El Método Biográfico - El Uso de Las Historias de Vida en Ciencias Sociales
El Método Biográfico - El Uso de Las Historias de Vida en Ciencias Sociales
El Método Biográfico - El Uso de Las Historias de Vida en Ciencias Sociales
Tarragona, habiendo sido previamente profesor de la Universidad de Barcelona entre 1973 y 1992. Ha rea-
lizado trabajo de campo en Aragón, Cataluña y Portugal, siendo sus líneas principales de especialización
Cuadernos
la metodología de las ciencias sociales, el análisis de los procesos migratorios y de las periferias urbanas
y los temas de etnicidad e identidad social. Actualmente está investigando sobre los problemas socio- Metodológicos
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culturales derivados de la presencia de migración extranjera en España.
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Juan José
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Centro de Investigaciones Sociológicas
COLECCIÓN «CUADERNOS METODOLÓGICOS», NÚM. 5
BIBLIOGRAFÍA 91
Bibliografía comentada 91
Bibliografía general 100
1
Introducción: el uso de las historias de
vida en las ciencias sociales
«Producir una historia de vida, tratar la vida como una historia, es decir,
como el relato coherente de una secuencia significante y orientada de acon-
tecimientos, es quizás sacrificarla a una ilusión retórica, a una representa-
ción común de la existencia que toda una tradición literaria no ha dejado
ni cesa de reforzar.»
BOURDlEU, 1989, p. 28
1< El breve espacio de tiempo para la realización de este libro ha impedido realizar un
estudio específico sobre investigaciones en curso y tesis doctorales presentadas en España que
hayan hecho uso del método biográfico. Una posible segunda edición tendría que incluir un
nuevo capítulo planteando en profundidad el tema, que tan sólo ha quedado apuntado en el
capítulo final de la presente edición. Pido, por favor, a cualquier lector de este trabajo, que
disponga de información suplementaria, me la haga llegar a la facultad de Filosofía y Letras
de Tarragona (Plaza Imperial Tarraco, 1. 48002 Tarragona).
Quiero agradecer al director de la colección, Jesús DE MIGUEL, el amable ofrecimiento a
colaborar en ella, así como la intormación y la ayuda que me ha ofrecido en todo momento.
En la documentación y localización de algunas obras consultadas para la elaboración del libro
la ayuda de Brian O'NEILL (ISCTE. Lisboa) ha sido fundamental. También he contado con la
8 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5
colaboración de mis compañeros de facultad Elisabeth RUSSELL, Oriol ROMANI y Dolors COMAS
D'ARGEMIR, en el aspecto bibliográfico y en la discusión del esquema inicial del libro. A Antonio
JIMENEZ y a mi hija, Roser, les debo gratitud por su ayuda en el mecanografiado de la biblio-
grafía. Mención aparte merecen las muchas horas dedicadas por Dolors COMAS D'ARGEMIR en
la discusión del original y en la mejora del texto. A todos ellos, gracias.
EL MÉTODO BIOGRÁFICO
[...] según han ido incrementándose los conceptos teóricos en el estudio de la cultura
y ha crecido nuestro nivel de generalización y abstracción, nos hemos implicado
más y más con porcentajes y con estereotipos que con la gente real y su individua-
lidad.
Delimitación terminológica
El carácter multifacético de este método, así como las muchas tradiciones
académicas y nacionales en las que se sustenta, han generado una multi-
plicidad terminológica, que llega a producir confusión y una difícil delimi-
tación conceptual, que redunda en el solapamiento de términos distintos
que poseen un valor sinónino, unas veces; mientras que en otras, un mismo
término puede llegar a tener significación muy distinta, según las escuelas.
Ensayemos, pues, el establecimiento de los conceptos básicos, a la luz del
relativo consenso alcanzado en los últimos quince años.
Los términos más usados, y a la vez más inespecíficos, son biografía y
autobiografía. Ambos provienen de la tradición literaria y constituyen dos
géneros muy usados desde la antigüedad clásica. La diferencia principal
entre ambos términos es que mientras el segundo constituye la narración
de la propia vida, contada por su propio protagonista, el primero consiste
en una elaboración externa al protagonista, normalmente narrada en ter-
cera persona, ya sea sobre una base exclusivamente documental, ya sea
mediante una combinación de documentación, entrevistas al biografiado y
a otras personas de su entorno.
Con la aparición del método biográfico en las ciencias sociales, que ar-
bitrariamente se sitúa en 1920, con la aparición del tercer y último volumen
de The Polish Peasant, de THüMAS y ZNANIECKI, se empezó a usar el término
life history, para describir tanto la narrativa vital de una persona recogida
por un investigador, como la versión final elaborada a partir de dicha na-
rrativa, más el conjunto de registros documentales y entrevistas a personas
del entorno social del sujeto biografiado, que permiten completar y validar
el texto biográfico inicial.
Posteriormente, se introdujo el término life story para referirse exclusi-
vamente a la narración biográfica de un sujeto que, a veces, puede ser
publicada sin retocar, con fines de proporcionar una mayor fuerza testimo-
nial, conservando incluso las propias peculiaridades lingüísticas de la per-
sona. Hasta etapas muy recientes se ha tendido a solapar, al menos par-
cialmente, el significado de ambos términos, hasta que hace dos décadas el
sociólogo norteamericano N. Denzin fijó definitivamente ambos términos,
siendo después secundado entre otros por el francés D. BERTAUX (1981).
Así, la life story (en francés récit de vie) corresponde a la historia de una
vida tal como la persona que la ha vivido la cuenta, mientras que el término
life history (en francés histoire de vie) se refiere al estudio de caso referido
a una persona dada, comprendiendo no sólo su life story, sino cualquier otro
tipo de información o documentación adicional que permita la reconstruc-
ción de dicha biografía de la forma más exhaustiva y objetiva posible. Ya
que en español los términos no han sido fijados todavía, propongo relato de
vida (sinónimo de otros términos de resonancias literarias como «relato
14 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5
Con todo, hay que destacar que esta inmensa montaña de papel impreso,
que es la expresión del genuino interés de los norteamericanos por las cul-
turas que les precedieron en el control de su territorio, constituye un género
de divulgación de muy dudoso interés científico, salvo por el hecho de ser,
en muchos casos, el único tipo de documentación escrita disponible sobre
unas fuentes ya desaparecidas. Desde el punto de vista que aquí nos inte-
resa, existen tres obras mayores de esta etapa preprofesional, por la calidad
de las narrativas biográficas que contienen. La primera de ellas es la auto-
biografía de BLACK HAWK (1834): Life of Ma-ka-tai-me-she-kia-kiak, publicada
en Bastan. La segunda es la autobiografía del indio Ne: Perce CHIEF JOSEPH.
La tercera la historia de vida de un joven sioux, recogida por EASTMAN (1902).
Dentro del imaginario colectivo americano, este género literario tan po-
pular, que tendría posteriormente su secuela en el cine, populariza a toda
una galería de personajes indios americanos:
LER: Smoking Star, a Blackfoot Indian. Esta obra significará un acicate para
que otros muchos antropólogos se animen a publicar los relatos biográficos
que se esconden en sus libretas de campo y que, de otro modo, tal vez nunca
hubieran visto la luz. Entre éstas, LANGNESS destaca las de MICHELSON,
dedicadas a las narraciones autobiográficas de tres mujeres indias, fox
(1925), cheyenne (1932) y arapaho (1933), respectivamente; así como la de
un joven lenape (HARRINGTON, 1933). En la misma línea se hallan los tra-
bajos de WILSON sobre la cultura del pueblo hidatsa (1917, 1924 Y 1928).
Los esfuerzos institucionales de esta época por organizar de forma sis-
temática toda la documentación disponible y estimular la recogida más
amplia posible de materiales, tanto etnográficos como biográficos, se hace
bien patente. Por un lado, la labor de la Smithsonian Institution, financian-
do proyectos de investigación y publicando los resultados, se combina con
los intereses de otras instituciones por la constitución de un fondo documen-
tal en materia de autobiografías de los indios americanos, como es el caso
del Peabody Museum de la Universidad de Harvard, que fue, y sigue siendo,
la biblioteca más importante del mundo en su género.
Si la obra de RADIN se convirtió en un primer clásico, emulado por
varias generaciones de profesionales, fue, sin embargo, E. SAPIR el que con-
siguió crear realmente escuela dentro de este dominio. Influenciado de igual
manera por las tendencias ideográficas y particularistas de su maestro
f. BOAS, como por los avances en Psicología y Psiquiatría, Sapir fue quien
más contribuyó a la creación de la Escuela de Cultura y Personalidad, que
constituye el foco esencial en la utilización posterior del método biográfico
en Antropología. Entre sus discípulos se cuentan algunos de los más impor-
tantes cultivadores del género, como BENEDICT, MEAD, BEAGLEHOLE, VOE-
GELIN, ERIKSON o DYK, llegando su influencia hasta nuestros días.
El propio SAPIR, excelente etnógrafo, publicó la traducción de varias
narrativas biográficas, recogidas en lenguas indígenas, entre ellas las de
individuos navaho (SAPIR y HOIJER, 1942) y nootka (SAPIR y SWADESH, 1939).
De esta época son los trabajos de DYK (1938), autobiografía del hijo de un
jefe navaho; los BEAGLEHOLE (1939), estudio de caso de un indio pukapuka;
los VOEGELIN (1935 Y 1938), estudios lingüístico y etnográfico, respectiva-
mente, que contienen las narrativas biográficas de un matrimonio tuba tu-
labal, conseguidas separadamente por el matrimonio de investigadores.
También el trabajo de ERIKSON (1943) incluye breves fragmentos biográfi-
cos de las narraciones conseguidas en su trabajo de campo entre los yurok.
Otros trabajos contemporáneos de gran valor son los de STEWARD (1934,
1938) sobre los paiute, que nos proporcionan tres relatos biográficos, así
como una detallada explicación de la metodología seguida para la obten-
ción del material. Las obras de OPLER (1938, 1941) contienen respectiva-
mente una breve narración autobiográfica de un apache chiricagua y una
extensa monografía de la misma comunidad. Finalmente, L. WHITE (1943)
nos presenta una interesante autobiografía comentada y anotada de un in-
20 CUADERNOS METODOLÓGICOS S
dio acama (de la familia de los indios pueblo). Lo curioso de estas obras de
juventud de los tres distinguidos antropólogos es que constrastan vivamen-
te con el desarrollo posterior de su obra, que se aleja mucho de los supues-
tos ideográficos de la hegemónica Escuela de Cultura y Personalidad. STE-
WARD fue el fundador de la Escuela de Ecología Cultural, OPLER se destacó
por su orientación evolucionista y marxista, mientras que WHITE fundó la
Escuela Neoevolucionista, todas ellas de orientación nomotética.
La labor de la etnografía soviética es muy poco conocida, especialmente
por falta de traducciones, pero tanto KLUCKHOHN como LANGNESS hacen
referencia al cultivo en esta época del método biográfico. En Alemania des-
taca principalmente la gran obra del padre SCHMIDT (1906), en la que se da
una gran importancia al estudio del individuo dentro de la cultura. A su
escuela pertenece Hilde THURNWALD (1937), autora de una monografía so-
bre Melanesia en la que presenta el esbozo de la personalidad de 16 indi-
viduos sudsee en el marco de su entorno familiar. Principalmente de origen
británico son algunas monografías de base autobiográfica sobre grupos afri-
canos. MOFOLO (1931) y NTARA (1934) publican dos obras escritas en lenguas
africanas por sus propios autores y luego traducidas al inglés por los edi-
tores. HATT (1931) presenta el relato autobiográfico de TURI, acompañado
de amplias y escrupulosas notas sobre el contexto social, así como especi-
ficaciones del procedimiento de entrevista utilizado, hasta el punto de que
KLUCKHOHN considera este trabajo como un «clásico menor». PERHAM (1936)
nos ofrece 10 relatos de africanos fuertemente aculturados, entre ellos dos
mujeres, para centrarse sobre todo en los problemas del contacto interra-
cial. Destaquemos la monografía de BARTON (1938), basada en tres autobio-
grafías de ifugaos filipinos, teñida de un cierto pintoresquismo, pero que
muestra cómo el testimonio individual puede ser un elemento corrector
para orientar una etnografía sistemática que busca el estudio de los patro-
nes culturales. Finalmente, WASHBURNE (1940) presenta la primera biogra-
fía completa y detallada de una mujer de cultura no letrada, una esquimal
anauta.
Alrededor de 1940 se publican los tres grandes clásicos de las monogra-
fías biográficas en Antropología: DYK (1938), FORD (1941) y SIMMONS (1942).
La primera de ellas es la que nos ofrece el mejor relato biográfico, en tér-
minos absolutos. Se trata de una narración llena de sinceridad, en la que
se tratan las dimensiones más íntimas de la vida de un joven de 21 años,
hijo de un jefe navaho. Por otro lado, con muy pocas excepciones, los espe-
cialistas en esta cultura consideraron el relato totalmente plausible, que
ofrecía una imagen vívida de los valores y del sistema de comportamiento
de un representante de esta cultura indígena. Tal vez, sorprende el inusual
grado de libertad con la que este hombre habla de sus experiencias sexua-
les, pero aquí DYK no ayuda al lector a situarse sobre las condiciones en
que se realizaron las entrevistas, ni establece una explicación de las rela-
ciones con su informante. Sin duda, esta falta de especificación de las «con-
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 21
esta última crítica parece que no es tanto una crítica al libro en sí, como
una manifestación de la necesidad de incrementar los esfuerzos en recopilar
el mayor número posible de relatos biográficos sobre cada cultura estudia-
da, como una forma de superar el problema de la representatividad de las
muestras.
Sun Chief de SIMMONS (1942) es para KLUCKHOHN el mejor estudio sobre
sociedades ágrafas, basado en la obtención de documentos personales. Por
la calidad de la narrativa recogida es sólo comparable al trabajo de DYK.
Por la calidad de su contextualización socio-cultural su esfuerzo es similar
al de DYK, pero sobre la base de un conocimiento de primera mano (y no
sólo de la literatura etnográfica). Su aportación más valiosa, sin embargo,
atañe al ámbito de la discusión teórica explícita y, sobre todo, del método
y de las técnicas utilizadas. SIMMONS realiza una sabia combinación de
entrevistas directas, en base a cuestionario, con el encargo de un diario
personal en el que Don TALAYESHA iba apuntando sus evocaciones de los
sucesos de su vida.
En el capítulo de KLUCKHOHN dedicado a su revisión crítica de la apor-
tación de la Etnografía y la Antropología Social al método biográfico, des-
tacan una serie de precisiones finales que todavía hoy en día deben ser
tenidas en cuenta por aquellos que decidan utilizar este método en sus
investigaciones. Sus advertencias son éstas:
1. La gran mayoría de las historias de vida publicadas son demasiado
superficiales y limitadas a sucesos objetivos. No nos proporcionan ni la
sombra de una vida, tan sólo el bosquejo de su esqueleto.
2. Los diferentes grupos de edad y sexo están muy desigualmente re-
presentados. La mayoría de los sujetos tiene más de cincuenta años y son
varones.
3. Con la excepción de media docena de tribus, no existen bases para
la comparación de las historias de vida en la misma cultura y, por tanto,
para juzgar si un documento particular es un ejemplo representativo.
4. La anotación es muy escasa y casi exclusivamente de carácter etno-
gráfico. El análisis y la interpretación tan sólo aparecen de forma lateral.
5. Las condiciones en que se ha realizado la encuesta, así como las
técnicas por las que se han obtenido los datos se reseñan de forma muy
inadecuada.
6. Los materiales biográficos publicados son, en el mejor de los casos,
comparables sólo de forma general y tosca porque las condiciones y las
técnicas son, o bien desconocidas o, si al menos están parcialmente descri-
tas, muy diferentes (cf KLUCKHOHN, 1942, pp. 102-193).
A mitad de los años cuarenta aparecen dos obras cruciales, que señalan
el futuro desarrollo del método biográfico dentro ya del campo trazado por
la Escuela de Cultura y Personalidad. Se trata de la monografía de Cara
DuBoIS (1944) The People of Alor, trabajo que cumple sobradamente con
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 23
todos los requisitos que acabamos de apuntar y que sirve de modelo para
los estudios posteriores. DuBoIS plantea la necesidad del uso de los datos
biográficos a partir de la definición del objetivo teórico de tratar la variable
individual (psicológica) en relación a las variables culturales (instituciones
primarias y secundarias).
La otra obra, de carácter teórico y programático, escrita por Abram
KARDINER (1945), The Psychological Frontiers of Society, incide en las mis-
mas tesis de Du BOIS y plantea como objetivo prioritario de la actividad
etnográfica la recopilación de muestras amplias y representativas de bio-
grafías, que permitan realizar la articulación entre el dominio del compor-
tamiento y la cognición individual con las instituciones sociales. Así lo ex-
presa el propio KARDINER (1945, p. 37):
Con el propósito de comprobar la tesis de este libro, una biografía en una cultura
difícilmente será suficiente. Debemos poseer una adecuada muestra de diferencia-
ciones de sexo, edad y estatus y no podemos pretender que un número arbitrario
sea adecuado. Necesitamos un número suficiente para hacer comparaciones adecua-
das, pero es más importante encontrar dónde se hallan las desviaciones. A medida
que progresamos en nuestro estudio biográfico apreciamos el hecho banal de que
no hay dos en la misma cultura que sean iguales. Pero las desviaciones son tan
importantes para nosotros como las normas. Los usos de las biografías son nume-
rosos. Aquí tenemos la oportunidad de ver si nuestra conjetura sobre el tipo de
personalidad que un determinado conjunto de instituciones puede crear es aproxi-
mado en algo a la realidad. Podemos invertir el procedimiento y operar desde las
personalidades hacia las instituciones. Y es tan sólo en una biografía donde pode-
mos ver cómo diferentes instituciones están funcionalmente articuladas.
mente alcanzables por otros medios, como es, por ejemplo, la visión feme-
nina de determinados procesos sociables.
5. Para ilustrar algún aspecto teórico de la corriente cultura y persona-
lidad.
6. Para comunicar dimensiones normalmente ocultas en los procesos
cognitivos o de interacción social (v la dimensión humanística de la Antropo-
logía»).
7. Para combinar dos o más de estos aspectos.
Con todo, los ámbitos en los que se mantuvo el uso de documentos bio-
gráficos se limitó, fundamentalmente, a los del estudio de los valores, es-
pecialmente en la línea marcada por BIDNEY (1953) en su trabajo The Con-
cept of Value in Modern Anthropology. También en los estudios de filiación
más behaviorista, como los trabajos sobre salud, enfermedad y curanderis-
mo (cf CAUDILL, 1953). Pero, esencialmente, en los trabajos sobre cambio
social y aculturación, que han sido uno de los temas predominantes durante
las décadas de los cuarenta a los setenta.
En los estudios sobre cambio cultural, la dimensión individual es muy
importante, pues se trata de profundizar en el impacto que sobre la vida
cotidiana de los individuos tienen las progresivas modificaciones a nivel de
estructura. Los estudios de cultura y personalidad interpretan estas cues-
tiones a partir de un sesgo bien específico, pues han tendido a postular el
carácter de «desviados» de los individuos que se alzan en abanderados de
los nuevos estilos de vida y de las nuevas formas de pensamiento. El mayor
énfasis de algunos estudios de aculturación de las sociedades tribales se
puso precisamente en el estudio de los individuos más occidentalizados, que
normalmente eran aquellos sujetos menos integrados en su propia sociedad.
Los estudios biográficos de Laura THOMPSON (1950) sobre los hopi, de Evon
VOGT (1957) sobre los navaho, de los SPINDLER sobre los menomini, o de
BARNETT (1960) sobre el isleño DAOB de las islas Palau (Micronesia) mues-
tran que casi siempre «los que cambian son aquellos que nada tienen que
perder con el cambio». En todos estos casos la utilidad de los relatos bio-
gráficos es evidente. Puede establecerse la generalización de que casi la
totalidad de los estudios orientados psicoanalíticamente responden al tema
de la desviación y del cambio cultural.
La década de los años sesenta es, sin duda, la más rica (al menos cua-
litativamente) en producción de estudios biográficamente orientados que
son plenamente satisfactorios desde el punto de vista metodológico. El tra-
bajo de POZAS (1962), Juan de Chamula, constituye un clásico en el género,
tanto por su indudable valor literario como por la maestría con que se
consigue un convincente «retrato cultural», a través del relato subjetivo de
un solo sujeto, que refleja los conflictos personales relacionados con el pro-
ceso de cambio de los valores y de las estructuras sociales. Otro tanto puede
decirse de los trabajos de SMITH (1954) sobre una mujer hausa, o del estudio
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 25
de L. SPINDLER (1962) sobre el cambio cultural visto por una mujer meno-
mini y de N. LURIE (1961) en su biografía de la hermana de Crashing THUN-
DER del grupo winnebago.
Mención aparte merecen otros dos estudios. El de S. MINTZ (1960), Wor-
ker in the Cane, es la biografía de un jornalero puertorriqueño, basada en
los testimonios «cruzados» de una gama amplia de informantes: familiares,
amigos y compañeros de trabajo de TASO. Su estudio se plantea, no desde
el punto de vista de su representatividad en el contexto de un grupo ocu-
pacional y social dentro de un marco cultural específico, sino desde la pers-
pectiva testimonial de su interés humano intrínseco, por lo que hay que
catalogar al trabajo dentro de las tendencias idiográficas y humanistas.
Bien es cierto que, a la luz del trabajo posterior de MINTZ sobre el Caribe
y de las propias intenciones ex post facto, planteadas en su introducción a
la edición francesa (1979) del libro, la intencionalidad de esta historia de
vida adquiere una nueva significación, que no se puede obviar, y que lleva
al autor a un análisis sobre el impacto del capitalismo internacional en una
sociedad agraria «tradicional».
El otro trabajo, con el que queríamos acabar este apartado, es el de
O. LEWIS. Se trata, sin duda, del punto de referencia más importante del
género biográfico dentro de la Antropología Social. Su obra, dedicada casi
exclusivamente a la recopilación y edición de historias de vida ha sido
relevante, ya no sólo dentro del ámbito profesional de las ciencias sociales
(siendo el centro de amplios debates), sino que algunas de sus obras (y
especialmente Los hijos de Sánchez) han constituido verdaderos éxitos edi-
toriales de masas. Las aportaciones de LEWIS al método son fundamentales,
ya que supone la sistematización de la aproximación al relato biográfico
individual conocida como «relatos de vida cruzados» (concepto que desarro-
llamos en los capítulos 3 y 4). En Los hijos de Sánchez: LEWIS se aproxima
a una familia subproletaria de Ciudad de México a través del entretejido
de una estructura polifónica; esto es, la narración en paralelo de las trayec-
torias vitales de los cinco miembros de un grupo doméstico patrifocal. Con
este medio se reduce sensiblemente el sesgo del investigador, que es muy
difícil eliminar en los estudios de narrativa única. Por otro lado, todos los
comentaristas de su obra han destacado de forma unánime el gran valor
literario y la gran fuerza expresiva de los documentos recogidos. Como tes-
timonio de una situación social, ningún otro documento en la Antropología
Social ha tenido nunca el valor dramático, la «puesta en escena», de esta
obra.
Las críticas al trabajo son también abundantes y algunas de ellas ple-
namente justificadas, pero su misma cuantía es una muestra palpable del
interés central que ha suscitado la misma. La más generalizada tiene que
ver con la visión cerrada de la pobreza que defiende LEWIS en el conjunto
de sus trabajos. La pobreza lewisiana es un cosmos autónomo, con su lógi-
ca, sus valores y sus formas de autorreproducción. Es una esencia y no un
26 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5
a. Los documentos personales son utilizados, más allá del mero testi-
monio, como respuestas concretas a problemas sociales relevantes.
b. Los datos de tipo estadístico o ecológico son utilizados en una sabia
combinación para proporcionar veracidad a las narrativas individuales.
c. La utilización de los estudios de caso en estudios de tipo predictivo,
como los dedicados al suicidio o a las repercusiones de la Gran Depresión
sobre la organización familiar, representan un intento de mostrar la propia
validez del método biográfico.
d. Se avanza extraordinariamente en la precisión del análisis concep~
tual y en el diseño de las investigaciones.
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 31
utilizando tests, que son mucho más fáciles de administrar, analizar e inter-
pretar.
La defensa del método biográfico frente a este ataque a su línea de flo-
tación es, sin embargo, clara. En primer lugar, como señalaba ANGELL,
¿cómo estar seguros de que la ecuación de STOUFFER es aplicable a todos
los casos, cuando por aquellas alturas el establecimiento de categorías cien-
tíficas en Sociología no era aún mínimamente satisfactorio? Pero, por otro
lado, la evidencia nos muestra desde nuestra perspectiva actual que, aun
utilizando cuestionarios y el tratamiento estadístico como elemento central
de un análisis, eso no nos libera de una necesaria y previa aproximación
emic a los problemas en estudio y de un contacto directo con los sujetos de
la población que vamos a estudiar, para garantizar la relevancia en la con-
fección de los cuestionarios, así como la validez en el establecimiento de
las categorías analíticas. Por último si, como sugiere STOUFFER, la cuestión
de la elección del método de análisis se mide simplemente en términos de
comodidad y no de una mayor o menor validez científica, la opción del
método biográfico es siempre legítima, poseyendo la ventaja añadida de
cualquier aproximación humanística; esto es, que nos transmite la frescura
de los valores y de las actitudes concretas de los individuos y nos propor-
ciona un conocimiento directo de las situaciones sociales específicas.
El otro trabajo al que me refería consiste en una defensa del método
biográfico, combinado con lo que el autor denomina método de los tipos
sociales. El trabajo de S. M. STRONG (1940) constituyó su tesis doctoral:
Social Types in the Negro Community of Chicago, y consiste en una aproxi-
mación bastante detallada a las formas de vida y al establecimiento de los
tipos más característicos de la comunidad negra. Su hipótesis general es
que la población negra, como grupo minoritario, está sometida a presiones
y constreñimientos que se derivan de su condición subordinada, y que ge-
neran toda una serie de comportamientos sorprendentes, para los que los
miembros de la comunidad poseen toda una terminología clasificatoria.
Los tipos sociales constituyen, pues, cada una de estas categorías de com-
portamiento, estandarizadas por la comunidad en forma de términos ape-
lativos. Por ejemplo, uno de los ocho ejes de análisis establecidos por STRONG
es el de las relaciones negro/blanco, dentro de la que pueden identificarse
seis tipos de comportamiento y de actitudes diferentes por parte de la po-
blación negra, que la propia comunidad denomina: white man's nigger, bad
nigger, smart nigger, white man's strumpet, mammy y sheet lover. Los docu-
mentos personales, así como la observación participante, juegan aquí un
papel central, tanto para establecer los diferentes tipos, como para obtener
las concepciones de sus propios roles que poseen los representantes de cada
ti po social.
Frente a este miniaturismo exuberante, compuesto por una multiplici-
dad de «piezas del gran mosaico» que es Chicago, como diría H. BECKER,
la panorámica de los estudios sociológicos a partir de la posguerra es bien
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 37
El objetivo principal de todas las ciencias sociales, cada una desde su par-
cela acotada de la realidad humana, es establecer generalizaciones, impo-
ner racionalidad, orden y pautas sistemáticas al mundo de la experiencia
sensible, a la realidad con la que se enfrenta el individuo quien, como actor
social inmerso en el continuum de esa realidad, vive ésta como algo ambi-
guo, caótico e impredecible. Ya sabemos que las ciencias sociales han de-
rivado, siguiendo en gran medida el modelo de las ciencias naturales, hacia
un objetivismo que las lleva a realizar postulados generales sobre el indi-
viduo y la sociedad, muy a menudo al margen de la experiencia concreta
y subjetiva que de la sociedad poseen las personas. Y, sin embargo, es in-
dudable que los sistemas socio-culturales están constituidos, entre otros fac-
tores, por las experiencias conscientes de sus actores sociales, a través de
procesos cognitivos y de la relación interactiva recíproca.
De la imprevisibilidad del futuro desarrollo de la vida de John, extrae-
mos la conclusión fundamental de que, por mucho que afinemos en nues-
tras escalas de análisis de los factores que condicionan el comportamiento
humano, existe un factor subjetivo irreductible, de carácter procesual, aza-
42 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5
roso, imprevisible, con el que hay que contar. Esto supone que en ciencias
sociales todas las previsiones no pueden ser más que tendenciales y no
pueden aspirar a poseer un carácter absoluto. Existe un dominio inters-
ticial, liminal, que el lenguaje común califica de libre albedrío, que nos
incapacita para reducir el comportamiento individual (con los procesos cog-
nitivos y volitivos inherentes) a un conjunto cerrado de reglas nomoté-
ticas.
Por otro lado, tengamos en cuenta que entre esa dimensión de los uni-
versales del comportamiento humano y esa otra dimensión morfogénica, de
la que habla ALLPORT (1962, p.421), refiriéndose a la irreductibilidad de
algunos aspectos del comportamiento individual, existe el nivel de media-
ción de las reglas sociales y de los códigos culturales específicos de cada
región cultural, de cada sociedad nacional, de cada grupo social específico
que, si bien no responden al modelo de las muñecas rusas, sí es cierto que
constriñen y delimitan de una forma u otra los sistemas combinatorios de
pautas de conducta y de representación de la realidad, que se sintetiza en
el comportamiento humano.
Muy a menudo en la historia de las ciencias sociales los apriorismos y
prejuicios de los analistas, no sólo han marginado esa dimensión humanista
que lucha por liberar al individuo de su estatuto de autómata (mero objeto
de las normas y de la estructura social), sino que, asimismo, han tendido
a evaluar la lógica de funcionamiento de sociedades particulares en térmi-
nos etnocéntricos, tildando de irracionales a lógicas y a comportamientos
concretos, simplemente por apartarse de los parámetros «normales» en el
propio marco social del investigador.
Una de las críticas más divulgadas a este posicionamiento reduccionista
y teleológico, que es el de la economía formalista neoclásica y el de la teoría
de la modernización en Sociología y Antropología, es el que realizó M. HA-
RRIS, a propósito de su análisis de la madre vaca. Harris destacaba la inca-
pacidad de la mayor parte de los científicos sociales occidentales para en-
tender la profunda racionalidad y el perfecto ajuste tecno-económico que
suponía, para una zona tan densamente poblada y pobre en recursos ener-
géticos como la Península Indostánica, el uso intensivo de la vaca cebú en
las actividades agrícolas. Que la religión hindú haga a este animal objeto
de culto no es un síntoma de irracionalidad primitiva, sino una forma de
ajuste en el plano del sistema de representaciones de algo que es sustantivo
en el plano de la reproducción socio-económica.
No es de extrañar, pues, que si el positivismo científico-social tiende a
marginar fenómenos mayores, como los sistemas de representaciones de
grandes conjuntos sociales, haga otro tanto con aquellas manifestaciones
idiosincrásicas de los individuos, en la medida que contradicen las previ-
siones de las generalizaciones sobre los sistemas de comportamiento desde
la perspectiva nomotética. Y quiero dejar aquí clara mi propia posición al
respecto. No se trata de reducir el debate a una mera opción «sufragista»
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 43
Entre los científicos sociales que utilizan el método biográfico, la meta más
deseada y difícil de alcanzar es conseguir hallar las circunstancias que per-
mitan realizar una buena historia de vida. Esto no es nada fácil, pues hay
que conseguir no sólo un buen informante, que esté inmerso en el universo
social que estamos estudiando, y que tenga además una buena historia que
contar. Se requiere, además, un relato que sea narrativamente interesante
y que sea completo, lo que depende enteramente de las características del
sujeto elegido: que sea brillante, genuino, sincero, que se explique con cla-
ridad e introduzca en su relato elementos amenos, que sea autocrítico y
analice con una cierta perspectiva su propia trayectoria vital y, sobre todo,
que sea constante y esté dispuesto a llegar hasta el final. Sin todos estos
requisitos es difícil que el investigador se decida a ensayar esta forma de
documento científico, la historia de vida.
Como ya señalamos en la introducción, entendemos por historia de vida
el relato autobiográfico, obtenido por el investigador mediante entrevistas
sucesivas, en las que el objetivo es mostrar el testimonio subjetivo de una
48 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5
Etapa inicial
El carácter cualitativo de este tipo de estudio no significa ningún obstáculo,
a pesar de las críticas en contra de amplios sectores entre los científicos
sociales, para efectuar un diseño estricto de la investigación a realizar que
resuelva los problemas de representatividad, fiabilidad y validez de la in-
vestigación. En esta etapa inicial se han de cubrir, como mínimo, los si-
guientes objetivos 1. Elaborar un planteamiento teórico del trabajo que ex-
plicite claramente cuáles son las hipótesis de trabajo iniciales, 2. Justificar
metodológicamente el porqué de la elección del método biográfico, 3. Deli-
mitar con la mayor precisión posible el universo de análisis (comunidad,
60 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5
[ ...] cada nuevo relato de vida confirmaba lo que los precedentes nos habían mos-
trado. Una y otra vez estábamos recogiendo la misma historia de pobreza, normal-
mente de orígenes rurales, de la gran explotación durante el aprendizaje, sobre el
desplazamiento del campo a la ciudad, de la ciudad a París [...]. Una y otra vez
oíamos hablar acerca de algunos problemas específicos de salud [...]. Lo que estaba
sucediendo era un proceso de saturación: y en él descansa la validez de nuestras
asunciones sociológicas [...]. Varios relatos de vida tomados a partir de la misma
serie de relaciones socioestructurales se apoyan mutuamente y constituyen, todos
juntos, un núcleo duro de evidencia.
Fase de encuesta
Dadas las características de este tipo de trabajo, el aspecto más trascen-
dente es la selección de buenos informantes. Hay que empezar señalando
que no existe un retrato robot del informante ideal, porque esencialmente
se trata de una relación cara a cara entre sujeto e investigador, en la que
lo principal es que exista una buena armonía y entendimiento entre ambos.
Se trata, por tanto, de una cuestión muy subjetiva, en la que la intuición
y buena disposición del investigador, así como su paciencia, son la principal
garantía de éxito.
No obstante, pueden hacerse dos tipos de valoraciones sobre el tema. En
primer lugar, hay que asegurarse de que la(s) persona(s) seleccionada(s)
respondan a un perfil característico y representativo del universo socio-cul-
tural que estamos estudiando; esto es, una persona integrada en su propio
medio social. Pues ocurre a menudo que el investigador social, al introdu-
cirse en una determinada esfera de la realidad social entra rápidamente en
contacto con personas que, formando parte de alguna forma de esa misma
realidad, se sitúan fuera de ella como puente entre el universo del investi-
gador social y el propio mundo en el que nos queremos sumergir. Éste es
el caso típico de los «sabios locales», que suelen poseer una gran vocación
de «introductores» o de mediadores, porque se consideran (y normalmente
son también socialmente considerados) como personas «que saben».
A pesar de la indudable utilidad de este tipo de informantes en las pri-
meras fases de la investigación, hay que tener en cuenta muy claramente
que no son el tipo de personas que andamos buscando para hacer una bio-
grafía, puesto que su visión de la esfera social en estudio es siempre «ex-
terna». Éste ha sido el caso de tantos y tantos «intérpretes» que han sido
usados por generaciones de etnólogos, desconocedores de las lenguas nati-
vas de las culturas que estaban intentando estudiar, y cuya función iba
mucho más allá de la mera «traducción», filtrando y hasta censurando las
informaciones desde el punto de vista de los que ellos consideraban que
andaba buscando el etnólogo. WATSON (1976) en su estudio biográfico de
una mujer guajira tuvo siempre la presencia altamente mediatizadora de
un intérprete durante las sesiones de encuesta. A este individuo le costaba
entender las razones por las que un investigador estaba interesado en una
persona pobre y analfabeta, dedicándose a reprender y a censurar a ésta
para que ejerciera «dignamente» su rol de informante, para el que la re-
quería el «excéntrico investigador yanqui». Este elemento de mediación es,
a veces, ineludible, pero resulta altamente mistificador e incontrolable.
Otra dimensión no desdeñable es la que entra dentro del capítulo «lo-
gístico». Es decir, se trata de trabajar con personas que, además de una
predisposición para la entrevista, dispongan de tiempo para dedicarnos,
tengan una buena historia que contar, dispongan de un lugar tranquilo para
66 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5
en los que transcurren los distintos episodios biográficos (no hay que olvi-
dar que cuanta mayor sea la precisión en estos detalles, más posibilidades
tendremos, si lo deseamos, de validar objetivamente con otras fuentes las
informaciones surgidas del relato biográfico). Ésta es la técnica usada por
ROMANÍ (1983) para elaborar la biografía de El Botas, vagabundo, adicto a
la grifa y delincuente de la Barcelona pretransicional o el trabajo de NEGRE
(1988) sobre la prostitución también de la ciudad condal.
Una variante excepcionalmente interesante de este tercer grupo se refie-
re al trabajo de J. BOTEY (1981), Cinquanta-quatre relats d'immigració, que
consiste en la recolección de otros tantos relatos biográficos, focalizados en
la experiencia migratoria, en los problemas de adaptación social al nuevo
medio y a los problemas de cambio cultural (incluyendo la adquisición de
una conciencia obrera). Lo interesante de la experiencia es el proceso de
discusión colectiva de los resultados de las narraciones de cada persona, el
contraste de pareceres, la forma de socialización de las vivencias más ínti-
mas, como forma de trasposición de ese nivel, irreductible a priori, de la
individualidad, precisamente en el ámbito más propicio de mediación so-
cial, el barrio inmigrado del que todos los sujetos forman parte. Esta con-
frontación de las narrativas saca a la luz las diferencias en la percepción y
en la vivencia de los procesos, derivadas de la toma de conciencia social y
política de algunos de los líderes comunitarios, por relación a las narrativas
del resto de los biografiados. Es un ejemplo de un uso del documento so-
ciológico con finalidades extra-académicas, en este caso la agitación social,
que viene a ser también una forma de terapia colectiva.
Una cuarta aproximación, la menos formal, es la más usualmente utili-
zada en Antropología Social, y consiste en un énfasis especial en la obser-
vación participante y en la corresidencia en la zona rural o distrito urbano
en estudio. Esta estrategia de encuesta de longue durée hace innecesaria la
mayor parte de las sesiones formales de entrevista. Los datos biográficos se
obtienen, junto a otra infinidad de datos objetivos, como fruto de ese «estar
ahí» del que habla GEERTZ (1988). El carácter espontáneo con el que se
obtienen las informaciones les dan un mayor valor de veracidad, si bien
existe el inconveniente de que la reconstrucción completa de la biografía
entera puede demorar meses y hasta años, aunque en una buena etnografía
no hay lugar para las prisas. Hay que insistir en el grado superlativo de
intimidad que obtiene el investigador respecto a los sujetos estudiados, des-
pués de una convivencia tan prolongada. Ésta es la técnica utilizada por
LEWIS en todas sus investigaciones, no existiendo en este terreno otro cien-
tífico social que se le pueda comparar por la profundidad y el despliegue
metodológico utilizado (cf la bibliografía final).
Existe entre los especialistas un acuerdo bastante generalizado por lo
que respecta al procedimiento que hemos de seguir en la elaboración de las
entrevistas biográficas. Podemos, así, enumerar una serie de reglas para la
encuesta:
68 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5
Hay que crear las condiciones más favorables para garantizar la como-
didad de nuestro informante: intimidad, espacio familiar (que siempre que
ello sea posible será el propio domicilio de éste).
Estimular positivamente las ganas de hablar de nuestro informante, des-
tacando la significación científica de su contribución, haciéndole sentir la
importancia de su testimonio para nuestro proyecto.
Una regla de oro en la encuesta consiste en que el encuestador no hable
más que cuando sea indispensable, para ello hay que hacer, sobre todo, una
labor de «cerrar huecos»; esto es: estando atento a si el sujeto pierde, en
una digresión o comentario marginal, el hilo principal de su discurso, para
situarlo nuevamente en posición de seguir su relato; supliendo los silencios,
al introducir peticiones de precisión sobre los aspectos que hayan quedado
oscuros; procurando siempre situar en una cronología, estricta y detallada,
las diferentes etapas de la vida que el sujeto nos relata, ayudándole cuando
sea preciso a situar los hechos, para refrescar su memoria; teniendo prepa-
radas nuevas preguntas, consistentes básicamente en aclaraciones o amplia-
ciones a cosas ya explicadas, cuando al sujeto le parece que ya se ha ago-
tado todo su relato.
Evitar «dirigir excesivamente» la entrevista, por medio de preguntas
demasiado concretas y cerradas, que imponen el ángulo o el punto de vista
del encuestador y no la perspectiva espontánea del narrador. Todas las
preguntas han de ser lo más abiertas y generales posibles, excepto cuando
se trata de aclaraciones o ampliaciones a cosas ya dichas. En definitiva, se
trata de tomar como punto de partida el propio relato para seguir adelante
en la encuesta.
Una buena forma de empezar cada sesión de entrevista suele consistir
en repasar conjuntamente la transcripción mecanografiada de la sesión an-
terior, comentándola, completándola, tratando los puntos oscuros o contra-
dictorios. Esta introducción sirve, sobre todo, para situar al informante en
las mejores condiciones para retomar el relato en el punto justo donde lo
dejó el día anterior.
La entrevista más problemática, como es lógico, es siempre la primera.
La experiencia demuestra que hay que ser cauto y no excesivamente ambi-
cioso o impaciente. Hay que dar lugar a que el informante entienda nues-
tras pretensiones y vea claro su papel a jugar. El ideal para una primera
entrevista es conseguir un primer esbozo general de su biografía, consistente
en una enumeración de cada una de las grandes etapas, situando dentro de
ellas el mayor número posible de datos cronológicos precisos (que servirán
de puntos de referencia para controlar el relato de otros hechos) y también
el mayor número posible de citas referidas a las personas que rodean al
sujeto en cada etapa de su vida. Cada nueva entrevista supondrá una am-
pliación o modificación de este cuadro general, que será siempre el punto
de referencia en las entrevistas, tanto para situar al investigador, como para
que éste pueda socorrer al propio informante en sus lapsus de memoria.
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 69
ser las de 90 minutos, ya que las de 120 suelen tener problemas de rebo-
binado.
Es evidente que el objetivo principal de utilizar una técnica de graba-
ción sofisticada y fiable es el de garantizar una buena calidad de sonido
(que facilite la labor de transcripción), así como «olvidarse» del casete ~
permitir al entrevistador y al entrevistado no tener que preocuparse de la
grabación, concentrándose así en su tarea principal, que es el relato en sí
mismo.
Por lo que respecta a la transcripción de cintas, resulta indispensable
un reproductor, accionado a pedal, del tipo Diktaphone, que permite una
perfecta sincronía entre el mecanografiado y la audición de la cinta. Al
accionar el pedal de paro, la cinta retrocede unos pocos centímetros, con
lo que al accionarla de nuevo pueden oírse otra vez las dos o tres últimas
palabras de la secuencia anterior, lo que permite un enlace entre frases sin
ningún problema.
Un tema especialmente delicado es el de la literalidad de la transcripción
del relato grabado. Aunque hay muchos criterios al respecto, mi propuesta
es la siguiente: a. Revisar y estandarizar los fallos de concordancia morfo-
sintáctica, para hacer el texto (que es en principio, no lo olvidemos, un
documento de trabajo) lo más legible posible. b. Recoger las pausas, énfasis,
dudas y cualquier otro tipo de expresividad oral por medio de un código
preestablecido, liberando el texto de interjecciones o signos de puntuación
engorrosos y largos, que le resten legibilidad. c. Mantener todas las expre-
siones y giros idiosincrásicos, así como el léxico jergal, que use el informante.
En algunas investigaciones, especialmente aquellas que priman la di-
mensión testimonial a la analítica-interpretativa, la conservación de la ma-
yor literalidad posible es muy importante, como ocurre en el caso de la
recientísima obra de Juan F. GAMELLA (1990): La historia de Julián, memo-
rias de heroína y delincuencia, pero, en la mayor parte de los casos, el pro-
ceso de «redondeo» del texto no sólo no le quita autenticidad, sino que lo
hace más inteligible y le da mayor fuerza comunicativa para el lector me-
dio. Siempre puede ser muy útil la inclusión de un glosario (tanto en la fase
en que la narración es un mero documento de trabajo, como en la versión
final publicada) con las palabras y expresiones jergales que usa normalmen-
te el sujeto. Y, dado el caso, no está de más hacer una breve nota con los
comentarios lingüísticos que permitan al lector situarse respecto a la «ma-
nipulación» de que ha sido objeto el documento sonoro original.
Este último punto puede, a veces, ser objeto de negociación con el en-
trevistado. En muchos casos, éste se encuentra preocupado por sus defectos
gramaticales y presiona al investigador para que «corrija» el texto en la
versión escrita, para que adquiera una forma impecable. Considero que no
hay mayores problemas en realizar estos retoques, siempre y cuando esta
circunstancia se haga constar oportunamente en la publicación.
El soporte para la transcripción de las cintas tendría que ser, preferen-
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 71
Análisis e interpretación
Esta etapa de la investigación biográfica es la más directamente dependien-
te de las características específicas de nuestro diseño general de la investi-
72 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5
gación. Por ello resulta difícil dar criterios generales de análisis e interpre-
tación de los relatos biográficos que sean generalizables a cualquier tipo de
diseño de investigación. En este apartado diferenciaré tres tipos de explo-
tación analítica, correspondientes a otros tantos usos significativos de las
narrativas biográficas: 1. La elaboración de historias de vida. 2. El análisis
del discurso en tratamientos cualitativos. 3. El análisis cuantitativo basado
en registros biográficos.
FIGURA 1
INDICADORES
[5]
REGISTRO CONTEXTO
[4]
UNIDADES DE ANÁLISIS
74 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5
Yo sin darme cuenta, me metí de lleno con la heroína. Me gustaba mucho. Tanto,
que la consideraba mi mujer, mi único amor. Por ella daba de lado a mucha gente
que me había ayudado. Me iba a robar y luego me llevaba las cosas, las vendía y
no repartía, me quedaba con todo. Los colegas de mi barrio me empezaron a ver
como un chuleador y me cogieron manía. A mí me daba igual porque pasaba de
ellos, aunque sabía que cualquier día iba a tener un problema (Julián).
En Torresombra veías que sacarte la aguja y tirarla es lo más fácil. Desengan-
charte no es difícil, lo que cuesta es mantenerse. Una persona se podía tirar allí
arriba seis u ocho meses sin consumir; pero si no aprendía otra cosa para hacer
después, recaía. Salir a la calle, buscarle un curro, otras amistades ... reconstruir to
la movida, eso allí no se les daba. Aquello era un aparcamiento, como si te encierras
en tu casa. Cuando se termina el encierro vuelves a enfrentarte con lo mismo, por-
que el mundo sigue existiendo. Y sales y no sabes hacer nada, igual que antes ... Hay
que enfrentarse a la movida de fuera, al tirón de la calle. Lo más común fue que la
gente se tirara allí sin consumir, volvieron a la calle y volvieron a ponerse (Julián).
[...] era una época que yo estaba ya bastante mal. Y que de alguna manera yo
quería dejarlo, pero lo que no quería era dejar a mi novio. En realidad era la única
solución: dejarle a él. Porque resulta que él sí que no quería dejarlo, de ninguna de
las maneras. O sea él no tenía ninguna salida y además no le interesaba nada (Ester).
Todos éramos muy malos, ¿no? .. me refiero a que ya uno no se podía fiar ni del
que estaba más cerca, ni de uno mismo... por una mierda de dosis, no sé, las cosas
más ... impensables ¿no?, podías llegar a hacer; si te salía bien sin hacer mal, pues
vale; pero si había que pasar por lo que fuera pasabas, ¿no? (Isabel).
[...] luego viene el otro rollo, que siempre has estado con la misma gente, en el
mismo sitio y tal, y el hecho éste de que te empieces a cerrar ytodo eso ... Y es que
además es que lo ves, ¡coño!, ves a esa gente ... Ya no ves al individuo en sí, al que
ves es al caballo ... Y es que te tientan, y entonces tienes que estar siempre al ace-
cho ... No es sólo dejar esto, es que después hay que ... cambiar completamente, apren-
der a conocerse a uno y saber dónde te tienes que mover... y que la gente te ayude
un poquito (Nicolás).
ción exacta de una respuesta no pueda establecerse más que por relación
a preguntas contestadas anterior o posteriormente a la que estamos anali-
zando, por ello no tendremos más remedio que considerar el conjunto de
la entrevista como el contexto general en el que ubicar el contenido de cada
unidad de registro. En el ejemplo que yo he propuesto la unidad de contexto
no existe en sentido estricto; sin embargo, no sería descabellado proponer
que el conjunto de narrativas correspondientes a las experiencias de ex he-
roinómanos en unas coordenadas espacio-temporales muy definidas, como
en nuestro caso en la España de finales de los años setenta e inicios de los
ochenta, podría perfilarse como un marco referencial, dentro del que cada
relato biográfico constituiría una unidad de contexto.
Otra vertiente en el proceso de operacionalización de las categorías a
analizar consiste en la especificación de los indicadores que determinan si
una unidad textual determinada corresponde o no a una determinada ca-
tegoría. En nuestro ejemplo podemos utilizar la categoría /Alta inducción
de la pandilla a consumir heroína/o Se trata de ver todos los indicadores
que caen dentro de esa categoría 1, correspondiente a la variable la:
Uno de los problemas en esta fase crucial del análisis es que, con toda
seguridad, varios analistas trabajando con el mismo corpus textual, tende-
rían a establecer una lista diferente de indicadores. Aquí el mejor criterio
es que el equipo de investigación realice «catas» en el texto, estableciendo
listados previos de indicadores, discutiendo los resultados y dejando luego
esta tarea, si es posible, a una sola persona experimentada. Por ejemplo, en
nuestro caso, podría discutirse si el primer indicador propuesto por mí:
[Cuando se termina el encierro...] corresponde o no a la categoría seleccio-
nada de /Alta inducción .. .!. Aquí es la unidad contextualla que nos lleva a
interpretar que, tras el abandono del centro de rehabilitación, un porcen-
taje significativo de personas se vuelve a dejar atraer por su «universo so-
cial», lo que les lleva indefectiblemente a caer nuevamente en el consumo
de heroína, esto es, a reforzar esa dicotomía pandilla/droga. Aunque, desde
otro punto de vista, también podría postularse que este indicador puede
corresponder a la categoría 1 de la variable lc, es decir, /Alta relación entre
la ruptura con la heroína y sustitución de las relaciones sociales/o Sobre
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 77
esto hay que decir que no existe ningún inconveniente en que un mismo
indicador pueda ser tomado para ilustrar más de una categoría.
Sugerimos al lector/a que, con el material que hemos proporcionado,
intente establecer la lista de todos los indicadores, correspondientes a cada
una de las categorías de las tres variables establecidas. Asimismo, puede
ser muy útil tomar un documento personal cualquiera (diario, cartas) e
intentar aplicar todo el procedimiento que acabamos de describir. Por otro
lado, puede ser conveniente ampliar el marco metodológico, que acabamos
de presentar resumidamente, buscando dentro de la literatura existente los
epígrafes de análisis cualitativo y análisis de contenido. En este sentido pue-
de ser muy adecuada la consulta de las obras de BERNARD (1988), WERNER
y SCHOEPFLE (1987) o la clásica de FESTINGER y KATZ (1979).
A mitad de los años sesenta, este autor, junto a sus colaboradores, estu-
diaron en la ciudad mexicana de Monterrey el problema de la movilidad
residencial y ocupacional en una situación de rápido crecimiento urbano y
en el contexto de un país en vías de desarrollo. Para ello, procedieron a
realizar un diseño de una encuesta longitudinal, compuesta de unas doscien-
tas preguntas en las que se trataba de recopilar información exhaustiva
sobre las trayectorias individuales en el campo laboral, educacional, migra-
torio, familiar y de salud. La encuesta constaba de preguntas cerradas y
abiertas y el protocolo de encuesta consistía en unas casillas por tema y año,
78 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5
lo amplían. También puede servir para explicar las referencias del texto a
personas, sucesos, lugares o instituciones, que en el texto se dan por cono-
cidas, y que el editor ha de justificar.
d. Glosario de términos, que servirá para establecer con exactitud todas
las expresiones y términos jergales que aparezcan en el texto. Cuando se
trata de una biografía, tomada originalmente en una lengua extranjera y
que se presenta traducida, se reservarán para el glosario aquellos términos
que en el texto hemos conservado en la lengua original por sus dificultades
de traducción.
e. Anexos. Éste es uno de los recursos formales en la edición de histo-
rias de vida más utilizado, para incluir todo tipo de material complemen-
tario, que puede ayudar a la comprensión del texto. Aquí es donde se
pueden incluir análisis lingüísticos, análisis de contenido, transcripción de
entrevistas paralelas a personas relacionadas con el sujeto biografiado, do-
cumentos personales de éste (cartas, diarios, fotografías, etc.) así como no-
ticias de periódicos en las que aparezcan hechos o sucesos relacionados con
la historia de la vida.
que han hecho uso del método. La revisión que hemos realizado a lo largo
de la obra, pero fundamentalmente en el capítulo 2, nos muestra que existe
en la mayor parte de la bibliografía sobre el tema un predominio manifiesto
de los posicionamientos autodenominados «humanistas» y que son, esen-
cialmente, perspectivas antipositivistas, interesadas fundamentalmente en
un enfoque testimonialista, del que resultan documentos normalmente no-
tables, pero difícilmente compatibles con un planteamiento metodológico
riguroso desde el punto de vista científico. En este sentido, la posición más
extremista al respecto la constituyen aquellos trabajos que hemos califica-
do, siguiendo a uno de sus líderes S. TERKEL, como «periodismo de guerrilla».
Mi propia posición al respecto, que espero haber dejado sentada de al-
guna forma en las páginas de este libro, es el convencimiento de la gran
aportación crítica, y a la vez renovadora, que el método biográfico puede
representar en el panorama de las ciencias sociales. Considero que la rup-
tura epistemológica (y también ideológica) que presupone rescatar al indi-
viduo de las tinieblas masificadoras y reduccionistas del excesivo abstrae-
cionismo conceptual generado por el positivismo es un objetivo prioritario.
Pero lograr convincentemente este objetivo presupone dotar a este método
alternativo de un rigor y de una complejidad del que ha carecido, en gene-
ral, en la mayoría de los trabajos de las etapas recientes. Mi experiencia
personal al respecto, compartida por varios colegas, es que tenemos mucho
que aprender todavía de los clásicos y, muy especialmente, de la literatura
de Chicago y de la gran experiencia científica y social de Polonia, que nos
ha sido negada por falta de traducciones y de difusión.
Por aquello de hacer de la necesidad una virtud, pienso que la tardía y
todavía poco productiva incorporación de los científicos sociales españoles
a la utilización del método biográfico, puede significar, si se tienen en cuen-
ta los errores ajenos, una fértil complementación a las técnicas y métodos
actualmente utilizados, que representen una potenciación de nuestras in-
vestigaciones en el ámbito de lo social. Por otro lado, considero que la
utilización de este método puede tender un puente muy sólido a la colabo-
ración entre sociólogos y antropólogos sociales, especialmente en el domi-
nio de los estudios urbanos, del que ambas disciplinas pueden salir muy
beneficiadas.
Bibliografía
Bibliografía comentada
ABEL, Theodore (1947), «The Nature and Use of Biograms», American Journal of
Sociology, núm. 53, pp. 111-118. Presentación del concepto biograma como es-
tructura narrativa diferente a los relatos e historias de vida que, basándose en
las experiencias de la tradición sociológica polaca, concibe el uso de narrativas
biográficas sobre muestras amplias y muy localizadas, para poder realizar aná-
lisis de tipo comparativo.
ALLPORT, Gordon W. (1942), The Use of Personal Documents in Psychological Science,
Nueva York, Social Science Research Council. Revisión exhaustiva sobre el ori-
gen y el desarrollo del método biográfico en Psicología y Psiquiatría, que toma
asimismo en cuenta las aportaciones más importantes de la Sociología y la An-
tropología Social. Defiende la validez del uso de documentos personales tanto
en estudios de enfoque nomotético (como los estudios sobre motivaciones) como
en los estudios «clínicos » de orientación ideográfica. Distingue seis formas bá-
sicas de documentos personales a disposición del psicólogo: 1. autobiografías,
2. cuestionarios, 3. entrevistas, 4. diarios, 5. cartas, 6. productos expresivos y pro-
yectivos no intencionales. Insiste en las dificultades y limitaciones del método,
abogando por el uso del mismo combinado con otras estrategias de análisis.
ALLPORT, Gordon W. (1962), «The General and the Unique in Psychological Science»,
Journal of Personality, núm. 30 (3), pp. 405-422. Crítica a la falta de adecuación
de los métodos dimensionales, de base estadística, para la predicción del com-
portamiento individual, que no se atiene a normas generales o universales, sino
idiosincrásicas. Fundamentación de un método alternativo de corte ideográfico,
que denomina método morfogénico, tomando el nombre de la Biología.
ALLPORT, Gordon W. (1965), Letters [rom Jenny, Londres, Harcourt Brace Jovanovich.
Estudio de caso biográfico, basado en la correspondencia remitida por la ancia-
na Jenny MASTERSON durante una década a dos amigos de su hijo. Constituye
uno de los mejores ejemplos del uso del método ideográfico en Psicología.
ANGELL, Robert (1974), «El uso de documentos personales en Sociología: una revi-
sión crítica de la literatura, 1920-1940», en J. BALÁN (comp.), Las historias de vida
en ciencias sociales, Buenos Aires, Nueva Visión, pp. 19-26. Versión condensada
del texto publicado en GOTTSCHALK, The Use of Personal Documents (1945), en la
que se realiza una revisión bastante exhaustiva del uso del método biográfico en
EE UU en el período 1920-1940, así como una defensa de la aproximación hu-
manística en Sociología.
ANGELL, R. C., Y FREEDMAN, R. (1979), «El uso de documentos, registros, materiales
censales e índices», en L. FESTINGER y D. KATZ (comps.), Los métodos de investi-
92 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5
gación en las Ciencias Sociales, Buenos Aires, Paidós, pp. 286-309. Análisis de la
utilidad de los biogramas junto a otros tipos de datos, a partir del hecho de que
tanto las definiciones operacionales de los datos como las posibilidades de ma-
nipulación experimental se hallan fuera del control del investigador. A pesar de
estas limitaciones, estos datos son los únicos que permiten una aproximación a
situaciones sociales «naturales» y a situaciones históricas «específicas».
ANGUEIRA, Katherine (1989), «Politizar lo personal: el testimonio como instrumento
concientizador», Historia y Fuente Oral, núm. 2, pp. 68-89. Interesante artículo
en el que la autora defiende el uso de la producción testimonial como instru-
mento de análisis y de autoanálisis, de educación popular, de toma de conciencia
y de denuncia frente a la problemática de las agresiones sexuales que tienen por
objeto a la mujer.
BALÁN, Jorge (comp.) (1974), Las historias de vida en ciencias sociales. Teoría y téc-
nica, Buenos Aires, Nueva Visión. Se trata de una de las recopilaciones más
completas para la discusión sobre el papel de la técnica biográfica en las ciencias
sociales. El énfasis de la mayor parte de contribuciones es metodológico (BALÁN
et al., WILKIE, ANGELL, MARSAL) aunque hay también contribuciones sustantivas
sobre estudios en los que se aplicó está técnica (JELIN, NAsH), así como dos
interesantes panorámicas sobre la evolución de los marcos teóricos y temáticos
en Sociología (BECKER) y Antropología Social (LANGNESS), en las que se incluye
la discusión sobre el uso pasado y las perspectivas en la utilización de esta técnica.
BALÁN, Jorge et al. (1974), «El uso de historias vitales en encuestas y sus análisis
mediante computadoras», seguido de un «Apéndice», en J. BALÁN (comp.), Las
historias de vida en ciencias sociales. Teoría y técnica, Buenos Aires, Nueva Visión,
pp. 67-91. Presentación de los resultados de una investigación sobre movilidad
social y ocupacional en la ciudad de Monterrey (México), usando como base
empírica relatos de vida focal izados y restringidos, que recuerdan los biogramas
de ABEL. A partir de los 1.640 relatos se realizó una codificación de los datos
que fue procesada posteriormente por ordenador, practicando análisis multiva-
riable.
BECKER, Howard S. (1974), «Historias de vida en Sociología», en J. BALÁN (comp.),
Las historias de vida en ciencias sociales. Teoría y técnica, Buenos Aires, Nueva
Visión, pp. 27-41. Traducción de la introducción al libro de SHAW (1966), The
Jack-Roller, que es una defensa del método biográfico y una crítica global al
predominio del empirismo cuantitativista en la Sociología norteamericana de
los años sesenta.
BERTAUX, Daniel (comp.) (1981), Biography and Society: the Lije History Approach in
Social Sciences, Londres, Sage. Es la recopilación de ensayos sobre el método
biográfico más interesante y variada tanto desde el punto de vista disciplinario
como nacional.
BERTAUX, D., y BERTAUX-WIAME, 1. (1981), «Life Stories in the Bakers Trade», en
D. BERTAUX (comp.), Biography and Society, Beverly Hills (Ca.), Sage, pp. 169-189.
Estudio del sector panadero en Francia basado en las historias de vida desde
una aproximación estructuralista y en el análisis de las regularidades dentro de
las trayectorias vitales y profesionales de tres categorías básicas de individuos:
panaderos por cuenta ajena, empresarios panaderos y esposas de panaderos. La
mayor parte del material empírico procede del área de París.
BERTAUX-WIAME, Isabelle (1981), «The Life History Approach to the Study of Inter-
ELMÉTODO BIOGRÁFICO 93
nal Migration», en D. BERTAUX (comp.), Biography and Society, Beverly Hills (Ca.),
Sage, pp. 249-265. Interesante presentación a nivel epistemológico y metodoló-
gico de la superioridad del método biográfico sobre las aproximaciones demo-
gráfico-cuantitativas en orden a la comprensión sociológica de procesos sociales
como las migraciones internas en Francia.
BLUMER, Herbert (1982), El interaccionismo simbólico, Barcelona, Hora (ed. orig.,
1969). Presentación del marco teórico del interaccionismo simbólico, que se pre-
senta como la herencia de la Escuela Sociológica de Chicago y tiene su primer
antecedente en la obra de George H. MEAD. BLUMER, que acuñó el término de
este enfoque teórico en 1937, aboga por una combinación entre pragmatismo,
humanismo y uso de procedimientos analíticos formales, en una búsqueda de lo
detallado, particular y concreto, desechando cualquier tipo de abstracción, rei-
ficación y búsqueda de absolutos.
BLUMER, Herbert (1939), Critiques of Research in the Social: J, An Appraisal of Tho-
mas and Znaniecki's «The Polish Peasant», Nueva York, Social Science Research
Council. Su crítica al más clásico de los libros dentro del género se fundamenta
en su escaso desarrollo metodológico, que no soluciona el problema de la falta
de representatividad y de validez de los documentos personales. Considera que
hoy supera la opacidad y falta de explicitud de la etapa interpretativa, esto es,
del paso de los datos a la formulación de teorías.
BüGDAN, R. (1974), Being Different: the Autobiography of Jane Fry, Londres, Wiley.
Monografía basada en la historia de vida de un transexual en la que el autor
utiliza la narrativa completa de la vida y experiencia de Fry para establecer la
intersección mutuamente enriquecedora entre historia individual e historia so-
cial. Se trata de un trabajo metodológicamente impecable escrito por un buen
especialista en técnicas y métodos cualitativos.
BOURDIEU, Pierre (1989), «La ilusión biográfica», Historia y Fuente Oral, núm. 2,
pp. 27-33. Concisa, pero brillante, crítica de la biografía como secuencia lineal
dotada de sentido en la que se representan las vidas de las personas, como un
todo coherente dotado de una direccionalidad. Las trayectorias individuales, pro-
pone BOURDIEU, no se construyen simplemente a través de los relatos biográficos
en los que cada sujeto se convierte en ideólogo de su propia existencia, seleccio-
nando en función de una intención global, ciertos acontecimientos significativos.
Para comprender una trayectoria sería preciso construir previamente los estados
sucesivos del campo social en el que se ha desarrollado ésta, es decir, el conjunto
de las relaciones objetivas que unen al sujeto analizado y que lo vinculan a otros
agentes sociales.
BRANDES, Stanley (1983), «Les autobiografies etnografiques en l'Antropologia ame-
ricana», Arxiu d'Etnografia de Catalunya, núm. 2, pp. 99-128. Revisión del uso en
la Antropología Social norteamericana de la autobiografía etnográfica como ins-
trumento de análisis, en conjunción con otras técnicas, como entrevista, obser-
vación participante y técnica genealógica.
BRÉE, Germaine (1980), «Michel Leiris: Mazemaker», en J. OLNEY (comp.), Autobio-
graphy, Princeton (NJ), Princeton University Press, pp. 194-206. Análisis de los
cinco volúmenes autobiográficos del escritor y etnólogo francés M. LEIRIS.
CAMARGO, Aspásia A. de (1981), «The Actor and the System: Trajectory of the Bra-
zilian Political Elites», en D. BERTAUX (comp.), Biography and Society, Beverly
Hills (Ca.), Sage, pp. 191-201. Presentación del proyecto del Centro de Investiga-
94 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5
el tema de cómo los relatos biográficos pueden ser utilizados para la comproba-
ción de teorías.
GOTTSCHALK, L.; KLUCKHOHN, C., y ANGELL, R. (1942), The Use ofPersonal Documents
in History, Anthropology and Sociology, Nueva York, Social Science Research
Council. Se trata de la puesta al día más completa sobre los estudios biográfi-
cos después de los estudios de ALLPORT y DOLLARD que, igual que aquéllos, fue-
ron encargados por el Commettee of Appraisal del Social Science Research
Council.
HANKISS, Agnes (1981), «Ontologies of the Self: On the Mythological Rearranging of
One's Life History», en D. BERTAUX (cornp.), Biography and Society, BeverIy Hills
(Ca.), Sage, pp. 203-209. La autora presenta las diferentes estrategias que inter-
vienen dentro de una biografía para explicar la dimensión ontológica de las an-
ti-imágenes de sí mismo en la construcción de la historia de vida como un todo
coherente.
HOWARTH, Wilham L. (1980), «Sorne PrincipIes of Autobiography» en J. OLNEY
(comp.), Autobiography, Princeton (NJ), Princeton University Press, pp.34-114.
Aproximación a la narrativa autobiográfica como género literario, caracterizado
por tres elementos estructurados: carácter, técnica y tema. La combinación entre
estos elementos da lugar a tres tipos de subgéneros literarios dentro de la auto-
biografía: retórico, dramático y poético.
JELIN, Elizabeth (1974), «Secuencias ocupacionales y cambio estructural: historias
de trabajadores por cuenta propia», en J. BALÁN (comp.), Las historias de vida en
ciencias sociales. Teoría y técnica, Buenos Aires, Nueva Visión, pp. 175-192. Artí-
culo dedicado al análisis de las carreras ocupacionales de los obreros que en Mon-
terrey (México) consiguen instalarse como empresarios o trabajadores por cuen-
ta propia, analizando el papel que factores como nivel socio-económico, instruc-
ción y edad juegan en el éxito o fracaso del intento. Se destaca lo heterogéneo y
poco analítico del uso de la categoría de trabajadores por cuenta propia, que va
desde el profesional liberal hasta el comercio a pequeña escala marginal.
KARPATI, Zoltán (1981), «The Methodological Use of the Life History Approach in a
Hungarian Survey on Mobility and Urbanization», en D. BERTAUX (comp.), Bio-
graphy and Society, BeverIy Hills (Ca.), Sage, pp. 133-148. Presentación del uso
combinado de las técnicas de sondeo y de historias de vida en el estudio de los
procesos de urbanización e industrialización en Hungría.
LACOSTE, Camille (1981), «Biografías», en R. CRESWELL, y GODELIER, M., Útiles de en-
cuesta y de análisis antropológico, Madrid, Fundamentos, pp. 115-118. Breve artí-
culo que defiende la «recopilación de biografías» en el contexto de la encuesta
etnográfica en base a su capacidad de hacer más comprensible los hechos cultu-
rales al investigador. Destaca la importancia de la diversidad, en las posiciones
de los sujetos biografiados dentro de su propia sociedad, para que la muestra sea
representativa. El criterio de selección debe primar el registro de las biografías
de personalidades «en encrucijada», esto es, individuos cuyas vidas les hayan lle-
vado a participar de diferentes contextos sociales.
LANGNESS, L.L. (1965), The Lije History in Anthropological Science, Nueva York, Holt,
Rinehart and Winston. Libro dividido en tres partes, la primera pasa revista a
los trabajos realizados siguiendo esta técnica, tomando como punto de partida
el trabajo de Kluckhohn de 1942, hasta principios de los años sesenta. La segun-
da parte explora las tendencias y los temas de estudio que son más proclives al
ELMÉTODO BIOGRÁFICO 97
uso del método biográfico, mientras que la última parte es una presentación su-
cinta del uso de las técnicas biográficas en el trabajo de campo.
LANGNESS, L.L. (1974), «Usos potenciales de la historia de vida en Antropología». en
J. BALÁN (comp.), Las historias de vida en ciencias sociales. Teoría y técnica, Bue-
nos Aires, Nueva Visión, pp. 153-172. En los estudios sobre cambio social el en-
foque de la desviación es muy útil y para ello LANGNESS propone que el instru-
mento más adecuado es el uso de historias de vida, puesto que permite profun-
dizar sobre el factor motivacional, como elemento explicativo de la diferencia-
ción de actitudes y posiciones frente al propio cambio social.
LEWIS, Óscar (1950), «An Anthropological Approach to Family Studies», American
Iournal of Sociology, núm. Lv(5), pp. 468-475. Defensa de la aproximación antro-
pológica a los estudios de la familia, por medio de estudios de caso intensivo, que
requieren de una selección previa de las unidades de observación que garanticen
su representatividad y que se basan en el despliegue de las siguientes técnicas:
observación participante, corresidencia, biografías, entrevistas y aplicación de
tests proyectivos. La familia juega el papel de puente entre individuo y sociedad.
LUCHTERHAND, E., y WIELAND, N. (1981), «The Focused Life History in Studying In-
volvement in a Genocidal Situation in Nazi Germany» , en D. BERTAUX (comp.),
Biography and Society, Beverly Hills (Ca.), Sage, pp. 267-288. Artículo básicamen-
te metodológico en el que se presentan las estrategias de investigación sobre la
memoria social referida a los sucesos en un campo de concentración en el norte
de Baviera, Hersbruck. El foco central del artículo se centra en la historia de vida
realizada al padre LENZ y está focal izada hacia la elucidación de su participa-
ción en los hechos y su conflicto de roles, como sacerdote evangélico y como se-
cretario personal del comandante del campo de concentración.
MARSAL, Juan F. (1969), «Historias de vida y ciencias sociales», en J. F. MARSAL, Ha-
cer la América, Buenos Aires, Instituto Ditella, pp. 409-434. Apéndice metodologi-
co a la autobiografía de un emigrante español a la Argentina. Revisa la clasifica-
ción de ABEL sobre los diferentes tipos de documentos biográficos, concluyendo
que su documento está a medio camino entre el biograma y la historia de vida.
Insiste también en el tema de los controles de los datos autobiográficos, como me-
dio para garantizar su veracidad y la fiabilidad del procedimiento.
MARSAL, Juan F. (1972), Hacer la América, Barcelona, Ariel , Edición española del li-
bro publicado en Argentina (1969) que, lamentablemente, no incluye el magnífi-
co apéndice metodológico de aquella edición.
MARSAL, Juan F. (1973), Las historias de vida como Sociología y como vida. A modo de
postdata autocrítica, Asunción, Centro Paraguayo de Estudios Sociológicos. Colec-
ción de Reimpresiones, núm. 39. Revisión del texto anterior (MARSAL, 1969) con
una perspectiva autocrítica hacia la ideología explícita de su trabajo tanto refe-
rido al apéndice mismo, como a la forma de proceder en la elaboración de la
autobiografía.
MARSAL, Juan F. (1974), «Historias de vida y ciencias sociales», en J. BALÁN (comp.),
Las historias de vida en ciencias sociales. Teoría y técnica, Buenos aires, Nueva Vi-
sión, pp. 43-63. Se trata de la reproducción del apéndice del libro de MARSAL, Ha-
cer la América en su edición argentina de 1969, que resulta más accesible para el
lector español.
MCPHAIL, c., y REXROAT, C. (1979), «Mead vs. Blumer: The Divergent Methodological
Perspectives of Social Behaviorism and Symbolic Interactionism», American So-
98 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5
ciological Review, núm. 44, pp. 449-467. Planteamiento de las divergencias epis-
temológicas y metodológicas entre el behaviorismo social de G. H. MEAD Y el in-
teraccionismo simbólico de H. BLUMER, quien se reclama seguidor de aquél. Los
autores centran la segunda parte del artículo en comentar la obra de COTTRELL
como expresión de una tradición meadiana ortodoxa.
MERCADÉ, Francesc (1986), «Metodología cualitativa e historias de vida», Revista In-
ternacional de Sociología, núm. 44, pp. 295-319. Artículo eminentemente metodo-
lógico en el que se discute el papel de las metodologías cualitativas en las cien-
cias sociales, pasando a ejemplificar en el caso de su investigación sobre la visión
de los intelectuales del «hecho nacional catalán», precisando cuestiones de pro-
cedimiento en la utilización de las técnicas biográficas, así como el problema de
la interpretación de los materiales resultantes.
NASH, June (1974), «Paralelos revolucionarios en una historia de vida», en J. BALÁN
(comp.), Las historias de vida en ciencias sociales. Teoría y técnica, Buenos Aires,
Nueva Visión, pp. 193-213. Artículo basado en la biografía familiar de Juan Ro-
JAS, minero de la cuenca minera de Oruro, en el altiplano andino. La biografía
familiar de Juan representa el análisis de los reflejos y derivaciones de los movi-
mientos sociales en Bolivia en las décadas de los años cincuenta y sesenta, cons-
tituyendo un microcosmos y una metáfora de éstos.
NIETHAMMER, Lutz (1989), «¿Para qué sirve la Historia Oral?», Historia y Fuente Oral,
núm. 2, pp. 3-25. Discusión de orden epistemológico que plantea la necesidad de
una aproximación interdisciplinaria para el conocimiento crítico de la historia
contemporánea. La historia oral es la respuesta a esta necesidad y se define como
un conjunto de medios instrumentados que tienen como objetivo el estudio de
una etapa especifica de la historia. Se plantea la necesidad de combinar esta apro-
ximación con otras que investiguen las estructuras sociales en sentido global.
PARK, Robert E. (1930), «Murder and the Case Study Method», American Journal of
Sociology, núm. 36, pp. 447-454. Versión reducida del prólogo que PARK escribió
en 1927 para el libro de Andreas BJENE, The Psychology of Murder, en el que se
enfatizan las aportaciones metodológicas de éste para el análisis, descripción y
clasificación de los tipos de personalidad, en una línea paralela al procedimiento
seguido por THOMAS y ZNANIECKI en su The Polish Peasant.
PLUMMER, Ken (1989), Los documentos personales, Madrid, Siglo XXI. Buena intro-
ducción al «método humanista», basado en la recopilación de documentos per-
sonales y el análisis de la visión subjetiva de los hechos sociales. Maneja, asimis-
mo, una bibliografía bastante completa, aunque exclusivamente en lengua ingle-
sa, que abarca más de 500 títulos.
POIRIER, J. et al. (1983), Les récits de vie, París, PUF. Introducción al método biográfi-
co, especialmente útil por el rigor y profundidad con que trata los aspectos téc-
nicos de la confección de biografías: recopilación, registro y análisis de datos. Su
bibliografía, siendo extensa, es bastante incompleta, especialmente en el aparta-
do metodológico.
POLANSKY, N. (1941), «How ShalI aLife History be Written?», Character and Perso-
nality, núm. 9, pp. 188-207. Interesante artículo metodológico en el que se define
la historia de vida como una técnica verbal para representar de forma compren-
siva a una persona concreta. Se explican con detalle los procedimientos de aná-
lisis, interpretación, así como las posibilidades de realizar predicciones a partir
de los diferentes tipos de historias de vida considerados.
ELMÉTODO BIOGRÁFICO 99
PUJADAS, Joan J. (1984): «Guía general per a I'estudi de l'etnicitat i dels processos mi-
gratoris», Arxiu d'Etnografia de Catalunya, núm. 3, pp. 139-172. Artículo en el que
se presenta todo el despliegue metodológico destinado a la investigación de la mi-
gración y de los conflictos de identidad individual y grupal que aquélla genera.
La técnica biográfica es presentada como el instrumento principal de análisis,
junto a la observación participante, la técnica de las redes sociales y la ge-
nealógica.
SYNGE, Jane (1981), «Cohort Analysis in the Planning and Interpretation of Research
Using Life Histories», en D. BERTAUX (comp.), Biography and Society, BeverIy Hills
(Ca.), Sage, pp. 235-247. Muestra de la utilidad de la aproximación biográfica en
el análisis de las relaciones familiares dentro de un estudio de demografía histó-
rica llevado a cabo en Ontario (Canadá) entre la población nacida entre 1890 y
1910.
SZCZEPANSKI, Jan (1978), «El método biográfico», Papers, núm. 10, pp. 229-256. Tra-
ducción del artículo de SZCZEPANSKI de 1967 publicado en el Hanbuch der Empi-
rischen Sozialiorschung. Se trata de una valiosa presentación sistemática de la
aparición y de los hitos más destacados en la utilización del método en las cien-
cias sociales, destacándose sobre todo las aportaciones de la Escuela de Chicago
y de la Escuela Polaca. Se hace una escrupulosa discusión de las ventajas e in-
convenientes de su uso, concluyendo que en Sociología nunca debe ser adoptado
como método único de estudio.
SZCZEPANSKI, Jan (1981), «The Use of Autobiographies in Historial Social Psycho-
logy», en D. BERTAUX (comp.), Biography and Society, BeverIy Hills (Ca.), Sage,
pp. 225-234. El artículo presenta los objetivos y los medios para la construcción
de una Psicología Social Histórica, en la que las autobiografías constituyen la
base esencial para el conocimiento de la psicología cotidiana de la gente común.
THOMPSON, Paul (1981), «Life Histories and the Analysis of Social Change», en D. BER-
TAUX (comp.), Biography and Society, BeverIy Hills (Ca.), Sage, pp. 289-306. Este
artículo presenta el método de las historias de vida como el instrumento central
para una nueva aproximación al estudio del cambio social fundada en dos prin-
cipios: 1. un método basado en el proceso continuo de verificación y reformula-
ción de hipótesis, y 2. una convergencia entre las teorías psicológicas y socioló-
gicas que concentre sus esfuerzos en el análisis de las instituciones intermedias,
como familia, parentela, grupos de amistad, escuela, iglesia, o prensa.
WATSON, Lawrence S. (1976), «Understanding aLife History as a Subjective Docu-
ment: Hermeneutical and Phenomenological Perspectives» en Ethos, núm. 4(1),
pp. 95-131. Defensa a ultranza del fenomenologismo para abordar la interpreta-
ción de las historias de vida libres de los prejuicios y de las construcciones men-
tales que encarnan la visión etic del investigador. Se plantea la necesidad de una
orientación ideográfica, como medio para ahondar en la experiencia subjetiva
como un fenómeno por derecho propio. Este planteamiento excluye, por supues-
to, la misma posibilidad de generalizar la experiencia adquirida en la investiga-
ción de campo y en el relato biográfico.
El aspecto más interesante del artículo está constituido en la elaboración de
unas categorías descriptivas que sirven al autor para aproximarse a la interpre-
tación de las historias de vida. Todas ellas representan un intento de llegar a la
tematización conjunta de la historia de vida por parte del sujeto y del analista,
esto es, conseguir establecer un diálogo abierto que permita iluminar los signifi-
100 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5
cados ocultos que motivan las perspectivas, los valores y las categorizaciones que
el sujeto utiliza para representar el mundo.
WILKIE, James W. (1974), «Elitelore», en J. BALÁN (comp.), Las historias de vida en
ciencias sociales, Teoría y técnica, Buenos Aires, Nueva Visión, pp. 93-151. A tra-
vés del concepto de elitelore, definido como la mitificación del liderazgo político,
WILKIE presenta su trabajo sobre las elites políticas en América Latina, a la vez
que hace una revisión de los problemas metodológicos principales para la obten-
ción de las narrativas vitales y su adecuada contextualización para analizar ade-
cuadamente las trayectorias políticas de las elites.
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ELMÉTODO BIOGRÁFICO 107
1. Métodos de muestreo
Jacinto Rodríguez Osuna
2. Metodología de la evaluación de programas
Francisco Alvira Martín
3. Métodos de análisis causal
Juan Díez Medrano
4. Análisis de regresión múltiple
Mauro F. Guillén
5. El método biográfico:
El uso de las historias de vida en ciencias sociales
Juan José Pujadas Muñoz
6. Métodos de muestreo. Casos prácticos
Jacinto Rodríguez Osuna
7. Gráficos
Antonio Alaminos
8. Programación de la investigación social
Ignasi Pons
9. Encuestas telefónicas y por correo
J. Lluís C. Bosch y Diego Torrente
10. Investigación participativa
Luis R. Gabarrón y Libertad Hernández Landa
11. Encuestas de salud
María D. Navarro Rubio
12. Modelos probabilísticos de elección
Silvia de la Vega Gómez
13. Fuentes de información demográfica en España
David-Sven Reher y Ángeles Valero Lobo
14. Análisis de datos con SPSSIPC+
José Luis Álvaro Estramiana y Alicia Garrido Luque
15. Análisis de regresión logística
Albert J. Jovell
16. Análisis y estructura de redes
Josep A. Rodríguez
17. Autolbiografías
Jesús M. de Miguel
18. Redes sociales y cuestionarios
Félix Requena Santos
19. Escalas de prestigio profesional
Julio Carabaña Morales y Cannuca Gómez Bueno
20. Observación participante
Óscar Guasch
21. Metodología del análisis comparativo
Jordi Caís
22. Metodología cualitativa en España
Bemabé Sarabia y Juan Zarco
23. Evaluación de la investigación
Joan Bellavista, Elena Guardiola, Aida Méndez y María Bordons
24. Bancos de datos
Magdalena Cordero Valdavia
25. Análisis dinámico
Emilio J. Castilla
26. Cuestionarios
María José Azofra
27. Análisis de datos electorales
Pablo Oñate y Francisco A. Ocaña
28. Metodología de la Ciencia Política
Eva Anduiza Perea, Ismael Crespo y Mónica Méndez Lago
29. Elección racional
Pau Marí-Klose
30. Estudio de casos
Xavier Coller