Elementos de La Economía Marxista

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ELEMENTOS DE ECONOMIA MARXISTA Coleccién: Serie R - Nom. 70 Amadeo Bordiga | Titulo original; Elementi dell’ economia marxista, Coleccién «Lee y Discute». Serie R. Num. 70. Edita ZERO, S. A. Artasamina, 12. Bilbao Distribuidor exclusive: ZYX, S. A. Lérida, 82, Madrid-20 © fi Programma Comunista, Milan. ® Reservados todos los derechos. Portada de José M.* Ballestero, Madrid, enero, 1977. Printed in Spain, Impreso en Espana. L.S.B.N.: 84-317-0395-4, Depésito legal: 1559-1977. Imprime: Grificas Color, Maria Zayas, 15. Madrid-29 NOTA EDITORIAL HH eee Ore En la biisqueda de un texto que sirviera de base para un primer estudio de la critica de la economia politica del capitalismo realizada por Marx en El Capital han pasado por nuestras manos, a lo largo de estos atios, muchos materiales. Gran parte de ellos caen de leno dentro de la manualisti- ca de vulgarizacion comenzada ya desde los tiempos de la II Internacional y continuada en los tiempos de la III que, atin mostrando wn gran valor pedagdgico, no hacia sino eadaptar» a las propias necesidades politicas ¢ ideolégicas muchos de los contenidos y dimensiones de tal critica. Adaptaciones» lenas de falseamientos 0 reducciones a la propia conveniencia. : Otra parte de ellos, de reciente redaceién, escritos por tanto en el contexto del capitalismo actual, aun apareciendo con nuevos datos y ejemplos que les dan un aire de modernidad, caen de leno en la mania de «poner al dia» a Marx, solventando supuestos errores de apreciacién que no valdrian para el desarrollo del capitatismo «maduro», dando por supuesto asi que algo fundamental hubiera cambiado en la historia de los iiltimos 100 arios de la humanidad. Pocos, muy pocos, antiguos o actuales, permiten comen- zar el estudio basico de la critica de la economia politica de la civilizacién capitalista tal como fuera formulada hace $ mas de un siglo y cuyos invariantes fundamentales siguen con toda la frescura original. Entiéndase bien. No es esta editorial precisamente una celosa guardadora de ortodoxias. Pero tampoco nos gustan los camelos. La obra cientifica de Marx es algo inseparable del deseo de emancipacién social que la recorre —ya lo hemos subrayado en otras ocasiones— y no debiera servir, por tanto, para justificar nuevas formas del mismo régimen de opresién capitalista, o para fundar politicas encamina- das a su racionalizacién aunque se llamen socialistas. o comunistas. A nuestro juicio, el texto que presentamos es fiel al espiritu y a la letra de El Capital. cuyo primer lihro expone de manera sintética en sus lineas fundamentales, generales. Como es sabido — y a pesar de otras opiniones— en el T libro se expone completa aunque esqueméticamente (en su esqueleto) el funcionamiento del capitalismo. Los libros restantes desarrollan esta investigacion. La traduceién esté tomada de la edicién italiana del Partido comunista internazionale (Il programma comunis- ta), que nos ha autorizado a publicarla. En ella se encuentran diversos textos, como presentacién y apéndices, de cardcter metodoldgico, que atin siendo de indudable valor, complicarian la presente edicion. Incluimos por el contrario, la introduccién y las notas que fueron redactadas por Bordiga con ocasién de la primera publicacién impresa de los Elementos, en la revista Prometeo (n.os 5-14) de Mildn, en los afios 1947 a 1950, asi como la conclusién que, como se comprende al leer el texto, tampoco forma parte del escrito de 1929, sino que fue anadida en ‘febrero de 1950 (n.° 14 de Prometeo). Reproducimos de la presentacién de dicha edicién dos parrafos que pensamos serén titiles para nuestros lectores. «Los Elementos de la economia marxista fueron origina- riamente redactados en 1929, en Ponza como esquema de 6 un «curso» para militantes confinados allt sobre el libro primero de El Capital. Eran los afios en que derrotada en Lyon, y poco después en el Sexto Ejecutivo ampliado de la Internacional Comunista, 1926, nuestra corriente, en la emigracién o en el destierro, en la cdrcel o en la soledad, sostenta todavia la tiltima y dura batalla en defensa, contra cualquier mixtificacién, de la doctrina y del programa marxistas. Desde entonces es caracteristica nuestra, mil veces repetida en este texto, que el marxismo es un bloque tinico e invariable, que no puede reducirse a un simple «método» de interpretacion de los hechos a medida que éstos se producen, sino que ofrece una vision global del curso de la Historia humana y del propio devenir de la Naturaleza. No es un mosaico en el cual se pueden cambiar a placer los fragmentos, dejando intacto el cuadro de conjunto, sino que es una concepcién cientifica y global del mundo en la cual todo se une y a nadie le es dado aceptar 0 rechazar caprichosamente esta 0 aquella parte, sin desfigu- rary. por tanto, destruir, su potencia revolucionaria. EI texto, en su forma primitiva, se proponia «en cierto modo seleccionar y subrayar la parte econémica» de E] Capital; pero en todas sus paginas, como en la obra ciclépea de Marx, se eleva tanto el grito de batalla de la clase obrera en la lucha por la destruccién del modo de produccién burgués, cuyas infamias ocultas por la fachada democritica y su superestructura estatal denuncia, como la anticipada visién de la sociedad en fa cual el género Iumano saldré finalmente de su prehistoria y reconcilién- dose idealmente en las primicias de una vida asociada comunitaria, basard todas las relaciones de produccién y de convivencia humana sobre criterios no mercantilistas, no individualistas, no vulgarmente contingentes, sino, por fin, humanos y racionales.» Compartamos 0 no, total o parcialmente, estas afirmacio- nes, lo que si nos parece ciertamente es que corresponden 7 seriamente, sin mixtificaciones ni edulcoraciones oportunis- tas, a la visién de Marx sobre su propia obra. Y esto es Jo que hemos querido poner a disposicién de nuestros lectores. INTRODUCCION __INTRODUCCION EI trabajo que publicamos es una exposicién, en cierto sentido, de modo diferente del original, del primer libro de El Capital. No es un resumen, y menos atin una vulgariza- cién. El estudio de la obra fundamental de Marx exige una Preparacién econdmica, histérica y filosfica, cuyos resulta- dos han de aplicarse simultaneamente. Aqui, de alguna manera, hemos seleccionado y reunido la parte econémica del texto. Un trabajo andlogo sobre la parte histérica y filosdfica podria dar base suficiente para una fundamentacién y un conocimiento correcto de la doctrina integral del comu- nismo, en su clasica enunciacién original. La primera parte de este estudio corresponde a la Primera Seccién del Libro Primero, titulada por el autor Mercancia y Dinero. Con el fin practico de establecer por nuestra parte una numeraci6n, la consideramos dividida en siete Puntos, que son los siguientes1: 1. Definicién de la mercancia y de sus dos Propiedades: valor de uso y valor de cambio. () Sirven exclusivamente para facilitar la comprensidn de la parte mas dificil de ef Capital (debido a que «cualquier comienzo es dificil y porque es mas facil estudiar el cuerpo ya formado que las células del mismo»). $ 2. El valor de cambio. Concepto cuantitativo y dificultad de hallar su medida. 3. La forma simple del valor, Cada vez. que se hable sin mas de valor, de ahora en adelante, se entender que nos referimos al valor de cambio. La forma simple es la enunciacién de la equivalencia, a los fines del cambio, entre dos mercancias susceptibles de uso (de consumo), por la cual, a una cantidad determinada de la mercancia A corresponde una cantidad determinada de la mercancia B. 4. Forma general del valor y forma equivalente. Esta se presenta cuando consideramos un nimero dado de mercan- cias distintas y conocemos todas las equivalencias entre parejas de ellas. Con dos mercancias, tenemos una equiva- Iencia, la forma simple. Con tres mercancias, tres equiva- lencias, con cuatro, doce. Con diez mercancias tendremos noventa equivalencias, sistema demasiado complicado para fines practicos y memoristicos. Para recordar las noventa relaciones basta saber las de nueve mercancias con una sola, y de estas nueve exclusivas relaciones se derivan facilmente las demas. Se ha elegido una mercancia como equivalente de todas. Nos hallamos ante la forma general del valor. 5. Cardcter histérico-social de toda la cuestién. Resumi- mos brevemente un capitulo, el que versa sobre “El cardcter fetichista de la mercancia y su “misterio”’, que compendia cn unos trazos magistrales todos los elementos de la doctrina marxista, conjuntamente en sus aspectos econémi- co, histérico y filos6fico, aportando todo cuanto basta para aclarar que la economia marxista no se escuda en sutilezas sobre el andlisis de la mercancia para hallar leyes inmuta- bles ¢ inmanentes del proceso econdmico (las pretendidas leyes naturales de la economia) sino con el fin de exponer con riguroso desarrollo la indagacién cientifica sobre el devenir de la sociedad humana en toda su complejidad y en la sucesién histérica de sus vicisitudes, referida a épocas que se distinguen por una mecdnica diferente del mundo 10 econémico. Investiga por lo tanto, no las relaciones entre el pedazo de tela y la libra de hierro, sino la relacién entre los hombres reales en la produccién y el consumo en momen- tos dados de Ia historia. 6. La circulacién. Valor y precio. En este punto se estudia el mercado en su conjunto, cuando una mercancia elegida como equivalente general, como por ejemplo la sal, es sustituida finalmente por la moneda, primero metilica después también en forma de papel y convencional. En este desarrollo se plantea de entrada la hipdtesis de que, para tener una medida del valor, se puede adoptar la del tiempo de trabajo humano medio que cualquier mereancia requiere en general para ser producida, La sucesiva aplica- cién de esta hipétesis (que como es sabido no se encuentra por vez primera en Marx, sino que se debe a los economi tas de la primera época capitalista y en especial a David Ricardo (1772-1823), que publics su obra fundamental, Principios de la Economia Politica, en Londres, en 1821), a todo el mundo econémico actual en el desarrollo de la investigacién, decidira sobre la validez de la hipdtesis misma. 7. Curso del dinero. Como premisa a la segunda seccién en la que finalmente aparece en escena el capital, y que trata precisamente de la transformacién del dinero en capital, investigada estudiando la dinémica no ya de quien aparece en el mercado para apartar mercancias o retirarlas para su propio uso, sino la de quien entra en él como portador de moneda, Marx recuerda todo lo que debe quedar claro acerca del mecanismo monetario esencial en la economia burguesa, antes de proseguir con la exposicién de todo «El proceso de produccién capitalistay tema del Libro I de la obra. Dicho esto como prélogo a la I Seceién, serd conveniente dar algunas indicaciones sobre la distribucién de toda la obra, la cual, de acuerdo con el plan de Marx, debia comprender cuatro libros 0 volimenes. 1 EI segundo libro trata del proceso de circulacién del capital, el tercero de los aspectos que reviste el proceso econémico global; el cuarto debfa exponer la historia de la teorfa, de la que no obstante, hay copiosisimos materiales en los primeros libros. y en sus anotaciones?. Es bueno, no obstante, atacar de frente a un criterio corriente que se adapta muy bien a los fines revisionistas: que los dos libros siguientes examinan una parte del proceso econémico real que se omitia, en el primero, y que tal andlisis ha sido desarrollado por el autor hasta conducir- Ie finalmente a rectificaciones importantes, cuando no a renunciar a las doctrinas principales del primer libro, como son las de la plusvalia, la acumulacién del capital, la miseria creciente, etc. Esta opinién, desmentida por el contexto de las obras atin mAs recientes publicadas hasta la muerte de Marx (1883) y después, como en las reelaboracio- nes péstumas y comentarios debidos a Engels, corresponde a una equivocada valoracién de la estructura de la obra. El primer libro abarca el campo completo de la doctrina de Marx sobre el capitalismo y no es precisamente un tratado abstracto de las relaciones que se establecen en la esfera de la produccién prescindiendo de las relaciones de las mer- cancias -y de 1a moneda. Admitir esto seria considerar destruido el contenido sustancial del método de Marx. Lo que constituye la relacién entre el primer libro de ET Capital y el resto de la obra es un criterio totalmente diferente. Con toda la riqueza del material histérico, critico, bibliografico, polémico, que contiene, el primer libro se centra en el estudio econdmico de todo el proceso, desde el primer trueque, a través del nacimiento y la acumulacién del capital, hasta la conclusién de que al capitalismo le sucederé una economia social y no mercantil, bosquejada (2 El libro IV esta constituido por ios tres volimenes de las Teorias sobre la plusvalia, 0 Historia de las tcories econémicas publicado origineriamente por Kautsky, como el IT y el I1T lo fueron por Engels. 12 lapidariamente en el peniiltimo capitulo, como veremos a su debido tiempo. Los datos, el estudio y las leyes de la circulacién ya estan plenamente comprendidos en este desarrollo. Pero todo el material de nuevo es tomado y reestudiado en los libros sucesivos —y, explicando mejor el concepto, bien podemos decir, en todo el trabajo posterior y también futuro de los marxistas— a través del estudio de los fendmenos particulares del desarrollo capitalista, en el que, dado el caracter del método, debe efectuarse incesan- temente la verificacién y el control de la teoria general y la prueba de su eficiencia. El primer libro nos ofrece, por lo tanto, el desarrollo esencial del proceso capitalista y de sus caracteristicas sociales reales en la relacién entre capitalista y asalariados, que es imposible proponer e imaginar sin tener presentes los fenémenos de la circulacién y del consumo, y halla las leyes de este proceso, pero no cristalizandolo en el caracter estdtico de un mundo abstracto, sino verificandolas en todas las situaciones: desde el capitalismo naciente puesto en relacién con tipos econémicos distintos y, después, en el curso de su desarrollo y de su conquista del mundo. Por tanto, tiene siempre presente el ambiente histérico real, ya que nunca se podr decir que estamos en presencia de un «modelo» de economia capitalista en estado «puro». Y de hecho, la famosa primera seccién del Libro, sobre la circulacién, es la piedra angular sobre la que descansa todo el estudio de la produccién, y como subrayan las conocidas advertencias del propio Marx y de los mejores comentaris- tas, hace asequible la materia mas dificil a lectores que no estdn bien preparados, siendo totalmente indispensable su comprensién para el conjunto, Pero se ha dicho también muchas veces que una obra como la de Marx, en la que se ha desechado todo apriorismo o metafisica de principios, debe ser entendida en todas sus partes, y la lectura de los primeros capitulos Presupone una cierta asimilacién de las tesis de las partes 13 sucesivas. El propio Marx sugirié a algunos lectores que comenzasen por la mitad del libro con los capitulos descriptivos e histéricos, para llegar posteriormente a los mis decisivos del andlisis cientifico. El libro primero es, por tanto, respecto al resto de la obra, como el trazo fundamental, la Iinea directriz de todo al sistema, al desarrollar en su totalidad un ciclo completo, y ha sido escrito por el autor sobre la base de todos los materiales que la historia econémica le ofrecia, hasta entonces, y de los cuales reservé la exposicién pormenoriza- da para los siguientes voliimenes. ‘iene aquel mismo puesto que en la fisica y en la astronomia moderna tienen los Philosophiae Naturalis Prin- cipia Mathematica, de Isaac Newton (1687). La verdad, debida a Galileo, de que la fuerza actuante sobre un cuerpo material en movimiento es la causa, no de su velocidad, sino de su aceleracién (esto es, que aumenta o disminuye la velocidad misma), el procedimiento matemético, con los métodos de cdlculo de las cantidades infinitesimales descu- bierto por Newton, conduce directamente a establecer las leyes del movimiento de un planeta alrededor del Sol y descubre deductivamente las leyes que Kepler habia deduci- do de las observaciones de Tycho Brahe sobre las revolu- ciones de los planetas. El principio teérico recibe, de este modo, una confirmacién deslumbrante. Vale la pena hacer notar también que la primera parte de la obra de Newton, que establece en forma geométrica las primeras proposicio- nes del célculo infinitesimal, expuestas de nuevo contempo- raneamente por Leibniz en forma mas expresiva, es fatigosa y aburrrida de estudiar, mientras que la deduccién de los capitulos sucesivos en los que se establece la célebre ley de la gravitacién universal, es también formalmente, grandiosa y brillante. : Las tres 0 cuatro sencillas enunciaciones de Galileo, Newton, Kepler, dan plenamente cuenta de todos los movimientos de los cuerpos del sistema solar, planetas y 14 satélites y tienen un valor definitive en la historia de la ciencia. Ello no quita que aquéllas deriven de un caso puro y abstracto, el del movimiento central, que considera sélo dos cuerpos celestes, mientras que realmente en el sistema existen en gran mimero. El efecto real es pues mucho més complicado y el problema de los tres cuerpos aparece ya analiticamente, mucho mAs dificil. Sin embargo, admitida la célebre actio in distans, de Newton, cada cuerpo atrae a los otros y altera su trayectoria en mayor o menor medida. Se trata de algo similar al paso de la simple permuta M — M!’ de Marx al cuadro general del movimiento econémico de nuestros dias. Por esto, compararemos a los volimenes sucesivos de El Capital, el enorme trabajo posterior llevado a cabo por los astrénomos, para deducir los movimientos particulares de los diversos cuerpos, y especialmente la fundamental y cldsica Mecénique celeste de Laplace, y las aplicaciones famosas como el descubri- miento de Neptuno, llevado a cabo por Le Verrier mediante el célculo de las perturbaciones de la érbita de Saturno, obteniendo su exacta posicién en el cielo, posteriormente verificada mediante observaciones telescépicas. La misma teoria rige, por tanto, el estudio de muchas desviaciones efectivas de detalle de las leyes tipo y de las clipses puras keplerianas, pero la ley de Newton queda sélidamente establecida y confirmada. El proceso tipo es absolutamente valido aunque no ocurre nunca. Los cielos no s6lo dejan de ser inmutables e incorruptibles como eran para Aristételes y para Tomas de Aquino y estén regidos por la misma mecanica valida para el movimiento de los cuerpos terrestres estudiado por Galileo, sino que las Srbitas geométricamente puras de Kepler no son trazos inmutables en el movimiento de los planetas. Ninguno de ellos lo recorre jamés dos veces, el fendmeno real es siempre diferente del teérico, pero ello no hace sino confirmar la validez y la eficacia de las leyes cientificas. Introducidas ulteriores consideraciones sobre los procesos 15 térmicos, se hace posible intentar una historia del sistema solar y Laplace adelanta su hipétesis sobre el origen solar de los planetas y su reintegracién al sol. Esto, naturalmente, no quita validez a la conquista cientifica contenida en la primera construccién clisica de la ley general del movi- miento. Con el fin exclusive de evitar confusiones no siempre ingenuas, ponemos de relieve, finalmente, un ultimo punto. Las cuestiones metodolégicas recordadas aqui se ven afec- tadas, en relacién con el problema cosmogénico por recien- tes logros y doctrinas cientificas que introducen en el balance ademas de las consideraciones térmicas, las de la energia atémica, ni por las construcciones mas importantes como las de la teoria de la relatividad, que no han desmentido (en el sentido que aqui nos interesa) la ley clasiea de la gravedad, sino que la han encuadrado en una concepcién mas amplia como un «aso limiter. Todo esto, como 1a cuestién del determinismo en la ciencia de la naturaleza y en la del hombre, se ha reservado para estudios ulteriores, dedicados al marxismo y la teoria del conocimiento. Las notas que publicamos sirven de apoyo a la lectura de El Capital, y mejor atin para el trabajo politico con el manejo de ese instrumento fundamental y revolucionario. Un libro es para nosotros como una maquina, diremos més, como un arma. Debieran servir, ya que cualquier trabajo de investigacién para nosotros, los comunistas, es hoy colectivo y no personal como un esclarecimiento del texto por parte de militantes ya preparados. Por ejemplo, el pérrafo cuarto del capitulo primero sobre el caracter fetichista de la mercancfa, contiene un material actualisimo de propaganda sobre puntos que los oportunis- tas del momento vulneran, cuando menos, tres veces al dia, mientras proclaman ser discipulos de Marx. En esas pocas paginas se ofrece un esbozo histérico de las 16 diversas economias, en las que, ademas de adyertirse el empleo del método dialéctico del que trataremos amplia- mente, queda demostrado que no todas las economias pasadas fueron mercantiles, y que la economia socialista se define como primera condicién, por no ser mercantil ni monetaria. En ellas esta la tesis de que cualquier apologéti- ca del capitalismo en economia y de la igualdad y la libertad en politica, tendente a contraponer la perfeccién y dignidad de las instituciones burguesas a la «artificialidad> de las feudales, vale cientificamente tan poco como la posicién de todos los tedlogos, segiin la cual las religiones de los dems son artificiales, siendo solamente natural la propia. «Cualquier religién que no sea la suya es una invencién de los hombres, la suya es una revelacién de Dios». Marx cita aqui su propia respuesta a Proudhon en Miseria de la Filosofia. Para nosotros, marxistas, todas las religiones son «invenciones» de los hombres. En nuestros dias, en todas las vaguedades que se publican bajo la increible etiqueta de marxismo, desde Attlee a Stalin, desde Saragat a Togliatti, ninguna se propone combatir al mercantilismo ni al deismo. Todas tienen la presuncidn de ser anticapitalistas, pero no atacan a fondo el fetiche de la mercancia, la «bestia» moneda (es Marx quien cita el Apocalipsis de San Juan), ni al dios de los altares. Ninguno de estos recuerda haber leido: «El mundo religioso no es sino el reflejo del mundo real. Para una sociedad de productores de mercancias en la que sus telaciones de produccién, generalmente social, consisten en referirse a sus productos como a mercancias, es decir como valores y en el referir los unos a los otros, en esta forma material, sus trabajos particulares como si fueran trabajo humano igual (estas caracteristicas permanecen integras en las estatizaciones tanto del laborismo como del totalitarismo Tuso), el cristianismo, con su culto del hombre abstracto —especialmente en su desarrollo burgués, en el protestan- 17 tismo, defsmo, ete.— es la forma de religién mas ade- cuada.” «El reflejo religioso del mundo real puede desaparecer, en general, solamente cuando las relaciones de la vida practica cotidiana ofrezcan cada dia al hombre lazos claramente racionales con sus semejantes y con la naturaleza, La forma del proceso de vida social, es decir, del proceso de produccién material, se despoja de su mitico velo de niebla solamente cuando, como resultado de hombres libremente asociados, sea sometido a su control consciente y de acuerdo con un plan. Pero para que ello sea posible, se requiere una base material de la sociedad 0 una serie de condiciones materiales de existencia, que son a su vez el producto organico de un dilatado y tormentoso desenvolvi- miento histérico.» Pero en nuestros dias, y con objeto de no star a los aliados de los movimientos fidefstas, los «marxistas» ya no hablan de estos problemas. A sus seguidores se les hace ver que el silencio no es otra cosa que una habil maniobra temporal. Llegan todo lo m4s a afirmar que Lenin cit6 de Marx que la religién es el opio del pueblo: frase de pasada en Ia cual los términos carecen de rigor teérico. ;Puede servir un solo pasaje de Lenin, para que nos sea permitido inventar un Marx o un Lenin a nuestro gusto? Veamos: «Nosotros, materialistas, de acuerdo con Engels, damos a los kantianos y a los seguidores de Hume la calificacin de agnésticos, porque niegan la realidad objetiva como origen de nuestras sensaciones. El agnéstico dice: ignoro si existe una realidad objetiva reflejada por nuestras sensaciones y declaro que es imposible saberlo. De aqui, la negacién de la verdad objetiva por el agnéstico y la tolerancia pequefio- burguesa, filistea, pusilénime, hacia las creencias en los fantasmas, en los duentes, en los santos catélicos y otras cosas por el estilo.» (Materialismo y Empirocriticismo, Cap. I, par. 4). 18 La alusién a los fantasmas y a los duentes deriva de una polémica contra el sedicente marxista ruso Bogdanov, que, atin aceptando la filosofia de moda en 1910 de Mach y Avenarius, no dejaba empero de reivindicar 1a posicién antifideista. Lenin, contestandole, dice a este respecto: «Si la verdad (comprendida la verdad cientifica) no es sino una forma organizadora de la experiencia humana, entonces se admite el postulado fundamental del clericalismo, se le abre la puerta, y se hace un lugar a las «formas organizativas» de Ia experiencia religiosa», Aqui se ye que, para el marxista, los términos fideismo, clericalismo, religién, cristianismo, defsmo, son expresiones semejantes de una tesis enemiga, y que los mismos hetero- doxos como Bogdanoy se avergonzaban hasta ayer mismo de mostrar tolerancia para con ellas. Pero hoy se espera una edicién debidamente purgada de Marx y de Lenin, Puesto que estdis a ello, zno podiais incluir la formacién de la comisién de los Pactos Lateranenses? 19 SECCION I MERCANCIA Y DINERO 1. La Mereancia. Mercancia es algo que posee dos propiedades: a) ser itil, es decir, apta para satisfacer necesidades humanas; b) ser susceptible de poderse cambiar por otras mercancias. Valor de uso. Indicamos con esta expresién la propiedad gLe corresponde a ésta una magnitud susceptible de me- in cuantitativa? No, porque el valor de uso de una misma mercancia es variable, de acuerdo con circunstancias de tiempo, de lugar y de persona. El valor de uso es, por esta raz6n, una propiedad cualitativa, pero no puede ser tratada como magnitud cuantitativa.t—- Valor de cambio. Indicamos por éste a segunda propie- dad de la mercancia, es decir, su permutabilidad. (2) Resulta especialmente importante tratar con magnitudes cuantitati- vas mensurables en la investigacién cientifica. El objetivo de cualquier iencia es la exposicién orgénica de un grupo determinado de hechos 0 fendmenos adquiridos por muestra experiencia, de manera que resulten evidentes las relaciones que constantemente se manifiestan entre los ‘mismos hechos. La experiencia cientifica de tales relaciones se llama ley. La forma més completa y satisfactoria de una ley cientifica es la de una relaciOn entre cantidades mensurables (f6rmula matemética). Para que la 21 Es cuantitativamente mensurable el valor de cambio? Y si lo es. qué magnitudes conocidas se le debe referir? Se responde afirmatiyamente a la primera pregunta, porque si bien a primera vista se presentan muchos cambios aislados entre gran cantidad de mercaneias distintas, en todas estas relaciones debe existir algo en comin. magnitud sea edible, debe poderse referir a otra magnitud ya conocida, y cen tal referencia reside esencialmente la ley. Ejemplo: si se mide el espacio (longitud) en metros, el tiempo en segundos, se mide la velocidad tomando como unidad la de un metro en un segundo; y se aplica la ley de que velocidad = espacio: tiempo. ‘Algunas leyes traducen relaciones, correspondientes a la experiencia, entre magnitudes ya conocidas: tenemos entonces un nuevo descubri miento; otras, como la del ejemplo, se limitan a introducir por deduccién una nueva magnitud, y tienen el valor de convenciones teéricas; sin embargo, la aplicacién a los fenémenos de sus consecuencias logicas decidira respecto a su mayor o menor validez. Por esta razén, no todas las convenciones que definen magnitudes por el modo de medirlas o referirlas a otras, son de hecho posibles, sino que tomadas inicialmente como hipétesis son finalmente confirmadas © rechazadas al aplicarse a los hechos experimentales. Por ejemplo, con la hipétesis atémica, se introdujo la nocién de la magnitud epeso atémico», y mientras que durante mucho tiempo se pensd que era un recurso comodo para hacer cuadrar las formulas quimicas, los estudios posteriores basados en datos experimenta- les permitieron afirmar la existencia real de los étomos y determinar su peso, tanto absoluto como relativo, con referencia al del hidrégeno tomado como unidad. ‘Anticipando una conclusién que podra formar parte de investigaciones sobre «teoria del conocimiento» en el sistema marxista, hagamos notar que tratar la entidad sobre la cual se investiga con medidas numéricas y relaciones matematicas entre sus medidas cuantitativas, conduce a hacer Jas nociones y las relaciones, asi como su posesién y manejo, menos individuales, més impersonales y valiosas colectivamente. La pura aprecia- cin cualitativa contenida en juicios y opiniones expresadas en palabras de Jenguaje comin, esté marcada por la impronta personal en cuanto las palabras y sus relaciones asumen diverso valor en cada hombre, segin las precedentes tendencias y predisposiciones materiales, emotivas y cognosci- tivas. Por esto, son personales y subjetivos todos los juicios y principios morales, estéticos, religiosos, politicos, filos6ficos, comunicados y difun dos verbalmente 0 por escrito. Los sistemas cifrados y las relaciones. de simbolos matematicos (algoritmos), con los que estin muy poco familia- 22 En cuanto a la segunda pregunta no podemos referir la medida del valor de cambio a las propiedades especificas que definen al de uso, como el color, sabor, forma, composicién quimica, etc. siendo factible, sin modificar el valor de cambio, permutar la mercancia con otra de cualquier cualidad de uso. EI cardcter comin a varias mercancias que pueden cambiarse indiferentemente, puede reducirse al mero hecho de que todas son productos del trabajo humano, Tizadas muchas personas que se consideran cultas, tienden 5 as qu iderar , tienden a establecer Teaultados vélidos para todos los investigadores, o al menos transferibles a « més amplios sin que puedan facil interpretaciones particulars. = eae Sera ste paso en la historia de la sociedad y de sus conocimientos p d fos, no es, en modo aiguno, senciilo; es duro y dificil, y no privado de regresiones y terrores, pero en este sentido se constituye el método cientifico moderno. A ‘ai fin seré de gran interés para conferir un valor objetivo real y material al conocimiento humano, el examen de «algoritmoss modernos gue han asumido tal poder de trabajar y caminar por «cuenta propia», en cierto sentido fuera de la conciencia ) la intligencia, a la manera de Urtaderas -méquinasy de conocer. Su ciencia ya no depend del -yo- sino Se seca iEly0 terico, asf como el econsmico y el juridico, deben st Marx quiso tratar también con método cientifico I mic con método cientifico los hechos econémi hhumanos, de igual modo que la ciencia y la filovofla ba ie ia. filoso n tratado los fenémenos de la naturaleza sia, eo eee 'o us6 de modo explicito un algoritmo porqué ic n algoritm ie pensaba y trabajaba, xponia y combatia al mismo tiempo: y ademés de las armas del tiempo mogerno, debia y sabia usar las utiizadas para resistir al enemigo: la mica, Ia elocuencia, la invectiva, el sar Ss € doblegé a sus contradictores, eee —Precisamente en el fragor de esa betalla se cons cienci de la sociedad y dela historia nee eran nee 's hora de superar un primer punto: para construir una aes into: para construir una ciencia del talon, agrade 0 no a los economistas idedlogos y filosofantes, es necesario lucir una medida, del mismo modo que Galileo y Newton pudieron fonstruir wna ciencia de la gravedad midiendo masas, aceleraciones y {izrs. La fecundidad del nuevo método, al aportar soluciones suscepti bles de futuros y més grandiosos desarrolis, eludiendo el establecimiento sverdades absolutas», extrafias a la ciencia, sepultara para siempre las erréneas especulaciones del pasado sobre tales problemas. 23 2. El valor de cambio Nos proponemos entonces medir el valor de cambio refi- riéndolo al trabajo, magnitud mensurable comin. El traba- jo humano sélo es mensurable como tiempo de trabajo. No es necesario decir que no se trata del tiempo de trabajo empleado ocasionalmente para producir una mer- cancia determinada, que puede variar por miles de circuns- tancias, sino del tiempo de trabajo medio necesario para reproducirla sistematicamente, es decir, del tiempo de trabajo socialmente necesario. El valor de cambio es la capacidad de la mercancia para ser cambiada por otra en una relacion dada, y es magnitud mensurable. El nimero que mediré el valor de eambio-en relacién con una unidad de medida convenida, es siempre proporcional ‘il tiempo de trabajo social medio necesario para producir tina determinada mercancia, 0 sea, el nimero mismo es el resultado de este tiempo dividido por el tiempo de trabajo necesario para producir la unidad de valor de cambio. La fuerza productiva del trabajo medio varia si varian los procedimientos de la técnica. Cuando ésto ocurre varia el ‘alor de cambio de las mercancias del tipo dado. Bien entendido, que varia asimismo para las mercancias todavia existentes, producidas con el sistema no perfeccionado y con tiempo de trabajo mas prolongado. De esto se deduce que es también errénea la formula de que el valor sea trabajo cristalizado, y es necesario formular Ja ley en los términos precisos antes enunciados. En la mercancfa, el trabajo esta representado bajo dos formas: el valor de uso est4 en relacién con la calidad particular del trabajo necesario; el valor de cambio esta en Falacién con la cantidad de tiempo de trabajo humano genérico necesario para reproducirlo. Hablando de tiempo y de fuerza de trabajo nos referimos aqui al trabajo simple, que debe distinguirse del trabajo 24 complejo y cualificado. En el curso del tratamiento se reduce siempre el trabajo complejo al trabajo simple, como se apreciara mejor después. Formas del valor. La mereancia tiene dos formas (es decir se presenta —puede ser considerada— se trata de dos modos, bajo dos aspectos): su forma natural principalmente fisica y material, y la forma-valor. 4¥ bajo qué forma nos aparece el valor? En la practica, empiricamente, como dato experimental, el valor nos llega ante los ojos en forma de dinero, que en el fondo es el precio. Se trata de legar a este dato prictico, familiar a todo el mundo, con-un anilisis deductivo que parta de la mera propiedad de cambiarse que tienen las mercancias, porque hemos establecido que, en la medida en que se cambian, en esa misma medida tienen valor (de cambio). 3. Forma del valor simple y total o desarrollada Partamos del hecho mis elemental del cambio entre dos partidas de mercancfas. x Mercancia A = y Mercancia B. El valor aparece aqui en una primera firma que lama- remos simple 0 particular. Tenemos una igualdad, con dos miembros. Si bien, como en cualquier igualdad cuantitati- va, podemos cambiarlos de lugar, sin embargo, las expre- siones x Mercaneia A e y Mercancia B tienen cardcter diferente. Expresan las mismas cantidades de valor, pero la cantidad y de la Mercancfa B sirve para definir cuanto vale la mercancia A. Por esto llamaremos al primer miembro forma relativa y al segundo forma equivalente. 25 Valor x Mercancia A = Valor y Mercancia B = valor V forma relativa forma equivalente del valor V (forma simple del valor) Si quisiéramos expresar-con un némero la magnitud absoluta en el valor V, 0 sea, expresarlo segiin una unidad de medida general aplicable a todas las mercancias A-B-C-D, ete. no podriamos hacerlo partiendo de los datos de la férmula simple. Claro que podemos deducir de ésta la relacién: : Valor dex unidades Mercanefa A = Valor de y unidades Mercancia B = Valor V, pero ello no nos permite decir cual es el valor de una unidad (kg., ete.) de A porque eso depende del valor de B. Ahora bien, puede cambiar el valor de A tanto como el de B, al cambiar el tiempo de trabajo necesario para A y para B, y en tal caso la relacién y:x cambia, y por tanto tendrfamos diferentes expresiones del valor buscado, es decir, no estariamos atin cerca de la medida absoluta. ; Con la forma simple la mercancia que nos interesa no encuentra mas que un solo equivalente, y no legamos a una medida general del valor. Ahora bien, supongamos conocer todos los equivalentes de la mercancia A expresa- dos por las restantes mercanefas que hay en el mercado. Valor de x Mereancia A = Valor dey Mercancia B = = Valor de z Mercancia C, ete, ete. Para tener una idea de todo el mercado (piénsese en la época del trueque en especie) tendriamos que saber escribir, para cada mereancia la forma desarrollada ya aludida. Si las mercancias son n, ésta se compone de n-1 igualdades, y en total las igualdades serian n(n-1). Ejemplo: para 10 mereancfas debemos conocer 90 relaciones. 26 4. Forma general del valor y forma equivalente. Las n(n-1) 0 las 90 relaciones no son, empero, todas independientes, y se hallan todas contenidas en las n-1 6 9 de la forma desarrollada, Entonces, no nos queda sino invertir ésta y referir el valor de todas las demas mercan- cias n-1 al de la mercancfa A, convertida en tinico equiva- lente o equivalente general, teniendo: y Mercancia B = z Mercancia C = m Mercancia D. Mercancia A. En la practica esto significa que, generalizado el trueque en especie, y para no recordar 90 relaciones, sino s6lo 9, se elige una mercancia como equivalente comin de todas las demis. No disponemos todavia de una expresién absoluta en la medida 0 cantidad de valor, pero tenemos una medida, por asi decirlo, oficial, expresada en las cantidades de mercan- cia equivalente que corresponden a cada mercancia espe- cial. Asi por ej. los primitivos que comercian con ganado y demas expresan el valor en libras de sal. Con el desarrollo del comercio, la mereancia equivalente no s6lo adquiere un papel mnemotécnico, sino que de hecho se cambia con todas las demas mercancias, al perderse el contacto directo entre los individuos que realizan el true- que. La forma simple (p. ej. una vaca = 3 cabras) ya no se realiza, pero si el cambio entre 1 vaca y 30 libras de sal y después entre 10 libras de sal y 1 cabra. Es decir, el comerciante se interpone entre el que vende la vaca y el que compra la cabra, los cuales estén alejados materialmente; y leva consigo la mercancia o la sal equivalente al alcance de cada uno. La sal circula ya no s6lo a efectos de consumo, sino mucho mas a menudo para facilitar la circulacién de todas las demas mercancias. Era necesario, sin embargo, que la mercancia equivalente 27 fuera de facil transporte, de poco volumen y EER inalterable. Tales requisitos se encontraron en el oro que s convirtié en el equivalente general, con lo que se pas6 a la forma dinero del valor. 5. Caracter historico-social de la cuestion. En este punto del analisis del valor, Marx inbogey capitulo sobre el «cardcter fetichista de la mercancia». ae capitulo es de indole histérica y polémica y presupone _ enunciacién de la doctrina del determinismo econom que no constituye el objeto de El Capital, pero que es te: parable de la doctrina marxista sobre el caracter de ia capitalista. P i een nsereion del etiado capftulo no es una disgresién y no es caso de resumirlo, sino que mas bien deberia desarro- jiamente. ar el el andlisis de las formas del valor, eae aplicado el método cientifico positive. Pero el objeto re e investigacién no eran hechos de cardcter absoluto Ff ve nente, como p. ¢j.: 1a naturaleza de los elementos qui Te descubierta en 1800, pero valiosa para rae TE ies condiciones de la nebulosa originaria como las a lejar i futuro del universo. Hemos tenido que descender al ter e histérico para explicar los pasos de nuestra investigac a vinculando la forma simple del valor con is pos de trueque en especie, la forma general con la del Tae etc. etc. Por esta razén los resultados a los que ae o no tienen caracter marae a sane a las divers ca rados de desarrollo de la sociedad. coe an ee 9c tempo trabajo la medida de las cantidades de valor sin un ie isi susceptible de aplicar esta clave a las diversas Sai a. Lo que resulta establecido por primera es ebido a Ta investigacién marxista es que el valor de cambio no 28 propiedad absoluta de las cosas, sino el modo de presen- tarse de las relaciones de organizacin social. Las cosas son mercancias porque existe un sistema dado de relaciones entre quienes las producen y las consumen. Es natural pues que los economistas que nos han precedido, vieran por el contrario en la mercancia un dato basico del cual partir, ya que ellos toman como relaciones definitivas y naturales las ordenaciones que corresponden a la sociedad en que viven y a los intereses de clase que representan. Y aqui se manifiesta la doctrina de 1a dependencia de las opiniones con relacién al estadio de desarrollo econdmico social y también la doctrina de la lucha de clases. Ya de entrada, la polémica con los economistas tradicio- nales no se plantea sobre un terreno comin: éstos se convierten en objeto pasivo, incluso en adversarios, antes que en colaboradores de la investigacién. Lo que aducen en adelante y quizd por mucho tiempo tales economistas no merecera nuestra atencién, con el mismo derecho que tuyieron los fundadores de la mecénica y de la astronomia moderna para no considerar material de trabajo los temas 0 los procedimientos biblicos y peripatéticos. No entendiendo esto es imitil intentar comprender cémo el anilisis, que parte del hecho minimo del trueque entre dos objetos, llega hasta la doctrina de la plusvalia que debe aportar la clave de la interpretacién positiva e histérica del _mecanismo productivo contemporaneo. Por tanto, nosotros despojamos a la mercancia de su cardcter fetichista, al descubrir las leyes que la asignan un valor y que nos indican la manera de medirlo, en las relaciones entre los hombres y los grupos de hombres para los cuales no son sino mereancfa y valor. Al mismo tiempo despojamos de su cardcter fetichista al dinero: «Sin que intervengamos para nada, las mercancias hallan bien pronto su propia forma de valor en un cuerpo de mercancias existente fuera y junto a ellas. Cosas como el oro y la plata, tal como salen de la entrafia de la tierra, se 29 acién inmediata de todo trabajo ierten en la encarnacién inmediata 4 TAREE aqui la magia del dinero. El comportamiento izad le produc atomizado de los hombres en el proceso de pro n saul y por tanto, la forma material, objetiva, indepen- i is si i 1 y de su consciente actu: diente de su propio control ns individual, de sus relaciones de produccin, se. an @ i cl los productos rimer lugar en el hecho de que : i Rsumen a escala general la forma de mercancias. El enigma del fetiche dinero es, pues, simplemente el enigma del fetiche mercancia que se hace visible y deslumbrante vista». (Cap. II: «El proceso de cambio»). 6. La circulacton-valor y precio. Hemos tratado de definir el valor como cantidi west rable para tratarla con el método cienifico y hallar las Teves relativas a &. Hemos antisipado ae ee a sién de que la cantidad de valor es pane e tra ial medio. Procediendo con posteriorida: anaes d os hechos experimental, hemes i aplcando y verificando la hipétesis. Hemos Iegado final cee mercancia equivalente general y, un paso después, joneda. : Deiamos de lado estas observactones sobre el mono 0 bi metalismo. : El oro con su cantidad y su peso, Se ah a terminologia monetaria, indica, ls aia i ercancias. dad de medida el valor de las m En conclusién, hemos llegado aes hasta ae ipotesis, al tiempo oro, 0 sea, con nuestra hipétesis, al de t necesario para producir el oro, si bien, el fe comparacién es variable y por ello pueden producirs laciones generales de obvia eure i net Gatos el sii ancia > Dinero + Mercancia La segunda pa parte de este ciclo (D ls ida : > M)es hescedor de la otra mereancia la primera parte (Ms D) dk otro ciclo, y ast indefinidamente, El conjunto de (od estos cilos, cada uno de ls cuales tiene una mitad nian olf, representa la circulacién, seg el esquema: z : —»—M, —D»—M, —»—D»—M,—»— ete, 7. Curso del TO bo ap ‘ gn cl movimiento de cieulacion de la mercancia, dinero pasa a su ver de mano en mano, pero mientras toda mereancia llega al mercado desde el exterior y enseguid le, el dinero Forel contrario permanece siempre a gg iigentemente no es necesario tanto dinero en circula- sion como representa la suma de los precios de todas las compraventas de un periodo dado, sino, al circular las Bieras, de oro mas veces, una suma menor. Se llama Pe cmc ee en nite de todos los precios (cifra de negoci Practicados en dicho tiempo y la masa de dinero disponible, soe fener en cuenta, traténdose de dinero, Ia tran- siién de ta forma pura de la eantidad de oro a la forma de la moneda de oro que puede bajar con su peso por debajo del valor tebrico y después a la moneda de plata y de metal moneda con valor puramente figurative: odes els hence Honea con val figurativo: todas ellas formas BOM reste cine pricieatcsiny cee oe El di nero, sin embargo, puede asumir otras funciones 33 ademis de la de mera medida del valor de las mercancias 0 de vehiculo para su intercambio. Tales formas son: la reso: risacién 0 acumulaci6n; el depdsito para hacer frente a ppagos anticipados o retardados respecto al momento en que la mercancia cambia de poseedor (juego del débito y del crédito); fa moneda universal o elemento de compensacion para los intercambios entre naciones, en los oe s trasiegos de oro, precisamente, compensan los desequili- brios de las balanzas comerciales, siendo en este caso el oro Ia Ginica moneda de valider efectivamente mundial. En nuestros dias, cosa que no se daba en los tiempos de las investigaciones de Marx, no es ya sélo el oro sino que también una moneda de papel esta asumiendo la validez mundial y circula sin cambiarse con otras monedas nacio: : el délar. ; “St aids detallado de estos fendmenos econémicos no es indispensable antes de proceder al de la transformacién del dinero en capital, que se considera como punto de partida de las leyes de circulacién, en las cuales estén en juego mercancia y el dinero. 34 SECCION I TRANSFORMACION DEL DINERO EN CAPITAL ee EN Sara 8. De la circulacién monetaria a la apari in de Ia plusvalia La formula de la circulacién monetaria de la mercaneia €s, por tanto, M + D + M, si se considera a aquél que lleva mercancia para cambiarla por otra de distinto valor de uso, pero que tiene, salvo circunstancias secundarias, la misma cantidad de valor (de cambio). Para éste, el dinero es sélo signo del valor y vehiculo de cambio. Pero en el conjunto del sistema mercantil, la moneda introduce de inmediato nuevas relaciones y nuevos pefsonajes, cuya in- tervencién hace posible a los demas el intercambio de los valores de uso. Estos emplean el dinero para comprar Mereancias que revenden a cambio de otro dinero. La circulacin, desde este segundo punto de vista, esta repre- sentada por la formula D + M + D. La intervencién de esta segunda cuadrilla de personajes no se explica sin un movil. Este no reside en la biisqueda de los valores de uso, Porque su dinero devuelve finalmente dinero sin cambios ‘ativos. Por consiguiente, no puede haber objetivo o impulso mas que en un cambio cuantitativo. Mientras en el casoM D > Mon valor constante explica la razén de ser del movimiento, no se explicaria ya en el caso D> M > Dsilasuma de dinero fuese la misma después 35 de la compra y la reventa. No pudiendo ser la filantropia o cualquier otra fuerza ideal el motor de los portadores de dinero, éste se determina en el hecho de que, en general, el dinero aparece en la segunda vuelta en mayor cantidad que en la primera. La formula se convierte asi en D + M > D’ en la cual D’ = D + AD es decir, al primitivo dinero D se ha afiadido un aumento o incremento 4 D (Delta D). Tal aumento recibe el nombre de p/usvalia 0 sobrevalor. El objetivo y la causa del movimiento de dinero en los intercambios para el poseedor de éste es la produccion de dicha plusvalia, que inmediatamente sumada al valor pre-existente yuelve a entrar en el ciclo para aumentarse a su vez. Es asi como el dinero, de simple simbolo de valor o vehiculo de cambio, se convierte forzosamente en capital. El capital es valor cuya caracteristica es aumentarse continuamente. : Un sistema merecantil, una vez superada la etapa del trueque en especie, debe desembocar en el capitalismo. En esta definicién resumida en la formula D + M > D’ parece considerarse s6lo el capital comercial, 0 sea el que esta en manos de los portadores de dinero que por profesién frecuentan el mercado ofreciendo mercancias adquiridas a los productores. Pero también el capital industrial es dinero que se transforma en mercancia y se vuelve dinero con la venta de ésta ultima, lo que sera objeto de posterior estudio. En el comienzo de esta seccién, Marx establece (en una de las referencias histéricas fundamentales que apoyan el desarrollo ilustrativo del proceso capitalista) que «el capital aparece solamente alli donde la produccién y la circulacién de mercancias, el comercio, ha alcanzado un cierto desa- rrollo. La historia moderna de la vida del capital se remonta ala creacién del comercio y del mercado mundial en el siglo XVI» La forma pura D > D’ representa pues la usura, en la 36 cual no hay transito a través de la mercancia. Por usura entendemos cualquier colocacién de dinero por interés. AD + D podemos reducir la férmula de la tesorizacién que sustrae el dinero a la circulacién, pero que por eso mismo le impide la posibilidad de generar plusvalia, y en conseeuencia no puede considerarse todavia como forma capital. 9. Investigacion del origen de la plusvaia La plusvalia, es decir, el aumento A D que ha sufrido la suma D al convertirse en D’ no ha podido ni podré nunca ser explicada en el campo de la mera circulacion. Todas las tentativas hechas en este sentido, caen ante el hecho elemental de que la circulacion consta de una serie de intereambios entre equivalentes. Pueden sefialarse muchas excepciones a esta ley, pero no bastan para explicar por qué, no de modo excepcional sino de modo regular, se verifica el aumento de D a D’. Si se atribuye a la compra la virtud de provocar un desequilibrio en favor de quien acarrea el dinero, o bien tal virtud se atribuye a la venta, ya sea en el simple giro D > M > D, 0 en la totalidad de Ia circulacion, todo in- teresado aparece como vendedor tantas veces como compra- dor, las supuestas diferencias se compensan de modo pari- tario. Lo mismo sucederia si todos los precios bajaran o subieran en conjunto. La explicacién de que el permutante que compra para consumir paga mas caro que el que vende lo que ha producido, no aclara sin embargo nada porque el consumi- dor obtiene su dinero del hecho de haber sido a su vez productor. Se deberia pues suponer la existencia de consu- midores que extraen el valor por otro procedimiento que no es el trabajo productivo, es decir no mediante el inter- cambio. 37 Tal clase recibiria por consiguiente el dinero, debido no a la circulacién, sino extorsionando materialmente en su favor la mercancia 0 el dinero de los demas, explicacin inadecuada en la época mercantil. Tampoco valdria pensar en compraventas excepcionalmente desproporcionadas o incluso fraudulentas, porque de este modo se explicarian bien traspasos de valores especiales de unas a otras manos, pero en modo alguno la formacién de una minima parte de plusvalia. Hagamos un paréntesis para demostrar que tampoco el régimen de sindicato 0 incluso de monopolio de los produc- tores puede explicar la génesis normal de plusvalia en la esfera circulatoria. Si en el régimen mercantil ordinario de la libre competencia un productor de la mercancia A fuese duefio de elevar el precio, habria Mevado a cabo una plusvalia. Pero esto no ocurre nunca, al ser evidente que los compradores le abandonarian para volverse hacia los demas vendedores de la misma mercancia, de manera que este juego, aparte de los fenémenos secundarios, mantiene todos los precios a un nivel minimo correspondiente al valor de cambio. Ahora bien, podria decirse, todos 0 parte de los productores de la mercancia A se ponen de acuerdo para elevar arbitrariamente el precio. He aqui cémo se elude el juego de la competencia y se realiza una plusvalia puramen- te circulatoris A tal objecion replicamos que si deseamos sustituir en el andlisis el sistema general y tipico de libre competencia por un sistema estable de monopolios y no una etapa de transicién que estar siempre por estudiar, pero que sirve para la aplicacién y no para la investigacién de las leyes generales, entonces nos vemos obligados a considerar que todos los grupos de los productores acabardn por mono- polizarse vendiéndose reciprocamente las mereancias a precios superelevados pero que recaeran en un equilibrio de compensacién. De este modo nos encontraremos en el mismo punto. Los monopolizadores mas avanzados habran 38 Ilevado a cabo en una etapa intermedia una apropiacién de valores a cargo de los monopolizadores retardados, pero no producida por la plusvalia. En conclusion, el problema se reduce a estos términos aparentemente contradictorios: en la vinculacién, los cam- bios se efecttian solo entre equivalentes; el dinero circulante como capital a través de la circulacién no sale aumentado. Al buscar la solucién no debe perderse de vista que para una sociedad econémica capitalista con orden estable y normal, los dos enunciados tienen valor sistematico, es decir, se realizan en la gran mayoria de los casos, de manera que citar casos particulares y momentos de inesta- bilidad no puede servir para eludir la necesidad de dar una solucién general al «sistema de ecuaciones» que podriamos representar de este modo: Valor de D = valor de M valor de M ralor de D’ valor de D’ mayor que el valor de D. Veremos por qué las ecuaciones no son incompatibles, como se veria si les diésemos un sentido puramente aritmé- tico 0, en otras palabras, por qué esta patente contradiccién con las reglas logicas formales del silogismo (contradiccién que, como Marx recuerda, Aristételes sefiala, pero no sabe explicar ni podia hacerlo con los datos de su tiempo) actiia en la realidad de la vida econémica, dado que en ésta se genera el capital. 10. La mercancia «fuerza de trabajo» 4En qué etapa del proceso pudo surgir el aumento del valor? No pudo nacer del dinero por si mismo, porque una cantidad de dinero permanece materialmente inalterable. Por tanto, el aumento surge del cambio de dinero con 39 mereancia. No puede surgir del segundo acto M + D’ como no puede surgir del primero D + M, si son cambios entre ivalentes. “TEI descubrimiento fundamental de Marx es éste: el aumento de valor no puede surgir de esos dos cambios; surge sin embargo, del uso de la mercancia, en cuanto existe en el mercado una mereancia cuyo uso coincide con un sistemAtico aumento de su valor de cambio. Si el uso de una mercancia produce valor y si éste corresponde a disponibilidad de tiempo de trabajo, la misteriosa mercancia en cuestién debe ser tal que ponga a su disposicién trabajo humano: tal mercancia es precisa- mente el trabajo humano, o més exactamente, la fuerza del trabajo. En ciertas condiciones histéricas, mientras quien compra una mercaneia cualquiera la revende en general por la misma suma de dinero (valor), quien compra fuerza de trabajo la paga a una cierta cantidad mientras la revende sistematicamente por una cifra mayor. Las que el compra- dor de fuerza de trabajo revende son en realidad mercancias materiales a las que ha hecho sufrir_transformaciones aplicando la fuerza de trabajo adquirida. Ello ocurre cuando el trabajador, o poseedor de fuerza de trabajo, por las condiciones juridicas y sociales no puede tomar contacto con la mereancia a transformar (materia prima), sea porque no siendo poseedor de dinero no puede anticipar el valor de la materia prima misma, bien porque se necesitan para la transformacién laboral medios técnicos (instrumentos de tra- bajo, concentracién de gran nimero de trabajadores) que son monopolio ajeno (de los poseedores de dinero o de capital). s Existe ademas otra condicién: la de que el trabajador sea libre, porque debe ser poseedor de su propia fuerza de trabajo para poder venderla por partes (peridos de tiempo). Si pudiera o tuviera que vender o ceder toda su fuerza de 40 trabajo de una sola vez se convertiria él mismo en mercan- cia (esclavismo). Por consiguiente, en ciertas condiciones hist6ricas que no siempre se han dado, y que no pueden pretender sobrevivir siempre en el porvenir (condiciones que llamamos propias de la época capitalista), se lleva a cabo la produccién de plusvalfa y su acumulacién en el capital mediante 1a compraventa de la fuerza de trabajo, 0 lo que es lo mismo, mediante la organizacién del asalariado por parte de quienes poseen el dinero y los instrumentos técnicos del trabajo. La plusvalia y el capital como fenémenos econdmicos aparecen mas tarde que el cambio o el valor del cambio, y también después que la moneda. Al principio (recorriendo muy rapidamente las principa- les fases hist6ricas de la economia) cada uno consume por si mismo lo que ha producido; los productos no son ain mercanefas y no tienen otro valor que el valor de uso. Después aparece, si bien en una minima proporcién de las mercaneias producidas, el trueque, es decir, un embrién de dlivision del trabajo productivo. Al aumentar el volumen de los cambios, aparece la mercancia equivalente general, y, posteriormente, la moneda. Estamos en pleno dominio del valor de cambio y de la mercaderia, pero no es que nos hallemos ya en presencia de produccién de plusvalia y de capitalismo. Pareceria que el Iucto logrado por los comerciantes de productos ajenos, que aparece con el intereambio y acaso también antes que la moneda, es ya una plusvalia realizada por no productores. Pero esto es erroneo, porque el transporte de las mercancias desde el lugar de produccién al de consumo es un acto productivo en cuanto exige tiempo de trabajo humano. El pequefio comerciante que lo lleva a cabo con sus propios medios tiene una imagen social paralela a la del artesano que vende su producto mas caro gue la materia prima, al haber afiadido trabajo y valor (de 41 cambio), pero sin que se pueda hablar de plusvalia. Incluso siel comerciante hace las cosas en grande gracias al trabajo de los esclavos, no hay aqui tampoco plusvalia, sino simple apropiacién de fuerza de trabajo humana (como en el caso de los animales domésticos). Cuando el comerciante empie- ce a emplear asalariados a efectos del comercio, entonces realizar plusvalia, pero no en el Ambito de la circulacién, sino en el de una empresa organizada de manera capitalis- ta. No se debe confundir la plusvalia, hecho normal general, fendmeno siempre de signo positivo, con los beneficios producto del acaparamiento y la especulacion que son fenémenos de doble signo compensados con una masa igual de pérdidas en el campo de la circulacion. Repetimos que se puede hablar de plusvalia siempre que en el mercado aparezcan los trabajadores libres frente al capitalista poseedor de los medios de produccién. «Lo que caracteriza a la época_capitalista —afirma Marx— es el hecho de que, para el mismo obrero, la fuerza de trabajo asume la forma de una mercancia que le pertenece, y por esta razén su trabajo adquiere forma de trabajo asalariado». 11. Compra de la fuerza de trabajo Como se establece Ia cifra de pago de la mercancia fuerza de trabajo (salario)? Como en cualquier otra mer- cancia, quien la busca la paga al minimo posible, o sea, recurre alli donde se la ofrecen a mejores condiciones; asi que cl precio tiende a alcanzar un minimo, determinado por el tiempo de trabajo necesario para producir esa mercancia. La fuerza de trabajo es también mercancia en este sentido, porque para producirla el trabajador debe lograr cubrir el desgaste de su propio organismo, o sea, debe buscarse: los medios personales de subsistencia, como alimentos y un minimo de satisfaccién de otras necesidades; 42 2.°, los medios de subsistencia para su familia (sin la cual se extinguirfa la clase trabajadora); 3.° la educaci6n profesional, que implica también tiempo y gastos. Este minimo se reduce a una suma de mercancias que, reclama- das a los productores y asimismo a los poseedores, deben ser pagadas a un precio determinado por el tiempo de trabajo necesario para producirlas (he ahi nuestra hipdtesis fundamental). Este precio sera reclamado por el trabajador para alienar su fuerza de trabajo (en condiciones medias, es decir, prescindiendo de las interferencias de fendmenos excepcionales). Realizada asi la compraventa de fuerza de trabajo el capitalista, convertido ya en el duefio, Ia emplea. No toma- mos aqui en cuenta el otro beneficio derivado de emplearla antes de haberla pagado efectivamente, gracias a la costum- bre de pagar los salarios en periodos terminados. _ El empleo de la fuerza de trabajo, adquirida al precio justo, se hace aplicindola a materias primas igualmente adquiridas al precio justo. Para comprender cémo el precio justo de venta de las mercancias acabadas que quedan a disposicién del capita- lista, supera a la suma de los justiprecios pagados (origen de a plusvalia), es necesario pasar del campo de la circula- cién, donde todo funciona en nombre de la equivalencia pura y de la plena libertad, al estudio’ del campo de la produccién, donde por el contrario se descubren las bases de la desequivalencia o plusvalia y de la divisién en clases. 43 SECCIONES II - IV LA PLUSVALIA? Se Sees Ol ee ee 12. Caracteristicas del trabajo en Ia época capitalista Cualquier proceso de trabajo, independientemente del tipo de organizacién social, consta de tres elementos: actividad personal del hombre o fuerza de trabajo; objeto del trabajo materia prima (hallada en la naturaleza, pero siempre unida a un trabajo precedente); medios de trabajo © instrumentos de produccién, En el caso de los trabaja- dores aut6nomos (artesanos), estos poseen la propia fuerza de trabajo, la materia prima y los instrumentos de trabajo. En consecuencia, el resultado del proceso laboral 0 produc- . les pertenece. , ‘in el sistema capitalista, al trabajador s6lo le pertenece | titulo en la obra original es La produecién de la plusvalia adsolui, ena Seceén lly La produceion de la phusvala relaiva, cn la conceptos. Pero la clarificacion no puede ir en menoscabo del rigor, y por esta razén hacemos uso de mayor cantidad de formulas mateméticas que en el original, Se trata no s6lo de hacer comprender con menos dificulta las texis de Marg sino sobre todo de restablecer, de manera no impus- nable por los falsificadores y adversaros, el significado exacto. En el texto, sélo con gran pericia se puede llegar a entender bien cuando se tratan cientificamente modelos necesariamente te6ricos del fendmeno, y cuando se trata de amplias exposiciones historico-narrativas. 44 la fuerza de trabajo; pero la vende, asi que se hace su propietario el capitalista. A éste pertenecen también Las materias primas e instrumentos de trabajo; de modo que le pertenecen los productos por pleno derecho. La transformacién del dinero en capital, la formacién de plusvalia, son inherentes a la separacién del trabajador del instrumento de trabajo y del producto de su trabajo. 13. El nacimiento de Ia plusvalia Consideremos pues, el proceso productiyo desde el punto de vista del capitalista. Este va al mercado y vuelve habiendo adquirido a su justo precio y valor tanto las materias primas como los instrumentos y la fuerza de trabajo. Aplica la fuerza de trabajo de sus obreros por medio de los instrumentos de trabajo a la materia prima y asi recibe una cierta cantidad de productos. Luego vuelve al mercado y los vende. Preocupémonos de examinar cuantitativamente semejan- te movimiento de valor. Llamemos F al valor de la fuerza de trabajo (salarios pagados), S al valor de la parte de los instrumentos productivos gastada en el grupo de operaciones que consi- deramos; M al valor de las materias primas empleadas HE. al valor de los productos obtenidos. Esta claro que P contiene integramente los valores S y M, es decir, instrumentos productivos y materia prima adquiri. da en el mereado. De acuerdo con nuestra hipétesis funda- mental tales valores dependen del tiempo de trabajo necesa- rio para producir tales instrumentos y materias, En cuanto al valor de la fuerza de trabajo F, esté, como hemos visto, en relacién con el tiempo de trabajo necesario para reproducir los medios de subsistencia de los trabaja- dores. 45 Sin embargo, mientras que toda mercancia, como las materias y los instrumentos, posee un valor de cambio en cuanto que posee a su vez un valor de uso, pero de manera que ambos valores no comparables ni comunicables entre si p. ej.: se puede reducir el valor de un kilo de aziicar a tres horas de trabajo, pero no se puede referir su valor de uso co- mo alimento a un tiempo de trabajo, sino sélo a las cualidades quimicas y organicas del azticar) para la especial mereancia fuerza de trabajo, aunque el valor de cambio 0 precio de mercado deriva como siempre de un tiempo de trabajo (necesario para los medios de subsistencia, como ya queda dicho), también el valor de uso se presta a ser medido en tiempo de trabajo, porque el uso de esta mercancia es justamente el trabajo: uso por parte del capitalista comprador; trabajo por parte del asalariado vendedor. Debiendo, pues, constar el valor de P (Producto) del tiempo de trabajo necesario para reunir todos los factores considerados, es evidente que tendremos, tiempo de trabajo para P = tiempo de trabajo para M + tiempo de trabajo para § + tiempo de trabajo efectivo aportado por los asalariados. Una igualdad entre tiempos de trabajo se traduce en una igualdad entre los valores relativos de cambio, pero para la mercancia fuerza de trabajo ya no debemos considerar su valor de cambio (salario), sino el de uso, al reducirse éste a un tiempo de trabajo. Para fijar las ideas, si cada hora de trabajo corresponde al valor de tres liras, y si el obrero ha trabajado diez horas, el tiempo de trabajo de la materia prima, puesto que vale M liras, seré M:3; de los instru- mentos productivos $:3; del producto, P:3. La relacién entre los tiempos de trabajo escrita antes se traduce en: P. + s+ TO (odo expresado eu horas) 46 Volviendo a los valores: P = M + S + 10x 3 (expresado en liras). Esto es lo que obtiene el capitalista de la venta del producto. La cifra M y la cifra S las ha costeado integral- mente puesto que significan valores de cambio, es decir, precios del mercado. Pero la cifra 10 x 3 no representa el valor de cambio, sino mas bien el valor de uso de la fuerza de trabajo (10 horas de trabajo realmente prestado, por 3 liras, relacién general para medir los valores en tiempo de trabajo). gCu4nto le cuestan al capitalista esas 10 horas de fuerza de trabajo? Su costo lo hemos indicado con F, que es su valor de cambio o su precio (salario). Ahora bien, al depender tal valor de los medios de subsistencia y del tiempo absorbido por estos es independiente del tiempo de 10 horas deducido del consumo y no de la produccién de la fuerza de trabajo. Si otro grupo de trabajadores fuese empleado en procurar alimentos, vestidos, etc. a los obreros del capitalista que trabajan 10 horas, es evidente que bastaria para cada uno y por cada jornada un menor tiempo de trabajo: pongamos 6 horas. Aparte de la nueva plusvalia que corresponderia a los susodichos trabajadores si estuvieran a su vez asalariados, es decir, suponiendo que fueran trabajadores auténomos, el precio F seria determi- nado por aquellas 6 horas multiplicadas por 3 liras. Que el tiempo de 6 horas nos haya resultado inferior al de 10 horas no es una suposicién nuestra, sino un hecho deducible, no sélo de cdlculos apropiados, aunque laborio- sos, sino del dato mismo de la existencia del capitalismo y de sus beneficios, que nos estamos esforzando en localizar partiendo de nuestra hipétesis sobre el trabajo. Entonces, el costo F para la fuerza de trabajo es 6 x3. El costo total resultara: M+S+6X3 47 El importe de la venta del producto era. P=M+S$+10X3 Beneficio: (M+ S +10X3)—(M+$ + 6X3) = 12 Resulta para el capitalista un beneficio de 12 liras que representa la plusvalia en la operacién productiva conside- rada. 14. Recapitulacion de la demostracion La cuestién que nos hemos formulado desde el principio es la de representar con leyes cuantitativas los fenémenos de la economia actual. 2 La experiencia nos aporta los siguientes datos de hecho: a) tenemos. una economia mercantil, es decir, los pro- ductos del trabajo se convierten en mercancias susceptibles de cambio, y éste se verifica por medio del equivalente general llamado moneda; os b) quien posee el dinero, puede utilizarlo para acaparar los instrumentos de produccién y obtener de la produccién por medio de asalariados un beneficio 0 plusvalia (tenemos ahora una economia capitalista) ? Aceptando el dato de hecho de que la medida del valor de cambio esté expresada por la cantidad de dinero que se da por una mercanefa, es decir, por su precio en el mercado, en las condiciones medias, normales y generales, hemos enunciado la hipétesis de que tal valor es proporcional al tiempo de trabajo necesario para reproducir aquella mer- cancia siempre en condiciones medias, normales y gene- rales. . Examinados analiticamente los fenémenos del cambio, 48 desde el trueque a la introduceién de la mercancia equiva- lente general a la funcién de la moneda, eliminadas todas las objeciones relativas a cambios especiales y a circunstan- cias excepcionales y todas aquellas desviaciones que pueden sobrevenir, hemos demostrado que en el campo circulatorio no tienen lugar més que cambios entre equivalentes. No obstante, para explicar el hecho de que el poseedor del dinero se convierta en poseedor del capital y logra un beneficio que tiene como origen y culminacién cambios en el mercado, hemos descubierto y enunciado que esto se debe ala adquisicion de una mercaneia especial, la fuerza de tra- bajo, la cual, mientras que para su reproduccién exige un tiempo dado de trabajo, en su consumo pone a disposicién un tiempo de trabajo mayor. Tal mereancia se paga de hecho y en conformidad con nuestra hipétesis, a un precio (salario) proporcional a su tiempo de trabajo de reproduccién (subsistencia). Sin embargo, transmite al producto un tiempo de trabajo mayor y con éste un valor de cambio mayor, de donde saca la plusvalia. La significacion de todo esto en el campo social es la siguiente: cuando el trabajador (artesano) consigue no separarse de los instrumentos de trabajo ni del producto del trabajo y vende éste en su beneficio exclusivo, recupera en el valor de cambio de éste la totalidad de su tiempo de trabajo. Pero cuando, por la acumulacién de dinero, por una parte (de la que por ahora no discutimos los origenes: esclavismo, feudalismo territorial, etc.) y por la otra, debido al descubrimiento de medios ténicos que disminuyen el tiempo de trabajo necesario para un producto dado con el uso de mAquinas y la concentracién de muchos obreros, aparece el capitalismo, el precio del producto del artesano desciende: de hecho su valor de cambio se adapta al minimo tiempo de trabajo necesario técnicamente. Poco 49 importa en el mercado que el artesano, con procedimientos superados, haya empleado més tiempo. Supongamos que los precios descienden tanto que no legan a compensar las necesidades minimas del artesano, por ejemplo, debiendo éste ceder al precio de tres horas de trabajo el producto de un trabajo de 12 horas, mientras sus medios de subsistencia representan seis horas. Para vivir, el artesano no le quedar4 otro remedio que vender su fuerza de trabajo por su valor de cambio en seis horas, trabajando doce horas para el capitalista, el cual, cuadruplicando el rendimiento de su trabajo, esta en situacién de pagar como seis la fuerza de trabajo que en el mercado no conseguia traducirse sino en tres horas. Hemos explicado, por tanto satisfactoriamente el fendéme- no fundamental de la economia capitalista en relacién con las que Ia han precedido, formulando una importante consecuencia de la teoria del valor (enunciada por primera vez por Ricardo) en la doctrina de la plusvalia (descu- brimiento central de Marx ya contenido en las tesis: en el mercado se produce cambio entre equivalentes; todo el heneficio del capital surge de la adquisicion y del empleo de la fuerza de trabajo; y de tal doctrina quedan por formular Jas leyes cuantitativas?. eae oe ee ee (3) Toda esta primera enunciacin de 1a formacién de la plusvalia, se ve apoyada y valorada en la obra de Marx con una sugestiva descripcién de la Felaci6n entre patrono y obrero, a través de una polémica con la economia oficial burguesa y con ios vacios conceptos éticos y juridicos que estin en la ‘base de las instituciones actuales, 0 mejor, de ia apologética de éstas. Subraya paso a paso aquellas de sus constataciones y de sus postulados, {que son admitidos por los economistas comunes y donde estén las insidias J los trucos que les llevan a evitar sus rigurosas y cientifieas conclusiones, por prejuicio o intereses de escuela y de clase. En sus referencias hist6ricas, Marx subraya con eficacia incomparable las tesis que encontraremos a’ continuacion y que son esenciales en. el marxismo, de que nto en todas las épocas sociales ha existido la extorsién de plusvalfa, en cuanto ésta no existe en las comunidades primitivas, ni en la produccién auténoma, individual y familiar del pequefio artesano, y del 50 15. Capital constante y capital variable Como hemos visto, el dinero anticipado por el capitalista para adquirir los medios de produccién (materias primas e instrumentos de trabajo. Las materias primas son de dos clases: algunas estn en el propio producto, otras desapare- cen en el proceso de produccién, como los combustibles, y se denominan auxiliares; los instrumentos de trabajo, como miquinas, instalaciones, edificios, son elementos a conside- rar por la fraccién de desgaste que resulta de su valor total y de su duracién) se mantiene integramente en el precio del Pequefio campesino propietario libre, es decir, no fez: fncomiendas. Por el contraio, i existe en diversas formas en la esclaviad, en la servidumbre feudal, en el asalariado, etc. Tales fundamentos preparan la demostracién de que el hecho del plustrabajo y de la plusvalia, Y por tanto de ls explotacién, al no ser inseparable de cualquier tipo de , como preten f im p el tebrico burgués, podré desaparecer en la in Ia brillante critica de tipo ético jurfdico, en Ia cual el autor fi tomar en serio daléstica y sutiimente las normar morales de la filosofa butguesa y las del derecho actual, reduciéndolas al absurdo y al ridiculo, se muestra la equidad legal ética y cristiana de todo cuanto llega’ al mercado, con cambios en los que cada uno vende al justo precio lo que le corresponde de derecho y es finalmente desvelada la. «monstruosidads oculta en el secreto del proceso productive, Con el fin de aportar los materiales para el juicio sobre las superestructuras flosoficas, religosas morales y poiticas del mundo capitalist, se subraya taxativamente que son dos las condiciones por las cuales el juego de la apropiaion de le Plusvalia es posible cada vez que el captalista entra en contacto con el rabajador y para que se aplique a una escala cada vez ms amplia en el proceso historico. Estas consisten en la libertad del trabajador en un doble sentido. Este debe ser libre de alicnar Ia propia fuerza de trabajo y por esta ‘aabn debe ser despedazada por el nuevo derecho (para el cual todos los eludadanos son iguales ante la ley), la servidumbre feudal que vinculaba a los hombres a la tierra y la ordenacién corporativa que le ligaba al oficio y al taller; en segundo lugar, debe ser librado de cualquier posibilidad de poseer por cuenta propia instrumentos de trabajo y pequefios aprovisiona- mientos de materias primas como cuando era artesano o campesino y ello Por medio de la expropiacién inicial de los pequefios produetores, de la que ha nacido ferozmente el capitalismo. 51 producto. Por esta razén, a esta parte del capital le damos el nombre de capital constante. Por el contrario, el dinero anticipado como salario de los obreros, o sea, para la adquisicién de la fuerza de trabajo, se recupera en la venta de los productos aumentado con la plusvalia y le lamaremos capital variable. Resumiremos el balance de la operacién capitalista en dos formulas: Costos: M + S + F (materias primas mas desgaste de herramientas, de instrumentos mas salarios). Ingresos: M + S + F + plusvalia = P. (valor de los productos). Tendremos: M + $ = capital constante, que indicamos conc y F = capital variable, que indieamos con v. Tela os Spine ee a "Al mismo tiempo, se demuestra que tal proceso, atin siendo infame, era necesario para conducir a las formas de produccién de mayor intensidad y Tendimiento impuestas por los modernos medios técnicos. Pero toda la adquisicion de estos elementos criticos y descriptivos del actual modo de produceién y de la via por la que se puso en marcha, sirve de base a la tesis. Ge que sus aspectos dindmicos, como la aplicacién de los descubrimientos Cientificos y del maquinismo y el principio del trabajo asociado y foordinado de un némero cada yez mayor de productores, no son inseparables de la extorsion de la plusvalia y del monopotio de los medios de produccién y de cambio por parte de la clase capitalista. El estudio de la obra de Marx y su uso como argumento y medio de propaganda y de lucha de clases y de partido, puede hacerse después de Jaber adquirido la linea central de la investigacién y deduccién cuyo esquema hemos tratado de esbozar, haciéndolo, aunque arido, claro, y Siguiendo después el desarrollo de la «narracién» de Marx, parandonos en todas las que parecen disgresiones, pero que son en realidad sintesis y ‘anticipos de las posiciones programéticas y politicas de los comunistas. Esto desmiente la presuncion idiota de que el verdadero sespiritur del ‘marxismo sea una {ria descripci6n de los fenémenos econémicos del mundo social, cuidandose bien de no arriesgar previsiones y prop6sitos para socavarlo. 2 Llamando K al capital total anti n anticipad. H Ralcanislcueniaeatnint eater ae K K ety cty+p=K+p 16. Tasa de plusvalia Mas que conocer caso a i ; aso 4 caso la cantidad absoluta de I nlusvalialograda por el eapitalista, nos interesa Raabe Ts que guarda la ia capi felacin que g plusvalia con el capital que lo ha Es importantisimo i ; poner de relieve que el capital one es susceptible de_produei pllsvaliaes'el ado para la fuerza de trabajo, es decir el capi Ai v: y el capital variable v. En cuanto al capital constante ¢ éste ee ntegramente en el producto y no da por si mismo | ningtin incremento. ana Es por esta razén i s n_por Io que, queriendo definir cantidad cuya medida nos dé idea de la ibtensidadlde produccién de plusvalia, Marx asume como rasa de plus- valia, no la relacién de ésta con todo el capital, sino sélo | relacién con el capital variable. i , Por consiguiente, indicando con s la tasa de plusvalia En el ejemplo cuantitativo dado por nosotros, v era F, es decir, 6 X 3 = 18 liras. La plusvali decir, 6 . La plusval S cia: th tara denials ee ae Pibnei 19 S=— = —= 663 v 18 ‘i 53 Pasando ahora a examinar el tiempo de trabajo y refiriéndonos, para fijar las ideas a una sola jornada de un solo obrero y al ntimero de horas de ésa, que lamaremos ¢ (en el ejemplo diez horas) se define una nueva cantidad: el trabajo necesario y el tiempo relativo de trabajo necesario. Se entiende por tal el tiempo o numero de horas que el obrero deberia trabajar para transmitir al producto un valor igual al que le ha sido pagado por su fuerza de trabajo. En nuestro caso, el obrero ha sido pagado a raz6n de 18 L., 0 sea, seis horas de trabajo. Si trabajase seis horas, reprodu- ciria exactamente el valor que le es pagado como salario, 0 sea el equivalente a su subsistencia; en tal caso desaparece- ria la plusvalia y con ello la razon de ser de la empresa capitalista. Pero el obrero trabaja diez horas en lugar de seis y nosotros dividimos las 10 horas en seis de trabajo necesario y en 4 que Hamaremos de plustrabajo, lamando también a este tiempo: tiempo de trabajo extra. Repetimos: tiempo de trabajo necesario es aquél que bastaria para reproducir el valor del salario; tiempo de plustrabajo o de trabajo extra, aquél que el obrero trabaja de mas y que produce la diferencia de valor o plusvalia en beneficio del capitalista. Sj los valores son proporcionales a los tiempos de trabajo en que se producen, identificindose para una jornada el salario con el capital variable, se tiene. tiempo de plustrabajo plusvalia Be tiempo de trabajo necesario capital variable o salarios Estas dos relaciones se reducen a la ya aludida como ejemplo de plusvalia, de donde deriva el teorema: el plustrabajo dividido por el trabajo necesario da la tasa de plusvalia. 54 En nuestro ejemplo la proporcién descrita sera: 4 12 z Te = tasa de plusvalia 66% 17. Ley general de plusvalia. : Ke obstante, sera conveniente demostrar esta cuestion de iodo mas general. Recapitulemos las notaciones, recordan- do que nos referimos a un solo obrero y a sola jort a ol i aun jornada » capital variable o salario diario. Pp plusvalia. 5 tasa de plusvalia, o sea, p dividido por v 1 miimero de horas de trabajo. n horas de trabajo necesarias. e horas de trabajo extra. El obrero transmite al re n producto el valor total (hech: abstraccién del capital constante) v + p trabajando t eae Por consiguiente el obrero en una hora produce el valor: ni ce é ala produccién de valor por hora. Por definicién, en en n horas, el obrero produce el Bie % % Por consiguiente, tenemos: H apes v = n X produccién de valor horaria vtp t 55 El tiempo de trabajo necesario 1 es por consiguiente: vt vtp n Vamos ahora a qué corresponde el tiempo del plustrabajo = a Mos tqwty) Gees ede ee e=t—n Ey : vwtitpt—vt pt vtp v+p El problema era encontrar la relacién entre ¢ (plustra~ bajo) y m (trabajo necesario); dividiendo las respectivas formulas una por otra, tenemos: ‘eile bets a ovtp wPEEh? vt v vtp Queda por tanto demostrada la proporcién fundamental que aqui repetimos para mayor claridad: el plustrabajo es al trabajo necesario como la plusvalia es al capital salario; esta relacién comiin es la tasa de plusvalia. 18. Demostracién de la ley general Para demostrar que referir la plusvalia al salario solo y no a todo el capital no es una convencién arbitraria, pongamos el ejemplo de una empresa en la que Ilegue a alterarse la 56 proporcién del capital constante con el capital variable, permaneciendo inalterado el valor de cambio 0 precio de los. productos, el de las materias primas e instrumentos de trabajo, ademés el salario y la jornada de trabajo. Aunque al precio del producto acabado debe permanecer igual al representar un tiempo de trabajo, no debemos imaginar un cambio en los procedimientos técnicos de produccién; pero podemos elegir un ejemplo (por otra parte convincente, incluso para los que no comparten nuestra teoria del valor) en el que la empresa Ilegue a incorporar también una fase precedente de la elaboracién, produciendo directamente lo que antes adquirfa en el mercado. Asi, por ejemplo, una fabrica de acero que en principio adquiria hierro colado para convertirlo en acero, emprende la claboracién directa del mineral de hierro del que proviene la fundicién. Es indudable que el capitalista gastaré menos en mate- rias primas, al cortar el mineral bastante menos que el hierro colado y, si bien habré un relativo aumento de los instrumentos de trabajo, disminuiré la cuota de capital constante respecto al total. También se reconoce facilmente que el capitalista obten- dra un beneficio mayor, dado que acumularé el beneficio de dos empresas preexistentes. AdemAs, obtendré un beneficio mayor a igualdad de capital total anticipado, porque si bien por cada kilo de acero tendra ahora también el gravamen de la nueva instalacién productora de hierro colado, este gravamen lo pagaba también anteriormente en el precio de mercado del hierro colado, incrementado atin mas por el beneficio del productor del mismo. En otros términos, el capital anticipado para una opera- cién productiva esta siempre incluido en el precio de venta del relativo stock de producos y por ello, en paridad de potencialidad financiera, el capitalista podré producir el mismo mimero, si no mis, de kilos de acero, Pero en tal cifra se ve aumentada su ganancia; y ésto porque el capital 37 inyertido para obtener el kilo de acero contiene ya menos gastos por materias primas y mAs gastos por adquisicién de fuerza de trabajo. Por consiguiente, es la cantidad del capital salario la que, en paridad de trato de los trabaja- dores, en paridad de condiciones det mercado, varia proporcionalmente con la ganancia del capitalista. Se debe por ello referir la plusvalia a la masa del capital salario solo, no a la de todo el capital. Esto es también valido socialmente hablando, porque sobre las varias cuotas de capital constante revierten otras de plusvalia de los procesos de trabajo precedentes, supuesto gue se hayan efectuado con el mecanismo capitalista. El capital hierro colado estaba en lo que respecta a la parte no representada por el mineral de hierro y el deterioro de las instalaciones del vendedor de hierro colado, afectado por la plusvalia acumulada por éste; el capital-mineral de hierro, para el capitalista de la empresa minera estaba afectado por la plusvalia obtenida del plus trabajo de los mineros; igual puede decirse respecto de las instalaciones mecdnicas de la industria del acero—, del hierro colado, de las minas, apareciendo finalmente satisfactoria fuera de las «gracias» sobre los pescadores de perlas y similares nuestra explica- cién, la cual, tanto cualitativa como cuantitativamente, descubre en todo valor de cambio un tiempo de trabajo y en todo beneficio un plustrabajo. Marx advierte del peligro de caer en el grosero error de confundir la tasa de plusvalia con la tasa de beneficio. La economia vulgar entiende por tasa de beneficio la relacién entre la ganancia neta del capitalista (diferencia entre los ingresos y los gastos en un cierto periodo, por ejemplo: en un afio, a condicién de que no se altere el valor (patrimo- nial) de todas las instalaciones y compensado todo pasivo) y el valor total del capital invertido en las instalaciones aumentado con la cantidad de dinero que debe tenerse en reserva para hacer frente a las adquisiciones de materias primas, al pago de los salarios, etc. 58 _ La economia vulgar distingue también en el beneficio un interés puramente comercial a pagar por los capitales invertidos y una diferencia ulterior 0 beneficio propiamente dicho del empresario. No consideramos ahora oportuno llevar més adelante la confrontacién entre semejante cémputo y los cAlculos efectuados: Por nosotros. Baste tener en cuenta que la consideracién del tiempo es absorbida, al haber tenido Presente nosotros un ciclo completo de trabajo, por ejemplo el que da como resultado la obtencién de un Kilo de acero. Cuanto mas aumenta la intensidad en el tiempo y la extensién de tal acto productivo, més aumenta la ganancia del empresario y, en general, también la tasa de beneticio. La tasa de phusvalia depende por el contrario del grado de explotacién de la fuerza de trabajo y es siempre mucho mis alta; los faciles ejemplos numéricos de Marx muestran que a una tasa de beneficio, por ejemplo del 10 al 15 % Puede corresponder una tasa de plusvalia incluso del 100%. Sin embargo, como ejercicio de aplicacién de cuanto precede se podria efectuar el célculo del beneficio en una empresa que se transformase de la forma indicada en el ejemplo de la fabrica de acero, suponiendo cifras concretas Para los precios y para la cantidad de minerales, hierro colado, acero, para los salarios, las horas de trabajo, la Jornada anual de trabajo, etc. (V. apart. 20). 19. Distribucion del valor del prod 7 producto en partes propor- eas de la cantidad de producto o de In jornada de rabajo. Hemos ofrecido inicialmente el ejemplo del producto de valor P, el cual se componia del valor de materias primas e instrumentos deteriorados (M + S = c, capital constante) y del valor generado en la jornada de diez horas de trabajo (o valor aftadido al capital constante por las 10 horas de 59 trabajo del cbrero). Haciamos corresponder el valor de cambio de 3 Liras a cada hora de trabajo; supongamos ahora que el valor c sea de 60 Liras. Entonces tendremos: P=c+10X3 = 60 + 30 = 90 liras. Ademas, de las 30 liras de valor afiadidas por el. obrero, 18 = 6 X 3, representaban el salario © capital variable, v, 12 = 4X 3 representaban la plusvalia p: P c v P 90 = 6 + 18 + 12 Supongamos ahora que el producto del precio de 90 liras pesa 1.800 Kg. Como tenemos: (90 = 60 + 18 + 12) liras podemos poner: (1,800 = 1,200 + 0,360 + 0,240) kilos Entonces habremos representado en partes proporciona- les del producto los elementos que constituyen el valor. 1,200 Kilos = 60 liras representan el capital constante, 0,360 kilos = 18 liras representan el capital salario (0 capital variable), 0,240 kilos = 12 liras representa la plusvalia. Sumando estas dos tiltimas partes, 0,600 kilos = = 30 liras = 10 horas de trabajo representarfan el valor total producido por el trabajo (tanto por el trabajo nevesa- tio como por el plustrabajo); es decir, representarian el valor afadido por 10 horas de trabajo al valor de las materias primas e instrumentos deteriorados. f Esta subdivision es legitima pero enteramente convencio- nal. No interpreta el proceso productivo, en cuanto que, si es verdad que las 60 liras preexisten a la aplicacién d trabajo en tanto que eran materia prima y maquinas, en 60 cuanto parte del producto ni una lira, ni un gramo pueden obtenerse sin trabajo. Tenemos aqui un puro ejercicio convencionl; es necesario convencerse de que nuestra con- clusin es de naturaleza muy diversa respecto a la distri- bucién de las 30 liras de valor trabajo en salario y plusvalia; distribucién dada por una ley que se adapta exactamente a los caracteres técnicos, econdmicos, histéticos y sociales del fenémeno estudiado. Andlogamente dividiremos no ya los 1,800 kilos, sino las diez horas empledas en producirlos en partes proporciona- les a los elementos del valor. Al igual que subsiste, sin variar otrs condiciones, la proporcionalidad entre cantida- les de producto y sus valores, subsiste la proporcionalidad entre valor del producto (cantidad) y tiempo de trabajo. En 1a hora, saldrian de las manos del obrero 180 gramos de peso y 9 liras de valor, 0 sea, la décima parte de 1,800 y de 90. Por tanto, a la distribucién (90 = 60 + 18 + 12) liras corresponde la otra: (10. 6,66 + 2 + 1,33) horas (y decimales de hora) 6h. 40’ + 2h. + 1h. 20° anto, 6h. 40° representaran el capital constante, 2 h. el capital variable y 1 h. 20' la plusvalia. a representacién puede interpretarse de manera cap- ciosa (V. en Marx «La ultima hora del Sefior») si se dice que de las 10 horas el obrero trabaja para el capitalista solamente Th. 20". Con semejante argumentacién se queria demostrar que la jornada de 8 horas arruinaria al capitalista. Este argumento seria uno mds en favor de la jornada de 8 horas, pero la experiencia ha demostrado que las 8 horas son perfecta- mente compatibles con la produceién de plusvalia. Aquel argumento equivale a suponer que el obrero 61 produce también las materias primas y los instrumentos, cuyo valor representa por el contrario tiempos de trabajo preexistentes. La distribucién exacta, acorde con nuestra teoria, es la siguiente: (00 = 60 + 18 + 12) liras = valor del producto. (30 = 20 + 6 + 4) horas de trabajo = valor expresado en tiempos de trabajo. 20 horas son el trabajo obtenido como valor en el capital constante adquirido por el capitalista, 6 horas el trabajo necesario (pagado) 4 horas el trabajo extra (no pagado). La reduccién de la jornada a 8 horas no quitaria mas que 2 de las 4 horas de plustrabajo supuesto que fendmenos concomitantes (aumentos de productividad del trabajo) no reduzcan paralelamente el tiempo de trabajo absorbido por los medios de subsistencia, o sea, el trabajo necesario. 20. Apéndice. Calculo de la empresa del tiempo del ejem- plo del capitulo 18. Tratamiento general del caso de una empresa que absorba una elaboracién precedente, como demostracién de la legitimidad de referir la plusvalia s6lo al capital variable. Supongamos que una empresa dada, p. ej., una fabrica de acero, absorbe a una empresa que anteriormente le vendia las materias primas que necesitaba, (por ejemplo, una mina de hierro), originando de este modo una tercera empresa unificada. Como notaciones utilizaremos los mis- mos simbolos para designar las categorias propias de cada una de las tres empresas, aunque distinguiéndolas por medio de una comilla para la empresa absorbida y de dos comillas para la empresa unificada. 62 Simbolos adoptados: feaalacccer tg Peace cars ec mere cee Ee Salario diario fees ws nneto anual a ¢ h r a+! & m+the'=q'+m'-+h'e™ Facturacién (0 producto) -ugome Balance de la primera empresa pe ccacion del ejercicio ha sido: 1 costos del ejercicio han sido: ct El resultado del ejercicio ha sid Pp Eee Balance de la segunda empresa Facturacién: 1° Gastos: —c'+v'=q’-+m'+h'+w'g'o! Resultado: p’=1’—(c’+y’) 5 Pero, por hipétesis, el producto acabado de esta segunda empresa representa la materia prit , fateria prima de la pri 8a; por consiguiente: ‘ Sees yentonces () 63 Balance de la empresa unificada Facturacién: 1” Gastos: ray Resultado: p” qh-+m"-+h"-+w"'g"0" ("$v") Ahora bien, por hipétesis, Ia facturacion de la empresa unificada es igual a la de la primera empresa Pp raz6n: v=1 y entonces pe ie" tv) ee Comparacién entre la empresa unificada y la primera omer capital constante es la a de Uke aN mpresas fusionadas, con ie tray ras inte mes co =qtht+mtq th'+m’ O bien ot =c—mte De la ecuacién (I) obtenemos m—(p’+v’) de donde = e—m+m—(p'+v) Soe ap El capital variable es la suma de los capitales variables de las dos empresas fusionadas: viavt avy El beneficio ya ha sido expresado en la ecuacién (II) P’ (c" +¥") Sustituyamos ahora en esta expresién c” y v” por los valores respectivos que hemos calculado con las ecuaciones (ly IV) 1—(c+v) +p’ =ptp’ El capital total utilizado en la empresa unificada es: ety” Sustituyamos c” y v" por los respectivos valores calcula- dos con las ecuaciones (III) y (IV) apy Por tanto y en resumen, se ha comprobado que: — el capital constante ha disminuido en (p'-+v’) — el capital total utilizado ha disminuido en p’ — el capital variable ha aumentado en v’ — el resultado (beneficios) ha aumentado en p’ El aumento de la ganancia o plusvalia, que ha pasado de Pap” = p+p’ no puede, pues, mas que ser efecto exclusivo del capital aumentado, es decir, del capital variable. Por esta razén, es justo que tomemos como tasa de plusvalia la relacién de ésta sdlo con el capital variable que la ha determinado. Si la pusiéramos en relacién con el 65 capital constante y con el capital total, Hegariamos al absurdo de comprobar entre los dos términos de 1a relacién una proporcionalidad no directa, sino inversa* . 21. Duracion de la jornada de trabajo La duracién de la jornada de trabajo es variable. Tiene un minimo que en régimen capitalista no alcanzar4 jamas el tiempo de trabajo necesario y un maximo que depende de los limites fisicos de la resistencia del trabajador. Situando- se plenamente en el terreno de la economia capitalista al considerar la fuerza de trabajo como una mercancia y el salario como su precio equivalente, el trabajador, igual que cualquier otro vendedor. tiene derecho a ser tutelado por las leyes al establecer la cantidad de mercancia que vende, es (4 No debe considerarse demasiado Grida esta sucesion de formulas. Pretende ser una demostracion de la validez de Ia ley general de la plusvalia aportada por Marx, en la representacién de a empresa econémi- a de tipo capitalista. Esto se desarrolla en el final de la seccién 111, que establece la definicién de la plusvalia. Al final de la Seccion V y antes de pasar a tratar la acumulacién del capital, en un pequefio capitulo resumen e las diversas formulas de la plusvalia, Marx contrapone los dos grupos de formulas que enfrentan la economia clisica burguesa a la economia marxista (cap. XVI del texto original) ‘Ambas se fundan en admitir que el valor proviene del trabajo. Pero la cuestién se plantea de modo muy diferente cuando se trata de responder @ la pregunta: gQué parte de la jornada de trabajo hace el obrero para si mismo, y qué parte para el duefto de la empresa? En ambos planteamientos se puede hablar de trabajo necesario para la primera parte, que es la plenamente retribuida, y de plustrabajo para la Segunda parte (del tiempo de trabajo), que es aquella cuyo equivalente pasa a constituir el beneficio del poseedor de la empresa. Segiin el economista burgués, las formulas son: Plustrabajo Plusvalia Trabajo necesario Costo del producto 66 decir, el tiempo que se compromete a trabajar durante 1a jornada. Si no fuese asi, no s6lo se violaria el precepto de igualdad juridica entre quienes participan en el mercado, sino que al debilitarse el organismo del obrero disminuiria al mimero de aflos en que tendria fuerza para trabajar sustrayéndosele asi en buena parte su tinica propiedad privada: la fuerza de trabajo. La degradacién fisica de la clase obrera, se volveria con el tiempo en contra de los bropios capitalise, i bien al empresario individual no Je ocupa otra cosa sil a a i Ben ino la caza del maximo de tiempo de De aqui, la lucha por la limitacién legal de la jornada de trabajo, ampliamente descrita por Marx en capitulos que ms que resumir, habria que poner al dia hasta la época actual. La misma fracci6n la hallamos escribiendo en el numerador seribi el margen de ganancia en una produccién dada, o sea, el excedente del precio obtenide sobre el costo zotal y en el denominador ese mismo costo. Si un automévil, pongamos por caso, cuesta, entre materiales, salarios, uusura, méquinas, etc. cien mil, y se vende por 110.000, 1a empresa ganard el 10%. Se pretende entonces que el obrero ha sido explotado solamente en el 10% de su tempo de trabajo. Si ha trabajado 11 horas, por der ha su salario justo, y ha trabajado solamente una hora para eee y sjado solamente una hora para el La economia oficial moderna, con sus i iti ; joderna, con sus pretensiones de positiva exactitud tecalea siempre esia tesis, y por ende niega Ia tedra de ta plusvalta de Marx, considerdndola como un brillante ejercicio polémico, pero no como , por el contrario, las formulas toman una direccién dif ‘son (partiendo de la misma relacién inicial): oe Plustrabajo Plusvalia Plusvalia Trabajo necesario Gastos variables EI grado de explotacion, es decir, la cantidad de trabaj pone en relacién no con la totalidad de los cosas, es decit con Ik tealidad el capital anticipado, sino s6lo con los gastos por salarios, llamado por nosotros parte variable del capital total. % ss 67 Nos interesa ante todo ver a qué conclusiones tedricas nos lleva semejante exposicién. Lejos de concluir en la apologia de las leyes sociales, Marx ironiza sobre la reduccién del pomposo catélogo de los derechos humanos al mezquino resultado, para el trabajador, de saber por cuanto tiempo se ha «libremente» vendido, y cudnto tiempo residual le pertenece. Pero este resultado, si bien imposibilita el aniquilamiento fisico de la clase obrera, no impide, como sabemos, que también una gran parte del tiempo legalmente vendido, (el plustrabajo) sea tiempo no pagado. Lo que les hace falta a los obreros (Cap. VIII/7) no es el conocer el limite para la jornada de trabajo, sino el dlevantar como clase una potente barrera que les impida la venta de si mismos y de su progenie hasta la muerte y la Sees ee pe La diferencia entre las dos versiones es enorme. Cuantitativamente, como demuestra Marx aqui y en otros estudios, implica que la tasa de plusvalia no s6lo es mucho mis elevada, sino que puede superar incluso el 100%, su limite te6rico méximo, en la f6rmula de la economia burguesa. Si en ese automévil se han gastado en salarios sobre las 100.000 s6lo vyeinte mil, la tasa asciende del 10 al 50%, al venir dada por la relacién del beneficio de 10.000 al capital variable de 20.000. Un tercio de la jornada no ha sido pagado. Existen ejemplos de tasas como uno de la agricultura inglesa de la época, del 300% Cuantitativamente, por tanto, Ia formula de la economia corriente se presta a mostrar la relacion entre el asalariado y el capitalista como forma de libre asociacién, mientras en las formulas marxistas se muestra el cardcter fundamentalmente antagonico de esa relaci6n. Con nuestro ciileulo sobre Ia fusién de dos empresas hemos querido demostrar c6mo la institucién de la relacién cuantitativa entre plusvalia y capital-salario no es una exigencia de escuela, sino que es la Gnica que puede dar cuenta del fendmeno estudiado, en cuanto éste, que en cada Ciclo aparece como capital constante en manos del propietario de empresa, no es sino el producto acumulado de capitales salarios precedentes que han dado lugar a otras plusvalias precedentes por trabajo no retribuido. El fraude y la tendenciosidad se hallan, precisamente en la presentacion normal de los balances de las empresas productivas (incluso las no privadas), aceptados como evidentes y fieles a 1a economia académica y a la legalidad burguesa. 68 exclavitud mediante un contrato voluntario con el capital» Estas palabras no deben interpretarse en el sentido banal de la introduccién de la jornada legal de trabajo o del contrato colectivo e incluso del salario fijado por ley, sino en el sentido de la abolicién histérica del principio que hace del trabajo una mereaneia y de la posibilidad de vender libre- mente una sola hora de trabajo, es decir de la abolicion del capitalismo. 22. Plustrabajo y capitalismo. Hemos dicho que la produccién de plusvalia aparece con el régimen capitalista en el sentido preciso en que la plusvalia es una diferencia de valor en las mereancias que aparece después de una serie de cambios en el mercado. Pero incluso antes de que la fuerza de trabajo fuese tratada como una mercancia en los mereados (libres), el trabajador se veia obligado de diversas maneras a otorgar gran parte de su tiempo gratuitamente (plustrabajo), como ocurria en la economia esclavista, feudal, etc. Sin embargo hace observar Marx que cuando la forma de una sociedad no es mercantil o lo es escasamente, es decir, cuando las mercancias interesan més por su valor de uso que por el de cambio, la ordenacién social no da lugar a un excesivo apetito de plustrabajo. El propietario de esclavos no tiene interés en hacerlos trabajar mas alla de cierto limite Porque en general consume y no vende los productos del esclavo, mientras que si este muere o queda invélido tendria que pagar en dinero un nuevo esclavo. El propietario feudal hace trabajar gratuitamente en su propia tierra al campesino en las jornadas de encomienda; por muy inhumano que parezca este sistema, produce una tasa de plustrabajo inferior a la del moderno capitalismo (cap. VIII—2). 69 23, El capital y la plusvalia Hasta este punto el andlisis se hace imaginando que el capitalista paga siempre al mismo precio la fuerza de trabajo (salario constante) y que este precio expresa exacta- mente el valor. ; En estas condiciones, es decir, manteniéndose quieto el tiempo de trabajo necesario, el capital, para satisfacer su necesidad de obtener la maxima plusvalia, y ya que esto viene dada por: Capital variable X tasa de plusvalia, no puede sino seguir una de estas dos opciones: 1.° Incrementar la tasa de plusvalia, es decir, el plustra- bajo, o sea, la jornada de trabajo (pero ya hemos visto que historicamente se tiende a 1a disminucién); 2.© Aumentar el capital variable, y ello se puede lograr aumentando el ntimero de los obreros. En este sentido el capital da siempre nuevos pasos adelante transformando en obreros a los artesanos, a los pequefios propietarios, etc., aprovechando el aumento de la poblacién, el urbanismo, la colonizacién, Sin embargo, a pesar de esta tendencia al aumento de la masa del capital variable, tnico medio para aumentar la masa de la plusvalia, se observa que el capital se ve cada vez mas obligado a asumir en la produccién. moderna, en gran parte, la forma de capital constante. Pero un andlisis posterior demostrar4 que la contradiccién con Ja ley de la dependencia entre capital variable y plusvalia es s6lo aparentes AUC pip A OS ae he (S) Como la plusvalia acumulada se convierte en nuevo capital y le plusvalia surge del capital invertido en trabajo, existe un limite a la acumulacién dado por la potencialidad de toda 12 poblaciin trabajadora Gue tiende a aumentar con el mimero de los habitantes del planeta o al thenos, eon la parte de la misma en que se ha difundido la «civilizacion» capitalista, y con la proporcién de proletarios sobre los ciudadanos, dada Ja progresiva expropiacién de las clases medias. Khora bien, ;no puede parecer que la enorme masa de los capitales 70 Sin dejar de afirmar que la creacién de 1a plusvalia es la caracteristica del capitalismo, hay que hacer alguna otra observacién sobre las condiciones iniciales necesarias para que aparezca el fenémeno capitalista. E] nuevo patrén ha de tener medios financieros suficientes para emplear a un niimero minimo de obreros, de modo que pueda garanti- zarse una plusvalia suficiente no sélo para mejorar su nivel personal de vida, sino también para guardar un margen de dinero al objeto de transformarlo posteriormente en capital. Tales minimos son muy variables de acuerdo con las condiciones sociales; he aqui un ejemplo de distincién puramente cuantitativa que da lugar a una diferencia cualitativa (entre artesano o tendero, y capitalista). Sin embargo, no es condicién indispensable para el establecimiento de relaciones de tipo capitalista, la trans- constantes, es decir, capitales compuestos por instalaciones y por las reservas de mercancias, (productos), se ve incrementada en el mundo moderno de modo mas impresionante todavia con las jornadas de trabajo disponibles? ¥ no contradice ésto la formulacién marxista? Ciertamente no responderemos ahora a esta cuestién, porque debemos primero exponer y entender toda la doctrina de la acimulacion, (sec. VID), y también la escuela de la doctrina marxista sobre el imperialismo. Pero es interesante considerar como una solucién «conservadora», es decir, que profongue los tiempos del ciclo capitalista, consiste en la destruccién del capital constante producido, es decir, instalaciones y recursos, y en la reduccién de paises ya ricos. avanzados en el sentido industrial, a paises verdaderamente devastados, destruyendo sus instala- ciones (fabricas, ferrocarriles, barcos, maquinaria, construcciones de todo tipo, etc.). De este modo, la reconstitucién de esa enorme masa de capital muerto permite una ulterior carrera alocada en la inversion de capital variable, es decir, de trabajo humano viviente y explotado. Las guerras Hlevan a la practica esta eliminacién de instalaciones, Tecursos y mercancias, mientras que la destruccién de brazos obreros no sobrepasa a su produccién, debido al incremento del prolifico animal- hombre. Se entra después en la civilizadisima reconstruccién (el mayor negocio del siglo para los burgueses:un aspecto todavia més criminal de la barbarie capitalista que la propia destruccién bélica) basada en la insaciable creacién de nueva plusvalia. 1 formacién técnica de los procedimientos de produccién. El capitalismo surgié utilizando en los comienzos la técnica tradicional. Se produjeron mucho después las revoluciones en el campo de la técnica, el maquinismo y el empleo de las fuerzas mecénicas, Tales innovaciones, para nosotros, por tuna parte son suscitadas con ritmo cada vez mas acelerado por las necesidades del capitalismo, y por otra parte signifi- can las condiciones que hacen técnica y econémicamente posible la abolicién del mismo. 72 SECCION V CAPITALISMO Y POTENCIACION DEL TRABAJO 24. La plusvalia relativa En toda ciencia, al objeto de analizar un fenémeno, y ya que éste presenta en general multitud de magnitudes variables, se simplifica en primer lugar el problema haciendo variar solamente algunas, y considerando las demas cons- tantes. Asi, por ejemplo, la ley de la caida de los cuerpos asume una forma més simple cuando se supone constante la aceleracién de la gravedad, es decir, la intensidad de la atracci6n terrestre, Pero, dando un paso adelante, que seria indispensable para ser exactos, cuando ef cuerpo, en vez de caer desde una pequefia altura, partiese desde la orbita lunar, por ejemplo, debe tenerse en cuenta que, al cambiar en la cafda la distancia entre el cuerpo y el centro de la tierra, la fuerza atractiva y la aceleracién van creciendo. Debido a que se conoce esta ley de la aceleracién, que crece inversamente al cuadrado de las distancias, se sabe estudiar también la caida con aceleracién variable, tanto como la caida con aceleracién constante, s6lo que los resultados son mas complicados. De manera andloga, mientras que noso- tros hemos estudiado hasta ahora la produccién de plusva- lia en Ia hipétesis que fijan la constancia de todos los valores, es decir, de las mercancias, del dinero, de la fuerza de trabajo, (y ésto significa que nosotros considerabamos 73 invariable el quantum de trabajo medio necesario para producir cada mercancia, el oro y los medios de subsisten- cia), ahora daremos un nuevo paso adelante, y supondre- mos que puede variar el valor de cambio de los medios de subsistencia necesarios al trabajador y, por consiguiente, el valor de la fuerza de trabajo y el salario. En los analisis precedentes eran variables la cantidad del capital, el mimero de los obreros, 1a duracién de la jornada de trabajo y el tiempo del plustrabajo, permaneciendo invariable el trabajo necesario. Hemos visto que la tasa de plusvalia podia erecer solo si crece la jornada de trabajo y, su masa, solo si crece su propia tasa o la masa de capital salarios, cosa posible sélo aumentando el ntimero de obreros, La plusvalia producida en tal hipétesis es denomi- nada por Marx plusvalia absoluta. Ahora supondremos que pueda variar, con el valor de cambio de los medios de subsistencia, el salario, y por tanto el tiempo de trabajo necesario. Llamaremos plusvalia relativa a la que tiene su origen no ya en la simple prolongacién de la jornada de trabajo, sino en 1a dismi- nucién del salario y del tiempo de trabajo necesario. No se formula todavia aqui la hipdtesis de la reduceién del salario impuesta, aun manteniéndose quieto él valor de la fuerza de trabajo, hecho no raro pero que presenta, sin embargo, cardcter de excepcién respecto a la generalidad de nuestro estudio. Hablamos de una disminucién del salario a igualdad de consumo del trabajador, debida a la disminu- cién del coste (valor) de cuanto él consume. Esto puede solamente acaecer si aumenta la productividad del trabajo en las empresas que producen los medios de subsistencia. Para que surja plusvalia relativa es, pues, necesario que se ineremente la producividad del trabajo, no de cualquier tipo de mercaneias, sino de aquellas que entran en la subsistencia. Si bien el valor de la mercancia elaborada en 1a empresa capitalista para ser vendida ha sido considerado hasta 74 ahora por nosotros como una constante, planteémonos la objecién: jeémo se explica que el capitalista, que puede introducir una innovacién que aumenta la productividad del trabajo, aun dejando inalterados el salario y los tiempos de trabajo, logra un beneficio mas elevado? . En tal caso y durante cierto tiempo, el capitalista podra vender a los antiguos precios, 0 a poco menos, ya que al poder producir mas y debiendo acaparar un mereado mas extenso, tendré que eliminar a otros productores con una disminucién relativa de precios. Pero tal beneficio seré transitorio, porque bien pronto la competencia obligard a sus rivales a introducir el nuevo método de produccién y le obligara a adoptar un precio disminuido. Para que pueda abreviar el tiempo de trabajo necesario, el aumento de productividad deberd afectar a aquellas mercancias que forman parte de los medios de subsistencia del trabajador, dandose entonces un aumento definitive de la plusvalia, Esto a menos que la clase obrera no consiga elevar sti nivel de vida, es decir la masa de su consumo, otra variacién de magnitudes que todavia no consideramos en nuestro exa- men, De cualquier modo, en nuestro caso del capitalista que ha transformado su técnica, incluso en el perfodo transito- rio no ha hecho otra cosa que clevar el valor «de uso» de la fuerza de trabajo de sus obreros respecto“a la media social; ellos le dan no ya trabajo sencillo, sino complejo, y por tanto de mayor valor por hora de aplicacién. He aqui cémo sin modificar el salario se ha disminuido el tiempo de trabajo necesario, que seria aquél en que el trabajador reproduciria su salario si pudiera vender & mismo. los productos, recibiendo el beneficio de los nuevos perfeccio- namientos (deducidas, por supuesto, las cuotas de capital constante). Por ello, también en ese periodo transitorio la mayor plusvalfa deriva de mayor plustrabajo. 15 25. Colaboracion & Las etapas a través de las cuales el capitalismo logra cada vez mayor plusvalia relativa, aumentando la productividad del trabajo mas alld del limite que podia alcanzar el trabajador independiente, artesano, se pueden reducir a las siguientes: colaboracién de los obreros, manufactura, ma- quinismo. ‘Tomando los oficios tal como son en régimen de produc cién artesana, con la misma distribucién y las mismas capacidades de trabajo e instrumentos o utensilios de cada oficio, se puede sin embargo realizar un aumento de productividad juntando durante el tiempo de trabajo a gran niimero de obreros. Con tal procedimiento, no s6lo se compensan las desviaciones individuales en mas 0 en menos respecto a la potencialidad productiva media, sino que consigue efectivamente efectuar las mismas operaciones en una suma menor de tiempos Tenemos asi la colaboracién simple, la cual asume sin todavia modificarla, la misma divisién técnica del trabajo alcanzado en el régimen artesanal. Sin embargo, por el hecho de la colaboracién, se incrementa el rendimiento medio del trabajo humano; éste es un beneficio social, el primero que es necesario atribuir al mérito histérico del capitalismo; éste, sin embargo, no lleva a cabo la colabora- cién bajo este impulso social, sino con objeto de intensificar la produecién de plusvalia. Por otra parte, no es necesario creer que sea indispensa- ble la ordenacién capitalista para la sociedad que intente gozar de los beneficios de la colaboracién. Ejemplos de colaboracién a vasta escala ya han ofrecido antiguos (6) Preferimos en vez de la palabra cooperacién, que podia confundirse con las organizaciones cooperativas de produccién (fendmenos més que secundarios en medio de las innumerables empresas capitalistas privadas), la palabra colaboracién, esperando que no se confunda tampoco con el significado de la conocida expresién de colaboracién de clases. 76 regimenes en los que jefes militares dindsticas 0 sacerdotes podian disponer de grandes masas de fuerza de trabajo (asirios, egipcios, etc.). De manera similar debe presumirse que si bien no se puede producir plusvalia sin colaboracién, se pueda conseryar la conquista social de la colaboracién, superando también la etapa de la produccién de plusvalia. 26. Manufactura Cuando se pasa a la manufactura, se constata un cambio radical: la técnica productiva de los artesanos no cambia sustancialmene, pero a cambio se reyoluciona, en el sentido de una mayor productividad la vieja division del trabajo. La manufactura realiza éste de dos modos. 1) Para producir objetos en los que deben trabajar obreros de diversos oficios (ejemplo, el de la carroza, en la que hace falta el herrero, el carpintero, el sastre, el pintor, etc.) estos obreros son reunidos todos en el mismo establecimiento, donde siempre ejercian no la totalidad de su profesién sino solamente aquella actividad particular necesaria para el objeto en cuestién. En este primer caso, la manufactura reune Varios oficios separados, restringiendo empero gran- demente la esfera de aplicacién de cada uno. Cada obrero adquiere asi mayor habilidad y productividad en la funcién especial en que se concentra. 2) Para producir un objeto que antes necesitaba el trabajo de un solo oficio (ejemplo, el de la aguja) la manufactura fracciona las distintas operacio- nes sucesivas de tal oficio dividiéndolas entre obreros que se especializan asi en esta sola actividad. De este modo, un oficio se fracciona en muchos otros. En ambos casos, paralelamente a la especializacién del obrero, se lleva a cabo la especializacién del utensilio que, debiendo servir para una sola operacién, asume la forma que permite realizarla mas rapidamente. 7 Estas dos formas se Ilaman forma heterogénea y forma organica de la manufactur. ‘Ademés de disminuir el tiempo de trabajo necesario por las razones ya apuntadas, la manufactura lo disminuye también porque crea una distincién que el régimen artesano medieval intentaba rechazar: la desarrollada entre obreros especializados y obreros manuales, que ejecutan mecanica- mente siempre los mismos gestos. Para esta segunda categoria, al eliminarse o disminuir los gastos para el periodo de aprendizaje, se consigue una disminucién del valor de la fuerza de trabajo y un aumento de plusvalia. La manufactura representa un paso adelante en la division del trabajo. Pero éste es un proceso comenzado mucho antes y que se puede examinar en relacién con la totalidad de las sociedades. La base fundamental de una division social del trabajo, acompafiada necesariamente por intereambio de las mer- canefas, es el hecho fundamental de la separacién entre ciudad y campo. Este hecho esté ya avanzado en la economia feudal: mientras los campesinos permanecen di- seminados en el territorio del cual es Arbitro el sefor feudal, los artesanos se concentran en las ciudades con un sistema de vida material intelectual y politico muy diferente. En tanto que esta divisién del trabajo artesanal supone una gran diseminacién de los medios productivos entre muchisimos produetores-comerciantes independientes, 1a division del trabajo de tipo manufacturero exige la concen- tracién de muchos medios de produccién en las manos de pocos capitalistas. No seria posible conciliar la gran ventaja de la division social del trabajo con una organizacién social general sin capitalismo? No sélo es posible como programa para el porvenir, sino que existen en el pasado ejemplos de comuni- dades que vivieron sobre la base de’una divisién del trabajo organizada entre los oficios y de la posesién comin de da tierra. (India antigua, ete.). 78 Por esta raz6n, afirma Marx que, mientras la division social del trabajo se halla en las formas mas diferentes de sociedad, su forma manufacturera es creacién del capitalis mo, aunque sus beneficios reales sobreviviran al propio capitalismo. Los antiguos escritores de economia exaltan la division social del trabajo porque aumenta el rendimiento de la actividad humana. Se fijaban mAs en la calidad y el valor de uso que en la cantidad y el valor de cambio. Con la época manufacturera, aparece la economfa politi- ca como ciencia especial. _ Sus escritores consideran los problemas desde el punto de vista del capitalismo, es decir, consideran Ia divisién del trabajo como un medio para producir mas, aumentar la plusvalia y la acumulacién del capital, a lo que llama elevacién de la riqueza nacional. 27. Maquinismo La manufactura, surgida sobre 1a estrecha base de los viejos oficios se vuelve bien pronto insuficiente y se produce el paso a la etapa del maquinismo, la cual se inicia con la aparicién de los talleres mecdnicos donde se emplean las he- rramientas y los primeros aparatos mas complejos, adopta- dos ya en algunas manufacturas. La introduccién de la m&quina, aunque representa a su vez (como las otras dos primeras etapas: colaboracion y manufactura) un decisivo paso adelante para el rendimiento del trabajo humano y social, se determina bajo el impulso de la tendencia capitalista a disminuir el precio de las mercancias y a producir mas plusvalia relativa. Por méquina, en el sentido econémico, no se puede entender lo que es maquina en mecénica y en fisica, es decir, cualquier dispositive que modifica la intensidad, la direccién o el punto de aplicacién de la fuerza entrante. El 79 troquel, la palanca, etc. son fisicamente maquinas, pero, econdémicamente son simples utensilios. Ni siquiera puede definirse como maquina un aparato movido no ya por el hombre, sino por otros agentes: animales, el agua, el vapor, etc. Al hablar de maquinas, distinguiremos entre maquinas herramienta y m4quinas motrices. Estas proporcionan por medio de agentes mecénicos y energia calorifica, quimica, eléctrica, ete. un movimiento dado que, transmitido oportu- namente, hace actuar la mAquina herramienta u operativa, de modo que ésta ejecute actos y movimientos confiados otrora a la mano del hombre, provista de un_utensilio relativamente sencillo. : Pero también maquinas-herramienta que tienen como fuerza motriz, la energia humana, merecen econémicamente el nombre de maquinas en tanto que el hombre realice un movimiento simple y continuo. ‘ Aqui la intervencién humana se hace puramente acciden- tal, pudiendo ser sustituida por un motor mecdnico, como por ejemplo, aplicando a una maquina de coser un motor eléctrico. Debe entenderse bien que, segiin los casos, el obrero interviene siempre, bien para guiar o rectificar el movimien- to de la maquina herramienta o para dirigir la maquina motriz, como p. ¢j. al dirigir el tejido que ha de ser cosido bajo la aguja de la maquina o accionando el interruptor del motor. Las primeras eran mAquinas-herramienta y el obrero debia proporcionar la energia fisica para moverlas; se empez6 a sustituir el hombre por la bestia, siguié luego la antigua practica de obtener energia por medio de los cursos de agua y del viento, pero la verdadera revolucién mecénica legd con Ia invencién de la maquina de vapor, capaz de accionar al mismo tiempo gran niimero de méquinas herramienta. Sigue después la aplicacién industrial de la clectricidad que permite utilizar a distancia la energia hidrdulica. 80 Se plantea la cuestién de si nuestra teoria del valor, efecto del trabajo y la plusvalia, efecto del plustrabajo, sirven para traducir bien el hecho econémico del empleo de mAquinas y si explica cémo éste se convierte en una fuente de plusvalia relativa. La mAquina ocupa un lugar entre los elementos del capital constante. O sea, transmite al producto una parte de su propio valor, tanto mas pequefia cuanto mayor sea su resistencia al desgaste y su duracién y tanto mayor cuanto mas grande sea su consumo de combustible, lubricante, etc., valor que nosotros contaremos, no obstante, entre los de las materias primas (indirectas) que también van a incorporarse al producto como capital constante. Por consi- guiente, la maquina pareceria que afiade algo al valor y al precio del producto. Para nosotros, el valor de la maquina depende del trabajo social medio que ha hecho falta para su produccién. Cuanto menos costosa sea la mquina, menos consume en paridad de energia y mas productiva resulta en el sentido de que se afiade menos por tal concepto al valor del producto. Es indudable que la maquina contiene ms trabajo y es por ello bastante mas costosa que los sencillos utensilios del artesano, o también de la manufactura. - Por esta razén, en el maquinismo, el medio de trabajo pareceria aportar mayor valor en la formacién del valor del producto. Sin embargo, en compensacidn de este hecho, sé comprueba que la méquina, al sustituir en paridad de producto a un numero elevado de trabajadores, disminuye los gastos salariales, por lo que en conjunto puede haber disminucién en el valor del producto. Por ello, si bien las instalaciones productivas del maquinismo implican mayores gastos que los de la manufactura en relacién con el mismo valor de productos, si el rendimiento del maquinismo es tal que el valor (suma de trabajo necesario) de los productos resulta disminuido, el gravamen de las instalaciones mecd- nicas calculado en valor absoluto puede llegar a ser menor. 81 28. Sustitucién de operarios por maquinas Se trata de preguntarse si la maquina hace ahorrar gastos trabajo en proporeién mayor de lo que aumenta el gasto por conservacién de las instalaciones. Este beneficio puede darse aunque, como sucede siempre, la maquina cuesta bastante mas que la herramienta. Volviendo a usar los simbolos ya conocidos (véase & 20) recordemos el beneficio de la empresa: p=I1—(e +) =1—(q +m +h + wgo) © sea: las entradas (I, venta de los productos) menos los gastos (cuota q de amortizacién anual de las instalaciones fijas, mas materias primas m, mas materias auxiliares h, mas mimero o de obreros por g dias laborables anuales por salario diario w) igual al beneficio total. Recordemos también que el capital variable viene dado por: v = wgo; y la tasa de plusvalia por: En esta empresa se introduce una maquina del valor a” con la cuota anual de amortizacién q’. Dicha maquina consume materias auxiliares (por ejemplo: carbén) de valor h’, Ella permite eliminar o’ obreros, pagados wgo’ al aiio. El capitalista gasta en la misma vertical de menos: wgo'; de mas: q’ +h. Este hallard conveniente aplicar la mAquina en cuanto ocurra que: weo'>q’ +h’ Incluso cuando no exista diferencia entre las dos partidas y el capitalista no esté atin decidido a introducir la 82 mAquina, seria un beneficio social emplearla. En efecto, mientras que la partida wgo’ representa salarios pagados, 0 sea valor de fuerzas de trabajo, la partida q’ + h’ representa precio pagado en el mercado, es decir, valor correspondiente al trabajo totalmente pagado (trabajo nece- sario pagado a obreros y plusvalia obtenida por el otro capitalista productor de mAquinas, etc.). Socialmente, convendria la sustitucién porque en las maquinas y mate- rias auxiliares han sido invertidas bastantes menos jornadas de trabajo que las go’ ahorradas, a igualdad de producto. Veamos ahora qué pasa con la plusvalia. Admitiendo incluso que el capitalista introduzca la maquina a pura igualdad de gastos, el capital variable descendera de wgo a we (o — 0’). La tasa de plusvalia crecerd pues P P r a weg (0—0") que tiene el numerador menor, y por lo tanto es mayor (por ¢j.: si los obreros de 100 han pasadora ser 50, Ia tasa de plusvalia habr sido duplicada). Tenemos pues plusvalia relativa, o sea plusyalfa aumen- tada (por ahora sdlo en Ia tasa) sin prolongar la jornada de trabajo. Podria parecer que esto no interesa nada al capitalista, ya gue él solamente ha transferido parte de sus inversiones de capital variable a capital constante sin que (por ahora) aumente el beneficio. Pero esto no es més que aparente. Aparte de la completa comparacién entre el andlisis marxis- ta y el sistema de contabilidad capitalista reservada por Marx al III libro y que nosotros trataremos no de reducir mas adelante a alguna pequefia formula, la suma de capital constante q’ + h’ con la que nuestro capitalista, dejando invariable la masa de la plusvalia p, ha sustituido un igual 83 gasto salarial, es a su vez producto de otro trabajo, que antes no era ejecutado (esto es, antes de que se necesitaran las mAquinas y el carb6n). Sobre tal suma de producto, otro capital (otro como poseedor, pero que en realidad es el mismo que antes se invertia en el salario de los obreros 0’) ha realizado otra plusvalia, y por lo tanto la plusvalia total ha aumentado. Consideremos ahora que exista un amplio beneficio en la sustitucién del gasto en salarios, por el gasto en maquinas como corresponde en realidad a la difusion del maquinismo. El beneficio p, si continuara siendo el mismo el precio de los productos vendidos, creceria mucho, y la tasa de plusvalia (beneficio dividido por gasto en salarios) aumentaré por dos motivos, por el aumento del dividendo y por la disminucién del divisor. En realidad, el efecto del maquinismo, cuando éste se haya generalizado suficientemente, es el de hacer producir jas mercancias a menor costo, o sea con menor suma de trabajo. Y, electivamente, alcanzado el equilibrio y vueltos de nuevo a las condiciones generales de nuestra hipétesis de investigacién de que en el mercado se pague todo al justo valor generado por el tiempo de trabajo, los productos de la empresa en cuestion descenderan de precio en proporeién al menor trabajo que contienen. Deberan descender obligato- riamente no porque tal fuera precisamente el fin del capita- lista, sino porque la competencia le obligar4. Sin embargo, éste no tendra que arrepentirse de la innovacién. He aqui por qué. En el producto figuraba un trabajo que ahora ha disminuido en go’ jornadas laborables. Es verdad que figuran en éste las jornadas laborables contenidas en q’ +h’, pero éstas son muchas menos, a) por efecto de plustrabajo que figura en la segunda partida; b) porque hemos supuesto a ésta inferior a wgo’. Por lo tanto el producto se pagaré a un precio inferior; el costo de produccién disminuido hard rebajar el precio en la relacién: 84 q+h+m-+q'+h'+wg(o—o’) (nuevo costo de produccién) —— ee qth+m-+wgo (costo de produce. anterior) Pareceria, pues, que el beneficio tambié Bes visa destenteralvalorpiere eo ree Pero si nosotros establecemos la hipétesis de un equilibrio general sucedido con la difusién del maquinismo, tenemos vor consecuencia que los mismos fenémenos considerados ara la empresa particular que nos ocupa, se han efectuado 1 todas las demas con la consiguiente reduccién también zn el precio, no sélo de los nuevos productos a’ (maquina) h' (carb6n) sino incluso en los viejos adquiridos por a y h y ademas en los medios de subsistencia y, por lo tanto, en los salarios v. Por efecto de tal compensacién general, el descenso de los precios se hard sin disminuir el beneficio ni el aumento aportado a éste por el hecho de la introduceién de las maquinas. La masa de la plusvalia permaneceré pues, aumentada a pesar de la disminucién del precio de los Productos, la tasa de plusvalia aumentara también y la broduecién de plusvalia relativa habré aleanzado su apo. 0. Todo esto sin considerar atin los efectos histérico-sociales del maquinismo en el aumento general de la masa de los consumos y en el del niimero de trabajadores absorbidos por la industria. Efectos secundarios de la mAquina, todos contribuyentes a acrecentar la plusvalia, son: a) la posibilidad de utilizar el trabajo de las mujeres y de los nifios; b) la posibilidad de prolongar la jornada de trabajo, exigiendo el trabajo mismo menos esfuerzos y menos atenciones; c) la intensificacién del trabajo, o sea, su aumentado rendimiento a igualdad de dedicacién del obrero, cosa que puede también compensar la forzada reduccién de las horas de trabajo diarias. 85 29. Otros caracteres del maquinismo Una de las consecuencias de la introduceién de las maquinas fue el despido inmediato de gran nimero de obreros, que caus6: verdaderas revueltas seguidas de la destruccién de las m4quinas por el furor del pueblo. Ejemplo clasico es el movimiento de los /udistas a principios del siglo XIX en Inglaterra, reprimido por el Gobierno con extraordinaria violencia. fev! La aparicién de la manufactura capitalista no habia producido conflicos andlogos, porque si bien hubo oposi- cién a los nuevos talleres por parte de las corporaciones de artesanos, no se produjo un conflicto entre asalariados y capitalistas. : A sf Bien distintas fueron las conseeuencias de la introduecién de las maquinas, que dio lugar a verdaderas tragedias de la miseria. Los obreros no podian comprender cémo aquellos incon- yenientes no derivaban de la técnica del maquinismo, sino de su empleo social. Muchos economistas burgueses de la época de la intro- duccién de las maquinas, se preocupaban de justificar y defender el sistema mecinico a pesar de todos sus incon- venientes, pero naturalmente intentaban hacerlo sin con sar que tales inconvenientes se debian a la gestion capital ig ta del maquinismo. Entre otras cosas, _formularon a Hamada teorfa de la compensacién, segin la cual, la disminucién de gastos en obreros (salarios) obtenida me- diante la maquina, es una liberacién de capital que puede ser empleado en otro lado «dando trabajo» a otros pore Tal razonamiento hace recordar ese otro, segtin el cual los capitalistas, al consumir gran parte del producto colectivo del trabajo humano, dan a los trabajadores mayores ocasiones de trabajar y asi ganarse la vida. Casi como si se propusiera no consumir igualmente ese producto en mayor 86 cantidad con un sistema més equitativo de distribucién, sino renunciar a producirlo. Volviendo a la teoria de la compensacién, basta hacer notar que, como ya hemos visto, aunque la disminucién del Basto en salarios sea mayor que el valor de la mAquina adquirida, el primero representa un mimero de jornadas de trabajo muy superior, mientras que en el valor de la maquina y en el de la diferencia ahorrada o bien invertida Por el capitalista, figuran gastos en salarios sélo por una fraccién, siendo cubierto el remanente por inversiones en otro capital constante por plusvalia. Pero los economistas en cuestin se sitéan en el terreno de la repercusién en el mercado del trabajo y de las subsistencias, desde el punto de vista de su ley de la oferta y la demanda, No obstante, también en este terreno se podria hacer una critica. Disminuyendo los gastos por salarios y la adquisi- cién de bienes de subsistencia por parte de los obreros parados, habra mayor oferta de bienes de consumo y bajaran de precio. Pero también habra mayor oferta de fuerza de trabajo y descenderan de precio y, en las empresas que producen bienes de consumo, la menor demanda producira otros despidos. El enigma de las contradicciones del, maquinismo no Puede resolverse mas que condenando la aplicacién social capitalista. La sociedad deberia ahorrar con las mAquinas una gran cantidad de trabajo, permaneciendo, en la peor de las hipotesis, invariable 1a masa de los. alimentos, pero, incluso més probablemente, creciendo ésta. El resultado medio seria: menores esfuerzos y mayores alimentos; pero el maquinismo, generando plusvalia relativa, separa al traba- Jador efectivo de sus alimentos y substrae mas amplia cuota en beneficio de los no trabajadores, En realidad, también en régimen capitalista a la introduc- cién del maquinismo y sus bruscas repercusiones le han seguido fendmenos que han permitido (salvada siempre la extraccién intensifieada de plusvalia), extender la demanda 87 de trabajadores, con el surgir de nuevas industrias antes desconocidas y conectadas a la produccién de mAquinas 0 a otras exigencias del sistema mecanico (ferrocarriles, navega- cin a motor, automovilismo, iluminacién y calefaccion a gas yeléctrica, fotografia y cinematografia, telegrafia, radiotele- grafia y radiofonfa, navegacién aérea, etc., ete.). No se trata de continuar un andlisis de la revolucién aportada por el maquinismo en la produccién. Las relacio- hes entre los diferentes mercados se alteran; los paises donde primero se desarrolla la industria, pueden inundar con sus productos a bajo precio los mercados extranjeros y los demas paises deben limitarse a producir materias primas y subsistencias para los industrializados. La mano Ge obra disponible gracias a las méquinas, da gran impulso ‘a la emigracion y a la colonizacin. En la época en que Marx escribia, los Estados Unidos estaban en esa relacion con Inglaterra, 0 sea, absorbfan poblacién y productos de la industria, devolviendo productos agricolas y materias pri- mas. Hoy esta relacion ha cambiado por completo y, si no se ha invertido precisamente, crea, sin embargo, en la industria americana una competidora capaz de superar a la europea. ‘Asi pues, no vamos a tratar aqui la teorfa de las crisis de superproduccién y los fendmenos estrechamente conexiona- dios a todo lo referente al imperialismo industrial y colonial- militar. En una palabra, la gran industria, desde su aparicién altera de arriba a abajo la division social del trabajo. Tgualmente dejamos de resumir aqui los conocidos pro- blemas originados por el régimen de fbrica y que son objeto de las reivindicaciones de las organizaciones profe- sionales y de la Hamada legislacién social (disciplina, higiene, proteccién contra los accidentes, invalidez, paro, trabajo nocturno, trabajo de las mujeres y de los adolescen- tes, ete.) 88 30. Gran industria y agricultura En el texto de Marx existe, en fin, una alusién a los reflejos de la gran industria sobre la agricultura, tema cuyo desarrollo tiene lugar en otra parte. Marx subraya que se repite acentuado el dafio que los nuevos métodos acarrean al productor a causa de la aplicacién capitalista de los nuevos recursos técnicos; pero afiade la tesis de que la explotacién intensiva agota ademas la fertilidad acumulada en la tierra, Este proceso es evitado por el posterior descubrimiento del fertilizante quimico que permite reinte- grar artificialmente las pérdidas del terreno; sin embargo, el argumento social de Marx conserva su valor en cuanto quiere decir que la aplicacién del maquinismo a la tierra dificilmente legaré a ser aplicable por parte del capitalismo, aunque también éste ha podido superar relativamente las contradiceiones de su aplicacion a la industria. Para realizar a revolucién técnica agraria es necesario que la aplicacién de la técnica mecdnica sea hecha sobre una base social y con directivas centrales en vez de privadas. Este punto de vista se confirma por el contraste entre la marcha adelante de la industria y el estado atin atrasado de gran parte de la agricultura mundial. Y concuerda también con dicho punto de vista la orientacién programatica de la socializacién del capital industrial como etapa netamente anticipada sobre la industrializacién de la agricultura. «La produccién capitalista —concluye Marx— desarrolla la técnica y la combinacién del proceso de produccién social inicamente minando al mismo tiempo las fuentes origina- rias de toda riqueza (Ia tierra y el trabajador)». 89

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