Inteligencia Emocional

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¿Qué es Inteligencia Emocional?

Del latín intelligentĭa, la noción de inteligencia está vinculada a


la capacidad para escoger las mejores opciones en la búsqueda de
una solución. Es posible distinguir entre diversos tipos de inteligencia,
según las habilidades que entran en juego. En cualquier caso, la
inteligencia aparece relacionada con la capacidad de entender y elaborar
información para usarla de manera adecuada.

Emocional, por otra parte, es aquello perteneciente o relativo a


la emoción (un fenómeno psico-fisiológico que supone una adaptación a
los cambios registrados de las demandas ambientales). Lo emocional
también es lo emotivo (sensible a las emociones).

La inteligencia emocional refiere a las capacidades y habilidades psicológicas


que implican el sentimiento, entendimiento, control y modificación de las
emociones propias y ajenas.
Una persona emocionalmente inteligente es aquella capaz de gestionar satisfactoriamente
las emociones para lograr resultados positivos en sus relaciones con los demás.

La persona, por lo tanto, es inteligente (hábil) para el manejo de los


sentimientos.
¿Cómo surgió la inteligencia emocional?

A pesar de que varios psicólogos ya habían señalado la insuficiencia de los elementos cognitivos y
racionales como únicos indicadores de inteligencia, el concepto surge en 1983 con el psicólogo
Howard Gardner, quien considera a los test de coeficiente intelectual como insuficientes para
lograr una apreciación de la inteligencia.
características de la llamada inteligencia emocional son:

la capacidad de motivarnos a nosotros mismos, de perseverar en el empeño a pesar de las


posibles frustraciones, de controlar los impulsos, de diferir las gratificaciones, de regular
nuestros propios estados de ánimo, de evitar que la angustia interfiera con nuestras facultades
racionales y la capacidad de empatizar y confiar en los demás

Existen dos formas elementales de inteligencia emocional:

Inteligencia interpersonal. Implica entender y comprender las emociones de los otros y tener la
habilidad de reaccionar según el estado anímico del otro.

Inteligencia intrapersonal. Implica entender y comprender las propias emociones, de tenerlas en


cuenta al momento de tomar decisiones y ser capaz de regular las emociones según la situación.
La difusión del concepto entre la población, a partir de la divulgación científica llevada a cabo por
diversos académicos (entre los que cabe destacar al psicólogo Daniel Goleman, autor del libro más
vendido sobre el tema), fomentó la aparición de seminarios, talleres y cursos vinculados al
aprendizaje de la inteligencia emocional, que se generalizaron rápidamente en la sociedad,
especialmente en el ámbito empresarial, proveyendo técnicas y herramientas para reforzar las
habilidades intra e interpersonales.

La divulgación del concepto también impulsó la aparición de numerosos test, con el objetivo de
medir, calcular y comparar las habilidades emocionales de las personas, pero al no ser las
características afectivas y sentimentales de fácil medición, muchos de estos test no cuentan con
aval científico.

Elementos de la Inteligencia Emocional


Existen cinco componentes o elementos de inteligencia emocional son
los siguientes:

1. Autoconocimiento emocional (o autoconciencia


emocional)
Se refiere al conocimiento de nuestros propios sentimientos y emociones y
cómo nos influyen. Es importante reconocer la manera en que nuestro estado
anímico afecta a nuestro comportamiento, cuáles son nuestras capacidades y
cuáles son nuestros puntos débiles. Mucha gente se sorprende de lo poco que se
conocen a ellos mismos. 

Por ejemplo, este aspecto nos puede ayudar a no tomar decisiones cuando
estamos en un estado psicológico poco equilibrado. Tanto si nos encontramos
demasiado alegres y excitados, como si estamos tristes y melancólicos, las
decisiones que tomemos estarán mediadas por la poca racionalidad. Así pues, lo
mejor será esperar unas horas, o días, hasta que volvamos a tener un estado
mental relajado y sereno, con el que será más sencillo poder valorar la situación y
tomar decisiones mucho más racionales.
2. Autocontrol emocional (o autorregulación)
El autocontrol emocional nos permite reflexionar y dominar nuestros
sentimientos o emociones, para no dejarnos llevar por ellos ciegamente. Consiste
en saber detectar las dinámicas emocionales, saber cuáles son efímeras y cuáles
son duraderas, así como en ser conscientes de qué aspectos de una emoción
podemos aprovechar y de qué manera podemos relacionarnos con el entorno para
restarle poder a otra que nos daña más de lo que nos beneficia.

Por poner un ejemplo, no es raro que nos enfademos con nuestra pareja, pero si
fuéramos esclavos de la emoción del momento estaríamos continuamente
actuando de forma irresponsable o impulsiva, y luego nos arrepentiríamos. En
cierto sentido, buena parte de la regulación de las emociones consiste en saber
gestionar nuestro foco de atención, de manera que no se vuelva contra nosotros y
nos sabotee.

Se ha observado que la capacidad de autocontrol está muy ligada a la habilidad a


la hora de utilizar el lenguaje: en muchos aspectos, saber gestionar
adecuadamente las propias emociones depende de encontrar narrativas que nos
permitan priorizar más unos objetivos a largo plazo que otros que tienen que ver
con ceder a los impulsos de lo inmediato. Esto encaja con el hecho de que la
Inteligencia Emocional comparte tiene mucho en común con la Inteligencia
Verbal; tal y como se ha visto al analizar las puntuaciones en pruebas de
inteligencia de muchos individuos, ambos constructos psicológicos se solapan
mucho.

3. Automotivación
Enfocar las emociones hacia objetivos y metas nos permite mantener
la motivación y establecer nuestra atención en las metas en vez de en los
obstáculos. En este factor es imprescindible cierto grado de optimismo e
iniciativa, de modo que tenemos que valorar el ser proactivos y actuar con tesón
y de forma positiva ante los imprevistos.

Gracias a la capacidad de motivarnos a nosotros mismos para llegar a las metas


que racionalmente sabemos que nos benefician, podemos dejar atrás aquellos
obstáculos que solo se fundamentan en la costumbre o el miedo injustificado a lo
que puede pasar.

Además, la Inteligencia Emocional incluye nuestra habilidad a la hora de no


ceder a las metas a corto plazo que pueden llegar a eclipsar los objetivos a largo
plazo, a pesar de que los segundos fuesen mucho más importantes que los
primeros si nos fueran ofrecidos también a corto plazo (proyectos ambiciosos,
planes de ganar mucha experiencia, etc.).

4. Reconocimiento de emociones en los demás (o empatía)


Las relaciones interpersonales se fundamentan en la correcta interpretación de las
señales que los demás expresan de forma inconsciente, y que a menudo emiten de
forma no verbal. La detección de estas emociones ajenas y sus sentimientos que
pueden expresar mediante signos no estrictamente lingüísticos (un gesto, una
reacción fisiológica, un tic) nos puede ayudar a establecer vínculos más
estrechos y duraderos con las personas con que nos relacionamos. 

Además, el reconocer las emociones y sentimientos de los demás es el primer


paso para comprender e identificarnos con las personas que los expresan.
Las personas empáticas son las que, en general, tienen mayores habilidades y
competencias relacionadas con la IE.
5. Relaciones interpersonales (o habilidades sociales)
Una buena relación con los demás es una fuente imprescindible para nuestra
felicidad personal. Y esto pasa por saber tratar y comunicarse con aquellas
personas que nos resultan simpáticas o cercanas, pero también con personas que
no nos sugieran muy buenas vibraciones; una de las claves de la Inteligencia
Emocional.

Y es que este tipo de inteligencia está muy relacionado con la Inteligencia


Verbal, de manera que, en parte, se solapan entre sí. Esto puede ser debido a que
parte del modo en el que experimentamos las emociones está mediado por
nuestras relaciones sociales, y por nuestra manera de comprender lo que dicen los
demás.

Así, gracias a la Inteligencia Emocional vamos más allá de pensar en cómo nos


hacen sentirnos los demás, y tenemos en cuenta, además, que cualquier
interacción entre seres humanos se lleva a cabo en un contexto determinado:
quizás si alguien ha hecho un comentario despectivo sobre nosotros es porque
siente envidia, o porque simplemente necesita basar su influencia social en este
tipo de comportamientos. En definitiva, la Inteligencia Emocional nos ayuda a
pensar en las causas que han desencadenado que otros se comporten de un modo
que nos hace sentirnos de un modo determinado, en vez de empezar pensando en
cómo nos sentimos y a partir de ahí decidir cómo reaccionaremos ante lo que
otros digan o hagan.

Ventajas de la inteligencia emocional

Existen ciertas habilidades prácticas que se manifiestan con mayor intensidad en las personas
emocionalmente inteligentes, tales como la empatía, la capacidad de motivación (tanto hacia uno
mismo como hacia los demás), la autoconciencia, la capacidad de controlar la exteriorización de
las emociones, el liderazgo, entre otras. Generalmente, estas habilidades son utilizadas como
indicadores de la inteligencia emocional, cuando se quiere medir esta habilidad psicológica.

La inteligencia emocional desempeña un papel central en el éxito o el fracaso de todo tipo de


relaciones humanas, desde las sentimentales y familiares hasta los vínculos laborales.

También es un factor determinante en el funcionamiento de las organizaciones, ya que la empatía,


autocontrol emocional y motivación de las personas puede condicionar el trabajo en equipo,
haciéndolo más o menos eficiente y satisfactorio.

Estas habilidades también son importantes en la capacidad de las personas de convencer,


manipular e incluso dominar a los demás (los líderes tienden a ser personas emocionalmente
inteligentes).

Este concepto también ha tenido un enorme impacto en el ámbito educativo, introduciendo la


cuestión de los elementos emocionales en la relación entre docente y alumno, y la importancia
que esto tiene al momento del aprendizaje cognitivo. Tanto la inteligencia emocional del docente
como la del alumno tienen un peso significativo en el resultado exitoso o no del proceso de
enseñanza.

Qué afecta la inteligencia emocional

Afecta cómo manejamos el comportamiento, navegamos por las


complejidades sociales y tomamos decisiones personales que logran
resultados positivos.

Sus habilidades de inteligencia emocional ayudan a hacer que el estrés


sea más manejable al permitirle detectar y abordar situaciones difíciles
antes de que las cosas empeoren.

Las personas que no usan sus habilidades de inteligencia emocional


tienen más probabilidades de recurrir a otros medios menos efectivos
para controlar su estado de ánimo. Tienen el doble de probabilidades de
experimentar ansiedad, depresión, abuso de sustancias e incluso
pensamientos suicidas.

Respaldo científico
Los estudios científicos sobre la inteligencia emocional se enfocan tanto en la vida personal de los
individuos, y su aprendizaje emocional durante la infancia y adolescencia, como sobre factores
biológicos y anatómicos, tales como el papel desempeñado por la amígdala y el hipocampo en la
evolución de las emociones o la importancia que cumplen las hormonas.

En la literatura científica existen dos grandes modelos de inteligencia emocional:

Modelo mixto. Combina habilidades emocionales con elementos de la personalidad.

Modelo de habilidad. Se centra exclusivamente en el procesamiento emocional de la información


obtenida del entorno o de la introspección.

Mientras el primer modelo está más difundido gracias al marketing y la publicidad, el modelo de
habilidad cuenta con más apoyo dentro de la comunidad científica.

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