Galileo basaba sus teorías en observaciones, mediciones y experimentos, no solo en lo que leía. Un día, mientras observaba el balanceo de una lámpara en una catedral, cronometró el movimiento con su pulso y realizó varios experimentos, lo que le llevó a proponer sus leyes del péndulo.
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Galileo basaba sus teorías en observaciones, mediciones y experimentos, no solo en lo que leía. Un día, mientras observaba el balanceo de una lámpara en una catedral, cronometró el movimiento con su pulso y realizó varios experimentos, lo que le llevó a proponer sus leyes del péndulo.
Galileo basaba sus teorías en observaciones, mediciones y experimentos, no solo en lo que leía. Un día, mientras observaba el balanceo de una lámpara en una catedral, cronometró el movimiento con su pulso y realizó varios experimentos, lo que le llevó a proponer sus leyes del péndulo.
Galileo basaba sus teorías en observaciones, mediciones y experimentos, no solo en lo que leía. Un día, mientras observaba el balanceo de una lámpara en una catedral, cronometró el movimiento con su pulso y realizó varios experimentos, lo que le llevó a proponer sus leyes del péndulo.
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Torre de Pisa
¿Por qué discutía tanto Galileo con sus colegas?
Porque sus colegas se apoyaban únicamente en lo que leían en los libros; mientras que él basaba sus teorías en las observaciones, las mediciones y los experimentos que realizaba. De hecho, fueron sus observaciones las que le llevaron a toparse con la lámpara maravillosa.
¿Qué encontró Galileo en la lámpara maravillosa?
Si sabes algo de ciencias, ya habrás imaginado que no encontró un genio, sino una teoría. La explicación es la siguiente:
Un día, siendo aún estudiante, Galileo estaba en misa cuando se
fijó en que el balanceo de la lámpara de la catedral parecía cada vez más lento. Como le picaba la curiosidad, pero no tenía un reloj a mano porque aún no se había inventado, decidió cronometrar el balanceo… ¡con su propio pulso! Después de varios experimentos, propuso sus conocidas leyes del péndulo.