Unidad 1 - Introducción A La Economía - 2021

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Universidad Nacional de Lanús

Licenciatura en C. Y T. de los Alimentos

Cátedra: Economía y Gestión Empresaria


Profesores: Lic. Leonardo Pardo – Lic. Juan Menéndez
Tema: Introducción a la Economía

Las decisiones que se toman en las organizaciones interactúan con el marco


económico nacional al mismo tiempo que lo hacen con el marco económico
internacional. Quiere decir que existe un determinado impacto de las decisiones,
dentro de las organizaciones, según el escenario económico existente.

En el siguiente gráfico se esquematiza a la organización en el marco económico


nacional e internacional.

Contexto internacional

Contexto nacional

Empresa

Un ejemplo genérico sobre el impacto de las decisiones tomadas podría ser decidir
aumentar el precio de un bien, cuando existe un exceso de ese bien en el mercado. Es
muy probable que, si se aumenta el precio de ese bien, la gente deje de comprarlo
dado que tiene muchos otros que están produciendo el mismo bien que venden a un
precio menor. Este bien podría ser fideos secos o fideos secos semolados que
muchas empresas producen, la materia prima principal es harina tres ceros o cuatro
ceros y semolín respectivamente. Por otra parte, si el precio internacional del trigo es
muy alto, debido por ejemplo a que los países productores de este cereal tienen
inundaciones, podría suceder que falte trigo en el mercado nacional, dado que todos
quisieran venderlo al exterior. En este caso, los molinos no tendrían trigo para producir
harina que luego les venden a los productores fideeros, los cuales no tendrían harina
para elaborar fideos. En este caso los directores generales de las empresas
productoras de fideos, observarían una disminución en sus stocks y la consiguiente
falta de producto en las góndolas y almacenes. Si decidieran bajar el precio de los
fideos, la demanda (las personas u organizaciones que están dispuestas a comprar
ese bien) aumentaría y no podrían satisfacer a sus clientes. Esto es sólo un ejemplo
del impacto que tiene la economía sobre las organizaciones en nuestro país, y la
relación existente con la toma de decisión de los directivos en relación a los beneficios
o utilidades.

1) Los 3 problemas de la organización económica

Dado que los recursos y los conocimientos tecnológicos de una economía limitan su
producción, todas las sociedades, independientemente de que sean ricas o pobres,
deben elegir: toda sociedad debe tener una manera de decidir qué se produce, cómo
se producen y para quién se producen.
De hecho, estas tres preguntas fundamentales sobre la organización económica –
qué, cómo y para quién – son fundamentales en el estudio económico.

• ¿Qué bienes y servicios se producen y en qué cantidades?. Una sociedad debe


decidir qué cantidad de cada uno de los numerosos bienes y servicios posibles
producirá y cuándo los producirá.

• ¿Cómo se producen los bienes y servicios?. Una sociedad debe decidir quién los
producirá, con qué recursos y qué técnicas de producción utilizará.

• ¿Para quién se producen los bienes y servicios?. Una tarea clave para cualquier
sociedad es decidir quién recogerá los resultados de los esfuerzos económicos, o,
dicho de otro modo, cómo habrá de dividirse el producto nacional entre las diferentes
economías domésticas.

Como hemos visto, una sociedad ha de tomar numerosas decisiones. La gestión de


los recursos de la sociedad es importante porque éstos son escasos. La escasez
significa que la sociedad puede ofrecer menos de lo que los individuos desean tener.
Una tarea clave de las economías es, entonces, estudiar y explicar las diferentes
respuestas que puede dar una sociedad a las preguntas de qué, el cómo y el para
quién. Las diferentes sociedades se organizan por medio de distintos sistemas
económicos y la economía estudia los diferentes mecanismos que pueden utilizar para
asignar los recursos escasos.

2) Organización económica

La economía es el estudio del modo en que la sociedad gestiona sus recursos


escasos. En la mayoría de las sociedades, los recursos no son asignados sólo por un
único planificador central (estado), sino por medio de las acciones conjuntas de
millones de hogares y de empresas. Los economistas estudian pues, el modo en que
toman decisiones las personas: cuánto trabajan, qué compran, cuánto ahorran y cómo
invierten sus ahorros. También estudian el modo en que se interrelacionan. Por
ejemplo, examinan la forma en que la multitud de compradores y vendedores de un
bien determinan conjuntamente el precio al que éste se vende y la cantidad que se
vende. Por último, los economistas analizan las fuerzas y tendencias que afectan a la
economía en su conjunto, incluido el crecimiento de la renta media, la proporción de la
población que no encuentra trabajo y la tasa a la que suben los precios.

Economía es el estudio del modo en que la sociedad gestiona sus recursos


escasos.

De toda esta definición, se esconden dos ideas claves en economía: los bienes son
escasos y la sociedad debe utilizarlos eficientemente. De hecho, la economía es una
disciplina importante debido al hecho de la escasez y al deseo de eficiencia. Si
imaginamos un paraíso de prosperidad, donde no existiera escasez, no existirían
bienes económicos, es decir, bienes escasos o limitados. Todos los bienes serían
gratuitos. Los precios y los mercados serían irrelevantes.

Por otra parte, dado que los deseos son ilimitados, es importante que una economía
saque el mayor provecho de sus recursos limitados, lo cual nos lleva al concepto
fundamental de eficiencia, es decir, utilización de los recursos de la economía de la
manera más eficaz posible para satisfacer las necesidades y los deseos de los
individuos. Más concretamente, la economía produce eficientemente cuando puede
producir una cantidad mayor de un bien sin producir una menor de cualquier otra. La
esencia de la economía es reconocer la realidad de la escasez y averiguar entonces
cómo debe organizarse la sociedad de tal manera que utilice del modo más eficiente
los recursos. Es ahí donde la teoría económica hace su aporte.

Actualmente, podemos distinguir dos maneras fundamentales diferentes de organizar


una economía:

• El Mercado, que establece los precios (la mano invisible de Adam Smith).
• La Autoridad Central, que planifica la totalidad del sistema económico.

Una economía de mercado es aquella en la que los individuos y las empresas


privadas toman las principales decisiones relacionadas con la producción y el
consumo. Un sistema de precios, de mercado, de beneficios y pérdidas, de incentivos
y premios determinan el qué, el cómo y el para quién. Las empresas producen los
bienes y servicios que les generan los mayores beneficios (el qué) mediante técnicas
de producción que les son menos costosas (el cómo), y el consumo depende de las
decisiones de los individuos sobre la forma en que deben gastarse los salarios y las
rentas de la propiedad generadas por su trabajo y sus propiedades (el para quién). El
caso extremo de una economía de mercado, en el que el Estado no desempeña casi
ningún papel económico, se denomina economía de laissez-faire.
En cambio, una economía centralizada es aquella en la que el gobierno toma todas
las decisiones relacionadas con la producción y la distribución. En una economía de
este tipo, el estado es dueño de la mayor parte de los factores de producción (tierra y
capital), también posee y dirige las operaciones de las empresas en la mayoría de las
industrias; es el jefe de la mayor parte de los trabajadores, a los cuales les da
instrucciones de cómo hacer su trabajo; también decide cómo ha de dividirse la
producción de la sociedad entre los diferentes bienes y servicios. En suma, en una
economía centralizada el estado responde a las principales cuestiones económicas a
través de su propiedad de los recursos y de su poder para imponer sus decisiones.
Ninguna sociedad contemporánea encaja perfectamente en estas situaciones
extremas. Todas corresponden a economías mixtas, en las que se conjugan
elementos de ambas posiciones extremas. En los países occidentales, actualmente la
mayoría de las decisiones se toman en el mercado, pero el estado desempeña un
importante papel en la modificación de su funcionamiento; establece la legislación y
las normas que regulan la vida económica, produce servicios como seguridad, salud y
educación y regula imperfecciones de mercado como la contaminación.
3) La Micro y la Macro

El estudio de la economía puede dividirse en dos grandes campos. La teoría de los


precios, o microeconomía, que explica cómo la interacción de la oferta y la demanda
en mercados competitivos determinan los precios de cada bien, el nivel de salarios, el
margen de beneficios y las variaciones de las rentas. La microeconomía parte del
supuesto de comportamiento racional. Los ciudadanos gastarán su renta intentando
obtener la máxima satisfacción posible o, como dicen los analistas económicos,
tratarán de maximizar su utilidad. Por su parte, los empresarios intentarán obtener el
máximo beneficio posible.

Los componentes clave de la microeconomía son aquellos que se utilizan para


describir:

1) la forma en que los individuos o las familias (economías domésticas) determinan su


demanda de bienes y servicios;

2) la forma en que las empresas deciden qué y cuántos bienes y servicios producirán,
y con qué combinación de factores productivos;

3) la forma en que los mercados relacionan la oferta y la demanda.

Estos tres componentes de la microeconomía pueden sintetizarse de esta manera en


demanda, oferta y equilibrio del mercado. Otras subáreas importantes de la
microeconomía son la economía del bienestar y las finanzas públicas.

Los conceptos fundamentales para analizar la demanda, la oferta y el equilibrio del


mercado son la elección racional y la optimización. La microeconomía parte de una
serie de supuestos simplificadores relativos al comportamiento de los agentes
económicos; se sabe que estos supuestos son restrictivos y, por lo tanto, sólo válidos
de modo parcial, pero se piensa que son suficientemente precisos para poder realizar
predicciones exactas sobre el comportamiento de productores y consumidores. Por
ejemplo, la teoría de la demanda del consumidor parte del supuesto de que los
usuarios son racionales en tanto en cuanto pretenden maximizar su utilidad. La
elección óptima del consumidor será entonces aquella que, entre las distintas opciones
posibles, le permita obtener la mayor utilidad. Éstas dependen de su poder adquisitivo
(que viene dado por sus ingresos y sus posibilidades de endeudamiento) y de los
precios de los bienes y servicios disponibles. Dada la información sobre estos
elementos, la elección que maximiza la utilidad del consumidor depende de sus
preferencias, es decir, de la valoración subjetiva que el consumidor realiza sobre la
utilidad total que le reportarán distintas combinaciones de bienes y servicios.

El segundo campo, el de la macroeconomía, comprende los problemas relativos al


nivel de empleo y al índice de ingresos o renta de un país. El estudio de la
macroeconomía, tal y como la conocemos hoy en día (ver reseña histórica), surgió con
la publicación de La teoría general sobre el empleo, el interés y el dinero (1936), del
economista británico John Maynard Keynes. Sus conclusiones sobre las fases de
expansión y depresión económica se centran en la demanda total, o agregada, de
bienes y servicios por parte de consumidores, inversores y gobiernos. Según Keynes,
una demanda agregada insuficiente generará desempleo; la solución estaría en
incrementar la inversión de las empresas o del gasto público, aunque para ello sea
necesario tener un déficit presupuestario.
En macroeconomía es crucial tener claro el concepto de producto nacional, o renta
nacional, es decir, lo que se conoce como producto nacional bruto (PNB), que mide en
términos monetarios lo que se produce en un país, es decir, la producción final, que se
tiene que corresponder, por definición, con la demanda final. La teoría
macroeconómica se centra en estudiar la composición del PNB, del análisis de los
determinantes de la estabilidad económica, así como de las relaciones entre variables
agregadas.

El PNB “potencial” en determinado momento depende de la cantidad de factores de


producción disponibles —trabajo y capital— y de la tecnología. Estos tres elementos
cambian con el tiempo; el análisis de su modificación a largo plazo constituye el núcleo
de una rama de la macroeconomía conocida como teoría del crecimiento. Pero, para
un momento concreto, en un análisis estático en el que el capital, la formación
profesional, la formación de la mano de obra y la tecnología están dados, la
producción “corriente” dependerá de la utilización del capital y de la mano de obra
disponible. Así, esta producción podrá ser inferior a la potencial si existe desempleo o
subutilización del capital disponible.

Esta dicotomía (micro, macro) deriva de la diferente manera de abordar el análisis


teórico en Economía, bien desde un punto de vista general (macro) o individual
(micro).

La micro estudia los comportamientos básicos de los agentes económicos individuales


y los mecanismos de formación de los precios. De este modo la micro sitúa la lupa de
su análisis en el ámbito mas reducido del consumidor o de los productores. La macro,
por el contrario, analiza comportamientos agregados o globales y se ocupa de temas
como el empleo, la inflación o el producto total de la economía. Se entiende como el
enfoque teórico adecuado para aplicarlo globalmente a un contexto económico
nacional o supranacional.

4) Breve reseña historia

Los orígenes de la economía moderna se remontan a 1776, año en que Adam Smith
publicó “Investigación sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones”. En
este libro, Smith describió los principios básicos de una economía de mercado. Smith
puede considerarse el fundador de la disciplina de la microeconomía, rama de la
economía que se ocupa de la conducta de las entidades económicas individuales:
mercados, empresas y economías domésticas. En “La riqueza de las naciones”, Smith
consideró cómo se fijan los precios de los bienes y servicios, cómo se fijan los precios
de tierra, trabajo y capital (recursos de producción) e investigó las virtudes y los
defectos del mecanismo del mercado, identificó notables propiedades eficientes de los
mercados. La “mano invisible” que extrae un bien común de los actos interesados de
cada individuo que conforma una economía.
En cambio, la macroeconomía, que es la rama de la economía que se ocupa del
funcionamiento global de la economía, no existía como tal hasta 1936, cuando John M.
Keynes publicó “Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero”, durante la gran
depresión de los años treinta.
Las dos corrientes, la microeconomía y la macroeconomía, convergen y forman la
economía moderna. Antes la frontera entre ambas era muy nítida, actualmente, las
dos vertientes se han fusionado al aplicarse herramientas microeconómicas al análisis
de problemas macroeconómicos como inflación y desempleo. Sin embargo, para
comprender la teoría económica, es necesario estudiar ambas ramas por separado.
5) El modelo del flujo circular

La teoría económica se vale de modelos para estudiar y describir los distintos


fenómenos que centran su atención. Dichos modelos, como tales, simplifican la
realidad para comprenderla mejor y se basan en una serie de supuestos, válidos para
cada situación de estudio particular.

El modelo del flujo circular corresponde a una representación esquemática de la


organización de la economía (economía de mercado simplificada). Los hogares
(entiéndase también como economías domésticas o familias) y las empresas toman
decisiones. Interactúan en los mercados de bienes y servicios (en los cuales los
hogares son compradores y las empresas son vendedores) y en los mercados de
factores de producción (en los cuales las empresas son compradoras y los hogares
son vendedores).
En el modelo de Flujo Circular, la economía tiene dos tipos de agentes que toman
decisiones: hogares y empresas. Las empresas producen bienes y servicios utilizando
diversos factores (trabajo, tierra y capital) conocidos como factores de producción.

Los hogares son poseedores de los factores de producción y consumen todos los
bienes y servicios que producen las empresas.

Los hogares y las empresas interactúan en dos tipos de mercados. En el mercado de


bienes y servicios, los hogares son compradores (demandantes) de los bienes y
servicios que venden (ofrecen) las empresas.
En el mercado de factores de producción, los hogares son vendedores (oferentes) y
las empresas son compradoras (demandantes). En estos mercados, los hogares
proporcionan a las empresas los factores que éstas utilizan para producir bienes y
servicios.
El circuito exterior del diagrama del flujo circular representa los flujos de bienes y
servicios entre los hogares y las empresas. Los hogares venden el uso de su trabajo,
tierra y capital a las empresas en los mercados de factores de producción. Las
empresas utilizan entonces estos factores para producir bienes y servicios, los cuales
se venden a su vez a los hogares en los mercados de bienes y servicios. Por lo tanto,
los factores de producción fluyen desde los hogares a las empresas y los bienes y
servicios desde las empresas hacia los hogares.
El circuito interior del diagrama del flujo circular representa el flujo de dinero. Los
hogares gastan su dinero para comprar bienes y servicios a las empresas. Estas
utilizan parte de los ingresos derivados de estas ventas para pagar los factores de
producción, por ejemplo, los salarios de sus trabajadores. Lo que queda luego del
pago de los factores de producción es el beneficio de los propietarios de las empresas,
los cuales son, a su vez, miembros de hogares.
Por lo tanto, el gasto en bienes y servicios fluye de los hogares a las empresas y la
renta en forma de salarios, arriendos y beneficio fluye desde las empresas a los
hogares.
Este diagrama del flujo circular es un sencillo modelo de la economía, y como tal,
prescinde de diversos detalles que son útiles para otros fines, como podría ser el papel
del Estado en la economía y aspectos de comercio internacional (importaciones y
exportaciones); sin embargo, considera los aspectos fundamentales para comprender
la organización de la economía.
Este modelo lo podemos considerar como una economía de mercado simplificada o
circuito económico simplificado, también conocido como economía cerrada.

6) Los bienes y servicios

Las personas satisfacemos nuestras necesidades consumiendo bienes y servicios,


pero los primeros son materiales (ropa, alimentos, electrodomésticos, etc.) y los
segundos inmateriales (educación, sanidad, transporte, etc.). Aunque a ambas
categorías las consideramos bienes en sentido amplio. Los podemos clasificar en base
a distintos criterios:

- Según su grado de escasez, pueden ser bienes libres o económicos. Se


denominan libres los que son ilimitados y, por ello, están disponibles de forma
gratuita para todos, por ejemplo, el aire o la luz del Sol. Son económicos todos
aquellos que son escasos y, por tanto, tienen un precio.

- Según su función se distinguen bienes de consumo y bienes de capital.

 Bienes de consumo son los que se dedican directamente a satisfacer una


determinada necesidad, como la mermelada o una lavadora. A su vez, éstos se
clasifican en: bienes de consumo duraderos, que permiten un uso
prolongado en el tiempo, por ejemplo, un televisor y bienes de consumo
perecederos, que desaparecen una vez consumidos (una manzana).
 Los bienes de capital, también conocidos como bienes de producción, sirven
para obtener otros bienes (por ejemplo, un telar). Se puede dar el caso de que
un mismo bien sea de consumo o de producción según el uso que se le dé.
Así, un martillo en la casa de una familia cualquiera es un bien de consumo
mientras que, en una carpintería, sería un bien de producción, pues se utiliza
para hacer muebles.

- Según su grado de transformación hablamos de bienes intermedios y bienes


finales. Los bienes intermedios son los que se emplean para ser transformados o
incorporados a la producción de otros bienes mientras que, los bienes finales son
aquellos que ya son aptos para el consumo. Por ejemplo, una plancha de madera
es un bien intermedio que se emplea para producir una mesa (bien final). Sin
embargo, la línea que distingue los bienes intermedios de los finales puede ser
difusa, porque existen bienes que son intermedios para unas empresas, mientras
que son bienes finales para otras. Por ejemplo, la seda es un bien final para una
empresa especializada en la producción de telas, sin embargo, para una empresa
que fabrica ropa, es un bien intermedio, ya que necesita ser transformado antes de
convertirse en el bien final de una camisa.

- Según el acceso a los bienes pueden ser públicos o privados. Son bienes
públicos aquellos donde ninguna persona es excluida de su utilización (parques,
bibliotecas, etc.), y privados los de uso particular (mi automóvil, mi hogar, etc.)

- Según la relación que tienen dos bienes entre sí pueden ser bienes sustitutos,
que son los que cubren una misma necesidad, es decir, si se consume uno no es
preciso consumir el otro (gafas y lentes de contacto); y bienes complementarios,
aquellos que deben utilizarse conjuntamente para satisfacer determinada necesidad
(el coche y la gasolina).

7) Frontera de posibilidades de producción

Como sabemos, en una economía los recursos son escasos. Ello significa que,
aunque se utilicen todos los factores de producción (pleno empleo) no puede haber
una producción ilimitada de bienes y servicios. Como consecuencia de esto, los
agentes económicos deben escoger qué bienes y servicios han de producir o consumir
y de cuáles han de prescindir. Este hecho se puede estudiar a partir del modelo de la
frontera de posibilidades de producción.
Supongamos que la producción de una economía se realiza a partir de unos recursos
dados (por ejemplo, trabajo) y se materializa en la producción de dos bienes: X e Y.
Partiendo del supuesto de que la tecnología viene dada y que la economía emplea
todos sus recursos disponibles al menor costo posible, la tabla 1 nos muestra las
diferentes combinaciones de las cantidades que se pueden producir de los dos bienes
con los recursos disponibles.

Tabla 1 Posibilidades de la producción

Opciones Bien X Bien Y


A 0 50
B 1 45
C 2 38
D 3 30
E 4 20
F 5 0

En la tabla, la opción A significa que todos los recursos se destinan a la producción del
bien Y: la producción es máxima para Y (50 unidades) y mínima para X (0 unidades).
Sí, por el contrario, todos los recursos se destinan a producir X (opción F), la
producción será máxima para X (5 unidades) y mínima para Y (0 unidades).
Si partimos de la opción A y queremos pasar a la opción B, el aumento en la
producción de X en una unidad se hace a costa de reducir el número de unidades de Y
(la producción pasa de 50 a 45).
En la tabla puede observarse que si se quiere aumentar la producción de un bien
siempre deberá sacrificarse una determinada cantidad del otro bien.
Las opciones que aparecen en la tabla se pueden representar gráficamente (véase la
figura 1.1)
En la figura se han representado, en un eje de coordenadas, todas las combinaciones
que aparecen en la tabla 1. Al unir todos los puntos, determinados a partir de las
combinaciones que aparecen en la tabla, obtenemos la frontera de posibilidades de
producción (FPP). La frontera de posibilidades de producción describe las
diferentes combinaciones de bienes y servicios que una economía puede producir en
un determinado periodo de tiempo con los recursos y tecnología existentes. Esta curva
pone de manifiesto dos principios básicos:

• Al ser los recursos escasos, la cantidad que podemos producir es limitada.


• Sólo podemos producir cantidades adicionales de un bien si reducimos la producción
de otro.

 La eficiencia económica

En figura 1.2, que representa la frontera de posibilidades de producción de la


economía anteriormente descrita, cualquier punto situado a lo largo de la frontera de
posibilidades de producción significa que se están utilizando todos los recursos: la
economía es eficiente. Es decir, la economía está utilizando todos los recursos de que
dispone.
Por el contrario, cualquier punto situado por debajo de la FPP (por ejemplo, el punto
G) es ineficiente: la economía está produciendo menos de lo que podría si utilizara
todos los recursos productivos.
Por el contrario, los puntos situados encima de la curva (por ejemplo, el punto H) son
inalcanzables con los recursos y la tecnología existentes.
 Costo de oportunidad

A partir de los datos de la tabla de posibilidades de producción (Tabla 1) se puede


obtener el costo de oportunidad. Es decir, la cantidad a la que hay que renunciar de
un bien para obtener una unidad adicional de otro.

Tabla 2 Costo de oportunidad

Opciones Bien X Bien Y Costo de


oportunidad
A 0 50
5
B 1 45
7
C 2 38
8
D 3 30
10
E 4 20
20
F 5 0

En la tabla 2 se observa que a medida que aumenta la producción del bien X, la


producción del bien Y disminuye y, viceversa. Por ejemplo, si queremos pasar de la
opción B a la C, la economía deberá renunciar a 7 unidades de Y (45-38) para obtener
una unidad adicional de X.
Esta situación se da siempre que se produce un desplazamiento a lo largo de la
frontera de posibilidades de producción.
En ella también se puede observar que el costo de oportunidad es creciente: aumenta
a medida que va aumentando la producción de X. La explicación es que los
rendimientos son decrecientes: el aumento de la producción generado por la
utilización adicional de un factor, disminuye conforme aumenta la cantidad utilizada de
ese factor.

 Crecimiento económico

En el apartado de la eficiencia económica se ha visto que cualquier punto situado


fuera de la frontera de posibilidades de producción es inalcanzable. Esto no ocurriría si
la frontera de posibilidades de producción se desplazara hacia afuera (hacia la
derecha). Para que la frontera de posibilidades de producción se desplace es
necesario que se produzca alguna modificación en la dotación de recursos disponibles
o que cambie la tecnología utilizada.
Supongamos que en la figura 1.3, la frontera de posibilidades de producción inicial es
AB. En esta situación, el punto E sería inalcanzable ya que se encuentra fuera de la
frontera. Por el contrario, si la frontera fuera A´B´, la combinación de recursos que
determina el punto E sería eficiente.

Para que se pueda pasar de la frontera de posibilidades de producción AB a la A'B', es


necesario que se produzca un crecimiento económico. El crecimiento económico
significa un aumento de las posibilidades de producción al desplazarse la frontera de
posibilidades de producción hacia fuera. El crecimiento económico puede proceder de
un aumento de los recursos disponible, de la mejora en la calidad de los recursos o de
un progreso tecnológico.
El crecimiento económico no significa que el progreso técnico se produzca en todos
los sectores de la economía. El crecimiento económico también se puede dar si sólo
hay progreso en un sector. En este caso es posible producir una mayor cantidad de los
dos bienes que en la situación inicial.
En la figura 1.4 la frontera de posibilidades de producción inicial (AB) se desplaza
hacia fuera (AB'). La causa de este desplazamiento es debido a un avance tecnológico
en la industria que produce el bien X.
¿Qué ocurre en una economía si, por el contrario, la frontera de posibilidades de
producción se desplaza hacia dentro (hacia la izquierda)? Cuando ocurre este hecho,
la economía se encuentra en una situación recesiva (véase la figura 1.5).
7) Análisis económico

Aldo Ferrer: Una década extraordinaria de la economía argentina (I)- Fuente texto:
diario Buenos Aires Económico, 8 de octubre de 2009

La última década del Segundo Centenario y primera del siglo XXI, condensa, en un
decenio, la trayectoria argentina de doscientos años e inaugura la nueva centuria con
el mensaje de las enseñanzas del pasado. No nos privó de nada, incluso la repetición
de la violencia y la muerte al final del gobierno de la Alianza y durante la transición
política, en el Puente Pueyrredón.

La década se inició con la peor crisis de la historia económica argentina, continuó con
el sexenio de más rápido crecimiento desde que existen registros del PBI y culmina en
un escenario de interrogantes, de cuya resolución depende que volvamos a las
frustraciones del pasado o iniciemos, de una buena vez, un proceso de desarrollo
sustentable y equitativo de largo plazo.

El período incluye, en su segunda mitad, las consecuencias de la también


extraordinaria crisis del orden económico mundial, la más severa desde la debacle de
los años ‘30. Pero, sobre todo, registra la evolución de los acontecimientos de
fronteras para adentro y nuestras respuestas a los cambios de circunstancias y a los
problemas planteados.

EL DESCALABRO. El inicio y la debacle del 2001/02, fue el epílogo del prolongado


período de la hegemonía neoliberal, inaugurado con el golpe de Estado de 1976. Era
previsible y fue anticipado por varios observadores, entre los cuales me incluyo, que la
estrategia de apertura incondicional, subordinación de las políticas públicas a los
intereses particulares, desregulación financiera, privatización indiscriminada, en un
contexto de fuerte apreciación del peso, culminaría en un desastre. Tuvo así lugar la
extranjerización de la propiedad de sectores fundamentales de la infraestructura y las
mayores empresas del país y un endeudamiento externo insostenible, que desembocó
en el default. Como lo señaló el Grupo Fenix, en su encuentro de septiembre del 2001,
la seguridad jurídica y el respeto de los contratos, que son esenciales en el
funcionamiento de una economía de mercado, eran insostenibles bajo un régimen
fundado en el endeudamiento y la renuncia a la gobernabilidad macroeconómica. Las
consecuencias sociales fueron abrumadoras con el aumento vertiginoso del
desempleo, la pobreza y la indigencia, la fractura del mercado de trabajo y,
consecuentemente, la aparición de problemas de inseguridad desconocidos hasta
entonces. El desorden fue gigantesco con 17 monedas circulando, el trueque como
alternativa en una economía sin mercado, los bancos inoperantes por el corralito y el
corralón, el tipo de cambio disparado en un sistema al borde de la hiperinflación.

A comienzos del 2002, las propuestas para el futuro de la economía argentina,


fundadas en los mismos principios que culminaron en la debacle, incluían la
licuación de los activos monetarios en pesos, la dolarización, el establecimiento de la
banca off shore y, en este contexto, la renuncia definitiva a conducir la política
económica y descansar en el salvataje internacional, bajo la conducción del FMI. Triste
final al cual la subordinación a la especulación financiera y la renuncia a la soberanía
condujo a la democracia recuperada, después de tanto dolor y tanta sangre, en 1983.

LA EXPANSIÓN. Allí comenzó el segundo tramo de la década, cuya evolución estuvo


en las antípodas de la visión y las propuestas neoliberales. Ese notable período de
setenta meses, entre los segundos semestres del 2002 y 2008, registró tasas de
crecimiento superiores al 8% anual, el repunte de las tasas de ahorro e inversión a los
máximos históricos de cerca del 30% y 24%, respectivamente, la acumulación de
reservas internacionales fundada en el superávit del balance comercial y en la cuenta
corriente del balance de pagos, la reducción a la mitad de la tasa de desempleo y un
alivio a la pobreza acumulada durante el cuarto de siglo de la hegemonía neoliberal,
inaugurado con el programa económico del 2 de abril de 1976. El crecimiento en este
tramo obedeció a dos causas principales.

Por una parte, al cambio de circunstancias impuesto por la misma crisis. Esto incluye
la pesificación de los activos y pasivos denominados en moneda extranjera y la
consecuente recuperación de la autoridad monetaria del Banco Central, el superávit
en los pagos internacionales debido a la caída de las importaciones y los buenos
precios internacionales de los commodities, el ajuste cambiario que abrió espacios de
rentabilidad clausurados durante el prolongado periodo de apreciación del tipo de
cambio y la aparición del superávit primario en las finanzas por el repunte de la
economía y la suspensión temporaria de los servicios de la deuda en default.

Por la otra, al cambio de rumbo de la política económica. Esta abandonó la búsqueda


de soluciones a través de la asistencia internacional y se dedicó a consolidar el control
de los principales instrumentos de la política macroeconómica: el presupuesto, la
moneda, los pagos internacionales y el tipo de cambio. La fortaleza emergente de la
situación macroeconómica permitió formular una propuesta propia para resolver el
problema de la deuda en default, que culminó exitosamente y, poco después, cancelar
la deuda con el FMI.

La convergencia de las nuevas circunstancias y del rumbo de la política económica


provocaron, en poco tiempo, un cambio radical del escenario macroeconómico y
recuperar la seguridad jurídica demolida por la estrategia neoliberal. La respuesta de
la oferta al repunte de la inversión y del consumo y al fortalecimiento de la
competitividad de bienes transables, fue inmediata, permitiendo, en el tramo
considerado, un aumento acumulado del PBI del 60%. La inflación se mantuvo en
niveles manejables, pero por encima del límite aconsejable del 10%.

Hacia finales de la década, en el transcurso del 2008 y de allí hasta la actualidad,


comenzaron a acumularse una serie de problemas que interrumpieron la expansión
del segundo tramo del decenio. En el frente macroeconómico, los incentivos iniciales
del ajuste de la paridad y del sustantivo superávit primario en el presupuesto,
comenzaron a debilitarse. El Banco Central mantuvo y mantiene una sólida posición
de reservas internacionales, la capacidad de regular la situación monetaria y
administrar el tipo de cambio. Pero el incentivo que otorga a la toma de decisiones de
inversión, un tipo de cambio desarrollista (TCED) previsible, fue debilitándose
paulatinamente. A su vez, el aumento del gasto público excedió el del crecimiento de
los ingresos tributarios, con la consecuente reducción del superávit primario y el
debilitamiento de la imagen de fortaleza de la situación fiscal. En sentido contrario, la
nacionalización del régimen de previsión social permitió recuperar el control público de
la sustantiva porción del ahorro interno que circula por el sistema jubilatorio. Esto
fortaleció las finanzas públicas y, simultáneamente, plantea nuevos desafíos para la
gestión de la política económica, la cual debe asegurar la inversión rentable de esos
recursos, en la ampliación de la capacidad productiva, para afirmar la capacidad del
sistema de satisfacer sus futuros compromisos.

Simultáneamente con estos cambios de la macro y, en parte vinculados a ellos, se


acumularon en este tramo problemas de origen externo e interno. Entre los primeros,
la monumental crisis financiera internacional inaugurada con la crisis de las hipotecas
subprime del mercado norteamericano, propagada a la economía real a través de la
contracción del gasto y el empleo en las mayores economías del mundo, con su
consecuente impacto sobre el comercio internacional y los movimientos de capitales.
El contagio externo de la crisis mundial sobre el país se produjo por la baja de los
precios internacionales de los commodities exportados y las expectativas negativas de
la sociedad y los operadores económicos. Un hecho notable es que el contagio vía el
sistema financiero fue insignificante. Desde el estallido de la crisis, la Argentina se
financia con recursos propios y no descansa en el crédito internacional, por lo tanto, la
reducción del fondeo externo a los países emergentes no la afecta. Al mismo
tiempo, el sistema bancario (en una economía de bajo nivel de crédito y, por lo
tanto, de deuda) se mantiene sólido, líquido, y solvente y sin descalce de monedas en
sus operaciones activas y pasivas.

El cambio de tendencia en el tercer tramo de la década no se explica principalmente


por los factores externos. La causa está, en primer lugar, en los acontecimientos
internos, de frontera para adentro. Por un lado, el debilitamiento de la macro, ya
señalado. Por el otro, problemas esencialmente políticos como el prolongado conflicto
del campo con el Gobierno Otro factor, éste de carácter accidental, la sequía, agravó
el cuadro de situación. A su vez, la polémica sobre el INDEC y la credibilidad de las
estadísticas ha enturbiado el análisis de los problemas y el debate político. En este
escenario, el debate sobre cuestiones trascendentes, como por ejemplo la reforma del
régimen previsional, los medios audiovisuales y la política energética adquiere un alto
grado de virulencia que no contribuye a la solución adecuada de los problemas.

Esta acumulación de acontecimientos negativos interrumpió la expansión del segundo


tramo de la década y provocó la fuga de capitales. Reaparecieron reacciones
preventivas de la sociedad y de los operadores económicos frente a situaciones
inciertas e imprevisibles. En los últimos 24 meses, salieron alrededor de u$s 40 mil
millones, equivalentes al 20% del ahorro interno y la totalidad del superávit comercial.
A su vez, la baja de la inversión y el consumo, sumado al debilitamiento de las
exportaciones por la crisis y la sequía, provocó la reducción del PBI y del empleo. Sin
embargo, la economía continúa generando superávit en los pagos internacionales, no
aumento de deuda, las finanzas públicas están menos sólidas, pero siguen bajo
control y la actividad, privada y pública se financia con ahorro interno.

Esta extraordinaria década, que concluye el año próximo, deja importantes mensajes
que deben atenderse para consolidar el crecimiento del país y el desarrollo humano.

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