ASFIX. MECANICAS. Manual - De.medicina - Legal.para - Juristas
ASFIX. MECANICAS. Manual - De.medicina - Legal.para - Juristas
ASFIX. MECANICAS. Manual - De.medicina - Legal.para - Juristas
SOFOCACIÓN.
ASFIXIAS MECÁNICAS. CONCEPTO.
Las asfixias mecánicas, se definen como aquellas situaciones de anoxemia (falta o escasez de oxígeno en la
sangre) capaz de producir la muerte de la persona y que están causadas por respirar en una atmósfera pobre
en oxigeno, o bien es consecuencia de la existencia de un impedimento físico que interrumpe el flujo del aire a
través de las vías respiratorias.
Clasificación
De la definición anterior se deducen que existen dos tipos de causas que originan asfixias mecánicas:
Como consecuencia del primer mecanismo, tenemos las asfixias por confinamiento. Como consecuencia
del segundo mecanismo, tenemos como ejemplo las asfixias mecánicas por constricción del cuello que se
producen en la ahorcadura y en la estrangulación; las asfixias mecánicas por sofocación, entre las que se
encuentran:
Mecanismo letal
Aunque por definición en todas las asfixias mecánicas, se produce una anoxia, no en todas ellas éste es el
mecanismo letal, aunque participe en mayor o menor medida.
En algunas asfixias mecánicas pueden participar otros mecanismos letales e incluso, ser éstos, los últimos, los
desencadenantes de la muerte.
Todas las asfixias mecánicas presentan rasgos comunes en su anatomía, como corresponde a su afinidad
patogénica. Para su mejor descripción cabe hacer dos grupos con los hallazgos facilitados por la autopsia:
Hallazgos externos
En primer lugar, señalaremos las características comunes que presentan los cadáveres:
• Livideces cadavéricas. Situadas casi siempre en los planos declives, tienen una extensión mayor que
la habitual, siendo su coloración más oscura y su aparición es precoz.
• Rigidez cadavérica. Generalmente es de aparición lenta y, por tanto intensa y prolongada. Cuando la
muerte ha sido precedida de intensas convulsiones suele ser precoz.
En segundo lugar, se observan también en el hábito externo de los asfixiados, algunos signos propios de
este tipo de muertes que aunque no constantes, tienen un cierto valor de orientación.
• Congestión. Determina una intensa coloración roja azulada de las partes afectadas, al ser represada
la sangre venosa.
• Protusión de la lengua. La cual queda a menudo entre las arcadas dentarias, por lo cual, puede
presentar huellas de mordeduras agónicas.
• Hongo de espuma. Constituido por una espuma de burbujas finas y bastante iguales, que cubren los
orificios respiratorios y que continúa con espuma traqueo-bronquial. Es especialmente característica
de la sumersión, pero puede encontrarse también en otras asfixias.
• Hemorragias petequiales. Son pequeñas extravasaciones sanguíneas que aparecen en los tejidos
laxos, en la conjuntiva, en la cara y en las cubiertas serosas de los órganos. Se localizan habitualmente
en las zonas de piel laxa, a nivel de las conjuntivas y los párpados, suelen ser de tamaño puntiforme.
Las petequias no son indicadores exactos de que la muerte haya sido asfíctica en su origen, ya que
pueden estar presentes en otras muertes de origen natural y ausentes en otras en las que cierto grado
de privación de oxígeno es esperable, como en algunas sofocaciones y en la sumersión. De todas
Hallazgos internos
Los hallazgos más típicos que encontramos en el examen interno, aunque no exclusivo de las muertes
por asfixias mecánicas son:
•
La congestión visceral.
•
Edema pulmonar. En todas las muertes asfícticas se produce edema en todos los órganos, pero es
más manifiesto a este nivel.
•
La fluidez de la sangre. Es conocido el estado de gran fluidez de la sangre en los cadáveres de
personas fallecidas a consecuencia de una asfixia mecánica.
Todos estos hallazgos, recordémoslo de nuevo, son inespecíficos y en cualquier caso son tan sólo sugerentes
de un cuadro asfíctico, pero nunca demostrativos de su origen. Serán las lesiones propias y características
de cada modalidad asfíctica las que permitan la determinación de las causas de aquel cuadro, lesiones que
serán analizadas al tratar de cada una de esas formas de asfixia mecánica.
•
Cianosis en labios y uñas.
•
Congestión visceral generalizada.
•
Punteado hemorrágico más frecuentemente visible en la conjuntiva de los ojos.
•
Sangre oscura y fluida.
AHORCADURA. ETIOLOGÍA.
La ahorcadura puede definirse como la asfixia mecánica causada por la constricción del cuello que es ejercida
por un lazo sujeto a un punto fijo, sobre el cual hace tracción el propio peso del cuerpo.
La etiología suicida es, con mucho, la más frecuente, sin embargo a nosotros nos interesa la ahorcadura
homicida concretamente en el contexto del femicidio, que tiene lugar, cuando existe una gran desproporción
de fuerzas entre agresor y víctima, víctimas infantiles; también se puede dar cuando se encuentra la persona
Toda muerte por ahorcadura tiende a presumirse como suicida, lo que puede resultar un grave error. Por otro
lado es preciso, siempre, confirmar la causa de muerte, pues puede tratarse de una muerte femicida por cualquier
otro mecanismo, y posteriormente ahorcar el cadáver con el fin de simular un ahorcamiento suicida.
Clasificación
De acuerdo con la posición del cuerpo y la del nudo se distinguen diversos tipos de ahorcaduras: completa,
incompleta, asimétrica, simétrica, típica y atípica.
En la ahorcadura completa, el cuerpo se encuentra totalmente suspendido en el aire, sin que ninguna zona
de aquél se apoye en parte alguna. Por el contrario, en la ahorcadura incompleta se produce un contacto más
o menos amplio con algún punto de apoyo. La constricción del lazo se efectúa en estos casos tan sólo por una
parte del peso corporal, pero es suficiente para ocasionar la muerte.
La ahorcadura es simétrica cuando el nudo se encuentra en la línea media del cuello. Cuando la situación del
nudo es cualquier otra, se trata de una ahorcadura asimétrica.
La ahorcadura típica es exclusivamente aquella en la que el nudo está situado en la línea media de la parte
posterior del cuello. La ahorcadura atípica corresponde a la situación del nudo en cualquier otra posición.
En relación con el lazo, es importante precisar que su consistencia es también variable y suelen clasificarse los
lazos en blandos, y rígidos o duros, lo que se reflejará en las características del surco. Por otra parte, el cierre del
lazo puede efectuarse por medio de un nudo, tanto fijo como corredizo.
Mecanismo letal
El mecanismo de la muerte en la ahorcadura puede ser cualquiera de los cuatro mecanismos que vimos al
referirnos a ellos de forma general, es decir, anoxia anóxica, anoxia encefálica, inhibición refleja o lesión medular.
Anoxia encefálica. Para este caso, la muerte resulta como consecuencia del compromiso arterial y
venoso del encéfalo, por la presión que el lazo origina sobre los vasos del cuello.
Inhibición refleja. Aunque infrecuente, como mecanismo letal se debe considerar el paro cardíaco
reflejo.
Lesión medular. Por último, en las ahorcaduras en las que se produzca una caída libre del cuerpo
hasta que el elemento de suspensión se tensa, se originan graves lesiones vertebrales con lesión medular
concomitante.
El surco presenta, en general, ciertas características que permiten atribuirlo a la ahorcadura. Son las siguientes:
Es interesante observar la posible presencia en su fondo del dibujo de la trama del lazo. En ocasiones se observa
también que ambos bordes del surco presentan una fina capa rojiza.
El rostro de los ahorcados puede estar congestionado o no, dependiendo del grado y tipo de compromiso
vascular. En el caso de la ahorcadura simétrica y completa se dan las circunstancias más favorables para la
obstrucción de la circulación arterial y venosa en todos los vasos, por lo que lo más probable es que el rostro sea
pálido. Una ahorcadura asimétrica e incompleta determinará que la sangre siga fluyendo a la cabeza por una
de las arterias carótidas y desde luego por ambas arterias vertebrales, presentando en consecuencia, el rostro un
aspecto congestivo.
Por la presión del lazo, la lengua se proyecta hacia el exterior quedando atrapada entre los dientes.
Los ojos presentan exorbitismo y la cabeza suele estar inclinada hacia el lado contrario al que se encuentra el
nudo.
En los casos de suspensión completa las livideces cadavéricas (Sangre del cuerpo inerte, en zonas declives, por
efecto de la gravedad) se sitúan en las porciones dístales de las extremidades.
Se observará:
• Condensación del tejido celular subcutáneo a nivel del surco (Línea argentina).
• Desgarros de la capa interna de los vasos, principalmente en las arterias carótidas (Signo de Amussat) y
yugulares internas (Signo de Otto).
• Rupturas de las astas mayores del hueso hioides y de las superiores del cartílago tiroides.
• Los desgarros vasculares y las rupturas osteo-cartilaginosas presentan infiltración hemorrágica cuando
son consecuencia de una suspensión en vida y no así cuando se ha colgado un cadáver.
En cuanto a las lesiones extracervicales internas debemos referirnos a las infiltraciones hemorrágicas a nivel
de los discos intervertebrales. Esta alteración, constituye un signo de reacción vital en la ahorcadura, cuya
localización a nivel lumbar es frecuente.
A los signos anteriores hay que sumar el cuadro general e inespecífico de las asfixias, congestión visceral
generalizada, cianosis sobretodo en la cabeza e infiltrados hemorrágicos y sangre oscura y fluida.
• L
a etiología médico legal, homicida suicida o accidental. Es preciso resaltar de nuevo, la importancia
que tiene el no prejuzgar una ahorcadura como suicida, pues se puede simular un suicidio. Siempre debe
realizarse la autopsia, con un cuidadoso examen del lugar de los hechos.
• Data del fallecimiento, valorando evolución de fenómenos cadavéricos y cuantos elementos nos puedan
acercar a establecer el momento en el que se produjo la muerte. Un cadáver suspendido tiende a una
• Forma rápida o lenta de producirse la muerte. En general no existen signos propios de agonía.
• Identidad del lazo. Coincidencia de la trama del lazo con la marca dejada en el cuello. Como estudio
complementario, el de las fibras halladas en la piel del cuello.
Se abren entonces un gran abanico de posibilidades, desde la determinación de la causa real de muerte,
la manipulación que ha sufrido el cadáver, que ha podido dejar vestigios sobre su cuerpo y ropas, y se abre
una nueva línea de investigación por el instructor del caso y la policía, pues se diluye la posibilidad de un
agresor totalmente desconocido de la víctima, por simular otra causa de muerte, por lo que le hace más
cercano a su víctima.
Para esta diferenciación además de los datos macroscópicos podremos tomar muestras para estudio
histológico en el laboratorio.
• Investigación toxicológica puede tener considerable importancia a este respecto en el caso que la víctima
estuviese bajo el efecto de sustancias e inconsciente.
• Necroidentificación. Investigación de datos que nos puedan llevar a la identidad de la víctima. Cuanto
más avanzada esté la putrefacción, mayor es su dificultad.
ESTRANGULACIÓN. ETIOLOGÍA.
La estrangulación puede definirse como la asfixia mecánica, producida por la constricción del cuello mediante
la aplicación de una fuerza que actúa por intermedio de un lazo, las manos, el antebrazo o cualquier otra
estructura rígida.
La forma homicida es la más frecuente. Raramente existen casos suicidas o accidentales. Es un mecanismo
muy habitual entre los utilizados en los femicidios y puede ir asociado a violencia sexual previa. La etiología de
la estrangulación a mano es siempre homicida.
Estrangulación a lazo. En esta modalidad de estrangulación la constricción del cuello se efectúa por
intermedio, como el nombre indica, de un lazo.
Los lazos utilizados son una cuestión de oportunidad y, por ello, muy variados (corbatas, cinturones,
medias, cables eléctricos, etc.).
Estrangulación a mano. En esta clase de asfixia mecánica, la constricción del cuello se realiza por
medio de una o ambas manos.
Para este caso es de resaltar la escasa presencia de lesiones externas a nivel del cuello aunque si se realiza
por intermedio de un objeto rígido: tablilla, barra de hierro, etc., las lesiones serían muy evidentes.
Mecanismo letal
La anoxia, la anoxia encefálica o el paro cardíaco por un mecanismo reflejo inhibitorio son los mecanismos de
muerte en la estrangulación a lazo.
Por el nivel de constricción, más bajo que en la ahorcadura, la anoxia puede ser ocasionada en estos casos por
el cierre laringo-traqueal. Este mecanismo es posible que tenga una mayor significación en esta modalidad de
asfixia.
La anoxia encefálica se produce como consecuencia de la contrición de las arterias carótidas y de las venas
yugulares.
•
Dirección: generalmente horizontal.
•
Profundidad: uniformemente marcado en todo el contorno.
•
Continuidad: rodea completamente el cuello, no siempre.
Estas características, como en el caso de la ahorcadura, son rasgos generales y, por tanto, están sujetos a variables.
Pueden encontrarse casos de estrangulación a lazo con un surco único, oblicuo ascendente e incompleto.
En los casos de estrangulación homicida puede encontrarse en la vecindad del surco, estigmas de uñas, pequeñas
equímosis redondeadas correspondientes a los dedos del agresor, en un intento previo de estrangulación a
mano, o por los esfuerzos de la propia víctima, de librarse del lazo y también se pueden encontrar en torno a la
boca y labios por los intentos de acallar la víctima.
En esta modalidad pueden encontrarse en otras zonas corporales, diversos tipos de lesiones contusas, que no rara
vez se localizan en las regiones occipital y espalda, consecuencia del apoyo de las manos o rodillas del homicida.
En la estrangulación a lazo, la congestión del rostro es muy acusada y las hemorragias petequiales son muy
abundantes.
En la estrangulación a mano, en el examen externo del cuello destaca, la presencia de equimosis pequeñas
y redondeadas producidas por el pulpejo de los dedos, y de excoriaciones ocasionadas por las uñas, de forma
semilunar o lineales cuando la uña no hace presa en la piel y resbala sobre ésta.
La existencia de lesiones contusas en otras zonas corporales es más frecuente que en la estrangulación a lazo
homicida, en la que a veces puede darse una agresión por sorpresa que minimice aquéllas.
Al igual que en la estrangulación a lazo, la asociación con una agresión sexual no es rara, por lo que debe
realizarse una cuidadosa exploración ano-genital y recoger muestras de las cavidades vaginal, rectal y bucal, para
la detección de semen y de sus características grupo-específicas, en caso de resultado positivo.
En el examen interno del cuello, los hallazgos consisten básicamente en infiltraciones hemorrágicas en las
partes blandas y rupturas osteo-cartilaginosas.
Las lesiones osteo-cartilaginosas son más frecuentes que en la ahorcadura, pero, dado el nivel habitual de la
constricción, resulta afectado preferentemente el cartílago tiroides. También podrá existir ruptura del cartílago
cricoides.
En el resto del examen encontraremos igualmente los hallazgos generales e inespecíficos de la asfixia ya citados.
Con menor frecuencia se aplican las dos manos y las marcas de los pulgares se encuentran en los dos lados y en
la cara anterior del cuello.
• Confirmación de etiología médico legal homicida. Ya hemos dicho que la estrangulación a mano
solo puede ser homicida. El examen del lugar de los hechos de nuevo se muestra fundamental en la
investigación de los hechos. La presencia de lesiones de defensa y lucha es una prueba de nuevo
trascendental en la afirmación de etiología médico legal homicida y deberán observarse lesiones antiguas
de maltrato habitual así como investigar la presencia de restos de semen, pelos púbicos, etc., en la vagina
o en el ano de la víctima. La estrangulación en sus diferentes formas implican cercanía del agresor a la
víctima por lo que puede dejar gran cantidad de indicios biológicos cuya meticulosa recogida y posterior
análisis de ADN nos puede conducir a la identidad del agresor en cualquier caso de femicidio por este
mecanismo. No olvidemos también, que si la víctima ha podido defenderse arañando al agresor, en las
uñas, pueden quedar células epiteliales del agresor de igual interés en la resolución del caso.
• La causa de la muerte. La observación de las lesiones asfícticas y de constricción del cuello.
• Data de la muerte, cuya aproximación puede servir al instructor y policía judicial para comprobar
coartadas.
• La vitalidad de las lesiones. Para lo que se llevarán a cabo si es preciso estudios complementarios de
laboratorio especialmente microscópicos. Algunos casos de femicidio por estrangulación a lazo, podrían
disimularse, colgando postmortem a la víctima para simular una ahorcadura suicida.
• Necroidentificación.
SOFOCACIÓN
Bajo el nombre genérico de sofocación se incluyen diversas modalidades de asfixia mecánica, cuyo nexo de
unión, es la mayor pureza con que, con respecto a otras asfixias, se produce la muerte por un mecanismo de
anoxia.
Por oclusión de los orificios respiratorios. Esta a su vez puede ser manual o mediante trapos, toallas,
vestidos, etc.
Por compresión externa toracoabdominal, como la que se produce en el aplastamiento por multitudes,
derrumbamientos, etc.
Por obstrucción de las vías respiratorias, como en los casos de aspiración de cuerpos extraños,
alimentos, etc.
Mecanismo letal
La oclusión de los orificios respiratorios, fosas nasales y boca, por cualquier procedimiento origina una dificultad
insalvable para el acceso de aire al interior de la vía respiratoria.
Los casos de etiología homicida son también habituales y los que más nos interesan. Los procedimientos
de oclusión utilizados en estos casos se limitan al uso de manos o de objetos blandos como almohadas. En
algunas situaciones en las que se coloca una mordaza, especialmente si se introduce una tela en la boca y su
desplazamiento posterior ocluye las coanas, pude sobrevenir la muerte por sofocación.
El bloqueo de las vías respiratorias por un cuerpo o cuerpos extraños de diversa naturaleza es una modalidad de
asfixia mecánica cuya forma accidental es la más frecuente. Pero también se produce la muerte por esta causa
cuando una persona queda sepultada. En este caso puede ser tanto accidental como homicida.
También se da en aquellos homicidios, con secuestros o violaciones en los que a la víctima se le introduce un
trapo o un trozo de ropa para acallar los gritos y en el forcejeo estos pueden llegar hasta la laringe.
En grandes multitudes, se producen cuando las personas huyen de un lugar, por un fuego o en los casos
ocurridos en estadios de fútbol, por compresión de unos cuerpos con otros. Aisladamente, se observa en
Este tipo de sofocación puede acontecer como resultado de que una o varias personas quedan atrapadas en
un espacio de reducidas dimensiones o bien de que una o varias personas sean encerradas e un espacio de esas
características, de tal manera que progresivamente disminuye el oxígeno hasta agotarse completamente. A esta
situación se la denomina confinamiento. Puede ser accidental y también homicida.
Cuando el agresor utiliza las manos, encontraremos equimosis redondeadas y excoriaciones, algunas de éstas
con las características de los estigmas ungueales, de localización alrededor de la nariz y de la boca, además de
otras lesiones en la cara. También pueden existir contusiones y desgarros en la cara interna de los labios, que
se producen al quedar comprimidos contra las arcadas dentarias.
Si se utilizó una almohada o similar la dificultad de diagnóstico aumenta pues los signos lesivos sobre la víctima
serán menores. No obstante el meticuloso examen del lugar de los hechos y los hallazgos del síndrome general
asfíctico nos indicarán el camino de la investigación.
En la sofocación por oclusión intrínseca de las vías respiratorias, el hallazgo del cuerpo o cuerpos extraños en el
interior de la vía respiratoria es la aportación fundamental de la autopsia.
En el supuesto de una introducción forzada del cuerpo extraño, un trozo de tela habitualmente, será posible
encontrar equimosis u otras lesiones contusas en la boca y faringe.
El lugar de la obstrucción dependerá del tamaño del cuerpo extraño. Lo más frecuente es que los de tamaño
grande se encuentren obstruyendo la glotis y los de menor tamaño aparezcan alojados en la bifurcación
traqueal, en un bronquio principal o rellenando completamente las vías aéreas en los casos de sepultamiento.
El resto de la autopsia pondrá de manifiesto, como en las otras asfixias mecánicas, los signos generales de asfixia.
En la sofocación por compresión toraco abdominal aparte las lesiones generales de asfixia y las eventuales
lesiones traumáticas, la alteración más característica en este tipo de asfixia es la denominada mascarilla
equimótica que se caracteriza por la congestión notable de la cara, cuello y parte superior del tronco debido al
estasis sanguíneo en el territorio de la vena cava superior. Las hemorragias petequiales (puntiformes) en la piel
de la cara y párpados, así como en las conjuntivas, son muy abundantes. Puede existir también hemorragia por
oídos y nariz.
Se inician como en todas las muertes violentas o sospechosas de criminalidad, confirmando la muerte violenta
y estableciendo la etiología médico legal de la misma, homicida, suicida o accidental.
Ya nos hemos referido a la oclusión de orificios respiratorios con las manos, como única etiología médico legal
la homicida y con otros medios como almohadas podría ser accidental en casos de niños recién nacidos pero en
personas mayores lo más frecuente es la homicida. La existencia de lesiones de defensa y lucha frecuentes en
esta etiología nos alejará de cualquier duda. Hay que tener presente en estos casos que siempre hay contacto
entre agresor y víctima y en ella pueden quedar indicios biológicos del agresor que incluso nos lleven a su
identificación.
La obstrucción de vías respiratorias, tiene una etiología fundamentalmente accidental pero en aquellos casos
que se haya obstruido la boca para acallar a la víctima modificaría la etiología.
En los casos de sepultamiento, estos pueden ser consecuencia de accidente, como los corrimientos de tierras,
fácilmente observable en el lugar de los hechos, o sepultamiento homicida en ocasiones con la víctima
inconsciente tras haber sido golpeada pero no debe obviarse también en la posibilidad de que se trate de una
ocultación de un cadáver.
El grado y profundidad de la aspiración del medio sepultante permitirán el diagnóstico diferencial. Por otro
lado, si el sepultamiento ha sido postmortem encontraremos los signos de la causa real que produjo la muerte.
El confinamiento, hay que valorarlo fundamentalmente en el lugar de los hechos, puede ser homicida y
accidental. Hay que fijarse en las lesiones en dedos y uñas al intentar la víctima salir del lugar.
La compresión externa tóraco-abdominal en algunos casos está unida al mecanismo de obstrucción de orificios
respiratorios, y sería coadyuvante de este.
La causa de la muerte, haciendo el diagnóstico de los diferentes mecanismos de sofocación descritos y los
mecanismos mixtos como el anteriormente expresado.
La forma rápida o lenta de producirse, a través del conocimiento del mecanismo de muerte, lesiones de defensa
y hallazgos de signos de agonía.
Tipos
Etiología
La sumersión accidental, es la más frecuente. Junto a los accidentes relacionados ocasionalmente con los baños
en piscina, ríos o mar, hay que considerar los secundarios a accidentes de navegación (naufragios) o caídas
fortuitas, entre otros.
La sumersión suicidio, es empleada con mayor frecuencia por la mujer con respecto al varón. El suicida utiliza
diversos medios para asegurar el éxito de su intento. Las ataduras de manos y pies son algunas de ellas.
La sumersión homicida, es una variedad rara pero no por ello deja de tener interés en los casos de posibles
femicidios. Es posible encontrar otras huellas por golpes, estrangulación u otras violencias con las que se pudo
llegar a aturdir previamente a la víctima y colocarla en situación de indefensión para después consumar el
crimen mediante una sumersión.
Mecanismo letal
La anoxia es sin duda la consecuencia fisiopatológica más grave de la sumersión, sea en agua dulce o salada.
En la sumersión asfixia, podemos distinguir diferentes fases o tiempos que comienzan cuando la persona entra
en contacto con el agua, momento en el que se produce una inspiración profunda de aire. A continuación se
produce una apnea o ausencia de respiración voluntaria, que dura unos cincuenta segundos y tras este tiempo
aparece la siguiente fase que es la expiración forzada que se continúa de inmediato por fuertes inspiraciones
involuntarias que conllevan la invasión de las vías respiratorias por el agua.
Tan solo hacer una breve referencia a los denominados ahogados blancos. Corresponde esta denominación a
sujetos que han encontrado la muerte bajo el agua, pero sin ahogarse realmente. Se ha denominado a este cuadro
síndrome de inmersión o hidrocución, por analogía con la muerte por electricidad y clásicamente es conocido
como sumersión/inhibición. Es la forma menos frecuente de muerte por sumersión; se produce bruscamente un
síncope mortal, una parada cardiaca. Se trata de casos de sumersión sin inspirar líquido. Este estado sincopal ha
sido considerado como consecuencia de un reflejo inhibidor de la respiración y de la circulación desencadenado
por el contacto brusco de la piel y de las mucosas de las vías respiratorias altas con el agua fría. En realidad no
se trata de una asfixia.
No sólo la putrefacción modifica los signos que puede presentar el cadáver de un ahogado, sino que también la
larga permanencia en el agua modifica el curso habitual de la putrefacción.
La inspección del cadáver permite apreciar los siguientes datos: Signos debidos a la permanencia del cadáver
en el agua.
• Frialdad de la piel: Objetivamente es una realidad que el equilibrio térmico se alcanza con mayor rapidez
en el agua que en el aire. Subjetivamente es un hecho que la piel mojada da siempre sensación de frialdad,
por la mejor capacidad conductora del agua.
• Cutis anserino: Los cadáveres extraídos poco tiempo después de haber ocurrido la muerte presentan
“piel de gallina”, aspecto granulado de la piel, y que es consecuencia de la contracción de los músculos
erectores de los pelos, lo que hace resaltar los folículos pilosos. Es particularmente apreciable en la cara
externa de los muslos, en los brazos y el cuello.
• Retracción de pene, escroto y pezones: Se suele presentar conjuntamente con el signo anterior y, como
él, se debe a la contracción de las fibras musculares de la piel, pre o postmortem, en lo que parece influir
muy especialmente la frialdad del medio.
•
Maceración epidérmica: Es lo que ya sucede en el sujeto vivo cuando permanece largo tiempo en el
agua, cuya manifestación más típica es la llamada "mano de lavandera". Las palmas de manos y pies,
aparecen blanquecinas, arrugadas y engrosadas. Posteriormente llega a desprenderse en bloque en forma
de dediles. Cuando el cadáver permanece largo tiempo en el agua, la continuación de este proceso hace
que los pelos y las uñas caigan precozmente o se desprendan con facilidad.
• Lesiones de arrastre y otras lesiones postmortem: Durante el tiempo que el cadáver es arrastrado por
la corriente pueden crearse múltiples lesiones con solución de continuidad más o menos profunda, como
consecuencia de los choques del cuerpo contra rocas, de la corriente del río o las olas del mar, hélices de
embarcaciones que hayan podido atropellarlo, o bien animales acuáticos, como peces, cangrejos, ratas, etc.
Como signo atribuible a reacción vital, tenemos el hongo de espuma, si bien este signo no es suficiente
para el diagnóstico de sumersión, si tiene interés para su confirmación con los hallazgos del examen
interno.
•
El hongo de espuma, cubre la boca y ventanas nasales de los cadáveres recién retirados del agua, y está
formado por una pequeña masa de espuma blanca o rosada, que es consecuencia y continuación de la
espuma que invade el árbol traqueo bronquial.
Si la putrefacción está avanzada, puede no apreciarse, por haberse agotado esta espuma traqueo bronquial,
al igual que sucede cuando el cadáver permanece largo tiempo en el agua, ya que la masa de espuma puede
haberse disuelto completamente o apenas quedar burbujas en los labios.
El líquido que penetra en las vías respiratorias se presenta en el cadáver en forma de espuma traqueo bronquial,
constituida por burbujas finas, desiguales, de color blanco, más o menos sanguinolenta en ocasiones, que llega a
ocupar todo el árbol traqueo - bronquial formando el hongo espumoso.
Su formación se debe a una acción de batido, durante la respiración agónica, de agua, aire y mucosidades
bronquiales, que se tiñe a veces de rojo por adición de sangre procedente de los desgarros alveolares.
A la apertura de tórax apreciamos los pulmones muy distendidos, aumentados de peso y tamaño, A la palpación
se aprecia la crepitación propia de la presencia de agua en la superficie corporal tras romperse los alveolos
(enfisema acuoso).
En la superficie, también encontramos las equimosis o sufusiones hemorrágicas en el pulmón que conforman
las denominadas manchas de Paltauf.
El corazón presenta sus cavidades derechas dilatadas y repletas de sangre fluida, no tan negruzca como en otros
tipos de asfixia, en tanto que las cavidades izquierdas están prácticamente vacuas.
La sangre de todo el organismo es muy fluida, de coloración menos pronunciada de lo habitual, debido a su
dilución.
En el abdomen, observaremos la presencia de líquido de sumersión en las vías digestivas. El estómago de los
cadáveres de ahogados contiene agua en la inmensa mayoría de los casos. No es indicio seguro de sumersión
vital, pues está demostrada la posibilidad de penetración postmortem de volúmenes incluso superiores a
500cc.
En el intestino delgado también es posible encontrar líquido de sumersión, tanto en duodeno como en yeyuno
y, excepcionalmente, en íleon. La mayoría de los autores estiman el hallazgo de líquido en el intestino como
signo de sumersión vital, por estimar que el píloro no permite el paso después de la muerte; no obstante,
este criterio se invalida cuando se establece la putrefacción.
Por último encontraremos los signos propios de la asfixia, comunes a todas ellas, ya descritas.
Como estudios complementarios de laboratorio, contamos con el examen histopatológico de los pulmones y
la investigación de las modificaciones de la sangre, mediante el análisis de la dilución relativa de la sangre de
uno y otro ventrículo, a través de diagnóstico crioscópico.
Además, la demostración de los componentes sólidos ya que en la agonía pueden pasar a través de las paredes
alveolares y penetrar en la sangre partículas sólidas del tamaño de un glóbulo rojo. Estas partículas sólidas
constituyen el plancton mineral o cristalino-silíceo, formado por algas y caparazones de diatomeas de
variada morfología. Tienen formas y birrefringencia variable según el agua de los distintos lugares en que se
haya producido la sumersión, lo que permite su identificación por comparación. Su presencia en el organismo
Problemas médico-forenses
Los problemas médico forenses presentan una gran riqueza, de ahí que una buena base científica de los hallazgos
del levantamiento de cadáver, examen externo e interno y estudios complementarios de laboratorio, nos pueden
dar solución a estos problemas que plantea este tipo de asfixia.
• Confirmación de muerte violenta.
• Etiología médico legal. Puede ser homicida, suicida como accidental. Ya nos hemos referido a los
riesgos que supone prejuzgar una etiología accidental en un cadáver sumergido, pudiéndose tratarse de
un femicidio, bien por sumersión o por otro mecanismo y echarlo al agua para simular una sumersión
accidental.
•
Lugar donde ocurrió la muerte. El cadáver puede ser trasladado por la corriente y mareas por lo que la
investigación del lugar donde pudo ocurrir el femicidio puede ser distante al lugar donde se ha encontrado
el cadáver. Los estudios comparados de diatomeas nos pueden acercar a la solución.
•
Necroidentificación. La putrefacción sigue un curso más lento de lo habitual siempre que el cadáver no
se encuentre en aguas estancadas, pero se acelera tan pronto se extrae de ese medio, de forma que resulta a
veces sorprendente el aspecto externo del cadáver en el momento del levantamiento y en el momento de
realizar la autopsia. Aunque tan solo hayan transcurrido de uno a otro, unas horas.
En todos los casos de sumersión, el médico forense deberá tener en cuenta la necesidad de realizar prácticamente
de forma consecutiva a la investigación en el lugar de hechos y levantamiento, la fase de autopsia de apertura
cadavérica pues la aceleración que sufrirá el cadáver en la marcha de la putrefacción limitará en gran medida el
resultado final de la investigación.