1.la Sociedad Mental
1.la Sociedad Mental
1.la Sociedad Mental
LA SOCIEDAD MENTAL
pablo fernández christlieb
INTRODUCCIÓN
Uno dice que piensa con el cerebro. No es mala idea. Aunque si uno se
reafirma cada vez que alguien dice que tiene la cabeza hueca, que no
cráneo de alguien indicaban que por ese lado estaba pensando fuerte,
1807, Hegel ya se quejaba del cráneo: "el espíritu debe ser algo
tampoco es tan inverosímil que lo haga con cualquier otra cosa que se
que se pensaba con la sangre, porque cuando uno perdía sangre, perdía
como la cabeza del clavo o del ajo, la punta de una montaña, el título
Porque el caso es que si uno "dice" que piensa con la cabeza, quizá
podría decir mejor que piensa entonces con las palabras que dice, y
piensa con las manos, como lo hace notar Wolfgang Kohler en sus
razón por la cual el homo sapiens es conocido como homo faber, toda
vez que puede utilizar la mano mejor que un chimpancé; hay quien
piensa con los pies como los futbolistas, o con todo el cuerpo como
las bailarinas, o con los gestos como los actores, y en suma con todos
tiene que sentar uno a pensar con la cabeza qué es lo que sigue después
práctica y que en efecto, es muy práctica. O que piensa con los ojos,
porque cada vez que trata de comprobar que piensa con la cabeza lo
punto de vista", o si se quiere, piensa con las cosas que mira, porque
los demás contactos con el mundo que tenemos, como la nariz, que es
se piensa con los recuerdos, sobre todo los que ya los tienen, como
los viejos, que piensan con su biografía, sus historias, con el flujo
de los días y del calendario, que es, como dice Kant (1787, p. 63),
musical por obra de Antoine Favre, esto es, una pequeña máquina
caucho y fierro que sabían hacer ciertas gracias, como una robot
espacio, resulta que esas cosas son mayores que uno, miden más que
que los setenta años que uno espera de vida. El lenguaje, los objetos,
que uno piensa con ellos; es más bien al contrario: son ellos los que
piensa con el lenguaje, con los objetos, con el tiempo y con el espacio
entidad psíquica. Se puede decir o bien que uno piensa con la sociedad
en la que vive, o bien que la sociedad nos usa para pensar. Y como
piensa la sociedad.
cualquier idioma: "sólo pienso en ti, sólo pienso en ti", como en una
que se tiene que decir dos veces. "El pensamiento acompaña", dice
Maffesoli. Más que una sociedad mental, parece tratarse de una
sociedad pensamental. Comoquiera, da la impresión de que pensar no
sobre todo constituir una imagen, que tiene una forma, y no una lógica:
Todo el que piensa y siente, tiene que pensar y sentir algo, algo
que, por así decir, sea distinto o esté fuera del pensamiento y el
lo que pensamos siempre nos gustaría; por eso los políticos y los
banqueros, al imponernos cosas que no nos gustan, dicen que "hay que
ser realistas". Y ciertamente, aunque uno no lo quiera, los aviones
extinguen. Ser realista es que nos guste que sucedan cosas que no nos
gustan, o más bien, que les sucedan a los demás, a los que les dicen
el corazón mismo del ser", como dice Henri Delacroix (1934, p. 1).
uno habla porque tiene algo que decir, o tiene algo que decir porque
color verde que inventa una mirada que lo vea. Seriamente hablando,
espejo siempre podrá declarar que quien está dentro del espejo es el
encontrado.
por mostrar que lo uno lleva lo otro como parte de sí mismo, que lo
uno hay otro. Y parece que, para hacer una cosa en la vida, siempre
hay que hacer otra, y que genuinamente no más pueden hacerse dos:
política como Marx, Russell o Sartre. Quien no hace otra cosa no hace
eso otro que hacían Kant, Brancussi, Danton o Greta Garbo. La dualidad
la dualidad cada uno es el oxígeno del otro: son como animales mutuos
Descartes, quien se levantaba diario a las doce del día, tuvo por las
filosofía.
hecho añicos.
parece que no, porque cada vez que algo se parte en dos -lo racional
raro, porque el hueco duele de una manera vacía. Lo que ha hecho sin
sociedad contemporánea es que hay de todo, pero algo falta que parece
quién sabe si con horror o ya con cinismo que el hueco crece a medida
o que el arte tiene su técnica, así que finalmente también hay una
problemas.
realidad, como les gusta creer a los burócratas académicos, sino que
de pertenecer a la realidad.
mercancía, que hace decir a la pintora Barbara Kruger que "cuando oigo
habitación con los materiales que iba poniendo sobre el terreno, sino
que, como él mismo declara, lo que pretendió con sus tablones, muros
disfrutada en soledad".
prefiere vivir "mejor" que "más" y que por lo tanto sabe que tener
todas las comodidades resulta un poco incómodo. Culto es aquél que
está dentro del mundo; inculto, el que lleva la cuenta del mundo en
entre el sujeto y el objeto, entre las cosas y las ideas, sino que
espiritual desde el otro lado, que eso que se llama realidad física
Parece ser que aquello que no tiene nada en común, lo único que
tiene en común es que tiene forma, porque cualquier cosa que sea algo,
lo que sea, lo primero que tiene es alguna forma. Por eso tenemos la
forma, el dinero tiene alguna forma. Las formas de los formatos y los
esto y lo otro todo el tiempo, porque lo otro siempre resulta ser una
desdibuja la forma.
completa, o nada más una parte, o sólo una partecita, la forma sigue
109). Desde este punto de vista, las burbujas de jabón son esféricas
una tendencia a producir ángulos de 120º sin ningún pretexto, que son
los que forman los hexágonos de los panales, los brotes de las plantas,
las escamas de las serpientes y cada vez que se juntan tres burbujas
una ciencia que da cuenta de una realidad que aparece sin que existan
las causas -como ya había avisado David Hume dos siglos antes-, que
cinco picos son una forma que no se encuentra en sus células. Para la
de las formas, de modo que tiene que ser una ciencia fenomenológica y
forma, formas puras, dice que éstas tienen una sustancia mental.
mental (Feibleman, 1946, p. 410; Almeida Salles, 1994, pp. 226 ss.).
Microcosmos, escrito por ahí de 1860, dice que las mónadas son de
p. 278).
pintura y una cara. Y ciertamente, todo lo que tiene que ver con
cultura". En los tiempos que corren, alegres pero tontos, las ciencias
salta descompuesto cada vez que se destruye una forma. Cuando un niño
rompe un reloj para ver qué tiene dentro, lo único que no tiene dentro
____________________
* Para efectos de aparato crítico, a la sociedad mental se le puede otorgar el
sinónimo más académico de Psicología Colectiva, y en efecto, este trabajo puede
considerase como la exposición, en teoría, método, objeto e investigación, de una
psicología colectiva, según podría construirse ésta en la actualidad. La psicología
colectiva es aquella disciplina que concibe a la sociedad como una entidad psíquica,
como siendo un pensamiento completo, o, si se quiere, como si fuera una persona del
tamaño de todo el tiempo y el espacio de la cultura. Sus nociones clásica de mente
grupal, alma de los pueblos, conciencia colectiva, espíritu público -y, añádasele,
sociedad mental-, referían a esto. Ahora bien, si se dice que la sociedad es como
una persona, también debe decirse a la inversa, que una persona es como una sociedad,
como decía Novalis (en: Vital, 1995, p. 154), "una pequeña sociedad", y ciertamente,
el hecho de que la sociedad sea una entidad psíquica, implica su revés, que cada
entidad psíquica es una sociedad, y de este modo la psicología colectiva también
considera que un individuo aislado, un grupo, una ciudad, una emoción, un pieza de
música, una casa o un evento cualesquiera, siendo entidades psíquicas, tienen todos,
la forma de una sociedad. Hay una cierta fractalidad en la concepción: una sociedad
está llena de sociedades y dentro de éstas hay más sociedades. La ideas de Mead
(1927), el "mejor" fundador de la psicología social, de que una interacción entre
dos es ya una sociedad, y así entre tres, treinta o treinta mil, hace eco de esto.
El caso es que la psicología colectiva puede ocuparse de cualquier cosa, cualquiera,
que sea considerada en sí misma como una sociedad mental: una silla, un solitario
en el siglo XIX, la velocidad, el cerebro como órgano del pensamiento, y la sociedad.
No obstante serlo, el presente texto preferiría no ser tomado como el trabajo
particular de una disciplina, porque la psicología colectiva propugna por una
desdisciplinarización del conocimiento (Ibáñez-gracia, 1994), empezando porque
esta separación de teoría, método, objeto e investigación es insostenible, y
terminando porque hoy en día las ciencias van confundiéndose entre sí. Y que se
confundan cuanto quieran. Y es que, verdaderamente, el conocimiento, sea de física,
filosofía, artes, o ciencias sociales, no puede subordinarse a los frenos y controles
que le imponen desde fuera los trámites de las burocracias, los controles de los
funcionarios, las departamentalizaciones de las universidades o las necesidades de
la tecnocracia y demás mandatos de dudosa legitimidad, porque siempre quieren algo
que no dicen qué es, pero que evidentemente no es el conocimiento: probablemente
quieren -y mucho- el poder tan poca cosa que detentan. El conocimiento no puede
saber qué es lo que va a conocer, y por ende no se le debe imponer de antemano:
quien diga por dónde y hasta dónde debe conocer una ciencia cualquiera, tiene que
ser burócrata, sea de oficio o de vocación.
Así pues, este texto es de psicología colectiva, pero, por tradición, la
psicología colectiva tiene vocación de no serlo, de ser una desdisciplina, de modo
que podría hablarse de psicología colectiva y ciencias afines, pero como la
psicología colectiva podría ser asimismo la ciencia afín de otras, entonces parece
que el término que les corresponde es justamente ése, el de "ciencias afines",
afines a otras ciencias afines.