La Infancia en Su Desarrollo Físico, Cognoscitivo, Inteligencia, Lenguaje, Social y Personalidad. ESTUDIO Y MEDICIÓN DEL APEGO (Ensayo)
La Infancia en Su Desarrollo Físico, Cognoscitivo, Inteligencia, Lenguaje, Social y Personalidad. ESTUDIO Y MEDICIÓN DEL APEGO (Ensayo)
La Infancia en Su Desarrollo Físico, Cognoscitivo, Inteligencia, Lenguaje, Social y Personalidad. ESTUDIO Y MEDICIÓN DEL APEGO (Ensayo)
Facilitadora: Participante:
Psic. Mahuampi Guzmán Leivys Soares C.I: 26.848.205
6to. “Trimestre”
Durante los años de juego, los niños adelgazan y crecen y la grasa del bebé se
convierte en músculo. Se modifican muchas de las características diferenciales del
niño pequeño, desaparece el vientre prominente, la cara ya no es tan redondeada, las
extremidades se alargan y las dimensiones de la cabeza se hacen más proporcionadas
con respecto al resto del cuerpo.
Desarrollo Cognitivo
Otro de los cambios internos que va a afectar al desarrollo externo del niño
comienza después del primer año de vida. La proliferación de neuronas aumenta el
crecimiento del encéfalo, y se produce la mielinización. La mielina es un
revestimiento que cubre los axones y que acelera la transmisión de impulsos
nerviosos entre las neuronas. Si bien los efectos más notables de esta son más visibles
durante la primera infancia, la mielinización continúa durante un mayor periodo de
tiempo.
La mielinización es un proceso esencial para la comunicación rápida y compleja entre
neuronas. De los tres a los seis años la mielinización se produce en las áreas del
encéfalo dedicadas a la memoria y a la reflexión. Debido a este proceso el niño puede
actuar, cada vez más, de forma reflexiva y no dejándose llevar siempre por sus
impulsos, como sucedía en etapas anteriores.
A un nivel práctico, el desarrollo cognitivo que se produce a esta edad conlleva
numerosos cambios. Se denomina pensamiento preoperacional al desarrollo cognitivo
que se produce entre los 2 y los 6 años de edad. El pensamiento preoperacional tiene
cuatro características fundamentales.
Atención a la apariencia: en esta etapa las cosas son lo que parecen. Por ejemplo, si
hay dos niños de diferente altura, interpretarán que el más alto es el más mayor,
excluyendo otros atributos, lo que en ocasiones puede suponer algún conflicto cuando
un adulto intenta que entienda conceptos superiores.
Razonamiento estático: perciben los cambios como repentinos y globales. Por
ejemplo, perciben la diferencia entre las cosas que puede hacer un niño de cuatro años
y las que pueden hacer uno de cinco, estas cambian desde el mismo día de su
cumpleaños. Por lo que puede negarse a hacer cosas que hasta el día anterior hacía sin
dificultad, alegando por ejemplo que los niños de cinco años no juegan en los
columpios.
Es importante tener en cuenta que si bien existen limitaciones en los niños derivadas
del proceso de desarrollo, hay una importante variabilidad individual.
Para que el desarrollo cognitivo y por lo tanto también la inteligencia del niño
pueda madurar con normalidad, tiene que existir una base biológica sana, así como
también una ambiente favorecedor y estimulante. Por otro lado, dicho desarrollo
cognitivo está sujeto a las diversas eventualidades o circunstancias que puedan
acontecerle a cada ser humano, como por ejemplo determinadas enfermedades o
traumatismo que puedan llegar a afectar a su estructura biológica. Una de
las principales teorías sobre las etapas del desarrollo de la inteligencia en el niño es la
del psicólogo suizo Jean Piaget.
Según esta teoría, el desarrollo cognitivo es una reorganización progresiva de los
procesos mentales como consecuencia de la maduración biológica y la experiencia
ambiental. Para Piaget, en primer lugar los niños van asimilando una comprensión
básica del mundo que les rodea desde los reflejos y las percepciones, es decir, desde
la etapa sensoriomotora que tiene lugar desde el nacimiento a los 2 años. En esta
etapa, el niño comienza, de modo progresivo, a experimentar acciones y desarrollar
conductas en base a la experiencia de los sentidos y su destreza motriz.
Posteriormente, comienza a desarrollarse en el niño un nivel más abstracto de
pensamiento, en el que va emergiendo una inteligencia más compleja. Los
mecanismos de asimilación y la acomodación al entorno provocan que, poco a poco,
el niño incorpore su propia experiencia, la conceptualice e interiorice.
Desarrollo de la Inteligencia
Existen períodos clave en el desarrollo del habla y el lenguaje de los bebés y los niños
pequeños. En estos períodos clave el cerebro está más capacitado para absorber el
lenguaje. Si se dejan pasar estos períodos y no se expone al niño al lenguaje, será más
difícil que el niño lo aprenda.
No todos los niños desarrollan las habilidades del habla y el lenguaje de la misma
manera. Sin embargo, todos los niños siguen una progresión natural o una serie de
etapas para dominar las habilidades del lenguaje. Estas etapas ayudan a los médicos y
a otros profesionales de la salud a determinar si el niño está siguiendo el desarrollo
normal o si necesita ayuda. A veces, los niños demoran en alcanzar estas etapas
debido a que tienen pérdida de la audición, y en otros casos debido a algún trastorno
del habla o del lenguaje.
Desarrollo Social
A esta edad el niño ya puede crear compañeros de juego imaginarios que sumará
a sus amistades reales. Entre sus juegos favoritos están los de dramatización y roles
que lleva a cabo con otros niños. También los de práctica sensoriomotora (actividad
física) de los que disfruta simplemente por las sensaciones que provocan. A esta edad
el niño ya puede imaginar sin actividad, por lo que es capaz de crear compañeros de
juego imaginarios que sumará a sus amistades reales. Comprende la necesidad de
compartir juguetes y lo pone en práctica con mayor frecuencia a medida que cumple
años.
Los niños son muy observadores y muchos de los avances se producen por el
modelado de las personas significativas. Los niños copian lo que ven, ya sea esta la
intención del adulto o no. Si a este aprendizaje por observación se le añade atención,
dedicación y que el adulto lleve a cabo el esfuerzo de ponerse en su lugar, el
aprendizaje del niño aumenta cualitativa y cuantitativamente.
Otras formas en que padres y madres pueden guiar activamente su desarrollo son:
Desde hace años son múltiples los autores que han querido establecer teorías de cómo
se desarrolla la personalidad. Las dos teorías más conocidas, son: la teoría del
desarrollo psicosocial de Sigmund Freud y la teoría del desarrollo psicosocial de
Erikson. Gracias a estas teorías tenemos una base de la que podemos partir para
hablar de etapas en el desarrollo de la personalidad del niño.
Hay que tener en cuenta que los límites de esas etapas no son muy claros y puede ser
discutible dónde empiezan y dónde acaban, pero hay consenso acerca de cuáles son y
de qué manera ocupan nuestras vidas.
- La primera infancia (de 0 hasta más o menos los 3 o 4 años) Cuando el niño nace se
puede considerar que no tiene una personalidad marcada, ya que aún no ha tenido
experiencias que le hagan pensar o actuar de una manera determinada. Pero, a medida
que pasan los días podemos ir observando un patrón de comportamiento determinado:
llora mucho o poco, responde con miedo o curiosidad etc. Estas conductas forman
parte del llamado temperamento que tiene base biológica e innata, es decir, es
hereditaria y es un componente que actúa como base para la construcción de la
personalidad.
- La niñez (desde los 4 años hasta los 7 años) Según crece, el niño va desarrollando
diferentes capacidades cognitivas y físicas que le permiten ir conociendo y
entendiendo cómo funciona el mundo. Así verá cómo puede influir y participar en él.
Se van adquiriendo patrones de comportamiento a partir del temperamento y su
confrontación con el entorno que les rodea. En esta etapa los niños adquieren
creencias, normas que provienen de otros y valores que aprenden a partir de la
imitación.
- La pubertad (7-11 años) y la adolescencia (11-17 años) Estas etapas van de la mano.
Es el punto en el que se pasa de niños a adultos y, por tanto, una etapa clave en la
formación de la personalidad. Es una etapa compleja donde el organismo se encuentra
en continuo proceso de cambio donde se experimentan diferentes aspectos y
realidades El número de entornos en los que participa aumenta, y el número de
personas con los que interactúa. Además se dan cambios hormonales. Todo esto hace
que se potencia su búsqueda de vinculación social. Es un momento marcado por la
necesidad del niño de diferenciarse, así se suele producir una ruptura con los adultos
y los familiares y el cuestionamiento de todo lo que se le ha inculcado A través de la
experimentación el niño prueba diferentes maneras de ver la vida, quedándose con
algunos aspectos de la experiencia y moldeando otros. Está buscando una identidad
propia, que con el tiempo cristalice en una personalidad diferenciada.
Representantes
Teniendo como punto de partida la infancia para el desarrollo del apego, porque es
donde inicia el desarrollo socio-afectivo se toman en cuenta algunas postulaciones
que han permitido el estudio y el avance del tema.
Anna Freud: Propuso la " teoría del impulso secundario" y las " conductas
instintivas primarias” en estas asegura que solo al segundo año de vida el apego surge
en la vida del niño. Demuestra que los infantes tienen apegos incluso a madres que
los maltratan. El potencial de apego del niño se encuentra siempre presente y cuando
siente la carencia de un objeto, rápidamente se fijara en cualquier otro.
Características del niño: Existen estudios que relacionan los partos complicados,
niños prematuros, enfermedades en los primeros meses e incluso el temperamento del
niño con problemas en el establecimiento del vínculo afectivo. Un temperamento
difícil del niño puede provocar una ansiedad que haga complicado el vínculo afectivo.
Si los padres tienen recursos afectivos, sociales y cognitivos para manejarlo, se evitan
esos problemas.
Tipos de Apegos.
Los distintos tipos de apego nos demuestran un hecho a menudo observable: el modo
en que nos criaron influye en la forma en que nos relacionamos con nuestro entorno e
incluso en cómo construimos nuestras relaciones afectivas. Así, el tipo de apego que
establecimos con nuestros cuidadores tiene un impacto directo en cómo nos sentimos
de seguros o en cómo manifestamos el miedo o la ansiedad.
El apego seguro: Según John Bowlby y los expertos en psicología del desarrollo, es
entre los seis meses y los dos años cuando mayor trascendencia tiene el tipo de
vínculo con el que un pequeño está siendo criado
Apego evitativo: Un niño de dos años en el que predomina un estilo de apego
evitativo podría llegar a dos conclusiones. La primera, que no puede contar con sus
cuidadores para satisfacer sus necesidades, un pensamiento que siempre es fuente de
sufrimiento. La segunda: si quiere subsistir en su entorno, debe aprender a vivir con
un amor deficiente, pobre y casi inexistente. Esas migajas afectivas hacen que se
sienta muy poco valorado y que incluso llegue a pensar que lo mejor es evitar toda
relación de intimidad.
Apego ambivalente o ansioso: Este es otro de los tipos de apego más dañinos y
desgastantes que también podemos encontrar. Algunos adultos establecen con sus
hijos un vínculo tan inconsistente como defectuoso. A veces, sus respuestas son las
apropiadas, sus dinámicas son afectuosas y capaces de nutrir cada necesidad de sus
pequeños.
Personalidad segura: Las personas que formaron vínculos seguros en la infancia con
sus progenitores, tienen una mayor probabilidad de establecer patrones de apego
seguros en la edad adulta.
Personalidad evitativa: Son personas solitarias, perfiles que ven las relaciones (ya
sean de amistad o afectivas) como lazos de poca trascendencia. Desconfían, no se
abren emocionalmente, son esquivas e incapaces de satisfacer las necesidades de los
demás. -Son frías, cerebrales y hábiles a la hora de reprimir sus sentimientos. Su
respuesta típica cuando hay algún problema, conflicto y discrepancia es casi siempre
la misma, no responsabilizarse, poner distancia y huir.
La medición del Apego. Según la versión Reducida del cuestionario (CaMir-R9 para
la Evaluación del Apego.
Este instrumento se fundamenta en las evaluaciones que realiza el sujeto sobre las
experiencias de apego pasadas y presentes en función de la familia.
La crianza con apego, es la filosofía impulsada por el pediatra William Sears que
sigue las doctrinas de educación de la Teoría del Apego en la psicología del
desarrollo, siempre teniendo en cuenta las necesidades de cada bebé y niño. Según
esta teoría, los lazos emocionales que surgen durante la infancia entre padres e hijos
derivarán en relaciones empáticas cuando sean adultos.