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Características generales[editar]

El sentido de la vista o visión es posible gracias a un órgano receptor, el ojo, que recibe las
impresiones luminosas y las transforma en señales eléctricas que transmite al cerebro por las
vías ópticas. El ojo es un órgano par situado en la cavidad orbitaria. Está protegido por
los párpados y por la secreción de la glándula lagrimal, tiene capacidad para moverse en
todas direcciones gracias a los músculos extrínsecos del globo ocular. La propiedad esencial
que hace posible la visión es la fotosensibilidad que tiene lugar en células receptoras
especializadas que contienen sustancias químicas capaces de absorber la luz para producir
un cambio fotoquímico.
Cuando la luz penetra en el ojo, esta pasa a través de la córnea, la pupila y el cristalino, para
llegar a la retina, donde la energía electromagnética de la luz se convierte en impulsos
nerviosos que por medio del nervio óptico son enviados hacia el cerebro para su
procesamiento por la corteza visual. En el cerebro tiene lugar el complicado proceso de la
percepción visual gracias al cual somos capaces de percibir la forma de los objetos, identificar
distancias, detectar los colores y el movimiento. La retina es una de las regiones más
importantes del ojo y contiene unas células especializadas llamadas conos y bastones que
son sensibles a la luz.1
La lesión de cualquiera de las estructuras del sistema visual puede causar ceguera aunque el
resto no presente ninguna alteración. En la ceguera cortical, por ejemplo, ocasionada por una
lesión en la región occipital del cerebro, se produce pérdida completa de visión aunque el ojo y
el nervio óptico no presentan ninguna anomalía. 23

Historia[editar]
Las teorías acerca del funcionamiento de la visión comenzaron con los filósofos presocráticos,
según los cuales el ojo estaba constituido de agua y fuego. Según el modelo activo de la
visión que se ha atribuido de manera tradicional a Pitágoras y Euclides, el ojo emite un haz de
rayos que viaja por el espacio y toca los objetos provocando la sensación de visión. La
explicación contraria es el modelo pasivo de la visión que fue defendido entre otros
por Demócrito y Lucrecio, según esta teoría, los objetos envían imágenes de sí mismos hacia
el espacio que los envuelve. El aire estaría por lo tanto lleno de imágenes inmateriales que se
desplazarían en todas direcciones, siendo el ojo un instrumento pasivo con la función de
captarlas.4
El estudio científico de la percepción visual comenzó con Alhacén, nacido en 965 d. C. en
Basora, pero sus ideas, que rechazaban la teoría de la emisión, tardaron en admitirse en
Occidente. Isaac Newton fue su principal seguidor y continuador en el siglo XVIII, y en el siglo
XIX lo fue Hermann von Helmholtz, médico alemán autor del Handbuch der Physiologischen
Optik / Tratado de óptica fisiológica. En el siglo XXI los modelos que explican el fenómeno de
la visión son multidisciplinares, pues tienen en cuenta tanto los aspectos fisiológicos como
los neurológicos y psicológicos. Actualmente se considera que el ojo actúa como receptor,
mientras que el proceso perceptivo tiene lugar primordialmente en el cerebro.

Anatomía ocular[editar]
Artículo principal: Ojo humano

Capas de la pared del ojo[editar]


Principales estructuras del ojo humano.

El ojo es el órgano encargado de la recepción de los estímulos visuales, cuenta con una
estructura altamente especializada producto de millones de años de evolución. El ojo humano
posee tres envolturas, que de afuera hacia adentro son:

 Túnica fibrosa externa. Se compone de dos regiones la esclerótica y la córnea.


o Esclerótica: Es blanca y opaca, con fibras colágenas tipo I entremezcladas con
fibras elásticas; avascular, que brinda protección y estabilidad a las estructuras
internas. Cubre la mayor parte del globo ocular, excepto en una pequeña región
anterior.
o Córnea: Es una prolongación anterior transparente, avascular pero muy
inervada de la esclerótica, que abulta hacia delante del ojo. Es ligeramente más
gruesa que la esclerótica.

 Túnica vascular media (úvea). Está conformada por tres regiones: la coroides, el
cuerpo ciliar y el iris.
o Coroides: Es la porción posterior Pigmentada de la túnica vascular media, la
cual se une a la esclerótica laxamente y se separa del cristalino mediante la
membrana de Bruch.
o Cuerpo ciliar: Es una prolongación cuneiforme, que se proyecta hacia el
cristalino y se ubica en la luz del ojo entre el iris (anterior) y el humor vítreo (posterior).
o Iris: Es la extensión anterior pigmentada de la coroides, cuya función es
regular la entrada de luz al ojo mediante la contracción o distensión de la pupila.

 Retina o túnica neural. Es la porción del ojo sensible a la luz en la que se encuentran
las células especializadas llamadas conos y bastones. Se compone de 10 capas, que
desde el exterior al interior se denominan: Epitelio pigmentado, capa de conos y
bastones (receptora), membrana limitante externa, capa nuclear externa, capa plexiforme
externa, capa nuclear interna, capa plexiforme interna, capa de células ganglionares, capa
de fibras del nervio óptico y membrana limitante interna.

Aspectos histológicos y fisiológicos[editar]


Acomodación[editar]
Artículos principales: Acomodación (ojo) y  Acomodación.
La luz procedente de un objeto lejano y otro cercano inciden en el mismo punto de la retina gracias al
cambio en la curvatura del cristalino.

Los rayos paralelos de luz llegan al ojo ópticamente normal (emétrope) y son enfocados sobre
la retina. Dependiendo de la especie animal, el enfoque puede resolverse aumentando la
distancia entre el cristalino y la retina o aumentando la curvatura o poder refringente del
cristalino como ocurre en los mamíferos.5
Al mecanismo por el cual aumenta la curvatura del cristalino se llama acomodación. Cuando la
mirada se dirige a un objeto cercano, el músculo ciliar se contrae y se relaja el ligamento
suspensorio del cristalino, permitiendo que este tome una forma más convexa, lo cual
aumenta su poder de convergencia.

Retina[editar]

Organización simplificada de la retina (modificación de un dibujo de Santiago Ramón y Cajal). La luz


entra por la izquierda y debe atravesar todas las capas celulares hasta llegar a los conos y bastones que
se encuentran a la derecha del esquema.

La retina posee 10 capas, la luz debe atravesar casi todas estas capas para llegar hasta
donde se ubican los conos y los bastones, que son las células especializadas en la recepción
de los estímulos visuales, y la transformación de estas señales en impulsos nerviosos que a
través del nervio óptico llegaran al cerebro para ser procesados y construir imágenes, formas,
colores y movimientos.
La retina posee una compleja red de neuronas, los conos y bastones próximos a la coroides
establecen sinapsis con las células bipolares y estas con las ganglionares,
cuyos axones convergen y salen del ojo para conformar el nervio óptico. El nervio óptico sale
del globo ocular en la zona más posterior del ojo junto con los vasos retinianos, en un punto
conocido como papila óptica, en donde no existen receptores visuales, por lo que constituye
un punto ciego.
Por el contrario también existe un punto con mayor agudeza visual localizado cerca del polo
posterior del ojo, denominada mácula lútea, de aspecto amarillento, y en la cual se encuentra
la fóvea central, que es una pequeña porción de la retina carente de bastones pero con mayor
densidad de conos. Al fijar la atención visual en un objeto determinado, la luz del objeto se
hace incidir sobre la fóvea que es lugar de la retina con máxima sensibilidad.

Células receptoras[editar]

Conos y bastones.

Las células receptoras son los conos y los bastones. Los conos se relacionan con la visión en
colores, la visión diurna, y los bastones con la visión nocturna. Existen más de 100 millones de
bastones en el ojo humano, y cerca de 4 millones de conos.
Cada bastón se divide en un segmento externo y uno interno, el que a su vez posee una
región nuclear y una región sináptica.
En el segmento externo se encuentran unos discos que contienen compuestos fotosensibles
en sus membranas, que responden a la luz provocando una serie de reacciones que inician
potenciales de acción.

Compuestos fotosensibles[editar]
Los compuestos fotosensibles en la mayoría de los animales así como en los humanos se
componen de una proteína llamada opsina, y retineno-1 que es un aldehído de la Vitamina A1.
La rodopsina es el pigmento fotosensible de los bastones, cuya opsina se llama escotopsina.
La rodopsina capta luz con una sensibilidad máxima en los 505 nm de longitud de onda, esta
luz incidente hace que la rodopsina cambie su conformación estructural, produciendo una
cascada de reacciones que amplifican la señal, y crean un potencial de acción que se
desplazará a través de las fibras nerviosas, y que el cerebro interpretará como luz.
En los humanos hay tres tipos de conos, que responden con mayor intensidad a la luz con
longitudes de onda de 440, 535 y 565 nm . Los tres tipos de conos poseen retineno-1, y una
opsina que posee una estructura característica en cada tipo de cono. Luego mediante un
proceso similar al de los bastones los impulsos nerviosos provenientes de la estimulación de
estos receptores, llegan a la corteza visual, donde son interpretados como una amplia gamma
de colores y tonalidades, formas y movimiento.

Vía neural de la visión[editar]


Vista inferior del cerebro en la que se representan los campos visuales y las principales vías
neurológicas de la visión.

Tras atravesar la córnea, la luz pasa por un orificio que se encuentra en el centro
del iris llamado pupila. Posteriormente atraviesa el cristalino que es la lente ajustable del ojo
humano, para enfocarse sobre la retina que está cubierta por receptores visuales.
Ruta en el interior de la retina[editar]
Los mensajes de la retina van de los receptores, que se encuentran en el fondo del ojo, a las
células bipolares que están más cerca del centro. Las células bipolares envían su mensaje a
las células ganglionares. Los axones de estas se unen e ingresan en el cerebro. Otras células,
llamadas amacrinas, reciben la información proveniente de las bipolares y la envían a otras
células bipolares, amacrinas y ganglionares.6 Diversas clases de células amacrinas refinan los
mensajes que van a las ganglionares, lo cual les permite responder específicamente a las
formas, movimientos y otras características visuales.6
Conexiones entre los ojos y el encéfalo[editar]

Las flechas señalan la corriente visual dorsal y ventral del cerebro. Ambas parten de la corteza visual
primaria situada en el lóbulo occipital.7

Los axones de las células ganglionares de la retina se reúnen formando el nervio óptico. Los
nervios ópticos surgen cerca del polo posterior del ojo y se dirigen hacia atrás y medialmente,
ambos convergen hacia la base del cerebro donde se unen en una estructura con forma de X,
el quiasma óptico, de donde parten las cintillas ópticas que se dirigen a los núcleos
geniculados laterales localizados en la cara posterior del tálamo. Las neuronas del núcleo
geniculado lateral envían sus axones mediante las llamadas radiaciones ópticas hasta
la corteza visual primaria. Aproximadamente el 25 por ciento de la superficie de la corteza
visual se dedica al análisis de la información procedente de la fóvea, que representa una parte
pequeña del campo visual. Los circuitos neuronales de la corteza visual combinan información
de diferentes procedencias y de esta forma integran información más amplia que las que
correspondería al campo receptor de una única célula ganglionar. Desde la corteza visual
primaria situada en el lóbulo occipital del cerebro parte la corriente visual ventral que traslada
la información hacia la corteza del lóbulo temporal y la corriente visual dorsal que la dirige
hacia el lóbulo parietal.7

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