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Microhistoria

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Microhistoria

El dato más intrascendente del pasado pudo dejar su huella en la historia, como los desvaríos de un
pobre hombre (Menocchio) que compara al mundo con un queso del que surgen los gusanos. He ahí un
tema para la microhistoria.1

La microhistoria es una rama de la historia social de desarrollo reciente, que analiza


cualquier clase de acontecimiento, personajes u otros fenómenos del pasado que en cualquier
otro tratamiento de las fuentes pasarían inadvertidos. La razón por la que llaman el interés del
historiador puede ser muy diversa: puede ser lo raro pero también lo cotidiano. En todo caso,
demuestra tener posibilidades interpretativas desusadas cuando el historiador introduce la
llamada reducción de escala o el examen con lupa del pasado, que constituye el instrumento
innovador de esta disciplina.

La definición de Giovanni Levi, padre de la microhistoria, era: La Microhistoria es la historia


general, pero analizada partiendo de un acontecimiento, un documento o un personaje
específico. Haciendo una analogía, es como si se utilizara un microscopio; se modifica la
escala de observación para ver cosas que, en una visión general, no se perciben.2

Surgimiento de la microhistoria[editar]
Desde mucho antes que surgiera el término hubo reflexiones teóricas sobre la necesidad de
una historia más cercana a la cotidianidad (por ejemplo, el concepto de intrahistoriade Miguel
de Unamuno), pero no es hasta finales del siglo XX en que, influenciada por la metodología de
la historia social renovada por E. P. Thompson, la microhistoria propone aparcar el estudio de
las clases sociales para interesarse por los individuos. Siguiendo el destino particular de uno
de ellos, se aclaran las características del mundo que le rodea. Esta perspectiva suele acudir
a la colaboración de otras ciencias sociales, como la antropología (influencia de Thompson
y Clifford Geertz) y la sociología. Lahistoria local también suele ser una disciplina con puntos
de contacto con la microhistoria.
Sus impulsores más destacados son los historiadores próximos a la revista italiana Quaderni
Storici: Giovanni Levi (cuya aportación ha sido calificada de microhistoria social),Carlo
Ginzburg (que ha aportado la microhistoria cultural) , Carlo María Cipolla (con estudios de
mucha mayor escala, como Cañones y Velas), entre otros. También pueden encontrarse
tratamientos precedentes fuera de Italia, como el citado Geertz, Georges Duby (El Domingo
de Bouvines), Emmanuel Le Roy Ladurie (Montaillou, aldea occitana de 1294 a 1324), Natalie
Zemon Davis (El regreso de Martine Guerre, llevada al cine), Robert Darnton (La gran
matanza de gatos y otros episodios en la historia de la cultura francesa), etc.

La microhistoria se presta muy bien a la reflexión metodológica, como hacen Edoardo


Grendi (Microanalisi e storia sociale) y, en España, Justo Serna y Anaclet Pons (Cómo se
escribe la microhistoria. Ensayo sobre Carlo Ginzburg)3

Modelos italianos[editar]

 Carlo Ginzburg, en El queso y los gusanos (Il Formaggio e i Vermi, 1976), extrae hasta
la última posibilidad de la documentación del proceso inquisitorial a un excéntrico molinero
de Friuli llamado Menocchio en el siglo XVI.

 Giovanni Levi, en La herencia inmaterial (L'eredità immateriale, 1985), hace lo propio


con la historia de un exorcista piamontés del XVII.

 Piero Camporesi, en El pan salvaje (Il pane selvaggio, 1980), trata a través de hechos
aparentemente desconectados y escondidos un tema como la alimentación popular y su
vinculación a las drogas, más próximo a la Historia de la vida cotidiana.

 Carlo Cipolla, en ¿Quién rompió las rejas de Montelupo? (Chi ruppe i rastrelli a


Montelupo?, 1977), llega a extremos propios de la novela policíaca, en el trasfondo de la
amenaza de la peste y las medidas propuestas por la sanidad pública y por la Iglesia.

Microhistoria en España[editar]
Salvando las distancias, para España hay perspectivas de algún modo similares, como la
reconstrucción de historias personales durante la guerra civil de Fernando Berlín(Héroes de
los dos bandos, 2006), en cierto modo precedida por la novela de Javier Cercas (Soldados de
Salamina, 2001) que aunque sea un texto de ficción, realmente se plantea como una
aproximación con métodos de la microhistoria a un episodio protagonizado por Rafael
Sánchez Mazas. No hay que olvidar que la microhistoria tiene un destacado componente
narrativo. Para el Antiguo Régimen pueden citarse a Jaime Contreras (Sotos contra
Riquelmes); Mantecón Novellán (La muerte de Antonia Isabel Sánchez) donde refleja la
sociedad rural del norte español; Testón, Sánchez y Hernández (El buscador de gloria) cuyo
protagonista es un hidalgo castellano del siglo XVI en el entorno de la guerra y la magia; el
análisis que Ángel Luis Alfaro hace del Memorial de Valverde, un texto del XVII con el que
intenta reconstruir la vida cotidiana en la práctica del régimen señorial a través de los agravios
que de su loco señor reúne un pueblo cercano a la Corte de los Austrias; los
hispanistas Richard L. Kagan (Los sueños de Lucrecia) que trata de la famosa profetisa que
asombró a la España del siglo XVI; y James Amelang (El vuelo de Ícaro) que, más
extensamente se refiere al asunto típicamente microhistórico de la autobiografía popular en la
Europa Moderna.

Justificación[editar]
Desde un punto de vista más general, la microhistoria es una vía para una renovación de la
historia: Las corrientes historiográficas principales se han basado generalmente en una
concepción macro histórica de los hechos, desde los primeros momentos del estudio de la
Historia, con Heródoto (que no obstante se esforzaba también por hacer un mayor estudio y
análisis de la sociedad de la época) y desde entonces hasta nuestros días. Habitualmente se
han limitado a narrar o interpretar grandes sucesos, procesos, hechos, o personajes
históricos, pero sin interpretar desde la pequeña escala las realidades sociales, cambiantes o
permanentes, que son la base en torno a la cual gira el desarrollo y el desenvolvimiento de la
historia.

Es importante conocer las campañas militares de Jerjes, Alejandro Magno o Napoleón, decidir


si llamamos clase u orden a los campesinos franceses del XVII, o cuál fue el crecimiento de la
producción de acero en el siglo XIX. Pero nuestra visión quedará tuerta si ignoramos el
fundamento vital de los procesos que estabilizaron, cambiaron o revolucionaron las
sociedades en cada entorno y época. Sin el estudio concreto de los sucesos individuales
(encuadrados y relacionados con su contexto) no se puede entender la verdadera dimensión
del desarrollo del conjunto de los sucesos históricos. Es interesante una descripción histórica
a gran escala, pero igual de importante es ver cómo se desarrollan las sociedades a través de
hechos cotidianos y aparentemente intrascendentes, pero que expresan los desarrollos
histórico-sociales de cada momento. Esta sería la realidad profunda de la historia, y por eso
es importante la microhistoria.
Historia social
La historia social es la división de la ciencia histórica que toma como objeto (y por tanto
define como sujeto de la historia) la sociedad en su conjunto, como reacción frente a laHistoria
política, de tipo fundamentalmente político y militar, que destacaba las figuras individuales
(reyes, héroes...).

Aunque desde el mismo comienzo de la reflexión sobre la historia misma,


con Heródoto y Tucídides, se pueden rastrear los intentos de ampliar el objeto y la concepción
del sujeto de la historia, no es hasta el siglo XX, con la recepción del materialismo histórico de
origen marxista y su adaptación con distintas modificaciones por parte de distintas escuelas
de historiadores, sobre todo en Francia (escuela de Annales) e Inglaterra (Past and Present),
cuando se desarrollan la historia económica y la historia social, íntimamente ligadas aunque la
primera tiene un desarrollo bien diferente. Es muy usual definir el conjunto de las dos
como historia económica y social. El enfoque llamadohistoria total también tendría
imprecisas fronteras con la historia social, aunque en este caso se insistan en relacionar todos
los aspectos posibles del pasado: los anteriores, más
los ideológicos, culturales, mentalidades... (cada uno de los cuales tiene a su vez una historia
sectorial).

"No hay historia económica y social por que se acabó y se fue. Hay la historia sin más, en su
unidad. La historia que es por definición absolutamente social" 1

Para Hobsbawm la historia social puede ser vista desde tres aristas: como la historia de los
pobres o de las clases bajas con un enfoque de “historia del trabajo y de las ideas y
organizaciones socialistas”, en segundo lugar como la historia sobre “diversas actividades
humanas difíciles de clasificar”, por último, como el estudio de la combinación de la entre
historia social y la historia económica . Desde esas tres variables se identifica el cambio hacia
una historia de las colectividades, las cuales viene a brindar aportes significativos con
vivencias y experiencias, que permiten dar un viraje en la comprensión del desarrollo de las
sociedades en el estudio historiográfico.

En España, la historia social se recibe por influencia europea, y el trabajo de


los hispanistas (Pierre Vilar) y los exiliados (Manuel Tuñón de Lara). En la actualidad uno de
sus principales representantes es Josep Fontana.

Historia cultural
Historia cultural es la denominación de una corriente historiográfica más que una rama de
la historia o disciplina académica en sí. Comenzó a utilizarse de manera común a partir de la
década de 1970, sobre todo para definir determinados trabajos de historiadores anglófonos
(ingleses y estadounidenses) y francófonos (franceses). Los historiadores de tradición
hispánica tardaron en secundar los métodos de esta corriente porque en la tradición de los
distintos países hispánicos fueron más comunes las ideas de Ortega y Gasset para estudiar
las ideas y las tradiciones culturales. La historia cultural combina las metodologías de
la antropología y la historia para estudiar las tradiciones de la cultura popular o las
interpretaciones culturales de la experiencia histórica.

Generalmente, se enfoca en hechos históricos que suceden entre los grupos que no
conforman la elite de una sociedad, como el carnaval, las fiestas populares y
los ritualespúblicos. También se ocupa de las tradiciones populares como la trasmisión
oral de cuentos, canciones, poemas épicos y otras formas de tradición oral. En ocasiones, los
historiadores que la cultivan estudian el desarrollo de elementos culturales vinculados a las
relaciones humanas que lo hacen posible, como las ideas, la ciencia, el arte, latécnica, así
como expresiones culturales de movimientos sociales como el nacionalismo o el patriotismo.
También analiza los principales conceptos históricos
como poder,ideología, clase, cultura, identidad, raza, percepción, actitud, y desarrolla métodos
nuevos para la investigación histórica como la narrativa del cuerpo. Muchos estudios
consideran los procesos de adaptación de la cultura popular a los medios de comunicación de
masas (televisión, radio, periódicos y revistas, entre otros), los procesos de adaptación de lo
escrito al cine, y actualmente el proceso de asimilación de la cultura oral, visual y escrita
a Internet.

Otras formas o desarrollos teóricos recientes de la historia cultural provienen de otros campos,
como la historia del arte; de enfoques metodológicos previos, como la Escuela de los Annales,
el marxismo, y la microhistoria; o de formulaciones teóricas desarrolladas por intelectuales
concretos, como la de Jürgen Habermas sobre la "opinión pública", la deClifford Geertz sobre
la “descripción densa” (La interpretación de las culturas), y la idea de memoria como categoría
histórico-cultural discutida por Paul Connerton.

Varios historiadores pueden ser agrupados en esta corriente. Algunos de los más importantes
son: Roger Chartier, Robert Darnton, Patrice Higonnet, Lynn Hunt, Keith Jerkins ySarah Maza.
Sus trabajos sobre la época de la Francia revolucionaria han aportado, entre otras cosas, una
nueva visión del concepto modernidad.
Microhistoria

a microhistoria es una corriente que puede caracterizarse como una práctica historiográfica con fuerte
influencia antropológica y posmodernista, específicamente de Geertz. La microhistoria se ha propuesto
estudiar fenómenos socio - antropológicos a una menor escala de observación del sistema como forma
de poder analizar ciertos procesos más generales y caracterizarlos, según Carlos Ginsbury[1]
La Historia Local o microhistoria surge y se afianza con el objetivo de constituirse una alternativa para el
trabajo del historiador y no pretende devenir en un nuevo paradigma.
Efectivamente, la mayoría de los autores considerados representativos de esta línea historiográfica piensan a
la microhistoria como una práctica, su método esta relacionado primero y sobre todo con los
minuciosos procedimientos que constituyen el trabajo del historiador.[2]
Se trata de un conjunto de procedimientos que brindan al historiador la capacidad de moverse en un terreno
muy específico, enfocando la atención en un tema particular pero sin perder de vista en el detalle
los problemas más grandes.
Hasta los problemas de gran alcance pueden verse beneficiados cuando se enfrentan desde un terreno muy
específico. No constituye un cuerpo de proposiciones unificadas, ni una escuela, menos aun
una disciplina autónoma, como se ha sugerido algunas veces.[3]
Surgida como una postura reaccionaria contra una situación crítica de la historiografía, la microhistoria se ha
convertido en un importante espacio de debate y análisis sobre el estado actual de la ciencia historiográfica.
En definitiva, aporta al historiador una serie de elementos que le permitirán captar, a través del análisis de los
detalles, las relaciones y las conflictividades que componen el devenir histórico de las sociedades pero desde
el punto de vista del sujeto individual de lo histórico.
El carácter eminentemente empírico de la microhistoria es la causa de que no exista un conjunto de
postulados teóricos en esta corriente. Y es justamente esta la primer problemática asociada a la microhistoria:
la falta de desarrollo teórico.
Algunos autores además concuerdan en que la carencia de un bagaje teórico sistematizado hace de esta
línea de pensamiento un conjunto de técnicas de trabajo y no una teoría propiamente dicha que permita
la retroalimentación del trabajo experimental.
Se asimila esta falencia al hecho de que desde sus orígenes, la microhistoria buscaba acercarse a las
experiencias más individuales. Ya que le interesa detectar lo que no se ve, y propone una reconstrucción del
pasado a través de indicios y parcelas que sugieren los hechos, que deben ser interpretados por el historiador
es que la corriente no tiene una, ortodoxia establecida a partir de la cual funcionar.
Esta corriente pone el acento en redefinir los conceptos y profundizar el análisis de
las herramientas y métodos existentes.
La teoría debe ser una herramienta fundamental, componente necesario que guíe, explique y justifique los
pasos de una investigación. Es necesaria una teoría que sea un elemento analítico para dar cuenta de los
grandes problemas, sin quitarle al historiador la posibilidad de elección si desea moverse en un terreno muy
especifico, centrando su atención en un tema en particular, pudiendo descifrar problemas mayores en el
transcurso de su trabajo.
Es importante la presencia de una teorización en la cual las conclusiones puedan apoyarse y dar, en cierto
modo, justificación, no solo a las interpretaciones construidas, sino también para explicar las elecciones
efectuadas.
Es claro que, a pesar de esta escasa teorización, la corriente ha sabido sortear los problemas que pudieran
haberse producido, recurriendo a la ayuda de otras ciencias, o bien, centrando su atención en las relaciones
obtenidas a partir del cambio de escala, con lo que nos muestra que realmente es una alternativa para el
trabajo del historiador, sin desmerecer los intentos de sus representantes por reflexionar sobre estas
cuestiones.
Otro problema metodológico que acusa esta corriente historiográfica es el del cambio de escala de la
observación. Se tata de un recurso esencial para la micro historia, que exigirá redefinir los conceptos
tradicionales de contexto y estrategia.
La propuesta microhistórica no consiste en ubicar los casos observados dentro de una ley existente sino
lograr un enfoque que enriquezca el análisis social, a través del hallazgo de variables nuevas, más complejas,
más dinámicas.
Por otro lado, la decisión de reducir la escala de observación inevitablemente requerirá una redefinición de
contexto. Se trata de evitar la forma tradicional de partir del contexto y llegar finalmente al documento.
Recorrer el camino inverso dará lugar al surgimiento de múltiples contextos que permitirán, a través de
las operaciones experimentalmente adecuadas, descubrir las fallas en los relatos macro históricos existentes.

Esta noción de contexto es importante porque propone una alternativa interesante al suponer la toma de
contacto con el objeto de estudio en un nivel particular, especifico y desde allí partir hacia la caracterización
de un contexto más general.
Aunque la microhistoria sea un saber humilde y sencillo —de lo cotidiano y familiar— no por eso carece de
rigor científico. Todo microhistoriador busca afanosamente los datos reales en archivos tras una
paciente investigación, porque lo que pretende es reconstruir lo más exacta posible la verdad.
Las fuentes más frecuentadas son los archivos parroquiales, los libros de notarios, los vestigios
arqueológicos, los cementerios, las crónicas de viaje, los censos, los informes de munícipes y gobernadores,
estatutos, reglamentos, leyes, periódicos y tradición oral.
Es, desde otro punto de vista, la rama menos científica, menos arrogante y menos emperifollada de la
frondosa Clío, la menuda sabiduría que hace libres a las mini sociedades y las promueve para el cambio;
vacuna a los niños contra el horror a los policías grandotes llamados héroes y caudillos; permite hacer
generalizaciones válidas a los científicos de las ciencias humanas sistemáticas; proporciona viejas verdades a
esos revendedores que son los moralistas, y procura salud a los prófugos del ajetreo.[4]
Finalmente se puede decir que la microhistoria es un valioso recurso ya que a través de la ubicación en
diversas posiciones respecto al objeto de estudio permite una mirada crítica sobre
los procedimientos tradicionales y proporciona nuevas formas de abordar el estudio de los acontecimientos
históricos.
La microhistoria según Levi es comprendida también como un sistema de observación que necesariamente se
constituye a partir de su análisis en conjunto del nivel micro con el nivel macro. Haciendo de los dos niveles
un sistema nuevo de entendimiento y por tanto de interpretación, el autor coincide con esta afirmación ya que
es de lo simple a lo profundo, de lo particular a lo general que se escribe la historia, tanto de una región, de un
país e incluso la historia universal.
Sin el estudio concreto de los sucesos individuales (encuadrados y relacionados con su contexto) no se puede
entender la verdadera dimensión del desarrollo del conjunto de los sucesos históricos. Es interesante
una descripción histórica a gran escala, pero igual de importante es ver cómo se desarrollan las sociedades a
través de hechos cotidianos y aparentemente intrascendentes, pero que expresan los desarrollos histórico-
sociales de cada momento. Esta sería la realidad profunda de la historia, y por eso es importante la
microhistoria.
La adquisición de conocimientos históricos, así como de técnicas de trabajo a partir del entorno y de la propia
localidad no es un fenómeno reciente, así lo han demostrado estudios publicados de países anglosajones,
europeos, que desde los años de 1850 ya dejan entrever esta característica, como por ejemplo Alemania, que
a comienzos de siglo incorpora la historia local a su plan de estudios, así como en 1937, en Inglaterra ya se
hablaba de vincular la historia local - nacional - universal, también en España por los años de 1970 se
consideró la necesidad de trabajar cuestiones concretas y tangibles en la edad primaria, basar el
aprendizaje de la historia en la experiencia directa.
Por Historia Local desde el punto de vista pedagógico los autores de la investigación se adscribe a la dada
por Waldo Acebo Meireles que plantea que la misma es…" el estudio hecho por los alumnos, bajo la
orientación del maestro de los hechos, fenómenos y procesos singulares y locales del pasado lejano o
próximo, y del presente, de determinado territorio, en su relación con el devenir histórico nacional."[5]
 En Cuba, la más antigua referencia de historia local está en uno de los fundadores de la pedagogía cubana:
José de la Luz y Caballero (1835), en sus escritos llamó la atención de la relación del conocimiento con la
realidad objetiva y planteó la relación de la historia local - nacional - universal.
Así expresó: "familiarizar a los niños con ciertos recuerdos de la historia peculiar de su pueblo nativo" , se
refirió además, desde esta época, a colocar al alumno, " como en un centro a quien deberá referir los puntos
más notables que se hallan en la periferia para dar desde el principio cierta realidad al estudio de la historia.
También, desde esta temprana fecha Luz y Caballero planteó el vínculo local - nacional y universal, cuando
expresó: "para que sirva (la historia local) como de núcleo a la de su nación y después a las demás del
mundo.
 Entre sus seguidores consecuentes se encuentran: Ramiro Guerra (1920) que estableció la enseñanza de la
historia local en 3er grado, de igual forma Emeterio Santovenia lo secundó en 1950.
Los autores están plenamente de acuerdo con la postura tomada por Luz Caballero, ya que la historia de la
localidad, del pueblito donde nace el estudiante forma parte imprescindible de la vida de este, si se
desconocen los hechos, la mayoría de las veces importantes, de la historia nacional ocurridos en la localidad,
cosa que ocurre muy a menudo, los futuros jóvenes pudieran tener a menos haber nacido donde nacieron y el
autor considera que si no se siente amor por el pueblo que vio nacer a la persona, el amor a la patria, en
general, no será un valor bien consolidado.
Es por ello que se considera de vital importancia enseñar a los niños la historia de la localidad.
En nuestra provincia también existieron personalidades que se interesaron por el conocimiento y enseñanza
de la Historia Local; uno de ellos fue Manuel Martínez Moles, que publicó en 1936 "Epítome de la historia de
Sancti Spíritus" como libro de texto para uso de las escuelas primarias; otro autor Orlando Barrera, publica en
1986, "Sancti Spíritus: sinopsis histórica", donde se recogen textos inéditos que hacen un interesante
recorrido historiográfico de Sancti Spíritus, desde su fundación hasta 1980.
En nuestro municipio el tema está siendo abordado en la actualidad, con muy pocas publicaciones, sobre todo
referentes a los primeros 50 años del siglo XX, con especial énfasis en la publicación de la etapa
prerrevolucionaria y a la estancia del Comandante Camilo Cienfuegos en la zona que ocupa el territorio.
 
 

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