El Poder de La Palabra Hablada
El Poder de La Palabra Hablada
El Poder de La Palabra Hablada
Casi nunca somos conscientes de que cuando hablamos decretamos las cosas que pueden
suceder y que somos nosotros mismos quienes tenemos el poder de hacer realidad nuestros
sueños y deseos solo con manifestarlos verbalmente.
Últimamente hemos escuchado que debemos aprender a hablar para mejorar nuestra vida y
mantener una actitud positiva que se refleje también nuestra forma de expresarnos, pues de
cierta forma esto contagia de vida y buena energía a los que nos rodean.
¿No te ha pasado que cuando escuchas a una persona que todo el tiempo está hablando mal
de los demás o diciendo que la vida no tiene sentido te quieres alejar inmediatamente? ¿Y si
además ves que sus cosas no le salen bien sientes una energía negativa de la que no te
quieres contagiar?
Bueno, esto tiene una explicación propia y es que atraemos todo lo que decretamos. Decretar
es hablar en voz alta, ordenarle a Dios y al universo que hagan cosas por nosotros y que sean
éstas positivas o negativas, el universo conspirará para hacerlas realidad.
Los decretos hacen parte de la Ciencia de la Palabra Hablada y en ella también se incluyen las
canciones y los mantras. El objetivo principal de esta ciencia es ponernos en contacto con
nuestro YO superior y una vez tengamos ese contacto nos conectamos y atraemos el poder de
Dios que está dentro de nosotros mismos, como lo explica el Maestro Saint Germain, en su
Libro de Oro que trata de la práctica del “YO SOY”.
Según el Maestro, cada vez que decimos “no soy”, “no puedo” o “no tengo”, estamos
ahorcando ese poder de Dios o Magna Presencia que llama él en su libro, y explica claramente
que consciente o inconscientemente es como si se pusieran las manos alrededor del cuello de
alguien, pues se pone en movimiento la energía ilimitada.
Esto nos muestra el enorme poder que tenemos para ordenar la forma en que queremos que
actúe la energía de Dios en nuestra vida diaria y que los pensamientos negativos lanzados sin
control pueden destruir cualquier cosa.
Por todo esto, es muy importante saber lo que estamos haciendo cuando utilizamos palabras
incorrectas sin pensar, porque estaremos empleando el más poderoso divino principio de
Actividad en el Universo, o sea, el «YO SOY».
Cuando pensamos en la expresión «YO SOY», significa que aceptamos y reconocemos que
tenemos a Dios en Acción expresando en nuestras vidas. Por eso no debemos permitir que las
falsas apreciaciones y expresiones continúen limitándonos.
Bajo este concepto nuestra vida no tiene por qué ser infeliz, pues decretando cosas positivas y
utilizando esta expresión podemos conseguir todo lo que deseamos.
Los decretos tienen mayor efecto si los repetimos en voz alta muchas veces, así como las
oraciones tienen más poder si las hacemos en voz alta en lugar de hacerlas en nuestra mente.
Un decreto es un comando de fuerza que se hace mediante la palabra hablada, por lo tanto
debemos hacerlo en voz alta, con firmeza y verdadera convicción de que estamos en viva
comunicación con la Presencia Divina. Va más allá de decir una oración, debemos
equilibrarnos en nuestro interior, para autolograr la intención del mismo.
Por ejemplo, si te sientes indispuesta físicamente puedes decir muchas veces en voz alta:”YO
SOY la perfección y sanación total de mi cuerpo” y sentir esa energía convincente de que así
es, para poder sanarte lo más rápido posible. Tú mismo puedes crear todos los decretos que
necesites para hacer realidad tus deseos de bienestar, no solo mental, emocional y corporal
sino también económico y profesional. Es así que funciona para todo lo que necesitamos en
nuestra vida.
De igual forma funciona si lo utilizamos en negativo, pues estamos atrayendo eso a nuestra
vida y es como si le cerráramos la puerta en la cara a la Presencia Divina de Dios en nuestras
vidas.
Así que aprendamos a hablar en positivo y a decretar cosas buenas para nosotros mismos,
veremos cómo todo empieza a fluir de mejor forma para alcanzar más rápido nuestros objetivos
de vida.
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Los decretos son parte de un sistema de oración llamada la Ciencia de la Palabra Hablada, que
también incluye canciones, mantras y cantos, así como visualizaciones y técnicas de
visualización y técnicas de respiración. El Principal próposito del uso de la Ciencia de la
Palabra Hablada, es ponerte en contacto con tu Yo Superior y con la radiación angélica. Por
supuesto una vez que tienes ese contacto, puedes atraer el poder de Dios que está dentro de
ti, para que te proporcione lo que necesitas en tu vida.
La Ciencia de la Palabra Hablada observa siete principios fundamentales, una vez que hayas
experimentado por ti mismo con regularidad estos principios, descubriras el poder que se logra
al contacto con tu Yo Superior
4. Cuando utilizas en tus decretos el nombre de YO SOY EL QUE YO SOY, tienes acceso a un
poder ilimitado.
7. Puedes utilizar técnicas de respiración para aumentar el poder de tus oraciones o decretos.
Un decreto, es un comando de fuerza mediante la palabra hablada, esto quiere decir, que
debemos ejecutarlo con firmeza y convicción de que estamos en viva comunicación con la
Presencia Divina, además de hacerlo en voz alta (esto es el poder de la palabra), en un ritmo
equilibrado y constante. En un principio encontraran dificil hallar el ritmo, pero con la constancia
y la práctica iran fluyendo poco a poco. Un decreto va más allá de decir una oración, uno se
esta equilibrando en su interior, para autolograr la intensión del decreto. Al realizar un decreto
debe uno observar lo siguiente:
Buscar un lugar tranquilo y tener una posición cómoda, de preferencia con la espalda recta.
Todos los decretos salen de nuestras intensiones, estas se encuentran en nuestro corazón. Así
que debemos, en la medida de lo posible reconocer nuestra debilidades, una vez
reconociendolas, estamos en la probalilidad de reconocer nuestras fortalezas. Esto es para
lograr un aquietamiento.
Es importante observar especial cuidado en el cuerpo emocional al hacer nuestra aplicación...
en este cuerpo, se encuentra una gran cantidad de energia que debemos de re-calificar
armoniosamente.
Al principio tendrás que leerlo, pero al tiempo lo aprenderás de memoria y será mas fácil
hacerlo.
Un decreto consta de tres partes, un preámbulo, la parte principal (intensión) que se dice tres
veces, y un cierre.
Los tratamientos y decretos deben ser energizados con amor en espera de todo lo bueno
demandado, para que se realicen en bien y armonía.
Sucede con frecuencia, que no funcionan debidamente los tratamientos y decretos realizados
con egoísmo en el corazón, con dureza y calificación negativa ni para aumentar las ganancias
personales y propiedades. Si actúan con amor, pureza de corazón y generosa impersonalidad
todo lo demás les será dado por añadidura Repetir sólo los tratamientos y decretos es letra
muerta. La acción y la voluntad han de proseguir, la iniciativa, el discernimiento y la
perseverancia.
Te propongo que pongas atención a todo lo que tú decretas en un solo día. Vamos a
recordártelo. “Los negocios están malísimos”. “Las cosas andan muy malas”. “La juventud está
perdida”. “El tráfico está imposible”. “El servicio está insoportable”. “No se consigue servicio”.
“No dejes eso rodando porque te lo van a robar”. “Los ladrones están asaltando en todas las
esquinas”. “Tengo miedo de salir”. “Mira que te vas a caer”. “Cuidado que te matas”. “Te va a
pisar un carro”. “¡Vas a romper eso!”. “Tengo muy mala suerte”. “No puedo comer eso, me hace
daño”. “Mi mala memoria...”, “mi alegría...”, “mi dolor de cabeza...”, “mi reumatismo...”, “mi mala
digestión...”. “¡Ese es un bandido!”, “esa es una desgraciada”. “Tenía que ser, cuando no”. No
te sorprendas ni te quejes si al expresarlo lo ves ocurrir. Lo has decretado. Has dado una orden
que tiene que ser cumplida. Ahora recuerda y no olvides jamás, CADA PALABRA QUE
PRONUNCIAS ES UN DECRETO"