Folklore, Cultura Popular y Patrimonio (Prat)
Folklore, Cultura Popular y Patrimonio (Prat)
Folklore, Cultura Popular y Patrimonio (Prat)
3, JUNY, 99
FOLKLORE, CULTURA POPULAR Y PATRIMONIO
NÚM. 3, JUNY, 99
JOAN PRAT
UNIVERSITAT ROVIRA I VIRGILI
A B S T R A C T
zar los sistemas simbólicos que apun- este contexto anómalo dentro de la
talaran aquélla, dirigían su mirada ha- Antropología clásica -el del investigador
cia el Folklore (entendido tanto a nivel volcado hacia el estudio de su propia
de discurso como de contenido) que sociedad- cuando se produjo el descu-
desde siempre o por lo menos desde la brimiento tardío y espectacular de la
segunda mitad del siglo XIX, cuando se existencia de unas sólidas tradiciones
gestó, ha sido un almacén privilegiado folklóricas que se habían desarrollado
de signos y símbolos de la identidad de desde la segunda mitad del siglo XIX en
los distintos pueblos. nuestras respectivas comunidades auto-
Pero, paralelamente a este proceso nómicas, pero de las que nadie -por lo
podríamos decir que político, también menos en Catalunya- nos había habla-
los diversos núcleos de antropólogos do en las aulas.
descubríamos la importancia de las di- Estas tradiciones tenían, además,
versas tradiciones folklóricas en el Esta- algunas ventajas suplementarias:
do español. Según mi parecer, este des-
cubrimiento hay que situarlo en una a/ la de haberse escorado hacia las
situación paradójica de nuestra prácti- mismas temáticas ruralizantes y
ca profesional3 que se podría enunciar «primitivistas» que eran ampliamen-
como sigue: a pesar de que la forma- te compartidas por muchos profesio-
ción académica que habíamos recibido nales del momento interesados por
se inscribía en el modelo clásico -mo- los estudios sobre el campesinado y
delo que, a su vez, establecía que para b/ por el trasfondo regionalista y nacio-
convertirse en antropólogo era impres- nalista que encajaba perfectamente
cindible un trabajo de campo «exótico» con los deseos más o menos explí-
a realizar, preferentemente, en un país citos de crear una «antropología ca-
del «tercer mundo»- en la práctica, las talana», una «antropología andalu-
posibilidades reales de hacerlo eran za», una «antropología canaria»,
nulas: ni existían los medios materiales una «antropología vasca», etc., es
necesarios (becas o ayudas a la investi- decir, unas formas de entender la
gación) ni, lo que quizás aun sea peor, práctica profesional e investigadora
pues la opción de un trabajo de cam- menos neutras y más enraizadas en
po en condiciones ni estaba prevista ni los respectivos contextos regionales/
programada. Así pues, casi todos nos nacionales.
vimos obligados, haciendo de la nece-
sidad virtud, a practicar el «terrain chez Así pues, este proceso de recupera-
nous» o el «fieldwork at home», mucho ción y de reivindicación de los folklo-
antes que estas alternativas aparecieran ristas como ancestros y precursores pro-
como posibles, o incluso como desea- pició el interés por las historias de los
bles, en el contexto general de las an- folklores y de las antropologías del si-
tropologías hegemónicas. Fue, pues, en glo XIX hasta la Guerra Civil, interés que
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teórico al que se llega a finales de los Otro aspecto que parece relevante
ochenta y en el que ya nadie sabe qué señalar, es que todas las ciencias huma-
hacer con la cultura popular12 cuando nas, sociales y artísticas a las que me
irrumpe con fuerza el tercer concepto refería hace un momento, efectúan re-
que nos va a ocupar. visiones más o menos sistemáticas y
más o menos periódicas de sus respec-
tivos ámbitos patrimoniales. En estas, se
III. Patrimonio modifican los criterios de selección de
los objetos que deben incluirse (o ex-
El concepto de Patrimonio, en su cluirse) de los inventarios básicos de
sentido originario de «bienes que una bienes patrimonializables. Todo parece
persona hereda de sus ascendientes» no indicar que la orientación general, en
es algo desconocido en el contexto cul- todas las disciplinas, es la continua ex-
tural de nuestro siglo. Si en el lenguaje pansión de fronteras y, por consiguien-
cotidiano asimilamos el concepto de te, un mayor número de objetos o ám-
patrimonio al de herencia, también en bitos de interés patrimonial.
el mundo de las ciencias humanas y so- Pero ¿qué ocurre con el patrimonio
ciales o en el de las bellas artes se ha- etnológico? Los antropólogos sociales y
bla de sus patrimonios respectivos, culturales hemos heredado el concepto
adjetivándolos. Así, los arqueólogos se de patrimonio etnológico de los folklo-
refieren al patrimonio arqueológico, ristas del pasado y durante un siglo,
mientras que los historiadores del arte aproximadamente, los inventarios de
hablan de patrimonio artístico y los ar- bienes con sus sucesivas redefiniciones,
quitectos, de patrimonio arquitectónico. los definieron aquéllos. Creo que no es
Pienso que se podría afirmar, sin entrar ninguna novedad afirmar el carácter res-
ahora en detalles, que las disciplinas ci- trictivo y arbitrario del patrimonio folkló-
tadas, y otras como la historia, la eco- rico/ etnográfico tradicional, consecuen-
logía, la etnología, etc., consideran que cia de las mismas coordenadas teórico-
los elementos que integran sus patrimo- ideológicas de los folkloristas que nos lo
nios respectivos son aquellos bienes (y legaron. Llorenç Prat (1985) ha señala-
sólo aquellos) que de acuerdo con cada do que la mejor manera de entender y
momento histórico y según un consen- definir la disciplina folklórica consiste en
so que se va gestando en el seno de fijarse en lo que los folkloristas hicieron
cada profesión, pueden ser considera- más que en aquello que declaraban que
dos como bienes culturales y/o bienes querían hacer. Y si nos fijamos en lo pri-
simbólicos que merecen ser preserva- mero, aparecen algunos de los énfasis
dos, conservados, protegidos y admira- que ya hemos comentado en otras par-
dos, o si se prefiere la secuencia ya clá- tes de este escrito: el énfasis sobre los ele-
sica: investigados, conservados, difun- mentos rurales en detrimento de los ur-
didos y restituidos. banos, el interés por las costumbres y por
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Notas
1
La idea me fue sugerida por el volumen ra y Folklore en Andalucía (Los orígenes de la
de Actes des entretiens du patrimoine (1998) Antropología); Ortiz (1987): Luis de Hoyos Sainz
publicadas con el título de Patrimoine et pas- y la Antropología española; Galván (1987): Is-
sions identitaires (ver bibliografía). las Canarias. Una aproximación antropológica;
2
He utilizado con profusión, e incluso en Calvo y Mañà (1990): El món de Joan Amades;
ciertos casos literalmente, escritos que había Calvo (1991): El «Arxiu d’Etnografía y Folklore
publicado con anterioridad. Entre los más cita- de Catalunya» y la Antropología Catalana, el
dos están: «El discurso antropológico y el dis- trabajo muy completo de Elena Ronzón (1991):
curso folklórico en el Estado español: un ensa- Antropología y antropologías. Ideas para una
yo de caracterización» (1987); la Presentación historia crítica de la Antropología española. El
(1985) a un libro conjunto que editamos D. Llo- siglo XIX; A. Aguirre (1992, ed.) Historia de la
part, Ll. Prats y yo mismo con el título de La Antropología española; S. Trias (1992) Una his-
cultura popular a debat; Antropología y etnolo- toria de la Antropología balear; Ll. Calvo (1993,
gía. Las ciencias sociales en España (1992) y ed.) Aportacions a la Història de l’Antropologia
«Antigalles, relíquies i essències: Reflexions so- catalana i hispànica; C. Ortiz y L.A. Sánchez
bre el concepte de patrimoni cultural» (1993). Gómez (1994, eds.) Diccionario histórico de la
3
Véase Prat, 1992, pp. 89 y ss. Antropología social extremeña; L. Calvo (1997)
4
Hay dos textos que se adelantan clara- Historia de la Antropología en Cataluña.
mente a la cronología señalada. Son los de C. 5
Véase también Prats (1985 y 1996) y Díaz
Lisón (1968) «Una gran encuesta de 1901-1902 Viana (1986, 1987, 1988 y 1997).
(Notas para una historia de la Antropología So- 6
Véase, entre otros textos: Congrés de Cul-
cial en España» e I. Moreno (1971) «La Antro- tura Catalana (1977), La Cultura popular al País
pología en Andalucía. Desarrollo histórico y Valencià (a cargo de J.F. Mira); el Col·loqui so-
estado actual de las investigaciones». A partir de bre l’estudi de la Cultura Popular (1981) cele-
1980, el listado sería el siguiente (únicamente brado en Saifores y organizado por el Institut
detallo libros y tesis): Prats, Llopart, Prat (1982) Català d’Antropologia y que no se publicó; pero
La cultura popular a Catalunya. Estudiosos i Ins- si los libros de Prats, Llopart, Prat (1982) La
titucions (1853-1980); Pérez Vidal (1982): Los Cultura popular a Catalunya. Estudiosos i
estudios del folklore canario (1880-1980); Puig institucions y Llopart, Prat i Prats (1985, eds.) La
Samper y Galera (1983): La Antropología espa- cultura popular a debat, directamente relacio-
ñola del siglo XIX; Pérez de Castro (1983): Los nados con el citado congreso de Saifores; M.
estudios de folklore en Asturias; J. Azcona (1984) Luna (1981, ed.) Cultura tradicional y folklore;
Etnia y nacionalismo vasco. Una aproximación D. Juliano (1986) Cultura popular; el coloquio
desde la Antropología; F. Estévez (1985): Indi- de la Casa de Velázquez publicado con el títu-
genismo, raza y evolución. El pensamiento an- lo de Culturas populares, diferencias, divergen-
tropológico canario (1750-1900), tesis doctoral cias y conflictos (1986); J. Azcona (1987) «De
publicada en 1987; A. Aguirre (ed., 1986): La Culturas populares. Notas en torno a su com-
Antropología cultural en España. Un siglo de prehensión».
Antropología; Llorenç Prats: L’origen de l’interès 7
Véase el texto de Isidor Marí (1985) «Po-
per la cultura popular a Catalunya. La Renai- ble, nació, cultura popular: plenitud o dinomia?
xença, tesis doctoral publicada con el título El La cultura popular en un projecte cultural na-
mite de la tradició popular. Els orígens de cional», en Llopart, Prat, Prats (eds.), pp. 81-86.
l’interès per la cultura tradicional a la Catalunya 8
Cito unos ejemplos para ilustrarlo, pero
del segle XIX; Aguilar (1987): Los primeros es- que en ningún momento pretenden ser exhaus-
tudios sobre la cultura popular andaluza. Los tivos: el Museo do Pobo Galego, en Galicia
orígenes de la Antropología en Andalucía (tesis (1977); l’Institut de Cultura Tradicional i Popu-
doctoral publicada en 1990 con el título Cultu- lar (1981), convertido en el Centre de Promoció
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