Muerte Presunta, Ausencia Y Defunciones
Muerte Presunta, Ausencia Y Defunciones
Muerte Presunta, Ausencia Y Defunciones
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TABLA DE CONTENIDOS
Presentación
Introducción
UNIDAD I
Ausencia
Noción de la Ausencia
Razones por las cuales el derecho toma en consideración la noción de ausencia, organizándola en situación jurídica
Importancia de la regulación jurídica de la ausencia
Sistemas jurídicos respecto a la ausencia
La regulación de la ausencia en el código civil
Concepto de ausencia.
Declaración de ausencia para la representación en juicio
Solicitud
Trámite
Oposiciones
UNIDAD II
Declaratoria de ausencia
Facultades del guardador
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UNIDAD III
Muerte Presunta
Posesión definitiva de los bienes del ausente
UNIDAD IV
Requisitos para la Inscripción de Defunciones en el Registro Nacional de las Personas.
Inscripciones por resoluciones judiciales
Declaratoria de muerte presunta
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PRESENTACIÓN
En proceso de creación y fortalecimiento de la Escuela Registral en que se tiene como objetivo principal, brindar formación de calidad se presenta el
módulo en el que se profundizará sobre muerte presunta, ausencia y defunciones.
Desde tiempos remotos la personalidad del ser humano en el campo del derecho ha representado el conjunto de derechos y deberes creados por el
hombre para el mismo, la muerte constituye el fin de esa personalidad, sin embargo, emite una serie de responsabilidades civiles y penales. Se
estudiará la presunción de ausencia la cual es la desaparición del ser aun cuando sea fácil o difícil su ubicación en el espacio y el tiempo, el proceso
que regula el código civil en relación al concepto de ausencia; declaración de ausencia para la representación en juicio; declaración de ausencia
para la guarda y administración de los bienes del ausente; administración de los bienes por los parientes; muerte presunta; posesión definitiva de los
bienes del ausente. El principio general es que toda persona ejercite sus derechos y cumpla las obligaciones que ha contraído, por sí en caso
contrario, puede hacerlo por medio de mandatario legalmente constituido y con todas las facultades.
Se espera de los alumnos el dominio de conceptos generales que ayuden a conocer los diferentes procesos en cuanto a muerte presenta, ausencia
y defunciones.
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INTRODUCCIÓN
En el proceso de enseñanza aprendizaje de la ciencia del derecho, se puede ir tomando conciencia de la importancia práctica de cada una de las
disciplinas que la conforman, y la utilidad de aquellas en la vida de los ciudadanos.
El presente contenido nos permite conocer diversos temas sobre la ausencia, muerte presunta y defunción; el contenido está estructurado por
unidades programáticas siendo las siguientes:
En la unidad I, se presenta el tema de ausencia, noción de ausencia, razones por las cuales el derecho toma en consideración la noción de
ausencia, organizándola en situación jurídica, importancia de la regulación jurídica de la ausencia, sistemas jurídicos respecto a la ausencia, la
regulación de la ausencia en el código civil, conceptualización de la ausencia y declaración de ausencia para la representación en juicio.
La unidad II, incluye los temas sobre declaratoria de ausencia, facultades del guardador, administración de los bienes y declaración de ausencia.
La unidad III, nos habla muerte presunta como tal y de todos los procesos que hay que realizar para que se pueda declarar.
Por último la unidad IV nos presenta los requisitos y procedimientos para las inscripciones de los temas que sean tratados anteriormente.
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UNIDAD I
AUSENCIA
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AUSENCIA
1.1 Noción de la Ausencia
El término ausencia tiene jurídicamente un sentido técnico preciso, sobre cuya significación existe unanimidad.
Sirve para designar jurídica de una persona que ha desaparecido de su domicilio, y sobre cuya existencia se
duda. Por tanto, la noción de ausencia más bien se refiere a la cuestión de la existencia de las personas físicas,
que a su individuación. Por otra parte se encuentre en estado de ausencia, es indispensable la reunión de dos
elementos; 1. Haber desaparecido de su domicilio; 2. Que existía duda sobre su existencia. En consecuencia, la
ausencia se opone, claramente, a la no presencia, la cual en el lenguaje corriente, se denomina ausencia.
1.2 Razones por las cuales el derecho toma en consideración la noción de ausencia, organizándola en
situación jurídica
Múltiples son estas razones. La salvaguardia del patrimonio del ausente, la protección de sus acreedores de
los que tienen con él intereses comunes; asociados, condueños, etc.; el cuidado de los hijos menores y de su
cónyuge, todo esto exigía una organización jurídica de la ausencia., este es el concepto sobre el que se basa
la institución jurídica de la ausencia en el código civil.
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A esto se debe la
división de dos
períodos
claramente
determinados por
lo que hace a la
intervención de la
autoridad pública
en los negocios
del ausente 2. El periodo de la
ausencia declarada, el
cual consta de dos fases:
1. El período de la
presunción de ausencia a) La fase de la b) la fase de la
posesión provisional posesión definitiva.
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Período de la presunción de ausencia, duración, efectos. Salvo el retorno del ausente o la llegada de noticias que muestren su existencia, el periodo
de presunción de ausencia normalmente termina con la declaración de ausencia, que abre un nuevo período. La desaparición del ausente o sus
últimas noticias constituyen el punto de partida de aquél período. Su duración varía según que el ausente haya dejado o no procurador.
“La ausencia no fue regulada por los sistemas jurídicos de la antigüedad Sánchez Román, explica así la no
existencia de disposiciones legales: La falta de leyes antiguas sobre la ausencia, y el interés que este estado civil
inspira a todos los códigos modernos, es un fenómeno histórico-legislativo de fácil explicación: las generaciones
antiguas estaban más unidas al hogar de su patria, ya que los medios de comunicación no eran tan expeditos y
frecuentes, ya por que el espíritu de propaganda, explotación relaciones comerciales y científicas no alcanzaron en
la antigüedad un desarrollo tan completo como en la época moderna, cuyo sello distintivo pudiéramos decir que es
un marcado cosmopolitismo; sí bien es preciso reconocer la mayor facilidad en los tiempos actuales para adquirir
noticias de los ausentes.
En el derecho romano la ausencia no fue sistematizada. La características del derecho romano, en orden a los efecto de la ausencia, escribía en que
no presumía muerta una persona mientras no se probase, y, por tanto, no se abría sucesión, ni tampoco ninguna a su favor, entregándose los bienes
a los herederos sin prejuicio de los derechos de aquél, el derecho germánico por el contrario, presumía la muerte después del transcurso de un lapso
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relativamente breve. Parece ser, según afirma un tratadista, que en este Derecho no se establecía cautela de bienes, sino que éstos se entregaban
en plena potestad a los parientes mas cercanos, constituyendo esta entrega una posesión especialísima que luego se consolidaba con el transcurso
del tiempo, varias circunstancias como las cruzadas, las constantes guerras, etcétera, contribuyeron, durante la Edad Media, a que se dieran
sistematizada en el Derecho Romano, se idearon algunas soluciones, como la formulada por los estatutuarios de la “presunción de muerte”
transcurridos cien años.
No obstante, como lo expreso con acierto Sánchez Román, que actualmente es fácil tener o recibir noticias de una
persona ausente, la regulación jurídica de la ausencia ha sido objeto de especial interés en las legislaciones
modernas y contemporáneas, por que precisamente las grandes facilidades de transporte a cualquier parte de la
tierra son propicias a la vez para facilitar la ausencia de las personas, de quienes no es remoto dejar de recibir
noticias, tipificándose la ausencia propiamente dicha. Pero ha sido la ausencia calificada (presunción de muerte por
razón de una catástrofe), la que ha despertado con mayor intensidad la preocupación del legislador a efecto de
resolver los casos que puedan presentarse, sobre todo con ocasión de las últimas guerras, en que numerosas
personas no se tiene la seguridad sobre si han sobrevivido o no las acciones bélicas.
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Dos grandes sistemas legislativos han surgido para regular la ausencia, y en torno a sus concepciones muévase las legislaciones actuales, con
variantes más o menos pronunciadas en relación a los plazos y a la aceptación de la muerte presunta del ausente, ya en los casos de ausencia
propiamente dicha, ya en los de ausencia calificada.
El denominado sistema francés o sistema latino surgió con el código civil francés promulgado en 1804. Sus
principales características son señaladas por Espín Canovas, así: “El sistema del Código francés se basa en la
distinción e tres períodos (presunción de ausencia, posesión provisional y posesión definitiva), con los plazos muy
largos; el primero se limita a tomar medidas de protección de los intereses del ausente; en el segundo se organiza
la protección de patrimonio de modo estable, concediéndose la posesión provisional y en el tercero se abre la
sucesión del ausente, este sistema resulta complicado, con plazos excesivamente largos para los medios de
comunicación actuales, no llega a nunca a la declaración de muerte del ausente, ni conoce la distinción entre
ausente y desaparecidos en una circunstancia de riesgo para las personas.
El denominado sistema alemán o germánico es el contenido en el código civil alemán, promulgado en 1900, y más tarde en el código de Suiza, con
modificaciones Distingue la simple ausencia material (falta de presencia) de la desaparición. En la ausencia material posibilita medidas provisionales
mediante el nombramiento de una especie de curador de los bienes. En cuanto a la desaparición o propiamente ausencia, distingue la simple
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desaparición y la desaparición el término es de diez años para la declaratoria de muerte presunta, la cual no puede hacerse hasta que termine el año
en que el desaparecido habría cumplido treinta y un años de edad, plazo que se reduce a cinco cuando se trata de ancianos mayores de setenta
años, con menos posibilidades de sobrevivir. En los casos de ausencia calificada (guerra, siniestros), reduce los plazos a tres años y a uno en caso
de naufragio.
Las legislaciones modernas tienden a tomar como tipo el sistema alemán o germánico, adecuándolo a las
necesidades y circunstancias de cada país, y especialmente normando la presunción de muerte resultante por una
calamidad natural o siniestro y cualquier caso de accidente en que se teme fundadamente por la vida de la persona
que no aparece y cuyo cadáver no fue encontrado, casos en los cuales los plazos se reducen drásticamente por
razón de la evidencia que hace más probable la no existencia de la persona.
En Guatemala, el código civil de 1877 sistematizó por primera vez la figura de la ausencia. Lógicamente, cierta influencia del código francés no pudo
menos que hacer sentir. Se ocupa de la materia el libro 1, título III, capítulo III, de los artículos 84 al 113. Consideraba ausente al individuo cuyo
paradero se ignoraba o que se hallara fuera de la República. Al ausente de la república que no hubiese dejado apoderado, cónyuges, hijos mayores
ni guardadores, se le nombraría defensor para responder demandas o hacer vales algo en el juicio.
La posesión provisional de bienes era concebida después de cinco años de no tener noticia alguna del ausente, a sus herederos testamentarios o
legales. Si se comprobaba la muerte o transcurría el tiempo suficiente para que cumpliera la edad de setenta ellos, sus herederos podían pedir la
posesión definitiva de la herencia, tipificándose la presunción de muerte. La posesión provisional o definitiva era revocable si se recibían noticias de
que vivía el ausente.
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El código civil de 1933 reguló la materia en el libro 1, título III, capítulo 1, bajo el último título: ausencia
y muerte presunta. Ausente, dice ese código, es la persona que se halla fuera de la república y tiene o
ha tenido su domicilio en ella, y también la persona que ha desaparecido de su domicilio y cuyo
paradero se ignora.
En similar precepto al contenido en el de 1877, al declarado ausente se le nombrará defensor judicial para responder a una
demanda o hacer valer algo en juicio. Previó las siguientes fases respecto a la protección de los bienes del ausente:
guardaduría (guarda), o cargo del guardador de bienes, cuyas funciones, en lo aplicable y no previsto por la ley, se regían por
las disposiciones concernientes a la tutela; posesión provisional de bienes, si transcurridos tres años no se tenían noticias del
ausente; y posesión definitiva, transcurridos siete años desde que se decretó la posesión provisional o diez desde que se
tuvo la última noticia del ausente, declarándose la muerte presunta, figura ésta que también se contempló para los casos de
personas desaparecidas por razón de guerra, naufragio, accidente de aviación, explosión, incendio, terremoto, derrumbe,
inundación u otro siniestro.
La sistemática seguida por el código en el desarrollo de la materia puede sintetizarse así: concepto de ausencia; declaración de ausencia para la
representación en juicio; declaración de ausencia para la guarda y administración de los bienes del ausente; administración de los bienes por los
parientes; muerte presunta; posesión definitiva de los bienes del ausente.
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El concepto legal de la ausencia está referido en orden a la menor o mayor probabilidad de que el ausente viva. En
primer término, se considera como ausente a la persona que se halla fuera de la república y tiene o ha tenido su domicilio
en ella (Art. 42 primera parte).
Prácticamente, no existe duda respecto a su existencia. Ese concepto tiene importancia en cuanto a la declaración de
ausencia para la representación en juicio. En segundo lugar, se considera también ausente, para los efectos legales, a la
persona que ha desaparecido de su domicilio y cuyo paradero se ignora. (Art. cit., segunda parte), este precepto
configura la denominada ausencia propiamente dicha, en la cual el ignorado paradero es determinante para el inicio de la
duda sobre la existencia de la persona, esto es, sobre si continúa con vida; ausencia que, al prolongarse sin noticias del
ausente, hace mayor, acentúa la probabilidad o creencia de que pudo haber fallecido. Por último, y si bien no
comprendida dentro del concepto que de la ausencia se da en el artículo 42 del código, este reconoce la ausencia
calificada en los casos en que por guerra, naufragio, explosión, etcétera, una persona desaparezca en circunstancias
tales que hacen presumir fundadamente su muerte, aunque no con certeza, según lo dispuesto en el artículo 64.
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En precepto taxativo, el código dispone que toda persona con derechos qué ejercitar u obligaciones qué cumplir en la república y que se ausenta de
ella, deberá dejar mandatario legalmente constituido, con todas las facultades especiales para responder de las obligaciones del mandante; y si no lo
hiciere, se le declarará ausente a petición de parte (Art. 43).
El principio general es que toda persona ejercite sus derechos y cumpla las obligaciones que ha contraído, por sí en caso contrario, puede hacerlo
por medio de mandatario legalmente constituido y con todas las facultades necesarias ahora bien, si no ocurre ni lo uno ni lo otro, y se ausenta de la
república, los derechos y las obligaciones de esa persona no pueden quedar en situación de incertidumbre respecto a su ejercicio y cumplimiento; de
ahí que la ley prevea la facultad que cualquier persona interesada tienen para que aquélla sea declarada ausente a efecto de que continué más o
menos normalmente el ejercicio de los derechos y el cumplimiento de las obligaciones de la persona ausente.
Dada esa circunstancia, la declaración de ausencia tendrá como único objeto nombrar defensor judicial al ausente para los
casos en que deba responder a una demanda o hacer valer algún derecho en juicio (Art. 44), nombramiento que recaerá
preferentemente en el mandatario sin facultades suficientes que hubiese dejado y en su defecto en una persona de notoria
honradez, arraigo y competencia (Art. 45).
Las funciones del defensor judicial están circunscritas al litigio de que se trate. Se actuación termina dese que termine el litigio
en que se le nombró (Art. 46, inc. a)- nótese la poco acertada redacción de la ley, puesto que el nombramiento del defensor
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se hace en las diligencias de ausencia, previas al litigio en que comparecerá como tal- o, bien desde que se provea de
guardador de bienes al ausente o desde que éste se apersona por sí o por medio de apoderado con facultades suficientes.
(Art. 46, inc. b y c).”
SOLICITUD
“ARTÍCULO 411. Pedida la declaración de ausencia, el juez, con intervención del Ministerio Público, mandará recibir
información que compruebe lo siguiente:
1. El hecho de la ausencia.
2. La circunstancia de no tener el ausente parientes, o mandatario con facultades suficientes, ni tutor en caso de ser
menor o incapacitado.
3. El tiempo de la ausencia.
Con la solicitud deberán acompañarse los documentos que conduzcan a probar los extremos indicados en este
artículo.
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TRÁMITE
ARTÍCULO 412. El juez nombrará un defensor judicial, que exclusivamente tendrá a su cargo la representación
judicial del presunto ausente; y dictará las providencias necesarias para asegurar los bienes, nombrando un
depositario, que puede ser el mismo defensor.
En la misma resolución se ordenará la publicación de la solicitud en el Diario Oficial y en otro de los de mayor
circulación, por tres veces durante un mes, debiendo contener los edictos la relación del asunto para el que ha sido
pedida la declaración de ausencia, la citación al presunto ausente, la convocatoria a los que se consideren con
derecho a representarlo, la fecha y la firma del secretario del Tribunal en donde se actúe.
OPOSICIONES
ARTÍCULO 413. Si varias personas se disputaren el derecho de representar al ausente, la cuestión se resolverá en forma de incidente; y, al
declararse la ausencia, el juez nombrará a la persona que tenga mejor derecho, de acuerdo con lo que dispone el Código Civil. Si hubiere oposición
a la declaración de ausencia, el asunto será declarado contencioso y se substanciará en la vía sumaria.
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Actividad II:
Instrucción: Realice un cuadro sinóptico de la distinción entre presunción de ausencia y la ausencia bajo sus dos fases
Actividad III:
Instrucción: Pregunta a desarrollarse en el foro
• La normativa para la ausencia se aplica en Guatemala y que haría usted para promover la aplicabilidad
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UNIDAD II
DECLARATORIA DE AUSENCIA
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DECLARATORIA DE AUSENCIA
ARTÍCULO 414. Recibida la información y pasado el término de las publicaciones, el juez, con intervención del
Ministerio Público y del defensor judicial, declarará la ausencia si procediere y nombrará un guardador, quién
asumirá la representación judicial del ausente y el depósito de los bienes, si los hubiere”.
“ARTÍCULO 415. Por ministerio de la Ley, el guardador queda investido de todas las facultades generales y especiales que se
requieren para la defensa en juicio; pero para transigir, someter asuntos al proceso arbitral y repudiar herencias o donaciones y
legados, necesita de autorización judicial.
Estas mismas facultades tendrá el defensor judicial, nombrado para representar al presunto ausente durante las diligencias a
que se refiere esta sección.
El juez discernirá el cargo al guardador y extenderá la credencial que acredite la representación; y previo inventario, avalúo de
los bienes y otorgamiento de la garantía de la manera establecida en el Código Civil, se le hará entrega de los mismos.
Discernido el cargo, o formalizada la entrega de bienes, si los hubiere, el guardador asumirá la representación del ausente,
cesando desde ese momento en sus cargos el defensor judicial y el depositario, si no hubiere recaído en alguno de ellos el
nombramiento de guardador.”
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“ARTÍCULO 416. Pueden obtener la administración de los bienes del ausente, los que se crean con derecho a ello, según el Código Civil. La
solicitud deberá publicarse en el Diario Oficial y en otro de los de mayor circulación; y en caso de presentarse oposición, se tramitará en juicio
sumarlo.
El juez ordenará que se dé la administración de los bienes del ausente a los interesados, de acuerdo con lo dispuesto en el Código Civil.”
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La administración de los bienes podrá ser solicitada y ejercida por el cónyuge e hijos del ausente y a falta de ellos, por los
parientes consanguíneos en el orden de sucesión que establece la ley (Art. 55). Dada la redacción e este precepto, deben
solicitar la administración el cónyuge e hijos del ausente; no uno u otros.
Si bien dicho artículo 55 dispone que la administración podrá ser solicita y ejercida por las personas indicadas (lo cual
supone una administración pluripersonal) los artículos 58, 60 y 61 se refieren a un sólo administrador (lo cual supone una
administración unipersonal); no obstante, el artículo 59 insiste en la administración por los parientes. Dada la naturaleza
de las funciones inherentes a ese cargo, resulta más práctico que la administración de los bienes del ausente sea
conferida a una sola persona, es decir, al cónyuge o a uno de los hijos o a uno de los parientes consanguíneos llamados
por la ley a heredar al ausente. En el supuesto de éste no tenga cónyuge, hijos o parientes consanguíneos en el orden de
sucesión, el guardador seguirá ejerciendo la administración de los bienes hasta que se declare la muerte presunta del
ausente y se resuelva lo relativo a la posesión de la herencia.
Conforme a disposición que tiene por objeto garantizar el patrimonio del ausente, lo parientes que soliciten la administración de los bienes de aquél
deben constituir hipoteca o prestar fianza por el valor de los mismos, sin cuyo requisito no cesará la administración el guardador (Art. 58).
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Ha previsto el código que el administrador no podrá enajenar ni gravar los bienes del ausente, sin llenar las formalidades que las
leyes establecen en cuando a los bienes de menores o incapacitados (Art. 60), o sean las establecidas en el artículo 264 del código
civil y en los artículos 420 al 423 del código procesal civil y mercantil. Esa previsión legal tiene por objeto evitar que los bienes del
ausente puedan ser dilapidados a través de transacciones desfavorables a sus intereses.
En otro sentido, el guardador o el administrador pueden adquirir para el ausente bienes o derechos por sucesión u otro título gratuito, casos en los
cuales deben denunciarlo al juez respectivo dentro de quince días y ampliar hasta el valor de estos bienes o derechos, la garantía que hubiesen
prestado (art. 61). Se supone que la ley refiérase a la adquisición de bienes o derechos que no implica alguna condición my onerosa al patrimonio
del ausente, en cuyo supuesto el guardador o el administrador en su caso deberán, en diligencia inherente al desempeño de sus cargos, evitar toda
adquisición, aún título gratuito como los referidos, que pueda resultar dañosa a los intereses de quien represente.
El código dispone también que los parientes que tuvieran la administración asumirán la representación legal el
ausente y harán suyos los frutos naturales y civiles de los bienes (Art. 59) La forma en que esta redactado ese
precepto hace surgir la duda respecto a si los frutos serán del ausente o de sus parientes que administran,
aunque de una lectura detenida del mismo se llega a la conclusión que corresponden a los parientes que
tengan la administración de los bienes.
Dispone el artículo 72 del código “que los que por cualquier título tenga la administración o custodia de los bienes del ausente,
o hayan obtenido la posesión definitiva de ellos, no podrá retenerlos por causa alguna ni rehusar su entrega inmediata al
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ausente que regrese o la persona que legalmente lo representa”; dispone, asimismo, que el ausente, mientras viva, conserva la
posesión civil de estos bienes, bajo el amparo de la ley- Tres supuestos contiene esa disposición legal: primero, que si el
ausente regresa o se apersona quien legalmente lo representa, el administrador, el depositario o el poseedor (según sea el
caso), no pueden retener por ninguna causa los bienes o sea, no pueden aducir el derecho de retención (en algunos casos
reconocido por el código en materia de obligaciones cuando no se ha cumplido cierta contraprestación o debida reparación);
segundo, y cuando un derivado del anterior, aquellos tampoco pueden rehusar la entrega inmediata de los bienes, lo cual
deben entenderse sin prejuicio de cumplirse previamente con el requisito de inventario, que si bien no lo exige la ley
expresamente, resulta lógico dadas las disposiciones del articulo 49 y 56 del código; y tercero, el ausente conserva la posesión
civil de sus bienes (aún que se hubiese concedido la posesión definitiva de ellos a quienes corresponda), previsión legal que
indudablemente responde a la posibilidad de que el ausente aparezca en cualquier momento y a la necesidad de no cortar por
completo su relación patrimonial en cuanto a los bienes.
ARTÍCULO 417. La solicitud para obtener la posesión de los bienes, por los herederos, se sujetará a lo dispuesto en el artículo anterior, debiendo
probarse:
1. Que la ausencia ha continuado desde que se confirió la administración de los bienes.
2. Que se ha declarado la muerte presunta del ausente.
3. Que al tiempo de pedirse la posesión se tiene derecho a los bienes como heredero testamentario o intestado.
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La base legal del proceso de declaración de ausencia se encuentra contenido en tres cuerpos legislativos, a saber:
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El trámite, naturalmente, inicia mediante el fraccionamiento de la respectiva acta de requerimiento. En esta acta el promoviente deberá presentar los
siguientes documentos: Certificación del movimiento migratorio del presunto ausente; certificación del movimiento en la que se indique que el
presunto ausente; Certificación del registro de mandatos; certificaciones que demuestren el vínculo de parentesco, tales como; del matrimonio,
nacimiento del ausente u otras; cédula de vecindad del requirente u otros documentos que demuestren la relación con el ausente; asimismo, deberá
proponerse la prueba testimonial, que por lo general consistirá en la declaración de dos testigos, para lo cual deberá tomarse en cuenta lo regulado
para tales declaraciones en los artículos del Código Procesal Civil y Mercantil (134,148 y 149). Como corresponde a este tipo de actas, el Notario
deberá adherir un timbre notarial de Q. 10.00 y también un timbre fiscal de Q. 0.50 por hoja.
Una vez faccionada el acta de requerimiento, debe dictarse la primera resolución dentro del proceso, es decir, el correspondiente decreto. En este
decreto se le da trámite a la solicitud presentada por el promoviente y se incorporan los documentos que haya presentado, se ordena recibir la
prueba testimonial, así como la publicación de los edictos (3 en el Diario Oficial y 3 en otro de mayor circulación, durante el plazo de 39 días).
Posteriormente el Notario remite el expediente al Juez de Primera Instancia del ramo Civil, para discernimiento del cargo de defensor judicial o
guardador de los bienes, en su caso; a su vez, el juez dará intervención a la Procuraduría General de la Nación y una vez se pronuncié ésta al
respecto, el Juez dictará el auto judicial que en derecho corresponda.
En la publicación de los edictos el Notario debe tomar en cuenta que como parte del contenido se debe hacer
mención de que se cita al presunto ausente, o bien, a quienes se consideren con derecho a representarlo; también
debe indicarse el motivo por el cual se ha perdido la declaratoria de ausencia.
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Durante ese lapso de 30 días durante los cuales se publican los edictos, puede procederse a recibir la declaratoria de los testigos (al menos dos,
conforme lo manda la ley). Mediante declaratoria de los testigos, que constará en acta cada una de ellas y se realiza de manera independiente una
de otra, se establecerá el hecho de la ausencia, la circunstancia de que el presunto ausente no tiene parientes o mandatario con facultades
suficientes para que lo representen, o bien, si corresponde, que carece de tutor, en el caso de tratarse de un menor de edad o incapaz. Es
fundamental, también que las declaraciones respectivas se hagan mención del tiempo que ha durado la ausencia.
Cumplido lo anterior, se puede decir que termina la tramitación notarial de este asunto, debido a que la declaratoria
propiamente dicha de la ausencia no puede ser formulada por el Notario, sino que tiene que ser una autoridad
jurisdiccional competente, es decir, un juez de primera instancia del ramo civil. Sin embargo, el juez tomará como base
del proceso el conjunto de las actuaciones notariales que se han realizado y les dará conclusión, emitiendo su
pronunciamiento legal, conforme corresponde en derecho con base en los medios de prueba aportados.
De este modo, al Notario, tras recibir las declaraciones testimoniales e incorporar las seis publicaciones de los edictos, se le presentan dos
posibilidades para continuar la tramitación. Estas son:
En este último caso, es decir, cuando se presenta oposición, existen dos posibilidades:
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Resuelto el asunto, ya sea en la vía incidental o en la vía sumaría, el juez procederá a dictar la resolución o auto final. Tras haberle dado
intervención el órgano jurisdiccional o la Procuraduría General de la Nación y al Defensor Judicial nombrado para el efecto oportunamente por el
mismo órgano, se nombrará guardador. Éste asumirá la representación judicial del Ausente y el depósito de los bienes, si los hubiere.
La última fase dentro de este proceso consiste en remisión del expediente al Archivo de Tribunales. Este el único caso en el
que el archivo del expediente se incumple lo previsto en el Art- 7 del Decreto 54-77 del Congreso de la República. El sustento
para que se archive el expediente en tal dependencia, más que legal, es práctico, ya que éste no le es devuelto al Notario y el
órgano jurisdiccional ha sido el que ha tenido el expediente completo en sus poder, por lo que, al igual que cualquier otro
proceso o expediente, lo remite para su servicio a la unidad establecida administrativamente para ello.
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Actividad II:
Instrucción: Conceptualice el proceso de declaración de ausencia para la guarda y administración de bienes.
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UNIDAD III
MUERTE PRESUNTA
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MUERTE PRESUNTA
Esta figura, ya admitida desde el Código de 1877 (obsérvese que el código alemán no fue el primero en regularla, pero sí
en sistematizarla con notoria reducción de plazos). Se tipifica en los artículos 63, 64 y 65 del vigente.
La muerte presunta podrá declararse después de transcurridos cinco años desde que se tuvo la última noticia del
ausente, y en tal caso podrán sus herederos testamentarios o legales pedir la posesión de la herencia (Art. 63, Modif.
Por Art. 4º decreto-ley 218) esta declaración de muerte presunta se refiere al caso de la ausencia propiamente dicha y
viene a ser la culminación en el tiempo del proceso normal en cuanto a la situación de la persona declarada ausente,
y que no aparece, y cuyos bienes no pueden quedar en situación de incertidumbre respecto a su titularidad. La
drástica reducción de los términos en relación a los contemplados en los códigos de 1877 y 1933, se explica en la
posición de motivos del código vigente, en los siguientes términos:
La facilidad de las comunicaciones y los servicios internacionales que facilitan toda clase de noticas, hace innecesario esperar largos años para
definir la situación del ausente, por lo que las legislaciones modernas reducen los términos antes señalados en los códigos civiles.
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Quedó además, regulada la muerte presunta en casos de ausencia calificada (aquella que ocurre en circunstancias en
que el peligro de muerte sea evidente). A ese aspecto dispone el Código que puede, asimismo, declararse la muerte
presunta:
a) De la persona que desapareciere durante una guerra en que haya tomado parte o se hubiere encontrado en la zona de
operaciones, cuando hay transcurrido un año de terminada la guerra sin que se tenga noticias de ella;
b) De la persona que se hubiera encontrado a bordo de un buque náufrago, o al verificarse una accidente de aviación, cuando haya transcurrido un
año de su desaparición; c)de la persona cuyo cadáver no haya sido encontrado y hubiera desaparecido por causa de explosión, incendio, terremoto,
derrumbe, inundación u otro siniestro. (Art. 64)
En cuanto a los incisos a y b de dicho artículo, el transcurso de una año después de terminada la guerra o de haber
desaparecido la persona en el naufragio o en el accidente aéreo, es necesario para la declaración de la muerte presunta.
Respecto a los casos previstos en el inciso c) (desaparición por causa de explosión, incendio, etc.), no se hace mención
de término alguno, por o cual ha de entenderse que la indicada declaración puede solicitarse sin necesidad de esperar el
término de un año. Quizás el legislador razonó en el sentido que no era necesaria espera alguna en esos casos supuestos
dada la naturaleza de los hechos de que se trata. Sin embargo, hubiese sido aconsejable mantener el ario de espera, toda
vez que la certidumbre de la muerte no llega a ser absoluta si el cadáver no es encontrado.
Si no se sabe con certeza la fecha del siniestro en que se presume fallecida alguna persona, el juez fijará el día y la hora que se reputen ser los de la
muerte, en vista de las circunstancias en que pueda haber ocurrido y de las pruebas que presenten los interesados; asimismo, a la falta de datos
acerca de la hora de fallecimiento, se fijará como tal, la última hora del día presuntivo de la muerte (Art. 65). Por supuesto, la ley sólo ha suplido, en
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esas disposiciones, la falta de información sobre la exactitud del día y de la hora en que el siniestro de que se trate haya ocurrido por ello, y en
precepto aplicable a todos los casos en que pueda declarase la muerte presunta de una persona y se ha declarado fiándose presuntivamente el día
y la hora del deceso, el código dispone que en cualquier tiempo en que se estableciere la fecha ex acta del fallecimiento del ausente, en esa fecha
se considerará abierta la sucesión para el efecto de declarar quienes son los herederos (Art. 67).
En materia de posesión de los bienes del ausente, el código en vigor abandona el criterio del código de 1933. Léase lo
que al respecto dice la exposición de motivos: “El Código del 33 establecía que la posesión provisional podrían pedirla los
herederos testamentarios, o legales si no se tenían noticias del ausente durante tres años, ero para este efecto era
necesario abrir la sucesión para conocer quiénes eran los herederos y es absurdo que se abra una sucesión y se conozca
un testamento estando vivo el causante, puesto que la declaratoria de fallecimiento no pida hacerse sino varios años
después de la posesión provisional. Por tal razones, se suprime la posesión provisional y se sustituye por la
administración que pueden solicitar los parientes consanguíneos, quienes en el mismo orden de sucesión que ordena la
ley, y como probables herederos, recibirán los bienes del guardador. Son dichos parientes los interesados en cuidar los
bienes que podrán ser suyos si resultan herederos del causante, lo que no podrá saberse mientras no se conozca el
testamento o se declare judicialmente quiénes son tales herederos. Separar y caracterizar bien estos periodos, reducir los
términos, determinar los casos en que procede la declaración de muerte presunta y suprimir la posesión provisional de los
herederos son las modificaciones que contiene el Código.
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En efecto y como quedó expuesto, declarada la muerte presunta del ausente podrán sus herederos testamentarios o legales pedir la posesión de la
herencia, la cual corresponderá a quiénes resulten herederos del ausente en la fecha señalada como día de la muerte presunta (Art. 63 y 66). Sin
embargo, en cualquier tiempo en que se estableciere la fecha exacta del fallecimiento del ausente, en esa fecha se considerará abierta la sucesión
para el efecto de declarar quiénes son los herederos (Art. 67). Nótese que en el primer caso se trata de una presunción de muerte, suficiente para
promover el proceso sucesorio. (Véase los artículos 450 y 455 del código procesal civil y mercantil). Obtenida la correspondiente declaración de
herederos, éstos pueden solicitar y obtener la posesión de los bienes conforme a lo dispuesto en el artículo 417 de dicho código procesal, posesión
que cesará cuando haya noticia comprobada de que vive el ausente, caso en el cual, y desde entonces, el heredero quedará con el carácter de
guardador y sujeto a todas las obligaciones de éste (Art. 71). En el segundo caso, y por haberse llegado a saber la fecha exacta del fallecimiento del
ausente, cesa la presunción de muerte ante la evidencia de l la misma, y al abrirse la sucesión ésta no tiene carácter provisional como pueden
suceder en el caso de haberse declarado la muerte presunta.
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irrenunciable el derecho a solicitar que se inscriban tales hechos y actos. Las inscripciones ante los Registros Civiles de
las Personas son totalmente gratuitas sí se efectúan dentro del plazo legal.
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ARTICULO 65.
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Cuando no constare la fecha del siniestro en que se presume fallecida alguna persona, el juez fijará el día y la hora en que se
reputen ser los de la muerte, en vista de las circunstancias en que pueda haber ocurrido y de las pruebas que presenten los
interesados.
A falta de datos acerca de la hora del fallecimiento, se fijará como tal, la última hora del día presuntivo de la muerte.
ARTICULO 66.
La herencia corresponderá a los que resulten herederos del ausente en la fecha señalada como día de la muerte presunta.
ARTICULO 67.
En cualquier tiempo en que se estableciere la fecha exacta del fallecimiento del ausente, en esa fecha se considerará abierta la
sucesión para el efecto de declarar quiénes son los herederos.
ARTICULO 68.
La resolución que declare la muerte presunta así como la que otorgue la posesión definitiva de los bienes, será inscrita en
los registros del estado civil y de la propiedad inmueble que correspondan.
ARTICULO 69.
En cualquier estado en que aparezca revocado el testamento que motivó la posesión definitiva, o que se presente otro
testamento posterior del ausente, se conferirá la herencia a los que resulten herederos según los documentos últimamente
aparecidos.
ARTICULO 70.
Decretada la posesión definitiva, los propietarios de bienes usufructuados, los legatarios y, en general, todos aquellos que
tengan derechos subordinados a la condición de muerte del ausente, podrán hacerlos valer.
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ARTICULO 71.
Cesará la posesión definitiva cuando haya noticia comprobada de que vive el ausente; desde entonces, el heredero
quedará con el carácter de guardador y sujeto a todas las obligaciones de éste.
ARTICULO 72.
Los que por cualquier título tengan la administración o custodia de los bienes del ausente, o hayan obtenido la posesión
definitiva de ellos, no podrán retenerlos por causa alguna ni rehusar su entrega inmediata al ausente que regrese o a la
persona que legalmente lo represente. El ausente, mientras viva, conserva la posesión civil de estos bienes, bajo el
amparo de la ley.
ARTICULO 73.
Los poseedores de los bienes deben proveer de alimentos a los que tengan derecho a recibirlos, en los términos que la ley establece.
ARTICULO 74.
Los efectos jurídicos de la declaración de ausencia y de muerte presunta, respecto a los bienes, se determinan por la ley del lugar en que se hallen
situados.
Las demás relaciones jurídicas seguirán sujetas a la ley que anteriormente las regía.
ARTICULO 75.
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Si el ausente o presunto muerto aparece o se prueba su existencia, aun después de la posesión definitiva, recobrará sus bienes en el estado en que
éstos se encuentren, el precio de los vendidos y los que provengan del empleo que se haya hecho de ese precio.
ARTICULO 76.
Los herederos o legatarios que hayan obtenido la posesión definitiva de los bienes, no podrán adquirirlos por prescripción.
ARTICULO 77. Matrimonio del cónyuge
Si el cónyuge de la persona declarada muerta contrae nuevo matrimonio, éste será válido aunque el ausente viva, a no ser que
los cónyuges o uno de ellos conocieran la circunstancia de estar vivo el ausente. En este caso, la acción de nulidad
corresponde al ausente o al cónyuge que haya ignorado, al casarse, que aquél vivía. Esta acción prescribe a los seis meses
contados, para el ausente, desde la fecha en que tuvo conocimiento del nuevo matrimonio; y para el cónyuge, desde que supo
la supervivencia del ausente.
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UNIDAD III
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Articulo 21. Rectificación de Oficio. Cuando se evidencie la existencia de algún error en la inscripción registral que sea atribuible
al Registro Civil, éste deberá ser rectificado de oficio, al momento de evidenciarse el mismo, o a petición de parte por medio del
procedimiento administrativo establecido para tal efecto.
Artículo 22. Derecho de Inscripción. En ningún caso, se perderá el derecho que tienen las personas naturales de requerir por sí mismas, la
inscripción de los hechos y actos jurídicos relativos a su estado y capacidad civil.
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Artículo 38. Casos no previstos. Cualquier situación no prevista en el presente Reglamento para resolver un caso concreto,
será resuelta por el Registrador Central de las Personas, quien requerirá un informe circunstanciado al Registrador Civil de las
Personas respectivo.
Artículo 39. Los casos que presenten controversias y que la Ley del Registro Nacional de las Personas –RENAP- y este
Reglamento no faculten a los Registradores Civiles de las Personas para resolver, deberán ser resueltos por el Registrador
Central de las Personas y el Director Ejecutivo en su orden.
Laboratorio
Actividad I:
Instrucción: Conceptualice los artículos 38 y 39.
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BIBLIOGRAFÍA
1. Acuerdo del Directorio Número 176-2008, Reglamento de Inscripciones Registrales, Registro Nacional de las Personas, Guatemala 2008.
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3. Brañas, Alfonso; Manual de Derecho Civil Libro I, II, III: 4ª. Edición, Editorial Estudiantil Fenix, Guatemala 2006.
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5. Decreto 90-2005, Ley del Registro Nacional de las Personas, Congreso de la República de Guatemala, Guatemala 2005.
6. Decreto Ley 106, Código Civil, Jefe del Gobierno de la República, Enrique Peralta A zurdía, Guatemala 1964.
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7. Figueroa Alfonso, Compilador, Tratado Elemental de Derecho Civil, Editorial Harla S.A. México, 1993.
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