Libro Antologia
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Libro Antologia
ecuAtoriAnA: 1979-2020
Antología de la democracia ecuatoriana: 1979- 2020
ISBN: 978-9942-8838-0-3
Enrique Pita
Vicepresidente
Esthela Acero
Consejera
Instituto de la Democracia
Instituto de la Democracia
Av. 6 de Diciembre N33-55 y Av. Eloy Alfaro
Edif. Torre Blanca – Piso 9
Telf.: (593) – (02) 394 8500 / (02) 394 8509
De los autores...............................................................................................449
Antología de la democracia ecuatoriana
PresentAción de lA obrA
Hoy, más que nunca, tiene sentido decir que vivimos en una era democrática y
que la mayoría de países en todo el mundo mantienen democracias electorales.
Sin embargo, -a pesar de que estos cambios dibujan los ideales democráticos-
las instituciones políticas los encarnan solo parcialmente y en América Latina,
su supervivencia y calidad se mantienen en brechas a veces insondables.
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1 Quiero referime a las variables analizadas por la calidad de la democracia con las variables que
conforman el estado y la república. Agencias de desarrollo y organizaciones multilaerales utilizan
estas categorías que forman parte de los parámetros de desición en política pública. Es importante
consdierar la genalogía de Gerardo Munck para encontrar un punto de partida más completo:
Munck, G. L., “What is democracy? A reconceptualization of the quality of democracy” [¿Qué
es la democracia? Una reconceptualización de la calidad de la democracia], Democratization,
23/2015, págs. 1-26 (Londres, Taylor and Francis Group, 2015).
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Esta visión es complementada por Andrés Mejía, quien demuestra que a pesar
de las rigideces institucionales, magistralmente descritas por Pachano, final-
mente los gobiernos ecuatorianos han logrado sortear el conflicto eterno del
poder Legislativo contra el poder Ejecutivo y la gran fragmentación partidaria
en el Congreso Nacional, hoy Asamblea, mediante la conformación de “coa-
liciones fantasmas” entre quienes dirigen el gobierno central y diputados de
oposición, las cuales han sido claves para sostener el frágil régimen demo-
crático a lo largo de la historia. A pesar de que estos acuerdos ocultos a la
luz pública, que comprendían intercambio de favores, compra de votos, etc.,
permitieron sobre todo la implementación de medidas económicas de ajuste de
corte neoliberal y contuvieron la profundización mayor de crisis económicas,
no fueron suficientes para contener la inestabilidad política y el descontento
y movilización social que marcaron todo el periodo de los 90, cerrándose el
ciclo de crisis e inestabilidad política extrema con la caída de Lucio Gutiérrez
en 2005, aunque, como señalan Guillaume Fontaine y José Luis Fuentes, el
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nifiesta crítica a la clase política tradicional. Sin embargo, tras las elecciones
de 2006 y, fundamentalmente, con la elección presidencial de 2009, se recon-
figura un nuevo sistema de partidos a nivel nacional, que va abandonando su
esquema de multipartidismo extremo, donde los viejos partidos tradicionales
han sabido adaptarse y se enfrentan a nuevos actores de la política. Este nuevo
sistema de partidos, se caracteriza por controlar casi todos los intersticios del
sistema político (la nominación de candidatos, la formulación e implementa-
ción de políticas públicas, el control de las instituciones entre otras), sin cam-
biar las viejas prácticas políticas que cruzaron al sistema político durante todo
el período anterior.
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Hasta este punto, queda claro cuáles han sido las reglas de juego establecidas
para el funcionamiento del sistema político en el Ecuador desde el denominado
retorno a la democracia en 1979. Bajo estas normas institucionales y constitu-
cionales, se ha desarrollado una cultura política ecuatoriana, que ha optado por
líderes populistas, como alternativa a partidos tradicionales que no han logrado
responder a las necesidades más urgentes de la población y del país. Asimismo,
en este contexto normativo han tenido que batirse los diversos movimientos
sociales, viejos y nuevos, del Ecuador que han resistido a las cooptaciones de
los poderes fácticos y han sido actores claves en el desarrollo de la democracia
en el Ecuador.
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Llegamos así al final de este libro, con el artículo del sociólogo Mario Unda,
quien a forma de resumen de los elementos y características de los procesos
institucionales, políticos, sociales, económicos analizados a lo largo de esta
compilación de artículos, hace un balance de estos cuarenta años, de una de-
mocracia en crisis permanente desde 1979.
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Simón Pachano
sistemA electorAl**
* El presente capítulo se basa en –y reproduce partes de– los textos de Simón Pachano: Demo-
cracia sin sociedad (1996); “Ecuador: el proceso electoral” (2005); “El sistema de partidos en
Ecuador: ¿cambio o colapso?” (2007b); “Partidos y sistemas de partidos en Ecuador” (2007c);
“Reforma electoral en Ecuador” (2008a); Calidad de la democracia e instituciones políticas en
Bolivia, Ecuador y Perú (2011); de Flavia Freidenberg: El Código de la Democracia: una evalua-
ción del proceso de reforma electoral de Ecuador (2008-2009) (2010b).
*Este artículo corresponde al capítulo 5 del libro Sistema Político Ecuatoriano. 2017. Flavia Frei-
denberg y Simón Pachano (eds.) . FLACSO. Quito. Ecuador. El autor ha otorgado los respectivos
derechos patrimoniales al Instituto de la Democracia.
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Todo ello fue, además, el campo propicio para el surgimiento de formas alter-
nativas de participación y de representación, encarnadas en el populismo de
1 En 1968, cada uno de los tres candidatos más votados obtuvo aproximadamente un tercio del
total (32,8%, 31,0% y 30,5%), mientras que en 1956 la votación de cada uno de ellos se movió
alrededor de la cuarta parte de los votos (29,0%, 28,5 y 24,5%). Las excepciones fueron las elec-
ciones de 1952 y 1960, en que el triunfador (Velasco Ibarra en ambas ocasiones) se acercó a la
mayoría absoluta (43,0% y 48,7%, respectivamente).
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Velasco Ibarra, que marcó con su presencia las siguientes cuatro décadas (de la
Torre 1984; Maiguashca 1991), así como en el posterior populismo de la CFP
con su líder Carlos Guevara Moreno (Guerrero Burgos 1994). En esas condi-
ciones, la personalización de la política era fácilmente asociable a la debilidad
o incluso a la inexistencia de los partidos, lo que llevaba a poner enorme inte-
rés en ellos y en la conformación de un sistema que constituyera el elemento
central de la acción política.
Los siete años del gobierno militar (1972-1979) fueron el escenario de los
mayores cambios en la economía ecuatoriana que, al amparo del auge de la
exportación petrolera, logró niveles de crecimiento jamás conocidos. Con un
promedio de crecimiento superior al 7%, el país entró en un proceso de trans-
formaciones sociales que se manifestaron fundamentalmente en el surgimiento
de nuevos sectores y, en consecuencia, en la expresión de nuevas necesidades
y demandas. Entre estas se encontraban las de participación y representación
política, planteadas fundamentalmente por los sectores que habían emergido
en las áreas tanto urbanas como rurales. La redistribución del ingreso, con la
instauración de nuevas actividades en los sectores secundario y terciario, así
como el impacto de determinadas políticas (como la reforma agraria), jugaron
un papel fundamental. En síntesis, se había establecido una nueva estructura
social, y esta necesitaba de nuevos canales y mecanismos de expresión social
y política. Se había creado así las condiciones estructurales apropiadas para
la implantación de un régimen democrático. Todo parecía indicar en ese mo-
mento que los cambios estructurales del país eran de tal magnitud que sería
imposible un retorno a las formas y prácticas del pasado. Por ello, existía gran
confianza en que un adecuado diseño institucional se asentaría con bases fir-
mes en esa nueva situación, sobre todo que se convertiría en el elemento básico
para evitar el retorno al pasado.
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Para intervenir como candidato en toda elección popular, además de los otros
requisitos exigidos por la Constitución, se requiere estar afiliado a un partido
político” (Constitución de1978, artículo 37). Sin embargo, como se verá, la
importancia asignada a los partidos en términos de representación no estuvo
acompañada de otras disposiciones que aseguraran su fortalecimiento y que
garantizaran su permanencia.
A pesar de los esfuerzos realizados, entre los que se destaca la inclusión de las
disposiciones correspondientes a nivel constitucional, los resultados no fue-
ron los esperados. Durante todo el período no ha sido posible alcanzar los
objetivos que guiaron la transición hacia la democracia, ni en lo relacionado
con los partidos y el sistema de partidos ni en la conformación de Gobiernos
que expresaran la voluntad de la mayoría. Más bien, entre las características
del período transcurrido desde el retorno al régimen de derecho se destacan la
permanente inestabilidad, la fragmentación del sistema de partidos, la perso-
nalización y el débil arraigo de las instituciones en la sociedad. Todo esto ha
contribuido a generar problemas de ingobernabilidad, ha derivado en enfrenta-
mientos entre los poderes del Estado y ha limitado seriamente la capacidad de
impulsar políticas y programas de lago plazo.
La premisa general que guía esta reflexión es que los factores institucionales
juegan un papel fundamental en la definición de las conductas de los actores
sociales y políticos. Algunos de los requisitos institucionales se encuentran en
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Esos son los temas centrales del presente capítulo. Antes de entrar en su trata-
miento, es necesario destacar que durante el período estudiado no se ha con-
formado en torno a ellos un contexto estable y homogéneo. Por el contrario,
desde el retorno a la democracia, Ecuador ha vivido un proceso constante de
reformas legales y constitucionales que ha tenido como un efecto, entre varios,
la imposibilidad de consolidar un marco institucional que sirviera de referen-
cia para las prácticas de los actores. Los cambios reiterados han contribuido
a generar y alimentar conductas erráticas. Por tanto han sido un factor central
para obstaculizar la implantación de rutinas en los comportamientos sociales
y políticos.
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Por otra parte, las reformas no han guardado coherencia entre ellas, menos aun
con los objetivos que se perseguían desde el proceso de retorno al régimen
constitucional.2 La misma abundancia de ellas ha sido un factor adverso para
mantener grados aceptables de racionalidad en el contexto general, lo que ha
dado como resultado un ordenamiento legal caracterizado por la heterogenei-
dad e incluso por la coexistencia de elementos contradictorios en su interior.
La presión ejercida por fuerzas que empujan en sentidos diversos ha tenido
efectos nocivos para la gobernabilidad. Las dificultades para constituir Gobier-
nos que cuenten con fuerte apoyo político en el congreso y que, de esa manera,
puedan impulsar y mantener políticas de largo plazo, se deriva en buena medi-
da del carácter heterogéneo y contradictorio de algunas normas, especialmente
las que rigen los procesos electorales.
El sistema electoral
Dentro del sistema electoral ecuatoriano han coexistido tres tipos de distritos
electorales, todos ellos coincidentes con jurisdicciones de la división políti-
ca y administrativa sin que se hayan diseñado distritos específicos para este
2 Es sorprendente que las dos asambleas constituyentes, que expidieron las respectivas constitu-
ciones (1998 y 2008), no abordaran de manera integral este problema. Por cálculos de corto plazo
se desperdiciaron esas oportunidades y se mantuvo la coexistencia de los elementos contradicto-
rios en el sistema electoral (y, en general, en el sistema político).
3 Sobre el concepto de sistema electoral, véase Nohlen (1995).
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Notas:
1. Hasta 1998, la segunda vuelta tenía lugar en caso de que ningún candidato obtuviera la mayoría
absoluta; desde ese año se mantiene esta disposición, pero se hace innecesaria la segunda vuelta
cuando el candidato más votado ha obtenido más del 40% y mantiene una diferencia de por lo
menos diez puntos porcentuales con el siguiente.
2. La Constitución de 1998 eliminó la figura de los diputados nacionales. Se la incorporó nueva-
mente desde la elección de asambleístas constituyentes en el año 2007.
3. La Constitución de 1998 estableció la elección de miembros de las juntas parroquiales.
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Desde 1998, y como efecto del golpe de Estado del año anterior, se rompió la
simultaneidad de las elecciones de los organismos provinciales con las presi-
denciales y parlamentarias; a la vez, por disposición constitucional, se eliminó
la renovación de los diputados provinciales cada dos años.8 De esta manera,
desde ese año se modificó en un doble sentido el calendario electoral. Por un
lado, se separaron las elecciones provinciales y municipales de las nacionales
y, por otro, se eliminaron las elecciones de medio período que significaban la
renovación de aproximadamente el 85% del total de integrantes del congreso.
Tres aspectos llaman la atención al considerar los cuatro elementos señala-
dos (fórmula de representación, magnitud de los distritos, forma de votación
y calendario electoral). En primer lugar, que en un contexto caracterizado por
la diversidad –en el que es posible identificar sociedades locales o regiona-
les– las regulaciones de los procesos electorales fueran establecidas de una
manera uniforme. En segundo lugar, que no se guardara coherencia entre esas
regulaciones y otras relacionadas con los procesos electorales así como las
actividades de los partidos políticos. En tercer lugar, que tampoco se asegurara
la coherencia entre el conjunto de esas disposiciones y los objetivos que se
pretendía alcanzar.
7 Los concejales se renuevan parcialmente cada dos años. En una ocasión se reemplaza la mayoría
(la mitad más uno) y en otra la minoría. Con los consejeros provinciales ocurría lo mismo, pero
estos fueron eliminados por la Constitución de 2008, cuando los alcaldes cantonales pasaron a
ocupar ese puesto.
8 La destitución de Abdalá Bucaram por parte del Congreso Nacional incluyó la designación –no
prevista en el ordenamiento constitucional– de un presidente interino, para un período de diecio-
cho meses. Esto determinó que la elección presidencial que debía realizarse en el año 2000 tuviera
lugar en 1998 y que se produjera el desfase con las provinciales y cantonales, ya que para ellas no
fue alterado el calendario establecido.
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Respecto al primer punto se puede asegurar que predominó el interés por ho-
mogeneizar los procesos políticos, lo que se hallaba estrechamente vinculado
al objetivo de constituir partidos de alcance nacional y con gran capacidad
de representación. En ese sentido, es importante destacar que la legislación
vigente establecía que los partidos políticos deben tener alcance nacional, para
lo cual deben “contar con una organización nacional, la que deberá extenderse
al menos a diez provincias del país” (LPP 1978, artículo 12). Al no cumplir
con esa disposición, el partido no podía ser inscrito en el registro electoral,
con lo que quedaba fuera de la competencia ya que no obtenía su legalización.
Ya en la práctica electoral, estas organizaciones debían participar también al
menos en diez provincias en las elecciones pluripersonales, esto es, en las de
diputados, consejeros provinciales y concejales municipales (LPP, artículo 39).
El incumplimiento de esta disposición era causal de cancelación inmediata de
la inscripción y por tanto de extinción de un partido (LPP, artículo 37). Por
consiguiente, todos los partidos, sin excepción alguna debían ser organizacio-
nes nacionales aun cuando alguno pretendiera participar exclusivamente en
ámbitos locales o provinciales.
Si esto se establecía para los partidos, era inevitable que se hiciera extensivo a
los procesos electorales en los que participaban. La unificación de los proce-
sos electorales, en términos tanto de la fórmula aplicada como de la forma de
votación e incluso la simultaneidad en la realización, obedecía claramente a
esa visión. Pero el desconocimiento, en las normas y las leyes, de las especifi-
cidades locales y regionales, introdujo una presión muy fuerte para la orienta-
ción de los actores políticos. Ellos se veían obligados a actuar en los espacios
nacionales, o por lo menos en función del ámbito nacional, aun cuando sus
reivindicaciones no rebasaran el marco de pequeños espacios territoriales.
Estas regulaciones produjeron una contradicción evidente con una realidad
caracterizada por la diversidad. La existencia de sociedades locales, que se
manifiesta en la coexistencia de múltiples necesidades y demandas políticas,
exige un correlato en las formas y en los mecanismos de representación. Sin
embargo, al obligar a los partidos –único mecanismo de participación electo-
ral– a constituirse en organizaciones nacionales se cerró la posibilidad de que
esas demandas pudieran ser procesadas en los niveles correspondientes. Es
decir, en la práctica se eliminó la potestad de toma de decisiones en los ámbi-
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En relación con el segundo aspecto, cabe señalar que existen muchas contra-
dicciones entre todo ese conjunto de disposiciones. Posiblemente, el indicador
más claro en este sentido es el de la prohibición de establecer alianzas en las
elecciones de diputados, consejeros y concejales, que estuvo vigente por más
de quince años y que, de hecho, contradice el objetivo de consolidar parti-
dos o tendencias fuertes. Cada partido, como se ha visto, estaba obligado a
actuar en el ámbito nacional, pero a la vez debía hacerlo solo, sin alianzas
con otros partidos, lo que constituye un incentivo para la fragmentación. Otro
indicador de las contradicciones es el que se presenta cuando se considera la
utilización de la doble vuelta para la elección presidencial frente a la de la
fórmula proporcional en la elección de diputados, la realización de las elec-
ciones legislativas junto a la primera vuelta y las magnitudes de los distritos.
La doble vuelta busca Gobiernos fuertes, lo que debe interpretarse como una
amplia base de votantes pero también como bancadas legislativas de apoyo
9 La fragmentación se redujo únicamente cuando se combinó la casi total desaparición de los par-
tidos con el surgimiento del liderazgo personalista de Rafael Correa. Esto se manifestó en las elec-
ciones para la Asamblea Constituyente de 2007, en las legislativas de 2009 y de 2013, así como
en las municipales de 2014. Sin embargo, cuando las elecciones locales se separaron de las nacio-
nales, como ocurrió en las municipales de 2014, se dibujó nuevamente un sistema fragmentado.
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Resulta inevitable que los intentos de uniformizar desde lo jurídico a una rea-
lidad claramente heterogénea, así como la escasa coherencia de las regula-
ciones, lleven al tercer elemento señalado, esto es, a la contradicción –o por
lo menos la poca adecuación– de aquellas normas con los objetivos que se
pretendía obtener. Se ha vuelto imposible en un contexto de esa naturaleza la
conformación de Gobiernos sólidos y de parlamentos con alto grado de repre-
sentatividad y, a la vez, con capacidad para legislar en función de las necesida-
des de la población, entendidos como los elementos básicos de funcionamiento
del sistema político.
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cer a lo largo del tiempo con el fin de mantener las condiciones adecuadas para
la actividad política. El resultado palpable es que el país no ha contado con un
cuerpo normativo vigente por períodos relativamente largos, que pudiera ser
puesto a prueba en procesos de mediano alcance y que ofreciera algún grado
de certidumbre, marco adecuado para las prácticas políticas.
El cambio constante de las reglas de juego se ha convertido en un obstáculo
para que los actores políticos y la ciudadanía pudieran desarrollar pautas de
conducta relativamente estables. Al no contar con claros puntos de referencia
no se han podido consolidar rutinas ni institucionalizar procedimientos. Resul-
ta innegable que la alteración sucesiva y contradictoria de las reglas constituye
una de las causas que explican los problemas que han aquejado a la política
ecuatoriana y que han incidido en sus bajos rendimientos.
A esto debe añadirse que las sucesivas reformas no han guardado coherencia
entre ellas y tampoco han respondido a los objetivos que guiaron originalmen-
te el proceso de retorno constitucional. Por lo general, han obedecido a las con-
diciones políticas del momento y han respondido a los intereses particulares de
determinados actores sociales y políticos, lo que ha sido un impedimento para
consolidar un marco normativo homogéneo, armónico y claramente orientado
hacia determinados fines.
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lado, y las prácticas políticas, por otro, han convertido al primero en objeto
permanente de negociación dentro de la acción concreta que se desarrolla en
este último. La Constitución se ha convertido así en arena para el enfrenta-
miento político y al mismo tiempo en uno de los elementos que se encuentran
en disputa en la política.11
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Las primeras reformas (1983) fueron de gran profundidad. Redujeron los pe-
ríodos de la gestión presidencial y de los diputados, cambiaron los términos de
renovación del congreso, alteraron el calendario electoral y, de manera indirec-
ta, afectaron la relación entre el ejecutivo y el legislativo. De los cinco años que
establecía la Constitución, se redujo a cuatro el período de las autoridades del
ejecutivo y el legislativo, a la vez que se introdujeron varias diferencias entre
diputados nacionales y provinciales. La definición del período en cinco años
(que rompía la tradición de cuatrienio que había caracterizado la historia polí-
tica nacional) había sido una de las medidas para contrarrestar la inestabilidad,
ya que se suponía que tiempos más largos reducirían la incertidumbre generada
por elecciones sucesivas y serían propicios para obtener mejores rendimientos
en la gestión del ejecutivo y el legislativo. Sin embargo, pronto, los partidos y
fuerzas sociales que quedaban fuera de la presidencia y del congreso comen-
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12 Los doce diputados nacionales (número fijo incrementado a veinte por una sola ocasión, en
1998), se elegían en distrito único nacional, mientras los otros provenían de veinte distritos pro-
vinciales de diversa magnitud (elevados después a veintidós por la creación de dos provincias).
La edad mínima para los candidatos era de treinta y veinticinco años, para la diputación nacional
y provincial, respectivamente. El número total de diputados en el primer período fue de sesenta
y nueve (doce nacionales y cincuenta y siete provinciales). La constitución de 1998 eliminó la
diputación nacional.
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Además, dado que los partidos obligados a presentar candidatos en por lo me-
nos diez provincias, así como a obtener una votación mínima (del 4% o del 5%
de acuerdo con las disposiciones del momento) y que prohibidas las alianzas,
aquella reforma no hizo sino profundizar la tendencia a la fragmentación. Los
partidos pequeños encontraron en ella un seguro para su permanencia. Debi-
do precisamente a esa conjugación de normas contradictorias, no se le puede
atribuir a la simultaneidad de la elección parlamentaria, con la primera vuelta
presidencial, todos los efectos negativos. Es verdad que en la única ocasión en
que se realizó junto a la segunda vuelta presidencial (en 1979) hubo un número
relativamente menor de partidos representados en el congreso y que el partido
del presidente electo se acercó a la mayoría absoluta (47,3%).14 Pero al tratarse
14 Llama la atención que el partido del candidato que ocupó el segundo lugar en la elección presi-
dencial en esa ocasión apenas obtuviera el 2,8% de los escaños y que en conjunto con la coalición
que lo apoyaba apenas llegara al 16,0%. Por tanto, la realización de la elección legislativa junto a
la segunda vuelta presidencial no cumplió con la expectativa de concentrar la votación legislativa
entre los partidos (o coaliciones) de los dos contendientes.
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sus bases.
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1979-1984 10
1984-1986 13 30.0
1986-1988 13 0.0
1988-1990 11 -15.4
1990-1992 10 - 9.1
1992-1994 12 20.0
1994-1996 14 16.7
1996-1998 11 -21.4
1998-2002 9 -18.2
2002-2006 20 122.2
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sobre asuntos relacionados con las instituciones del sistema político, así como
con temas económicos y sociales.18
Los resultados han dependido en gran medida de las condiciones políticas así
como del grado de aceptación del Gobierno que las ha convocado más que del
contenido de las preguntas en sí. En la práctica, las consultas han funcionado
más como referéndum sobre la gestión gubernamental que como referéndum
sobre aspectos específicos de carácter político, institucional y legal. Por ello su
efectividad como mecanismo de reforma ha sido bastante limitada. Más bien,
en la medida en que ha colocado las definiciones institucionales en el mismo
plano de los temas políticos corrientes, cada consulta ha contribuido a la inse-
guridad, a la pérdida de referentes y a la heterogeneidad.
popular. Todos estos mecanismos de expresión directa se agrupan bajo la última denominación.
18 La consulta de 1986 solamente trató la participación de los independientes. La de 1994 trató
siete temas diferentes, entre ellos, algunos de carácter social, como la reforma al régimen de segu-
ridad social. La de 1995 retomó algunos de esos asuntos por medio de ocho preguntas.
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19 Aparentemente, a las personas que impulsaron la reforma (mediante una pregunta incluida en
la consulta popular de 1997) les interesaba instaurar un sistema de voto preferencial. Sin embargo,
la forma equívoca y poco clara en que fue formulada la pregunta llevó al sistema personalizado de
listas abiertas (panachage).
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20 La suma de los votos de cada lista podría ser considerada contradictoria con la forma de vota-
ción por personas. Pero también se las podría interpretar como complementarias, ya que se puede
suponer que el elector expresa al mismo tiempo la preferencia por personas y por corrientes ideo-
lógicas. De cualquier manera, esa suma es necesaria, en términos prácticos, para la conformación
de bancadas parlamentarias así como para la asignación del financiamiento estatal.
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Entre los elementos menos debatidos del sistema electoral está el que obliga a
los partidos a tener una organización nacional y participar en las elecciones en
todo el país (o por lo menos en un número mínimo de provincias). La medida
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ción de los independientes, ya que permitió que los intereses locales se orga-
nizaran y compitieran en las elecciones en sus respectivos espacios. Sin em-
bargo, esto es válido solamente para las elecciones orientadas a conformar los
organismos provinciales y cantonales. No surte efecto en el congreso ya que,
como se ha señalado, esta apertura constituye un aliciente para la presencia de
agrupaciones minúsculas en el parlamento.
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Por un lado, eliminaría a los pequeños y, por otro, en la medida en que estos
no tuviesen mayor oportunidad electoral, funcionaría como un aliciente para
la agregación en organizaciones con reales posibilidades de acceder a cargos.
Siendo apenas una barrera de registro, que solamente actúa a posteriori, no se
constituye en un incentivo en esa dirección.
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Durante la mayor parte del período analizado estuvieron prohibidas las alian-
zas para las elecciones de diputados, consejeros provinciales y concejales can-
tonales, lo que funcionó también como factor de impulso a la fragmentación.
En efecto, cada partido debía presentarse aisladamente en las elecciones, lo
que de hecho se transformó en un mecanismo multiplicador de su número. A
pesar de la cercanía ideológica e incluso del impulso a una misma candidatura
presidencial, los partidos no podían conformar alianzas ni presentarse dentro
de una misma fórmula electoral. Adicionalmente, la disposición comentada
acerca de la obligación de presentar candidatos a nivel nacional, reforzaba esta
tendencia, con los resultados mencionados.
Desde el año 1996 se eliminó la prohibición que pesaba sobre las alianzas, pero
se introdujo una modalidad que no contribuyó a superar en su totalidad los pro-
blemas reseñados. Según esas disposiciones, la alianza se materializa en una
sola lista, en la que confluyen todos los partidos que la conforman, de manera
que siempre existe un costo relativamente alto para ellos en la medida en que
pierden sus respectivas identidades. No está abierta la posibilidad de que cada
partido mantenga su identidad y presente sus propios candidatos dentro de
alianzas, una salida que sería un aliciente mayor para la integración.
Dentro de esta nueva modalidad, las alianzas han funcionado como vías adi-
cionales para la supervivencia de los partidos pequeños. Al unirse entre sí o
con otros más grandes, han garantizado su permanencia electoral y su desem-
peño en el congreso prácticamente en los mismos términos que lo hacen cuan-
do llegan solos. En efecto, debido a que una vez elegidos no tienen obligación
de permanecer dentro de la alianza, al posesionarse la abandonan enseguida y
actúan por su propia cuenta. No existen regulaciones que sancionen este tipo
de comportamientos. De este modo, las alianzas terminan por convertirse en
mecanismos para permitir que los partidos pequeños alcancen escaños legisla-
tivos y se reproduzca así la dispersión en el interior del congreso.22 En defini-
22 Una manera de contrarrestar estos efectos negativos podría ser la atribución exclusiva de deter-
minadas iniciativas legislativas (proyectos de ley, juicios políticos) a las bancadas parlamentarias,
las que a su vez deberían tener un número mínimo de integrantes por debajo del cual no podrían
actuar como tales. A pesar de que la legislación regula el tamaño de las bancadas, no es clara en
cuanto a las atribuciones exclusivas, lo que lleva a que cada legislador –especialmente de los par-
tidos pequeños y menos organizados– actúe en términos individuales.
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23 Al contrario de los partidos, los independientes no están obligados a contar con una organiza-
ción nacional ni a presentar candidatos en un número mínimo de provincias. Únicamente deben
presentar una cantidad de firmas de apoyo equivalente al 1% del padrón electoral de la circuns-
cripción en la cual competirán.
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24 Desde 2002 se inició el declive de los votos recibidos por los partidos. La elección de asam-
bleístas constituyentes de 2007 fue la expresión final del sistema de partidos que se había confi-
gurado desde la transición.
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100,0
92,6
90,0
80,4 87,0
80,0
74,4 77,6 72,7
70,0 65,7
67,6 62,8 68,4
63,6
60,0
50,0
40,0 37,2
36,4
32,4 31,6 34,3
30,0
25,6 27,3
22,4
20,0
19,6 13,0
10,0
7,4
0,0
1979 1984 1986 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2006
Es posible que la misma competencia con los independientes haya sido uno de
los factores impulsores de esto, pues los partidos se han visto obligados a jugar
en un terreno donde valen más lo resultados inmediatos que las reglas, los
procedimientos y la coherencia ideológica y programática. De alguna manera,
la presencia de los independientes, entre otros factores, ha configurado un tipo
de competencia en la que se privilegia la obtención de votos por encima de las
propuestas programáticas. Finalmente, este conjunto de elementos llevó a la
combinación de la búsqueda de votos, la necesidad de mantener y fortalecer
los lazos con electores duros y la obligación de arrojar rendimientos económi-
cos y sociales.
57
Cuadro 1.5. Votación por los partidos significativos, 1979-1996. Elección
de diputados provinciales (%) sobre total de votos válidos
58
1996 presidente (en prim era)
1998 - Fórm ula con vice- Sí
4 años Sí Absoluta 2 b Relativa
2002 presidente (en prim era)
2002 - Fórm ula con vice- >40 y dif. Sí
4 años Sí 2 45 días Relativa
2008 presidente de 10 (en prim era)
puntos
Fórm ula con vice- >40 y dif.
2008 4 años Sí 2 45 días Relativa Sí
presidente de 10 (en segunda)
puntos
Antología de la democracia ecuatoriana
Notas:
a Por única vez, en 1979, la elección de legisladores se realizó en la segunda vuelta electoral.
b La fecha de la segunda vuelta electoral fue cambiada en múltiples ocasiones. En el art. 45 de la
Ley de Elecciones de 1978 se indicaba que la primera vuelta se debía realizar el último domingo
de enero y la segunda, el primer domingo de mayo. En la reforma de 1987 se mantuvo la fecha de
la primera vuelta pero se cambió la fecha de la segunda. En 1990 se volvió a reformar y se decidió
acortar el período interelectivo ya que la primera vuelta se debía realizar el tercer domingo de
mayo y la segunda el tercer domingo de junio. En 1991, se volvió a reformar este artículo en la
fecha de la segunda vuelta, pasándose a elegir el primer domingo de julio. En 2000, se reformó
nuevamente y se estableció que la primera vuelta se realizara el tercer domingo de octubre mien-
tras que la segunda, el último domingo de noviembre de ese año.
Personalizado,
Votación
de listas y entre
Proporcional mixta personali-
1998 Provinciales 121 21+ 1 listas 4 Sí
zada
Personalizado,
de listas y entre
2000 Proporcional D´Hondt Provinciales 100 22 pl. listas 4 Sí
Personalizado,
Imperiali de listas y entre
2003 Proporcional (corregido) Provinciales 100 22 pl. listas 4 Sí
Personalizado,
Factor de listas y entre 4
2006 Proporcional ponderado Provinciales 100 22 pl. listas Sí
Personalizado,
24 pl. + 1
D´Hondt Nacionales de listas y entre 4
+ 3 extrate-
2009 Proporcional Hare Provinciales 124 listas Sí
rritoriales
Personalizado,
D´Hondt Nacionales
2012 Proporcional 136 de listas y entre 4
Hare Provinciales 24 pl. + 1
listas Sí
59
Antología de la democracia ecuatoriana
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Antología de la democracia ecuatoriana
Referencias
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Antología de la democracia ecuatoriana
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ca”. Journal of Democracy 12, n.º 1: 146-159.
Documentos públicos
62
Antología de la democracia ecuatoriana
63
Antología de la democracia ecuatoriana
1 El autor agradece a Daniel Brinks, Max Cameron, Michael Coppedge, Fran Hagopian, Gret-
chen Helmke, Steve Levitsky y Michelle Taylor-Robinson por sus comentarios lúcidos y su va-
liosa retroalimentación. La versión original de este ensayo fue publicada como Mejía Acosta,
Andres. “Crafting Legislative Ghost Coalitions in Ecuador: Informal Institutions and Economic
Reform in an Unlikely Case.” Gretchen Helmke and Steven Levitsky, eds. Informal Institutions
and Democracy: Lessons from Latin America. pp. 69-85. © 2006 Johns Hopkins University Press.
La reproducción de este ensayo se hace con el permiso de Johns Hopkins University Press. El
autor ha entregado los derechos patrimoniales para la reproducción de este artículo al Instituto de
la Democracia.
65
Antología de la democracia ecuatoriana
Al nivel más general, este capítulo muestra que las instituciones informales
pueden jugar un papel importante en explicar la brecha entre los resultados
pronosticados por las teorías institucionales estándares y los patrones obser-
vados de cambio político y reforma económica. Específicamente, el capítulo
ilustra cómo las coaliciones fantasmas ayudaron a promocionar la cooperación
entre poderes y superar las rigideces institucionales impuestas por las normas
formales (electorales y legislativas). Mientras la construcción de coaliciones
por parte del ejecutivo ha ayudado a solucionar problemas del presidencialis-
mo multipartidista en varios países latinoamericanos, entre ellos, Chile, Bo-
2 Por un repaso más extenso de las teorías alternativas que explican el éxito o el fracaso de refor-
mas orientadas al mercado en Ecuador, ver Mejía Acosta (2004: 3-9).
66
Antología de la democracia ecuatoriana
Como muchos países latinoamericanos durante los años 1980, Ecuador en-
frentó el reto de reemplazar el modelo de industrialización por sustitución de
importaciones con políticas de ajuste fiscal dirigidas a pagar los fuertes com-
promisos de la deuda externa y promover la liberalización económica (Nelson
1989; Williamson 1990; Haggard y Kaufman 1995). Por más de dos décadas,
los presidentes ecuatorianos lucharon contra un congreso altamente fragmen-
tado y un público escéptico para aprobar las políticas de ajuste y reformas es-
tructurales recomendadas por las instituciones financieras internacionales a fin
de ser elegible para recibir créditos internacionales frescos (Grindle y Thoumi
1993; Hey y Klak 1999). Tales políticas, concebidas en gran parte por el de-
nominado “Consenso de Washington”, prescribieron la adopción de liberaliza-
ción financiera y comercial, disciplina fiscal, reducción del sector público (in-
67
Antología de la democracia ecuatoriana
3 Solo en 1999, la economía ecuatoriana fue severamente afectada por inundaciones relacionadas
con el fenómeno climático de El Niño (con pérdidas calculadas del 13% del PIB), la caída de los
precios internacionales del petróleo (de US$20,45 por barril en 1996 a US$6,95 en 1998) y el
efecto contagio de la crisis rusa (la desaparición de crédito internacional además de una tasa de
interés altísima) (De la Torre et al. 2001).
4 A mediados de los 1990, se aprobaron varias reformas para abolir los límites del mandato, elimi-
nar las elecciones intermedias y adoptar un peculiar sistema de RP de listas abiertas que permitía
la votación personalizada. Para una reseña más completa de las implicaciones de la reforma insti-
tucional en la formación de coaliciones, ver Mejía-Acosta (2004).
5 Los presidentes tuvieron la exclusiva autoridad para iniciar los procesos presupuestarios y otra
legislación relacionada con la economía, para contratar y adquirir deuda externa y para conceder
las licencias y contratos requeridos para la administración del sector público (Constitución Política
de Ecuador, art. 171). También tuvieron algunas prerrogativas para perdonar y reducir sentencias y
aprobar legislación controvertida mediante el referéndum.
68
FIGURA 1
Antología de la democracia ecuatoriana
6 Los datos reportados son índices netos de aprobación (todos favorables – desfavorables) del
presidente. El apoyo por el desempeño legislativo (que no se reporta aquí) se queda en números
negativos también.
69
Antología de la democracia ecuatoriana
70
Antología de la democracia ecuatoriana
Pese a este ambiente difícil, sin embargo, los gobiernos ecuatorianos lograron
reiteradamente evitar las crisis de hiperinflación y controlaron los crecientes
déficits fiscales que plagaron a otras economías latinoamericanas. Los presi-
dentes obtuvieron la aprobación de legislación para mejorar el cobro de tribu-
tos y controlar los gastos gubernamentales durante los 1980 (Grindle y Thoumi
1993). Bajo la etiqueta genérica de “reformas de modernización”, el gobierno
aprobó leyes importantes que liberalizaban las finanzas, el comercio y la ban-
ca al inicio de los 1990, a pesar de tener poco o ningún apoyo en el congreso
(Hey y Klaks 1999; De la Torre et al. 2001). En el año 2000, una coalición de
partidos opositores en el Congreso aprobó la Ley de Estabilidad Monetaria y
Recuperación Económica (Trole I) para adoptar el dólar estadounidense como
moneda nacional.11 Otras reformas importantes, tanto la Ley de Responsabili-
dad Fiscal y Gasto Gubernamental como legislación en los temas de la banca y
legislación laboral requeridas para implementar las reformas de dolarización,
fueron aprobadas pese a una presencia minoritaria del partido gubernamental
en el Congreso.
mecos: alianzas pactadas con el gobierno en el último momento” (Baus Herrera 1994: 229-231).
11 La primera propuesta de ley incluyó algunas reformas necesarias para implementar la dolariza-
ción en Ecuador y fue aprobada a fines de febrero, solo 14 días después de ser propuesta (para un
informe completo, ver EIU Ecuador Country Report, 1st quarter 2000: 16). A mediados de marzo,
Noboa propuso las nuevas enmiendas requeridas por el FMI para firmar con Ecuador el acuerdo de
créditos de contingencia, y pese a que la mayoría legislativa no estaba totalmente de acuerdo con
las reformas, aceptaron el veto parcial del gobierno.
12 El Índice es una medida agregada de reformas en las áreas de comercio, finanzas, cuentas capi-
tales, privatizaciones e impuestos entre 1970 y 1995; va desde 0 (intervención estatal completa en
dichas áreas políticas) a 1 (liberalización) (Morley et al. 1999).
71
Antología de la democracia ecuatoriana
13 Para una excepción interesante a esta tendencia, Calvo y Gibson afirman que las prácticas clien-
telares fueron utilizadas de manera eficiente para producir coaliciones legislativas baratas para la
reforma económica en Argentina (Gibson y Calvo 2000).
14 Mainwaring señala acertadamente que ni el clientelismo ni el patrimonialismo son contérminos
con la corrupción (1999: 180). La obtención de recursos del Estado para una región específica o
la distribución de cargos gubernamentales a socios políticos pueden ser prácticas legítimas o no
proscritas por la Constitución. No obstante, al operar en poliarquías poco institucionalizadas con
autoridad legal erosionada y sin enlaces –verticales y horizontales– de rendición de cuentas, los
intercambios clientelistas crean enormes tentaciones para la corrupción (O’Donnell 1996).
72
Antología de la democracia ecuatoriana
73
Antología de la democracia ecuatoriana
17 Otra estrategia encubierta para “apoyar sin apoyar” fue aplicada por la izquierdista ID, lo que
hacía posible la elección de Esparza mediante la votación por un tercer candidato de paja (“La
convergencia al revés”. Vistazo, 26 de agosto de 1983).
18 Al terminar su periodo como congresista, Gary Esparza recibió el control de la Administración
Aduanera, presumiblemente por su papel en facilitar la cooperación legislativa con el gobierno
de Hurtado.
19 Diario HOY, Quito, 24 de enero de 2001.
74
Antología de la democracia ecuatoriana
Al crear las coaliciones, los líderes de los partidos políticos ecuatorianos cal-
75
Antología de la democracia ecuatoriana
21 Los presidentes ecuatorianos tuvieron la autoridad de nombrar por lo menos unos 200 funciona-
rios gubernamentales, entre ellos, los ministros y todos los subsecretarios ministeriales.
22 En Ecuador, por ejemplo, un ministro de Salud u Obras Públicas recién nombrado tendría, por
su parte, la autoridad de nombrar directores provinciales, conceder contratos gubernamentales e
incluir sus propios compinches políticos en el rol de pagos gubernamental.
23 Después de las reformas constitucionales de 1998, las autoridades legislativas se elegían cada
dos años y había una provisión explícita para seleccionar al presidente del Congreso de entre los
dos partidos con el mayor número de legisladores.
24 La administración del poder judicial mediante un nombramiento conjunto del ejecutivo y los
partidos políticos de los jueces de la Corte Suprema (entre 1979 y 1996) o el nombramiento de
los miembros del Tribunal Constitucional desde 1997. 2) La supervisión de elecciones mediante
la designación de los miembros de la junta directiva del Tribunal Supremo Electoral (TSE) y los
de los tribunales provinciales. 3) El control y supervisión de la administración gubernamental
mediante el nombramiento de autoridades tales como el Fiscal General del Estado, el Contralor
General y los Superintendentes de Bancos y Telecomunicaciones además de los varios directores
de las empresas estatales.
76
Antología de la democracia ecuatoriana
25 Las coaliciones pro-gubernamentales son las compuestas de los partidos que votan a favor del
candidato del poder ejecutivo en las elecciones anuales para las autoridades legislativas.
26 Asimismo, en su trabajo sobre la formación de coaliciones en Italia, Mershon arguye que los
políticos pudieron “alzar” los pagos a coaliciones al ampliar –entre otras cosas– el número de
puestos sub ministeriales disponibles a los socios de la coalición (1996: 538).
77
Antología de la democracia ecuatoriana
deraban sus baluartes.27 Los líderes, por su parte, utilizaron estas “canastas de
premios” para disciplinar y premiar a los miembros de su partido.28
27 Entrevista con un ex presidente ecuatoriano quien solicitó no ser identificado, Quito, abril de
2001.
28 A través de estos cargos, los partidos políticos lograron acceso a significativos recursos al nivel
provincial o de un área específica, y el derecho de otorgar concesiones y licencias a diversas partes
interesadas, negociar la canalización de fondos para una localidad, nombrar y remover burócratas
gubernamentales de niveles inferiores, y usar su estatus diplomático para promover políticas de
comercio, turismo y cultura.
29 El incremento fue especialmente significativo en las cuentas de gastos más flexibles: Transfe-
rencias, Asignaciones (locales), Gastos Generales y Obras Públicas (Araujo 1998: 145).
30 Una encuesta de legisladores ecuatorianos, de 1996, confirma esta conexión clientelar. Al ser
preguntados cuán importante es para ellos obtener recursos para sus comunidades, más del 90 por
ciento de los legisladores de partidos centristas o derechistas, y más del 80 por ciento de partidos
centro-izquierdistas respondieron que era “muy importante” (Mateos y Alcántara 1998: 90).
31 Porque parece que el presidente Noboa compró votos individuales para promover una Reforma
Fiscal en el congreso en 2001. El 3 de mayo, el presidente Noboa obstaculizó un intento legislativo
78
Antología de la democracia ecuatoriana
de derogarla y aprobó un incremento en el IVA del dos por ciento con los votos decisivos de varios
legisladores quienes no votaron o votaron en contra de los líderes de sus partidos. En las siguientes
semanas, los medios reportaron la naturaleza de la compensación recibida por los legisladores de-
sertores: Reynaldo Yanchapaxi (veterano legislador de Cotopaxi por la DP) obtuvo mejoras viales
para su provincia, Raúl Andrade (legislador del Partido Roldosista Ecuatoriano, PRE) obtuvo un
crédito por vía rápida para su provincia nativa de Manabí, Fulton Serrano (PRE) regateó el cargo
de gobernador para su hijo y el puesto de Ministro de Salud para otro familiar. Ver “Noboa depen-
de de cuotas políticas”, diario El Comercio, Quito, 8 de julio de 2001.
32 Legisladora Alexandra Vela (DP), entrevistada por el autor. Quito, julio de 1999.
33 En promedio, solo uno de cada diez legisladores en Ecuador abandona su partido en un año
dado, a pesar de las barreras inexistentes o ineficaces para castigar la deserción partidaria. Por el
contrario, los legisladores brasileros, quienes operan en una legislatura igualmente fragmentada y
polarizada, cambiaron de partido dos o tres veces más frecuentemente que sus colegas ecuatoria-
nos (Hagopian 2003, Mainwaring 1999).
79
Antología de la democracia ecuatoriana
2004: 154). Por ejemplo, el presidente Hurtado premió con frecuencia la fac-
ción del Grupo Roldosista (compuesto principalmente de legisladores quienes
habían abandonado la Concentración de Fuerzas Populares [CFP], un partido
opositor) con prebendas gubernamentales a cambio de apoyo legislativo. Asi-
mismo, el gobierno de Noboa compensó su falta de apoyo partisano al ofrecer
premios de coalición al “independiente” Movimiento de Integración Nacional,
compuesto principalmente de miembros contrariados con la DP. Este patrón
de fabricar coaliciones informales con proto-partidos compuestos por estos,
desafía la sabiduría convencional de que los legisladores independientes en
Ecuador están “sueltos” o son “flotantes” (Conaghan 1995).
Monitoreo y sanciones
80
Antología de la democracia ecuatoriana
81
Antología de la democracia ecuatoriana
39 Tal vez un ejemplo clásico de esto es el del diputado del PSC León Febres Cordero (1979-
1984) quien lanzó varias iniciativas de juicio político antes de ganar fama electoral que a luego le
ayudaba llegar a la presidencia en 1984.
82
Antología de la democracia ecuatoriana
Tal vez la manera más eficaz de obligar el cumplimiento con las coaliciones
fantasmas es la amenaza de “ir al pueblo”, o revelar públicamente los acuerdos
(en muchos casos ilícitos) que subyacen al pacto original. Como ha observado
Sánchez-Parga, el escándalo político en Ecuador ofrece un “laboratorio ex-
traordinario para estudiar el proceso de construcción política en una sociedad”
(1998: 119). De hecho, amenazar con hacer el escándalo o proceder a desenca-
denarlo es un instrumento político clave para mantener o renovar las alianzas
clandestinas en el Congreso. Tanto los gobiernos como sus aliados legislativos
arriesgan perder con tales escándalos, de modo que la amenaza de revelar la
existencia de una alianza puede ser utilizada eficazmente por ambos lados.
De hecho, si tales amenazas son eficaces, los casos fácilmente observables de
cumplimento mediante la divulgación al público deberían ser relativamente ra-
ros (en otras palabras, cuando una institución informal funciona, los jugadores
conocen las normas y los costos de violarlas, así que los actos que obligan el
cumplimiento deben ser raros). No obstante, como sugiere la siguiente discu-
sión del acenso y descenso de coaliciones fantasmas durante el gobierno del
83
Antología de la democracia ecuatoriana
Tal vez el ejemplo más claro del monitoreo y sanción de una coalición fantas-
ma se encuentra en el gobierno de Sixto Durán-Ballén (1992-1996), en el cual
el gobierno formó una alianza secreta con el Partido Social Cristiano (PSC)
de la oposición para aprobar un conjunto significativo de reformas orientadas
al mercado y denominadas Leyes de Modernización. Al posesionarse, Ballén,
un conservador, presentó su plan para “terminar con la estructura vergonzo-
sa de privilegio del ineficiente sector público, que absorbe los recursos del
Estado, provee servicios deficientes y ahoga el desarrollo nacional” (Revista
Vistazo, citado en Hey y Klaks 1999: 78). El agente clave tras las “reformas
de modernización” fue el vicepresidente Alberto Dahik, un economista for-
mado en Princeton y un proponente de línea dura de la austeridad fiscal y
la reestructuración económica (Hey y Klaks 1999). Durán-Ballén heredó una
economía que crecía a un ritmo moderado (3,6 por ciento) con un déficit fiscal
relativamente pequeño del 1,2 por ciento del PIB, aunque la erupción de un
conflicto armado con Perú (en enero de 1995) proporcionó un shock adicional
que afectaba el programa de ajuste del gobierno.
El gobierno de Durán Ballén fue marcado por una ausencia dramática de apoyo
partisano en el Congreso. Antes de los comicios presidenciales de 1992, Durán
Ballén había abandonado el PSC para formar su propio partido, el Partido de
Unión Republicana (PUR). Aunque la jugada le ayudó a ganar la presidencia
en 2002, el PUR solo ganó 12 de los 77 curules en la legislatura, los cuales,
combinados con los seis curules de sus aliados del Partido Conservador de
Ecuador (PCE), daban al gobierno menos de la cuarta parte de los legislado-
res. Al verse confrontado con una débil coalición centroizquierdista, el nuevo
presidente optó por trabar un acuerdo legislativo con el PSC, el partido con 21
curules, el mayor número en el Congreso.43
84
Antología de la democracia ecuatoriana
44 Cuando el PSC perdió la elección del presidente del Congreso a Carlos Vallejo (ID) en agosto
de 1992 (Burbano y Rowland 1998), una alianza gubernamental le ayudó retomar el control de las
Cortes y los Tribunales Electorales hasta 1994 (Dahik 1995).
45 Los índices de cambios de partido llegaron a una tasa record de casi el 25 por ciento de los
legisladores durante este periodo. En algún momento, el “grupo de independientes” llegó a ser el
85
Antología de la democracia ecuatoriana
segundo contingente más grande del Congreso, y esto le dio tremendo poder de negociación frente
al ejecutivo (Mejía Acosta 2003).
46 Diario Hoy, 13 de agosto de 1993 (como citado en Landau 2001: 128).
47 Entrevista a Alberto Dahik, 30 de enero de 2001, citado en Landau (2001: 47).
86
Antología de la democracia ecuatoriana
las exigencias del PSC habían escalado más allá del pacto original, Dahik in-
tentaba hacer cumplir el acuerdo al amenazar con hacerlo público. Durante
una entrevista con el periodista Jorge Vivanco en julio de 1995, Dahik sugi-
rió que algunos jueces de la Corte Suprema –vinculados con el PSC– habían
buscado coimas del ejecutivo para constatar la constitucionalidad de ciertas
Leyes de Modernización que estaban siendo impugnadas por la oposición. La
acusación arrojó luz al PSC porque había jugado un papel clave en nombrar a
los jueces de la Corte Suprema en 1992. Según el congresista Castello, el go-
bierno y los líderes del PSC se reunieron una vez más después de la entrevista
controvertida, pero no pudieron reconciliar sus posiciones cuando el gobierno
no quiso hacer más transferencias de fondos públicos al PSC (1995). Febres
Cordero (entonces alcalde de Guayaquil), enojado, le acusó a Alberto Dahik
de corrupción, irónicamente por comprar votos en el Congreso, y le advirtió:
“El zorro ha intentado hacerse el astuto de nuevo pero ya ha llegado su hora
[…] el pueblo lo cogerá y lo condenará”.48 El PSC y otros partidos opositores
de la izquierda iniciaron un juicio político en contra del Vicepresidente. Des-
pués de un juicio de tres días, Dahik salió exonerado por una mayoría de 39 a
19 en el Congreso (con 14 abstenciones) pero renunció la vicepresidencia en
octubre de 1995. Poco después, salió en exilio a Costa Rica cuando un juez de
la Corte Suprema emitió una orden de detención (Sánchez-Parga 1998: 121,
Saltos 1999: 209).
Conclusión
87
Antología de la democracia ecuatoriana
88
Antología de la democracia ecuatoriana
Este análisis así revela la tensión inherente presentada por las reformas institu-
cionales diseñadas a “limpiar” la política ecuatoriana.49 Los esfuerzos recientes
para reformar el sistema político se han enfocado en limitar las monedas dis-
ponibles que inducen a la cooperación legislativa; esto incluyen la eliminación
del uso por parte del ejecutivo de fondos reservados, la eliminación de la ha-
bilidad de los legisladores de negociar asignaciones presupuestarias para sus
provincias o el castigo con el retiro del mandato de los legisladores quienes
abandonen sus partidos o negocien puestos gubernamentales.50 Aunque bene-
ficiosas desde el punto de vista de transparencia y rendición de cuentas, tales
reformas podrían haber tenido el efecto (en gran parte no deseado) de socavar
49 En Ecuador, algunos grupos de control, como el Comité Cívico Contra la Corrupción (CCCC),
han sido dotados con algunos poderes jurisdiccionales, e importantes leyes han sido aprobadas
para requerir la divulgación del financiamiento de campañas, la contratación gubernamental y el
acceso a información oficial. Finalmente, varias organizaciones cívicas que promueven la transpa-
rencia y la rendición de cuentas han aparecido en el contexto ecuatoriano, pero ninguno para actuar
como órgano de control legislativo.
50 Las dos primeras reformas se incluyen en la Constitución de 1998, mientras la tercera es codi-
ficada en el Código de Ética Legislativa de 1998.
89
Antología de la democracia ecuatoriana
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Antología de la democracia ecuatoriana
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1 Una versión corta de este capítulo fue publicada por G. Fontaine bajo el título “Equateur: de
l´impossible réforme politique à la révolution citoyenne”, en G. Couffignal (Dir.), Amérique Lati-
ne 2010. Paris: La Documentation Française (2010).
*Este artículo fue publicado anteriormente con el nombre “Transición hacia el centralismo buro-
crático” en Estado del País: Informe Cero Ecuador 1950-2010. FLACSO-UNICEF. 2011. pp.247-
262. Los autores han otorgado al Instituto de la Democracia los derechos patrimoniales para esta
publicación.
97
Antología de la democracia ecuatoriana
Pese a que se puede considerar que aquella transición puso un fin a los gran-
des conflictos y a las dictaduras militares del siglo 20, la inestabilidad siguió
siendo la principal característica de la vida política e institucional del país.
En efecto, entre la elección de Jaime Roldós, en 1979, y aquella de Rafael
Correa, en 2006, el Ecuador ha conocido once presidentes de la República2,
lo que lleva la duración promedio del mandato del jefe del Estado a dos años
durante estos 27 años. Cada uno defendió un proyecto de reforma que debió
enfrentarse a la complejidad del entramado político y social del país, mientras
la sociedad, a través de diferentes actores, proponía y demandaba un sistema
institucional público que responda en forma adecuada a sus necesidades. Por
lo tanto, desde el retorno a la democracia, el sistema político ha sido objeto de
múltiples ajustes que afectaron a las relaciones entre el legislativo, el ejecutivo
y el judicial, la duración de los mandatos, la organización de elecciones, el
modo de escrutinio, la representatividad de los diputados, etc. En tres oportu-
nidades, estos cambios siguieron movilizaciones populares que interrumpieron
el mandato presidencial.3 En cinco ocasiones, se acompañaron de consultas
2 Se trata de Jaime Roldós (1979-1981), Oswaldo Hurtado (1981-1983), León Febres Corde-
ro (1984-1987), Rodrigo Borja (1988-1991), Sixto Durán Ballén (1992-1995), Abdalá Bucaram
(1996-1997), Fabián Alarcón (1997), Jamil Mahuad (1998-2000), Gustavo Noboa (2001), Lu-
cio Gutierrez (2002-2005), Gustavo Palacio (2005-2006) y Rafael Correa (2007-2009; 2009-).
Tradicionalmente, la toma de posesión del jefe del ejecutivo interviene en enero siguiendo las
elecciones.
3 Se trata del procedimiento de sanción por “incapacidad mental” en contra de Abdalá Bucarám
(5 de febrero de 1997), tras las manifestaciones masivas en las principales ciudades del país, del
derrocamiento de Jamil Mahuad (el 21 de enero de 2000) por un golpe de Estado orquestado por el
movimiento indígena y los militares de rango intermedio, y de la huída de Lucio Gutiérrez (el 21
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Antología de la democracia ecuatoriana
La elección del binomio integrado por Jaime Roldós y Osvaldo Hurtado para
dirigir el primer periodo presidencial de la democracia fue vista como el signo
de los tiempos: tiempos de reforma. La junta militar que asumió el poder en
99
Antología de la democracia ecuatoriana
Las Fuerzas Armadas habían tomado el poder tras derrocar a Velasco Ibarra
en 1972, para administrar la riqueza petrolera, cuya explotación se iniciaba,
dentro de un plan Nacionalista Revolucionario que incluía una reforma agraria
moderada y la modificación de las estructuras económicas políticas y sociales
para lo que se adoptaron o profundizaron varios planes del modelo de indus-
trialización vía sustitución de importaciones que se venían aplicando en varios
países de Latinoamérica desde los años cincuenta. La imposibilidad de lograr
sus objetivos, por el bloqueo ejercido por las elites terratenientes contra estas
propuestas, hizo que la reforma se derivara a la construcción de un Estado asis-
tencialista canalizador de recursos (North, 1985: 441), el cual, aunque no logró
la modificación de la estructura económica, alcanzó avances sustanciales en
cuanto a la provisión de servicios como salud y educación (Larrea, 2006: 15).
100
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Antología de la democracia ecuatoriana
La “pugna de poderes”
Desde los primeros meses del gobierno, Roldós se hizo presente una “pugna
de poderes”, es decir la anulación mutua entre las dos funciones y la confron-
tación por la distribución puntual de poder y recursos (Pachano, 2003: 116).
Este fenómeno sería una constante en los siguientes 25 años de la democra-
cia. El primer mandatario perdió el apoyo del líder del partido y la bancada
legislativa mayoritaria que lo habían llevado a la victoria en las elecciones
(Sánchez, 2008: 126), lo que significó la aparición de prácticas de obstrucción
mutua entre el ejecutivo y el legislativo. En las diferentes administraciones del
periodo democrático el poder ejecutivo intentaría negociar sus proyectos de
reforma y la permanencia de sus funcionarios en sus cargos frente a cámaras
legislativas en donde no cuenta con apoyo o este es escaso. Los gobiernos se
verían tentados a entregar partidas presupuestarias o áreas de la administración
para formar coaliciones de duración efímera que le permitan edificar adminis-
traciones estables.
102
Antología de la democracia ecuatoriana
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Antología de la democracia ecuatoriana
La práctica del “voto cruzado” – según cual los electores eligen su presidente
y diputados entre dos partidos distintos – ha sido estimulada por tres factores
institucionales. Por un lado, la apertura del sistema electoral a los pequeños
partidos, los movimientos independientes y no-afiliados ha dado lugar a la
multiplicación de los partidos representados en el Congreso o de candidatos
en competencia para la primera vuelta de las elecciones presidenciales. Entre
1979 y 1998, el número promedio de partidos representados en el Congreso
5 Hasta 1998, la ley electoral contemplaba la renovación de los escaños de diputados provinciales
cada dos años, mientras que el mandato presidencial era de cuatro años.
104
Antología de la democracia ecuatoriana
6 La Ley de partidos políticos fue reformada en seis oportunidades entre 1978 y 1997.
105
Antología de la democracia ecuatoriana
Lucio Gutiérrez ofrece otro ejemplo de populismo tan infeliz en política, pese
a que él se mantuvo en el poder casi dos años y medio. Al participar en el golpe
de Estado del 21 de enero de 2000 contra Jamil Mahuad, Gutiérrez se hizo pri-
7 Electo por primera vez en 1933 con más de 80% de los sufragios expresados, Velasco Ibarra
fue derrocado por los militares en 1935 y se exilió en Colombia. Volvió al poder tras la “Gloriosa
revolución” (el 28 de mayo de 1944) gracias a la coalición Alianza Democrática Ecuatoriana
(ADE), luego derrocado por segunda vez por los militares en agosto de 1947. Electo presidente
de la República en 1952, terminó su tercer mandato sin mayor incidente, en agosto de 1956. En
cambio, el cuarto mandato (inaugurado en 1960) fue interrumpido por un nuevo golpe de Estado,
en noviembre de 1961, así como el quinto (iniciado en 1968), que fue acortado por Rodríguez Lara
en febrero de 1972.
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Antología de la democracia ecuatoriana
9 La mayor parte de consultas populares organizadas en este periodo fueron asumidas como un
medidor de la popularidad del gobierno que las realizó como ocurrió en 1986 y 1995 por lo que el
apoyo o rechazo a las reformas planteadas fue contingente frente a la imagen del gobierno.
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Con la caída de Abdalá Bucaram se cerró uno de los periodos de mayor du-
ración en cuanto a la vigencia de la democracia en el país. El derrocamiento
del presidente fue una muestra de la erosión en que el sistema democrático
planteado en la transición había caído por la modificación sustancial tanto en
la presencia de los actores como en los escenarios para los que la Constitución
de 1978 parecía no presentar solución alguna. Desde todos los sectores se re-
clamó el establecimiento de un nuevo esquema institucional, lo que pretendió
realizarse a través de la discusión de una nueva Constitución política.
112
Antología de la democracia ecuatoriana
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Antología de la democracia ecuatoriana
ción entre los debates legislativos10 (un año entre el primer y segundo debate)
y la necesidad de aprobación legislativa para propuestas de consulta popular
presentadas por el ejecutivo. El resultado fue la imposibilidad de reforma al
sistema político en los siguientes 10 años a pesar que todos los presidentes y
varias legislaturas tramitaron diferentes proyectos de reforma ante la insatis-
facción creciente con el sistema.
10 Este mecanismo denominado candado constitucional fue establecido con el expreso fin de
impedir que el Congreso Nacional que funcionaba en forma paralela a la Asamblea Constitucional
ejecute reformas sobre el texto constitucional y modifique las disposiciones existentes sobre el
régimen económico.
11 Calficada como la crisis más severa en la vida republicana del Ecuador.
114
Antología de la democracia ecuatoriana
El objetivo de las reformas fue adaptar el Estado a las nuevas situaciones pro-
vocadas por la crisis y la reinserción del país en los mercados financieros in-
ternacionales. El gobierno también intentó una reforma constitucional que no
pudo concluir por la oposición que a ella realizó la oposición y el escaso y
condicionado apoyo legislativo que alcanzó la nueva administración. Mientras
tanto, creció la posición anti partidos y en la siguiente elección presidencial
resultó electo uno de los participantes en el golpe de Estado de 2000 que orga-
nizó un partido político para el efecto, apoyado por el movimiento indígena en
una elección con un electorado fragmentado.
Tres meses fue el tiempo de duración para la alianza entre indígenas y el go-
bierno de Lucio Gutiérrez. El repentino giro a la derecha que efectuó el go-
bierno y que lo acercó a posiciones políticas y políticas económicas de corte
neoliberal provocó la ruptura y dejó como saldo un movimiento indígena de-
bilitado y un gobierno carente de apoyo legislativo para lo que debió concertar
alianzas transitorias, en especial con el Partido Social Cristiano, que a la sazón
era la fuerza mayoritaria en el Congreso Nacional. El gobierno se vio sujeto a
enfrentar la disyuntiva de, por un lado, satisfacer las demandas de austeridad y
prudencia fiscal que provenían de los organismos internacionales de crédito, en
los que se apoyó el gobierno para sustentar su política económica y, por otro,
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Un “tsunami político”
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13 Fuentes: Consejo Nacional Electoral (CNE). Disponibles [octubre de 2009] en: http://www.
cne.gob.ec/
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Más allá del análisis de discurso y de las deducciones a partir del estilo de go-
bierno, el nuevo orden institucional establecido por la reforma constitucional
muestra entonces que el régimen de Correa se aparta del padrón populista.
El centralismo burocrático
120
Antología de la democracia ecuatoriana
15 Los doce objeticos del plan quinquenal son: promover la legalidad, la cohesión y la integración
social y territorial, mejorar las capacidades y potencialidades de los ciudadanos, incrementar la
esperanza y calidad de la vida de la población, proteger el medio ambiente y garantizar el acceso al
agua, el aire y el suelo libres de contaminación, garantizar la soberanía nacional, la paz y sostener
la integración, garantizar el empleo estable, justo y digno, construir y fortalecer el espacio público,
afirmar la identidad nacional y la interculturalidad, fomentar el acceso a la justicia, garantizar el
acceso a la justicia, instaurar un sistema económico solidario y sostenible, reformar el Estado para
el bienestar colectivo.
121
Antología de la democracia ecuatoriana
Varios acontecimientos hacen que Rafael Correa marque un giro sobre el ac-
cionar político ocurrido en los últimos 30 años de vida democrática del país.
Su presencia marcó el ocaso definitivo de 3 figuras dominantes desde el retor-
no a la democracia: León Febres Cordero líder de la derecha y jefe máximo
del PSC, Rodrigo Borja dirigente histórico de la social democracia y Osvaldo
Hurtado impulsor de las dos Constituciones Políticas. Su posición anti siste-
ma, le posicionaron rápidamente dentro de un electorado que guardaba pocas
esperanzas en el sistema de partidos políticos tradicionales. El movimiento que
apoyó a Rafael Correa (Alianza PAIS) no es un partido político tradicional,
se conformó de la amalgama de una multitud de movimientos sociales que se
juntaron alrededor de la figura del ahora presidente.
16 Esta posición se encuentra presente desde su discurso de posesión de mando en enero de 2007.
122
Antología de la democracia ecuatoriana
esta Constitución se han integrado conceptos como el régimen del Buen Vivir.
El gobierno de la revolución ciudadana ha tratado de retomar y actualizar el
concepto de desarrollo para reubicar al Estado como actor económico, político
y social de importancia, asumiendo algunos de los papeles que había abando-
nado desde los años 80, para tal efecto y como segundo acto de gobierno creó
la SENPLADES que además de asumir las funciones del CONAM, adquirió
las capacidades de un súper organismo que vertebra la administración pública
a través de planes quinquenales (Ramírez y Minteguiaga, 2007: 92) dentro de
un modelo que podría denominarse como bonapartista. En tal sentido, este
organismo se ha convertido en la principal herramienta de control y cambio en
la administración y reconstitución del Estado.
Las demandas de reforma institucional han sido una constante desde la tran-
sición democrática hasta nuestros días. Todas las administraciones y legisla-
turas se han comprometido o han presentado diferentes proyectos de reforma
institucional, que se han enfrentado a una estructura económica, política y so-
123
Antología de la democracia ecuatoriana
17 La distinción entre ambos conceptos es útil a la hora de explicar los procesos de ajuste frente
a la complejidad, la diversidad y el dinamismo de los sistemas sociopolíticos (gobernabilidad) y
el modelo institucional que surge de estos procesos (gobernanza) (Kooiman, 1993: 46). Ayudan a
explicar cómo las interacciones entre el Estado, la sociedad y la economía inciden en la definición
de los problemas y las oportunidades, el papel de las instituciones y la generación de consenso
alrededor de valores y tradiciones (Kooiman, 2002).
124
Antología de la democracia ecuatoriana
125
Antología de la democracia ecuatoriana
Bibliografía citada
Cisneros Palacios Felipe (2008), “El Ecuador del 2008: proceso constituyente
y el nuevo orden político-administrativo”. Papéis Legislativos, 3.
126
Antología de la democracia ecuatoriana
Massal Julie (2006), “La reforma política en Ecuador en un callejón sin salida”.
Análisis Político, 56: 132-150.
North Liisa (1985), “Políticas económicas y estructuras del poder”. En: Luis
127
Antología de la democracia ecuatoriana
Pachano Simón (2008 a), “Reforma electoral en Ecuador”. In: Daniel Zovatto,
Jesús Orozco Henríquez (Coord.), Reforma política y electoral en América
Latina 1978-2007. México: UNAM-IDEA, 495-523.
128
Antología de la democracia ecuatoriana
Constituciones e Inestabilidad
1 Esta es una versión especialmente redactada a solicitud del Instituto de la Democracia, a base
de una ponencia presentada en el congreso internacional: “Tendencias actuales del constitucio-
nalismo en América Latina”, realizado en la Universidad Pública de Navarra, y en otros trabajos
anteriores del autor.
2 Una visión general del proceso puede obtenerse en Enrique Ayala Mora, Manual de Historia del
Ecuador II, Época Republicana, Quito, Universidad Andina Simón Bolívar/Corporación Editora
Nacional, 2008.
129
Antología de la democracia ecuatoriana
Neoliberalismo y Crisis
3 Esta afirmación, desde luego, solo recoge una visión superficial muy divulgada que será debida-
mente acotada en este artículo.
130
Antología de la democracia ecuatoriana
Con la baja de ingresos fiscales vino una crónica crisis presupuestaria, alimen-
tada por la elevación del gasto público. La proporción de recursos destinados a
inversión descendió de 20% en 1980 a 11,8% en 1986. En años siguientes bajó
la inversión social y de capital. La educación, que a inicios de los ochenta reci-
bía más del 25% del presupuesto, obtuvo menos del 15% a fines de los noven-
ta. Se planteó la privatización de las empresas públicas, eliminación de subsi-
dios a artículos de primera necesidad, supresión de la protección industrial y
masivos despidos de servidores públicos, para reducir el tamaño del Estado.
Era necesario racionalizar las empresas del estado, suprimir la sobreprotección
de la industria y el excesivo gasto burocrático, pero las medidas debilitaron la
capacidad de control del Estado y saquearon la propiedad pública.
4 Eduardo Santos Alvite y Mariana Mora, Ecuador, la década de los ochenta. Crisis económica y
ensayo neoliberal, Quito, Corporación Editora Nacional, 1987, p. 83.
5 En 1980, el 8,9% del presupuesto general del Estado se destinaba al pago de la deuda externa.
En 1987 la proporción subió al 27,3% (Alberto Acosta, La deuda eterna, Quito, Grupo de Trabajo
sobre Deuda Externa y Desarrollo, 1990, p. 347).
131
Antología de la democracia ecuatoriana
6 Fidel Castro, La impagable deuda externa de América Latina y del Tercer Mundo, Quito, Edi-
ciones La Tierra, 1985.
7 Alberto Acosta, Breve historia económica del Ecuador, Quito, Corporación Editora Nacional,
2001, p. 156.
8 En un estudio sobre medidas de ajuste y crisis, Ana Lucía Armijos y Marco Flores destacan este
hecho, subrayando que las medidas tuvieron una perspectiva muy coyuntural, sin continuidad para
ver sus resultados en el mediano plazo. (Cfr. Rosemary Thorp, et al., Las crisis en el Ecuador, los
treinta y los ochenta, Quito, Corporación Editora Nacional, 1991).
132
Antología de la democracia ecuatoriana
Pese a los sacrificios realizados, la crisis no pudo ser doblegada. Pero mientras
el descenso del nivel de vida afectó a la mayoría, se consolidaron grupos mo-
nopólicos poderosos, articulados en la banca y el comercio. En 1990 el 20%
más pobre recibía el 4,6%. En 1995 esa participación se redujo a 4,1% y en
1999 bajó al 2,46%. De otro lado, el 20% más rico de la población acumulaba
el 52% en 1990, el 54,9% en 1995 y el 61,2% en 1999. A mediados de los
noventa, seis mil personas controlaban el 90% de las compañías mercanti-
les del país, y no más de doscientas personas dominaban el sistema bancario
privado.10 A pesar de ello, los bancos enfrentaron crisis que llevó a varios de
ellos a suspensión de pagos, quiebras dolosas y liquidación, debido funda-
mentalmente a la concentración de crédito a sus accionistas. El presupuesto
del Estado y el Banco Central destinaron enormes sumas de dinero público a
cubrir obligaciones de esos bancos. Esos fueron antecedentes de la crisis más
grande en más de un siglo.
El eje político
9 Gonzalo Ortiz Crespo, Historia Económica del Ecuador, Siglo XX. Quito, Abya-Yala, Multipli-
ca. p. 85.
10 A. Acosta, Breve historia económica del Ecuador, p. 197.
133
Antología de la democracia ecuatoriana
La vieja polémica sobre la confesionalidad del Estado dio paso al debate sobre
“cambio social”, “desarrollo”, “justicia económica”. Quedó atrás el viejo en-
frentamiento laico-clerical de conservadores y liberales, y se estableció un eje
definitorio en que lo determinante fue el papel del Estado frente a la economía.
Este esquema político duró desde fines de los setenta hasta inicios del siglo
XXI. En dos décadas, bajo las reglas de la Constitución de 1978 y sus leyes
conexas, se mantuvo un régimen de partidos políticos, en el que ejercieron un
virtual monopolio del ejercicio de la representación un polo de derecha y otro
polo reformista.11
En las décadas finales del siglo XX, el Partido Social Cristiano (PSC) se conso-
lidó como eje de la derecha y como la organización política con mayor respaldo
en elecciones sucesivas.12 Otros partidos de la tendencia como el Conservador
y el Liberal se debilitaron hasta desaparecer legalmente. Pero pese a su fuerza,
el PSC solo logró ejercer en un período la presidencia de la República (1984-
1988). Lanzó dos veces la candidatura de Jaime Nebot (1992 y 1996), pero fue
derrotado por Durán Ballén y Bucaram. Otras ocasiones presentó un candidato
presidencial con escasas posibilidades (2002) o no lo hizo, apoyando a terceros
(1998). Pero con su predominio de varios de consejos provinciales y munici-
pios, sobre todo el de Guayaquil, y con su significativo bloque parlamentario,
participó en los gobiernos y controló importantes organismos del Estado.
11 E. Ayala Mora, Manual de Historia del Ecuador II, Época Republicana, p. 106.
12 Marco Lara Guzmán, Camino y significación del Partido Social Cristiano, Quito, Universidad
Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador/Corporación Editora Nacional, 2005.
134
Antología de la democracia ecuatoriana
13 Cfr. Enrique Ayala Mora, Los partidos políticos en el Ecuador, síntesis histórica, Quito, Edi-
ciones La Tierra, 1989, p. 35.
14 Partido Socialista-Frente Amplio, Partido Socialista ¿Qué es y qué propone?, Quito, Ediciones
La Tierra, 2004, p. 9
135
Antología de la democracia ecuatoriana
136
Antología de la democracia ecuatoriana
Sociedad y política
137
Antología de la democracia ecuatoriana
Desde los setenta hasta fines del siglo XX se robustecieron las estructuras par-
tidarias, pero se profundizó el divorcio del sistema político y la sociedad civil.
Se redujo la representatividad de las instituciones. El enfrentamiento Congre-
so-Ejecutivo limitó sus competencias.17 Pero mantuvo el acuerdo de efectivo
co-gobierno de la derecha y los llamados partidos de “centro”. Este acuerdo se
denominó en la jerga política del país como “febresborjismo”.18 Mientras más
se reguló a los partidos políticos mayor fue la brecha de representatividad que
existe entre ellos y la sociedad. No logró consolidar la vigencia de la democra-
cia participativa y la ciudadanía como bases de la vida pública.
16 Enrique Ayala Mora, Ecuador, Patria de todos, Quito, Universidad Andina Simón Bolívar,
Corporación Editora Nacional, 2004, p. 227.
17 La Constitución de 1979 eliminó algunas tradicionales atribuciones del Congreso, como apro-
bar endeudamiento externo. La reforma de 1982 redujo el período de los diputados provinciales a
dos años. Dio también al Ejecutivo facultad de enviar «proyectos urgentes» al Congreso.
18 “Febresborjismo” es una palabra acuñada por la fusión de los apellidos de León Febres Cordero
y Rodrigo Borja, líderes del PSC y la ID. Refleja el acuerdo de fondo que los partidos de estado
mantuvieron por más de dos décadas para monopolizar el poder en el país.
138
Antología de la democracia ecuatoriana
otras fuerzas aparecidas los años finales del siglo XX e inicios del XXI. Esos
partidos son aparatos políticos asentados en redes de clientela, con intereses
fundamentalmente burocráticos. En su acción parlamentaria y de administra-
ción representaron al gran poder económico y mantuvieron un cuasi monopo-
lio de la representación, mediante el manejo del sistema electoral.
Como un intento por superar esta situación, surgieron múltiples formas de ex-
presión política, como movimientos regionales y locales que intentaron reem-
plazar a los partidos. Pero las organizaciones políticas “ciudadanas” mantuvie-
ron los mismos mecanismos de clientela de la “partidocracia” y no lograron
niveles de representatividad real siquiera iguales a ella. Han surgido ciertas
formas de ruptura, pero, como la que derrocó al presidente Gutiérrez (2005),
han sido momentáneas irrupciones de sectores medios radicalizados más bien
de tendencia de derecha, que han querido “demoler” el sistema político como
única solución, sin tener una alternativa para sustituirlo.
Durante los setenta y ochenta, los protagonistas de la protesta fueron los traba-
19 La colaboración de Pachacutik con Lucio Gutiérrez fue objeto de un amplio debate, sobre
todo por la política pro norteamericana de ese gobierno. A pesar de ello, y de sus acuerdos con el
“febresborjismo”, es claro que se trata de una fuerza progresista, que cuestiona el sistema y no de
una parte de la “partidocracia”.
20 Cfr. Partido Socialista-Frente Amplio, Documentos: Socialismo para el siglo XXI, Declaración
de principios, Programa de gobierno, Quito, PS-FA, 2006
139
Antología de la democracia ecuatoriana
Pese a una más que centenaria presencia activa en la lucha por el poder, nues-
tras constituciones han determinado que las Fuerzas Armadas son obedientes,
no deliberantes. En la de 1998 se las declaró, además, “garantes” del sistema
constitucional. Además de su función de defensa internacional, las Fuerzas
Armadas han sido árbitros de la política. Con un sistema político débil y poco
representativo, los militares tomaron el poder directamente varias veces con un
proyecto de orden y reformas. Cuando lo dejaron, conservaron gran influencia.
Su agenda, aunque contradictoria, revela sus múltiples ligámenes con el resto
de la sociedad.21 Para el Ecuador, el conflicto con el Perú, hasta 1998, fue
140
Antología de la democracia ecuatoriana
A fines del siglo XX, la reforma socioeconómica fue bloqueada por los gran-
des poderes del país, que mantuvieron vigente un esquema neoliberal que ha
depredado a la mayoría de la población. La reforma política fue impedida por
el Congreso Nacional y los partidos que lo controlaban (PSC, ID, DP, PRE).
Frente a ello, sectores populares, indígenas, disidentes de la izquierda y perso-
neros de ONGs, desde 1996 plantearon la necesidad de una Asamblea Consti-
tuyente, que al fin fue convocada en 1997. Una vez más se planteó como una
salida global a los problemas nacionales.
141
Antología de la democracia ecuatoriana
vez instalada, se autodefinió como “constituyente” con todos los poderes, aun-
que no los ejerció, limitándose a redactar la Constitución.23 En realidad, no
expidió una nueva Constitución, sino una reforma integral codificada a la de
1978. Funcionó “itinerante” en varias ciudades y locales.24 Pero tuvo un pro-
ceso organizado de debate y elaboración del texto constitucional.25 Al mismo
tiempo, estuvo abierta a la presencia de sectores organizados del país, que
presentaron demandas, sobre todo en lo relativo a los derechos. Sin embargo,
aunque muchas de esas demandas fueron atendidas en la parte dogmática, en la
parte orgánica primaron las posturas de la derecha, que tuvo mayoría.
Con mayoría de derecha (PSC, DP, FRA) la Asamblea produjo un texto organi-
zado y claro. Pero con retrocesos en cuestiones fundamentales. Cambió lo dis-
puesto en la Constitución de 1978, implantando una relación estado-economía
de corte privatizador y limitó la representación política. Eliminó disposiciones
que establecían el control del Estado sobre los recursos naturales y servicios.
De otro lado, reconoció los derechos indígenas y negros, de las mujeres, niños
y otros sectores sociales; amplió la ciudadanía a todos los ecuatorianos; refor-
mó el Congreso, la aprobación del presupuesto del estado, educación y seguri-
dad social.26 Pero, aparte de crear las juntas parroquiales, no logró redefinir la
división territorial, ni en el ámbito de los organismos seccionales. Otro asunto
que la Asamblea no resolvió fue la reforma de los tribunales (Supremo Electo-
ral y Constitucional). Los partidos de la mayoría no tuvieron voluntad política
de hacerlo, ya que perderían el control sobre esos organismos. La Constitución
aprobada entró en vigencia el 10 de agosto de 1998.
142
Antología de la democracia ecuatoriana
vigencia se agudizó la situación económica y política, hasta que entre los años
1999 y 2000 estalló la crisis. Las recetas neoliberales agudizaron la situación.
En varios sectores se planteó entonces una nueva reforma constitucional. Aun-
que obviamente, eso no iba a frenar la crisis descomunal que se había produ-
cido, hubo varios sectores que se aferraron a la idea de que un cambio legal la
remediaría.
143
Antología de la democracia ecuatoriana
tas del país como resultado de la expansión de los precios internacionales del
petróleo y una creciente conciencia antiimperialista de la población, expresada
en el rechazo mayoritario a las pretensiones norteamericanas de incorporar al
Ecuador y a los países de la región a su economía y a sus intereses, por medio
de los Tratados de Libre Comercio y, por sobre todo, por su estrategia militar
en el conflicto colombiano, orientada principalmente a proteger sus fronteras y
sus fuentes de abastecimiento de recursos naturales.27
27 Víctor Granda Aguilar, Operación Explosión, La muerte de Guadalupe Larriva, Quito, Casa de
la Cultura Ecuatoriana, 2008, p. 43
144
Antología de la democracia ecuatoriana
28 Estas fueron las propuestas fundamentales para la campaña electoral. La “propuesta programá-
tica” fue inscrita en el Tribunal Supremo Electoral. Está fechada en junio 3 de 2008.
29 Mario Unda, “Modernización del capitalismo y reforma del Estado”, El correísmo al desnudo,
37.
145
Antología de la democracia ecuatoriana
La Constitución correísta
La idea de que una Constituyente con plenos poderes sería la solución para el
Ecuador fue asumida por varios sectores, que comenzaron a presionar por ella,
aunque la propuesta fue polémica.30 La izquierda y las organizaciones sociales
fueron las más entusiastas.31 Se aferraron, una vez más, a la expectativa de
que un cambio jurídico podría cambiar la realidad. En la campaña electoral de
2005, Rafael Correa asumió la propuesta de la Constituyente y la presentó con
fuerza. Con su triunfo, la Asamblea se transformó en un mandato y, venciendo
la resistencia de los partidos de estado que tenían mayoría en el Congreso, el
gobierno convocó a una consulta popular en la que el electorado se pronunció
masivamente por la Constituyente. En la elección, el Movimiento PAIS logró
una holgada mayoría absoluta frente a una oposición dispersa y sin propuesta
alternativa.
30 Se puede consultar, por ejemplo, Julio Echeverría, César Montúfar, edit., Plenos poderes y
transformación constitucional, Quito, Abya-Yala/Diagonal, 2008
31 “¿Qué Asamblea Constituyente demandamos?”, Revista Renovación, N. 9, Cuenca, Noviem-
bre-Diciembre, 2005, pp 13-26
32 La Asamblea no adoptó un sistema de redacción constitucional adecuado y no formó desde el
principio una comisión encargada de organizar la redacción y las concordancias del texto. Fue, por
ello, imposible contar con un cuerpo constitucional que fuera base del debate. Los asambleístas se
distribuyeron en “mesas” o comisiones de trabajo que debatieron temas generales y definiciones
innecesarias por largos meses. En muchos casos varias mesas discutían lo mismo al mismo tiem-
po. Las “mesas” se trasladaron en masa a las provincias para promover la “participación” de la
ciudadanía, aunque solo se logró realizar maratónicas reuniones dominadas por los empleados del
gobierno que repitieron lugares comunes.
146
Antología de la democracia ecuatoriana
Tal como fue hecha, la Constitución terminó siendo un texto enorme, farragoso
y contradictorio; con artículos declarativos, definiciones inapropiadas, errores
y ambigüedades.35 Desde el punto de vista de los sectores progresistas, se per-
33 Esta comisión tuvo que realizar una labor que, cuando se organiza debidamente el trabajo dura
meses, en poquísimos días. No solo mejoró la redacción, sino que eliminó partes de los textos
aprobados porque eran contradictorios o ininteligibles. Suprimió más de cuarenta artículos apro-
bados en segundo debate.
34 Esto lo comprobé personalmente, ya que, junto a otras personas, se me impidió, en forma sis-
temática, expresar ante la Asamblea, puntos de vista discrepantes a los de su presidente Alberto
Acosta. Lo lamento, pero no puedo dejar de mencionar este hecho, con mi renovada protesta.
35 Enrique Ayala Mora, ¿Por qué la Asamblea Constituyente? Derrotar al autoritarismo con un
gran Acuerdo Nacional, Ediciones La Tierra, 3era. Ed., Quito, 2015. 23.
147
Antología de la democracia ecuatoriana
dió la oportunidad de contar con una Constitución clara, corta, concisa, que
pudiera ser base de un proyecto progresista de largo plazo. Los redactores de la
Constitución le privaron al país de una Carta Política que pudo ser el referente
de las instituciones del siglo XXI. No se parece a la Constitución alfarista de
1906, que se supone fue su modelo.36
36 Esa Constitución, la “Carta Magna” del Estado Laico, fue corta y concisa. Estructuró al Estado
de manera directa y sencilla. Duró años (entre 1906 y 1925, y hasta fue “resucitada” en 1938) Cfr.
Federico Trabucco, Constituciones de la República del Ecuador, Quito, Editorial Universitaria,
1975.
37 Cfr. Ramiro Ávila Santamaría y otros, Desafíos constitucionales, La Constitución Ecuatoriana
del 2008 en perspectiva, Quito, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, V&M Gráficas, 2008.
38 Cfr. Santiago Andrade, Agustín Grijalva, Claudia Storini, edit., La nueva Constitución del
Ecuador, Estado, derechos e instituciones, Quito, Universidad Andina Simón Bolívar Sede Ecua-
dor/Corporación Editora Nacional, 2009.
148
Antología de la democracia ecuatoriana
Conclusión
149
Antología de la democracia ecuatoriana
Hay que insistir, sin embargo, que la cuestión de mayor envergadura es llevar
adelante en el país un cambio integral y radical, con base socioeconómica.
Por ello no debe reducirse a unas cuantas trasformaciones políticas o legales,
que no pueden suplantar al poder popular y al cambio social y económico. Se
equivocan quienes hablan de transformaciones en nombre de la ciudadanía y
los reducen a aplicar las fórmulas constitucionales.41 Mucho más allá de las
constituciones está la voluntad de avanzar en un verdadero proceso de cambio.
40 Cfr. Julio César Trujillo, Misión cumplida, ed. Corporación Editora Nacional, Quito, 2019.
41 Esta es una tesis que he venido sosteniendo desde hace algún tiempo, ya que hay sectores
interesados en hacer consistir la reforma solo en la reducción del poder de la “partidocracia”, sin
tocar las bases económicas de la sociedad injusta que vivimos. (Enrique Ayala Mora, “Consulta y
asamblea”, El Comercio, Quito, viernes 2 de febrero de 2007).
150
Antología de la democracia ecuatoriana
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152
Antología de la democracia ecuatoriana
Trujillo, Julio César. 2019. Misión cumplida, ed. Corporación Editora Nacio-
nal, Quito.
153
Antología de la democracia ecuatoriana
Flavia Freidenberg
I. Introducción
Ecuador ha sido uno de los países de América Latina que mayores dificultades
ha enfrentado para generar marcos mínimos de gobernabilidad desde su reins-
tauración democrática de 1978/1979. Durante mucho tiempo se ha creído que
esa dificultad para hacer gobernable al país estaba provocada por el tipo de
diseño institucional y sus efectos sobre el comportamiento de los actores, así
como también por la manera en que la dinámica de la competencia interparti-
dista tiende a favorecer a gobiernos de presidentes débiles y minoritarios con
dificultades para mantener ciertos consensos (Conaghan 1996; Mejía 2002;
Pachano 2007 o Freidenberg 2008)2.
1 Este texto ha sido previamente publicado en Flavia Freidenberg (Eds.). 2016. Los sistemas de
partidos de América Latina (1978-2015). Vol. 2: Cono Sur y Países Andinos. México: Instituto
Nacional Electoral e Instituto de Investigaciones Jurídicas, Universidad Nacional Autónoma de
México. La autora y los editores de esta antología agradecen la autorización para republicar este
texto.
2 La caída de tres presidentes elegidos constitucionalmente en diez años, sustituidos por vías ex-
trainstitucionales y en escenarios de movilización popular y arreglos entre élites, ha dado cuenta
de la tendencia a irrespetar las reglas de juego por parte de los actores clave y de la facilidad para
la adaptación de esas reglas a los intereses del momento.
155
Antología de la democracia ecuatoriana
Ahora bien, los últimos procesos electorales 2002-2014 (tres elecciones gene-
rales, dos plebiscitos y una constituyente) han generado un escenario distinto.
La observación del sistema político a nivel nacional permite identificar una
serie de cambios del sistema de partidos e invita a explorar las razones que ex-
plican esas transformaciones. Este objetivo supone pensar teóricamente sobre
las estrategias analíticas que mejor pueden contribuir a identificar los cambios
en los comportamientos partidistas y en las interacciones que configuran un
sistema de partidos. Esto es, sobre la manera en que se dan los patrones de
interacción regular y estable entre los partidos políticos que compiten en un
escenario dado (Wolinetz 2006), un elemento fundamental para un sistema
democrático, ya que el modo como funciona un sistema de partidos da pistas
respecto a las características democráticas de ese sistema político.
3 La clasificación de los partidos y de sus estrategias como antisistema no supone juicios de corte
normativo. Por el contrario, se retoma la definición de Sartori (1990) que sugiere que “un partido
es antisistema siempre que socava la legitimidad del régimen al que se opone”, y su oposición no
es una “oposición por cuestiones concretas sino una oposición por principio”. Así, “una oposición
antisistema actúa conforme a un sistema de creencias que no comparte los valores del orden polí-
tico dentro del cual actúa” (Sartori 1992: 166).
156
Antología de la democracia ecuatoriana
4 Se entiende como partido tradicional aquel que hubiera obtenido representación en cargos ejecu-
tivos ya sea a nivel nacional o local desde las dos primeras elecciones postransición.
157
Antología de la democracia ecuatoriana
5 «Si en la primera votación ninguno de los binomios que tercien en la elección de Presidente y
Vicepresidente de la República obtuvieren mayoría absoluta, se realizará una segunda votación en
la que se concretará la elección entre dos binomios que hayan obtenido las dos primeras mayorías»
(Ley de Partidos Políticos 1978, art. 81).
6 Constitución Política de la República de Ecuador (1998, art. 165).
158
Antología de la democracia ecuatoriana
nera, Ecuador cuenta con un sistema de doble vuelta sin mayoría absoluta pero
con doble exigencia en la primera vuelta (porcentaje mínimo y una cantidad de
puntos porcentuales entre el primer y segundo candidato).
Tabla Nº 1
Sistema electoral a nivel presidencial y sus reformas
(en segunda)
(en segunda)
Coincidencia
(en primera)
(en primera)
(en primera)
elecciones
generales
con
Si
Si
Si
Si
Si
Mayoría
Relativa
Relativa
Relativa
Relativa
Relativa
en 2da.
vuelta
interelectivo
Período
45 días
meses (a)
45 días
+8
(b)
(b)
Mayoría Candidatos
en 2da.
vuelta
2
requerida
>40 y dif.
>40 y dif.
Absoluta
Absoluta
Absoluta
puntos
puntos
en 1ra.
vuelta
de 10
de 10
vicepresidente
vicepresidente
vicepresidente
vicepresidente
vicepresidente
Fórmula con
Fórmula con
Fórmula con
Fórmula con
Fórmula con
candidatura
Tipo de
Duración Posibilidad
mandato reelección
No
Si
Si
Si
Si
5 años
4 años
4 años
4 años
4 años
Fecha
1978-
1984-
1998-
2002-
-
1979
1996
2002
2008
2008
(a) Por única vez, en 1979, la elección de legisladores se realizó en la segunda vuelta electoral.
(b) La fecha de la segunda vuelta electoral fue cambiada en múltiples ocasiones. En el art. 45 de la
Ley de Elecciones de 1978 se indicaba que la primera vuelta se debía realizar el último domingo
159
Antología de la democracia ecuatoriana
7 Entre 1979 y 1998 se han dado variaciones en el número de electores requeridos para ocupar
un escaño. En las circunscripciones donde debían elegirse dos representantes, uno correspondía
a la lista que hubiere obtenido mayor número de sufragios y el otro a la lista que le siguiere en
votos, siempre que esta hubiere alcanzado cuando menos el cincuenta por ciento de los votos de
la primera. Si no obtenía esa cantidad, los dos escaños se otorgaban a la lista que hubiera obtenido
el mayor número de votos (Ley de Elecciones de 1978, art. 84). Cuando en los distritos debían
elegirse más de dos representantes, los escaños se asignaban a través de un sistema mixto que com-
binaba un cociente eliminador (el total de votos válidos obtenidos en la circunscripción se dividía
por el número de escaños a asignarse en la Cámara) con un cociente distribuidor (los partidos no
eliminados recibían escaños según el total de votos partido por la magnitud distrital (Ley Electoral
de 1978, art. 85).
8 Décima Disposición Transitoria de la Asamblea Constituyente de 1997.
160
Antología de la democracia ecuatoriana
los ecuatorianos que viven fuera del país. En 2013 se eligieron, por tanto, 12
legisladores más, con lo cual la Asamblea pasó a tener 136 asambleístas.
Bajo el sistema electoral de 1978, los diputados eran elegidos por el sistema
de listas cerradas y bloqueadas; la asignación de escaños se realizaba a partir
del principio de representación proporcional mediante el sistema de cociente o
residuo electoral; los legisladores no podían ser reelegidos para desempeñarse
en el mismo cargo por otro período aunque sí podían presentarse como candi-
datos para el otro nivel de representación (un diputado provincial como nacio-
nal, o viceversa). Las alianzas electorales entre partidos estaban prohibidas y
los incentivos para generar alianzas gubernamentales también han sido bajos9.
Debido a la simultaneidad de la primera vuelta con la elección a diputados,
los partidos han temido que al no presentar su propio candidato presidencial
perjudicarían a su lista de candidatos al Congreso y, por ello, tendían a pre-
sentar candidaturas propias tanto para la Presidencia como para el Congreso
antes que construir alianzas, lo que condujo a la proliferación de fuerzas en la
primera vuelta electoral10.
9 Dado que el registro de las listas se hacía bajo el nombre de uno de los partidos, los demás
partidos que habían decidido apoyar a ese candidato perdían presencia y visibilidad frente al elec-
torado, lo que desincentivaba la realización de frentes electorales.
10 Como ha señalado Conaghan (1996: 435), apoyar a un candidato presidencial de otro partido
«[...] sería como emitir un mensaje confuso para sus votantes: voten por un partido competiti-
vo para la Presidencia, pero voten por nosotros para el Congreso». Una excepción fue en 1998
cuando los socialcristianos no presentaron candidato presidencial y recomendaron votar por Jamil
Mahuad, candidato de la dp-udc para el Palacio de Carondelet, al mismo tiempo que solicitaban el
voto para sus propios candidatos al Congreso (Freidenberg 2001).
161
Antología de la democracia ecuatoriana
En 1978 se preveía un umbral del cinco por ciento de los votos válidos a escala
nacional, con el objeto de restringir las opciones y fortalecer la de tres o cuatro
tendencias que dieran estabilidad al sistema de partidos. Esa barrera legal para
eliminar a los partidos poco representativos fue declarada inconstitucional e
inaplicable en 1983; restablecida en 1992 al 4 por ciento y derogada una vez
más en 1996. En 1997 se volvió a establecer la barrera al 5 por ciento de los
votos válidos a escala nacional, la que fue confirmada por la Asamblea Cons-
tituyente en 1998, con el objeto de reducir la fragmentación partidista a través
de la eliminación de aquellos partidos que no alcanzaran ese número de votos.
162
Diputados Diputados Consejeros Concejales
Año Presidencial Nacionales Provinciales Prefectos Provinciales Alcaldes Municipales Juntas
Primera Segunda
Vuelta Vuelta
1978 16 julio 16 julio 16 julio 16 julio+ 16 julio
1979 29 abril 29 abril 29 abril
1980 7 diciembre 7 diciembre
1984 29 enero 6 mayo 29 enero 29 enero 29 enero 29 enero 29 enero+ 29 enero
1986 1 junio 1 junio 1 junio
1988 31 enero 8 mayo 31 enero 31 enero 31 enero 31 enero 31 enero* 31 enero
1990 17 junio 17 junio 17 junio
1992 17 mayo 17 mayo 17 mayo 17 mayo 17 mayo 17 mayo 17 mayo* 17 mayo
1994 1 mayo
1995
163
1996 19 mayo 7 julio 19 mayo 19 mayo 19 mayo 19 mayo 19 mayo 19 mayo
Tabla Nº 2
1997
1998 31 mayo 12 julio 31 mayo 31 mayo
2000 21 mayo 21 mayo 21 mayo 21 mayo 21 mayo
2002 20 octubre 24 noviembre 20 octubre 20 octubre 20 octubre 20 octubre
2004 17 octubre 17 octubre 17 octubre 17 octubre 17 octubre
Ciclo Electoral Ecuatoriano
Antología de la democracia ecuatoriana
* Convocatorias Generales.
+ Se eligieron sólo Alcaldes de Capitales de provincia.
** En las elecciones de 2009, no se llevó a cabo la segunda vuelta (aunque estaba prevista para el
14 de junio). A partir de esa elección, se eligieron concejales municipales urbanos y rurales, y los
diputados pasaron a llamarse Asambleístas (incorporándose la antigua fórmula de elegir legislado-
res en distrito nacional y en distrito provincial).
*** A partir de 2013 se eligieron de manera coincidente a la primera vuelta presidencial a las
autoridades de los Gobiernos Autónomos Descentralizados.
Fuente: Elaboración propia a partir de las Bases de Datos sispsub [1978-2014] y Freidenberg
(2014).
164
Antología de la democracia ecuatoriana
Tabla Nº 3
Variación de la participación electoral en los comicios presidenciales
No hay datos de participación para la segunda vuelta de 1979 y de 1984. En 2009, no hubo segunda vuelta.
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Tribunal Supremo Electoral y Consejo Nacional Electoral.
Ver Freidenberg y Pachano (2015).
Para 2002: http://www.observatorioelectoral.org/informes/documentos/?id=1&page=3
165
Antología de la democracia ecuatoriana
Las preferencias de la ciudadanía han sido tan volátiles que ningún partido
elegido en las urnas ha ocupado la Presidencia de la República en dos opor-
tunidades (al menos en el período pre-Revolución Ciudadana) y, al mismo
tiempo, cada cambio en la elección del partido estuvo acompañado por una
modificación en la tendencia ideológica14. El espacio populista alcanzó el po-
11 El roldosista Abdalá Bucaram en febrero de 1997, el demócrata popular Jamil Mahuad en enero
de 2000 y el ex coronel golpista Lucio Gutiérrez en abril de 2005 fueron obligados a abandonar la
Presidencia de la República en diversas circunstancias y por distintos actores que, frente a la crisis,
negociaron respuestas al margen del sistema y de la ley, diferentes en cada caso, con la pretensión
de salvar –aunque sea momentáneamente el orden constitucional vigente.
12 En el Congreso de 1984, el 10,7% de los diputados era tránsfuga; en 1986, estuvo en 7,1%; en
1988, ascendió a 22,9%; en 1989, a 25,7% y en 1990, el 29% había cambiado de partido (Sánchez
López 2008:183).
13 Sobre la configuración de “mayorías móviles” en Ecuador ver los estudios de Mejía Acosta
(2002), Pachano (2007), Sánchez López (2008).
14 Esos cuatro espacios ideológicos son: el populista (representado tradicionalmente por la Con-
centración de Fuerzas Populares y por el Partido Roldosista Ecuatoriano); el de derecha (Partido
Social Cristiano, el Conservador Ecuatoriano, el Liberal Radical Ecuatoriano y el Unidad Repu-
blicana y el Partido Renovación Institucional Acción Nacional), el del centro o centro-izquierda
(Izquierda Democrática y la Democracia Popular, aunque en los últimos cambios fue cambiando
hacia el centro derecha, y, el Movimiento Unidad Plurinacional Pachakutik) y el de izquierda
(integrado por el Frente Amplio de Izquierda, el Movimiento Popular Democrático, el Partido
Socialista Ecuatoriano y Liberación Nacional). En los últimos años, Alianza PAIS emergió para
ocupar el espacio de izquierda y el centro-izquierda y Sociedad Patriótica para el del centro de-
recha, aunque existen dudas sobre el cruce entre estas dos opciones y la tendencia populista. Ver
Conaghan (1995), León (1994) o Freidenberg (2006).
166
Antología de la democracia ecuatoriana
der en 1978 con la CFP y en 1996 con el PRE; el espacio de derecha lo hizo en
1984 con el PSC y en 1992 con el PUR, que en realidad era una escisión del
anterior, y el centro izquierda en 1988 con la ID y en 1998 con la DP, aunque
éste último en ese momento se encontraba más alineado en el centro-derecha
que en su posición original. En 2002, Sociedad Patriótica ganó la Presidencia,
con el apoyo de los sectores indígenas y de los partidos de izquierda, desde el
margen del sistema de partidos tradicional y movilizando fundamentalmente a
sectores rurales más que urbanos, dando inicio al cambio en la dinámica de la
competencia del sistema.
Gráfico Nº 1
Apoyo a partidos tradicionales vs. no tradicionales en la
Asamblea Legislativa en Ecuador
1978-2013
Fuente: Elaboración propia, a partir de una idea de Simón Pachano. Base de Datos sispsub
[1978-2014] y Freidenberg (2014).
167
Antología de la democracia ecuatoriana
El hecho de que tres de los binomios más votados en 2006 y 2009 fueran
fuerzas nuevas; que Correa reivindicara la destitución del Congreso en 2006 y
que el voto nulo impulsado por el candidato presidencial ganara al menos en
14 provincias en ese año fueron el remate final a la crisis del sistema de parti-
dos. No presentar listas de candidatos a diputados le colocó a Alianza PAIS al
margen de los “políticos de siempre”, aún cuando algunos de sus principales
dirigentes contaban con trayectorias políticas en organizaciones partidistas tra-
dicionales. En la elección de 2009, los actores cambiaron otra vez. El PRIAN y
PSP pasaron a ser considerados por el electorado como una especie de partidos
tradicionales, mientras que Alianza PAIS –denominado ya Movimiento PAIS
se convirtió en el movimiento alternativo, no tradicional, que se presentaba
15 Alianza PAIS estuvo integrada para esa elección por Movimiento País, Jubileo 2002, Iniciativa
Ciudadana, Movimiento Bolivariano Alfarista y Acción Democrática Nacional (ADN), en alianza
con el Partido Socialista-Frente Amplio y con el apoyo de múltiples movimientos provinciales,
intelectuales de izquierda y militantes de Derechos Humanos. Muchos de los que decían ser nue-
vos en la política, provenían de las formaciones tradicionales del sistema político. Del análisis
realizado, al menos 30 legisladores había militado en agrupaciones partidistas tradicionales (PSC,
UDC, PS-FA, MPD, MUPP-NP, PRE, PSP).
168
Antología de la democracia ecuatoriana
169
Antología de la democracia ecuatoriana
Tabla Nº 4
Porcentaje votos obtenidos por los dos primeros candidatos elecciones
presidenciales
AÑO FÓRMULA PARTIDO PRIMERA VUELTA SEGUNDA VUELTA
Votos % MV* Votos % MV*
Dif. Dif.
Jaime Roldós* CFP 381.215 27,70 1.025.148 68,49
1979 Sixto Durán 3,84 36,98
PSC 328.461 23,86 471.657 31,51
Ballén
León Febres
PSC 600.563 27,20 1.381.709 51,54
1984 Cordero* 1,53 3,08
Rodrigo Borja ID 634.327 28,73 1.299.089 48,46
Rodrigo
ID 744.409 24,48 1.699.895 54,00
Borja*
1988 6,87 8
Abdalá
PRE 535.482 17,61 1.448.059 46,00
Bucaram
Sixto Durán
PUR 1.089.154 31,88 2.146.762 57,32
1992 Ballén* 6,85 14,64
Jaime Nebot PSC 855.234 25,03 1.598.707 42,68
Abdalá
PRE 1.001.071 26,28 2.285.397 54,47
1996 Bucaram* 0,89 8,94
Jaime Nebot PSC 1.035.101 27,17 1.910.651 45,53
Jamil
DP 1.342.114 34,91 2.243.000 51,16
1998 Mahuad* 8,31 2,33
Álvaro Noboa PRE 1.022.667 26,60 2.140.481 48,83
PSP,
Lucio MPD,
913.113 20,43 2.726.476 54,38
Gutiérrez* MUPP/N
2002 3,06 8,76
P
Álvaro Noboa
PRIAN 776.132 17,37 2.286.819 45,62
Pontón
Álvaro Noboa
PRIAN 1.464.251 26,83 2.689.418 43,33
Pontón
2006 ALIANZA 3,99 13,34
Rafael
PAÍS/PS- 1.246.333 22,84 3.517.635 56,67
Correa*
FA
ALIANZA
Rafael 3.586.439
PAÍS/PS- 51,99 - -
Correa*
2009 FA 23,57 -
Lucio
PSP 1.947.830 28,24 - -
Gutiérrez
ALIANZA
Rafael Correa 3.546.636 56,67
PAIS
2013 33,72
Guillermo CREO 1.441.674 22,97
Lasso
170
Antología de la democracia ecuatoriana
+ Se emplea la categoría “Margen de Victoria” según la cual cuanto mayor sea la diferencia entre
los dos candidatos, mayor es el margen de victoria y menor la competitividad entre los conten-
dientes.
*Los candidatos señalados con asterisco resultaron ganadores de los comicios.
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del TSE (denominado como Consejo Nacional
Electoral, CNE a partir de los cambios constitucionales de 2008). Freidenberg y Pachano
(2015).
En resumen, cinco han sido las particularidades del período analizado: a) los
electores ecuatorianos han quitado siempre al partido gobernante del poder,
salvo en 2009, b) han mutado de espacio ideológico, salvo en 2009 y en 2013,
c) al cambiar de espacio ideológico han generado una especie de ciclo en el
que participan de manera semejante tres de las tendencias analizadas y, que
desde 2006, a ese ciclo también se le incluye los partidos de izquierda; d) que
un único partido, el Social Cristiano, ha llegado en cuatro oportunidades a la
segunda vuelta pero sólo una vez consiguió la Presidencia (1984) y e) que des-
de las elecciones de 2002 los ciudadanos apoyaron a los dos candidatos más
independientes de todos los presentados en cada elección, con partidos taxi,
creados para llevar a sus candidatos presidenciales a Carondelet, como una
manifiesta crítica a la clase política tradicional16.
171
Antología de la democracia ecuatoriana
172
1978 1984 1986 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2002 2006 2009 2013 Media
Número de
candidatos 6 9 10 14 9 6 11 13 8 8 -
presidenciales
Número de
partidos y
movimientos
13 13 13 11 10 12 13 11 10 16 12 19 12 -
con
representación
en el Congreso
Número
efectivo a nivel
4,77 5,17 6,57 4,50 4,82 4,10 6,82 5,34 2,77 - 4,98
173
presidencial
(primera
1979-2013
Tabla Nº 5
vuelta)
Fragmentación
sobre escaños
0,75 0,84 0,87 0,77 0,86 0,84 0,82 0,80 0,80 0,87 0,83 0,73 0,46 0,82
(total
Antología de la democracia ecuatoriana
Congreso)
Número
efectivo de
4,03 6,10 7,58 4,41 6,68 6,40 5,85 5,06 4,92 7,54 5,84 3,76 1,83 5,79
partidos en el
Fragmentación Electoral y Número Efectivo de Partidos
Congreso
Antología de la democracia ecuatoriana
174
1979 1984 1986 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2002 2006 2009 2013 Media
Porcentaje de escaños
obtenidos por los dos
63,8 46,48 43,66 53,52 41,67 47,69 50,6 56,1 52,07 47 52 62,9 79,56 53,61
partidos más votados en el
Congreso
Porcentaje de votos
obtenidos por el tercer y
cuarto partidos más votados
17,18 17,24 22,61 23,81 18,8 33,88 - 20 14,52 8,76 -
en las elecciones legislativas
175
incluyendo a todas las
Tabla Nº6
circunscripciones (2)
Número de partidos
principales (que concentran 4 7 8 6 6 6 6 4 5 6 8 4 3 -
más del 5% de los escaños)
Número de partidos
Antología de la democracia ecuatoriana
minoritarios (que
6 6 6 5 4 6 7 7 5 10 4 15 8 -
Concentración del Voto 1979-2013
Las columnas sombreadas indican por una parte la realización de elecciones presidenciales y la
elección conjunta de diputados nacionales y provinciales. En el caso de 1986-1990 y 1994, la con-
centración del voto no está calculada ya que no se realizaron elecciones de diputados nacionales.
Para esos años sólo se señala la concentración del voto en el total de escaños, contando con la
presencia de diputados nacionales de ese partido en la elección anterior.
(1) Los dos partidos que obtuvieron el mayor número de escaños fueron: en 1979, CFP y el PID;
en 1984 el PID y el PSC; en 1986, PID y PSC; en 1988, PID y PRE; en 1990, PSC y PID; en 1992,
el PSC y el PRE; en 1994, el PSC y el PRE; en 1996, el PSC y el PRE; en 1998 la DP y el PSC;
en 2002 el PSC e PRE (si se considera como partido, pero si se considera como alianza, el grupo
que apoya a PSP pasa a constituirse como el segundo bloque con más escaños); en 2006, PRIAN
y PSP y el 2009, MPAIS y PSP.
(2) El tercer y cuarto partido fueron en: 1979, el PLRE y el PCE; en 1984, la CFP y el FRA; en
1986, la CFP y la DP; en 1988, PRE y la DP ; en 1990, PRE y DP; en 1992, PUR y PID; en 1994,
ID y MPD; en 1996, la DP y el MUPP-NP; en 1998 el PRE e ID y en 2002 ID y PRIAN (si se con-
sidera como partido pero si se piensa en términos de bloques cambia porque el Grupo que apoya
a PSP pasa a segundo lugar y PRE a tercero). En 2006, fueron PSC e ID y, en 2009, PSC-Madera
de Guerrero y PRIAN.
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Congreso y la Asamblea Legislativa. Para
el indicador de partidos principales y minoritarios, datos tomados de Sánchez López (2008).
176
Antología de la democracia ecuatoriana
Gráfico Nº 2
Evolución de los niveles de Margen de Victoria 1979-2013
40
36,98
35 34,49
30
MV en 1ra vuelta
25
23,75
MV en 2da vuelta
20
16,44
15 13,44
10 8,94
8,31
8 8,76
6,85
3,08 6,87
5 3,84
2,33 3,99
0,89 3,06
1,53
0
1978-1979 1984 1988 1992 1996 1998 2002 2006 2009 2013
177
Antología de la democracia ecuatoriana
Tabla Nº 7
Volatilidad Electoral Agregada 1979-2009
Legislativa
Presidencial
(Diputados Provinciales)
1984-1979 63,43 41,51
1986-1984 39,82 17,55
1988-1986 28,4
1990-1988 26,3
1992-1988 49,63 24,87
1992-1990
1994-1992 15,56
1996-1992 68,01
1996-1994 27,7
1998-1996 64,35
2002-1998 s/d 41,00
2006-2002 s/d 42,20
2009-2006 s/d s/d
Índice de volatilidad
57,04 29,45
electoral agregada
178
Antología de la democracia ecuatoriana
179
Antología de la democracia ecuatoriana
Tabla Nº 8
Porcentaje de votos del partido del gobierno y
del partido con mayor cantidad de escaños (al momento de la elección)
* Pero si se consideran sólo los diputados de SP es el 2%. En total la conformación del bloque fue
la siguiente: SP 2; MUPP-NP 5; MPD 3; PS-FA 1; Alianza SP-MUPP-NP 6; Alianza MPD-PS 2;
Alianza PS-MUPP-NP 2; Alianza MUPP-NP-MCNP 1; Alianza SP-MPD 1.
Fuente: Elaboración a partir de datos del TSE y del CNE.
180
Antología de la democracia ecuatoriana
controlaban el 80-85% de los escaños, con lo cual los partidos grandes busca-
ban negociar. En ese escenario las desafiliaciones partidarias eran una constan-
te (Burbano de Lara y Rowland 1999:167), lo que fue debilitando a los bloques
legislativos y fomentado el comportamiento oportunista de los legisladores,
llevándoles a crear bloques de “independientes”, que en algunos casos se con-
virtieron en la segunda o tercera fuerza legislativa (Sánchez López 2008).
El triunfo de Correa en 2006 dio cuenta de un nuevo gobierno de minoría,
toda vez que no presentó candidatos a diputados. El período comenzó con un
escenario poco proclive a la formación de una coalición mayoritaria, ya que
el Congreso se encontraba presidido por el PRIAN y con Sociedad Patriótica
como segunda mayoría. Pero, a poco más de un mes, la situación cambió, lo
que hizo que el Presidente contara con una mayoría pro-gobiernista denomi-
nada periodísticamente “de los manteles” o autodenominada como Bloque de
la “Dignidad Nacional”, tras la destitución de 57 diputados por parte del TSE.
Este nuevo esquema dotó de gobernabilidad al sistema político, aún cuando se
violentó el Estado de Derecho en reiteradas ocasiones17 y se generó un prece-
dente más para la alteración de las reglas del sistema, socavando su legitimi-
dad.
La crisis se inició con el intento de destitución por parte del Congreso del
Presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Jorge Acosta, en marzo de
2007, sin previo Juicio Político como establecía la Constitución. Esta decisión
de los diputados de PSC, PSP, PRIAN y UDC se sustentó en el hecho de que
el TSE convocó a la Consulta Popular con un Estatuto que no era el que había
sido aprobado por el Congreso, sino el remitido por el Poder Ejecutivo al Tri-
bunal. Frente a ello, el TSE respondió de un modo tajante y emitió una resolu-
ción quitándoles los derechos políticos por dos años a 57 diputados que habían
aprobado la destitución. La base de su argumento fue que en época electoral es
17 Frente a esta situación comenzó un período de conflictos para evitar que los diputados desti-
tuidos ingresaran al Legislativo y para que el Presidente del Congreso, Jorge Cevallos (hasta ese
momento del PRIAN), convocara a una sesión extraordinaria con los destituidos en la noche del
10 de marzo. Tras las conversaciones y luego de prometerles realizarla, Cevallos desistió y acudió
al Tribunal Constitucional (TC) para entregar una propuesta encaminada a que ese organismo
fuera el dirimente en el conflicto político generado por las actuaciones del Congreso y del TSE,
quitándole argumentación a los bloques destituidos. Esto allanó el camino de la nueva coalición,
dejó sin margen de actuación a los diputados que habían sido elegidos por los ciudadanos y los
suplentes ocupan su lugar.
181
Antología de la democracia ecuatoriana
Para 2009, la elección fue diferente. El Presidente contó con un bloque mayori-
tario en la Asamblea Legislativa. En la oposición se encontraban agrupaciones
tan diferentes entre sí como SP (19)18; PSC-Movimiento Cívico Madera de
Guerrero (11), PRIAN (7), MUPP-NP (4), e incluso, el Movimiento Popular
Democrático (5)19, un antiguo aliado de MPAIS20. A pesar de que el elemento
común parecía ser estar frente a Correa, resultaba poco probable que estos
movimientos y partidos actuaran como un bloque opositor unido debido a sus
diferencias ideológicas, programáticas, regionales e incluso exclusivamente de
contenido político21.
18 Aunque al asumir, uno de sus legisladores abandonó Sociedad Patriótica, declarándose “socia-
lista”. El bloque pasó a contar con 18 asambleístas.
19 Además, hay otros legisladores de la ID (2), Movimiento Popular (1), MCDN (1), MI (1), Con-
ciencia Ciudadana (1) y Movimiento Amanta Yuyay (1).
20 Entre los legisladores con experiencia en otros partidos se encontraban: los de PAIS, Raúl Abad
y Ángel Vilema que pertenecían a DP; Holger Chávez Canales que militó en SP; Humberto Alva-
rado Prado del PSC; César Gracia Gámez del PRE; Paola Pabón de la ID y Virgilio Hernández de
MUPP-NP, por mencionar algunos. Entre tanto, los asambleístas de SP también provenían de otras
fuerzas políticas como Luis Almeida que fue diputado del PSC o los de PSC-Madera de Guerrero
que tienen en su bloque al ex dirigente de ID, Enrique Herrería.
21 A pesar del espíritu renovador post-constituyente, sólo el 53% (66) de los legisladores actuó por
primera vez mientras que el resto, 58 (47%), tenía experiencia previa. 37 de ellos habían estado
como constituyentes, 9 como diputados de Congresos anteriores al 2007 y 11, del último, del que
fueron destituidos 57 y reemplazados por sus suplentes. Entre ellos, 21 diputados que fueron co-
nocidos como los “diputados de los manteles”, por el apoyo dado al gobierno de Correa en contra
de los partidos que les habían postulado en la campaña como suplentes.
182
Antología de la democracia ecuatoriana
22 Las regiones que integran el país son cuatro: la Costa, la Sierra, la Amazonía y la Insular. Entre
ellas hay dos, la Costa y la Sierra, que juntas concentran el 96% de la población del país y el mayor
número de electores como así también de escaños en el Congreso Nacional. La población total
alcanzaba en 1990 los 9.648.189 habitantes; 4.876.643 habitantes en la Costa (50,57% sobre el
total del país) y 4.399.013 en la Sierra (45,59% del total). Datos oficiales elaborados por el SIISE
según el Censo de 1990. Para 2001, el 49,8% de la población vivía en la Costa y el 44,9% en la
Sierra (Sánchez López 2008).
183
Antología de la democracia ecuatoriana
184
Antología de la democracia ecuatoriana
Tabla Nº 9
La estrategia regional en la fórmula presidencial
Candidatos en la Procedencia
Período Partidos
Segunda Vuelta regional
Jaime Roldós Aguilera
CFP Costeño
Oswaldo Hurtado
DP Serrano
1979 Larrea
Sixto Durán Ballén PSC Serrano
José Icaza Roldós PSC Costeño
León Febres Cordero
Rivadeneira PSC Costeño
Blasco Peñaherrera PLRE Serrano
Padilla
1984
Rodrigo Borja
Cevallos ID Serrano
Aquiles Rigail PCD Costeño
Santiesteven
Rodrigo Borja
ID Serrano
Cevallos
ID Costeño
Luis Parodi Valverde
1988
Abdalá Bucaram
PRE Costeño
Ortíz
MSD Serrano
Hugo Caicedo
Sixto Durán Ballén PUR Serrano
Alberto Dahik PCE Costeño
1992
Jaime Nebot Saadi PSC Costeño
Galo Vela PSC Serrano
Abdalá Bucaram
PRE Costeño
Ortiz
MIRA Serrana
1996 Rosalía Arteaga
Jaime Nebot Saadi PSC Costeño
Diego Cordovez Indep. Serrano
Jamil Mahuad Witt
DP Serrano
Gustavo Noboa
Indep. Costeño
1998 Bejarano
Álvaro Noboa Pontón PRE-Ind. Costeño
Alfredo Castillo AN Serrano
Gustavo Noboa
FRA Serrano
2000 Bejarano
DP Serrano
Pinto
185
Antología de la democracia ecuatoriana
* Esta misma tendencia se observa en la conformación de la mayor parte de las candidaturas que
se presentaron en la primera vuelta. Aquí sólo se presentan las candidaturas que compitieron en la
segunda vuelta electoral.
Fuente: Elaboración propia.
Estos datos además encuentran apoyo en los cálculos realizados por Jones y
Mainwaring (2003), según los cuales Ecuador es el caso de menor distribu-
ción nacional de la votación en 17 países, con un coeficiente de 0,57 entre los
años 1979 y 1996, según el índice de nacionalización de los partidos24. En las
elecciones de 2002 solo un partido presentó candidatos en las 22 provincias.
En promedio, cada uno de los partidos y las asociaciones de independientes
compitió en cinco provincias (Pachano 2007). Por tanto, son organizaciones
regionales o provinciales (Freidenberg y Alcántara Sáez 2001; Mejía Acosta
2002; Pachano 2007), poco representativas del conjunto del país, lo que lleva a
que sus diputados no puedan cumplir con lo estipulado en la Constitución, que
señala que deben actuar en función de los intereses nacionales.
23 El partido que ha conseguido más apoyo ciudadano con mayor equidad regional en el período
1978-1998 ha sido el Partido Social Cristiano, toda vez que presenta una diferencia del 24% entre
las dos regiones más grandes (la menor diferencia de los cuatro partidos analizados).
24 El indicador utiliza el coeficiente de Gini como medida de desigualdad de la distribución, en
este caso de los votos obtenidos por cada partido en los distritos electorales o en las unidades sub-
nacionales. Al contrario de su uso generalizado, en esta aplicación se lo ha invertido (1-Gini), de
manera que a mayor puntuación hay mejor distribución espacial de la votación. El índice se lee de
0 a 1 (Mainwaring y Jones 2003: 142). Sólo Brasil presentaba un índice tan bajo de nacionaliza-
ción (0,58), mientras en Bolivia dio 0,77, Chile y Uruguay 0,87, Costa Rica 0,90 y Honduras 0,92.
186
Antología de la democracia ecuatoriana
25 Los datos evidencian cómo en la primera vuelta el PRIAN y PSP consiguieron la mayoría de los
votos: Noboa en cuatro provincias más el voto en el exterior; Sociedad Patriótica en 13 mientras
que en el resto Correa (6). El PRIAN además dio cuenta de un partido de base nacional: fue el más
votado, el que consiguió el mayor número de diputados (28), el que además triunfó en la Costa y
en la Sierra y logró ubicar consejeros provinciales en más de la mitad de las provincias (13): ocho
de la Sierra, tres de la Costa y dos de la Amazonía. Por su parte, el PSP se convirtió en la segunda
fuerza política, quintuplicándose su votación con respecto a 2004 y refrendando a la Amazonía
como su feudo electoral.
26 Además, en por lo menos 11 provincias, consiguió el mayor número de consejeros (Napo, Ore-
llana, Pastaza, Sucumbíos, Morona Santiago, Cotopaxi, Chimborazo, Tungurahua, Azuay, Bolívar
y Cañar), lo que supone la emergencia de una nueva fuerza política mayoritaria.
187
Antología de la democracia ecuatoriana
27 Una vez que se identifica que los partidos y sus políticos se ubican en el eje izquierda-derecha
y que lo hacen de manera diferenciada, es posible identificar si esas diferencias de medias entre las
elites de cada partido son significativas. Mediante la utilización de la técnica ANOVA (aplicando
los procedimientos de comparación post-hoc y eligiendo el coeficiente de Scheffé) se exploró la
naturaleza de esas diferencias para dos de las variables analizadas: la de identificación partidista y
188
Centro - Centro - Autoubicación Desviación Identificación Desviación
Izquierda Centro Derecha n n Dif.
Izquierda Derecha Media Típica Media Típica
PSC 0 8,3 33,3 54,2 4,2 23 6,46 1,47 6,83 1,44 22 0,37
DP 10 10 70 0 0 11 4,25 1,16 4,44 1,22 9 0,19
PRE 20 20 60 0 0 18 4,13 1,21 4,33 1,27 18 0,2
MUPPNP 37,5 37,5 12,5 0 0 7 3,14 0,00 3,43 2,47 6 0,29
189
PSC 4,3 0 39,1 43,5 13,0 23 6,83 1,92 8,09 1,59 23 1,26
PRE 28,6 14,3 35,7 14,3 0 14 3,92 2,36 4,21 1,80 14 0,29
Tabla Nº 10
.00, con lo que se rechaza la homogeneidad (igualdad) ideológica de los partidos políticos ecuato-
la de autoubicación ideológica. En todos los casos analizados, el ANOVA ha sido significativo al
Antología de la democracia ecuatoriana
Para este análisis se han reagrupado los valores de respuesta de la siguiente manera: izquierda: 1-2;
centro-izquierda: 3-4; centro: 5-6; centro-derecha: 7-8 y derecha: 9-10. La diferencia es calculada
tras restar la autoubicación media de los miembros de cada partido y la posición media de la iden-
tificación atribuida por ellos a cada partido, en escalas de 1 a 10. Las medias están calculadas antes
de dividir al grupo en segmentos.
Fuente: Elaboración propia a partir de PELA (1996-2014).
190
Antología de la democracia ecuatoriana
Gráfico Nº 3
Autoubicación ideológica élites vs. Identificación ideológica según los
otros
La literatura sostiene que el uso de estas categorías sirve para medir la po-
larización de un sistema de partidos. Si bien la polarización, entendida en el
sentido de lo que señalan Sartori y Sani (1983) como la distancia entre dos po-
los, puede conocerse en función de diferentes líneas de división, la dimensión
izquierda-derecha es un recurso muy útil para medirla. El nivel de distancia y
superposición entre los posicionamientos de los políticos denota cuán lejos y
cuán cerca se encuentran estos actores en el espacio político. A mayor distancia
entre ellos y menor superposición ideológica, mayor polarización del sistema
de partidos.
La distancia entre los dos partidos ubicados en los extremos del continuo ideo-
lógico es amplia y la superposición entre las agrupaciones más alejadas ha sido
mínima en el período 1978-2009. Esa distancia se ha ido incrementando en
los últimos años, ya que en 1996 era del 0,37 y en el año 2003 alcanzaba 0,42.
En tanto, la superposición también ha ido cambiando. Si en 1996 era mínima,
creció en 1998 (0,31) y se redujo claramente para el año 1999 (0,13). Para
191
Antología de la democracia ecuatoriana
2003, el espacio en el que estos dos partidos se superponían era sólo del 0,23.
Una cuestión metodológica importante del análisis de estos datos resulta de
la distorsión que genera el entrevistar a miembros de las cúpulas y militantes
de la agrupación y no sólo a los diputados del partido. Cabe destacar que los
diputados han resultado ser más moderados en sus respuestas que el resto de
los miembros de sus partidos. Es como si las bases fueran mucho más radicales
que las élites. Aún así, es recomendable ser cautos en el uso de los datos para
comparar a estos grupos de naturaleza diferente.
Tabla Nº 11
Distancia y Superposición Ideológica entre los partidos ecuatorianos
* Datos resultantes de las entrevistas realizadas a los dirigentes del partido y a los militantes.
En el Congreso 2006-2009 no se realizaron entrevistas a los diputados ecuatorianos.
Fuente: Elaboración propia a partir de PELA (1996-2014). Ver Freidenberg y Pachano
(2015).
192
Antología de la democracia ecuatoriana
Tabla Nº 12
Polarización Ponderada Comparada
Altos niveles de polarización ideológica con alta fragmentación han sido con-
diciones necesarias para que se diera un sistema de partidos de pluralismo
polarizado, aunque no todos los sistemas de partidos de este tipo se comporten
de la misma manera. Las características de la competencia y el grado de conso-
ciacionismo entre sus élites han diferenciado a unos sistemas de pluralismo po-
larizado de otros (Sartori 1980/1992). En el caso de Ecuador, la combinación
peligrosa para la democracia estaba en el extremo multipartidismo, en los altos
niveles de polarización ideológica y en la incapacidad para la cooperación, con
cierta tendencia a la competencia centrífuga, como ocurrió en el período 1996-
2006 (Freidenberg 2006).
193
Antología de la democracia ecuatoriana
194
Antología de la democracia ecuatoriana
La nueva política ecuatoriana tiene mucho que ver aún con la vieja política
de caciques, clientes y patrones que existía en el período anterior aunque lo
haga en un escenario bastante diferente al que tenía en el período 1979-1998.
195
Antología de la democracia ecuatoriana
Nuevos actores juegan a la política, junto a viejas élites partidistas que han
sabido adaptarse a los cambios del sistema. La estructura de la competencia
ya adquirió una nueva configuración. El viejo sistema de partidos de multi-
partidismo extremo a dejado lugar a otra cosa. El nuevo sistema tiene lógicas
de partido predominante, controlando casi todos los intersticios del sistema
político (la nominación de candidatos, la formulación e implementación de
políticas públicas, el control de las instituciones entre otras). En este nuevo
escenario, la política continúa plagada de las viejas prácticas que cruzaron al
sistema político histórico. Precisamente, las mismas prácticas que los electores
rechazaron con énfasis eligiendo a la denominada “Revolución Ciudadana” en
2006 como expresión de su deseo de cambio.
V. Conclusiones
196
Antología de la democracia ecuatoriana
El tercer reto tiene que ver con la posibilidad de que las nuevas fuerzas que sur-
jan para llenar el vacío dejado por los partidos tradicionales, supongan también
la incorporación de nuevas prácticas políticas que reinventen y complementen
a la democracia representativa. Correa utiliza todo lo que ya existió: apela a
redes clientelares, al patrimonialismo, elimina a la oposición y enfrenta a los
medios. A partir de las viejas prácticas consigue lo que muchos otros quisieron
(y no pudieron) llevar a cabo: la hegemonización del sistema político. La duda
está en la base de esta estrategia: ¿por qué la Revolución Ciudadana y su líder
consiguen hegemonizar el sistema político mientras otros fracasaron en ese
intento? Pregunta que debería guiar futuros esfuerzos de esta investigación.
Finalmente, el cuarto desafío tiene que ver con la necesidad de que se articulen
fuerzas de oposición con capacidad de ser alternativas reales a los ciudadanos,
197
Antología de la democracia ecuatoriana
198
Antología de la democracia ecuatoriana
Referencias Bibliográficas
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209
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Luis Macas, líder del movimiento indígena y conductor de los levantamientos en los 90.
Archivo histórico El Comercio
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Feriado bancario.
Archivo histórico El Comercio
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Ciudanos denominados forajidos manifestaron en las afueras del Congreso Nacional, 2005.
Archivo histórico El Comercio
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Cambio de mando de Rafael Correa por el nuevo Presidente de la República Lenín Moreno
Autor: Pavel Calahorrano Betancourt
Archivo histórico El Comercio
Paro y movilizacion Indígena. Indígenas y campesinos del la sierra centro llegaron a Quito
para el paro nacional. Guajaló, al sur de la ciudad, octubre de 2019.
Autor: Armando Prado
Archivo histórico El Comercio
223
Antología de la democracia ecuatoriana
Un antecedente necesario
Iniciados los años sesenta, en Ecuador fue visible la inexistencia de una for-
ma nacional que organizase al país.2 Se produjo el agotamiento de una vía
de la acumulación reducida exclusivamente a la agroexportación; afloraron
tendencias disgregadoras en el conjunto de la sociedad y se resquebrajaron las
estructuras de dominación y de mediación fundantes del régimen oligárquico.
Hasta los años sesenta, la acumulación se basó en la exportación de banano y,
secundariamente, de cacao y café. […] Desde 1955 descendieron significati-
1 Esta versión tiene ediciones del capítulo original para poder adaptarlo al formato del libro Anto-
logía de la Democracia Ecuatoriana: 1979-2020. El autor, en la edición original, inserta aquí una
referencia a dos anexos donde se resumen los hechos y acontecimientos más destacados, por cada
período presidencial. Por razones de espacio no se reproducen aquí. [Nota de Edición]. El Instituto
de la Democracia cuenta con la autorización de reproducción de este texto por parte del autor.
2 Quintero, Rafael y Erika Silva, Ecuador, la nación en ciernes, Tomo I y II, Quito, FLACSO-Ab-
ya Yala, 1989.
225
Antología de la democracia ecuatoriana
vamente los precios de los productos exportados, lo que trajo consigo notables
consecuencias económicas y sociales.3 En los siguientes años, la industrializa-
ción, la reforma agraria y la urbanización fueron los fenómenos que marcaron
la evolución económica y política nacional. La desestructuración del régimen
oligárquico se expresó en la creciente presencia estatal en todos los niveles de
la sociedad y en el cambio del espectro social, que indujo al resquebrajamiento
de las bases de la dominación. Desde entonces, el Estado actúa como agente de
reconstitución de espacios de rentabilidad4 y como generador de nuevas clases
y fracciones. El Estado acumuló competencias y tomó iniciativas frente a la
sociedad, impulsó su tecnificación; captó funciones indicativas y normativas
sobre la economía y la política; y, generó proyectos en los que se reconocieron
los sectores dominantes.
226
Antología de la democracia ecuatoriana
5 Cf. Rafael Quintero y Erika Silva, op.cit.; y Amparo Menéndez Carrión, La conquista del voto,
Quito, Corporación Editora Nacional, 1986.
6 Por ejemplo el partido Nacionalista Revolucionario, PNR, liderado por Carlos Julio Arosemena
(presidente entre 1961-1963) o el partido Coalición Institucionalista Demócrata, CID, liderado
por Otto Arosemena Gómez (presidente entre 1966-1968), que expresaron las reubicaciones so-
cio-políticas de viejos actores sociales en búsqueda de nuevas formas de contención y presentación
políticas. Obviamente existieron diferencias ideológicas y representativas, en especial frente a la
descomposición de la sociedad regional serrana y a la coyuntura internacional, en especial a la
“guerra fría”.
227
Antología de la democracia ecuatoriana
orgánica o una crisis política en sus definiciones plenas. La forma que adoptó
la salida a la crisis de representatividad fue transformista,7 en el sentido que
se basó en la intervención pasiva de los sectores subalternos y en la mutación
ideológica de las clases dirigentes y dominantes del Estado oligárquico, que en
lo posterior readquirieron capacidad de dirección, junto con su reinserción en
la modernización.
7 Este concepto que manejamos a lo largo de todo el libro ha sido ampliado para pensar el caso
ecuatoriano, desde su formulación original referida a los acuerdos y transacciones parlamentarias,
hacia un sentido más amplio de conversión de procesos de cambio radical –nacionales o socia-
les– en procesos de reforma y acuerdo entre representaciones económicas o políticas. Cf. Antonio
Gramsci, “Concepto de revolución pasiva”, disponible en: www.gramsci.org.ar
8 Año en que se inicia la exportación de petróleo en volúmenes poco significativos para la oferta
mundial, pero muy importantes para la economía nacional.
228
Antología de la democracia ecuatoriana
229
Antología de la democracia ecuatoriana
democracia […].
se realice la creación de una fuente alternativa, que sería la organización popular. El partido liberal
representa a los sectores medios del país… Representó alguna presencia de sectores industriales
de la Costa durante la revolución liberal, sectores agrícolas. Pero esos sectores prefirieron, con el
avance ideológico del Partido, en ciertos hechos ideológicos seguir siendo representados por las
Cámaras que por una estructura política de poder”. En esa misma fuente, el presidente de la Cáma-
ra de Industriales de Guayaquil, León Febres Cordero, sostuvo: “Periodista: ¿Cómo se compadece
esta vocación política con su no participación en los organismos políticos? Respuesta: Tiene una
explicación. Yo soy un hombre de una ideología liberal-radical-progresista. Y si es que existiese en
este país una ley que obligue a los ciudadanos, para intervenir en política, afiliarse, tendría, necesa-
riamente, que afiliarme en el Partido Liberal. La razón por la que no me he afiliado es porque tanto
el Partido Liberal, como todos los partidos en el país, no han practicado su ideología, sino que
entraron en lo que yo definiría como una carrera de caballos hacia el comunismo. Hacia el izquier-
dismo. Y, por tanto, no identificándome yo con esa posición, mal podría, si no estoy obligado por el
momento a hacerlo, afiliarme al Partido”. Raúl Clemente Huerta fue candidato a presidente por el
Partido Liberal, mientras que León Febres Cordero fue presidente de la República. Revista Nueva,
Edición EXTRA N° 3, 1977 citado por Verdesoto, Luis, “Representación gremial y política de
burguesía industrial ecuatoriana: 1972-1976”, Tesis para optar por el grado de magíster en Cien-
cias Sociales con mención en Sociología, Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 1978.
12 La característica central de aquel proyecto fue asimilarse a una propuesta parecida a la sustitu-
tiva de los años treinta, que estuvo vigente para el cono sur, cuyo perfil fue el carácter no selectivo
de la sustitución deseada. También que la propuesta no estuvo acompañada de un pacto social
–bloque social– industrialista que coligara, bajo tutela nacionalista y populista, a empresarios na-
cionales y trabajadores. Como referencia, cabe señalar, que el neopopulismo actual ha recuperado
una propuesta de sustitución, ahora selectiva de importaciones, pero sin políticas públicas orienta-
das hacia ella. Los dos momentos se unen por la presencia de excedente petrolero, el nacionalismo
exacerbado y la reconformación material del aparato estatal, los que reemplazan al bloque social y
al pacto político de aquellas experiencias históricas.
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Antología de la democracia ecuatoriana
La reforma fue derrotada sin presentar una batalla decisiva. Fueron mayores
los factores neutralizantes dentro del reformismo, que la decisión de radicali-
zar a la política pública en torno al nacionalismo. El nacionalismo que lleva
aparejado la sustitución de importaciones se vio inhibido por el principal fac-
tor de homogenización empresarial: lograr montos mayores de transferencia
pública […].
De un lado, acuerdos entre los actores corporativos como los gremios de los
sectores económicos y las fuerzas armadas. Los sectores económicos entraron
dificultosamente a la democratización y bajo condiciones precisas: rebajar al
mínimo los alcances de la participación popular en democracia y sostener los
estímulos económicos concretados en un pacto fiscal para la distribución del
excedente estatal. Las fuerzas armadas, por su parte, además convinieron un
lugar y una capacidad de decisión en el sistema político, e impusieron una
forma tutelar para la gestión política de la democracia, acomodo institucional
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Antología de la democracia ecuatoriana
conflictivo durante los gobiernos civiles que le sucedieron. Esta forma cívi-
co-militar para el gobierno democrático incluía al gobierno de la institución, a
la provisión de recursos y a la permanencia del modelo estatal diseñado en la
década de administración militar.
Así, a través de la consulta popular sobre los dos textos constitucionales que
formalizaban nuevos acuerdos institucionales y prácticos para el sistema po-
lítico, se consagró el orden jurídico de la democratización.14 La legislación de
partidos y elecciones forzó a la representación a través de grandes partidos
con “vocación nacional” que monopolizaron la representación ante el Estado.
13 Cabe señalar que la mencionada consulta popular fue el primer ejercicio de democracia directa,
que se instituyó como una forma para construir mayorías operantes/legitimadoras en la coyuntura
política antes que de apelación al pueblo en momentos de ineficiencia del sistema político.
14 En estas elecciones fue la primera vez que se utilizó un padrón electoral elaborado técnicamen-
te con base en la información del Registro Civil.
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Antología de la democracia ecuatoriana
La democratización 1979-2011
Los discursos de los partidos de centro pueden ser clasificados por el tipo de
relación que se plantearon con los extremos del espectro político, unos, los
socialdemócratas buscaron una proximidad, pero también una diferencia con
la izquierda marxista; mientras que otros, los demócrata cristianos se aproxi-
maron a la derecha y localizaron su representación. Buscaron descalificar a los
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Antología de la democracia ecuatoriana
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Antología de la democracia ecuatoriana
[…] Cuando se produjo la convocatoria a los civiles para acordar los términos
de la transición a la democracia, se concretó la primera transición etaria duran-
te el ciclo democrático.17 Surgieron a la escena, por fuera de los partidos tra-
dicionales, conservador, liberal y comunista/socialista, liderazgos jóvenes que
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Antología de la democracia ecuatoriana
18 Existió una generación de personal político que no sobrevivió al congelamiento político y que
encontró diversas formas de “auto-exilio interno” radicándose en profesiones liberales o activida-
des empresariales.
19 Entendemos por “oficio político” a un alto grado de profesionalidad para la operación de la
política, asociado a una compresión superior al mero empirismo, generalmente ligado a la prepa-
ración universitaria en temas afines, entrenado en la vida partidaria y con un nivel de profesionali-
zación parlamentaria. Manuel Alcántara, El oficio de político, Madrid, TECNOS, 2012.
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Antología de la democracia ecuatoriana
da, de un lado, por los límites para el cambio que suponía el acatamiento a la
democracia; y, de otro lado, por la reconformación de las élites políticas que
empezaron a actuar como “clase política” que defendía espacios y mecanismos
para su reproducción20 […].
El rentismo estatal mostraba sus primeros efectos. Puede afirmarse que, para
esos años, algunos elementos de la “enfermedad holandesa” ya se habían afin-
cado en Ecuador.21 El discurso nacionalista cada vez más se refugió en la es-
cena internacional, especialmente cuando las limitaciones del interclasismo
económico se hicieron presentes. Los costos del primer enfrentamiento militar
con Perú en el llamado incidente de El Cóndor (1980) sumados a una cadena
de errores de manejo económico con pocos aciertos, la presión por crecimiento
de los salarios y el pago de obligaciones de la deuda externa produjeron efectos
profundos.
El escenario oficial fusionó las “debilidades” del centro político y del sistema
que debía representarlo. Cabe resaltar la contradicción que se produjo entre
funciones del Estado, que derivó en un conflicto por el poder. El partido de
gobierno, Concentración de Fuerzas Populares, CFP, se dividió. La fracción
disidente se agrupó alrededor del presidente Roldós, quien trató intermitente-
mente de constituirla en un nuevo partido.22 En tanto, la CFP, bajo el liderazgo
de Assad Bucaram se convirtió en pivote de la oposición parlamentaria en
alianza con la derecha tradicional. El escenario político se “híper-parlamen-
tarizó” dificultándose cotidianamente la gestión del aparato gubernamental.
El Parlamento no fue funcional para reflejar la correlación de fuerzas que se
había manifestado electoralmente y que había soportado la transición a la de-
20 Utilizamos, en este párrafo, la categoría “clase política” en el estricto sentido asignado por
Gaetano Mosca, La clase política, México, Fondo de Cultura Económica, 2004.
21 La inundación de recursos petroleros en la economía ecuatoriana sostenía a la dinámica eco-
nómica con un exagerado gasto público que sustituía a la producción, sostenida en el precio de
la divisa.
22 A la muerte del presidente Jaime Roldós (mayo, 1981), el partido inicialmente denominado
Pueblo, Cambio y Democracia, PCD, fue finalmente refundado como Partido Roldosista Ecuato-
riano, PRE, liderado por el abogado Abdalá Bucaram, que entroncó con las bases sociales del CFP
en disolución. El PRE se constituyó en la primera creación de un partido populista en democracia,
que asumió la función de tendencia desequilibradora de los empates entre la derecha y el centro
hasta que pudo acceder momentáneamente al poder en 1996. Este partido fue una recuperación del
populismo clásico ecuatoriano en la democratización.
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Antología de la democracia ecuatoriana
23 Esta propuesta fue acompañada por algunas medidas “heroicas” como la virtual “duplicación”
del salario mínimo vital, que pretendían restituir la capacidad de consumo represada durante la
dictadura militar.
24 La intención política de la consulta popular básicamente consistía en dotarle al Presidente de la
República de la facultad de disolver el Parlamento y convocar a una nueva elección parlamentaria.
En este caso, la disolución no comprometía al presidente, quien mantenía facultades legislativas
ad referéndum. Pese a su fracaso, esta propuesta se ha mantenido en la escena política, y fue pro-
cesada por las dos Asambleas Constituyentes (1998 y 2008). Finalmente, se ha concretado como
una fórmula denominada en la jerga popular como “muerte súbita”, cesación simultánea del cargo
en la Constitución neopopulista.
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Antología de la democracia ecuatoriana
a la democracia […].
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Antología de la democracia ecuatoriana
¿Cuál fue el conflicto político más complejo que debió resolver el gobierno
de la Democracia Cristiana? Fue evidente el carácter prematuro con el que
la Democracia Cristiana llegó a la gestión pública y dentro de un sistema de
partidos aún germinal. Esto obligó al partido de gobierno a reconocer que el
gobierno no fue partidario, ni siquiera que tuvo sus bases fundamentales en
una alianza. En este sentido, la Democracia Cristiana, en tanto aparato, no fue
el instrumento fundamental de relación del gobierno con la sociedad. No apor-
tó organizativa ni programáticamente, de modo cotidiano, a la gestión pública
y la función Ejecutiva soportó bajo sus espaldas el peso del conflicto político.
El Parlamento ocupó el escenario político.
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La derecha planteó cuidadosamente otros temas con los que hizo una oferta
política más moderada. Por ejemplo, el reconocimiento de la “injusticia social”
como un factor presente a lo largo de la historia ecuatoriana, pero que dicho
reconocimiento no podría conllevar la conclusión política de que superarla es
cuestión de un gobierno. Más aún, que la condición debía ser primero acumu-
lar riqueza y luego redistribuirla.27
26 Agrupación representativa de varios partidos de derecha dirigidos por el Partido Social Cristia-
no, asentado en empresarios radicados en la costa, liderada por León Febres Cordero, ex dirigente
gremial de los industriales de la costa y legislador, cabeza de la oposición parlamentaria.
27 En este razonamiento, la premisa mayor fue de izquierda (injusticia social), la premisa menor
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Antología de la democracia ecuatoriana
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El margen con que la derecha ganó las elecciones de 1984 mostró un país es-
cindido entre dos tendencias que marcaron su futuro inmediato, competencia
entre los actores políticos básicos que se habían destacado como los emergen-
tes en la democratización: la derecha de matriz empresarial/gremial y el centro
ligado a las clases medias con referencia a los actores internacionales clásicos
como la democracia cristiana y la socialdemocracia.
30 La principal consigna del Frente de Reconstrucción Nacional fue “pan, techo y empleo”, la
que había sido utilizada con éxito por diferentes partidos de América Latina. Cumplió la función
política esencial de la consigna de resumir el diagnóstico de la situación actual sobre la que se
trata de incidir y establecer el rumbo de la intervención política, como expectativa de resultado y
voz de mando práctica.
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En esos años, la sociedad estuvo identificada más cercanamente con las clases,
mientras que la política estuvo asociada con los partidos. La “organicidad”
de la política fue buscada en la conciliación de la sociedad civil –la trama
clasista– con la sociedad política –la forma políticamente organizada de la so-
ciedad–. La sociedad buscaba a los partidos como mecanismos de expresión de
los intereses a ser representados. El proceso se interrumpía por la inexistencia
de los organizadores colectivos de esas percepciones que hubiesen permitido
la expresión de esas necesidades en intereses representados.
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33 A su vez, el populismo conservó, bajo su control, la llave para transformar al consenso pasivo
en movilización social, con la que amenazaba al sistema para recuperar retribuciones.
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gobierno respaldado en un consenso exiguo, como fue el caso de León Febres Cordero.
36 Los partidos integrantes del bloque progresista fueron Izquierda Democrática, ID, y Democra-
cia Popular, DP, Frente Amplio de Izquierda, FADI, y Movimiento Popular Democrático, MPD.
Cf. Amparo Menéndez Carrión, op.cit., pp. 189-217.
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37 Seguramente no ha existido otro momento en el actual ciclo democrático en que la política pú-
blica haya actuado de modo tan rígidamente direccionado hacia la creación de grupos económicos
con asiento regional en la costa.
38 Cf. Enzo Faletto, “Notas para el análisis del proceso político ecuatoriano 1968-1979”, en Ver-
desoto, Luis, Gobierno y política en el Ecuador contemporáneo, Quito ILDIS, 1991.
39 Cf. Andrés Mejía, “Indisciplina y deslealtad en el Congreso”, en ICONOS N° 6, Quito, FLAC-
SO-Ecuador, 1999.
40 Cf. Araceli Mateos Días y Manuel Alcántara Sáez, Los diputados ecuatorianos: actitudes,
valores y percepciones políticas, Quito, Gobierno del Ecuador-BID, 1998.
41 Cf. Gaetano Mosca, op.cit.
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42 Cabe destacar, en perspectiva del análisis de todo el período democrático, que en Ecuador la
disputa por la interpretación de la Constitución fue un eje central, la que en principio reflejaba a
la correlación parlamentaria, pero en su segundo y más profundo plano, comprendía a un sistema
de decisiones políticas articulado en torno a la desconfianza y a la desacumulación de significa-
ciones políticas. Los actores “marchan sobre el mismo terreno” en la construcción y acatamiento
de los significados de las normas y disposiciones legales y constitucionales. Las normas y las
instituciones son significantes que, en cada nueva circunstancia, debían buscar su interpretación
y los significados que le atribuye la coyuntura política. Igual apreciación puede hacerse respecto
de la justicia y su administración. La manipulación partidaria de la administración de justicia,
particularmente del nombramiento y asignación de los magistrados de la Corte Suprema de Justi-
cia, así como la interpretación de la Constitución ajustada a los intereses coyunturales del bloque
en el poder fueron comportamientos que se reprodujeron en los diferentes períodos de este ciclo
democrático.
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43 La Constitución vigente previó la renovación de los parlamentarios provinciales cada dos años
de gestión.
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44 La consecuencia fue la pérdida del excedente público, base del clientelismo y de las políticas
públicas, que actuó como “gran elector”.
45 Este grupo propuso la lucha armada contra el gobierno neoconservador. Estuvo formado por
cuadros jóvenes, de clase media, sin inserción en los movimientos sociales. Ideológicamente enar-
bolaron la continuidad de la Revolución Liberal (1895-1911), a su criterio, truncada por los libera-
les que, con la derrota de la fracción radical, fue traicionada. Retomaron la radicalidad del discurso
industrialista, del nacionalismo y de las prácticas revolucionarias. Fueron duramente reprimidos y
desbaratadas sus redes. Algunos de sus integrantes se vincularon a otras opciones guerrilleras en
los países vecinos.
46 Por principio, la política es, al menos, ternaria. Es decir, es conflictividad entre actores ubicados
en diversas posiciones del espectro político. A partir de su identidad y de su entidad, los actores
deben competir y negociar, alineándose en función de sus objetivos, e incorporando a otros actores
para orientar su comportamientos a partir del consenso.
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Antología de la democracia ecuatoriana
Los obreros, una vez más, así como en la transición a la democracia cuando
fueron provocados por la represión, cambiaron los parámetros de sus com-
portamientos. La democracia había levantado expectativas de movilidad, y el
autoritarismo les situó por detrás de los mismos grupos que actuaban como su
retaguardia. Perdieron el sentido de la historicidad. Sus objetivos fueron soste-
ner el empleo y conseguir ingresos adicionales. Estas condiciones permitieron
al gobierno agilidad en las negociaciones sindicales, superficializar los pliegos
reivindicativos e intervenir contra los sindicatos para generar paralelismo o
destruir a las organizaciones. Esta situación fue una prueba de la debilidad de
la organización social en la que, en algún momento, se pretendió basar a la
modernización política.
La situación antes descrita fue manipulada con eficacia desde el gobierno neo-
conservador. Este elevó a primer plano de su gestión el tema del control de
las ciudades y las regiones, a las que entendió como base de su legitimidad y
respaldo para su gestión. Al hacerlo permitió –y de algún modo exacerbó– la
generalización de la violencia. De este modo amparó las disputas por el control
territorial, en que el Partido Socialcristiano –partido de gobierno– buscó asen-
tar una organización que mezclaba aparato público territorial y control parti-
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La política social fue una dimensión relativamente relegada por la gestión so-
cialdemócrata, situación que obedeció a los bajos márgenes de redistribución
económica que impulsó y a la también escasa disponibilidad de excedente pe-
trolero. De este modo, los salarios reales y el gasto social no alcanzaron una
dimensión que permitiera diferenciar radicalmente a la política socialdemó-
crata en ese ámbito. La vocación formal por crear un ambiente propicio para
los sectores populares –a través de políticas como la alfabetización, nutrición
infantil (desayuno/almuerzo escolares) y el desarrollo rural– se detuvo en el
umbral de la reconformación del Estado. El destino real de la política pública
fue la creación de certidumbres para la macro-estabilidad política a través de la
conformación estatal. La participación social fue asumida bajo formas conven-
cionales y reducida a la participación político/partidaria […].
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Desde la mitad del gobierno en estudio, las élites políticas abrazaron, sin ma-
yor análisis, la demanda por una reforma constitucional. De un lado, se pre-
tendía que esa reforma respondiese a las expectativas populares de solución de
problemas del desarrollo, camino a todas luces errado al responsabilizar a las
instituciones del deterioro social. De otro lado, se aspiraba a que una Asamblea
Constituyente dotase de un nuevo orden político a la transición de modelo de
desarrollo, para lo que no existía consenso amplio acerca del alcance y orien-
tación del cambio.
Las más importantes partes de la Consulta hicieron relación directa con el sis-
tema político, quedando al margen las que se utilizaron como señuelos de la
adhesión popular tales como descentralización, sindicalismo público y cam-
bios en el sistema judicial. Se planteó, una vez más, la reforma constitucional
que permitiese la disolución del Congreso mediante decisión del ejecutivo. El
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Antología de la democracia ecuatoriana
Más controversial aun fue el tema de las elecciones uninominales mediante dis-
tritos para un período de cuatro años de duración con reelección. En la última
muestra de fortaleza del sistema de partidos, el resultado electoral evidenció la
aceptación al sistema proporcional. El corte distrital propuesto fue cuestionado
por introducir distorsiones en las formas tradicionales de representación, eli-
minar a las minorías, deformar a los partidos y a los liderazgos, generar líderes
informales y “municipalizar” a la política nacional. La necesidad de debilitar
a los partidos estuvo inscrita en la voluntad del gobierno, aspiraba a una ciu-
dadanía de referencia municipal, con un Estado reducido a sus expresiones
menores y con una política sin capacidad de creación de nación. La dinámica
de la Consulta fue confusa. Una invasión publicitaria de la propaganda guber-
namental llevó a una sobresaturación temprana.52
52 La esencia de una Consulta Popular es el reconocimiento por parte del gobierno de la insufi-
ciencia de sus procedimientos normales y de la necesidad de apelar a mecanismos de excepción
para resolver las diferencias dentro de la misma estructura constitucional. La insuficiencia de los
mecanismos se correlaciona exactamente con un agotamiento de la delegación para el tema en
tratamiento. Por ello, se apela al pueblo como fuente de mandato soberano. Todas las partes del
gobierno están comprometidas en la insuficiencia política que requiere de la dirimencia electoral
directa del pueblo. A su vez, las partes de la sociedad –aquellas que dan origen al mandato– deben
“reconstituir un mensaje” para el proceder político de sus mandatarios. Lo que en efecto debe
ocurrir con el resultado de la Consulta. Bajo aquellas premisas, ninguna de las partes del gobierno
debería abanderarse por una tesis en consulta. Justamente porque lo que ha entrado en disyuntiva
es la imposibilidad de los mandatarios para resolver una “cuestión” originada en los mandantes.
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como entre el Estado y el mercado debían esperar por nuevas formas de acuer-
do social y político.
Las fuerzas armadas ecuatorianas se revelaron –una vez más– como una de las
instituciones más fortalecidas por la democracia. Esta aparente paradoja mos-
tró que la sociedad transitó hacia la democracia sin la derrota de los militares
(y del régimen dictatorial) y que ésta, la democracia, pudo abrir a las fuerzas
armadas, un espacio para que defina/convierta su misión institucional dentro
de una forma estatal diseñada por ellos durante la década petrolera. El conflicto
dejó en evidencia un “pacto cívico-militar”, que se había perfeccionado en la
década y media de reinstalación democrática, que comprometía no sólo a las
élites políticas sino que se encontraba enraizada en los asentimientos políticos
populares.
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En suma, las guerras dejan secuelas importantes en los actores. Mientras que
en los ganadores prima la cohesión, en los perdedores, invade la crisis. Sin
embargo, Ecuador no perdió el enfrentamiento con Perú, pero fue tan grande
la crisis que arrastraba, que no pudo acumular esa energía positiva.
El segundo semestre de 1995 estuvo dominado por las denuncias sobre corrup-
ción. La opinión pública conoció con estupor que el vicepresidente, Alberto
Dahik, había utilizado fondos reservados, con discrecionalidad y sin ningún
respaldo jurídico.54 El Parlamento realizó un juicio político, en el que no se
54 El vicepresidente Dahik, hasta su exilio en Costa Rica, fue el ideólogo y principal impulsor de
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Como hemos sostenido, luego del conflicto bélico, el gobierno fue avasallado
por la corrupción y la falta de soporte social. Las fuerzas armadas se convirtie-
ron en su fuerte sustento, secundadas por las cámaras de la producción. Estas,
desde sus particulares puntos de vista y obsesiones corporativas, apoyaron la
restricción de la participación política a través de un programa de reforma an-
tipartidaria, para evitar eventuales inestabilidades de la reforma económica. Al
fracasar la estrategia, el gobierno debió adicionalmente resistir políticamente
al Partido Socialcristiano, representante de la derecha no gubernamental, que
pretendía recuperar la representación perdida.
las reformas económicas neoliberales y heredero político del presidente Durán Ballén. La destitu-
ción y el exilio fueron acontecimientos que bloquearon el recambio político en este segmento de
la derecha ecuatoriana.
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Sin embargo, la ola neoliberal más ortodoxa que tuvo vigencia entre 1992-
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Mientras los partidos se volvieron cada vez más estatales, se conformó una
“masa disponible” para los liderazgos populistas y cada vez más indispuesta a
sostener la institucionalización del régimen democrático. Esta “masa” entabló
una nueva y “peligrosa” relación con la política, que reprodujo la irresuelta
dificultad de la democracia frente a los populismos tanto los que se arrastraban
como los que surgían. Lo público quedó reducido a una disputa entre la rei-
vindicación social de los excluidos y los nuevos códigos de desarrollo de las
minorías operadoras de la transición. Y, en medio, las instituciones aparecieron
como las responsables de las debilidades del desarrollo.
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Apelamos a una clasificación de los partidos que plantea una disyuntiva entre
partidos de opinión (que funcionan con base en el acceso a los medios de
comunicación) y los partidos de acción (que funcionan basados en el cliente-
lismo).58 En el caso ecuatoriano las dos opciones fueron alimentadas por los
sectores medios. Estos sectores, por su ubicación en el espectro social, debie-
ron generar flujos ideológicos y circuitos para la movilidad de nociones que
permitan una comunicación política interclasista.
Sin embargo de la situación descrita, los partidos también fueron acosados por
la opinión pública y los grupos decisores de las políticas públicas. Los gene-
radores de opinión y decisión en las principales políticas públicas fueron “po-
deres fácticos”. Estos poderes fácticos estuvieron articulados por nuevos gru-
pos de consistencia técnica o empresarial, y por instituciones con credibilidad
como las iglesias, los medios de comunicación e incluso las fuerzas armadas.
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Un cada vez más abigarrado pluriclasismo dentro de los partidos junto con una
aglomeración de identidades configuraron una racionalidad: el objetivo fue
definido como conservación de la capacidad electoral (finalmente su poder)
antes que la representación social. Para ello configuraron muchos espacios y
circuitos internos de toma de decisiones, que adecuaban, en la institucionali-
dad interna a las estructuras de poder que los conformaban.
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Los partidos estuvieron marcados por los ejercicios estatales, sea desde el lado
gubernamental o de la oposición, fueron evaluados por el público por la inefi-
cacia en el cumplimiento de los objetivos y por la ineficiencia en el desempeño
de esos roles. La crisis se manifestó en la imposibilidad de lograr el doble
estatuto que se habían impuesto, esto es, gestores estatales y representantes
sociales.
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Bibliografía
Ayala Mora, Enrique (ed.). 1994. Nueva historia del Ecuador, Quito, Corpo-
ración Editora Nacional.
Mateos Días, Araceli y Manuel Alcántara Sáez. 1998. Los diputados ecuato-
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Antología de la democracia ecuatoriana
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Quintero, Rafael y Erika Silva.1989. Ecuador, una nación en ciernes, Tomo I
y II. Quito, FLACSO-Abya Yala.
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Antología de la democracia ecuatoriana
John Polga-Hecimovich1
1. Introducción
Jaime Nebot, el dos veces candidato presidencial del Partido Social Cristiano
(PSC), llegó a su cuarto mandato consecutivo como alcalde de Guayaquil en
las elecciones municipales de febrero de 2014. Aunque su popularidad y el
dominio del PSC en la política electoral costera permitían una victoria có-
moda, las elecciones de 2014 fueron más competitivas que las anteriores. El
presidente Rafael Correa presionó públicamente a favor de la candidatura de
Viviana Bonilla, la gobernadora de 29 años de la provincia del Guayas y mi-
litante de Alianza Patria Altiva I Soberana (Alianza PAIS o AP), actualmente
en el poder. Ante el reto que se le presenta a Nebot y al PSC, Correa y Alianza
1 Las opiniones expresadas aquí son únicamente las del autor y no representan las opiniones de
la Academia Naval de los Estados Unidos, el Departamento de la Marina, el Departamento de
Defensa, ni del gobierno estadounidense.
2 Una versión anterior de este trabajo fue presentada en el Seminario de Investigación de la Fa-
cultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Sede Ecuador, el 4 de julio de 2013, y publicado en
la revista América Latina Hoy (67: 91-118; http://dx.doi.org/10.2307/2094626). El autor agradece
los valiosos comentarios de Felipe Burbano de Lara, Santiago Basabe Serrano, Pablo Andrade,
Flavia Freidenberg y dos árbitros anónimos de América Latina Hoy.
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Desde por lo menos el inicio del siglo XX, Ecuador ha alardeado de un sistema
de partidos fuertemente regionalizado que refleja las divisiones geográficas
naturales entre la Sierra y la Costa. Desde la independencia de 1830 hasta la
Revolución Juliana de 1925, el sistema político de Ecuador fue compuesto
de pequeños partidos conservadores y liberales desglosados en amplias líneas
regionales. Los liberales representaban al sector comercial y de exportación
más moderno en la Costa, mientras que los conservadores representaban a los
terratenientes serranos y a la Iglesia Católica, entre otros (Ayala Mora 1989;
Hurtado 2007 [1977]). El sistema bipartidista de conservadores y liberales em-
pezaba a derribarse en 1948 (Hurtado 2007 [1977]: 206).
4 Algunos académicos recientes (e.g. Collins 2006) también han sostenido la inclusión de un
cleavage étnico, aunque eso encaja con la definición Lipset y Rokkan (1967) de estructura de
cleavage territorial.
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Collins afirma que, «durante la década de 1980 y 1990 [el sistema de partidos
de Ecuador] fue uno de los sistemas de partidos más fuertemente fragmenta-
dos de la región, ninguno de los partidos podía presumir de alcance nacional;
apenas existía coherencia ideológica entre todos los partidos» (Collins 2006:
79-80). Por su parte, Freidenberg y Alcántara (2001) muestran que además del
cleavage regional, la competencia partidista entre 1978 y 1998 también estaba
organizada en ejes a nivel provincial e incluso cantonal. Es más, ellos muestran
que de todos los partidos relevantes entre 1979-1998, el PSC fue el partido más
nacionalizado de los que habían competido, el que más candidatos habían pre-
sentado en todo el territorio y el que más candidaturas había ganado en todos
los distritos. Esta regionalización continuó hasta las elecciones de 2006, que
se celebraron en medio del colapso del sistema de partidos y llevaron a Correa
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al poder5.
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El gran éxito de Alianza PAIS en las provincias costeras muestra una mayor
erosión de los poderes tradicionales costeros, el PSC y el PRE, y el relati-
vamente recién llegado PRIAN. El PSC ganó solo 5 de 20 posibles escaños
en el Guayas y solo el 8 por ciento del voto total nacional. Fue una pérdida
importante para un partido que ha concentrado sus recursos y energía en esta
región, y la ha mantenido junto con el PRE y el PRIAN desde 1982. Los resul-
tados del PRE fueron mediocres. Ni siquiera alcanzó el 9 por ciento del voto
en ninguna provincia y, como el PSC, presentó candidatos en solo 24 distritos
7 Ya que a los votantes se les confiere una cantidad de votos equivalente a la extensión del dis-
trito, y los totales de los partidos son una mezcla de votos de lista y votos nominales, calcular
la distribución del voto del partido requiere manipular los datos para controlar la distribución
desequilibrada de votos de los votantes (Mustillo and Polga-Hecimovich 2018). Esto se explica
en la sección cuatro.
287
Antología de la democracia ecuatoriana
electorales; ganó solo el 3 por ciento del voto nacional que equivalió a un solo
escaño legislativo. Entre tanto, el PRIAN tampoco superó el 8 por ciento del
voto en ningún distrito (a pesar de presentar listas en los 34), sólo ganó el 4
por ciento del voto nacional y su partido no consiguió ni un solo escaño en la
Asamblea. Finalmente, el PSP mantuvo su proyección en el norte del Oriente,
cuna del líder del partido y ex-presidente Lucio Gutiérrez. El partido compitió
en los 34 distritos, pero obtuvo mejores resultados en los Andes y el Oriente
que en la Costa.
288
Antología de la democracia ecuatoriana
Votos
Escaños
Partido político ponderados al Voto (%)
(Dif. con 2009)
partido
Independientes -- -- 3 (n.d.)
* No disponible.
** Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik-Nuevo País (MUPP-NP), Movimiento Popu-
lar Democrático (MPD), Red Ética y Democracia (RED).
Sin embargo, una mirada más atenta arroja algunas dudas acerca de la fortaleza
de los resultados de Alianza PAIS. Para empezar, Alianza PAIS utilizó alian-
zas electorales en la presentación de los candidatos provinciales en Bolívar
(PS-FA), Chimborazo (Pachakutik), El Oro (Movimiento Autónomo Regional,
MAR), Loja (PS-FA), y los dos distritos de Manabí (Unidad Primero). El PS-
FA y Pachakutik compiten a nivel nacional, pero el MAR y Unidad Primero
son partidos regionales, y la necesidad de Alianza PAIS de captar su apoyo re-
289
Antología de la democracia ecuatoriana
290
Antología de la democracia ecuatoriana
291
Antología de la democracia ecuatoriana
292
Antología de la democracia ecuatoriana
Este análisis emplea el INPE para medir la nacionalización estática8 (ya que
solo es necesario un único periodo electoral para este indicador) y el modelo
mixto de componentes de varianza de Morgenstern y Potthoff (M&P) (2005)
para extraer la dimensión dinámica (ya que para esto son necesarios dos pe-
riodos electorales). Los valores del INPE varían de 0 a 1, donde «0» significa
absolutamente regionalizado y «1» totalmente nacionalizado, mientras que los
cálculos de M&P comienzan en el «0» y son infinitos. Para aplicar correcta-
mente el modelo de componentes de varianza, los distritos alterados o añadi-
dos se eliminan de los análisis. Es una concesión necesaria para el estimador.
Homogeneidad territorial
8 Aritméticamente, esto se expresa como INPE, donde, en un país con d unidades territoriales,
donde cada unidad territorial i tiene vi votantes y pi votos para el partido p.
9 El voto nacional es realmente una mezcla de votos de lista y votos nominales, y no se puede
sumar simplemente para calcular la distribución del voto del partido. En su lugar, en este artículo
se conceptualiza «votante» como el número de votos obtenido por un partido dado, multiplicado
por el número de papeletas válidas sobre el número de votos válidos. En la forma de notación, se
vuelve algo más complicado, ya que el número de votos obtenido por el partido requiere distribuir
el voto de lista por todos los candidatos, y después tomar la suma de todos los votos preferencia-
293
Antología de la democracia ecuatoriana
nacional del partido que atrae a su amplio apoyo así como la permanencia
en el poder de Correa. Los programas de bienestar social como el Bono de
Desarrollo Humano (BDH) y las inversiones en educación superior impactan
a los ciudadanos en todo el país10, mientras que el gobierno y el alcance del
entonces presidente permitió al partido crecer en lugares, como el Oriente, que
originalmente no apoyaban el movimiento. Además, AP se apropió de otros
movimientos de la izquierda, como el MPD, el MUPP-NP, y el PS-FA, forzán-
doles a entrar en pactos electorales con el partido del gobierno o simplemente
robándoles apoyo en sus bastiones tradicionales de poder11.
les. Para un partido con candidatos en un distrito de m magnitud, con votantes y siendo el total de
los votos, la fuerza del partido se refleja así: voto partidario (vea Mustillo and Polga-Hecimovich
2018).
10 En los primeros 15 días del cargo en 2007, Correa duplicó el presupuesto del programa y
aumentó el valor mensual a 30$ al mes (Samaniego and Tejerina 2010), antes de subirlo a 35$ en
agosto de 2009 y 50$ en enero de 2013. La cobertura, en cambio, subió de 1,1 millones de perso-
nas en 2006 a más de 1,9 millones en 2013 —aproximadamente el 12 por ciento de la población
del país (“1,9 millones de personas reciben el Bono de Desarrollo Humano en Ecuador” 2013).
11 En las elecciones de 2009, AP forjó coaliciones electorales con la izquierda en tres distritos
débiles, dos de ellos en el Oriente: 1) la ID y el PS-FA en Tungurahua; 2) el PS-FA en Pastaza y 3)
Pachakutik y MOPIN en Napo. En 2013, el partido formó seis coaliciones electorales con cuatro
partidos diferentes con el apoyo regional: 1) el Partido Político Autónomo Oromontano en El Oro;
2) Pachakutik en Chimborazo; 3) el PS-FA en Bolívar y Loja; y 4) Unidad Primero en las dos
circunscripciones de Manabí.
12 Los valores de Morgenstern y Potthoff (2005) se refieren a las raíces cuadradas —el equivalente
de la desviación estándar— de la nacionalización estática y dinámica entre 2009 y 2013, y dejan a
un lado tres provincias redefinidas (Guayas, Manabí, Pichincha).
294
Antología de la democracia ecuatoriana
M&P M&P
Partido Distritos % Min (%) Máx (%) inpe
Estática Dinámica
Alianza
34 48,29 15,94 68,99 0,90 11,61 9,23
PAIS
Ruptura
19 2,00 0 8,03 0,56 n.d. n.d.
de los 25
Además, una comparación histórica más amplia refuerza el carácter sin prece-
dentes del éxito de AP. La Figura 3 representa el INPE de los diputados pro-
vinciales y nacionales para todos los partidos políticos principales de Ecuador
entre 1979 y 2013. Lo primero que destaca es que incluso los niveles más altos
de nacionalización para los partidos ecuatorianos son bajos en comparación
con otros: las coaliciones de Chile, por ejemplo, han mantenido un INPE so-
bre 0,9 desde el retorno a la democracia en 1989 (Morgenstern et al. 2014a).
El único partido ecuatoriano que se acerca a los niveles de las coaliciones de
295
Antología de la democracia ecuatoriana
1980 1990 2000 2010 1980 1990 2000 2010 1980 1990 2000 2010
PSP
1
.5
0
Año
provinciales nacionales
296
Antología de la democracia ecuatoriana
Fuente: Elaboración propia a raíz de datos del Tribunal Supremo Electoral (TSE) y el
Consejo Nacional Electoral (CNE)
En resumen, aunque Alianza PAIS sea todavía joven, muestra un grado de
nacionalización solo conseguido por el PSC a comienzos de la década de 1990
e ID en la década de 1980, cuando el último era el principal partido de cen-
tro-izquierda. Después de un sólo ciclo electoral, consiguió mejorar su posi-
ción competitiva nacionalmente en las elecciones de 2009, subiendo de un
valor de 0,82 a 0,90; lo que marca el nivel más alto de homogeneidad territorial
de cualquier partido desde la vuelta a la democracia. Sería interesante ver si el
dominio electoral de Alianza PAIS a nivel nacional fomenta que la oposición
se unifique con un programa nacional coherente, o si sufrirá de faccionalismo
y luchas internas, como la oposición venezolana de la década del 2000.
Siguiendo estrictamente los resultados electorales legislativos, Alianza PAIS
ha ganado una distribución de votos relativamente uniforme en todo el país,
lo que indica que quizás haya superado el fuerte cleavage regional del país.
Sin embargo, el análisis sugiere que se tome precaución al interpretar el éxito
nacional del partido como un indicador real de una alta (y sostenible) nacio-
nalización.
297
Antología de la democracia ecuatoriana
Elecciones simultáneas
1979 20 69 (12) • • •
1984 20 71 (12) • • •
1986 20 71 (12) •
1988 20 72 (12) • • •
1990 21 72 (12) •
1992 21 77 (12) • • •
1994 21 77 (12) •
1996 21 82 (12) • • •
298
Antología de la democracia ecuatoriana
299
Antología de la democracia ecuatoriana
Bucaram
1
9
198
198
199
199
200
200
200
9
3
197
199
201
Año
Nota: El símbolo (p) representa al candidato presidencial perdedor en la vuelta de las elec-
ciones
Fuente: Elaboración propia.
300
Antología de la democracia ecuatoriana
Cualquiera que sea la especificación, los efectos son consistentes en todos los
modelos. Como muestra la Tabla 5, partido en la vuelta de presidenciales es
positivo y significativo en los Modelos 1 y 3, indicando lo mismo que la Figura
4 refleja anecdóticamente: los partidos muestran nacionalización más elevada
cuando sus respectivos candidatos presidenciales llegan a la segunda vuelta
electoral14. Asimismo, partido del presidente en el poder es positivo y signifi-
cativo en las cuatro especificaciones, lo que demuestra el efecto positivo terri-
torial de tener como presidente a otro miembro del partido. Las dos variables
tienen efectos sustantivos significativos; la presencia de alguna causa una subi-
da del 0,12 al 0,16 en el INPE (en una escala de 0 a 1). Las variables de control,
edad del partido y experiencia legislativa, son negativas y significativas en tres
de las cuatro especificaciones, aunque el efecto sustantivo es tan minúsculo
que una subida en la experiencia solo conduce a un descenso mínimo en la
nacionalización. Finalmente, en oposición a las expectativas, elecciones simul-
táneas no es significativa, lo que quiere decir que las elecciones simultáneas
no son suficientes para mejorar la nacionalización del partido si su candidato
presidencial no es popular.
14 La posibilidad de causalidad inversa o falsedad —que un partido fuerte pueda impulsar tanto
a sus candidatos legislativos como presidenciales— no se puede descartar por completo. Sin em-
bargo, si un partido más nacionalizado ayuda a que su candidato presidencial llegue a la vuelta en
unas elecciones, es improbable que no vuelva a suceder en otras elecciones también.
301
Antología de la democracia ecuatoriana
Partido en la vuelta de
0,133** 0,160***
presidenciales
(0,041) (0,043)
(0,035) (0,037)
(0,000) (0,000)
(0,004) (0,005)
Número de observa-
120 120 120 120
ciones
302
Antología de la democracia ecuatoriana
PSP2009
PAIS2013
PR E 1998
10
desviación estática
PR E 2002
P S PP2R0E1 31 9 9 6 PSC 1992
PSC 1994
PSC 1996 D P1996 D P 1D9 P8 81 9 8 6
P S -FA 1 9 9 0 ID 1 9 8 4
P S C 1 9 9 8D P 1 9 9 2
P SPCL2R0 0E21 9 8 6 P S -FA 1 9 9 2
C F P 1M9 9U2 P P -N P 2P0S0C2 2 0 0 9P S C 2 0 0 6 P R E 1 9 9 4 ID 1 9 8 6
M U P P -N P 2 0 0 6 M U P P -N P 1 9 9 8
C F P 1 9 8 8 P R E 1 9P8R8E 1 9 9 0 CDF PP11999904 PSP2006
C F P1994 PR E 1992
PR E 2006 ID 1 9 9 2 P S -FA 1
D P ID9 8 8
1 9 9109 9 0 P R IA N 2 0 0 9 PSC 1990
PL R E 1994
PP SDC1C19F998P481 9ID M U P P -N P 2 0 0 9
8 61 9 9 6
5
ID 2 0 0 9
PAIS2009
0
2 4 6 8 10 12
desviación dinámica
303
Antología de la democracia ecuatoriana
Nota: Solo aparece el segundo año del periodo interelectoral (es decir, para el periodo 2009-
2013 aparece «2013»).
Una tercera manera de examinar el fondo del apoyo a los partidos ecuatorianos
en las elecciones de 2013 es comparar las distribuciones de voto legislativo y
presidencial a nivel de distrito. La Figura 6 refleja estos valores para los tres
partidos más grandes de la carrera presidencial: Alianza PAIS, CREO y el PSP.
La línea discontinua diagonal que parte de la esquina inferior izquierda a la
esquina superior derecha representa el punto de inflexión de igual apoyo presi-
dencial y legislativo para un partido en un distrito dado. Si se produce un des-
plazamiento a la izquierda de esta línea, el presidente impulsa el apoyo; si es
hacia la derecha, son los candidatos legislativos los que lo impulsan. En cual-
quier caso, la convergencia hacia la línea representa mayor apoyo al «partido».
El PSP parece ser el partido más consolidado, aunque el bajo nivel de desvia-
ción del punto de inflexión también refleja la limitada variación posible cuando
la distribución del voto en general es tan escasa. CREO, por otro lado, está
bastante alejado de la línea, lo que muestra sus raíces sociales poco profundas
y una estructura organizativa ad hoc. Su candidato, Guillermo Lasso, superó
significativamente a sus homólogos legislativos en todos los distritos, salvo
en Morona-Santiago. En comparación, Alianza PAIS muestra cierta tendencia
304
Antología de la democracia ecuatoriana
Figura 6. Voto legislativo versus voto presidencial por distrito para Alianza
PAIS, CREO y el PSP (2013)
E u ro p a
80
A m é ric a L a tin a
G u a y a s IV
M Ea nEa Ub iUII-C a n a d á
G a la p a g o s S a n ta E le n a GGuuay ayaaPssich
III
Rinio
Achz uaa III
y
60
E smIme ra ld ba su ra E l O ro
C a rc h i P ich in ch a I
C anar
N apo
C o to p a x i
SLuoc jau m b io s T u n g u ra h u a
C h im b o ra z o
40
O re lla n a
P a sta z a s
Z a m o ra C h in ch ip eMBoorolivnaar S a n tia g o
Z a m o ra LCohjain chP ip a eP ich
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G a la p a g o s Im b a b u ra N
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G u ay a s II PCEich
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Ia so m in g o
xPiE in ch IV a III
20
G u ay a s I C o Sto pn atain
Puaich EchsleEanUII aU -C a n a d á
L o s R io sN a p oO re lla S u c m b io
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Ma boiroIIAn m a Sé aric a Lg aoMtinoaro n a S a n tia g o
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G u ay a s IV P a sta z aCs o to p a xCi h im b o ra z o
C a nL aoTrsu Rn giousra h u a
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IV
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aIch
nric
III
e araan ld aI daás
ag ao sL a tin a
0
0 20 40 60 80
Voto legislativo (%)
6. Reflexiones
305
Antología de la democracia ecuatoriana
306
Antología de la democracia ecuatoriana
307
Antología de la democracia ecuatoriana
obtuvo una victoria limitada, derrotando por poco a Guillermo Lasso del Mo-
vimiento CREO en una segunda vuelta electoral, 51.16 por ciento a 48.84 por
ciento. A primera vista, los resultados legislativos parecían respaldar la pro-
puesta de AP como partido nacional y nacionalizado: en la Asamblea Nacional,
Moreno y su partido ganaron el 54 por ciento de los escaños (74 de 137) con
solo el 39 por ciento del apoyo popular debido a la inteligente distribución de
los distritos y una fórmula de asignación de asientos que favorece a los par-
tidos grandes. Sin embargo, la mayoría de Moreno era más ilusoria de lo que
parecía. 24 de los 74 legisladores de Alianza PAIS, el 32 por ciento del total de
escaños del movimiento, fueron elegidos mediante una alianza electoral entre
AP y un partido diferente: siete con el Partido Socialista Ecuatoriano y el resto
con una panoplia de movimientos incipientes de nivel provincial.
308
Antología de la democracia ecuatoriana
Curiosamente, fue una división en la cúpula del partido lo que terminó por
dividir su apoyo. Moreno y su predecesor Correa tuvieron un desencuentro
casi inmediatamente después de que Moreno asumió el cargo, con cada líder
tomando el control de una facción partidaria diferente. Por ejemplo, en octubre
de 2017, Correa y sus seguidores anunciaron una movilización contra un re-
feréndum propuesto por Moreno y en apoyo al entonces vicepresidente, Jorge
Glas. En respuesta, 44 legisladores morenistas de AP firmaron una petición que
apoyaba el referéndum y expresaba públicamente su oposición a Glas, quien
estaba en prisión enfrentando acusaciones de asociación ilegal con la empresa
brasileña, Odebrecht. Las luchas internas llegaron a un punto crítico en enero
de 2018, cuando Correa anunció su desafiliación formal de AP. Junto con 28
legisladores del partido, declaró la formación de un bloque legislativo separa-
do llamado Revolución Ciudadana (RC), dejando a Moreno con una minoría
legislativa.
309
Antología de la democracia ecuatoriana
Pachakutik (MUPP) 2 3 4 1 0
Movimiento Democracia Sí
0 4 +4
(MDS)
Unidad Popular (UP) 0 3 +3
Izquierda Democrática (ID) 1 1 +2
Movimiento SUMA (SUMA) 2 1 1 1 -1
310
Antología de la democracia ecuatoriana
Alianza PAIS (PAIS) 7 3 0 2 -8
Centro Democrático (CD) 0 2 +2
Partido FE (FE) 0 1 +1
Movimiento Unión
0 1 +1
Ecuatoriana (UE)
Partido Avanza (PPA) 0 1 0 1 0
Movimiento CREO (CREO) 0 1 0 1 0
Movimiento Ecuatoriano
0 1 +1
Unido (MEU)
Movimiento Popular
1 2 -3
Democrático (MPD)
Movimientos locales 2 5 1 9 +3
También hubo mayor atomización a nivel de las elecciones para alcalde (Tabla
7, abajo). En ellas 42 partidos o movimientos políticos ganaron representación
política en las 220 alcaldías. Como se muestra en la Tabla 7, 16 partidos políti-
cos ganaron diez o más alcaldías. El partido más exitoso, el PSC ganó apenas
43 alcaldías a nivel nacional, o aproximadamente 19.5% del total nacional, y
Alianza PAIS logró sólo 28 alcaldías, cayendo al cuarto puesto a nivel nacio-
nal. El exceso de movimientos municipales y provinciales condujo a la forma-
ción de diversas alianzas electorales; de hecho 112 de las 220 alcaldías fueron
ganadas por coaliciones electorales multipartidistas.
311
Antología de la democracia ecuatoriana
312
Antología de la democracia ecuatoriana
del país indica que seguirá habiendo alta volatilidad en el sistema de partidos
ecuatoriano.
313
Antología de la democracia ecuatoriana
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Antología de la democracia ecuatoriana
1 Este artículo fue publicado previamente en el libro El Gran Fraude. 2018. Juan Cuvi (ed.).
Arcoiris, Quito, Ecuador. El autor otorgó al Instituto de la Democracia los respectivos derechos
patrimoniales.
321
Antología de la democracia ecuatoriana
antipopulistas, la izquierda se las jugó varias veces por caudillos que jamás
militaron en partidos marxistas pero que dijeron ser de izquierda. En 1943,
los principales partidos de izquierda formaron parte de Alianza Democrática
Ecuatoriana y apoyaron la candidatura de José María Velasco Ibarra que regre-
só al país como el Gran Ausente luego de la revolución Gloriosa de mayo de
1944 y gobernó hasta el golpe de estado de 1947. En 2002, algunos partidos
de izquierda auspiciaron la candidatura del coronel Lucio Gutiérrez que había
liderado un fallido golpe de estado en contra del presidente Jamil Mahuad
en enero de 2001. Correa fue, esperemos, el último seductor populista de la
izquierda. Llegó al poder con el apoyo de intelectuales, activistas y algunos
partidos de izquierda. Prometió nada menos que una revolución ciudadana en-
tendida como el fin del neoliberalismo, el retorno del estado y la soberanía
nacional, la necesidad de transformar todo el andamiaje institucional con una
nueva Constitución y propuestas para cambiar las relaciones entre el ser huma-
no la sociedad y la naturaleza. Cumplió algunas de sus promesas como fueron
el retorno del estado, la redistribución de los excedentes cuando los precios del
petróleo fueron altos y crear una nueva constitución que a la vez que amplió
derechos concentró el poder en la presidencia. Su gobierno fue autoritario. Usó
el poder judicial controlado por el ejecutivo para regular lo que se puede discu-
tir en la esfera pública, reprimió a los partidos de izquierda, a los movimientos
sociales y a las organizaciones de la sociedad civil progresistas creando orga-
nizaciones paralelas y criminalizó la protesta.
El capítulo discute las razones por las que la izquierda apoyó a Velasco en los
años 40 del siglo pasado, a Gutiérrez en 2002 y a Correa en 2006. Se comparan
322
Antología de la democracia ecuatoriana
Los diferentes partidos de ADE vieron en Velasco Ibarra la figura que podía
liderar la lucha en contra del Partido Liberal Radical. Pese a que Velasco en
su primera administración reprimió a estudiantes, periodistas y políticos de iz-
quierda, muchos de sus líderes e intelectuales consideraron que Velasco había
cambiado. El escritor comunista Joaquín Gallegos Lara, por ejemplo, escribió
en una columna en El Universo del 14 de marzo de 1944, que quienes se opo-
nen a la candidatura de Velasco Ibarra por ADE “se equivocan al confundir al
presidente Velasco del pasado con el viajero antifacista, el probado demócrata,
el gran exilado; intelectual y hombre de acción” (en de la Torre 1993, 99). Ma-
nuel Agustín Aguirre, secretario del Partido Socialista, describió a Velasco Iba-
323
Antología de la democracia ecuatoriana
rra en 1943 como “un hombre de fuerte raigambre popular, acendrado patriota,
honrado y progresista, cuya lucha continental por la defensa de los principios
democráticos y los más altos derechos humanos será una garantía efectiva de
libertad y democracia” (en de la Torre 1993, 220). Leopoldo Benítez Vinueza
diferenció el velasquismo como movimiento social y político de la figura de
Velasco Ibarra. Escribió en El Universo del 16 de abril de 1944, “dentro del
actual movimiento político, habemos cientos de hombres que no somos ‘ve-
lasquistas’ pero que tenemos que estar con el doctor Velasco Ibarra por ser el
hombre que se opone al oficialismo, al fraude electoral, a la supervivencia del
seudo constitucionalismo, a la persistencia de las facultades omnímodas; a la
plusvalía de los incapaces bajo la tutela de los astutos” (en de la Torre 1993,
101).
324
Antología de la democracia ecuatoriana
325
Antología de la democracia ecuatoriana
colonial en un país en que por primera vez los indígenas y un hombre prove-
niente de la Amazonía, de piel más mestiza que blanca, ocupaba la Presidencia.
Rafael Correa dio forma política a los sentimientos de repudio al neoliberalis-
mo y a la partidocracia. Surgió en un contexto de crisis generalizada de todas
las instituciones políticas y luego de que tres presidentes fueran depuestos.
Prometió la refundación de la patria, el retorno de la soberanía nacional y po-
líticas públicas incluyentes. La mayor innovación del movimiento que apoyó a
Correa fue basar su estrategia en la noción de poder constituyente. Desdeñaron
el poder constituido y prometieron la refundación de la patria para alcanzar
la segunda y verdadera independencia. El poder constituyente fue entendido
como la capacidad popular para crear instituciones y normativas, como la au-
toridad capaz de refundar la política, la economía, la moral y la cultura. Fue
electo con la promesa de convocar elecciones para una asamblea constituyente
participativa que genere un nuevo pacto y proyecto de sociedad. La nueva
constitución a la vez que amplió derechos, concentró el poder en el ejecutivo.
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A diferencia de Velasco Ibarra que rompió la ley para cerrar periódicos, encar-
celar críticos y aún dar autogolpes, argumentando que como la encarnación
del pueblo estaba más allá de las constituciones y normativas de la democra-
cia, Correa usó las leyes y las cortes de justicia para crear normativas, con el
objetivo de silenciar y atemorizar a los críticos. Recurrió a la vieja práctica
latinoamericana de usar instrumentalmente la ley pero transformándola en una
estrategia de gobierno que Kurt Weyland (2013) definió como legalismo dis-
criminatorio entendido como el uso discrecional de la autoridad legal formal.
El gobierno de Correa creó un andamiaje jurídico y nuevas instituciones del es-
tado para regular el contenido de lo que los medios pueden transmitir. En 2013,
la ley de comunicación social creó la Superintendencia de Comunicación que
inició 269 procesos a los medios privados y a periodistas a quienes se sancionó
con multas y rectificaciones públicas. Se crearon leyes con lenguajes ambiguos
para controlar y regular a las ONGs restringiendo los derechos de asociación.
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En 2013, Correa pasó el Decreto 16 que sanciona a las ONGs que se desvíen de
los fines para las que fueron creadas, o que interfieran en las políticas públicas
atentando a la seguridad interna y externa. Se crearon instituciones estatales
para supervisar y controlar las actividades de los sectores organizados de la
sociedad. El derecho a participar fue restringido a grupos que estén legalmente
reconocidos por el estado. Para contrarrestar el poder de los sindicatos, de los
movimientos indígenas, de los maestros y estudiantes, el estado creó movi-
mientos sociales paralelos. La protesta fue criminalizada.
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La Traición
Pero me pregunto, ¿hubo tal traición? Velasco Ibarra fue un liberal católico
anti-comunista y sólo las ilusiones de que había cambiado en el exilio y la
necesidad de encontrar un líder con raigambre popular, para montar un frente
popular que aglutine a los sectores progresistas, explica el apoyo de la izquier-
da. Además políticos e intelectuales brillantes y curtidos como Manuel Agustín
Aguirre, Pedro Saad y otros no fueron las víctimas inocentes de una conspira-
ción en su contra, pues conocían muy bien el anticomunismo de Velasco.
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Marc Becker
*
Este artículo corresponde al capítulo primero del libro ¡Pachakutik! Movimientos indígenas,
proyectos políticos y disputas electorales en el Ecuador, publicado en coedición por FLACSO y
Abya Yala en 2015. El autor ha cedido los derechos patrimoniales de este capítulo al Instituto de
la Democracia.
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de indígenas que en los Andes que habla un número mayor de idiomas, con lo
cual, el número de hablantes de una lengua indígena es menor que el número
de hablantes del quechua.
La CONFENIAE
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1 A lo largo de este libro, las traducciones al español de las citas en inglés fueron hechas por el
autor.
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Además de los shuar e influidos por sus esfuerzos, otras comunidades ama-
zónicas también formaron organizaciones para defender sus derechos. En
1969, activistas en la Amazonía norte formaron la Federación Provincial de
Organizaciones Campesinas de Napo (FEPOCAN) bajo la influencia de los
misioneros josefinos. Al principio, los josefinos se opusieron a la creación de
una organización indígena independiente por el temor de que pudiera com-
petir con la autoridad de la misión en la región; luego trataron de desarrollar
una estructura organizativa para proteger a las comunidades indígenas de las
influencias izquierdistas radicales. Con el tiempo, la FEPOCAN se distanció
de los misioneros josefinos y adoptó una agenda más radical con una marca
explícitamente étnica. En 1973 cambió su nombre por el de Federación de Or-
ganizaciones Indígenas del Napo (FOIN) y comenzó a abogar por los derechos
civiles y la ciudadanía, a defender la propiedad de la tierra y a luchar contra la
explotación económica. La FOIN mantuvo relaciones con organizaciones na-
cionales pues consideró que los movimientos indígenas necesitaban presentar
una perspectiva unificada ante el Gobierno. En 1980, sus principales objetivos
cambiaron; pusieron énfasis en la defensa de su territorio, las lenguas y las tra-
diciones culturales, de tal manera que la Federación vinculó los derechos terri-
toriales con las identidades étnicas. Así, la FOIN pasó del discurso de “clases
indígenas” que fraguó en la década de 1970, y el de “federaciones indígenas”
que usó en la década de 1980, al de “nacionalidades étnicas” en la década de
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1990. Como reflejo de este cambio, a principios del nuevo milenio, una vez
más la FOIN cambió su nombre al de Federación de Organizaciones Kichwas
del Napo (FONAKIN). Este cambio reflejó la politización de las identidades
que impulsaría a las organizaciones indígenas a radicalizar cada vez más su
discurso (CONAIE 1989a, 45-55).
Mientras tanto, en 1972, los activistas indígenas en alianza con elementos pro-
gresistas de la Iglesia católica, influenciados por la Teología de la Liberación,
se reunieron con los pueblos serranos para crear Ecuarunari, un nombre ex-
traído de la frase kichwa Ecuador Runacunapac Riccharimi, ‘despertar de los
indígenas del Ecuador’. En la década de 1990 cambiaron ese nombre por el de
Confederación de Pueblos de la Nacionalidad Kichwa del Ecuador, pero man-
tuvieron las mismas siglas. Organizada de esta manera, Ecuarunari se convirtió
en una de las federaciones indígenas más fuertes y militantes en el Ecuador.
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La CONAIE
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La plurinacionalidad
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3 Para un análisis de cómo las construcciones de nacionalidades indias y pueblos indígenas cam-
biaron, ver Guerrero y Ospina (2003, 186).
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grupos étnicos, sino que “se trata de reflejar la realidad del país y del continen-
te, sobre la base de respeto de las diferentes culturas nacionales y la instaura-
ción de la igualdad social, política y económica”. Los problemas nacionales
de Ecuador, afirmaba la CONAIE, no fueron el resultado de la presencia de
distintos grupos étnicos, sino de las desigualdades socioeconómicas. La so-
lución se encontraba en la recuperación de sus “verdaderas raíces históricas y
culturales” y de sus “identidades como pueblos con historia y futuro”. Como
lo observa la antropóloga Suzana Sawyer (1997, 78) “la nación es una catego-
ría con una carga política fuerte y volátil” y el éxito indígena en subvertir el
imaginario asociado permitió a los movimientos “desafiar el dominio estatal
excluyente y las nociones dominantes de la nación”. Además, como el econo-
mista Alberto Acosta (2009a, 17) señala, “el reto es mirar a la plurinacionali-
dad como ejercicio de democracia incluyente”, como algo que abre la puerta al
proceso de una continua profundización de la tradición democrática.
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La FENOCIN y la FEINE
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También se esforzó por unir a toda la gente pobre en la lucha para mejorar su
calidad de vida, democratizar el país y construir un sistema de desarrollo sos-
tenible y equitativo. Se adhirió como miembro a la Coordinadora Latinoame-
ricana de Organizaciones del Campo (CLOC) y a Vía Campesina, un conjunto
global de organizaciones campesinas (FENOCIN 2003).
6 Dirigentes de la CONAIE utilizaron estas cifras para afirmar que ellos eran la única federación
que realmente podría llegar a ser nacional en su alcance (Iza 2005, 113).
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diferentes, con diferentes costumbres y formas de pensar, FEINE dice que to-
dos somos ecuatorianos”. La CONAIE encabezó las protestas callejeras, pero
Guacho subrayó que “nuestra organización es pacífica, respeta al gobierno”
(Walsh 1994, 156-57). En la década de 1980, Manuel Imbaquingo, secretario
general de Ecuarunari, sostuvo que la FEINE nunca trabajaría junto con otros
indígenas campesinos y organizaciones “porque su línea política es religiosa,
mientras que la nuestra es sindical, clasista” (Imbaquingo 1985,45). Todas las
organizaciones indígenas, sin embargo, parecían moverse hacia la izquierda;
en ocasiones, la FEINE también participó en las protestas callejeras para pro-
mover los derechos indígenas.
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Bibliografía
Periódicos
El Comercio
Hoy
Libros y artículos
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Ximena Sosa
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Este capítulo trata sobre siete lideresas que han sido pioneras en los cargos
públicos que han ocupado, esto ha contribuido a que la participación formal de
la mujer en la política sea visible. En algunos casos han representado o defen-
dido los intereses de las mujeres. Todas han sido elegidas dentro de la lista de
partidos políticos, lo que les ha condicionado a mantener una línea ideológica
ya trazada. Sin embargo, hay temas que han estado presentes como la discri-
minación, corrupción y violencia.
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Introducción
El voto femenino, otorgado en 1929, fue el primer peldaño para que la mujer
participe en el ámbito político masculino. El hecho de tener este derecho no
fue suficiente para que la mujer entrara totalmente en este círculo de hombres.
Desde 1929 hasta 1967, el voto de la mujer fue facultativo. En este último año
se modificó para ser obligatorio. Durante muchos años, la mujer ecuatoriana
no tuvo la oportunidad de ser considerada como una candidata a puestos de
poder más importantes y visibles como la presidencia o vicepresidencia de la
república. Sin embargo, hubo candidatas a la presidencia del país. Entre ellas
están: dos candidatas en 1998, Rosalía Arteaga por Partido Alianza Popular
y María Eugenia Lima del Movimiento Popular Democrático, Ivonne Baki,
en 2002 por el Movimiento Esperanza, Transformación y Acción, y Cynthia
Viteri en 2006 y 2017 por el Partido Social Cristiano y Madera de Guerrero.
Según estos datos tomados del CNE, los porcentajes no han variado, se mantie-
ne un 42% de la representación de la mujer, siendo las juntas parroquiales las
que mayor porcentaje de mujeres electas han obtenido. En el siguiente cuadro
se evidencia los resultados de las elecciones seccionales.
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Los movimientos de mujeres, que no serán tratados en este capítulo, han con-
tribuido enormemente a visibilizar a la mujer. Según la socióloga e historia-
dora Silvia Vega, los años noventa tuvieron dos temas que fueron tratados por
estos movimientos femeninos. Uno, la prevención de la violencia contra la
mujer y dos, la equidad de género en la participación política formal y la ins-
titucionalización estatal para la atención de los derechos y necesidades de las
mujeres (Vega, 2004, 70-71). En cuanto a la participación en la política formal
se aprobaron varias leyes que fueron favorables. Así, se instituyó la ley de
Amparo Laboral de la Mujer en 1997 que establecía la inclusión de un mínimo
de 20% en las listas plurinominales nacionales y provinciales, como también
en las Cortes provinciales de Justicia, notarios y registradores. Sin embargo, su
observancia fue aplicada solo en tres provincias: Guayas, Pichincha y Manabí.
Es decir, de un total de 68 asambleístas, solo siete mujeres fueron elegidas
(Ágora Política, 2012). La constitución de 1998 incorporó la igualdad de opor-
tunidades, la participación equitativa de género en los procesos de elección
popular etc. En el 2000 se dio la reforma de Ley Orgánica de Elecciones con
la cual se podía incrementar gradualmente desde un 5% en cada elección hasta
llegar al 50%. De esta manera, en 2002 se aumentó el 35%, en 2004, el 40% y
en 2007, 50%. Adicionalmente, se estipuló la alternancia y la secuencialidad
entre sexos en las listas plurinominales. De este modo, por lo menos un 30%
de mujeres debían presentarse entre los cargos titulares y otro 30% entre los
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suplentes. Las listas debían tener una forma sucesiva entre hombres y mujeres.
Una vez que Rafael Correa ganó las elecciones presidenciales en 2006 hubo
otra reforma constitucional. Se ratificó la paridad para la elección de cargos
públicos representativos. Es así que el artículo 116 considera como paridad de
un binomio a un hombre/mujer o viceversa y la alternancia entre sexos. Final-
mente, en 2009, se decretó restricciones “para ser candidatos/as cuando han
ejercido violencia de género o incumplido con las obligaciones alimentarias”.
Además, estableció que cuando hay empate entre los candidatos de distinto
sexo por un último escaño se debe nombrar a una mujer (Ibid. 55).
Todas estas reformas han contribuido a que el número de las mujeres hayan
incrementado significativamente en las elecciones legislativas. Por ejemplo,
se puede observar en el siguiente cuadro que el número de mujeres aumentó
desde el periodo de 1998-2003 de un total de 16 mujeres (12,30%) entre 130
legisladores, a 56 mujeres, es decir, el 38.20%. El número de hombres se redu-
jo, entonces, de 114 hombres (87,70%) a 89 hombres que da un 61.80%. Hay
un aumento de un 25.9 % de asambleístas mujeres.
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PERÍODO TOTAL DE
MUJERES % HOMBRES %
LEGISLATIVO LEGISLADORES
Asamblea
Constituyente 130 45 34,62% 85 65,38%
2007
Una vez que las cifras han evidenciado la participación formal de la mujer en la
política, en el siguiente acápite se examina las figuras femeninas más relevan-
tes, sin el ánimo de que las demás no hayan tenido una aportación importante.
La primera mujer que logró ser candidata presidencial fue la abogada cuencana
Rosalía Arteaga como binomio de Abdalá Bucaram en 1996. Su carrera polí-
tica comenzó cuando fue nombrada Ministra de Educación en la presidencia
de Sixto Durán Ballén (1992-1996). Ganó prominencia cuando renunció por
desacuerdos con el ex presidente al querer establecer la religión católica en
el sistema educativo público. En 1996 fue directora nacional del Movimiento
Independiente para una República Auténtica (MIRA), el cual se alió con el
partido Roldosista Ecuatoriano (PRE) para las elecciones de 1996. Durante
tres días fue presidenta del país y renunció involuntariamente a favor de Fabián
Alarcón. En 1998, se postuló como candidata presidencial por Partido Alianza
Popular y obtuvo un poco más del 5% en las elecciones.
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esos compromisos con los que normalmente suelen llegar las personas de po-
der”. Básicamente, está excluyéndose del clientelismo que todos los políticos
necesitan para llegar al mando. Se considera “atípica” y por lo tanto estaba
interesada en “deseos altruistas relacionados con el bien común”. En ese senti-
do, Arteaga construía su imagen como una mujer que defendía los intereses del
pueblo. De ahí que estaba convencida de que los ecuatorianos estaban cons-
cientes de que ella era distinta a Bucaram. Así, manifestaba:
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designada por tres días como presidenta del país y luego como vicepresidenta.
Sin el apoyo de los representantes de los partidos políticos y aduciendo que
había un vacío constitucional, Arteaga se ve obligada a aceptar el puesto de
presidenta interina para luego declinar y nombrar al presidente del Congreso,
Fabián Alarcón, como presidente constitucional con una mayoría simple de
diputados.
Este hecho inconstitucional fue justificado como una salida para una situación
política compleja. En última instancia, a pesar de los intentos de Arteaga de no
involucrarse con Abdala Bucaram, los políticos de este momento consideraban
que la vicepresidenta debía renunciar. Por ejemplo, Heinz Moeller, el nuevo
presidente del Congreso, declaró “Lo más oportuno habría sido que Arteaga
renunciara cuando Bucaram fue cesado”. Napoleón Saltos, presidente de la
comisión de fiscalización del Congreso manifestó que “se necesitan dejar las
bases para que un nuevo gobierno pueda trabajar en las mejores condiciones”.
Finalmente, León Febres Cordero, ex presidente de Ecuador (1984-88) y líder
del Partido Social Cristiano apuntó “Me parece sin embargo que lo mejor y
lo más digno para ella, dadas las condiciones, es que presente su renuncia”
(González, 1997, IPS). De ahí que sin el apoyo de los políticos más influentes,
la carrera política de Rosalía Arteaga no tenía más alternativa que acogerse a
sus mandatos.
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La candidata presidencial
Cynthia Viteri
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denta de policía de Guayas. Sin embargo, la situación política que vivía el país,
sobre todo el desencanto de los partidos tradicionales y el discurso poco inno-
vador de Viteri, consiguieron que quede en quinto lugar en la primera elección.
La segunda campaña electoral tampoco tuvo buenos resultados. El escenario
político era parecido, Correa, luego de diez años en el poder, había logrado
descalificar a los partidos tradicionales al compararles con su gestión en la
que el segundo boom del petróleo tuvo una influencia decisiva. Por ejemplo,
comentarios como Jaime Nebot: “es muy astuto porque sabía que iba a perder
y acabar su vida política con una tercera derrota en elecciones presidenciales
hubiera sido terrible para él” (Vistazo, 29 de junio 2016). Esto implicaba que
según Correa, Nebot le designaba a Viteri, como una opción que sabía que no
hubiera triunfado.
Por otro lado, la propuesta unión entre los partidos y movimientos sobre todo
de derecha no se consolidó y Viteri quedó con solo el apoyo del partido Social
Cristiano y Madera de Guerrero. Uno de sus planteamientos que fue muy cri-
ticado fue su concepción de manejo de la economía “desde el hogar, desde las
familias. Si mejoran las familias, mejora el Estado y la sociedad en general.
En cada una de nuestras propuestas el resultado final es empleo”. Estas ideas
fueron leídas dentro de una concepción de subalterna ya que la actividad eco-
nómica doméstica de la mujer es vista como una que no tiene valor económico.
Otro de los intentos de acercamiento al sector femenino fue con uno de sus slo-
gans: “una propuesta con rostro de mujer y soy la única mujer en la papeleta”.
Este sector no acogió sus lemas en un sentido positivo. Más bien, le ocasiona-
ron reclamos con dos candidatas a la vice presidencia: Monserrat Bustamante,
binomio de Paco Moncayo y Doris Quiroz, binomio de Iván Espinel (Molina,
2018, 134-135).
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Presidenta de la Asamblea
Gabriela Rivadeneira
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En este pasaje, Rivadeneira considera que las autoridades estatales tanto del
ejecutivo como del legislativo compiten por el poder. Al contrario de pensar
que en una democracia los poderes del Estado deben ser independientes. Cuan-
do se da demasiado poder al ejecutivo, se torna en un hiper-presidencialismo
y al decir del sociólogo Guillermo O’Donnell “es peligroso dotar a los indi-
viduos de demasiado poder”. Entonces en los poderes ejecutivo, legislativo y
judicial hay jurisdicciones especificadas en normas legales con “límites legal-
mente definidos que ellas no deben transgredir”. Lo que significa que es “un
sistema de controles mutuos” que también “organiza el flujo de poder y autori-
dad en el gobierno y el estado; cuando funciona adecuadamente” y “por ende
facilita el desempeño de sus respectivas responsabilidades” (2004, 20-21). De
ahí que en el caso ecuatoriano, al legislativo, que contaba con una mayoría
correista, le fue muy viable aprobar 47 leyes, es decir, quince leyes por año
entre las que se cuentan: el Código Penal, el Código Financiero, las leyes de
incentivo productivo, las leyes de protección laboral y de reconocimiento a
las mujeres trabajadoras no remuneradas del hogar, la ley de aguas, de tierras,
la ley de consejos de igualdad, entre otras. Todas en función de “alcanzar ese
Estado Constitucional de Derechos y de Justicia que proclamamos hace apenas
9 años”, como manifestaba Rivadeneira. (2016).
Como todas las mujeres que han participado en política también, esta primera
presidenta de la Asamblea tiene un discurso sobre los problemas que afec-
tan a la mujer. Entre ellos está la violencia. Así habla de cómo esta violencia
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Y considera que,
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tiene una fuerza política representada en sus candidatos elegidos. Seis, no hay
un cultura de consenso para una eficiencia en la gestión (Pacari, 2002, 6-7).
Estas razones en general han sido válidas pero se destaca una mujer, Lourdes
Tibán, que sí ha contribuido a los intereses de los indígenas.
Las asambleistas
Lourdes Tibán
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Este cambio es interesante porque es parte de una estrategia para no ser dife-
renciada pero una vez que es reconocida por sus estudios, casi al terminar su
carrera, vuelve a su traje de indígena como si ya tuviera la fuerza para luchar en
contra de esa discriminación. Así lo reconoce “cuando uno no está consciente
de su identidad, esconde lo que es y termina “chinkarishka (pérdida de identi-
dad), cambié de vestimenta porque pensé que por ser indígena hasta corría el
riesgo de perder el año” (Tibán, 2016, 58). Mientras que Pacari, utilizó otra es-
trategia, la de unirse a otros indígenas universitarios para no ser tan relegados
y presentar un imagen de ser cultos.
Por otro lado, al ser Tibán casada tiene una concepción de su feminidad más
apegada a la comunidad indígena. En sus propias palabras:
...no se debe poner de lado a los hombres, sino caminar junto al hom-
bre, cocinando, lavando, planchando, casándome, teniendo un hogar
maravilloso como el que yo tengo, no puedo quejarme del esposo más
lindo que he conseguido…
Y agrega:
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Mae Montaño
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Mi lucha siempre será para apoyar a los menos favorecidos: a los empren-
dedores, a los jóvenes, a las mujeres, a los afros, a los indígenas, a los tra-
bajadores; a todos los que están en condiciones de desventaja, para que
alguna vez este sea el país de las oportunidades y no el país de las desigual-
dades (https://www.maemontano.com/, consultado, Febrero 2, 2020).
Este interés nació desde su infancia por sus dificultades económicas lo que le
llevó a pensar que la educación es la mejor arma para combatir las desigualda-
des que ella misma las había pasado. El hecho de ser mujer, afro-descendiente
y soltera hace que estas diferencias sean aún más complejas. De ahí que de-
cidió ingresar al campo de la política que generalmente está reservado para
hombres. Así lo relata:
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Conclusiones
Este trabajo es solo una entrada a un tema que debe ser más estudiado. Se nece-
sita hacer entrevistas a las mujeres que han podido ser elegidas para puestos de
poder así como también entrevistas a quienes no han sido elegidas. Se requiere
hacer un seguimiento de sus discursos políticos para entender mejor las postu-
ras de estas mujeres sobre los temas que defienden. Se necesita también com-
prender cuáles son sus intereses y si estos están o no ligados a las demandas de
grupos de mujeres. Y finalmente, se debe conocer desde sus partidos políticos
el tipo de liderazgo que tienen para saber cuáles pueden ser sus aportaciones
a la política.
El estilo de liderazgo está asociado a los partidos políticos que les apoyaron
para ganar las elecciones. A primera vista, estas mujeres siguieron las directri-
ces de sus líderes de partido político. Por ejemplo, Cynthia Viteri mantiene un
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Bibliografía
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101, 143-158.
Tibán, Lourdes, 2008, “El Derecho Indígena y su relación con la Justicia Or-
dinaria”. https://red.pucp.edu.pe/wp-content/uploads/biblioteca/081005.pdf
consultado en febrero 10, 2020.
392
Antología de la democracia ecuatoriana
Periódicos consultados
El Comercio
El País
El Telégrafo
Revista Vistazo
393
Antología de la democracia ecuatoriana
Introducción
395
Antología de la democracia ecuatoriana
del Jefe de Estado (art. 74). La fragilidad del refundado sistema de partidos
también tuvo su expresión en la introducción de las candidaturas de indepen-
dientes en 1994, que se recogió en el art. 55.2 de la codificación de 1996 de
la Constitución de 1979. Tres años después, en la crisis política que culminó
con la destitución de Abdalá Bucaram, mediante consulta popular de 1997, se
llevó a cabo una reforma fundamental con la introducción de la lista abierta y
el voto personalizado, que se consagró en el art. 99 de la Carta Magna de 1998.
Finalmente, cuando el sistema representativo entró en crisis a principios del
siglo XXI, llegó al poder la Revolución Ciudadana en las elecciones de 2006
con la promesa de refundar el país. En octubre de 2008 se publicó la nueva
Constitución que incluyó el voto de los jóvenes desde los 16 años (art. 62-2),
la reelección limitada a una solo vez consecutiva o no (art. 114) y la separación
de las funciones administrativas y las jurisdiccionales de la autoridad electoral
que ahora corresponden por separado al Consejo Nacional Electoral, CNE,
(arts. 218-219) y al Tribunal Contencioso Electoral, TCE, (art. 220-221). El
sistema electoral fue diseñado en la LOEOP de 2009 en los arts. 120, 150, 160
y 164. Lo novedoso fue la subdivisión de las circunscripciones electorales ma-
yores a siete escaños (art. 150), que trajo como consecuencia que casi todas las
circunscripciones tengan una reducida magnitud y, por tanto, un marcado efec-
to desproporcional. La reforma de febrero de 2012 completó las reglas electo-
rales del correísmo con el reemplazo del método Hare por D’Hondt (art. 164).
A pesar de que las elecciones de 2017 las ganó el partido de gobierno, Alianza
PAIS (AP), el nuevo presidente Lenín Moreno se apartó del proyecto político
de la Revolución Ciudadana e inició un proceso de reinstitucionalización de-
mocrática después de la experiencia autoritaria bajo el régimen de Rafael Co-
rrea (2007-2017). El sistema electoral del correísmo fue criticado duramente
por el cercenamiento de los distritos provinciales y por haber introducido nue-
vamente el método de D’Hondt. En febrero de 2020, se hizo la última reforma
electoral que retorna a la lista cerrada y bloqueada como en 1978, y reemplaza
D’Hondt por Webster para todas las elecciones pluripersonales a nivel nacional
y local. Este es el último intento de ingeniería electoral para reinstitucionalizar
el sistema político con miras a las elecciones de febrero de 2021.
396
Antología de la democracia ecuatoriana
1 Estos gobiernos corresponden a los de: Jaime Roldós (1979-1981); Osvaldo Hurtado (1981-
1984), que asumió el poder después del trágico accidente de avión del presidente Roldós; León
Febres Cordero (1984-1988); Rodrigo Borja (1988-1992); y, Sixto Durán Ballén (1992-1996).
2 A esta fase pertenecen las presidencias de: Abdalá Bucaram (1996-1997), destituido inconsti-
tucionalmente; Fabián Alarcón (1997-1998), que sucedió a Bucaram inconstitucionalmente; Ja-
mil Mahuad (1998-2000), expulsado del cargo presidencial por golpe de estado; Gustavo Noboa
(2000-2002), ocupaba el cargo de vicepresidente y asumió la presidencia después; Lucio Gutiérrez
(2002-2005), destituido inconstitucionalmente; y, Alfredo Palacio (2005-2007), era vicepresidente
antes de asumir la presidencia.
397
Antología de la democracia ecuatoriana
Por tanto, la primera fase está definida por el proceso de transición y por el
intento de los primeros gobiernos por estabilizar la política democrática. La
transición inició con el autogolpe de los militares en enero de 1976 y se ex-
tendió por más de tres años. Los militares controlaron el proceso de reinstitu-
cionalización con el apoyo de grupos de los partidos políticos y la sociedad
civil. Las elecciones generales de julio de 1978 y de abril de 1979 (segunda
vuelta) las ganaron dos candidatos jóvenes apoyados por el partido populista
CFP y por los democratacristianos. Los presidentes desde 1979 a 1995 nunca
gozaron de una mayoría absoluta en el Congreso Nacional que apoyara las
políticas públicas del Ejecutivo. La constante pugna de poderes, las políticas
públicas erráticas y la debilidad del Estado de derecho son las tres principales
características de este periodo. El sistema institucional ya empezó a mostrar
sus debilidades cuando, en octubre de 1995, el vicepresidente de la República
Alberto Dahik tuvo que renunciar a su cargo y abandonar el país (Freidenberg
y Pachano, 2016, pp. 7-36).
3 A esta etapa corresponde la presidencia de Rafael Correa de enero de 2007 a mayo de 2017.
Correa fue elegido primer mandatario en 2006, 2009 (elecciones de transición constitucional) y
2013 (reelección).
4 Esta fase se inicia con la elección de Lenín Moreno como Jefe de Estado, en segunda vuelta de
abril de 2017. Moreno concluye su mandado en mayo de 2021.
398
Antología de la democracia ecuatoriana
399
Antología de la democracia ecuatoriana
feccionó con la reforma de 2012. En este periodo se llevaron a cabo dos elec-
ciones generales en 2009 y 2013. En estos dos eventos electorales, el Jefe de
Estado logró imponerse en primera vuelta con la mayoría absoluta de votos −
hecho que nunca había sucedido desde la transición a la democracia 1978/79−.
Aunque, en las elecciones parlamentarias de 2009, el partido de gobierno solo
obtuvo el 47,6% de los escaños en la Asamblea Nacional −lo que le obligaba
todavía a negociar con parte de la oposición−; en 2013 −después de manipular
las reglas electorales− logró una mayoría aplastante de 73,0% de escaños; pero
esta posición hegemónica radicalizó el estilo vertical del presidente de la Re-
pública. La crisis económica desde 2014 debilitó al régimen, y los partidarios
de la Revolución Ciudadana tuvieron que renunciar a que su gran líder −Rafael
Correa− fuera nuevamente candidato en las elecciones de 2017 (Ortiz y Burba-
no de Lara, 2017; Ortiz, 2018, pp. 553-558).
A pesar de que las elecciones de 2017 fueron ganadas por el partido de gobier-
no Alianza PAIS (AP), el nuevo presidente de la República Lenín Moreno se
ha distanciado rápidamente de su antecesor y ha sepultado la Revolución Ciu-
dadana. Mediante la consulta popular de febrero de 2018, Moreno consiguió
que se eliminara la reelección indefinida del Jefe de Estado −lo que impide
que Correa sea nuevamente candidato presidencial− e inició un proceso de
reinstitucionalización mediante la renovación de los principales órganos del
Estado (Corte Constitucional, Consejo de la Judicatura, Fiscalía General del
Estado, órganos electorales), con el fin de reducir los espacios de influencia del
correísmo (Wray, 2018). En febrero de 2020 se concretó un cuarto ensayo de
ingeniería electoral que intenta también distanciarse de la herencia correísta.
Con ese fin se reintroduce la lista cerrada y bloqueada y el voto de lista como
el 1978, y se reemplaza el método D’Hondt por Webster; sin embargo, no se
abandona el legado más importante de la Revolución Ciudadana a la ingeniería
electoral: la prohibición de circunscripciones grandes y, en consecuencia, la
fragmentación de algunos distritos provinciales. Las próximas elecciones en
2021 son vistas como una nueva oportunidad para estabilizar las instituciones
democráticas en Ecuador.
400
Antología de la democracia ecuatoriana
Por sistema electoral −en sentido estricto− se entiende las reglas que regulan la
forma en que los ciudadanos expresan su preferencia política por un partido o
candidato a través del voto, y la manera como esos votos se transforman en un
cargo público (Nohlen, 2004, p. 34). Este trabajo solo está dedicado a analizar
los cambios del sistema electoral para la elección de los miembros del parla-
mento ecuatoriano desde 1978 a 2020.5
401
Antología de la democracia ecuatoriana
El contexto de la reforma
6 Decreto Supremo N.º 995, publicado en el R.O. N.º 239, 23 de diciembre de 1976.
402
Antología de la democracia ecuatoriana
En esta parte se describe brevemente los aspectos básicos del diseño electoral
de 1978 y de las reformas de 1983 −resumidos en la Tabla 1−: (1) tamaño del
cuerpo legislativo9 y (2) periodo y las reglas de reelección y, luego los cuatro
componentes propiamente dichos del sistema electoral: (3) el tipo de lista, (4)
el procedimiento de votación, (5) el tipo y magnitud de las circunscripciones
electorales10 y (6) la fórmula electoral. Eventualmente, podría considerarse un
séptimo elemento que es la barrera legal, aunque en Ecuador normalmente no
se lo ha incluido. Lo mismo se hará en cada uno de los cuatro diseños.
403
Antología de la democracia ecuatoriana
Regla de decisión:
! ! Unipersonales: mayoría relativa.
! ! Binominales: un escaño para los dos partidos
más votados, siempre y cuando el segundo
3 LE
alcance por lo menos el 50% de votos del
primero. 83 LE
6. Fórmula electoral
! ! Pluripersonales: proporcional . 84 LE
85 LE
Barrera legal : 50% de la cuota Hare en cada
circunscripción.
Método de adjudicación: sistema de doble cociente
y resto mayor (Hare).
Fuente: Constitución Política (CP) 1979; Ley Electoral (LE) 1978; Reforma constitucional
1983.
404
Antología de la democracia ecuatoriana
11 En las elecciones de 1988, también fue de 71 el tamaño del parlamento; en las de 1992 fue de
72.
12 Para el presidente de la República había prohibición absoluta de reelección (art. 73 Constitu-
ción de 1979).
13 El art. 37 de la Constitución de 1979 era terminante: “Únicamente los partidos políticos reco-
nocidos por la ley pueden presentar candidatos para una elección popular. Para intervenir como
candidato en toda elección popular, además de los otros requisitos exigidos por la Constitución se
requiere estar afiliado a un partido político.”
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Antología de la democracia ecuatoriana
406
Antología de la democracia ecuatoriana
y Pichincha con 6).16 Estos distritos estaban acompañados de una lista adicio-
nal a nivel nacional de 12 escaños. Aunque el reparto se hacía con un método
de adjudicación bastante proporcional (Hare), era prácticamente imposible que
en los distritos uninominales y pequeños se lograra un equilibrio entre el por-
centaje de votos y el porcentaje de escaños que recibían los partidos políticos.
Al final del periodo, en las elecciones de 1996, había 21 circunscripciones pro-
vinciales (Sucumbíos fue creada en febrero de 1989) y se mantenía la nacional.
Desaparecieron las circunscripciones unipersonales, pues cada provincia tenía
por lo menos dos escaños. Las circunscripciones pequeñas seguían dominan-
do: 19 de 21.17 Solo había una mediana (Pichincha 8) y una grande (Guayas
10).
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Antología de la democracia ecuatoriana
Diseño II: la reforma radical del sistema electoral después de la crisis po-
lítica de 1997 y la introducción de las listas abiertas
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Antología de la democracia ecuatoriana
Provinciales, con cuál de las dos alternativas de elección está usted de acuer-
do? a. Votación por lista completa, como es ahora. b. Votación, escogiendo
nombres de cada lista o entre listas”.
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Antología de la democracia ecuatoriana
Por tanto, con la lista abierta −que rompe con la tradición electoral del país− se
instituye la posibilidad del elector de escoger sus propios candidatos uno por
uno (voto personalizado) entre las diferentes listas presentadas por los partidos
políticos y, en consecuencia, puede fabricar su propia lista, hasta el número de
escaños a elegirse en cada circunscripción. En las elecciones de 2002 y 2006,
el sistema electoral se estabilizó con las reglas de la Constitución (art. 99) y la
Ley Orgánica de Elecciones de 2000 (art. 74).
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Fuente: Consulta popular de 1997; Constitución Política (CP) 1998; LOE 2000.
411
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21 Freidenberg y Pachano (2016), además, sostienen que la eliminación de los diputados naciona-
les “contribuyó a profundizar el problema de la territorialización de la representación, […], sin el
elemento de cohesión nacional que […] significan estos diputados, el congreso se convirtió en el
agregado de intereses provinciales y locales” (pp. 86-87).
22 Las 19 circunscripciones pequeñas estaban estructuradas de la siguiente manera: siete con 2
escaños; cuatro, 3; seis, 4; y dos, 5. El promedio de la magnitud de la circunscripción en relación
con los 100 escaños y 22 circunscripciones era de 4,5.
23 Ley de Elecciones de 1947 fue elaborada por la Asamblea Nacional Constituyente y publicada
en el R.O. N.º 817 de 24 de febrero de 1947.
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El contexto de la reforma
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A pesar que, en las elecciones de 2009, AP obtuvo una cómoda mayoría rela-
tiva (47,6% de los escaños), la Revolución Ciudadana tuvo dificultades para
concretar su agenda legislativa en el periodo 2009-2013. Estaban represados
proyectos de ley importantes como Ley Orgánica de Comunicación, que pre-
tendía imponer un mayor control de los medios de comunicación privados, y el
Proyecto de Código Orgánico Integral Penal, con el cual AP pretendía moder-
nizar la legislación penal. Con esta experiencia, el gobierno se propuso tomar
todas las medidas para asegurar una victoria contundente en las próximas elec-
ciones de febrero de 2013. Entre esas medidas estaban la reforma electoral y la
nueva configuración de las circunscripciones.
Según la Tabla 3, que recoge los elementos principales del tercer diseño elec-
toral, la magnitud de la Asamblea Nacional es de 137 legisladores (en las elec-
ciones de 2013 y 2017), hecho que significa que el parlamento se duplicó en
miembros desde 1979.31 Este número se logra aplicando las reglas que deter-
31 Muchas veces ha sido criticado el tamaño del parlamento ecuatoriano; pero los especialistas
hablan de que el cuerpo legislativo puede tener una magnitud equivalente a la raíz cúbica de la
417
Antología de la democracia ecuatoriana
Fuente: Constitución de la República (CR) 2008; LOEOP, 2009; Reforma a la LOEOP de 2012.
población. Según el censo de 2010, la población del Ecuador era de 14.483.499 y su raíz cúbica,
en consecuencia, era de 243,76. Por tanto, el parlamento ecuatoriano puede ser considerado de
tamaño medio.
418
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provincia y uno más por cada 200 mil o fracción que supere 150 mil) y los del
exterior (dos por cada uno de los tres distritos) y, además, incluye, en conso-
nancia con el artículo 118 de la Constitución de 2008, los representantes de los
distritos metropolitanos34 y de las regiones que se llegasen a constituir en los
términos de los artículos 244 y 245 de la Norma Suprema.35 Pero agrega una
novedad que tendrá un impacto fatal en los efectos proporcionales de las reglas
electorales: el fraccionamiento inconstitucional de las circunscripciones. El in-
ciso 2 del número 2 del art. 150 de la LOEOP ordena:
Esta disposición, como sostiene Jorge Moreno (2017, pp. 28-29), está en fran-
ca contradicción con la representación territorial de las provincias, pues los
legisladores de esta unidad territorial deben ser elegidos por la totalidad de
los electores de la provincia, y no por partes seccionadas (art. 118, numeral
2, Constitución); y se contrapone al principio de representación proporcional
consagrado en el artículo 116 de la Carta Magna, pues prácticamente torna a la
totalidad de circunscripciones en pequeñas, lo que acentúa el carácter mayori-
tario del sistema, ya que es imposible una representación simétrica entre votos
y escaños cuando hay apenas tres o cuatro escaños a repartir (Ortiz, 2016b,
pp. 23-28). El Legislador olvidó que un cambio radical en la magnitud de los
34 El cantón Quito es el único distrito metropolitano en el territorio nacional. Ley de Régimen para
el Distrito Metropolitano de Quito fue publicada en el R.O. N.º 345 de 27 de diciembre de 1993.
La decisión del CNE de considerar a Quito como un distrito electoral independiente en agosto de
2012 fue muy criticada, porque ese cantón aún no había concluido el procedimiento constitucional
del art. 247 para la conformación de un distrito metropolitano, sobre todo con la aprobación de un
estatuto de autonomía.
35 Hasta inicios de 2020 no se ha construido ninguna región según el procedimiento de los arts.
244 a 246 de la Constitución de 2008. Por ende, no hay asambleístas regionales.
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Antología de la democracia ecuatoriana
36 Las 30 circunscripciones pequeñas están estructuradas de la siguiente manera: seis de dos es-
caños, seis de tres, diez de cuatro y ocho de cinco. Con la mediana (Manabí con seis escaños), el
promedio de la magnitud del distrito es 3,8.
37 La LOEOP, mal bautizada “Código de la Democracia”, fue publicada en el R.O. N.º 578 de 27
de abril de 2009.
38 La reforma fue publicada en el R.O. N.º 634 de 6 de febrero de 2012.
421
Antología de la democracia ecuatoriana
Contexto de la reforma
39 Sobre los efectos políticos del sistema electoral de la Revolución Ciudadana, véase las contri-
buciones del libro Reforma electoral en Ecuador (Ortiz, 2016a).
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El dominio sobre los órganos del Estado debía completarse con “la metida de
manos” a la justicia.41 Mediante la reforma a la Constitución de los art. 179,
180 y 181 aprobada en consulta popular mayo de 2011, se cambió la composi-
ción del Consejo de la Judicatura para asegurar el control del órgano de gobier-
no de la Función Judicial por parte del Ejecutivo.42 En el 2014/15 se concretó
otra reforma a los arts. 114 y 144 de la Carta Magna para permitir la reelección
ilimitada del presidente de la República y demás autoridades de elección popu-
lar.43 Todos estos hechos más el estilo vertical del Jefe de Estado pretendieron
40 El art. 8 del Mandato Constituyente N.º 1 ordenaba: “Art. 8.- Conclusión de periodos y designa-
ción provisional.- Se declaran concluidos los periodos para los que fueron designados los siguien-
tes funcionarios: Contralor General del Estado, Procurador General del Estado, Ministro Fiscal
General, Defensor del Pueblo, superintendentes de Telecomunicaciones, Compañías, Bancos y
Seguros. Provisionalmente se designa a los siguientes ciudadanos: a) Carlos Pólit Faggioni, con-
tralor general del Estado; b) Xavier Garaicoa Ortiz, procurador general del Estado; c) Washington
Pesántez, ministro fiscal General; d) Claudio Mueckay Arcos, defensor del Pueblo; e) Paúl Rojas
Flores, superintendente de Telecomunicaciones; f) Francisco Arellano Raffo, superintendente de
Compañías; g) Gloria Sabando, superintendenta de Bancos y Seguros.”
41 En su acostumbrada sabatina del 8 de enero de 2011, el presiente Correa afirmó: “Dirán que
queremos meter mano en las cortes; sí, queremos meter manos: para bien del pueblo ecuatoria-
no [...]. Tenemos que cambiar el sistema de justicia, compatriotas (citado por El Universo de
07/01/11).”
42 Los resultados de la consulta popular del 7 de mayo de 2011 fueron publicados en el R.O. N.º
490, Suplemento, de 13 de julio de 2011.
43 Las reformas a la Constitución se publicaron el R.O. N.º 653, Suplemento, de 21 de diciembre
de 2015.
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2. Periodo y reelección 4 años, reelección por una sola vez consecutiva o no 114 CR
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Para concluir, se podría afirmar que, si se toma en cuenta todos los cuatro
componentes del modo como se elige a los miembros de la Asamblea Nacional
(forma de lista, procedimientos de votación y -sobre todo– la configuración de
las circunscripciones y el método de conversión de votos en escaños), por sus
efectos mecánicos, se debería clasificar al sistema electoral legislativo ecuato-
riano en todas sus cuatro fases –por el dominio de los distritos de baja magni-
tud– dentro de los mayoritarios, y la denominación que más se acercaría sería
la de un sistema mayoritario en circunscripciones plurinominales pequeñas.
Conclusiones
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ceso electoral, con el único fin de favorecer a cierto grupo político y a una pers-
pectiva de corto plazo (Freidenberg y Došek, 2016; Freidenberg y Uribe 2019).
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Referencias
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Sin embargo, quedaron ya situados los ejes centrales que organizarían la con-
flictividad de estas cuatro décadas; y, aunque se hayan presentado bajo formas
distintas, han continuado reproduciéndose a lo largo de todos estos años.
437
Antología de la democracia ecuatoriana
Reformas del Estado para, privatizaciones mediante, entregar las empresas pú-
blicas a la voracidad de los grandes monopolios, nacionales y transnacionales;
“reducción” del Estado, “desregulaciones”, “liberalizaciones” y “desinversio-
nes” para poner las empresas públicas al borde de la quiebra y malbaratarlas,
para despedir trabajadores públicos, reducir el “gasto público” y afectar gra-
vemente la educación y la salud del pueblo; para dejar libres las manos a la
ambición del capital, al incremento de los precios, a la subida de las tasas de
interés, a los “préstamos vinculados”4, a la fuga de capitales al exterior. Y a la
crisis bancaria. La querella del excedente en su versión de la relación entre los
capitales monopólicos y el Estado.
4 Se llamaron “créditos vinculados” a los préstamos otorgados por la banca a empresas propiedad
de los mismos banqueros, sus familiares y allegados. Estuvieron en el origen de la crisis bancaria y
al “feriado bancario” de los años 1999 y 2000. Esta crisis fue el pretexto para la dolarización de la
economía ecuatoriana; el tipo de cambio, que al inicio del gobierno de Mahuad rondaba los 5.000
sucres por dólar, fue establecido en 25.000 sucres por dólar.
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5 Tras la crisis bancaria se desató una masiva oleada migratoria, fundamentalmente a España y
otros países del norte. Se calcula que más de un millón de personas abandonó entonces el Ecuador,
algo menos del 10% de la población en ese momento.
6 Puede resultar paradójico por la animadversión que los publicistas neoliberales tienen respecto
al populismo, pero lo cierto es que sólo bajo formas populistas logró el neoliberalismo un cierto
aire de legitimidad. Son emblemáticos los casos de Menem en Argentina y de Fujimori en el Perú.
En Ecuador, los intentos paralelos de Abdalá Bucaram y de Lucio Gutiérrez resultaron un fracaso
completo y ninguno de ellos logró completar su mandato.
7 Un exgobernante que aplicó concienzudamente esas políticas lo ha declarado sin ambages: “[…]
en el caso de que las propuestas de una reforma política llegaran a enfrentar el dilema participa-
ción-gobernabilidad, es necesario optar por la gobernabilidad”. A continuación busca disimular
el impacto de la confesión: “naturalmente”, dice, “si se hallan garantizadas las formas de parti-
cipación de los ciudadanos en la vida pública inherentes a la democracia representativa”. Véase:
Oswaldo Hurtado: Elementos para una reforma política en América Latina, Banco Interamericano
de Desarrollo, Washington, 2005. Ciertamente, la práctica de los gobiernos del primer ciclo neoli-
beral –y la suya propia– desdicen el alegato.
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Los escarceos de la firma del TLC con Estados Unidos sirvieron para mostrar
que incluso en la propia burguesía existían disensos, una disputa que perma-
neció mayormente invisible a los ojos de la mayoría de la sociedad por la dis-
creción de los actores intervinientes y porque, finalmente, se mantenían unidos
por la misma tendencia a huir de las crisis, profundizando la explotación del
trabajo.
No podía sorprender así que los últimos diez años del ciclo neoliberal estu-
vieron marcados por una profunda crisis política: a partir de 1996, ninguno
de los presidentes elegidos logró terminar su mandato8, los partidos políticos
perdieron credibilidad y legitimidad, y lo mismo ocurrió con las instituciones
estatales: el gobierno, el parlamento, el sistema judicial, la policía, las fuerzas
armadas; incluso la Iglesia y la prensa se encontraban en los puntos más bajos
de aceptación. En fin, crisis de hegemonía, crisis de la democracia liberal.
8 Abdalá Bucaram (1996-1997), Jamil Mahuad (1998-2000) y Lucio Gutiérrez (2002-2005), que
cayeron en medio de grandes movilizaciones populares. Pero la inestabilidad había comenzado
antes: en 1995, Alberto Dahik, vicepresidente de Sixto Durán Ballén (1992-1996), huyó a Costa
Rica para eludir una acción de la justicia, en medio de fuertes disputas entre los partidos del orden.
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9 Se conoce como “rebelión de los forajidos” (2005) a las movilizaciones llevadas adelante mayo-
ritariamente por las clases medias urbanas en contra del gobierno de Lucio Gutiérrez.
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Pero sus equilibrios son imposibles: profundizó la ruta abierta por el último
correísmo, se deslizó por la pendiente neoliberal e hizo propio el programa
de los gremios empresariales, cuyo único horizonte es el retorno inmediato al
neoliberalismo. El equilibrista procura mantener su posición yendo más lento,
evitando entregar todas las vituallas o, al menos, tratando de enmascarar la
capitulación; pero la mezcla de concesiones y vacilaciones no hace más que
alimentar las ansias de la derecha, que preferiría que la transición al neolibera-
lismo sea realizada por su aliado advenedizo, para poder gobernar enseguida
con las cuentas “saneadas”. Esto se traduce en recesión, en incremento de la
precariedad laboral (desempleo, subempleo, “empleos inadecuados”), en en-
10 La expresión es del propio Lenín Moreno, quien dijo que gobernaba la economía con la “cen-
troderecha” y las políticas sociales con la “centroizquierda”. Por “centroderecha” entendía los
gremios empresariales, los partidos de derecha y los grandes medios de comunicación; por “cen-
troizquierda”, los restos del correísmo que plegaron a su gobierno y ciertos sectores de izquierda
que buscan aproximarse en pro de beneficios puntuales.
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Referencias
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de los Autores
Marc Becker
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Guillaume Fontaine
Flavia Freidenberg
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Simón Pachano
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Ximena Sosa
Ximena Sosa obtuvo su Ph.D en Historia de América Latina con una beca
Fulbright-LASPAU en la Universidad de Nuevo México, Estados Unidos. Es
profesora/investigadora en la facultad de Ciencias Políticas/Relaciones Inter-
nacionales de la Universidad de los Hemisferios. Fue subdirectora del Centro
de Estudios Latinoamericanos y Caribeños en la Universidad de Indiana, Bloo-
mington y se desempeñó como presidenta de los Ecuatorianistas/ LASA por
cuatro años. Su libro: Hombres y mujeres velasquistas 1934-72 se publicará en
FLACSO-Ecuador y Abya Yala. Contacto: [email protected];
[email protected])
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Mario Unda
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Versión digital
ISBN: 978-9942-8838-0-3
9 789942 883803