Diez Claves de Lectura Del Evangelio de Mateo Inspiradoras para La Animación Bíblica de La Pastoral X ENAPBI
Diez Claves de Lectura Del Evangelio de Mateo Inspiradoras para La Animación Bíblica de La Pastoral X ENAPBI
Diez Claves de Lectura Del Evangelio de Mateo Inspiradoras para La Animación Bíblica de La Pastoral X ENAPBI
“Se hace, pues, necesario proponer a los fieles la Palabra de Dios como don del Padre para
el encuentro con Jesucristo vivo, camino de auténtica conversión y de renovada comunión y
solidaridad. Esta propuesta será mediación de encuentro con el Señor si se presenta la
Palabra revelada, contenida en la Escritura, como fuente de evangelización. Los discípulos
de Jesús anhelan nutrirse con el Pan de la Palabra: quieren acceder a la interpretación
adecuada de los textos bíblicos, a emplearlos como mediación de diálogo con Jesucristo, y a
que sean alma de la propia evangelización y del anuncio de Jesús a todos. Por esto, la
importancia de una “pastoral bíblica”, entendida como animación bíblica de la pastoral, que
sea escuela de interpretación o conocimiento de la Palabra, de comunión con Jesús u
oración con la Palabra, y de evangelización inculturada o de proclamación de la Palabra.
Esto exige, por parte de obispos, presbíteros, diáconos y ministros laicos de la Palabra, un
acercamiento a la Sagrada Escritura que no sea sólo intelectual e instrumental, sino con un
corazón hambriento de oír la Palabra del Señor (Am 8, 11)” (D A 248).
En este escrito propongo releer toda la narración del Evangelio de Mateo teniendo
presente algunas dimensiones de la realidad donde vivimos, participamos y desde
donde nos aproximamos al texto bíblico. Seleccioné diez claves de lectura del Evangelio
de Mateo inspiradoras para la ―Animación Bíblica de la Pastoral‖ (ABP), que pueden ser
enriquecidas con otros textos bíblicos y del magisterio eclesial, para ayudar a encarnar
los ejes centrales propuestos por el Documento conclusivo de Aparecida arriba citado.
El desarrollo de cada una de las claves podrá ser profundizado, corregido y ampliado
con la propia sabiduría de la vida y la experiencia comunitaria de la Palabra de Dios en
el discipulado de Jesús. Las preguntas abiertas al final de cada clave buscan motivar
la reflexión y el discernimiento en el Espíritu a partir de nuestras prácticas pastorales.
1
1. Una guía para la formación de Comunidades discípulas misioneras de
Jesús. “Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos” (Mt 28, 19).
¿Qué significa para nosotros hoy ―hacernos discípulos o hacer discípulos de Jesús y
del Reino‖? ¿Cómo acompañamos los procesos e itinerarios en su discipulado?
Nuestras estructuras, esquemas y grupos pastorales ¿Son espacios de encuentro y
formación práctica en el discipulado de Jesús y del Reino? Responder a estas preguntas
constituye un gran desafío del discernimiento en el Espíritu, porque no se trata solo de
ofrecer enseñanzas catequísticas, leyes morales o prácticas religiosas, sino generar
espacios de encuentro con la persona de Jesús y una vivencia comunitaria misionera,
como la que Jesús propone en el Evangelio, en las calles, caminos, casas, mesas de
nuestro tiempo… Encuentros profundos con el Dios de Jesús, que generen una alegría
inmensa como la de “quien encuentra un tesoro escondido o una perla de mucho valor”
(13,44-46), que nos inspiren y apasionen por el proyecto del Reino en el seno de la
humanidad.
“La Iglesia ha venerado siempre las Sagradas Escrituras al igual que el mismo Cuerpo del
Señor, no dejando de tomar de la mesa y de distribuir a los fieles el pan de vida, tanto de la
palabra de Dios como del Cuerpo de Cristo, sobre todo en la Sagrada Liturgia… Es
necesario, por consiguiente, que toda la predicación eclesiástica, como la misma religión
cristiana, se nutra de la Sagrada Escritura, y se rija por ella. Porque en los sagrados libros
el Padre que está en los cielos se dirige con amor a sus hijos y habla con ellos; y es tanta la
eficacia que radica en la palabra de Dios, que es, en verdad, apoyo y vigor de la Iglesia, y
fortaleza de la fe para sus hijos, alimento del alma, fuente pura y perenne de la vida
espiritual. Muy a propósito se aplican a la Sagrada Escritura estas palabras: Pues la
palabra de Dios es viva y eficaz…” (D V 21).
“El Sínodo ha invitado a un particular esfuerzo pastoral para resaltar el puesto central de la
Palabra de Dios en la vida eclesial, recomendando incrementar la pastoral bíblica, no en
yuxtaposición con otras formas de pastoral, sino como animación bíblica de toda la
pastoral. No se trata, pues, de añadir algún encuentro en la parroquia o la diócesis, sino de
lograr que las actividades habituales de las comunidades cristianas, las parroquias, las
3
asociaciones y los movimientos, se interesen realmente por el encuentro personal con Cristo
que se comunica en su Palabra. Así, puesto que «la ignorancia de las Escrituras es
ignorancia de Cristo», la animación bíblica de toda la pastoral ordinaria y extraordinaria
llevará a un mayor conocimiento de la persona de Cristo, revelador del Padre y plenitud de
la revelación divina…” (V D 73).
“Las Sagradas Escrituras, como sabemos, son el testimonio escrito de la Palabra divina, el
memorial canónico que atestigua el acontecimiento de la Revelación. La Palabra de Dios, por
lo tanto, precede y excede a la Biblia. Es por ello que nuestra fe no tiene en el centro sólo un
libro, sino una historia de salvación y sobre todo a una Persona, Jesucristo, Palabra de Dios
hecha carne”.3
2. Jesús nos presenta una Buena Noticia: el Reino de Dios. “Jesús recorría
toda la Galilea, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del
Reino y curando todas las enfermedades y dolencias de la gente… Al ver a la
multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó y sus discípulos se acercaron a él.
Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo: Felices los que tienen
alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices los
pacientes, porque recibirán la tierra en herencia. Felices los afligidos, porque
serán consolados. Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán
saciados. Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Felices los
que tienen el corazón puro, porque verán a Dios. Felices los que trabajan por la
paz, porque serán llamados hijos de Dios. Felices los que son perseguidos por
practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices
ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda
forma a causa de mí. Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán
una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas
que los precedieron” (Mt 4,23- 5, 12).
3 Discurso del Papa Francisco a los miembros de la Pontificia Comisión Bíblica el 12/04/2013 disponible
en el sitio: http://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2013/april/documents/papa-
francesco_20130412_commissione-biblica.html
4
Jesús comienza la misión de Dios en la periferia de Galilea, saliendo por todos los
pueblitos, ocupándose de la salud integral de las personas y convocando en primer
lugar a los últimos de su sociedad. Las Bienaventuranzas (5,1-12) nos muestran el
rostro de los convocados por Jesús en su primer discurso y su propuesta para entrar
en la dinámica del Reino de los Cielos= el proyecto de Dios. No hace un discurso de
lamentos ni adoctrinador moralizante. Es una propuesta comunitaria de felicidad, una
Buena Noticia=Evangelio desde los sectores del pueblo discriminados, difamados y
excluidos, cansados de recibir ―malas noticias‖.
“Salgamos, salgamos a ofrecer a todos la vida de Jesucristo. Repito aquí para toda la
Iglesia lo que muchas veces he dicho a los sacerdotes y laicos de Buenos Aires: prefiero una
Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma
por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades. No quiero una Iglesia
preocupada por ser el centro y que termine clausurada en una maraña de obsesiones y
procedimientos. Si algo debe inquietarnos santamente y preocupar nuestra conciencia, es
que tantos hermanos nuestros vivan sin la fuerza, la luz y el consuelo de la amistad con
Jesucristo, sin una comunidad de fe que los contenga, sin un horizonte de sentido y de
vida. Más que el temor a equivocarnos, espero que nos mueva el temor a encerrarnos en las
estructuras que nos dan una falsa contención, en las normas que nos vuelven jueces
implacables, en las costumbres donde nos sentimos tranquilos, mientras afuera hay una
multitud hambrienta y Jesús nos repite sin cansarse: «¡Dadles vosotros de comer!» (Mc
6,37)” (E G 49).
5
“Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los
estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce
adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la auto-preservación. La
reforma de estructuras que exige la conversión pastoral sólo puede entenderse en este
sentido: procurar que todas ellas se vuelvan más misioneras, que la pastoral ordinaria en
todas sus instancias sea más expansiva y abierta, que coloque a los agentes pastorales en
constante actitud de salida y favorezca así la respuesta positiva de todos aquellos a
quienes Jesús convoca a su amistad. Como decía Juan Pablo II a los Obispos de Oceanía,
«toda renovación en el seno de la Iglesia debe tender a la misión como objetivo para no caer
presa de una especie de introversión eclesial» (E G 27).
«El futuro de la humanidad no está únicamente en manos de los grandes dirigentes, las
grandes potencias y las elites. Está fundamentalmente en manos de los pueblos, en su
capacidad de organizarse y también en sus manos que riegan con humildad y convicción
este proceso de cambio». 4
La ABP nos inspira para ―volver a Jesús‖, estar en sintonía con su estilo y
propuesta misionera al servicio del Reino, ser una Iglesia en salida, abierta al Espíritu
en actitud de conversión del corazón y de nuestros esquemas pastorales, convocando y
entrando en comunión con quienes hoy claman por una vida digna.
4Discurso del papa Francisco en el Segundo Encuentro mundial de los Movimientos Populares, Santa
Cruz de la Sierra, Bolivia, 9 de julio de 2015.
6
En el tiempo de Jesús había muchos ―maestros de la Ley‖ (escribas y fariseos), que
empleaban las Escrituras para justificar desde Dios divisiones, grietas y fronteras
entre justos y pecadores, hombres y mujeres, sanos y enfermos, amigos y enemigos,
puros e impuros, judíos y extranjeros, ricos y pobres, adultos y niños… Para este sector
religioso, el concepto de justicia se reducía al estricto cumplimiento externo de la Ley.
Muchas veces seleccionaban lo que les convenía de la Ley, se obsesionaban por
cuestiones no esenciales, la interpretaban según sus intereses, predicando un pesado
legalismo por encima de la dignidad de las personas.5 Jesús critica esta visión de
justicia, tanto en relación a Dios como a los demás: “Tengan cuidado de no practicar su
justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán
ninguna recompensa del Padre que está en el cielo” (6,1ss); “¡Ay de ustedes, escribas y
fariseos hipócritas, que pagan el diezmo de la menta, del hinojo y del comino, y
descuidan lo esencial de la Ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad!” (23,23); “No se
guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen. Atan pesadas cargas y las ponen
sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con
el dedo. Todo lo hacen para que los vean…” (23, 3-5).
Jesús desde su experiencia de Dios como Padre que ama con un corazón de Madre,
reinterpreta las Escrituras al servicio del proyecto del Reino que es de Vida plena para
todas sus hijas e hijos. Jesús afirma que el mandamiento central de la Ley y los
Profetas consiste en: “Amar a Dios y amar al prójimo como a sí mismo” (22,37-40),
señalando además que “El sábado ha sido hecho para el hombre y no el hombre para el
sábado”. No somos discípulos de una ―ley‖ al estilo de los escribas y fariseos, sino
discípulos de una ―persona‖: Jesucristo, el Hijo del Padre que nos hace hermanas y
hermanos.
Las Comunidades discípulas son invitadas a testimoniar el rostro del Dios de Jesús
quien transgrede ciertas leyes que se habían naturalizado como justas: “Ustedes han
oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo les digo: Amen a
sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos del Padre que está en el
cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e
injustos. Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen?
¿No hacen lo mismo los publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen
de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos? Por lo tanto, sean perfectos como es
perfecto el Padre que está en el cielo” (5, 43-48).
5Armada, Miguel Ángel, ¿Cómo seguir a Jesús en tiempos de conflictos? Las comunidades eclesiales en
Mateo, Guadalupe, Buenos Aires, 2011, 53-80.
7
En nuestra sociedad existen diversas fronteras-grietas de división, exclusión y
discriminación por motivos económicos, sociales, culturales, políticos, de género, físico,
salud y edad. Las leyes del mercado neoliberal, en complicidad con el poder judicial y
político, están al servicio de los poderosos, de los que pueden ―comprar‖ casi todo con
dinero. Desde los medios de comunicación social se divulgan muchas veces la visión de
quienes merecen vivir dignamente y quienes no merecen, promoviendo o justificando el
racismo, la xenofobia, la violencia hacia las mujeres, el consumismo sin límites, una
economía de exclusión que daña a los más vulnerables y al ecosistema por la adicción
al lucro de unos pocos privilegiados. Jesús critica la idolatría del dinero: “Nadie puede
servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien, se interesará por
el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero” (6,24). En
esta misma perspectiva, el papa Francisco afirma:
“Así como el mandamiento de «no matar» pone un límite claro para asegurar el valor de la
vida humana, hoy tenemos que decir «no a una economía de la exclusión y la inequidad».
Esa economía mata. No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en
situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa. Eso es exclusión. No
se puede tolerar más que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre. Eso es
inequidad. Hoy todo entra dentro del juego de la competitividad y de la ley del más fuerte,
donde el poderoso se come al más débil. Como consecuencia de esta situación, grandes
masas de la población se ven excluidas y marginadas: sin trabajo, sin horizontes, sin
salida. Se considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede
usar y luego tirar. Hemos dado inicio a la cultura del «descarte» que, además, se promueve.
Ya no se trata simplemente del fenómeno de la explotación y de la opresión, sino de algo
nuevo: con la exclusión queda afectada en su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la
que se vive, pues ya no se está en ella abajo, en la periferia, o sin poder, sino que se está
fuera. Los excluidos no son «explotados» sino desechos, «sobrantes»” (E G 53).
“Ustedes, desde los movimientos populares, asumen las labores de siempre motivados por
el amor fraterno que se rebela contra la injusticia social. Cuando miramos el rostro de los
que sufren, el rostro del campesino amenazado, del trabajador excluido, del indígena
oprimido, de la familia sin techo, del migrante perseguido, del joven desocupado, del niño
explotado, de la madre que perdió a su hijo en un tiroteo porque el barrio fue copado por el
narcotráfico, del padre que perdió a su hija porque fue sometida a la esclavitud; cuando
recordamos esos “rostros y esos nombres”, se nos estremecen las entrañas frente a tanto
dolor y nos conmovemos, todos nos conmovemos… Porque “hemos visto y oído” no la fría
estadística sino las heridas de la humanidad doliente, nuestras heridas, nuestra carne. Eso
es muy distinto a la teorización abstracta o la indignación elegante. Eso nos conmueve, nos
mueve y buscamos al otro para movernos juntos. Esa emoción hecha acción comunitaria no
se comprende únicamente con la razón: tiene un plus de sentido que sólo los pueblos
entienden y que da su mística particular a los verdaderos movimientos populares…
8
elemental e innegablemente necesario como el derecho a las “tres T”: tierra, techo y
trabajo”. 6
¿Qué significa hoy para nosotros, discípulos de Jesús, superar ―la justicia de los
escribas y fariseos‖?7 ¿Cómo hoy interpretamos en clave creyente: “Felices los que
tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados” (Mt 5, 6); “Felices los que son
6Discurso del papa Francisco en el Segundo Encuentro mundial de los Movimientos Populares, Santa
Cruz de la Sierra, Bolivia, 9 de julio de 2015.
7 En el Evangelio de Mateo, escrito aproximadamente en los años 80/85 d. C, se conectan situaciones del
tiempo de Jesús y de las comunidades destinatarias, su cristología y eclesiología. Y esto tiene un impacto
a la hora de presentar los personajes. Así por ejemplo, la situación y semblanza de ―los escribas y fariseos‖
corresponden más al tiempo de conflicto de las Comunidades cristianas separadas de las sinagogas
(80/85 d. C), que a las del contexto histórico de Jesús (20/30 d. C).
9
perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos”
(5, 10); “Busquen primero el Reino y su justicia, y todo lo demás se les dará por
añadidura?” (6, 20). ¿Cómo estamos presentes los cristianos en los espacios,
organizaciones y movimientos que promueven una justicia más en sintonía con el
espíritu de las Bienaventuranzas? ¿Cómo se integran en la espiritualidad y pastoral de
nuestra Comunidad la promoción de la justicia, la paz y el cuidado de la Tierra?
10
Reino. Las otras cuatro, conciernen a nuestra vida cotidiana. El Padre no cesa de cumplir
todo esto, pero orando nos disponemos a acoger sus dones” 8.
Durante mucho tiempo y hasta el día de hoy se siguen utilizando algunos textos
aislados de la Biblia (como por ejemplo 1 Tim 2,11-12; Col 3, 18 y otros del A.T) para
justificar lo injustificable: la dominación, el silenciamiento y sometimiento de las
mujeres a los varones, reforzando así una cultura patriarcal-machista responsable de
violencias y femicidios. Esto está en contra no solo del fundamento igualitario del
bautismo proclamado por Pablo (Gál 3,26-28) y el liderazgo de mujeres en las
comunidades paulinas (Rom 16,1ss), sino del Fundamento principal de nuestra fe:
Jesucristo (1 Cor. 3,11) y su vínculo con las mujeres, narrado en los cuatro Evangelios.
Lo mismo podemos afirmar de la experiencia de Dios asociada únicamente a figuras y
rasgos masculinos, como el término ―Padre‖ o ―Todopoderoso‖ (en nuestras oraciones
litúrgicas). ¿Por qué no empleamos Misericordioso/Compasivo o alguno que exprese el
rostro de Dios revelado por Jesús en los cuatro Evangelios? Es necesario incorporar
también en nuestra vivencia del misterio de Dios sus rasgos y dimensiones femeninas
(más allá de los estereotipos socio-culturales atribuidos a cada género), que expresen la
espiritualidad de todas las mujeres y hombres creados a imagen y semejanza de la
Trinidad, misterio de comunión de amor en la diversidad.
8Service Biblique Evangile et Vie, Itinerario por el Nuevo Testamento, Verbo Divino, Estella (Navarra), 2000,
54.
11
(7,21-27), que refleje la igualdad fundamental de todas sus hijas e hijos en nuestra
espiritualidad, estructuras pastorales y modos de vincularnos.
La ABP busca que todos los grupos, pastorales y comunidades sean espacios de
―encuentro y experiencia del Dios de Jesús‖, ambientes donde oramos a Dios que es
Padre compasivo y Madre que nos ama gratuitamente, donde la Palabra de Dios abra
nuestros ojos para tener una mirada contemplativa, creyente y comprometida con la
vida de los seres humanos en toda su diversidad. Las Sagradas Escrituras disponen el
corazón para una vivencia orante. Aquí se encuentra la raíz de la A. B. P: el encuentro
con el Dios de Jesús y su Palabra-proyecto humanizador. De allí la importancia del
ministerio de la escucha en cada Comunidad discípula (Is. 50, 4-5), permaneciendo
como decía Mons. E. Angelelli ―con un oído en el Evangelio y el otro en el Pueblo”,
expresión retomada por Francisco en su encíclica Evangelii Gaudium:
“El predicador necesita también poner un oído en el pueblo, para descubrir lo que los fieles
necesitan escuchar. Un predicador es un contemplativo de la Palabra y también un
contemplativo del pueblo. De esa manera, descubre «las aspiraciones, las riquezas y los
límites, las maneras de orar, de amar, de considerar la vida y el mundo, que distinguen a
tal o cual conjunto humano», prestando atención «al pueblo concreto con sus signos y
símbolos, y respondiendo a las cuestiones que plantea». Se trata de conectar el mensaje del
texto bíblico con una situación humana, con algo que ellos viven, con una experiencia que
necesite la luz de la Palabra. Esta preocupación no responde a una actitud oportunista o
diplomática, sino que es profundamente religiosa y pastoral. En el fondo es una
«sensibilidad espiritual para leer en los acontecimientos el mensaje de Dios» y esto es mucho
más que encontrar algo interesante para decir. Lo que se procura descubrir es «lo que el
Señor desea decir en una determinada circunstancia». Entonces, la preparación de la
predicación se convierte en un ejercicio de discernimiento evangélico, donde se intenta
reconocer –a la luz del Espíritu– «una llamada que Dios hace oír en una situación histórica
determinada; en ella y por medio de ella Dios llama al creyente» (E G 154).
¿Cuáles rasgos del Dios de Jesús están más presentes y ausentes en nuestra
espiritualidad comunitaria, en nuestra oración cotidiana, catequesis, liturgias,
celebraciones, encuentros, grupos y pastorales? Teniendo en cuenta la vida actual de
las personas y familias en toda su diversidad: ¿Cómo oramos al Dios revelado por
Jesús, Padre y Madre, que ama gratuitamente con entrañas de compasión-misericordia
a cada hija e hijo suyos? ¿Qué lugar ocupan las mujeres en las estructuras,
ministerios, espacios de formación y decisión de nuestra Iglesia? ¿Qué nos comunica el
Espíritu a través del clamor de justicia por las mujeres asesinadas ¡Ni una menos!?
12
Toda espiritualidad necesita discernir qué impactos genera en los demás y qué tipo
de vínculos fortalece su imagen y experiencia de Dios. El texto citado nos muestra a un
grupo religioso (los fariseos) que coloca la Ley por encima de las personas, el rostro de
un Dios que divide a las personas en justas y pecadoras, con una preocupación
obsesiva por prácticas religiosas externas, pero sin misericordia hacia los demás.
Jesús cuestiona e interpela esta visión excluyente, porque su vivencia de Dios no se
centra en cultos que piden sacrificios, sino en el corazón del Padre-Madre (Abbá- Immá,
en arameo, la lengua de Jesús), generador de ―mesas de encuentro, humanización e
inclusión social‖. Jesús testimonia en sus gestos el Dios compasivo, invitando en
primer lugar a los discriminados por quienes se creían los justos y puros.
En evangelista Mateo nos presenta a Jesús como el Maestro que enseña curando,
restableciendo la salud integral de las personas y del tejido social (8-9; 14,34-36;
15,21-31; 17,14-21). Sus enseñanzas ofrecen una visión alternativa de vida, crítica de
los sectores que mantienen y generan pobres, enfermos, mudos, paralíticos, sordos,
endemoniados, dependientes (6,24; 15,1-20; 23,1-36). De allí la alternancia entre
discursos y prácticas emancipadoras-humanizadoras a lo largo de la narración.
Cuando Jesús resume su misión ante los discípulos de Juan Bautista expresa: «Vayan
a contar a Juan lo que ustedes oyen y ven: los ciegos ven y los paralíticos caminan; los
leprosos son purificados y los sordos oyen; los muertos resucitan y la Buena Noticia es
anunciada a los pobres. ¡Y feliz aquel para quien yo no sea motivo de escándalo!» (11,4-
6).
―Estas situaciones provocan el gemido de la hermana tierra, que se une al gemido de los
abandonados del mundo, con un clamor que nos reclama otro rumbo. Nunca hemos
maltratado y lastimado nuestra casa común como en los últimos dos siglos. Pero estamos
llamados a ser los instrumentos del Padre Dios para que nuestro planeta sea lo que él soñó
al crearlo y responda a su proyecto de paz, belleza y plenitud. El problema es que no
disponemos todavía de la cultura necesaria para enfrentar esta crisis y hace falta construir
liderazgos que marquen caminos, buscando atender las necesidades de las generaciones
actuales incluyendo a todos, sin perjudicar a las generaciones futuras. Se vuelve
indispensable crear un sistema normativo que incluya límites infranqueables y asegure la
protección de los ecosistemas, antes que las nuevas formas de poder derivadas del
paradigma tecno-económico terminen arrasando no sólo con la política sino también con la
libertad y la justicia‖ (L S 53).
En la ABP es importante recordar que una Comunidad discípula que vive la Palabra
de Dios, por más pequeña que sea, puede transformarse en gran un árbol de descanso,
acogida y salud (13,31-32). Cada comunidad, pastoral o grupo bíblico puede tornarse
una Casa de puertas abiertas, donde Jesús y el Espíritu comunican hoy sus palabras
de Vida: ―Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré.
Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de
corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana” (11,26-
27). Están surgiendo diversas iniciativas tendientes a repensar, formar, capacitar y
organizar el ministerio de la escucha y del acompañamiento, para responder a los
clamores de quienes sufren y comprometerse junto a otras organizaciones populares
en la promoción de la justicia social, los derechos humanos, la inclusión que humaniza
y el cuidado de la Tierra. Como discípulas y discípulos de Jesús necesitamos discernir
quiénes tienen este don del Espíritu en la Comunidad (mujeres y hombres,
matrimonios, jóvenes, religiosas/os, presbíteros), formarlos y apoyarlos en este
ministerio, trabajando en red junto a otros que estén en sintonía con el mismo
objetivo-servicio en la sociedad.
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Para dialogar y enriquecer la reflexión desde nuestras experiencias…
La ABP busca que la Palabra de Dios ocupe un lugar central en la vida y misión de
cada Comunidad eclesial y sus miembros. En este Evangelio, Pedro hace su profesión
de fe en Jesucristo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo” (16, 18). Si esta fe en
Jesucristo con su Evangelio (único fundamento sobre el que se edifica la Iglesia: 1ª Cor.
3,11) y el Espíritu Santo (presencia que enseña, recuerda, guía, inspira, consuela y
comunica palabras y vida nueva en la misión: Jn. 14,16-17.26; 16,12-13; 20,22-23) no
están en la base de nuestra Casa-comunidad, otras palabras-discursos-visiones-
proyectos ocuparán su lugar y edificaremos sobre la arena.
Hoy somos conscientes que las palabras de los medios de colonización social
(ciertos M.C.S en general, salvo excepciones), al servicio de grandes grupos
económicos, van impactando e influenciando la mentalidad, la subjetividad, la visión y
la vida de la población, a partir de sus relatos, propagandas, ideologías e intereses
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políticos. Tienen el monopolio de ―la palabra‖ en la selección de noticias, de lo que
desean mostrar u ocultar de la realidad, con una interpretación según los impactos
que buscan suscitar. Así por ejemplo, si el Papa Francisco dice algo que les conviene
políticamente aparece en primer plano, si no, es demonizado día y noche por defender
a los pobres, los movimientos populares o escribir una carta a una dirigente social
presa. Hasta gente simple o formada, cristiana, reproduce los discursos sutiles o
explícitamente racistas, xenófobos, clasistas y sexistas de ciertos medios y sus
portavoces: “Los pobres son unos vagos y no quieren trabajar”, “El Estado no tiene
controlar sino dejar que el mercado actúe libremente”, “Le pasó eso porque ella se lo
buscó, ¿cómo va a andar sola de noche y vestida así?”, “Habría que expulsar a todos los
peruanos y bolivianos que viven de los impuestos que pagamos”, “Todos los dirigentes
políticos son unos corruptos, salvo nosotros”…
¿Qué pensaría Jesús de los actuales Medios de comunicación social, hoy llamados
el Cuarto poder? ¿Cómo la Palabra de Dios puede ayudarnos a discernir críticamente lo
que está en sintonía con su Proyecto del Reino y lo que no lo está? ¿Cómo no cooperar
con esta colonización mental, socio-cultural y política que manipula? No se trata de
demonizar los medios en sí (ellos son importantes para la comunicación humana y
social), sino de discernir: ¿Qué generan? ¿Al servicio de qué y quiénes están?
¿Humanizan nuestras relacionan o nos alienan? ¿Qué lugar ocupan los preferidos de
Jesús? ¿Cómo son tratados? ¿Qué criterios del Evangelio precisamos tener en cuenta
para discernir el rol de los medios? ¿Qué medios y programas ofrecen una visión
alternativa, escuchan otras voces y fortalecen una formación ciudadana más integral?
“Aunque la interpretación de la Biblia sea tarea particular de los exegetas, no les pertenece,
sin embargo, como monopolio, ya que comporta, en la Iglesia, aspectos que van más allá del
análisis científico de los textos. La Iglesia, en efecto, no considera la Biblia simplemente
como un conjunto de documentos históricos concernientes a sus orígenes. Ella la acoge como
palabra de Dios que dirige a ella y al mundo entero, en el tiempo presente. Esta convicción
de fe tiene como consecuencia la práctica de la actualización y de la inculturación del
mensaje bíblico, así como los diversos modos de utilización de los textos inspirados, en la
liturgia, la Lectio divina, el ministerio pastoral, y el movimiento ecuménico” (I B I, IV).
¿Qué significa para nuestra Comunidad creyente edificar su vida y misión sobre
―roca‖? ¿Cuándo edificamos sobre ―arena‖? ¿Cómo confrontamos la Palabra revelada
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en Jesús con palabras-visiones-prácticas deshumanizadoras? ¿Cómo enfrentamos los
conflictos que surgen por interpretaciones diferentes de una misma realidad o de la
Palabra de Dios? ¿Qué criterios éticos y evangélicos nos inspiran? ¿Qué lugar damos
entre nosotros a una sana auto-crítica (desde dentro y desde fuera), para no predicar
una cosa y vivir otra (Mt 7, 21-23) o reproducir lo que criticamos?
- Los brotes y ramas de la higuera, para reconocer la venida del Mesías e Hijo del
hombre (24,32-36).
- Los pájaros, los lirios y las hierbas del campo, para experimentar la providencia
de Dios y la liberación de los instintos de acumulación (6,25-34; 10,29-31),
buscando primero ―el Reino de Dios y su justicia‖ (6,33).
- Los árboles y sus frutos (espinos-cardos/ uvas-higos), para reconocer y discernir
los verdaderos de los falsos profetas: ―Por sus frutos ustedes los reconocerán‖
(7,20).
- La levadura que fermenta la masa en la preparación del pan (13,33), así como la
Buena Nueva del Reino precisa fermentar la sociedad en todas sus dimensiones.
- La edificación de casas sobre ―roca o arena‖ (7,24-27), para incentivar la
formación de una Comunidad construida sobre la práctica de la Palabra de
Dios. Ella se transforma en ―sal y luz‖ encarnada en el mundo (5,13-16).
- Un grano de mostaza cuando Jesús invita a la fe-confianza en la oración al
Padre: ―Les aseguro que si tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, dirían
a esta montaña: «Trasládate de aquí a allá», y la montaña se trasladaría; y nada
sería imposible para ustedes» (17,20).
Observa las actitudes de perros y cerdos (7,6), de lobos (7,15), camellos (19,24),
zorros y aves del cielo, para analizar algunas situaciones de la realidad social:
“Tengan cuidado de los falsos profetas, que se presentan cubiertos con pieles de
19
ovejas, pero por dentro son lobos rapaces” (7,15). “Los zorros tienen sus cuevas y
las aves del cielo sus nidos; pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la
cabeza” (8,20). ―Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un
rico entre en el Reino de Dios‖ (19,24).
Jesús se compara con una gallina junto a sus crías en la misión del cuidado de
la vida del pueblo: “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a
los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la gallina
reúne bajo sus alas a los pollitos, y tú no quisiste!” (23,37).
Tiene compasión de su pueblo, fatigado y abatido, al que contempla “como
ovejas que no tienen pastor” (9,36). Su vínculo es de amor, cuidado, cariño y
ocupación hasta salvar al perdido, semejante al del pastor que busca la oveja
extraviada (18,12-14). Esta misma imagen la empleará para hablar de la misión
de sus discípulos: ―Yo los envío como ovejas en medio de lobos” (10,16).
Algunas cualidades de reptiles, aves, insectos, animales y peces son utilizadas
por Jesús para enseñar a vivir en sintonía con el Reino, o criticar la práctica de
algunos dirigentes socio-religiosos. Expresa a sus discípulos: ―Sean astutos
como serpientes y mansos como palomas” (10,16b). Desenmascara a dirigentes
que actúan como ―víboras-serpientes‖: son agentes de muerte en el pueblo
(23,33). “¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que cierran a los hombre
el Reino de los Cielos! Ni entran ustedes, ni dejan entrar a los que quisieran…
¡Guías ciegos, que filtran el mosquito y se tragan el camello!” (23,13.23-24).
Propone imitar al Padre en su amor inclusivo: “él hace salir el sol sobre malos y
buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos” (5,45).
Responde a quienes lo acusan de no respetar la ley del descanso sabático a
partir de la situación de una oveja que se cayó en un pozo (12,11-12), colocando
la vida humana por encima de la ley: “¿Quién de ustedes, si tiene una sola oveja
y esta cae a un pozo en sábado, no la va a sacar? ¡Cuánto más vale un hombre
que una oveja! Por lo tanto, está permitido hacer una buena acción en sábado”
(12,11-12).
En el conflicto con los comerciantes del Templo, Jesús libera palomas y
animales usados para venta y comercio religioso, y prohíbe que se transporten
cargas para el culto. No coopera con el sacrificio de animales y critica aquellos
que transformaron la Casa de oración en ―una cueva de ladrones” (21,12-13).
Jesús conoce la vida de los pescadores, el oficio de pescar, imágenes que
empleará en algunas parábolas (13,47-50) y en la invitación de sus primeros
discípulos a la misión: “Síganme y yo los haré pescadores de hombres” (4,19).
Cuestiona a quienes saben interpretar bien los signos climáticos, pero no los
signos de Dios en la historia: “Cuando ven que una nube se levanta en occidente,
ustedes dicen en seguida que va a llover, y así sucede. Y cuando sopla viento del
sur, dicen que hará calor, y así sucede. ¡Hipócritas! Ustedes saben discernir el
aspecto de la tierra y del cielo; ¿cómo entonces no saben discernir el tiempo
presente? (16,1-4). “Como el relámpago que sale del oriente y brilla hasta el
occidente, así será la Venida del Hijo del hombre” (24,27).
Los relatos de la resurrección de Jesús son presentados por los evangelistas
como el inicio de una Nueva Creación (28,1ss). Se habla del ―primer día de la
semana‖, aludiendo al libro del Génesis, vinculando la resurrección de Jesús al
comienzo de un ―nuevo cielo y nueva tierra‖ (Ap 21, 1ss). El horizonte bíblico no
es de destrucción del mundo, sino de construcción.
20
El mandamiento principal del amor propuesto por Jesús (22,34-40) necesita re-
orientarse a todos los seres de la Tierra. Nuestro modo de ser, vincularnos y vivir
siempre tiene ―un impacto‖ en los demás: pueden respetar, proteger, cuidar, generar y
fortalecer la Vida, o herirla, dañarla, contaminarla, matarla. Desde una perspectiva de
amor y servicio ecológico resuenan de manera nueva las palabras de Jesús: “Todo los
que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley
y los Profetas” (7,12). Como afirma el papa Francisco: ―Hoy no podemos dejar de
reconocer que un verdadero planteo ecológico se convierte siempre en un planteo social,
que debe integrar la justicia en las discusiones sobre el ambiente, para escuchar tanto el
clamor de la tierra como el clamor de los pobres‖ (LS 49).
―Cuando se habla de «medio ambiente», se indica particularmente una relación, la que existe
entre la naturaleza y la sociedad que la habita. Esto nos impide entender la naturaleza
como algo separado de nosotros o como un mero marco de nuestra vida. Estamos incluidos
en ella, somos parte de ella y estamos inter-penetrados. Las razones por las cuales un lugar
se contamina exigen un análisis del funcionamiento de la sociedad, de su economía, de su
comportamiento, de sus maneras de entender la realidad. Dada la magnitud de los
cambios, ya no es posible encontrar una respuesta específica e independiente para cada
parte del problema. Es fundamental buscar soluciones integrales que consideren las
interacciones de los sistemas naturales entre sí y con los sistemas sociales. No hay dos
crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-
ambiental. Las líneas para la solución requieren una aproximación integral para combatir la
pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la
naturaleza‖ (LS 139).
“Entre las muchas formas de acercarse a la Sagrada Escritura, hay una privilegiada a la
que todos estamos invitados: la Lectio Divina o ejercicio de lectura orante de la Sagrada
Escritura. Esta Lectura orante, bien practicada, conduce al encuentro con Jesús-Maestro, al
conocimiento del misterio de Jesús-Mesías, a la comunión con Jesús- Hijo de Dios, y al
testimonio de Jesús-Señor del universo. Con sus cuatro momentos (lectura, meditación,
oración, contemplación), la lectura orante favorece el encuentro personal con Jesucristo al
modo de tantos personajes del Evangelio: Nicodemo y su ansia de vida eterna (cf. Jn 3, 1-
21
21), la Samaritana y su anhelo de culto verdadero (cf. Jn 4, 1-42), el ciego de nacimiento y
su deseo de luz interior (cf. Jn 9), Zaqueo y sus ganas de ser diferente (cf. Lc 19, 1-10)...
Todos ellos, gracias a este encuentro, fueron iluminados y recreados porque se abrieron a la
experiencia de la misericordia del Padre que se ofrece por su Palabra de verdad y vida. No
abrieron su corazón a algo del Mesías, sino al mismo Mesías, camino de crecimiento en “la
madurez conforme a su plenitud” (Ef 4,13), proceso de discipulado, de comunión con los
hermanos y de compromiso con la sociedad”.
22
sufre la persecución y el exilio por causa de la violencia de los poderosos. Pero Dios, a
través de José, María y los magos (paganos), protege la vida del Niño, el Mesías. En la
mitad del Evangelio, en el cuarto discurso (18,1-35), la mentalidad de los grandes se
introduce en la Comunidad de los adultos y Jesús corrige esta visión visibilizando a
quiénes deben estar en su centro: los niños y pequeños. La misión de la Comunidad es
ocuparse de la vida de cada uno de los pequeños, como es el deseo del Padre: allí está
la verdadera grandeza, el poder hecho servicio a los más vulnerables. Jesús, en el
discurso sobre el juicio final, se identifica como el más pequeño entre sus hermanos:
"Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de
beber? ¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te
vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?". Y el Rey les responderá: "Les aseguro que
cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo"
(25,37-40). Percibimos en Mateo la conexión entre una cristología y eclesiología desde
los pequeños, que inspiran una espiritualidad misionera en sintonía con ellas.
En este Evangelio existe una comunión permanente entre el Padre que está en el
cielo y cada uno de los pequeños (18,10-14). De allí el llamado de Jesús a estar
permanentemente vigilando en la Comunidad discípula lo que pueda causar escándalo
o desprecio a cualquier pequeño/a (18,6-9). Ellos son el sacramento de Jesús: “El que
recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí mismo” (18,5).
Por otro lado, Mateo es llamado "el evangelio eclesial" no sólo porque ha sido el más
comentado y que más ha influenciado la historia del cristianismo, sino porque es el
único que menciona en dos oportunidades y en boca de Jesús la palabra "iglesia"
(ekklêsía). La primera vez, en el ámbito de la confesión de fe de Pedro: “Feliz de ti,
Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino mi
Padre que está en el cielo. Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi
iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella (16,17-18). La segunda, en la
instrucción sobre el perdón comunitario: “Si tu hermano peca, ve y corrígelo en privado.
Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, busca una o dos personas
más, para que el asunto se decida por la declaración de dos o tres testigos. Si se niega a
hacerles caso, dilo a la iglesia. Y si tampoco quiere escuchar a la iglesia, considéralo
como un pagano o publicano” (18,15-17).
23
Las Comunidades cristianas en tiempos de Mateo se autodefinían como ―iglesia=
asamblea”, no como sinagoga, asociación o gremio. Organizativamente estas
comunidades estaban separadas de las sinagogas (23,34), reflejan el contexto
redaccional. Su identidad específica corresponde al período pos-pascual, posterior a la
destrucción de Jerusalén (70 d. C). En griego el término ekklêsía deriva de la
preposición ek= de, desde adentro hacia fuera y el verbo kaleô=llamar, convocar. Iglesia
designa la asamblea de los convocados/congregados/llamados por Jesucristo: la
Palabra de Dios hecha carne (Jn 1,14), la Comunidad creyente en Jesús, ―el Mesías, el
Hijo de Dios vivo” (Mt 16, 16) y hermano de los más pequeños (25, 40.45).
La ABP nos anima desde Jesús a fortalecer condiciones y opciones para que los
pequeños (por diversas causas) ocupen un lugar central en la Comunidad eclesial,
descubran su vocación y llamado, experimenten el amor y la compasión de Dios, sean
sujetos protagonistas de la evangelización y promotores de cambios en la sociedad. En
ellos y junto a ellos descubrimos la presencia de Jesús que nos comunica su Palabra
de Vida. Desde los pequeños el misterio de Dios se nos revela generando como en
Jesús alabanza y gratitud: ―En esa oportunidad, Jesús dijo: «Te alabo, Padre, Señor del
cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y
haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido
dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre
sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar” (11, 25-27). En la Comunidad
creyente reunida en círculo alrededor de Jesús Maestro, todos estamos continuamente
aprendiendo en el servicio/diaconía junto a los más pequeños (25,31-46):
―Para la Iglesia la opción por los pobres es una categoría teológica antes que cultural,
sociológica, política o filosófica. Dios les otorga «su primera misericordia». Esta preferencia
divina tiene consecuencias en la vida de fe de todos los cristianos, llamados a tener «los
mismos sentimientos de Jesucristo» (Flp 2,5). Inspirada en ella, la Iglesia hizo una opción
por los pobres entendida como una «forma especial de primacía en el ejercicio de la caridad
cristiana, de la cual da testimonio toda la tradición de la Iglesia». Esta opción –enseñaba
Benedicto XVI– «está implícita en la fe cristológica en aquel Dios que se ha hecho pobre por
nosotros, para enriquecernos con su pobreza». Por eso quiero una Iglesia pobre para los
pobres. Ellos tienen mucho que enseñarnos. Además de participar del sensus fidei, en sus
propios dolores conocen al Cristo sufriente. Es necesario que todos nos dejemos evangelizar
por ellos. La nueva evangelización es una invitación a reconocer la fuerza salvífica de sus
vidas y a ponerlos en el centro del camino de la Iglesia. Estamos llamados a descubrir a
Cristo en ellos, a prestarles nuestra voz en sus causas, pero también a ser sus amigos, a
escucharlos, a interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere
comunicarnos a través de ellos” (E G 198).
¿Qué significa para nosotros releer e interpretar las Sagradas Escrituras a partir de la
vida de los más pequeños/as? ¿Qué aprendemos cuando compartimos el Evangelio y la
vida junto a ellos? ¿En qué situaciones hemos contemplado el rostro de Jesús en los
que más sufren? ¿Qué lugar ocupan los más pequeños en el corazón y las opciones
pastorales de nuestra Comunidad? ¿Cómo los pequeños/as son sujetos en la
evangelización y protagonistas de la animación bíblica de la pastoral?
24
9. Jesús, las Sagradas Escrituras y el evangelista Mateo. “Cuando Jesús se
enteró de que Juan había sido arrestado, se retiró a Galilea. Y, dejando Nazaret,
se estableció en Cafarnaúm, a orillas del lago, en los confines de Zabulón y
Neftalí, para que se cumpliera lo que había sido anunciado por el profeta Isaías:
"¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, país de la Transjordania,
Galilea de las naciones! El pueblo que se hallaba en tinieblas vio una gran luz;
sobre los que vivían en las oscuras regiones de la muerte, se levantó una luz." A
partir de ese momento, Jesús comenzó a proclamar: «Conviértanse, porque el
Reino de los Cielos está cerca» (Mt 4,12-17).
El Evangelio de Mateo contiene más de 65 citas del A.T. Muchas veces, para
mostrar que en Jesús se cumplen las Escrituras (citas de cumplimiento, por ejemplo,
en el texto arriba citado), como el verdadero Mesías-Ungido, corrigiendo expectativas
nacionalistas o violentas de algunas tradiciones. Otras veces, las Escrituras son
mencionadas para iluminar diferentes momentos de su vida y misión (no citadas de
manera textual, como en Mt 15,7 tomado de Is. 29,13). A nivel redaccional, el
evangelista va presentando a Jesús desde una relectura de los grandes personajes,
eventos y núcleos teológicos del Pueblo de Dios en el A. T (“Éxodo, Pascua, Alianza,
Nueva tierra y nueva Ley, Profecía, Mesianismo”), como por ejemplo, cuando narra el
nacimiento de Jesús y la persecución de Herodes en conexión con Moisés y la masacre
del Faraón (Mt 2/Ex 2). Recordemos aquí que la mayor parte de los destinatarios de
este Evangelio eran judeo-cristianos, aunque desde el comienzo encontramos la
participación de miembros de otras culturas-naciones, como los magos (Mt 2,1 ss), los
habitantes de “Galilea de los gentiles-las naciones” (tôn ethnôn). Algunos biblistas
identifican al autor de la narración en el versículo que afirma: “Todo escriba convertido
en discípulo del Reino de los Cielos se parece a un dueño de casa que saca de sus
reservas lo nuevo y lo antiguo” (13, 52).
Jesús relee las Escrituras desde su experiencia íntima de Dios Padre, desde la
centralidad del amor a Dios y al prójimo: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento más
grande de la Ley?». Jesús le respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón,
con toda tu alma y con todo tu espíritu. Este es el más grande y el primer mandamiento.
El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos
mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas» (22, 36-40). De su experiencia del
amor gratuito del Padre no brota un legalismo, sino un amor respetuoso hacia todos
los seres humanos: “Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por
ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas” (7,12).
Cuando hablamos de la ABP supone ir más allá del empleo de la Biblia o la lectura
de textos bíblicos. Porque como descubrimos en este Evangelio, hasta el demonio
usaba la Biblia para justificar su cosmovisión (4,1-11) y Jesús lo confronta a partir de
otros textos bíblicos. Las Escrituras pueden ser empleadas por los seres humanos tanto
para dar vida, humanizar, liberar o para generar violencia, deshumanizar, oprimir.
Jesús desenmascara el uso de la Biblia y de las tradiciones religiosas por algunos
grupos para justificar exclusiones, discriminaciones o ritualismos vacíos (19,1-9;
23,13-36), porque están en contra del Proyecto primero de Dios que es de Vida plena
para todas sus hijas e hijos: “Ustedes en nombre de la tradición, han anulado la
Palabra de Dios. ¡Hipócritas!” (15,6); “Ustedes descuidan lo esencial de la Ley: la
justicia, la misericordia y la fidelidad” (23,23). Hasta para asesinar a Jesús los sumos
sacerdotes, ancianos y el sanedrín se valieron de citas de las Escrituras (26,47- 27,54).
Jesús nos enseña que más importante que la predicación o verbalización de citas
bíblicas es practicar la Palabra de Dios y hacer la voluntad del Padre (7, 21-27; 21, 28-
32). De este modo, las Escrituras meditadas en clave creyente y la práctica vivencial
del Reino nutren el discipulado de Jesús al servicio de la Vida. En esta misma
perspectiva el biblista Carlos Mesters expresa: “Poco a poco crece el descubrimiento que
la Palabra de Dios no está solamente en la Biblia sino también en la vida, y que el
objetivo principal de la lectura bíblica no es interpretar la Biblia, sino la vida con la
ayuda de la Biblia. La Biblia ayuda a descubrir que la Palabra de Dios, antes de ser
leída en la Biblia ya existía en la vida”. 9 Muchos siglos antes, San Agustín señalaba
que el primer libro de Dios es la Creación-Vida y que “la Biblia, el segundo libro de
Dios, fue escrita para ayudarnos a descifrar el mundo, para devolvernos la mirada de la
fe y de la contemplación, y para transformar toda la realidad en una gran revelación de
Dios”. Jesucristo, muerto y resucitado es la clave central para comprender las
Escrituras y encontrar en ellas la Palabra de Dios viva y eficaz (Heb. 4, 12).
9 Carlos Mesters y Francisco Orofino, Sobre la Lectura popular de la Biblia. Disponible en el sitio:
http://www.redescristianas.net/2007/11/06/sobre-la-lectura-popular-de-la-biblia-icarlos-mster-y-
francisco-orofino/
26
―El encuentro de Felipe y el etíope‖ (Hech 8, 26-40). Felipe guiado por el Espíritu
comienza el diálogo a partir del texto de Isaías que iba leyendo el etíope (8, 30—32).
Ambos modelos llevan al encuentro con Jesús y suscitan discipulado, desde un diálogo
fecundo a partir de la vida y las Sagradas Escrituras.
¿Cómo son empleadas las Sagradas Escrituras en los diferentes grupos, espacios y
pastorales de nuestra Comunidad (rasgos, características, impactos en términos de
vínculos que generan y discipulado de Jesús)? ¿Qué situaciones de nuestra vida
presente son tenidas en cuenta para aproximarnos a los textos bíblicos? ¿Qué suscita
una lectura fundamentalista de ciertos textos aislados de la Biblia? ¿Qué criterios
27
teológico-pastorales nos parecen centrales en la lectura, interpretación y actualización
de las Sagradas Escrituras para una ABP?
10. La presencia de Jesús en todas las etapas del Camino. “Yo estaré
siempre con ustedes hasta el fin del mundo” (Mt 28, 20).
28
La misión de Jesús es vivida como parte del discipulado tanto por varones (10,1-4)
como por mujeres (27,55-56) que lo siguen y sirven. Jesús se identifica con la
Comunidad misionera, de manera especial cuando la misión tiene como protagonista a
los pequeños: “El que los recibe a ustedes, me recibe a mí; y el que me recibe, recibe a
aquel que me envió… Les aseguro que cualquiera que dé de beber, aunque solo sea un
vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños por ser mi discípulo, no quedará sin
recompensa” (10, 40.42). El evangelista nos recuerda que toda Comunidad, por más
pequeña que sea (“donde dos o tres estén reunidos en su Nombre” 18, 20), es
consagrada por la Dios (28, 20) para ser una luz en el mundo donde brille la Buena
Noticia de Jesús (5,14-16), una levadura que fermenta-transforma la sociedad (13,33),
un espacio de encuentro con Jesús, presencia salvadora del Evangelio, el ―Dios-con-
nosotros‖.
―En virtud del Bautismo recibido, cada miembro del Pueblo de Dios se ha convertido en
discípulo misionero (cf. Mt 28,19). Cada uno de los bautizados, cualquiera que sea su
función en la Iglesia y el grado de ilustración de su fe, es un agente evangelizador, y sería
inadecuado pensar en un esquema de evangelización llevado adelante por actores
calificados donde el resto del pueblo fiel sea sólo receptivo de sus acciones. La nueva
evangelización debe implicar un nuevo protagonismo de cada uno de los bautizados. Esta
convicción se convierte en un llamado dirigido a cada cristiano, para que nadie postergue su
compromiso con la evangelización, pues si uno de verdad ha hecho una experiencia del
amor de Dios que lo salva, no necesita mucho tiempo de preparación para salir a
anunciarlo, no puede esperar que le den muchos cursos o largas instrucciones. Todo
cristiano es misionero en la medida en que se ha encontrado con el amor de Dios en Cristo
Jesús; ya no decimos que somos «discípulos» y «misioneros», sino que somos siempre
«discípulos misioneros»…” (E. G 120).
Conclusión
Como expresé en el inicio de este escrito, las diez claves de lectura del
Evangelio de Mateo inspiradoras para la Animación Bíblica de la Pastoral pueden ser
enriquecidas y ampliadas a partir de otras importantes líneas teológicas, cristológicas y
eclesiológicas presentes en Mateo, otras dimensiones de nuestra realidad eclesial y
socio-cultural donde vivimos y otras citas del magisterio eclesial, para renovar nuestro
encuentro personal y comunitario con Jesús en el discipulado misionero de nuestros
días.
Miguel Ángel Armada svd. Parroquia Cristo Rey (Córdoba)
miguelarmadasvd@gmail.com
30
APÉNDICE
A. Estructura literaria del Evangelio de Mateo10 (Carlos Mesters o. c).
Introducción (Mt 1- 2)
Jesús dentro de la historia del Pueblo de Dios (1, 1-17)
Jesús: un nuevo comienzo dentro de un nuevo éxodo (1, 18- 2, 23)
Libro primero: La justicia del Reino (Mt 3- 7)
Narración: Jesús anuncia el Reino (3-4)
1er Discurso: El sermón de la montaña. Condiciones para entrar en el Reino (5-7)
Libro segundo: Una justicia que libera a los pobres (Mt 8- 10)
Narración: Los milagros, signos del Reino (8-9)
2do Discurso: La misión y cómo anunciar el Reino (10)
Libro tercero: Una justicia que provoca conflictos (Mt 11, 1- 13, 52)
Narración: Las reacciones ante la práctica de Jesús (11-12)
3er Discurso: Las parábolas del Reino. El misterio del Reino (13, 1-52)
Libro cuarto: El nuevo Pueblo de Dios (Mt 13, 53- 18, 35)
Narración: El seguimiento de Jesús (13, 53- 17, 27)
4to Discurso: La comunidad de los seguidores, signo del Reino (18, 1-35)
Libro quinto: La venida del Reino (Mt 19- 25)
Narración: El Reino es para todos (19-23)
5to Discurso: La vigilancia. El futuro del Reino (24-25)
Conclusión (Mt 26- 28)
La Pascua de la liberación.
C’ Narración (Mt 19-22). Autoridad del Hijo del Hombre e invitación al Reino
10 Mesters, Carlos, Lopes, Mercedes y Orofino, Francisco, Travesía. Yo estoy con ustedes todos los días.
Encuentros bíblicos. Evangelio de Mateo, Centro Bíblico Ecuménico, Buenos Aires, 2003, 14.
11 Sicre, José Luis, El cuadrante. Introducción a los evangelios. Parte I-La búsqueda, Verbo Divino, Estella
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32
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Pikaza, X, Hermanos de Jesús y servidores de los más pequeños (Mt 25, 31-46), Sígueme,
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PINTURAS
33