Psicoeducacin Suicidio

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TÉCNICAS DE CONTROL DE SUICIDIO

RAZONES PARA VIVIR


Si estás pensando en suicidarte, es muy probable que en tu cabeza aparezca un
listado de razones para morir. Lo que te proponemos es algo totalmente opuesto.
Aunque no lo creas, tienes poderosas razones para seguir viviendo. Esta técnica
consiste en encontrarlas. No se trata de ver las cosas mejor de lo que son, ni de
inventarte razones para vivir de color de rosa que no existen. De lo que se trata es
de compensar la balanza entre lo negativo y lo positivo. En estos momentos, y
en eso consiste la depresión, sólo ves negativo, pero si haces un esfuerzo y examinas
cuidadosamente tu vida, encontrarás razones para vivir.
Las razones para vivir no tienen porqué ser, de hecho casi nunca son, razones
abstractas, altruistas o frases bonitas. En la mayoría de los casos, son razones muy
tangibles y concretas. Éstas son las razones para vivir de Tomás, un abogado de 43
años que, tras la muerte por sobredosis de heroína de su hijo de 17 años, cayó en una
profunda depresión:
Mis razones para vivir son:
–Que mi mujer me despierte dándome un beso por las mañanas.

–Que mi hija me pida consejo para tomar decisiones.

–Notar que mis compañeros de bufete confían en mí.

–Escuchar a Mozart.

–Ver viejas películas en blanco y negro de Capra.

–Una buena cena con mi mujer en el restaurante

Como ves, las razones con las cuales Tomás igualó su balance son actividades muy
específicas que, a pesar de la depresión, aportan pince ladas de positivo a su vida,
recordándole que, aún con su gran pérdida, la vida merece seguir siendo vivida.
Para hacer esto, revisa por áreas tu vida y, en cada una de ellas, intenta encontrar
al menos una razón para seguir viviendo. Puedes analizar tu relación en pareja, tu
familia, tus aficiones, tus gustos, tus proyectos futuros, incluso tus recuerdos y
vivencias.
Si te resulta difícil encontrar razones para vivir en alguna de las áreas, o peor aún, en
todas, intenta “parcelar” tus sentimientos. Aunque te sientas muy mal, si te lo permites,
comprobarás que una parte importante de lo que te hacía feliz sigue estando ahí: esa
música, ese sabor o esa caricia.

Una vez elaborado ese listado, escríbelo en una tarjeta o grábalo en u n a c i n t a d e


c a s s e t t e c o n v o z enfática. Varias veces a l d í a , l e e l a t a r j e t a o escucha
la cinta, razonando su significado. Hazlo especialmente en aquellos momentos
en que detectes un pensamiento de suicidio, incluso antes. Habrás notado que los
pensamientos de suicidio aparecen al final de una espiral de pensamientos
negativos. En cuanto detectes alguno de estos pensamientos disparadores, trabaja con
la tarjeta o la cinta hasta romper en mil pedazos esa escalada negativa.

RAZONES PARA NO MORIR

Esta estrategia te ayudará a igualar más la balanza. Cuando pensamos en


suicidarnos, queremos escapar del dolor, pero no somos conscientes de todo el
dolor que el suicidio puede provocar en nuestro medio o incluso en nosotros
mismos.
Se trataría, pues, de revisar, por áreas de nuevo, qué sucedería si uno se matase,
cómo afectaría nuestra muerte y nuestra desaparición. Para que veas el terrible
impacto que provocaría tu muerte, debes ser muy específico. No serviría de mucho
que te preguntaras ¿cómo afectaría en general a mi familia?, tendrías que hacerte
preguntas mucho más concretas, por ejemplo: ¿Qué pensaría mi hija de 7 años
cuando le dijeran que yo me he matado?, ¿Qué sentiría mi mujer cuando me
encontrase frío y pálido?, ¿Qué sentiría: traición, rabia, dolor, culpa?, ¿Cómo expli -
caría mi hijo de 12 años a sus profesores o amigos que yo me he suici dado?,
¿Cómo le mirarían, cómo afectaría mi muerte el resto de su vida?...
Estos ejemplos están centrados en un área concreta como es la fami lia, pero
además la revisión la puedes extender a otras áreas como tus creencias religiosas
(¿Qué pasaría con mi alma si me suicido?) si eres creyente, o el dolor físico
(¿Quién me garantiza que no voy a sufrir, o que realmente voy a morir, y no a
quedarme en un estado de postración el resto de mi vida?).
Las respuestas a estas preguntas ponlas en una tarjeta o grábalas en una cinta,
bajo el epígrafe "no puedo matarme porque..." y trabaja con ellas de la misma
forma que las razones para vivir.

ELIMINAR LA OPORTUNIDAD

La posibilidad de realizar una intentona de suicidio está conectada a cadenas de


pensamiento que culminan con las ideas de suicidio, y ade más se dan en
circunstancias en las que la persona tiene la oportunidad de cometerlo: estar solo, y
tener acceso al método de suicidio.
La estrategia "eliminar la oportunidad" tiene como objetivo manipu lar el
ambiente en que vives, para reducir al mínimo la posibilidad práctica de perpetrar la
intentona de suicidio.
Lo primero que tienes que hacer es elegir a un familiar o persona que viva con -
tigo, de máxima confianza, y contarle que tienes este tipo de pensa mientos con
cierta frecuencia. Juntos, y ayudados por el terapeuta, planificaréis qué cambios vais a
realizar para ejercer un control completo. Estos son algunos de los más habituales:

–Decírselo al familiar responsable en cuanto empieces a notar esas ideas.


–No tener acceso a la medicación. Recibir la dosis de manos del responsable.
–Retirar de tu casa el método elegido para suicidarte.
–No quedarte a solas en los momentos críticos, o incluso estar acompañado
continuamente. Especial cuidado los fines de semana.
–No dormir a solas.
–No conducir solo.

Este control deberá mantenerse hasta que el estado de ánimo haya mejorado
significativamente, y el grado de desesperanza sea nulo. El tiempo es variable
para cada persona, y será tu terapeuta quien te indi que cuándo empezar a rebajar
progresivamente este control.

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