Gestos en La Liturgia

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LAS GENUFLEXIONES: LAS POSTURAS.

La Ordenación General del Misal Romano da unas normas claras de las


posturas corporales que hay que adoptar durante la Eucaristía. Para el
Misal Romano "la postura uniforme, seguida por todos los que toman
parte en la celebración, es un signo de comunidad y unidad de la
Asamblea" (OGMR nº 42)

Las posturas corporales que el Misal Romano indica (OGMR 43) son las
que resumimos a continuación:

ESTAR DE PIE: Es una forma de demostrar nuestra confianza filial, y


nuestra disponibilidad para la acción, para el camino. El estar de pie
significa la dignidad de ser hijos de Dios, no esclavos agachados ante
el amo. Es la confianza llana del hijo que está ante el padre a quien
respeta muchísimo y a quien al mismo tiempo tiene cariño. Al mismo
tiempo, al estar en pie manifestamos la fe en Jesús resucitado que
venció a la muerte, y la fe en que nosotros resucitaremos también; el
estar agachado y postrado no es la última postura del cristiano; sino el
estar en pie resucitado. Estaremos en pie:

     desde el canto de entrada hasta el final de la oración


Colecta.

     durante la lectura del Evangelio y el canto del Aleluya que le


precede.

     durante la profesión de Fe (Credo) y la oración de los Fieles.

     desde que empieza la oración de las ofrendas hasta la


consagración.

     después de la consagración hasta después de la comunión.

     desde la oración de después de la comunión hasta que el


sacerdote abandona el altar.

Todas las oraciones deben oírse de pie como actitud de respeto y buena
disposición. Esta generalizada la costumbre (errónea) de oír sentados la
oración sobre las ofrendas.

SENTADOS: Significa la confianza de estar con los amigos, con paz y


tranquilidad. Estamos en casa, cuando estamos en el templo.
Sentados podemos hablar con intimidad y largamente con el Señor
que está ahí presente. También uno se sienta para escuchar y
aprender cuando un maestro habla. Estaremos sentados:

     durante las lecturas que preceden al Evangelio, incluido el


Salmo responsorial.

     durante la homilía.

     mientras se hace la preparación de los dones en el ofertorio.

     a lo largo del silencio posterior a la comunión.

DE RODILLAS: Sólo ante Dios debemos doblar nuestra rodilla. Al


ponernos de rodillas significa que nos reconocemos pecadores ante
Él. La genuflexión ante el Santísimo es un saludo reverencial de fe, en
homenaje de reconocimiento al Señor Jesús. Debemos hacerlo en
forma pausada y recogida. Estaremos solamente durante la
Consagración, aunque por razones de edad, incomodidad del lugar o
aglomeración que lo impida se podrá estar respetuosamente de pie.

POSTRADOS: Se usa en ciertos momentos escasos, en que el alma


cristiana se siente más indigna de dirigirse a Dios, cargada de
responsabilidades, o en un luto universal como el del Viernes Santo
por la muerte de Jesús, o cuando la pena y desconsuelo son tan
inmensos que no se ve solución. Por ejemplo: el futuro sacerdote,
cuando se postra el día de su ordenación sacerdotal; o algunas
monjas, el día en que entran al convento o hacen su profesión
religiosa, se postran en el suelo, indicando no tanto el abatimiento,
sino la necesidad de protección de Dios y la impotencia personal. Es
signo de humildad y penitencia.

LA PROCESIÓN: Más que un gesto litúrgico, es un rito. En las


celebraciones habituales, por ejemplo, en la santa misa, los ministros
realizan movimientos que tienen carácter procesional: al principio,
antes del evangelio, etc. También los fieles adoptan esta actitud al
presentar las ofrendas y cuando comulgan. Además, hay procesiones
excepcionales unidas al año litúrgico, como la del Domingo de Ramos
y la del Corpus Christi, o en circunstancias particulares de la vida de la
Iglesia, por ejemplo, la de una comunidad parroquial el día de las
fiestas patronales. La procesión simboliza, principalmente, el carácter
peregrinante de la Iglesia. También, a veces, es un signo muy
expresivo de fe y devoción. Deben hacerse con dignidad y respeto.
Fuera de las posturas propias de la Misa hay otras posturas que pasamos
a relacionar. Se pueden adoptar dos clases de posturas corporales: la
inclinación y la genuflexión:

LA INCLINACIÓN: Indica reverencia y honor a las personas o a lo que


representan y puede ser de dos tipos: inclinación de cabeza e inclinación de
cuerpo o profunda, que se hace desde la cintura.
o       La inclinación de cabeza se le hace al nombre de
Jesucristo, de la Virgen y del santo en cuyo honor se
celebra la Misa. Se debe hacer reverencia profunda en el
Credo arrodillándonos si es la Solemnidad de Navidad o la
fiesta de la Anunciación del Señor. Asimismo la bendición
presidencial que concluye la Misa se debe recibir con
inclinación de cabeza.
o       La inclinación de cuerpo o reverencia profunda se le hace al
altar cuando no está allí el Santísimo; también se debe
hacer inclinación profunda cada vez que se sirva al obispo o
se pase por delante de él; se hace antes y después de las
incensaciones y en algunas otras ocasiones en que está
dispuesto. Deben hacer inclinación profunda al altar que
simboliza a Cristo y no al sacerdote como equivocadamente
se hace a veces, todas aquellas personas que suban al
presbiterio para realizar alguna función como por ejemplo
los lectores o los que van a hacer las peticiones de la
Oración Universal de los Fieles, que vulgarmente llamamos
preces, tanto al llegar como al marcharse.

LA GENUFLEXIÓN: Se hace siempre con la rodilla derecha llevándola


hasta el suelo y significa adoración. Por ser signo de adoración está
reservada al Santísimo Sacramento y a la Santa Cruz en la liturgia del
Viernes Santo. En resumen, se debe hacer genuflexión cada vez que
pasemos por delante del Santísimo Sacramento e inclinación profunda
al altar todos los que se acercan al presbiterio o se alejan de él (por
ejemplo los que se han acercado para hacer alguna lectura o petición)

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