Justificación de La Formación Litúrgica
Justificación de La Formación Litúrgica
Justificación de La Formación Litúrgica
Algunos aspectos que debemos tener presente para mejorar nuestra participación en la liturgia.
1. Cómo lograr que la liturgia refleje ante todo el primado de Dios. Cuando en la liturgia Dios no es
determinante todo lo demás pierde su significado y su valor. Por eso, debe dar amplio espacio al
silencio que permita escuchar, contemplar y adorar a Dios, que facilite experimentar el paso salvador
de Dios y la acción benéfica de su amor.
2. Cómo mejorar la expresión comunitaria de la liturgia. La liturgia no es obra de un celebrante
aislado, no es manejable según el antojo de un grupo; no le pertenece a ninguno en particular. La
liturgia es como el depósito de la fe que lo hemos recibido, lo debemos vivir y cuidar en comunión y lo
debemos entregar a las generaciones que vienen. Nada más odioso y abusivo que el clericalismo
litúrgico o el dominio absoluto de la liturgia por parte de un pequeño grupo.
3. Cómo fomentar la espiritualidad litúrgica. Es un desafío permanente que tanto los ministros
ordenados como los fieles laicos nos dejemos guiar por el Espíritu para vivir digna y fructuosamente el
misterio de Cristo en la liturgia. Urge logar una renovación profunda de presbíteros, diáconos,
religiosos y laicos para que la liturgia sea en verdad fuente y culmen de la vida eclesial.
4. Cómo vivir mejor el Día del Señor y el Año Litúrgico. La espiritualidad y la pastoral litúrgicas no
deben ahorrar esfuerzos para ayudar a descubrir y vivir la importancia y capitalidad de la “fiesta
primordial de los cristianos”, la Pascua, haciendo realmente del domingo el día de la resurrección, el
día del encuentro de la Iglesia, el día de la alegría y el descanso. Así mismo, urge fomentar la
catequesis sobre el valor, el sentido y el modo de celebrar el Año Litúrgico, el cual, a través de los
diversos tiempos y con admirable pedagogía, nos permite entrar en el misterio de Cristo.
5. Cómo llegar a tener verdadera música litúrgica. La música litúrgica debe distinguirse de las demás
formas de música por su espiritualidad, su bondad y su universalidad; debe favorecer la oración, la
participación de la asamblea y el clima festivo de la celebración. La constitución conciliar y otros
documentos posteriores han dado instrucciones sobre la materia, pero en realidad poco se ha
cumplido. Si bien se valora la buena voluntad que entrañan ciertas iniciativas en cuanto al canto
litúrgico, es preciso constatar que estamos lejos de la calidad y la unción que se necesitan en este
campo.
6. Cómo llegar a la vinculación liturgia y compromiso social. Muchas personas viven la liturgia casi
como una evasión; buscan un encuentro sensible con la trascendencia y lo sobrenatural, sin ninguna
referencia a la humanidad y a la realidad del mundo. Ante esta religiosidad vaga y a veces
desencarnada, es preciso aprender que la vida litúrgica remite inmediatamente a la persona y a la
enseñanza de Jesús, que es siempre una llamada a la conversión, a la fraternidad y a la solidaridad
con los más necesitados. Una genuina celebración de los misterios de Cristo conecta la fe y la vida.
Por todas las razones anteriores es que se hace necesario que nos preparemos para que
comprendamos, vivenciemos y hagamos que otros fieles laicos también comprendan y vivan a profundidad
la liturgia de la Iglesia Católica.