32 Mi 5SP JN 15, 1-8 Yo Soy La Vid Mi Padre El Viñador y Vosotros Los Sarmientos He 15, 1-6
32 Mi 5SP JN 15, 1-8 Yo Soy La Vid Mi Padre El Viñador y Vosotros Los Sarmientos He 15, 1-6
32 Mi 5SP JN 15, 1-8 Yo Soy La Vid Mi Padre El Viñador y Vosotros Los Sarmientos He 15, 1-6
✞ ✞ ✞ Padre, en Tus manos abandono mi vida y todo mi ser, para que me vacíes de todos
los pensamientos, palabras, obras, deseos e imágenes que me separan de Ti.
Calma mi sed y sacia mi hambre, lléname de Ti. Con humildad te entrego mi intención
de consentir tu Presencia y acción en mí, sáname, transfórmame, hazme de nuevo.
Ahora mismo anhelo y te pido a nombre de tu Hijo Jesús que me des al Espíritu Santo;
pues ya dispuesta mi alma, por tu gracia y misericordia; espera la luz que abra mi
mente y mi corazón para escucharte y ahí en mi meditación dejarme encontrar,
sorprender, seducir, tocar, y guiar por Ti.
Dime lo que quieres de mi para hacer Tu voluntad y no la mía. Dame el don de la
contemplación y la gracia para ver, aceptar y perseverar sin apegos, en este camino
hacia la Gloria.
✞ ✞ ✞ Señor Jesús, que tu Espíritu, nos ayude a leer las Sagradas Escrituras en el mismo
modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús.
Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de
Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía
ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los
acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren.
Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús,
podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú
estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo
pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu.
Amén
✞✞✞
Jesús, enséñame a gustar la infinitud del Padre. Háblame, Señor Jesús, acerca del
Padre. Hazme niño para hablarme de él como los padres de la tierra conversan con sus
pequeños; hazme amigo tuyo para hablarme de él como hablabas con Lázaro en la
intimidad de Betania; hazme apóstol de tu palabra para decirme de él lo que
conversabas con Juan; recógeme junto a tu Madre como recogiste junto a ella a los doce
en el Cenáculo..., lleno de esperanza para que el Espíritu que prometiste me hable
todavía de él y me enseñe a hablar de él a mis hermanos con la sencillez de la paloma y
el resplandor de la llama (G. CANOVAI, Suscipe Domine).
“JESÚS: QUIERO TENERTE PARA DAR FRUTOS”
«Jerusalén. En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos».
1 RITOS INICIALES
✞ ✞ ✞ Antífona de entrada Cf. Sal 70, 8. 23
Llena estaba mi boca de tu alabanza para poder cantar. Te aclamarán mis labios, Señor.
Aleluya.
Nos reunimos en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
✞ ✞ ✞ Saludo al altar y pueblo congregado
• Vivir en Ti, Señor, es creer en tu Palabra. ¡Aumenta mi fe! Vivir en Ti es confiar en tus
caminos. ¡Aumenta mi esperanza! Vivir en Ti es amarte con todo el corazón. ¡Aumenta
mi amor! Concédeme vivir en Ti cada día mejor, y jamás permitas que me separe de Ti.
Amén.
• Señor Jesús, te agradezco porque me invitas a ser tu amigo y sales a mi encuentro en
este momento. Te pido que me ayudes a hacer silencio en mi interior para que en esta
oración pueda comprender que sólo en tu Resurrección encontraré la fuerza para
alcanzar la plena felicidad.
✞ ✞ ✞ Acto penitencial
El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, nos llama ahora
a la conversión. Reconozcamos nuestra indignidad, debilidad, y nuestros pecados e
invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
Jesucristo, el justo, intercede y nos reconcilia con el Padre. Abramos, pues, nuestro
espíritu al arrepentimiento. … Un poco de silencio…
• Señor, te pido perdón por haberte dado la espalda, por haberme olvidado de Ti y de
tus palabras, por todas las veces que callé tu voz y opté por hacer solo lo que yo quería.
Sabes que te quiero y me duele haberte fallado. Gracias por tu perdón y por tu inmensa
misericordia. No he hecho nada para merecerlos, pero Tú me amas de manera
incondicional. Gracias Señor por amarme hasta el extremo.
¡Señor, ten piedad! ¡Cristo, ten piedad! ¡Señor, ten piedad!
✞ ✞ ✞ Oración Colecta:
Oh, Dios, que amas la inocencia y la devuelves a quien la ha perdido, atrae hacia ti los
corazones de tus siervos, para que nunca se aparten de la luz de tu verdad los que han
sido liberados de las tinieblas del error. Por nuestro Señor Jesucristo.
Señor Dios nuestro, Padre amoroso: Tú nos has dado a tu Hijo Jesucristo como la
verdadera vid de vida y como nuestra fuente de fortaleza. Ayúdanos a vivir su vida
como sarmientos vivos adheridos a la vid, y a dar fruto abundante de justicia, amor y
paz. Que nuestra unión a Jesús se haga visible en nuestra apertura y generosidad, de
los unos a los otros, y en nuestra unidad como hermanos y hermanas, para que él esté
visiblemente presente entre nosotros, ahora y por los siglos de los siglos.
2 LITURGIA DE LA PALABRA
✞ ✞ ✞ Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 15, 1-6
Meditación
En algunos pasajes vemos lo importante que es la Jerarquía de la Iglesia para que el
Espíritu pueda construirla. En nuestra lectura hemos visto cómo ha surgido una
diferencia en la comunidad: los paganos convertidos ¿se deben circuncidar? ¿Quién ha
de decidir esto? ¿Qué grupo es el que tiene la razón?
Movidos por el Espíritu, deciden no tomar una resolución por su cuenta sino consultada
con la Jerarquía de la Iglesia. Hoy en día, las decisiones difíciles en materia de fe y
costumbres continúan siendo puestas en claro por los obispos, sucesores de los
Apóstoles. La obediencia a la Jerarquía de la Iglesia es la garantía de la unidad. Es
posible que "nuestra opinión" sea contraria, pero ni aun teniendo una revelación privada
podemos ir contra el magisterio de la Iglesia.
Si verdaderamente queremos hacer la voluntad de Dios y no vernos envueltos en las
mentiras del demonio que se viste de luz, debemos confiar en que el poder de discernir
lo dejó el Señor en la Jerarquía Eclesiástica.
Oratio
Gracias, Señor, por el don tu Iglesia, gracias porque sé que tú prometiste estar con ella
hasta la consumación de los tiempos, y estoy convencido de que nunca dejarías caer por
tierra ni una de tus palabras. Dame la capacidad de escucharte también a través de la
instrucción de ella; que verdaderamente encuentre la dirección para los diferentes
aspectos de mi vida y de mis allegados.
Actio
Hoy meditaré en los cinco Mandamientos de la Iglesia y evaluaré qué tanto los conozco y
aplico.
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• En el comienzo del fragmento aparece planteada la cuestión que tanto interesó y turbó
a los primeros discípulos: ¿hace falta la circuncisión para salvarse? Pablo y Bernabé
responden decididamente que no. Pero ¿y si los que dicen lo contrario contaran con el
aval de las columnas de la Iglesia de Jerusalén?
De ahí viene la solución: ir directamente a Jerusalén. Allí, tras un viaje en el que
cuentan sus éxitos apostólicos, suscitando una «gran alegría a todos los hermanos»,
fueron recibidos por «la iglesia, los apóstoles y demás responsables» y encuentran la
misma oposición que hallaron en Antioquía por parte de los fariseos convertidos.
Su tesis es la típica de los judaizantes, contra los que Pablo tendrá que luchar durante
mucho tiempo (cf. sobre todo Gal 5,6-12). Para éstos, la ley de Moisés tenía una validez
perenne y, por consiguiente, también tenía que ser impuesta a los convertidos del
paganismo. La cuestión es seria: de ahí que se convoque una reunión a la que asisten
los apóstoles y los demás responsables.
Según una variante occidental del texto original, asistieron también «el conjunto de los
hermanos ». Son las premisas del celebérrimo «Concilio de Jerusalén», la primera
reunión oficial de la Iglesia para resolver una cuestión grave, de la que podía depender
la difusión de la Palabra entre el mundo pagano. Sobre esta reunión se han derramado
ríos de tinta (en parte por la dificultad de armonizar los datos de Lucas con los de
Pablo). Con todo, la importancia de la reunión es indudable y sus resultados serán
altamente positivos.
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La vid. Hechos 15,1-6. La puerta de la fe ha sido abierta a los gentiles, pero ya hay
quienes quieren cerrarla. El Espíritu abre a la Iglesia horizontes ilimitados, pero
«algunos» venidos de Judea quieren aislarla en su ghetto judío.
La crisis es grave, porque, además de los problemas provocados por la simbiosis de los
cristianos, circuncisos o no, hay un problema fundamental que se le plantea a la Iglesia.
Y el problema es éste: ¿cuál es la fuente de la salvación, el hombre o Dios? Dicho de
otro modo, ¿se salva el hombre por la práctica religiosa, por la obediencia a una ley en
la que la circuncisión es como el preludio y el símbolo? En una palabra, ¿se salva el
hombre por sus propias fuerzas o la fuente de la salvación se encuentra en Dios? ¿Es la
salvación el resultado de una negociación o de la gratuidad divina? ¿Para qué sirve la fe
si está subordinada a la circuncisión? ¿Es la cruz de Cristo ' un desdichado incidente, o
bien es la puerta de la vida? Fue en Jerusalén donde se reunieron los apóstoles y los
ancianos para discutir el asunto de la entrada de los gentiles en la Iglesia.
El salmo 121, canto de peregrinación, expresa perfectamente esa preocupación por la
comunión de todas las Iglesias con la Iglesia-madre.
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✞ ✞ ✞ Salmo
Sal 121,1-2.4-5
R/. Vamos alegres a la casa del Señor.
¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»! Ya están pisando
nuestros pies tus umbrales, Jerusalén.
R/. Vamos alegres a la casa del Señor.
Jerusalén está fundada como ciudad bien compacta. Allá suben las tribus, las tribus del
Señor.
R/. Vamos alegres a la casa del Señor.
Según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor; en ella están los
tribunales de justicia, en el palacio de David.
R/. Vamos alegres a la casa del Señor.
✞ ✞ ✞ Aleluya
✞ ✞ ✞ “Padre, dame tu bendición”: “El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que anuncies
dignamente su Evangelio en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”
Oración inicial
¡Oh Dios!, que amas la inocencia y la devuelves a quienes la han perdido; atrae hacia ti
el corazón de tus fieles, para que siempre vivan a la luz de tu verdad los que han sido
librados de las tinieblas del error. Por nuestro Señor.
Del Evangelio según Juan 15,1-8
Reflexión
• Los capítulos del 15 al 17 del Evangelio de Juan nos presentan varias enseñanzas de
Jesús, que el evangelista ha unido y colocado aquí en el contexto amistoso y fraterno del
último encuentro de Jesús con sus discípulos:
Jn 15,1-17: Reflexiones en torno a la parábola de la vid
Jn 15,18 a 16,4a: Consejos sobre la manera de comportarse cuando se nos persigue
Jn 16,4b-15: Promesa sobre la venida del Espíritu Santo
Jn 16,16-33: Reflexiones sobre la despedida y el retorno de Jesús
Jn 17,1-26: El Testamento de Jesús en forma de oración
• Los Evangelios de hoy y de mañana presentan una parte de la reflexión de Jesús
sobre la parábola de la vid. Para entender bien todo el alcance de esta parábola, es
importante estudiar bien las palabras que Jesús usó. Y es igualmente importante
observar de cerca una vid o una planta para ver cómo crece y cómo se enlazan tronco y
ramos, y cómo el fruto nace del tronco y de los ramos.
• Juan 15,1-2: Jesús presenta la comparación de la vid. En el Antiguo Testamento,
la imagen de la vid indicaba el pueblo de Israel (Is 5,1-2). El pueblo era como una vid
que Dios plantó con mucho cariño en las costas de los montes de Palestina (Sal 80,9-
12). Pero la vid no correspondió a lo que Dios esperaba. En vez de unos racimos de uva
buena dio un fruto amargo que no servía para nada (Is 5,3-4). Jesús es la nueva vid, la
vid verdadera. En una única frase Él nos da toda la comparación. Él dice: “Yo soy la vid
verdadera, y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y
todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto". La poda es dura, pero es
necesaria. Purifica la vid, para que crezca y produzca más frutos.
• Juan 15,3-6: Jesús explica y aplica la parábola. Los discípulos ya son puros. Ya
fueron podados por la palabra que escucharon de Jesús. Hasta hoy, Dios hace la poda en
nosotros por medio de su Palabra que nos llega por medio de la Biblia y de muchos otros
medios. Jesús alarga la parábola y dice: "¡Yo soy la vid y vosotros los sarmientos!" No
se trata de dos cosas distintas: de un lado la vid, de otro, los ramos. ¡No! No hay una
vid sin ramos. Nosotros somos parte de Jesús. Jesús es el todo. Para que un ramo pueda
producir frutos, debe estar unido a la vid. Sólo así consigue recibir la savia. "¡Sin mí, no
podéis hacer nada!” Ramo que no produce fruto es cortado. Se seca y se le recoge para
quemarlo. No sirve para nada ya, ni siquiera ¡para hacer leña!
• Juan 15,7-8: Permanecer en el amor. Nuestro modelo es aquello que Jesús mismo
vive en su relación con el Padre. Él dice: "Como el Padre me amó, yo también os he
amado. ¡Permaneced en mi Amor!" Insiste en decir que debemos permanecer en él y
que sus palabras deben permanecer en nosotros. Y llega a decir: "¡Si permanecéis en
mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis!"
Pues lo que el padre más quiere es que nos volvamos discípulos y discípulas de Jesús y
así demos mucho fruto.
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• Debo caer en la cuenta de que el cristianismo no es sólo un mensaje, sino una vida.
No afecta sólo a la mente, sino que nos hace dar un salto cualitativo en el orden del ser.
No es sólo algo iluminador, sino transformador. Es la vida divina derramada en mí por
Cristo, que vivifica mi existencia gracias a mi comunión con él. ¿Quién puede darme la
vida divina, la participación en la vida inmortal, una vida más allá de toda imaginación,
sino Dios mismo? No puedo subir al cielo, sólo puedo recibir lo que del cielo me viene
dado. Y lo recibo estando en comunión con Cristo, la vid, y con los hermanos, los otros
sarmientos. El Padre da la vida al Hijo y el Hijo la transmite a los que están unidos a él:
ésa es la realidad que lo transforma todo.
¿Pienso alguna vez en la unicidad de la «vida divina»? Esta expresión puede parecemos
a veces vaga, dado que no es verificable con instrumentos humanos, pero es decisiva,
porque es la razón de mi «ser hijo» de Dios, de mi vida definitiva con él, una vida que
será vida de «familia» con la inaccesible y gloriosa Trinidad, puesto que ahora soy
«consanguíneo» suyo. El punto de soldadura insustituible entre lo divino y lo humano
sigue siendo Jesús y la comunión con él. Jesús es insustituible para mi vida de hijo de
Dios; él me convierte en un sarmiento sano con su palabra, él me hace llegar la linfa
vital de la inmortalidad, una linfa que viene de la eternidad y sumerge en la eternidad.
¡Suprema belleza la de la fe! ¡Grandioso panorama el de una vida divinizada!
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Juan 15,1-8. «Sacaste una vid de Egipto, le preparaste el terreno y echó raíces hasta
llenar el país... ¿Por qué has abierto brecha en su cerca: para que la vendimien los
viandantes...?» (Salmo 79).
La vid es Israel; es la cepa elegida que Yahvé ha cuidado solícitamente. Pero la cerca ha
sido derribada y la viña ha sido devastada. ¿Va Dios a quedarse quieto? «Ven a
inspeccionar tu viña... Que tu amo proteja al que está a tu diestra, al hombre a quien
diste poder» (id.). La «verdadera» vid es Jesús. De la misma manera que es el pan de
vida, es también el vino del Reino, el «producto de la vid». Los discípulos son los
sarmientos y participan de la vida de Cristo, como las ramas participan de la vida de la
cepa a la que están unidas. Hay que permanecer en él como la raíz se une a la tierra. En
efecto, hijo eterno del Padre, sólo Jesucristo puede conferir un valor de eternidad a las
empresas humanas.
• ¡Qué hermosura, una buena vid, con sus hojas rebosantes de savia y sus uvas a
reventar de soleado jugo! Los racimos prometen una cosecha que casi puede saborearse
de antemano... Un viñedo fértil lleva con orgullo el nombre de su propietario. Así, por
ejemplo, Israel es «la viña del Señor». «Mi amigo tenía una viña en un fértil collado. Aró
la tierra, la limpió de piedras y plantó una cepa exquisita». Así habían descrito los
profetas las relaciones entre Dios y su pueblo. La parábola evocaba la ternura y la
solicitud del Señor para con los suyos.
«Yo soy la vid, y mi Padre es el viñador...». He ahí la cepa elegida por el viñador:
Jesús, el Hijo amado. Él es la cepa plantada por Dios y, al mismo tiempo, el fruto
incomparable, el Vino nuevo. Y he aquí el nuevo árbol de vida: el pueblo que nace de
Jesús y es una sola cosa con él. Misterio de la savia, cuyo discreto flujo interior ha unido
la cepa a los sarmientos hasta hacerles dar fruto. «El que permanece en mí, y yo en él,
ése dará mucho fruto».
Inmensa viña, el campo en el que los hombres luchan, se fatigan y dan su vida, sin
saber que el fruto que dan proviene de una savia escondida que silencia su nombre. La
cepa se ha convertido en el alimento de los que tienen hambre de justicia, en el recurso
sutil de los pobres, en la serenidad inquebrantable de los mansos, en la grandeza de
alma de los misericordiosos, en la fuerza de los torturados, en la fidelidad de los artífices
de la paz. «El que permanece en mí..., ése da mucho fruto». La viña de los hombres es
en lo sucesivo, y para siempre, la viña de Dios. ¡Dichosos los que saben humildemente
que ellos mismos son los sarmientos de la cepa que es Jesús, y cuyo viñador es el
Padre! ¡Dichosos los que, con paciencia y tenacidad, desbrozan la tierra de los hombres
para que dé su más preciado fruto, porque ellos son la vendimia de la viña de Dios!
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El amor empieza, por parte del hombre, con la atencion, con una intensa espera dirigida
a Dios, y, ademas, suscitada ya por el. Comienza por darse cuenta de que el nos ha
amado primero, desde siempre, y no porque lo merezcamos.
Descubrirse amado significa, al mismo tiempo, reconocerse pecador perdonado. Este
perdon no ha tenido para Dios -el Omnipotente- un precio irrisorio, sino que se ha
manifestado en el rostro de dolor y de gloria de Cristo. Y el nos invita a permanecer en
su amor –el Inas grande, porque es la vida entregada- para poder gustar la comunion
con el Padre.
Se nos pide una vez mas que estemos «atentos»: activa y constantemente atentos a no
dejar prevalecer la naturaleza egoista en nuestro sentir, pensar, hablar, obrar, viviendo
en la tensión alegre de poner en el principio de todo el mandamiento divino. A nadie en
concreto le resulta fácil... Sin embargo, para esto nos ha sido dado el Espíritu. Se nos
propone una nueva atención de amor: intentar intuir en cada circunstancia los caminos
que el Espíritu nos va abriendo delante para que pueda desplegarse el amor y llegar a
cada persona. También a Pedro le costó despojarse de sus inveteradas convicciones para
abrazar el designio de Dios: permaneciendo atento al Espíritu y a los hermanos, indicó a
la Iglesia naciente un nuevo itinerario de amor, dejándonos a todos nosotros un rastro
de luz.
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Vivir en Cristo. ¿Qué sería un cristiano sin Cristo? ¿Qué sería una rama sin árbol? Éste
es el mensaje del Evangelio hoy. Así de radical. Así de sencillo. Así de claro. Sólo quien
está injertado en la vid recibe la vida; sólo quien está unido a Dios sacia su sed directo
de la fuente.
Los frutos en las ramas, las ramas en el tronco. Así se transmite la vida dentro de una
planta. La savia va empapando cada fibra; lo llena todo de nutrientes y lo anima con su
energía. Así también se transmite la vida cristiana. Los frutos de santidad provienen de
la gracia que corre en nosotros. Más aún; la auténtica vida se encuentra sólo en Dios; lo
demás está vacío, no tiene sentido, ha muerto antes de nacer. «Sin mí no podéis hacer
nada». Sólo vive realmente el que vive en Cristo.
¿Cómo mantenernos unidos a Cristo? ¿De dónde proviene la savia que nos nutre? La
tenemos ahí, en los sacramentos. En la confesión, que nos sana del pecado. En la
Eucaristía, que nos da la fuerza para dar frutos. Tenemos la vida eterna al alcance de la
mano, y sólo tenemos que permanecer en el amor de Cristo, y así brotarán los frutos de
una vida plenamente dichosa.
• Hacer frente a estas tentaciones [caminar sin rumbo y sin meta] no es fácil, pero es
posible si estamos injertados en Jesús. Cuanto más enraizados estemos en Cristo, más
vivos y fecundos seremos. Así se conservará la maravilla, la pasión del primer
encuentro, la atracción y la gratitud en su vida con Dios y en su misión. La calidad de
nuestra consagración depende de cómo sea nuestra vida espiritual. (Cf Discurso de S.S.
Francisco, 29 de abril de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con
Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees
que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy haré una visita al Santísimo Sacramento, agradeciendo por el don de la Eucaristía.
www.BibliaStraubinger
Queridos amigos.
Comenzamos la lectura del capítulo 15 del Evangelio de Juan. Nos acompañará hasta el
lunes próximo. En este capítulo hay una palabra importante: “permanecer”. Hoy el
evangelista pone de relieve uno de los sentidos que da a este verbo: estar unido a Jesús
como los sarmientos a la vid.
PERMANECER: es unión y comunión profunda, real e indestructible entre Jesús y los que
creemos en Él. Jesús es la vid, la fuente de la vida que corre por los sarmientos –los
cristianos-. Así como el sarmiento vive de y por la vid, también los cristianos vivimos de
y por Jesús. El cristianismo no es solo un mensaje, sino una vida; no es solo luz que
ilumina, sino energía que transforma. Es la vida de Cristo derramada en nosotros que
vivifica nuestra existencia gracias a nuestra comunión con Él. Con Jesús yo estoy vivo,
sin Él estoy muerto; con Jesús somos todo y lo podemos todo; sin Jesús no somos nada
ni podemos nada. El sarmiento unido a la vida “da mucho fruto”, separado de la vid, se
seca, es estéril, porque la savia le viene de la cepa no de sí mismo.
PERMANECER: es unión y comunión con los demás sarmientos –los cristianos-. La cepa
generalmente no es un solo sarmiento, sino varios, y la misma savia de la cepa nutre a
todos los sarmientos y los mantiene unidos a la cepa y entre ellos. Los sarmientos
unidos expresan la vitalidad de la cepa. Jesús es la vid, los cristianos los sarmientos. La
vida de Jesús corre la misma por todos los cristianos y los une a todos. Es la vida de
Jesús la que crea la comunión entre todos los cristianos. Comunión que es unión de
corazones no estar juntos simplemente; comunión de sentimientos, no solo de palabras
y ritos. Comunión que es amistad –“ya no os llamo siervos, sino amigos”-. Los amigos
buscan el bien de los amigos, es decir la fraternidad, la justicia, la igual en derechos y
deberes, el equilibrio entre el reparto de los bienes, el cuidado de la casa común…
El viñador –el Padre- es el que realiza todos los cuidados de la viña: riega, corta los
sarmientos infecundos, poda los fecundos para que den más fruto. El Padre “purifica” la
cepa para que cada vez sea más su cepa. Purificación que se realiza en cada uno de
nosotros cuando acogemos de corazón la Palabra de Jesús y la dejamos trabajar en
nosotros para que poco a poco nos cambie interiormente y podamos decir como San
Pablo: “vivo yo, mas no yo, es Cristo quien vive en mí”. Una purificación que dura toda
la vida y que tiene diferentes etapas y formas de realizarse.
http://www.aqplink.com/roguemos
Comenario. La viña, como pueblo de Dios, es una de las imágenes que ya se utilizaba
en el Antiguo Testamento. Israel, ha sido la viña escogida por Dios. Ahora Jesús utiliza
esa misma figura para mostrar que somos la continuación del primer pueblo escogido.
Esta vez, Jesús, es parte de la Viña, nosotros los sarmientos que permanecemos unidos
a Él para recibir la vida y dar los frutos.
1. Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador.
Jesús dijo a sus discípulos: Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. Esta
expresión de Jesús, es una alegoría dentro de un fragmento evangélico de tendencia a
ser parábola. Jesús se presenta como la verdadera vid. Es vid verdadera en cuanto se
trasladan a él, en el orden espiritual, las propiedades de la vid. Al Padre se lo representa
como el que trabaja esta viña: el viñador. Lo que aquí se quiere expresar es que Jesús,
Dios-hombre, influye directamente, por la gracia, en los sarmientos. El Padre, en
cambio, es el que tiene el gobierno y providencia exterior de la viña.
2. Permanezcan en mí, como Yo permanezco en ustedes
El tema central es la necesidad de estar unidos a Jesús; “Permanezcan en mí, como Yo
permanezco en ustedes”. Pero hay dos modos de estar unidos a Jesús. Se habla de los
fieles en general, tal como está redactado, aunque aquí apunta, originariamente a los
apóstoles porque dice: “La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto
abundante, y así sean mis discípulos”.
Un modo es por la fe, bautismo, pero sin obras. “Él corta todos mis sarmientos que no
dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía”. Al que así se comporta, el
Padre lo cortará de la Vid-Jesús. El Padre, que ejerce el gobierno y providencia exterior,
consumará la separación que, culpablemente, tenga ese sarmiento. Es efecto de la fe sin
obras, que es fe muerta (Sant 2:17). La fe que no opera por la caridad (Gal 5:6). Así se
anuncia el peligro trascendental en que están estos sarmientos. Dice el Señor: “Él corta
todos mis sarmientos que no dan fruto”, Y nos preguntamos, ¿Cuándo serán separados
de Jesús? El relato no lo dice. Suponemos entonces en la muerte y/o por la pérdida de la
fe.
3. El que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca
Dice Jesús: “Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se
seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde”. Cuando dice de los sarmientos
cortados y echados al fuego, posiblemente se refiera especialmente al juicio final, como
se ve en los sinópticos (Mt 13:40.42; 25.41). También se hace ver la libertad del
hombre y la culpabilidad de su no cooperación a la gracia, “El que permanece en mí, y
yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer”. La forma
sapiencial en que es anunciado y el hablarse según la naturaleza de las cosas, no
considera el caso en que el sarmiento desprendido pueda ser nuevamente injertado; lo
que sería aquí el arrepentimiento y penitencia.
4. Al que da fruto, lo poda para que dé más todavía
Pero hay otra forma de estar unido a Jesús: por la fe, el bautismo y la fructificación en
obras. Al que así está, el Padre lo poda para que dé más todavía. Cuando en las vides
los sarmientos son excesivos, hay que podarlos para que la demasiada proliferación no
reste vigor a la savia. A su semejanza se hará con el fiel sarmiento que poda, se le
quitarán los obstáculos que le impiden a la savia de la gracia fructificar y expansionarse.
Pero aquí esta comparación es parabólica, pues la savia de la gracia no se agota en
Jesús ni la proliferación de los cristianos es obstáculo al vigor de la savia. Se enseña
aquí entonces la gran doctrina de las purificaciones, en general, será el negarse a sí
mismo o todo lo que es apego egoísta e impedimento a la fructificación de la gracia. Esta
enseñanza de Jesús es el mejor comentario al libro de Job: por qué sufre el justo.
5. Ustedes ya están limpios por la palabra que Yo les anuncié
La doctrina general — sapiencial — encuentra en al decir; “Ustedes ya están limpios", es
una aplicación directa a los apóstoles. La obra de purificación a que aludió evoca la
limpieza en que ellos estaban a la hora del lavatorio de los pies (Jn 13:10). Tienen
fundamentalmente esa pureza a causa de la palabra que Yo les anuncié, la palabra que
les he hablado, es decir, el Evangelio: toda la enseñanza que Jesús les hizo, ya que sus
palabras son espíritu y vida.
6. Permanezcan en mí, como Yo permanezco en ustedes
Estando ya unidos a la Vid, sólo necesitan, pues, tener toda esa vitalidad, permanecer
en ella y en Él. Es permanencia mutua: Él en ellos y ellos en Él.
Este verbo, permanecer, es un término muy propio de san Juan. Lo usa 40 veces en su
evangelio y 23 en su primera epístola. Y formula aquí con él la íntima, permanente y
vital unión de los fieles con Jesús. Es la palabra que usa para expresar el efecto
eucarístico de unión: “El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo
en él.” (Juan (SBJ) 6, 56-57). La expresión puede tener un sentido reglado o
condicional: permanece o permanecer para. Fundamentalmente el sentido no cambia. Lo
esencial es estar unidos a Jesús, así es como dice, “porque separados de mí, nada
pueden hacer”, siendo esta es la sentencia fundamental de todo el fragmento.
Este es uno de los textos donde se enseña la absoluta necesidad de la dependencia
sobrenatural de Jesús. “El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto”. El
pensamiento progresa. No solamente sin la unión a Jesús no se puede nada — aspecto
negativo —, sino que, permaneciendo en El — aspecto positivo —, se da mucho fruto. La
acción de la savia-gracia tiende a expansionarse. Cuando el cristiano responde a las
mociones de la misma, da fruto y el Padre le poda para que se expansione más la
gracia, dé mucho fruto.
7. Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes.
Dice Jesús: “Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan
lo que quieran y lo obtendrán”, en esta promesa, Jesús nos da la clave para permanecer
unidos a Él, esta unión es con el recurso de la oración. La formulación que hace es
universal. Se nos dará cualquier cosa que pidamos, si le pedimos algo conforme a su
voluntad, Él nos oye. Pues es oración que se hace permaneciendo unidos a Jesús, y,
movidos por su savia, nada se pediría que no convenga; “Y todo lo que pidáis en mi
nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. (Juan (SBJ) 14,13).
8. La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante.
Y no destaca Jesús: “La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto
abundante”, Es decir, en esto será glorificado mi Padre: en que ustedes den fruto. La
misión de Jesús es glorificar al Padre. La glorificación, pues, del Padre está justamente
en esto, que demos muchos frutos. Es la valoración a la santidad, sea general, sea, en
concreto, a la del apostolado. Por eso dice: “y así sean mis discípulos”
El fruto que Dios espera de nosotros, es la santidad de una vida fiel a los mandamientos,
especialmente en el amor. Nosotros, principalmente por el bautismo, estamos injertados
a Jesús, somos sus sarmientos, de El tomamos la savia, que es la vida divina, la gracia
santificante. Pero tal como crece el sarmiento, ese crecimiento lo debemos hacer en
Jesús, por medio de la santidad. Crecer en Jesús, es permanecer en El, es tener vida
íntima con El, cobrando conciencia de que Él Vive en nosotros y nosotros en El.
Permanecer y estar unidos a Jesús, es pesar y amar con El, hacer una vida agradable a
Dios. El discípulo de Jesús, cuando es verdadero, Glorifica al Padre.
3 Para la reflexión personal
– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)
1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?
5.- ¿Cuáles son las podas o momentos difíciles que he pasado en mi vida y que me
ayudarán a crecer? ¿Cuáles son las podas o momentos difíciles que pasamos en nuestra
comunidad y nos ayudaron a crecer?
6.- Lo que mantiene viva una planta, capaz de dar frutos, es la savia que la atraviesa.
¿Cuál es la savia que está presente en nuestra comunidad y la mantiene viva, capaz de
dar frutos?
4 Oración. ¿Qué le decimos a Dios? La palabra se convierte en Oración.
1 Dios y Padre nuestro: la tierra ha dado su más preciado fruto: Jesús, tu Hijo. En él
vivimos ya de tu vida: él permanece en nosotros, y nosotros somos tu propiedad. Que tu
Espíritu nos pode, y tu vendimia será abundante cuando llegue el otoño de) mundo.
• Bendito seas, Dios nuestro, por esta copa y por la vida entregada por la multitud.
Embriáganos con tu gracia, pues el vino de los tiempos nuevos es la sangre de tu
Amado, que canta ya la alegría y la vida eterna. www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux
2 Oh Jesús, ¡cuán grande y decisivo eres! Contigo estoy vivo, sin ti estoy muerto.
Contigo me arrolla el río inmortal de la vida divina y me lleva hacia el océano divino,
ilimitado y sin ocaso. Contigo lo soy todo, sin ti no soy nada.
Te doy gracias, Señor, lleno de admiración, por haber venido a unirme con la eternidad;
más aún, con el Padre, fuente de la vida perenne. Átame a ti, para que no sea yo un
sarmiento cortado, un sarmiento sin fruto. Mantén viva en mí la conciencia de la
necesidad de mi comunión contigo. Por eso te presento toda la necesidad que tengo de
la Palabra que me une a ti, de la eucaristía que me alimenta de ti, del mandamiento
nuevo que me une con mis hermanos y produce el fruto precioso de la fraternidad, del
testimonio de tu nombre, que llena de racimos maduros mi sarmiento.
Pódame, Señor, con tu Palabra y sostén mi compromiso de dar frutos duraderos en los
campos de la fraternidad, de la veneración y del amor a tu santo nombre, nombre de
vid, nombre de vida, nombre de frutos que maduran para la eternidad.
www.santaclaradeestella.es
3 ¡Cantad a Yahvé un nuevo canto, canta a Yahvé, tierra entera, cantad a Yahvé,
bendecid su nombre! (Sal 96,1-2) www.ocarm.org
4 ¡Oh Padre viñador! Por tu gracia y bendición, enseñanos a producir fruto de calidad y
en abundancia, y con la luz del Espiritu Santo iluminanos para que demos más y más.
Que seamos constantes y en el Nombre de Cristo Jesús «permanecer» en tu palabra
escuchada de boca de nuestro Salvador. No permitas Señor apartarme de ti, hazme
fuerte, hazme una rama y sarmiento lleno de virtudes, de servicio, de oracion fiel a «Yo
soy la Vid» porque sin el No podre vivir, o sí; pero vivir en la oscuridad. Que Yo
produzca mucho Señor; para Gloria del Padre, del Hijo y del Espiritu Santo. Amen.
www.dario.res
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www.fundacionpane.org
🙋 Siguiendo este texto, ¿Cuáles son las palabras o frases o actitudes que atraen tu
atención, tu interés?
Señor realmente deseo permanecer en ti, quiero escuchar tus palabras, tus mensajes y
dejar que entren en mi corazón, en mi cuerpo, en mi mente, en mi alma y en mi
espíritu, que verdaderamente se note que permanezco en ti con mis acciones, con mis
actitudes, dando mi mejor esfuerzo y voluntad para lograr que mucha gente también
permanezcan en ti, quiero glorificarte porque tu amor es único.
🙋 Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es la palabra o frase o párrafo o actitud que
te ayuda a recordar este texto?
Hagamos las acciones y actitudes adecuadas para poder pedir lo que queramos y
obtenerlo.
Escuchemos al Señor y pongamos en acción sus Palabras y el reconocerá nuestro
esfuerzo.
Glorifiquemos, reconozcamos al Señor comprometiéndonos a dar frutos para su Reino.
✞ ✞ ✞ Profesión de Fe
Solo los Domingos y Solemnidades.
3 LITURGIA EUCARISTICA
Sacerdote: Orad hermanos para que este sacrificio, mío y vuestro, sea
agradable a Dios, Padre todopoderoso.
Todos: El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria
de su Nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia. (→ Este es el
Compendio de la Misa)
*** Se llevan al altar los dones; el pan y el vino. *** Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro
espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios
nuestro. *** Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado.
a) Acción de gracias
El Señor esté con vosotros. R/ Y con tu espíritu. Levantemos el corazón R/ Lo tenemos
levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/ Es justo y necesario.
Prefacio Pascual V. Cristo, Sacerdote y Víctima
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor;
pero más que nunca exaltarte en este tiempo glorioso en que Cristo, nuestra Pascua, ha
sido inmolado.
Porque él, con la inmolación de su cuerpo en la cruz, dio pleno cumplimiento a lo que
anunciaban los antiguos sacrificios y, ofreciéndose a sí mismo por nuestra salvación, se
manifestó, a la vez, como sacerdote, altar y víctima.
• Gracias Jesús porque me invitas a vivir siempre unido a Ti y porque me haces
entender que sin Ti no puedo hacer nada. Contigo puedo caminar en la fe y alcanzar la
santidad. Ayúdame a permanecer siempre unido a tu Corazón, y así dar abundantes
frutos que den gloria al Padre. Amén.
Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y
también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan el himno de tu gloria
diciendo sin cesar:
b) Santo: con esta aclamación toda la asamblea, uniéndose a las jerarquías celestiales, canta
o recita las alabanzas a Dios.
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu
gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el
cielo.
c) Epíclesis Se implora el poder divino para que los dones se conviertan en el Cuerpo y la
Sangre de Cristo, y para que la víctima inmaculada que se va a recibir en la comunión sea para
salvación de quienes la reciban.
Santo eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus criaturas, ya que por
Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas
todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin
mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso. Por eso, Padre, te suplicamos que
santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti, de manera
que se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que
nos mandó celebrar estos misterios.
d) Narración de la institución y consagración. Con las palabras y gestos de Cristo, se
realiza el sacrificio que él mismo instituyó en la última cena. Momento más solemne de la Misa;
es la transubstanciación: pan y vino desaparecen al convertirse en el Cuerpo, Sangre, Alma y
Divinidad de Cristo. Dios se hace presente ante nosotros con todo su amor. ¡Bendito Jesus en el
Santísimo sacramento del Altar!
Porque Él mismo, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y dando gracias te
bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Tomen y coman todos de él,
porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes".
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dando gracias te bendijo, y lo pasó a
sus discípulos, diciendo: "Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi
Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por
muchos para el perdón de los pecados. Hagan esto en conmemoración mía".
e) Anámnesis. La Iglesia, al cumplir este encargo que, a través de los Apóstoles, recibió de
Cristo Señor, realiza el memorial del mismo Cristo, su Reactualización, recordando
principalmente su bienaventurada pasión, su gloriosa resurrección y la ascensión al cielo.
Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia, en el
domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida
inmortal. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el
mundo.
A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino,
donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria, por Cristo, Señor
nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
Padre eterno, te ofrecemos la Preciosísima Sangre de Jesús, con todas las
Misas celebradas en el mundo en éste día, por las benditas Almas del
Purgatorio. Y Concédeles, Señor, el descanso eterno y brille para ellas la luz
perpetua. Amén.
h) Doxología final. Se expresa la glorificación de Dios y se concluye y confirma con el amen
del pueblo.
Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del
Espíritu Santo, todo Honor y toda Gloria por los siglos de los siglos. Amén
✞ ✞ ✞ Rito de la comunión
Significa "común unión". Al acercarnos a comulgar, además de recibir a Jesús dentro de
nosotros y de abrazarlo con tanto amor y alegría, nos unimos a toda la Iglesia en esa misma
alegría y amor.
a) Introducción al Padrenuestro
Con las palabras de Jesús nuestro Señor oremos al Padre de todos para que su reino venga a
cada persona de la tierra.
• Oremos a nuestro Padre misericordioso nos conceda la gracia de permanecer por toda
la eternidad en Cristo Jesús, imitarle y dar mucho fruto.
• Unidos en el amor de Cristo, por el Espíritu Santo que hemos recibido, dirijámonos al
Padre con la oración que el Señor nos enseñó:
R/ Padre nuestro…
b) Rito de la Paz
Los fieles imploran la paz y la unidad para la iglesia y para toda la familia humana y se expresan
mutuamente la caridad antes de participar de un mismo pan.
Líbranos, Señor.
Líbranos, Señor de todos los males, y concédenos la paz en nuestros días, para que
ayudados por tu misericordia, vivamos libres de pecado y protegidos de toda
perturbación, y aguardando la venida gloriosa de Jesucristo, nuestra esperanza.
• Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la
cena del Señor.
R. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una Palabra tuya
bastará para sanarme.
c) El gesto de la fracción del pan: Significa que nosotros, que somos muchos, en la
comunión de un solo pan de vida, que es Cristo, nos hacemos un solo cuerpo (1 Co 10,17)
d) Inmixión o mezcla: el celebrante deja caer una parte del pan consagrado en el cáliz.
Antífona de comunión
Ha resucitado el Señor e ilumina a los que hemos sido redimidos con su sangre. Aleluya.
Alégrate, Virgen Madre, porque Cristo ha resucitado del sepulcro. Aleluya.
Escucha, Señor, nuestras oraciones para que el santo intercambio de nuestra redención
nos sostenga durante la vida presente y nos dé las alegrías eternas. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Alimentados con los sacramentos pascuales, te pedimos, Señor, que, quienes hemos
celebrado la memoria de la Madre de tu Hijo, manifestemos en nuestra carne mortal la
vida de Jesucristo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Señor Dios nuestro, Padre amoroso: Te damos gracias por colmarnos con la savia de
vida de Jesús -que es nuestra vid verdadera-. Queremos seguir viviendo en unión con Él
y con los hermanos, para que en las incertidumbres de la vida sigamos creyendo,
esperando y construyendo juntos un reino de fraternidad y de amor. Y cuando andemos
un poco a ciegas en la oscuridad -en días de prueba y sufrimiento-, danos la convicción
de que tú estás purificando nuestra fe y de que estás siempre con nosotros: en los
hermanos y en tu Hijo, Jesucristo nuestro Señor.
4 RITO DE CONCLUSION
Consta de saludo, bendición sacerdotal, y de la despedida, con la que se disuelve la asamblea,
para que cada uno vuelva a sus honestos quehaceres alabando y bendiciendo al Señor.
✞ ✞ ✞ Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos
de los siglos. R/ Amén.
¡Cristo, Rey nuestro! R/ ¡Venga tu Reino!
Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Reina del Cielo, alégrate, aleluya, porque el Señor, a quien llevaste en tu seno, aleluya,
ha resucitado, según su palabra, aleluya. Santa María, Madre de Dios, ruega por
nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén
✞ ✞ ✞ Bendición
Hermanos: Jesús, el Señor, nos ha dicho hoy: “Vivan y permanezcan en mí, como yo
permanezco en ustedes”. Sí, permanezcamos en su amor y hagamos las tareas de cada
día en unión con Él y sostenidos por su fuerza, y llevémosle a nuestros hermanos por
medio de nuestra mutua preocupación, cuidado y amor.
Y para conseguir este preciado don, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo
y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.
R/ Amén
Podemos ir en paz. R/. Demos gracias a Dios.
✞ ✞ ✞ Abba Padre, gracias te doy por enseñarme a Cristo histórico. Y ahora, por tu gracia
y Espíritu Santo concédeme fortalecer la fe, para caminar con Cristo, por Cristo y en
Cristo, ya no histórico, sino Pan vivo bajado del cielo.
«Tú eres Cristo, el Hijo de Dios Vivo» Mt 16, 16