Caso Cotas

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CASO CORAS

A  punto de cumplir 60 años, la  Cooperativa de Telecomunicaciones de Santa


Cruz (COTAS) se ha visto empañada con un robo  que se contabiliza en 7,7
millones de dólares y que ocurrió  dentro de sus oficinas. Por el caso  hay hasta
el momento seis recluidos en Palmasola y tres imputados con detención
domiciliaria;  han renunciado cinco gerentes y el presidente del Comité de
Administración. Desde la cooperativa  anuncian una urgente reingeniería
administrativa. 
Hubo un tiempo en COTAS en el que las preocupaciones eran intentar entrar al
–siempre negado- mercado de la telefonía móvil y encontrar fórmulas para
competir con tecnología. No era fácil pero todo estaba bien. O casi bien. Había
algo en las entrañas que estaba perforando el cuerpo de la cooperativa, pero
aún no se sabía.

El hecho salió a la luz el 9 de febrero pasado con la declaración del director de


comunicación de COTAS, Delmar Méndez,  quien admitió que hubo  un
desfalco en el programa “COTAS en Cuotas”. No se rebeló quiénes
participaron y no se dijo cuánto. La investigación interna continuaba y las
certezas eran  escasas. Ante los rumores,  COTAS decidió salir a decir lo que
hasta ese momento sabía: “Nos han robado”.

La Cooperativa de Telecomunicaciones de Santa Cruz  hasta hace unos años


era sólo  de telefonía fija. El anacronismo de ese servicio, después del
vertiginoso cambio tecnológico,  obligó a COTAS a reinventarse en incontables
ocasiones. Por eso hoy sus servicios cubren internet, televisión por cable y
satelital, telefonía fija e inalámbrica (con un teléfono que denominan “Tipazo”) y
sistema de alarmas y monitoreo para proteger las casas. El año 2010, en
COTAS se gestó la fórmula ganadora para “fidelizar a los socios”. Fue una
conjetura sencilla, casi lógica. “Si los socios tienen los equipos, demandarán
los servicios. Es decir, si hay una tele demandarán servicio de cable; si hay una
computadora demandarán internet, entonces  ayudémosles a que tengan los
equipos y vendámosles el servicio”. Así fue y bautizaron a la idea como
“COTAS en Cuotas”, sin sospechar ni por asomo que luego ésta se convertiría
en el talón de Aquiles de toda la estructura cooperativa.
“COTAS en Cuotas” se lanzó oficialmente a los socios en 2011. Fue un
programa exitoso que, según datos de la cooperativa,   reportó ganancias
porque incrementó la demanda de servicios. 

COTAS pagaba mensualmente al contado a la empresa proveedora y luego le


cobraba al socio a través de las facturas telefónicas en “cómodas cuotas” que
estaban repartidas hasta en 24 meses. Fue un éxito. Un éxito que duró sólo
seis años. Luego vendría el desfalco.
Radiografía de un robo 
COTAS explicó el robo, mediante  un comunicado, de esta manera: “El señor
Hubert Gil, quien era director de Marketing y encargado del programa ‘COTAS
en Cuotas’ generaba pedidos de equipos electrónicos no demandados por los
socios. COTAS, sin saber el verdadero destino de los mismos, pagaba a las
empresas proveedoras como si se estuviese cumpliendo lo acordado.
 Gil recogía los equipos específicamente de la proveedora DAHER y los llevaba
a otra proveedora, Media Market, que volvía a ofrecerlos a la cooperativa. De
esta manera, COTAS sin saberlo volvía a comprar los mismos equipos
pagando dos veces por ellos, sin que éstos lleguen finalmente a los socios”.
¿Dónde iban a parar realmente los equipos? Según la investigación policial,
gran parte de ellos eran televisores y se comercializaban en los mercados de la
ciudad y/o vía internet, gracias a la participación de dos personas vinculadas a
Gil: Carmen Karina S. R., su esposa, y María René U., su sobrina política. La
primera actualmente permanece detenida preventivamente en el penal de
Palmasola y la segunda está con detención domiciliaria.
Sintetizando: COTAS pagaba mensualmente lo que el proveedor cobraba,
respaldado por documentos que certificaban la entrega, y esperaba recuperar
el dinero con los cobros en las cuotas a los socios solicitantes, que en este
caso nunca existieron. 
La “llave” del desfalco
¿Cómo fue posible el ilícito? El procedimiento de “COTAS en Cuotas”
inicialmente requería que el socio personalmente vaya a solicitar y a recoger el
equipo demandado. Pero a partir del año 2016, una cláusula permisiva se
incorporó al contrato con los proveedores, ablandando los controles y
allanando el camino para el desfalco.  Esa cláusula establecía: “ El proveedor
podrá entregar el respectivo equipo al socio, persona designada por el socio, o
persona indicada por COTAS; por medio de una carta certificada o correo
electrónico del responsable de COTAS”.
Amparándose en esta cláusula los pedidos empezaron a hacerse vía correo
electrónico, ya no fue una petición de un equipo, sino que en un solo correo se
demandaban 50, 100 o hasta 200 televisores. Eran pedidos ficticios, mezclados
con algunos reales, o viceversa. 
En qué consistía la estafa de cotas
La estafa a COTAS consistía en comprar para la empresa equipos electrónicos,
falsamente requeridos, para volver a venderlos a la misma cooperativa. 
Plan En 2010, COTAS lanzó el programa “COTAS en Cuotas” que ofrecía a
sus socios equipos electrónicos en 24 pagos.  El socio escogía el equipo y se
lo llevaba  dejando sólo el váucher y una fotocopia de su carnet.
 
Dos proveedoras de equipos fueron parte de la red en su calidad de
distribuidoras autorizadas de “COTAS en Cuotas”: DAHER y Media Market. El
director  de Marketing del plan generaba pedidos inexistentes y los remitía a las
proveedoras.
 Reventa El director  de Marketing de “COTAS en Cuotas”, Hubert Gil, recogía
los equipos  de la proveedora DAHER y los llevaba a Media Market, que volvía
a ofrecerlos a COTAS.
Equipos Televisores y otros electrónicos falsamente requeridos se
comercializaban en los mercados de la ciudad y/o vía internet, mediante la
participación de familiares de Gil.
Llave En 2016, una nueva cláusula al contrato con los proveedores  les
permitía entregar el respectivo equipo al socio, persona designada por el socio,
o persona indicada por COTAS  por medio de una carta certificada o mail.

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