Rodrguez Brito w1996 Agua y Agricultura en Canarias Conserjera de Agricultura Pesca y Alimentacin Centro de La Cultura Popular de Canaria 236 PP 0

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Por otra parte, en la misma ponencia se incluyen dos comunicaciones que abordan el

análisis de casos concretos de desarrollo rural: la de John Naylon (U. de Keele) sobre
Galicia, y la de Mike Tricker (U. Aston, Birmingham), sobre el desarrollo basado en
iniciativas locales en el Reino Unido.
Respecto al primero, el autor analiza el caso gallego como una “región periférica, rural
y subdesarrollada” que, sin embargo, comienza a experimentar cambios positivos en el
medio rural, gracias a la P.A.C., y que se manifiestan en el auge de una horto-fruticultura
intensiva y en otros sectores en crecimiento como la viticultura, silvicultura, turismo rural
y patrimonial y en el establecimiento de pujantes agroindustrias. Por otro lado, M. Tricker
revisa algunos intentos concretos de desarrollo rural emprendidos por la Comisión de
Desarrollo Rural, la Comisión Rural, Naturaleza Inglesa y el Consejo Rural para el Patri-
monio Natural de Gales y Escocia, concluyendo que, pese a la creencia generalizada, los
resultados de las evaluaciones recientes indican que las ayudas a los desarrollos locales
autopropulsados no deben buscar exclusivamente bajos costes a corto plazo, sino que el
objetivo adecuado es lograr la eficiencia de las inversiones.
Buen libro, en definitiva, de un interesante simposium internacional, en el que los
geógrafos españoles demostraron una preparación notable, así como unas líneas de inves-
tigación más cercanas a la realidad geográfica. En la obra se combinan aportaciones de
gran interés con otras que habrían necesitado una reflexión previa y que, sin embargo, no
empañan en modo alguno las virtudes de una publicación llamada a constituir una referen-
cia obligada para futuros trabajos de Geografía Rural.

Antonio M. Rico Amorós


Francisco J. Torres Alfosea

RODRÍGUEZ BRITO, W. (1996): Agua y agricultura en Canarias, Conserjería de Agri-


cultura, Pesca y Alimentación. Centro de la Cultura Popular de Canaria, 236 pp.

El libro del doctor Rodríguez recopila una serie de artículos que publicó en la prensa
canaria entre 1991 y 1995 (El Día, Jornada, La Gaceta de Canarias, Diario de las
Palmas) sobre la situación de la agricultura y la explotación de los recursos hídricos en
esta comunidad autónoma y cuya recopilación dio lugar a esta obra, tal y como corrobora
la consulta de la bibliografía que adjunta. Origen primigenio que se observa en la redac-
ción siendo frecuente referencias a hechos coyunturales como puede ser la construcción
de una autopista en el valle de la Orotava o la inclusión de exclamaciones e interjecciones,
como, por ejemplo, ¡La modernidad y el espíritu de Maastrich!, «chocolate del mono».
Temática citada que se estructura en dos apartados, que se subdividen a su vez en 9 y 15
capítulos respectivamente.
Rodríguez Brito en el análisis del primer bloque temático citado concede especial
relevancia al incremento de las demandas y a las consecuencias que de esta tendencia se
han derivado, a saber, proliferación de galerías que van aumentado de manera notable la
extensión de su red, la inutilización de numerosas canalizaciones debido al descenso de
los niveles piezométricos, con la consiguiente, pérdida de rentabilidad y de calidad de los
caudales. Agotamiento de estas canalizaciones que se ha suplido con la proliferación de
pozos, sobre todo tras la difusión de los motores de explosión y, especialmente, en las
últimas cuatro décadas. Proceso que, en palabras de su autor, no ha hecho más que

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agravar la situación anterior ya que los problemas descritos para éstas no se han solucio-
nado, sino que se han repetido.
Una vez descrita la evolución y situación actual de este recurso en el archipiélago
canario, aboga por la adopción de una serie de disposiciones que permitan hacer frente a
la penuria actual, agravada en ocasiones como consecuencia de una inadecuada gestión o
la obsolescencia de las redes de distribución. Entre éstas menciona una mayor racionali-
dad en el uso del agua evitando situaciones de competencia desleal entre actividades
económicas y, concretamente, entre la agricultura y el turismo; la mejora de los sistemas
de riego (sustitución del sistema de riego tradicional, que supone el 60% del total, por
sistemas de ahorro de agua); la reducción de las pérdidas que se producen en la red de
distribución, que se cifran en torno a un 25% de media, aunque no son extrañas pérdidas
del 50% como en el Puerto de la Cruz.
Atención prioritaria asigna, por último, a la adopción de medidas que permitan au-
mentar los recursos disponibles. Mencionando, por un lado, la necesidad de una mayor
regulación, pues numerosos barrancos vierten los caudales excedentarios al mar en época
invernal y, por otro, la difusión de técnicas que permitan la reutilización de caudales
depurados y el empleo de nuevas tecnologías entre las que destaca la desalación.
En el segundo bloque temático, tomando como punto de partida las transformaciones
que se han producido desde finales de los años cincuenta en el agro canario (éxodo rural,
mecanización, difusión de nuevas actividades económicas, etc.), al igual que en gran parte
del campo español, describe las repercusiones que estos cambios han tenido en los tres
grandes conjuntos de paisajes agrarios en los que subdivide al archipiélago: los paisajes
agrarios de los medios áridos (Lanzarote, Fuerteventura y el Sur de Tenerife), los de
medios subhúmedos (policultivo de secano, paisaje de las medianías) y los de las franjas
litorales (cultivos tradicionales de exportación y los innovadores). Sobresaliendo entre
éstas la reducción de la superficie cultivada, pues se han dejado de arar el 60% de las
tierras labradas en 1950; sustitución de variedades tradicionales y el envejecimiento de
los activos, etc.
Análisis del agro canario que, el autor, resume en un adjetivo: atonía. Situación que
relaciona con una serie de obstáculos entre los que destacan la baja rentabilidad de los
cultivos tradicionales, la carencia de asesoramiento técnico y de investigación, el encare-
cimiento de semillas, la falta de una red de comercialización ágil y económica, las escasas
inversiones que se realizan en el sector y la competencia que las actividades turísticas
realizan sobre los recursos hídricos disponibles. Proponiendo una serie de alternativas que
permitan superar esta tendencia. Entre éstas destacan el crear y favorecer las denomina-
ciones de origen, fomentar las asociaciones agrarias y los canales de comercialización,
favorecer la incorporación de jóvenes o mejorar las infraestructuras rurales mediante la
concentración parcelaria o la creación de bancos de tierras.
Denunciando, por último, que este proceso se ha traducido en la destrucción de los
paisajes agrarios tradicionales, fruto muchos de ellos de la interacción hombre-medio
y que permitieron la puesta en cultivo de espacios poco aptos para la práctica agrícola
como son áreas con menos de 200 milímetros de precipitación al año gracias al
empleo del jable (arena de origen volcánico que retiene la humedad) y a la rotación
de cultivos, sin crear graves problemas ambientales como los que han generado los
paisajes fruto de la «Revolución Verde» (contaminación de suelos y acuíferos, pérdi-
da de suelos, etc.).
Paisajes cuya conservación esgrime desde varios puntos de vista, pues si bien carecen
de valor desde una óptica meramente productivista, sus beneficios son innegables desde el
punto de vista de la conservación del medio ambiente al asegurar la biodiversidad de estos

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espacios y frenar las procesos erosivos, pero también como elemento de equilibrio social,
además de contribuir a la diversificación de las actividades turísticas.
Relevante resulta, asimismo, la crítica que el autor realiza a lo largo de las páginas que
constituyen esta obra y que engloba diferentes aspectos y organismos. En esta línea,
denuncia la falta de planificación de la administración, que invierte en construir playas
artificiales o en la celebración de los carnavales cuyos presupuestos superan a las inversio-
nes en obras hidráulicas en la isla de Tenerife, pero no en la renovación de antiguas
infraestructuras hídricas o la instalación y mantenimiento de nuevas tecnologías que am-
plíen la oferta de recursos disponibles. Poniendo de manifiesto, a su vez, que las depurado-
ras se encuentran «en estado lamentable, sin el necesario mantenimiento con una infraes-
tructura obsoleta y tercermundista» o que «la construcción de desaladoras son postergadas
ante la falta de compromiso y voluntad del gobierno central o a la falta de coordinación
entre las diferentes administraciones».
Censurando también que las inversiones se llevan a cabo pensando más en las repercu-
siones políticas futuras que éstas tendrán que en la realidad del medio social donde se
ponen en práctica, lo que indudablemente conduce a su fracaso. Siendo paradigmática la
isla de la Gomera, que califica como «situación anómala», «país de Jauja» pues en ella las
inversiones se realizan sin tener en cuenta las prioridades sociales, por lo que no se han
creado las condiciones para el desarrollo endógeno, de ahí que aunque sea la isla más
beneficiada por la llegada de capitales continúe perdiendo población.
Actuaciones que son un ejemplo de inversiones inadecuadas, pero también del propio
desinterés de la sociedad canaria por la problemática que afecta a los medios rurales y a los
recursos hídricos. Así Rodríguez Brito la acusa de carecer de una mentalidad de ahorro del
líquido elemento, pero también de estar desprovista de sensibilidad agrícola, lo que ha
favorecido la falta de interés por la cultura popular, que es despreciada al considerarla
«atrasada», «de pueblos pobres» lo que ha conducido a la pérdida de identidad de un
pueblo. Situación que el autor considera intolerable ya que supone «la hipoteca de nuestros
recursos: agua y suelo». Reivindicando la necesidad de recuperar el patrimonio material y
cultural mediante la construcción de museos que acojan esta riqueza. Necesidad palpable
en el caso del Valle de Güímar, donde los aterrazamientos (en la isla conocidos como
«molleros» o «majanos»), se están desmoronando, ante la falta de atención cuando en
realidad son verdaderas «catedrales» pues muestran los esfuerzos que los agricultores para
adaptarse a un medio hostíl.
La obra de Rodríguez Brito lleva a cabo un análisis de las principales transformaciones
que se han producido en el agro canario como consecuencia de las mutaciones que desde
los años sesenta se han producido en la sociedad canaria, en un medio árido donde muchas
de éstas han sido posible gracias a la intensificación de las extracciones de recursos
hídricos, pero va más allá pues realiza una serie de propuestas cuya adopción resolvería
parte de los problemas que afectan al archipiélago, pero también de la necesidad de
concienciar a gobernantes y a la población en general de las prioridades de este espacio,
paso previo para la puesta en práctica de planificación adaptada al medio social afectado.

María Hernández Hernández

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