fantasía de todo trabajador sociales. Las personas pueden deman-
social, y forma parte de este modo de dar prestaciones y recursos que la ins-
ejercer la profesión. Porque detrás está titución ofrece y que les sirven para
el convencimiento y el estereotipo de cubrir algunas de sus necesidades.
que la gente sólo viene al despacho a Existen otras necesidades que pueden
pedir, sin poder comprender hasta qué tener y que no suelen demandar, como
punto la demanda es inducida por la pro- son la escucha, la aceptación, el apoyo,
pia institución (los que facilitamos el MI, el reconocimiento.
comida, cama, beca, residencia, etc.). El En esta línea García Roca seña-
recurso determina la posibilidad de inter- la que “en los servicios a las personas
vención, de ahí también la cantidad de hay tres componentes sustantivos:
derivaciones que se hacen porque lo a) los elementos instrumentales que
que piden no se les puede dar en el cen- pueden satisfacerse a través de una
tro al que acuden. ‘Así, el objeto del tra- prestación (...), b) los elementos expre-
bajo social formulado como las necesi- sivos que están vinculados a la identi-
dad, a la biografía personal, a los mun- Aun sabiendo que los recursos no
dos vitales; como elementos unidos a la son lo único, si quisiera llamar la aten-
subjetividad trascienden la mercancía y ción sobre la falta de dispositivos ade-
sólo surgen en el interior de una inte- cuados. En relación con este terna quie-
racción personal, y c) por último, una ro exponer una situación que me ocu-
reacción social que al unir ambos ele- rrió recientemente. Recibí por primera
mentos produce forzosamente una gran vez a un enfermo mental sin hogar que
diferenciación en las respuestas <..> tenía importantes delirios persecuto-
Como prestación puede ser administra- rios; cansado de deambular por las
da e incluso mercantilizada (...> se con- calles demandaba una cama donde
sume con el uso, como significación se descansar El alojamiento podía ser un
necrea a través de los encuentros punto de partida donde comenzar a tra-
humanos, tiene que ser una realidad bajar pero no fue posible conseguirlo;
próxima” <García Roca, 1996: 82). en el albergue municipal no había pla-
zas y en los privados no pudieron dar-
Los recursos, sin duda, tienen la
le una cama porque no podían atender
función de apoyar en los procesos de
a estos enfermos sin estar mínima-
mejora. Como afirma García Roca
mente contenidos. Como me señaló
corremos el riesgo de mercantilizarlos,
Carmen Luque, trabajadora social de
de darles la entidad de fin más que de Realidades: “la paradoja estaba en que
medio. A veces pensamos que la pres-
su dificultad era el obstáculo para acce-
tación en si misma resuelve y es en
der al recurso de ayuda”. Con una gran
estos casos cuando ponemos nuestra impotencia tuve que decirle que no
mirada casi exclusivamente en el recur-
había una cama para él, aún así le
so que vamos a utilizar. Es cuando
escuché durante bastante tiempo y en
vemos IMIS”, ‘tecas”, “camas” en vez
su discurso, a natos coherente y a ratos
de mirar y ver a las personas dentro de
delirante, se traslucía un potente sufri-
sus procesos.
miento, se le notaba también la necesi-
Podemos facilitar recursos peno dad de ser escuchado. Con este ejem-
también es importante que nos plante- pío, quiero llamar la atención de los
emos que podemos ser una posibilidad políticos y responsables de las admi-
de apoyo, que podemos intentar acom- nistraciones para que reflexionen al res-
pañar a las personas en sus situaciones pecto y tomen conciencia de que en el
de crisis. Podemos escuchar y conte- caso concreto de los enfermos menta-
ner, intentar servir de ayuda para que les sin hogar, después de la desinsti-
descubran con qué capacidades cuen- tucionalización psiquiátrica de los años
tan, y qué dificultades encuentran, en 80, no se han creado suficientes servi-
ellos y en el entorno. Podemos intentan cios adecuados a la situación de estas
servir de ayuda para que se den cuen- personas, sin duda las más vulnerables.
ta de lo que pueden y no pueden y de Cada profesional, seguramente desde
lo que quieren y no quieren. Podemos su ámbito, puede hablar de esta caren-
convertirnos en posibilidad. cia de medios.
mar, 1 9gg>~ Al igual que pueden los péutica, que “ese saber sobre uno y el
clientes acudir con sus miedos, traen otro es ya una forma de encuentro.
también sus deseos de ser bien atendi- Incluso, el saber que uno de los inte-
dos, comprendidos, ayudados y no vio- grantes de la pareja busca la intimidad
lentados e incluso, en algunas ocasio- y el otro la rehuye, ambos por las legi-
nes, el deseo fantasioso de que les timas razones que puedan tener. En
resolvamos por completo sus proble- algunos casos el único encuentro posi-
mas. ble consiste en compartir el conoci-
miento de las profundas diferencias que
En muchos casos los clientes han separan” (Rleichmar, iggg>.
tenido una amplia experiencia de rela-
ción con servicios sociales que no Cada individuo tiene su ritmo y es
siempre ha sido satisfactoria. Hay per- muy importante respetarlo y a la vez
sonas que son atendidas por seis pro- saber diferenciarnos de ellos. Con esto
fesionales distintos, los cuales a veces quiero decir que lo que la persona
ofrecen apoyos divergentes. Hay per- desea o necesita para si puede ser dis-
sonas que aceptan con gusto mantener tinto a lo que yo crea que él necesita.
una relación de ayuda pero hay gente Entender la dilenenciación implica reco-
que no desea dicha relación. La para- nocen la individualidad, ver a la perso-
doja está en que a veces nos empeña- na con sus peculiaridades. Cada per-
mos en establecen y forzar una relación sona tiene sus ritmos, sus deseos, sus
que la persona no desea. Aunque esto capacidades y dificultades. Sabemos
que voy a decir a continuación tiene que aquello que se fuerza se suele que-
más que ven con el hacer del profesio- brar, por ello el ritmo del proceso lo ten-
nal, me parece adecuado señalarlo en drá que poner el otro. He de decir, tam-
este momento: en el caso del Ml hay bién, que respetar el ritmo no significa
una obligatoriedad respecto al estable- ser complacientes con el estancamien-
cimiento del contacto y esto en ocasio- to o con la tendencia a la dependencia
nes me ha hecho entrar en profundas y al deterioro. Pero creo que sólo servi-
contradicciones éticas sobre todo cuan- rá la confrontación si previamente ha
do las personas no desean la relación. habido respeto y apoyo. He de decir que
La experiencia al respecto me dice que cuando hay un recurso que mediatiza
hay personas con quienes se consigue puede ayudar que se formulen acuer-
establecen un vínculo de confianza y dos (concretos, realistas y decididos
hay personas con las que no se puede. desde la persona), con el fin de otor-
Hay que asumir que el encuentro pue- garle responsabilidad y protagonismo a
de darse o no, pero que es nuestra la persona sobre su situación. Creo que
tarea intentar que se produzca. Por cada uno ha de elegir qué contenido
esto, es muy importante dialogar con el quiere darle a su vida. Victor Frankl
cliente sobre cómo está vivenciando el señala al respecto que “al hombre se le
contacto. En relación con esto señala puede arrebatan todo salvo una cosa: la
Bleichmar, respecto a la pareja tera- última de las libertades humanas, la
y retrocesos. Estar en el proceso impli- puede ser mayor o menor pero en cual-
ca también acompañar en las crisis que quier caso creo que hay que conside-
tengan las personas. Es absurdo ima- rarlo con seriedad.
ginar que los caminos siempre han de
Tanto los clientes como los traba-
seguir una línea recta hacia la autono-
jadores sociales tenemos la capacidad
mía. La búsqueda de autonomía aca-
de gozan y de padecer, podemos expe-
rrea miedos, dudas contradicciones,
rimentar las mismas emociones <el
incertidumbres. Quizá esto también lo
dolor, la rabia, la alegría, la impotencia,
sepamos por la vivencia de nuestros
el miedo...). Esto puede parecer dema-
propios procesos, porque como decía al
siado obvio pero como nos dice la ges-
inicio, lo que nos iguala es que todos,
talt lo obvio es importante ponerlo de
trabajadores sociales y clientes somos
manifiesto. No tener en cuenta la igual-
personas y por ello todos estamos
dad en este aspecto nos habla en gran
inmersos en nuestro propio proceso
medida de temores que es lo que nos
vital.
lleva a adoptar posiciones de superiori-
dad y por consiguiente a abusar de
12. Sistema profesional nuestra autoridad.
En la misma línea decía M. Rich-
Quisiera a partir de aquí poner la
mond que “la vida misma adquiere su
mirada en el profesional. Tendemos
significación y su alcance (...> por las
como decía al principio, por defensa y
grandes experiencias comunes a todas
miedo, también por la marcada influen-
las razas: el nacimiento y la muerte, el
cia que el modelo médico ha tenido en
afecto satisfecho y contrariado, los ries-
el trabajo social, a analizar a las perso-
gos y oportunidades que la existencia
nas que atendemos olvidándonos de
diaria reserva a todos los seres huma-
nuestra propia autoobsenvación. Nos
nos”.
cuesta menos hablar de los demás que
de nosotros mismos. A este respecto añade Teresa
Zamanillo que “en una sociedad alta-
Creo que los profesionales ade-
mente dualizada se va adquiriendo
más de contar con nuestro bagaje ins-
cada vez más un sentimiento de desi-
trumental, nuestros conocimientos téc-
gualdad entre el profesional y el otro, el
nicos y metodológicos, también conta-
cliente, cuya representación en el plano
mos con nuestro carácter, nuestra
de lo simbólico la encontramos en la uti-
historia de vida y por ello debemos ser
lización de un lenguaje claramente dife-
conscientes de que nuestras actitudes
renciado en un ellos y un nosotros”
y sentimientos influyen y están presen-
(Zamanillo, 1999>.
tes en la relación de ayuda. Es muy
importante tomar conciencia de nuestra Pon lo tanto hay algo que nos
influencia en la relación para poderla iguala y también hay algo que nos dife-
manejar adecuadamente. Obviamente rencia y es el rol-tarea. Tenemos res-
dependiendo del vínculo la influencia ponsabilidades distintas, cada cual las
Coademos de Trá
1bajo Social
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Belén Arija Gisbert Apuntes para una reflexión teórico-práctica de la relación de ayuda
super exigencia interna. Querer sen parte del dinero del Ml a cambio de
omnipotentes es un legado que nos una cama, entre otros ejemplos. Una
viene del narcisismo infantil y que nos cosa es confrontar a las personas y otra
impide ver nuestras limitaciones y nues- cosa muy distinta es invadir Invadir
tras capacidades con nitidez. En oca- implica también establecer una relación
siones me he visto, en la relación con en la que se coloca al cliente en una
las personas, atrapada en esta omni- situación infantil, presuponiendo de
potencia creyéndome inconsciente- antemano su incapacidad. Se trata de
mente la salvadora del otro, movilizán- poner conciencia al uso que hacemos
dome más que la propia persona. En de nuestro poder, debemos saber cuá-
definitiva, no era otra cosa que mi pro- les son nuestras capacidades y limita-
pia necesidad de sentirme válida y tam- ciones, qué puedo y qué no puedo
bién era una tapadera o compensación hacer.
de mi propia impotencia. En el otro polo
También es importante abordar la
de la omnipotencia está la fantasía de
cuestión del poder en la relación de
la impotencia que nos lleva a veces a
ayuda. Dejar clara la relación. Como
adoptar actitudes cargadas de queja,
decía, no somos sus amigos, ni sus
desidia y pasividad o bien a actuar com-
madres”, ni sus “padres”, ni “policias”.
pulsivamente y sin conciencia.
Somos profesionales que pretendemos
Como decía antes el narcisismo apoyar un proceso de mejora, el proce-
hay que observarlo, tomar conciencia so del otro. Pon lo tanto debemos expli-
de cómo lo proyectamos y desde dón- citar para qué estamos ante el otro, cuál
de lo hacemos para así poderlo mane- es nuestra intención; y a la vez es
jar evitando que afecte al cliente de un importante que la persona exprese qué
modo negativo. le supone la relación.
Aclarar el poden implica desvelar Tratan la relación y aclarar el po-
qué depende de nosotros y qué no, cuál der pasa por hablar, entre otras cosas,
es nuestro poder real y cómo lo mane- acerca de lo que le supone venir a la
jamos, cuál es el poden de la persona. entrevista, qué espera de nosotros, qué
Hay trabajadores sociales que por tener le podemos ofrecen, dónde están nues-
el poden de dar y quitan una ayuda se tros límites, donde están los suyos, a
ven en la legitimidad de invadir la inti- qué se condiciona la ayuda. Esto es
midad de las personas sin ningún ponernos en una posición de igualdad,
pudor, entran en las heridas hurgando de vulnerabilidad, de transparencia.
en los detalles con un talante morboso. Optar por esta actitud puede producir
No dejo de asombrarme y de irritarme temores porque nos exponemos a que
cuando me entero de que a los clientes, la persona nos diga que no le sirve la
sin tener graves problemas mentales, relación, o que se siente cansado de
les controlan las cartillas bancarias o vernos, o que no desea tocar ciertos
contactan con sus familias en contra de temas, o que se siente interrogado y
su voluntad, o les hacen ahorran una exigido, o que se ve en la obligación de
dar explicaciones. Cneo que la confian- otro servicio y era la dinámica que
za se crea con la transparencia y a ser desarrollaba con la otra trabajadora
transparentes estamos poco acostum- social <justificarse>. Me confesó que
brados, no sólo en la relación de ayuda para él era muy duro tener que recurrir
sino también en la vida cotidiana. Seria, a un servicio social, porque eso le evi-
como bien explica la gestalt, o como denciaba su sensación de fracaso,
propone el filósofo existencialista Comenzó a hablarme de su dolor, de
M. Ruber, hacer explicito el yo-tú en el sus pérdidas. La expresión de la tensión
aquí y ahora. La transparencia nos sirvió para poder aclarar la relación y
cuesta a todos, a profesionales y a poder generan un encuentro de mayor
clientes, pero creo que esta actitud es proximidad y confianza. Pudimos co-
enormemente útil y ayuda a equilibrar el menzar a abordar aspectos de su vida
poder Creo, además, que cuando hay muy dolorosos. Aclarar la relación
un recurso por medio que conlíeva una tantas veces como sea necesario ayu-
exigencia en la relación es aún más da a trabajar con la persona con mayor
importante hablar tanto del recurso, de confianza y a la vez nos permite ver con
la obligatoriedad, como del poder y de claridad lo que el otro puede y no pue-
los sentimientos que se suscitan de de dar y lo que está dispuesto a asumir
todo ello. y lo que no. Lo que planteo sé que no
es tarea fácil pero creo a la vez que es
En mi experiencia he comprobado algo enormemente necesario. Esto
cómo a veces expresar emociones vivi- implica que nos bajemos del pedestal
das en el aquí y ahora ha servido para en el que nos hemos subimos al que-
aclarar aspectos de la relación, lo cual darnos atrapados en un rol excesiva-
ha posibilitado trabajan con más hones- mente prepotente, en el cual el vinculo
tidad y realismo. Quiero aclarar bien que se crea no es basado en la con-
esta cuestión para evitar mal entendi- fianza y sien el control.
dos y quiero instruirlo con un ejemplo.
En este sentido, Carl Rogers nos
Comencé a atender a una persona.
propone con su enfoque centrado en la
Mantuve dos entrevistas con él y yo per-
persona una visión de la relación de
cibía en el ambiente una gran tensión e
ayuda enormemente respetuosa
incomodidad. Él se relacionaba conmi-
(Rogers, 1961 y 1973). Por las limita-
go explicándome con detalle lo que
ciones de extensión no puedo detener-
hacía diariamente y justificando cons-
me en este punto pero sí quiero seña-
tantemente en qué iba a emplear el Ml.
lar que Rogers, al proponernos unas
Decidí poner de manifiesto la tensión y
determinadas actitudes (empatía, acep-
contrastaría con él, esto facilitó que
tación, y congruencia>, nos está mos-
pudiéramos hablar de la relación. Él me
trando, a mi modo de ver, un talante ale-
confesó que se sentía incómodo porque
jado a priori del abuso de poder
en realidad no sabía de qué hablarme
y qué sentido tenía venir a yerme. Por lo tanto, en la relación de ayu-
Había sido atendido anteriormente en da tengo el poder de sen sincera o tram-
tiendo mi angustia a las personas. Creo veamos lo que hay de nosotros en ese
que todos alguna vez hemos obrado temor El miedo por lo tanto nos sirve en
por miedo, por nuestro propio miedo. la vida para defendernos de peligros
Esto es lo peligroso, porque es cuando reales, nos salva la vida; pero a veces
de¡amos de ver lo que nos sucede y a se convierte en algo que nos paraliza y
la vez perdemos la referencia de lo que nos desconecta o bien nos hace poner-
le pasa al otro, dejamos de estar pre- nos “temerarios”al saltárnoslo por que-
sentes. Actuar con miedo es distinto, rerlo negar El miedo es pues una señal
siendo conscientes de que el miedo que hay que escuchar.
está y es ahí cuando podemos comen-
zar a manejarlo- Norberto Levy define el Quisiera en este apartado dedi-
miedo como “la sensación de angustia cado al miedo otorgarle unas líneas al
que se produce ante la percepción de vacío y al temor que creo que nos sus-
una amenaza o un peligro <..) es cita. En el caso de las personas sin
importante aclarar que no existe algo hogar observamos con frecuencia un
que sea una amenaza en si misma. gran vacío existencial. A veces obser-
Siempre lo es para alguien y se consti- vamos que es un vacío infértil, enor-
tuye como tal en función de los recur- memente dañino para la persona, auto-
sos que ese alguien tiene para enfren- punitivo; por ejemplo, el alcoholismo no
tarla” - asumido. En otros casos aparece un
vacío fértil que es cuando la persona se
El miedo, añade Levy, es una
siente perdida y así lo asume, se da
emoción universal. Las creencias cultu-
cuenta de que tiene miedo, de que no
rales han generado y han convertido al
sabe qué hacer con su vida, y es en esa
miedo en una emoción indigna. El
“tierna de nadie” donde puede surgir
núcleo central de esta creencia es: el
algo nuevo. Hay veces que no podemos
problema es el miedo, no hay que sen-
permanecer en sus vacíos porque nos
tirlo. El miedo no es el problema, el mie-
interpelan y nos tocan la fibra de nues-
do está indicando que existe un proble-
tros propios vacíos, apatías y carencias.
ma (Levy, 1993:42-44>.
El activismo ha marcado considerable-
Nadie nos libra de algún miedo, mente desde sus inicios al trabajo
miedo al silencio, miedo al conflicto, social. La cultura del “hacer’ impregna
miedo al deterioro, miedo al vacio, mie- la profesión. De todos es sabida la ten-
do a la locura, miedo al abandono, mie- dencia a poner a hacen al otro cosas
do al dolor, miedo a dañar nuestra pro- tales como un curso o un taller, porque
pia imagen, miedo a reconocer que no su inactividad nos cuestiona y nos
sabemos qué hacer o qué decir, miedo asusta. Quizá no hayamos pensado
a perder el control, miedo al caos, mie- que el hecho de estar acompañando en
do al rechazo, miedo a nuestra propia el vacío y en el sinsentido puede ser
agresividad, miedo al miedo. Es impor- enormemente importante para las per-
tante que reconozcamos y aceptemos sonas. A veces ponerle nombre a la
el miedo y que nos lo trabajemos, que experiencia es lo que la persona puede