La Enseñanza de La Historia Urbana y Barrial. El Caso Del Barrio San José de Bogotá
La Enseñanza de La Historia Urbana y Barrial. El Caso Del Barrio San José de Bogotá
La Enseñanza de La Historia Urbana y Barrial. El Caso Del Barrio San José de Bogotá
Resumen
Este artículo destaca la importancia que tiene para la historiografía, la
enseñanza e investigación en historia barrial. Se enfatiza en las relaciones del
individuo con su entorno, desde la perspectiva de la historia urbana en el barrio
San José, sur de Bogotá. Metodológicamente se apoya en la historia oral y en
la pesquisa de archivos barriales, a partir de ahí, abre una reflexión que transita
del texto microsocial al contexto histórico amplio de la ciudad y el país.
Luego, examina algunos elementos relevantes de la enseñanza de la historia y
de la historiografía urbana y barrial; enseguida, explica las dinámicas sociales
que se entrecruzan en un barrio; por último, pone en discusión las vivencias
históricas de los habitantes del barrio.
Palabras clave
Enseñanza, historia urbana, historia barrial, Bogotá, barrio San José.
Abstract
This article highlights the importance for the development of current
historiography, teaching and research in neighborhood history. The article *
Este artículo de investigación se
emphasizes the individual’s relationship with his space environment, from culminó en el marco del proyecto:
the point of view of urban history in Barrio San Jose, south of Bogotá. “Construcción participativa de una
política intercultural para la Universi-
The methodology is supported by evidence of oral history and research of dad del Tolima” del Colectivo de In-
neighborhood files; from there, this text intends to open a reflection that vestigación en Arte y Cultura (CIAC)
moves from the micro-social text to the larger historical context of the city de la Facultad de Ciencias Humanas
y Artes de la Universidad del Tolima,
and the country. Thus the article examines, first, some important elements of Ibagué, Colombia.
the teaching of urban and neighborhood history and historiography; then, it **
Historiador y magíster en Histo-
ria por la Universidad Nacional de
explains the different social dynamics that intersect in the limited space of Colombia, sede Bogotá. Actualmente
a neighborhood; finally, it raises questions about individual and collective es profesor de planta de la Universi-
dad del Tolima en Ibagué, Colombia
historical experiences of the local people. y se desempeña como director del
Departamento de Ciencias Sociales y
Keywords Jurídicas de dicha institución.
Teaching, urban history, neighborhood history, Bogotá, Barrio San José. Correo electrónico:
geparadag@ut.edu.co
184 Gilberto Enrique Parada García
De modo que Jehová estableció una señal para Caín plio grupo de la sociedad; de hecho, es notorio
a fin de que nadie que lo hallara lo hiriese. Con eso, que en muchos de los licenciados que enseñan
Caín se fue de ante el rostro de Jehová y se puso a morar historia, tanto en colegios como en universida-
en la Tierra de la condición de fugitivo, al Este del Edén. des, se extienda cierto menosprecio por los de-
Después, Caín tuvo coito con su esposa,
bates recientes de los contenidos y de las teorías
y ella quedó en cinta y dio a luz a Enoc.
Entonces Caín se ocupó en edificar una ciudad,
que adelanta la historiografía, y se conformen
y llamó la ciudad por el nombre de su hijo Enoc. tan solo con reproducir los viejos esquemas de
la historia de bronce1.
Génesis, 4:15-17
El error de las multitudes es que se engañan sobre la La segunda consideración argumenta
duración de su poder… una idea de inmediatez en torno a la noción
Un delirio semejante al mar que creyese eterno el poder del tiempo, exactamente, del tiempo histórico.
de sus tempestades. La última fase del capitalismo ha implicado
José María Vargas Vila, 1992, p. 241 que las relaciones humanas sean cada vez
más despersonalizadas y que el significado
Introducción de las barreras físicas entre naciones se vaya
diluyendo; sin que esto signifique, desde
Este artículo es producto de una preocupa- luego, que las barreras simbólicas mediante
ción que adquiere cada vez mayor importancia las cuales se jerarquiza la sociedad, tales como
en la enseñanza de las ciencias sociales, especial- las distinciones de clase o de religión pierdan
mente de la historia. En algunos estudiantes de su vigencia (Wacquant, 2007). Entonces, a la
la materia –ya sea que participen de un curso de aceleración de los procesos económicos se le
historia antigua, medieval o colombiana del siglo asigna la misma importancia de la velocidad de
XX en la educación secundaria o universitaria–, las actividades biológicas de los seres humanos
aparece la dificultad de precisar la ubicación y la mediante las cuales organizan sus vidas2. De
medida de las distancias de espacio y de tiem- suerte que el tiempo presente y la prontitud que
po. Más aún, la autoidentificación con procesos ronda los desarrollos económicos hacen que se
históricos tales como el cristianismo o el capi- extinga cualquier reflexión hacia el pasado.
talismo carece de algún sentido, pues la historia
es entendida como una experiencia inútil. Igual A partir del diagnóstico anterior, surge
problema surge cuando se intenta relacionar los como una vía de solución, la reducción de la
contenidos de la historia nacional con la historia escala del análisis del objeto histórico. El histo-
continental (Medina, 2007, p. 22). Lo cual ocu- riador Josep Fontana insiste en repensar el ejer-
rre, en parte, como consecuencia de dos fenóme- cicio histórico desde el análisis de las periferias
nos que atañen a la educación actual. y las experiencias humanas más cercanas de los
individuos sin proseguir por la senda determi-
La primera consideración al respecto pone nista del progreso. Él lo plantea asi:
el acento en el carácter repetitivo, memorístico
e irreflexivo de la enseñanza de la historia. Tal De entre cuantos enseñan ciencias sociales,
dificultad radica en la pervivencia de un com- esa función recae ante todo en los historia-
plejo pedagógico escolástico que en Colombia dores. Y está claro que no nos encontramos
preparados para asumirla. Necesitamos reno-
tiene un profundo arraigo –siendo este difícil de
var por completo nuestros “métodos” y en-
eludir–, aunado a un intento de largo aliento por riquecer nuestro bagaje “teórico”, lo cual no
consolidar la nación a través de vías simbólicas. lograremos sin mucho trabajo colectivo, en
Una perspectiva de esta situación puede notar- colaboración con cultivadores de la filosofía y
se en la incapacidad del cientificismo histórico de otros dominios de las ciencias sociales que
para incidir a través del conocimiento en un am- comparten nuestras preocupaciones. […] A la
vez que aprendemos a asomarnos a la calle: a oral conduce al investigador a un encuentro con
aproximar nuestro trabajo al estudio de lo que la memoria de sujetos que no han participado
sucede a nuestro alrededor (Fontana, 1992, en el discurso hegemónico de la historia. Otro
pp. 144-145). de los recursos metodológicos es la pesquisa de
documentos de carácter no oficial, que reposan
El reajuste analítico ayudará a los estu- en el seno de las familias o empresas. De esta
diantes a comprender mejor su relación con la manera, la amplitud de fuentes no se reduce al
realidad sociohistórica más inmediata. En ade- testimonio oral; en este caso, el análisis icono-
lante, se accede inductivamente a realidades más gráfico también viene a suplir la información de
complejas. En este caso, el intento por despertar que carece la documentación histórica tradicio-
una suerte de conciencia histórica en los estu- nal (Létourneau, 2007, pp. 95-110).
diantes de ciencias sociales recurre a la historia
urbana, en específico a la historia barrial, no solo En suma, la operación metodológica
como práctica pedagógica sino como un ámbito cumple tres momentos. En principio los estu-
investigativo. Sin embargo, se debe aclarar que, diantes –futuros profesores de ciencias socia-
como tema, la historia urbana no logra los mis- les–, indagan los archivos de las instituciones
mos avances que la historia social o económica, oficiales locales. Critican los documentos escri-
por ende, resulta esquivo algún intento por pre- tos, posteriormente extraen información de los
cisar sus límites metodológicos o teóricos. De testimonios orales y los confrontan con los da-
tal modo que, a guisa de ejemplo, la historia oral tos obtenidos de la documentación escrita. Lue-
y el análisis iconográfico vienen a nutrir cierto go, revisan la colección de imágenes familiares
aspecto metodológico de esta investigación. En o privadas, o registran imágenes que pueden
tanto, las teorías referentes a cómo los individuos ser emblemáticas en el barrio para luego cru-
construyen las nociones del espacio social ten- zar información y elaborar una argumentación
drán que ver, en alguna medida, con la sociología histórica.
y con los estudios urbanos.
De la pesquisa documental se pudo con-
La pregunta que guía este trabajo es cómo firmar que, aunque la preservación de archivos
los individuos construyen las ideas concernien- barriales es casi inexistente en Colombia, es
tes a la relación espacio-tiempo; en concreto, viable revisar un acopio documental disperso
la tarea consiste en reconstruir históricamente en varias entidades municipales tales como la
cómo han sido las relaciones de los habitan- alcaldía local, el Instituto de Desarrollo Urbano
tes del barrio San José de Bogotá. A la vez, la y las empresas prestadoras de servicios públi-
pregunta genera otros interrogantes: ¿cómo se cos. Infortunadamente la institución del gobier-
estructura la población de un barrio? ¿Qué fuer- no civil del barrio San José, la junta de acción
zas sociales se generan en un espacio limitado, comunal, carece de series completas y ordena-
y qué transformaciones arquitectónicas obede- das de registros históricos.
cen a tales fuerzas?
Finalmente, los planteamientos teóricos y
El presente estudio se apoya en una se- metodológicos de este texto apuntan al rescate
rie de fuentes excepcional para la investigación de los relatos que han sido amordazados por el
histórica de corte positivista3. Por ejemplo, la discurso de los poderes hegemónicos. En cuanto
historia oral abre la posibilidad de acceder a a la teoría, la historia urbana con apoyo en la
los testimonios de los protagonistas de episo- sociología urbana, traduce la ciudad como el
dios y procesos históricos que no se registraron espacio de manifestaciones de dichos poderes y
oficialmente (Archila & Zambrano, 1997, pp. de exclusiones físicas. La ciudad es un escenario
71-73). Como guía epistemológica, la historia complejo de relaciones de poder. En proporción,
el barrio reproduce esas dinámicas que tienen historia que, en el siglo XIX, fue el resorte de
una profunda connotación social y espacial. Así la construcción de la nación colombiana. Según
pues, el presente artículo está compuesto, en Colmenares, la historia entronizó la figura del
primer lugar, por una breve descripción de la héroe civilizador y con ese modelo se homoge-
enseñanza de la historia en Colombia, también neizó el relato histórico republicano.
introduce conceptos básicos para entender el
fenómeno urbano; en un segundo momento, En Colombia se registra la lucha de los
focaliza su atención en la historia del barrio San distintos poderes que han pretendido orientar la
José, ubicado en el suroriente de Bogotá. práctica histórica, su escritura y su enseñanza.
Es así que en el siglo XIX colombiano
Viejas y nuevas pautas en la enseñanza colisionaron la iglesia católica y el Estado por
de la historia el control de la educación pública, además los
partidos –Liberal y Conservador– entraron
Los apuntes necesarios para comprender en esa pugna. El vórtice de la discusión
la enseñanza de la historia en Colombia y pre- sobre la educación tomó varias sendas: el
sentar tal comprensión como un hecho proble- establecimiento de planteles educativos de
mático, pueden exponerse así: puntualmente, carácter público en varios niveles. También la
a falta de un consenso social alrededor de qué revisión de los textos de enseñanza, así como
modelo de Estado debía surgir luego de la in- las políticas públicas sobre educación y la visita
dependencia colombiana, fueron las élites quie- de misiones extranjeras de expertos del modelo
nes proyectaron el modelo de la República. De pedagógico lancasteriano. No obstante, los
ahí que buscaran legitimación en ese proceso esfuerzos de los distintos gobiernos liberales
de formación republicana y encontraron en la no tuvieron los efectos deseados en la masa de
educación una base para conseguir sus obje- la población, pues emergió una imagen atea
tivos. De modo que en la formulación de los de la educación estatal, en el peor de los casos
conceptos de nación o de ciudadano se optó por fue percibida como protestante (Gutiérrez,
el uso frecuente de símbolos republicanos que 2000, p. 126). Esa imagen la delinearon los
aleccionarían al grueso de la población. Este sectores reaccionarios de la iglesia católica que
fenómeno cundió por los países hispanoameri- consideraron la reforma educativa liberal de
canos e implicó la búsqueda de referentes uni- 1870 como un doble atentado. De acuerdo con
versales mediante los cuales pudiese concebirse los reaccionarios, la educación pública cuanto
la realidad social y espacial desde el punto de menos, dado su carácter obligatorio, restringía
vista del nacionalismo. Esta idea la presenta el la libertad individual, pues condicionaba al
historiador Benedict Anderson (2007) cuando sujeto a una educación homogénea y le quitaba
argumenta que las naciones que surgen en el si- la posibilidad de ser analfabeta; cuanto más era
glo XIX incorporan elementos simbólicos tales un complot masón que se proponía eliminar
como la religión, la lengua y los referentes del el fundamento religioso de la sociedad que se
patriotismo. Posteriormente, habla de los ma- impartía a través de la educación (González,
pas, censos y el museo como los componentes 2006, p. 90). La guerra civil de 1876 fue el
de las comunidades imaginadas en las que se clímax del altercado por el modelo educativo.
desarrolla la idea de nación (Anderson, pp. 229-
259). En el caso europeo, la historia y su profe- Con la derrota liberal en la Guerra de
sionalización difundieron valores nacionales; la los Mil Días, se instauró un modelo de Estado
enseñanza universitaria de la historia legitimó pseudoconfesional conocido como “La Rege-
el proceso de consolidación de la nación ale- neración”. Este régimen entronizó la educación
mana (Iggers, 1998). El historiador Germán pública orientada por los valores católicos que
Colmenares (1997) indicó la importancia de la determinaba la iglesia. El acuerdo religioso y
estatal fue reconocido a través del concordato; contenidos de historia en los libros de enseñanza;
la iglesia retomó aspectos del monopolio edu- contrariamente no pretendían generar autonomía
cativo hasta la década de 1930 cuando incursio- intelectual en los estudiantes: “se recurrió a la
nó la filosofía liberal en los planes educativos, historia como una fuente para reconstruir un
en especial en la universidad (Jaramillo-Vélez, sentimiento nacionalista unificado” (p. 66).
1994). Los libros que se publicaron hasta la primera
mitad de siglo confluían en algunos puntos:
La continuidad de las prácticas pedagó- no se trataba de investigaciones originales, se
gicas tradicionales de tipo escolástico como el estructuraban como los catequismos del siglo
ejercicio memorístico se prolongó por mucho XIX y presentaban el conocimiento histórico
en el quehacer docente. Un análisis de los tex- de manera global, totalmente ajeno a críticas de
tos de historia que se utilizaban en las escuelas validez.
públicas brinda un panorama de la situación. Un
buen ejemplo es el libro de Jesús María Henao Es oportuno señalar algunas innovaciones
y Gerardo Arrubla (1952). Esta obra fue galar- que se dirigen a la renovación de la tradición
donada con la medalla de oro impuesta al mejor pedagógica colombiana. Un asunto importante
libro de historia durante el primer centenario de es que la historiografía de la nación empren-
la independencia nacional: dió, en el último tercio del siglo XX, un rea-
juste teórico de los paradigmas totalizantes.
Al examinar esta obra, lo primero que llama Fueron revaluados tanto el materialismo his-
la atención es el cuidado y el esmero que sus tórico como el historicismo. Tal reajuste trajo
autores han empleado para exponer con cla- como consecuencia que la historiografía del
ridad y método, relatando los hechos con la país implementara la Nueva Historia; con esta
expresión necesaria de tiempo y de lugar, de
denominación los historiadores de formación
los personajes y entidades que en ellos deben
universitaria pretendían distinguirse con sus
figurar, y con todas las circunstancias que lo
determinan o individualizan, todo lo cual im- trabajos del discurso histórico academicista y
pide que en la mente de quien estudie Historia positivista. El impacto de esa nueva trayectoria
se produzcan concusiones o equívocos (p. 7). intelectual, que tomó muchos elementos de los
últimos mentores de la escuela historiográfica
El siguiente es un balance crítico de los francesa de los Annales, aún se siente con la in-
libros de texto en historia durante la primera corporación de nuevos sujetos, metodologías y
mitad del siglo XX: los libros de texto se consi- temáticas en el quehacer histórico. Este esfuer-
deran expresiones de la cultura escolar; es decir, zo se compagina con la intención de innovación
son fuente en la investigación de los valores so- en la pedagogía y en la didáctica de la historia.
ciales y nacionales, ya que reproducen el con- No obstante proyectos como la escuela activa,
texto y los objetivos de las políticas educativas o la aplicación de los modelos pedagógicos del
de una época, tales como la consolidación de un aprendizaje significativo o el enfoque de la en-
espíritu nacional y los valores cívicos. señanza problema, se debe mencionar que en la
educación pública son pocos los avances reales
Según el decreto 491 de 1904 los textos en la construcción de nuevas dimensiones epis-
debían ser aprobados por el Arzobispo de témicas del saber histórico.
Bogotá (Herrera, Pinilla, & Suaza, 2003, p.
69). Con esta idea en mente, el Estado y la Conscientemente, la historiografía reno-
institución eclesiástica trazaron los parámetros vada y la actualización pedagógica han mate-
desde los cuáles debían redactarse los textos rializado sus vínculos. Aquí se reseña el trabajo
de historia. Con el asesinato de Jorge Eliécer del historiador Darío Campos y de la licenciada
Gaitán, se suprimió la semblanza política de los Nelly Rodríguez (2004). Los autores presen-
tanto del ser social, como del individual. El representaciones icónicas del espacio urbano
mismo nacimiento de la ciudad está asociado de Occidente; en tanto que el estómago aludía
a esta idea de entender todo territorio habita- a los sectores bajos de la población. Para ello,
do, como ámbito que propicia el intercambio Sennett basa su esquema en el descubrimiento
espiritual (Lezama, 2005, p. 37). del síncope, realizado por un médico parisino
en el siglo XIV. “Para él, los orígenes de la co-
El medievalista francés Henri Pirenne munidad podían explicarse por la respuesta fí-
enseña cómo las ciudades de la Edad Media sica de las personas al sufrimiento de los demás
en la Europa mediterránea sobreviven después durante una operación quirúrgica” (Sennett,
de la caída de Roma. Pirenne encuentra que 1997, p. 179). Más adelante, afirma que “en una
los ciclos económicos de la circulación por el crisis social, las murallas que existían entre las
Mediterráneo se mantienen y permiten la exis- personas se vienen abajo, por lo que se reali-
tencia de ciudades marítimas hasta el avance zan actos de generosidad desacostumbrados”
del islam. Recuerda también que otro tipo de (p. 181). Sennett indica que, durante la Edad
ciudades deben su existencia a los antiguos Media, el concepto de comunidad hacía men-
fuertes romanos que, paulatinamente, gene- ción a un lugar moral, donde el extraño podía
ran núcleos urbanos independientes (Pirenne, ser acogido. Pero si bien el ámbito moral que
1972). El autor destacó el hecho económico de entrañaba el concepto era mucho más limitado
la expansión comercial como el motor del pro- que el espacio físico de los vecinos del lugar,
ceso urbano adelantado en la Europa tardome- estos últimos formaban también la comunidad
dieval. Fernand Braudel, el famoso historiador en sentido más amplio. Sin embargo, el gradual
de los Annales, interpretó la ciudad con el lente crecimiento económico que experimentaron las
de la universalidad. Según este historiador, las ciudades medievales ocasionó una fuerte ten-
ciudades existen a pesar de sí mismas; son aje- sión: “Por un lado, el deseo de liberarse de los
nas a otros desarrollos espaciales o temporales. vínculos comunitarios en nombre de la libertad
Apunta Braudel (1984) que “La ciudad como individual; por otro, el deseo de hallar un lugar
tal no existe más que por contraste con una vida en el cual los unos cuiden de los otros” (p. 171).
inferior a la suya: es una regla que no admite Entonces, la ciudad es también el espacio de
excepciones” (p. 429). De allí que la ciudad do- confrontación de intereses y representaciones
mine un espacio, subordine o sea subordinada mentales que se hace explícita en la dimensión
del sector rural, sea receptáculo de migrantes, arquitectónica.
algunos de ellos considerados despreciables por
los citadinos, además tenga dinámicas internas Dos perspectivas acompañan los estudios
que le imprimen carácter como el trazado de sus interdisciplinarios sobre la ciudad. Una alude
calles o el espesor de sus murallas. a los factores negativos de la vida urbana. Tal
visión tiene fundamentos religiosos a través de
La sociología contemporánea ofrece una los cuales se percibe la ciudad como el lugar
imagen de la historia urbana asociada con la del pecado y el vicio, basta recordar el relato
representación del cuerpo humano, enmarcado bíblico de la destrucción de ciudades por su
en las creencias religiosas y en la ciencia. El perdición. La otra es optimista y se origina en
punto de partida de esta interpretación la expone la creencia en el éxito y en el progreso material.
Richard Sennett (1997), quien pone en eviden- En este sentido, la experiencia urbana adquiere
cia que el control del espacio define la jerarquía una dimensión insoslayable para entender
social. El escritor estadounidense establece una el momento actual de la sociedad humana
analogía entre la percepción del cuerpo y la ciu- (Capel, 2006).
dad como una extensión de la anatomía huma-
na. De hecho, Sennett atestigua cómo la cabe- Retomando la primera perspectiva y
za humana se identificó con la nobleza en las aludiendo a la metáfora bíblica en la cual los
condenados, malditos por Dios, fundan ciuda- ciones como la iglesia fueron garantes de la au-
des, la sociología francesa en cabeza de Löic toconstrucción. De modo que el barrio, no solo
Wacquant (2007) presenta la tesis que sostiene es una cuadrilla en la cartografía arquitectónica,
que en el momento de poscapitalismo y des- sino que se revela como un espacio al que acu-
industrialización del actual siglo, las ciudades den las fuerzas sociales, con distintos grados de
industriales del primer mundo tanto en Estados fricción y tensión.
Unidos como en Francia, padecen surgimiento
de los nuevos guetos. La pobreza constante re- El barrio San José: una experiencia
duce los antiguos barrios obreros y populares a histórica
sitios de inseguridad y crimen (p. 206).
La historiografía colombiana interpreta
En suma, la ciudad es la experiencia que la década de los treinta es un punto de
urbana más exitosa de la humanidad y por tanto ruptura en la historia política, económica y social
valida una aspiración universalista. A diferencia del país7. En 1930, luego de más de medio siglo
de la aldea, la ciudad es capaz de congregar de un régimen conservador pseudoconfesional,
un sinnúmero de fuerzas que son orientadas se instaura en el poder el liberalismo político. En
tanto en el espacio físico como en los ámbitos la presidencia del liberal Enrique Olaya Herrera,
de sociabilidad. Para efectos de este trabajo, el gobierno consolida los mecanismos estatales
se plantea que en la ciudad conviven distintos que venían permitiendo el desarrollo capitalista
valores y comportamientos, cuya fragmentación industrial. Nuevos agentes políticos y sociales
forma parte de una comunidad urbana. Esta se aparecen en el horizonte nacional demostrando
construye a partir de tensiones o imposiciones. el naufragio de la sociedad precapitalista. En
En ella se hace necesaria la presencia de un factor
el plano social, durante los años treinta, se
cultural que posibilita el que se estrechen los
afianzaron organizaciones campesinas y obreras
vínculos entre los integrantes de una comunidad.
que reclamaron reformas laborales a la vez que
exigieron una reinterpretación al régimen de la
La relevancia de la historia barrial, en propiedad de la tierra. Efectivamente, el obrero
América Latina, ha permitido entender la había desterrado al artesano del ámbito de
relación entre los grandes procesos políticos y
las reivindicaciones sociales, logrando que se
sociales con las dinámicas microsociales:
reglamentara la jornada de trabajo de ocho horas.
Los espacios construidos por el Estado crea-
ron oportunidades para sus habitantes y, en
En el plano económico, el aspecto
tanto espacios físicos, también construyeron más visible es el espectacular crecimiento,
límites. Así como las decisiones de las perso- derivado de la actividad industrial que vivió
nas dieron forma a las viviendas, las viviendas la nación, mucho más que en otros países de
definieron prácticas y conductas en quienes América Latina, en particular en el sector
las habitaron (Aboy, 2005, p. 165). textil. Precisamente, tal crecimiento industrial
giró sobre la base de cuatro elementos: la
Durante la primera mitad del siglo XX, formación de un mercado de fuerza de trabajo;
los Estados se vieron abocados a dar solución la producción y el consumo de la materia prima,
al problema de ubicar a las masas en viviendas es decir, el algodón; el financiamiento de la
colectivas o individuales, así la medida por la industria y la importación de maquinaria. En
que se optó fue preferiblemente la casa indivi- un ámbito económico de mayor espectro, la
dual, construida en un barrio periférico. En Co- consolidación de un Estado capitalista estuvo
lombia, la expansión demográfica y espacial de precedida por la acumulación previa de capital
las ciudades conllevó fenómenos como la au- por vía de la exportación del café, la formación
toconstrucción. En el caso colombiano, institu- de un mercado laboral y un mercado nacional.
En otro orden, surgía en el ámbito ideo- el homicidio del político liberal Jorge Eliécer
lógico una nueva postura frente a la enseñan- Gaitán transformó el paisaje urbano de la capital
za que magnificó la República Liberal con la del país a mediados del siglo XX. Si bien es
implementación de una educación secularizada, cierto que la destrucción material del centro de
especialmente en la formación de los maes- la ciudad alteró la percepción de la población
tros en la Escuela Normal Superior (Sánchez, respecto a la seguridad que ofrecía esta, cabe
2009, p. 519); socialmente, la mujer tenía un apuntar que el abandono del centro de la ciudad,
papel menos nebuloso y, en general, Colombia por parte de la élite, se venía registrando de
parecía abandonar las improntas de La Rege- tiempo atrás10. Por lo general, la búsqueda de
neración que habían moldeado el carácter de la tierras al norte fue la constante por parte de las
nación desde las últimas décadas del siglo XIX, familias acomodadas, destinando el sur y los
tras la irrupción de nuevos discursos políticos cerros al oriente, a la población marginal de
que se materializan como partidos políticos. En Bogotá. A pesar de todo, El Bogotazo explicó
suma, la modernización avanzaba con paso dis- el abandono del centro. El desencanto inicial
par con respecto a la modernidad. durante estos momentos de crisis también
alteró la estructura artesanal en este sector de
El éxito inicial del capitalismo industrial la ciudad.
alentó un fenómeno urbano sin precedentes8.
La semblanza rural colombiana quedó atrás con “Llano de Mesa” es la primera alusión
la imposición del mundo urbano, producto no toponímica al lugar que hoy ocupa el barrio San
solo del capitalismo, sino de las dinámicas polí- José, y tal nombre alude a las condiciones físicas
ticas. En efecto, hacia 1930, Colombia sufre los del lugar: una planicie de extensos pastos que
primeros ciclos de la violencia política que han se anegaban durante la temporada de lluvias y
caracterizado su historia reciente. Así las cosas,
que, por tal razón, eran utilizados en el sector
la industrialización, el mercado laboral asala-
pecuario. Un habitante recuerda lo siguiente:
riado, la apertura de vías de comunicación y el
incipiente Estado de bienestar que se proyecta-
Cuando yo llegué aquí, esto era puro potre-
ba para Colombia, hicieron que ciudades como ro, y había lugares llenos de pinos. Habían
Bogotá, Medellín, Cali o Barranquilla fueran sembrado pinos y eucaliptos... por lo que es
receptáculos de la migración campesina. la Primera de Mayo. Por ejemplo, eso estaba
rodeado de pinos hasta arriba, la décima y la
Las manifestaciones de este giro del país 27, eso sí era lo que llamaban pura trocha. Yo
se mostraron en Bogotá con un crecimiento dije no, eso acá está muy difícil, miré, no hay
demográfico que fue, por mucho, más exógeno nada. Es que esta vaina era de una finca gran-
que endógeno, y también en el correlato político dísima, unas haciendas. Por ahí todavía está la
de la expansión espacial cuando, en 1954, la casa, una casa viejísima (testimonio de José
ciudad absorbió en su administración una serie Joaquín Saidiza).
de municipios periféricos9. Así lo aprecia el
historiador Marco Palacios, quien afirma que: Otra impresión reafirma el tono agreste del
“aunque tardía, la urbanización colombiana terreno como: “un espeso y turbulento bancal,
terminó ajustándose a pautas latinoamericanas. un pantano con todos sus pasivos encantos”
Según los censos, en 1938, un 29 % de la (Inquisidor, 2002, h.1). Llano de Mesa era el
población colombiana vivía en las ciudades y al nombre original de una de las tres haciendas
finalizar el siglo, un 70 %” (Palacios & Safford, que, desde el periodo colonial, comprendían
2002, p. 556). el terreno en el que actualmente se ubica la
localidad Rafael Uribe Uribe. Esta localidad
Ahora, se ha pensado como un lugar tiene una extensión media superior a las 1.300
común, en el imaginario bogotano, creer que hectáreas, y alberga a unos 422 mil habitantes,
de los cuales más del 38 % corresponde a líticas. Ante la demanda de servicios urbanos,
migrantes (Secretaría de Cultura, Recreación inexistentes en principio, los compradores de
y Deporte, 2007, pp. 6-7). El barrio San José lotes se aglutinaron en una junta de acción co-
o San José Sur, ubicado en esta localidad de munal. Este fue un vehículo canalizado por el
la ciudad, constituye una unidad urbana más Estado para cooptar al movimiento cívico que
amplia conocida como unidad de planeamiento exigía servicios públicos, a la vez que detenía la
zonal (UPZ)11, que integra, a su vez, junto con posible invasión de tierras por parte de los des-
cinco unidades más, la localidad Rafael Uribe arraigados. La investigación de Alfonso Torres
Uribe, una de las veinte que conforman el mapa Carrillo (1993) ha expuesto la magnitud de este
político y administrativo de Bogotá12. fenómeno. Según este autor, un tipo de asocia-
ciones colectivas apareció con el fin de reme-
A mediados del siglo XX y coincidiendo diar, principalmente, la dificultad de acceder a
con los estragos de El Bogotazo, sumados a los servicios urbanos como la vivienda propia,
una ampliación del mercado inmobiliario en la educación, la salud, la recreación, entre otros.
Bogotá, la propietaria de la hacienda Llano Como en el caso del barrio San José, “antes de
de Mesa, Zoraida Jaramillo de Plata, inicia su la creación oficial de la junta de acción comu-
venta. En 1942 fueron vendidas seis fanegadas nal, existían juntas de mejoras y comités de tra-
a la Pontificia Universidad Javeriana, la que bajo comunal que coordinaban las acciones co-
se proponía construir la sede de Anatomía y lectivas dentro de una mentalidad comunitarista
el anfiteatro del Hospital Universitario San y paternalista”. Más adelante, Torres (1993),
Ignacio. Posteriormente, en marzo de 1949, se señala que:
protocolizó la venta de los terrenos restantes de
Llano de Mesa a Eduardo Gutiérrez y Mario Estas prácticas fueron favorecidas por el go-
Andrade Valderrama (Saidiza, 2008, pp. 13-14), bierno con la creación de la Acción Comunal
quienes finalmente dividieron el terreno en lotes en 1958, garantizando su control político;
urbanizables, sin que contaran para ello con los Bogotá se convirtió en el centro piloto de la
implementación de esta estrategia reguladora
planos oficialmente aprobados en la oficina
del conflicto social. Desde la década de los
respectiva de la alcaldía de Bogotá (Junta de sesenta, estas formas de trabajo comunitario
Mejoras y Comité Económico Pro-Barrio San se generalizaron, convirtiéndose en vías cul-
José, 24 de junio de 1953, p. 1). Esta situación turales que marcaban las pautas de normal in-
generó conflictos con los compradores, pues no corporación de los nuevos barrios de la ciudad
existían redes de acueducto o redes eléctricas. (pp. 75-76).
Pedro Navarro, presidente de la Junta de
Mejoras del Barrio Llano de Mesa, denunció En otro aspecto, la idea central que
así la carencia de servicios básicos urbanos subyace en el complejo de evocaciones de
ante el secretario de Obras Municipales, el los pobladores del San José es la necesidad
17 de junio de 1950: “este problema agudo recurrente de legitimar el proceso de
está perjudicando horriblemente a mil asentamiento barrial por la vía del simbolismo
doscientas familias pobres, viviendo ya en sagrado. Esta perspectiva constante de la
dichos terrenos, aproximadamente trescientas memoria colectiva parece ocultar otro proceso
familias al margen de servicios higiénicos, de asentamiento mucho más profano. En tanto
luz, agua alcantarillado”. Más aún, los lotes no que el nombre Llano de Mesa se mantiene en
correspondían a las dimensiones originales de muchos documentos oficiales en contraposición
los planos. a San José, cuya nominación inventada por un
administrador de lo sagrado se prolonga en la
Las implicaciones sociales de la urbani- actualidad como la expresión corriente para
zación del barrio San José fueron también po- referirse al barrio.
Eran pocas familias que no contaban más de El apego a la tierra, el papel de la familia como
cincuenta personas. Se trabajó con tesón, or- unidad económica, el rol desempeñado por la
ganizados en comités. De nuestro bolsillo se mujer, su religiosidad y otras costumbres pro-
conseguían las obras. No había sacerdote. Ni pias de los campesinos de las regiones frías
iglesia. Nos visitaba el párroco Echeverri del de Cundinamarca y Boyacá van a recrearse o
Olaya. Luego llegó el padre Garavito y en reelaborarse frente a los nuevos retos que le
donde queda el parque actual, se oficiaban planteaba la ciudad a los migrantes (p. 45).
las misas al descampado, seguidas de bazares
y de convites. Él fue quien bautizó el lugar Finalmente, la impresión que queda de
como San José obrero […], lo dijo un 19 de esta primera fase de poblamiento es que se
marzo, día de San José, patrono de los traba-
prolongó y fue abiertamente masiva: “llegaban
jadores en el santoral eclesiástico, cuando se
quedó por un largo tiempo trabajando más allá
personas al barrio por oleadas”.
de las fronteras de su ministerio. El trabajo
del padre Garavito fue excelente: de corazón En este punto se sostiene la primera hi-
grande, siempre celebraba el día de San pótesis histórica de esta investigación que res-
Alfonso y le dábamos un vestido de regalo ponde a la pregunta inaugural de saber la forma
(Fondo de Desarrollo Local, 2006, p. 14). en que se estructura históricamente el barrio. El
primer asunto a tratar, como se ha evidencia-
No obstante la relevancia de la institución do, es el carácter multiclasista de este proceso.
eclesiástica y sus agentes en la legitimidad del Aunque la nominación aceptada por el barrio
barrio, Teresa Díaz de Rodríguez (Fondo de como San José alude necesariamente a la im-
Desarrollo Local, 2006, p. 15) apunta, entre pronta de un barrio obrero, fue sustancialmente,
líneas, que posiblemente el fenómeno de ajustándose al modelo latinoamericano, popu-
poblamiento obedeciera a una organización lar más que obrero (Romero, 2008, p. 336)14. La
gremial o de clase que antecede al empuje de la guía del catolicismo en cuanto a ordenador de
orientación teológica: “Quienes compraron por los referentes colectivos en el barrio responde
aquí eran de una sociedad de sastres: dueños a las condiciones de la política nacional que se
de las sastrerías de la calle 11 de esa época. trasladaban al plano más local. Durante La Re-
Ellos compraron al dueño de la hacienda Llano generación, la instrucción pública fue impartida
de Mesa” (Fondo de Desarrollo Local, 2006, en el contexto político de un Estado excluyente,
p. 16). Este tipo de migración organizada, al oligárquico y fundado sobre la mística judeo-
margen de la institución eclesiástica, evidencia cristiana que estima a la cultura popular como
una serie de fuerzas históricas. En primer ruin y mediocre, en la mayoría de sus juicios y
lugar, el desplazamiento endógeno, ocurrido opiniones. En la minoría, como inocentes cria-
luego de los eventos violentos de El Bogotazo turas, cuyo destino es obedecer los preceptos de
sus guías ilustrados (Guillén, 1986, p. 92). A es- […] hoy en día se siente nostalgia, pues la
tos se les permite todo, incluso el error. gente casi no colabora, no se integra, cada
quien vive en sus cosas. Como todo ya está
hecho, la gente no se conoce, no se acerca, los
En este sentido, se instauró un manto de
vecinos no se saludan, se van, vienen otros
intolerancia hacia todo aquello que alterara el
(testimonio de Díaz de Rodríguez, Fondo de
buen orden de la cristiandad. En la República Desarrollo Local, 2006, p. 17).
Liberal, la onda reformista tocó la educación
y facilitó que las formas de asociación laboral, Para José Luis Romero (2008), el
tales como los sindicatos, tuviesen un tono problema social que se genera es explicable en
socialista, comunista, incluso anarquista, pero el sentido de la sociedad de masas que logra
decididamente liberal. Las políticas liberales dislocar la sociedad tradicional:
cundieron también en la esfera de la cultura y de
la educación con la difusión a las masas urbanas La masa urbana no fue solo anómica, sino bá-
y a los sectores campesinos de instrumentos sicamente inestable. La constituían, en princi-
culturales como el libro, el cine o la radio pio, sectores inmigrantes y sectores ya arrai-
(Silva, 2005, p. 91). gados que, en cierto modo, se desarraigaban
de la sociedad tradicional cuyas normas ha-
Tras el fin de la experiencia liberal en bían acatado hasta poco antes. Esto acentuaba
el poder y el regreso del conservadurismo la anomia. Pero acaso la acentuaba aún más
político, se vivió un nuevo episodio de reacción la aparición sucesiva de nuevas promociones
en cada uno de los sectores integrantes de la
retardataria. Por ejemplo, la iglesia católica
masa (p. 336).
encabezó el direccionamiento del movimiento
obrero con la creación, en 1946, de la Unión
El sociólogo alemán, Norbert Elias
de Trabajadores de Colombia (utc), aunque
(1998), advirtió la misma situación cuando los
anteriormente se había consolidado una especie
miembros de una comunidad suburbana pueden
de fordismo católico con varias expresiones
llegar a disputar el poder entre sí, en una escala
en el país. Luego, en el clima de inestabilidad
local16. Las tensiones aumentan cuando no
política; primero, desde el régimen de Laureano
existen rasgos que diferencien un grupo de otro;
Gómez y, después, con la dictadura militar de
se trata de semejanzas sociales, económicas y
Gustavo Rojas Pinilla, se hostiga oficialmente
culturales, pero un grupo que se autodefine
cualquier intento de asociación reformista. Con
como “mejor”, decide mantener su estatus de
la presidencia de Laureano Gómez se asiste a un
aparente superioridad sobre otro grupo al que se
proceso de conservadurismo de corte hispánico
le considera “recién llegado”. Un ejemplo del
que tiene como piedra angular la restauración
fenómeno quedó registrado en un documento
del catolicismo como ordenador social. En este
de la junta de acción comunal en 1989, cuando
sentido, la tutela de la iglesia como custodia del
el colectivo, invocando el derecho de petición y
orden volvía a cobrar sentido para los primeros
consulta ante el Departamento Administrativo de
habitantes del barrio San José. Tanto así que, en
Planeación Distrital, solicitaba ser beneficiario
los testimonios orales, suena el eco incesante de
de un reajuste en el sistema de identificación
una justificación teológica imposible de suprimir.
socioeconómico, pues:
En un segundo momento, se explica que
Como residentes permanentes del barrio San
las identidades barriales obedecen, no a una clase José Sur, no nos estamos beneficiando en lo
social o partido, sino a cuán primero una familia más mínimo de los servicios ofrecidos por
se hubiese instalado en el sector. La identidad establecimientos educativos o del Gobierno y
se convierte en un conflicto generacional que otros existentes en el barrio […] ya que en su
amenaza con disolver la comunidad15, ya que gran mayoría los usuarios son habitantes de
otros sectores y para obtener acceso se requie- La importancia que una zona de esparci-
re influencia de toda índole. […] el desarrollo miento representara para los primeros habitan-
urbanístico del barrio se encuentra estancado tes del barrio San José quedó plasmada en la
desde hace aproximadamente un año, ya que intención de constituir un comité de juegos de-
el Gobierno Nacional y local se han desen- portivos que impulsó, en 1982, la construcción
tendido del control sobre la proliferación de
del parque actual que se erige sobre antiguos
talleres callejeros, ventas ambulantes y otros
negocios propios de barrios con estrato so-
terrenos baldíos, que fueron centro de disputa
cioeconómico uno y dos (Junta de Acción Co- entre los habitantes y los urbanizadores (Alcal-
munal, 1989, pp. 1-2). día Menor Rafael Uribe Uribe, 1982).
Otro dato interesante del anterior frag- Otra fuerza transformadora del paisaje
mento es que se apeló por último a la condición arquitectónico la constituye el creciente co-
de barrio obrero en vez de uno residencial. Por mercio sobre las dos avenidas principales que
ende, la identidad a un sector marginal de la demarcan el barrio. El comercio modificó el
ciudad podía ser beneficiosa en términos fisca- destino original de las construcciones residen-
les en un momento circunstancial. No obstante, ciales, ya que los garajes y las salas se tomaron
el mismo documento expresa de manera textual como locales de comercio. A la par del comer-
un menosprecio a otros barrios populares que cio organizado, existen además actividades
comerciales de tipo doméstico que cambiaron
mantienen actividades económicas informales
el aspecto artesanal de los residentes. Como
como en los casos de los talleres y ventas ca-
ejemplo, “doña Fanny”, una mujer del San
llejeras.
José que se dedicó a la preparación del pla-
to tradicional de cerdo relleno, o lechona, ha
Como segunda hipótesis se sugiere que logrado que sus productos sean apreciados no
la migración en el barrio San José generó solo por los vecinos del San José, sino por mu-
un fenómeno de compactación. La presión chas personas de la ciudad que se acercan a su
demográfica sobre el suelo aceleró la circulación local a degustar su especialidad. La demanda y
del mercado inmobiliario en el San José. De calidad de sus productos le han valido ser me-
hecho, los lotes más amplios se subdividieron. recedora del premio “Lechona Toca de Oro”,
Como ejemplo, un plano aprobado por la Oficina que le otorgó la multinacional Nestlé (Fondo
de Planeación Distrital de Bogotá en 1961, de Desarrollo Local, 2006, p. 22).
aceptaba la modificación del área de dos lotes
que inicialmente contenían, cada uno, 195 m² Todo lo anterior llevó a que la comunidad,
por tres de 125 m², y 140 m², respectivamente. La que había aparecido al comenzar el barrio, se
arquitectura, por tanto, también fue susceptible fuese difuminando, pues tanto el individualismo
de transformaciones. Paulatinamente, a las como la condición flotante de muchos habitantes
edificaciones de una sola planta, se les agregaron –los recién llegados– modificaban el apego
pisos superiores y subdivisiones. De modo que a los valores tradicionales comunitarios. Al
el ascenso vertical de las edificaciones ha sido originarse el barrio, en palabras de Teresa Díaz
un paliativo al fenómeno de compactación, así de Rodríguez, una líder comunitaria que dirige
lo expresa un habitante: “Muchos habitantes un hogar de protección para mujeres solteras,
vendieron o demolieron sus casas de una planta “se trabajaba muy bien. Todos colaboraban: no
para construir edificaciones de varios pisos existían envidias o rencores: lo poco o lo mucho
dedicados para ser arrendados” (testimonio de se compartía; el trabajo se hacía con devoción,
Alberto Perilla, 2010). Otra secuela de la presión pues finalmente todos nos beneficiábamos”. En
demográfica, en general exógena, es la invasión la actualidad, “poco a poco, va llegando nueva
y el cercamiento de los espacios públicos, tales gente, pero también se cansan rápido; vienen
como el parque o las zonas verdes. a figurar por figurar y luego se desfiguran”
(Fondo de Desarrollo Local, 2006, p. 30). En que tiende al mejoramiento de su entorno habi-
síntesis, las sociabilidades barriales originarias tacional. La identificación de la población con la
pierden peso ante las disyuntivas actuales. expresión obrera del barrio, que de por sí era fluc-
tuante, acentuó más un desprecio a la posibilidad
Conclusión de ser catalogados como habitantes de un “barrio
popular”, enunciado que se consideraba peyorati-
El ejercicio investigativo de reconstruir la vo; sin embargo, por obrero se identificaba a un
historia de un barrio permite el acercamiento a sujeto moral, aceptado por el catolicismo.
una realidad inmediata que genera un sentido de
historicidad, como paso previo a la construcción Por otra parte, se reafirma que la comuni-
de la historia propiamente dicha. La tarea de dad surge en el proceso de asentamiento barrial
doble naturaleza, tanto investigativa como y se consolida en la medida en que el Estado es
práctica pedagógica, demostró cómo las personas un interlocutor ineficaz para solucionar necesi-
crean relaciones con el espacio; también este dades básicas de la población. Progresivamen-
surte los contenidos fundamentales de procesos te, fuerzas sociales como las migraciones y las
identitarios como los que aquí se presentaron. dinámicas económicas comerciales conllevaron
la reconfiguración física de la arquitectura ba-
En el texto se hizo hincapié en que los su- rrial, cuyos síntomas son: la aparición espon-
puestos históricos que aludían a la conformación tánea de locales comerciales, reducción de los
social del barrio San José no pueden entenderse andenes, disminución del área de los lotes pri-
perentoriamente como obreros. La intención, que vados y encogimiento de los terrenos baldíos
se esconde tras ese intento, deja ver un proyecto destinados a uso público, compactación del es-
religioso de captación de un movimiento cívico pacio construido y una arquitectura vertical.
Anexo
Mapa 1. Unidad de planeamiento zonal San José
Fuente: Cartografía digital DAPD.
Mapa 2.
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