32 Mi 5SP JN 15, 1-8 Yo Soy La Vid Mi Padre El Viñador y Vosotros Los Sarmientos He 15, 1-6

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Miércoles – 5ta S. de Pascua.

Año Impar Ciclo B (Hech 15, 1-6; Jn 15, 1-8)

INVOCACION DEL ESPIRITU SANTO

✞ ✞ ✞ Padre, en Tus manos abandono mi vida y todo mi ser, para que me vacíes de todos
los pensamientos, palabras, obras, deseos e imágenes que me separan de Ti.
Calma mi sed y sacia mi hambre, lléname de Ti. Con humildad te entrego mi intención
de consentir tu Presencia y acción en mí, sáname, transfórmame, hazme de nuevo.
Ahora mismo anhelo y te pido a nombre de tu Hijo Jesús que me des al Espíritu Santo;
pues ya dispuesta mi alma, por tu gracia y misericordia; espera la luz que abra mi
mente y mi corazón para escucharte y ahí en mi meditación dejarme encontrar,
sorprender, seducir, tocar, y guiar por Ti.
Dime lo que quieres de mi para hacer Tu voluntad y no la mía. Dame el don de la
contemplación y la gracia para ver, aceptar y perseverar sin apegos, en este camino
hacia la Gloria.

✞ ✞ ✞ Señor Jesús, que tu Espíritu, nos ayude a leer las Sagradas Escrituras en el mismo
modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús.
Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de
Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía
ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los
acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren.

Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús,
podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú
estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo
pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu.
Amén

✞✞✞
Jesús, enséñame a gustar la infinitud del Padre. Háblame, Señor Jesús, acerca del
Padre. Hazme niño para hablarme de él como los padres de la tierra conversan con sus
pequeños; hazme amigo tuyo para hablarme de él como hablabas con Lázaro en la
intimidad de Betania; hazme apóstol de tu palabra para decirme de él lo que
conversabas con Juan; recógeme junto a tu Madre como recogiste junto a ella a los doce
en el Cenáculo..., lleno de esperanza para que el Espíritu que prometiste me hable
todavía de él y me enseñe a hablar de él a mis hermanos con la sencillez de la paloma y
el resplandor de la llama (G. CANOVAI, Suscipe Domine).
“JESÚS: QUIERO TENERTE PARA DAR FRUTOS”
 «Jerusalén. En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos».

 «Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. Al sarmiento que no


da fruto en mí, Él lo arranca, y al que da lo poda para que dé más
fruto».
 «Yo soy la vid, ustedes los sarmientos; el que permanece en mí y yo en
él, ése da fruto abundante, porque sin mí nada pueden hacer».
 «Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo
que quieran y se les concederá. La gloria de mi Padre consiste en que
den mucho fruto y se manifiesten así como discípulos míos».

1 RITOS INICIALES
✞ ✞ ✞ Antífona de entrada Cf. Sal 70, 8. 23

Llena estaba mi boca de tu alabanza para poder cantar. Te aclamarán mis labios, Señor.
Aleluya.

Nos reunimos en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
✞ ✞ ✞ Saludo al altar y pueblo congregado

Misa de Feria: Miércoles de la V semana de Pascua, feria. 05 de Mayo 2021


• La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo esté
siempre con nosotros.
✞ ✞ ✞ Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

• Vivir en Ti, Señor, es creer en tu Palabra. ¡Aumenta mi fe! Vivir en Ti es confiar en tus
caminos. ¡Aumenta mi esperanza! Vivir en Ti es amarte con todo el corazón. ¡Aumenta
mi amor! Concédeme vivir en Ti cada día mejor, y jamás permitas que me separe de Ti.
Amén.
• Señor Jesús, te agradezco porque me invitas a ser tu amigo y sales a mi encuentro en
este momento. Te pido que me ayudes a hacer silencio en mi interior para que en esta
oración pueda comprender que sólo en tu Resurrección encontraré la fuerza para
alcanzar la plena felicidad.

✞ ✞ ✞ Introducción por el Celebrante.

Unidos en la vid verdadera. (Hch 15,1-6; Jn 15,1-8)


Injertados por el bautismo en Cristo, que es la vid verdadera, y por lo tanto, llamados a
ser uno en Él, por vocación y por nuestro mismo ser cristiano, con frecuencia nos
desintegramos en grupos y facciones a causa de nuestra procedencia de tierra y cultura,
de regionalismos y diferencias de lenguaje, orígenes y clases sociales, raza y color,
actitud o talante conservador o progresista… Así mismo ocurría en la Iglesia primitiva:
cristianos discriminados a causa de su origen pagano, facciones incluso entre los de
origen judío. ¿Somos nosotros acaso algo mejor? No es de extrañar que demos poco
fruto… Que el Señor nos pode y purifique y nos una a todos en Cristo, como sarmientos
de la misma vid.

✞ ✞ ✞ Acto penitencial

El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, nos llama ahora
a la conversión. Reconozcamos nuestra indignidad, debilidad, y nuestros pecados e
invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
Jesucristo, el justo, intercede y nos reconcilia con el Padre. Abramos, pues, nuestro
espíritu al arrepentimiento. … Un poco de silencio…
• Señor, te pido perdón por haberte dado la espalda, por haberme olvidado de Ti y de
tus palabras, por todas las veces que callé tu voz y opté por hacer solo lo que yo quería.
Sabes que te quiero y me duele haberte fallado. Gracias por tu perdón y por tu inmensa
misericordia. No he hecho nada para merecerlos, pero Tú me amas de manera
incondicional. Gracias Señor por amarme hasta el extremo.
¡Señor, ten piedad! ¡Cristo, ten piedad! ¡Señor, ten piedad!

✞ ✞ ✞ Oración Colecta:

Oh, Dios, que amas la inocencia y la devuelves a quien la ha perdido, atrae hacia ti los
corazones de tus siervos, para que nunca se aparten de la luz de tu verdad los que han
sido liberados de las tinieblas del error. Por nuestro Señor Jesucristo.
Señor Dios nuestro, Padre amoroso: Tú nos has dado a tu Hijo Jesucristo como la
verdadera vid de vida y como nuestra fuente de fortaleza. Ayúdanos a vivir su vida
como sarmientos vivos adheridos a la vid, y a dar fruto abundante de justicia, amor y
paz. Que nuestra unión a Jesús se haga visible en nuestra apertura y generosidad, de
los unos a los otros, y en nuestra unidad como hermanos y hermanas, para que él esté
visiblemente presente entre nosotros, ahora y por los siglos de los siglos.

2 LITURGIA DE LA PALABRA
✞ ✞ ✞ Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 15, 1-6

Se decidió que subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros


sobre la controversia.
En aquellos días,
1 algunos que habían bajado de Judea enseñaban a los hermanos: - Si no os
circuncidáis según la tradición de Moisés, no podéis salvaros.
2 Este hecho provocó un altercado y una fuerte discusión de Pablo y Bernabé con ellos.
Debido a ello, determinaron que Pablo, Bernabé y algunos otros subieran a Jerusalén
para tratar esta cuestión con los apóstoles y demás responsables.
3 Provistos, pues, por la iglesia de Antioquía de todo lo necesario para el viaje,
atravesaron Fenicia y Samaría contando la conversión de los paganos y llenando de gran
alegría a todos los hermanos.
4 Al llegar a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia, los apóstoles y demás
responsables, y les contaron todo lo que Dios había hecho por medio de ellos.
5 Pero algunos de la secta de los fariseos, que se habían hecho creyentes, intervinieron
diciendo que era necesario circuncidar a los convertidos y obligarles a cumplir la ley de
Moisés.
6 Entonces los apóstoles y los demás responsables se reunieron para estudiar este
asunto.
PALABRA DE DIOS. R/TE ALABAMOS, SEÑOR
www.evangelizacion.org.mx

Meditación
En algunos pasajes vemos lo importante que es la Jerarquía de la Iglesia para que el
Espíritu pueda construirla. En nuestra lectura hemos visto cómo ha surgido una
diferencia en la comunidad: los paganos convertidos ¿se deben circuncidar? ¿Quién ha
de decidir esto? ¿Qué grupo es el que tiene la razón?
Movidos por el Espíritu, deciden no tomar una resolución por su cuenta sino consultada
con la Jerarquía de la Iglesia. Hoy en día, las decisiones difíciles en materia de fe y
costumbres continúan siendo puestas en claro por los obispos, sucesores de los
Apóstoles. La obediencia a la Jerarquía de la Iglesia es la garantía de la unidad. Es
posible que "nuestra opinión" sea contraria, pero ni aun teniendo una revelación privada
podemos ir contra el magisterio de la Iglesia.
Si verdaderamente queremos hacer la voluntad de Dios y no vernos envueltos en las
mentiras del demonio que se viste de luz, debemos confiar en que el poder de discernir
lo dejó el Señor en la Jerarquía Eclesiástica.
Oratio
Gracias, Señor, por el don tu Iglesia, gracias porque sé que tú prometiste estar con ella
hasta la consumación de los tiempos, y estoy convencido de que nunca dejarías caer por
tierra ni una de tus palabras. Dame la capacidad de escucharte también a través de la
instrucción de ella; que verdaderamente encuentre la dirección para los diferentes
aspectos de mi vida y de mis allegados.
Actio
Hoy meditaré en los cinco Mandamientos de la Iglesia y evaluaré qué tanto los conozco y
aplico.
www.santaclaradeestella.es

• En el comienzo del fragmento aparece planteada la cuestión que tanto interesó y turbó
a los primeros discípulos: ¿hace falta la circuncisión para salvarse? Pablo y Bernabé
responden decididamente que no. Pero ¿y si los que dicen lo contrario contaran con el
aval de las columnas de la Iglesia de Jerusalén?
De ahí viene la solución: ir directamente a Jerusalén. Allí, tras un viaje en el que
cuentan sus éxitos apostólicos, suscitando una «gran alegría a todos los hermanos»,
fueron recibidos por «la iglesia, los apóstoles y demás responsables» y encuentran la
misma oposición que hallaron en Antioquía por parte de los fariseos convertidos.
Su tesis es la típica de los judaizantes, contra los que Pablo tendrá que luchar durante
mucho tiempo (cf. sobre todo Gal 5,6-12). Para éstos, la ley de Moisés tenía una validez
perenne y, por consiguiente, también tenía que ser impuesta a los convertidos del
paganismo. La cuestión es seria: de ahí que se convoque una reunión a la que asisten
los apóstoles y los demás responsables.
Según una variante occidental del texto original, asistieron también «el conjunto de los
hermanos ». Son las premisas del celebérrimo «Concilio de Jerusalén», la primera
reunión oficial de la Iglesia para resolver una cuestión grave, de la que podía depender
la difusión de la Palabra entre el mundo pagano. Sobre esta reunión se han derramado
ríos de tinta (en parte por la dificultad de armonizar los datos de Lucas con los de
Pablo). Con todo, la importancia de la reunión es indudable y sus resultados serán
altamente positivos.
www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux

La vid. Hechos 15,1-6. La puerta de la fe ha sido abierta a los gentiles, pero ya hay
quienes quieren cerrarla. El Espíritu abre a la Iglesia horizontes ilimitados, pero
«algunos» venidos de Judea quieren aislarla en su ghetto judío.
La crisis es grave, porque, además de los problemas provocados por la simbiosis de los
cristianos, circuncisos o no, hay un problema fundamental que se le plantea a la Iglesia.
Y el problema es éste: ¿cuál es la fuente de la salvación, el hombre o Dios? Dicho de
otro modo, ¿se salva el hombre por la práctica religiosa, por la obediencia a una ley en
la que la circuncisión es como el preludio y el símbolo? En una palabra, ¿se salva el
hombre por sus propias fuerzas o la fuente de la salvación se encuentra en Dios? ¿Es la
salvación el resultado de una negociación o de la gratuidad divina? ¿Para qué sirve la fe
si está subordinada a la circuncisión? ¿Es la cruz de Cristo ' un desdichado incidente, o
bien es la puerta de la vida? Fue en Jerusalén donde se reunieron los apóstoles y los
ancianos para discutir el asunto de la entrada de los gentiles en la Iglesia.
El salmo 121, canto de peregrinación, expresa perfectamente esa preocupación por la
comunión de todas las Iglesias con la Iglesia-madre.
www.fraynelson.com

1. La primera gran controversia


1.1 En el texto de los Hechos de los Apóstoles que hemos escuchado hoy encontramos
los orígenes de la primera gran controversia que hubo de padecer, vivir y superar el
cristianismo naciente.
1.2 Las condiciones estaban dadas: hemos oído cómo aquellos hombres y mujeres se
habían dispersado con ocasión de la persecución en Jerusalén, de modo que cada vez
entraban en contacto con situaciones nuevas que nunca les hubieran alcanzado al abrigo
del judaísmo conservador que se practicaba en la Ciudad Santa.
1.3 Tuvieron así que encontrarse con sus hermanos judíos de la dispersión y ver cómo
estos recibían de modos diversos, favorables o rabiosamente opuestos, la maravillosa y
a la vez paradójica noticia de la redención en Cristo. Era pues cosa de tiempo para que
se presentara lo que hemos visto hoy: judíos convertidos al cristianismo que quieren
imponer la circuncisión, y por consiguiente la práctica de la ley de Moisés, a los
cristianos que vienen del paganismo.
1.4 La pregunta de fondo que subyace en esto es: ¿qué lugar queda para la Ley de
Moisés en el régimen nuevo? ¿La llegada de la gracia qué lugar deja a la ley? Es natural
además que la pregunta venga de los fariseos, pues eran ellos los más entusiastas
predicadores de la necesidad de la observancia de la ley para agradar a Dios.
1.5 Y si ahondamos más vemos que la pregunta alcanza al corazón mismo de nuestra fe.
De lo que se trata es de saber por qué somos salvos y en virtud de quién. ¿Practicar la
Ley de Moisés salva? Si es así, ¿no debería exigirse a todos que la practiquen,
empezando por circuncidar a sus varones? Y si no salva, ¿por qué Dios dio una ley tan
sabia y tan santa, si en el fondo era inútil? Tales son las graves cuestiones que explican
el tono acalorado de la discusión de que nos habla hoy la primera lectura. Fueron ellas
las que condujeron a la celebración del Primer Concilio, celebrado en Jerusalén, del que
escucharemos precisamente mañana. Por hoy dejemos que nuestro corazón sienta el
gozo de la pascua, ahondado por una pregunta de amor a nuestro Salvador: ¿qué hiciste
conmigo cuando me salvaste?
www.caminando-con-jesus.org

La Ley de Moisés, que ordenaba circuncidarse para pertenecer al Pueblo de Dios, se


pone sobre el tapete y es motivo de discusión. Los fariseos convertidos al cristianismo,
al reclamar y pese a querer imponer, están contribuyendo –sin saberlo– al desarrollo de
la Iglesia, a través de lo que conocemos hoy como los Concilios. Las circunstancias
adversas deben servir para reafirmarse y proyectarse, conservando la unidad en el
Espíritu.

✞ ✞ ✞ Salmo

Sal 121,1-2.4-5
R/. Vamos alegres a la casa del Señor.
¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»! Ya están pisando
nuestros pies tus umbrales, Jerusalén.
R/. Vamos alegres a la casa del Señor.
Jerusalén está fundada como ciudad bien compacta. Allá suben las tribus, las tribus del
Señor.
R/. Vamos alegres a la casa del Señor.
Según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor; en ella están los
tribunales de justicia, en el palacio de David.
R/. Vamos alegres a la casa del Señor.

✞ ✞ ✞ Aleluya

Aleluya Jn 15, 4a. 5b


R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Permaneced en mí, y yo en vosotros –dice el Señor–; el que permanece en mí da
fruto abundante.
R. Aleluya, aleluya, aleluya.

✞ ✞ ✞ “Padre, dame tu bendición”: “El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que anuncies
dignamente su Evangelio en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”

✞ ✞ ✞ Lectura del Santo Evangelio según: Juan 15, 1-8

El que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante.


Evangelio: Juan 15,1-8
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
1 Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador.
2 El Padre corta todos los sarmientos unidos a mí que no dan fruto y poda los que dan
fruto para que den más fruto.
3 Vosotros ya estáis limpios, gracias a las palabras que os he comunicado.
4 Permaneced unidos a mí, como yo lo estoy a vosotros. Ningún sarmiento puede
producir fruto por sí mismo sin estar unido a la vid, y lo mismo os ocurrirá a vosotros si
no estáis unidos a mí.
5 Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que permanece unido a mí, como yo estoy
unido a él, produce mucho fruto, porque sin mí no podéis hacer nada.
6 El que no permanece unido a mí es arrojado fuera, como los sarmientos que se secan
y son amontonados y arrojados al fuego para ser quemados.
7 Si permanecéis unidos a mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que
queráis y lo tendréis.
8 Mi Padre recibe gloria cuando producís fruto en abundancia y os manifestáis así como
discípulos míos.
PALABRA DEL SEÑOR. R/ GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS.

✞ ✞ ✞ “Que por el Evangelio sean perdonados nuestros pecados veniales”

Papa Francisco, Ángelus 27-diciembre-2017


Cristo resucitado, de hecho, es el Señor y es el único mediador entre Dios y los
hombres, no solamente en la hora de nuestra muerte, sino también en cada instante de
la vida: sin Él no podemos hacer nada (cf. Jn 15, 5). Por lo tanto, también nosotros (...)
podemos rezar así: «Señor, Jesús, te confiamos nuestro espíritu, acógelo», para que
nuestra existencia sea realmente una vida buena según el Evangelio.
Jesús es nuestro mediador y nos reconcilia no solamente con el Padre, sino también
entre nosotros. Él es la fuente de amor, que nos abre a la comunión con los hermanos, a
amarnos entre nosotros, eliminando cada conflicto y resentimiento. Sabemos que los
resentimientos son algo feo, hacen tanto daño ¡y nos hacen tanto daño! Y Jesús elimina
todo esto y hace que nos amemos. Este es el milagro de Jesús. Pidamos a Jesús, nacido
por nosotros, que nos ayude a asumir este doble comportamiento de confianza en el
Padre y de amor por el prójimo; es un comportamiento que transforma la vida y la hace
más hermosa, más fructuosa.
Lee con atención la siguiente reflexión que te ayudará a profundizar el evangelio
El Señor, para convencernos de que es necesario que nos adhiramos a Él por el amor,
estimó todos los bienes que brotan de nuestra unión con Él, comparándose a sí mismo
con la vid, y afirmando que los que estamos unidos e injertados a Él, somos como sus
sarmientos y, al participar del Espíritu Santo, compartimos su misma naturaleza, pues el
espíritu de Cristo nos une con Él. En Él y por Él hemos sido regenerados en el Espíritu
para producir frutos de una vida santa, no de aquella vida pasada de pecado, sino de la
vida nueva que se funda en su amor. Y esta vida la conservaremos si perseveramos
unidos a Él, como injertados en su Persona; si seguimos fielmente los mandamientos
que nos dio y procuramos conservar los grandes bienes que nos confió, esforzándonos
por no entristecer, ni en lo más mínimo, al Espíritu que habita en nosotros, pues, por
medio de Él, Dios mismo habita en nuestro interior. (San Cirilo de Alejandría)
Permaneced en mí, y yo en vosotros
Dios Padre es el labrador y sembrador de la vid verdadera. Y todo aquel que unido a
Dios, a Cristo, por el bautismo; no da fruto, no sirve a los demás; a ése, Dios lo corta, y
al que sirve, lo poda. Por eso te digo que no tengas miedo a sufrir, porque si sufres es
que recibes la poda de Dios en ti. Serás santo; serás santa.
No temas a la poda, porque eres un elegido de Dios, y te está podando para que des
más fruto.
Aguanta, resiste; llénate de la paz de Dios, que quita el miedo y da valentía.
Y cumple con los mandamientos, y serás feliz.
P. Jesús

1 Contexto. La palabra se ilumina.


www.sanJeronimo.Brown,Fitzmyer,Murphy

Jesús La Vid Verdadera (15,1-16,4a). Esta sección presenta dos divisiones


principales: (1) 15,1-17, la necesidad de permanecer en Jesús, la vid, y de profesarse
amor mutuo; (2) 15,18-16,4a, el «odio» que los cristianos deben esperar «del mundo».
Algunos exegetas defienden que la primera se refiere a la división interna de la
comunidad reflejada en 1 Jn, mientras que la segunda alude a la persecución de los
cristianos promovida por los judíos que aparece en el mismo evangelio (véase F. F.
Segovia, JBL 101 [1982] 115-28; CBQ 45 [1983]2 10-30). La persecución anticipada en
16,1-4ª es más grave aún que la expulsión de la sinagoga. Jn 16,2 es probablemente un
reflejo de que la persecución había entrado en una nueva fase que ponía a los cristianos
en peligro de muerte, y los miembros de la comunidad debían enfrentarse a la tentación
de apostatar. El autor busca robustecer la fe de su comunidad comparando la nueva
situación con la pasión de Jesús, que sus oyentes conocían ya en una u otra versión
(15,20 remite a 13,16). Las características de la comunidad descritas en la primera
parte del discurso (el amor mutuo y el deseo de emular la muerte de Jesús) son las
líneas principales de una eclesiología destinada a sostener a la comunidad frente a estas
graves amenazas externas. A la vez, tal eclesiología contiene los significantes simbólicos
necesarios para engendrar y justificar un estilo de Comunidad cerrada, centrada en sus
problemas internos y que aplica el lenguaje destinado a los enemigos externos a los
miembros opositores de la propia comunidad, como la que encontramos en 1 Jn (véase
B. Lindars, «The Persecution of Christians» [- 9 supra ] 48-69).
Jesús es la vid verdadera (15,1-11).
1. la vid verdadera: Jn 4,23 y 6,32 utilizan el término «verdadero» asociado al símbolo
que proclama que Jesús sustituye al AT. Las imágenes de Israel como «viña» (p.ej., 1s
5,1-7; 27,2-6; Jr 2,21; 5,10; Os 10,1; Ez 15,1-6; 173- 10; 19,10- 14; Sal 80,8-15)
fundamentan el uso simbólico de la imagen en Juan (R. Borig, Der warhe Weinstock
[SANT 16, Munich1967]). El símbolo del pastor del cap. 10 iba dirigido a evitar que
nadie «se apropiase» las ovejas de Jesús (10,28-29); y la tradición eucarística de 6,51b-
58, que quizás vehiculaba también el símbolo del «vino» en la comunidad joánica, se
asociaba a la exhortación a permanecer en Jesús. Así como es Dios el responsable de las
ovejas de Jesús, también es El quien prodiga sus cuidados a la vid.
Yo soy [cf. comentario a 6,35] la verdadera [cf. comentario a 1,9] vid: Entre las
imágenes usadas en el AT destaca la de la vid o la viña aplicada al pueblo de Dios (cf. Is
5,1-7; Jr 2,21; Ez 15; Sal 80,9-16), y no hay por qué hacer a Jn depender en este
pasaje de un «mito del árbol de la vida» (Bultmann, Schweizer). El que Cristo se aplique
a sí mismo lo que el AT decía del pueblo de Israel puede compararse al uso que hace del
título «Hijo de hombre» (cf. comentario a 1,51). Teniendo en cuenta que el contexto de
este discurso es la última Cena, podría verse aquí también una alusión eucarística; cf.
«fruto de la vid» en Mc 14,25 y «la santa vid de David tu siervo» en la liturgia de la
Didajé 9.2.
Mi Padre es el viñador: Una idea semejante se expresa en 1 Cor 3,9. Sea cual fuere la
imagen que Jesús usa para expresar su obra salvífica, siempre se caracteriza como
instrumento del Padre (cf. 10,14s.29s).
2. el Padre arranca: Las tradiciones del AT nos hablan de arrancar la vid que no da
fruto (Jr 5,10; Ez 17,7). Esta afirmación quizás fuera un aviso destinado a los cristianos
que intentaban «ocultar» su fe en tiempos de persecución (p.ej., 12,43).
Corta... limpia: Jesús usa una alegoría que implica una comparación estudiada. Los
sarmientos son los discípulos de Jesús (v. 5); si no dan fruto, el Padre los cortará; pero
es gracias a su poder como pueden dar fruto. Los términos empleados forman en griego
un juego de palabras (airei y kathairei).
3. vosotros ya estáis limpios gracias a la palabra: Esta aclaración, que quizás aluda
a 13,10, parece destinada a confirmar a los discípulos que ellos no están en peligro de
ser arrancados.
• Nuevo juego de palabras, vosotros ya estáis limpios: Ya dijo antes que estaban limpios
(katharoi), en 13,10, con otra imagen, por la palabra que os he dicho: No se alude a
ninguna «palabra» (logos) específica, sino a toda su revelación de Dios, que es un
mensaje de vida eterna (cf. 5,24, etc.).
4-6. Se destaca la importancia específica que esta imagen reviste para el cristiano: la
comunidad de vida compartida con Cristo es la condición para que lleven fruto, para
agradar a Dios (v. 8). El que rompe esta unidad es como un sarmiento muerto que sólo
sirve para ser arrojado al fuego (cf. Mt 13,40).
5. el que permanece unido a mí, como yo estoy unido a él, produce mucho
fruto: Este versículo une la imagen de la vid con el tema de la presencia íntima de Jesús
característico de los discursos de despedida (p.ej., 14,10-11.20). Jn 4,36 y 12,24
identifican «dar fruto» con «llevar a cabo una actividad misionera», aunque esta última
expresión probablemente debe entenderse simplemente como vivir como cristiano. En
los sinópticos aparecen imágenes escatológicas que advierten que las ramas y los
sarmientos que no dan fruto serán echados al fuego (p.ej., Mt 3,10; 13,30).
«Permanecer» en Jesús es la única actitud que nos da confianza en la oración (cf.
14,13).
7. si permanecéis unidos a mí y mis palabras permanecen en vosotros: En 14,13
se puso de relieve la eficacia de la oración cristiana; como entonces se señaló, «en mi
nombre» implica lo que aquí se dice con otras palabras.
8. mi Padre recibe gloria: Ahora los discípulos representan a Jesús en el mundo (cf.
13.35) y son encargados en consecuencia «de dar gloria al Padre».
• Como también se destacó en 14,13, el Padre es glorificado en las obras de los
discípulos del Hijo. La imagen joánica de la vid y los sarmientos invita a una
comparación con la doctrina paulina de Cristo cabeza de su cuerpo, la Iglesia. La idea
paulina, sin embargo, está mucho más desarrollada; aunque el evangelio de Juan se
terminó de componer mucho después que las epístolas paulinas, Juan es fiel a la época
histórica en que se proclamó el evangelio; en consecuencia, no desarrolla la imagen más
allá de la aplicación que le dio el mismo Jesús.
www.santaclaradeestella.es
No hay reflexión.
www.evangeliodeJuan.GiorgioZevini

La frecuente repetición, en pocos versículos, del verbo «permanecer» nos hace


comprender de inmediato que esta es la palabra-clave del fragmento. El texto habla de
la comunión profunda, real e indestructible que existe entre Cristo y los que creen en él.
Aunque está a punto de enfrentarse a la muerte, Jesus sigue siendo, para los suyos, la
fuente de la vida y pone la condición para poder «permanecer» para siempre en los
suyos. Sirviéndose de una alegoría, Jesus habla de sí mismo como de la vid verdadera:
el que permanece unido a Él puede ofrecer al Padre el fruto del amor y dar gloria a su
nombre (vv. 5.8). A fin de que este fruto sea abundante, el Padre/viñador realiza todas
las labores, quita los sarmientos no fecundos y poda los fecundos.
www.sermonwriter.com

Juan 15:1-8. Un resumen


Estos versículos forman una alegoría (una obra en la que personajes representan otras
cosas y, de manera simbólica, expresan un significado más profundo). Hay cuatro
actores en esta pequeña obra.
• El Padre es el labrador (v. 1).
• Cristo es la vid (v. 5).
• Los discípulos son las ramas (v. 5).
• Los que no permanecen en Cristo son ramas inútiles (v. 6).
¿Dónde está la iglesia aquí? La iglesia fructuosa es la rama que poda el labrador, pero la
iglesia infructuosa es la rama que el labrador corta y tira al fuego.
Estas imágenes de la viña son familiares. El Antiguo Testamento a menudo presenta
Israel como una vid, o una viña, pero, por lo general, son imágenes negativas:
“Ciertamente la viña de Jehová de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de
Judá planta suya deleitosa. Esperaba juicio, y he aquí vileza; justicia, y he aquí clamor”
(Isaías 5:7).
“Y yo te planté de buen vidueño, simiente verdadera toda ella: ¿Cómo pues te me has
tornado sarmientos de vid extraña?” (Jeremías 2:21).
“Por tanto, así ha dicho el Señor Jehová: Como el palo de la vid entre los maderos del
bosque, el cual dí al fuego para que lo consuma, así haré a los moradores de Jerusalén”
(Ezequiel 15:6).
“Tu madre fue como una vid, en tu sangre, plantada junto a las aguas, haciendo fruto….
Empero fue arrancada con ira, derribada en tierra, y viento solano secó su fruto; fueron
quebradas y secáronse sus varas fuertes; consumiólas el fuego” (Ezequiel 19:10, 12).
Pero existe algo nuevo aquí. “El Padre aún aparece como el labrador, pero Jesús es la
Vid, no Israel, y los discípulos son las ramas. Esta inserción dentro de la antigua imagen
crea un cambio radical. Aquí, la ‘vid’ apenas está en peligro de ser juzgada como lo es
en los textos del Antiguo Testamento. Esto solo aparece en lo que se refiere a las ramas.
Jesús, la Vid, parece estar entre el que guarda la viña/el labrador y las ramas como
‘mediador’ de vida y sustentamiento” (Borchert, 139).
Las viñas son algo familiar. La gente pasa por ellas en su camino de sitio a sitio. Algunos
tienen su propia viña o trabajan en una viña. Saben discernir una rama fructuosa de
otra que roba la vid de su energía. Podan ramas infructuosas y se sienten satisfechos de
su obra quirúrgica. El podar puede parecer cruel, pero renueva la vitalidad de la viña.
Ramas inútiles roban la fuerza de la planta. Dejarlas ahí no cumple ningún propósito y
reduce el valor de la viña. El labrador corta las ramas infructuosas y, encontrándolas
inútiles, las quema.
2 Reflexión. ¿Qué nos dice Dios en el Texto? La palabra me ilumina.
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Juan 15:1-3. Yo soy la vid verdadera


“Yo soy (ego eimi) la vid verdadera” (v. 1a). En este Evangelio, Jesús utiliza el
metáfora de “Yo soy” (griego: ego eimi) en varias ocasiones: “Yo soy el pan de vida”
(6:35) – “Yo soy el pan vivo que he descendido del cielo” (6:51) – “Yo soy la luz del
mundo” (8:12) – “Yo soy la puerta de las ovejas” (10:7) – “Yo soy el buen pastor”
(10:11) – “Yo soy la resurrección y la vida” (11:25) – “Yo soy el camino, y la verdad, y
la vida” (14:6).
Este lenguaje de “Yo soy” hace pensar del encuentro de Moisés con Dios en el arbusto
ardiente cuando Dios se identificó a Moisés como “YO SOY EL QUE SOY,” diciéndole, “Así
dirás a los hijos de Israel: YO SOY me ha enviado a vosotros” (Éxodo 3:14). Es decir,
“YO SOY” es Dios, y estas metáforas de “Yo soy” identifican a Jesús como Dios. Esto
concuerda con la declaración inicial de este Evangelio, “En el principio era el Verbo, y el
Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios” (1:1).
Ésta es la última de las metáforas de “Yo soy” en este Evangelio. Como otras metáforas
de “Yo soy” (pan, luz, puerta, pastor, etcétera), la metáfora de la viña nos asegura –
nos conforta. “Para un pueblo nómada, una viña es símbolo de asentamiento, de llamar
a un lugar su hogar” (Howard-Brook, 330).
Cuando Jesús se identifica como la vid verdadera, está implicando que existe una vid
falsa. Los pasajes del Antiguo Testamento citados anteriormente dejan claro que Israel
ha sido una vid falsa.
“y mi Padre es el labrador” (v. 1b). Esto sugiere que el Padre es superior, pero
también sugiere una gran mutualidad. La vid depende del cuidado y el alimento que el
labrador le proporcione, pero también el labrador depende de la vid y de su producto.
Cada uno le da vida al otro y toma vida del otro. Aunque esto puede llevar la metáfora
demasiado lejos, no podemos reiterar suficiente la mutualidad que existe entre Padre e
Hijo. Jesús dice, “Yo y el Padre una cosa somos” (10:30).
El Padre/labrador provee dos servicios para alentar la productividad de la vid. Primero,
“Todo pámpano que en mí no lleva fruto, le quitará” (v. 2a). Segundo, “y todo aquel que
lleva fruto, le limpiará para que lleve más fruto” (v. 2b). Es importante anotar que, sea
la vid fructuosa o no, el labrador lleva un cuchillo afilado. Si la rama no produce, el
labrador la corta, pero si la vid produce, el labrador, aun así, la poda para mejorar su
fruto futuro.
Esto nos debe instruir. Nos gustaría pensar que el Padre cortará la rama que no produce
y que perdonará la rama que si lo hace. No obstante, el cuidado cariñoso del Padre
significa estar bajo el cuchillo afilado del labrador. Esto significa que nosotros, como
fieles discípulos, podemos esperar que el dolor sea parte de nuestras vidas. Esto puede
ser difícil de aceptar. “No es decir que el podar (cortar relaciones dolorosas, la pérdida
preocupaciones, el cese de ambiciones insignificantes) signifique que los que sufren
dolor serán cortados de Dios, dejando heridos a los creyentes, confundidos y enojados
(Craddock, 260).
El autor de Hebreos lo explica así: “Porque el Señor al que ama castiga, Y azota a
cualquiera que recibe por hijo” (Hebreos 12:6). Continúa diciendo, “Es verdad que
ningún castigo al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; mas después da
fruto apacible de justicia a los que en él son ejercitados” (Hebreos 12:11). La disciplina
del padre y el podar del labrador son dolorosos pero también beneficiosos. Esto es
importante de recordar, porque la vida tiene dolor, y este texto nos asegura de que
nuestro dolor no es necesariamente señal de que Dios está descontento. Al contrario, el
dolor bien puede ser señal de que Dios aún está amoldándonos – dando forma a
nuestras vidas – ayudándonos a ser lo mejor que podemos ser.
Jesús sigue alentando a los discípulos, “Ya vosotros sois limpios por la palabra que
os he hablado” (v. 3). Al lavar los pies durante la Pascua, les dijo, “El que está lavado,
no necesita sino que lave los pies, mas está todo limpio: y vosotros limpios estáis,
aunque no todos” (13:10). La excepción es Judas, el que le traicionó (13:11). Ahora, de
nuevo les declara limpios. “Los discípulos han visto, creído, y obedecido la palabra de
Jesús, aunque aún no la hayan comprendido por completo” (Smith, 283). La palabra de
Jesús tiene el poder de limpiar cuando la creemos y la obedecemos. Esto también es
instructivo. Lo más cerca que estemos a Cristo, lo más “limpios” que estaremos y lo
menos que necesitaremos ser podados (el griego, katharoi, significa ambos podado y
limpiado).
Hay un juego de palabras en versículos 2-3 que solo es aparente en el griego. El
labrador “Todo pámpano que en mí no lleva fruto, le quitará (airei): y todo aquel que
lleva fruto, le limpiará (kathairei), para que lleve más fruto. Ya vosotros sois limpios
(katharoi) por la palabra que os he hablado.” Parece que el autor escogió estas palabras
tomando en cuenta su valor literario.
Juan 15:4-8. Estad en mí, y Yo en vosotros
“Estad (meinate – de meno) en mí, y yo en vosotros” (v. 4a). Este verbo, meno,
en sus formas varias (incluyendo el equivalente sustantivo), ocurre en varios pasajes de
este Evangelio. En la mayoría de los casos, describe una relación importante o una
condición espiritual:
• Juan testificó, “Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y reposó (emainen)
sobre él” (1:32).
• Jesús rechaza los líderes religiosos, diciendo, “Ni tenéis su palabra permanente
(menonta) en vosotros; porque al que él envió, a éste vosotros no creéis” (5:38).
• Jesús dice, “Yo la luz he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no
permanezca (meine) en tinieblas” (12:46).
• Jesús dice, “En la casa de mi Padre muchas moradas (monai) hay: de otra manera os
lo hubiera dicho: voy, pues, a preparar lugar para vosotros” (14:2).
• Jesús dice, “El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a
él, y haremos con él morada (monen)” (14:23).
15:1-8, con su énfasis en estar con Jesús, “es la contraparte de Juan tratándose de la
visión de Pablo – la iglesia como cuerpo de Cristo y de creyentes ‘en’ Cristo. Ambas son
maneras de destacar la conexión vital que existe entre Cristo y los suyos… (No
obstante), Jesús no dice que la iglesia es la vid, sino que él es la vid. La iglesia no es
más que las ramas que están ‘en’ la viña” (Morris, 593).
En 15:4-7, Jesús deja claro que nuestra relación con él – nuestro morar en él – es la
clave de ambos nuestro fruto y nuestro destino. El cristiano encuentra fuerza y propósito
a través de su relación con Cristo. La persona débil se refuerza al ser entrelazada en una
vid de Cristo, y la persona fuerte se debilita cuando se separa de ella.
C.J. Jung dice que Cristo “añade un peldaño más a la escalera de la evolución,
produciendo una nueva criatura que vive de una manera nueva y a la cual el hombre
natural no puede llegar, tal como una cosa que se arrastra por el suelo no puede llegar a
volar… Y… este reto no debe ser burlado. Porque Cristo lo ha hecho. Y cada día
encontramos nuevas criaturas por la calle. Y nosotros somos una de ellas; nuestro
propósito es vivir así para que otros, al conocernos, miren otra vez, y entonces que
miren de nosotros a Jesucristo… Y quizá ésa es la manera por la que podemos servir
mejor a Cristo (citado en Gossip, 717).
“Estad en mí, y yo en vosotros” (v. 4a). Estas palabras también se dirigen a la
iglesia, “cuya vida comunitaria y ministerio de justicia social no son más que ramas
echadas al fuego, aparte del Cristo que mora en ellas” (Cousar, 315). “Como el
pámpano no puede llevar fruto de sí mismo, si no estuviere en la vid; así ni vosotros, si
no estuviereis en mí” (v. 4b). La iglesia siempre está tentada a mirar hacia otro lugar –
política o donantes enriquecidos – en busca de su fuerza, pero Jesús nos dice que la
infructuosidad comienza en un lugar muy diferente. Mientras estemos en su presencia,
su fuerza se hace nuestra. Tan pronto como le volvemos la espalda, nuestra fuerza
empieza a desvanecerse.
Estamos tentados a pensar de otra manera. Nuestra vida de oración se echa a un lado a
favor de ocupaciones y tareas. Nuestros verdaderos valores se revelan a través de la
manera en que establecemos nuestras prioridades – o de la manera en que dejamos que
las prioridades se establezcan por sí mismas. Para los clérigos, muchas cosas son
Prioridad Número Uno. Debemos llevar a cabo alabanzas, bodas, y funerales – consolar
a los que lamentan – visitar pacientes en hospitales – asistir reuniones concejales –
supervisar nuestros trabajadores – aconsejar – enseñar clases de catecismo – contestar
el teléfono – preparar el boletín – asistir actividades cívicas. También sabemos que
debemos orar, pero la oración se pierde fácilmente entre las prisas. Esperamos que una
rápida suplica por ayuda sea suficiente, pero Jesús dice, “Estad en mí.”
También nos tientan otras lealtades. Sabemos que estar con Jesús es el centro de
nuestro ministerio, pero también sabemos que lealtades a la denominación, al obispo, y
nuestra herencia teológica nos ayudan a avanzar. Es demasiado fácil hacer de ellos
nuestro lugar para estar, pero Jesús dice, “Estad en mí.”
“Como el pámpano no puede llevar fruto de sí mismo, si no estuviere en la vid;
así ni vosotros, si no estuviereis en mí” (v. 4b). Estar en Jesús capacita a la rama
para rendir fruto. ¿Qué fruto?
• Jesús manda que nos amemos uno a otro (13:34; 15:12), por eso, amor ha de ser
uno de los frutos.
• Jesús nos pide que obedezcamos sus mandamientos (v. 10), por eso, obediencia ha de
ser uno de los frutos.
• Jesús promete alegría (v. 11), por eso, alegría ha de ser uno de los frutos.
• Pero quizá el fruto incluye más de lo que se revela en este capítulo. Pablo menciona
frutos del Espíritu – amor, gozo, paz, tolerancia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre,
y templanza. (Galatos 5:22). Seguro que morar en Jesús ha de producir cada uno de
ellos de en cierta cantidad.
Cuando se nos pide medir nuestros frutos, miramos los bautizos, la asistencia a
alabanza, los fondos recaudados para un nuevo edificio – u otras estadísticas. El
verdadero fruto, sin embargo, fluye de nuestra relación con Jesús y el Espíritu que Jesús
promete (v. 26). Entonces, prosigue que nuestro fruto sea ése que se nos da, y que será
específico a cada discípulo. Bultmann dice, “La naturaleza de rendir fruto no se expresa
de manera específica; es cada demostración vital de la fe, a la cual, según versículos 9-
17, le pertenece el amor recíproco más que nada” (citado en Smith, 283).
Esto me recuerda de una joven de pocos medios cuyo ministerio consistía de leer el
periódico diario y orar por los recién nacidos, recién casados, familias en luto, y otros
necesitados de la ayuda de Dios. Creo que ella tenía un ministerio fructuoso. El fruto no
necesita ser algo que se revele en gráficos o cuadros matemáticos. La verdadera prueba
es si el fruto honra a Dios (v. 8).
Pero nos confrontamos con la pregunta práctica de cómo cumplir la obra de estar con
Jesús. ¿Qué debemos hacer? Existen por lo menos tres disciplinas a las que debemos
atender.
• Servicio a Dios por medio de alabanza pública y apoyo a la iglesia.
• Servicio a los demás, particularmente los necesitados.
• Servicio a si mismo por medio de oración personal, devociones, y el estudio de
escritura.
“Yo soy la vid, vosotros los pámpanos: el que está en mí, y yo en él, éste lleva
mucho fruto; porque sin mí nada podéis hacer” (v. 5). En vez de convertirse en
algo mediocre al no estar en Jesús, nos quedamos completamente impotentes. En lugar
de simplemente desvanecerse el valor de nuestro trabajo y testimonio, se convierte en
algo completamente inútil. No podemos funcionar espiritualmente al estar
desconectados de Jesús igual que no podemos funcionar físicamente cuando se nos
corta el aire que respiramos. Estar desconectado de Jesús es ser cortado de la fuente de
vida. Sin nuestra conexión con Jesús, nos quedamos solos y dependemos solo en
nuestros propios recursos. Esto resulta “en una completa infructuosidad o en un
crecimiento salvaje que ya no es amoldado por su palabra, en activismo o idealismo que
no es derivado de él ni dirigido hacia él” (Ridderbos, 517).
“El que en mí no estuviere, será echado fuera como mal pámpano, y se secará;
y los cogen, y los echan en el fuego, y arden” (v. 6). El tono de este versículo es
parecido al tono de juicio que existe en la metáfora de las ovejas y las cabras.
Preferiríamos que Jesús afirmara nuestra bondad y que nos asegurara la vida. En
cambio, aprendemos que aparte de Cristo no hay bondad ni vida.
“Si estuviereis en mí, y mis palabras (griego: rhemata) estuvieren en vosotros,
pedid todo lo que quisiereis, y os será hecho” (v. 7). “Las ‘palabras’ (plural) aquí
son rhemata; la ‘palabra’ (singular) de versículo 3 es logos. El logos es la enseñanza
completa de Jesús; rhemata son las declaraciones individuales que la componen. Él
mismo es la encarnación de todas sus enseñanzas” (Bruce, 309).
Versículo 7 suena mucho como el pasaje del Sermón en el Monte “Pedid y se os será
concedido,” pero versículo 7 establece una condición importante. Solo la persona que
está en Cristo puede esperar recibir todo lo que pide. Tenemos un gran poder, pero solo
mientras nos mantengamos conectados a la fuente de poder. Tal conexión forma
nuestras peticiones. Si estamos en Cristo y sus palabras están en nosotros, nuestras
peticiones concordarán con su voluntad. Jesús dice, “pedid todo lo que quisiereis,” pero
la persona que está en Cristo no deseará cosas frívolas o malas. Al estar en Cristo,
nuestros corazones se concentran en las preocupaciones de Cristo y nuestras oraciones
suenan más y más como sus oraciones.
Versículo 8 nos confunde. Jesús dice, “En esto es glorificado mi Padre, en que
llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos,” pero se dirige a los que ya son sus
discípulos. ¿Por qué habla de ellos “siendo (haciéndose)” sus discípulos? Quizá la
respuesta es que nuestro discipulado siempre será imperfecto y que siempre estamos
aprendiendo (la palabra “discípulo” significa uno que aprende). Nuestro rendir fruto nos
ayuda a crecer como discípulos. Este crecimiento en santidad rinde gloria a Dios.
www.ocarm.org

Oración inicial
¡Oh Dios!, que amas la inocencia y la devuelves a quienes la han perdido; atrae hacia ti
el corazón de tus fieles, para que siempre vivan a la luz de tu verdad los que han sido
librados de las tinieblas del error. Por nuestro Señor.
Del Evangelio según Juan 15,1-8
Reflexión
• Los capítulos del 15 al 17 del Evangelio de Juan nos presentan varias enseñanzas de
Jesús, que el evangelista ha unido y colocado aquí en el contexto amistoso y fraterno del
último encuentro de Jesús con sus discípulos:
Jn 15,1-17: Reflexiones en torno a la parábola de la vid
Jn 15,18 a 16,4a: Consejos sobre la manera de comportarse cuando se nos persigue
Jn 16,4b-15: Promesa sobre la venida del Espíritu Santo
Jn 16,16-33: Reflexiones sobre la despedida y el retorno de Jesús
Jn 17,1-26: El Testamento de Jesús en forma de oración
• Los Evangelios de hoy y de mañana presentan una parte de la reflexión de Jesús
sobre la parábola de la vid. Para entender bien todo el alcance de esta parábola, es
importante estudiar bien las palabras que Jesús usó. Y es igualmente importante
observar de cerca una vid o una planta para ver cómo crece y cómo se enlazan tronco y
ramos, y cómo el fruto nace del tronco y de los ramos.
• Juan 15,1-2: Jesús presenta la comparación de la vid. En el Antiguo Testamento,
la imagen de la vid indicaba el pueblo de Israel (Is 5,1-2). El pueblo era como una vid
que Dios plantó con mucho cariño en las costas de los montes de Palestina (Sal 80,9-
12). Pero la vid no correspondió a lo que Dios esperaba. En vez de unos racimos de uva
buena dio un fruto amargo que no servía para nada (Is 5,3-4). Jesús es la nueva vid, la
vid verdadera. En una única frase Él nos da toda la comparación. Él dice: “Yo soy la vid
verdadera, y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y
todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto". La poda es dura, pero es
necesaria. Purifica la vid, para que crezca y produzca más frutos.
• Juan 15,3-6: Jesús explica y aplica la parábola. Los discípulos ya son puros. Ya
fueron podados por la palabra que escucharon de Jesús. Hasta hoy, Dios hace la poda en
nosotros por medio de su Palabra que nos llega por medio de la Biblia y de muchos otros
medios. Jesús alarga la parábola y dice: "¡Yo soy la vid y vosotros los sarmientos!" No
se trata de dos cosas distintas: de un lado la vid, de otro, los ramos. ¡No! No hay una
vid sin ramos. Nosotros somos parte de Jesús. Jesús es el todo. Para que un ramo pueda
producir frutos, debe estar unido a la vid. Sólo así consigue recibir la savia. "¡Sin mí, no
podéis hacer nada!” Ramo que no produce fruto es cortado. Se seca y se le recoge para
quemarlo. No sirve para nada ya, ni siquiera ¡para hacer leña!
• Juan 15,7-8: Permanecer en el amor. Nuestro modelo es aquello que Jesús mismo
vive en su relación con el Padre. Él dice: "Como el Padre me amó, yo también os he
amado. ¡Permaneced en mi Amor!" Insiste en decir que debemos permanecer en él y
que sus palabras deben permanecer en nosotros. Y llega a decir: "¡Si permanecéis en
mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis!"
Pues lo que el padre más quiere es que nos volvamos discípulos y discípulas de Jesús y
así demos mucho fruto.
www.santaclaradeestella.es

• Debo caer en la cuenta de que el cristianismo no es sólo un mensaje, sino una vida.
No afecta sólo a la mente, sino que nos hace dar un salto cualitativo en el orden del ser.
No es sólo algo iluminador, sino transformador. Es la vida divina derramada en mí por
Cristo, que vivifica mi existencia gracias a mi comunión con él. ¿Quién puede darme la
vida divina, la participación en la vida inmortal, una vida más allá de toda imaginación,
sino Dios mismo? No puedo subir al cielo, sólo puedo recibir lo que del cielo me viene
dado. Y lo recibo estando en comunión con Cristo, la vid, y con los hermanos, los otros
sarmientos. El Padre da la vida al Hijo y el Hijo la transmite a los que están unidos a él:
ésa es la realidad que lo transforma todo.
¿Pienso alguna vez en la unicidad de la «vida divina»? Esta expresión puede parecemos
a veces vaga, dado que no es verificable con instrumentos humanos, pero es decisiva,
porque es la razón de mi «ser hijo» de Dios, de mi vida definitiva con él, una vida que
será vida de «familia» con la inaccesible y gloriosa Trinidad, puesto que ahora soy
«consanguíneo» suyo. El punto de soldadura insustituible entre lo divino y lo humano
sigue siendo Jesús y la comunión con él. Jesús es insustituible para mi vida de hijo de
Dios; él me convierte en un sarmiento sano con su palabra, él me hace llegar la linfa
vital de la inmortalidad, una linfa que viene de la eternidad y sumerge en la eternidad.
¡Suprema belleza la de la fe! ¡Grandioso panorama el de una vida divinizada!
www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux

Juan 15,1-8. «Sacaste una vid de Egipto, le preparaste el terreno y echó raíces hasta
llenar el país... ¿Por qué has abierto brecha en su cerca: para que la vendimien los
viandantes...?» (Salmo 79).
La vid es Israel; es la cepa elegida que Yahvé ha cuidado solícitamente. Pero la cerca ha
sido derribada y la viña ha sido devastada. ¿Va Dios a quedarse quieto? «Ven a
inspeccionar tu viña... Que tu amo proteja al que está a tu diestra, al hombre a quien
diste poder» (id.). La «verdadera» vid es Jesús. De la misma manera que es el pan de
vida, es también el vino del Reino, el «producto de la vid». Los discípulos son los
sarmientos y participan de la vida de Cristo, como las ramas participan de la vida de la
cepa a la que están unidas. Hay que permanecer en él como la raíz se une a la tierra. En
efecto, hijo eterno del Padre, sólo Jesucristo puede conferir un valor de eternidad a las
empresas humanas.
• ¡Qué hermosura, una buena vid, con sus hojas rebosantes de savia y sus uvas a
reventar de soleado jugo! Los racimos prometen una cosecha que casi puede saborearse
de antemano... Un viñedo fértil lleva con orgullo el nombre de su propietario. Así, por
ejemplo, Israel es «la viña del Señor». «Mi amigo tenía una viña en un fértil collado. Aró
la tierra, la limpió de piedras y plantó una cepa exquisita». Así habían descrito los
profetas las relaciones entre Dios y su pueblo. La parábola evocaba la ternura y la
solicitud del Señor para con los suyos.
«Yo soy la vid, y mi Padre es el viñador...». He ahí la cepa elegida por el viñador:
Jesús, el Hijo amado. Él es la cepa plantada por Dios y, al mismo tiempo, el fruto
incomparable, el Vino nuevo. Y he aquí el nuevo árbol de vida: el pueblo que nace de
Jesús y es una sola cosa con él. Misterio de la savia, cuyo discreto flujo interior ha unido
la cepa a los sarmientos hasta hacerles dar fruto. «El que permanece en mí, y yo en él,
ése dará mucho fruto».
Inmensa viña, el campo en el que los hombres luchan, se fatigan y dan su vida, sin
saber que el fruto que dan proviene de una savia escondida que silencia su nombre. La
cepa se ha convertido en el alimento de los que tienen hambre de justicia, en el recurso
sutil de los pobres, en la serenidad inquebrantable de los mansos, en la grandeza de
alma de los misericordiosos, en la fuerza de los torturados, en la fidelidad de los artífices
de la paz. «El que permanece en mí..., ése da mucho fruto». La viña de los hombres es
en lo sucesivo, y para siempre, la viña de Dios. ¡Dichosos los que saben humildemente
que ellos mismos son los sarmientos de la cepa que es Jesús, y cuyo viñador es el
Padre! ¡Dichosos los que, con paciencia y tenacidad, desbrozan la tierra de los hombres
para que dé su más preciado fruto, porque ellos son la vendimia de la viña de Dios!
www.fraynelson.com

2. “Sin mí nada podéis hacer”


2.1 Aunque no lo quisiera mi orgullo, aunque mi mente se rebela y engaña, y dice que sí
pudo; Aunque la carne me duela y proteste gritando que hablaste más de la cuenta; Yo
sé que eres santo y tan sabio, yo sé, Jesucristo, que fuiste muy claro.
Sé que tu amor es tan limpio, sé que la luz y la gracia conviven contigo. Si nos has dicho
que nada, si has dicho que nada podemos, ¡bendita palabra! No es fácil y es duro
saberlo, pero tú, mi Jesús, lo dijiste, como una señal hacia el cielo, Que abre la puerta al
humilde, deja al orgullo por fuera y alegra al que viene triste.
Es cosa que al alma consuela escuchar con tu voz y tu acento cómo sabes lo que nadie
acepta: Lo frágil del hombre en el suelo, su llamado a la patria eterna, y la fuerza que lo
lleva al cielo. Fr. Nelson Medina, O.P.
www.elmisericordioso.me-Pildorasdefe.net

Conversando con el amor


Señor, solo en tus manos puedo ver derrotados todos esos sentimientos negativos que
me roban la paz. Tú me das las fuerzas a mi corazón para luchar contra todo aquello
que quiere robarme la alegría. Estoy seguro que tu amor no me abandona. Que la
Virgen de Fátima me cubra y me proteja de todo mal. Amén
Evangelio de hoy. Santo Evangelio del V miércoles de Pascua
Reflexión del Papa Francisco.
Sobre el Evangelio de hoy, Jesús es la vid, y a través de Él, pasa a los sarmientos el
amor mismo de Dios, el Espíritu Santo. Nosotros somos los sarmientos, y a través de
esta parábola Jesús quiere hacernos entender la importancia de permanecer unidos a Él.
Los sarmientos no son autosuficientes, sino dependen totalmente de la vid, en donde se
encuentra la fuente de su vida.
Es así para nosotros cristianos. Injertados en Cristo con el Bautismo, hemos recibido
gratuitamente de Él el don de la vida nueva; y gracias a la Iglesia podemos permanecer
en comunión vital con Cristo.
Es necesario mantenerse fieles al Bautismo, y crecer en la amistad con el Señor
mediante la oración, la escucha y la docilidad a su Palabra, leer el Evangelio, la
participación a los Sacramentos, especialmente a la Eucaristía y a la Reconciliación.
Si uno está íntimamente unido a Jesús, goza de los dones del Espíritu Santo, que son
"amor, alegría y paz, magnanimidad, afabilidad, bondad y confianza, mansedumbre y
temperancia" (Gálatas 5,22); y en consecuencia hace tanto bien al prójimo y a la
sociedad, como un verdadero cristiano.
De estas actitudes, de hecho, se reconoce que uno es un verdadero cristiano, así como
por los frutos se reconoce al árbol.
Los frutos de esta unión profunda con Jesús son maravillosos: toda nuestra persona es
transformada por la gracia del Espíritu: alma, inteligencia, voluntad, afectos, y también
el cuerpo, porque somos unidad de espíritu y cuerpo.
Recibimos un nuevo modo de ser, la vida de Cristo se convierte también en la nuestra:
podemos pensar como Él, actuar como Él, ver el mundo y las cosas con los ojos de
Jesús.
Entonces, con su corazón, como Él lo ha hecho, podemos amar a nuestros hermanos, a
partir de los más pobres y sufrientes, y así dar al mundo frutos de bondad, de caridad y
de paz.
Cada uno de nosotros es un sarmiento de la única vid; y todos juntos estamos llamados
a llevar los frutos de esta pertenencia común a Cristo y a la Iglesia.
Confiémonos a la intercesión de la Virgen María, para que podamos ser sarmientos vivos
en la Iglesia y testimoniar de manera coherente nuestra fe, coherencia de vida y de
pensamiento. De vida y de fe.
Conscientes que todos, según nuestras vocaciones particulares, participamos de la única
misión salvífica de Jesucristo (Reflexión del Evangelio de hoy. Rezo del Regina Coeli, 03
de mayo de 2015)
Oración para el Evangelio de hoy.
Señor, clamo a Ti por una poderosa bendición y así sentir la seguridad de que caminas
conmigo y de que inyectas fuerzas a mi corazón en mi día a día.
Aún en momentos dolorosos de mi vida, quiero Creer en Ti, en la certeza de que me
regalas nueva vida y me vas incorporando en tus misterios de amor.
Quiero permanecer unido a Ti, porque de Ti provienen todas las gracias, dones y
bendiciones que me ayudarán a ejecutar con éxito mi misión de vida.
No quiero vivir un cristianismo lleno de emociones, quiero saber actuar, ponerme en la
acción del Espíritu y ser tus manos y pies aquí en este mundo.
De Ti provienen las fuerzas para no sucumbir ante la indiferencia del mundo que ha
convencido a muchos de que, siendo autosuficientes, serán felices.
Tú me lo has dicho: "separado de Ti, nada puedo hacer". Apártame de los caminos de
buscar éxitos pasajeros que para nada fructifican mi amor.
Que mi alma, en unidad Contigo, al Padre y al Espíritu Santo, sólo busque los tesoros
espirituales, los cuales, al final de mis días, tendré que presentarte.
Confío en que este momento vienes a mi corazón sanando todas mis heridas y llenando
todos mis vacíos, para llenarme de dicha y felicidad junto a Ti. Amén
Propósito para hoy.
Disculparé y tendré un acercamiento amistoso con esa persona que he juzgado con
mucha dureza por algún tiempo.
Frase de reflexión.
"Jesús es la sonrisa de Dios. Vino a revelarnos el amor del Padre celeste, su bondad.
Necesitamos la sonrisa de Dios para que nos despoje de las falsas seguridades y nos
devuelva el gusto de la simplicidad y la gratuidad". Papa Francisco
www.evangelizacion.org.mx
En nuestro mundo tecnificado y autosuficiente, en donde las computadoras y la ciencia
moderna nos hacen creer que somos autosuficientes, las palabras del evangelio de hoy
nos recuerdan una de las verdades que jamás debemos de olvidar: "Sin Jesús, no
podemos hacer nada".
Todo intento de progreso al margen de Dios siempre termina en retroceso, en
esterilidad, en desgaste inútil. Jesús es nuestra fuerza, nuestra creatividad, nuestra
sabiduría, nuestro poder. En él todo es posible. Por la acción del Espíritu Santo, circula
en nosotros la corriente vital del amor, constructor y vivificador del mundo. En la medida
en que nuestra vida se une e identifica más con Jesús, nuestros frutos son los frutos de
nuestro tronco, de nuestra vid, y por ello es fácil reconocer quién está unido a esta
"Vid", pues los frutos lo descubren.
San Pablo dice que la paciencia, la tolerancia, la alegría, la profunda paz interior son los
frutos del amor de Dios que circula en nosotros. Valdría la pena revisar si los frutos de
nuestra vida dan testimonio de nuestra "permanencia" en Cristo.
www.evangeliodeJuan.GiorgioZevini

El amor empieza, por parte del hombre, con la atencion, con una intensa espera dirigida
a Dios, y, ademas, suscitada ya por el. Comienza por darse cuenta de que el nos ha
amado primero, desde siempre, y no porque lo merezcamos.
Descubrirse amado significa, al mismo tiempo, reconocerse pecador perdonado. Este
perdon no ha tenido para Dios -el Omnipotente- un precio irrisorio, sino que se ha
manifestado en el rostro de dolor y de gloria de Cristo. Y el nos invita a permanecer en
su amor –el Inas grande, porque es la vida entregada- para poder gustar la comunion
con el Padre.
Se nos pide una vez mas que estemos «atentos»: activa y constantemente atentos a no
dejar prevalecer la naturaleza egoista en nuestro sentir, pensar, hablar, obrar, viviendo
en la tensión alegre de poner en el principio de todo el mandamiento divino. A nadie en
concreto le resulta fácil... Sin embargo, para esto nos ha sido dado el Espíritu. Se nos
propone una nueva atención de amor: intentar intuir en cada circunstancia los caminos
que el Espíritu nos va abriendo delante para que pueda desplegarse el amor y llegar a
cada persona. También a Pedro le costó despojarse de sus inveteradas convicciones para
abrazar el designio de Dios: permaneciendo atento al Espíritu y a los hermanos, indicó a
la Iglesia naciente un nuevo itinerario de amor, dejándonos a todos nosotros un rastro
de luz.
www.catholic

Vivir en Cristo. ¿Qué sería un cristiano sin Cristo? ¿Qué sería una rama sin árbol? Éste
es el mensaje del Evangelio hoy. Así de radical. Así de sencillo. Así de claro. Sólo quien
está injertado en la vid recibe la vida; sólo quien está unido a Dios sacia su sed directo
de la fuente.
Los frutos en las ramas, las ramas en el tronco. Así se transmite la vida dentro de una
planta. La savia va empapando cada fibra; lo llena todo de nutrientes y lo anima con su
energía. Así también se transmite la vida cristiana. Los frutos de santidad provienen de
la gracia que corre en nosotros. Más aún; la auténtica vida se encuentra sólo en Dios; lo
demás está vacío, no tiene sentido, ha muerto antes de nacer. «Sin mí no podéis hacer
nada». Sólo vive realmente el que vive en Cristo.
¿Cómo mantenernos unidos a Cristo? ¿De dónde proviene la savia que nos nutre? La
tenemos ahí, en los sacramentos. En la confesión, que nos sana del pecado. En la
Eucaristía, que nos da la fuerza para dar frutos. Tenemos la vida eterna al alcance de la
mano, y sólo tenemos que permanecer en el amor de Cristo, y así brotarán los frutos de
una vida plenamente dichosa.
• Hacer frente a estas tentaciones [caminar sin rumbo y sin meta] no es fácil, pero es
posible si estamos injertados en Jesús. Cuanto más enraizados estemos en Cristo, más
vivos y fecundos seremos. Así se conservará la maravilla, la pasión del primer
encuentro, la atracción y la gratitud en su vida con Dios y en su misión. La calidad de
nuestra consagración depende de cómo sea nuestra vida espiritual. (Cf Discurso de S.S.
Francisco, 29 de abril de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con
Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees
que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy haré una visita al Santísimo Sacramento, agradeciendo por el don de la Eucaristía.
www.BibliaStraubinger

2. Lo limpia: He aquí encerrado todo el misterio de Job y el problema de la tentación y


del dolor. Recordémoslo para saber y creer, con la firmeza de una roca, que con cada
prueba, siempre pasajera, nos está preparando nuestro Padre un bien mucho mayor. Es
lo que la simple experiencia popular ha expresado en el hermoso aforismo: “No hay mal
que por bien no venga”.
3. “Esta idea de que la fe en la Palabra de Jesús hace limpio, es expresada aun más
claramente por S. Pedro al hablar de los gentiles que creyeron: «por su fe Dios purificó
sus corazones» (Hch. 15, 9)”. P. Joüon. Limpios significa aquí lo mismo que “podados”;
por donde vemos que el que cultiva con amor la Palabra de Dios, puede librarse también
de la poda de la tribulación (v. 2).
4. Nosotros (los sarmientos) necesitamos estar unidos a Cristo (la vid) por medio de la
gracia (la savia de la vid), para poder obrar santamente, puesto que sólo la gracia da a
nuestras obras un valor sobrenatural. Véase 2 Co. 3, 5; Ga. 2, 16 ss. “La gracia y la
gloria proceden de Su inexhausta plenitud. Todos los miembros de su Cuerpo místico, y
sobre todo los más importantes, reciben del Salvador dones constantes de consejo,
fortaleza, temor y piedad, a fin de que todo el cuerpo aumente cada día más en
integridad y en santidad de vida” (Pío XII, Enc. del Cuerpo Místico). Cf. 1 Co. 12, 1 ss.;
Ef. 4, 7 ss.
5. No podéis hacer nada: A explicar este gran misterio dedica especialmente S. Pablo su
admirable Epístola a los Gálatas, a quienes llama “insensatos” (Ga. 3, 1) porque querían,
como judaizantes salvarse por el solo cumplimiento de la Ley, sin aplicarse los méritos
del Redentor mediante la fe en Él (cf. el discurso de Pablo a Pedro en Ga. 2, 11-21). La
Alianza a base de la Ley dada a Moisés no podía salvar. Sólo podía hacerlo la Promesa
del Mesías hecha a Abrahán; pues el hombre que se somete a la Ley, queda obligado a
cumplir toda la Ley, y como nadie es capaz de hacerlo, perece. En cambio Cristo vino
para salvar gratuitamente, por la donación de sus propios méritos, que se aplican a los
que creen en esa Redención gratuita, los cuales reciben, mediante esa fe (Ef. 2, 8 s.), el
Espíritu Santo, que es el Espíritu del mismo Jesús (Ga. 4, 6), y nos hace hijos del Padre
como Él (Jn. 1, 12), prodigándonos su gracia y sus dones que nos capacitan para
cumplir el Evangelio, y derramando en nuestros corazones la caridad (Rm. 5, 5) que es
la plenitud de esa Ley (Rm. 13, 10; Ga. 5, 14).
6. Triste es para el orgullo convencerse de que no somos ni podemos ser por nosotros
mismos más que sarmientos secos. Pero el conocimiento de esta verdad es condición
previa para toda auténtica vida espiritual (cf. 2, 24 y nota). De aquí deducía un ilustre
prelado americano que la bondad no consiste en ser bueno, pues esto es imposible
porque “separados de Mí no podéis hacer nada”. La bondad consiste en confesarse
impotente y buscar a Jesús, para que de Él nos venga la capacidad de cumplir la
voluntad del Padre como Él lo hizo.
7. Esto es lo que S. Agustín expresa diciendo “ama y haz lo que quieras”. Porque el que
ama sabe que no hay más bien que ése de poseer la amistad del amado, en lo cual
consiste el gozo colmado (1 Jn. 1, 3-4); y entonces no querrá pedir sino ese bien
superior, que es el amor, o sea el Espíritu Santo, que es lo que el Padre está deseando
darnos, puesto que Él nos ama infinitamente más que nosotros a Él. Cf. Lc. 11, 13 y
nota; 1 Jn. 5, 14 s.
8. El futuro seréis (genésesthe) según Merk está mejor atestiguado que el subjuntivo
seáis. Así también Pirot y otros modernos. El sentido, sin embargo, no fluye con
claridad, por lo cual cabe más bien, con la puntuación correspondiente, referir la
glorificación del Padre a lo dicho en el v. 7, sentido por cierto bellísimo y que coincide
exactamente con 14, 13 y con 17, 2. donde se ve que el Corazón paternal de Dios es
glorificado en que nosotros recibamos beneficios de nuestro Hermano Mayor. En tal caso
este final queda como una señal que nos da Jesús en pleno acuerdo con el contexto: que
(hina con optativo) vuestro sarmiento fructifique mucho y entonces sabréis que está
unido a la Vid, es decir, que sois realmente mis discípulos, así como por los frutos se
conoce el árbol (Mt. 12, 33; Lc. 6, 43 ss.). El caso inverso se ve en Mt. 7, 15.
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Queridos amigos.
Comenzamos la lectura del capítulo 15 del Evangelio de Juan. Nos acompañará hasta el
lunes próximo. En este capítulo hay una palabra importante: “permanecer”. Hoy el
evangelista pone de relieve uno de los sentidos que da a este verbo: estar unido a Jesús
como los sarmientos a la vid.
PERMANECER: es unión y comunión profunda, real e indestructible entre Jesús y los que
creemos en Él. Jesús es la vid, la fuente de la vida que corre por los sarmientos –los
cristianos-. Así como el sarmiento vive de y por la vid, también los cristianos vivimos de
y por Jesús. El cristianismo no es solo un mensaje, sino una vida; no es solo luz que
ilumina, sino energía que transforma. Es la vida de Cristo derramada en nosotros que
vivifica nuestra existencia gracias a nuestra comunión con Él. Con Jesús yo estoy vivo,
sin Él estoy muerto; con Jesús somos todo y lo podemos todo; sin Jesús no somos nada
ni podemos nada. El sarmiento unido a la vida “da mucho fruto”, separado de la vid, se
seca, es estéril, porque la savia le viene de la cepa no de sí mismo.
PERMANECER: es unión y comunión con los demás sarmientos –los cristianos-. La cepa
generalmente no es un solo sarmiento, sino varios, y la misma savia de la cepa nutre a
todos los sarmientos y los mantiene unidos a la cepa y entre ellos. Los sarmientos
unidos expresan la vitalidad de la cepa. Jesús es la vid, los cristianos los sarmientos. La
vida de Jesús corre la misma por todos los cristianos y los une a todos. Es la vida de
Jesús la que crea la comunión entre todos los cristianos. Comunión que es unión de
corazones no estar juntos simplemente; comunión de sentimientos, no solo de palabras
y ritos. Comunión que es amistad –“ya no os llamo siervos, sino amigos”-. Los amigos
buscan el bien de los amigos, es decir la fraternidad, la justicia, la igual en derechos y
deberes, el equilibrio entre el reparto de los bienes, el cuidado de la casa común…
El viñador –el Padre- es el que realiza todos los cuidados de la viña: riega, corta los
sarmientos infecundos, poda los fecundos para que den más fruto. El Padre “purifica” la
cepa para que cada vez sea más su cepa. Purificación que se realiza en cada uno de
nosotros cuando acogemos de corazón la Palabra de Jesús y la dejamos trabajar en
nosotros para que poco a poco nos cambie interiormente y podamos decir como San
Pablo: “vivo yo, mas no yo, es Cristo quien vive en mí”. Una purificación que dura toda
la vida y que tiene diferentes etapas y formas de realizarse.
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Reflexión: Juan 15,1-8


Tenemos entre manos un poder que no alcanzamos a imaginar. No tiene límites. Y
andamos pensando en varitas mágicas, en super héroes, en genios o lo que es peor, en
dinero. Vamos deseando tantas cosas, tantas circunstancias y no somos capaces de ver
lo que el Señor ha puesto en nuestras manos. No es solamente que nosotros podamos
querer algo, sino que Dios Padre quiere que demos mucho fruto. Más aun, el Señor
recibe Gloria si damos fruto y somos discípulos seguidores de Jesucristo.
Todos queremos dar frutos, todos queremos ver que nuestra vida y nuestros esfuerzos
han valido la pena. Nos empeñamos y esforzamos por esto. Sin embargo, habría que
preguntarnos, si lo que nos hemos propuesto, si los frutos que con tanto sacrificio y
esfuerzo queremos lograr valen en realidad la pena. ¿Cómo saberlo? El análisis es muy
sencillo en realidad. La respuesta exige honestidad y sinceridad. Tenemos que
preguntarnos: ¿Son estos los frutos que Dios quiere? Si no lo son, no valen la pena. ¿Por
qué? Porque habiendo tantas vides, solo hay una verdadera y es Jesucristo.
Que Jesucristo sea la vid verdadera es una revelación de la cual debemos tomar nota.
Quiere decir no hay otra vid que valga la pena, porque son sólo los frutos de esta vid los
que importan, los que cuentan para Dios. Si ya lo sabemos, lo que tenemos que hacer
es prendernos de sus ramas, como un injerto, para así asegurarnos de dar los frutos que
espera el Padre. Entonces nuestro fruto será preciado y abundante, porque estaremos
unidos a Cristo, la vid verdadera.
Solo unidos a Jesucristo daremos fruto abundante y del mejor. ¿Cómo garantizar que
estamos unidos a Él y que por lo tanto nuestro fruto será del mejor y abundante?
Permaneciendo en el Señor y en su Palabra. Oír y hacer lo que nos manda. Hacer vida el
“hágase Tu Voluntad” del Padre Nuestro. Esta es la única forma. No hay otra. Es el
Camino. Como en el caso de los discípulos, exige seguirlo incondicionalmente y en el
acto, por donde Él nos lleva. Entregarnos por completo a la predicación del Evangelio
con nuestras vidas.
¿Cuántas veces nos preguntamos por qué no da resultados lo que hacemos? ¿Por qué a
veces nos parece que estuviéramos arando en el mar? Revisemos nuestras vidas. Tal
vez sea simplemente por falta de coherencia entre lo que decimos y hacemos. Tal vez
nuestra vida refleja precisamente nuestra falta de fe y se hace evidente a los demás.
¿Cómo podemos pedir fe si nosotros mismos no la tenemos? Decimos tenerla, pero otra
cosa muy distinta es la que transmiten nuestros actos.
Meditemos ahora en la promesa que nos reitera nuevamente Jesucristo hacia el final de
este pasaje, a quienes nos entregamos a cumplir la Voluntad del Padre: No solamente
daremos mucho fruto, sino que lo que pidamos, lo conseguiremos. ¿Puede haber un
ofrecimiento mayor? Quien vive de este modo, NO TIENE LÍMITES. Es preciso leerlo y
releerlo, por eso lo hemos escrito en mayúsculas. “Pidan lo que quieran y lo
conseguirán”, dice el Señor.
¿No estamos tocando el Cielo? Hay palabras y expresiones del Señor que recién
empiezan a tener sentido, como hijos de la luz o seres de luz, nacer de nuevo, vida en
abundancia, vida eterna…Todo esto está al alcance de quienes permanecemos unidos a
Jesucristo y Su Palabra, porque solo Él tiene la capacidad de transformarnos, de
convertirnos, al punto de hacernos uno con Él y con el Padre, accediendo de este modo
al Reino de los Dios, donde alcanzaremos la plenitud y la vida eterna.
Oracion. Padre Santo, concédenos la Gracia de ver con claridad Tu Voluntad en
nuestras vidas cada día y de entregarnos a su cumplimiento sin dudas ni temores, te lo
pedimos por Jesucristo nuestro Señor que contigo vive y reina por los siglos de los
siglos, Amén.
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Comenario. La viña, como pueblo de Dios, es una de las imágenes que ya se utilizaba
en el Antiguo Testamento. Israel, ha sido la viña escogida por Dios. Ahora Jesús utiliza
esa misma figura para mostrar que somos la continuación del primer pueblo escogido.
Esta vez, Jesús, es parte de la Viña, nosotros los sarmientos que permanecemos unidos
a Él para recibir la vida y dar los frutos.
1. Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador.
Jesús dijo a sus discípulos: Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. Esta
expresión de Jesús, es una alegoría dentro de un fragmento evangélico de tendencia a
ser parábola. Jesús se presenta como la verdadera vid. Es vid verdadera en cuanto se
trasladan a él, en el orden espiritual, las propiedades de la vid. Al Padre se lo representa
como el que trabaja esta viña: el viñador. Lo que aquí se quiere expresar es que Jesús,
Dios-hombre, influye directamente, por la gracia, en los sarmientos. El Padre, en
cambio, es el que tiene el gobierno y providencia exterior de la viña.
2. Permanezcan en mí, como Yo permanezco en ustedes
El tema central es la necesidad de estar unidos a Jesús; “Permanezcan en mí, como Yo
permanezco en ustedes”. Pero hay dos modos de estar unidos a Jesús. Se habla de los
fieles en general, tal como está redactado, aunque aquí apunta, originariamente a los
apóstoles porque dice: “La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto
abundante, y así sean mis discípulos”.
Un modo es por la fe, bautismo, pero sin obras. “Él corta todos mis sarmientos que no
dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía”. Al que así se comporta, el
Padre lo cortará de la Vid-Jesús. El Padre, que ejerce el gobierno y providencia exterior,
consumará la separación que, culpablemente, tenga ese sarmiento. Es efecto de la fe sin
obras, que es fe muerta (Sant 2:17). La fe que no opera por la caridad (Gal 5:6). Así se
anuncia el peligro trascendental en que están estos sarmientos. Dice el Señor: “Él corta
todos mis sarmientos que no dan fruto”, Y nos preguntamos, ¿Cuándo serán separados
de Jesús? El relato no lo dice. Suponemos entonces en la muerte y/o por la pérdida de la
fe.
3. El que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca
Dice Jesús: “Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se
seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde”. Cuando dice de los sarmientos
cortados y echados al fuego, posiblemente se refiera especialmente al juicio final, como
se ve en los sinópticos (Mt 13:40.42; 25.41). También se hace ver la libertad del
hombre y la culpabilidad de su no cooperación a la gracia, “El que permanece en mí, y
yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer”. La forma
sapiencial en que es anunciado y el hablarse según la naturaleza de las cosas, no
considera el caso en que el sarmiento desprendido pueda ser nuevamente injertado; lo
que sería aquí el arrepentimiento y penitencia.
4. Al que da fruto, lo poda para que dé más todavía
Pero hay otra forma de estar unido a Jesús: por la fe, el bautismo y la fructificación en
obras. Al que así está, el Padre lo poda para que dé más todavía. Cuando en las vides
los sarmientos son excesivos, hay que podarlos para que la demasiada proliferación no
reste vigor a la savia. A su semejanza se hará con el fiel sarmiento que poda, se le
quitarán los obstáculos que le impiden a la savia de la gracia fructificar y expansionarse.
Pero aquí esta comparación es parabólica, pues la savia de la gracia no se agota en
Jesús ni la proliferación de los cristianos es obstáculo al vigor de la savia. Se enseña
aquí entonces la gran doctrina de las purificaciones, en general, será el negarse a sí
mismo o todo lo que es apego egoísta e impedimento a la fructificación de la gracia. Esta
enseñanza de Jesús es el mejor comentario al libro de Job: por qué sufre el justo.
5. Ustedes ya están limpios por la palabra que Yo les anuncié
La doctrina general — sapiencial — encuentra en al decir; “Ustedes ya están limpios", es
una aplicación directa a los apóstoles. La obra de purificación a que aludió evoca la
limpieza en que ellos estaban a la hora del lavatorio de los pies (Jn 13:10). Tienen
fundamentalmente esa pureza a causa de la palabra que Yo les anuncié, la palabra que
les he hablado, es decir, el Evangelio: toda la enseñanza que Jesús les hizo, ya que sus
palabras son espíritu y vida.
6. Permanezcan en mí, como Yo permanezco en ustedes
Estando ya unidos a la Vid, sólo necesitan, pues, tener toda esa vitalidad, permanecer
en ella y en Él. Es permanencia mutua: Él en ellos y ellos en Él.
Este verbo, permanecer, es un término muy propio de san Juan. Lo usa 40 veces en su
evangelio y 23 en su primera epístola. Y formula aquí con él la íntima, permanente y
vital unión de los fieles con Jesús. Es la palabra que usa para expresar el efecto
eucarístico de unión: “El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo
en él.” (Juan (SBJ) 6, 56-57). La expresión puede tener un sentido reglado o
condicional: permanece o permanecer para. Fundamentalmente el sentido no cambia. Lo
esencial es estar unidos a Jesús, así es como dice, “porque separados de mí, nada
pueden hacer”, siendo esta es la sentencia fundamental de todo el fragmento.
Este es uno de los textos donde se enseña la absoluta necesidad de la dependencia
sobrenatural de Jesús. “El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto”. El
pensamiento progresa. No solamente sin la unión a Jesús no se puede nada — aspecto
negativo —, sino que, permaneciendo en El — aspecto positivo —, se da mucho fruto. La
acción de la savia-gracia tiende a expansionarse. Cuando el cristiano responde a las
mociones de la misma, da fruto y el Padre le poda para que se expansione más la
gracia, dé mucho fruto.
7. Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes.
Dice Jesús: “Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan
lo que quieran y lo obtendrán”, en esta promesa, Jesús nos da la clave para permanecer
unidos a Él, esta unión es con el recurso de la oración. La formulación que hace es
universal. Se nos dará cualquier cosa que pidamos, si le pedimos algo conforme a su
voluntad, Él nos oye. Pues es oración que se hace permaneciendo unidos a Jesús, y,
movidos por su savia, nada se pediría que no convenga; “Y todo lo que pidáis en mi
nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. (Juan (SBJ) 14,13).
8. La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante.
Y no destaca Jesús: “La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto
abundante”, Es decir, en esto será glorificado mi Padre: en que ustedes den fruto. La
misión de Jesús es glorificar al Padre. La glorificación, pues, del Padre está justamente
en esto, que demos muchos frutos. Es la valoración a la santidad, sea general, sea, en
concreto, a la del apostolado. Por eso dice: “y así sean mis discípulos”
El fruto que Dios espera de nosotros, es la santidad de una vida fiel a los mandamientos,
especialmente en el amor. Nosotros, principalmente por el bautismo, estamos injertados
a Jesús, somos sus sarmientos, de El tomamos la savia, que es la vida divina, la gracia
santificante. Pero tal como crece el sarmiento, ese crecimiento lo debemos hacer en
Jesús, por medio de la santidad. Crecer en Jesús, es permanecer en El, es tener vida
íntima con El, cobrando conciencia de que Él Vive en nosotros y nosotros en El.
Permanecer y estar unidos a Jesús, es pesar y amar con El, hacer una vida agradable a
Dios. El discípulo de Jesús, cuando es verdadero, Glorifica al Padre.
3 Para la reflexión personal
– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)
1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?
5.- ¿Cuáles son las podas o momentos difíciles que he pasado en mi vida y que me
ayudarán a crecer? ¿Cuáles son las podas o momentos difíciles que pasamos en nuestra
comunidad y nos ayudaron a crecer?
6.- Lo que mantiene viva una planta, capaz de dar frutos, es la savia que la atraviesa.
¿Cuál es la savia que está presente en nuestra comunidad y la mantiene viva, capaz de
dar frutos?
4 Oración. ¿Qué le decimos a Dios? La palabra se convierte en Oración.
1 Dios y Padre nuestro: la tierra ha dado su más preciado fruto: Jesús, tu Hijo. En él
vivimos ya de tu vida: él permanece en nosotros, y nosotros somos tu propiedad. Que tu
Espíritu nos pode, y tu vendimia será abundante cuando llegue el otoño de) mundo.
• Bendito seas, Dios nuestro, por esta copa y por la vida entregada por la multitud.
Embriáganos con tu gracia, pues el vino de los tiempos nuevos es la sangre de tu
Amado, que canta ya la alegría y la vida eterna. www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux
2 Oh Jesús, ¡cuán grande y decisivo eres! Contigo estoy vivo, sin ti estoy muerto.
Contigo me arrolla el río inmortal de la vida divina y me lleva hacia el océano divino,
ilimitado y sin ocaso. Contigo lo soy todo, sin ti no soy nada.
Te doy gracias, Señor, lleno de admiración, por haber venido a unirme con la eternidad;
más aún, con el Padre, fuente de la vida perenne. Átame a ti, para que no sea yo un
sarmiento cortado, un sarmiento sin fruto. Mantén viva en mí la conciencia de la
necesidad de mi comunión contigo. Por eso te presento toda la necesidad que tengo de
la Palabra que me une a ti, de la eucaristía que me alimenta de ti, del mandamiento
nuevo que me une con mis hermanos y produce el fruto precioso de la fraternidad, del
testimonio de tu nombre, que llena de racimos maduros mi sarmiento.
Pódame, Señor, con tu Palabra y sostén mi compromiso de dar frutos duraderos en los
campos de la fraternidad, de la veneración y del amor a tu santo nombre, nombre de
vid, nombre de vida, nombre de frutos que maduran para la eternidad.
www.santaclaradeestella.es

3 ¡Cantad a Yahvé un nuevo canto, canta a Yahvé, tierra entera, cantad a Yahvé,
bendecid su nombre! (Sal 96,1-2) www.ocarm.org
4 ¡Oh Padre viñador! Por tu gracia y bendición, enseñanos a producir fruto de calidad y
en abundancia, y con la luz del Espiritu Santo iluminanos para que demos más y más.
Que seamos constantes y en el Nombre de Cristo Jesús «permanecer» en tu palabra
escuchada de boca de nuestro Salvador. No permitas Señor apartarme de ti, hazme
fuerte, hazme una rama y sarmiento lleno de virtudes, de servicio, de oracion fiel a «Yo
soy la Vid» porque sin el No podre vivir, o sí; pero vivir en la oscuridad. Que Yo
produzca mucho Señor; para Gloria del Padre, del Hijo y del Espiritu Santo. Amen.
www.dario.res

5 Señor, si abrimos la puerta del corazón a tu paz, se produce frecuentemente, al


principio, un alboroto en nuestro interior: creíamos que habíamos dejado de tener las
molestias y los estorbos de los otros; pensábamos que tu Espíritu nos habría colmado
por completo, y sin embargo... Sin embargo, tu paz es un dinamismo de amor, no una
quietud estática: si les abrimos la puerta del corazón, todos nuestros hermanos podrán
entrar en él, con todas sus preguntas apremiantes. Pensábamos encontrarnos, por lo
menos, ricos interiormente, pero nos encontramos muy pobres. Entonces es cuando el
«Padre de los pobres», tu Espíritu, se hace Paráclito en nosotros y nos enseña a
escuchar, sin ideas previas y sin presunciones, a los otros; a recordar tu Palabra, que se
vuelve luz en nosotros e indica el camino de la paz a los hermanos.
Tu paz, ofrecida al corazón de cada uno de nosotros, debe poder propagarse por el
mundo: a él está destinada, en efecto, la meta de la alegría y de la gloria celeste que es
don de Dios. Pero tú, Señor, ayúdanos a cumplir el compromiso de prepararla, ya desde
ahora. www.evangeliodeJuan.GiorgioZevini
5 Contemplación. ¿Cómo interiorizamos la palabra de Dios? La palabra en el
corazón de los Padres.
Que nadie piense que el sarmiento por sí solo puede producir algún fruto. El Señor ha
dicho que quien está en Él produce «mucho fruto». No ha dicho: «Sin mí podéis hacer
poco», sino: «Sin mí no podéis hacer nada».
De todos modos, sea poco o mucho, no podemos hacerlo sin él, puesto que sin él no
podemos hacer nada. Porque cuando el sarmiento produce poco fruto, el agricultor lo
poda para que produzca más; sin embargo, si no está unido a la vid y no toma alimento
de la raíz, no podrá dar por sí mismo ningún fruto (Agustín, Comentario al evangelio de
Juan, 80,2). www.santaclaradeestella.es
¿Cómo es que habla del amor como si fuera el único mandamiento, sino porque todo
precepto se refiere a la caridad y todos son uno solo, porque todo lo que se manda está
fundado solamente en la caridad? Así como todas las ramas de un árbol reciben su
solidez de la raíz, así también las virtudes, siendo muchas, proceden solamente de la
caridad. Los preceptos del Señor son, pues, muchos y uno solo: son muchos por la
diversidad de las obras, y son uno solo por la raíz del amor.
El Señor nos manifiesta el colmo de la caridad cuando dice: «Nadie tiene un amor más
grande que aquel que sacrifica su propia vida por sus amigos» (15,13). Jesús vino a
morir por sus enemigos; sin embargo, decía que entregaba la vida por sus amigos. Así
quería demostrarnos que cuando intentamos adquirir méritos por el amor a los
enemigos, se vuelven también amigos nuestros los que nos persiguen. Ahora bien,
nosotros no somos perseguidos a muerte; ¿cómo haremos, pues, para probar que
amamos a nuestros enemigos? El que en tiempos de paz no está dispuesto a dar su
túnica, ¿cómo podrá dar su vida en tiempos de persecución? Si queremos que nuestra
caridad sea invencible en tiempos de persecución, debemos alimentarla de misericordia
en tiempos de calma. Y el que llega a la dignidad de ser llamado hijo de Dios que no
atribuya nada a sus méritos (Gregorio Magno, Omelie sui vangeli, XXVII, 1-5; edición
española: Homilías sobre los evangelios, Rialp, Madrid 2000, 22ss).
www.evangeliodeJuan.GiorgioZevini

6 Acción. ¿A qué me comprometo con Dios? Para custodiar y vivir la palabra.


Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Yo soy la vid y vosotros los
sarmientos» (Jn 15,5).
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Lo que yo os mando es esto: que os
améis los unos a los otros» (v. 17).
7 Para la lectura espiritual. Caminar con la palabra.
El arte de vivir en íntima unión con Jesús se puede ejercitar de tres maneras: en primer
lugar, manteniéndonos siempre en su presencia, sin perderlo nunca de vista. Este arte
consiste, esencialmente, en acostumbrarse a oír a Jesucristo en sí mismo mediante el
recuerdo de su divina presencia en nosotros, mediante la costumbre arraigada de
realizar actos de amor con él y mediante la gracia que Dios nos concede a fin de crear
unas íntimas relaciones de familiaridad entre él y el alma. La disposición más importante
que se requiere es pensar en él con motivo de todo, representarnos su vida, su pasión y
sus dichos, porque de este modo es como se crea una dulce familiaridad.
En segundo lugar, corresponder fielmente y con exactitud a las inspiraciones del cielo.
Es preciso seguir a Jesús con corazón atento, ávido de escuchar su Palabra y seguir sus
invitaciones. En tercer lugar, con humildad de corazón: así como los que viven en la
corte deben seguir la regla de una perfecta corrección exterior, también los que forman
la corte de nuestro Señor deben ser conscientes de la grandeza de la vocación cristiana
y vivir con ansiedad y amor humilde (J. J. Surin, / fondamenti della vita spirituale, Roma
1994). www.santaclaradeestella.es
«Sin mí no podeis hacer nada» (in 15,5). Aqui se encuentra toda la historia de Israel, y
no debemos extranarnos de que Israel no haya triunfado: «Sin mí no podeis hacer
nada». Toda la historia de Israel esta dirigida a demostrar que el hombre por Si mismo
es incapaz de cumplir lo que Dios le pide, y a cavar en los corazones la Ilamada y la
espera de la verdadera viña. Esta vina verdadera ha aparecido: es Jesucristo. El es la
autentica vine', la victoria de Dios, y, en consecuencia, tambien nosotros nos
convertimos en vino autentica solo en la medida en .que participamos de el.
Cristo es, por tanto, la viiia autentica, la victoria perfecta de Dios, que corona los
esfuerzos realizados por Dios desde el comienzo del mundo. Podemos decir, pues, que
todo el resto era unicamente el terreno preparado. Hasta ahora Dios no habia hecho
mas que guitar las piedras de la tierra y preparar el terreno. Solo ahora crecera la
verdadera viña. Israel no era la verdadera viña. La obra de Dios solo ha llegado
perfectamente a buen puerto en Jesucristo. Dios tenia razon al tomarse tanto trabajo,
porque Jesucristo es un exit° total y perfecto. En el, la gracia de Dios ha dado todos sus
frutos; en el, Dios puede descansar perfectamente en una humanidad que produce
frutos incomparables de santidad. Lo que el pueblo de Israel no habia sido capaz de
realizar, Dios mismo lo Ilevo a la perfeccion en la humanidad de Jesucristo, salida del
pueblo de Israel. Dios se e mplace en Jesucristo; el es ahora su vine' eterna, que durara
para siempre y en la que se complacera eternamente: «He aqui aquel en quien he
puesto mí complacencia» (J. Danielou, Saggio sul mistero della storia, Brescia, 1963,
196s; ediciOn espanola: El misterio de la historia, Dinor, San Sebastian 21960).
www.evangeliodeJuan.GiorgioZevini

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www.fundacionpane.org

📕 Lectura, ¿Qué dice el texto?

Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que


quieran y lo obtendrán.
La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean mis
discípulos.

🙋 ‍Siguiendo este texto, ¿Cuáles son las palabras o frases o actitudes que atraen tu
atención, tu interés?

📗 Meditación, ¿Qué nos dice Dios en el texto?

“Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que


quieran y lo obtendrán”. Esta parte del texto es como una fórmula matemática,
entonces: (permanecer en el Señor + sus palabras permanecen en nosotros = vida
feliz), ¿Cómo puedo permanecer en el Señor?, ¿Cómo puedo dejar que las palabras del
Señor permanezcan en mi?, ¿Creo que si verdaderamente hago esto que el Señor me
dice, puedo pedir y obtener lo que quiera?. La gloria de Dios la obtenemos desde ahora
mismo, todo depende de las acciones y actitudes que tengamos ante nuestros
hermanos, nuestros semejantes, ¿Deseo glorificar, reconocer al Señor?, ¿Mis acciones y
actitudes que tipo de resultado o fruto dan?

🙋 Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es tu meditación, tu reflexión personal?

📘 Oración, ¿Qué le decimos a Dios?

Señor realmente deseo permanecer en ti, quiero escuchar tus palabras, tus mensajes y
dejar que entren en mi corazón, en mi cuerpo, en mi mente, en mi alma y en mi
espíritu, que verdaderamente se note que permanezco en ti con mis acciones, con mis
actitudes, dando mi mejor esfuerzo y voluntad para lograr que mucha gente también
permanezcan en ti, quiero glorificarte porque tu amor es único.

🙋 ‍Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es tu oración personal?

Cada uno pone sus intenciones. -Amén-

📙 Contemplación, ¿Cómo interiorizamos la Palabra de Dios?

“Recibirán lo que quieran pedir” (Repetimos)

🙋 Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es la palabra o frase o párrafo o actitud que
te ayuda a recordar este texto?

🏃 ⛪ Acción, ¿A qué me comprometo con Dios?

Hagamos las acciones y actitudes adecuadas para poder pedir lo que queramos y
obtenerlo.
Escuchemos al Señor y pongamos en acción sus Palabras y el reconocerá nuestro
esfuerzo.
Glorifiquemos, reconozcamos al Señor comprometiéndonos a dar frutos para su Reino.

🙋 Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es la acción concreta que te invita a


realizar?
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✞ ✞ ✞ Profesión de Fe
Solo los Domingos y Solemnidades.

✞ ✞ ✞ Intenciones (Oracion de los fieles)

Presentemos al Padre nuestras súplicas, en nombre del Señor Jesús.


- Para que se acuerde de los que se han consagrado al ministerio pastoral en su Iglesia.
Roguemos al Señor.
- Para que conceda espíritu de justicia y de paz a los que gobiernan las naciones.
Roguemos al Señor.
- Para que los pobres y los necesitados puedan disfrutar también de los bienes de la
tierra. Roguemos al Señor.
- Para que todos nosotros vivamos en comunión con Cristo y con los hermanos.
Roguemos al Señor.
- Señor Jesús, no permitas que tu Iglesia se divida en grupos y facciones cerrados y
egoístas; haznos a todos uno en ti, de manera firme y profunda. Y así te rogamos:
- Señor Jesús, que los enfermos y los que sufren recuerden que tú te identificas y eres
uno con ellos. Y así te rogamos:
- Señor Jesús, que el vino nuevo de tu gracia rebose en nosotros, para que nos haga
grandes y fuertes en amabilidad y amor.
Y así te rogamos:
Padre santo, acógenos en nombre de Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, y concédenos
permanecer unidos a Él, y dar fruto abundante de vida. Por el mismo Jesucristo, nuestro
Señor.

3 LITURGIA EUCARISTICA
Sacerdote: Orad hermanos para que este sacrificio, mío y vuestro, sea
agradable a Dios, Padre todopoderoso.
Todos: El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria
de su Nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia. (→ Este es el
Compendio de la Misa)

✞ ✞ ✞ Oración sobre las Ofrendas

*** Se llevan al altar los dones; el pan y el vino. *** Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro
espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios
nuestro. *** Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado.

Concédenos, Señor, alegramos siempre por estos misterios pascuales y que la


actualización continua de tu obra redentora sea para nosotros fuente de gozo incesante.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Señor Dios nuestro, Padre amoroso: Tú plantaste a tu Hijo entre nosotros como la
verdadera vid que da vida. Deseamos ardientemente que Él se nos dé de nuevo a
nosotros hoy en esta eucaristía como pan de fortaleza y se derrame a sí mismo por
nosotros como vino que unifica, da vida y alegría, para que nosotros vivamos en él y él
en nosotros y para que demos frutos de unidad y de amor, en el mismo Jesucristo
nuestro Señor.
Introducción a la plegaria eucarística
Centro y el culmen de toda la celebración. Es una plegaria de acción de gracias y de
consagración. El sentido de esta oración es que toda la congregación de fieles se una con Cristo
en el reconocimiento de las grandezas de Dios y en la ofrenda del sacrificio .

a) Acción de gracias
El Señor esté con vosotros. R/ Y con tu espíritu. Levantemos el corazón R/ Lo tenemos
levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/ Es justo y necesario.
Prefacio Pascual V. Cristo, Sacerdote y Víctima
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor;
pero más que nunca exaltarte en este tiempo glorioso en que Cristo, nuestra Pascua, ha
sido inmolado.
Porque él, con la inmolación de su cuerpo en la cruz, dio pleno cumplimiento a lo que
anunciaban los antiguos sacrificios y, ofreciéndose a sí mismo por nuestra salvación, se
manifestó, a la vez, como sacerdote, altar y víctima.
• Gracias Jesús porque me invitas a vivir siempre unido a Ti y porque me haces
entender que sin Ti no puedo hacer nada. Contigo puedo caminar en la fe y alcanzar la
santidad. Ayúdame a permanecer siempre unido a tu Corazón, y así dar abundantes
frutos que den gloria al Padre. Amén.
Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y
también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan el himno de tu gloria
diciendo sin cesar:
b) Santo: con esta aclamación toda la asamblea, uniéndose a las jerarquías celestiales, canta
o recita las alabanzas a Dios.

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu
gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el
cielo.
c) Epíclesis Se implora el poder divino para que los dones se conviertan en el Cuerpo y la
Sangre de Cristo, y para que la víctima inmaculada que se va a recibir en la comunión sea para
salvación de quienes la reciban.

Santo eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus criaturas, ya que por
Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas
todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin
mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso. Por eso, Padre, te suplicamos que
santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti, de manera
que se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que
nos mandó celebrar estos misterios.
d) Narración de la institución y consagración. Con las palabras y gestos de Cristo, se
realiza el sacrificio que él mismo instituyó en la última cena. Momento más solemne de la Misa;
es la transubstanciación: pan y vino desaparecen al convertirse en el Cuerpo, Sangre, Alma y
Divinidad de Cristo. Dios se hace presente ante nosotros con todo su amor. ¡Bendito Jesus en el
Santísimo sacramento del Altar!

Porque Él mismo, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y dando gracias te
bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Tomen y coman todos de él,
porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes".
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dando gracias te bendijo, y lo pasó a
sus discípulos, diciendo: "Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi
Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por
muchos para el perdón de los pecados. Hagan esto en conmemoración mía".
e) Anámnesis. La Iglesia, al cumplir este encargo que, a través de los Apóstoles, recibió de
Cristo Señor, realiza el memorial del mismo Cristo, su Reactualización, recordando
principalmente su bienaventurada pasión, su gloriosa resurrección y la ascensión al cielo.

Éste es el sacramento de nuestra fe. R/ Anunciamos tu muerte, proclamamos tu


resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
f) Oblación. La asamblea ofrece al Padre la víctima inmaculada, y con ella se ofrece cada uno
de los participantes.

Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la pasión salvadora de tu Hijo, de su


admirable resurrección y ascensión al cielo, mientras esperamos su venida gloriosa, te
ofrecemos, en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo.
Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia y reconoce en ella la Víctima por cuya
inmolación quisiste devolvemos tu amistad, para que, fortalecidos con el Cuerpo y la
Sangre de tu Hijo y llenos de su Espíritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un
solo espíritu.
Que Él nos transforme en ofrenda permanente, para que gocemos de tu heredad junto
con tus elegidos: con María, la Virgen Madre de Dios, los apóstoles y los mártires, (san
N.: santo del día o patrono) y todos los santos, por cuya intercesión confiamos obtener
siempre tu ayuda.
Te pedimos, Padre, que esta Víctima de reconciliación traiga la paz y la salvación al
mundo entero. Confirma en la fe y en la caridad a tu Iglesia, peregrina en la tierra: a tu
servidor, el Papa N., a nuestro Obispo N., al orden episcopal, a los presbíteros y
diáconos, y a todo el pueblo redimido por ti.
g) Intercesiones. Con ellas se da a entender que la Eucaristía se celebra en comunión con
toda la Iglesia, celeste y terrena, y que la oblación se hace por ella y por todos sus miembros,
vivos y difuntos.

Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia, en el
domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida
inmortal. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el
mundo.
A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino,
donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria, por Cristo, Señor
nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
Padre eterno, te ofrecemos la Preciosísima Sangre de Jesús, con todas las
Misas celebradas en el mundo en éste día, por las benditas Almas del
Purgatorio. Y Concédeles, Señor, el descanso eterno y brille para ellas la luz
perpetua. Amén.
h) Doxología final. Se expresa la glorificación de Dios y se concluye y confirma con el amen
del pueblo.

Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del
Espíritu Santo, todo Honor y toda Gloria por los siglos de los siglos. Amén
✞ ✞ ✞ Rito de la comunión
Significa "común unión". Al acercarnos a comulgar, además de recibir a Jesús dentro de
nosotros y de abrazarlo con tanto amor y alegría, nos unimos a toda la Iglesia en esa misma
alegría y amor.

a) Introducción al Padrenuestro
Con las palabras de Jesús nuestro Señor oremos al Padre de todos para que su reino venga a
cada persona de la tierra.

• Oremos a nuestro Padre misericordioso nos conceda la gracia de permanecer por toda
la eternidad en Cristo Jesús, imitarle y dar mucho fruto.
• Unidos en el amor de Cristo, por el Espíritu Santo que hemos recibido, dirijámonos al
Padre con la oración que el Señor nos enseñó:
R/ Padre nuestro…
b) Rito de la Paz
Los fieles imploran la paz y la unidad para la iglesia y para toda la familia humana y se expresan
mutuamente la caridad antes de participar de un mismo pan.

Líbranos, Señor.
Líbranos, Señor de todos los males, y concédenos la paz en nuestros días, para que
ayudados por tu misericordia, vivamos libres de pecado y protegidos de toda
perturbación, y aguardando la venida gloriosa de Jesucristo, nuestra esperanza.

R/. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.


Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy", no
tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra,
concédele la paz y la unidad. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. R/.
Amén.
La paz del Señor esté siempre con ustedes. R/. Y con tu espíritu.
Dense fraternalmente la paz.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Danos la paz.
Invitación a la Comunión
Éste es Jesucristo, el Señor, que nos dice: “Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el
viñador, y vosotros los sarmientos".

• Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la
cena del Señor.

R. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una Palabra tuya
bastará para sanarme.
c) El gesto de la fracción del pan: Significa que nosotros, que somos muchos, en la
comunión de un solo pan de vida, que es Cristo, nos hacemos un solo cuerpo (1 Co 10,17)

d) Inmixión o mezcla: el celebrante deja caer una parte del pan consagrado en el cáliz.
Antífona de comunión
Ha resucitado el Señor e ilumina a los que hemos sido redimidos con su sangre. Aleluya.
Alégrate, Virgen Madre, porque Cristo ha resucitado del sepulcro. Aleluya.

✞ ✞ ✞ Oración después de la Comunión

Escucha, Señor, nuestras oraciones para que el santo intercambio de nuestra redención
nos sostenga durante la vida presente y nos dé las alegrías eternas. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Alimentados con los sacramentos pascuales, te pedimos, Señor, que, quienes hemos
celebrado la memoria de la Madre de tu Hijo, manifestemos en nuestra carne mortal la
vida de Jesucristo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Señor Dios nuestro, Padre amoroso: Te damos gracias por colmarnos con la savia de
vida de Jesús -que es nuestra vid verdadera-. Queremos seguir viviendo en unión con Él
y con los hermanos, para que en las incertidumbres de la vida sigamos creyendo,
esperando y construyendo juntos un reino de fraternidad y de amor. Y cuando andemos
un poco a ciegas en la oscuridad -en días de prueba y sufrimiento-, danos la convicción
de que tú estás purificando nuestra fe y de que estás siempre con nosotros: en los
hermanos y en tu Hijo, Jesucristo nuestro Señor.

4 RITO DE CONCLUSION
Consta de saludo, bendición sacerdotal, y de la despedida, con la que se disuelve la asamblea,
para que cada uno vuelva a sus honestos quehaceres alabando y bendiciendo al Señor.

✞ ✞ ✞ Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos
de los siglos. R/ Amén.
¡Cristo, Rey nuestro! R/ ¡Venga tu Reino!

Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Reina del Cielo, alégrate, aleluya, porque el Señor, a quien llevaste en tu seno, aleluya,
ha resucitado, según su palabra, aleluya. Santa María, Madre de Dios, ruega por
nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén

Oracion a San Miguel Arcángel.


San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad
y acechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde
súplica. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, con el poder que Dios te ha conferido,
arroja al infierno a Satanás, y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo
para la perdición de las almas. Amén

✞ ✞ ✞ Bendición

Hermanos: Jesús, el Señor, nos ha dicho hoy: “Vivan y permanezcan en mí, como yo
permanezco en ustedes”. Sí, permanezcamos en su amor y hagamos las tareas de cada
día en unión con Él y sostenidos por su fuerza, y llevémosle a nuestros hermanos por
medio de nuestra mutua preocupación, cuidado y amor.
Y para conseguir este preciado don, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo
y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.
R/ Amén
Podemos ir en paz. R/. Demos gracias a Dios.

✞ ✞ ✞ Abba Padre, gracias te doy por enseñarme a Cristo histórico. Y ahora, por tu gracia
y Espíritu Santo concédeme fortalecer la fe, para caminar con Cristo, por Cristo y en
Cristo, ya no histórico, sino Pan vivo bajado del cielo.
«Tú eres Cristo, el Hijo de Dios Vivo» Mt 16, 16

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