El documento describe las reacciones de Pedro, Santiago y Juan ante la Transfiguración de Jesús, primero diciendo que era bueno estar allí y luego cayendo de bruces llenos de espanto ante la voz de Dios. También explica que la cercanía a Dios que tenían Moisés y Elías alcanza su plenitud en Cristo.
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El documento describe las reacciones de Pedro, Santiago y Juan ante la Transfiguración de Jesús, primero diciendo que era bueno estar allí y luego cayendo de bruces llenos de espanto ante la voz de Dios. También explica que la cercanía a Dios que tenían Moisés y Elías alcanza su plenitud en Cristo.
El documento describe las reacciones de Pedro, Santiago y Juan ante la Transfiguración de Jesús, primero diciendo que era bueno estar allí y luego cayendo de bruces llenos de espanto ante la voz de Dios. También explica que la cercanía a Dios que tenían Moisés y Elías alcanza su plenitud en Cristo.
El documento describe las reacciones de Pedro, Santiago y Juan ante la Transfiguración de Jesús, primero diciendo que era bueno estar allí y luego cayendo de bruces llenos de espanto ante la voz de Dios. También explica que la cercanía a Dios que tenían Moisés y Elías alcanza su plenitud en Cristo.
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2Cuaresma_A_domingo
En el Evangelio encontramos dos reacciones muy distintas de Pedro,
Santiago y Juan durante el suceso histórico de la Transfiguración. Primero, ante Jesús resplandeciente de gloria, y ante la visión de Moisés y Elías, dicen: “Señor, ¡qué bueno es que estemos aquí!”. Después, ante la voz procedente de la nube luminosa, que es la voz del Padre, los discípulos caen de bruces llenos de espanto. Aunque parezcan contrarias, ambas reacciones son las naturales cuando el hombre se encuentra ante Dios. Misterio fascinante y tremendo. En la Transfiguración, los discípulos pueden ir comprendiendo que la cercanía al misterio de Dios que venía viviendo el pueblo de Israel, la de Moisés (cara a cara) y Elías (en susurro) -> monte Horeb, alcanza su plenitud en la cercanía a Cristo, en escucharle a Él. Modo más ordinario, por la propia voluntad de Dios. Pero escuchar a Jesús y hacer su voluntad sigue siendo fascinante y tremendo