Modulo 3 - Derecho Penal II
Modulo 3 - Derecho Penal II
Modulo 3 - Derecho Penal II
La propiedad como bien jurídico protegido. Noción constitucional, civil y penal de la propiedad
Hurto
Robo
Extorsión
Referencias
Lección 1 de 5
Al desarrollo efectuado por el maestro Ricardo Núñez (1999), en Manual de Derecho Penal Parte Especial, tercera
edición (texto aportado como bibliografía básica), corresponde agregar que en los delitos regulados en el título IV
denominado “Delitos contra la propiedad”, el concepto de “propiedad”, como bien jurídico protegido, debe ser
entendido en forma amplísima, de manera tal que abarque tanto el dominio propiamente dicho, en el sentido
civilista, como otros derechos esenciales y hasta la posesión y la tenencia.
Concebida de esta manera, como bien lo señala Núñez (1999), no puede identificarse la propiedad como derecho
constitucionalmente garantizado y la propiedad como bien jurídicamente protegido en el ámbito penal, pues aquella
abarca bienes que no tienen naturaleza económica, como son las adquisiciones procesales (no se debe confundir
con la estafa procesal, art. 172 del Código Penal).
La propiedad como bien jurídico penalmente protegido tiene un concepto más amplio que el aportado en el ámbito
del Código Civil, pero, a su vez, más restringido que el que se tiene desde el punto de vista constitucional.
A continuación, y antes de adentrarnos en los contenidos teóricos de la materia, vamos a analizar un fallo
perteneciente al Tribunal Superior de Justicia de la provincia de Córdoba, "Alfonso, Hugo Fabián p.s.a. robo
calificado por el uso de arma −Recurso de Casación−" (Dres. Tarditti, Cafure y Rubio)1.
ROBO. AGRAVANTES. USO DE ARMAS. Fundamento de la agravante. Armas propias e impropias: Diferencias. Uso
intimidatorio de un cuchillo.
[1] TSJ. Sala Penal. Sent. N.° 69. Alfonso, Hugo Fabián p.s.a. robo calificado por el uso de arma -Recurso de Casación. (2003). Recuperado de https://bit.ly/37lR9mi
1 Deben equipararse a las armas propias aquellos objetos cuya propia estructura es suficiente para
aumentar el poder ofensivo o defensivo de la persona que la utiliza; en tanto que son armas
impropias todos aquellos instrumentos que circunstancialmente aumentan el poder de mención,
debido al efectivo empleo −como medio violento− que se realiza en el ataque contra la propiedad.
(Voto en mayoría: Dres. Tarditti y Rubio).
3 El arma propia, al ser empuñada, por su especial destino, es indicativa de un despliegue de violencia
tácita contra la persona de la víctima, y son esa violencia y su mayor eficacia lesionadora de la
defensa privada los fundamentos de la agravante. (Voto en minoría: Dra. Cafure).
Abierto el acto por la Sra. Presidente, se informa que las cuestiones a resolver son las siguientes:
1. ¿Ha sido aplicado erróneamente el art. 166, inc. 2, 1.er sup?, del CP?
Los señores Vocales emitirán sus votos en el siguiente orden: Dres. Aída Tarditti y Luis Enrique Rubio
en forma conjunta, y María Esther Cafure de Battistelli.
A LA PRIMERA CUESTIÓN:
Los señores Vocales, doctores Aída Tarditti y Luis Enrique Rubio, dijeron:
Por sentencia número cuatro, de fecha catorce de marzo de dos mil dos, la Cámara Tercera en lo Criminal, de esta ciudad de Córdoba, por
intermedio de la Sala Unipersonal a cargo del Dr. Santiago Luis Idiarte, en lo que aquí concierne, resolvió declarar a Hugo Fabián Alfonso autor
penalmente responsable del delito de robo calificado por el uso de arma (art. 166, inc. 2, CP), y le impuso la pena de cinco años y nueve meses de
prisión, con adicionales de ley y costas (arts. 12, 40, y 41 CP; 550 y 551 CPP). (Ver fs. 115).
II.1. El Sr. Asesor Letrado del 22º Turno, Dr. Angel F. N. Blanco, en representación del acusado Hugo
Fabián Alfonso, presenta un escrito mediante el cual fundamenta jurídicamente el recurso de casación
interpuesto por el acusado Hugo Fabián Alfonso, por derecho propio. A continuación, se consigna el
agravio del impugnante, tal como lo redacta el Sr. Asesor Letrado que lo representa.
2. Bajo el amparo del motivo sustancial de casación (art. 468, inc. 1, CPP), se agravia de la sentencia de
marras, por entender que ha aplicado erróneamente el art. 166, inc. 2 del CP al caso de autos.
Concreta su reproche arguyendo que el tribunal de mérito no estableció como circunstancia fáctica la
utilización de un arma de fuego cargada, sino que la misma consistió en un cuchillo, cuya hoja se
mantenía oculta, y que por ello no se pudo determinar si existió alguna agresividad en forma propia o
impropia.
A continuación, citando jurisprudencia de esta Sala (autos "Sosa"), sostiene que, mientras no haya
hecho ni siquiera el amague de un golpe, es decir, mientras no se haya acometido con ella, el instrumento
en cuestión no debe considerarse un arma impropia, y "...ni siquiera se puede afirmar que el delincuente
tuvo la intención y voluntad de utilizarla como tal, con riesgo para la vida o la salud de la víctima" (fs.
133 vta.).
Alega que admitir que la mera exhibición del arma inidónea sea suficiente para tener por configurada la
agravante del inc. 2 del art. 166 del CP como arma impropia, importaría desplazar el fundamento de la
agravante hacia el mayor poder intimidante, puesto que solo su empleo como elemento contundente
será demostrativo de la intención del autor de utilizarla en tal sentido.
Cita también, en abono de su posición, lo sostenido por esta Sala en autos "Arce" (S. nº 127,
29/10/1999), en cuanto a que convertir un arma propia inepta objetivamente en arma impropia (objeto
contundente) por la sola posibilidad de ser empleado como tal, sin que tal utilización efectiva resulte de
las pruebas de la causa, resulta "vulneratoria del principio de inocencia" (Conv. Americ. Deres. Hus., art.
8, 2; Pacto Internac. Ders. Civs. y Políts., art. 14, 2)(ver fs. 133 a 134).
III. Antes de ingresar al caso sub iudice, cabe recordar la repetida doctrina judicial de este Tribunal
Superior que afirma que la sentencia es una unidad (TSJ, Sala Penal, "Díaz", A. nº 159, 29/4/99; "Arce",
A. nº 177, 13/5/99; "Vargas", A. nº 179, 18/5/99; "Milano", A. nº 308, 24/8/99; "Vicente", S. nº 103,
26/8/99; "Forasieppi", A. nº 365, 8/10/99), a fin de extraer las circunstancias fácticas relevantes dadas
por ciertas.
2. Ahora bien, con respecto a lo que aquí interesa, el tribunal de mérito, valiéndose −entre otros− del
testimonio de la víctima del hecho (el Sr. Luis Adolfo Funtes), estableció que el día 24 de junio de 2001,
siendo aproximadamente las 5:58 h, cuando Luis Adolfo Funes se encontraba desempeñando sus
tareas laborales en una Estación de Servicios y estaba cerca de los baños de dicha estación, el acusado
Hugo Fabián Alfonso se hizo presente en el referido lugar y le exhibió a Funes una cuchilla con una hoja
de aproximadamente 20 cm de largo (la cual era mantenida oculta por Alfonso debajo de la manga del
buzo que vestía), haciendo un ademán con la mano donde tenía la cuchilla, separándola del cuerpo, y
luego se colocó aproximadamente a un metro del nombrado, diciéndole "dame la billetera", repitiendo
esta orden en dos oportunidades. A lo que Funes en un principio se negó, pero luego, ante otro ademán
del acusado Alfonso con su mano derecha (donde tenía el arma), consistente en un movimiento que
inclinó la hoja de la cuchilla que llevaba hacia abajo, estirando la manga del buzo de manera tal que
dejó apreciar a la víctima con más claridad el ancho de la hoja de la cuchilla que portaba, hizo entrega al
encartado de una billetera de plástico, conteniendo en su interior la suma de pesos diecinueve ($19).
Una vez logrado el desapoderamiento recién relatado, el acusado se dio a la fuga (ver fs. 111 vta., 112 y
vta., y 114 vta. −el resaltado es nuestro).
3. A posteriori, al abordar la cuestión relativa a la calificación legal del hecho recién narrado, el
sentenciante utilizó la figura del art. 166, inc. 2, 1.er sup., del CP, "...toda vez que intimidando con un
arma blanca consistente en una cuchilla que portaba y que luego exhibiera a la víctima Funes (el
acusado Alfonso) logró desapoderarlo del dinero que tenía en su poder" (ver fs. 114 vta. el resaltado es
nuestro).
IV. De la reseña del agravio bajo análisis (ver supra, II.2) se desprende que el núcleo del mismo radica
en discutir la calificación legal del hecho enrostrado a Alfonso, por entender que la mera exhibición de
un cuchillo, manteniendo oculta su hoja, sin ni siquiera haber amagado a golpear con dicho
instrumento, es decir, sin haber acometido con este, no basta para considerarlo un arma impropia; y por
ello este factum no debió haber sido subsumido en la figura del robo calificado por el uso de armas (art.
166, inc. 2, 1.er sup., CP).
Sobre el particular, adelantamos que debe brindarse una respuesta negativa a la presente cuestión.
Damos razones:
1. La jurisprudencia de esta Sala ha equiparado a las armas propias aquellos objetos cuya propia
estructura es suficiente para aumentar el poder ofensivo o defensivo de la persona que la utiliza (TSJ,
Sala Penal, "Quiroga", S. 69, 2/9/2002); en tanto que ha sostenido que son armas impropias todos
aquellos instrumentos que circunstancialmente aumentan el poder de mención, debido al efectivo
empleo −como medio violento− que se realiza en el ataque contra la propiedad (TSJ, Sala Penal,
"Sosa", S. 11, 27/8/1990; "Véliz", S. 118, 20/11/2001).
2. De lo precedentemente expuesto surge palmario que el objeto utilizado en el hecho de marras se
trató de un arma propia que se blandió de manera amenazante. Ello así pues, la propia estructura del
objeto punzocortante utilizado −un cuchillo, cuya hoja es de aproximadamente 20 cm de largo− sirvió
para aumentar la capacidad ofensiva o defensiva del acusado, a la par que intensificó la intimidación a
la víctima.
3. En definitiva, la sola exhibición amenazante de un arma propia ha creado tanto una real y concreta
situación de peligro para la integridad física o para la vida de la víctima como aumentado la intimidación
por el empleo de un medio potencialmente apto. Estas son, precisamente, las razones de la calificante
prevista en el art. 166, inc. 2 del CP (tal como lo hemos sostenido en "Vázquez", S. 60, 8/8/2002;
"Ludueña", S. 76, 5/9/2002; "Roldán", S. 87, 11/10/2002; "Toledo", S. 10, 10/3/2003 −entre otros−). Por
ello, no debe corregirse la solución dispuesta por el Tribunal a quo.
I. Adhiero a la relación de causa efectuada por los Sres. Vocales preopinantes (ptos. I a III). Discrepo,
sin embargo, acerca de las razones de la aplicación del art. 166, inc. 2º, del CP en el hecho bajo análisis
en esta instancia casatoria (punto IV). La diferencia es congruente con mi voto disidente en los autos
"Jaime" (S. nº 38, 7/8/97) y más recientemente en "Quiroga" (S. 69, 2/9/02), "Moyano" (S. 104,
12/12/02) y "Magallanes" (S. 28, 29/4/03), entre otros, en los que he expresado acabadamente mi
posición al respecto.
II.1. He expresado −como reseñaré muy brevemente− que el arma propia, por su especial destino, es
indicativa, al ser empuñada, de un despliegue de violencia tácita contra la persona de la víctima, y es
esa violencia y su mayor eficacia lesionadora de la defensa privada, el fundamento de la agravante.
2. Conforme la interpretación precedente, habiendo quedado acreditado que el hecho fue perpetrado
mediante el uso de un cuchillo, cuya hoja es de aproximadamente 20 cm de largo, el cual, al ser
empuñado, evidenció un despliegue de violencia tácita contra la persona de la víctima, estimo (tal como
lo sostuve en el precedente "Quiroga", supra cit., el cual trataba sobre un hecho similar al presente) que
el suceso ha sido correctamente subsumido en la figura agravada del art. 166, inc. 2º, del Código Penal.
Ello así, porque claramente ha concurrido en autos el único fundamento de la agravante en cuestión.
A LA SEGUNDA CUESTIÓN
Los señores Vocales, doctores Aída Tarditti y Luis Enrique Rubio, dijeron:
Atento a la votación que antecede, corresponde rechazar el recurso deducido en autos. Con costas
(arts. 550 y 551 CPP).
Así voto.
La señora Vocal, doctora María Esther Cafure de Battistelli, dijo:
Los señores Vocales preopinantes dan, a mi juicio, las razones necesarias que deciden correctamente
la presente cuestión. Por ello, adhiero a su voto, expidiéndome en igual sentido.
RESUELVE: Rechazar el recurso de casación interpuesto por el acusado Hugo Fabián Alfonso, y fundado
jurídicamente por el Sr. Asesor Letrado, Dr. Ángel F. N. Blanco, en su carácter de defensor del nombrado
(art. 166, inc. 2, 1.er sup., CP). Con costas (arts. 550 y 551 ibídem).
Con lo que terminó el acto que, previa lectura y ratificación que se dio por la señora Presidente en la
Sala de Audiencias, firman esta y los señores Vocales de la Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia,
[2] TSJ. Sala Penal. Sent. N.° 69. Alfonso, Hugo Fabián p.s.a. robo calificado por el uso de arma -Recurso de Casación. (2003). Recuperado de
https://bit.ly/37lR9mi
Una vez incorporados los conocimientos teóricos de la presente lectura, te proponemos reflexionar en
relación con la correcta calificación delictiva y el análisis fáctico, con el propósito de valorar si fue correcta
la sentencia que finalmente se decidió.
Atención. Si bien la figura de hurto no se plantea en el caso, pero sí la de robo, te invitamos a reflexionar el porqué de
ello.
C O NT I NU A R
Lección 2 de 5
Hurto
El hurto simple es el apoderamiento ilegítimo de una cosa mueble total o parcialmente ajena, cuya definición surge
con meridiana claridad del art. 162 del Código Penal3. Por su parte, el art. 163 del ordenamiento punitivo, prevé las
formas agravadas de dicha conducta.
[3] Ley 17454. Código Procesal Civil y Comercial de la Nación (1981). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/2TBEJAc
Se entiende por “tenencia” la posesión de la cosa bajo el poder de una persona. Esto se traduce en la posibilidad de
ejercer materialmente actos dispositivos sobre la cosa. En consecuencia, el ataque al dominio sin vulneración de la
tenencia de la cosa no constituye hurto (Buonpadre, 2000), puede constituir una conducta impune o un daño, pero
nunca encuadrar en el art. 162 del Código Penal.
El hurto parte del presupuesto de que alguna persona de existencia física o idea tenga la cosa bajo su poder y que, a
partir de las acciones llevadas a cabo por el autor del ilícito, pierda la tenencia del objeto. Sin embargo, no solo basta
esta circunstancia, sino que también debe haber un traspaso de poder que opera en el momento del apoderamiento
de la cosa mueble ajena.
Con esto se quiere significar que, si la persona pierde la tenencia de la cosa, por desplazamiento de la cosa de un
lugar a otro, pero no pierde el poder sobre ella, el delito no se perfecciona. Por ejemplo, el ladrón puede tomar una
mercadería dentro de un supermercado y luego guardarla en el interior de su chaqueta, dispuesto a retirarse sin
abonarla; a hora bien, hasta tanto no franquee las medidas de seguridad del local comercial, no se ha perdido poder
sobre la misma.
La cosa sigue en poder cuando es mantenida dentro de la esfera donde el tenedor puede ejercer los efectivos
poderes de dueño o custodio. Una vez que se viola o franquea esta tenencia sobre la cosa, ya existe lesión al bien
jurídico protegido, pues este delito ataca la integridad material de la propiedad y no la incolumidad cuantitativa.
Acción
La conducta central de delito es el apoderamiento de la cosa. Esta acción implica tomar la cosa para someterla al
propio poder para llegar a disponer de ella. “El apoderarse de una cosa importa un acto compuesto, conformado por
un acto material y un propósito que caracteriza al acto jurídico” (Núñez, 1999, p. 182). En otro lenguaje, la acción de
apoderamiento requiere la presencia de dos elementos distintos, a saber: 1) el elemento material, la aprehensión de
la cosa; y 2) un elemento psicológico, el ánimo de querer la cosa para sí, de convertirla, en el objeto de ejercicio de
un derecho de propiedad, de ganar señorío o la posesión o uso de ella (Romero, 2005).
Así, la acción configurativa del delito de hurto se lleva a cabo a través de dos acciones: la acción material u objetivo
de tomar la cosa y un acto intelectual o subjetivo que consiste en desapoderar a la víctima de la posesión de la cosa,
lo que se traduce en la intención de someter la cosa al propio dominio (Núñez, 1999). Por tanto, no basta tomar la
cosa si no se hace es con la intención de desapoderar a la víctima. Por ejemplo, si se quita de la mano de una
persona su cámara fotográfica con la intención de observar las imágenes que se habían tomado con ella y, una vez
observadas las imágenes, se le devuelve la cámara a su dueño, no se da el elemento psicológico que exige la figura
de hurto para su configuración.
Objeto material
En el hurto, la acción de apoderamiento debe recaer sobre una cosa mueble total o parcialmente ajena.
Conforme a la definición aportada en el Código Civil, art. 2311, “se llaman cosas en este código, los objetos
Las cosas, entonces, se caracterizan por dos notas esenciales: la materialidad y el valor (Buompadre, 2000). La
primera se presenta cuando el objeto ocupa un lugar en el espacio, la cosa puede ser sólida, líquida o gaseosa; a
partir de la reforma efectuada al Código Civil por Ley 177115, la energía eléctrica queda incluida, lo cual también
resulta asimilable a las señales de cable y de teléfono, con lo que quedan excluidas las cosas inmateriales como los
derechos (propiedad intelectual). Respecto del valor, la cosa debe ser susceptible de tener un valor patrimonial, que
resulte apropiable. El valor mínimo de la cosa no excluye su condición de cosa, el mayor valor tampoco aumenta la
penalidad.
La cosa, además, debe ser mueble. Se entiende por tal a todo objeto del mundo exterior que sea susceptible de ser
transportado de un lugar a otro (autos, bicicletas, televisores, billeteras, entre otros objetos). Quedan comprendidos
los animales y aquellas partes de los inmuebles que puedan ser separados de estos (estufas, ventanas, puertas,
entre otros elementos).
Por último, se exige la ajenidad. La ley exige que la cosa mueble sea total o parcialmente ajena. En consecuencia, la
cosa debe pertenecer a otra persona distinta a la que comete la acción típica. Por lo tanto, quien se apodera de lo
que es suyo no comete hurto. Esto implica que para que se configure el delito, se exige la concurrencia de dos
requisitos: uno positivo, que consiste en que la cosa pertenezca a alguien, y otro negativo, que consiste en que la
cosa no le pertenezca a quien se apodera de ella. Cuando se habla de “parcialmente ajena”, se está haciendo
alusión a aquellas cosas que pertenecen a dos o más personas, y una de estas decide apropiarse de la cosa en
contraposición del derecho que sobre la misma tiene el copropietario.
Quedan al margen del delito las siguientes cosas: las res nullius, es decir, aquellas que no pertenecen a nadie (arts.
2343, 2525 y 2527 del Código Civil6), por ejemplo, los animales salvajes, los peces del río, entre otros; las res
derelictae, las abandonadas por sus dueños (arts. 2526 y 2527 del Código Civil7); las cosas que han sido dejadas en
los canastos de basura; y las res perditi, que son las cosas perdidas para su dueño, pero que no han sido
abandonadas; en este último caso, si bien su apropiación no constituye hurto (art. 162 del Código Penal8), es
configurativa de una modalidad especial del delito de defraudación (art. 175, inc., 1 del Código Penal9).
Elemento normativo
Hurta quien se apodera de la cosa ilegítimamente, es decir, sin derecho para ello. Al ser un elemento normativo del
tipo, quien toma o se apodera de una cosa creyendo que tiene derecho para llevar a cabo tal conducta no comete
ilícito, al estar viciado el aspecto subjetivo de su conducta.
Cabe señalar que la exigencia de la ilegitimidad en el actuar del sujeto activo no debe confundirse con la
inexistencia de causas de justificación (ejercido de un derecho, legítima defensa, estado de necesidad), pues estas
solo se refieren a las específicamente establecidas por el art. 34 del Código Penal10, cuyo análisis corresponde
efectuar en otro nivel analítico, es decir, en el ámbito de la antijuricidad.
[4] Ley 26994. Código Civil y Comercial de la Nación. (2014). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/2tYXaE8
[6] Arts. 2343, 2525 y 2527. Ley 26994. Código Civil y Comercial de la Nación. (2014). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/2tYXaE8
[7] Arts. 2526 y 2527. Ley 26994. Código Civil y Comercial de la Nación. (2014). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/2tYXaE8
[8] Art. 162. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[9] Art. 175. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[10] Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
Momento consumativo
Ha generado un arduo debate determinar cuál es el momento consumativo del delito de hurto, lo cual motivó el
desarrollo de numerosas teorías, entre las que podemos mencionar las siguientes8:
Teoría del contacto, según la cual el hurto se consuma con el mero tocamiento de la cosa.
Teoría del aprehensivo, que consiste en la simple captación material del objeto, es decir, en poner las
manos sobre la cosa.
Teoría de la amotio, que exige la remoción de la cosa del lugar donde se encontraba.
Teoría de la ablatio, según la cual el hecho se consuma cuando la cosa es transportada de un lugar a
otro.
Teoría de la illatio, que considera consumado el hurto cuando se pone la cosa a buen recaudo, es
decir, en lugar seguro.
Si bien todavía persisten algunas discusiones al respecto, puede decirse que la jurisprudencia y la doctrina se han
inclinado por la teoría de la ablatio (Buompadre, 2000).
Aspecto subjetivo
La figura analizada se caracteriza por ser un delito doloso, cuyo conocimiento debe comprender tanto el
conocimiento de la ajenidad de la cosa como la ilegitimidad del apoderamiento y la voluntad de desapoderar al
tercero, tomar y disponer de la cosa.
Conforme a lo expuesto, queda excluida la culpa y el dolo eventual. ¿Imagina cuántos hechos de la vida cotidiana
podrían objetivamente encuadrar en la figura del hurto y no presentar el componente subjetivo exigido por la
norma?
Figura 1: Hurto
Fuente: elaboración propia con base en el art. 162 de la Ley 1117911 .
[11]Art. 162. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
https://bit.ly/3r9Yygv
Agravantes
La figura básica del hurto se encuentra agravada con pena de prisión de uno a seis años en los casos de hurto que
detallamos a continuación:
Hurto campestre
La agravante del inciso primero del art. 163 del Código Penal12 tiene lugar cuando los productos se encuentran
separados del suelo y quedan abarcados los frutos. No existe acuerdo respecto de si el texto legal se refiere solo a
productos vegetales o si también se encuentran comprendidos los minerales. Parte de la doctrina se inclina por esta
última interpretación, en el entendimiento de que la ley no ha hecho ninguna distinción (Buonpadre, 2000).
Quedan fuera todos los productos que no provengan del suelo, tales como la miel o la leche. Asimismo, se exige que
el proceso de separación sea llevado a cabo por el hombre (con sus manos o mediante el uso de maquinaría), y no
por hechos de la naturaleza, tales como tormentas u otros fenómenos climatológicos.
2589013). Al respecto, todos estos deben estar afectados a la actividad agrícola-ganadera, pues, si los instrumentos
que son hurtados no son utilizados con tal finalidad, la calificante no resulta de aplicación. Podría presentarse el
caso del hurto de una pala cuya afectación responda exclusivamente al cuidado del jardín del casco de la estancia.
¿Concurriría la calificante prevista en el inciso primero del art. 163 del Código Penal?
Para que proceda este encuadramiento legal, los objetos deben haber sido dejados en el campo, esto es, sin la
protección o resguardo que ejercen sobre estos las personas, alejados de los cascos de los campos y de las
residencias de los capataces o encargados de los establecimientos rurales. Como conclusión, debe entenderse por
“campo” a todo lugar fuera del radio poblado y alejado del sitio habitado o de sus dependencias. ¿Correspondería
aplicar el tipo calificado si las herramientas fueran guardadas dentro de un granero ubicado en el campo a una
considerable distancia de los lugares habitados de la estancia?
Por último, la agravante también comprende la sustracción de los “alambres u otros elementos de los cercos,
El delito exige dos conductas para su consumación: la sustracción del objeto y su destrucción. Ello es así porque la
figura tiende a proteger con mayor intensidad no el cerco o el alambre por sí mismos, sino por la función rural que
cumplen, que se traduce en el resguardo y control de los animales. ¿Imagina un hecho en el cual se produzca la
sustracción, pero no la destrucción del cerco?
[12] Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[13] Ley 25890. Modificaciones al Código Penal de la Nación sobre el Delito de Abigeato. (2004). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3gTtU64
[14] Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
Hurto calamitoso
La razón de la intensidad con la cual se castiga el robo en la figura prevista en el segundo inciso del art. 163 del
Código Penal15 encuentra su razón en la particular ocasión de la cual se vale el sujeto activo del ilícito para llevar a
cabo la sustracción. Concretamente, se funda en la menor defensa privada frente a los infortunios que son
descriptos por la norma y también por la mayor criminalidad del sujeto activo quien se vale de las desgracias
sufridas por las víctimas.
Son dos las hipótesis definidas por la agravante: 1) el cometido en ocasión y aprovechando las facilidades de un
desastre o conmoción pública; y 2) el cometido en ocasión y aprovechando las facilidades de un infortunio
particular.
Se entiende por “desastre público” a un suceso dañoso de grandes proporciones, incendios, terremotos, inundación,
entre otros acontecimientos. Por ejemplo, el desborde de un río produce un estado de conmoción en la población
que solo intenta huir del lugar, circunstancia que es aprovechada por sujetos oportunistas quienes deciden saquear
los negocios afectados por la corriente de agua. En cambio, cuando se habla de “conmoción pública”, se hace
referencia también a un hecho de gran magnitud pero que se caracteriza por la violencia. Tal es el caso de un motín
o una revolución. Ejemplo de conmoción pública es el hurto de electrodomésticos llevado a cabo justo en el
momento en el cual se produce un bombardeo sobre una ciudad.
En cuanto al infortunio particular, es una situación de desgracia experimentada por una persona, de orden físico o
espiritual, que impide o dificulta defender su propiedad en condiciones normales. El infortunio debe ser padecido por
la víctima del delito (por embriaguez, desmayos, accidentes en la vía pública o cualquier otra situación semejante).
¿Podría entenderse como situación de desgracia la ruptura de una relación amorosa que desencadena en un estado
de depresión profunda?
Respecto del momento en el cual se debe llevar a cabo la acción de apoderamiento, la ley exige que se lleve a cabo
“con ocasión”, es decir, en el mismo momento en el cual se producen los sucesos descriptos por la ley, ni antes ni
después.
Por último, debe existir una vinculación subjetiva entre el autor del delito y los acontecimientos examinados
precedentemente. En este sentido, resulta necesario que el autor “se aproveche” de las facilidades que se
presentan en virtud del desastre, conmoción pública o infortunio, de modo tal que se valga de estas para perpetrar
el hurto. Un ejemplo es el caso de un sujeto que planifica un hurto, e, inesperadamente, se produce un terremoto de
gran magnitud en la ciudad; sin perjuicio de ello, el sujeto sigue adelante con su propósito, sin tener en cuenta las
graves consecuencias que ha producido el terremoto en la población y, concretamente, en el sentir del comerciante
a quien le sustrajo un televisor. ¿Correspondería en este caso aplicar el tipo calificado?
[15] Art. 163. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
El inciso tercero del art. 163 de Código Penal agrava la conducta según el modo en el cual se lleva a cabo la
sustracción de las cosas. El fundamento del incremento de pena reside en el empleo de ciertos elementos, que
permiten vencer con mayor facilidad las defensas impuestas sobre las cosas.
No es necesario que los instrumentos mencionados por la ley se usen para penetrar al lugar donde se encuentra la
cosas, pues dicha exigencia fue suprimida por la Ley 2472116. Por ejemplo, en la actualidad, la agravante podría
aplicarse a quien sustrae una bicicleta o cualquiera otra cosa que se encuentre amarrada a un poste en la vía
pública.
El uso de estos elementos excluye la violencia o fuerza sobre las cosas, pues, en caso de concurrir cualquiera de
estas modalidades, la conducta será atrapada por el delito de robo (art. 164 del CP)17.
Por “ganzúa” se entiende a cualquier objeto que no es propiamente una llave, pero permite abrir cerraduras.
Generalmente, se trata de alambres u otros objetos cuya morfología permita que sean introducidos en el
mecanismo del cerrojo para poder accionarlo. Al hablar de “instrumento semejante”, la ley no agrega nada, pues ya
el concepto de “ganzúa”, al no referirse a un objeto acotado, permite incorporar cualquier tipo de elemento que
cumpla esta función: alambres, ganchos, precintos, destornilladores, entre otros objetos similares.
“Falsa llave” hace referencia a aquella que no es la correspondiente a la cerradura original. Pueden quedar
comprendidas aquellas llaves que, si bien no han sido diseñadas para una determinada cerradura, por su similitud,
permiten su apertura, como así también aquellas réplicas a las cuales se accede en forma ilegítima, por ejemplo, si
se deja la llave en una cerrajería y el encargado de local hace una réplica y se la entrega a un ladrón indicándole a
qué domicilio pertenece.
Quedan también comprendidas en el tipo calificado las llaves sustraídas, es decir, aquellas que han sido quitadas
del poder de su dueño sin su consentimiento. Podría presentarse un caso donde un carterista sustraiga las llaves y
la billetera de un pasajero de colectivo, y luego, a partir del domicilio que surja de la documentación hallada, cometa
el ilícito. Las halladas también pertenecen a este grupo; son las que, una vez perdidas por su dueño, son
encontradas por el autor del ilícito o un tercero que se las facilita; tal es el caso de las llaves que se caen en la vía
pública y son tomadas por un eventual transeúnte, quien, luego de averiguar la dirección del domicilio, se vale de
estas llaves para perpetrar un hurto. Por último, la figura incluye a las llaves retenidas, cuya posesión, en un
principio, se encuentra consentida o justificada, pero luego se torna ilegítima, y se las conserva contra la voluntad
del dueño o tenedor de quien se las entregó. Tal es el caso, por ejemplo, de la llave entregada al jardinero, quien,
luego de finalizar la relación contractual con el dueño de la vivienda, decide no hacer entrega de la misma y, al cabo
de un tiempo, ingresa a la vivienda valiéndose de esta circunstancia.
[16] Ley 24721. Modificación del Código Penal. (1996). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3nr5Rhg
[17] Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
El inciso cuarto del art. 163 del Código Penal18 incrementa el castigo, en razón de la modalidad adoptada por el
ladrón para sustraer la cosa. Concretamente, se funda en la habilidad del ladrón para poder violar el recinto donde
se encuentra la cosa mueble, es decir, las defensas privadas puestas para evitar la sustracción.
No existe en el Código Penal una definición auténtica de lo que debe entenderse por “escalamiento”; sin embargo,
se ha sostenido que la expresión abarca toda penetración por una vía que no sea destinada a servir de entrada, por
lo que resultan atinadas las observaciones que hace Núñez (1999) respecto de este concepto en el manual que ha
sido designado como material de estudio básico. Es el caso del ladrón que salta una tapia de dos metros y, una vez
en el interior del jardín de la vivienda, sustrae una bicicleta.
Por consiguiente, lo que importa es que el autor venza las defensas y los obstáculos que han sido puestos para
resguardar la cosa e impedir que el ladrón acceda; el autor debe esforzarse para poder alcanzar dicha cosa.
El escalamiento puede efectuarse por ascenso o descenso y debe subjetivamente estar vinculado al hurto, pues, si
este último fue realizado con otra finalidad, y luego, ya superadas las barreras impuestas, el autor decide cometer el
hurto, no concurre la calificante.
La acción de escalamiento debe realizarse para entrar al lugar del hurto, con lo cual queda descartado cualquier tipo
de acción llevada a cabo por el ladrón una vez dentro del lugar sin haber franqueado las barreras impuestas en
defensa de los objetos. ¿Configura hurto con escalamiento el caso del ladrón que ingresa a un departamento
aprovechando que la puerta estaba abierta, toma un televisor y al querer salir advierte que el edificio cuenta con un
sistema de filmación en la entrada, por lo que decide saltar por la ventana del segundo piso?
A veces resulta sumamente difícil determinar en qué casos las barreras impuestas son de tal envergadura como
para considerarlas casos de escalamiento, en el sentido de que realmente impliquen un esfuerzo en el accionar del
ladrón para vencer las defensas predispuestas para la protección de los objetos. ¿Constituye una barrera tendiente
a la defensa de los objetos guardados en un domicilio el cerco verde de un metro ochenta de altura, constituido por
plantas con espinas? ¿Las conductas que se lleven a cabo con la finalidad de salvar este obstáculo constituyen la
agravante prevista en el art. 163, inc. 4, del Código Penal?
[18] Art. 163. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
El inciso quinto del art. 163, agregado por ley 23.46819, agrava la figura básica del hurto, en razón de la menor
protección de ciertas cosas o mercaderías por el momento en el cual se lleva a cabo el ilícito. En efecto, el viaje de la
mercadería o el momento de carga y descarga impiden una eficaz vigilancia privada.
Los objetos materiales mencionados por la norma para la concurrencia de la calificante son dos: 1) mercaderías
cuya definición se encuentra debidamente efectuada por el legislador en el art. 77, párrafo quinto del Código
Le ley se refiere a mercadería y cosas transportadas, es decir, circunscribe su aplicación a los mencionados objetos
que se encuentren en situación de transporte, desde su carga, es decir al comienzo de viaje cuando se estiba la
mercadería, hasta su entrega o destino, cuando llega la mercadería al lugar establecido. También, se incluye los
tramos intermedios constituidos por las escalas, entendiendo por estás a los lugares destinados a la recarga de
combustible, descanso y alimentación. Por ejemplo, al hurto que se practica cuando el personal a cargo del
transporte se encuentra efectuando su refrigeración en la cantina de una estación de servicio.
Al hacer alusión a cualquier medio, quedan incluidos el transporte terrestre, aéreo, marítimo y fluvial. No se ha
diferenciado si el transporte debe ser interurbano o urbano, con lo cual ambos quedan incluidos en la figura
analizada. ¿Esto quiere decir que le hurto sufrido por el repartidor de lácteos durante la descarga en un almacén
queda atrapado por la calificante?
[19] Ley 23468. Penalidades por agresiones al transporte automotor. Modificación del Código Penal. (1986). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
https://bit.ly/34hvWYJ
[20] Art. 77. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
Hurto calificado en razón de la situación en la que se encuentra los vehículos
La razón de la agravante prevista por el inciso sexto del art. 167 del Código Penal21 está dada por dos
circunstancias, por la naturaleza del objeto y por la especial situación en la cual se encuentra, y todo implica un
estado de indefensión de la cosa tutelada.
Más allá de esta aclaración en orden al motivo que tuvo el legislador para incrementar la sanción punitiva en este
caso, corresponde remitirse en su totalidad al análisis efectuado en el texto base de la materia.
Sin embargo, podemos agregar que no se produce la hipótesis de hecho prevista por la norma si el vehículo ha sido
dejado en la vía pública con personas en su interior, pues no se da la situación de indefensión. Si el vehículo se deja
al cuidado de un sereno en la vía pública, ¿concurre la agravante? ¿Quedan comprendidas las bicicletas entre los
vehículos?
[21] Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
La agravante prevista por el art. 163 bis del Código Penal (Ley 25816)22 no presenta mayores dificultades; por lo
tanto, corresponde remitirse al texto de base. No obstante ello, debemos remarcar que la figura no requiere, como
otros tipos penales (art. 80, inc. 9, del CP)23, que el delito se cometa por el integrante de la fuerza de seguridad en
ocasión de cumplir sus funciones, pues esta exigencia no ha sido requerida por la norma, que intensifica el poder
punitivo teniendo en cuenta solamente la particular calidad especial del sujeto activo.
¿La conducta del policía que está de licencia anual durante sus vacaciones y decide hurtar en el supermercado un
desodorante y máquinas de afeitar queda atrapada por la calificante prevista por el art. 163 bis del Código Penal?
[22] Ley 25816. Código Penal. Modificaciones. (2003). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/38daaGy
[23] Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
Abigeato
El art. 167 ter. del Código Penal requiere específicamente que el objeto de apoderamiento se trate de ganado mayor
o menor. Con “ganado” se hace referencia a los cuadrúpedos de cierta talla, domésticos para carga o para carne.
Son ganado mayor las vacas, caballos, mulas, asnos, cebúes y llamas; y ganado menor, las ovejas, cabras y cerdos.
Respecto de las circunstancias en las cuales debe llevarse a cabo el hecho, existen dos hipótesis distintas: 1) que
los animales se encuentren en el establecimiento rural; y 2) que se realice en ocasión de su transporte.
Con relación a la primera de las situaciones, la norma no exige, como lo hace en el hurto campestre, que el ganado
sea dejado en el campo, es decir, en un lugar desprovisto de protección. Solo requiere que los animales se
encuentren dentro de un establecimiento rural. A partir de la reforma efectuada mediante la Ley 25890, en el art.
77 del Código Penal se define el concepto como “todo inmueble que se destine a la cría, mejora o engorde de
ganado, actividades de tambo, granja o cultivo de la tierra, a la que avicultura y otras crianzas, fomento o
aprovechamiento semejante”24.
Por su parte, con referencia al otro supuesto de hecho, corresponde efectuar las mismas consideraciones que se
desarrollaron en torno al hurto de mercaderías u otras cosas transportadas (10.2.4.5).
La figura básica prevista en el primer párrafo del art. 167 ter. del Código Penal25 se encuentra agravada por las
siguientes circunstancias:
[24] Ley 25816. Código Penal. Modificaciones. (2003). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/38daaGy
[25] Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
Cantidad de cabezas de ganado. El segundo párrafo de la citada norma eleva la pena de tres a ocho
años, cuando la sustracción fuere de cinco (5) o más cabezas de ganado y se utilizare un medio
motorizado para su transporte. Deben darse ambas circunstancias en forma acumulativa para que
concurra la agravante. Si bien la norma no hace alusión al momento en el cual debe ser utilizado el
transporte motorizado, al no haber exigido que sea durante el tramo de ejecución, se da la agravante
si el medio es utilizado una vez ya concluido al apoderamiento, siempre y cuando exista solución de
continuidad entre ambas situaciones.
¿Concurre la agravante si el hurto del ganado se lleva a cabo arriando vacas con caballos hasta un
establecimiento colindante donde, veinticuatro horas después, tiene lugar su carga a un camión jaula
que transporta los animales hasta el matadero?
Apoderamiento realizado en las condiciones previstas en el art. 164 del Código Penal. En el inciso
primero del art. 167 quater, se eleva de cuatro a diez años, cuando a los elementos propios del hurto
de ganado se le añadan las modalidades específicas de apoderamiento ilegítimo previstas para el
delito de robo simple (art. 164 del CP), esto es violencia en las personas o la fuerza en las cosas (ver
10.3)26.
[26] Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
Alteración, supresión o falsificación de marcas o señales utilizadas para identificar al animal (inc. 2
del art. 167 quater del CP)27. Corresponde remitirse a las aclaraciones debidamente efectuadas en el
manual dado como biografía básica.
[27] Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
Falsificación o uso de certificados de adquisición, guías de tránsito, boleto de marca o señal, o
documentación equivalente, falsos (inc. 3 del art. 167 quater del CP)28. Corresponde remitirse a las
aclaraciones debidamente efectuadas en el manual dado como biografía básica.
[28] Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[29] Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[30] Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[31] Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[32] Ley 25188. Ética en el ejercicio de la función pública. Régimen legal. (1999). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
https://bit.ly/37qugOF
Participación de tres o más personas en el hecho (inc. 6 del art. 167 quater del CP)33. Corresponde
remitirse a las aclaraciones debidamente efectuadas en el manual dado como biografía básica.
[33] Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
Corresponde remitirse a las aclaraciones debidamente efectuadas en el manual dado como biografía básica. ¿Qué
calificación legal correspondería al hurto llevado a cabo por una futbolista que sustrajera los botines de un
compañero de cuadro en la ocasión de un partido del torneo oficial de la Asociación de Fútbol Argentino?
Excusas absolutorias
El capítulo VIII del Código Penal, titulado “Disposiciones generales”, dispone, en su art. 185, una serie de excusas
absolutorias que rigen exclusivamente para los delitos de hurto, defraudación y daño34. Ello no implica que los casos
que son señalados por la norma no constituyan delito, sino, más bien, que el Estado, en estos casos, por distintas
razones, ha dispuesto que no se apliquen penas.
En consecuencia, el hecho es típico, antijurídico y culpable, pero no punible; y, por lo tanto, subsiste la
responsabilidad civil que pueda surgir del mismo.
El fundamento de la excusa absolutoria es la importancia que revisten la unión y armonía familiar como base de la
sociedad, por sobre la lesión al bien jurídico propiedad. Todo ello, en el convencimiento de que la intervención penal
en el seno de la familia debe ser lo más restringida posible.
La enumeración es taxativa, de modo que solo resulta aplicable a los delitos expresamente señalados en la norma,
los hurtos simples y agravados, las defraudaciones, en cualquiera de sus modalidades, y los daños, simples y
agravados.
De la misma forma, la eximente es restrictiva y solo alcanza a las personas mencionadas en sus tres incisos que
intervengan como autores (art. 45 del CP) o participen (45 y 46 del CP); quedan excluidos quienes hayan participado
en el hecho y no reúnan las condiciones establecidas, pues se trata de una causal de incomunicabilidad prevista por
el art. 48 del Código Penal (Rusconi, 2007). ¿En qué situación se encuentra quien participa ocultando el vehículo que
el hijo hurtó a su padre?
[34] Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
C O NT I NU A R
Lección 3 de 5
Robo
El delito de robo se trata de un hurto agravado por la conducta violenta de quien lo ejecuta. Es decir, se trata del
apoderamiento ilegítimo de una cosa mueble total o parcialmente ajena con fuerza en las cosas o violencia en las
personas. Es por esta razón que se sostiene que el robo se trata, en realidad, de un hurto calificado por la utilización
de “violencia” para vencer las defensas de las cosas. Esto también conduce a sostener que no existe robo cuando
no se dan todos los elementos configurativos del delito de hurto.
Video_ rompen a mazazos la puerta de un local en La Plata, roban y escapan a los tiros - LA NACION.pdf
212.2 KB
Publicación: La Nación. (2019). Video: rompen a mazazos la puerta de un local en La Plata, roban y escapan a los tiros. Recuperado de
https://www.lanacion.com.ar/seguridad/video-rompen-mazazos-puerta-local-la-plata-nid2300523
La estructura del delito de robo descansa en los mismos elementos que configuran la figura del hurto, a los cuales
se les añaden dos modalidades alternativas de consumación: 1) la fuerza en las cosas y 2) la violencia física en las
personas.
Existe violencia física sobre las personas cuando se despliega una energía física, que puede ser humana o de otra
naturaleza, sobre el sujeto pasivo o sobre un tercero, con la finalidad de poder llevar adelante el desapoderamiento
de la cosa mueble. El ejemplo clásico de este tipo de acción es el arrebato llevado a cabo en la vía pública por parte
del carterista que, para poder desapoderar a una mujer de su bolso, la empuja al suelo para que esta no pueda
resistir la sustracción. Esta energía física que se ejerce sobre la víctima del delito puede ser “real” o “simulada”, pues
la figura no solo comprende acciones materiales que dominen físicamente al sujeto pasivo, como es el caso del
ejemplo dado precedentemente, sino también las acciones que dominen a la víctima psíquicamente. La violencia
puede recaer sobre la víctima del delito, o sobre un tercero, pero siempre debe tratarse de un ser humano.
Queda excluida la violencia que se ejerza, por ejemplo, sobre los perros que se encuentran al cuidado del domicilio,
más allá de que concurra otra calificación legal a su respecto. El concepto de violencia física sobre las personas
abarca también el uso de medios hipnóticos y narcóticos (art. 78 del Código Penal)35.
Por su parte, se entiende por “fuerza sobre las cosas” a la energía, que puede ser humana, mecánica o artificial, que
produce un cambio en las cosas, un daño o movimiento. “La fuerza en la cosa requiere que esta sea forzada, vale
decir ocupada mediante el ejercicio sobre ella de una energía física, humana o artificial, que la rompa, tuerza, saque
de su sitio, entre otra serie de acciones” (Núñez, 1999, 215). Ejemplo de esto es la fuerza que se ejerce con una
pinza para romper la cadena que amarra una bicicleta a una columna. Aquí el agravamiento se encuentra fundado
en el quebrantamiento por parte del autor, de las defensas que tienen las cosas para resistir el apoderamiento por
parte del ladrón, lo cual implica una obstinación delictiva y menor defensa por parte de la víctima. ¿Constituye
fuerza quitar el dispositivo de seguridad magnético que cuentan las afeitadoras o pilas en los supermercados?
Ahora bien, para que el hurto se transforme en un robo, es imprescindible que entre el apoderamiento y estas
acciones exista una cierta conexión; es decir, que la fuerza y la violencia sean empleadas para facilitar el
apoderamiento, para ejecutarlo o para procurar su impunidad.
[35] Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
Figura 2: Apoderamiento
Agravantes
Robo con homicidio
También llamado “latrocinio”, el robo con homicidio resulta ser una figura de compleja aplicación, no solo por la
vaguedad de los términos utilizados por la norma, sino también por la coexistencia del art. 80, inc. 7, del Código
Penal37, cuyo desarrollo se efectuó en la unidad N.° 1, lo cual ha llevado a un arduo debate en la doctrina y
jurisprudencia a los fines de una correcta diferenciación.
Se ha discutido desde siempre cuál es el alcance que tiene la agravante del art. 165 del Código Penal.
Concretamente, resulta controvertido que circunstancias lleven a aplicar la citada norma cuando con motivo u
ocasión del robo resultare un homicidio.
Al respecto, puede sintetizarse en tres puntos las posiciones adoptadas tanto por la doctrina como por la
jurisprudencia para dar respuesta al interrogante planteado:
[37] Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
1 Quienes sostienen que el homicidio debe producirse como consecuencia de conductas culposas o
preterintencionales (Sebastián Soler).
2 Aquellos autores que entienden que la figura comprende homicidios culposos como dolosos (Ricardo
Núñez, Justo Laje Anaya, entre otros).
3 El sector que considera que la norma solo acepta el homicidio doloso no comprendido por el art. 80,
inc. 7, del Código Penal38.
[38] Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
Esta última posición ha sido adoptada por el Tribunal Superior de Justicia de la provincia de Córdoba, al afirmar que,
si la muerte de uno de los ladrones fue obra de un tercero que estaba actuando en legítima defensa (art. 34, inc. 6,
del Código Penal39) no se ha configurado el delito complejo del art. 165 del Código Penal40. En dicho precedente, el
Supremo Tribunal de Córdoba sostuvo que no se encontraban presentes los elementos necesarios para encuadrar
la muerte de uno de los asaltantes del delito de homicidio, pues, si bien la conducta era típica, se encontraba
amparada por una causal de justificación y, por tanto, no era antijurídica (TSJ, Sala Penal, 16/06/1993 “Moyano”,
publicado en La ley Córdoba, 1993, p. 814, también en Internet en www.laleyonline.com.ar. Se recomienda su lectura
para esclarecer todas las dudas que existan respecto de la figura analizada). En el mismo sentido se expidió el
mismo Tribunal, que agregó que el art. 165 solo resguarda a terceros no involucrados en el asalto, que han sido
puestos involuntariamente en la situación de riesgo. Sin embargo, si el muerto participó en el robo, se expuso
voluntariamente al riesgo que para su vida implicaba el asalto (TSJ, Sala Penal, 25/06/1996, “Bustos”, publicado en
La ley Córdoba, 1996, p. 1255, también en Internet en www.laleyonline.com.ar). El caso al que se hace alusión puede
ser el asalto perpetrado por tres ladrones, en el que, en un intercambio de disparos, resulta herido mortalmente uno
de ellos en virtud de la eficaz puntería del personal policial interviniente.
Este entendimiento respeta acabadamente el principio de culpabilidad, pues, de otra forma, se reprocharían al autor
hechos que no fueron planeados o tenidos en cuenta en su accionar.
Si seguimos este lineamiento conceptual, quedan descartadas de la figura prevista por el art. 165 del Código
Penal41 aquellas muertes producidas durante el robo que no puedan ser atribuidas a título de dolo, es decir, que no
sean queridas por el autor. Por tanto, si la muerte no tiene ningún tipo de vinculación subjetiva con el obrar ilícito de
los asaltantes, no procederá la aplicación de la agravante prevista por la citada norma. Ahora bien, si el fallecimiento
de un tercero fuera consecuencia de un obrar negligente o culposo por parte de algunos de los partícipes del robo, el
caso debería resolverse aplicando las reglas del concurso de hechos (arts. 54 y 55 del CP)42, y podría concurrir
realmente el robo con el homicidio culposo (art. 84 del Código Penal)43. ¿Qué calificación correspondería aplicar si,
con motivo de un robo, en virtud de las terribles y cruentas amenazas efectuadas por los asaltantes,
desencadenaran el infarto de la víctima del asalto?
Como adelantamos, se advierte que entre la figura que estamos analizando y la prevista por el art. 80, inc. 7 del
Código Penal existen ciertas similitudes que obligan a efectuar una correcta delimitación a los efectos de su
correcta aplicación.
Ciertamente, ambas figuras tienen en común la concurrencia del homicidio de una persona, el cual se encuentra
relacionado con un hecho de robo. Es decir, en ambas hipótesis, se mata a una persona, dentro de un cuadro de
situación que tiene por centro un ilícito, que, en este caso, se trata de un apoderamiento ilegítimo de una cosa
mueble total o parcialmente ajena con violencia física en las personas (robo).
Ahora bien, existe una diferenciación entre ambas figuras en el plano subjetivo del autor del ilícito, pues en la
hipótesis de hecho comprendida por el art. 80, inc. 7, del Código Penal, se mata para llevar a cabo el robo, ya sea
para prepararlo, facilitarlo, ocultarlo o asegurar su resultado; es decir, hay una conexión entre la muerte y el robo,
que exige la concurrencia de un elemento subjetivo especial (por o para).
En cambio, la situación contemplada por el art. 165 del Código Penal44 solo comprende el homicidio que se ha
producido durante el robo, pero que no ha sido planeado o tenido en cuenta por el autor, aunque sí lo pudo haber
previsto por la situación de riesgo que genera el propio asalto. Tal es el caso, por ejemplo, cuando mientras se está
perpetrando el robo, se dispara a la víctima del asalto, solo porque la situación de temor exaltó el ánimo del ladrón.
Han sido objetos de polémica el momento de consumación del ilícito y si se admite tentativa. Parte de la doctrina
entiende que se trata de un delito pluriofensivo que es fusión de hecho, y otro sector cree que es un delito complejo,
que es fusión de figuras.
Se entiende que en el tipo previsto por el art. 165 el Código Penal45, el robo es el elemento circunstancial del delito
que castiga el resultado del homicidio; por tanto, este desenlace debe haberse consumado, sin perjuicio que el robo
esté consumado o tentado. Es decir, para que se dé la calificante, el homicidio debe consumarse, y no resulta
determinante si el robo se encuentra tentado o consumado.
No se admite la tentativa (art. 42 del Código Penal)46, pues el comienzo de la ejecución del robo ya con la intención
de matar excluye la figura del art. 165 del CP47, en donde corresponde la aplicación de la figura agravada prevista
[39] Art. 34, inc. 6, Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[40] Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[41] Art. 165, Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[42] Arts. 54 y 55, Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[43] Art. 84, Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[44] Art. 165, Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[45] Art. 165, Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[46] Art. 165, Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[47] Art. 165, Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[48] Art. 80, Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
En este caso, el hecho de robo también se ve agravado por el resultado, concretamente, por las lesiones. Conforme
al texto del art. 166, solo calificarán el hecho las lesiones graves (art. 90 del Código Penal)49 y gravísimas (art. del
Código Penal)50, y quedan absorbidas las lesiones leves por la violencia que se ejerce para perpetrar el robo
(concurso aparente de leyes). Es decir, las marcas que se producen en virtud del apretón sufrido sobre el tronco del
cuello quedan absorbidas por la misma violencia que agrava la conducta del hurto y la transforma en robo.
La violencia que causa la lesión puede ser llevada a cabo antes del robo, para facilitarlo, durante la ejecución, o
después, para procurar su impunidad, es decir, de acuerdo con las finalidades o conexión subjetiva de la cual
hablamos al momento de analizar la figura básica prevista por el art. 164 del Código Penal51.
Una vez producidas las lesiones como consecuencia de la violencia ejercida durante el asalto, el delito queda
consumado, y no resulta necesario que el robo se haya consumado14. Al igual que el robo agravado por el
homicidio, en virtud de las razones señaladas precedentemente, queda excluida la aplicación de la tentativa (art. 42
La agravante comprende no solo las lesiones causadas con dolo, sino también aquellas accidentales, ocasionales y
preterintencionales (Núñez, 1999; Buompadre, 2000).
[49] Art. 90, Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[50] Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[51] Art. 164, Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[52] Art. 42, Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
Robo armas: (este es el correcto encuadramiento de la figura penal en el caso cuando el TSJ dijo lo siguiente:
De lo precedentemente expuesto, surge palmario que el objeto utilizado en el hecho de marras se trató
de un arma propia que se blandió de manera amenazante. Ello, así pues, la propia estructura del objeto
punzocortante utilizado −un cuchillo, cuya hoja es de aproximadamente 20 cm de largo− sirvió para
aumentar la capacidad ofensiva o defensiva del acusado, a la par que intensificó la intimidación a la
víctima. 3. En definitiva, la sola exhibición amenazante de un arma propia ha creado tanto una real y
concreta situación de peligro para la integridad física o para la vida de la víctima como aumentado la
intimidación por el empleo de un medio potencialmente apto. Estas son, precisamente, las razones de
la calificante prevista en el art. 166, inc. 2 del C. Penal (tal como lo hemos sostenido en "Vázquez", S.
60, 8/8/2002; "Ludueña", S. 76, 5/9/2002; "Roldán", S. 87, 11/10/2002; "Toledo", S. 10, 10/3/2003 −entre
otros−). Por ello, no debe corregirse la solución dispuesta por el Tribunal a quo).
Asimismo, se califica el robo cuando la violencia física para cometer el hecho se lleva a cabo mediante el empleo de
un arma de cualquier tipo o naturaleza. Ya veremos que existirán otras clasificaciones que aumentan aún más la
pena en el caso de que se trate armas de fuego y atenúan el castigo cuando se trate de armas de utilería o que no
resulten aptas para el disparo.
La razón de la calificante por el uso de armas responde según los casos a lo siguiente: 1) el mayor poder vulnerante
contra las personas, que pone en peligro cierto la vida y la integridad personal de las víctimas; 2) la mayor
peligrosidad que representa la utilización de un arma de fuego y su aptitud para causar daño a las personas; y 3) la
mayor capacidad intimidatoria. Todo esto hace que el robo cometido mediante el uso de armas sea más eficaz para
impedir que las víctimas puedan defenderse ante la acción de apoderamiento de sus bienes muebles. (Estas
razones también quedaron plasmadas en el caso; sin embargo, también es interesante estudiar el fundamento en
minoría de la Dra. Cafure a fin de reflexionar sobre las distintas maneras de valorar cuando se utiliza un arma para
cometer el delito de robo).
Como se advierte, esta modalidad de robo no solo atenta contra la propiedad, sino también contra otros bienes
jurídicos de suma importancia, como la vida, la integridad física y la libertad personal, los que se ven
indudablemente afectados debido al poder ofensivo e intimidante que el empleo de armas les confiere a quienes las
utilizan.
Por tal motivo, para que el hecho sea calificado, no basta la simple tenencia o portación de las armas, sino que
también es necesaria su utilización en cualquier tramo del hecho, ya sea para facilitarlo, en la ejecución, o para
lograr su impunidad. No es necesario que las armas sean utilizadas en el mismo momento en el cual se lleva a cabo
la acción de apoderamiento, pues este acto no agota el momento consumativo del robo. En otras palabras, cuando
las armas son utilizadas para facilitar o cometer el hecho, con el apoderamiento se consumará el hecho. Ahora bien,
cuando la violencia que se ejerce con el arma se lleve a cabo para procurar la impunidad, las cosas no son de la
misma forma, pues aquí la consumación del robo recién se produce en el momento de la violencia.
Como adelantamos en los párrafos precedentes, en el art. 166 del Código Penal53 se prevé, además del robo con
armas, tres subespecies de esta modalidad delictiva: 1) con armas de fuego; 2) con armas de fuego sin aptitud para
el disparo; y 3) con armas de utilería.
Para comprender la diferenciación que existe entre cada una de estas calificantes, corresponde, en primer término,
dar el concepto genérico de “arma”.
El legislador prescindió de hacer una interpretación auténtica, como lo ha hecho con otros términos en el art. 77 del
Código Penal54.
Por tal motivo, encontrar una definición a este elemento normativo del tipo no resulta una tarea fácil, más aun
teniendo en cuenta que el concepto que aportemos tendría que resultar válido para todos los casos, tanto para
aquellos en los que la ley ha optado por la capacidad lesionadora del medio empleado (pistolas con capacidad de
disparo) como para aquellos en los que tomó en consideración solo su condición intimidante (pistolas sin capacidad
de disparo o de utilería). Si tenemos en cuenta esta diferenciación, podemos tomar como válido el concepto que se
ha efectuado de las armas: “todo objeto capaz de aumentar el poder ofensivo del hombre, sea para atacar o
defenderse”.
En consecuencia, es un arma cualquier instrumento fabricado para servir a la defensa o al ataque, o cualquier otro
objeto, que, de acuerdo con el empleo que se realice de estos, sirva de idéntica finalidad. Como característica
común, en uno y otro caso, mediante la utilización del instrumento, se ve aumentada la capacidad ofensiva o
defensiva de la persona que se sirve de estos.
A partir de esta última consideración, podemos clasificar a las armas en propias e impropias. Ejemplos de las
primeras son las pistolas, espadas, ballestas, es decir, aquellos objetos que fueron fabricados o pensados para
atacar y defenderse, que por sí mismos resultan capaces de aumentar el poder ofensivo de quien los utiliza y
causan, a su vez, intimidación por su propia naturaleza.
Entre las armas propias, podemos diferenciar las siguientes: a) armas de fuego, como pistolas, revólveres, fusiles,
entre otras, cuya definición trataremos de forma extensa en párrafos sucesivos; b) armas de disparo que no son de
fuego (ballestas, arcos y demás armas de tiro); y c) armas blancas, como lo son las espadas y cuchillos, objetos que
tengan punta, filo o contrafilo.
En el caso de las armas propias, no es necesario que se las emplee para que se califique el hecho como robo, ya sea
disparando el arma de fuego o embistiendo con una espada. La sola exhibición amenazante del arma propia crea en
el sujeto pasivo una situación de peligro para su vida o integridad física.
Por su parte, son armas impropias los objetos que no fueron fabricados como armas propiamente dichas, como un
martillo, una tijera, una guadaña, un hacha, un destornillador y otros elementos que fueron ideados para otros
menesteres, pero que son considerados armas en el caso concreto, por el uso que se les confiere, que permite
aumentar el poder ofensivo del sujeto activo.
Entonces, se considera que constituye un arma impropia cualquier objeto no construido como arma propia, pero
que, de acuerdo con el modo de empleo, lo convierte en un arma, por aumentar el poder vulnerante de quien las
utiliza. Lo son también las armas de utilería y las armas propias que son utilizadas impropiamente, como es el caso
del revólver que se utiliza para dar un golpe a la víctima, pero que nunca se utilizó para intimidar.
Se ha entendido que constituye arma impropia una bufanda que fue colocada alrededor del cuello de una taxista,
con la que se la ha asfixiado al ser presionada contra el asiento del vehículo que conducía mientras se le sustraía el
dinero de la recaudación diaria, pues el modo de empleo de la prenda puso en peligro la vida de la víctima (ver al
respecto fallo Tribunal Superior de la provincia de Córdoba, Sala Penal, 5/07/2002, “Maujo Eduardo y Otro”, publicado
en Semanario Jurídico N.° 1376 p. 143, anotado por Marcelo Sayago, “un caso de asalto con bufanda, en Semanario
Ahora bien, para que se dé la calificante en el robo cuando se utilizan armas impropias, resulta imprescindible que
exista acometimiento; no basta su simple exhibición amenazante. Algún sector entiende por “acometimiento” la
acción de embestir con ímpetu o ardimiento. ¿Correspondería aplicar la agravante si una persona se presenta en un
local comercial y, exhibiendo un destornillador de grandes dimensiones, exige al dueño del negocio que le entregue
el dinero de la recaudación diaria?
Sin perjuicio de lo expuesto, debemos significar que parte de la doctrina y de la jurisprudencia objeta la admisión de
las armas impropias como elementos agravantes del delito de robo, pues considera que se efectúa una
interpretación analógica del elemento normativo, que vulnera el principio de legalidad consagrado por nuestra
Constitución Nacional (Sayago, 2005).
Luego de haber expuesto en líneas generales la definición de armas que califica el delito de robo, corresponde ahora
abordar los otros supuestos de hecho específicos contemplados en el art. 166 del Código Penal:
[53] Art. 166, Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[54] Art. 77, Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[55] TSJ de la Provincia de Córdoba, Sala Penal, “Maujo Eduardo y Otro”. (2002).
1 Armas de fuego. En el segundo párrafo del inciso segundo del art. 166 del Código Penal, se eleva la
escala penal en un tercio en su mínimo y en su máximo cuando “el arma utilizada fuera de fuego”56.
Conforme se desprende del art. 3, inc. 1, del Decreto N.° 395/75, que reglamenta la Ley Nacional de
Armas y Explosivos 20429, se define al arma de fuego como “la que utiliza la energía de gases
producidos por la deflagración de pólvoras para lanzar un proyectil a distancia”57.
La razón por la cual se incrementa la pena en este caso está dada no solo por el poder ofensivo e
intimidatorio que otorgan estas armas a quien las utiliza, sino también porque se ve acentuada o
incrementada la “peligrosidad” que por sí mismas poseen estas armas, pues de su propia naturaleza
se desprende que cuentan con mayor posibilidad de producir daños a la integridad física de las
personas. Esta cualidad propia de las armas de fuego explica los mecanismos de seguridad que se
les adosan para evitar daños y los límites que se imponen a las personas para poder lograr la
autorización para su tenencia y portación (RENAR).
Como consecuencia de lo expuesto, para que concurra la calificante, el arma de fuego debe tener
“aptitud para el disparo”, es decir, capacidad para lanzar un proyectil como consecuencia de la energía
producida por la deflagración de la pólvora.
El medio por el cual se demuestra acabadamente esta operatividad requerida para que se dé la
agravante es la pericia balística, sin perjuicio de que pueda acreditarse este extremo por otros
medios, como, por ejemplo, las declaraciones testimoniales, conforme al principio de libertad
probatoria que reina en el proceso penal. Concretamente, deberá demostrarse que el mecanismo de
acción del arma funcionaba correctamente al momento del hecho y que el arma se encontraba
cargada con proyectiles que podían ser lanzados por esa misma arma. Puede suceder que, luego de
un asalto, se aprehendan a los autores del hecho, pero estos, que conocen la legislación vigente,
durante la huida rompan las armas contra el piso. Esto determina que la pericia establezca que en el
estado en que fueron secuestradas las armas no cuentan con aptitud para el disparo. Ahora bien, ello
no impediría que testigos pudieran dar cuenta del uso del arma durante el robo, pues, a través de sus
sentidos, vista y oído, podrían haber percibido el correcto funcionamiento del mecanismo de disparo.
¿Correspondería aplicar la agravante si las armas de fuego no se encontraban cargadas durante el
asalto?
[56] Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[57] Decreto 395/75. Reglamentación parcial de la Ley 20.429/73 sobre armas y explosivos. (1975). Poder Ejecutivo Nacional. Recuperado de
https://bit.ly/38aDGN7
2 Armas de fuego sin aptitud para el disparo. En el último párrafo del art. 166 del Código Penal
(incorporado por la Ley 25882) se prevé una pena atenuada “si se cometiere el robo con un arma de
fuego cuya aptitud para el disparo no pudiera tenerse de ningún modo por acreditada”58, y se
establece que la misma será de tres a diez años de prisión.
Como lo adelantamos al momento de tratar en forma genérica el tipo agravado de robo con armas, la
ley admite el uso de distintos tipos de armas, a los cuales ha dado un diferente encuadramiento de
acuerdo con el peligro para la integridad personal y el poder intimidante que tiene cada una de ellas.
En este caso en particular, la agravante se funda en el mayor poder intimidante que tienen las armas
de fuego, sin perjuicio de que luego se determine que no representaba un peligro para la víctima al no
ser operativas. Este poder intimidante propio de las armas de fuego se traduce en la disminución o
anulación de cualquier actitud defensiva por parte de la víctima del robo, pues estas no están en
condiciones de establecer si el arma que exhibe el ladrón pudo o no ser accionada.
Esta circunstancia llevó al legislador a imponer una pena que es sensiblemente superior al robo
simple, ya que el uso de este tipo de armas le confiere a quien las usa un mayor poder intimidante y la
consecuente disminución de posibilidades defensivas de la víctima. Sin embargo, la pena es menor
que la sanción correspondiente al robo con arma de fuego, pues, en este caso −sin aptitud para el
disparo−, no existe peligro para la integridad física de las personas. Podría presentarse el caso de una
persona quien, acuciada por problemas económicos, decide perpetrar un asalto; sin embargo, le
disgusta o no soporta el hecho de poner en peligro la vida de sus víctimas y, por lo tanto, lleva a cabo
el robo con un arma vieja que no tiene percutor.
Por supuesto que para que el hecho encuadre en esta figura, el arma debe haber sido exhibida, para
poder causar la intimidación que es razón de la agravante. Respecto de la forma de acreditar la
operatividad del arma, corresponde remitirse a las consideraciones efectuadas con respecto a las
armas de fuego y agregar solamente que, además de tener por acreditado el correcto
funcionamiento del mecanismo de acción, debe demostrarse que, al momento del hecho, el arma se
encontraba cargada con balas que estaban en condiciones de ser disparadas (Sayago, 2005).
[58] Ley 25882. Código Penal. Modificación del art. 166. (2004). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3gUIwCs
3 Armas de utilería. En el tercer párrafo del art. 166 del Código Penal (incorporado por la Ley 25882)
también se atenúa la pena cuando el robo se cometiera con “un arma de utilería”59.
Aquí también, al igual que en el caso del robo con armas sin aptitud para el disparo, la razón de la
agravante reside en el mayor poder intimidante que le confieren estos instrumentos al autor que se
vale de estos, lo cual permite disminuir o anular cualquier acción de defensa por parte de las víctimas
que padecen el robo (Sayago, 2005). En otro lenguaje, estas armas carecen de poder vulnerante, pero
tienen capacidad intimidante, que es la razón de la agravante (Reinaldi, 2004). Quedan comprendidas
dentro de las armas de utilería las armas falsas, simuladas, imitativas, símil de armas y las armas de
juguete, es decir, todos los artefactos que por sus características externas parecen ser armas sin
serlo (Sayago, 2005).
Valen aquí las demás consideraciones que se efectuaron al momento de tratar el robo con armas sin
aptitud de disparo.
[59] Ley 25882. Código Penal. Modificación del art. 166. (2004). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3gUIwCs
La agravante prevista en el segundo supuesto del inc. 2 del art. 166 del Código Penal[1] requiere la concurrencia de dos circunstancias al mismo tiempo: una de
ellas, referida al lugar de comisión, pues debe ser en despoblado, y la otra concierne al número de partícipes intervinientes, ya que se exige que sea en banda, lo
que ha llevado a la doctrina a sostener que el agravamiento es complejo (Núñez, 1999).
Se entiende que el robo se lleva a cabo en despoblado cuando se realiza en un paraje situado fuera del radio del poblado, esto es fuera de los lugares habitados de
las ciudades, villas, pueblos o aldeas (Núñez, 1999; Buonpadre, 2000) 22. El desamparo en el cual se encuentran las víctimas del robo es la razón que fundamenta la
calificante. No es necesario que el robo se realice a campo abierto, pues puede tenerse una casa o un refugio en un despoblado23. Tal es el caso de la vivienda del
casero ubicada a campo abierto, donde ni siquiera los gritos de este puedan ser escuchados por persona alguna.
La agravante exige que el robo también se perpetre en banda. Aquí, el tipo no ha querido limitarse a requerir la concurrencia de varias personas, sino que reclama
algo más, la asociación de los ejecutores. En este sentido, por “banda” debe entenderse al conjunto de tres o más individuos que integran una asociación criminal,
con objetivos preconcebidos para cometer toda clase de delitos en forma indeterminada, con lo cual queda descartada la calificante ante la mera concurrencia de
pluralidad de personas. Es decir, si tres personas se encuentran circunstancialmente en el lugar del hecho y allí perpetran el asalto, no concurre la agravante.
Los agentes integrantes de la banda deben haber participado en la ejecución del hecho para que se dé la figura agravada; por lo tanto, quedan afuera los actos de
cooperación, ayuda o instigación que hayan sido realizados con anterioridad o posterioridad a la consumación del hecho.
[60] Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
Robo en despoblado
Con respecto a la figura prevista en el art. 167 inc. 1, del Código Penal, resultan de aplicación las mismas
consideraciones efectuadas en el punto que antecede, con la salvedad de que en este caso no se requiere la
existencia de una banda para cometer el ilícito.
Robo en lugares poblados y en banda
El tipo agravado previsto en el inciso segundo del art. 167 del Código Penal se trata de un tipo complejo, pues
requiere para su configuración que se den los dos supuestos de hecho. La falta de concurrencia de uno de ellos
remite la figura al tipo básico. En cuanto a los conceptos de “banda” y “poblado”, corresponde remitirse a lo
especificado en el punto 10.3.3.4. y se debe interpretar el último de los elementos a contrario sensu, es decir, como
un sitio ubicado dentro del radio urbano o en un lugar campestre, donde la víctima tenga la posibilidad de contar con
el auxilio de otras personas.
También denominado “robo por efracción”, en el inciso tercero del art. 167 del Código Penal61 se dispone que se
agrava la conducta cuando el robo se perpetra con perforación o fractura.
[61] Art. 167, Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
Debe tenerse especialmente en cuenta que solo se da la calificante cuando las maniobras descriptas por la ley se
practiquen sobre un lugar habitado o sus dependencias. Esto es así porque aquí no solo se protege la propiedad,
sino también la intimidad de las personas que resultan afectadas por los actos del ladrón que vence las defensas
predispuestas por la víctima.
Entonces, por “lugar habitado” debe entenderse aquel que sirve a la morada, permanente o transitoria, de una
persona, aunque esté ausente al momento de llevarse a cabo el hecho25. Las dependencias inmediatas son los
lugares accesorios o secundarios de la finca que forma parte de esta (quinchos, baños externos, depósitos, garaje,
entre otros).
En cuanto a la perforación, además del concepto dado en el manual, para una mayor comprensión de su significado,
pude agregarse que es la acción de agujerear una cosa, atravesándola de lado a lado. Por su parte, fractura, implica
la acción de quebrar o romper una cosa. Ambas acciones se encuentran caracterizadas por el uso de la fuerza sobre
un objeto que ha sido puesto para impedir la sustracción de la cosa, como medio de defensa.
Aquí no interesa si la perforación o la fractura son llevadas para entrar, salir, o sacar la cosa, pues en todos los casos
concurre la calificante.
La figura implica un hurto calificado por cualquiera de las circunstancias descriptas en el art. 163 del Código Penal
(ver al respecto 10.2.4.)62, a las cuales se añaden las modalidades características del robo, es decir, la violencia
sobre las personas y la fuerza en las cosas.
[62] Art. 163, Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[63] Art. 164, Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
https://bit.ly/3r9Yygv
Corresponde remitirse a las consideraciones formuladas en el manual proporcionado como biografía básica y las
remisiones efectuadas en él.
Se hace remisión a lo señalado oportunamente respecto del delito denominado “abigeato”, conforme a las
modificaciones introducidas en el Código Penal a partir de la reforma efectuada por la Ley 25890 (10.2.4.8, apartado
b)64.
[64] Ley 25890. Modificaciones al Código Penal de la Nación sobre el Delito de Abigeato. (2004). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3gTtU64
C O NT I NU A R
Lección 4 de 5
Extorsión
Extorsión común
Cualquier persona puede ser sujeto activo de este delito previsto en el art. 168 del Código Penal, pues la ley no ha
requerido ninguna condición o calidad especial. El sujeto pasivo es la persona que se ve constreñida por la amenaza
que sufre por parte del autor.
Acción material
La acción constitutiva del delito ha sido definida en la figura legal como “obligar”, entendido este verbo como
compeler, exigir, hacer cumplir una cosa o mandato (Buompadre, 2000).
Para conseguir la conducta deseada de la víctima, el autor se puede valer de cualquiera de los medios típicos que
han sido descriptos por la ley, que, a continuación, vamos a repasar.
La intimidación consiste en infundir temor en la víctima a través de un anuncio o advertencia de un mal, que recaerá
sobre ella, sobre un tercero o los bienes de una persona. Esta debe ser idónea como para causar en el sujeto pasivo
una sensación de temor que lo lleve a cumplir con la exigencia deseada por el autor. No resultan válidas las
amenazas que consisten en anunciar, por ejemplo, que, en caso de no cumplir con lo requerido, “caerá un rayo sobre
su domicilio” o que “ocasionará la muerte de sus hijos mediante un hechizo”.
No constituyen intimidación los anuncios que no son ilegítimos, o sea, aquellos que se encuentran amparados en un
derecho, es decir, cuando la exigencia en sí misma esté justificada o constituya el ejercicio de un derecho. Tal es el
caso del requerimiento de pago en contraprestación de un servicio brindado bajo la advertencia de que, en caso de
no hacerlo, lo demandará judicialmente.
Se da el caso de simulación de autoridad pública cuando el autor de ilícito finge o aparenta ser un funcionario
público. Aquí el temor o la intimidación que padece la víctima del delito no provienen del anuncio del autor, sino del
acto de autoridad que se invoca. Debe tratarse de una autoridad falsa, pues, de ser verdadera, estaríamos en el
Por último, se puede extorsionar mediante la simulación de falsa orden de autoridad pública, cuando el autor finge
la existencia de un mandato o prohibición que proviene de autoridad pública. En este caso, puede existir la
autoridad pública, pero la orden debe ser falsa, ya sea porque la autoridad pública que se invoca no existe o porque
no se ha dado el mandato o prohibición que pretende imponerse.
[65] Art. 266, Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
Teniendo en cuenta siempre la ubicación sistemática del ilícito que se analiza específicamente dentro de los delitos
contra la propiedad, los objetos sobre los que recae el delito de extorsión son las cosas, el dinero y los documentos
que produzcan efectos jurídicos.
Consumación y tentativa
El delito se perfecciona cuando la víctima ha obrado conforme a los requerimientos realizados por autor del ilícito,
llevando a cabo cualquiera de las conductas que han sido descriptas por la ley.
Es decir, el delito se consuma en el caso de la entrega, cuando la cosa es recepcionada por el autor o la persona
designada por el autor para ocupar este rol. En el mismo sentido, debe analizarse cuando el requerimiento se trata
de enviar, depositar o poner a disposición.
En todos los casos debe existir algún perjuicio patrimonial, que derive o sea la consecuencia directa o indirecta del
acto de disposición realizado por la víctima a requerimiento del autor.
El delito admite tentativa, que se da cuanto el autor comenzó a intimidar, simular, con la finalidad de obligar a la
víctima a realizar la prestación con significado patrimonial.
De documentos
Al ser una verdadera especie de la extorsión común, valen las mismas consideraciones efectuadas con respecto al
tipo básico, con la salvedad de dos circunstancias que han sido diferenciadas en el segundo párrafo del art. 168 del
CP: 1) se agrega a los medios comisivos la violencia; y 2) la exigencia que se realiza a la víctima consiste
Son dos las exigencias especiales descriptas por esta figura especial. Por un lado, se suscribe, que consiste en
firmar un documento, lo cual implica, en el caso de un documento de crédito, reconocer la obligación que se
consigna en el mismo. Por otro lado, se destruye un documento cuando se lo hace desaparecer rompiéndolo,
borrando su contenido o inutilizándolo para su lectura, lo cual afecta su parte esencial.
Los objetos sobre los cuales deben recaer estas dos acciones son documentos de obligación o de crédito; por lo
tanto, deben representar el derecho de exigir la cosa que es objeto de la obligación o deben darla. La ley no ha
diferenciado si el documento debe ser público o privado.
[66] Art. 168, Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
Chantaje
La figura prevista en el art. 169 del Código Penal67 no es más que una especie de la figura básica, que se diferencia
solo en cuanto al medio empleado por el autor para conseguir la disposición por parte de la víctima.
Específicamente, los medios utilizados por el autor pueden consistir en amenazar con imputaciones contra el honor
o revelación de secretos.
La criminalidad específica de esta figura radica en los efectos que importa el acto extorsivo: el temor a que
trascienda un aspecto íntimo de su vida.
Los demás elementos son los mismos que en la figura básica; por lo tanto, remitimos al análisis efectuado en su
momento.
No resulta relevante a los fines de la concurrencia de la figura especial que la imputación sea falsa o verdadera. Lo
trascendental es la existencia de una imputación, que se traduce en el hecho de atribuirle a alguien una conducta,
un vicio, una costumbre que sean susceptibles de ser apreciados peyorativamente para la personalidad del
ofendido. Un ejemplo de imputación es la amenaza a una víctima con hacer pública su condición de homosexual,
circunstancia que el sujeto pasivo desea mantener en secreto. El honor que está en juego puede ser de la misma
persona a quien se le efectúa el acto de disposición o a un tercero, y puede asumir la amenaza en variadas formas:
escrita, verbal, directa o indirecta.
Otro de los medios descriptos por la ley es la revelación de secretos. Cuando hablamos de “secreto”, nos referimos
a alguna cuestión que se ha decido mantener en reserva, que a la víctima le interesa preservar. Para una mejor
comprensión del ámbito protegido, corresponde remitirnos a lo señalado al momento de tratar el delito de violación
de secretos (9.2.3). La amenaza también puede comprender la revelación de secretos de otras personas, por
ejemplo, amedrentar al esposo diciendo que contará que su mujer ha contraído enfermedades venéreas, para que
entregue una suma determinada en dinero.
[67] Art. 169, Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
Secuestro extorsivo
En el art. 170 del Código Penal (texto conforme reforma Ley 25742)68, se reprime la sustracción, retención u
ocultación de una persona con el propósito específico de obtener rescate.
Se trata de un secuestro común al cual se agrega la extorsión, pues el autor, para liberar a la persona cautiva, exige
el pago previo de un precio. Es la finalidad económica la que llevó a ubicar a esta figura dentro de los delitos contra
la propiedad.
En razón de lo expuesto, se dice que es un delito pluriofensivo, pues, además de la ofensa al patrimonio, se atenta
contra la libertad individual.
La finalidad que caracteriza esta figura es la de “sacar rescate”, es decir, obtener un precio por la libertad de la
persona que se tiene cautiva. El precio puede traducirse en dinero u otra prestación que tenga significado
patrimonial.
Respecto de los demás elementos del tipo, al resultar idénticos a los previstos por el art. 142 bis del Código Penal69,
corresponde la remisión al estudio de la unidad N.° 8, concretamente, al desarrollo efectuado en el Manual de
Derecho Penal Parte Especial, páginas 177 a 180. Esto es así porque, mediante la reforma realizada por la Ley
2574270, el legislador hizo desaparecer las diferencias que existían entre ambas figuras en lo relativo a las
circunstancias calificantes y a las penalidades previstas.
La figura básica prevé una pena de reclusión o prisión de cinco a quince años, la cual se verá elevada en su mínimo
a ocho años en caso de lograr el propósito, es decir, en caso de que el secuestrador logre hacerse del dinero
requerido por el rescate.
[68] Art. 170 bis, Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[69] Art. 142 bis, Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[70] Ley 25742 (2003). Código Penal. Modificación. Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/2Pjm6RD
Por su parte, en los tipos calificados previstos en los incisos 1, 2, 3, 4, 5 y 6, la pena se aumenta de diez a veinticinco
años, en donde corresponde la remisión a la unidad N.° 8. Aquí también, en caso de resultar la muerte de la víctima,
como consecuencia no querida por el autor, la pena será de quince a veinticinco años, y en caso de haberla causado
intencionalmente, se prevé reclusión o prisión perpetua.
De la misma forma, en el último párrafo del art. 170 del Código Penal (Ley 25742)71, se ha previsto una reducción de
un tercio a la mitad la pena del partícipe, cuando este se esfuerce para que la víctima recupere la libertad, siempre y
cuando esto no se deba al pago del precio requerido.
Asimismo, en el art. 41 ter (Ley 25742), se ha incorporado la figura del arrepentido, como ya se había hecho para
otro tipo de delincuencia, como el narcotráfico (Ley 23737)72. Con la consagración legislativa del arrepentido, se ha
buscado premiar a quien ciertamente se ha iniciado en el camino de lo ilícito pero que con su accionar impide la
consumación o continuidad del mismo, y manifiesta su voluntad por medio de la delación de sus cómplices (Chaia,
2007).
Con el precepto legal, se busca frenar o combatir la ola de secuestros de personas acontecidos en los últimos
tiempos, cuyo auge contribuyó a la sensación pública de inseguridad, lo cual ha generado la preocupación del
gobierno nacional.
[71] Art. 170 bis, Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[72] Ley 23737. Modificación Código Penal. Narcotráfico. (1989). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/2K0uqmZ
Sustracción de cadáveres
La figura captada por el art. 171 del Código Penal, como bien lo señala el maestro Núñez en su Manual de Derecho
Penal Parte Especial, se trata de una extorsión especializada por el medio, cuya finalidad buscada es “hacerse pagar
por su devolución”73. Cualquier otra finalidad presenta atípica la conducta. Si bien resulta difícil imaginar otra
situación (por ejemplo, una broma), pueden darse casos de venganza, entre otras razones.
La acción típica es “sustraer”. El verbo alude a la conducta que consiste en apoderarse, apropiarse o tomar el
cadáver.
El objeto del delito es el “cadáver”, es decir, el cuerpo sin vida de una persona humana. Quedan excluidos los huesos
sueltos y las cenizas, como así también los cadáveres de los animales.
[73] Art. 171, Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
C O NT I NU A R
Delitos contra la propiedad (continuación)
El Delito de usura
Usurpación
Daño
Referencias
Lección 1 de 4
El Delito de usura
CONSIDERANDO:
I) Emplazar…
RESUELVO
I) No hacer lugar a la oposición deducida por los abogados
Joaquín Andrés González y Victoria Suárez y, en
consecuencia, confirmar el proveído de fs. 2470/2488 que
resuelve emplazar a todos los imputados para que dentro del
término de tres días corridos procedan a desocupar el
inmueble sito entre los barrios Guiñazú y Ciudad de los Niños
y entre la Ruta 9 vieja y la variante Juárez Celman, de la
localidad de Juárez Celman de esta pcia., juntamente con las
personas y cosas que de ellos dependan, bajo apercibimiento
de practicar la medida mediante el uso de la fuerza pública
(art. 302 del CPP).
PROTOCOLÍCESE Y NOTIFÍQUESE.1
[1] Juzgado de Control en lo Penal Económico. Álvarez, Marcos Martín y Otros s/ P.ss.aa.
https://bit.ly/3ahTPTK
Figura básica
El artículo 175 bis del Código Penal prevé dos clases de usura: 1) el
aprovechamiento de la necesidad, ligereza o inexperiencia de otra persona
para obtener intereses u otras ventajas pecuniarias evidentemente
desproporcionadas con la prestación; y 2) el otorgamiento de recaudos o
En otras palabras, la figura delictiva requiere “un hacer” por parte del sujeto
activo y la consecuente actividad de la víctima.
Ahora bien, esta acción debe ser consecuencia del aprovechamiento por
parte del autor de la situación de necesidad, ligereza o inexperiencia en la
que se encuentra el sujeto pasivo. Si se consiguen las ventajas económicas
sin el aprovechamiento de la situación, no hay delito.
El otro tipo legal dentro del primer párrafo del artículo 175 bis del Código
Penal, como señalamos al principio de este apartado, consiste en el
otorgamiento de recaudos o garantías de carácter extorsivo.
[2] Art. 175 bis. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina.
Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
Agravantes
El tercer párrafo del artículo 175 bis del Código Penal agrava la pena de tres a
seis años, si el autor fuere prestamista o comisionista usurario profesional o
habitual.4
[4] Art. 175 bis. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina.
Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
C O NT I NU A R
Lección 2 de 4
Usurpación
[5] Juzgado de Control en lo Penal Económico. Álvarez, Marcos Martín y Otros s/ P.ss.aa. Usurpación - (Expte.
El capítulo VI del título VI del Código Penal contiene dos artículos que
contemplan varias figuras que se caracterizan por la naturaleza de los bienes
sobre los que recaen las acciones delictivas: los inmuebles.
[6] Art. 181, inc. 1. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina.
Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[7] Art. 181, inc. 2. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina.
Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[8] Art. 181, inc. 3. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina.
Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[9] Art. 182 1. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina.
Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
en la figura.10
[10] Juzgado de Control en lo Penal Económico. Álvarez, Marcos Martín y Otros s/ P.ss.aa. Usurpación - (Expte.
[11] Arts. 181 y 182. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación
Respecto a la figura prevista en el inciso primero del artículo 181 del Código
Penal, es importante que te remitas al Manual, ya que el autor realiza un
extenso y vasto desarrollo.
Desde la óptica del aspecto subjetivo, se exige una finalidad específica para
configurar el delito, es decir, que la destrucción o alteración sea para
apoderarse de todo o parte del inmueble; cualquier otra finalidad excluye la
figura. Es decir, si el alambre se destruye porque no le es del agrado del
vecino colindante, pero no existe por parte de esta ninguna intención de
apoderarse del inmueble, podrá concurrir el delito de daño, pero no la figura
bajo análisis.
poseedor.12
Los actos turbatorios no deben tender al despojo, sino solo a impedir el uso y
goce del inmueble. Son casos de turbación el corte de energía o el corte del
acceso a un inmueble, entre tantos otros.
Los medios por los cuales se puede llevar adelante la turbación son la
violencia o la amenaza.
[12] Art. 181, inc. 3. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación
Usurpación de aguas
Respecto a las figuras específicas de usurpación de aguas, contenidas en los
incisos 1, 2 y 3 del artículo 182 del Código Penal13, y los agravantes previstos
en el último párrafo del Código Penal, corresponde remitirnos al exhaustivo
análisis efectuado en el texto base.
Sin perjuicio de ello, podemos agregar que el agua, como objeto sobre el cual
deben recaer las acciones típicas, siempre debe mantener su calidad de
Penal15).
[13] Art. 182. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina.
Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[14] Art. 2314. Ley 26994. Código Civil y Comercial de la Nación. (2014). Congreso de la Nación Argentina.
Recuperado de https://bit.ly/2tYXaE8
[15] Arts. 162 y 164. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación
C O NT I NU A R
Lección 3 de 4
Daño
Sujeto activo
Puede ser cualquier persona, siempre y cuando no sea el propietario de la
totalidad de la cosa mueble, inmueble o animal.
Acción material
La acción material ha sido descrita en la norma mediante los verbos
“destruir”, “inutilizar” y “hacer desaparecer”. El primero de ellos significa
deshacer la cosa, arruinarla o romperla en su materialidad. Aquí el daño se
traduce en una afectación sobre la sustancia de la cosa. Por ejemplo, daña
quien pinta con un aerosol una automóvil de modo tal que sea dificultoso o
imposible quitar o remover las manchas que se producen. Sin embargo, no
constituye daño quien arroja barro sobre el parabrisas o el baúl de un
vehículo, pues su eliminación no implica un considerable esfuerzo.
Inutilizar es sacar a la cosa la aptitud que tenía antes del suceso, aquello que
la caracterizaba como tal.
Objeto
Los objetos sobre los cuales recaen las acciones típicas son muebles,
inmuebles y animales.
Aspecto subjetivo
Es un delito doloso, de dolo directo, no admitiendo dolo eventual. El tipo
subjetivo se satisface con el conocimiento de la ilicitud de la acción que
recae sobre la cosa y la voluntad de querer dañarla, no existiendo esta
finalidad la conducta queda impune, más allá de la negligencia o imprudencia
en el accionar del sujeto.
Consumación
Es un delito instantáneo que se consuma con la realización de las acciones
típicas, vale decir, con la destrucción, inutilización o desaparición de las cosas
muebles, inmueble o animales. Se admite tentativa.
Delito subsidiario
El tipo penal previsto por el artículo 183 del Código Penal sólo resulta
aplicable cuando la conducta no constituya otro delito más severamente
[16] Art. 183. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina.
Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[17] Art. 54. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina.
Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
Agravantes
Conforme lo prescripto por el inciso 1 del artículo 184 del Código Penal, el
daño se agrava de acuerdo con la finalidad que tiene el autor. Esta puede ser:
1) ejecutar el hecho con el fin de impedir el libre ejercicio de la autoridad; 2)
El inciso 2 del citado artículo agrava el delito por una doble circunstancia.19
Por un lado, en virtud de producir el daño mediante infección o contagio. A lo
cual debe agregarse que este daño debe producirse en aves o animales
domésticos. En consecuencia, quedan fuera el tipo los hechos en los cuales
no concurran acumulativamente ambas circunstancias.
Por último, el artículo 184 inciso 5 del Código Penal agrava el daño de
acuerdo con los objetos sobre los que este recae.22 El aumento de pena se
funda en el interés general que existe en la sociedad sobre la preservación
de los objetos.
inmediaciones.23
[18] Art. 184, inc. 1. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación
[19] Art. 184, inc. 2. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación
[20] Art. 184, inc. 3. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación
[21] Art. 184, inc. 4. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación
[22] Art. 184, inc. 5. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación
[23] Ley 24192. Espectáculos deportivos. (1993). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
https://bit.ly/338fZT9
Figura 1: Daño
Fuente: elaboración propia
C O NT I NU A R
Delitos contra el estado civil y la identidad de las
personas
Referencias
Lección 1 de 5
El título IV del libro II del Código Penal (CP), denominado Delitos contra el
estado civil, tiene por bien jurídico el estado civil de las personas1. Este debe
ser entendido en forma amplia, es decir, como la posición jurídica que ocupa
una persona en la sociedad, lo cual se determina sobre la base de una serie
de condiciones personales, que son las cualidades constitutivas del estado.
A tal efecto el Código Penal Argentino captó este interés en el título IV, el cual
se encuentra distribuido en dos capítulos, uno exclusivamente referido a los
matrimonios ilegales (art. 134 al 137 del CP2), y el restante a la supresión del
estado civil y la identidad (art. 138, 139 y 139 bis del CP3).
El primer capítulo contiene tipificado los delitos relacionados con el
matrimonio (art. 135 inc. 26). De la misma forma, contiene una norma
exclusivamente dirigida contra los actos llevados a cabo por el funcionario
público oficial (art. 1367) y los representantes de los menores de edad (art.
Por su parte, el segundo capítulo, reprime la supresión del estado civil (art.
138 del CP9), el delito de suposición de preñez o parto (art. 139 inc. 1 del
ocultación (art. 139 inc. 2 del CP11). También se castigan las conductas de
los intermediarios (art. 139 bis primer párrafo del CP12), funcionarios públicos
y profesionales de la salud (art. 139 bis segundo párrafo del CP), que
hubiesen cometido algunos de los delitos tipificados en los artículos 139 del
Código Penal.
[1] Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
https://bit.ly/3r9Yygv
[2] Arts. 134-137. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina.
Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[3] Arts. 138, 139 y 139 bis. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación
[4] Art. 134. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina.
Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[5] Art. 135. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina.
Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[6] Art. 135, inc. b. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina.
Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[7] Art. 136. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina.
Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[8] Art. 137. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina.
Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[9] Art. 138. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina.
Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[10] Art. 139, inc. 1. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación
[11] Art. 139, inc. b. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación
[12] Art. 139 bis. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina.
Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
SENTENCIA NÚMERO: En la ciudad de Córdoba, a ---- días del
mes de noviembre de dos mil seis, en la oportunidad fijada para
la lectura integral de la sentencia pronunciada en los autos “F. J.
C. p.s.a. INCUMPLIMIENTO DE LOS DEBERES DE ASISTENCIA
FAMILIAR”, cuya parte dispositiva fuera leída el veintiséis de
octubre del corriente año, a raíz del debate que se realizará el
mismo día, en los que intervino conforme lo dispuesto por el art.
10 inc. b) de la Ley Provincial 9053, como juez titular, la Dra. G.,
como Ministerio Público Fiscal, el Sr. Fiscal de ---Turno, Dr. Z., la
Sra. Asesora de Menores de ---- Turno, Dra. L. M., en carácter de
representante promiscuo de las víctimas y el Sr. Asesor Letrado
Penal, Dr. O. P., como defensor técnico del imputado J. C. F.,
argentino, separado de hecho, realiza changas como taxista, de
cincuenta años, nacido en la ciudad de Córdoba, el treinta y uno
de junio de mil novecientos cincuenta y seis, con domicilio en
calle ----------- (pensión), B.° Centro, de esta ciudad, hijo de A. y E.
G. F., Prio. N.° -----------., a quien la requisitoria fiscal de fs. 16/8 le
atribuye el siguiente hecho: Primer hecho: “que de la unión
matrimonial de N. G. C. y J. C. F. nacieron M. S. y A. I. de veinte y
doce años respectivamente (a la fecha de la denuncia). Que se
interrumpió la convivencia en el año mil novecientos noventa y
nueve; posteriormente en septiembre de dos mil dos se fijó en la
Asesoría de Familia una cuota alimentaria de pesos doscientos
mensuales, aclarándose en dicho acuerdo que a partir de
octubre de dos mil dos, dicha cuota será de cuatrocientos pesos
mensuales. Que el menor A. I. está a cargo de la progenitora,
con quien convive actualmente en el domicilio sito en Santa Ana
4287 de B.° Las Palmas, de esta ciudad. El prevenido de autos
se habría sustraído con conciencia e intención de prestar los
medios indispensables para la subsistencia de su hijo menor de
edad desde los primeros días de septiembre de dos mil dos
hasta el tres de diciembre de dos mil dos”. La requisitoria fiscal
de fs., 53/6 le atribuye el siguiente hecho: Segundo hecho: “que
de la unión matrimonial existente entre la denunciante N. G. C.
con el prevenido J. C. F. nacieron dos hijos, siendo uno de ellos
A. I., de trece años de edad (a la fecha de la denuncia). Que
cuando se separaron el menor quedó conviviendo con la
denunciante. Que actualmente la cuota alimentaria fijada es de
$320 en los Tribunales de Mediación; anteriormente era de $400
pero se redujo a $ 320 mensuales, de los cuales depositó
solamente $39 en abril de dos mil tres. Por esta razón es que el
denunciado se habría sustraído de prestar los medios
indispensables para la subsistencia del menor durante el
período comprendido desde los primeros días de enero de dos
mil tres hasta el diecinueve de junio de dos mil tres (fecha de la
indagatoria judicial). Que el denunciado ya tiene una denuncia
de igual tenor que la presente en esta Fiscalía de Menores. Que
la denunciante vive sola con sus hijos y solamente recibe ayuda
de su familia y se encuentra cobrando el plan Jefes de familia.
Que la denunciante solo paga los impuestos imprescindibles de
la vivienda donde vive con sus hijos y que hace dos años que no
paga los impuestos municipales y provinciales ya que no le
alcanza. Que la denunciante actualmente se encuentra sin
trabajo y se le hace muy difícil afrontar todos los gastos sola.
Que el denunciado trabaja actualmente en un taxi como chofer,
que lo hace en negro desde hace aproximadamente cuatro o
cinco años. Al pasar a deliberar el tribunal se planteó las
siguientes cuestiones a resolver: Primera cuestión: ¿Existen los
hechos y es su autor culpable el acusado?, Segunda cuestión: en
su caso ¿qué calificación legal le corresponde?, Tercera
cuestión: ¿qué sanción debe aplicarse? y ¿qué cuota alimentaria
se impondría a favor de su hijo A. I. F. y Cuarta: sobre la
imposición de costas y regulación de honorarios. A LA PRIMERA
CUESTIÓN PLANTEADA, LA SEÑORA JUEZ G., DIJO: I) Las
acusaciones de fs. 16/8 y 53/6 le atribuyen a J. C. F., la comisión
del delito de Incumplimiento de los Deberes de Asistencia
Familiar en perjuicio de su hijo A. I. F., durante los períodos
comprendidos entre el mes de septiembre a diciembre de dos
mil dos (hecho nominado primero) y el primero de enero al
diecinueve de junio de dos mil tres (hecho nominado segundo),
arts. 45 y 1 de la Ley 13 944. Al inicio de la presente se ha
trascripto el suceso objeto material del proceso, dándose así
cumplimiento a uno de los requisitos estructurales de la
sentencia, el prescripto por el art. 408 inc. 1° in fine del C.P.P.. El
Ministerio Fiscal entendiendo que de la nueva prueba
incorporada surge la continuidad del delito y atento lo previsto
por el art. 388 del C.P.P. amplió la acusación originaria
extendiéndola desde el veinte de junio de dos mil tres hasta el
mes de agosto de dos mil seis, por lo cual el hecho quedó
comprendido tanto en la imputación como en el juicio en el
período que se extiende desde el mes de septiembre de dos mil
dos hasta el mes de agosto de dos mil seis. Corresponde en
consecuencia pasar al examen de los hechos, que serán
tratados en común dada la naturaleza continua y permanente
del tipo delictivo en cuestión y los períodos consecutivos por los
que fuera acusado. II) Al ser interrogado sobre sus condiciones
personales, además de las ya consignadas, agregó que su padre
es Pastor de la Iglesia “V. de F.” y él profesa esa religión, que se
separó aproximadamente en el año 1997 y no pudo realizar el
trámite de divorcio por no llegar a un acuerdo con su esposa y no
contar con los medios para solventar un contencioso, pero
durante los primeros dos años de separación aportaba
regularmente sesenta pesos cada dos días. Tiene dos hijos, M.
S. de 24 años y A. I. de 16 años de edad. El mayor trabaja en una
imprenta, hace más de dos años que no tiene contacto con él.
Con el menor recientemente ha recuperado contacto pese a los
impedimentos que pone su esposa y van juntos a la cancha.
Trabaja haciendo changas de chofer de taxi cuando consigue
francos de otros y haciendo suplencias, el vehículo no se
encuentra asociado a ninguna empresa, lo trabaja de forma
independiente. Los trabajos fijos que tuvo los perdió porque su
esposa se presentaba y eso le acarreaba problemas. No
practica deportes. Actualmente está viviendo con una pareja
que le da albergue, encargándose esta del alquiler. Hace tres
días ha alquilado una habitación sin cocina en calle Tablada 285
habitación 4, por la que paga un alquiler de pesos 150
mensuales, porque no quiere ser carga de nadie. Al ejercer su
defensa material, respondiendo a la intimación que se le
efectuara oportuna y debidamente y de las pruebas existentes
en su contra, el acusado J. C. F., manifestó que se abstenía de
declarar, por lo que se ordenó la incorporación de las prestadas
en sede instructoría, en las que el 3.2.2002 dijo: que niega el
hecho que se le atribuye, ya que jamás se sustrajo dolosamente
de prestar los medios indispensables. Que no le ha estado
pasando la cuota alimentaría en forma completa porque no
tiene trabajo fijo, en la actualidad realiza changas. Que a la
brevedad va a regularizar la situación (fs. 11/2). El 19.6.2003
negó el hecho. Informó que al momento celebrar el acuerdo en
los Tribunales de Mediación por una cuota de $ 320, se
encontraba con trabajo, pero a la semana, aproximadamente se
quedó sin él. Actualmente se le hace imposible afrontar una
cuota de ese valor comprometiéndose a pagar $ 150. Que tiene
una nueva modalidad de trabajo, si bien sigue trabajando como
chofer suplente (cubre francos de otros) en el taxi, lo hace con
menos horas que anteriormente. (fs. 46/7). Ampliada la
acusación en la audiencia y receptada nueva declaración
respondió que niega los hechos. Que le llamó la atención la
forma controlada y sumisa en que declaró en la audiencia la Sra.
N. G. C., lo que se contradice con su actitud y la de su hermana,
quienes lo han amenazado con armas de fuego como en agosto
del dos mil dos y con posterioridad lo agredieron, incidentes por
los que realizó las correspondientes denuncias que no recuerda
bien fechas ni dependencia policial en las que lo hizo, pero que
se compromete a aportar. Que cuando realizaron la encuesta
ambiental y familiar en su casa, no lo encontraron por lo que lo
citaron y gran parte de la información obtenida fue por lo dicho
por él en las oficinas que están al frente de la Terminal de
Ómnibus. Agregó que si la Sra. N. G. C. tiene recibos de lo
pagado solicita que los aporte al Tribunal. Por último, manifestó
que no contestaría a pregunta alguna. Al concedérsele la última
palabra J. C. F. expresó: que cuando se separó nunca fue su
intención abandonar a sus hijos ni que pasara esto. Que dejó
todo cuando se fue, los muebles y les transfirió la casa. Que
cuando lo operaron a su hijo lo acompañó y lo sacó del hospital.
Que sufrió por parte de la Sra. N. G. C. una gran persecución con
lo que perdió no solo su trabajo sino también su dignidad, ya que
lo hacía quedar mal en todos lados. Reconoce que ha
incumplido, pero está dispuesto a reparar lo hecho mal, pues no
ha dejado de querer a sus hijos, y que lo que hizo ha sido por
estar mal emocionalmente con su señora. Luego de una pausa
expresó: estoy fuerte y sé que voy a salir adelante. III)
Respondieron a las preguntas que le formularon el M. Fiscal, el
M. Pupilar, la defensa y el Tribunal durante el debate las
siguientes personas: N. G. C. N. G. C., quien manifestó que
estaban separados desde el año mil novecientos noventa y
nueve. En el año 2001 hizo un acuerdo en los tribunales de
Familia para el pago de una cuota alimentaria a favor de sus
hijos, pero la misma no fue cumplida, no pudiendo hacerlo
cumplir en forma coactiva ya que F. trabajaba en negro, en la
calle, sin lugar fijo, por lo que negó haber concurrido alguna vez a
sus lugares de trabajo. En el año 2002 recurrió a la Justicia
Penal, donde radicó más de una denuncia reclamando
nuevamente el pago de la cuota alimentaría para su hijo A., y lo
hizo porque su hijo tenía necesidades que ella sola no podía
satisfacer, remarcó que cuando lo denunciaba lo hacía por
necesidad. Actualmente la alimentación a veces no es la
adecuada ya que los yogures o la cantidad de carne que
necesitaría no se la puede dar, recurriendo a darle leche en polvo
que rinde más y a veces, fideos, o arroz solo. También se privó a
A. I. de comer algunas frutas, esencial para la dieta de un
adolescente. Intentó por todos los medios entenderse hablando,
pero F. no cumplió pudiendo hacerlo, ya que siempre trabajó
como taxista y tal como se lo ve ahora (en alusión al buen
aspecto de conservación que presenta su ropa) siempre ha
vestido bien y vive a unas doce cuadras de su casa, en una casa
grande, alquilada y su pareja no trabaja. Considera que F. es
sano, ya que solo sigue tomando algunos medicamentos para la
tensión, tal como lo hacía cuando vivían juntos. Sus hijos, que
son dos, lo necesitaban, sufrían por la falta de contacto, se
quedaban esperándolo en la puerta cuando él tenía que ir a
buscarlos y el más pequeño se descomponía en el colegio,
padeciendo dolores de panza y vómitos, necesitó de ayuda de
una psicóloga para que esto no lo afectara en la escuela, pero
solo pudo hacerlo por un tiempo porque era muy caro y
actualmente no está en condiciones de pagar su atención.
Especificó que F. fue muy poco lo que cumplió. Cuando le
pagaba lo hacía por dos o tres meses y después no pagaba más,
a veces pagó $ 400, pero después cada vez menos. Siempre
firmó recibos por la totalidad de los pagos que efectuaba F., tan
es así que una noche que fue tarde, cuando su hijo estaba ya
acostado como no le quiso firmar, no pagó y le manifestó que
entonces lo depositaría en la cuenta bancaria abierta a tal
efecto. Otra vez que quiso que le firmara por una suma mayor,
de $ 150, entregándole solo $ 50, para traer el recibo al Tribunal,
también se negó y este se fue sin dejarle nada. De los pagos, lo
que tiene es un resumen, haciendo un gesto de que los
guardaba en la carpeta que mantenía sobre sus piernas. Su
lucha fue para que tenga una buena relación con sus hijos,
nunca le prohibió a F. verlos. Ella le buscaba amigos a sus hijos,
les gusta el deporte, no pudiendo practicar más por cuestiones
económicas. Cuando tuvo algún peso lo mandaba un par de
meses, pero luego no podía continuar. Cuando F. tuvo un
problema, ella lo escuchó, hasta la fecha le llegan facturas por
deudas de él a su casa. Tuvo que abandonar su negocio de
venta de productos de almacén porque cada vez iba peor. Al
tiempo empezó a vender ropa y con eso más o menos vivían,
más un plan Jefes y Jefas de hogar, por el que trabajaba en un
ropero comunitario, pero por un entrecruzamiento de datos al
advertirse que F. estaba en el sistema previsional, le quitaron el
plan. Paralelamente estudió acompañamiento terapéutico y de
eso vive hoy. Sus hermanas la han ayudado con zapatillas.
Isabel N. G. C., fallecida, tenía una despensa y le daba el pan, la
leche y los comestibles que necesitara. Su otra hermana Marta
N. G. C., u otros miembros de su familia pasaban por el
supermercado y le acercaban también comida. Sus suegros,
que viven al lado de algún modo también siempre colaboraban,
la relación con ellos es buena, siempre trató de mantener la
familia unida. Ellos le donaron un terreno a F. donde desde antes
de casarse comenzaron a construir la casa donde vive, ella
aportó con su trabajo y sus hermanos también. Se casó en
marzo de 1981 y el negocio que está pegado a su casa, sus
suegros lo alquilan, actualmente está desocupado, pero cuando
perciben algún alquiler se lo dan a Mt., su primer hijo.
Preguntada por los otros rubros manifestó que por problemas de
salud concurría a Hospitales Provinciales. A. I. fue operado de
apendicitis hace aproximadamente tres años y actualmente
está en tratamiento de infecciones. Necesita cirugía de un
quiste, para ello concurre al Hospital Clínicas pagando bonos y la
medicación. Las inyecciones que le están suministrando cada
quince días cuestan aproximadamente entre $ 35 y $ 45 cada
dosis. Las recibe desde el miércoles pasado. Durante un tiempo
pagaba 15 pesos de la obra social “Mastermed” pero cuando su
costo se elevó a 50 pesos no pudo pagarla más. En relación a la
vestimenta sus hermanos le dan entre 100 y 150 pesos
mensuales. A. I. este año comenzó el colegio Santísima
Trinidad, y se cambió el uniforme, pero F. solo le compró unas
hojas y lápices. La cuota del colegio es de 80 pesos mensuales.
A. E. C., relató que conoce a la Sra. de F. desde hace unos cuatro
años aproximadamente, sabe que el marido no la ayudó
económicamente con su hijo. Que en varias oportunidades la
Sra. lo buscaba, este le prometía que la iba a ayudar y luego no
cumplía. La familia de ella sí la ayudaba, además también
cobraba el plan Jefes y Jefas de hogar y cumplía con su trabajo
en el ropero comunitario. Alquilaba el local del Sr. Armando F.
(abuelo) donde tenía su peluquería. Cuando tenía gente en la
peluquería le daba trabajo a la Sra. N. G. C. lavando el pelo o en
tintura, porque sabía que su situación era crítica, debido a que
todos los precios subían y más ella teniendo hijos. En ocasiones
la encontraba llorando, mal y angustiada, porque F. se había
retirado y no le pasaba la cuota, le prometía ver al niño, ir a
buscarlo y luego no iba. En la peluquería hablaban de esto y
siempre era igual. Hace dos años que no alquila más ese local
pero sabe que la Sra. N. G. C. luego de perder el plan Jefes había
conseguido un empleo en el cuidado de ancianos. Siempre la
veía preocupada porque F. no visitaba a su hijo Iván. Preguntada
por la defensa de qué modo tomo conocimiento de lo expresado
dijo: que cada vez que la señora venía a la justicia, veía el taxi de
F. en la puerta de su negocio un par de meses, una vez al mes y
luego dejaba de ir. Que también observó en varias
oportunidades a Iván sentado en la puerta, comentándole este
que esperaba a su padre. IV) Se incorporó por su lectura la
siguiente prueba común a los hechos: Testimoniales: M. S. O.,
quien dijo: que conoce a la denunciante por ser los hijos de
ambos compañeros del barrio. Que sabe por dichos de la Sra. N.
G. C. que el Sr. F. no cumple con la cuota alimentaria, que nunca
colaboró con alimentos y vestimenta, no cumple con el régimen
de visitas y se ha desentendido del menor. Sabe que el
imputado estaba trabajando de taxista y la denunciante no está
trabajando en la actualidad. Que recibe la denunciante ayuda de
la caja P.A.N., que cada vez es menos lo que le dan, incluso en
diciembre terminaría dicho plan. (fs. 07.). Que conoce a la
denunciante, Sra. N. G. C., hace aproximadamente tres años a
través del plan Jefes y Jefas de familia, fue allí donde esta le
comento el problema que tenía con el marido, sobre que no le
pasa la cuota, que vive afligida porque el menor estudia y a la
denunciante no le alcanza para mantenerlo y tiene que acudir a
amigas o conocidas para que le presten dinero. Ella le prestó
dinero varias veces para comprar comida y para la cuota de la
cooperadora del colegio al que acude el menor y se lo devolvió la
mayoría de las veces. Que cuando sabe que esta floja
económicamente el menor va a comer a la casa de la dicente.
Los únicos ingresos fijos que tiene son los $150 del plan, que los
cobra todos los meses. La hermana y la suegra la ayudan,
aunque no muy seguido. Conoce al señor F. por haberlo visto
solo en dos ocasiones, bien vestido y que las dos veces lo notó
muy agresivo, sabe que trabaja en un taxi. Que esta no es la
primera denuncia que le hacen por este tema a F. La
denunciante le comentó hace tiempo, que debido a la situación
en la que estaba no le quedaba más remedio que hacer otra
denuncia. (fs. 43). H. O., dijo: que conoce a la Sra. N. G. C. de la
facultad. Que sabe de la separación de la misma, que tiene dos
niños y que el Sr. F. es taxista. Conoce por haber estado en la
casa de la denunciante, el año pasado, que el denunciado no
colabora con la mantención del menor. Que tampoco después
de ser fijada la cuota colaboró llevando alimentos o vestimenta.
Que la denunciante obtiene ingresos del plan Jefes y Jefas de
familia, los cuales son ciento cincuenta pesos, además recibe
ayuda de la familia de ella. (fs. 8 y 42). Documental-
Instrumental: copia acta de nacimiento de A. I.A. I. F. (fs. 6),
Fotocopia del acuerdo realizado en por ante la Asesora de
Familia de Segundo Turno el cinco de septiembre de dos mil dos
en el cual se establece que F. “abonará en concepto de cuota
alimentaría la suma mensual de pesos ($ 400), mediante
depósito en el Banco de la Provincia de Córdoba... entre los días
veinte y veinticinco de cada mes, a partir del mes próximo” (fs.
4), constancias de pago correspondientes al 12.3.2003 por $ 10
(fs 27), 16.5. por $ 41, 2.7. por $ 50 (fs. 36), 14.7. por $ 50 y 28.7.
por $ 50 (fs.62), 16.3.2004 y 31.3. por $150 (fs.72/73), 12.4. por
$131 (fs. 74), agosto, septiembre, octubre y diciembre de 2004
por $ 200 c/u (fs.122 y 133); enero, febrero y marzo de 2005 por
$ 200 c/u (fs. 134/6), noviembre por $ 150 (fs. 178) el 2.12 y
12.12. por $ 100 c/u y por $ 179 en mercaderías (fs. 189/91),
4.1.2006 y 30.1. por $ 100 c/u y el 20.1 mercaderías por $ 37 (fs.
194), 22.3. por $ 50 y 14.3 en mercaderías por $ 25 (fs. 197), el
31.3 y el 4.4. por $ 50 c/u (fs. 203 y 204 respectivamente), 29.9.
por $ 200 (fs. 254), 8.10 por $ 200 (fs. 269) y 18.10 por $ 400 (fs.
268). Informativa: encuesta familiar y ambiental: practicadas en
el 2003 y 2005 en el domicilio de la Sra. N. G. C.N. G. C., de calle
Santa Ana N.° 4287, de Barrio Las Palmas, donde convive con
sus hijos A. I. y Mt. F. Vivienda construida por el matrimonio hace
muchos años, cuando el mismo se disuelve esta pasa a nombre
de A. I. y Mt. Cuenta con dos dormitorios, cocina-comedor, living
y un baño. En general en buen estado de conservación y
mantenimiento. Cuenta con todos los servicios, luz, gas natural,
agua y teléfono. Norma N. G. C. trabaja como acompañante
terapéutico, haciéndolo medio día y obteniendo entre $ 15 y $ 20
por día, además del plan Jefes y Jefas de Hogar y Vale lo
Nuestro. Su hermana continúa ayudándola con $ 100 por mes
con los que cubre la escolaridad de A. Mt. trabaja en un estudio
gráfico y con lo que obtiene cubre sus gastos personales. De
acuerdo a lo actuado se puede informar que la situación
económica del grupo familiar no ha presentado modificaciones
desde la primera entrevista en el año 2003. Se infiere que la
ayuda de los familiares y la que le está proporcionando el Estado
continúan siendo muy necesarias ya que ello ayuda a cubrir las
necesidades de sus hijos. No obstante se observa que la
entrevistada ha buscado diferentes estrategias de subsistencia
con la finalidad de mejorar las condiciones de vida de sus hijos,
sin embargo se estima que sin la ayuda del progenitor la
situación familiar no se va a modificar. (fs. 28/30 y 173/4).
Encuesta ambiental y familiar: en el domicilio del imputado J. C.
F. de la que surge que convive con la Sra. Alicia R., divorciada de
52 años de edad. La vivienda que ocupan la alquilan hace cuatro
años, es de material y en muy buenas condiciones generales. El
monto del alquiler es de $ 300 y según el entrevistado lo cubre
su pareja. F. trabaja como taxista aproximadamente hace 10
años, como chofer, haciéndolo de manera informal. Su pareja
actualmente no trabaja siendo el único ingreso el cobro de una
cuota alimentaría de parte del ex esposo de esta. J. C. F. estuvo
casado durante veinte años con la Sra. N. G. C.N. G. C., tuvieron
dos hijos: Sebastián de 24 años y A. I. de 17 años. Hace diez
años se separaron. Considera no haberse desentendido de sus
obligaciones ya que les dejó la vivienda que ocupan y un auto. El
Sr. F. es único hijo, a partir de la separación también se habría
resentido la relación con sus padres ya que ellos viven al lado de
la casa de la Sra. N. G. C. y habrían optado por mantener un
vínculo con ella y los nietos, antes que con el propio hijo. El Sr. F.
está en pareja desde hace seis años con Alicia R., ella es
divorciada, tiene tres hijas, pero ninguna convive. A raíz de los
conflictos con la Sra. N. G. C. y por la presente causa se ha
separado en varias oportunidades de la Sra. R., y se ha ido a vivir
a pensiones por un tiempo y luego volvía a la casa. Apreciación
final: en cuanto a las condiciones y nivel de vida del Sr. F. se
puede informar que la vivienda es alquilada, las condiciones son
buenas; él trabaja de manera informal, cuenta con un ingreso
diario; su pareja no trabaja fuera de la casa, contaría con un
ingreso fijo, sin embargo se estima que el Sr. F. es el principal
proveedor de recursos. Por los datos recogidos, se considera
que el Sr. F. durante años se habría desentendido de las
necesidades de sus hijos tanto en el aspecto familiar, como en el
afectivo. Actualmente por la presión judicial estaría dispuesto a
modificar su actitud. (fs.252/3 ). Copia de movimientos
Bancarios: en la Caja de Ahorro N.° -----------/06 (fs. 93/101),
planilla prontuarial actualizada de F. (fs. 250) e informe
actualizado de reincidencia F. (fs. 192) del que no surge condena
alguna, y demás constancias de autos. Terminada la recepción
de las pruebas, en oportunidad de emitir sus conclusiones: a) el
Sr. Fiscal de Menores, Dr. Z. Ze., manifestó que la prueba
rendida es harto suficiente para determinar con certeza
absoluta que J. C. F. ha incumplido con su deber alimentario
previsto por el art. 1° de la Leu 13.944, en carácter de autor, art.
45 del C.P. entre los meses de septiembre de 2002 y agosto de
2006, por lo que solicitó se lo declare culpable del delito de
incumplimiento de los deberes de asistencia familiar y se le
imponga una pena de dos años de prisión en forma efectiva, no
siéndole aplicables al imputado el beneficio de la condenación
condicional, dadas sus condiciones de personalidad
evidenciadas en la falta de respeto por la oportunidades que le
ha brindado la ley, acuerdo en familia, mediación y probation y
se le impongan las costas del proceso. b) El Defensor Oficial, Dr.
I. O. P., concluyó que de acuerdo a lo visto y oído en el transcurso
del debate, se debe absolver a J. C. F. del delito de
Incumplimiento de los Deberes de Asistencia Familiar.
Subsidiariamente en primer término solicita se le aplique la pena
de multa en su mínimo, y en segundo término de resultar
condenado lo sea en forma de ejecución condicional. Ratificó
que descalifica la encuesta ambiental y familiar realizada en el
domicilio de F., por entender que afectaba su derecho de
defensa protegido por los arts. 18 de la C.N. y 39, 40 y 41 de la
C.P.C., siendo declarable su nulidad de oficio conforme lo
dispuesto por los arts. 185 inc. 3° y 186 2.ª parte. Expresa que la
misma adolece de datos concretos, objetivos, por lo que no
resulta un relevamiento serio, no se ha recibido concepto de
ningún vecino del entrevistado y que la misma se basó en los
dichos de este. Solicitó se le llame la atención a los
profesionales intervinientes. Invocó como apoyo lo dicho de que
“Nadie está obligado a declarar contra sí mismo ni puede estar
obligado a producir prueba en su contra” (Alejandro Carrió -
Garantías Constitucionales en el Proceso Penal) y solicitó
asimismo la nulidad absoluta de la probanza y su no
incorporación al proceso, basándose en la Teoría de la Nulidades
implícitas sustentada por el T.S.J. y un reciente fallo por ante el
Juzgado en lo Correccional de la Dra. Cordi de Moreno, donde en
un caso análogo por el mismo motivo se declaró la nulidad de la
pericia psiquiátrica. Agregó que su defendido podría haber
abonado una cuota alimentaria mensual de $ 150. Indicando
que F. no hubiera tenido problemas con la Justicia aportando $
150 mensuales desde su separación de hecho a la fecha, lo que
arroja la suma total de $7200 y si bien fue un aporte único F. dejó
a sus hijos una vivienda por el valor de mercado actual de $ 123
000, siendo este bien propio por ser construida cuando era
soltero, un automóvil Fiat Uno modelo 1994 por un valor hoy de $
12 000, que si bien es ganancial cedió su parte. Aportes en
cuotas y que obran en autos por el monto de $3584. Todo esto
arrojando una suma de $133 000 siendo este el aporte real. Citó
en concordancia con su solicitud el fallo de la Cámara del
Crimen Sala Cinco de la Capital Federal en los Autos “Bianchi,
Eusebio p.s.a incumplimiento de los deberes de Asistencia
Familiar”. c) El Ministerio Público Pupilar a cargo de la Dra. L. M.,
luego de enumerar detalladamente la conducta procesal del
acusado en la que destacó la falta de compromiso para el
cumplimiento de lo que por propia voluntad acordaba con la
representante de los menores u ofrecía al Tribunal, ocasionando
un verdaderos desgaste de recursos humanos aun para lograr
su comparecencia, la que a veces solo se logró mediante el
auxilio de la fuerza pública y su detención, expresó que F. debe
ser considerado autor responsable del delito de incumplimiento
de los deberes de asistencia familiar por el término fijado por el
Ministerio Público Fiscal y se le imponga la pena de dieciocho
meses de prisión en forma de ejecución condicional,
imponiéndose como regla de conducta una cuota alimentaria de
trescientos pesos mensuales. V) Previo al análisis de las
probanzas se impone el tratamiento de las nulidades articuladas
por el defensor técnico, Dr. O. P. Respecto de la deducida en
contra de la copia del acta de nacimiento de fs. 6, autenticada
por la funcionaria judicial actuante que da fe de su contenido,
que acredita la filiación del menor A. I. F., basta decir que J. C. F.
en ningún momento controvertió tal punto, por el contrario
reconoció tener dos hijos, M. S. y el nombrado y que no se
advierte por el momento en que es interpuesta la cuestión, otro
interés que no sea dilatar el proceso para evitar así el
pronunciamiento definitivo sobre la cuestión de fondo, por lo que
corresponde su rechazo. No obstante ello y como fundamento
de autoridad, por ser criterio que comparto, recuerdo lo resuelto
por el T.S.J., en Sentencia N.° 40 del 31.5.2000, causa “BROLLO,
OMAR p.s.a. de VIOLACIÓN CONTINUADA - RECURSO DE
CASACIÓN-" (Expte. "B", 29/99)” al decir que “Sabido es que la
normativa de forma en materia criminal vigente en la provincia
ha receptado el denominado "principio de libertad probatoria",
permitiendo que todos los hechos y circunstancias relacionados
con el objeto del proceso sean acreditados por cualquier medio
de prueba (CPP, 192). Esa norma, establece restricciones a los
medios probatorios, cuando las excepciones previstas por las
leyes así lo determinen (ibidem)... Según los artículos 79 y 80,
CC, la paternidad de los nacidos en la República se probará por
certificados auténticos extraídos de los asientos de los registros
públicos, "que para tal fin deben crear las municipalidades, o por
lo que conste de los libros de las parroquias, o por el modo que el
gobierno Nacional en la Capital, y los Gobiernos de Provincia
determinen en sus respectivos reglamentos" (CC, 80). Vale
decir, mediante lo que comúnmente se denomina partidas de
registro civil (cfse. Código Civil y normas complementarias.
Análisis doctrinario y jurisprudencial, 1, dirig. por Alberto Bueres
y coord. por Elena Highton, Hammurabi, Buenos Aires, 1995, p.
473, nota 1 al artículo 80). B. El decreto-ley n.° 8.204, del 27 de
setiembre de 1963, constituyó el "Registro del Estado Civil y
Capacidad de las Personas", estableciendo que: "El Registro se
llevará en doble ejemplar en los libros de nacimientos,
matrimonios, defunciones, incapacidades y demás
complementarios, que podrán ser habilitados por vía
administrativa si la captación de otros aspectos de los hechos
vitales lo hiciere necesario" (art. 5), como asimismo que: "Los
testimonios, copias, certificados, libretas de familia o cualquier
otro documento expedido por la Dirección General y sus
dependencias, que correspondan a inscripciones registradas en
sus libros y que llevan la firma del oficial público y sello de la
oficina, crean la presunción legal de la verdad de su contenido,
en los términos prescriptos por el Código Civil" (art. 24). C. Las
dos normas del decreto-ley antes transcriptas, sin embargo,
fueron reemplazadas por otras tantas normas introducidas en
aquel digesto por Ley N.° 18.327. A tenor de esa modificación,
esos artículos quedaron redactados, en lo que aquí interesa, en
los siguientes términos: - "El registro se llevará mediante asiento
en un libro del cual se tomará copia, ya sea en microfilm, ficha
individual u otro sistema similar. Tanto el original como la copia
así obtenida tendrán carácter de documento público, como así
también las fotocopias o partidas que se expidan sobre la base
de dichos asientos originales o sus copias. Las partidas deberán
ser autenticadas por autoridad competente..." (art. 5) (el
destacado es nuestro).- "Los testimonios, copias, certificados,
libretas de familia o cualesquiera otros documentos expedidos
por la Dirección General y/o sus dependencias, que
correspondan a inscripciones registradas en sus libros o en las
copias a que refiere el artículo 5 y que lleven la firma del oficial
público y sello de la oficina respectiva, son instrumentos
públicos y crean la presunción legal de la verdad de su contenido
en los términos prescriptos por el Código Civil. Esta
documentación no podrá retenerse, por autoridad judicial o
administrativa ni por entidades o personas privadas, debiendo
limitarse a tomar constancia o certificar, por cualquier medio
fehaciente, el contenido de los mismos, a los efectos que
hubiere lugar; solo los jueces podrán requerir al Registro Civil,
mediante oficio, la agregación de aquellos testimonios, copias o
certificados de partidas" (art. 24) (con negrita nuestra). D. A
nuestro ver, la normativa citada ha venido a ampliar el espectro
de instrumentos idóneos para acreditar el estado civil de las
personas, desde que se agregan otros a las llamadas "partidas
de registro civil". Es que, conforme puede advertirse de las
normas que la Ley 18.327 vino a agregar a nuestro universo
normativo al sustituir a los artículos 5 y 24 del decreto-ley N.°
8.204/63, no solo será la partida del registro civil el instrumento
que tendrá tal eficacia, sino también las libretas de familia y toda
otra documentación expedida por la Dirección General, y aun las
copias y fotocopias que se hicieren de los asientos pertinentes
del registro, de esos "certificados auténticos" en que consisten
las partidas, las mencionadas libretas o documentos. Dicha
intelección se ve corroborada por la disposición del nuevo
artículo 24 del decreto-ley, en cuanto prohíbe a toda autoridad o
entidad la retención de todo testimonio, copia, certificado, libreta
de familia o cualesquiera otros documentos expedidos por el
registro dando cuenta de las constancias de las inscripciones
que tuviere registradas en sus libros, y manda a proceder a
aquellos a la sola constatación o certificación por cualquier
medio fehaciente del contenido de los mismos. Repárese que no
se excusa a las aludidas autoridades o entidades de constatar el
contenido de los mismos, ya que se impone tal actividad
mediante un medio fehaciente, con lo cual la exhibición por el
interesado del original respectivo de la partida, libreta o
documento valdrá como dicho medio, permitiendo la atestación
en la copia o fotocopia del mismo de su carácter de duplicado
fiel del original que se tuvo a la vista. El canon o criterio de
interpretación de la ley que impone que las diversas
disposiciones de un cuerpo normativo deben entenderse de
modo tal que entre ellas no existan contradicciones, puesto que
se presume la coherencia del legislador, impone tal intelección,
habida cuenta que no puede, por un lado, prohibirse a la
autoridad de que se trate la retención de originales o
certificaciones auténticas de las constancias del registro civil, a
la vez que, por el otro, se tiene por ineficaz una copia o fotocopia
de las mismas cuyo contenido ha sido debidamente controlado
por un medio fehaciente por la autoridad receptora. No resulta
razonable interpretar que, mediante los agregados que se
realizaron a los artículos 5 y 24 del decreto-ley, nada ha
cambiado, respecto de la eficacia probatoria que se reconoce a
distintos instrumentos que se empleen para acreditar
circunstancias vinculadas con el estado civil de las personas,
puesto que las normas quedaron redactadas de modo
manifiestamente diverso, conforme surge de lo dicho
precedentemente. E. Conforme lo señalado, surge evidente que
no le asiste razón al impugnante, toda vez que desarrolla
argumentos solo válidos en el marco de la regulación ya
derogada, que exigía, como el quejoso señala, a “las constancias
extraídas del Registro del Estado Civil de las Personas" como
único medio idóneo para acreditar la filiación de estas. La nueva
normativa, por el contrario, admite la alternativa que el
impugnante tiene como vedada, que una fotocopia de una
partida de registro sea la que logre esa acreditación, siempre
que su contenido haya sido suficientemente visado por la
autoridad receptora, a través de un medio fehaciente a tal
efecto.”. En cuanto a la nulidad interpuesta respecto de la
encuesta ambiental y familiar realizada en el domicilio del
denunciado (obrante a fs. 252/3), por entender que constituye
una violación a la garantía constitucional consagrada en el
artículo 18 de la CN, de defensa en juicio de la persona y de los
derechos por encontrarse conformada por dichos del
denunciado, también debo responder en forma negativa, ya que
como se analizará oportunamente la misma se encuentra
conformada por datos objetivos científicamente incorporados.
Repárese que la encuesta es requerida a una auxiliar de la
justicia, la Lic. en Trabajo Social, Va., quien como profesional de
una ciencia interdisciplinaria permite completar la información
requerida para conocer las condiciones y nivel de vida de F. Las
conclusiones arribadas no importan un pronunciamiento sobre
la modalidad de comisión del delito que se investiga por parte de
su autor, sino en esencia alude a las condiciones personales del
mismo, las que también fueran receptadas en la presente
audiencia, respecto de lo cual no se realizó objeción alguna, para
conocer las circunstancias atenuantes o agravantes particulares
del caso, datos que tal como la edad, educación, conducta
precedente, calidad de los motivos que lo determinaron a
delinquir, etc., en principio pueden provenir del mismo
interrogado como de ámbitos próximos a su persona, debiendo
en tales casos la información ser apreciada conforme las leyes
de la sana crítica racional. Las encuestan son precisamente los
medios por los que se introducen al proceso elementos de
convicción sobre la existencia y subsistencia real de indicadores,
factores y circunstancias personales y familiares que ayudan a
llenar de contenido la objetivación de los hechos. Es menester
reconocer que el saber judicial, como toda disciplina tiene
limitados alcances y posibilidades, que trasuntan “un no saber”
que a su vez es punto de partida de otras ciencias. “Los jueces,
los abogados...-como el resto de los integrantes del sistema
jurídico- comprenden hoy más acabadamente la indispensable
intervención de otras disciplinas no jurídicas para una más
efectiva aplicación de la ley” (Robles, Claudio “La intervención
pericial en Trabajo Social” Edit. Espacio, Bs. As. 2004, pág. 17).
Entiendo que la defensa no advierte el esfuerzo decodificador
que ha realizado el profesional y sospecha que con ello se
pretende sustituir al orden jurídico, sin embargo se trata de una
producción técnicamente independiente, especializada, sobre
una dimensión que por lo particular y puntual, ayudará a
comprender aspectos que el tribunal conjugará oportunamente
con otros, impidiendo en su caso perjudicar la defensa en juicio
del acusado, pero que en nada le resta valor. No podeos aislar
en una burbuja “el delito” o “su autor” y pretender que se lo
analice desde la perspectiva jurídica en forma excluyente, ya
que ambos forman parte del “hecho” es decir, una realidad y las
circunstancias que lo circundan, y el autor y el hecho a
investigar, ha de permitir tantos abordajes como ciencias lo
hagan objeto de estudio. Reitero, la multiplicidad de datos
obtenidos durante la investigación serán objeto de análisis, por
lo que debe advertirse que lo violatorio no es la información
técnicamente recabada a través de un profesional
interdisciplinario y deberá realizarse desde lo jurídico un
equilibrado análisis entre el hecho y las circunstancias de los
sujetos involucrados en el mismo para la correcta búsqueda de
la verdad sin menguar las garantías reconocidas
constitucionalmente. Por lo expuesto no corresponde hacer
lugar al pedido de nulidad articulado y tener presente la reserva
de casación. Análisis y valoración de las pruebas y declaración
del acusado: 1. El acusado ha realizado una negación genérica
del hecho que se le atribuye. 2. Las pruebas recepcionadas
permiten verificar sin embargo que es responsable. En efecto,
tanto la denunciante, Sra. N. G. C.N. G. C., como las testigos H.
O., M. S. O.O. y A. E. C. , fueron contestes en afirmar que el
menor A. I., vive junto a su progenitora y que el prevenido F. no
ha asumido responsable y regularmente sus obligaciones
asistenciales y afectivas para con su hijo. Que en algunos
períodos, aportó, en forma irregular, inoportuna e insuficiente,
sumas, para las necesidades mínimas e indispensables del
menor. A todas les consta los verdaderos estados de angustia y
de necesidad por los que debió atravesar la Sra. N. G. C. debido
al abandono de F. en el cumplimiento de sus deberes
asistenciales y afectivos para con sus hijos. Lo veían aparecer
cuando esta recurría a la justicia por dos o tres meses y luego el
taxi no se lo veía más. Calderón dijo que “la encontraba llorando,
mal, angustiada porque F. se había retirado y no le pasaba la
cuota, le prometía ver al niño, ir a buscarlo y luego no iba... cada
vez que la señora venía a la justicia veía el taxi de F. en la puerta
de su negocio un par de meses, una vez al mes y luego dejaba
de ir...”. A O. le consta de las necesidades de la Sra. N. G. C. para
con su hijo, ya que dijo que para mantenerlo a veces tenía que
acudir a amigas o conocidas para que le presten dinero “...Ella le
prestó dinero varias veces para comprar comida y para la cuota
de la cooperadora del colegio... cuando sabe que esta floja
económicamente el menor va a comer a la casa de la dicente...”.
O. confirmó que “tampoco después de ser fijada la cuota
colaboró llevando alimentos o vestimenta...”. Tal como lo
apreciara la denunciante F. mantiene un buen aspecto en cuanto
a su persona y vestimenta, vive en un barrio próximo a su hijo,
siendo la casa de regulares dimensiones y su actual pareja no
trabaja. También O. corroboró que “Conoce al señor F. por
haberlo visto solo en dos ocasiones, bien vestido y que las dos
veces lo notó muy agresivo, sabe que trabaja en un taxi. Que no
es la primera denuncia que le hacen por este tema a F.. La
denunciante le comentó hace tiempo que debida a la situación
en la que estaba no le quedaba más remedio que hacer otra
denuncia”. Todo ello ha podido ser corroborado con las
encuestas practicadas, de las que surge que la Sra. N. G. C. “ha
buscado diferentes estrategias de subsistencia con la finalidad
de mejorar las condiciones de vida de sus hijos”. En cuando a F.
se describe que la casa alquilada desde hace cuatro años es de
material, consta de dos dormitorios, cocina, comedor, baño
instalado, garage y cuenta con agua corriente, luz y gas natral,
siendo las condiciones en general muy buenas. El monto del
alquiler de $ 300. Su pareja actualmente no trabaja, siendo su
único ingreso el cobro de una cuota alimentaria del exesposo. F.
hace diez años que trabaja como taxista “de manera informar
(sin aportes jubilatorios ni obra social) y el ingreso equivale al 30
% de la recaudación diaria, que oscila entre los $ 30 y $ 50
diarios... él no considera haberse desentendido de sus
obligaciones, ya que les dejó la vivienda que ocupan y un auto,
también habría acordado un régimen de visitas que nunca pudo
cumplir por la actitud de su exesposa... Por los datos recogidos,
se considera que el Sr. F., durante años se habría desentendido
de las necesidades de sus hijos, tanto en el aspecto material
como afectivo, incurriendo en abandono. Actualmente por la
presión judicial estaría dispuesto a modificar su actitud”(fs. 253).
Independientemente de la conclusión a la que arriba la calificada
especialista en Trabajo Social y aun prescindiendo de ella, por
prueba que en forma independiente como la que se ha
analizado y se valorará también más adelante, se puede arribar
a idéntica conclusión. El prolongado lapso de tiempo en el que
transcurre el accionar del acusado, con pleno conocimiento de
su obligación legal, impide valorar su reciente cuestionamiento
sobre que habría entendido cumplida su obligación con la
entrega de la casa y un auto a favor de sus dos hijos, desde que
cabe preguntarse ¿la cobertura de un rubro puede entenderse
como cumplimiento integral de la obligación? ¿En su caso por
cuanto tiempo era? ¿La entrega del auto lo liberaba de las
cargas del mismo? o como lo explicó en la audiencia la
transferencia del rodado fue para que la Sra. N. G. C. levantara
la prenda que él había constituido por deudas propias sobre el
mismo? ¿Los gastos para el mantenimiento del capital del bien
inmueble deben restarse? En este aspecto debe quedar claro a
las partes que en materia alimentaria, como lo prevé el art. 825
del Código Civil: "No son compensables las deudas de
alimentos..." y más específicamente lo contempla el art. 374 del
mismo cuerpo legal, al decir: “La obligación de prestar alimentos
no puede ser compensada con obligación alguna, ni ser objeto
de transacción;...". La pretensión del alimentante que se
compensen las sumas adelantadas, resulta inaceptable, ya que
lo prohíbe precisamente el citado artículo, por la índole especial
de la prestación alimentaria, y no solo se refiere a las ya
devengadas, sino también con respecto a los alimentos futuros
ya que no son exigibles. Como lo plasma, Salas - Trigo Represas
- López Mesa en su Código Civil anotado, 4-a pág. 179, ...La
obligación alimentaria es alternativa -ya que puede ser
satisfecha in natura o en dinero- a elección del deudor, cuando
no existe convenio o sentencia judicial que indique la forma en
que esta debe cumplirse; en caso contrario, como la elección no
puede corresponder al alimentante, los otros gastos que realice
en beneficio de los alimentados deben ser considerados simples
liberalidades. La prestación alimentaria puede satisfacérsela in
natura solo cuando el alimentado lo acepta expresamente y no
existe convenio o sentencia judicial que indique la forma en que
se debe pagarla;...". En el presente caso, la cláusula "CUOTA
ALIMENTARIA", del acuerdo referido en familia, como el llegado
en el Centro Judicial de Mediación, como el ofrecimiento hecho
al solicitar la suspensión del juicio a prueba, fijaban el modo
específico de la asistencia alimentaria. Y su conocimiento sobre
la forma cabal de cumplimiento de su obligación se encontraba
reforzada por la implementación a lo largo del tiempo por todos
los medios previstos por la ley, como la suspensión del juicio a
prueba celebrado con fecha diecisiete de agosto de dos mil
cuatro (fs. 113/5) y otros alternativos posibles, como la
mediación solicitada inclusive por su parte con fecha catorce de
abril de dos mil tres, (fs. 32) que no dio resultado positivo. Al
último acuerdo si bien se comprometió con discernimiento,
intención y libertad, es decir voluntariamente, tampoco lo
cumplió en la forma prevista. Una y otra vez en forma errática y
teniendo la capacidad económica para hacerlo, ya que como lo
reconociera en la audiencia siempre ha tenido trabajo, F. cumplía
como quería y cuando quería, lo que vale decir que incumplía
con su deber. No desconozco que todos los años, por algunos
meses cumplía con algunas sumas, a veces importantes, pero la
persistencia en la omisión debe tenerse como consumativa del
estado de peligro abstracto en el que quedaba sumido su hijo,
como asimismo dado la característica de permanente o
continuo de este delito, permite entender que F. se substrajo,
desentendió, prescindió, hizo caso omiso de su deber. Como lo
enseña Laje Anaya, criterio que comparto “Estamos de acuerdo
con que la falta de subsistencia es permanente cuando el autor
se sustrae, pero decir que el autor se debe sustraer
permanentemente para poder cometer el delito, no nos parece
correcto. En primer lugar, porque la ley no está construida sobre
la base de que el autor deba abandonar el deber; en segundo
término, porque no se castiga al que se hubiese sustraído, sino
al que se sustrajere; tanto en el pasado, como en el presente”
(Delitos contra la familia, Ed. Advocatus, pág. 192). Todos estos
elementos de juicio resultan aptos para tener por acreditado,
con certeza los extremos fácticos de la imputación delictiva. El
aspecto subjetivo del imputado, es decir el hecho de que actuó
sabiendo lo que hacía y hacía lo que quería, también se
encuentra acreditado. Tal extremo surge de sus propios actos,
ya que cada vez que se encontraba ante la posibilidad de un
avance del proceso, aun cuando se excusaba en cuanto a
fechas y cantidades, acompañaba sumas importantes, que
evidenciaban su capacidad económica existente al momento de
los reclamos. En definitiva F. siempre contó con capacidad
económica, la que ha retaceado con el correr de los tiempos, tal
vez mal entendiendo que su deber se diluía con el paso del
tiempo y que la justicia podía ser burlada con estrategias que
prolongaban solo su incumplimiento. Prueba de ello es el
acuerdo que firmara en familia comprometiéndose a pagar
cuatrocientos pesos, posteriormente en mediación redujo tal
suma a trescientos veinte pesos y al ofrecer la probation volvió a
reducir su compromiso a ciento cincuenta pesos, el que como en
los anteriores, ni por dicha cantidad cumplió en forma integral y
regular. En cambio hizo alarde de su capacidad económica
cuando entre otros momentos del proceso, revocada la
probation y fijada la fecha para el debate, en el término de veinte
días (entre el 29.9 y el 18.10.2006) hizo aportes por la suma de
ochocientos pesos. Su maliciosidad y el substraerse de F.
consistió en que teniendo la capacidad económica para hacerlo,
no lo hizo oportunamente cuando debía sino por temor a verse
perjudicado con una resolución adversa a sus intereses, la
persecución penal que continuaba por los cauces más rigurosos.
Para dar por cumplido lo establecido en el art. 408 inc. 3 del
C.P.P., corresponde dejar fijado el hecho comprobado y cometido
por J. C. F., del siguiente modo: en el período comprendido entre
el mes de septiembre de dos mil dos y agosto de dos mil seis, el
imputado, J. C. F., se sustrajo con conciencia e intención a
prestar los medios indispensables para la subsistencia, es decir,
alimentos, vestimenta, vivienda y gastos de asistencia médico-
farmaceútica, a su hijo A. I. F., menor de dieciocho años de edad,
quien convivía con la progenitora, Sra. N. G. C.N. G. C., en el
domicilio sito en calle Santa Ana N.° 4.287, de B.° Las Palmas,
de esta ciudad. Así, dejo contestada esta cuestión. A LA
SEGUNDA CUESTIÓN PLANTEADA, LA SRA. JUEZ DE MENORES
NORA G., DIJO: La conducta de J. C. F. encuadra en el delito de
Incumplimiento de los Deberes de Asistencia Familiar (art. 45 y
1 de la Ley 13.944). En efecto la calificación legal obedece a que
el encartado, con conciencia e intención, encontrándose
económicamente capacitado para cumplir, se sustrajo a prestar
los medios indispensables para la subsistencia económica, es
decir no brindó los recursos económicos necesarios para la
satisfacción de las necesidades básicas de su hijo, durante el
período de tiempo ya fijado, en calidad de autor. Así contesto a
la segunda cuestión. A LA TERCERA CUESTIÓN PLANTEADA,
LA SEÑORA JUEZ G., DIJO: I) De entre las pautas objetivas y
subjetivas previstas en la ley penal, para graduar la sanción a
imponer al imputado J. C. F., tengo en cuenta, principalmente la
naturaleza y modalidad del hecho que revela una perseverancia
en su conducta, reveladora de una gran indiferencia ante el
deber, fundado en elementales sentimientos de solidaridad, de
atender a las necesidades indispensables para la subsistencia
de su hijo. Pero a su favor tengo en cuenta que se trata de un
sujeto con capacidad de trabajo, que no presenta problemas de
salud, que reconoció que parte de su incumplimiento se debió a
reacciones en contra de su exesposa y que actualmente
manifiesta seguir queriendo a sus hijos y estar dispuesto a
asistirlos económicamente. Atendiendo a la escala penal
considerada en abstracto para el ilícito atribuido, estimo justo
imponerle la pena de dieciocho meses de prisión en forma de
ejecución condicional, ya que aparece esta como el medio más
idóneo para evitar las penas privativas de libertad de corta
duración, que en casos específicos de delitos como el que nos
ocupa no soluciona el problema, sino que por el contrario lo
agravaría. Confío [en] que la existencia de una condena en
suspenso ha de obrar, tal como lo hizo el presente proceso, de
estímulo suficiente para a la evitación de nuevos
incumplimientos en lo específico y la comisión de nuevos
delitos. Con costas (arts. 9, 40 y 41 del C. Penal y 550 y 551 del
C.P.P.). La Ley 13.944 no tiene por última ratio la condena de los
que incumplen, sino estimular a los responsables al
cumplimiento de su obligación en protección de los hijos en
estado de desamparo económico, de modo que confío [en] que
luego de esta resolución F. ha de sacar provecho de su situación
en beneficio propio y de su hijo y no ha de reincidir en el delito.
En cuanto a la cuota alimentaria a fijarse conforme lo prevé el
art. 74 párr. 5°, merece destacarse que la misma respecto de los
hijos corresponde a ambos progenitores (art. 27 2. Convención
de los Derechos del Niño), por lo que teniendo en cuenta la edad
del menor A. I. y sus consecuentes necesidades de
alimentación, vivienda, vestimenta y gastos de asistencia
médico farmacéutica, estimo justa como prestación alimentaria
indispensable para la subsistencia del nombrado la suma de
doscientos cincuenta pesos, que deberá oblar mensualmente el
encausado F., del primero al diez de cada mes, a la guardadora
de aquel Sra. N. G. C.N. G. C., mediante depósito judicial a
nombre de esta y del beneficiario y en caso de ser en forma
directa contra entrega del recibo correspondiente. Así voto. A LA
CUARTA CUESTIÓN PLANTEADA, LA SEÑORA JUEZ G., DIJO:
Corresponde regular los honorarios profesionales del Dr. O. P., en
su calidad de defensor del acusado, en atención a la naturaleza
y complejidad del asunto, las diligencias cumplidas, el resultado
obtenido y demás pautas de mensuración que contempla la
legislación vigente, en la suma equivalente a treinta jus (arts. 24,
29, 34, 36, 86 y 87 de la Ley Prov. 8.226), conforme lo prescripto
[13] STJ, F. J. C. p.s.a. incumplimiento de los deberes de asistencia familiar. (2006). Recuperado de
https://bit.ly/3gUFAFI
[14] STJ, F. J. C. p.s.a. incumplimiento de los deberes de asistencia familiar. (2006). Recuperado de
https://bit.ly/3gUFAFI
C O NT I NU A R
Lección 2 de 5
[16] Arts. 134-135. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación
[18] Art. 166. Ley 23515. (1987). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de http://bit.ly/37VIzI0
La muerte debe ser del cónyuge del otro contrayente del matrimonio viciado,
no del propio cónyuge, careciendo de importancia la motivación.
[19] Arts. 134-135. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación
[20] Arts. 45 y 46. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina.
Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[21] Art. 134. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina.
Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
Matrimonio ilegal unilateral
El inciso 1 del artículo 135 del Código Penal funciona como una especie de
calificante de la conducta básica analizada precedentemente, pues aquí se
incrementa la pena en caso de que sea uno solo de los contrayentes quien
supiera la existencia de impedimentos matrimoniales, y no los pusiera en
conocimiento de su cónyuge. No solo se ofende al Estado civil, sino también
la cónyuge inocente22.
[22] Art. 135. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina.
Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
El supuesto de hecho previsto por el artículo 135 inciso 2 del Código Penal, no
se trata de un matrimonio legal ni ilegal, sino que en realidad se da un caso
de apariencia de matrimonio23.
La víctima del delito, debe creer que está contrayendo un matrimonio real, en
virtud de padecer un error determinante causado por la maniobra ardidosa
llevada adelante por el autor que le impide tomar conocimiento que en
realidad la unión legal no existe.
Para ello se debe aparentar todo lo relacionado con las formalidades propias
de un matrimonio. El acto debe contar con un funcionario público, testigos,
celebración del acto, consentimiento, y demás formas requeridas para la
celebración de un matrimonio.
[23] Art. 135, inc. 2. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación
[24] Art. 136. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina.
Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
Tipo culposo:
Autorización culposa (art. 136, 2.do párrafo del Código Penal25): se trata de
un tipo imprudente, que comprende la conducta negligente del oficial público
que no ha cumplido con los requisitos que la ley le exige para la celebración
del matrimonio, concretamente lo establecidos por los artículos 186 y 187 de
la Ley 2351526.
Tipos dolosos:
[25] Art. 136. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina.
Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[26] Arts. 186-187. Ley 23515. (1987). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de http://bit.ly/37VIzI0
[27] Art. 134. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina.
Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[29] Arts. 188 y siguientes. Ley 23515. (1987). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://bit.ly/37VIzI0
la ley (art. 187, inc. 2 y 189 de la Ley 2351531) un matrimonio que resultaba
anulable por la existencia de un impedimento. El delito es doloso, siendo
admisible en este caso el dolo eventual.
[30] Ley 26579. Mayoría de edad. (2009). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3nsYDcB
[31] Arts. 189 Y 189. Ley 23515. (1987). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de http://bit.ly/37VIzI0
C O NT I NU A R
Lección 3 de 5
tengan diez años cumplidos32. Solo podrán ser sujetos pasivos los menores
que no hayan cumplido diez años en aquellos casos en los que se ataque su
estado civil, pues en caso de ser su identidad la conducta se desplaza a la
Por su parte el artículo 139 inciso 2 del Código Penal reprime la supresión de
la identidad de un menor de diez años. Las acciones punibles resultan
Sujeto activo puede ser cualquier persona, salvo el caso de que concurran en
las condiciones personas descriptas en el segundo párrafo del artículo 139
Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[33] Art. 139, inc. 2, Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación
[34] Art. 55. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina.
Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[35] Art. 139, inc. 2. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación
[36] Art. 139, bis. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina.
Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
Sujeto activo sólo puede ser una mujer, pues biológicamente es la única que
puede fingir el estado de embarazo. Por su parte, resulta sujeto pasivo el
niño a quien se le altera el estado civil.
[37] Art. 139. Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina.
Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
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Lección 4 de 5
penal38
[38] Ley 13944. Incumplimiento de los deberes de asistencia familiar. (1950). Congreso de la Nación Argentina.
Recuperado de https://bit.ly/34iRwMo
Los sujetos pasivos del ilícito son el padre o los padres no convivientes hijos
menores no convivientes.
C O NT I NU A R
Delitos contra la seguridad de la Nación, contra los poderes públicos y el orden
constitucional
Referencias
Los bienes jurídicos protegidos en los títulos denominados “Delitos contra la seguridad de la Nación” (IX) y “Delitos
contra los poderes públicos y el orden constitucional” (X) serán oportunamente definidos al momento de efectuar el
análisis de cada título en particular. Sin perjuicio de ello, podemos diferenciarlos diciendo que los delitos agrupados
en el título IX tienden a la protección de la seguridad exterior, es decir, al Estado en cuanto a sus relaciones
internacionales con otros países u organizaciones no estatales. En cambio, las figuras delictivas contenidas en el
título X atacan al Estado como Nación jurídicamente organizada, por medio de los cuales se intenta proteger la
vigencia de la Constitución Nacional y el funcionamiento de los poderes públicos.
El primero de los títulos está compuesto por dos capítulos: el primero está dedicado a la traición; y el segundo, a la
criminalidad que ataca la paz y dignidad de la Nación.
Por su parte, el título X se divide en tres capítulos: el primero está referido a los atentados contra el orden
constitucional y la vida democrática; el segundo criminaliza la sedición; y el restante contiene disposiciones que son
comunes a los capítulos I y II.
Planteo práctico
La propuesta para el planteo de actividad práctica de esta lectura es diferente a las demás, ya que no son figuras
penales que se apliquen con frecuencia ni en este país ni en occidente en general (decimos “occidente” porque el
sistema jurídico penal de los países que lo componen opera en forma similar, lo que se traduce en sus respectivos
códigos penales). Entonces, la propuesta surge aquí del análisis de una noticia referida a un caso de traición a la
patria, cuyo enlace dejo a continuación y se irá analizando puntualmente en la figura correspondiente.
El único caso de traición a la Patria en la Argentina terminó con una condena a perpetua - Infobae.pdf
1.2 MB
Publicación: Pignatelli, A. (2017). El único caso de traición a la Patria en la Argentina terminó con una condena a
perpetua. Infobae. Recuperado de https://www.infobae.com/politica/2017/12/07/el-unico-caso-de-traicion-a-la-
patria-en-la-argentina-termino-con-una-condena-a-perpetua/
Lección 2 de 5
Como se adelantó, los delitos tipificados en el título IX del Código Penal1 tienen como bien jurídico la protección de la
seguridad exterior del Estado. En otras palabras, puede decirse que la objetividad del delito está dada por el
resguardo del Estado en el marco de sus relaciones internacionales. La protección se proyecta sobre aquellas
conductas que pongan en peligro al Estado y sus relaciones con otras organizaciones estatales y supraestatales.
[1] Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
Traición. Noción. Estructura del delito sentido del art. 119 de la Constitución Nacional
El delito de traición que está tipificado en el art. 214 del Código Penal posee la particularidad de que también ha sido
definido por el art. 119 de la Constitución Nacional de la siguiente manera:
La traición contra la Nación consistirá únicamente en tomar las armas contra ella, o en unirse a sus
enemigos prestándoseles ayuda o socorro. El congreso fijará por una ley especial la pena de este delito;
pero ella no pasará de la persona del delincuente, ni la infamia del reo se transmitirá a sus parientes de
cualquier grado.2
[2] Art. 119, Ley 26994. Código Civil y Comercial de la Nación. (2014). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/2tYXaE8
Ahora bien, la doctrina advierte que entre ambas normas existen diferencias, pues el texto constitucional define dos
conductas, y la norma penal define tres. Efectivamente, la Constitución Nacional ha descrito 1) tomar las armas
contra la Nación; y 2) unirse a los enemigos prestandoles ayuda y socorro. Mientras tanto, el Código Penal prescribe
como acciones punibles las siguientes tres: 1) tomar las armas contra la Nación; 2) unirse a los enemigos; y 3)
prestar cualquier ayuda. En el caso presentado en la noticia, un militar argentino fue acusado de vender información
clasificada de nuestro país a Bolivia y a Paraguay. Si bien su caso aún mantiene muchas zonas grises, el malogrado
militar pasó los siguientes veinte años de su vida olvidado en una celda, hasta el indulto de su muerte).
Como presupuesto, el delito de traición exige la existencia de una situación de guerra exterior, que consiste en un
conflicto armado entre dos o más países. En el caso presentado, esta hipótesis de conflicto existió; por ello, en los
14 cuerpos que componen la causa contra este militar, se esconde una trama en la que las verdaderas
motivaciones que llevaron a recibir semejante acusación aún no salieron a la luz. Se lo acusaba de vender
información secreta de nuestro país a Bolivia, mientras se desarrollaba la guerra del Chaco. Él, como ayudante del
jefe del Ejército, tenía en custodia diversa información sensible.
Finalmente, se dictó la condena: el militar fue encontrado culpable de espionaje y, en consecuencia, de traidor a la
patria. Se lo condenó a ser degradado y destituido en ceremonia pública, y a purgar una pena a cadena perpetua,
condena que tuvo que cumplir en la cárcel de Ushuaia.
Conforme a lo expuesto, sólo podrá existir traición durante la vigencia de una situación de beligerancia, la cual
comienza con la declaración formal de guerra o con la iniciación de las acciones bélicas. Esta situación de
beligerancia termina con la celebración de un tratado de paz o cualquier otra forma que ponga fin al conflicto
armado (Buompadre, 2000).
La acción típica consiste en “tomar armas”, que no es otra cosa que participar en acciones bélicas, adoptando
cualquier posición dentro de las filas del ejército contrario, y no es preciso que se haya entrado en combate, pues en
la conducta típica quedan atrapadas diversas actividades, entre las que se pueden mencionar las prácticas de
inteligencia, ingeniería, telecomunicaciones, planificación y estrategia.
La conducta señalada, además, requiere una finalidad específica en el actuar del sujeto activo: concretamente, que
el enrolamiento en las fuerzas enemigas tenga lugar para combatir contra nuestra Nación; por ejemplo, cumpliendo
servicios religiosos, de sanidad o justicia, dentro del ejército extranjero.
Quien obra bajo presión de amenazas, coacciones o torturas no comete traición, pues su voluntad se encuentra
viciada.
Por otro lado, en el art. 214 del Código Penal se ha previsto como acción punible unirse al enemigo prestándole
ayuda o socorro3. La conducta es compleja, pues exige que, además de unirse al ejército enemigo, formando parte
de él, se preste ayuda y socorro, lo cual se traduce en cualquier cooperación material en las acciones bélicas, ya sea
proporcionado armas, hombres, infraestructura, conocimientos u otros tantos elementos que pueden ser aportados
en un conflicto bélico.
En todos los casos, sólo pueden ser sujetos activos los ciudadanos argentinos, nativos o por opción, como así
también toda persona que deba obediencia a la Nación en razón de su empleo o función pública. En este último
caso, se comprende a los extranjeros que tengan alguna vinculación política con la Nación.
El tipo es doloso. El conocimiento debe abarcar la situación de guerra que se mantiene con otro Estado y la voluntad
concreta de llevar adelante las acciones típicas descritas por la ley. Sin embargo, la figura de traición no requiere
ningún tipo de motivación especial en el accionar ilícito. Es decir, no se requiere que el alistamiento responda a
remuneración económica, ingratitud o venganza con el Estado, o cualquier otra causa imaginable.
[3] Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
Agravante
En el art. 215 del Código Penal se prevén dos circunstancias que agravan el delito traición, con penas de prisión o
reclusión perpetua4.
El primer supuesto se refiere a la conducta del autor que comete el hecho con el propósito de someter a la Nación al
dominio extranjero o menoscabar su independencia. Esta situación se da cuando la Nación desaparece como tal, al
encontrarse sometida al poder de otro Estado, y como consecuencia pierde su soberanía.
No obstante lo expresado, la agravante se configura aun cuando la finalidad perseguida no se consiga; es decir,
basta con cometer la figura básica y que el propósito del autor sea someter la Nación al dominio de otro Estado
extranjero, sin perjuicio de que luego esta finalidad no pueda concretarse, por cualquier causa.
En el segundo caso, el autor de traición endereza su conducta para que el enemigo haga la guerra contra nuestro
país. Se trata de un delito de intención y se consuma cuando se comete la traición con la finalidad de lograr los
objetivos establecidos por la ley. Al igual que en el supuesto anterior, para que proceda la calificante, no resulta
necesario que se alcance el resultado perseguido.
Conspiración para la traición: (Si bien no son tratadas en la situación práctica planteada, estas figuras por su
similitud pueden extraerse de variantes del caso, por lo que se insta al alumno a pensar variantes que podrían
quedar implicadas en esta o en las demás figuras penales de la lectura).
Con el art. 216 del Código Penal, no se hace más que penar un acto preparatorio del delito de traición, pues la
misma norma condiciona su aplicación al descubrimiento del hecho antes de empezar su ejecución5.
La acción típica consiste en formar parte de una conspiración de dos o más personas que tenga por finalidad
cometer el delito de traición. Se ha entendido que tomar parte es participar en los actos de conspiración. Todos los
que participan son autores.
A su vez, se define la conspiración como el concierto de individuos que ejecuta un plan previamente determinado
para lograr un fin determinado.
Conforme al texto de la norma aludida, el número mínimo de intervinientes en el hecho de conspiración debe ser
dos, y no califica el accionar si se suman más personas al concierto criminal.
Sujeto activo puede ser cualquier persona, siempre que una de ellas reúna la condición para cometer el delito de
traición, es decir, que sea argentina, nativa o por opción, o que deba obediencia a la Nación en razón de su empleo o
función pública.
El delito se consuma con el mero acuerdo de voluntades para llevar a cabo el plan diseñado para cometer el delito
de traición.
Se trata de un delito doloso, y no es posible su comisión por dolo eventual, pues se exige un acuerdo de voluntades
con la específica finalidad de cometer el delito de traición.
[4] Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[5] Art. 216, Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
Excusa absolutoria
En el art. 217 del Código Penal6, se prevé la exención de pena a favor de quien ha revelado la existencia de una
conspiración destinada a cometer el delito de traición. La ley solo beneficia al autor de la delación y exige que la
revelación se produzca antes de haberse comenzado el procedimiento.
[6] Art. 218, Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
En el art. 218 del ordenamiento punitivo, se amplía el objeto sobre el cual recae el delito de traición, sin alterar los
demás elementos objetivos y subjetivos de la figura analizada.
Los presupuestos para la procedencia del tipo son que exista una guerra contra un enemigo en común y que el acto
de traición se lleve a cabo contra una potencia aliada, es decir, fuerzas de otras Naciones que hacen la guerra ante
un mismo Estado hostil.
En otras palabras, para que proceda la aplicación de la figura analizada, al igual que en el tipo básico de traición,
debe existir un conflicto armado internacional, el sujeto activo debe ser un argentino, nativo o por opción, o que deba
obediencia a la Nación en razón de su empleo o función pública, que tome las armas o se una prestando ayuda o
socorro a un ejército enemigo. La diferencia está dada porque aquí quien es sujeto pasivo del ataque no es nuestro
país, sino una Nación aliada.
C O NT I NU A R
Lección 3 de 5
Los delitos tipificados en el título X del Código Penal atacan al Estado como Nación jurídicamente organizada, y, por
medio de ellos, se intenta proteger la vigencia de la Constitución Nacional y el funcionamiento de los poderes
públicos.
Estas conductas son infracciones de naturaleza política, pues atacan a la Nación como personalidad política
lesionando las bases fundamentales de su organización gubernamental, en su existencia, integridad, formación u
orden (Núñez, 1978).
nacional con la finalidad de lograr algunos de los objetivos señalados por la norma7.
Debe tratarse de un movimiento constituido por un número indeterminado de personas que, mediante el uso de la
violencia y la disposición de armas, tiende a conseguir aquellos objetivos definidos por la ley. No es necesario que se
llegue a concretar la lucha o el enfrentamiento, pero sí que las personas cuenten con armas, así sea que las utilicen
o que simplemente las tengan en su poder.
El tipo contiene un elemento subjetivo especial que acompaña la acción, el propósito de llevar a cabo cualquiera de
las finalidades enumeradas por la ley, a saber:
[7] Art. 226, Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
1 Cambiar la Constitución. Debe tratarse de la Constitución Nacional, pues en caso de ser la provincial,
el hecho se desplazaría a la figura delictiva prevista en el art. 229 del Código Penal8.
[8] Art. 229, Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
2 Deponer alguno de los poderes públicos. El alzamiento no tiene por finalidad el cambio de las
instituciones, sino, más bien, las personas que ocupan los cargos. Un ejemplo es destituir al
presidente de la Nación o al ministro de Economía.
3 Arrancar alguna medida o concesión. A través del movimiento, se busca que cualquiera de los
poderes dicte una resolución esperada por los autores del ilícito. Son ejemplos que se dejen en
libertad a cierto grupo de presos, que se concedan subsidios, entre otros tantos pedidos que pueden
canalizarse por medio de esta vía.
4 Impedir, aunque sea temporalmente, el libre ejercicio de las facultades constitucionales. Ello implica
no dejar que los funcionarios que ocupan cargos públicos puedan cumplir con aquellas funciones que
les han sido encomendadas por mandato constitucional o legal. Ejemplo de esto es impedir que los
jueces dicten sentencia o que la Cámara de Senadores pueda tratar proyectos de ley.
5 Impedir la formación o renovación de los poderes nacionales en los términos y formas legales.
Concretamente, esta conducta tiende a obstaculizar el recambio de funcionarios del Estado. Es un
ejemplo impedir que un diputado pueda ocupar su banca, a la cual accedió por elección legítima.
6 Puede ser sujeto activo del delito cualquier persona, pues la norma no exige ninguna cualidad
especial en el autor para que se configure el delito.
Desde el punto de vista del aspecto subjetivo, el delito es doloso, y admite solo la modalidad directa, pues la figura
exige también la concurrencia de un elemento subjetivo especial que radica en conseguir las finalidades
establecidas en la norma, circunstancia que impide alcanzar el delito con dolo eventual.
El delito se consuma con el alzamiento, y no resulta determinante a tal efecto que se logren las finalidades
perseguidas.
Agravantes
En el segundo y tercer párrafo del art. 226 del Código Penal, se prevén agravantes en razón del propósito perseguido
por el alzamiento armado y también por las calidades especiales de los autores.
El primero de los supuestos eleva la pena de ocho a veinticinco años cuando el alzamiento en armas se realice
Nación.9
[9] Art. 229, Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
El texto ha sido criticado, dado que no se encuentra explicación para que el ataque a la independencia económica de
la Nación pueda ser efectuado en forma temporaria mientras que en los demás casos se exige que el cambio sea
permanente.
Por último, el tercer párrafo eleva las penas en un tercio si el alzamiento armado “fuere perpetrado por personas que
tuvieren estado, empleo o asimilación militar”10. La razón de esta agravante está dada porque quienes tienen la
obligación de usar las armas para defender la Nación las utilizan en contra de los intereses de esta y enderezan su
accionar a la consecución de las finalidades analizadas en párrafos anteriores. Corresponde aquí la remisión a la
bibliografía aportada como texto base.
[10] Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
En el art. 226 bis del Código Penal, la acción típica consiste en amenazar, es decir, infundir temor, intimidar, anunciar
que se va a cometer cualquiera de las conductas que han sido descritas en el art. 226 del mismo ordenamiento
legal11. Sobre el concepto de amenaza, corresponde remitir a la definición oportunamente dada en unidades ya
desarrolladas, especialmente, las concernientes a los delitos contra la libertad.
Ahora bien, esta amenaza debe efectuarse en forma pública. En otras palabras, debe estar direccionada o dirigida a
un número indeterminado de personas. Por otro lado, debe ser idónea, con potencialidad como para causar temor
que se produzcan los hechos anunciados.
El delito es doloso, y queda solo comprendido el directo, pues la figura exige para su configuración que la amenaza
sea con una finalidad específica, lo que hace imposible su comisión por vía de dolo eventual.
Por ser un delito de pura actividad y de peligro abstracto, se consuma en el momento del anuncio público de la
comisión de los hechos descritos en la figura del art. 226 del CP12. En consecuencia, no resulta admisible la
tentativa.
[11] Arts. 226 y 226 bis, Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[12] Art. 226, Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
La figura prevista en el art. 227 del Código Penal se trata de un delito especial propio, pues sólo pueden ser autores
quienes revistan ciertas cualidades que han sido definidas por la ley. Concretamente en este caso, sólo podrán ser
Estas facultades extraordinarias son aquellas que se acuerdan al margen de los procedimientos reglados por la
Constitución Nacional y que no se corresponden con los que ella ordinariamente establece. Son facultades que se
otorgan al Poder Ejecutivo pero que deben inevitablemente ser controladas o ejecutadas por otros poderes del
Estado (Legislativo o Judicial).
La suma del poder público representa la supresión de la división de poderes. Es decir, el Poder Ejecutivo tiene en
sus manos todos los poderes del Estado, los que les corresponden a él y los atribuidos al Poder Judicial y
Legislativo.
La sumisión es la subordinación, sometimiento, dependencia al Poder Ejecutivo, en tanto que la supremacía implica
el predominio de un poder sobre otro, es decir, falta el equilibrio sobre el cual descansa la división de poderes.
Es un delito doloso, que, si bien no contiene ningún elemento subjetivo específico, solo admite la modalidad directa.
Por ser un delito de pura actividad y de peligro abstracto, se consuma cuando se conceden los poderes tiránicos. La
figura no exige ningún resultado particular.
Sedición. Los arts. 6, 22 y 109 de la Constitución Nacional. Los tipos penales: sedición propiamente dicha.
[13] Art. 227, Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
El tipo de sedición
La figura descrita por el art. 229 del Código penal14 tiene una descripción semejante a la establecida para el delito
de atentado contra el orden constitucional y vida democrática (art. 226 del CP). La diferencia fundamental estriba
en que la criminalidad en este caso está limitada y dirigida al ámbito provincial.
Las acciones delictivas se circunscriben a los actos beligerantes entre provincias o a la invasión de una sobre otra.
Aquí, al igual que en el art. 226 del CP,15 junto con las acciones constitutivas de delito se deben perseguir las
finalidades expresamente enumeradas por la ley.
De la misma forma, para la consumación, basta con la realización de las acciones descriptas por la ley, y es
innecesario a tal efecto alcanzar los fines propuestos.
[14] Art. 229, Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
[15] Art. 226, Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
El tipo de motín
En el art. 230 del Código Penal16 se contemplan dos figuras delictivas, que se caracterizan por constituir
levantamiento colectivo, es decir, movimientos efectuados por grupos numerosos de personas que importan una
perturbación grave contra la tranquilidad de los poderes constituidos y las resoluciones que emanen de estos.
[16] Art. 230, Ley 11179. Código Penal de la Nación argentina. (t. o. 1984). Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3r9Yygv
1 La acción típica descrita en el inciso primero consiste en atribuirse los derechos del pueblo y
peticionar en nombre de este. Se trata, por tanto, de un tipo legal que requiere para su configuración
llevar a cabo dos conductas distintas.
Se trata de un delito especial propio, pues la ley exige ciertas cualidades particulares en el sujeto
activo. En particular, sólo pueden ser autores quienes formen parte de una fuerza armada o integren
una reunión de personas, con o sin armas. Cualquiera sea el supuesto de hecho, para ser autor, debe
integrarse el grupo; en consecuencia, la actuación individual no configura el delito de motín.
Se consuma el delito en el momento en el cual el grupo efectúa la petición en nombre del pueblo,
pues es un tipo de pura actividad y de peligro concreto, y resulta indiferente que se concreten o no los
fines perseguidos.
2 En el segundo inciso, la acción típica es alzarse públicamente. Ahora bien, este alzamiento tiene que
tener una finalidad específica, que no es otra que ir en contra de una ley o resolución de autoridad
pública.
C O NT I NU A R
Lección 5 de 5
Delitos contra la seguridad de la Nación, contra los poderes públicos y el orden constitucional
–
Los bienes jurídicos protegidos en los títulos denominados “Delitos contra la seguridad de la Nación” (IX) y “Delitos contra los poderes públicos y el orden constitucional” (X) del
Código Penal, se diferencian en que los delitos agrupados en el Título IX tienden a la protección de la seguridad exterior, es decir, al Estado en cuanto a sus relaciones
internacionales con otros países u organizaciones no estatales. En cambio, las figuras delictivas contenidas en el Título X atacan al Estado como Nación jurídicamente organizada.