Introducción La Filosofía de Dilthey
Introducción La Filosofía de Dilthey
Introducción La Filosofía de Dilthey
DE DILTHEY
By Pucciarelli
Es lugar común inevitable aludir al silencio que envolvió la obra de Dilthey durante toda su
vida. Sus expositores señalan Este hecho como el punto de partida obligado de todo análisis de
sus ideas y proponen diversas explicaciones.
¿Por qué su influencia no consiguió trascender el círculo de sus discípulos más próximos? Hubo
un conjunto de circunstancias que pudo favorecer el conocimiento y la debida apreciación de
su obra.
Pero hay otra razón, menos externa y de mayor peso, que contribuye a explicar aquel extraño
fenómeno. Consiste en el antagonismo de Dilthey con las tendencias dominantes en su
tiempo. Dithey es un romántico rezagado condenado a vivir en una época positivista hostil a la
filosofía. Participa de su positivismo en cuanto aspiración a un empirismo radical, pero
mientras ellos vivían pendientes de las ciencias naturales a las que supeditaban toda su labor
gnoseológica, a Dilthey preocupan ya las ciencias del espíritu. En esta preferencia anuncia ya la
superación del naturalismo, que lo aleja resueltamente de las corrientes de su época.
Con toda modestia señala el carácter provisional de sus escritos que se anuncian como planes,
proyectos, ideas, materiales, contribuciones, etc. Dilthey reacciona contra la injustificada prisa
por construir, a base de investigaciones a menudo precarias, el edificio que la crítica demolerá
luego con harta facilidad. Su reproche se dirige contra Hegel y, en general, contra el espíritu de
sistema. Su modalidad fragmentaria, que respondía a su actitud indagadora y respetuosa de
los hechos, era pues consciente y voluntaria: "Desdeñamos la construcción; nos agrada la
investigación y nos colocamos en actitud escéptica frente al mecanismo de un sistema.
Sería erróneo suponer que este fragmentarismo es signo de incoherencia íntima del pensar o
que traduce la incapacidad del autor para alcanzar la fórmula definitiva que sintetice todos sus
esfuerzos. Por el contrario, un punto de vista unitario, expresado en plena juventud y
desenvuelto a lo largo de toda una vida, guía y sostiene sus numerosas investigaciones.
EL "SISTEMA" DE DILTHEY
Por no haber dado a su pensamiento una expresión definitiva, toda exposición de la filosofía
de Dilthey implica forzosamente una interpretación de sus ideas. Con todo, ha mostrado la
articulación de sus diferentes partes en el fragmento que transcribimos: "La filosofía se divide
en tres partes. Los fundamentos filosóficos constituyen la. primera parte: ella es teoría general
de la ciencia y comprende la lógica y la gnoseología; forman la segunda parte, basada sobre
aquilea, el sistema de las ciencias y sus métodos; la tercera parte con tiene la teoría de las
formas de concepción filosóficas del mundo y la metafísica". Para completar este esquema
es preciso añadir que todo viene precedido de una introducción histórica.
Dilthey no puede acompañar a Hegel por este camino. Su disidencia aparece al reclamar una
realidad histórica concreta y verse obligado a rechazar la metafísica idealista de Hegel. Dilthey
da un decisivo paso hacia adelante, superando a la escuela histórica mediante el examen
de los fundamentos gnoseológicos de la historia, y a la vez emancipándose por completo de
la dialéctica y de la metafísica idealista de Hegel. Además de estudiar el fundamento
gnoseológico de la historia concebida como ciencia, Dilthey investiga pacientemente los
hechos históricos mismos que se convierten de este modo en materia de reflexión.
El espíritu del tiempo actúa sobre todos los individuos de una época, se deja sentir en todas
las manifestaciones de la cultura y constituye su carácter intrínseco. Es un hecho histórico
último e irreductible, detrás del cual no puede penetrar ningún investigador: también
participa de la historicidad del espíritu. Es posible, sin embargo, aprehender su estructura.
Toda época ofrece una fisonomía determinada constituida por ciertos rasgos generales a los
que no se sustraen los individuos por fuerte que sea su personalidad, sino que por el
contrario alcanza en ellos su expresión más alta y se exterioriza en la obra de las grandes
personalidades, en las diversas esferas de la vida: religión, poesía, música, filosofía, derecho,
economía, etcétera.
Por sutiles que hayan sido los hilos tendidos entre ambas manifestaciones del espíritu, no
escaparon a su aguda comprensión. Pero él separa y aprecia de manera diferente la
visión cósmica que alimenta los sistemas y el fundamento metafísico y su estructura
lógica. Separando estos elementos puede hacer justicia a la significación histórica de
los sistemas con entera independencia de la crítica que vulnera sus fundamentos.
Todas las creaciones culturales están penetradas por el espíritu de la época y participan de la
historicidad inherente al ser espiritual. Para conocer un individuo, para interpretar una época o
una creación cultural es preciso acudir a la historia. Por eso, a la pregunta ¿qué es filosofía? no
puede responderse, en opinión de Dilthey, abandonándose al gusto o al capricho de cada cual.
Esa actitud proporcionaría, a lo sumo, una opinión arbitraria y desprovista de todo rigor
científico.
Dilthey sigue, pues, las huellas de Kant y, en parte, su filosofía se propone superar la
unilateralidad científico-naturalista con que éste encaraba el problema del conocimiento y
ampliar los supuestos de la filosofía transcendental hacia la totalidad del hombre y de la
historia. Pero aun quien ignorase las intenciones de Dilthey tendría motivos para
sospechar su relación con Kant sólo reparando en el vocabulario que prefiere y en las
expresiones netamente kantianas con que expone sus principales problemas.
Su disidencia se ahonda cuando concibe el hombre como "ente histórico": las funciones
intelectuales no son un producto del individuo aislado, sino un proceso en la evolución
del género humano. Kant estableció su tabla de categorías derivándola de la clasificación
de los juicios de la lógica formal. Dilthey critica esas formas vacías sin enlace con Ja vida
concreta. El conocimiento debe partir de la vida en su totalidad irreductible. Las doce
categorías kantianas agotan la lista y responden a su creencia en la inmutabilidad del
hombre. Para Dilthey la tabla kantiana es parcial e insuficiente: limitada al dominio de
la experiencia natural, olvida categorías como significación, sentido, valor, fin, ideal,
formación, desarrollo, etc., indispensables para una adecuada comprensión de la vida.
Las investigaciones de Dilthey tienen su más evidente analogía con las que Windelband y
Rickert emprendieron, en el mismo sentido, desde la escuela neokantiana. La actitud
polémica que asumen los tres filósofos obliga a examinar sus puntos de contacto y sus
discrepancias. Dilthey se opone conscientemente a Windelband, y, a su vez, Rickert
critica a Dilthey.
Los dos grupos de ciencias no están separados por un abismo unas veces coinciden en
el objeto, otras en el método. Una piedra será estudiada por las ciencias naturales
en su consistencia mineral, pero caerá dentro del circulo de las ciencias del espíritu, tan
pronto como se advierta en su superficie la presencia de algún signo o señal que atestigüe
Ja labor humana. La investigación de leyes y la determinación de individuos se realizan
por igual en ambos grupos de ciencias, lo que no impide que la actitud de investigador
sea distinta cuando estudia hechos naturales o cuando atiende a hechos espirituales.
El objeto de las ciencias naturales nos es ofrecido por la percepción externa, es decir,
"por el proceso mediante el cual las impresiones sensibles son enlazadas a un todo
distinto del yo" Dilthey considera que el mundo exterior sólo tiene consistencia
fenoménica: aparece a los sentidos como un caos de excitaciones y sensaciones que
logran conexión lógica mediante los procesos del pensar discursivo, comple mentando
el dato empírico con hipótesis no susceptibles de ser comprobadas. La naturaleza se
explica mediante una arriesgada reducción de la cualidad a cantidad y una disolución de
todo proceso natural en elementos homogéneos el lazados mutuamente de acuerdo a
leyes y susceptibles de ser expresados numéricamente.
Por el contrario, las ciencias del espíritu se apoyan directamente sobre la realidad.
Descansan sobre la percepción íntima que se origina cuando dirigimos nuestra atención a
los procesos que transcurren en nuestra intimidad. El dualismo de "ser-en-sí" y "ser para-
nosotros", que nos ofrecía la percepción externa, desaparece en el dominio de nuestra
intimidad: "los hechos espirituales son dados en la vivencia tal como son”.
Por otra parte, las ciencias naturales, consideradas como producto histórico, caen dentro
del círculo de las ciencias del espíritu. Pero la colaboración de las ciencias natura les es
necesaria también porque los hechos espirituales aparecen siempre en objetos
sensibles que constituyen su soporte, su contorno, su medio ambiente o su condición;
la vida espiritual depende de alguna manera de la física.
Una parte de las investigaciones gnoseológicas de Dilthey tenía por objeto delimitar y
defender la autonomía de las ciencias del espíritu frente a las ciencias naturales. La
enseñanza que ofrecía la histeria sobre este problema no era halagadora: desde el
Renacimiento se advierte la progresiva emancipación de las ciencias; los problemas del
espíritu, vinculados tradicionalmente a la metafísica, logran librarse de su tutela, pero en
la época positivista caen en el círculo de la consideración natural, que los expone a perder
la independencia que estaban conquistando.
Estudiando esa psicología, tal como aparece en los representantes de la época -los
asociacionistas, Herbart, Spencer, Taine, las diversas tendencias del materialismo-,
advierte las fallas capitales que invalidan sus resultados. La ciencia natural, que se ocupa
de hechos que aparecen a la conciencia desde afuera como fenómenos aislados, reclama
la hipótesis cerno integrante necesario de toda sistematización. Dilthey distingue dos
categorías de hipótesis: la que aparece en el resultado general de toda inducción y la que
desempeña papel de complemento provisional y precario de toda teoría científica. El
empleo de la primera, condicionado por el uso del método inductivo, es inevitable, y el de
las otras es legítimo cuando se dispone de instrumentos de sistematización tan eficaces
como la matemática y de verificación tan útiles como el experimento. Pero en psicología,
el hecho anímico tolera hipótesis contradictorias sin la esperanza de comprobar ninguna.
Preocupado por encontrar el fundamento gnoseológico de las ciencias del espíritu, los
argumentos de Husserl contra el psicologismo lo disuaden de buscar lo por el campo de la
psicología. Para comprender el mundo espiritual en su proceso histórico, la hermenéutica
debe partir de las manifestaciones sensibles de la vida, d su objetivaciones, y revivir el
proceso de una creación. Al modificar su primer punto de vista, restringir el dominio de la
psicología y trasladar a la hermenéutica el fundamento de las ciencias del espíritu, Dilthey
no cae en contradicción con su primitiva tarea sino que más bien ahonda y extiende sus
investigaciones en un sentido ya insinuado en su primera época.
LA TEOR!A DE LAS CONCEPCIONES DEL MUNDO Y LA IDEA DE LA VIDA
No hay sistemas sin supuestos porque es imposible excluir la influencia del carácter
espiritual y personal, ni siquiera de los más depurados productos de la filosofía. En
la base de todo sistema se oculta una determinada concepción del universo. Guiado por
un riguroso empirismo histórico Dilte?' desciende hasta ella y anota los elementos que
condicionan sus desemejanzas y que permiten clasificarlos.
DILTHEY Y EL POSITIVISMO
En los últimos años, Dilthey atenuó su hostilidad hacia la metafísica y esto ha permitido a
algún historiador sostener que con Dilthey aparece "un precursor de la actual
metafísica del espíritu . . . Ha hecho de las ciencias del espíritu el punto de partida para
un concepto de la vida y el universo. Ha buscado nuevas categorías, nuevos modos
de determinación, conexiones estructurales, en la investigación de los procesos
vitales de la sociedad humana y de la historia, como también de las grandes
individualidades" "· En esta última etapa de su pensamiento, Dilthey abandona su primer
punto de vista psicológico y estudia los problemas del espíritu en un marco más
amplio, tanto en su vertiente interior como en su objetivación histórica.
DILTHEY Y LA FILOSOFÍA ALEMANA CONTEMPORÁNEA
En los últimos veinticinco años las ideas de Dilthey se han fundido y han ganado adeptos y
defensores. Sus puntos de vista constituyen "el patrimonio de todos los hombres que
se ocupan hoy del problema de las ciencias del espíritu"
Heidegger ha reconocido la relación de sus ideas con las investigaciones de Dilthey: "la
presente explicación del problema de la historia se ha originado del estudio del trabajo
de Dilthey. Ella se vio corroborada y al mismo tiempo asegurada por las tesis del
conde Yorck, que se encuentran dispersas en sus cartas a Dilthey. Sólo una. previa
indagación .del sentido del ser en general, rechazada con el auxilio del método
fenomenológico, permit1ra apreciar la diferencia genérica entre lo óptico y lo histórico,
diferencia que ya el conde Yorck, movido por su interés para comprender la historicidad,
echaba de menos en la obra de Dilthey.