04 Miercoles de La Octava de Pascua LC 24, 13-35 Los Discípulos de Emaús He 3,1-10
04 Miercoles de La Octava de Pascua LC 24, 13-35 Los Discípulos de Emaús He 3,1-10
04 Miercoles de La Octava de Pascua LC 24, 13-35 Los Discípulos de Emaús He 3,1-10
✞ ✞ ✞ Padre, en Tus manos abandono mi vida y todo mi ser, para que me vacíes de todos
los pensamientos, palabras, obras, deseos e imágenes que me separan de Ti.
Calma mi sed y sacia mi hambre, lléname de Ti. Con humildad te entrego mi intención
de consentir tu Presencia y acción en mí, sáname, transfórmame, hazme de nuevo.
Ahora mismo anhelo y te pido a nombre de tu Hijo Jesús que me des al Espíritu Santo;
pues ya dispuesta mi alma, por tu gracia y misericordia; espera la luz que abra mi
mente y mi corazón para escucharte y ahí en mi meditación dejarme encontrar,
sorprender, seducir, tocar, y guiar por Ti.
Dime lo que quieres de mi para hacer Tu voluntad y no la mía. Dame el don de la
contemplación y la gracia para ver, aceptar y perseverar sin apegos, en este camino
hacia la Gloria.
✞ ✞ ✞ Señor Jesús, que tu Espíritu, nos ayude a leer las Sagradas Escrituras en el mismo
modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús.
Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de
Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía
ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los
acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren.
Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús,
podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú
estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo
pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu.
Amén
✞✞✞
Jesús, enséñame a gustar la infinitud del Padre. Háblame, Señor Jesús, acerca del
Padre. Hazme niño para hablarme de él como los padres de la tierra conversan con sus
pequeños; hazme amigo tuyo para hablarme de él como hablabas con Lázaro en la
intimidad de Betania; hazme apóstol de tu palabra para decirme de él lo que
conversabas con Juan; recógeme junto a tu Madre como recogiste junto a ella a los doce
en el Cenáculo..., lleno de esperanza para que el Espíritu que prometiste me hable
todavía de él y me enseñe a hablar de él a mis hermanos con la sencillez de la paloma y
el resplandor de la llama (G. CANOVAI, Suscipe Domine).
“JESÚS: HÁBLAME DE TÍ Y QUÉDATE CONMIGO”
«Camino a Emaús. Aquel mismo día de la resurrección»
1 RITOS INICIALES
✞ ✞ ✞ Antífona de entrada Mt 25, 34
Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde
la creación del mundo. Aleluya.
Nos reunimos en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
✞ ✞ ✞ Saludo al altar y pueblo congregado
✞ ✞ ✞ Acto penitencial
El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, nos llama ahora
a la conversión. Reconozcamos nuestra indignidad, debilidad, y nuestros pecados e
invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
Jesucristo, el justo, intercede y nos reconcilia con el Padre. Abramos, pues, nuestro
espíritu al arrepentimiento. … Un poco de silencio…
• Quiero reconocer en tu presencia buen Jesús, que soy pecador. Soy consciente de mis
faltas y pecados, de mi falta de amor. Pero sé también de tu misericordia infinita. Sé
que has venido a salvar y no a condenar. Ayúdame a acogerme a tu perdón y dejarme
sanar por tu abrazo misericordioso.
¡Señor, ten piedad! ¡Cristo, ten piedad! ¡Señor, ten piedad!
✞ ✞ ✞ Gloria a Dios.
Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu
inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos
gracias. Señor Dios, rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único,
Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre. Tú que quitas el pecado del
mundo, ten piedad de nosotros; Tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra
súplica. Tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros. Porque
solo Tú eres Santo, solo Tú Señor, solo Tú Altísimo, Jesucristo. Con el Espíritu Santo, en
la gloria de Dios Padre.
✞ ✞ ✞ Oración Colecta:
• Oh, Dios, que todos los años nos alegras con la solemnidad de la resurrección del
Señor, concédenos propicio llegar a la alegría eterna mediante las fiestas que
celebramos en el tiempo. Por nuestro Señor Jesucristo.
• Oh Dios y Padre nuestro: Tú eres un Dios no de muertos, ni tampoco de personas
paralizadas por sus temores y limitaciones, sino que eres el Dios de vivos. Resucítanos y
haznos marchar animosos, con alegría y esperanza como nuevos discípulos de Emaús,
compañeros de camino de aquel a quien resucitaste de entre los muertos, Jesucristo,
nuestro Señor Resucitado, que vive y reina por los siglos de los siglos.
• Señor Dios nuestro: Tu Hijo está en medio de nosotros, pero su rostro se nos oculta.
Ayúdanos a reconocerle en nuestros hermanos, compañeros de camino: En el hombre
que carece de alimento y de empleo, en la mujer que ha sido abandonada, en el niño
que mendiga en la esquina de la calle o en el cruce de semáforos… Danos un corazón
bueno y generoso, para que no pasemos de largo ante ellos con ojos obnubilados, ya
que ese hombre o ese niño o esa mujer representan vivamente para nosotros a tu Hijo,
Jesucristo nuestro Señor.
2 LITURGIA DE LA PALABRA
✞ ✞ ✞ Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 3, 1-10
Meditatio
El tiempo de la Pascua nos regresa a la frescura de la vida evangélica vivida por la
primera comunidad, en donde lo sobrenatural era la cosa más natural, en donde los
milagros eran el medio para que el mundo creyera en la resurrección y se adhiriera a la
Iglesia.
Hoy en día la comunidad cristiana se asombra por una curación milagrosa, de que una
persona tenga visiones o revelaciones de Dios; cuando esto, para una persona que vive
en el Espíritu, puede ser la cosa más natural. Esto no quiere decir que todas las visiones
y milagros que la gente dice tener o que realiza tengan como fuente a Dios, sin
embargo, no debería de extrañarnos que cosas como estas sucedan, ya que en medio
del mundo incrédulo en el que vivimos Dios continúa mostrando con poder.
Jesús había dicho a sus apóstoles: "Ustedes harán cosas más grandes que las que yo
hice". Los signos y prodigios que Dios sigue realizando entre nosotros tienen como
objetivo manifestarle al mundo que su Palabra es actual y verdadera, que Él continúa
actuando en todos aquellos que se ofrecen a ser sus mensajeros, y tú puedes ser uno de
ellos.
Oratio
Señor, te agradezco la oportunidad que me has dado de ser testigo de tu gran amor.
Gracias, porque cuando yo estoy pidiendo limosna de bendiciones, de compañía, de
amor, Tú me respondes de una manera asombrosa y mucho mayor de lo que pudiera
pedir o pensar. Amén.
Actio
Este día buscaré a alguien necesitado y en el nombre de Jesús le daré algo que esté en
mis manos ofrecerle.
www.santaclaradeestella.es
• Pedro continúa la práctica liberadora de Jesús, no sólo con el anuncio, sino también
con las obras milagrosas. Éstas manifiestan que ha llegado la salvación al mundo. Este
milagro dará ocasión a un nuevo discurso de explicación y de anuncio. También Pedro,
gracias al nombre de Jesús, aparece «acreditado por Dios mediante milagros, prodigios
y signos» y, en consecuencia, autorizado a anunciar la novedad cristiana.
El relato es vivaz: el templo figura aún en el centro de la piedad de la primera
comunidad cristiana, que todavía no ha roto con las costumbres judías. Pedro, ante una
de las puertas más famosas del edificio, encuentra a un mendigo paralítico de
nacimiento y, como no tiene «ni oro ni plata», le ordena que se levante y camine: «En
nombre de Jesucristo Nazareno, echa a andar». Lo que sigue es un relato «de
resurrección»: el paralítico entra finalmente en el templo -del que le había excluido su
enfermedad- «saltando y alabando a Dios». Es un hombre «reconstruido» física y
espiritualmente el que Pedro restituye a la vida. La resonancia que tuvo esta curación
fue enorme: la gente, llena «de admiración y pasmo», acudió en gran cantidad junto al
pórtico de Salomón, donde Jesús discutía con los judíos y donde se reunían los cristianos
de Jerusalén para escuchar las enseñanzas de los apóstoles (Hch 5,12). Aquí se dispone
Pedro a dar la explicación del acontecimiento.
www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux
Las tres de la tarde, cerca de la «Puerta Hermosa». Pedro y Juan suben al templo para
la oración. Un enfermo se les acerca y les pide ayuda. Ellos le dicen: «En nombre de
Jesucristo Nazareno, echa a andar». Un nombre: es todo lo que tienen para ofrecer.
Pero el pensamiento antiguo daba una enorme importancia al conocimiento del nombre,
pues éste definía al ser y su función (cf. Gti 2.20).
Conocer el nombre equivalía a poseer el ser, y es un nombre realmente prestigioso el
que los apóstoles revelan al tullido: el nombre del Ungido del Señor, de quien el profeta
Isaías había cantado la siguiente alabanza: «El Señor me ha ungido; me ha enviado a
llevar un gozoso mensaje a los humillados y a curar a quienes tienen el corazón roto»
(Is 67,1). Cristo es también Siervo...
El salmo 104 repite sinfín las maravillas de Dios.
www.fraynelson.com
✞ ✞ ✞ Salmo
Sal 104,1-2.3-4.6-7.8-9
R/. Que se alegren los que buscan al Señor.
Dad gracias al Señor, invocad su nombre, dad a conocer sus hazañas a los pueblos.
Cantadle al son de instrumentos, hablad de sus maravillas.
R/. Que se alegren los que buscan al Señor.
Gloriaos de su nombre santo, que se alegren los que buscan al Señor. Recurrid al Señor
y a su poder, buscad continuamente su rostro.
R/. Que se alegren los que buscan al Señor.
¡Estirpe de Abrahán, su siervo; hijos de Jacob, su elegido! El Señor es nuestro Dios, él
gobierna toda la tierra.
R/. Que se alegren los que buscan al Señor.
Se acuerda de su alianza eternamente, de la palabra dada, por mil generaciones; de la
alianza sellada con Abrahán, del juramento hecho a Isaac.
R/. Que se alegren los que buscan al Señor.
✞ ✞ ✞ Secuencia (Opcional)
✞ ✞ ✞ Aleluya
Sal 117, 24
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Éste es el día que hizo el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo.
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
✞ ✞ ✞ “Padre, dame tu bendición”: “El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que anuncies
dignamente su Evangelio en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”
Emaús y regreso al camino del discipulado (24,13-35). Este bello relato, exclusivo
de este evangelio, destella con temas lucanos, esp., el camino, la fe como visión y la
hospitalidad.
• Mediante una comparación con el relato de la aparición de Jesús a los Once saltan a la
vista algunas diferencias: 1) los dos individuos no son dirigentes de la comunidad, sino
que representan a todos los seguidores de Jesús; 2) están turbados y no entienden por
qué está ausente Jesús; 3) al principio no reconocen a Jesús; 4) los apóstoles parece
que reconocen a Jesús, pero no creen a sus sentidos; 5) después de reconocerle, estos
dos hombres no dudan en creer; 6) una vez que lo han reconocido, Jesús desaparece.
Empezamos a encontrar puntos de semejanza con varios otros tipos o temas del NT.
Este sencillo y encantador relato ofrece numerosos paralelos con el encuentro del
diácono Felipe y el eunuco en el camino de Gaza (Act 8,26-40): 1) una ignorancia de las
Escrituras; 2) una explicación a partir de la Escritura en el sentido de que Jesús tenía
que sufrir; 3) un ruego de que se quede todavía; 4) desaparición repentina. El relato de
Emaús encaja en una serie en que Cristo se aparece en la persona de los predicadores
itinerantes: los setenta y dos misioneros (Le 10,8.16), Pablo (Gal 4,13; 2 Cor 5,20),
todos los necesitados (Mt 25,31-46). Finalmente, antes de que esta tradición llegara a
Lucas, ya había sido modificada por la liturgia eucarística; se atiene al orden de ésta:
una lectura y explicación de las Escrituras (vv. 25-27) y la fracción del pan (v. 30).
13. iban de camino: Los dos discípulos han abandonado el camino de Jesús, pues no
había cumplido sus expectativas (cf. v. 21). Su infidelidad está en contraste con la
fidelidad de las mujeres (23,49-24,12). El lector debe recordar el tema lucano del
camino que tan dominante es como imagen del discipulado en 9,51-19,27. Este relato
está lleno del vocabulario del camino (w. 15.17.28.29.32.33.35), y cuenta cómo Jesús
resucitado reconcilia a dos caminantes, que, una vez perdonados e iluminados, regresan
inmediatamente a Jerusalén.
• dos de ellos: Mc 16,12s se refiere a este episodio, aquel mismo día: Lucas da la
impresión de que todos los acontecimientos del cap. 24 sucedieron en el mismo día de
Pascua. Emaús: Se discute su localización. La tradición la sitúa en 'Amwás, en el camino
de Jerusalén a Jaffa, a unos 30 kilómetros de la primera, demasiado lejos para los
«sesenta estadios» (unos 11 kilómetros) que se mencionan aquí. Desde las Cruzadas
(1280), se ha señalado como emplazamiento de Emaús la aldea de el-Qubeibeh, lo que
supone una fecha inicial demasiado tardía para esta tradición, pero su distancia de unos
13 kilómetros al noroeste de Jerusalén responde mejor a los datos del relato bíblico (cf.
C. Kopp, Holy Places, 396-402).
16. pero sus ojos estaban ofuscados y no eran capaces de reconocerlo: A través
de todo su evangelio, Lucas ha jugado con el tema de la visión (9,45; 18,34;
23,8.35.47-49). Ahora lo articula en los w. 23-24.3 1.32.35, al contarnos cómo el Cristo
resucitado abre los ojos de sus discípulos para que contemplen su verdadero sentido en
el plan de Dios. Pero como el relato clarificará, los ojos de los discípulos se abren
totalmente sólo cuando éstos muestran hospitalidad hacia un desconocido.
18. uno de ellos, llamado Cleofás: Hegesipo, citado por Eusebio (HE 3.11, 1), lo
identificaba como hermano de José, padre nutricio de Jesús, y padre de Simeón, que
sucedió a Santiago como obispo de Jerusalén y dirigió el regreso de los cristianos a
Jerusalén después del año 70. Es posible que los nombres de estos individuos no
revistan especial importancia para la historia de la salvación, pero la tradición destaca el
hecho de que los «hermanos de Jesús», sus parientes próximos, no le rechazaron por
completo (Lc 4,38s; Mc 3,21; Act 1,14).
19. Jesús de Nazaret: Con ironía teológica, Lucas desarrolla su tema de la fe como
visión, puesto que lo que dicen los discípulos en este versículo es el credo cristiano (cf.
Hch 2,22-24; 10.38). La mera recitación de este credo no suscitará la visión de la fe.
19. un hombre, un profeta, poderoso en palabra y obra: Jesús había impresionado
a estos hombres a lo sumo como el profeta esperado (9,19); la frase siguiente se aplica
a Moisés (Act 7,22), al que también se llama redentor (Act 7, 35). La presencia del
término «hombre» indica que estos discípulos nunca pasaron a creer en la divinidad de
Jesús; se quedaron en su condición de Mesías.
20-21. lo entregaron: La ironía lucana se intensifica en cuanto que los hechos
narrados por los discípulos cumplen las profecías de Jesús en 9,22; 13,32-33; 18,31-33.
Recitar los hechos de la vida de Jesús y demostrar cómo éstos se conectan con sus
profecías, no abre los ojos de la fe.
20. Nuevamente declara Lucas la culpabilidad de los jefes judíos.
22-24. algunas de nuestras mujeres: Lucas, inexorablemente, conduce a casa su
irónico mensaje. La proclamación del evangelio pascual de las fieles mujeres discípulas
encuentra resistencia y no abre los ojos a la fe.
24. Alusión a Pedro y a Juan (v. 12; Jn 20,3-10).
25-27. empezando por Moisés: Lo que positivamente contribuye a la fe (cf. v. 32) es
la interpretación que Jesús hace de su vida como cumplimiento de todas las promesas
de Dios desde un extremo al otro de la Escritura. Dios ha exaltado a la gloria a su
profeta rechazado, al Hijo justo que ha sufrido inocentemente.
26. necesario: Este versículo repite el tema lucano de que «el Mesías tiene que sufrir»
(cf. comentario a 9,22).
Para entrar en su gloria: El uso de tiempo pasado en esta expresión presupone que
ya ha tenido lugar la ascensión.
27. Moisés... Profetas... Escrituras: En el v. 44 aparece aún más claro que se trata
de aludir así a toda la Biblia judía, que estaba dividida en tres secciones: la Tórah o Ley,
los Wbfim o Profetas y los Ketübim o Escritos. La forma griega de «todos los profetas»
implica que con Jesús tenían algo que ver todos y cada uno de los profetas.
29. quédate con nosotros: Lucas añade ahora los toques finales a su tema de la fe
como visión. Los discípulos que alojan al desconocido abrirán finalmente sus ojos. «Así,
el señorío de Jesús no llega a conocerse o a manifestarse en hechos de guerra ni
venganza, o mediante signos terribles y poderosos, sino que se alcanza mediante una
cruz y se expresa en una comida, es decir, en un acto de hospitalidad, paz, fraternidad y
sororidad» (R. H. Smith, Easter Gospels [- 195 supra] 122).
• Jesús no estaba fingiendo; se hubiera marchado realmente. Sin él habría sobrevenido
la oscuridad; esta alusión al momento del día hace también referencia a un contraste
favorito de Lucas, Juan y Pablo, entre la luz y las tinieblas (Le 22,53).
30. se reclinó con ellos... tomó el pan: Esta comida no debe interpretarse
inmediatamente como eucaristía, sino que debe relacionarse con el tema de la
comensalidad que Lucas ha desarrollado en todo su evangelio. Mediante este tema,
muestra la llegada del reino de Dios en la comida que Jesús comparte con la gente, esp.
con los marginados. Jesús, que en su última cena había dicho que no volvería a comer
con sus discípulos hasta la llegada del reino de Dios (22,16.18), comparte ahora la
comida con ellos, mostrando, por consiguiente, que el reino de Dios ya ha llegado.
Ahora sus compañeros de mesa no son los publicanos, sino sus propios discípulos que se
habían apartado de su camino; perdonados, son devueltos de nuevo al camino, que es
su camino. Pero todo esto les sucede porque han sido hospitalarios.
Tomó, bendijo, partió, dio: La terminología es claramente eucarística (cf. Le 9,16). No
es preciso sostener que Jesús consagró la eucaristía; sin embargo, las fórmulas
eucarísticas fueron incorporadas al relato al ser éste narrado repetidas veces en las
reuniones litúrgicas.
31. sus ojos se abrieron: Este verbo aparece sólo ocho veces en el NT; exceptuando
Mc 7,35 y Lc 2,23, se encuentra en Lc 24 o en Act, donde siempre alude a un
conocimiento más profundo de la revelación, desapareció: ¿Será esta frase una adición
litúrgica para expresar que la aparición milagrosa de Jesús ya no es necesaria cuando se
tiene su presencia en la eucaristía?
32. ardía nuestro corazón: Al preocuparse de ofrecer hospitalidad a un desconocido,
la tristeza, necedad y torpeza de corazón de los discípulos se transforman en alegría,
comprensión profunda y entusiasta entrega al camino de Jesús.
34. se ha aparecido a Simón: La oración de Jesús ha sido eficaz. Simón Pedro ha sido
también perdonado y está capacitado para fortalecer a sus hermanos cristianos en el
camino (cf. 22,31-34). Cf. Dillon, From Eye-Witnesses to Ministers of the Word → 55
supra) 69-155; R. J. Karris, Znt 41 (1987) 57-61; B. P. Robinson, NTS 30 (1984) 481-
97.
www.santaclaradeestella.es
Ese día (que se convertirá en el día del Señor»: cf. Hch 1,10), dos de los discípulos que
se encontraban con los Once cuando las mujeres les llevaron el anuncio de la
resurrección, se encaminan hacia su aldea, Emaús, que dista «unos once kilómetros» de
Jerusalén. Las fiestas pascuales han terminado. La vida de Jesús, lamentablemente, ha
concluido. Ya no hay ningún motivo para seguir en la ciudad.
En el camino van conversando entre ellos, hablando sobre los últimos acontecimientos.
Un viajero se les une y se pone a caminar con ellos. Ninguno de los dos le reconoce: no
saben que es Jesús en persona (según Mc 16,12, su «aspecto» es diferente; cf. Jn
20,14s; 21,4). El desconocido les pregunta de qué iban hablando. Un poco sorprendidos,
y con el rostro entristecido, se detienen. Uno de los dos, que se llama Cleofás,
responde: ¿Eres el único forastero que no sabe lo que ha pasado en Jerusalén durante
los días de la Pascua? Jesús insiste: ¿Qué? Le explican que un profeta, Jesús de Nazaret,
ha sido condenado a muerte, crucificado. «Nosotros esperábamos que el fuera el
libertador de Israel». Dan otra vuelta de rosca al perfil de Jesús, «un profeta poderoso
en obras y palabras ante Dios y ante todo el pueblos», y en su esperanza de que fuera
el Mesías liberador de Israel se refleja una vez más una imagen positiva, aunque todavía
inadecuada, del Mesías de Dios», una imagen que el mismo Jesús contradijo en distintas
ocasiones, incluso en la vigilia de la pasión (19,11ss) y ante el sanedrín (22,66ss).
Como para excluir toda ilusión, ambos discípulos subrayan que «hace tres días» de la
muerte y cuentan, asimismo, la visita al sepulcro de algunas mujeres, pero concluyen
escépticamente: «A él no lo vieron». En este momento interviene el desconocido.
Esperanzas fallidas, tumba abierta y vacía, anuncio de los ángeles: la cave de todo este
enigma se encuentra en las Escrituras. Los dos discípulos, lentos para comprender, no
creen todavía «lo que dijeron los profetas». La Palabra de Dios que ellos anunciaron
enseña, en efecto, que era preciso que el Mesías sufriera todo esto para entrar en su
gloria» (cf. 22,37; Hch 8,32ss). Jesús procede a partir de la afirmación general para
explicar en detalle lo que decían de él las Escrituras», inaugurando así la lectura
«cristiana de la Biblia hebrea a partir de los acontecimientos de su vida, muerte y
resurrección.
Cuando los dos peregrinos llegan a su aldea, el misterioso compañero acepta cenar con
ellos. Cuando está sentado a la mesa con ellos, repite los gestos de la cena pascual:
toma el pan, pronuncia la bendición, parte el pan y se lo da a los comensales. Solo
entonces «se les abrieron los ojos y lo reconocieron» (24,31). Pero Jesús desapareció de
su vista y, por fin, se dieron cuenta de lo que habían vivido: « ¿No ardía nuestro corazón
mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» (24,32). Ahora
comprenden la intensa emoción que les suscitaba el discurso del desconocido viajero y
no pueden guardar para ellos una experiencia tan desconcertante.
Volviendo sobre sus pasos, llegan a Jerusalén, donde encuentran a los Once todavía
reunidos, junto con otros discípulos.
www.sermonwriter.com
Oración inicial
¡Oh Dios!, que todos los años nos alegras con la solemnidad de la resurrección del
Señor; concédenos, a través de la celebración de estas fiestas, llegan un día a la alegría
eterna. Por nuestro Señor.
Del Evangelio según Lucas 24,13-35
Reflexión
• El evangelio de hoy nos trae el episodio tan conocido de Jesús con los discípulos de
Emaús. Lucas escribe en los años 80 para las comunidades de Grecia que en su mayoría
eran paganos convertidos. Los años 60 y 70 habían sido muy difíciles. Hubo la gran
persecución de Nerón, en el 64. Seis años después, en el 70, Jerusalén fue totalmente
destruida por los romanos. En el 72, en Massada, en el desierto de Judá, fue la masacre
de los últimos judíos revoltosos. En esos años, todos los apóstoles, testigos de la
resurrección, fueron desapareciendo. El cansancio se va imponiendo a lo largo del
camino. ¿Dónde encontrar la fuerza y el valor para no desanimarse? ¿Cómo descubrir la
presencia de Jesús en esta situación tan difícil? La narración de Jesús a los discípulos de
Emaús trata de ser una respuesta a estas preguntas angustiantes. Lucas quiere enseñar
a las comunidades cómo interpretar la Escritura para poder redescubrir la presencia de
Jesús en la vida.
• Lc 24,13-24: 1º Paso: partir de la realidad. Jesús encuentra a dos amigos en una
situación de miedo y de falta de fe. Las fuerzas de la muerte, la cruz, habían matado en
ellos la esperanza. Era la situación de mucha gente en tiempo de Lucas y sigue siendo la
situación de mucha gente hoy. Jesús se acerca y camina con ellos, escucha, habla y
pregunta: "¿De qué estáis hablando?" La ideología dominante, esto es, la propaganda
del gobierno y de la religión oficial de la época, les impedía ver. "Nosotros esperábamos
que sería él el que iba a liberar…, pero...". ¿Cuál es hoy la conversación del pueblo que
sufre? El primer paso es éste: aproximarse a las personas, escuchar su realidad, sentir
sus problemas; ser capaz de plantear preguntas que ayuden a las personas a mirar la
realidad con una mirada más crítica.
• Lc 24,25-27: 2º Paso: usar la Biblia para iluminar la vida. Jesús usa la Biblia y la
historia del pueblo de Dios para iluminar el problema que hacía sufrir a los dos amigos, y
para aclarar la situación que ellos estaban viviendo. La usa, asimismo, para situarlos
dentro del proyecto de Dios que venía de Moisés y de los profetas. Y así les muestra que
la historia no se había escapado de la mano de Dios. Jesús usa la Biblia no como un
doctor que ya sabe todo, sino como un compañero que va a ayudar a los amigos para
que recuerden lo que habían olvidado. Jesús no provoca un complejo de ignorancia en
los discípulos, pero procura despertar en ellos la memoria: “Cuanto os cuesta creer todo
lo que anuncian los profetas.”
El segundo paso es éste: con la ayuda de la Biblia, ayudar a las personas a descubrir la
sabiduría que ya existe dentro de las mismas, y transformar la cruz, señal de la muerte,
en señal vida y de esperanza. Aquello que les impedía caminar, se vuelve ahora fuerza y
luz en la caminada. ¿Cómo hacer esto hoy?
Lc 24,28-32: 3º Paso: compartir en la comunidad. La Biblia, de por sí, no abre los
ojos. Apenas hace arder el corazón. Lo que abre los ojos y hace ver, es la fracción del
pan, el gesto comunitario del compartir, rezar juntos, la celebración de la Cena. En el
momento en que los dos reconocen a Jesús, ellos renacen y Jesús desaparece. Jesús no
se adueña de la caminada de los amigos. No es paternalista. Resucitados, los discípulos
son capaces de caminar con sus propios pies.
El tercer paso es éste: saber crear un ambiente de fe y de fraternidad, de celebración y
de compartir, donde pueda actuar el Espíritu Santo. Es él quien nos hace descubrir y
experimentar la Palabra de Dios en la vida y nos lleva a entender el sentido de las
palabras de Jesús (Jn 14,26; 16,13).
Lc 24,33-35: 4º Paso: El resultado: Resucitar y volver a Jerusalén. Los dos
recobran valor y vuelven a Jerusalén, donde continuaban activas las mismas fuerzas de
muerte que habían matado a Jesús y que habían matado en ellos la esperanza. Pero
ahora ha cambiado todo. Si Jesús está vivo, entonces en él y con él hay un poder más
fuerte que el poder que le mató. Esta experiencia ¡los hace resucitar! ¡Realmente todo
mudó! ¡Valor, en vez de miedo! ¡Retorno, en vez de ida! ¡Fe, en vez de falta de fe!
Esperanza, ¡en vez de desesperación! Conciencia crítica, ¡en vez de fatalismo frente al
poder! Libertad, ¡en vez de opresión! En una palabra: ¡vida, en vez de muerte! ¡En vez
de la mala noticia de la muerte de Jesús, la Buena Nueva de su Resurrección! ¡Los dos
experimentarán la vida, y vida en abundancia! (Jn 10,10). ¡Señal del Espíritu de Jesús
actuando en ellos!
www.santaclaradeestella.es
En nuestros días hay hambre y sed de milagros. La gente no sonríe ya con suficiencia,
como hace algunos años, con respecto a los presuntos prodigios, sino que los busca y
acude a los lugares donde tienen lugar. Los medios de comunicación social los hacen
espectaculares y los «obradores de prodigios» corren el riesgo de ser idolatrados. Pero
tanto Pedro y Juan como Pablo y Bernabé (Hch 14,14ss) corrigen al pueblo y dicen de
manera clara que no debe concentrarse en torno a sus personas, sino en torno al poder
del nombre de Jesús.
Quien tenga fe en este nombre, quien lo invoque, también podrá obtener hoy milagros.
También hoy es posible realizar prodigios, pero es Dios el que los realiza a través de la
oración y la fe. Hay, efectivamente, situaciones tan dolorosas y penosas que nos hacen
invocar el milagro y nos impulsan a dirigirnos a personas consideradas particularmente
próximas a Dios. Pero esas personas, la mayoría de las veces, no tienen «ni plata ni
oro»: viven en medio de la humildad y de la oración. Nosotros, alejados tanto del
escepticismo de quienes excluyen la posibilidad o la oportunidad de los milagros, como
del fanatismo con los curanderos y el papanatismo más o menos supersticioso, nos
confiamos a la oración y a la fe para obtener la intervención extraordinaria de Dios en
casos extremos, dejándole a él, que lo sabe todo, la decisión final. Dios no abandona a
su pueblo, y lo socorre también con intervenciones extraordinarias, especialmente a
través de la oración de sus siervos, que, confiando sólo en él, no tienen necesidad ni de
oro ni de plata.
www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux
Comunión. Al atardecer del primer día de la semana, dos hombres van por el camino.
Su vida se ha detenido el viernes precedente, mientras Jesús agonizaba en la cruz.
Desde entonces, se han dicho el uno al otro la antigua maldición: «Maldito el que es
colgado» (Dt 21,23). ¿Quién tiene razón: la autoridad legítima que decidió la muerte del
agitador o ese Jesús que reivindicó el título de Mesías? Los dos hombres caminan con
aire sombrío.
De pronto, un peregrino de la Pascua se une a ellos. El desconocido les habla, cita las
Escrituras, ilumina la vida y la muerte del Crucificado. El corazón de los discípulos se
inflama, sobre todo cuando el hombre toma el pan, pronuncia la bendición y se lo da.
Son los gestos de la última cena, los gestos que la joven Iglesia repetía ya en memoria
del Maestro. Entonces resuena la alegría de la Pascua: « ¡Era verdad, ha resucitado el
Señor y se ha aparecido a Simón!». Así fue el primer día de la nueva semana.
*** Iban los dos por el camino, entre el calor y el polvo, destrozados por la desgracia de
la antevíspera. Caminaban sin comprender. El Maestro había sido detenido y ejecutado.
La muchedumbre había renegado de él, y le habían visto colgado del patíbulo de la
infamia, fuera de la Ciudad Santa, como un descreído. La gran aventura había
terminado. La fiesta se había trocado en llanto y las risas habían enmudecido de
angustia. El Cordero del sacrificio se había convertido en oveja llevada al matadero. Los
discípulos se habían dispersado; el rebaño, sin pastor, había huido. Iban discutiendo los
motivos que les habían empujado a comprometerse, de sus esperanzas, de su fracaso,
de su increíble muerte. Un compañero sin nombre, sin rostro, un caminante, se acercó
sin decir nada. Escuchó las esperanzas rotas y los nuevos temores. Compartió las
inquietudes y no pudo ignorar la secreta pregunta: ¿tendría la muerte la última palabra?
Enseguida las palabras van a agolparse en sus labios, toda la Escritura está allí presente.
Comienza por Moisés, Egipto, el Éxodo, la larga servidumbre, la Liberación, la Alianza en
el desierto. Habla de los profetas, del exilio y del regreso: la esperanza no puede
decepcionar, la vida renace de las cenizas, el grano debe morir para dar fruto.
Le invitan a entrar al albergue con ellos. Ante sus palabras, el corazón va recobrando su
entusiasmo. La aurora no puede desaparecer cuando, en medio de las tinieblas, han
aparecido los primeros rayos del día. «Quédate con nosotros». La mesa está puesta. El
viaje ha llegado a su término. El pan roto compartido, la hogaza de la amistad, está ahí,
ante ellos, el signo del Amigo. «Lo reconocieron».
Para nosotros, ya nunca volverá a ser como antes. En el fondo de la soledad, cuando la
desesperanza parece que ha de prevalecer, todavía nos queda caminar en la espera,
hasta que las sombras de la tarde le hagan quedarse junto a nosotros.
Aún podemos guardar su palabra: ella nos lo descubre y desvela su secreto. Conocemos
desde hace mucho la vieja historia de reyes y profetas, pero él desvela el gran designio
de Dios. Su palabra encuentra los caminos escondidos de nuestro corazón, que nosotros
pensábamos enterrados para siempre bajo la opacidad de nuestras incertidumbres y
nuestras preguntas, borrados por demasiados fracasos y mediocridades. Su palabra
desvela rasgos que nosotros creíamos olvidados para siempre. Sí, Dios es fiel a sus
promesas; siempre podemos comenzar de nuevo, estamos marcados para siempre por
el Espíritu... El despierta en nosotros voces que habíamos acallado: ¡sois hijos muy
amados, haré brotar en vuestros desiertos fuentes de agua viva!
Y nuestro corazón queda ya prendado. Ha entrado en nuestra casa. Ha partido el pan,
como hacen los amigos que toman juntos la comida de cada día. Y nunca podremos
olvidar el sabor de ese pan. Aquel a quien buscábamos está con nosotros. Aquel a quien
reconocemos en el gesto familiar está vivo. Cuando nuestros ojos se abren, tenemos ya
que levantarnos: se ha vuelto a marchar para llamarnos más adelante.
www.fraynelson.com
2. De camino a Emaús
2.1 Emaús es un tremendo símbolo, después de la escena que nos cuenta el evangelio
de hoy. Es el símbolo del fracaso, de la dispersión, de la desilusión. Estos dos discípulos
que se van de Jerusalén son una imagen de todos aquellos que se habían ilusionado con
Cristo y que ahora, perplejos por la Cruz, no ven otro camino que la huida, la retirada, el
largo duelo por haberse atrevido a soñar con un mundo mejor.
2.2 Jesús los alcanzó. Se hizo "el encontradizo", salió al paso de ese duelo que punzaba
sus almas y ensombrecía sus rostros. ¡Dios, cuánta misericordia en ese solo hecho! ¡Qué
piedad la del Señor, que no abandona a los que le abandonan y que busca mostrar su
rostro a los que ya le daban la espalda!
2.3 Cristo les explica las Escrituras. Hace camino con ellos, no sólo en cuanto une sus
pies a los de estos entristecidos, sino sobre todo en cuanto recorre a su lado la senda
interior que lleva de la oscuridad a la luz y de la desolación a la esperanza. Así también
Cristo sigue haciendo camino con su pueblo y con todos los pueblos y gentes. No nos
desanimemos de ver desánimo incluso en quienes han estado con nosotros oyendo al
Maestro. Bien es posible que si ellos huyen Cristo camine más rápido y en algún recodo
del camino les alcance con el poder de su gracia.
2.4 Lo reconocieron "al partir el pan". Es el gesto entrañable, el estilo único, la manera
caritativa y bella de Jesús. Tiene que ser él; nadie más parte así el pan, nadie lo
agradece como él, nadie lo bendice y nos bendice como él. ¡Qué hermosura, qué
dulzura, qué ternura! Iglesia de Dios: ¡alégrate en Cristo, gózate en su Pascua,
reconócelo en el Pan!
www.elmisericordioso.me-Pildorasdefe.net
13. Ciento sesenta estadios: o sea unos 30 Kms., distancia que corresponde a la actual
Amwás. En algunos códices se lee “sesenta”, en vez de “ciento sesenta”, lo que dio lugar
a buscar, como posible escenario de este episodio, otros lugares en las proximidades de
Jerusalén (El Kubeibe y Kaloníe).
23. Gran misterio es ver que Jesús resucitado, lejos de ser aún glorificado sobre la tierra
(cf. Hch. 1, 6), sigue luchando con la incredulidad de sus Propios discípulos. Cf. Jn. 21, 9
y nota.
26 s. Les mostró cómo las profecías y figuras se referían también a su primera venida
doliente (cf. Is. 53; Salmos 21 y 68, etc.). Porque ellos sólo pensaban en la venida del
Mesías glorioso. Cf. Hch. 3, 22 y nota.
30. Pirot hace notar que ha sido abandonada la opinión de que esta fracción del pan
fuese la Eucaristía.
32. Felicidad que hoy está a nuestro alcance (cf. v. 45 y nota). “La inteligencia de las
Escrituras produce tal deleite que el alma se olvida no sólo del mundo, sino también de
sí misma” (Santa Angela de Foligno).
http://www.ciudadredonda.org
¡Queridos hermanos!
Como en la experiencia de los discípulos de Emaús, Jesús viene a nuestro encuentro,
también ahora. Siempre se nos acerca, camina a nuestro ritmo y también nos pregunta:
"¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?"
El Evangelio muestra el sentimiento de los discípulos: “se detuvieron con aire
entristecido” (Lc 24,17). Hablan de una esperanza enterrada, de un sueño roto, de un
proyecto fallido: "esperábamos... pero, a pesar de todo eso...". Nosotros también
esperábamos, pero... ¿Cuántos planes habíamos hecho antes de la pandemia? ¿Cuántos
viajes programados, proyectos personales y comunitarios han caído al abismo de un
futuro incierto? ¿Cuántos encuentros se impiden indefinidamente? ¿Cuántas vidas fueron
enterradas?
Jesús no cambió la realidad de los discípulos, como tampoco podemos esperar que Dios
intervenga repentinamente en ese momento de una manera mágica. Esto no significa
ausencia, porque su presencia nos enseña a afrontar estos acontecimientos con
realismo, pero con otra mirada: releer nuestras narrativas con una mirada de fe, a la luz
de su Palabra. "... explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras" (v. 27).
Al llegar a Emaús, Jesús demuestra que quiere ir más lejos, un peregrino dispuesto a
seguir encontrándose con otros. Pero todo cambia con la invitación, que se convierte
para nosotros en una de las más hermosas oraciones: “¡Quédate con nosotros, porque
atardece y el día va de caída!”. Es el momento del crepúsculo, uno de los momentos
más bellos del día. Como decía la escritora brasileña Lygia Fagundes: “La belleza no está
ni en la luz de la mañana ni en la sombra de la tarde, está en el crepúsculo, en este
semitono, en esta ambigüedad”. La belleza de la vida también se puede ver en este
crepúsculo en el que nos encontramos. Para nosotros no es tan claro como lo será el
futuro, pero hay una luz que ilumina suavemente este momento. La luz de la fe, aunque
un poco oculta, nos ayuda a ver este crepúsculo con mirada contemplativa, serena,
profunda.
Como los discípulos de Emaús, también queremos compañía, que nuestras casas tengan
invitados como en otros tiempos. Este "quédate con nosotros, atardece..." es tan
delicado que parece más una súplica que una oferta de hospitalidad. Parece que los
anfitriones piden hospitalidad al peregrino. No pensemos que Dios está encerrado en el
tabernáculo, como un prisionero. Nuestro Señor, es un peregrino de la historia, de
nuestras historias. Y hoy está en todos los hogares allá donde puede entrar. Basta una
invitación: “¡quédate con nosotros!”.
Pasamos de la libertad del camino a la intimidad del hogar. Allí, alrededor de la mesa,
hecha para que esté rodeada de comensales, para que la vida se exprese
espontáneamente, con el olor a pan y el intercambio de miradas que se buscan, allí, al
partir el pan, lo reconocen. Cuánta sencillez y densidad se esconde en este gesto
cotidiano: Dios se manifiesta en el pan partido y compartido.
También hoy Jesús viene a nuestro encuentro. También hoy podemos repetir la misma
experiencia de esos dos discípulos. “Son tres pasos que también nosotros podemos dar
en nuestras casas: primero, abrir el corazón a Jesús, confiándole las cargas, las
dificultades, las desilusiones de la vida, confiándole los “si”; y luego, segundo paso,
escuchar a Jesús, tomar el Evangelio en mano, leyendo hoy mismo este pasaje, en el
capítulo veinticuatro del Evangelio de Lucas; tercero, rezar a Jesús, con las mismas
palabras de aquellos discípulos: “Señor, «quédate con nosotros». (v. 29). Señor,
quédate conmigo. Señor, quédate con todos nosotros, porque te necesitamos para
encontrar el camino. Y sin ti es de noche”." (Papa Francisco, 26 de abril de 2020).
http://www.aqplink.com/roguemos
Lucas 24, 13-35. Era necesario que el Cristo padeciera. Posiblemente lo que más
nos cuesta comprender sea la necesidad que Cristo padeciera, la necesidad de la cruz.
¿No pudo ser de otro modo? Y sobre todo como a muchos nos gustaría, que se hubiera
impuesto en ese momento, que arrasara a todos sus enemigos y empezara
inmediatamente el Reino de los Cielos, muy dentro del estilo de cualquier monarca o
ejército triunfador. Después de todo, ganando así, todos tendrían que acatar, les guste o
no, de otro modo serían forzados a hacerlo. Así tendrían que haberse resuelto estos
enfrentamientos, siguiendo la lógica humana. Si Cristo tenía tanto poder, como lo había
demostrado por innumerables señas, ¿por qué no terminó imponiéndose conforme a
nuestra lógica hace 2mil años, en lugar de dejarse matar espantosamente en la cruz?
Estos discípulos andaban cabizbajos y deprimidos, como muchos que nos topamos con la
historia de Jesús y no llegamos a comprender la razón de esta muerte cruel.
A tal extremo llega nuestra falta de comprensión que algunos de nosotros, sin renegar
por completo de Jesús, porque la verdad es que no lo entendemos, nos trasladamos a
una imagen triunfante al fin de los tiempos, nos quedamos con lo que creemos entender
de su prédica y obviamos, borramos de nuestra memoria todos estos episodios
sangrientos, porque nos perturban y nos parece que no encajan en su triunfo y en lo
que entendemos o queremos retener de su prédica. Nos encanta la poesía y el idealismo
romántico, así que guardamos en nuestros corazones todas aquellas palabras bellas de
Jesús, en las que nos comunica tanta sabiduría de un modo sin igual. Así, Jesús culmina
siendo un idealista, que propone un mundo utópico al que habremos de llegar de algún
modo al fin de los tiempos, cuando venga triunfante. Entre tanto, debemos esforzarnos
por vivir de la mejor manera, porque es lo razonable, lo que más se ajusta al ideal que
Él nos propone. En el fondo lo que hacemos es negar la Divinidad de Jesús, negar su
muerte cruel y sobre todo Su Resurrección. Siendo un episodio que no llegamos a
entender, lo descartamos o lo dejamos en las penumbras, como si prescindiendo de él
pudiéramos igualmente confesar a Jesús.
En el fondo lo que queremos es prescindir de la fe. En un mundo en el que se le rinde
culto a la razón y se tiene por menos a la fe, queremos creer en un Dios lógico y
razonable, estableciendo así los parámetros a los que Dios se debe ajustar. ¿No
constituye esto un contra sentido? ¿Cómo podemos pretender que Dios se ajuste a
nuestros criterios? Eso solamente lo puede hacer un dios creado a nuestra imagen y
semejanza. Un dios creado por nosotros. Si aceptamos esta idea –y lo hacemos en
nuestro interior-, hay un pequeño paso para prescindir definitivamente de él o en el
mejor de los casos, dejarlo en el ámbito del mundo privado, donde cada quien es libre
de formular sus dogmas y creer en lo que le viene en gana, siempre y cuando no se
meta con los demás. Es en ese saco que terminamos metiendo a Jesús, al renunciar a la
fe y a la Resurrección. Entonces, premunidos de una filosofía relativista, que es
“tolerante por excelencia”, nos encontramos y convivimos con todos los demás seres
humanos sin importar su credo o religión, si son gnóstico, ateos o creyentes. Todos
somos iguales y tenemos los mismos derechos. Esta poderosa teoría nos lleva a
desterrar a Dios al mundo privado, sin que ello tenga por qué afectar las relaciones
humanas, que deben someterse a un código, a una ley que ha de regularlo todo
Así, la ley se convierte en el supremo regulador. Hemos de promover y aspirar a crear
leyes perfectas, porque en ellas radica la posibilidad de la supervivencia de la
humanidad en armonía y progreso constante. Aquí no queda espacio para dios, sino en
el ámbito privado, en el que por razones sicológicas o las que se quiera alegar, el ser
humano abrace una fe, que no altere ni afecte las relaciones con los demás. De este
modo, dios queda sometido y restringido a la ley y relegado al gusto personalísimo de
cada quien. ¿Cómo hacer leyes perfectas? ¿Es que hemos alcanzado la perfección? ¿No
es esto soberbia o es pura razón? ¿Y qué sentido tiene creer en dios? ¿Para llenar un
vacío intelectual, sicológico o emocional? De cualquier modo sería una debilidad
superable, descartable o en el mejor de los casos, opcional, como todo en el mundo de
la relatividad. ¿Esta no es la situación en la que nos encontramos ahora? Con millones
de “creyentes” que siguen por inercia, sumergidos en esta ideología dominante, que les
impide vivir abiertamente su fe, alentándolos a conformarse con expresiones privadas,
restringidas al ámbito personal en el que “todos somos iguales” y “tenemos los mismos
derechos”.
Aquí está centrada la polémica que ahora procura imponer el agnosticismo o el ateísmo
puro, pretendiendo que Dios está reñido con la razón. Sin embargo, no la tienen tan
fácil, porque ahora tienen que probar que toda la Historia Sagrada es falsa. Que Moisés
no existió y ninguno de los sucesos que se narran en torno a la salida de Egipto fueron
ciertos y que nada de lo que se dice en Antiguo Testamento relacionadas con Jesús
ocurrió. Tendrán que negar las Escrituras. Negar la Divinidad de Jesús, la Virginidad de
María, las curaciones que hizo Jesús, la expulsión de demonios, el dominio de las fuerzas
naturales que exhibió, las resurrecciones que realizó, la multiplicación de los panes y
finalmente Su muerte cruel en la cruz, Su Resurrección y Ascensión a los Cielos. Que el
Espíritu Santo no es nada más que la fuerza de la perseverancia del hombre. Si todo
esto no existe, entonces Jesús es un soñador, con muy nobles y loables ideales, que
ojalá pudieran llevarse a cabo, pero que realistamente son imposibles, aun cuando no
por ello dejen de ser deseables. Y el Nuevo Testamento no es nada más que otra
hermosa pieza literaria que junto con el Antiguo Testamento conforman una de las más
bellas colecciones de escritos religiosos de la humanidad, en los que se encierran sus
anhelos, deseos, intrigas, aventuras e ideales escritos con un estilo literario sin par.
Pero resulta que si hay una Virgen María, que si hubo profetas que anunciaron a Jesús y
hubo 12 discípulos, uno de los cuales lo traicionó y lo entregó a los judíos y sacerdotes,
quienes, conforme fue anticipado, lo torturaron y crucificaron, de todo lo cual hay
innumerables testimonios históricos escritos, entre ellos la Sábana Santa de Turín.
Resulta que efectivamente Resucitó y ascendió a los Cielos, dejándonos su Espíritu
Santo de lo que son testigos la humanidad entera que a partir de entonces empezó a
contar los años de la historia, siento este suceso el centro mismo, porque se produjo
cuando de acuerdo al Plan de Dios había llegado el tiempo. La Iglesia que es una, santa
católica y apostólica, con la sucesión de 266 Papas, desde Pedro hasta Francisco, como
celosa depositaria de la fe, es testimonio viviente de la presencia del Hijo de Dios y del
Espíritu Santo en la historia de la humanidad, la cual vino a Salvar Jesús, por Voluntad
de Dios Padre. Esta es la fe que profesamos los cristianos, sabiendo que Jesús es Hijo de
Dios, que vino cuando se había cumplido el tiempo, obedeciendo al Padre, que quiere
que Vivamos Eternamente, para lo cual hemos de oír y hacer lo que nos dice. El cristiano
solo está sujeto a este mandato, que finalmente se traduce en amar a Dios por sobre
todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos. Esta es la Ley Divina, dada para
Salvarnos, que se encuentra por encima de toda otra ley, a la cual hemos de
someternos sin ningún reparo, confiando plenamente en Dios.
Oracion. Padre Santo, no nos dejes caer en las garras del relativismo, que es una
trampa que nos conduce a perder la fe y con ella las esperanzas y la alegría de las
promesas de Salvación de Jesucristo. No permitas que caigamos en el absurdo de una
vida sin Ti…Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor…Amén. Roguemos al Señor… Te lo
pedimos Señor.
http://www.caminando-con-jesus.org
🙋 Siguiendo este texto, ¿Cuáles son las palabras o frases o actitudes que atraen tu
atención, tu interés?
“La inteligencia de las Escrituras produce tal deleite que el alma se olvida no sólo del
mundo, sino también de sí misma” (Santa Angela de Foligno). Muchas veces el miedo y
las circunstancias no nos dejan ver bien, discernir y nos encerramos a no ver las cosas
desde varios puntos de vista. ¿Alguna vez nos ha pasado que estamos tratando de
resolver algo, y de repente llega alguien que no está involucrado y nos ayuda a resolver
o ver lo que no podemos ver? Y nos decimos: No lo había visto así, no lo había pensado
así, etc. Y entonces un gran alivio, paz, tranquilidad y es como dijeron los discípulos
“¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras nos hablaba…. y nos explicaba…?, y surge
ese sentimiento de agradecimiento y de reconocer su buena actitud, muchas veces
hasta ofrecemos algo de alimento o bebida (Eucaristía, del [[idioma griego]] εὐχαριστία,
”eucharistía”, «acción de gracias») y es así como el Señor está actuando y es una forma
de reconocer que él está presente, que está entre nosotros, resucitado. ¿Puede ser esta
una forma de experimentar y vivir al Señor en nuestra vida, en nuestro diario caminar?,
¿Porque?
Mi Señor Jesucristo, sabemos que siempre estás a nuestro lado, que caminas con
nosotros, que nuestras buenas acciones y actitudes, son tu Palabra, son las Escrituras y
que son muestra de que nos hablas y te seguimos, y cuando reconocemos estas buenas
acciones y actitudes en alguien o en mí, es cierto que el corazón arde y se inflama de
alegría; tú te haces presente en medio de nosotros. Ayúdanos a seguir este camino, a
permanecer en el, que solo así llegaremos a ti, a tu Reino.
🙋 Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es la palabra o frase o párrafo o actitud que
te ayuda a recordar este texto?
Dejemos que a través de las Escrituras, de la Palabra, del mensaje del Señor nos habrá
los ojos, el entendimiento y sobre todo la disposición para seguir su ejemplo.
Seamos como el Señor, ayudemos a abrirles los ojos a nuestros hermanos, al que está
más cerca de nosotros.
Hagamos buenas acciones y actitudes para sentir que el corazón nos arde.
✞ ✞ ✞ Profesión de Fe
El Señor Jesús vive para siempre e intercede por nosotros ante el Padre. Oremos
confiados.
- Por la Iglesia, para que sepa llevar al mundo la Buena Noticia de la salvación.
Roguemos al Señor.
- Por todas las naciones de la tierra y por sus gobernantes, para que se consiga en el
mundo una paz duradera, fruto de la justicia y de la solidaridad entre los hombres.
Roguemos al Señor.
- Por los enfermos, los marginados y todos los que han perdido la esperanza, para que
la resurrección de Jesús les dé la seguridad de la victoria final del bien sobre el mal.
Roguemos al Señor.
- Por todos nosotros, que con alegría celebramos la Pascua del Señor, para que
comuniquemos a los hombres la esperanza que nos da la victoria de Cristo. Roguemos al
Señor.
- Señor Resucitado, camina siempre con tu Iglesia cuando sea perseguida o luche con
dificultades que amenacen su unidad, y así te pedimos.
- Señor Resucitado, camina con nuestras comunidades cuando se sientan acosadas por
conflictos, luchas, injusticias y pérdida de fervor, y así te rogamos.
- Señor Resucitado, sigue caminando con nosotros cuando nos sintamos confusos,
minados por la duda, duros de cabeza y lentos para entenderte a ti y a tu evangelio, y
así te rogamos.
Escucha, Padre, nuestra oración. Te la presentamos por medio de tu Hijo, que, sentado
a tu derecha, vive y reina por los siglos de los siglos
3 LITURGIA EUCARISTICA
Sacerdote: Orad hermanos para que este sacrificio, mío y vuestro, sea
agradable a Dios, Padre todopoderoso.
Todos: El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria
de su Nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia. (→ Este es el
Compendio de la Misa)
*** Se llevan al altar los dones; el pan y el vino. *** Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro
espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios
nuestro. *** Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado.
a) Acción de gracias
El Señor esté con vosotros. R/ Y con tu espíritu. Levantemos el corazón R/ Lo tenemos
levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/ Es justo y necesario.
Prefacio Pascual I. El misterio Pascual
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor;
pero más que nunca exaltarte en este día en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido
inmolado.
Porque Él es el verdadero Cordero que quitó el pecado del mundo; muriendo destruyó
nuestra muerte, y resucitando restauró la vida.
• Gracias Jesús por estar a mi lado, por caminar conmigo y traer luces a mi vida, en
especial en los momentos en que las cosas parecen confusas y difíciles. Ayúdame a
crecer en la fe y a buscarte siempre en la Eucaristía. Amén
(Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y
también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan el himno de tu gloria
diciendo sin cesar:
b) Santo: con esta aclamación toda la asamblea, uniéndose a las jerarquías celestiales, canta
o recita las alabanzas a Dios.
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu
gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el
cielo.
c) Epíclesis Se implora el poder divino para que los dones se conviertan en el Cuerpo y la
Sangre de Cristo, y para que la víctima inmaculada que se va a recibir en la comunión sea para
salvación de quienes la reciban.
Santo eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus criaturas, ya que por
Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas
todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin
mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso. Por eso, Padre, te suplicamos que
santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti, de manera
que se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que
nos mandó celebrar estos misterios.
d) Narración de la institución y consagración. Con las palabras y gestos de Cristo, se
realiza el sacrificio que él mismo instituyó en la última cena. Momento más solemne de la Misa;
es la transubstanciación: pan y vino desaparecen al convertirse en el Cuerpo, Sangre, Alma y
Divinidad de Cristo. Dios se hace presente ante nosotros con todo su amor. ¡Bendito Jesus en el
Santísimo sacramento del Altar!
Porque Él mismo, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y dando gracias te
bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Tomen y coman todos de él,
porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes".
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dando gracias te bendijo, y lo pasó a
sus discípulos, diciendo: "Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi
Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por
muchos para el perdón de los pecados. Hagan esto en conmemoración mía".
e) Anámnesis. La Iglesia, al cumplir este encargo que, a través de los Apóstoles, recibió de
Cristo Señor, realiza el memorial del mismo Cristo, su Reactualización, recordando
principalmente su bienaventurada pasión, su gloriosa resurrección y la ascensión al cielo.
Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia, en el
domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida
inmortal. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el
mundo.
A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino,
donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria, por Cristo, Señor
nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
Padre eterno, te ofrecemos la Preciosísima Sangre de Jesús, con todas las
Misas celebradas en el mundo en éste día, por las benditas Almas del
Purgatorio. Y Concédeles, Señor, el descanso eterno y brille para ellas la luz
perpetua. Amén.
h) Doxología final. Se expresa la glorificación de Dios y se concluye y confirma con el amen
del pueblo.
Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del
Espíritu Santo, todo Honor y toda Gloria por los siglos de los siglos. Amén
✞ ✞ ✞ Rito de la comunión
Significa "común unión". Al acercarnos a comulgar, además de recibir a Jesús dentro de
nosotros y de abrazarlo con tanto amor y alegría, nos unimos a toda la Iglesia en esa misma
alegría y amor.
a) Introducción al Padrenuestro
Con las palabras de Jesús nuestro Señor oremos al Padre de todos para que su reino venga a
cada persona de la tierra.
Líbranos, Señor.
Líbranos, Señor de todos los males, y concédenos la paz en nuestros días, para que
ayudados por tu misericordia, vivamos libres de pecado y protegidos de toda
perturbación, y aguardando la venida gloriosa de Jesucristo, nuestra esperanza.
• Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la
cena del Señor.
R. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una Palabra tuya
bastará para sanarme.
c) El gesto de la fracción del pan: Significa que nosotros, que somos muchos, en la
comunión de un solo pan de vida, que es Cristo, nos hacemos un solo cuerpo (1 Co 10,17)
d) Inmixión o mezcla: el celebrante deja caer una parte del pan consagrado en el cáliz.
Antífona de comunión Lc 24, 35
Los discípulos reconocieron al Señor Jesús al partir el pan. Aleluya.
4 RITO DE CONCLUSION
Consta de saludo, bendición sacerdotal, y de la despedida, con la que se disuelve la asamblea,
para que cada uno vuelva a sus honestos quehaceres alabando y bendiciendo al Señor.
✞ ✞ ✞ Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos
de los siglos. R/ Amén.
¡Cristo, Rey nuestro! R/ ¡Venga tu Reino!
Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Reina del Cielo, alégrate, aleluya, porque el Señor, a quien llevaste en tu seno, aleluya,
ha resucitado, según su palabra, aleluya. Santa María, Madre de Dios, ruega por
nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén
✞ ✞ ✞ Bendición
1
Bendición solemne como el día de Pascua.
Que os bendiga Dios todopoderoso en la solemnidad pascual que hoy celebramos y,
compasivo, os defienda de toda asechanza del pecado.
R. Amén.
El que os ha renovado para la vida eterna, en la resurrección de su Unigénito, os colme
con el premio de la inmortalidad.
R. Amén.
Y quienes, terminados los días de la pasión del Señor, habéis participado en los gozos de
la fiesta de Pascua, podáis llegar, por su gracia, con espíritu exultante a aquellas fiestas
que se celebran con alegría eterna.
R. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo, descienda sobre
vosotros y os acompañe siempre.
R. Amén.
✞ ✞ ✞ Abba Padre, gracias te doy por enseñarme a Cristo histórico. Y ahora, por tu gracia
y Espíritu Santo concédeme fortalecer la fe, para caminar con Cristo, por Cristo y en
Cristo, ya no histórico, sino Pan vivo bajado del cielo.
«Tú eres Cristo, el Hijo de Dios Vivo» Mt 16, 16