Monografia Asesinato y Parricidio
Monografia Asesinato y Parricidio
Monografia Asesinato y Parricidio
Según una extendida opinión, el parricida genera odio y repudio; el asesino, temor.
Su acto constituye el comportamiento criminal emblemático.
El asesinato junto al parricidio son las figuras delictivas que poseen mayor
gravedad en los delitos, contra la vida el cuerpo y la salud. El legislador patrio
convencido de la semejanza en cuanto a la gravedad y conmoción social de
ambas figuras es que implanto correctamente en un inicio un mismo piso respecto
al mínimo de la pena a imponer. En efecto el codificador nacional con la
promulgación del código penal estableció una sanción en el asesinato no menor
de quince años, pena notablemente superior a la establecida por la comisión de un
homicidio simple y que difería en solo cinco años del más grave de los delitos que
suponen la eliminación de una o varias vidas humanas como es el caso del delito
de genocidio (Art. 319) al que se le impone una pena privativa de libertad no
menor de veinte años y que por ley N° 26926 del 21 de Febrero de 1998 ha
pasado a integrar un título especial (Titulo XIV) referido a los delitos contra la
humanidad.
1
Cfr. PEÑARANDA RAMOS, Compendio de Derecho Penal. Parte especial, cit., Vol. I p. 177; GONZALES RUS, en COBO DEL
ROSAL (dir), curso de Derecho penal español. Parte especial, cit., T.1, p. 63; SANCHEZ TOMAS, Derecho Penal. Parte
especial, cit. Vol. I, p. 29; MUÑOZ CONDE, Derecho penal. Parte especial, p. 47; BUSTOS RAMIREZ, Manual de Derecho
Penal. Parte especial, cit., p. 22; BAJO FERNANDEZ, Manual de Derecho penal. Parte especial, Delitos contra las
personas, cit. P. 57.
2
Cfr. BACIGALUPO, “los delitos de homicidio”, cit. P. 35.
3
Cfr. FELIPI SABORIT, en SILVA SANCHEZ et al., Lecciones de Derecho penal. Parte especial, cit. P. 32
4
Cfr. SANZ MORAN. “presupuestos para la reforma de los delitos contra la vida” cit. p. 87; BACIGALUPO, “los delitos de
homicidio” cit. p. 29
Posteriormente, el decreto legislativo N° 896 del 24 de Mayo de 1998 incremento
notablemente la penalidad del asesinato, llegando a imponer, en cuanto a su límite
mínimo, veinticinco años de pena privativa de libertad. El límite máximo se deja
abierto, tal como sucedía en la formulación inicial de la figura, situación que
representa una clara infracción al principio de determinación de la ley penal 5, el
cual exige que no solo la conducta se encuentre adecuadamente precisada, sino
también la penalidad, debiéndose cerrar el marco penal tanto por arriba como por
abajo. Así mismo, esta norma incorporaba una nueva agravante: el placer, a su
vez modificaba la ubicación de la circunstancia de veneno que paso a formar parte
de los medios peligrosos.
Cabe resaltar que con esta modificación se instauro una lamentable inversión
valorativa en la ponderación de los bienes jurídicos y las respectivas penalidades
que se imponen, pues paradójicamente en nuestra legislación resulto mucho más
grave cometer un asesinato que practicar un genocidio, el cual, como se sabe, no
solo consiste en su modalidad más grave (Art. 319 inc. 1), <en matar a miembros
de un grupo> (más de dos), sino que constituye un crimen contra la humanidad.
Se infringía de modo clamoroso el principio de proporcionalidad de las penas que
obliga a reparar en los datos de la importancia del bien jurídico, el desvalor de la
acción, en la dañosidad social de la conducta como en la actitud interna más
desvalidos, que son mucho más reprobables en el genocidio que en el asesinato.
5
Cfr. CASTILLO ALVA, José Luis, Principios de derecho penal. Parte general, Gaceta Jurídica, Lima, 2002, p. 87.
6
Vide SALINAS SICCHA, Derecho penal. Parte especial, 2da edición , cit, p. 35
Como puede verse, al legislador nacional no le satisfacen el catálogo de
circunstancias ya amplias del asesinato, sino que de manera paulatina y en una
línea uniforme se preocupa por aumentar de manera discutible su número,
incurriendo en una práctica censurable.
CAPITULO I: PARRICIDIO
I. ANTECEDENTES:
El artículo 107° del Código Penal actual registra como antecedente directo el
artículo 151° del Código Penal de 1924, basado a su vez en el artículo 124° del
Proyecto de 1916. El parricidio como figura delictiva independientemente, también
se encontraba regulado en el artículo 231° del Código Penal de 1863. En el
Precepto de 1924 se sanciona el dar muerte al cónyuge, al padre o a la madre, y
en el precepto de 1863 al parricidio impropio, quien se caracteriza en causar la
muerte al descendiente en línea recta, al hermano al cónyuge y al hijo adoptivo.
9
Vide ROY FREYRE, Derecho penal peruano. Parte especial, cit., T.I, p. 118, quien lo descartaba de iure conditio. En
contra del parecer glosado, PAREDES VARGAS, César, <el parentesco adoptivo en el código penal peruano>, N° 3, Lima,
1987, p. 339.
386° CC.), más que engendrar un vínculo estable, con múltiples y perennes
efectos, origina en el mejor de los casos una sociedad de bienes sujeta al régimen
de Sociedad de Gananciales. El legislador penal del 91, desbordando el correcto
margen que inspiro a la Constitución de 1979, reguladora de las uniones de
hecho, equipara de manera infundada el concubinato con el matrimonio civil como
si fueran instituciones de idéntico valor.
No censuramos al parricidio como tipo autónomo, sino que discrepamos tan solo
de su desmesurada extensión que no hace más que reflejar un casuismo gratuito,
tan reprobable en la técnica legislativa moderna. La peor crítica que pueda
verterse al texto legal de parricidio recae en la incorporación del concubinato como
10
Vide HURTADO POZO, manual de derecho penal. Parte especial. Homicidio, cit., p. 93.
modalidad de la figura; hecho que bien podría merecer mayor penalidad con la
sola remisión a una agravante genérica presente en la parte general del código.
El artículo 107° del Código Penal describe los delitos de parricidio en un sentido
amplio, general que incluye tanto al parricidio propiamente dicho como al
matricidio, filicidio, uxoricidio, conyugicidio, homicidio en agravio de ex cónyuge,
homicidio en agravio del concubino, homicidio en agravio de ex concubino y lo que
se ha dado en llamar recientemente “FEMINICIDIO”.
III. PROBLEMÁTICA
Cuando los hechos previstos como delitos son los tipificados en el artículo 107°
del CP; esto es, los delitos de parricidio, cobra vigencia la discusión sobre las
medidas de seguridad que se pueden aplicar a quienes comenten sobre todo los
delitos de parricidio propiamente dicho, matricidio y filicidio porque el
establecimiento de la internación para tratamiento psiquiátrico de los parricidas no
parece conveniente en el marco de una estimación social, por tener las medidas
de seguridad una finalidad preventiva y no represiva. La sociedad civil demanda
para los sujetos activos de los delitos de parricidio el castigo ejemplar; es decir, la
aplicación de la pena privativa de libertad señalada en la norma. Sin embargo, la
realidad casuística demuestra que hay atenuantes que considerar y circunstancias
eximentes por aceptar. Además, no se debe concebir a las medidas de seguridad
como una salida o escape de la imposición de las penas privativas de libertad,
porque éstas no son meramente castigos que se impone al delincuente. Al
respecto, Luis Bramont Arias y Luis Bramont – Arias Torres indican:
“Para ejercer su poder de control, el Estado dispone del mecanismo de la pena y
las medidas de seguridad. La pena conceptuada como un castigo fundamentado
en la culpabilidad del autor, de esencia retributiva, y orientada hacia fines
preventivos (prevención general y prevención especial). Las medidas de
seguridad conceptuadas como una aséptica privación de bienes jurídicos,
fundamentada en la peligrosidad del autor, de esencia preventiva y orientada
exclusivamente hacia fines de prevención especial” 13.
Por eso es menester deslindar situaciones entre los agentes del delito porque el
CP establece que las medidas de seguridad no solo es aplican a los inimputables
desde el momento en que, según la letra del art. 77° del texto sustantivo,
alcohólicos y toxicómanos imputables pueden no pasar a purgar condena en los
establecimientos penales regulares.
13
BRAMONT ARIAS, Luis y BRAMONT ARIAS – TORRES, Luis. Op. Cit. P. 85.
14
Ibidem. p 269
privativa de libertad o de las medidas de seguridad en la sentencia, en el caso de
condena.
Por más que ciertos parricidas hayan adolecido o padecido de un trastorno mental
grave que les originó la falta de la facultad de comprensión del carácter delictuoso
de su acto o la falta de la facultad para determinarse según esa comprensión, no
se les puede aplicar la medida de seguridad consistente en la internación, si se
mataron después de cometer el parricidio propiamente dicho, el matricidio o el
filicidio, por ejemplo, porque sencillamente no se pueden aplicar medidas de
seguridad a fallecidos. Esto a su vez trae consigo, en primer lugar, que los autores
de los delitos de parricidio que debían ser procesados y sentenciados por estar ya
muertos, y, en segundo lugar, que los casos que ameritaban la imposición de
15
SOLIS ESPINOZA, Alejandro. “Criminología: Panorama Contemporáneo”.
medidas de seguridad no entren en las estadísticas a engrosar las cifras que
puedan dar testimonio del sistema dualista flexible de sanciones 16.
Parricidio
16
Se entiende que la imposición de la medida de seguridad consistente en la internación debe respetar la exigencia de
los factores concurrentes, establecidos en el art. 72° y 74° del CP peruano.
(*) Artículo modificado por el Artículo 1 de la Ley Nº 30068, publicada el 18 julio
2013, cuyo texto es el siguiente:
Por otro lado, el hecho punible de parricidio, por las peculiaridades especiales que
se evidencia para su perfeccionamiento, exige mayor penalidad para el agente,
ello debido a que el parricida tiene mayor culpabilidad al no respetar ni siquiera la
vida de sus parientes naturales o legales, con quienes hace vida en común,
evidenciándose de ese modo, que el agente está más propenso y solícito a atacar
en cualquier momento a personas que le son extrañas, demostrando peligrosidad
para el conglomerado social.
Por su parte José Castillo Alva, afirmando que no alcanza a ver cómo el mayor
afecto o sentimiento puede incidir en la culpabilidad, concluye que simplemente la
gravedad del parricidio reside solo en el vínculo del parentesco, sea legal o
natural, y no en el presunto afecto que existe entre parientes.
No debe soslayarse que para que exista concubinato es necesario se cumplan los
requisitos que recoge el artículo 326 del Código Civil, de modo que si uno de los
convivientes da muerte al otro antes de cumplirse los dos años de convivencia,
jurídicamente no es posible subsumir tal hecho en el delito de parricidio o El
parricidio también puede perfeccionarse por una conducta de omisión impropia
(artículo 13 del C.P.), debido que la relación interpersonal entre agente y víctima
fundamenta la posición de garante del primero respecto del segundo. No debemos
soslayar que entre una conducta de omisión y otra de comisión lo común es que el
autor ostenta el dominio de la causa del resultado final dañoso. Ocurre, por
ejemplo cuando Juan Manuel, salvavidas en la playa de Ancón, observa que su
cónyuge pide auxilio desesperada porque se está ahogando y pudiendo salvarla
no lo hace con el fin de que muera. También la Ejecutoria Suprema del 28 de
octubre de 1997, expone un caso real de parricidio por omisión impropia:
"Habiéndose determinado que la muerte de la recién nacida Shadira Huamán
Trinidad se produjo a consecuencia de una enfermedad producida en las vías
respiratorias bronconeumonía debido al abandono que sufriera por parte de su
padre en las inmediaciones del río Rímac; que, siendo esto así, el ilícito penal
perpetrado por el citado acusado es el delito consumado de parricidio, y no el de
tentativa del mismo, como equivocadamente lo ha valorado así la Sala Penal
Superior".
También es de poner de relieve que del propio texto del tipo penal, queda
claramente establecido que no se configura el injusto penal de parricidio cuando el
agente es hermano, tío, primo, suegro, yerno, nuera, etc. de su víctima.
17
El artículo 361° del CC. Establece una presunción de paternidad cuando estipula que el hijo nacido durante el
matrimonio o dentro de los 300 días siguientes a la disolución tiene por padre al marido.
18
En ese sentido, a la presunción de paternidad, se le opone la prueba de ADN, que para efectos penales, respecto al
delito de parricidio debe estar acompañada por el conocimiento por parte del sujeto gente del parentesco consanguíneo
o vinculo legal contemplado en el artículo 107° del código punitivo nacional.
19
El en caso de adopción, el razonamiento es al contrario, dado que aquí se le exige la formalidad del trámite de
adopción que culmina, propiamente, en la adopción, de forma tal que el crimen de una persona mayor de edad que se
encuentra tramitando la adopción de un menor de edad, contra este último, no puede ser calificado como parricidio,
pues todavía no hay un hijo adoptado, y si no hay hijo adoptado, no hay parricidio alguno.
incluido dentro de los elementos que constituyen la conducta típica descrita en el
artículo 107° del CP peruano.
En consecuencia, resulta requisito sine qua non la concurrencia del dolo, no cabe
la comisión por culpa. Si ello sucediera, el hecho se subsumirá al homicidio por
negligencia. Aparece el dolo cuando el sujeto activo con conocimiento y voluntad
da muerte a su víctima sabiendo que tiene en la realidad un parentesco natural o
jurídico debidamente especificado en el tipo penal. En efecto, si se verifica que el
agente no conocía o no pudo conocer por determinadas circunstancias que su
víctima era su pariente, el delito de parricidio no se configura circunscribiéndose
tal hecho al homicidio simple.
El error sobre el parentesco ya sea natural o jurídico del sujeto activo respecto del
pasivo, excluye el dolo del delito de parricidio, limitándose la conducta homicida a
un homicidio simple. En ese sentido, quien mata a su cónyuge al haberlo
confundido con un extraño contra quien iba dirigida la acción, cometerá el hecho
punible regulado en el tipo penal del artículo 106 del Código Penal. respecto del
occiso y tentativa de homicidio respecto del extraño. Igual ocurre cuando por un
error en el golpe o disparo se produce la muerte del hijo, cuando la acción
homicida está dirigida a otra persona (aberratio ictus), presentándose homicidio
doloso respecto del pariente y tentativa inidónea respecto del extraneus. En
ambos supuestos no puede hablarse de parricidio puesto que no aparecen todos
los elementos constitutivos del tipo.
1.5. ANTIJURIDICIDAD
Una vez que se ha determinado que en la conducta analizada concurren todos los
elementos objetivos y subjetivos que conforman la tipicidad del parricidio previsto
en el artículo 107 del Código Penal, el operador jurídico pasará inmediatamente a
analizar el segundo elemento o nivel denominado antijuridicidad. Es decir,
determinará si la conducta es contraria al ordenamiento jurídico o en su caso,
concurre alguna causa de justificación de las previstas y sancionadas en el
artículo 20 del Código Penal. De ese modo, el operador jurídico analizará si en el
homicidio concreto concurre la legítima defensa o el estado de necesidad
justificante o el agente actuó por una fuerza física irresistible o compelida por un
miedo insuperable o en cumplimiento de un deber.
1.6. CULPABILIDAD
1.7. CONSUMACIÓN
El delito se perfecciona cuando el agente agota los elementos constitutivos del tipo
penal, es decir, da efectiva muerte a su Víctima de quien conocía tener parentesco
consanguíneo o jurídico. Resulta trascendente indicar que el provecho que pueda
sacar el agente (la mayor de las veces herencia) con la muerte de su padre, por
ejemplo, es irrelevante para la consumación del parricidio. Este se agota con la
sola verificación de la muerte del sujeto pasivo a consecuencia del accionar doloso
del parricida.
1.8. PARTICIPACIÓN
Al describirse cada uno de los ilícitos penales en la Parte Especial del Código
Penal, no se hace alusión a los partícipes, solo se alude a los autores o coautores,
quienes tienen el dominio total del hecho; situación que ha obligado al legislador a
consagrar la participación criminal como un dispositivo amplificador de los tipos
penales, con lo cual se amplía la punibilidad de comportamientos que, de no ser
así, penal mente no tendrían ninguna trascendencia. De ese modo, una vez
cometido un hecho punible en la que han intervenido dos o más personas en
apoyo del autor, el operador jurídico deberá determinar la aplicación de las reglas
recogidas en los artículos 24 y 25 del corpus juris penale.
En este sentido, los profesores Muñoz Conde y García Aran, enseñan que en los
delitos especiales impropios, no hay ninguna razón para no aplicar las reglas
generales de la participación. Si el autor es el intraneus, el delito cometido será el
especial y, en virtud del principio de unidad del título de imputación, todos los
demás responderán por ese delito, aunque no tengan las cualidades exigidas en el
mismo.
Incluso, optar por esta posición doctrinaria resulta para el conglomerado social al
cual están dirigidas las normas penales por sí solas o traducidas en la
jurisprudencia, contradictorio e injusto apartar a los instigadores o cómplices del
delito de parricidio en el cual prestaron auxilio o asistencia para su perpetración e
imputarle un delito diferente como es el de homicidio. Mucho más, si la mayor de
las veces el cómplice o instigador conoce perfectamente que el agente o autor se
dispone a matar o está matando a su pariente. El partícipe sabe que la víctima es
pariente de la persona a la cual le presta asistencia, auxilio o instiga para
consumar su acción homicida.
No obstante, queda claro que lo referido sirve para los partícipes (cómplices e
instigadores), de modo que si el coautor del parricida no tiene las cualidades que
exige el tipo penal para configurarse el hecho punible de parricidio,
indudablemente se le adecuará su conducta al homicidio simple.
1.10. TENTATIVA
1.11. PENALIDAD:
b. Descripción Legal
Artículo 109°, primer párrafo: “el que mata a otro bajo el imperio de
una emoción violenta que las circunstancias hacen excusable, será
reprimido con pena privativa de libertad no menor de tres ni mayor de
cinco años.
c. Tipo objetivo
El sujeto activo en el parricidio por emoción violenta, hasta antes de la reforma del
art. 107° del CP que introdujo el feminicidio, tiene que ser ascendiente,
descendiente, natural o adoptivo, cónyuge o concubino, que se encuentre bajo el
imperio de una emoción violenta que las circunstancias hacen excusable. Sujeto
pasivo puede ser un ascendiente, descendiente, natural o adoptivo, cónyuge o
concubino.
d. Tipo subjetivo
f. Penalidad
El ilícito de parricidio solo puede ser atribuido a los convivientes cuando el sujeto
activo hace vida en común con su víctima (R.N. Nº 2748-2002-Cajamarca).
violenta no puede negar su descendencia material en relación al parricidio legislado en el art. 107°. Según esta última
visión del parricidio por emoción violenta, resulta que sería no una agravante, sino una atenuante, a modo de un tipo
atenuando, pues a penalidad del parricidio por emoción violenta es menor que la penalidad del parricidio.
Si bien el colegiado, al expedir la sentencia materia de grado, condena por el
delito de parricidio, resulta de autos que se infiere y establece que la relación
sentimental que mantenía el encausado con la agraviada solo tenía una duración
aproximada de tres meses y no de dos años, como exigen los artículos cinco de la
Constitución y trescientos veintiséis del Código Civil, por lo que no existe la
relación de parentesco necesaria para que se pueda configurar el delito
referido (Exp. Nº 4683-99-La Merced).
¿Para tener acreditado el vínculo familiar basta con que el agente lo sepa?
Para establecer el delito de parricidio no basta que el autor del delito sepa que la
víctima es su ascendiente, descendiente o cónyuge, sino que debe probarse el
vínculo familiar con la respectiva partida de los Registros del Estado Civil o con los
instrumentos públicos donde consten la filiación, por consiguiente la confesión del
reo, testimoniales o cualquier otro elemento resultan insuficientes (Exp. Nº 2475-
98-Puno).
No puede enmarcarse la conducta del acusado dentro del tipo de parricidio dado
que su vínculo paterno-filial no se encuentra acreditado en la partida de
nacimiento del acusado, pese a que la víctima se trate de una persona que el
acusado trataba como su padre. Por ello debe considerarse que su conducta se
enmarca dentro del tipo de asesinato dado que el sujeto actuó con alevosía y
ventaja, recurriendo al engaño para realizar el delito, del cualbuscaba obtener una
ventaja económica (Exp. Nº 98-0104-Amazonas; Ejec. Sup.).
Realiza el tipo penal del delito de parricidio, en calidad de partícipe, la madre del
menor, que observa a su pareja –padre de este– asfixiarlo y quebrarle el cuello
hasta causarle la muerte, y no hace nada para evitarlo, por el contrario ayuda a su
coprocesado a ocultar las evidencias del crimen, enterrando el cadáver del menor
en el mismo cerro donde momentos antes acabaron con su vida (Exp. Nº 1499-02-
Tacna; Ejec. Sup.).
22
La tesis de grado de Florencio MIXAN MASS, reconocido autor e investigador en el campo del derecho procesal penal,
titulada “Supresión de la dualidad penal del artículo 153 y modificación de artículo 151 de CP”, no fue desarrollada
posteriormente, ni cristalizada en proyectos de ley, ni mucho menos en legislación efectiva, al punto que para fines del
siglo XX, en las universidades del Perú todavía se presentaban proyectos de investigación a nivel de maestría, con la
propuesta de la referida inclusión de los homicidios entre hermanos como una modalidad del parricidio descrito en el
artículo 107 del CP vigente. Desde el año de 1963 fecha de aprobación de la mencionada tesis universitaria, hasta la
fecha la preocupación al respecto de cuantos hombres y mujeres de leyes, así como de sesudos investigadores de
catedra, no encuentran eco en el aparato legislativo. La desatención oficial de las autoridades legislativas hacia tal
inquietud investigativa en tanta que últimamente ciertos estudiantes de postgrado han renunciado a sus proyectos de
investigación originarios, reemplazando el tema de homicidios entre hermanos por otros no tan problemáticos o más
relevantes en lo científico, en el contexto de una actualidad que tiene como agenda de tópicos de estudio e
investigación la dictada desd3e antigua metrópolis o desde referentes europeos empapados de una premiable
formación filosofía no exenta de excesos y contradicciones. En ese sentido, la tesis de grado del profesor MIXAN MASS
se constituye en una especie única en su género, y la Universidad Nacional e Trujillo tiene el mérito de cobijar dentro de
su seno a la mencionada tesis.
23
En la actualidad, el texto penal sustantivo comprende el parentesco sanguíneo en línea recta y el vínculo legal, el
vínculo vigente o pasado del matrimonio y el estado vigente o pasado de convivencia, con el cual el homicidio doloso en
agravio de hermanos queda a lo sumo inmerso dentro de las modalidades de asesinato.
consecuencias de la infracción penal), Título I (La infracción penal), Capítulo V (de
las circunstancias mixtas del parentesco), en el art. 23 que expresamente
establece: “es circunstancia que puede atenuar o agravar la responsabilidad,
según la naturaleza, los motivos y los efectos del delito, se ro haber sido el
agraviado cónyuge o persona que se o haya estado ligada de forma estable por
análoga relación de afectividad o ser ascendiente, descendiente o hermano por
naturaleza o adopción del ofensor o de su cónyuge o conviviente” 24.
VII.2. Colombia
VII.3. Argentina
I. ANTECEDENTES
En el Derecho histórico se reconocen a grandes rasgos dos modelos de
regulación del delito de asesinato25.
25
Cfr. Peñaranda Ramos, compendio de Derecho penal. Parte especial, cit., Vol. I, pp. 179 y ss, Romeo Casabona, Los
delitos contra la vida y la integridad personal y los relativos a la manipulación genética, cit., p. 804; Rodriguez Devesa,
Derecho penal español. Parte especial, cit., p. 46.
26
In extenso: Sanz Morán, <Presupuestos para la reforma de los delitos contra la vida>, cit., p 805.
27
Ampliamente: Rodríguez Devesa, Derecho penal español. Parte especial, cit., p. 46; Bacigalupo, <Los delitos de
homicidio>, cit., p. 30.
28
Vide Romero Casabona, Los delitos contra la vida y la integridad personal y los relativos a la manipulación genética,
cit., p. 64; Bagigalupo, <Los delitos de homicidio>, cit., p. 29
29
Cfr. Sanz Morán, <Presupuestos para la reforma de los delitos contra la vida>, cit., p. 805
Un sector de la doctrina penal estima que en algunos casos el asesinato es
uno de los delitos – sino la única infracción – que logra explicar a cabalidad la
subsistencia en algunas legislaciones de la pena de muerte o en su defecto de la
cadena perpetua30.
30
Vide Bacigalupo, <Los delitos de homicidio>, cit., p. 34.
31
Para un estudio más detenido acerca del desarrollo histórico del asesinato en nuestra legislación, vide HURTADO
POZO, Manual de Derecho penal. Parte especial. Homicidio, cit., p. 49; Roy Freyre, Derecho penal peruano. Parte
especial, cit., T. I, p. 128.
otro medio capaz de poner en peligro la vida o la salud de un gran número de
personas >, junto a la perfidia, crueldad o veneno hacía pensar que para la
presencia de las aludidas circunstancias (perfidia, crueldad o veneno) era
necesario exigir la concurrencia de efectivo peligro para la vida o la salud de un
gran número de personas, requisito verdaderamente absurdo y superfluo que, sin
embargo, la ley derogada se encargaba de destacar en un efecto de redacción.
32
Cfr., SALINAS SICCHA, Derecho Penal. Parte especial, 2da Ed., cit., p. 59
autorizados, ha incurrido en una modificación legislativa irreflexiva y precipitada
que debe corregida.
Debe quedar en claro que la regulación legislativa del asesinato en las diversas
legislaciones históricas y en el Derecho Comparado carece de unidad y
33
Cfr. ROMEO CASABONA, los delitos contra la vida y la integridad personal y los relativos a la manipulación genética,
cit, p. 63; GONZALES RUS, en COBO DEL ROSAL (dir), Curso de Derecho penal español. Parte especial, cit., T.I, p.61;
JORGE BARREIRO, en RODRIGUEZ MOURULLO (dir), Comentarios al Código Penal, cit., p. 394; PEÑARANDA RAMOS,
Compendio de Derecho Penal. Parte especial, cit Vol I, p. 177; SANCHEZ TOMÁS, Derecho Penal. Parte especial, cit Vol. I,
p.29; MAPELLI CAFFARENA, BORJA, <el dolo eventual en el asesinato>, en Anuario de Derecho Penal y Ciencias Penales,
T.XLI, Madrid, 1988, p. 431.
34
Vide, a guisa de ejemplo, el CP español de 1995, que al regular el asesinato en su artículo 139°, estipula como sus
elementos constitutivos: 1. Alevosía, 2. Precio recompensa o promesa, 3. Con ensañamiento, aumento deliberada e
inhumanamente el dolor del ofendido.
uniformidad, en función de los particulares puntos de vista que asume cada
legislador nacional y la penetración de ciertas agravantes que se incorporan por
razones de oportunidad y conveniencia. Hay así un núcleo variable 35, cambiante y
en constante evolución en una figura de raigambre histórica 36. Se trata de una
modalidad delictiva que varía de una cultura a otra; de ahí que se trate de un delito
con un profundo condicionamiento cultural y social. LISZT negaba la existencia de
un <concepto de asesinato reconocido con carácter general, surgido de la
conciencia jurídica popular de las distintas culturas>37.
35
Cfr. MUÑOZ CONDE, Derecho penal. Parte especial, cit., p. 49; GONZALES RUS, en COBO DEL ROSAL (dir), Curso de
derecho penal español. Parte especial, cit. T.I p.62; SANZ MORAN, <presupuestos para la reforma de los delitos contra la
vida>, cit. p. 804; MAPELLI CAFFARENA, <el dolo eventual en el asesinato>, cit. p.434; BAJO FERNANDEZ, Manual de
Derecho Penal. Parte especial. Delitos contra las personas, cit. p. 59.
36
Cfr. BACIGALUPO, <los delitos de homicidio>, cit. p. 34.
37
SANZ MORAN, <Presupuestos para la reforma de los delitos contra la vida>, cit. p. 804.
38
Cfr. PEÑARANDA RAMOS, Compendio de Derecho penal. Parte especial, cit., Vol. I, p. 177; JORGE BARREIRO, en
RODRIGUEZ MOURULLO (dir), Comentarios al Código penal, cit., p.394.
39
Cfr. MAPELLI CAFFARENA, <en dolo eventual en el asesinato>, cit., p.434; BACIGALUPO, <los delitos de homicidio>,
cit., p. 34.
formas de ejecutar la muerte o determinadas motivaciones son desvaloradas de
manera especial y castigadas con sanciones más drásticas.
El sujeto activo y pasivo de este delito puede ser cualquier persona; la ley
penal no exige una calidad especial del sujeto, por tanto, es un delito común.
A. Modalidades
40
10 Peña Cabrera, Raúl; Tratado de Derecho Penal, Parte Especial I, 1994, p. 100
41
Villavicencio Terreros, Felipe; Lecciones de Derecho Penal, Parte Especial I, 1991, p. 42
El tipo legal del artículo 108° constituye un tipo alternativo. Para los efectos de
la represión, el legislador equipara diversas acciones que tienen en común el estar
dirigidas a producir la muerte de una persona. La enumeración de estas acciones
no es exhaustiva. En la parte final del inciso 4, figura una fórmula abierta que
exige del intérprete la utilización del razonamiento para completarla 42.
a. Por el móvil
• Homicidio por ferocidad: Ferocidad es inhumanidad en el móvil, matar por
motivo fútil, matar sin causa aparente o por causa insignificante, matar por el
solo placer. La ferocidad es una especial motivación que agrava la
culpabilidad del agente43. Ejemplo: quien mata a una criatura enferma,
estrellándola violentamente contra la pared, por mortificarle el llanto.
• Homicidio por lucro: Se refiere a la codicia del sujeto activo, esto es el
deseo inmoderado de riqueza, ganancia, provecho. Esta figura de homicidio
calificado admitirá tanto:
a) El caso de una motivación unilateral en el individuo que impulsa su
voluntad hacia el beneficio como meta (ejemplo: matar para heredar)
b) El caso del mandato que implica la acción de otra persona (ejemplo:
muerte causada por medio de un asesino asalariado que recibe
orden para matar y lo hace por un precio)44.
Por tanto, este delito queda consumado cuando se produce el resultado típico, sin
que se exija que el agente realice su específica tendencia trascendente.
Asimismo, la naturaleza eminentemente subjetiva de la agravante en estudio,
determina que ésta se configure aun cuando la perpetración del delito fin, se
verifique por terceros46.
45
Hurtado Pozo, José; Manual de Derecho Penal, Parte Especial 1, 1993, pp. 36-37
46
Peña Cabrera, Raúl; Tratado de Derecho Penal, Parte Especial I, 1994, p. 107
47
Villavicencio Terreros, Felipe; Lecciones de Derecho Penal, Parte Especial I, 1991, p 45
48
Hurtado Pozo, José; Manual de Derecho Penal, Parte Especial 1, 1993, p. 37
c. Por el modo de ejecución
• Homicidio con crueldad: Consiste en la muerte causada mediante la
aplicación de dolores físicos o psíquicos innecesarios a la víctima con el
propósito deliberado de hacerla sufrir. Se requieren dos elementos para su
configuración:
I. Un elemento objetivo: implica la causación de dolores a la víctima,
físicos o psíquicos, innecesarios para producirle la muerte.
II. Un elemento subjetivo: tiene que ver con el propósito deliberado del
agente de aumentar los padecimientos de la víctima 49. Por ejemplo,
quien mata a otro, seccionándole poco a poco las diversas partes del
cuerpo.
49
Peña Cabrera, Raúl; Manual de Derecho Penal, Parte Especial I, 1994, pp. 109-110
50
Villavicencio Terreros, Felipe; Lecciones de Derecho Penal, Parte Especial, 1991, p. 47
51
Peña Cabrera, Raúl; Manual de Derecho Penal, Parte Especial I, 1994, p. 111
esencia de la alevosía como constitutivo de delito de asesinato (...) o
como agravante ordinaria en otros delitos contra las personas (...)
radica en la inexistencia de posibilidad de defensa por parte de la
atacada”. (T.S. Sala Segunda, de lo penal. Sentencia 20 de diciembre
de 2001. P.: Delgado García)52.
Se entiende en la doctrina que el agente que usa veneno para matar, procede de
manera subrepticia con el fin de lograr seguridad en el resultado, ocultamiento del
hecho y eliminación de una reacción de la víctima 55.
El tipo legal hace referencia a otro medio capaz de poner en peligro la vida o la
salud de un gran número de personas, para ello resulta necesario recurrir a la
Sección de los Delitos contra la Seguridad Pública, en la que se enumeran
diferentes estragos, como la inundación o desmoronamiento. Aunque, sin
embargo, el catálogo no deberá considerarse de manera restringida, pudiendo
admitirse cualquier medio no descrito entre los delitos contra la seguridad
pública57.
II.2. Definiciones
A. Mario Garrido Montt; nos dice que: “La legislación nacional no emplea la
denominación "homicidio calificado", que en el ambiente académico se da al
tipo penal descrito en el art. 391 № 1, pero existe consenso en que es la
adecuada. En el Código español el art. 406 describe una figura en términos
muy parecidos a los empleados por el Código nacional; aquella disposición fue
la fuente de origen de la redacción del art. 391. A pesar de ello ambas
disposiciones presentan varias diferencias, entre otras que el precepto
español denomina al delito con la expresión asesinato, lo que el nuestro no
hace. En Chile se justificaría el título de homicidio calificado, porque se trata
de un delito de mayor desvalor en relación a figuras como el homicidio simple
y el infanticidio58. Sin embargo, esta manera de individualizarlo ofrece reparos,
por cuanto parece aludir a formas agravadas, en tanto que el homicidio
calificado conforma un tipo particular, por ello hay autores que insinúan el uso
56
Peña Cabrera, Raúl; Tratado de Derecho Penal, Parte Especial I, p. 115
57
Villavicencio Terreros, Felipe; Lecciones de Derecho Penal, Parte Especial I, p. 43
58
Etcheberry, D. R, t. III, p. 35.
indistinto de la expresión calificado o asesinato. 59 También se ha propuesto
emplear los términos homicidio circunstanciado, pero no es recomendable
atendidas las razones antes anotadas.
Del precepto transcrito fluye la noción del homicidio calificado, que puede
definirse como <<la muerte causada a otra persona que no constituyendo
parricidio o infanticidio, se lleva a cabo con alguna de las cinco circunstancias
que se enumeran en el art. 391 № 1º>>.
En efecto, citarla en los procesos penales como fundamento doctrinal por los
abogados en sus alegaciones jurídicas y por jueces legos y letrados tanto en
los proyectos como en las sentencias de buena parte del siglo XIX, les
significaba mostrar en el foro el dominio de la literatura especializada de esos
años.
61
Gutiérrez, “prospecto”, Práctica forense... cit., tomo 1, 1851, s/p.
62
1. Delitos contra la divinidad o la religión; 2. delitos de lesa majestad humana o de traición contra el soberano y la
patria; 3. delitos contra la persona del ciudadano; 4. delitos contra el honor o la reputación del ciudadano; 5. delitos
contra la propiedad del ciudadano; 6. delitos en perjuicio de la real hacienda; 7. delitos
contra la administración de justicia; 8. delitos de falsedad; 9. delitos de incontinencia o deshonestidad; 10. delitos
contra la policía; ídem, pp.5-218.
63
Ídem, tomo 3, p.6.
contra un individuo, porque lo privaba del mayor beneficio que había recibido
de la naturaleza: la vida. Lo dividía en cinco clases:
b) “Calificado”: “el que bien por un motivo, bien por otro, ó bien por
ambos se merece aquel concepto”, el de muy grave y odioso;
65
Sánchez-Arcilla, José. “El homicidio”, José Sánchez-Arcilla y Emma Montanos, Estudios de Historia del Derecho
Criminal, Madrid, Dykinson, 1990, pp.197 y ss.
66
Ídem, pp.240-241.
67
Ídem, pp.240-241.
Así, la diferencia entre el homicidio voluntario y el involuntario del primitivo
Derecho Romano fue transformada poco a poco por la doctrina, al paso de los
siglos, en homicidio doloso y homicidio culposo, no obstante, como se aprecia, los
antecedentes y la trayectoria de estas figuras se remontan a mucho tiempo atrás.
Incluso algunos autores señalan que desde el propio Código de Hammurabi ya se
diferenciaba el dolo de la culpa.”68
III. PROBLEMÁTICA
Durante los últimos años en Perú el índice de muertes causadas por homicidio ha
incrementado de manera sobresaliente, de tal modo que cada día podemos ser
testigos de esta situación al leer o ver cualquier medio de comunicación dentro del
país. Muestra que indiscutiblemente ha habido un incremento de muertes violentas
cada año en el país peruano dentro del régimen del actual gobierno.
Basándose en estas cifras se puede observar que el año 2011 mostro mayor
actividad homicida en comparación de los años anteriores. El número de 16.047
homicidios es una cifra récord y pone de manifiesto las graves circunstancias en la
que se encuentra el país. Este incremento de homicidio dentro del país Peruano
ha acarreado como consecuencia principal que el estado estuviese dentro de los
principales países de todo el mundo como uno de los más violentos. Afectando así
la realidad social de cada habitante del país, incrementando el temor por
resguardar la instancia o la vida, y llevando a lo hondo la ilusión de un mejor país.
Si las cifras de homicidios siguieran aumentando durante los próximos años el
estado junto con el pueblo se verían en un fuerte problema político y social, sino
aplicara las medidas efectivas para acabar con la situación actual.
Algunos de los factores por el cual estas son las principales causantes de
homicidio en el país, en relación al bajo nivel económico que afecta desde el
entorno hacia el homicida es la escases de trabajo que lo lleva hasta un punto en
donde el sujeto toma acciones convertidas en delito, haciendo un lazo
de responsabilidad al entorno económico social. Y en el caso de los problemas de
las relaciones sociales del individuo con la sociedad, es un problema interno, ya
que viene dado de traumas de la infancia, problemas psicológicos, fracasos
personales e incompetencias en actividades sociales, venganza si tuviese relación
con la víctima, etc. Influenciados fuertemente estos factores por la escases
de valores en el individuo y su sentido de convivencia en la comunidad.
4.- Por fuego, explosión, veneno o por cualquier otro medio capaz de poner
en peligro la vida o salud de otras personas." (*)
4. Por fuego, explosión, veneno o por cualquier otro medio capaz de poner
en peligro la vida o salud de otras personas." (*)
(*) Artículo modificado por el Artículo 1 de la Ley N° 28878, publicada el 17 agosto
2006, cuyo texto es el siguiente:
4. Por fuego, explosión, veneno o por cualquier otro medio capaz de poner
en peligro la vida o salud de otras personas;
1. Violencia familiar;
AGRAVANTES:
En el marco de las agravantes que se determinan por los móviles deleznables: con
ferocidad, por lucro o por placer, habrá que efectuar un análisis por separado, en
vista de la particularidad sustantiva que revela cada una de las circunstancias, que
el legislador ha contemplado en el inc. 1 del artículo 108°delC.P.
Son circunstancias, que manifiestan una determinada actitud subjetiva, los móviles
deleznables y/o fútiles, que pueden haber motivado al autor, la eliminación de su
congénere, que por su especial naturaleza, evocan un particular juicio de
imputación individual, que más que recoger una "peligrosidad objetiva", importan
en realidad escudriñar en un análisis caracterológico, propio de un Derecho penal
de autor, que de cierta forma, determina términos de inimputabilidad, cuando se
habla de homicidio por "placer" o por "ferocidad", que si bien pueden estar
presentes en el momento del injusto, pueden resultar ajenos a un sistema de
punición, basado en el acto; (...) en este caso, dice MORALES PRATS, la
impugnación político criminal y valorativa de la figura típica es más controvertida,
pues en principio la precisión típica abstracta de elementos propios del juicio de
reproche personal no pugna con la propia esencia de la culpabilidad por el
hecho69.
Constituye un homicidio sin causa, que ha de verse como una actitud patológica
del autor, quien sin mediar razón alguna, se determinó volitiva-mente a cometer el
acto de mayor reprobación social y jurídica: dar muerte a su congénere, lo que a
vista de la sociedad lo hace más peligroso. Pero, la mayor necesidad de pena, no
hay que buscarla en la "peligrosidad social", sino en la actitud que tiene el sujeto
sobre la vida humana, el móvil que desencadeno la voluntad criminal,
reaccionando de forma violenta ante una circunstancia evidentemente
desproporcionada e irracional, para con el comportamiento que toma lugar en la
persona del agente. Pueden citarse como casos de homicidio fútil o ferocidad: el
que mata a la mujer que no le corresponde en el amor, para eliminar al competidor
o rival, por celos profesionales, porque no se le aceptó un trago que ofrecía,
69
MORALES PRATS. F.; Las formas de Homicidio:.... cit., p. 259.
70
CHOCANO RODRÍGUEZ/ VALLADOLID ZETA; Jurisprudencia Penal, cit., p. 170.
porque no se colocó la música que pedía, porque se le miró mal 71. Quien mata al
cobrador de la combi, porque le cobro el pasaje de forma airada, quien elimina a
un jugador de fútbol de un club que es hincha, por no haber metido el gol que le
daba la victoria, quien asesina a su padre, por no haberle prestado el automóvil;
más en el caso, de quien ante una agresión ilegítima de mínima entidad, reacciona
violentamente, se dará un caso de legítima defensa imperfecta. Tampoco se
puede confundir, aquella circunstancia, mediante la cual el autor da muerte a su
víctima, generándole dolores y/o sufrimientos innecesarios, pues dicha
circunstancia debemos cobijarla en el inciso 3) del artículo 108°. En este caso, no
se está juzgando la forma de cómo el agente perpetra el hecho punible, sino los
móviles que lo han determinado a cometer tan execrable crimen. El mayor
contenido de reprobación, implica adentrarnos en la esfera anímica del agente, lo
que de cierta forma genera cierto cuestionamiento en cuanto a su justificación
como circunstancia agravante, bajo el paradigma de un Derecho penal del acto, lo
que interesa en realidad es la exteriorización de una conducta que se concretiza
en la eliminación de una persona, los motivos pueden ser importantes, tal vez para
una mayor reprobación ética, pero no jurídico-penal.
El homicidio por placer, fue incorporado como efecto de la sanción del artículo 1º
del Decreto Legislativo N° 896 del 24 de mayo de 1998, Ley que incorpora los
delitos agravados en el corpus punitivo, desprovisto de una técnica legislativa
adecuada, apuntando únicamente a una respuesta política penal ante una
criminalidad imparable. Según lo anotado, de forma símil al homicidio por
ferocidad, no advertimos, sustento alguno, para que se haya incorporado esta
circunstancia, más llevada al subjetivismo, inapropiado con las beses
legitimadoras de un Derecho penal democrático. En todo caso, no bastará que se
acredite el dolo de matar, sino que será necesario verificar la concurrencia de un
ánimo de naturaleza intensificada (el placer de matar), que en también desnuda un
desprecio hacia la vida humana. Se trata de motivos especiales, señala en
cuestión MEZGER o en palabras de Welzel, "sentimientos particularmente
reprobables"72. El Código penal suizo de 1937, en su artículo 112, señalaba "Si el
autor ha matado en ciertas circunstancias o con una reflexión que ponen de
manifiesto un ánimo particularmente reprobable o su peligrosidad, será castigado
con reclusión perpetua".
72
MEZGER, E.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 41.
Sin duda, el asesinato por lucro, o dígase por recompensa es el que adquiere
mayor actividad en la sociedad actual. La imagen del sicario que da muerte a su
víctima, a cambio de un precio muestra la careta de muchos crímenes que se
cometen día a día en nuestra realidad. De ahí, se atiende un motivos especial, a
un fin que persigue el autor, llevado a mas por su apremiante ambición
desmedida, de lucrar a costa de la eliminación de una vida humana; enrostra una
personalidad calculadora, cuya frialdad toma lugar cuando es inducido a eliminar a
un individuo, en orden a colmar una pretensión puramente económica. Móvil
egoísta, que fue recogido por el legislador, a fin de construir esta circunstancia
agravante, cuya peligrosidad radica en lo deleznable que significa matar por lucro,
devaluando la vida humana a un propósito mercantilista. En nuestro país, los
denominados "sicarios", abundan por doquier, quienes están dispuestos a matar a
una persona, a cualquier precio, lo que demuestra lo bajo que puede caer la
especie humana, cuando ha de primar la obtención de una ventaja patrimonial o
de cualquier índole. ¿Es que acaso el hombre no puede procurar la satisfacción de
sus necesidades más elementales, mediante el trabajo digno y honrado?
En el homicidio por lucro intervienen dos sujetos. Uno, el ejecutor, que realiza el
hecho bajo estímulo de una recompensa; y otro, que asegura impunidad con la
mera disposición76. Dicho esto, resulta importante determinar los ámbitos punitivos
de responsabilidad individua!; quien actúa desde atrás, provocando en el autor
material la decisión de matar es el denominado "Instigador", quien con su obrar
psicológico género en el instigado el dolo de matar. Quien tiene el dominio del
hecho, es el autor (ejecutor) del homicidio, y no la persona que lo determinó a tal
deliberación delictiva (instigador), pues el primero al saber perfectamente que los
hechos que emprende son constitutivos de un ilícito accionar, puede frustrar su
realización típica, por lo tanto es quien tiene el señorío de[ dominio del acto.
Situación diversa aparece en la autoría mediata, donde el hombre de atrás, a partir
del dominio de la voluntad es quien ostenta el dominio del hecho.
75
CARBONEL MATEU, J.C./ GONZÁLEZ CUSSAC, J.L.; Homicidio y sus formas (II), cit., p. 82.
76
PEÑA CABRERA, R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., cit., p. 99.
instigador se valga de medios que movilicen el autor; por ello su irreprochabilidad
no debe verse aumentada sólo por el recurrir a estos móviles del autor 77.
El mandato que exterioriza el instigador, debe ser cierto y determina-do, por lo que
debe ser claro y expreso., y ello puede dar lugar a lo siguiente: primero, de que el
sicario se equivoque de víctima, y por error mate a otra persona, y segundo de
que se produzca una desviación del curso causal, en el sentido, de que el inducido
pretenda matar a Luis, pero el proyectil cambia de trayectoria, por lo que alcanza a
Jorge; ambas cuestiones generan las siguientes inferencias: que en los delitos de
homicidio, excluyendo al parricidio, basta con que se de la muerte de una persona,
la identidad de la víctima no es un elemento constitutivo de los tipos penales de
homicidio80, por lo que de igual forma, asume el inductor responsabilidad penal por
la causación de dicha consecuencia lesiva. En el caso del aberratio idus, si se
adopta la postura, de que todos modos cabe la imputación por un delito doloso
77
PEÑA CABRERA, R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., cit., p. 98; Así, GONZALES Rus, J. J.; Formas
de homicidio (II), cit., p. 70.
78
Así, CARBONELL MATEU, J.C./ GONZÁLEZ CUSSAC, J.L.; Homicidio y sus formas (II), cit., p. 83.
79
HURTADO POZO, J.; Derecho Penal. Parte Especial; citado por PEÑA CABRERA, Raúl; Derecho Penal Parte Especial;
pág. 98
80
Así, PEÑA CABRERA, R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., cit., p. 101.
con-sumado, no habrá problemas para fundamentar la responsabilidad penal del
inductor, pero si se asume un concurso ideal entre la tentativa de homicidio doloso
con un homicidio culposo por el resultado, sólo cabra la imputación delictiva al
instigador, por tentativa de homicidio doloso, pues la instigación sólo es reprimible
a título de dolo.
Aparecen figuras agravantes, que tienen que ver con una profesa intencionalidad
del autor, en cuanto se utiliza el homicidio para facilitar y/o ocultar otro delito, lo
que revela un mayor desprecio de la vida humana, en cuanto la considera un
obstáculo para sus fines estrictamente "criminales", que se expresa en el factor
final que impulsa la perpetración del hecho por parte del agente. La agravante se
da en atención al aspecto subjetivo de la conexión, ya que el hecho no se
subsumiría en este tipo legal si el agente no tuvo el propósito conexivo en el
momento de matar82.
Tal como lo expusimos -líneas atrás-, en el marco de un Derecho penal del acto, la
reacción punitiva ha de medirse conforme a un doble baremo a saber: el disvalor
de la acción y el disvalor del resultado, en cuanto a la desobediencia normativa
que ha de manifestarse en una concreta lesión y/o aptitud de lesión de un bien
jurídico penalmente tutelado, de acuerdo a la objetividad de la antijuridicidad
material. A lo cual se agrega el nexo anímico, que se funda en el dolo o en la
imprudencia. Los especiales propósitos, intenciones, deliberaciones que haya de
perseguir el autor en el emprendimiento criminal, no deben tomarse en cuenta al
momento de fundamentar la legitimación de la respuesta penal, si bien pueden
provocar una mayor re-probación ético-social, aquello no es suficiente para
convalidar una sanción punitiva de mayor intensidad. En este caso, sólo debe
interesar que el autor eliminó una vida humana de forma injusta, conociendo ello o
como producto de un infracción del deber de cuidado; pues parece que el
codificador se alejó de los propios argumentos que proclamo en la Exposición de
Motivos, para adentrarse en una subjetivación del injusto, en cuanto a la
construcción de circunstancias agravantes.
La primera hipótesis, hace alusión a "facilitar otro delito", significa ello, que la vida
de la persona se constituye en un muro infranqueable, que debe eliminarse, a fin
de que el autor pueda cometer el delito que espera cometer. Supone allanar
cualquier tipo de obstáculo, que de forma fáctica impide, de cierto modo, al
agente, cometer un determinado hecho punible. Si hablamos de que se ejecuta el
homicidio agravado, para facilitar la realización de otro, quiere decir, que este
factor final devela que el delito que se pretende cometer es exclusivamente
doloso, descartándose por ende el injusto imprudente 84, y por otro lado, la
comisión de una falta, siguiendo de forma estricta el principio de legalidad
material. En el caso de la hipótesis del delito preterintencional, no cabría problema
en admitirlo, siendo que la base inicial de dicha construcción normativa, se rige por
83
PEÑA CABRERA, R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., cit., p. 101.
84
Así, SOLER, S.; Derecho penal argentino, T. III, cit., p. 56.
un factor final (dolo), vgr.; si el agente mata a la víctima (guardaespaldas), para
lesionar a otra persona, pero producto de las lesiones se produce una muerte no
dolosa, pero previsible.
El autor puede actuar de forma personal, esto es, el mismo luego de haber matado
a la víctima, emprenda la acción que da lugar a la comisión del otro delito o, en su
defecto, actuar de forma concertada, sea en banda o en el marco de una
asociación ilícita; v.gr., Lucho da muerte a Lucía, para que Horacio, pueda
ingresar al domicilio y sustraer las joyas de aquélla. No se daría la agravante in
examine, cuando la configuración de un tipo penal comprende dos acciones que
de forma separada constituyen figuras delictivas independientes. En el robo
agravado, la realización de violencia física y/o amenaza grave, subsumen en su
accionar, coacciones o lesiones, que han de ser valoradas de forma conjunta con
el acto de desapoderamiento que sufre la víctima.
Otro punto destacar, es que tampoco podría darse esta agravante, cuando
producto de la sustracción de un bien mueble, mediando violencia (robo
agravado), acaece la muerte deja víctima, siendo ésta previsible y evitable. Así, ha
85
Así, SOLER, S.; Derecho penal argentino, T. III, cit., p. 55.
de deducirse de la siguiente ejecutoria (RN N° 1108-99-Lambayeque): "El delito
de homicidio calificado, en la modalidad de facilitar la comisión de otro delito, se
caracteriza por la muerte de una persona como medio para hacer viable otro
hecho delictuoso. La responsabilidad penal de los coautores, sólo debe responder
por el robo agravado que planificaron con la debida antelación, esto es, que no les
alcanza responsabilidad penal por la muerte del agraviado, en razón a que no
existió acuerdo previo para ello, y menos éstos presentaron alguna colaboración
en la ejecución de la misma"86. Inferencia parecida, habrá que alzarse con
respecto al delito de terrorismo, previsto en el Decreto Ley N° 25475, pues la
configuración de estado de alarma, zozobra o temor en la población, ya se
encuentra comprendido normativamente en la composición típica así, como el
atentado contra la vida, el cuerpo, la salud, la salud, la libertad y seguridad
personal o contra el patrimonio, etc.
La segunda hipótesis refiere al ocultamiento de otro delito, implica, por tanto, que
habiéndose cometido otro delito (antecedente), se perpetra el homicidio
(consecuente), para cubrir de un manto de impunidad el primero. La calificación en
estudio comprende tanto el propósito de ocultar, "stríctusen-su", vale decir, cuando
el otro delito no es conocido, como la procura de su impunidad, en donde siendo
conocido el delito, es desconocida su autoría 87.
Ejemplo conocido es aquel que muestra la muerte del vigilante de una tienda, al
verse descubierto el autor, apropiándose de una serie de objetos, donde aparece
que el delito inicial (hurto), -ar fin de que no sea descubierto, desencadena la
decisión criminal del asesinato. No debe verse un nexo de inmediatez delictiva,
entre una y otra, en el ejemplo, del administrador que le es detectado el fraude
contable, por parte del auditor, luego de unos meses de producido, y para ocultar
las evidencias da muerte al mismo. De todos modos, el nexo subjetivo ha de
aparecer siempre acreditado en esta agravante, no basta la relación objetiva, que
se haya cometido un homicidio ulterior a cualquier otro delito, debe verificarse el
ánimo subjetivo; sino habrá que apreciar únicamente un concurso real de delitos,
86
CHOCANO RODRÍGUEZ/ VALLADOUD ZETA;....cit., p. 176.
87
PEÑA CABRERA, R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., cit., p. 105.
la coincidencia temporal en la comisión de dos hechos punibles no resulta razón
valedera para dar por acreditada la agravante. Esta conexión es necesaria en el
sentido más estricto de la palabra, y lo que da el carácter específico es
precisamente el aspecto subjetivo de esa conexión, porque ésta es una figura
inaplicable si en la conciencia del autor, en el momento del hecho, no estuvo
presente positivamente el específico motivo de preparar, facilitar y ocultar otro
delito o procurar la impunidad mediante el homicidio, o el despecho motivado por
el fracaso de un intento criminal88.
88
SOLER, S.; Derecho penal argentino, T. III, cit., p. 54.
El acentuado carácter subjetivo de tal circunstancia, escribe SOLER, impone como
consecuencia que la agravante subsiste aun cuando el sujeto esté equivocado
acerca de la relación real que guarda su homicidio con el otro delito o con la
impunidad. Puede, en consecuencia, ser absolutamente disparatada, p.j., la idea
de que matando un testigo se logrará la impunidad, por existir otras muchas
pruebas89.
Por otro, el delito que se pretende ocultar, debe haberse concretado, tanto en el
aspecto subjetivo como objetivo; v.gr., quien cree erróneamente ha-ber matado a
una persona, y para no ser descubierto da muerte a otra, al ser un delito
imposible, no podrá configurarse la agravante en cuestión, pues el ocultamiento
debe corresponder a un hecho punible realmente cometido; en tal virtud, la
tipicidad se encuadra en el tipo penal del artículo 106° del C.P.
89
SOLER, S.; Derecho penal argentino, T. II!, cit., p. 55.
referencia a la especial perversidad del sujeto, lo cual acerca esta calificaste a un
problema de culpabilidad del carácter90.
Nos inclinamos por reputar a esta agravante como un elemento que agrava el
desvalor del injusto. Como afirma LUZÓN PEÑA, considerando a la culpabilidad
como capacidad de notabilidad normativa disminuida, entonces tales elementos de
la actitud interna (criticables o no), no tienen que ver con la culpabilidad, sino que
fundamentan, agravan o disminuyen el desvalor subjetivo (a veces subjetivo-
objetivo) de la acción y determinan la clase y gravedad del tipo; son por lo tanto
también elementos subjetivos del tipo o del injusto 91. De no ser así se estarían
penalizando determinadas actitudes del sujeto, que lindan más con una
culpabilidad de autor, que una culpabilidad por el acto, insostenible en un Derecho
penal democrático; que de forma aguda trasuntan en un aspecto ya más
patológico de la persona, que apuntaría a una declaración de "inimputabilidad".
Debiéndose agregar, que los dolores que hace inferior el autor a su víctima, deben
ser "innecesarios"94, pues no deben ser aquellos que se requiere para lograr la
perfección delictiva. No se dará la agravante in examine, si como consecuencia de
las torturas que se produjeron, a efectos de lograr una confesión, deviene la
muerte del sujeto pasivo, cuando esta no fue la intención del agente,
90
BUSTOS RAMÍREZ, J.; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 31; Así, GONZALES Rus, J.J.; Formas de
homicidio (II), cit., p. 70.
91
LUZÓN PEÑA, D.M.; Curso de Derecho Penal..., cit., p. 395; En la doctrina nacional PEÑA CABRERA y HURTADO POZO
abonan por un juicio de culpabilidad; op. cit., ps. 109-110 y Parte General, cit., p. 71, respectivamente.
92
SOLER, S.; Derecho penal argentino, T. III, cit., p. 37.
93
Así, PEÑA CABRERA, R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., cit., p. 108.
94
Así, CÁRBONELL MATEU, J.C./ GONZÁLEZ CUSSAC, J.L.; Homicidio y sus formas (II), cit., p. 83.
configurándose el segundo párrafo del artículo 321° del C.P. (tortura seguida de
muerte).
El dolor puede ser tanto físico como psíquico 95; éste debe manifestar-se en el
transcurso de la ejecución típica del homicidio, pues si estos son posteriores, por
ejemplo, quien habiendo ya dado muerte a su víctima, la descuartiza en pedazos,
no se podrá concurrir esta hipótesis, pues el autor debe dar rienda suelta a dicha
conducta exigida, estando aún vida, sino los sufrimientos y/o padecimientos no
podrían exteriorizarse. Como consecuencia, sólo cabe el ensañamiento sobre un
cuerpo vivo, estando excluidos del mismo los comportamientos posteriores a la
muerte96 y en particular no podrán computarse como calificantes los actos de
cercenamiento del cadáver para encubrir el hecho cometido 97.
100
Del ROSAL BLASCO, B.; La alevosía en el Código Penal de 1996. Én: Delitos contra las personas. Consejo General del
Poder Judicial, cit., p. 289.
101
BUSTOS RAMÍREZ, J.; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 30.
102
SOLER, S.; Derecho penal argentino, T. III, cit., p. 34.
formas en la ejecución, tendentes a asegurarles, eliminando cualquier posible
defensa de la víctima; c) Subjetivo, pues el agente ha de haberse buscado
intencionadamente, o al menos haberse aprovechado conscientemente, de
perseguir eliminar toda resistencia del ofendido; y d) Teleológico, pues ha de
comprobarse si en realidad, en el caso concreto, se produjo efectivamente una
situación de total indefensión103.
103
CARBONELL MATEU, J.C./ GONZÁLEZ CUSSAC, J.L.; Homicidio y sus formas (II), cit., p. 79; Así, se expone en la
ejecutoria recaída en el RN N° 2482-99-Cajamarca; Revista Pe-ruana de Jurisprudencia, Normas Legales, Año II, N° 3,
cit., p. 315.
104
PEÑA CABRERA, R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., cit., p. 113.
105
Del ROSAL BLASCO, B.; La alevosía en el Código Penal de 1995, cit., p. 284.
106
En palabras de SOLER, la diferencia entre el simple acecho y alevosía es manifiesta, pues en el uno el pensamiento
del autor parece referirse a la eficacia del golpe, mientras que en la otra es esencial la procura anterior de una falta de
riesgo para el ofensor que provenga de la defensa que el ofendido pudiera oponer; Derecho penal argentino, T. III, cit.,
p. 35.
de un efectivo aseguramiento de la ejecución por haberse anulado la defensa que
hubiera podido oponer el sujeto pasivo creo que es ineludible y dota de un mínimo
de sentido a la agravante107.
1.4. Homicidio por veneno, fuego, explosión, o por cualquier otro medio
capaz de poner en peligro la vida o salud de otras personas
110
PEÑA CABRERA, R.; Estudios de Derecho Penal. Delitos contra la vida..., cit., ps. 113-114.
111
SOLER, S.; Derecho penal argentino, T. III, cit., p. 47.
cometido por veneno, resulta alevoso y premeditado 112. Dicho en otras palabras:
en la forma de cómo el veneno es vertido, de forma tal que incide en la procura de
un mayor éxito en la realización del plan criminal, reduciendo los riesgos de ser
detectado por la víctima, lo que determina su configuración como un homicidio
"alevoso"; no se dará aquello, cuando el autor obliga con violencia a la víctima, a
tomar el veneno, o amenazándolo con un arma letal. Pero, como expresa,
HURTADO POZO, nuestra ley no ha establecido expresa-mente este requisito 113.
Sin embargo, ello no es óbice para que el juzgador, en el marco de un criterio de
interpretación normativa, pueda fijar ciertos criterios, que sin vulnerar el principio
de legalidad, pueda dotar de legitimidad incriminante a esta circunstancia
agravante.
Por veneno debe entenderse cualquier sustancia mineral, vegetal o animal capaz
de obrar en forma insidiosa y destructiva en el organismo, ya sea por sus propias
cualidades o por las que conocidamente adquirirá al ser ingerida por determinada
persona114. Mas el veneno cuando es suministrado en dosis parciales, ha de verse
si la injerida por la víctima, era suficiente para poder propiciar la muerte de la
víctima, a fin de que la conducta pueda estar incursa en una tentativa de
asesinato; v.gr., si el autor no logra a suministrar toda la dosis de veneno, que
resulta necesaria para poder lograr la perfección delictiva, sería una hipótesis de
tentativa inacabada, por otro, cuando el autor, sí ha podido cumplimentar toda la
dosis de veneno requerida para poder alcanzar su propósito criminal, pero por
cuestiones orgánicas, la víctima no muere, concurrirá una tentativa acabada.
Desde un aspecto procesal, habrá que inferir, que mientras no se produzca la
muerte del ofendido, no será posible condenar al imputado por un asesinato en
grado de consumación, y si ésta acaece en plena tramitación del proceso, se
deberá ajustar la imputación al tipo penal correspondiente, lo que genera ciertas
consecuencias procesales; una vez emitida la sentencia condenatoria por tentativa
de asesinato, habiendo adquirido la calidad de consentida y/o ejecutoriada, el
112
SOLER, S.; Derecho penal argentino, T. III, cit., p. 47.
113
HURTADO POZO, J.; Derecho penal..., cit., p. 82.
114
SOLER, S.; Derecho penal argentino, T. III, cit., ps. 48-49.
penado no podrá ser objeto de una nueva persecución por el delito de asesinato,
en mérito al ministerio de la cosa juzgada, so pena de ser vulnerado el artículo 90°
del C.P..
Quien quería matar a la víctima, pero sin saberlo lo logra mediante la injerencia del
veneno, estará actuando bajo un error de tipo, debe conocer que se trata de una
sustancia letal, como exigencia del dolo específico, el cual podrá ser vencible o
invencible dependiendo de las circunstancias concomitantes; de no ser así, los
meros propósitos resultarían criminalizados, lo cual no se condice con un Derecho
penal del acto.
Ahora bien, el veneno así como los otros medios utilizados para causar la muerte
de la persona, han de ser interpretados de manera distinta, a la antes reseñada,
en virtud de la modificación producida por el Decreto Legislativo N° 896 del 24 de
mayo de 1998, al trasladarse la circunstancia calificante del veneno, del inc. 2) al
inc. 3), en el marco de las facultades que se le concedieron al Poder Ejecutivo
para legislar en materia de Seguridad Nacional. Dicho esto, habrá que concluir,
que la circunstancia agravante del "veneno", es reducida drásticamente en su
ámbito de aplicación, pues no bastará, entonces, que el autor utilice con
premeditación dicha substancia, sino que ello deberá poner en peligro la vida o
salud de otras personas; cuando hablamos de otras personas, será suficiente con
dos. La pregunta sería ¿De qué forma el empleo del veneno, es susceptible de
poner en peligro la vida o salud de otras personas?, si el autor, vierte el veneno en
115
GONZÁLES Rus, J.J.; Formas de homicidio (II), cit, p. 61.
una comida que ha se repartida a un número considerable de comensales, y sólo
uno de ellos, la come y muere, en tanto el resto decidió merendar en otro lugar, se
daría una homicidio simple consumado en concurso ideal por una tentativa por el
mismo delito, pero no se cumple con la condición exigida en el inc. 3), a menos
que el dolo no cubra dicha intención, lo cual resulta difícil de admitir. Lo negativo
de la modificación sería su inadecuación de encuadre típico, pero lo positivo que
hace de la modalidad del veneno, una circunstancia de poca probable
operatividad.
El legislador incluyo también otros medios, que hacen del homicidio uno de calidad
"agravante", a parte del veneno, cuando el fuego la explosión o cualquier otro
medio, es capaz de poner en peligro la vida o salud de las personas. A una
primera ojeada, parece dar cuenta, un concurso ideal de delitos, de homicidio
simple con un delito de peligro común, concretamente el contemplado en el
artículo 273° del C.P., que a la letra dispone lo siguiente: "El que crea un peligro
común para las personas o los bienes mediante incendio, explosión o liberando
cualquier clase de energía, será reprimido..."; figura delictiva que es reprimible a
título de dolo, pero de acuerdo a lo señala do en el artículo 278° (in fine), también
resulta penalizable la variante a título de culpa. Los tipos penales de peligro
común, son de peligro, pues su razón de ser político criminal, se dirige a adelantar
las barreras de intervención del derecho punitivo, a estadios previos de lesión,
bastando su aptitud de poder vulnerar bienes jurídicos, de particular relevancia,
como la vida, el cuerpo y la saluddelas personas. Siendo así, no consideramos
una justificación político criminal valedera 116, que pueda sustentar la necesidad de
mantener esta agravante in examine, al margen de que la resolución vía el
concurso ideal de delitos, importe una reacción punitiva de menor envergadura,
que aplicando la dosimetría penal que se contrae del inc. 3) del artículo 108° del
C.P. Lo cual de cierta forma se apareja, con la modificación que experimento el
régimen del concurso ideal de delitos, vía la sanción de la Ley N° 28726 del 09 de
mayo del 2006, que permite aumentar la pena por encima del marco penal
imponible
116
Tal vez sustentable, en una regulación penal que no recoja en su seno, los denomina-dos delitos de peligro común.
El fuego, ha de provocar una llamarada suficiente que ponga en peligro la vida o la
salud de otras personas, puede ser el ejemplo, de quien prende una casa
habitada, que incluye dos víctimas, pretendiendo dar muerte a ambas, pero la
extensión inevitable de las llamas a la casa contigua, pone en riesgo la
incolumidad física de los vecinos. El peligro ha de ser considerado desde una
perspectiva ex-ante, lo suficientemente idóneo para poder provocar la muerte o la
lesión de una persona, verificable ex-post. Pueden darse dos hipótesis: primero, si
la extensión de las llamas, producen en realidad la muerte o lesiones graves de
otras personas, estamos ante una concreción de resultado lesivo, que habría que
cotejar con la esfera anímica del autor, si concurre por lo menos un dolo eventual,
con respecto a la muerte de las otras personas, sería un concurso ideal
homogéneo de homicidios simples, tal vez alevoso, no pudiéndose apreciar la
agravante en cuestión, y si los resultados lesivos producidos no fueron abarcados
por la esfera cognitiva del agente, pero siendo previsibles, darían lugar a un
concurso de delitos, entre un homicidio simple doloso con un homicidio o lesiones
culposas, dependiendo de la características resultativas 117. Sin embargo, si la
extensión del fuego o digamos también de la explosión, que puso en peligro
concreto la vida y/o salud de otras personas, obedeció a una conducta negligente
de alguna de las víctimas, habrá de quebrarse el nexo de imputación delictiva,
bajo una consideración estricta de imputación objetiva (auto-puesta en peligro a
pro-pio riesgo), en cuanto a los ámbitos de delimitación de responsabilidad.
117
Cabiendo agregar, que al margen del homicidio de una persona, se hayan podido causar lesiones efectivas a otras
personas, mediando un dolo eventual, pero luego so-breviene el resultado "muerte", no comprendido por la esfera
intelectiva del agente, lo que indicará un concurso ideal de homicidio simple con un homicidio preterintencional
(lesiones graves seguidas de muerte).
118
Así, SOLER, S.; Derecho penal argentino, T. III, cit., p. 52.
jurídicamente desaprobado, no concurre, no existirá posibilidad de admitir esta
agravante.
De todos modos caben ciertas explicaciones: el dolo del autor, del homicida no
sólo ha de abarcar la calidad de persona que exige el tipo de homicidio, sino
también que la víctima es aquella que ejercer las funciones que se enumeran en la
tipificación penal en cuestión (miembro de la PNP, de las Fuerzas Armadas,
Magistrado del Poder Judicial o del Ministerio Público), pues si hay un error en la
persona, la solución sería condenar al autor por tentativa de asesinato en
concurso con un homicidio simple culposo, y si es al revés, si se quiere, matar a
una persona cualquiera, pero se mata a un magistrado, será más que un homicidio
simple, a menos que pueda apreciarse otra circunstancia agravante. Mientras que
el caso del aberratio ictus, si el tiro se desvía por error, y se mata a un tercero
particular, será constitutivo de un concurso ideal, entre una tentativa de asesinato
y homicidio culposo, pero si ha de apreciarse un dolo eventual, con respecto al
resultado lesivo, la resolución será la de un homicidio simple doloso. Al revés, si el
autor dirige su acción contra un particular, pero por error, desvío del curso causal,
el tiro alcanza a un magistrado, se dará un concurso ideal, entre una tentativa de
homicidio simple con homicidio culposo, al no haberse contemplado la figura del
asesinato culposo.
1. Violencia familiar;
2. TIPICIDAD OBJETIVA
121
Amnistía Internacional, “Está en nuestras manos. No más violencia contra las mujeres”, Editorial Amnistía
Internacional – EDAI, 2004, pp. 18 y 19.
122
ALONSO DE ESCAMILLA, A.; Del Homicidio y sus formas. En: Manual de Derecho Penal. Parte Especial. Edición
Coordinada por Carmen LAMARCA PÉREZ, cit., p. 47.
123
Así, GONZALES RUS, J.J.; Del Homicidio y sus formas (I), cit, p. 34.
propia del "ser"; pero es de verse, que en un mundo de "personas", la imputación
delictiva no puede reposar en presupuestos que no se condicen con la ratio de las
normas penales. Los directivos (mensaje), de las normas jurídico-penales, se
orientan a establecer modelos valiosos de conducta, a fin de cautelar una
coexistencia pacífica de los ciudadanos, conforme a la protección de los bienes
jurídicos fundamentales; para lo cual se toma en cuenta la estructura deficitaria de
los seres humanos, en lo que respecta a su adecuación conductiva al directivo que
se plasma en la ley penal. Como pone de relieve Rudophi, las personas, por tanto,
no son destinatarias de las normas en su respectiva individualidad, sino sólo
según su naturaleza general como seres racionales, capaces para la
autodeterminación y el dominio del acontecer causal 124; por tanto, los hombres
como destinatarios de las normas reciben ciertos mensajes, que han de referirse a
ciertas exigencias (de acción y/o de omisión), sobre la idea de un hombre racional
a la vez normal, susceptible de comportarse de una variedad de maneras, sólo ha
de exigirse un estándar generalizado que pueda responder a las posibilidades
humanas ante determinadas circunstancias.
124
RUOOLPHI, J.H.; El fin del Derecho penal del Estado y las formas de imputación juridico-penal, cit., p. 86.
125
RUDOLPHI, J.H.; El fin del Derecho penal del Estado..., cit., p. 86.
des-encadenaban una imputación delictiva a todas luces irracional, con arreglo a
una denominada "responsabilidad objetiva por el resultado" (versan in re ilicita),
proscrita según lo dispuesto en el artículo Vil del Título Preliminar del C.R 126.
Precisamente, eso es lo que pretende la actual ciencia jurídico-penal cuando
construye nuevos elementos de imputación delictiva que puedan preservar los
fines axiológicos de cualquier parcela del orden jurídico: "legitimidad" y
"racionalidad". Aparejando dicho sostén legitimador a la naturaleza violenta que
significa la descarga punitiva, la pena como la especie pública más grave que
detenta el sistema jurídico sancionador, y en el marco de un Estado Social y
Democrático de Derecho, la sanción penal debe graduarse a un mínimo de
proporcionalidad.
126
Según los criterios de imputación que se desprende de la misma, se determina una responsabilidad penal sin
limites, bastando para ello, la acreditación del nexo de cau-salidad, de forma tal que el causante de una herida mínima
(leve), sería imputable objetivamente cualquier resultado más grave sobreviviente, a pesar de la concurren-cia de
otros factores y/o cursos causales concomitantes, que hayan podido incidir en dicho resultado.
127
GONZÁLES RUS, J. J.; Del Homicidio y sus formas, cit., p. 38.
La teoría de la imputación objetiva ha ido calando de forma ascendente en las
resoluciones jurisdiccionales, dejando de lado, las frágiles y endebles relaciones
causales, delimitando el radio de acción de los tipos penales a límites racionales;
en el caso del homicidio, sólo se puede imputar responsabilidad penal, a aquel
comportamiento que es expresión de una esfera de individualidad, que se
corresponde con el quehacer conductivo, sólo cuando el autor obra con dolo, al
menos de forma imprudente. Son, (...), muchos los problemas que plantea la
relación causal, si tenemos en cuenta la posibilidad de existencia de cursos
causales complejos128; cursos causales hipotéticos, causalidad acumulativa, etc.
2.7. Antijuridicidad
El análisis global del injusto no se agota de ninguna forma, con la tipicidad penal,
de acuerdo a las vertientes objetiva y subjetiva, pues resulta necesario escudriñar
los diversos componentes que se comprenden en la esfera de la antijuridicidad,
concretamente, si la lesión del bien jurídico y/o su puesta en peligro obedeció a la
concurrencia de un precepto permisivo, de una autorización jurídica, que hace que
la utilidad social que ello propone sea preponderante a la afectación que ha sufrido
130
PEÑA CABRERA FREYRE, A.R.; Derecho Penal. Parte General, cit., p. 262.
131
PEÑA CABRERA FREYRE, A.R.; Derecho Penal. Parte General, cit., p. 264.
el bien jurídico. Su presencia incide en el plano de valoración, en tanto el
comportamiento a pesar de ser típico, es lícito, al estar amparado por un precepto
autoritativo que prevé el orden jurídico. El Injusto penal, entonces, implica la
realización del tipo penal y la ausencia de causas de justificación. Entre las causas
de justificación de mayor relevancia, surge ¡a legítima defensa, que en el ámbito
del homicidio tiene una aplicación inobjetable, por lo que dice que dicha
justificación nace precisamente en el caso de este delito.
132
CARBONELL MATEU, J.C./ GONZÁLEZ CUSSAC, J.L.; Homicidio y sus formas (I), cit., ps 61-62.
atacado o tercera persona, contra el agresor, sin traspasar la necesidad de la
defensa y dentro de la racional proporción de los medios empleados para
impedirla o repelerla.
Aparece luego, el estado de necesidad justificante (artículo 20.4 del C.R), cuando
la necesidad por proteger un interés jurídico preponderante, deviene en
imprescindible el sacrificio de menor interés valorativo; es que la Ley
Fundamental, glosa una serie de bienes jurídicos, desde la vida, el cuerpo, la
salud, el honor, la familia, la propiedad, etc.; cada uno de ellos guarda una
determinada correspondencia de orden jerarquizado, por lo que entre ello puede
producirse un conflicto, que para Ley penal, debe ser resuelto bajo la causa de
justificación in examine. El estado de necesidad justificante, se sostiene entonces,
producto de un conflicto de bienes jurídicos de distinto' valor jerárquico;
cuantificación valorativa que surge de la prelación que dichos bienes detentan
-tanto desde un punto de vista social como jurídico-, a diferencia, del estado de
Necesidad Disculparte que opera ante el conflicto de intereses jurídicos de igual
valor.
Dicho ello, como podríamos, por tanto, apelar a esta justificante, en el caso del
Homicidio, ¿es qué acaso existe un bien jurídico que esté por encima de la vida
humana, dejando de lado por motivos de espacio lo que sucede en el caso del
aborto terapéutico? De ahí, que quepa señalar, que adoptamos una posición
diferenciada, en lo que el estado de necesidad justificante y el estado de
necesidad disculpante, refiere, pues sólo en este último la vida puede ser
afectada, a efectos de salvaguardar otra vida. Ciertamente, como expone Bustos,
afirmar la teoría de la unificación es la culpabilidad, sería afirmar que el derecho es
indiferente frente a los propios bienes jurídicos que protege, sería una
contradicción con toda la teoría del injusto; concluimos, por ende, que el estado de
necesidad justificante en este ámbito de la criminalidad no tiene operatividad
alguna.
La vida humana siempre debe ser la última opción, si sólo si, otras vidas humanas
se encuentran en grave riesgo de ser lesionadas. Habrá que tener en cuenta no
sólo la necesidad racional de la misma, sino, además, y sobre todo, que su
empleo no va a producir consecuencias más perjudiciales que beneficiosas a partir
de la escala de valores propiciada por él Ordena-miento Jurídico; tomando en
consideración los intereses jurídicos que se ponen en juego, así como la ausencia
de otros medios menos lesivos, para poder controlar la situación de riesgo,
hablamos en todo caso de "situaciones de extrema necesidad". En otros términos
sólo se podrá usar precisamente el grado de violencia necesario para conseguir la
salvaguarda del interés superior; grado de violencia y necesidad que habrán de
ser medidos de conformidad con las circunstancias peculiares de cada caso 133.
133
CARBONELL MATEU, J.C./ GONZÁLEZ CUSSAC, J.L.; Homicidio y sus formas (I), cit., p. 66.
respuesta adecuada. En algunos supuestos, señala el autor, lamentablemente, el
disparo doloso mortal sobre los delincuentes es la única forma de ponerlos fuera
de combate.
Fue ROXIN, que a fin de resolver los casos del Nacionalsocialismo, estructuró
esta variable de autoría mediata, (...) tercera forma de ejecución del tipo que no es
de propia mano, y que designaremos -dice el autor- como "dominio de voluntad
mediante un aparato de poder organizado". Se trata del caso en que alguien sirve
a la ejecución de un plan de ejecución de para una organización jerárquicamente
organizada. El dador de la orden puede renunciar coaccionar o a engañar al autor
ejecutante inmediato, pues el aparato, en caso de un incumplimiento, tiene
suficientemente a otros sujetos a disposición que pueden asumir la función de tal
ejecutante -explica ROXIN-. Por ello también es característica de esa forma de
autoría mediata que el hombre de atrás mayormente ni siquiera conozca
personalmente al ejecutante inmediato. En éste aparece el "autor de escritorio",
quien si bien no participa por sí mismo en la ejecución del hecho, es el verdadero
señor del acontecer, en la medida en que las estructuras de organización que él
utiliza le aseguran que sus disposiciones serán llevadas a cabo por "instrumentos"
sustituibles a discreción.
Por lo expuesto, quien tiene del dominio del acontecer típico, no son los autores
ejecutores (materiales) de la realización típica, sino aquellos que se sitúan en los
niveles de mayor jerarquía de la organización, esto quiere decir, quienes ostentan
el verdadero poder de la red criminal, que a partir de sus propias estructuras
internas, tendrán como seguro, que sus órdenes serán cumplidas, conforme a la
cadena de mando que se desprende de aquella; por ello, los autores de
"adelante", que si bien actúan con dolo (instrumento doloso), no tendrán nunca el
dominio del hecho, pues en su esfera de organización individual no está nunca
dicha potestad, sino en la "voluntad suprema", que guía su quehacer delictivo, en
otras palabras, sólo en los líderes y/o jefes superiores de dichas organizaciones.
El dominio sobre el ejecutor, que permite considerar al sujeto de detrás autor
mediato, no es un dominio directo -y no puede serlo desde el momento en que el
hombre de detrás ni conoce a quien domina-; sino uno indirecto, pero suficiente,
tan igual al que se tiene sobre los restantes elementos de la maquinaria, que se
logra a través del dominio directo sobre el aparato.
Por lo expuesto, quien tiene del dominio del acontecer típico, no son los autores
ejecutores (materiales) de la realización típica, sino aquellos que se sitúan en los
niveles de mayor jerarquía de la organización, esto quiere decir, quienes ostentan
el verdadero poder de la red criminal, que a partir de sus propias estructuras
internas, tendrán como seguro, que sus órdenes serán cumplidas, conforme a la
cadena de mando que se desprende de aquella; por ello, los autores de
"adelante", que si bien actúan con dolo (instrumento doloso), no tendrán nunca el
dominio del hecho, pues en su esfera de organización individual no está nunca
dicha potestad, sino en la "voluntad suprema", que guía su quehacer delictivo, en
otras palabras, sólo en los líderes y/o jefes superiores de dichas organizaciones.
El dominio sobre el ejecutor, que permite considerar al sujeto de detrás autor
mediato, no es un dominio directo -y no puede serlo desde el momento en que el
hombre de detrás ni conoce a quien domina-; sino uno indirecto, pero suficiente,
tan igual al que se tiene sobre los restantes elementos de la maquinaria, que se
logra a través del dominio directo sobre el aparato 134.
134
MEINI, I.; La autoría mediata en virtud del dominio sobre la organización. En: Revista Peruana de Doctrina y
Jurisprudencia Penales N° 4, AÑO 2003, Editorial Grijley, cit., p. 286.
ejecución de un plan común más o menos delineado. Esta visión tradicional ha
variado por la aparición de nuevas organizaciones, grupos o estructuras que de
manera colectiva y buscando una finalidad común perpetran diversas infracciones
con la pretensión de alcanzar mayores cuotas de poder en base al delito,
facilitando a su vez, la impunidad de quienes ocupan los puestos de dirección y
mando. Por su dimensión, capacidad, disposición de medios, estrategias y
recursos, nivel de adaptación y cobertura estas organizaciones se encuentran en
condiciones de cometer delitos graves y de consecuencias devastadoras, como de
lograr el cumplimiento de sus objetivos de modo más eficiente y rápido.
Partícipes, entonces, son los cómplices y el instigador, según el C.P, los primeros
podrán ser primarios o secundarios, dependiendo del grado de relevancia del
aporte, a la luz de la realización típica. Se dice que el cómplice nunca podrá tener
el dominio del hecho, pues sino tendrá que ser considerado autor; su contribución
puede advertirse en las etapas preparatoria y/o ejecutiva del iter-criminis. En el
caso del homicidio simple, autor es quien tiene el dominio del hecho, quien tiene la
potestad de frustrar la perpetración del hecho punible; v.gr., quien proporciona el
arma, el veneno, la llave de la casa donde se cometerá el delito, tendrán que ser
considerado "partícipes", a menos que en algunos casos se trate de una banda,
por lo que podrán ser penados a título de coautores. Pero ello no basta, el
cómplice debe saber (dolo), basta con el dolo eventual, que su aporte está dirigido
a la causación de un evento lesivo, sino sería una conducta inocua, carente de
relevancia jurídico-penal, no olvidemos que según el artículo 25° del C.P., dicha
caracterización subjetiva es imprescindible.
La base cognitiva del dolo, ha de abarcar todos los elementos constitutivos del tipo
penal, por lo que el autor debe saber que está eliminando una vida humana; sólo
admisible el error de tipo, cuando el agente yerra sobre el objeto del delito, cuando
cree que se trata de un animal; v.gr, el cazador que en un bosque donde se
practica la cacería, tira a matar a un arbusto, pensando equívocamente que era un
venado, pero en realidad era su compañero, que estaba realizando una necesidad
fisiológica, cuya naturaleza vencible o invencible, dependerá de los medios que
contaba el agente para salir del error; v.gr., quien dispara a mansalva en un lugar
abierto, sabiendo la concurrencia de individuos, de ninguna manera podría apelar
a un error de tipo, como argumentación de defensa. El elemento cognitivo, en
caso del homicidio agravado, debe cubrir también, los elementos que hacen del
artículo 106°, uno desvaloración de cuya intensidad desplaza la valoración al
artículo 108°, si el autor no es consciente que su acción homicida se ha
configurado de forma alevosa, debe penarse su conducta a título de homicidio
simple, de acuerdo a lo previsto en el primer párrafo del artículo 14° del C.P.
Posiciones doctrinarias que se basan en teorías causalistas, tal vez otras llevadas
a una acentuado "subjetivismo", son de la posición que al margen del dolo, ser
requiere de un denominado "animus necandi", de una motivación llevada a dar
muerte a una persona. Postura incoherente con el principio de legalidad, por su
innecesaria inclusión, al superponerse con el dolo, y por ser incompatible con las
bases dogmáticas que se deben ser llenadas de contenido conforme a decisiones
político-criminales, de cautelar la efectiva protección de los bienes jurídicos de
raigambre penal. Su admisión valorativa, en algunos casos (elementos subjetivos
del injustos), está condicionado a su presencia en la composición típica. Los
elementos que dan lugar en el tipo subjetivo del injusto, deben ser probados en el
proceso penal, con ello el dolo, a lo que habría que sumar el referido "animus
necan-di", lo que por su dificultad probatoria, o dada la presencia de otros
"ánimos", podría abrir espacios de impunidad. Parafraseando a Del ROSAL
BLASCO, en lo que refiere al asesinato alevoso, es suficiente con que el dolo de
sujeto activo conozca, en el momento de actuar la situación de indefensión de su
víctima que ha sido creada por él y la quiera, sin que sea preciso que su conducta
esté orientada por una específica finalidad.
Especial consideración merecen los casos que comienzan como homicidio, porque
no concurre circunstancia alguna en el inicio de la ejecución, y acaban como
asesinato (...), porque la muerte se causa, al fin, con presencia de algunas de
ellas, y viceversa, los casos que empiezan como asesinato y acaban como
homicidio (...); así como inferir que sucede ante una acción (tentativa) de homicidio
que acabo en un asesinato y viceversa, cuando los actos ejecutivos supusieron un
asesinato, pero la muerte toma lugar bajo una conducta subsumible en un
homicidio simple. Para tales será menester, analizar si que la modalidad de
asesinato, puede ser cometida en base a fracciones dividas de ejecución,
depende pues de la naturaleza de cada una de ellas. El inicio de la ejecución de la
acción homicida simple, por ejemplo, de quien pensaba matar directamente a su
víctima al salir de su casa, debe cambiar la modalidad típica, al advertir la
presencia de guardaespaldas, por lo que debe ocultarse, y atacar de sorpresa
(alevosía); y al revés, si se inicia con un homicidio alevoso, pero luego decide
acometer su plan criminal de forma directa, tentativa de homicidio simple. Si el
136
PEÑA CABRERA FREYRE, A.R.; Derecho Penal. Parte General, cit., p. 392.
inicio de la ejecución típica se dio de forma alevosa, pero la muerte se produce
bajo la modalidad del homicidio simple, deberá apreciarse un concurso ideal de
delitos; entre una tentativa de asesinato con un homicidio simple consumado,
suponiendo que pueda valorarse una unidad de acción, pues si dicha voluntad
criminal es renovada con otra acción, mediando otro espacio-temporal, será un
concurso real de delitos. Mas en el caso de que no se haya objetivado de ninguna
forma, el inicio de ¡ejecución, en cuanto a la modalidad alevosa, por más que esta
haya sido la intención del autor, habrá que imputar un homicidio simple
consumado.
El asesinato bajo precio, supone que el autor se haya decidido por realizar la
acción homicida, impulsado por la obtención de un beneficio, de una ventaja
económica, la cual puede haberse materializado al momento del acuerdo
(instigación) o de forma posteriori; entonces, si empezó como homicidio, para que
pueda hablarse de un asesinato debe haberse producido en el iter-criminis la
motivación del dinero, que debe estar presente anímicamente en el autor material,
cuando se pone en peligro al bien jurídico de forma objetiva. A la inversa, si se
inicia como asesinato bajo precio, será en realidad difícil probar la revocatoria de
dicha predisposición anímica en el agente, tal vez, si en el ínterin, devuelve el
dinero recibido, esto último no puede ser entendido como tentativa de asesinato.
Bajo la modalidad del asesinato con gran crueldad, podría darse un cambio en el
curso de la acción (modalidad) típica, de haber iniciado el agente la acción típica
con sufrimientos, pero luego da muerte inmediata con un balazo en la sien; sería
un concurso ideal de una tentativa de homicidio con homicidio simple consumado,
siempre y cuando se haya causado en realidad dolores innecesarios en un
principio, en la persona de la víctima.
El asesinato bajo precio, supone que el autor se haya decidido por realizar la
acción homicida, impulsado por la obtención de un beneficio, de una ventaja
económica, la cual puede haberse materializado al momento del acuerdo
(instigación) o de forma posteriori; entonces, si empezó como homicidio, para que
pueda hablarse de un asesinato debe haberse producido en el iter-criminis la
motivación del dinero, que debe estar presente anímicamente en el autor material,
cuando se pone en peligro al bien jurídico de forma objetiva. A la inversa, si se
inicia como asesinato bajo precio, será en realidad difícil probar la revocatoria de
dicha predisposición anímica en el agente, tal vez, si en el ínterin, devuelve el
dinero recibido, esto último no puede ser entendido como tentativa de asesinato.
Bajo la modalidad del asesinato con gran crueldad, podría darse un cambio en el
curso de la acción (modalidad) típica, de haber iniciado el agente la acción típica
con sufrimientos, pero luego da muerte inmediata con un balazo en la sien; sería
un concurso ideal de una tentativa de homicidio con homicidio simple consumado,
137
Así, GIMBERNAT OROEIG, E.; Estudios de Derecho Penal..., cit., p. 153.
siempre y cuando se haya causado en realidad dolores innecesarios en un
principio, en la persona de la víctima.
V. JURISPRUDENCIA
V.1. Primera Jurisprudencia
Instrucción No 816-92
C.S. No 3235-93
Dictamen No 6513-93-FSP-MP
Los delitos materia del proceso son muy graves, por lo que deben rodearse de
todas las garantías de ley a fin de que la instrucción concluya dentro de sus
cauces normales.
RESOLUCION
VISTOS; con lo expuesto por el señor Fiscal; por sus fundamentos pertinentes; y
CONSIDERANDO: que, para los efectos de la punición del acusado Esparza
López debe tenerse en cuenta la forma y circunstancias como perpetró los ilícitos
que se le atribuye; que, en autos ha quedado debidamente acreditado que luego
de agredir brutalmente a su conviviente Daría Veli, la ahorcó ocasionándole la
muerte, como se aprecia del acta de reconocimiento y autopsia obrante a fojas
catorce; que, del mismo modo del resultado del reconocimiento médico legal
practicado en la agraviada Marisol Chacón, hija de su concubina, y que obra a
fojas nueve, aparece que esta resultó con desfloración antigua presentando una
edad aproximada de catorce años, pero teniendo en cuenta el dicho de ambos, se
evidencia que el procesado poseyó sexualmente a la menor cuando esta tenía
aproximadamente trece años; que, si bien es cierto, el encausado se ha declarado
confeso de los delitos que se le incriminan, desde la etapa policial hasta el acto de
juzgamiento; sin embargo, debe imponérsele la pena que refleje la gravedad de
los ilícitos perpetrados; que, la reparación civil fijada por el Colegiado no guarda
proporción con el daño ocasionado a las agraviadas por lo que es del caso
aumentarla prudencialmente; estando a la facultad conferida por el artículo
trescientos del Código de Procedimientos Penales: declararon NO HABER
NULIDAD en la sentencia recurrida de fojas noventinueve, su fecha primero de
octubre de mil novecientos noventitrés, en cuanto condena a Filimón Marcos
Esparza López, como autor del delito de homicidio calificado, en agravio de Daría
Veli Quintana; y como autor del delito de Violación de la Libertad Sexual
--violación de menor-- en agravio de Sandra Marisol Chacón Veli; declararon
HABER NULIDAD en la propia resolución en la parte que le impone al acusado
quince años de pena privativa de libertad y fija en cinco mil y en mil quinientos
nuevos soles, el pago por concepto de reparación civil, respectivamente;
reformándola en estos extremos: IMPUSIERON a Filimón Marcos Esparza López,
dieciocho años de pena privativa de libertad, la que con descuento de la carcelería
que viene sufriendo desde el diecinueve de mayo de mil novecientos noventidós,
según la papeleta de detención de fojas diez, vencerá el dieciocho de mayo del
año dos mil diez; FIJARON en veinte mil nuevos soles el monto que por concepto
de reparación civil deberá abonar el condenado en favor de los herederos legales
de la agraviada Daría Veli Quintana, y en cinco mil nuevos soles el monto que por
el mismo concepto deberá abonar en favor de la agraviada Sandra Marisol
Chacón Veli; declararon NO HABER NULIDAD en lo demás que dicha sentencia
contiene; y los devolvieron.-
Señores:
RESOLUCION Nº 2804-2003
(FECHA DE EMISION: 12-01-2004)
R. N. No. 2804-2003
VISTOS; de conformidad con el dictamen del señor Fiscal Supremo; por los
fundamentos de la recurrida; y CONSIDERANDO además, Primero.- Que conoce
del presente proceso este Supremo Tribunal por haber interpuesto recurso de
nulidad el encausado Walter Teófilo Machacuay Jaramillo contra la sentencia
condenatoria de fojas doscientos treintitrés; Segundo.- Fluye de autos que con
fecha siete de marzo del año dos mil dos, en horas de la noche el acusado agredió
con su correa a la menor agraviada Tatiana Milagros Valdez Anco de un año y
once meses de edad- por haberse negado a ingerir sus alimentos, y ante el llanto
de la citada menor, la condujo al patio de su vivienda en donde la golpeó a la
altura del abdomen y luego la tiro al suelo donde había piedra chancada, lo que
posteriormente le causó la muerte; Tercero.- Que teniendo en cuenta la forma,
modo y circunstancias en que se han desarrollado los hechos, se concluye que se
ha configurado el delito de homicidio calificado en la modalidad de ferocidad,
conducta prevista por el inciso primero del artículo ciento ocho del Código Penal,
que se caracteriza porque el agente desarrolla la conducta de matar sin motivo o
móvil aparente o cuando éste sea insignificante o fútil; en el caso de autos, se
encuentra probado que el acusado castigó en un primer momento con su correa a
la menor agraviada porque se negó a recibir sus alimentos, y ante su llanto la
golpeó a la altura del abdomen y luego la lanzó al suelo donde había piedra
chancada, que finalmente fue la causa de su muerte, conforme se establece en el
protocolo de necropsia que corre a fojas sesenta y tres; Cuarto.- Que si bien el
procesado luego de una inicial aceptación de los cargos en la etapa preliminar -en
el sentido que golpeó a la menor y la tiró contra el piso niega dicha versión en su
declaración instructiva de fojas cuarenta y ocho , sosteniendo que lo que en
realidad sucedió, fue que la indicada menor resbaló de su silla cuando él le daba
de comer, dicha versión solamente puede ser considerada como un mecanismo
de defensa tendiente a eludir su responsabilidad penal, por cuanto su conviviente
-madre de la agraviada- en su manifestación policial de fojas once, que -contó con
la intervención del representante del Ministerio Público, además de corroborar la
versión inicial del procesado, señaló que éste continuamente maltrataba a su hija
pretextando que quería corregirla porque era malcriada pruebas que analizadas en
su conjunto, determinan que se encuentre acreditada la comisión del delito sub-
materia y la responsabilidad penal del acusado; razones por las cuales: declararon
NO HABER NULIDAD en la sentencia recurrida de fojas doscientos treintitrés, de
fecha veintisiete de agosto de dos mil tres, que condena a Walter Teófilo
Machacuay Jaramillo como autor del delito contra la vida, el cuerpo y la salud -
homicidio calificado -asesinato- en agravio de la menor que en vida fue Tatiana
Milagros Valdez Anco, a quince años de pena privativa de libertad; y fija en veinte
mil nuevos soles el monto que por concepto de reparación civil deberá abonar el
sentenciado a favor de los herederos legales de la menor agraviada; con lo demás
que contiene; y los devolvieron.
DEL HOMICIDIO:
Artículo 103.
Homicidio: El que matare a otro, incurrirá en prisión de trece (13) a veinticinco (25)
años.
Artículo 104.
ARGENTINA
EL HOMICIDIO:
Art. 79.
ESPAÑA
Artículo 138°.
El que matare a otro será castigado, como reo de homicidio, con la pena de prisión
de diez a quince años.
Artículo 139°.
Será castigado con la pena de prisión de quince a veinte años, como reo de
asesinato, el que matare a otro concurriendo alguna de las circunstancias
siguientes:
1. Con alevosía.
2. Por precio, recompensa o promesa.
3. Con ensañamiento, aumentando deliberada e inhumanamente el dolor del
ofendido.
Artículo 140.
Artículo 141.
Los testigos por temor al homicida y debido a la falta de protección del Estado, no
se involucran dando informaciones o participando como testigos.
1. Los testigos por temor al homicida y debido a la falta de protección del Estado,
no se involucran dando informaciones o participando como testigos.
Tratar de dar una solución a este abominable delito, no es posible, como surge
también en Estados Unidos que es el país que ocupa el primer lugar a nivel
mundial de parricidios, y como lo afirman Freud y Abrahamson es propiciado por la
falta de amor, el maltrato y abuso infantil lo que lleva a los criminales a cometer
dicho delito.
BIBLIOGRAFIA