Metodologia de La Sistematizacion Diana Maria Londono Uribe Gabriel Jaime Atehortua Meneses

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METODOLOGÍA DE LA SISTEMATIZACIÓN: “UNA PROPUESTA FLEXIBLE

PARA EL TRABAJO SOCIAL”


Diana María Londoño Uribe
Gabriel Jaime Atehortúa Meneses

“El trabajador social humanista no puede transformar su “palabra” en


activismo ni tampoco en palabrería, puesto que el uno y la otra nada
transforman realmente. Por el contrario será tanto más humanista cuanto
su quehacer sea más verdadero, sea praxis su acción y su reflexión con la
acción y la reflexión de los hombres con quienes tiene que estar en
comunión, en colaboración, en con-vivencia” (Freire, 1968, p. 24)

Resumen
En los años 50 y 60 Latinoamérica se encontraba inmersa en un contexto de
dependencia económica, tecnológica y cultural, impuesta por la implementación
indiscriminada de modelos desarrollistas tomados de Europa y Norteamérica; ante
esta situación se configuran movimientos de lucha popular quienes se interrogan
por las formas de poder, el papel de lo económico, lo político y lo social buscando
transformar las desigualdades sociales. Finalizando los 60 el contexto exigía al
Trabajo Social problematizar la realidad, para esto se impulso el movimiento de
reconceptualización con el propósito de redefinir el papel de la profesión con los
sectores vulnerables. De la mano de este, junto con el movimiento de Educación
Popular y la educación para adultos surge la sistematización como una propuesta
de investigación alternativa que pretende recuperar y reflexionar críticamente las
prácticas sociales, visibilizando el saber presente en ellas. Esta se fundamenta en
enfoques epistemológicos que orientan la caracterización y conceptualización de
la práctica, permiten establecer criterios propios y comunes en las modalidades de
sistematización orientando el desarrollo metodológico, donde el sujeto parte de
sus intereses para recuperar, interpretar, analizar y comunicar los conocimientos
generados en la reflexión posibilitándole transformar la realidad social.

Palabras claves: Trabajo Social, sistematización de prácticas, enfoques


epistemológicos, modalidades de sistematización.

INTRODUCCIÓN
El contexto de los países latinoamericanos está marcado por implementación de
modelos desarrollistas que fueron impuestos sin tener en cuenta las necesidades
reales de cada uno de estos, creando condiciones de explotación, dispersión y
dependencia, donde el saber popular fue invisibilizado por no considerarse con
rigor y veracidad científica.

1
Bajo esta situación los sectores populares intentan crear condiciones adecuadas
para problematizar y transformar las contradicciones de dichos modelos,
planteando la necesidad de un cambio que visibilice el saber y el conocimiento
producido desde la experiencia popular.
En este panorama surge la sistematización desde el Trabajo Social, la educación
de adultos y la educación popular como una propuesta de investigación
alternativa, que adquiere su importancia al permitirle a los sujetos de las practicas
recuperar, reflexionar, analizar y comunicar el conocimiento generado desde su
acción, contribuyendo a la transformación social.
Este artículo esboza la metodología de la sistematización de experiencias; inicia
ubicando históricamente el surgimiento de la propuesta, la vincula con enfoques
epistemológicos que orientan los modos de hacer y entender esta práctica,
reconociendo la existencia de momentos y herramientas comunes a todas ellas.
Para esto el artículo en una primera parte consigna el rastreo del contexto que
hace posible el surgimiento de la sistematización, los conceptos y los diferentes
caminos que han fundamentado esta propuesta investigativa.
En un segundo apartado, se realiza la descripción de algunas modalidades de
sistematización entendidas como: proceso dialectico, proceso reflexivo de la
práctica y relato con sentido. Se abordan los criterios metodológicos propios y
particulares de cada una de estas.

El tercer momento desarrolla las fases a tener en cuenta en la propuesta


metodológica, partiendo de la preparación que implica conformar el equipo
coordinador del proyecto, la construcción de la pregunta como eje orientador del
proceso y el diseño del proyecto. Plantea la fase de ejecución que incluye la
recuperación del proceso, el análisis e interpretación de las practicas y la
socialización, validación y comunicación de los resultados, para llevar a cabo este
proceso se tiene en cuenta el taller como eje transversal en todo el proceso que
permite el encuentro dialógico e interactivo entre los diferentes sujetos que
participan del mismo. Y para terminar un último apartado hace referencia a los
desafíos de la sistematización en la época actual, donde los procesos sociales
están condicionados por el mercado, las organizaciones inteligentes y las
tecnologías de información y comunicación.

El texto se dirige a Trabajadores Sociales*, profesionales, educadores populares,


estudiantes y organizaciones que decidan reflexionar sus prácticas y participar en
procesos de sistematización de experiencias. Estos deben estar dispuestos a

*
Es necesario aclarar que en este artículo todos los términos que se utilicen para nombrar grupos
de personas hacen alusión a los Hombres y las Mujeres que los conforman, por la forma como se
escribe el texto no se utiliza constantemente esta diferenciación, pero se reconoce la importancia
de un lenguaje inclusivo que respete la Equidad de Género.
2
optar por el cambio, establecer acuerdos comunicativos y humanistas con los
sujetos que comparten sus vivencias cotidianas y ampliar los conocimientos no
solo desde el punto de vista de los métodos y las técnicas, sino desde las
limitaciones que impone la realidad social. También puede ser leído como
referencia para el diseño metodológico de un proceso de sistematización, debido a
que posibilita el debate y la problematización que los lectores puedan hacer de él

1. CONTEXTOS DONDE NACE Y SE DESARROLLA LA SISTEMATIZACIÓN


DE EXPERIENCIAS
El concepto de sistematización de experiencias se originó en América latina en la
segunda mitad del siglo XX, esta práctica investigativa surge en el marco
disciplinar del Trabajo Social1†, la educación de adultos y del Movimiento de
Educación Popular, condicionada por una serie de hechos políticos, económicos y
sociales que permitieron configurarla.
Para los años 50, un periodo de posguerra, América Latina estaba bajo el dominio
de los países Europeos y Norteamericanos quienes aplicaban modelos
desarrollistas sin tener en cuenta las necesidades reales que tenían los países del
tercer mundo; lo que genero una fuerte influencia en la ideología, los modos de
vida, la producción y consumo de estos países, permitiendo el flujo de tecnologías
que desplazaron la mano de obra e incrementaron la precariedad laboral y la
dependencia económica. (Ander-Egg. 1994).
En esta época el Estado asume la asistencia social que venía siendo ejercida por
la Iglesia “la perspectiva benéfico asistencial que orientaba la asistencia social
empieza a ceder su puesto en virtud al proceso de secularización de la acción
social”; el trabajador social asume el rol de adaptador, orientador y agente de
cambio; (Garnet, 1999, p. 6) funciones que realiza sin la posibilidad de reflexionar
sobre su realidad, su estar en el mundo y sus acciones en él; su hacer lo reduce a
no poder transcender los limites que le son impuestos por el mismo mundo,
demostrando poca capacidad para comprometerse, “(…) es un ser inmerso en el
mundo, en su estar a él adaptado y sin tener conciencia de él” (Freire, sf. p. 37|)
creando relaciones rígidas y verticales donde el sujeto se reduce a escuchar y
obedecer; un ser que se fundamenta en los métodos planteados por la escuela
norteamericana, el “Social Work”, que orienta su accionar mas “a la ejecución
programática que a la deducción teórica, colocando a la profesión en una
consumidora de teorías obtenidas de otras disciplinas sociales que le dan el
carácter de tecnología social aplicada”(Torres, 1987, p.118).
En este entorno algunos países de América latina reaccionaron al contexto
mencionado suponiendo un “nuevo sujeto histórico cuyo actor es el pueblo

1†
En esta época era denominado Servicio Social, aun en algunos países de Latinoamérica y en el
mundo se conserva el mismo nombre
3
activado, organizado y movilizado políticamente, o sea el pueblo cuando se
constituye como fuerza social y se encamina hacia el logro de metas nacionales”
(Gallardo, 1989, p. 53). Referenciándose en estas reflexiones para el año 1953 se
inicia el proceso de la revolución cubana, que tiene su mayor auge en el año de
1959, como uno de los hechos político - histórico más significativos, que permitió
establecer el primer país socialista en América latina, proyectando su imagen
sobre el continente como la posibilidad de un modelo alternativo que pone en
alerta las antiguas estructuras capitalistas y el inicio de una época de utopía, en la
que el cambio era posible, haciendo una ruptura con la visión homogenizante del
mundo.
En los años 60, se inician procesos de inversión extranjera en los sectores más
dinámicos de la economía Latinoamérica, la división internacional del trabajo
permite una industrialización periférica y dependiente, se da un auge de
préstamos de E.E.U.U (Estados Unidos) a los países del sur, donde una de las
condiciones para ser otorgados es adquirir los bienes en el país prestamista
(Ander –Egg. 1994). Estados Unidos para contrarrestar la influencia de la
revolución cubana, pone en marcha a comienzos de esta década un plan llamado
Alianza para el Progreso, interviniendo con programas sociales y económicos que
tenían como propósito real profundizar la dependencia económica, política y social
que le permitía tener el control de sus vecinos del sur. Con excepción de Cuba, los
gobiernos de estos países aceptaron la propuesta y se conformaron con
programas dirigidos a impulsar la reforma agraria, la modernización de las
comunicaciones, el acceso a la vivienda, las mejoras sanitarias, los planes de
educación y cooperación monetaria, dejando las puertas abiertas a los
Norteamericanos para que impusieran su voluntad en las decisiones propias de
cada uno de los países, violentando la soberanía Nacional con planes de
penetración a través de la educación y el proceso de transculturización. De la
“Alianza para el Progreso” solo recordamos la dadiva alimentaría que se repartía
por medio de la iglesia católica y las escuelas, y que solo sirvió para mitigar el
hambre de un día que posteriormente se transformó en pobreza estructural
(Morandiny, 2007)
En medio de estas dinámicas surgen “importantes movimientos culturales,
feministas, raciales y estudiantiles” (Parra, 2004, p.2) en Latinoamérica que
cuestionan y critican la realidad actual de la mano de interrogantes por las formas
de poder, el papel de lo económico, lo político y lo social. A mediados de los años
60 se desarrolla el movimiento de educación popular, cuyo principal mentor y
exponente es Paulo Freire, con un proyecto educativo liberador el cual contempla
elementos centrales como “la importancia de la formación política en los procesos
educativos y la desinstrumentalización de lo pedagógico” (Reyes, 2006, p. 87)
plantea cambios en las formas de enseñar y aprender pretendiendo que el
educador y el educando interactúen y establezcan una relación dialógica donde
ambos puedan desarrollar una postura crítica que les permita problematizar su
cotidianidad de forma consiente para transformarla (Freire, 1973).

4
Para esta época cabe destacar la organización estudiantil que impulso cambios en
el Trabajo Social, creando grupos de presión, sacudiendo las estructuras
conservadoras de las escuelas y provocando un fuerte cuestionamiento “a las
metodologías tradicionales que son calificadas de empiristas, foráneas y soportes
de un sistema social basado en la diferenciación de clases” (Garnet, 1999, p.6).
Este cambio en la profesión fue nombrado como “movimiento de
reconceptualización”, que “se inicio a partir de 1965 en el cono sur y Brasil y que
luego se propago a todos los países latinoamericanos, a un ritmo diferente,
adquiriendo un sello particular en cada uno de ellos”. (Quesada & Matus, 2001, p.
14). El propósito de este movimiento fue producir una transformación en el marco
conceptual que estaba vigente hasta ese momento en la profesión y en su
contenido ideológico, se caracterizo por: analizar las realidades nacionales y
latinoamericanas a la luz de la emergente teoría de la dependencia como factor
explicativo de los desequilibrios del modelo de desarrollo urbano-industrial,
integrar elementos analíticos socio-económicos, crear teoría desde la práctica del
Trabajo Social latinoamericano, abordar el método científico por oposición a la
metodología (entendida como simple suma de técnicas), acentuar la variable
política en el Trabajo Social y concretar los principios liberadores en las prácticas
profesionales. (Quesada & Matus, 2001). El contexto exigía profesionales en
Trabajo Social que “optaran por el cambio, en un momento histórico como este,
no era propiamente el de crear mitos contrarios, sino el de, al problematizar la
realidad a los hombres, proporcionar la desmitificación de la realidad mitificada”
(Freire, 1973, 1968, p. 24) capaz de emerger en su contexto histórico y
reconocerse en relación al otro, al posibilitar en este y en sí mismo la pregunta
como instrumento que permitiera reflexionar las diferentes situaciones y
concientizarse de las reales dificultades de la sociedad.
Para los años 70 se aumenta la dependencia económica y tecnológica de América
Latina, se incrementan los ingresos de los países desarrollados y disminuyen los
de los sectores populares, se expanden las multinacionales; es un periodo de
Dictaduras militares en Chile, Argentina y Uruguay basadas en instrumentos de
represión como la desaparición forzada, la tortura, la muerte y la abundante
miseria “era la época de las luchas de liberación en Nicaragua y Salvador, de los
paros cívicos, campesinos y mineros en Colombia y Bolivia.” (Ghiso, 1998, p.2) Se
hacía necesario poder gritar lo que era acallado, el pueblo se movilizaba en contra
de la pobreza, a favor de la libertad y se mostraba como un componente activo de
la sociedad.
A finales de los setenta, en este marco de luchas sociales, se consolida una
propuesta investigativa denominada Investigación Acción Participativa (IAP), de la
mano de Orlando Fals Borda y bajo la idea de
“conocer la realidad para transformarla. La investigación es acción y es
política, el investigador es a la vez actor social, parte del proceso de conocimiento;
la interacción con los otros es la base de la investigación, las relaciones entre
saber académico y saber popular son fundamentales para rescatar la

5
subjetividad... El sentido de la investigación es comprender desde y con los otros;
el otro es sujeto de investigación” (Galeano, 2009, p.59)
Esta perspectiva contribuyó a la reconceptualización del Trabajo Social, que
pretendía redefinir el papel de esta profesión con los sectores vulnerables, así
como a una expansión de la educación de adultos y la educación popular.
Ligados a estas dinámicas, se generaron una serie de cambios y preguntas por la
visión del mundo, la concepción del sujeto y la práctica; se buscaba sobreponerse
a la crisis de crecimiento, comunicación y eficacia presentes en los proyectos de
intervención política, económica, social y cultural; lo que implico un sujeto
reflexivo, histórico, protagónico, actor de su propia practica, que estaba en
capacidad de organizarla, explicarla, interrogarla, cualificarla y comunicar los
saberes aprendidos en esta. En este contexto, vinculado al Trabajo Social, la
educación de adultos, el Movimiento de la Educación popular, la práctica social y
las experiencias educativas, se configuraban en relación con otros, permitiendo el
nacimiento de la “Sistematización de experiencias” con el propósito de “recuperar
y reflexionar críticamente las prácticas para posibilitar un salto cualitativo que las
circunstancias y las transiciones sociopolíticas, económicas y culturales le
demandaban” (Ghiso, 1998, p.3) y así poder develar y comprender críticamente al
sujeto, el conocimiento y el quehacer en sus complejas relaciones.
En esta misma década se inicia el debate de la sistematización en la académica,
de la mano de algunas disciplinas2‡, que se encontraban en la discusión por
construir conocimiento desde la acción; pretendiendo enfrentar los retos sociales
de orden práctico y teórico. Inicialmente se entendió como un estilo socio critico de
investigación que buscaba la transformación, la emancipación y el cambio social;
los académicos críticos rechazaban la idea tradicional de investigar bajo una
lógica de verificación, vieron como la experiencia no se enmarcaba en estas
normas y plantearon un proceso reflexivo donde se dieron nuevas lecturas que
involucraban al sujeto con los lenguajes y sentidos que estos daban a su acción.
Con el paso del tiempo y los cambios generados en el contexto, la propuesta se
fue acercando al paradigma interpretativo, con el propósito de comprender el
quehacer social, donde el desafío era formar profesionales que llevaran a cabo
practicas de extensión, asesoría y transferencia del conocimiento generado en los
espacios universitarios y a través de esto desarrollar proyectos educativos y
sociales en la comunidades por parte de estudiantes y docentes. (Ghiso, 2008).
Los 80 se denominan como la década perdida, de transición y de profundas
transformaciones debido a la crisis socioeconómica en la mayoría de los países
latinoamericanos, baja el valor de las exportaciones, disminuye la necesidad de
materias primas por parte de los países centrales, se incrementa la deuda externa,

2‡
Trabajo Social, gestión cultural y social del desarrollo, administración de empresas solidarias,
animación sociocultural, pedagogía y psicología social y las educaciones en sus variantes
formales, no formales e informales

6
hay preocupación por la explotación irracional de los recursos naturales; todo esto
provoca un aumento de la pobreza, desempleo, el trabajo pierde su sentido
histórico y aumentan los espacios de exclusión social.(Carballeda, 2002).
En esta época la propuesta de la educación popular se estaba posicionando con
éxito en el territorio latinoamericano y se asumía la pedagogía desde diferentes
movimientos populares como: La Revolución Sandinista, en las Comunidades de
Población en Resistencia guatemaltecas o en el desarrollo de organizaciones
populares de Brasil de la trascendencia de la Central Unificada de Trabajadores
(CUT) y del Movimiento de Trabajadores Rurales sin Tierra (MST), (Verger, 2002);
se crea El Consejo de educación de Adultos de América Latina (CEAAL), El
Centro de Estudios y Publicaciones Alforja con la misión de fortalecer las
capacidades y la formación integral de los educadores/as populares, es una época
en la que se dan múltiples experiencias de educación en Latinoamérica junto, con
ellas surge el “interés por conocer, analizar, caracterizar y debatir en torno a estos
fenómenos sociales y su concepción educativa” (Jara, 2008, p.16), por parte del
Trabajo Social hay una fuerte preocupación por reflexionar su propia historia,
buscar nuevas posibilidades teóricas que respondan a la creatividad, construcción
de identidad y autonomía profesional (Quesada & Matus, 2001); estas situaciones
llevan a la necesidad de sistematizar las prácticas como una forma de recuperar
lo que los sujetos saben de su experiencia, para interpretarla, comunicarla y de
esta manera producir conocimiento;
“Es importante la sistematización en el Trabajo Social, en primer lugar,
para recuperar y comunicar tantas experiencias significativas de los trabajadores
sociales que han vivido ligados a los sectores populares. Está recuperación
puede ser útil tanto al sector popular como al profesional que se articula a sus
proyectos” (Palma, 1992. p. 18)
Seguido a esto varias organizaciones no gubernamentales empiezan a ofrecer
asesorías en sistematización a organizaciones populares y grupos comunitarios,
de donde surgen diversas propuestas metodológicas (Posada, 1992, p.1).
A finales de los ochenta y principios de la década de los noventa condicionado por
el nuevo contexto sociopolítico de diferentes países de Sur América se frena la
propuesta de sistematización para los Trabajadores Sociales y la academia, entra
en una etapa de desencanto y abandono por el hundimiento del socialismo real y
por la clara hegemonía de la ideología y del modelo político neoliberal (Verger,
2002) que concibe al mercado no sólo como la institución social que asigna
eficientemente los recursos, sino como regulador de decisiones sociales y hasta
como conductor de políticas, desplazando así al Estado, reducido a su mínima
expresión, (Mendoza & Caponi, 1997); este modelo pone en crisis los sistemas de
salud, educación y empleo, debido a que los concibe como mercancías y no como
derechos que deben ser garantizados por el Estado a la sociedad.
En esta época, la gente utiliza los procesos de sistematización con el propósito de
permitirle al Trabajo Social y la educación popular detenerse, pensarse y
7
reorganizarse en las propuestas para el actuar frente a este modelo y plantean la
necesidad de
“sistematizar experiencias de construcción de movimientos sociales y
políticos amplios, para rescatar lo innovador de sus formas y métodos de
organización e identificar nuevas maneras de pensar y hacer la política, así
como de construir propuestas alternativas desde la perspectiva popular.
Experiencias significativas como la de los Sin Tierra de Brasil, las
Comunidades en Resistencia de Guatemala, el Movimiento Indígena
Zapatista en Chiapas, son una clara muestra de las potencialidades que se
encuentran en la práctica social de nuestro continente, cuyas enseñanzas
urge procesar y compartir” ( Jara, 1998, p. 3).
Es así como la sistematización “empieza a ser reconocida en entidades
gubernamentales, debido a la reflexión que hace de las experiencias como fuente
de conocimiento sobre prácticas contextuadas que permiten reconocer los saberes
locales y populares que habían sido silenciados e invisibilizados por el discurso
homogenizador y dominante de la época (el positivismo)”.(Ghiso, 1998, p.5)
Aunque se corre el riesgo de no hacer en estas entidades una interpretación
crítica, cuestionadora y problematizadora de esquemas, sino, por el contrario, una
“interpretación” justificadora, condescendiente, una mera explicación pasiva de lo
que se hace, debido a la influencia que es promovida por el discurso dominante
que insiste en convencer que la realidad es la única posible y que no tiene sentido
pensar en la posibilidad de transformar la historia. Es en esta problemática donde
el Trabajo Social debe asumir un compromiso real con el hombre, la causa de su
humanización y su liberación optando por un cambio que le permita orientar
procesos de concientización con quienes trabaja mientras con ellos también se
concientiza, este y no otro (Freire, 1973).
Bajo este reconocimiento la sistematización no limita su producción escrita al
campo teórico, sino que da cuenta de procesos relacionados con ciudadanía y
enfoque de género; esto puede evidenciarse en las publicaciones rastreadas en la
Biblioteca virtual de la página web de Alforja

Figura 1: Temáticas trabajadas en procesos de sistematización entre los años


1994-1999

8
TEMATICAS 1994 -1999
REFLEXION TEORICA

0 0 0
0 CIUDADANIA
1
1
DESARROLLO LOCAL

DESARROLLO
10
SOSTENIBLE
EXPERIENCIAS
EDUCATIVAS
ENFOQUE DE GENERO

Fuente: Pagina web ALFORJA


Seguido a esto para la década del 2000, en esta biblioteca virtual, se pueden
encontrar nuevos ejes temáticos, que tienen su asiento en el contexto reciente, la
cumbre de Rio de janeiro o Cumbre de la tierra sobre desarrollo sostenible en
1992 y la de Johannesburgo en 2002, el Foro Social Mundial que inicia su proceso
en el 2001, optando por una nueva forma de entender la globalización, estos
hechos, unidos a otros más, hace que se sistematicen procesos relacionados con
ejes como: desarrollo local, experiencias educativas, niñez y adolescencia y
desarrollo sostenible, centrados en temas que se relacionan con la protección de
los recursos naturales, la reforma agraria, las políticas de género, la participación,
la construcción de proyectos colectivos y la preocupación de organizaciones por
sistematizar sus programas.
FIGURA 2: Temáticas trabajadas en procesos de sistematización entre los años
2000-2009.
REFLEXION TEORICA
TEMATICAS 2000 - 2009
CIUDADANIA

6 DESARROLLO LOCAL
11 23

8 DESARROLLO
SOSTENIBLE
11 11
7 EXPERIENCIAS
EDUCATIVAS
ENFOQUE DE
GENERO
NIÑEZ Y
ADOLESCENCIA

Fuente: Pagina web ALFORJA 9


1.1 DIFERENTES CAMINOS DE LA SISTEMATIZACIÓN
En la primera parte del texto se hizo referencia al contexto que permitió el origen
de la sistematización, la influencia del movimiento de educación popular, la
educación para adultos y el Trabajo Social en esta práctica investigativa;
mostrándola como un proceso con fines emancipadores y transformadores,
reconociendo que el conocimiento que se genera desde las prácticas reivindica la
importancia de los sujetos como actores y protagonistas de sus experiencias y los
reconoce con capacidad de cualificar y potenciar su quehacer.
En este sentido Diego Palma plantea que la sistematización es un ejercicio
anhelado y buscado por profesionales de la práctica, un subproducto solidario con
una actividad de promoción y de educación que se hace en contra de esos
principios básicos del positivismo; los cuales orientan las investigaciones y
enfatizan en la distancia que debe existir entre el investigador y el objeto
investigado, identifican la verdad con los rasgos generales, sin tener en cuenta las
experiencias particulares; exigen neutralidad en sus investigaciones y aplican el
método científico como una estrategia de conocimiento ordenada en torno a la
experiencia significativa y al cuestionamiento de hipótesis que permite pasar de la
observación particular a la general. Teniendo en cuenta estos principios y
buscando ser una propuesta alternativa, la sistematización se funda inicialmente
en una epistemología dialéctica que incorpora miradas y procedimientos que son
fundamentos orientadores – explícitos o implícitos - de toda sistematización; la
percepción de la realidad está constituida como unidad de contrarios que se
definen e influyen mutuamente debido a que son componentes esenciales de la
misma realidad; se origina en conflictos no necesariamente negativos, porque toda
formación histórica es conflictiva; indica la necesidad de superarse; permite la
interacción entre la práctica y la teoría; para profundizar y fortalecer las
potencialidades a través del saber popular y local. (Palma, 1992).
Existen autores como Alfredo Ghiso, Sergio Martinic, Lola Cendales y Alfonso
Torres, que fundamentan la sistematización como un proceso critico dialógico,
donde el relato es fundamental para el análisis y la interpretación, permite
enriquecer los modos de autocomprensión de roles, responsabilidades o papeles
profesionales y personales, el sujeto tiene la posibilidad de construir su realidad,
configurar su propia identidad e incluir a los otros en el recuerdo, la resistencia y
en los procesos de transformación, (Cendales & Torres, 2003); José Hleap parte
desde una perspectiva hermenéutica cuya finalidad es reconocer espacios
culturales donde interactúan saberes populares y se recrean distintas
interpretaciones asegurando un campo de validez mutuo, un creer en el otro
donde sea posible la negociación y un consenso que no niegue la diferencia
desde donde nos relacionamos (Hleap, 1998); desde una perspectiva
deconstructiva critica Marco Raül se une planteando que es posible la
transformación de la racionalidad clásica como única forma de conocimiento e
invita a leer el mundo de otras formas, cuestionando los modelos existentes y
10
replantea la construcción de conocimiento como un proceso inacabado (Mejía,
2008); finalmente María de la Luz Morgan y Barnechea se acogen a un proceso
reflexivo pragmático donde las personas que producen conocimiento son actores
de las mismas experiencias que se disponen a analizar la practica creando una
estrecha relación entre la persona que conoce y la practica en la que participan
(Barnechea & Morgan, 2007).
Lo que permite visualizar diversos enfoques epistemológicos, con elementos
específicos en los que se ha sustentado la sistematización, los cuales resaltan
varias características de la práctica.
Estos pueden ser:
Enfoque histórico dialectico: La práctica es social e histórica, inmersa en una
realidad cambiante y contradictoria asumida como una totalidad, donde de esta
práctica investigativa sus partes no pueden entenderse aisladamente.(Barnechea
& Morgan, 1998). La sistematización propicia la relación dialéctica entre
conocimiento nuevo y teórico, que surge de la reflexión que hacen los sujetos de
su experiencia. (Jara, 1999)
Enfoque dialógico y/o interactivo: las prácticas son espacios de encuentro
mediados por el lenguaje, donde los sujetos se convierte en interlocutores a través
de la relación, la comunicación y la interacción. (Ghiso, 1998) .La sistematización
permite el encuentro cara a cara entre sujetos que se van constituyendo
recíprocamente en interlocutores capaces de reconocerse y de reconocer un
objeto de estudio a partir de un encuentro comunicativo (Ghiso, 2004)
Enfoque hermenéutico: la práctica es reflexiva, explicita y pone en claro las
predisposiciones, hipótesis y valoraciones que subyacen a la
acción.(Osorio,1998). La sistematización es una oportunidad para recrear las
distintas interpretaciones que se hacen de la experiencia.
Enfoque de la reflexividad y la reconstrucción de la experiencia: la práctica es
generadora de teoría, reconoce y valora el saber, los juicios y destrezas
invisibilizados en la acción. La sistematización reflexiona sobre la práctica y
buscan extraer de ella los conocimientos en los que se ha sustentado y los
producidos durante la acción. (Barnechea & Morgan, 1994).
Enfoque deconstructivo: La práctica es espacio que contiene y crea saber desde
la acción. Estos saberes en ocasiones son de origen científico y pueden ser
readecuados, reformulados y transformados por la misma practica. (Mejia, 2008)
“(…) La sistematización renuncia a los sistemas constituidos de producción de
conocimiento para colocarse de cara a una realidad que configura de otra
manera”. (Mejía, 2008, p.18)
Ante la variedad de enfoques no podría definirse un concepto único y acabado de
sistematización, debido a que cada uno pone el énfasis en diferentes aspectos,
dinámicas y relaciones configuradoras de la práctica.
11
El siguiente cuadro es una síntesis de los enfoques de la sistematización, donde
se muestra como los distintos autores la conceptualizan mostrando sus
características y las de la práctica.

TABLA 1 Enfoques de la sistematización


Fundamento Características de Características de Concepción de sistematización Autores
epistemológico la práctica la sistematización

Social Recrea y “Aquella interpretación critica de una


construye teoría o varias experiencias, que, a partir
Enfoque Histórico Histórica de su ordenamiento y
Dialectico reconstrucción, descubre o explícita
Inmersa en una la lógica del proceso vivido, los Oscar Jara
realidad cambiante Dinamiza factores que han intervenido en
dialécticamente la dicho proceso, cómo se han
Se asume como relación entre relacionado entre sí, y por qué lo
una totalidad conocimiento han hecho de ese modo”(Jara,
teórico y practico 1996, p.12)

Espacio de Propicia el “Un proceso de reflexividad


interacción, encuentro cara a dialógica sobre una práctica
comunicación y cara entre profesional, social o educativa, a Alfredo
relación. interlocutores que partir del reconocimiento de los Ghiso
reconocen y se saberes y significados que se
Es leída desde reconocen en la poseen sobre ella y de un esfuerzo Sergio
Enfoque lenguaje. Martinic
Dialógico Y/O acción colectivo e intencionado por
Interaccionista reconstruirla, comprendiendo los Alfonso
Los sujetos se Permite el contextos, las condiciones y los
convierten en encuentro Torres
elementos que la configuran, para
interlocutores. comunicativo realimentarla, potenciarla y Lola
cualificarla” (Ghiso,2008, p.78) Cendales

Espacio que Renuncia a los “La sistematización es una


contiene y crea sistemas propuesta de producción de saber
saber desde la constituidos de mediante la cual se busca que las
acción para ser producción de practicas y los actores de ellas,
Enfoque readecuados, conocimiento para construyan la experiencia como
Deconstructivo reformulados y colocarse de cara una creación de saber cómo poder,
transformados por a una realidad que de los actores de las prácticas y
la misma practica. configura de otra que les permita reconocerse Marco Raúl
manera creadoramente en aquello que Mejía
realizan y participando de procesos
de disputa de ese poder existente
en la sociedad bajo múltiples
formas” (Mejia, 1996, p.155)

12
Enfoque de la se sustenta en un Reflexiona la Es la reconstrucción y reflexión María
Reflexividad y de conocimiento previo práctica y extraer analítica sobre una experiencia, Barnechea
la construcción los conocimientos mediante la cual se interpreta lo
de la experiencia La práctica se en los que se ha sucedido para comprenderlo. Ello Estela
humana realiza sustentado y permite obtener conocimientos González
conjuntamente con aquellos consistentes y sustentados,
otros actores, que producidos durante comunicarlos, confrontarla con otras María de la
aportan otras la acción. y con el conocimiento teórico Luz Morgan
percepciones, existente, y así contribuir a una
interpretaciones y acumulación de conocimientos
sus formas de generado desde y para la práctica
actuar en esta. (Barnechea & Morgan, 2007, p. 12)

Es reflexiva y Recrear las “Sistematizar es hacer legible la José Hleap


explicita interpretaciones experiencia desde los distintos
Enfoque que se hacen de la actores, de modo que se pueda
Hermenéutico Pone en claro las experiencia, comprender en su complejidad y
predisposiciones, potenciar aquellos aspectos que Jorge
hipótesis y resulten relevantes para los Osorio
valoraciones que participantes.” (Hleap, 1998, p.3) Vargas
subyacen a la
acción.

2. MODALIDADES DE LA SISTEMATIZACIÓN

El apartado anterior da cuenta de varias concepciones y opciones que han


permitido orientar los procesos de sistematización, que lejos de ser contradictorias
se complementan entre sí, aportando elementos teóricos y metodológicos a la
lectura de la práctica desde su complejidad. Esto da pie a profundizar sobre la
pluralidad de maneras de entender y hacer sistematización.

2.1 CRITERIOS METODOLOGICOS EN LAS MODALIDADES DE


SISTEMATIZACIÓN
Los enfoques epistemológicos tratados en el capitulo anterior, trazan diferentes
lineamientos que permiten orientar el desarrollo de la propuesta de
sistematización, estos se denominan criterios metodológicos, entendidos como los
principios que orientan y le dan coherencia al proceso; Félix Cadena argumenta
que para las personas que participan en el proceso de sistematización de
prácticas sociales nada ha de hacerse que no tenga significado de acuerdo a lo
que viven, sienten y construyen; ve la necesidad de desarrollar mecanismos y
enfoques que permitan entender la realidad de una manera articulada, logrando
una mejor comprensión de los hechos sociales e incrementando una conciencia

13
crítica en los sujetos frente al saber que poseen y la capacidad que tienen para
transformar la realidad social. (Cadena et al., 1987)
En concordancia con el postulado anterior, se planteará la metodología como una
estrategia flexible, crítica y dialéctica que permite la reflexión de las situaciones
problemáticas que se establecen en la acción. Es un conjunto de procedimientos
que ordenan y dan sentido a la práctica investigativa, comprendiendo la relación
particular entre contexto y acción, rescatando la capacidad transformadora de los
actores sociales y definiendo el lugar del sujeto dentro del proceso de
sistematización. (Rozas, 1998). La metodología en sistematización permite captar
la realidad como una totalidad que comprende y explica los hechos sociales,
establece relaciones entre realidad y conocimiento, potencia el saber de los
sujetos para que sean gestores de sus propios cambios dando respuesta a sus
intereses y necesidades. Al revisar los criterios que orientan las modalidades de
sistematización, pueden identificarse principios exclusivos de cada manera de
hacer y entender el proceso, y otros que son comunes a todas estas.

Bajo estas diversas maneras de hacer, la sistematización como practica


investigativa parte de la descripción y recuperación de las experiencias de los
sujetos y la forma como estos interpretan la realidad, buscando reconocer,
analizar y construir conocimiento sobre las prácticas sociales, profesionales y
organizativas, recreándolas y cualificándolas con el objetivo de transformar la
realidad social y empoderar a los que participaron en la experiencia. De acuerdo
a esto se dará cuenta de tres modalidades de sistematización: como proceso
dialéctico, como proceso reflexivo de la práctica y como relato con sentido, por ser
las más utilizadas en los procesos vigentes
La sistematización como proceso dialéctico: su carácter dialectico se expresa
en la interpretación de la sociedad y de la historia a través de las contradicciones,
cuyas partes se encuentran en conflicto y es este el que permite la evolución y el
desarrollo social. (Garcés, 1989)
Esta modalidad de sistematización articula lo particular con lo general, lo concreto
y lo abstracto; respondiendo a una dinámica cambiante y contradictoria de la
sociedad, posibilita vincular la practica con la teoría y conocer la realidad para
actuar sobre ella y transformarla.(Quiroz & Morgan, 1987).
Dentro de los criterios que distinguen esta modalidad de sistematización de otras
se encuentran:

 Entiende la realidad en permanente movimiento, dinámica y cambiante, debido


a las contradicciones e interrelaciones de sus elementos, donde existe una
totalidad integrada en el que las partes (lo económico, lo social, lo político, lo
individual, local, nacional, internacional, lo objetivo, los subjetivo) se entienden
como una integralidad que articula las múltiples relaciones. (Garcés, C, (1989)

14
 Los sujetos comprenden los fenómenos sociales, desde el interior de su
dinámica, como partícipes en la construcción de la historia, totalmente
implicados de forma activa en su proceso, con el fin de comprender los
cambios y generar transformaciones sociales.
 La sistematización reconoce las experiencias como procesos socio-históricos,
creados por los seres humanos a partir de pensamientos, sentimientos,
acciones individuales y colectivas. Estas no son simplemente hechos o
acontecimientos puntuales, ni meramente datos, son esencialmente procesos
vitales que están en permanente movimiento que combinan un conjunto de
dimensiones objetivas y subjetivas de la realidad. (Jara, 2006).

 Va tras interpretar, reconocer y comprender los conflictos y tensiones, supone


entender la lógica de la experiencia particular, interrogándola, entrando en lo
más profundo del proceso, para descubrir los hilos invisibles que la relacionan
con la integralidad del momento histórico del que forma parte y al que
contribuye desde su originalidad, buscando explicitar no sólo las etapas de lo
que aconteció en la experiencia, sino, entender por qué se pudo pasar de una
etapa a la otra, sin pretender ser neutrales. Así será posible descubrir
continuidades y discontinuidades, coherencias e incoherencias, similitudes y
diferencias, reiteraciones y hechos inéditos. (Jara, 2001)

La sistematización como proceso reflexivo de la práctica: se fundamenta en el


enfoque de la reflexividad humana, le permite a los sujetos que participan en
proyectos de intervención en la realidad social crear y acumular conocimientos a
partir de su experiencia, estos sujetos son denominados por Donald Schön, en el
libro el profesional reflexivo, (como se cita en Barnechea, Gonzales & Morgan,
1994, p2) como “profesionales de la acción” (promotores, Trabajadores Sociales y
Educadores Populares), este tipo de sistematización pretende orientar estos
profesionales para darle orden y rigor al conocimiento que está en su práctica
Algunos de los criterios que particularizan esta modalidad de sistematización son:

 Se entiende por práctica “la actividad intencionada, que se sustenta en un


conocimiento previo y que se plantea lograr objetivos de transformación. Se
trata de acciones desarrolladas por sujetos que, a partir de determinada
lectura de la realidad, identifican algunos problemas sobre los cuales están
en condiciones de actuar, con los recursos con que cuentan. En esa
intervención, los promotores y educadores entran en diálogo con los
sectores populares afectados por las situaciones-problema, se articulan con
ellos y con sus propias formas de enfrentarlas, y definen conjuntamente los
objetivos y formas de acción”. (Barnechea, Gonzales & Morgan, 1994, p 2)

 Los profesionales que se acercan a la realidad requieren construir


problemas a partir de las situaciones cambiantes e inciertas que se les
presentan, utilizan sus conocimientos previos para darle sentido a las
15
situaciones que deben afrontar y con base a ellos desarrollar su acción, con
el propósito de explicitar la teoría presente en la practica

 El profesional forma parte de la situación que se está interviniendo y que


está conociendo, es por esto que la acción del profesional la modifica,
haciendo que el proceso de conocimiento sea indefinido, debido a que la
nueva situación producida no es igual a la que se pensó inicialmente; Su
accionar no solo produce cambios en la situación si no también en su vida
(Barnechea, Gonzales & Morgan, 1994)

La sistematización como relato con sentido: Fundamentada en el enfoque


dialógico – hermenéutico, que privilegia el dialogo de saberes, apunta a construir
un tipo de hermenéutica colectiva, donde la interacción, caracterizada por lo
dialógico, recontextualiza y resignifica los dispositivos que facilitan la reflexividad
y la configuración de sentidos en los procesos, acciones, saberes e historias.
(Ghiso, 2000). En esta modalidad los sujetos son reconocidos como participantes
en los procesos formativos que están en la capacidad de reconocerse y asociarse
desde sentidos y redes culturales tejidas conjuntamente; teniendo en cuenta que
tanto los sujetos, como el mundo son construidos en la interacción creativa,
dialógica e intencionada.
En este sentido se trata de recuperar lo que los sujetos saben de la experiencia
en la cual participaron, analizar las informaciones e interpretaciones acumuladas
a lo largo de las prácticas sociales, entendidas estas “como situaciones en las
que hay actores involucrados, que conocen e interpretan la realidad de un modo
distinto, lo que a su vez tiene relación con el mundo social y cultural al cual
pertenecen” (Martinic y Walker, 1987, p. 8).
Esta modalidad parte de reconocer:

 Que la experiencia humana no se interpreta por fuera del contexto de las


relaciones que la configuran como tal, resalta la importancia de reconocer su
carácter histórico y la relación entre los elementos que la conforman, es decir
las personas se comprenden a través de las auto observaciones y las
observaciones a los demás.

 La importancia del dialogo entre los sujetos, los ámbitos que lo posibilitan y las
experiencias o vivencias que quieren ser compartidas, permiten visibilizar
elementos que dan origen al contexto, el lenguaje, el saber, el ejercicio del
poder y las intenciones ligadas a recuerdos y deseos; proporcionándole a los
involucrados elementos para mirar y relacionar sus prácticas desde
dimensiones éticas, políticas, culturales y sociales. (Ghiso, 2000)

 “El dialogo de saberes es una posibilidad de recrear y dinamizar reflexividades


sociales, de sujeto a sujeto, sabiendo que se dan desigualdades, que tienen

16
que ser asumidas como punto de partida en la construcción de sentidos
comunes”. (Ghiso, 2000, p. 49).

 Requiere el desarrollo de diseños metodológicos que permitan realizar


interpretaciones críticas de la realidad social; trabajando a partir de sucesos y
sus repercusiones en los sujetos, donde la historia y el recuerdo permiten
establecer un tránsito hacia realidades invisibles, latentes y plenas de sentido;
dando importancia al territorio como un medio que establece espacios vitales,
configuradores de saber en los que confluyen relaciones de desconocimiento y
reconocimiento, con el fin potenciar la interacción como una forma de crear
sinergias desde las capacidades que brindan los intercambios y los encuentros
entre los sujetos involucrados en los procesos formativos.

2.2 CRITERIOS METODOLÓGICOS COMUNES A LAS DIFERENTES


MODALIDADES DE SISTEMATIZACION

En los procesos de sistematización se pueden identificar principios o criterios


comunes en las diferentes modalidades que se identifican como base de todo
proceso de sistematización y dan cuenta de la comprensión de la práctica, la
interacción de los sujetos, el proceso reflexivo y el comunicativo, estos se
caracterizan por:

 El punto de partida de la sistematización es la práctica, la cual se convierte en


su objeto de estudio, se busca extraer y evidenciar el conocimiento que se
encuentra en ella de manera intencionada reconociendo que no es un proceso
neutro; por el contrario el interés que lo direcciona y los principios éticos que lo
enmarcan son eminentemente emancipadores y transformadores. (Ghiso,1998)

 La sistematización pretende teorizar y cuestionar de manera contextualizada la


praxis social, para esto reconoce la existencia de una práctica que se
encuentra inmersa y condicionada por una serie de contextos históricos,
culturales, sociales, políticos y económicos y por aspectos subjetivos como las
motivaciones, intereses, personalidades y comportamientos de las personas
involucradas.

 La sistematización supone un proceso activo que permite recrear, nombrar,


reflexionar y relacionar el conocimiento generado desde la acción con el
conocimiento existente, lo que posibilita potenciar y transformar la práctica.

 En los procesos de sistematización es imprescindible contar con la voluntad de


las personas que vivieron la experiencia a sistematizar porque son ellas las
que están en capacidad de recrear, describir, relatar, develar, reconocer,
reflexionar y comunicar los saberes y percepciones implícitas en la acción;

17
estas son consideradas como sujetos de conocimiento que poseen un saber
producto de su hacer.

 En toda sistematización la reflexión se constituye en un proceso de


interlocución cuyo principal dispositivo es el dialogo, que permite hacer visible
los discursos, saberes, teorías y construcciones culturales de los sujetos de la
práctica y los profesionales que orientan el proceso. En esta se presentan
múltiples lecturas de la práctica que tienen que considerarse y confrontarse
con el fin de construir un objeto de reflexión y aprendizaje común, para
contrastar, generar conocimientos y sentidos sobre la acción social.

 Los procesos de sistematización poseen componente pedagógicos que


permiten que las personas que participan en él se formen permanentemente,
nos formamos para sistematizar y sistematizando nos formamos, estos
aprendizajes adquiridos son altamente significativos. (Ghiso, 1998.)

 Una dimensión constitutiva de la sistematización es su interés por compartir


con otras prácticas y sujetos los conocimientos producidos a través de ella. La
reconstrucción de la experiencia, las interpretaciones producidas, las
reflexiones elaboradas y los aprendizajes ganados por los partícipes de la
sistematización, buscan ser socializados, divulgados tanto entre otros actores
de base que no participaron directamente del estudio como entre educadores,
activistas y profesionales involucrados en prácticas similares. Tal comunicación
no debe asumirse como un momento exclusivamente "posterior" a la
realización de la sistematización, sino que debe ser simultánea a ella (Torres,
1996. p 22)

3. MOMENTOS O FASES DE LA SISTEMATIZACION


En esta parte del texto lo que se pretende es dar cuenta de los diversos momentos
que configuran un proceso de sistematización, sus objetivos y algunas técnicas
acordes a cada una de las fases.
Toda sistematización adquiere singularidad de acuerdo a los criterios
metodológicos específicos, las preguntas, los ejes de sistematización que son el
hilo conductor que atraviesa la experiencia y está referido a los aspectos centrales
de ella, debido a que comunican toda la experiencia con una óptica específica.
Una vez definido esto de acuerdo a las necesidades del grupo o del profesional y
a los objetivos de cada propuesta; se contemplan tres momentos: el primero es
de la preparación, el segundo momento, es la ejecución del proyecto y el tercer
momento es el de la divulgación de los resultados.

18
EJEMPLO: Figura 1. Momentos de la sistematización

1.

3.1 PREPARACION PARA LA SISTEMATIZACIÓN

En esta fase inicial de la sistematización se pueden diferenciar dos pasos el


reflexivo y el de diseño del proceso (Rodríguez, García & Gil, 1996):
La reflexión se inicia desde las necesidades e intereses de varios sujetos e
instituciones, quienes deciden que sistematizar, es decir una parte de la
experiencia o toda; situados en un contexto complejo y conflictivo, donde se
conforma un equipo coordinador o asesor, se definen los ejes y se acuerda un
concepto de sistematización; esto implica tomar una serie de decisiones políticas,
administrativas, teóricas y metodológicas que orientarán el proceso.
El equipo estará conformado por: personas que hayan vivido o formado parte de la
experiencia y que posean información relevante o significativa, y por profesionales
que pueden apoyar, asesorar y fortalecer el proceso. Es este equipo el que,
mediante procesos de negociación, establece lo que se quiere saber de la
práctica, definen los ejes de sistematización y en muchas ocasiones es el
encargado de diseñar el proyecto.
En la definición de los ejes de sistematización se ponen en juego los intereses, las
necesidades, las motivaciones, las inquietudes y el conocimiento previo que se
posea sobre la práctica, estos elementos se expresan en preguntas construidas
dialógicamente a través de negociaciones y complementaciones que orientarán el
proceso, otorgando un norte a los aspectos que se quieren aclarar de la práctica y
en los que se hará énfasis, permitiendo la generación, la organización, análisis e
interpretación de la información, que posibilitarán la transformación y potenciación
de la experiencia.
19
En el diseño se establece la lógica del proceso, la estrategia a seguir y se
planifican las acciones que se llevarán a cabo en el proceso de sistematización, el
producto es un proyecto que permita definir una serie de aspectos básicos que
darán sustento y direccionalidad al resto del proceso, respondiendo a preguntas
propias de planeación como el ¿Por qué se va a sistematizar? ¿Para qué se va a
sistematizar? ¿Qué se quiere sistematizar? ¿Quiénes van a sistematizar? ¿Cómo
se va sistematizar? ¿Qué se espera de la sistematización?, las cuales se
concretan en aspectos del proyecto.

3.2 EJECUCION DEL PROYECTO DE SISTEMATIZACIÓN


Busca reconstruir la experiencia con el fin de tener una visión general y ordenada
de ella, interpretarla y generar nuevos conocimientos.
RECONSTRUCCION ORDENADA DE LA EXPERIENCIA: En esta fase se
genera, recopila y se ordena la información, a partir de los relatos de los sujetos
sobre la experiencia vivida y la revisión de fuentes documentales, se busca
construir un relato que dé cuenta de las trayectorias y la complejidad a través de
las diferentes miradas de los actores, para luego someterla al análisis e
interpretación que permitirán fundamentar los nuevos conocimientos obtenidos.
Se asume el relato como una totalidad significante y coherente que le da orden y
sentido a las narraciones, implica la selección y ordenamiento de imágenes y
recuerdos, su transformación y entrecruzamiento con los deseos, sentimientos y
motivaciones, con la vida de los actores que no se reduce a solo una vivencia
(Hleap, 1998). Contiene la memoria de la experiencia narrada por los actores a
través del lenguaje, remitiéndose a los recuerdos personales, a los que posea una
comunidad o grupo sobre una experiencia y a la reconstrucción de los datos
proporcionados por el presente de la vida social y proyectados sobre el pasado
reinventado”(Betancour,1999).

A partir de los relatos de los actores se pueden realizar diferentes lecturas e


identificar temas significativos de la experiencia, es la articulación de estas
miradas las que permiten construir un relato extenso que otorga una perspectiva
general e histórica de la práctica, ubicándolos temporalmente en un antes que da
cuenta de las condiciones y el contexto en el que surgió la práctica, un inicio que
es punto que se identifica como el surgimiento de esta, un durante que tiene que
ver con el desarrollo de la experiencia, los actores que participaran en ella, las
temáticas y las metodologías y un después que da cuenta de los resultados,
aprendizajes y cambios generados en la experiencia realizada y un final que me
ubica en el cierre. A lo largo del proceso de sistematización es necesario hacer
visibles los aspectos significativos de la experiencia, para esto se elaboran
microrrelatos en los cuales se busca ampliar y profundizar hechos relevantes.

20
También es necesaria la revisión de fuentes documentales que aporten elementos
significativos a la reconstrucción, contextualización, ampliación y problematización
de la práctica, esta información tiene que ser contrastada y relacionada con la
suministrada por los actores; el resultado de este proceso es la elaboración de un
relato extenso que permite construir una visión global de la experiencia.

En resumen, en un proceso de sistematización es necesario que la reconstrucción


de la experiencia contemple diferentes pasos que se interrelacionan y otorgan una
visión general y especifica de esta.

FIGURA 2. Ruta de reconstrucción

INTERPRETACIÓN DE LA EXPERIENCIA Y GENERACIÓN DE NUEVOS


CONOCIMIENTOS: Una vez reconstruida la experiencia, se pasa al análisis e
interpretación de esta, se pretende dar respuesta a las preguntas de
sistematización, los objetivos y el objeto, para generar los nuevos conocimientos
abordados desde las categorías. En este paso se explica y se comprende
relacionando cada uno de los elementos de la práctica, para buscar
complementaciones, tensiones, interacciones, similitudes, contradicciones y los
aportes relevantes y de esta manera establecer rutas de comprensión del sentido
y significado de los sucesos, situaciones y acciones relatadas, articulando siempre
los datos con el contexto.
Para esta labor se utilizan tres niveles de lectura, la primera es superficial, permite
a través de los datos, construir una idea general de los elementos que trata el
relato; la segunda es de nivel analítico, esta posibilita ubicar, diferenciar y
organizar los datos según su afinidad, sus propiedades y jerarquías, para ello se
utilizan códigos, cuadros, matrices diagramas y mapas y en un tercer nivel se
ubican las interpretativas, las cuales están intencionadas a generar
21
comprensiones y recrear los sentidos de los textos que fueron analizados. (Ghiso,
2008)
A partir de estas lecturas se hace necesario organizar la información por etapas o
periodos de tiempo, por las categorías planteadas, y de acuerdo al volumen y
sentido que se le otorgue a la información se pueden plantear diversas
estrategias:

Estrategias de delimitación: (Ruiz, 2000) Se ubican la extensiva y la intensiva, la


primera se utiliza cuando el volumen de información y la cantidad de informantes
es muy alto, implica reducir al máximo los elementos que deben ser analizados y
concentrar los esfuerzos en un tratamiento preciso y completo; en la segunda los
relatos y el numero de informantes suele ser pequeño, se integran todos los
elementos presentes en los relatos, para analizar en detalle sus afirmaciones.

Estrategias de determinación: (Ruiz, 2000) se refieren al modo como se


establece el sentido de un relato en comparación a otro, estas pueden ser
intertextuales y extratextuales.

Las estrategias intertextuales relacionan los relatos entre sí, para esto cuenta con
dos métodos el agregativo, que permite unificar los relatos en una sola categoría
con el fin de señalar aspectos comunes y el discriminativo donde se organiza la
información por categorías diferentes con el fin de establecer comparaciones entre
ellas. Y las extratextuales dan sentido al testimonio en relación a elementos que
no están presentes en él, pueden ser de dos tipos: de contexto inmediato, en él
se produce el testimonio, implica las diferentes condiciones por las que atraviesa
las personas al momento de contar su experiencia y características especiales
del informante tiene en cuenta las particularidades de las personas y la
diversidad de sus relatos. (Ruiz, 2000).

Las lecturas y las estrategias utilizadas en este proceso están permeadas por la
percepción de los actores que participan en la sistematización porque expresan
una mirada particular y diversa de la práctica dotándola de sentido.
Por ser la sistematización una propuesta alternativa la interpretación no se puede
reducir, por eso es que no se pretende justificar lo sucedido, por el contrario se
trata de comprender críticamente la lógica de la experiencia y generar
aprendizajes significativos que contribuyan al cambio al desarrollo de propuestas
alternativas e innovadoras. La sistematización se convierte así en una
construcción de un conocimiento personal y colectivo, en la que todos los
involucrados se motivan y actúan conscientemente frente a los elementos que
influyen en esa realidad social, por ello debe trascender la descripción y
profundizar en la lógica particular de la experiencia.

22
3.3 SOCIALIZACIÒN Y COMUNICACIÓN DE LOS RESULTADOS
Este momento del proceso también es transversal en todas las etapas, debido a
que la sistematización y las técnicas que utiliza apuestan por el encuentro y el
dialogo entre los actores, se da una socialización permanente, que asume el reto
de permitir que las personas que participan del proceso validen y comprendan lo
que sucedió en la experiencia.
Un primer intento de comunicación de resultados consiste en elaborar un
documento con el objetivo de consignar las discusiones y los aprendizajes que se
dieron durante el proceso, siendo retroalimentado por los actores de la
experiencia, debe tener claridad y orden en la exposición de ideas, siendo breves
sin caer en el extremo de un listado de aprendizajes, para asegurar que sea leído
por muchas personas. (Barnechea & Morgan, 2007).
Existen diversas formas de comunicar los aprendizajes obtenidos durante el
proceso de sistematización que pueden variar de acuerdo a los recursos, el
público al que este direccionado y a las políticas institucionales. Tradicionalmente
ligado a la academia se han utilizado informes, publicaciones, libros, artículos de
revista y desde lo comunitario se ha recurrido a cartillas, plegables, periódicos,
tertulias.
Dentro de esas otras formas de comunicar se ha ubicado el arte, que valiéndose
de la creatividad ha logrando transmitir al otro en un lenguaje comprensible, que
no solo se basa en la oralidad, los nuevos conocimientos obtenidos en el proceso;
como estrategia pueden ser utilizados el teatro, el cuento, el dibujo, la fotografía,
los videos, la danza y la música.
Con los avances tecnológicos se implementan estrategias que permiten que se de
una comunicación permanente entre las personas participantes de la experiencia,
compartir las experiencias de cada uno de ellos superando la barrera territorial, la
retroalimentación constante y el acceso a la información de otras personas que
aunque no participaron en el proceso están interesadas en él; dentro de estas se
pueden ubicar las páginas web como espacios para compartir opiniones que
posibilitan discusiones interactivas, en ellas se pueden publicar imágenes de la
experiencia, videos, animaciones, proponer foros de discusión y textos
digitalizados, estas herramientas posibilitan que la experiencia pueda ser
problematizada por los mismos actores y pueda ser leída y resignificada por
sujetos más allá de la localidad.
Para todos estos momentos se puede utilizar el taller como un recurso que permite
emplear diferentes técnicas, propicia la interacción social y la construcción
conjunta de conocimiento a partir de la puesta en común de experiencias, saberes
y acumulados de las personas que participan en procesos de sistematización.

23
3.4 EL TALLER EN LA SISTEMATIZACION

La sistematización como práctica investigativa que reconoce las potencialidades


de las personas involucradas en el proceso, recrea las capacidades de los
actores, asume la complejidad de la realidad social, la diversidad subjetiva y
contextual, los distintos ámbitos, momentos e intereses en los que se construyen,
socializan y apropian conocimientos, ya que permiten modificar las formas de
comprender, expresar, sentir y actuar sobre la realidad personal y social. (Ghiso,
1999)

En este sentido, el taller es un dispositivo integrador para “hacer ver, hacer hablar,
hacer recuperar, hacer recrear, hacer análisis – o sea hacer visible e invisibles
elementos, relaciones y saberes-“(Ghiso, 1999. P.3) se constituye en un medio
para la generación, análisis de la información, construcción teórica, la socialización
y la comunicación de una manera participativa y pertinente a las necesidades y
cultura de los participantes. El taller permite democratizar el saber e ir
configurando sujetos de conocimiento capaces de reconocerse y beneficiarse del
producto de la sistematización.

El taller es transversal en todos los momentos de la sistematización, posibilita la


utilización de técnicas interactivas entendidas estas como construcciones que
buscan interpretar, comprender, ubicar, orientar y explicar las acciones y las
prácticas sociales, las experiencias vitales de las personas, el significado de los
hechos; recuperando los saberes y las experiencias que están detrás de los actos
y de las interacciones sociales. Estas pueden ser:

Descriptivas: En estas los sujetos plasman y narran hechos o situaciones sobre


los componentes, características percepciones y comprensiones de su realidad

Expresivas: Posibilitan a los sujetos manifestar sus sentimientos y pensamientos


valiéndose de expresiones gestuales, orales, escritas, musicales y plásticas

Histórico narrativas: Buscan interpretar y comprender las vivencias teniendo en


cuenta el contexto en que se desarrollo; a partir de estas se pueden elaborar
relatos sobre las experiencias que dan cuenta de la memoria de los participantes

Analíticas: Facilitan la comprensión y explicación de los sentidos ocultos detrás


de la cotidianidad de las acciones, busca que los sujetos se acerquen a la realidad
y hagan un análisis más profundo y dinámico de ella al encontrar conexiones y
contradicciones entre sus componentes. (García, Gonzales, Quiroz & Velásquez,
2002)

24
Estas técnicas se caracterizan por ser participativas, debido a que posibilitan a
los sujetos del proceso de sistematización expresar de manera crítica lo vivido,
deseado y lo que vislumbran como posible. A continuación se plantearan algunas
de las técnicas interactivas que pueden ser utilizadas en cada uno de los
momentos del proceso de sistematización

FIGURA 3. Técnicas por momentos de la sistematización

4. EL DESAFIO DE LA SISTEMATIZACIÓN EN LA EPOCA ACTUAL

Hasta aquí se ha planteado el contexto donde surgió la sistematización, los


enfoques, criterios metodológicos y los momentos de la propuesta. Nos
limitaremos en esta última parte a presentar algunos desafíos que enfrentan los
Trabajadores Sociales y colectividades que se involucren en procesos de
sistematización.

El contexto actual de globalización donde aún es notoria la exclusión, la


concentración de la pobreza, la supremacía del mercado sobre los aspectos
sociales y la invisibilización del saber popular, le exige a las colectividades y
Trabajadores Sociales plantear procesos de sistematización de experiencias que
se articulen a las tecnologías de la información, comunicación (TIC) y las redes
informáticas, poniendo en marcha procesos de conectividad que multipliquen las

25
posibilidades de generar y socializar información y conocimiento, para generar
cambios en los procesos sociales, económicos, culturales y políticos.

La utilización de estas nuevas tecnologías de la información asumidas como


construcciones sociales dependen en gran medida de la capacidad que tengan
estos sujetos para repensar los esquemas tradicionales institucionales de
participación, una de las formas de hacer esto posible es profundizar en los
problemas micros e involucrar a las diferentes organizaciones sociales, gobiernos,
ciudadanos, investigadores y centros tecnológicos. (Valenti, 2002).

Para esto es necesario que se amplíen los niveles de articulación entre la


sistematización, las organizaciones y el Trabajo Social, a través de la
implementación de espacios virtuales para gestionar e intercambiar información,
aplicando estrategias innovadoras, que estimulen la cooperación, la participación
colectiva, el fomento de cambios culturales, el desarrollo de interacciones entre los
sujetos y la creación de redes de intercambio de ideas, tanto entre las personas
que reflexionan la experiencia como de otros grupos.

Lo antes mencionado permite que se configuren redes sociales donde los


participantes trabajan en función de intereses comunes y establecen relaciones
significativas que transciendan la territorialidad, contribuyendo a fortalecer el
conocimiento que se genera en los procesos sociales.

Las redes sociales se caracterizan por el establecimiento de relaciones


horizontales, el respeto a la identidad, autonomía y los ritmos de trabajo, facilitan
el logro de resultados, coordina los intercambios y los proyecta hacia espacios de
interacción. Son un motivo fundamental para que las organizaciones se conviertan
en instituciones inteligentes, en las cuales los sujetos son capaces de expandir su
capacidad de generar conocimiento continuamente y en conjunto. Ello requiere
que mejoren las condiciones para que reconozcan sus fortalezas y las de las
personas que participan de los procesos, quienes pueden establecer propuestas
de solución creativas y aceptar compromisos, donde se generen visiones
compartidas y capacidades para trabajo en equipo, donde el dialogo sea
fundamental en la toma de decisiones y de esta manera se pueda establecer un
pensamiento sistémico que permita entender las interrelaciones en lugar de
asociarlas a cadenas lineales. (Navajo, 2010).

Ante estas nuevas alternativas es necesario para los Trabajadores Sociales


asumir una conciencia crítica que se caracterice por: reconocer una realidad
cambiante, verificar y chequear hallazgos dispuestos a las revisiones, despojarse
de prejuicios antes de enfrentarse a un hecho, rechazar la trasferencia de
responsabilidad y de autoridad y aceptar la delegación de las mismas, interrogar,
provocar e impactar, posibilitar el dialogo y nutrirse del él y no rechazar lo viejo y
aceptar lo nuevo por ser nuevo, sino en la medida que es válido para su
conocimiento y el de otros. (Freire, 1968). Esto les ayuda a trascender los
procesos racionales y lógicos y les posibilita la búsqueda de nuevas estrategias y
26
metodologías flexibles que no fragmenten y simplifiquen la práctica en razón de
esquemas teóricos reduccionistas o falta de tiempo, sino que se puedan
consolidar como propuestas innovadoras y articuladas entre sí.
Bajo el criterio de una conciencia crítica Donald Schön plantea que un profesional
que se reflexiona desde la acción se convierte en un investigador en el contexto
práctico, no siendo dependiente de categorías y técnicas establecidas, debido a la
capacidad que poseen para construir nuevas teorías, que le permiten mantener
interactuando los medios y los fines como marcos de una situación problemática.
Por ello no separa el pensamiento del hacer, pues este le permite tomar
decisiones que posteriormente puede convertir en acciones, donde la reflexión en
muchos casos se convierte en el núcleo de la práctica. (Schön, 1998)
Es así como el Trabajo Social debe asumir un compromiso con el hombre y por
ello no puede prescindir de la ciencia y la tecnología, debido que se constituyen en
herramientas que posibilitan el logro de objetivos para transformar la realidad
social.
BIBLIOGRAFIA

Ander- Egg, Ezequiel. (1994). “Apuntes para una historia del trabajo social”.
Buenos Aires: Humanitas.
Barnechea, Maria., González, Estela. & Morgan, Maria de la luz. (1994). “La
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