LFLACSO 02 Viteri PUBCOM
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LFLACSO 02 Viteri PUBCOM
ec
BOLÍVAR A. VITERI G.
OSWALDO E. VILLALBA
CESAR MONTESDEOCA M.
MONOGRAFÍA
DE SAN ANTONIO DE IBARRA
EDICIONES IADAP
I N S T I T U T O A N D I N O D E A R T E S POPULARES
D E L C O N V E N I O AÑORES BELLO
Por los años de la década del 40, había algunos talleres como el de don Mariano
Reyes, de los hermanos Montesdeoca, etc., los alumnos, después de cumplir con
I as exigencias impuestas por el profesor sobre la misma temática religiosa empe-
zaron a ver e interesarse en otros temas y en el aporte teórico-conceptual del
Colegio "Daniel Reyes", observaron a los indios lujosamente vestidos, muy
limpios y elegantes que pasaban por el pueblo hacia Ibarra causando la admira-
ción de todos. Los hombres lucían camisa y pantalón blancos, alpargatas en los
pies y un sombrero de ala grande de su propia fabricación sobre la cabeza, con
el pelo peinado en trenzas, el poncho rojo o azul con franjas decorativas muy mi-
nuciosas de una abigarada composición ornamental. Eran nítidos. La mujer,
una blusa blanca llena de encajes y bordados a mano, un largo anaco azul de
bayeta hasta los tobillos de los pies que envolvía su cuerpo dejando una abertu-
ra en uno de sus lados. La cintura sujetaba otra prenda muy hermosa, la faja
tejida manualmente y adornada con motivos precolombinos bien concebidos.
El cuello lleno de guaicas brillantes y doradas llamadas "sartas" que dan muchas
vueltas alrededor y bajo el mentón. Su longitud depende del gusto y de la
situación económica de su dueña. Las muñecas de sus manos ostentaban
"series" de coral rojo rotando varias veces en su contorno, cual pulseras; además,
zarcillos brillosos y cubriendo la cabeza un sombrero grande, diferente al del
hombre por la disposición de sus alas. Sobre sus hombros lleva la fachalina, una
especie de pañolón pequeño de fina tela. Su aspecto físico-somático también
causa admiración, tiene rasgos característicos de su raza indígena y con tales
facciones muy indias, aparece muy guapa. Los hombres son fornidos. Sin lugar
a dudas, los natabuelas son los indios de mejor raza y bien presentados. En las
fiestas solían ir al centro del pueblo muy cachacos. Volviendo al taller, los
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aprendices, cansados de hacer santos, plasman estos temas para salir de la rutina
y aplicar sus conocimientos en otros motivos. Ponen todo el esmero que llega al
virtuosismo, representándolos llenos de gracia y con el máximo de detalles.
Al comienzo, el acabado era a base de pintura para dar la apariencia real, luego
algún turista se aficionó de una obra que estaba sin terminar, únicamente tallada,
y la compró así. Los artesanos pensaron que era de mal gusto la compra, pero,en
fin. . . Al observar sus propias figuras, se dieron cuenta de que a la belleza del
trabajo se le añadía la de la madera, quedaba expuesto el encanto natural de la
fibra de esta. Más tarde, el acabado era sólo de dicha manera, característica que
se observa hasta hoy.
Son muy buscadas y tienen gran demanda, se trabajan por parejas: hombre y
mujer, bailando, con instrumentos musicales, tales como el rondador, la flauta,
la guitarra, etc.
Algunas personas, entre ellas: don Julio Viten, Carlos y Miguel Montesdeoca,
Manuel Cevallos, etc., tuvieron la feliz iniciativa de comerciar estas muestras de
artesanía, principiando así una gran actividad económica que ha cambiado
radicalmente la producción artístico-costumbrista de nuestro pueblo.
5.5.2 El Mendigo
está cubierta por un sombrero grande que le proteje del sol. Lleva cargado en
sus espaldas un costal o un atado con sus enseres, alpargatas, etc., es decir, lleva
su casa a cuestas. Su mano se apoya en un bastón, rama de árbol cualquiera y la
Otra sostiene un pilche que le sirve para comer y pedir alimento o agua al paso
por donde viaja. En la mayoría de las veces, está simbolizado junto a un perro,
fiel y leal compañero de su aventura y de su largo viaje que se pierde en el
tiempo.
Esta pieza se asentó en San Antonio por la causa que a continuación se expresa:
nuestro pueblo se halla en el camino a Ibarra, y en otros tiempos era paso obliga-
do de caminantes a pie, a caballo, en ferrocarril o en carro. H o y , la carretera Pa-
namericana asfaltada pasa por un lado de la población, cambiando el panorama
de años atrás, porque la mayoría de los viandantes pasan en elegantes automó-
viles y buses. De los viajeros mencionados, el que llama la atención es el peatón.
Los de menor precio y calidad caminan por las ciudades del país y del mundo.
El'mendigo? por ser un personaje universal se lo encuentra en todas las ciudades
de la tierra denunciando un problema social. En la expresión artesanal, se lo
confunde y es objeto de mala interpretación, acentuándose cada vez más el falso
nombre de "Mendigo" o " V i e j o " .
Entonces, vuelven la mirada hacia nosotros para preguntarnos: ¿Por qué se tra-
bajan tantos "Mendigos"?. . .¿Por qué esta artesanía interpreta la figura que
constituye una lacra social?. . . Porque muchos olvidaron la historia de su origen
y los demás no la conocieron.
Esta singuJar muestra de nuestro quehacer artfstico no es como S(:) cree ajena a la
realidad del lugar natal propio, es parte de su apacible y tranquila vida que captó
su Imagen, la plasmó en tabla o tronco y se quedó en él como un miembro más
de su admirable familia.
ta no tuvo modelo para la captación de la figura que debió ser la compañera del
"Caminante" en la obra escultórica.
Artesano trabajando la figura de madera más conocida de San Antonio, llamada: "Mendigo
o "Caminante".
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Sin embargo, dicha época trae consigo aspectos negativos, tales como aquella
falsa apreciación de que en San Antonio todos son artistas. Sin duda alguna, hay
grandes exponentes de la plástica, pero éstos son pocos, y el otro, relacionado
con la confusión creada por la inmensa gama de piezas talladas en madera que
ocasionalmente están ejecutadas con buen conocimiento del oficio, gran habili-
dad y motivos nuevos, aunque no alcanzan la calidad plástico-estética para que la
crítica las catalogue como obras de arte. Otras, son muy lindas y bien logradas,
tal que constituyen motivos decorativos. En general, podemos afirmar que los
objetos producidos en nuestro asentamiento geográfico están destinados a orna-
mentar el interior de residencias y oficinas y que es fácil observar la diversidad de
calidad de estos, su variedad de formas que van de lo artesanal a lo artístico, y la
cantidad considerable de copias distribuidas entre lo puramente ornamental y
utilitario. Tales formas son tomadas de la figura humana, la vegetación, la flora
y la fauna. Los motivos son precolombinos en su mayoría y el paisaje es emplea-
do como una manera de interpretación que limita las dificultades técnicas.
El turista ecuatoriano que visita San Antonio y queda deslumbrado al mirar sus
artesanías, las admira y las valora cada vez más. Lleva a su casa lo que más le
gusta, inclusive, realiza encargos. Muchos de ellos se convierten en asiduos visi-
tantes del pueblo durante los fines de .semana.
Los sacerdotes o sus representantes vienen para contratar obras escultóricas o ta-
lladas: cristos, santos, altares, nichos y elementos ornamentales de templos y
capillas.
Entre los escultores imagineros hay un grupo pequeño que mantiene la trayecto-
ria artística de sus antecesores.
José Terán mantiene un taller igual que los descritos anteriormente y de tipo
familiar, realiza imágenes religiosas y reproducciones de esculturas clásicas y pa-
ganas, técnicamente muy bien logradas.
Después del año 70, San Antonio sufre un cambio total en su vida cultural, so-
cial, artística y económica; la expansión incontrolada e indiscriminada, referida
anteriormente, alcanza la cresta; proliferan en el centro parroquial y en su calle
principal Incontables tiendas, almacenes y galerías de artesanías (algunos mal
llamados almacenes de turismo). Los resultados económicos benefician a los
comerciantes, pero, perjudican el desarrollo cultural y. estético-plástico de nues-
tra población. Estos se apoderan de un espacio geográfico, cultural, artesanal y
político importante que controla todo cambio, aun el crecimiento urbano de la
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En los últimos años, quizá desde el 78, se nota un crecimiento de los talleres de
tallado dedicados a la fabricación de muebles de estilo francés (Luises). Aconte-
ce lo mismo que en las otras ramas, la calidad de la muestra está comprendida
entre regular y sorprendente, desde lo mediocre hasta lo maravilloso.
Aspecto que presentan los almacenes, galedas o tiendas de a r te y artesanías del lugar. Como
ésta hay varias que son parte de la atracción de turistas y comerciantes.
En las décadas finales del siglo X I X y en las primeras de esta centuria, fue la mú-
sica la que hizo hablar mucho y muy bien de nuestra tierra en las provincias de
Imbabura, Carchi y Pichincha porque el prestigio y fama alcanzados por los
Teanga y José Dalgo rebasaron las fronteras comarqueñ8S y aun las provinciales.
Ellos llevaron al arte musical a un florecimiento comparable al de Otavalo de los
Chávez, con el de Cotacachi de los Páliz y al de Ibarra de los De la Torre.
Al igual que don Daniel Reyes en la plástica, don Ramón Teanga (el viejo) en la
música es el tronco que da frutos y sus ramas se multiplican conservando la savia
de su arte.
Sus primeros años fueron de autoeducación, y la madre naturaleza así como las
melodías populares de su época dieron forma a su recia personalidad. Se dice que
frecuentaba la vecina quebrada y al ritmo del canto cristalino del arroyo, em-
belesado, escribía notas musicales en una hoja de penco, sirviéndole de pluma la
misma espina, y nacía así una nueva pieza de música. Como incentivo para
atraer a la gente y seleccionar otros elementos que integren la banda y la orques-
ta, en su casa, estableció la enseñanza de la cartilla, un método sencillo para
aprender a leer y escribir.
En 1850, fue discípulo del famoso músico otavaleño Rafael Chávez, ejecu-
tante de varios instrumentos y profesor de esta rama de las artes temporales, para
cuyo efecto ten (a que trasladarse desde San Antonio hasta Otavalo, sin importar-
le la distancia que separa las 2 poblaciones. Con él aprendió: Teoría del Arte y
a tocar el órgano y el violín; fue condiscípulo de los hijos del maestro y de don
José Reyes quien viajaba desde Cotacachi.
En 1859 se casó con doña Mercedes Jurado, tuvieron 5 hijos, de los cuales tres
son también músicos: Ramón, Aurelio y Víctor. Toda su afición por la música
la concretó en la organización y capacitación de los integrantes de la banda de
músicos de su pueblo, la cual muy pronto obtuvo un alto nivel de interpretación
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Don Ramón cultivó con esmero tres amores: la banda, la orquesta y el canto
religioso. Instruyó a sus hijos con verdadera devoción y les preparó a cada uno
de ellos en funciones directivas de grupos musicales y de acompañamiento en las
prácticas religiosas realizadas en la iglesia parroquial.
El nivel artístico alcanzado por él le coloca entre los grandes hombres de San
Antonio. Su talento posee cualidades de ejecutante, director y creador de músi-
ca estéticamente bien lograda, además, es un didacta consagrado a difundir "el
divino arte" entre sus coterráneos.
Falleció en 1905, a los cien y más años de edad y su obra fue continuada por sus
descendientes con orgullo y verdadera entrega.
(No ha sido posible investigar por falta de fuentes de información sobre la vida y
obra del gran compositor sanantoneño, José Dalgo, quien, de acuerdo a lo que
conocemos, junto a Ramón Teanga son los pilares del arte musical de San Anto-
nio).
hijos, de los cuales el único varón y que lleva su mismo nombre es también músi-
co y toca el pistón.
Hubo mucha dificultad en recopilar los datos necesarios para relatar con más
amplitud su vida y su obra musical; pero, el comentario general de los pobladores
que vivieron aquella época afirma la calidad de Víctor Teanga como el más aven-
tajado de los músicos de la familia: maestro en la ejecución de varios instrumen-
tos y compositor notable. La familia Teanga-García conserva sus partituras
musicales, gran número de ellas son composiciones inéditas de pasillos y sanjua-
nitos y una buena cantidad de arreglos de música clásica demuestran la capaci-
dad interpretativa y creadora de Víctor.
(Su primo, Marco T. Teanga S., proyectó la música a través de su hijo Carlos,
quien descolló en la guitarra y en canto; formó dos tríos y con el segundo
denominado "Canción" ha alcanzado fama e incluso esta traspasa las fronteras
patrias).
6. ECONOMÍA Y D E S R O L L O
sus crónicas de viaje. Este carretero es más antiguo que la "Calle Oscura",aunque
no pasó por San A n t o n i o y A t u n t a q u i . La propiedad de Chulrabiquinchu moti-
vó la formación de un litigio j u r í d i c o entre los caciques de San A n t o n i o : Alonso
Flores y Andrés de la Cadena y los de Caranqui: Juan Coquilinango y Pedro
Quilominango, en 1594-1595. Triunfaron los dirigentes de nuestra Patria Chica,
según se desprende del auto de posesión expedido por el Alcalde Juan Espinosa,
el 9 de abril de 1594. Guazaquelfn y sus indios, después de 1574, fueron redu-
cidos a Caranqui y el viejo Jefe continuó siendo principal en su nueva población.
El primer camino que conectó Ibarra con Esmeraldas fue realizado debido al
interés del Corregidor de la "Ciudad Blanca", capitán Pablo Ourango Delgadillo.
La vía desapareció en 1594'tragada por la selva. Otra carretera se ejecutó por
iniciativa del sabio Pedro Vicente Maldonado; una tercera tuvo el diseño del
indicado geógrafo; una cuarta, en 1803, logra la colaboración del Presidente de la
Real Audiencia, de Q u i t o , barón de Carondelet, del Obispo Cuero y Caicedo y
del ilustre colombiano Francisco José de Caldas, la de Malbucho -cercana a
Cuajara—. Muerto el barón, el camino corre igual suerte que tos anteriores:
abandono y destrucción. Un q u i n t o y sexto intentos se realizaron en la etapa
republicana, bajo las administraciones de García Moreno y J . M . Plácido Caama-
ño, la carretera del " P a i l ó n " con el segundo de los presidentes mencionados. El
final es el mismo. Por f i n , en 1957, en la administración de Camilo Ponce Enrí-
quez, se termina de construir la línea férrea que une ¡barra con San Lorenzo,
puerto del Pacífico en la zona norteña de la provincia de Esmeraldas, después de
transcurridos largos años de iniciada oficialmente el 1o. de enero de 1930.
Actualmente, se hace una vía carrozable entre las dos ciudades últimamente
nombradas, y antes fueron construidos o reconstruidos caminos vecinales, inter-
cantonales e interprovinciales.
Las dos guerras mundiales de este siglo, tanto la de 1914 como la de1939, con
sus períodos respectivos de postguerra que comprendieron hasta los años 1920
y 1950, en su orden, magnificaron la producción de sombreros de paja toqui-
lla elaborados por obreros y obreras de la cabecera parroquial y del barrio Bella-
vista, porque los países que manufacturaban este artículo estuvieron inmersos
en los dos conflictos. La elaboración de esta prenda de vestir implica peligro
para la salud del operario y siempre fue muy mal pagada, quizá mejor en las dos
épocas de gran desarrollo.
La búsqueda de trabajo para sobrevivir jamás ha sido fácil, los gobiernos de siem-
pre, poco o nada han realizado para propiciar la ocupación, aunque muchos han
ofrecido remediarla con oportunidad de las campañas electorales, Ante esta
realidad dura, la juventud de nuestro terruño ha tenido que elegir en los primeros
50 años de la presente centuria y los últimos de la anterior entra; abandonar la
propia tierra para enrolarse en los cuarteles del ejército, marina, aviación y poli-
cía, ingresar en calidad de obreros a la fábrica t e x t i l " I m b a b u r a " de Atuntaqui, ó
dedicarse al sacerdocio, magisterio, artesanías, peones de hacienda y de caminos,
y,algunas mujeres,vestir hábitos religiosos, (La fábrica textil " I m b a b u r a ' ' d e b i ó
ser construida a orillas del Chorlaví, a pocos metros del puente sobre dicho r í o
en la Panamericana vieja, j u n t o a los molinos de propiedad de la familia Cepeda;
la falta de visión de algunas autoridades de (barra de aquel entonces Impidió
estructurar esta fuente de trabajo que es aún polo de desarrollo socio-econó-
mico).
En 1944, inicia su tercera etapa de vida el liceo artístico "Daniel Reyes" trans-
formando la economía del pueblo.
Históricamente, los estamentos del habitante de nuestro pueblo son los siguien-
tes, en relación con la estructura social, política y económica de la unidad geo-
gráfica, y acorde con el pensamiento prevaleciente de la época y del grupo:
San A n t o n i o , una de las siete parroquias que actualmente posee el cantón Ibarra,
tiene una superficie de 26 km cuadrados y, según el ú l t i m o censo de 1982, 8.383
habitantes.
Al relacionar esta superficie con la población total de los tres censos últimamen-
te realizados, se tienen las siguientes cifras de densidad poblacional:
tiene más pobladores que los demás de la provincia, absorbiendo el 3.4 o/o del
total de Imbabura y el 8.5 o/o del cantón Ibarra.
El análisis por sexo y grupos de edad revela que la población es bastante joven, la
mitad de ella (50.4o/o) es menor de 20 años. Esta situación se presenta más
acentuada en los hombres que en las mujeres, porque el 51.5o/o de aquéllos y el
49.3o/o de aquéllas están por debajo de esta cota. El conjunto de personas de
20 a 59 años de edad, que en teoría tiene bajo su responsabilidad económica y
de mantenimiento a los demás, representa el 40.2o/o. Se observa también la
existencia de un alto porcentaje de ancianos por cuanto este grupo significa el
9.4o/o del total. Resulta interesante mencionar que en el país aproximadamente
el 5o/o de sus habitantes es mayor de 60 años y que el elevado tanto por ciento
de ciudadanos que sobrepasan este límite es propio de naciones más desarrolla-
das económica y socialmente.
103
Total 24.4
Hombres 42.2
Mujeres 7.4
104
(Las principales características demográficas del pueblo y sus anejos han sido
estudiadas en términos muy generales en esta exposición).
6.2 Servicios
6.3 Educación
6.3.1 Educadores
Tomando como fuente las cifras de los censos de 1974 y 1982, conviene exami-
nar el nivel educativo de la población y dentro de este marco, en primer t é r m i n o ,
el analfabetismo y el grado de instrucción, con la finalidad de comprender los
cambios experimentados durante estos 8 años, para lo cual debemos analizar los
estratos de la educación, utilizando para ello los principales indicadores:
111
a) En este año, los mayores de 10 años de edad fueron 4.919 y los analfabe-
tos sumaron 8 7 3 , o sea, el 18o/o.
c) En cuanto al analfabetismo por sexo, cabe hacer notar que los porcentajes
de iletrados correspondientes a los dos sexos no han tenido variaciones sig-
nificativas; en efecto, en el censo de 1974, el tanto por ciento de mujeres
analfabetas era del orden del 65o/o y en el de 1982, del 67o/o y de los
hombres, el 35o/o y el 3 3 o / o , respectivamente.
El nivel pre-primario
El nivel primario
Esta aceptable relación puede ser uno de los factores, entre otros, para que el
rendimiento escolar y, en general, los indicadores educativos de nuestra pobla-
ción sean relativamente mejores que los correspondientes provinciales.
El nivel medio
Este déficit educacional debe ser corregido de manera inmediata y aunque par-
cialmente con el incremento del ciclo diversificado en la modalidad de Humani-
dades Modernas está remediado; hace falta un estudio científico sobre pobla-
ción, economía, ocupación, industrias, rentabilidad, proyección ocupacional y
económica, etc. que posibilite un diagnóstico serio como base para la creación de
especialidades adecuadas, con f u t u r o y de carácter técnico.
6.4 Deportas
La piscina del pueblo ha servido para que muchos de sus hijos adolescentes y
niños aprendan la natación y en este deporte se ha distinguido Guillermo Suárez
C, fue ganador en más de una ocasión en el cruce del lago de San Pablo.
116
— Poliparasitosis intestinal.
— Diarrea aguda.
— Enfermedades del embarazo, parto y puerperio, en todas sus formas.
— Desnutrición.
La eliminación de aguas servidas se halla en una situación muy crítica (es una de
las principales causas para la propagación de enfermedades de carácter infantil es-
pecialmente), el censo de vivienda del año tantas veces aludido indica que el
60o/o de casas no tiene acceso al alcantarillado, el 15o/o usa pozo ciego y sólo la
cuarta p a r t e , 26.5o/o,utiliza el alcantarillado.
El aspecto más grave del sanatorio es la falta casi total de medicamentos necesa-
rios para atender emergencias y a la población de escasos recursos económicos.
Actualmente, por iniciativa del módico de este centro asistencial, se están hacien-
do esfuerzos para mejorar su planta física, dotarle de enseres de oficina, etc.
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7. ORGANIZACIÓN Y ADMINISTRACIÓN
Nuestra parroquia, desde la época colonial hasta 1935, geográficamente, fue muy
extensa. A ella pertenecieron la cabecera parroquial San A n t o n i o , los barrios de
San Luis de Cobuendo, San José de Chaltura, San Miguel de Bellavista, San Fran-
cisco de Natabuela, San Vicente de los Óvalos, San Isidro de Tanguarfn, Santo
Domingo, Chilcapamba (Santa Mañanita de Jesús), Moras, Los Calistos, Chorlavf,
Loma de Soles y Chichabal, viejos y los nuevos de La Cruz, Barrio Obrero, José
Tobar, la " Y " , etc., más los llanos de Las Parcelas, San Agustín, La Olimpia,
Morascocha, Angarrumi, Santa Clara, Santa A n a , Las Tolas, El Chorro, La Isla,
El Tambo, Monjaspamba, Guatabiro, Guayllabamba, El Chilcal, Los Colegiales,
etc. Sus límites llegaron por el noroccidente hasta el río A m b i , colindaba con
Urcuquí y por el suroeste lamía las goteras de la "Cequialta", actual Andrade
Marín.
Varias son las causas por las que nuestro territorio se fraccionó. En él se asientan
hoy 4 poblaciones capesinas en lugar de una sola como sucedió antaño y por va-
rios siglos. Estos pueblos son: San A n t o n i o de Ibarra, Imbaya (Cobuendo),
Chaltura y Natabuela.
Como en todo cambio, hubo resistencia, en especial, de los habitantes del centro
parroquial. Gestiones de oposición y réplica fueron realizadas por las partes en
c o n f l i c t o , empleando en algunas oportunidades el clásico recurso de aquellos
tiempos: publicación y reparto de hojas volantes.
Dos tesis diferentes del Derecho Territorial se contraponen en este caso y el liti-
gio nace de inmediato: el nuevo cantón interpone el tema del límite natural
(quebrada de San A n t o n i o ) . Una proposición sustentada en la geografía, en la
parte material, física del problema. Nuestra defensa, se fundamenta en el dere-
cho a la libre autodeterminación de los pueblos (la libérrima y unánime voluntad
de los habitantes de Bellavista), consagrado por la O E A y la O N U , inclusive.
Este argumento de índole humanista y concepción pacifista tuvo inmediata aco-
gida de parte del gobierno del general Alberto Enríquez Gallo, y su Ministro del
Interior dispuso el estudio de la litis en el terreno de los hechos, designado al
coronel Pinto del Instituto Geográfico Militar para que realizara la misión e in-
formara al respecto. El informe fue favorable a nuestra tesis y el decreto refor-
matorio de los límites en referencia fue promulgado prontamente. Los linderos
establecidos en la citada ley son los mismos de hoy.
7.3 Instituciones
— Sociales
— Educativas
— Patrióticas
— De defensa de derechos
— Pol íticas
— Culturales
— Deportivas
— De varios objetivos o mixtas, y
— De aguas.
Entre las de carácter social merecen citarse 2. La más antigua quizá y con mu-
chos años de vida, se aproxima a un siglo de existencia, es la Hermandad Funera-
ria; fundada en el siglo X I X , construye en 1898 el actual cementerio, segundo en
La Diócesis de Ibarra por su belleza, según lo afirmado por L.F. Madera en su
referida Geografía de Imbabura, editada por segunda vez en 1918. Fundadores
de esta institución son el cura párroco de aquellos años, enterrado en el panteón
antes mencionado, Dr. Teodoro Miguel Egas y don Leonardo Cevallos (padre de
los 3 maestros Cevallos Almeida), entre otros. Esta sociedad funeraria cumple
una buena etapa de organización bajo la presidencia de don Heleodoro Ayala,
propietario de la vecina hacienda de Santo Domingo, que en el período colonial
perteneció a la comunidad de los dominicanos, quienes la permutaron con una
estancia de la jurisdicción de Urcuquf.
La segunda denominada Sociedad Obrera "Cristo R e y " , fue creada por monse-
ñor Leónidas E. Proaño V . , en sus primeros años de vida sacerdotal, con una in-
teresante organización social que avisoraba a su fundador como un innovador de
la comunidad dentro del cristianismo. No nos equivocamos al pronosticar su
labor y proyección episcopal, con oportunidad de su consagración como obispo
de Riobamba, en mayo de 1954, al decir que en la Sultana de los Andes deslum-
hrar ía por su pobreza y por sus obras. Un prelado fuera de serie, con concepcio-
nes y realizaciones pragmáticas y objetivas de la religión y del apostolado. Re-
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dentor de los pobres y liberador de los indios según el evangelio. Ellos, los
marginados de siempre y- el país le deben inmensa gratitud y la Academia de
Ciencias de Suecia, el Premio Nobel de la Paz para el que fuera candidatizado
por América India. Fue el primer Obispo de los Indios, doctor Honoris causa de
la Politécnica del Chimborazo y de la Nacional de Q u i t o , al par que de la Univer-
sidad Central del Ecuador y la de Saabrucküen de Alemania Federal, obtenido
este ú l t i m o el 26 de octubre de 1987.
Algo semejante ocurre con las sociedades culturales. Estas se forman para prepa-
rar y representar una pieza teatral popular u organizar una orquesta o banda de
músicos, siendo un ejemplo notorio de está afirmación la coexistencia pasajera
de 2 grupos musicales, el uno dirigido por el maestro A d o l f o Brito y el o t r o con-
formado por la familia Teanga.
Las mingas, cuyo relato sus autores escribieron usando el pico como pluma y
el sudor de sus poros como tinta en el papel imborrable de su tierra generosa,
centinela de sus obras y memorias, lograron el milagro del progreso. Son muchas
y famosas, todas ellas manifestaciones reales de fervor cívico y de trabajo. Enun-
ciaremos algunas como ejemplo para las nuevas generaciones y como recuerdo
para la Historia:
Cotacachi, madera de montaña para la iglesia, igual que la efectuada con idéntico
propósito y al mismo lugar, en 1945. Es muy recordada por sexagenarios y otros
mayores la serie de mingas que para aplanar la plaza principal se hicieron durante
un año, todos los lunes de todas las semanas, mediante concursos entre barrios
de la parroquia, doblándose barras y trabajando hasta las primeras horas de la
noche para extraer piedras gigantescas. (Es memorable aquella competición
entre Tanguarín, liderado por don José Peregrino Almeida —sanantoneño— y
Chorlaví, por don Rodrigo Ayala, propietario de la hacienda " E l M i l a g r o " , cer-
cana al pueblo, hijo de don Heleodoro Ayala, benefactor de nuestro terruño. La
banda de músicos cuyo instrumental fue traído desde Bélgica y obsequiado a la
población por la familia Tobar Landázuri, con sus alegres notas alentaba a los
mingueros, igual efecto conseguían la chicha y el aguardiente. Al final de cada
minga, la gente bailaba contenta, visitaba la casa del párroco y en su espacioso
patio danzaba al r i t m o de aires musicales, era obsequiada con una copa de vino
en recipiente de plata, y, al final, se divertía hasta altas horas de la noche en las
moradas de sus amistades o de sus amores).
azul, gracias a los refuerzos llegados desde Ibarra. El grupo liberal se dispersa y
algunos son tomados prisioneros. En la mañana de aquel día y entre los mismos
bandos hay una refriega en Agualongo, donde tirunfaron los rojos; en ambas
batallas, las bajas suman 10 muertos. En esos tiempos, la mayoría casi absolu-
ta de la población era conservadora; sin embargo, algunos jóvenes tenían ideas
liberales, vislumbraban estructuras democráticas y habían de participaren accio-
nes de su defensa. Ingresaron en las filas de Veintimilla y A l f a r o , como es el caso
de los comandantes: Julio Cervantes Rivadeneira y Tomás León (viejo). Otros,
en calidad de reservistas voluntarios, contribuyeron con su grano de arena a la
victoria del " V i e j o Luchador", entre ellos: Rafael Orbe y Rafael V i t e r i . El capi-
tán Tomás León (hijo) luchó por el pendón rojo. En las filas opuestas, se da el
hecho de don David Zaráuz, el cual es, tomado prisionero por las fuerzas guber-
namentales luego de la derrota de los conservadores en San José de Urcuquí, en
1924, acaudillados por Jacinto Jijón y Caamaño.perdedor de las elecciones presi-
denciales acaecidas en dicho año; es conducido al penal García Moreno de Q u i t o
y apodado por tal suceso como "Capitán A r a ñ a " .
La guerra de los "Cuatro Días" realizada en la capital del Ecuador, en los últimos
días de agosto y primeros de septiembre de 1932 dio al país el t r i u n f o de la cons-
titucional ¡dad; en San A n t o n i o y al paso por este lugar de la columna roja for-
mada por los " P u p o s " , en el corredor de una casa aledaña a la estación del ferro-
carril cae abatido Amador Estévez, nativo de la parroquia, probable simpatizante
del conservadorismo y miembro del grupo que hostilizaba a los carchenses por
liberales y también porque de acuerdo con la tradición, otros grupos saquearon
pueblos ubicados en su ruta y creyeron los de la jorga en la repetición de un acto
semejante o, por lo menos, de un requisamiento forzado de acémilas. Según un
testigo del episodio, integrante de la columna liberal, quien disparó y mató al
joven Estévez fue Ariosto Borja, ya fallecido. En la citada guerra participaron
militares de nuestra tierra, tales como los soldados: Miguel Almeida, Gustavo
Páez, Pedro Delgado, José L. Estévez, etc.
El mayor del ejército ecuatoriano Cosme Galo Yépez León, coterráneo nuestro,
protestó enérgicamente contra el gobierno de Velasco Ibarra al romper éste la
constitución de la república el 30 de marzo de 1946. La defensa de ta democra-
cia le significó el retiro de las fuerzas armadas al no tener eco en el servicio activo
su posición de soldado rectilíneo que j u r ó defender no sólo la Patria, sino tam-
bién la carta pol(tica y las leyes de la nación.
En 1947, con ocasión del golpe de Estado conocido con el nombre de "Manche-
n a z o " , un hijo de San A n t o n i o : teniente coronel Jorge Armando Cevallos A . , de
la guarnición de Tulcán, protesta y defiende el orden constituido (la democra-
128
Cuenta la tradición, con sabor a leyenda, que Bolívar dentro de sus preparativos
para la batalla de Ibarra, del 17 de j u l i o de 1823, dispuso que la plaza de San A n -
t o n i o sea llenada con ganado para engañar y distraer la atención de los hombres
de Agualongo con puestos de observación en A l o b u r o , mientras el Libertador
entra en Ibarra por la vía inesperada: el lecho del r í o Tahuando. Una buena tác-
tica de sorpresa que incide en las batallas, semejante a la utilizada por el inca
Huayna-Cápac cuando sorprendió a Cacha al llegar a A t u n t a q u i por la ruta occi-
130
En todas las ocasiones que el país ha estado al borde de la guerra con su vecino
del sur, la juventud estuvo presta para asir el arma y defender a la Patria.
En 1910, ante el llamado de A l f a r o , acudió gustosa y se alistaba para
marchar a las fronteras. En 1 9 4 1 , año de la invasión peruana, muchos jóvenes se
enrolaron en las fuerzas armadas ecuatorianas y combatieron en defensa de nues-
tra integridad territorial y nuestro honor nacional. Dos de ellos: Miguel Ángel
Terán y Ricardo Villegas ofrendaron sus vidas a la Madre Patria y a la Libertad.
En todas las oportunidades, cuando el peligro de guerra asomaba de negro en
nuestros claros horizontes, la totalidad de los hombres hábiles se preparaba entu-
siasta para empuñar las armas, concurriendo cumplidamente a las milicias y así
ejercitarse en el arte de la guerra.
131
bate iniciase desde el cementerio del templo donde se halla la columna de Pólit
que parece se adelantó a las demás. Pronto, la lucha se extiende por todos los
4 costados. El arrojo de las fuerzas nacionales hace que los españoles abandonen
los cañones de la plaza, caigan abatidos algunos realistas y los demás se refugien
en el templo, desde donde burlonamente disparan cartuchos fabricados con las
hojas de los misales, exclamando: " A l l á va la epístola de San Pablo", "Esa antí-
f o n a " , etc.
gojado Imbabura, y a los 11 años los descargó entre furioso y alegre, para rociar
el pecho de sus hijos de ímpetu y valor y, entonces, las rosas, las blancas rosas de
las riberas del Tahuando orlen las guirnaldas de Bolívar y sus huestes en aquel
17 de j u l i o . No se aró en el mar, ni tampoco fue inútil la sangre vertida. La jus-
ticia, aunque tarde, llegó, llegó despojada de venganza. Así lo comprendieron y
así lo celebraron los hombres del pasado.
Terminaremos este relato con las frases de P. Fermín Cevallos llenas de verdad y
poesía:
A esto añadiremos:
Amaron tanto la libertad nuestros mayores que el celo encegueció sus mentes.
La pasión motivó muchos errores en la búsqueda del único camino que conduce
a ella: la unión. Fue tan intenso el amor que opacó el yerro y la Historia perdo-
nó el equívoco, porque más admiró la hazaña heroica que el laurel del t r i u n f o .
134
9. COSTUMBRES, T R A D I C I O N E S Y L E Y E N D A S
9.1.1 Religiosas
En este á m b i t o , cinco son las principales fiestas que año tras año se suceden en
nuestra tierra, celebrándose cada una de ellas mediante actos folklóricos y reli-
giosos prioritariamente. En algunas hay actividades deportivas, culturales, socia-
les, etc.
c. La gente se retira a sus moradas y en ellas come las "cosas secas" (rosque-
tes, mojicones, panuchas, galletas, etc.).
Semana Santa.- Los naturales construyen el monte calvario para la crucif icción
de Jesucristo. El viernes de concilio, en las primeras horas de la noche, tiene lu-
gar la procesión más conocida como la de los "Soldados Romanos"; en ésta se re-
presentan pasajes bíblicos con verdadera maestría admirada por propios y extra-
ños y, además, se pone en juego la creatividad de sus autores y su fe cristiana, y
al igual que en otras poblaciones, se consume también la tradicional fanesca.
Oía de Difuntos.- Acuden los pobladores a los dos cementerios del lugar a visitar
las tumbas de sus parientes fallecidos, con flores y tarjetas. Los indígenas pagan
por el rezo o canto de responsos ofrecidos a sus familiares muertos. Antes, en
septiembre u octubre, algunas familias faenan chanchos gordos para con la man-
teca obtenida elaborar pan en hornos de leña, así como guaguas y caballos de
masa, en los días inmediatamente anteriores al 2 de noviembre. En este día,
acostumbran comer el " c h a m p u z " con pan: un elaborado de harina de maíz,
panela, mote, hojas de naranjo, etc., agradable bebida fresca propia del Ecuador
y Perú.
9.1.2 Sociales
Las Navidades.- Hasta 1932, año en el que fueron creadas las parroquias ecle-
siásticas de Natabuela y Chaltura, los habitantes de la cabecera parroquial acos-
tumbraban ir el 25 de diciembre a Natabuela para comer los tamales hechos por
las mujeres de quel poblado. Después de ese año, en la noche del 24 de diciem-
bre, al salir de la misa del gallo realizada a medianoche, adquiríanlos en la plaza
"Francisco Calderón"; algunas amas de casa los preparaban en sus propias vivien-
das. Las escuelas de la localidad solían entretener a los padres de familia con
representaciones teatrales y musicales en la horas anteriores a la referida misa de
medianoche. Los pases del niño y los nacimientos mostraban la tendencia artís-
tica de nuestros coterráneos. H o y , la invasión de culturas extrañas ha trastoca-
do las bellas costumbres heredadas de los.sigios pretéritos y la gente habla, por
t a n t o , del árbol de navidad, de Santa Claus, del viejo Noel, del intercambio de
obsequios, etc. Los más ancianos rememoran el juego de los aguinaldos que
en dicha época tenía realidad. (Una tradición más que desaparece talvez para
siempre).
En los siguientes días del 25 de diciembre, los jóvenes bailaban en la plaza públi-
ca con banda de músicos y, ocasionalmente, acompañados de señoritas que
osaban desafiar la censura de personas intransigentes c o n los cambios de la era
moderna. Los disfraces más comunes de los bailarines fueron las vestimentas de
chinos e indios, caretas de metal, cushmas, poncho plisado, pantalón y camisa
blanca y sombrero de alas grandes adornado de cintas de colores, etc.
137
- La copia espléndida que don Ramón Teanga, "el viejo", hace de un gringo
turista y logra engañar a un adolescente de la época, llamado Ezequiel
Aguirre (El Chugsi), a quien le pide le sirva de guía hasta Ibarra; en el cami-
no, diole de azotes al incauto y al final accedió ser identificado por el
zurriado acompañante.
Los Exámenes Finales.- Hasta hace poco tiempo, al finalizar cada año lectivo,
los padres de familia con sus hijos de la mano y ataviados sus retoños con traje
nuevo, asistían a la escuela para presenciar el examen oral de sus niños y la hora
138
La Ronda de Pájaros.- Los amigos del barrio acudían por la noche a la quebrada
de San A n t o n i o , alumbrándose con cirios protegidos del viento por medio de
cartuchos hechos de papel transparente, un farol o una linterna, según la época,
a la cacería de pájaros dormidos en los chilcales y usando la bodoquera los
mataban. Algunas veces, estas rondas sirvieron para asustar a los integrantes del
grupo con bromas fuertes, tal como aquella que la tradición cuenta fue realiza-
da por ese personaje ya conocido, don Ramón Teanga, "el v i e j o " , quien al ser
eliminado de su jorga se vistió de diablo, con una vela encendida y una caja des-
templada protagonizó un acto de terror y pánico en la quebrada obscura y al
filo de la madrugada; tuvo que identificarse prontamente ante uno de ellos, el
más corto de estatura, don Francisco Almeida, para evitar un colapso talvez
fatal, puesto que éste no podía franquear una pared y huir de aquella horrible
visión.
Las Fiestas de San Juan y San Pedro.- Antes del desmembramiento territorial
de nuestra parroquia, sus parcialidades aborígenes, en un día determinado de la
semana de festividades, bailaban en la plaza "Francisco Calderón". Formábanse
dos bandos rivales y frenéticos por la " t o m a de la plaza": los "Guangudos",
conjunto al que pertenecían indios de Natabuela, Los Óvalos, Monjaspamba, El
Tambo y Pucahuaico, de pelo largo, con ponchos de vistosos colores (dominan-
do el rojo), sombreros de copa alta y ancha ala, camisa, alpargatas y pantalón
blancos, algunos utilizaban oshota, y los " M o c h o s " , grupo de naturales, de pelo
corto, con vestimenta híbrida: saco y chaleco de blanco (mishu) y camisa,
pantalón y alpargatas indígenas, oriundos de Cobuendo, Chaltura, Tanguarín,
Chorlaví, Loma de Soles, Chilcapamba, Chichabal, etc. Para impedir la pelea
sangrienta a golpes de puños, de cuernos o de flautas, entre las dos facciones,
un cordón de policías se colocaba en la mitad dé la plaza. Al menor descuido
de su parte, el ataque m u t u o era inmediato y siempre vencía la minoritaria, la
de los " M o c h o s " , puesto que sus integrantes asían de los "guangos" a sus con-
trincantes y los enviaban al suelo. Los indios embriagados buscaban la pelea
con delirio y locura. . . ICuánta actividad y cuidado debió desplegar la fuerza
pública de aquel entonces!, muchos años comandada por el simpático jefe ¡ba-
rreño, capitán Paredes, a fin de evitar la refriega peligrosa que incluso dejaba
muertos y heridos en distintos enfrentamientos entre "guangudos", efectuados
139
Liadas las maletas, alistados los animales y dispuesto el ánimo para iniciar la mar-
cha, el día señalado y en las primeras horas de la madrugada, el cortejo salía de la
casa y tomaba la ruta respectiva; algunos familiares y amigos acompañaban a los
viajeros hasta llegar a un punto determinado de la vía, aquí, igual que en la
puerta de la habitación familiar, una nueva despedida entre abrazos, sollozos y
buenos deseos de felicidades; después de encaminar a sus allegados, retornaban
a sus lares para iniciar de inmediato la preparación de la fiesta que significaba el
retorno de los viandantes.
En la puerta de calle del edificio de propiedad del viajero o de sus padres se con-
feccionaba un arco con palmeras y flores, un verdadero arco de t r i u n f o , por él
debía pasar el esperado familiar (familiares) en su vuelta a! hogar; se preparaba
un banquete criollo con abundante chicha y aguardiente y a! son de la música
ss le (les) daba la más calurosa bienvenida; la alegría y el baile entre gritos, eufo-
ria, brindis, etc. continuaban por varias horas hasta que el cansancio rendía,sobre
todo, a los recién llegados, obligándolos a retirarse al descanso y finalizar así la
grata fiesta. Antes del arribo a casa, el día destinado para ingresar al pueblo, en
horas convenientemente calculadas, los amigos y los íntimos iban a su encuentro
a un sitio cercano y previamente fijado; éstos se preocupaban, luego del cordialí-
simo saludo, una verdadera muestra de afecto y gratitud, de las valijas y las acé-
milas. Una breve conversación sobre las impresiones del viaje y la estadía y una
corta répl ica acerca de las circunstancias y vivencias de los que en casa se queda-
ron, los entretiene mientras llegan a su morada que tanto extrañaron en la
ausencia. Todas estas actividades y emotivas experiencias, a más del reparto de
las señas del viaje (obsequios y recuercjps) durante la recepción, configuraron
aquella hermosa costumbre del encuentro, hoy venida a menos, quizá en proceso
de desaparición.
140
9.1.3 Socio-Económicas
En los cortes de cebada o trigo actuaban los mingueros al son de cánticos y bajo
los efectos de la chicha y el aguardiente. Después del desayuno con mote, ají y
chicha, la faena se animaba y adquiría colorido. Luego el acarreo, el almuerzo y
la construcción de la gavilla (parva) cerraba el ciclo de trabajo. La minga termi-
naba en baile y, algunas veces, en riñas.
Sobre las eras se coloca el maíz de cosecha, recolectado por cogedoras (campe-
sinas) (tras de ellas van las "chugchidoras") y transportado por cargadores. Des-
pués del reparto del grano previamente clasificado en bueno y podrido, entre el
dueño y " p a r t i d a r i o " , las mazorcas son ensacadas en costales y al lomo de bes-
tias, llevadas a casa. Tanto cereal bueno como podrido se daba como ración a los
mingueros, a cambio de su ayuda. Al mediodía,el propietario recibe el "media-
n o " (gallina o cuyes preparados con papas doradas, huevos cocidos y la mal-
ta de chicha). En correspondencia, el aparcero acepta el aguardiente. La cose-
cha concluye con baile animado de todos, incluyendo familiares, mingueros e
invitados y, en ocasiones, en orgía y peleas.
Recreaba la vista observar el desfile de cargas de leña que al lomo de seres huma-
nos y bestias, serpenteando sonderos estrechos, en su mayoría llenos de polvo,
lodo o piedras, hábilmente esquivadas por los pies callosos de hombres, mujeres
y niños campesinos y por los cascos de famélicos animales, descendía desde la
montaña y por las cañadas llegaba a las blancas casitas o a los pajizos albergues
de alegres o míseros poblados. ^(Algunos negociaban la leña y con el producto de
la venta podían subsistir).
altas, todos los días, al rayar el alba, y pasado el mediodía iban en busca de agua
para calmar la sed de los animales, cuando estos tenían la panza a plenitud por
haber comido toda la mañana: "sarapanga", hierba, tamo, etc. Los apacentado-
res llevaban el "cucabe" para su sustento envuelto en un mantel o un pedazo de
papel, y el " p u r o de agua" para bebería cuando la sed arrecie. Al regreso, el bali-
do de ovejas, el mugido de bueyes, vacas y terneros y el rebuznar de asnos albo-
rotaba el ambiente, anunciando el retorno esperado de pastores y ganados y la
llegada de las sombras de la noche.
Viajes en "Busca de la Vida".- Cuando el pueblo era muy pobre y los caminos
malos, únicamente de herradura, muchos habitantes con uno o más burros que
sobre sus lomos llevaban algunos comestibles: sal, panela, maíz, etc. solían ir a
los sectores altos de Imbabura y Pichincha donde cultivaban papas, mellocos,
ocas, cebada, trigo, etc. para intercambiar productos (cambalache) con los mora-
dores aborígenes de aquellas regiones. Desde esos lares también venían a San
A n t o n i o con igual propósito. Esta actividad comercial legítima y con tintes
folklóricos se denominaba: "buscar la v i d a " .
— La otra está formada también por personas o familias que dejan su solar
nativo tras de lo que la suerte depare: unos tienen conocimientos arte-
sanales o de otra especie para defenderse en la dura lucha por la vida y
otros, " n i oficio,ni beneficio" (a este grupo está referido preferentemente
el nombre que la gente asigna a la " c o s t u m b r e " de nuestra narración). Este
f l u j o migratorio, así mismo, se ha restringido en la actualidad debido al
mejoramiento económico y ocupacional que San A n t o n i o alcanzó en años
recientes.
En ambos casos, algunos han retornado al inicio, a la mitad o al final del camino,
para morir en su propia tierra: fracasados, arrepentidos, cansados o retirados del
servicio; otros vuelven de visita o de turistas y hay quienes no regresaron jamás:
resentidos, ingratos, sin familiares en el pueblo, sin recursos monetarios, residen-
tes en países lejanos, fallecidos, etc. Muchos cruzaron las fronteras patrias y has-
ta saltaron el gran charco para radicarse en España, Alemania, etc. Colombia,
Venezuela y el Perú fueron las naciones de mayor predilección de nuestros emi-
grantes, al menos en el pasado; h o y , prefieren ir a los Estados Unidos de Norte
América, sobre t o d o las mujeres, el dólar es muy atrayente.
Hay casos singulares entre nuestros trotamundos como aquel del sastre Manan-
gón que luciera su artesanía en la gran ciudad de Santa María de los Buenos Aires
de Argentina, del fotógrafo Luis Almeida que en la misma metrópoli ejercieray
perfeccionara su arte fotográfico y el del marino mercante, Alfonso Mideros, que
diera varias veces la vuelta al mundo al servicio de la navegación norteamericana,
etc.
" L o s acabados de i r " , así llamados por el vulgo, en los viejos tiempos se despe-
dían de la tierra y de sus habitantes con serenatas en la noche o madrugada en la
143
9.1.4 Artístico-Folklóricas
Rodeo de Castillos.- Durante la semana ocupada por las fiestas de San Juan y
San Pedro, indios, mestizos y hasta blancos forman grupos con alguien que los li-
dere y un aficionado o músico con guitarra o bandolín en mano. El líder lleva
en sus bolsillos una botella de aguardiente para obsequiar una copa al dueño del
castillo cuando éste brinda a sus acompañantes un vaso o pilche de chicha, al ter-
minar el zapateado que a r i t m o ligero y jadeante ejecutan los bailarines en el
centro del cuarto de cuyo techo está colgada la tarima de carrizo contenedora de
pan, plátanos, etc., denominada castillo. El que toma cualquier cosa del entra-
mado está obligado a devolverla el siguiente año, duplicada la cantidad. Los
amigos se amanecen bailando y visitando casas que con la imagen de San Juan
arreglan esta especie de estrado.
Entierro del Guagua Muerto.- El cadáver de un niño aborigen ocupa una silla
adornada con banderas de colores y el guagua muerto tiene una corona de cartón
forrada de oropel y un vestido (mortaja) igualmente decorado. Sobre la silla
construyen algo semejante a un nicho, el padre del d i f u n t o lleva sobre sus hom-
bros el féretro y el cortejo lo forman sus familiares, amigos y vecinos.
je del autor de aquella muestra de arte popular: el apego a la tierra con el que
nace y muere el auténtico campesino. En el instante solemne y dichoso en el
que el dueño de casa asienta la teja con manos temblorosas, rostro alegre y pala-
bras de agradecimiento, entre vítores, algarabías y música, se da inicio a la fiesta
saturada de danza, chicha, lágrimas, risas y abrazos.
9.2 Leyendas
Del "Taita Imbabura".- Esta leyenda se repite en todos los pueblos antiguos del
contorno del monte Imbabura, con diferencias localistas naturalmente. En San
A n t o n i o , ésta personifica y humaniza al " T a i t a Imbabura", tal que la gente afir-
ma haberlo visto un domingo cualquiera entrar a la iglesia parroquial, por la
puerta del cementerio, a escuchar la misa de las lOhOO, muy acicalado y con
luenga barba. Cuando la cima del cerro o su parte media están cubiertas de
neblina, los moradores dicen que el " V i e j o Imbabura" tiene dolor de cabeza o de
barriga, según el caso. Si en las tardes veraniegas, al ocultarse el sol, se viste el
monte con esplendorosos colores dorados, argentinos y violetas, y de bronce,
plata y cobre policromando el horizonte i n f i n i t o , para recibir engalanado la
lluvia de estrellas que la noche enamorada le envía entre sombras y destellos,
en esos instantes de recia contemplación, los mayores de ayer, hoy y siempre
dirán que el " V i e j o " está de fiesta esperando la visita de su amada. En f i n , si en
otras tardes invernales las tempestades de viento, lluvia, rayos y truenos arrecian,
nosotros y ellos decimos que "Taita Imbabura" está furioso desatando su ira.
Del Arco Iris.- Igual a la del " T a i t a Imbabura", esta leyenda es conocida en mu-
chos pueblos de naturales. Se refiere al temor que las indias solteras sienten al
mirar el arco iris o " C u i c h e " por ser el autor de su encintamiento, cuando sor-
presivamente aparece en el horizonte en una tarde o mañana de sol y de lluvia.
De la Batalla de San Antonio.- Esta relata sobre la retirada de las tropas patrio-
tas hacia Ibarra, con ocasión del asedio de los realistas atrincherados en la iglesia
y al borde de la derrota en la memorable batalla del 27 de noviembre de 1812,
causada por la alarma de una mujer que gritaba en las calles del pueblo anuncian-
145
De los Aparecidos.- Con esta temática, hay muchas leyendas en pueblos y ciuda-
des de antigua existencia. Citaremos algunas de nuestro terruño:
" L a Caja R o n c a " de la "Calle Oscura", " E l Padre sin Cabeza" de la carrera "Su-
c r e " , a la altura del actual convento de las madres dominicanas, " L a V i u d a " e n
la "Calle Real", " L a Luterana" en la carrera "Teanga" o en la plaza "Francisco
Calderón", etc.
Hay otras leyendas relacionadas con la ventana del cráter del Imbabura y el vaso
de nieve formado en una arruga de la mole que corona nuestra legendaria mon-
taña, cuando ocasionalmente nievan sus cumbres. La primera habla de que tan
grande tronera fue hecha por el brazo de un gigante que emergió de las aguas de
la laguna de San Pablo. La segunda explica que con aquella vasija nivea calma la
sed el "Taita Imbabura". Una tercera, al referirse a las siluetas que la naturaleza
dibuja en una de las breñas de la cordillera de Angochagua -visible desde nuestro
lugar natal— asevera que se trata del encantamiento de un sacerdote celebrando
misa y de una monja arrodillada j u n t o a él.
146
10. REMEMBRANZAS
el agua por medio de cubetas haladas por poleas), abrevaba el ganado y bañá-
banse los pobladores con las mismas precauciones anteriormente enunciadas.
Por un desvío del "Callejón de los Chivos Suárez" que atraviesa la indicada que-
brada; viajaban a Ibarra los antiguos moradores de Bellavista, Chaltura, etc.
Cuenta la tradición que un habitante de Bellavista Baja, de apellido Cevallos, en
una de sus varias madrugadas para ir a la ciudad de Ibarra, sede de su trabajo,
tuvo la suerte de encontrarse algunas muías cargadas de plata, completamente
abandonadas cerca del cruce en referencia; mejoró ostensiblemente su situación
económica, nació un nuevo rico. Se especula sobre el origen de aquel dinero,
alguien dice que al ser derrotadas las fuerzas conservadoras por el ejercito leal al
gobierno, en la rebelión de San José, en 1924, esas acémillas se desviaron y el
conductor las perdió. Con esa suma debió financiarse la señalada revuelta.
Hacia el sur, en plena "Peña Colorada", se levanta el puente sobre la línea fé-
rrea, llamado "9 de Octubre"; una singular obra de ingeniería construida en una
curva de casi 180 grados, entre 2 taludes. Constituía un lugar de paseo domini-
cal de las gentes del pueblo que gustaban de admirar la tecnología de la construc-
ción o el paisaje circundante. En la actualidad, se halla casi olvidado puesto que
la vía del ferrocarril está abandonada.
A finales del siglo pasado, en años en los que todavía regía la pena de muerte por
delitos no políticos, murió en el cadalso el uxoricida Pablo Cevallos. Asesinó a
su esposa aprovechando de la ausencia del hijo de ambos. El desdichado vastago
tuvo el valor moral de denunciar el horrendo crimen cometido por su propio
padre en contra de su madre.
Los terrenos donde actualmente se levantan las dependencias del I.T.S. "Daniel
Reyes", hace mucho tiempo, formaron parte de una estancia o finca de propie-
dad del patrono del indicado establecimiento educacional, llamada " E l Jericó".
Conocimos la portada de piedra en ruinas, igual que una mediagua y una pese-
brera; estas construcciones se hallaban ubicadas al sur de la susodicha propiedad,
sobre la carrera "Camilo Pompeyo Guzmán". Hacia el oeste de aquella se
conservaban otros vestigios que delataban lo poblado del sector en pasados tiem-
pos.
El carretero sur culmina en la " Y " , llamada así por su similitud con la letra co-
rrespondiente; sus brazos lo forman la antigua Panamericana y el viejo camino
de herradura o " r u c u ñ á n " que conduce a "Las Parcelas", San Agustín. El Potre-
r i l l o . La Olimpia, El Morían, Morascocha, Angarrumi y al cerro Imbabura. Una
vía casi borrada por el tiempo, por ella caminaron pastores, excursionistas,
labriegos, recogedores de leña y el ganado. A q u í retumbaron las bocinas de
arrieros madrugadores que transportaban las boyadas a la capital de la república
desde las comarcas carchenses y el acial hizo lemniscatas al zumbar por los aires
en las hábiles manos de rústicos boyeros. En su seno, el viento, los árboles, la
quebrada, las guijas, los maizales, la "sarapanga", quizá una v e n t a n a . . . , recibie-
ron en caricia las voces de remotas canciones que nuestros abuelos cantaron emo-
cionados al volver de la cosecha, la siembra, el pastoreo, la minga o el paseo:
"En el eucalipto
el "viracchurito"
parece que canta,
parece que r í e . . . " .
150
Son versos de amor que el pueblo trémulo exprime al alma al igual que la música
de ella habitante.
Vivió entre nosotros un humilde hombre de pueblo, muy católico, quizá fanáti-
co, con un propósito firme en su vida: construir una capilla para adorar a Dios.
Su existencia tuvo dos actividades: negociar sombreros de paja toquilla en la
ciudad de Quito para su subsistencia y pedir limosna para edificar el pequeño
templo. Se llamó Heleodoro Dávila y era más conocido como " E l Papa Santo".
Ya en la senectud, su antigua casa se transformó en capilla que los humoristas de
la población la denominaron " E l V a t i c a n o " . La autorización eclesiástica para su
iglesia fue negada, y el inmueble heredaron las madres dominicanas colombianas
que regentan el instituto "Inocencio Jácome'J a la muerte del personaje descrito.
García Moreno, cuando Jefe Civil y Militar de Imbabura a raíz del terremoto de
1868, visitó San A n t o n i o para constatar los daños sufridos por la población, en
septiembre del citado año, usando la tantas veces referida vía. En su informe al
gobierno de Javier Espinosa pide la construcción de un camino Quito-lbarra, si-
161
Juan Montalvo, al ser desterrado a Ipiales por García Moreno durante 7 años, a
poco del terremoto de Imbabura de 1868, en los viajes de ida y vuelta, cruzó
San A n t o n i o en toda su extensión longitudinal (norte-sur) a lomo de muía. Con-
taron los muy viejos que en uno de ellos se apeó del cuadrúpedo para descansar
un momento, tomó un poco de chicha ofrecida por una mujer vendedora de ese
líquido espumoso, bajo el alar de su casa, a los caminantes sudorosos en tránsito
por la vereda del pueblo. Así, el " C o s m o p o l i t a " calmó su sed y luego continuó
su largo viaje en pos de su meta, sobre su cabalgadura.
La difícil situación económica anterior a la actual bonanza hizo que una parte
de la población, desesperada por la poca renta obtenida del sombrero de paja
toquilla y de las artesanías de pequeña demanda: alpargatería, picapedrería,
etc., convirtiera al tramo de la calle "González Suárez, comprendido entre la
plazoleta de la estación ferroviaria y la carrera "teniente coronel Ezequiel Riva-
deneira", en una sucesión de chicherías y cantinas a las que asistían indios, mes-
tizos y blancos, especialmente los fines de semana, creando en la vecindad un
ambiente de escándalo t a l , que el ingenio popular motejara al sitio como " E l
Infiernillo" o "Barrio Caliente",etc.
10.2 Coplas
Coplas y copleros nunca han faltado en estas tierras nuestras de América que
de España heredaron la afición para hacer versos y recitarlos o cantarlos en
buena ocasión.
Citaremos algunas estrofas, de las que ignoramos su cuna y autor, pero, estamos
seguros fueron expresadas con música o sin ella por labios de gentes de nuestra
querencia. También, otras escuchadas de boca del propio creador en gratas
veladas de buen humor y entusiasmo.
2. "Achachay aguacerito,
no me vayas a mojar
porque soy un pobreci to-
que no tengo que mudar".
6. "Viva Cordero,
digo no más.
Camilo Pon ce
me gusta más".
9. Mi garganta no es de palo,
ni hechura de carpintero.
Si quieren oir cantando,
den una copa primero".
Don Absalón Orbe V., autoapodado " E l T e r r i b l e " , hace algunos años, compuso
varias coplas relacionadas con personajes de San A n t o n i o que tenían en común
una característica física. Mencionamos cuatro de ellas, las más recordadas:
III. El Pizarrón
BIBLIOGRAFÍA
1
PROEMIO • • •
INTRODUCCIÓN • .11
EL H A B I T A T . 13
- Entorno Geográfico 13
- Rasgos Ecológicos 14
- Situación Geoastronómica 16
7
PREHISTORIA 1"
- Visión Estructural de la Prehistoria Ecuatoriana 17
- Migraciones 18
- Cultura Caranqui 19
- Toponimia y Antroponimia de San A n t o n i o 21
- Fundación Aborigen de San A n t o n i o 33
- Fundación Cayapa 33
- Fundación Colorada .34
- Conquista Incásica 38
HISTORIA • 40
- Conquista Española 40
- Reducciones y Doctrinas de Indios 41
- Fundación Española de San A n t o n i o 43
- Creación de la Doctrina de Indios 43
- Datos Demográficos y Viales Anteriores a 1693 46
- Fundación Civil 47
ARTE Y ARTESANÍA 49
- Espacio Vital y el Hombre 49
- Los Maestros de la Plástica 54
- Daniel Reyes 54
- Los Hermanos Mideros 57
- V íctor Mideros 57
- Luis Mideros 62
- Jorge Mideros 63
- Jonás Mideros 64
- Gilberto Almeida 65
- Artistas Populares 70
- Imaginería y Talla . . . 71
- Presencia del Instituto Técnico
Superior de Artes Plásticas "Daniel Reyes" 73
- Temática Social de la Artesanía Artística 77
- Las Costumbres o " B a r t o l o s " 77
- El Mendigo 79
- Desarrollo de las Artesanías 83
- La Música 90
- Ramón Teanga 90
- V í c t o r Teanga 92
- Eduardo Teanga 92
- Música Popular Religiosa 93
ECONOMÍA Y D E S A R R O L L O 95
- Visión Histórica de la Problemática
Económica, Social y Política de la Parroquia ' 95
- Esquema de Cambios Socio-Económico-Políticos 100
- Aspectos Demográficos 101
- Servicios 104
- Educación 107
- Educadores 108
- Estado Actual de la Educación 110
- Deportes 114
- Morbilidad y Salubridad 116
ORGANIZACIÓN Y ADMINISTRACIÓN 118
- Estructura Socio-Político-Administrativa 118
- Desmembramiento Territorial 119
- Instituciones 121
CIVISMO. D E M O C R A C I A Y L I B E R T A D 125
- Jornadas del Recuerdo 125
- Acciones y Episodios de Defensa de la Democracia 126
- Epopeyas de la Libertad 128
- Batalla de San A n t o n i o 131
COSTUMBRES, T R A D I C I O N E S Y L E Y E N D A S 134
- Costumbres y Tradiciones 134
- Religiosas 134
- Sociales 136
- Socio-Económicas 140
- Artístico-Folklóricas 143
- Leyendas. 144
REMEMBRANZAS 146
- Sucesos y Lugares 146
- Coplas 151
BIBLIOGRAFÍA 155
Impreso en tos Talleres Gráficos
del Instituto Andino de Artes Populares
del Convenio Andrés Bello
Junio - 1989
Quito • Ecuador