Teorico 5 Del Prof. Dr. Osvaldo Delgado
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FREUD I • TITULAR PROF. DR. OSVALDO DELGADO • TEÓRICOS 2006
PSICOANÁLISIS FREUD ‐ CÁTEDRA I (049)
TITULAR PROFESOR DR. OSVALDO DELGADO
TEÓRICO 5 ‐ 2 DE MAYO DE 2007
Hoy voy a ir haciendo el cuadro que les estoy prometiendo y sobre él vamos a trabajar.
Al final vamos a tomar dos referencias clínicas que trabaja Freud: una historia sobre
neurosis obsesiva y el caso de la Señora P. que aparece en “Las neuropsicosis de defensa”
como un caso de paranoia.
Con respecto al cuadro, lo primero que tienen que ubicar es la hipótesis auxiliar y la
fuente independiente de desprendimiento de displacer. Todo se origina a partir de este
dato primero. Si no hubiera fuente independiente de desprendimiento de displacer no
habría aparato psíquico, el conjunto del aparato psíquico es una respuesta, esa es la que
nombrábamos como la defensa normal.
Ahora yendo al cuadro: histeria, neurosis obsesiva, paranoia, vivencia sexual prematura
traumática (que deja huella).
¿Qué tenemos en la histeria? El encuentro con la pasividad y un menos de satisfacción. En
la neurosis obsesiva tenemos que es activo y produce un más de satisfacción, que se va a
manifestar en el exceso compulsivo de la neurosis obsesiva. En la paranoia, igual que en
la neurosis obsesiva, el sujeto es activo y también hay un más de satisfacción.
Que la histeria está marcada por un menos de satisfacción es un dato muy importante
para el conjunto de la obra de Freud respecto de la relación de la histeria con la
insatisfacción. Ese menos de satisfacción va a orientar el conjunto de la operación de
Freud, y también de Lacan, es la histeria en relación con el deseo insatisfecho, la relación
con la insatisfacción.
Alumna: ¿A qué se refiere la pasividad o la actividad en la vivencia sexual?
Profesor: En la histeria lo que aparece es algo que le hacen, mientras que en la neurosis
obsesiva y en la paranoia es algo que el sujeto le hace a otro. Pasividad hay que
entenderla como que es al sujeto al que le hacen; activo es el sujeto el que le hace a otro.
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Freud dice que siempre vamos a encontrar una etapa o experiencia primera que es de
pasividad, pero lo relevante para definir el tipo clínico será lo activo que encontramos
tanto en la neurosis obsesiva como en la paranoia. Después tenemos un período de
latencia, que llega hasta la pubertad. Un dato para recuperar algo diferencial en la
histeria es lo que podemos llamar “avasallamiento del yo”. Tenemos la huella que dejó la
vivencia sexual prematura traumática y también Freud dirá un “avasallamiento del yo”,
que recuerden que lo tienen que escribir entre comillas y que vamos a retomar.
Este período de latencia marca que la sexualidad humana –a diferencia de la animal–, es
bifásica, requiere de dos tiempos: el primer tiempo, luego una escansión, un período de la
amnesia psíquica, la represión y lo que formula a partir de la pubertad el resurgimiento
de la sexualidad, que es donde se va a jugar el representante psíquico que producirá el
efecto que ya hemos trabajado. Entonces, amnesia psíquica para todos.
La cuestión de “en dos tiempos” va a aparecer a lo largo de toda la obra de Freud y es un
concepto fundamental para dar cuenta de lo propio de la sexualidad humana.
¿Qué es lo que aparecerá ahora? El síntoma primario. En la histeria se presenta con
lagunas psíquicas; en la neurosis obsesiva el autorreproche como desconfianza respecto a
sí mismo. Recuerdan que el representante psíquico se liga a la huella que dejó la vivencia
sexual prematura traumática, en la neurosis obsesiva como fue activa –con un más de
placer– lo primero que surge por operación de la defensa es el reproche por la acción
cometida. Aquí es donde se juega la diferencia de la neurosis obsesiva con la paranoia,
porque en la paranoia se desmiente el autorreproche por proyección, y la cuestión ya no
es de desconfianza hacia sí mismo sino hacia los otros que se tornan amenazadores,
hostiles hacia el sujeto.
La defensa, en la histeria como en la neurosis obsesiva, separa representación de monto
de afecto; en la paranoia no hay separación de representante y monto de afecto.
¿De qué modo además se sostiene la histeria? Por la operación de la defensa mediante lo
que Freud llama una representación frontera, es un producto mixto entre el inconsciente
y lo conciente; una representación frontera entre lo conciente y lo inconsciente es lo que
mantiene reprimida a una representación. Freud dice que la histeria deberá sostener la
represión de un representante psíquico con una representación frontera, y esto marca
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una relación con el inconsciente diversa, para la histeria, que para la neurosis obsesiva,
hay una relación de acceso a los representantes inconscientes en la histeria más fluida
que en la neurosis obsesiva.
En la neurosis obsesiva, además de la separación del representante psíquico y el monto
de afecto se produce la represión tanto de la vivencia como del autorreproche. Se
produce el autorreproche, pero se reprime y aparece desplazado. Es el pequeño caso de
una mujer que Freud cita en “Las neuropsicosis de defensa”, que si leía en el diario que
habían descubierto a alguien que producía dinero falso, pensaba que podía haber sido
ella; si alguien cometía un asesinato, pensaba que ella podía ser la criminal, aunque sabía
desde la realidad que no. Entonces ¿de dónde provenía este reproche? El que pudiera
pensar que podía ser la que había cometido el asesinato aun sabiendo perfectamente que
no había sido así, porque no era psicótica, en ese caso hubiera tenido la certeza de que
había cometido el asesinato; aun sabiendo que no había cometido el asesinato tenía el
autorreproche como si lo hubiera cometido. Se trata de un desplazamiento.
El autorreproche tenía que ver con la práctica masturbatoria compulsiva que tenía la
paciente. Entonces, en vez de que aparezca el reproche vinculado a la práctica
masturbatoria compulsiva, aparecía el reproche desplazado, como criminal, moneda
falsa, etcétera.
En la paranoia no se reprime el reproche se lo desestima; no se separa el representante
del monto de afecto, se proyecta hacia el exterior y retorna como desconfianza hacia los
otros y la dimensión de persecución, como aparece claramente en la Señora P. No se
produce símbolo al modo de la neurosis porque en el caso de la Señora P., aparecerá un
representante psíquico que es Decke, que quiere decir frazada pero también manto, en el
sentido de encubrimiento. Es la frazada con la que uno se tapa en la cama y manto en el
sentido de cubierto por un manto de sospechas, algo velado.
Este representante psíquico –Decke– no retorna como retorno de lo reprimido
produciendo un síntoma como en el campo de la neurosis porque no hay separación del
representante del monto de afecto; retorna alucinatoriamente. No se produce un símbolo
en el sentido de un representante psíquico que pasa al grupo psíquico separado. En la
paranoia, la operación de la defensa implica que ese representante psíquico ligado al
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monto de afecto no pasa al grupo psíquico separado porque no tiene estatuto de
inconsciente, por lo tanto, no va a retornar desde allí, sólo retorna desde el inconsciente
aquello que fue reprimido; sino que retornará desde el exterior como palabras, frases que
dice otro.
Entonces, no se produce símbolo en el sentido de un representante separado, divorciado
del monto de afecto como en el caso que veíamos de Emma con la risa, los vendedores.
La risa juega como un símbolo que ponía en juego el retorno de lo reprimido porque
había sido reprimido en el sentido de la neurosis, entonces, produce un síntoma
neurótico, pero en el ejemplo de la Señora P. –Decke– produce un retorno desde el
exterior. Ya no se presenta como pensamiento o como síntoma conversivo, sino mediante
alucinaciones visuales y auditivas. Tenía alucinaciones de la voz que acompañaban sus
movimientos: “ahora Señora P. camina”, “ahora marcha”, “ahora se detiene”, escuchaba
murmullos, y también tenía la alucinación de genitales femeninos, fundamentalmente
cuando estaba acompañada de mujeres. Freud lo marca, pero en esta época aún no saca
las consecuencias de eso.
¿Cómo se juega el retorno? En la histeria y la neurosis obsesiva hay retorno de lo
reprimido; en la paranoia, como es una psicosis, no es retorno de lo reprimido –aunque
recuerden que a veces Freud utiliza el mismo término, sólo hay represión y retorno de lo
reprimido en el campo de la neurosis, obsesión o histeria– es un retorno de lo expulsado.
Como si dijera, para hacerlo sencillo y didáctico, estas son las representaciones psíquicas
concientes. En la neurosis obsesiva o en la histeria, en la medida en que una
representación psíquica se enlaza con la huella que dejó la vivencia sexual prematura
traumática, la representación “risa” es reprimida. ¿Qué estado pasa a tener? Grupo
psíquico separado o sea inconsciente. En la paranoia la representación que entra en
conexión con la huella que dejó la vivencia sexual prematura traumática no va a implicar
la represión y su estado de reprimido inconsciente, sino que quedará fuera de la cadena,
será un representante psíquico cargado con el monto de afecto por fuera de la cadena,
representante psíquico que retornará desde el exterior.
Entonces, como retorno tenemos en la histeria síntomas conversivos, recuerden que lo
propio de la histeria es que el modo de retorno es la conversión somática. Pero recuerden
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también que en la histeria, además de que el retorno de lo reprimido se juega en la
conversión somática, también tenemos ataques: síntomas y ataques histéricos que son
una expresión inconsciente diversa al síntoma.
Alumno: ¿El ataque histérico es conciente?
Profesor: No, pero no tiene la articulación del representante psíquico como el síntoma.
¿De qué modo retorna en la neurosis obsesiva el reproche que se hizo inconsciente?
Como culpa, como duda, como cavilación, etcétera. ¿Cómo va a retornar en la paranoia lo
que fue expulsado? Alucinatoriamente.
En las tres tenemos un efecto secundario. En la histeria tenemos una laguna dentro de lo
psíquico que tendrá gran importancia a lo largo de la obra de Freud y del conjunto del
psicoanálisis.
Alumno: ¿Esa laguna de lo psíquico es lo mismo que el síntoma primario?
Profesor: Sí, está en relación con el síntoma primario como angustia de terror y tiene que
ver con ese “avasallamiento del yo”. En la neurosis obsesiva, como efecto secundario,
tenemos la hipermoralidad, el sujeto hipermoral. En la paranoia hay dos efectos:
pequeñez del yo o su contrario el delirio de grandeza.
A partir de esto se abrirán desarrollos psicoanalíticos referidos exclusivamente a una
psicosis y no especialmente a la paranoia sino a una que se va a llamar bipolar, psicosis
maníaco depresiva, en la que el sujeto bascula entre la pequeñez del yo y el delirio de
grandeza.
Finalmente ¿qué nos dice todo esto a nivel de la estructura en cada una de las tres? En la
histeria se produce un grupo psíquico separado –decíamos antecedente del inconsciente–
y lagunas. A su vez, como se produce grupo psíquico separado, se produce lo que Freud
va a llamar el falso enlace. Tanto para la histeria como para la neurosis obsesiva hay falso
enlace. Esto quiere decir que un representante psíquico se liga desplazadamente a otro
representante psíquico, por ejemplo, esa mujer que pensaba que había cometido ella
misma el asesinato, que ella era la que hacía la moneda falsa, se trataba de un
autorreproche desplazado, eso es un falso enlace. La mujer que toma la cuestión de la
risa, que se ríen de ella, en verdad no era que los empleados se reían de ella, sino que
cuando ingresa a la tienda y le gusta uno sexualmente, queda enlazado, en conexión con
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la risa del pastelero que le había pellizcado los genitales a través del vestido. Falso enlace,
entonces, quiere decir que no es que la risa aparezca enlazada directamente a la huella
de la vivencia sexual, sino que se juega desplazadamente.
Es importante porque verán que el analista mismo viene a ocupar el lugar de falso enlace,
lo verán en Seminarios y Prácticos. En una de las vertientes el analista mismo va a ser un
representante psíquico como falso enlace.
Tenemos grupo psíquico separado. Recuerden que, falso enlace es para las neurosis, las
neurosis tienen ese mecanismo. En la paranoia no se produce el grupo psíquico separado,
hay una alteración del yo; es el intento de una construcción delirante de hacer entrar lo
alucinatorio, tratar de crear algún argumento. El delirio es un argumento que trata de
hacer entrar en el yo los efectos alucinatorios, de darle una significación.
Alumna: ¿Eso es inconsciente?
Profesor: No, el inconsciente es del orden de lo reprimido. Hay un intento que fracasa
permanentemente en producir falso enlace.
En las psicosis se produce una separación que no termina de inscribirse en el aparato, es
un intento y un fracaso permanente de tratar de inscribir esa separación que fracasa.
Entonces hay diferencias. Por ejemplo, el valor enigmático persecutorio que puede venir
del otro para un sujeto psicótico, el lazo entre los seres humanos en el campo de la
neurosis siempre es de falso enlace, siempre se juega el desplazamiento y la sustitución,
el fracaso de ese intento en las psicosis va a implicar que al sujeto se le presentifique otro
absolutamente persecutorio. Una cosa es creer que el vecino se las agarró conmigo, pero
pensar que quizás es algo que es diferente; y otra cosa es tener la certeza de que el
vecino es un enemigo que quiere matarme. Es la dimensión del reproche, no reprimido
sino que proyectado, puesto afuera como desconfianza hacia los otros que retornará con
esa carga.
Habían hecho una pregunta.
Alumna: Lo que estaba explicando del enlace verdadero...
Profesor: Sí, supuesto enlace verdadero, para que lo entiendan, se le agrega el
representante ligado al afecto, es terrible, porque para el psicótico ésta relación del
representante con el monto de afecto –no como falso enlace sino que se mantendría el
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enlace ese–, hace que ese representante psíquico se presente con toda la carga y no
desplazadamente, porque al producir el efecto de desplazamiento le sucede algo a la
carga, una cosa es un representante psíquico separado del monto de afecto y por lo tanto
el monto de afecto va a otro representante psíquico (eso es en la neurosis obsesiva),
entonces se separa el representante del monto de afecto, la representación se instituye
como inconsciente, el monto de afecto va a otra representación por desplazamiento.
Entonces va a actuar el desplazamiento y va a aparecer descentrada la cuestión, me voy a
reprochar un asesinato que no cometí en vez de reprocharme por la práctica
masturbatoria compulsiva. En la medida que se juega este desplazamiento se produce por
el desplazamiento mismo una operación sobre el afecto.
Si no se separa representación de monto de afecto se da la alucinación, o sea retorna el
representante con su monto de afecto sin separación, sin divorcio, esa conjunción del
representante con el monto de afecto tiene una carga que al sujeto lo deja sin ninguna
posibilidad de dar respuesta. Primero, sólo puede escuchar las voces y después el intento
de respuesta es armarse argumentos como delirios para poder incluir eso.
Les doy un ejemplo de un paciente psicótico que era paciente de un colega. Este colega al
irse de vacaciones me comunica si puede darle a este paciente mi nombre y mi teléfono
para que ante una emergencia me llamara, quedamos así. Mi colega se va de vacaciones
durante unos días, el paciente me llama durante varias oportunidades a través del día, los
mensajes que recibo por lo general los escucho al día siguiente. Cuando finalmente me
comunico, me dice el por qué me había llamado, me dice que él había invitado una
compañera a salir y ella le respondió que sí con mucho entusiasmo, cuestión que para él
se transformó en una situación especialmente cargada, entonces, me llamaba para ver
qué es lo que hacía. Es una apelación a ese otro por derivación momentánea de su
analista, ya que había surgido un problema serio para él, ya que la había invitado y ella
había dicho que sí con mucho entusiasmo. Lo que ocurrió fue que como recién me
encontró al otro día y eso había sido la noche anterior, él se equivocó de lugar y
felizmente no se encontraron.
Para cualquier neurótico obsesivo invitar a una chica a salir y que ella acepte con
entusiasmo es inquietante y angustiante. O sea, lo inquieta, pero como se produce falso
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enlace, desplazamiento, no lo inquieta como un hecho persecutorio. Ahora para el
paciente que se comunicó realmente ese entusiasmo era aterrador, y me dice: “mire yo le
voy a confesar a usted una cuestión, yo durante el año a mi analista muchas veces lo
llamo por teléfono. Él algunas veces me responde y otras veces no; yo le dije a él que si yo
lo llamo y usted no me responde nunca yo voy a pensar en manos de qué chanta me dejó;
y me deja tirado como una basura, ahora si usted siempre me responde los llamados que
hago, lo que a mí me pasa es que yo empiezo a pensar qué fantasías sexuales tiene usted
conmigo”. Le agradecí la información, mi colega estaba trabajando excelentemente bien.
No hay falso enlace, es un falso enlace que fracasa, es un intento de construcción de falso
enlace pero que fracasa permanentemente, que no está asegurado como en la neurosis
obsesiva, este fracaso hace que el monto de afecto con el cual se presenta el
representante psíquico que retorna, no desde lo reprimido sino desde el exterior, tiene
una carga diversa para el sujeto, no es lo mismo la inquietud que se da en un obsesivo
ante lucir muy entusiasmado que tratándose de un psicótico. Estoy tratando de dar
alguna idea para utilizar conceptos que son posteriores lógicamente y que vamos a
trabajar.
Bueno, ¿qué tenemos en la Señora P.? Es una mujer casada, 32 años, tiene un hijo,
padece, dice Freud, de un estado huraño de desconfianza, fundamentalmente hacia los
vecinos, hermanos y hermanas. Los vecinos son los que están al lado, hay algo de la
presencia física, que tiene este valor perturbante. Y dice Freud, que parece que todo
comenzó a los seis meses de haber nacido su hijo, por lo tanto, a los seis meses de haber
sido madre algo empieza a producirse como cierta desestabilización de su posición una
vez que tuvo que asumir el lugar materno. Saben que el parto muchas veces tiene
consecuencias para la psicosis, valor de desencadenamiento psicótico porque
efectivamente en un parto se juega un punto siempre de alguna carencia simbólica ya
que esto de tener un cuerpo dentro del propio cuerpo y que ese cuerpo después salga, y
que eso sea un sujeto, no es cosa sencilla.
Entonces para que una mujer pueda tener un bebé dentro de su panza necesita que la
metáfora funcione bien, que eso que tiene en su panza es otra cosa que un cacho de
carne que va creciendo, porque si no tiene esa dimensión de falso enlace y piensa que lo
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que tiene en la panza es algo extraño, que le va creciendo es terrible.
Tiene otro momento desestabilizante de su posición: una pelea del marido con su
hermano, pelea que hace que el hermano deje de visitar la casa. Además, la actitud
huraña, desconfiada, hostil. Ella tiene la certeza de que la observan mientras se está
desvistiendo para meterse en la cama, tiene la certeza de ser observada. Esto hacía que
sólo se desvistiera debajo de la frazada, de la manta (Decke). También padecía de
alucinaciones auditivas que hablaban de ella, giraban sobre sus movimientos y acciones y
era como un recordatorio, caminaba y una voz en su cabeza le decía: “ahora Señora P.
camina”, un desdoblamiento y a su vez había alucinado con regazos femeninos, genitales
femeninos, martirizadores exclusivamente cuando estaba en compañía de mujeres.
Hay una escena enigmática: ella citaba permanentemente al hermano a un encuentro
para comunicarle algo y nunca le comunicaba nada. Un comentario que hace es que
esperaba que el hermano se dé cuenta de sus estados con solo verla, con solo verla el
hermano podía mirarle el interior. Esto no ocurría y nunca le comentaba nada.
Freud trata a la paciente igual que como trataba a los pacientes neuróticos: llevarla a la
búsqueda de la vivencia sexual prematura traumática, la escena de goce que dejó una
huella ya que con ese recuerdo traumático se iba a poder producir el efecto de cura.
En ese momento tenía esa concepción, referir desde representantes psíquicos
desplazados hacia el representante psíquico la huella del recuerdo traumático, una vez
que el sujeto recordara, que emergiera el representante psíquico, la huella que el sujeto
recordaba inmediatamente estaba concluida la cura porque se producía una abreacción,
la carga que había sido estrangulada se tramitaba: “usted recuerde lo que lo traumatizó y
recordando aquello se cura”.
Es el esquema y efectivamente ella se acostaba y él inquiriendo, investigando llega a la
escena de los 6 años, en la que ella se desvestía, se quedaba desnuda ante el hermano
antes de meterse en la cama debajo de la manta. Era algo que sucedía
permanentemente, ella y el hermano se desnudaban en la habitación y luego cada uno se
metía en su cama. Esta escena de los 6 años, luego la amnesia psíquica hasta la pubertad
y recién en la pubertad, adquiere significación sexual y por lo tanto se vuelve traumática,
el esquema que venimos explicando.
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Pero ella dice que hubo un momento en donde “se le aclaró todo”, que se le iluminó
todo, este es un momento crucial en la psicosis cuando el paciente dice que en un
momento se le aclaró todo, ese es un momento llamado de perplejidad, en la cura
misma, como fenómeno elemental de la psicosis, es un momento puntual del
desencadenamiento psicótico.
Freud escribe en “Nuevas puntualizaciones de las psiconeurosis de defensa”:
[...] en el que por primera vez «se le aclaró todo”, es decir, obtuvo el convencimiento
de que era cierta su conjetura de que todos la despreciaran y la mortificaran adrede.
Ganó esta certeza por la visita de una cuñada, que en el curso de la plática dejó caer
estas palabras: “Si a mí me pasara algo así, lo tomaría a la ligera». La Señora P tomó
esta manifestación primero sin malicia, pero, tras despedirse la visita se le antojó que
esas palabras contenían un reproche para ella, como si soliera tomar a la ligera, cosas
serias, y desde esa hora se convenció de que era víctima de la murmuración general
[...]. (pp. 178‐179)
Está la certeza es un nombre de que no hay falso enlace. Si hubiera falso enlace no hay
certeza, hay certidumbre: “creo que”, “me parece que”, “pienso que”, está la duda. La
certeza “es eso” y sin ninguna duda, habla del fracaso del falso enlace. También aparece
el reproche, pero no como autorreproche de lo reprimido sino un reproche que le hace
alguien. Un poco más abajo Freud dice:
[...] La compelí entonces a recordar los dichos de la cuñada anteriores a la
manifestación inculpada, y se averiguó que aquella había contado que en la casa
paterna había toda clase de dificultades con los hermanos varones, anudando a ello
la sabia observación: «En toda familia ocurren muchas cosas, sobre las que se
prefiere echar un manto {Decke}. Y que, si a ella le pasara algo así, lo tomaría a la
ligera» [...]. (p. 179)
O sea que el momento en el que dice que “se le aclaró todo” fue con la escucha de
manto, la frazada. Decke es la conexión asociativa con manto, pero no se presenta como
un retorno de lo reprimido, no se le paraliza una mano como efecto, una conversión
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histérica, no recarga los pensamientos o se llena de culpa como si fuera la neurosis
obsesiva, sino que se conecta Decke con manto –frazada– y de qué modo se presenta:
como un reproche que le hacen a ella. Ni se autorreprocha porque se desnudaba delante
del hermano ni tenía una conversión al modo histérico, sino que escucha un reproche
proveniente desde el exterior.
Ahora Freud dice que el recuerdo de las escenas infantiles con el hermano produjo la
curación de la paciente, recordó cómo se desnudaba delante del hermano, la escena de
los 6 años y en la medida en que recuerda la vivencia sexual prematura traumática,
etcétera, se cura. Para ser precisos, la vivencia como trauma está perdida, es
irrecuperable. Se trata de la huella que vale como recuerdo.
Un día la Señora P. recordó la vivencia sexual prematura traumática. Vamos a la nota 27
al pie de página, en la que Freud dice tres cosas. La primera:
Cuando más tarde una exacerbación dio por tierra con el éxito del tratamiento,
mezquino por otra parte, ya no volvió a ver las chocantes imágenes de genitales
ajenos, sino que tuvo la idea de que los extraños veían los genitales de ella tan
pronto como se encontraban detrás de ella. (p. 180, nota 27)
Extraños le veían sus genitales estando detrás. El tratamiento, había sido acostada en el
diván, Freud detrás preguntándole sobre la escena traumática, sobre sus genitales, por lo
tanto, la dimensión alucinatoria posterior es un efecto del modo de abordaje terapéutico
de Freud. La segunda:
[...] Al poco tiempo, su dolencia se agravó tanto que este debió ser interrumpido. La
enferma fue internada en una institución, donde tuvo un período de graves
alucinaciones, con todos los signos de la dementia praecox. Sin embargo, contrariado
todas las expectativas, se recuperó y pudo retornar a su hogar [...]. Se afirmó que la
única señal de su anterior psicosis [lo que queda como herida, como marca de su
psicosis] era que eludía la compañía de todos sus parientes, ya fueran de su propia
familia o de la de su marido [...]. (p. 180, nota 27)
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La condición para sostenerse en la vida cotidiana era eludir a los familiares, como el
paciente que les comenté antes que se las arregló equivocándose de día, se las arregló de
ese modo ante lo que se le presentaba como persecutorio. Del mismo modo, ella
funcionaba “normalmente” a condición de eludir a los parientes cercanos, hermanos
especialmente. ¿Cuándo enferma nuevamente? Cuando el marido tiene un quiebre
económico y debe ser ayudado por los hermanos y ya no puede evitar la presencia de los
hermanos. El no ver a los hermanos para mantenerse “normal”, el eludir la presencia, es
lo que viene a suplir el falso enlace, hace las veces de falso enlace, de un desplazamiento,
“viene al lugar de”. Cuando no puede eludir la presencia real, este artilugio, esto que
viene al lugar de falso enlace se le cae, por el hecho mismo de que está presente.
Y lo tercero, y último, respecto al caso de la Señora P., es en relación con detalles
cruciales que tienen que ver con que las imágenes de genitales femeninos que se le
presentaban cuando estaba ante la presencia de mujeres, no ante varones. Tienen todo el
derecho del mundo de preguntarse por qué si la vivencia sexual prematura traumática
tenía que ver con el hermano a los 6 años, por qué le sucede con las mujeres.
Habrá que esperar un texto que se llama “Un caso de paranoia que contradice la teoría
psicoanalítica”, donde Freud afirmará que en las psicosis siempre se pone en juego
alguien del mismo sexo y tomará un caso que va a trabajar muy exhaustivamente –un
caso de paranoia “contrario”– con relación a la madre de la paciente. Por detrás de la
escena sexual prematura traumática hay una presencia de lo femenino materno, que aquí
no aparece, habrá que esperar un texto posterior, lo importante es que siempre vamos a
encontrar a otro del mismo sexo.
Alumna: Lo de la frazada ¿no tendría la función de un símbolo también?
Profesor: Hace las veces de símbolo pero no es un símbolo reprimido, por eso hay que
diferenciar. Efectivamente Decke es un representante psíquico, el problema es que no lo
podemos considerar símbolo porque no es un representante psíquico vaciado del monto
de afecto, sino que es un representante psíquico cargado con el monto de afecto que le
corresponde, entonces no adviene a la asociación vía desplazamiento, sino que va a
retornar persecutoriamente. Es un “símbolo” cargado, entre comillas para poder
diferenciarlo. No es lo mismo, si retornara desde lo reprimido podría tener una
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conversión, o si cada vez que se iba a acostar y agarraba la manta se le paralizaba la
mano, o si aparecía el autorreproche, la conversión y la culpa; pero aparece el reproche
proviniendo del exterior cuando escucha Decke.
Alumna: ¿Cuál es la relación entre la cuestión nodal del “Proyecto de psicología” y la
cuestión de los representantes psíquicos?
Profesor: En el “Proyecto de psicología”, Freud utiliza la metáfora de las neuronas, se
apoya en la referencia neurológica de la época, pero una vez que empieza a hablar de
representantes psíquicos ya deja de hablar de neuronas, ya no es un problema entre las
neuronas y de conexión entre ellas, sino que es un problema de representantes psíquicos
en conexión entre representantes psíquicos.
Freud toma la cuestión de las neuronas como metáfora, aunque en la actualidad algunos
siguen creyendo que Freud lo tomaba en su realidad orgánica, pero es una metáfora. Él
proviene del campo de la neurología y se apoya en eso en el comienzo, pero una vez que
produce el concepto de representante psíquico cae el concepto de neurona.
Bueno la próxima comenzaremos con el inconsciente dinámico y la interpretación de los
sueños.
Bibliografía
Freud, S., (1894) Las neuropsicosis de defensa (Ensayo de una teoría psicológica de la histeria
adquirida, de muchas fobias y representaciones obsesivas, y de ciertas psicosis
alucinatorias). Obras completas. Tomo III. Buenos Aires. Amorrortu. 1989.
Freud, S., (1896) Nuevas puntualizaciones sobre las psiconeurosis de defensa. Obras completas.
Tomo III. Buenos Aires. Amorrortu. 1989.
Bibliografía citada
Freud, S., (1950 [1895]) Proyecto de psicología. Parte II. Psicopatología. Obras completas. Tomo I.
Buenos Aires. Amorrortu.1988.
Freud, S., (1915) Un caso de paranoia que contradice la teoría psicoanalítica. Obras completas.
Tomo XIV. Buenos Aires. Amorrortu. 1990.
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