El Método Biográfico - El Uso de Las Historias de Vida en Ciencias Sociales

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Juan Jóse Pujadas Muñoz es Titular de Antropología Social de la Universidad Rovira y Virgili de

Tarragona, habiendo sido previamente profesor de la Universidad de Barcelona entre 1973 y 1992. Ha rea-
lizado trabajo de campo en Aragón, Cataluña y Portugal, siendo sus líneas principales de especialización
Cuadernos
la metodología de las ciencias sociales, el análisis de los procesos migratorios y de las periferias urbanas
y los temas de etnicidad e identidad social. Actualmente está investigando sobre los problemas socio- Metodológicos

culturales derivados de la presencia de migración extranjera en España.

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Juan José
Pujadas Muñoz

CIS
Centro de Investigaciones Sociológicas
COLECCIÓN «CUADERNOS METODOLÓGICOS», NÚM. 5

Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o par-


cial de esta obra por cualquier procedimiento (ya sea gráfico, electró-
nico, óptico, químico, mecánico, fotocopia, etc.) y el almacenamiento o
transmisión de sus contenidos en soportes magnéticos, sonoros, vi-
suales o de cualquier otro tipo sin permiso expreso del editor.

Primera edición, septiembre de 1992


Segunda edición, noviembre de 2002
© CENTRO DE INVESTIGACIONES SOCIOLÓGICAS
Montalbán, 8. 28014 Madrid
DERECHOS RESERVADOS CONFORME A LA LEY

Impreso y hecho en España


Printed and made in Spain
NIPO: 004-02-021-0
ISBN: 84-7476-174-3
Depósito legal: M. 45.036-2002
Fotocomposición: EFCA, S. A.
Parque Industrial «Las Monjas»
28850 Torrejón de Ardoz (Madrid)
Impreso en Closas-Orcoyen, S. L. Polígono Igarsa
Paracuellos de Jarama (Madrid)
Para
Carmen Munoz; mi madre,
máxima responsable de mi
afición temprana por las biografías
Índice

1. INTRODUCCIÓN: EL USO DE LAS HISTORIAS DE VIDA EN LAS CIEN-


CIAS SOCIALES :.................................................................................... 7
HUMANISMO VERSUS POSITIVISMO 8
DELIMITACIÓN TERMINOLÓGICA 13

2. EL MÉTODO BIOGRÁFICO EN PERSPECTIVA HISTÓRICA...................... 15


EL MÉTODO BIOGRÁFICO EN ANTROPOLOGÍA SOCIAL....... 15
EL MÉTODO BIOGRÁFICO EN SOCIOLOGÍA 26

3. LOS usos DEL MÉTODO BIOGRÁFICO 41


VENTAJAS E INCONVENIENTES DEL USO DE LOS RELATOS DE VIDA 44
LAS HISTORIAS DE VIDA COMO ESTUDIOS DE CASO 47
LA TÉCNICA DE LOS RELATOS BIOGRÁFICOS MÚLTIPLES 51

4. ELABORACIÓN DE UNA HISTORIA DE VIDA.............................................. 59


ETAPA INICIAL 59
FASE DE ENCUESTA 65
REGISTRO, TRANSCRIPCIÓN Y ELABORACIÓN DE LOS RELATOS DE VIDA................... 69
ANÁLISIS E INTERPRETACIÓN.................................................................................. 71
PRESENTACIÓN Y PUBLICACIÓN DE RELATOS BIOGRÁFICOS...................................... 79

5. LAS PERSPECTIVAS DEL MÉTODO BIOGRÁFICO EN ESPAÑA 85

BIBLIOGRAFÍA 91
Bibliografía comentada 91
Bibliografía general 100
1
Introducción: el uso de las historias de
vida en las ciencias sociales

«Producir una historia de vida, tratar la vida como una historia, es decir,
como el relato coherente de una secuencia significante y orientada de acon-
tecimientos, es quizás sacrificarla a una ilusión retórica, a una representa-
ción común de la existencia que toda una tradición literaria no ha dejado
ni cesa de reforzar.»
BOURDlEU, 1989, p. 28

« La historia oral es una historia construida en torno a las personas. Intro-


duce la vida en la misma historia y amplía sus horizontes. Reconoce como
héroes no sólo a los líderes, sino a la desconocida mayoría de las personas,»
THOMPSON,1989,p.21

En las dos últimas décadas se ha ido experimentando una progresiva recu-


peración, no exenta de contradicciones, del método biográfico, tanto en So-
ciología, como en Antropología y Psicología Social. Paralelamente, la con-
solidación del movimiento de Historia Oral no ha hecho más que tender
puentes hacia un proceso convergente en las ciencias sociales, en las que se
ha revalorizado el ser humano concreto como sujeto de estudio, por con-
traste a las excesivas abstracciones y a la deshumanización del cientifismo
positivista *

1< El breve espacio de tiempo para la realización de este libro ha impedido realizar un

estudio específico sobre investigaciones en curso y tesis doctorales presentadas en España que
hayan hecho uso del método biográfico. Una posible segunda edición tendría que incluir un
nuevo capítulo planteando en profundidad el tema, que tan sólo ha quedado apuntado en el
capítulo final de la presente edición. Pido, por favor, a cualquier lector de este trabajo, que
disponga de información suplementaria, me la haga llegar a la facultad de Filosofía y Letras
de Tarragona (Plaza Imperial Tarraco, 1. 48002 Tarragona).
Quiero agradecer al director de la colección, Jesús DE MIGUEL, el amable ofrecimiento a
colaborar en ella, así como la intormación y la ayuda que me ha ofrecido en todo momento.
En la documentación y localización de algunas obras consultadas para la elaboración del libro
la ayuda de Brian O'NEILL (ISCTE. Lisboa) ha sido fundamental. También he contado con la
8 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5

El objetivo del presente trabajo es doble. Por un lado, se pretende rea-


lizar un «estado del arte»; por otro, analizar las perspectivas de su aplica-
ción, así como los campos de estudio en donde este enfoque puede ser más
útil, especialmente teniendo en cuenta la débil tradición del método bio-
gráfico en nuestro país. Se trata de un pequeño manual, puesto al servicio
de investigadores no experimentados en este método, así como de aquellos
estudiantes que se inician en el trabajo de campo, con la intención de fa-
cilitar los máximos resultados, tanto en la fase encuesta, como en las de
análisis e interpretación.

Humanismo versus positivismo


Existe un amplio consenso entre los científicos sociales que defienden el
método biográfico sobre la trascendencia y las implicaciones epistemológi-
cas de su utilización. No se trata tan sólo de adoptar los relatos de vida como
una nueva práctica empírica, sino que presupone «una redefinición gradual
de la aproximación global a la práctica sociológica» (BERTAUX, 1981, p. 31).
Esta posición «rupturista» suele concentrar principalmente sus desacuerdos
respecto a las posiciones positivistas, si bien no son tampoco escasas las
actitudes críticas frente a las excesivas abstracciones y la inviabilidad em-
pírica de «corrientes filosóficas» como el marxismo y el estructuralismo.
El rechazo al positivismo por parte de esta corriente «humanista» es
tanto de orden epistemológico como metodológico y teórico. En el orden
epistemológico, se rechaza la concepción positivista de una ciencia social
entendida a imagen y semejanza de las ciencias naturales, en la que los
hechos sociales son meros datos, los individuos son informantes o encuesta-
dos y las relaciones sociales son simples correlaciones entre variables (e].
KARPATI, 1981, p. 133). Esta afirmación en pro de la recuperación del «ser
humano», con toda su subjetividad, es difícilmente conciliable con la obse-
sión por la «objetividad», que es inherente a todo planteamiento positivista,
lo que representa una ruptura fundamental. Por otro lado, frente a la vo-
luntad empírico-analítica del positivismo se enfrenta la mayor voluntad
interpretativa de esta corriente humanista. Finalmente, otro frente de rup-
tura se centra en el énfasis dinámico-temporal, expresado con la voluntad
de comprender los procesos de cambio social, frente a la notoria incapaci-
dad positivista para manejar la variable temporal.

colaboración de mis compañeros de facultad Elisabeth RUSSELL, Oriol ROMANI y Dolors COMAS
D'ARGEMIR, en el aspecto bibliográfico y en la discusión del esquema inicial del libro. A Antonio
JIMENEZ y a mi hija, Roser, les debo gratitud por su ayuda en el mecanografiado de la biblio-
grafía. Mención aparte merecen las muchas horas dedicadas por Dolors COMAS D'ARGEMIR en
la discusión del original y en la mejora del texto. A todos ellos, gracias.
EL MÉTODO BIOGRÁFICO

En el ámbito de la teoría, el positivismo ha tendido a rechazar los plan-


teamientos teóricos generales, restringiéndose a la formulación de teorías
de alcance intermedio. Toda formulación teórica sin una fuerte base empí-
rica tiende a verse con sospecha, lo que, según muchos científicos sociales,
ha tendido a empobrecer la imaginación científico-social. El induccionismo
empirista radical del positivismo le lleva a despreciar todos aquellos plan-
teamientos teóricos que no tengan un sustento empírico, pero como la cons-
trucción de evidencias se basa en los propios instrumentos técnicos de me-
dición y análisis, en la práctica la teoría se ha de someter al arbitraje de
los tests empíricos.
Las corrientes críticas destacan, también, la rigidez positivista en cuan-
to a su visión del desarrollo científico, considerado como progresivo, esto
es, linear y acumulativo. Así, la diferenciación o segmentación internas den-
tro de cada disciplina científico-social sería vista como resultado de un
proceso de especialización, más que como resultado de un desacuerdo ge-
neralizado y no-empírico, como una disputa en términos propiamente teó-
ricos. En resumen, la actitud teórica del positivismo es considerada dog-
mática, por cuanto tiende a construir un fetiche de sus normas técnicas y
a abandonar la perspectiva de su objeto de investigación original: el ser
humano y sus relaciones sociales.
Las críticas a los procedimientos metodológicos se centran fundamen-
talmente en el recurso casi exclusivo a la cuantificación y a la utilización
abusiva de la técnica del survey, que se considera un medio incapaz de
conseguir un conocimiento profundo de la sociedad, pues reduce la com-
plejidad del comportamiento humano y sus motivaciones a variables abs-
tractas que olvidan la relación dialéctica entre la acción humana y la es-
tructura social (e]. FERRARüTTI, 1981, p. 20).
El otro inconveniente esencial del survey como procedimiento de análisis
de la realidad es que resulta generalmente incompetente para dar cuenta
de los fenómenos de cambio social. Recordemos la apelación de Wright
MILLS (1970, pp. 247-248) hacia la necesidad de considerar constantemente
las relaciones entre biografía, historia y una estructura social en la que se
cruzan biografía e historia. Éste sería el prerrequisito para una aproxima-
ción a los diferentes tipos de individualidad, así como para la comprensión
de los cambios de época. SZCZEPANSKI, desde la perspectiva de su enfoque
psicohistórico, incide también en el tema de la necesidad de considerar los
cambios históricos y el papel activo que, en este caso, juegan los cambios
de mentalidad de los individuos. Para este propósito resulta indispensable
la utilización de recursos metodológicos cualitativos y, en concreto, los re-
latos de vida (cf SZCZEPANSKI, 1981, pp. 225-227).
Hay que destacar que las modernas investigaciones basadas en el méto-
do biográfico y en la historia oral no representan tan sólo una nueva co-
rriente metodológica, sino todo un movimiento innovador, que ha tenido
su expresión en publicaciones como New Left Review, Oral History Review,
10 CUADERNOS METODOLÓGICOS S

O International Journal of Oral History. Se trata de una corriente interdisci-


plinaria en la que participan tanto historiadores, sociólogos, antropólogos,
como folkloristas urbanos. Como réplica a esta nueva perspectiva, se ha
creado recientemente en España la revista Historia y Fuente Oral, que, en
sus tres números publicados, recoge algunas aportaciones sustanciales den-
tro del dominio.
Los postulados ideológicos y epistemológicos constituyen una crítica glo-
bal al orden académico y científico actual, definiendo nuevos objetos de
estudio, negando el sentido de la rigidez y de la extrema especialización de
las ciencias sociales, proponiendo una especie de agitación intelectual en la
que todo el mundo está invitado a participar. Algunos de los ideólogos de
este movimiento proponen un mayor acercamiento, a través del método
biográfico a la literatura y al arte (PLUMMER, 1989, p. 3), otros animan a la
colaboración científica estrecha entre profesores y estudiantes, a través de
la recopilación extensa de narrativas autobiográficas. Sin olvidar que esta
práctica puede servir de ayuda «a los menos privilegiados, y especialmente
a los viejos, hacia la dignidad y la confianza en sí mismos» (THOMPSON,
1989, p. 21), ya que el rescate de su memoria vital les convierte en prota-
gonistas en una era en la que todo tiende a marginarlos. Pero, sobre todo,
el objetivo subyacente a esta visión «comunitaria» de la ciencia social con-
siste en luchar contra la conversión del ser humano en objeto, devolverle
su voz para «romper el silencio». R. FRASER (1970, p. 8), en su introducción
al libro Hablan los trabajadores, señala: «nosotros preferíamos dejar que
cada persona hablara por sí misma, que reflejase y relatase su experiencia
en el trabajo, cómo el trabajador había modificado y moldeado sus actitu-
des, sus relaciones con los demás, sus aspiraciones, sus creencias y sus ratos
de ocio»,
Este radicalismo de «querer hacer bajar del trono» al distante y aséptico
científico social, situado por encima del bien y del mal, obligándolo a re-
cuperar sus perdidas raíces humanistas, se basa en el escepticismo frente
al pretendido «conocimiento objetivo», presuntamente adquirido a través
de la tecnocracia cuantitativista. Para FERRAROTTI (1981, p. 20):

el observador está radicalmente implicado en su investigación, esto es, en el campo


de su objeto investigado, [por tanto] el conocimiento no tiene al «otro» como su
objeto; por el contrario, se trataría de la interacción inextricable y recíproca exis-
tente entre observador y observado. Se trataría de un conocimiento mútuamente
compartido, basado en la intersubjetividad de la interacción, un conocimiento más
profundo y objetivo, cuanto más íntegra e íntimamente subjetivo.

Esta problemática del objetivismo deshumanizado ha sido planteada


también en relación a la práctica de una ciencia, tan poco sospechosa de
cuantitativista como la Antropología, por O. LEWIS (1950, p. 471):
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 11

[...] según han ido incrementándose los conceptos teóricos en el estudio de la cultura
y ha crecido nuestro nivel de generalización y abstracción, nos hemos implicado
más y más con porcentajes y con estereotipos que con la gente real y su individua-
lidad.

Otro antropólogo (MALINOWSKI, 1973, pp. 35-42) reclamaba para la mo-


nografía etnográfica, no la simple presentación del esqueleto de una organi-
zación tribal, sino un modelo de la sociedad provisto de carne y sangre,
esto es, una visión menos estandarizada de la realidad social, que incluya
no sólo los sistemas normativos y las instituciones más representativas, sino
una visión de la sociedad «dinámica» que incorpore las excepciones, las
contradicciones y las variaciones. Este dictum malinowskiano tan sólo es
alcanzable en una práctica de la ciencia social que incorpore la subjetividad
y la creatividad humanas, que muestre cómo los individuos responden a los
constreñimientos de la estructura social, emsamblándose de forma idiosin-
crática a los universos sociales, aportando su propia experiencia humana
concreta.
El problema principal de orden teórico a solventar por parte de estas
corrientes humanistas es cómo trascender ese denso e impresionista mundo
del individuo, en orden a poder extrapolar de forma sistemática esas visio-
nes emic, pues como sugiere FERRAROTTI (1981, p. 23):

Cada individuo no totaliza directamente una sociedad en general, la totaliza a tra-


vés de la mediación de su contexto social inmediato, de cuyos grupos restringidos
él forma parte.

El problema de las mediaciones se convierte, pues, en un tema crucial


para transcender la hermenéutica subjetivista que define a la aproximación
biográfica. El historiador alemán NIETHAMMER (1989, p. 15) sugiere que el
concepto bourdieusiano de hábito puede servir de puente entre «la subjeti-
vidad expresiva de la conciencia y la objetividad construida de las estruc-
turas». Hay que entender, en este caso, el concepto de hábito como ese
bagaje individual que se proyecta en su praxis y que es el resultado de la
internalización específica de las estructuras y sistemas de valores socio-cul-
turales, fruto del proceso de socialización.
La forma práctica como antropólogos y sociólogos han resuelto ese pro-
blema del hiato entre las dos polaridades antagónicas, individualismo sub-
jetivista y objetivismo desnaturalizador, ha sido en algunos casos plena-
mente coincidente. Se trata, según LEWIS (1950, p.471), de aplicar «los
estudios de caso intensivos a nivel familiar [como forma de] superar el
vacío entre los extremos conceptuales de la cultura en un lado y del indi-
viduo en el otro». En el mismo sentido, FERRAROTTI (1981, p. 24) se pregun-
ta: «¿Por qué no hacer del grupo primario el mayor protagonista del mé-
todo biográfico?».
12 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5

Estas coincidencias entre Antropología Social y Sociología son especial-


mente evidentes en el ámbito de los estudios urbanos y regionales. Si en
los estudios del ámbito rural existía una tendencia hacia los estudios de
comunidad y a los enfoques de tipo holístico, especialmente en el campo
etnográfico, resulta evidente que en los estudios de unidades complejas, nos
enfrentamos a realidades discontinuas, a superposiciones de identidades
sociales, que requieren un tratamiento específico, desde el punto de vista
de los enfoques cualitativos. Tal vez la enseñanza más grande que podemos
extraer de la Escuela de Chicago sea ese pragmatismo lleno de imaginación
que nos permite ordenar y articular esas visiones fugaces y fragmentarias
de los actores sociales urbanos. Para ello, como destaca BECKER (1974) en
su introducción al libro de SHAW (1966), PARK Y sus discípulos realizaron
decenas de estudios sobre temas diversos y desde supuestos metodológicos
distintos, sin dogmatismos, recurriendo, como en el caso de Shaw, a la
combinación de aproximaciones estadísticas, registros de instituciones po-
liciales y judiciales, observación participante, entrevistas y, claro está, re-
latos autobiográficos. Lo que da consistencia a la empresa es ese carácter
de empresa común, participativa, en la que cada investigador «aportaba su
pequeña pieza al mosaico de la teoría de la ciudad».
Lo que resulta plenamente consistente, como podremos comprobar en
los próximos capítulos, es cómo todas aquellas aportaciones al método bio-
gráfico que hoy consideramos clásicas en ambas disciplinas no se limitan
simplemente a la recogida descontextualizada de relatos biográficos, sino
que construyen su análisis de las trayectorias individuales en el marco de
los grupos primarios de referencia (grupo doméstico, parentela, banda o
gang, minoría étnica, etc.), como podremos comprobar si revisamos la lite-
ratura comentada en el próximo capítulo. Pido al lector que tenga especial-
mente en cuenta esta dimensión de concreción, de búsqueda de lo particu-
lar y detallado que nos ofrece el prisma biográfico, que es el sello identifi-
cador de una forma de empirismo que, sin rehuir de la generalización y de
la construcción de categorías abstractas, insiste en una aproximación hu-
manista a la realidad social, que restituye al sujeto individual todo el pro-
tagonismo. Pensamos que, a medio camino entre las versiones más extre-
mas de humanismo y de positivismo, existe un fértil dominio en el que
puede desarrollarse una aproximación crítica a lo social, basada en estra-
tegias de análisis que combinen dialécticamente su aproximación al subje-
tivismo de los testimonios biográficos y la debida contextualización de las
trayectorias vitales dentro de la «matriz de las relaciones objetivas» en las
que cada sujeto está implicado.
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 13

Delimitación terminológica
El carácter multifacético de este método, así como las muchas tradiciones
académicas y nacionales en las que se sustenta, han generado una multi-
plicidad terminológica, que llega a producir confusión y una difícil delimi-
tación conceptual, que redunda en el solapamiento de términos distintos
que poseen un valor sinónino, unas veces; mientras que en otras, un mismo
término puede llegar a tener significación muy distinta, según las escuelas.
Ensayemos, pues, el establecimiento de los conceptos básicos, a la luz del
relativo consenso alcanzado en los últimos quince años.
Los términos más usados, y a la vez más inespecíficos, son biografía y
autobiografía. Ambos provienen de la tradición literaria y constituyen dos
géneros muy usados desde la antigüedad clásica. La diferencia principal
entre ambos términos es que mientras el segundo constituye la narración
de la propia vida, contada por su propio protagonista, el primero consiste
en una elaboración externa al protagonista, normalmente narrada en ter-
cera persona, ya sea sobre una base exclusivamente documental, ya sea
mediante una combinación de documentación, entrevistas al biografiado y
a otras personas de su entorno.
Con la aparición del método biográfico en las ciencias sociales, que ar-
bitrariamente se sitúa en 1920, con la aparición del tercer y último volumen
de The Polish Peasant, de THüMAS y ZNANIECKI, se empezó a usar el término
life history, para describir tanto la narrativa vital de una persona recogida
por un investigador, como la versión final elaborada a partir de dicha na-
rrativa, más el conjunto de registros documentales y entrevistas a personas
del entorno social del sujeto biografiado, que permiten completar y validar
el texto biográfico inicial.
Posteriormente, se introdujo el término life story para referirse exclusi-
vamente a la narración biográfica de un sujeto que, a veces, puede ser
publicada sin retocar, con fines de proporcionar una mayor fuerza testimo-
nial, conservando incluso las propias peculiaridades lingüísticas de la per-
sona. Hasta etapas muy recientes se ha tendido a solapar, al menos par-
cialmente, el significado de ambos términos, hasta que hace dos décadas el
sociólogo norteamericano N. Denzin fijó definitivamente ambos términos,
siendo después secundado entre otros por el francés D. BERTAUX (1981).
Así, la life story (en francés récit de vie) corresponde a la historia de una
vida tal como la persona que la ha vivido la cuenta, mientras que el término
life history (en francés histoire de vie) se refiere al estudio de caso referido
a una persona dada, comprendiendo no sólo su life story, sino cualquier otro
tipo de información o documentación adicional que permita la reconstruc-
ción de dicha biografía de la forma más exhaustiva y objetiva posible. Ya
que en español los términos no han sido fijados todavía, propongo relato de
vida (sinónimo de otros términos de resonancias literarias como «relato
14 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5

biográfico» o «narración biográfica»), para referirnos al primer concepto,


frente al ya habitual término de historia de vida, que corresponde al segundo.
Junto a estos dos conceptos básicos, existe un tercero, biograma, acuña-
do por ABEL (1947), que es usado con bastante frecuencia para referirse a
los registros biográficos de carácter más sucinto y que suponen la recopi-
lación de una amplia muestra de biografías personales, a efectos compara-
tivos, como hicieron BALÁN et al. (1967) en su estudio: Movilidad social,
migración y fecundidad en Monterrey metropolitano, basada en más de
1.600 registros biográficos de hombres adultos, focalizados hacia el tema de
las relaciones existentes entre movilidad residencial y ocupacional.
Junto a estos tres tipos de «narrativa», cuyo valor y utilidad para la
investigación social analizaremos en el capítulo 3, el científico social posee
también una gran multiplicidad de documentos personales, que pueden ser
indispensables en su trabajo, bien como información complementaria al
relato de vida, o como estímulo inicial para que la persona estudiada re-
fresque su memoria y su narración sea más rica en detalles. K. PLUMMER
(1989), en una interesante presentación del tema, realiza una tipología con
nueve categorías entre las que incluye, junto a las autobiografías (que él
denomina historias personales), los diarios, las colecciones epistolares, foto-
grafías, películas, la historia oral, así como otras categorías menos perfila-
das y algo caóticas.
Para evitar cualquier tipo de confusión conceptual y/o terminológica, mi
propia clasificación del dominio, que será desarrollada en los capítulos 3 y
4, es la siguiente:
1. Documentos personales [Se trata de cualquier tipo de registro no mo-
tivado o incentivado por el investigador durante el desarrollo de su trabajo,
que posea un valor afectivo y/o simbólico para el sujeto analizado]. Incluye
las siguientes categorías:
1.1. Autobiografías.
1.2. Diarios personales.
1.3. Correspondencia.
1.4. Fotografías, películas, vídeos o cualquier otro tipo de registro icono-
gráfico.
1.5. Objetos personales.
2. Registros biográficos obtenidos por encuesta.
2.1. Historias de vida, que pueden ser:
A. De relato único.
B. De relatos cruzados.
C. De relatos paralelos.
2.2. Relatos de vida, que son sometidos a tratamientos analíticos (cua-
litativos o cuantitativos) distintos a la historia de vida.
2.3. Biogramas.
2
El método biográfico en perspectiva
histórica
Puede afirmarse que el método biográfico ha vuelto a hacer irrupción en las
ciencias sociales durante los últimos quince años, después de haber sido
postergado durante varias décadas, tras el impacto del positivismo en todas
las ciencias sociales, pero muy especialmente en el campo de la Sociología,
que fue la disciplina en la que precisamente se habían producido los avan-
ces más significativos dentro de este ámbito.
Dadas las características de esta obra, así como por mi escaso dominio
de la literatura en Psicología Social, voy a limitarme en esta panorámica
a presentar las aportaciones más significativas con las que la Antropología
Social y la Sociología han contribuido al método biográfico. Consideramos
que la importancia de la Psicología Social y del Psicoanálisis al respecto es
tan decisiva que requiere de un tratamiento especializado que aquí no se
puede abordar.
Como tendremos oportunidad de ver más abajo, tanto el enfoque antro-
pológico más representativo en el uso del método biográfico (la Escuela de
Cultura y Personalidad) como la obra de la Escuela de Chicago en Sociolo-
gía, representan aproximaciones con una fuerte carga interdisciplinaria en
la que el Psicoanálisis y la Psicología Social juegan siempre un papel se-
minal.

El método biográfico en Antropología Social

«Realmente, los antropólogos han utilizado los documentos personales mu-


cho más que los economistas y probablemente más que los sociólogos. La
dificultad es que, excepto en la forma de historias de vida, estos documen-
tos expresivos raramente han visto la luz más allá de las libretas de campo.»
KLUCKHOHN, 1942, p.79

Como se podrá comprobar más abajo, el uso de la biografía y de la auto-


biografía es más antiguo que la propia Antropología Social, entendida como
16 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5

disciplina científica. Sin embargo, es cierto que no se han generado dentro


de este ámbito académico monografías biográficas de un impacto similar a
obras como la de THOMAS y ZNANIECKI (1958) en Sociología o la de ALLPORT
(1965) en Psicología Social. La razón, como señalaba KLUCKHOHN, es que a
pesar de que las libretas de campo de los antropólogos suelen estar llenas
de esbozos o de verdaderos relatos biográficos, éstas raramente han visto
la luz en forma de historias de vida. La razón de este hecho constituye una
verdadera paradoja. ¿Cómo es posible que tal riqueza de testimonios vitales
no llegue a constituir un corpus avasallador de estudios de caso biográfi-
cos? La respuesta, al menos parcial, hay que buscarla en los objetivos de
la propia práctica empírica de la Antropología, que están mucho más orien-
tados a desvelar las bases de constitución y funcionamiento de los sistemas
socioculturales, que hacia el análisis y la comprensión de las trayectorias
individuales. Y esto porque el estatuto del individuo en la Antropología
Social es mucho más instrumental que objetual, debido al fuerte impacto,
no sólo del evolucionismo en sus orígenes, como de las corrientes raciona-
listas en su ulterior desarrollo.
El individuo, como objeto de estudio directo en la práctica antropológi-
ca, tan sólo cobra interés en los enfoques idiográficos y, especialmente, en
la Escuela de Cultura y Personalidad, liderada por A. KARDINER Y algunos
discípulos más o menos directos de Franz BOAS, fundador de la Antropolo-
gía americana.
Pero el origen del género, que podemos denominar biografía etnográfica,
hay que buscarlo mucho más atrás, antes de 1850. Para esta presentación
voy a seguir principalmente a KLUCKHOHN (1945), coautor del famoso in-
forme encargado por el Social Science Research Council sobre el «estado de
la cuestión en el uso de documentos personales en Historia, Sociología, Psi-
cología Social y Antropología», del que fueron autores respectivamente
GOTTSCHALK (1945), ANGELL (1945), ALLPORT (1942) y el ya citado KLUCK-
HOHN. También usaré el libro de L. L. LANGNESS (1965), que consiste bási-
camente en una actualización del trabajo anterior, utilizando el mismo es-
quema de presentación y la misma clasificación cronológica.
La revisión de ambos autores coincide en señalar el ensayo de Rufus
ANDERSON (1825) como el primer trabajo conocido dentro del género. Se
trata de las memorias de una mujer cherokee, cristianizada y, en general,
profundamente aculturada. Este rasgo de la aculturación constituye una
constante en todos los trabajos del siglo XIX, o etapa preprofesional (de
acuerdo con la clasificación de KLUCKHOHN). Hay que destacar que el am-
biente sociopolítico que enmarca la aparición de este tipo de literatura está
definido principalmente por el hecho de la rápida desaparición de fronteras
dentro de EE VV, subsecuente a la finalización de las grandes «guerras
indias».
Tras destruir la resistencia de estos pueblos autóctonos y socavar las
bases de su vida material y de su organización social, el americano medio
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 17

de raza blanca modificó su actitud hostil hacia los grupos autóctonos y


emergió un creciente interés popular por la vida, costumbres y personali-
dad de los indios, especialmente por aquellos míticos guerreros y jefes tri-
bales que se habían entregado «noblemente» a la defensa de los intereses
de sus pueblos. Por paradójico que parezca, tras una serie de guerras de
exterminación, surgió un interés romántico por esos «nobles salvajes» rous-
seaunianos. Y la emergencia de esta etnografía de barricada, a medio camino
entre la narración de aventuras y una Antropología avant la lettre, fue la
respuesta a ese nuevo mercado de consumo literario, hábilmente controlado
por editores como DODD, MEAD and Co. de Nueva York, que lanzaron su
colección sobre los Famous American Indians.
Los verdaderos pioneros del género fueron unos personajes, medio aven-
tureros, medio artistas, que se dedicaron a recorrer los escenarios de los
antiguos conflictos indios, realizando retratos de algunos personajes desta-
cados en aquellos sucesos. En ocasiones, la reproducción impresa de sus
dibujos y pinturas iba acompañada de breves semblanzas biográficas de
estos sujetos. Uno de los trabajos de más calidad dentro de este grupo es
el de J. M. STANLEY (1852): Portraits of North American Indians, publicado
por la prestigiosa Smithsonian Institution.
De esta época inicial datan algunos interesantes trabajos, cuyo interés
primordial es presentar una panorámica general de las culturas indias, en
trance acelerado de desaparición, para suplir el hiato del desconocimiento
profundo que el americano medio tenía de los pobladores primigenios de
los vastos territorios de su país. El trabajo más antiguo de este género es
el de B. B. THATCHER (1832): Indian Biography: An Historical Account of
those Individuals who have been Distinguished among the North-American
Natives as Orators, Warriors, Statesmen and other Remarkable Characters. En
1836, Th. L. McKENNY y J. HALL publican su The Indian Tribes of North
America, with Biographical Sketches and Anecdotes of the Principal Chiefs,
obra que fue reeditada todavía en 1933 por F. W. HODGE en Edimburgo. De
un éxito similar es la obra de S. G. DRAKE (1880): The Aboriginal Races of
North America, Comprising Biographical Sketches ofEminent Individuals, and
an Historical Account of the Different Tribes, publicada en Nueva York por
HURST, y que vio 15 ediciones. Dentro de esta misma lógica, de glosa épi-
co-romántica de los grandes personajes indios, aparece en 1891 la primera
edición de un Who's Who de los personajes más célebres de los territorios
indios (O'BEIRNE, 1891).
El interés por los pueblos indios abarca los cuatro puntos cardinales del te-
rritorio norteamericano, desde la monografía de ELLIS (1861) sobre los Ottawa
del NE, o la de GRINNELL (1892) acerca de los Blackfoot del NO, hasta el
trabajo de WELCH (1841) sobre los Seminole del SE, Y el reconocidísimo
libro de GRINNELL (1889) acerca de los Pawnee del SO. La lista es extensí-
sima y recomendamos al lector que consulte las bibliografías que sobre el
tema se incluyen en las obras, ya citadas, de KLUCKHOHN y de LANGNESS.
18 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5

Con todo, hay que destacar que esta inmensa montaña de papel impreso,
que es la expresión del genuino interés de los norteamericanos por las cul-
turas que les precedieron en el control de su territorio, constituye un género
de divulgación de muy dudoso interés científico, salvo por el hecho de ser,
en muchos casos, el único tipo de documentación escrita disponible sobre
unas fuentes ya desaparecidas. Desde el punto de vista que aquí nos inte-
resa, existen tres obras mayores de esta etapa preprofesional, por la calidad
de las narrativas biográficas que contienen. La primera de ellas es la auto-
biografía de BLACK HAWK (1834): Life of Ma-ka-tai-me-she-kia-kiak, publicada
en Bastan. La segunda es la autobiografía del indio Ne: Perce CHIEF JOSEPH.
La tercera la historia de vida de un joven sioux, recogida por EASTMAN (1902).
Dentro del imaginario colectivo americano, este género literario tan po-
pular, que tendría posteriormente su secuela en el cine, populariza a toda
una galería de personajes indios americanos:

Gerónimo Apache (BARRETT, 1906)


Brant, Mohawk (STONE, 1865)
Black Hawk Sauk (DRAKE, 1854)
Tecumseh Shawnee (DRAKE, 1841; ELLIS, 1898)
Pontiac Ottawa (ELLIS, 1861)
Chief J oseph Nez Perce (HOWARD, 1881)
Uncas Mohicano (STONE, 1842)
Sequoyah Cherokee (FOSTER, 1885)
Red-Jacket Seneca (STONE, 1841)
Oceola Seminole (WELCH, 1841)
Si tting Bull Sioux (VESTAL, 1932)

En torno a 1920, algunos antropólogos profesionales empiezan a hacerse


eco de este «fenómeno biográfico», que converge con su decidida actividad
en pro de la recopilación urgente de evidencias etnográficas, que permitan
documentar hasta donde sea posible los vestigios de un denso mosaico de
culturas en trance de fatal desaparición. El primer documento científico
que incluye relatos biográficos corresponde al trabajo de P. RADIN (1913)
sobre un indio winnebago. Posteriormente, el propio autor, en base al mis-
mo material recogido, publica en 1920 una monografía biográfica de unas
cien páginas que es la base de su posterior y apreciadísima obra Crashing
Thunder, the Autobiography of an American Indian (1926), verdadero punto
de partida del género en esta disciplina. Otro precedente destacado, pero
con menor impacto en el género biográfico, es el trabajo del maestro
A. L. KROEBER (1908) sobre narrativas de guerra, Ethnology of the Gros
Ventre.
Otro hito importante corresponde a la publicación de un libro colectivo,
coordinado por Elsie C. PARSONS (1922), en el que se recogen, entre otros,
los trabajos de los maestros E. SAPIR: The Life of a Nootka Indian y WISS-
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 19

LER: Smoking Star, a Blackfoot Indian. Esta obra significará un acicate para
que otros muchos antropólogos se animen a publicar los relatos biográficos
que se esconden en sus libretas de campo y que, de otro modo, tal vez nunca
hubieran visto la luz. Entre éstas, LANGNESS destaca las de MICHELSON,
dedicadas a las narraciones autobiográficas de tres mujeres indias, fox
(1925), cheyenne (1932) y arapaho (1933), respectivamente; así como la de
un joven lenape (HARRINGTON, 1933). En la misma línea se hallan los tra-
bajos de WILSON sobre la cultura del pueblo hidatsa (1917, 1924 Y 1928).
Los esfuerzos institucionales de esta época por organizar de forma sis-
temática toda la documentación disponible y estimular la recogida más
amplia posible de materiales, tanto etnográficos como biográficos, se hace
bien patente. Por un lado, la labor de la Smithsonian Institution, financian-
do proyectos de investigación y publicando los resultados, se combina con
los intereses de otras instituciones por la constitución de un fondo documen-
tal en materia de autobiografías de los indios americanos, como es el caso
del Peabody Museum de la Universidad de Harvard, que fue, y sigue siendo,
la biblioteca más importante del mundo en su género.
Si la obra de RADIN se convirtió en un primer clásico, emulado por
varias generaciones de profesionales, fue, sin embargo, E. SAPIR el que con-
siguió crear realmente escuela dentro de este dominio. Influenciado de igual
manera por las tendencias ideográficas y particularistas de su maestro
f. BOAS, como por los avances en Psicología y Psiquiatría, Sapir fue quien
más contribuyó a la creación de la Escuela de Cultura y Personalidad, que
constituye el foco esencial en la utilización posterior del método biográfico
en Antropología. Entre sus discípulos se cuentan algunos de los más impor-
tantes cultivadores del género, como BENEDICT, MEAD, BEAGLEHOLE, VOE-
GELIN, ERIKSON o DYK, llegando su influencia hasta nuestros días.
El propio SAPIR, excelente etnógrafo, publicó la traducción de varias
narrativas biográficas, recogidas en lenguas indígenas, entre ellas las de
individuos navaho (SAPIR y HOIJER, 1942) y nootka (SAPIR y SWADESH, 1939).
De esta época son los trabajos de DYK (1938), autobiografía del hijo de un
jefe navaho; los BEAGLEHOLE (1939), estudio de caso de un indio pukapuka;
los VOEGELIN (1935 Y 1938), estudios lingüístico y etnográfico, respectiva-
mente, que contienen las narrativas biográficas de un matrimonio tuba tu-
labal, conseguidas separadamente por el matrimonio de investigadores.
También el trabajo de ERIKSON (1943) incluye breves fragmentos biográfi-
cos de las narraciones conseguidas en su trabajo de campo entre los yurok.
Otros trabajos contemporáneos de gran valor son los de STEWARD (1934,
1938) sobre los paiute, que nos proporcionan tres relatos biográficos, así
como una detallada explicación de la metodología seguida para la obten-
ción del material. Las obras de OPLER (1938, 1941) contienen respectiva-
mente una breve narración autobiográfica de un apache chiricagua y una
extensa monografía de la misma comunidad. Finalmente, L. WHITE (1943)
nos presenta una interesante autobiografía comentada y anotada de un in-
20 CUADERNOS METODOLÓGICOS S

dio acama (de la familia de los indios pueblo). Lo curioso de estas obras de
juventud de los tres distinguidos antropólogos es que constrastan vivamen-
te con el desarrollo posterior de su obra, que se aleja mucho de los supues-
tos ideográficos de la hegemónica Escuela de Cultura y Personalidad. STE-
WARD fue el fundador de la Escuela de Ecología Cultural, OPLER se destacó
por su orientación evolucionista y marxista, mientras que WHITE fundó la
Escuela Neoevolucionista, todas ellas de orientación nomotética.
La labor de la etnografía soviética es muy poco conocida, especialmente
por falta de traducciones, pero tanto KLUCKHOHN como LANGNESS hacen
referencia al cultivo en esta época del método biográfico. En Alemania des-
taca principalmente la gran obra del padre SCHMIDT (1906), en la que se da
una gran importancia al estudio del individuo dentro de la cultura. A su
escuela pertenece Hilde THURNWALD (1937), autora de una monografía so-
bre Melanesia en la que presenta el esbozo de la personalidad de 16 indi-
viduos sudsee en el marco de su entorno familiar. Principalmente de origen
británico son algunas monografías de base autobiográfica sobre grupos afri-
canos. MOFOLO (1931) y NTARA (1934) publican dos obras escritas en lenguas
africanas por sus propios autores y luego traducidas al inglés por los edi-
tores. HATT (1931) presenta el relato autobiográfico de TURI, acompañado
de amplias y escrupulosas notas sobre el contexto social, así como especi-
ficaciones del procedimiento de entrevista utilizado, hasta el punto de que
KLUCKHOHN considera este trabajo como un «clásico menor». PERHAM (1936)
nos ofrece 10 relatos de africanos fuertemente aculturados, entre ellos dos
mujeres, para centrarse sobre todo en los problemas del contacto interra-
cial. Destaquemos la monografía de BARTON (1938), basada en tres autobio-
grafías de ifugaos filipinos, teñida de un cierto pintoresquismo, pero que
muestra cómo el testimonio individual puede ser un elemento corrector
para orientar una etnografía sistemática que busca el estudio de los patro-
nes culturales. Finalmente, WASHBURNE (1940) presenta la primera biogra-
fía completa y detallada de una mujer de cultura no letrada, una esquimal
anauta.
Alrededor de 1940 se publican los tres grandes clásicos de las monogra-
fías biográficas en Antropología: DYK (1938), FORD (1941) y SIMMONS (1942).
La primera de ellas es la que nos ofrece el mejor relato biográfico, en tér-
minos absolutos. Se trata de una narración llena de sinceridad, en la que
se tratan las dimensiones más íntimas de la vida de un joven de 21 años,
hijo de un jefe navaho. Por otro lado, con muy pocas excepciones, los espe-
cialistas en esta cultura consideraron el relato totalmente plausible, que
ofrecía una imagen vívida de los valores y del sistema de comportamiento
de un representante de esta cultura indígena. Tal vez, sorprende el inusual
grado de libertad con la que este hombre habla de sus experiencias sexua-
les, pero aquí DYK no ayuda al lector a situarse sobre las condiciones en
que se realizaron las entrevistas, ni establece una explicación de las rela-
ciones con su informante. Sin duda, esta falta de especificación de las «con-
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 21

diciones del experimento» restan fuerza a la credibilidad del procedimiento


científico seguido y constituyen un serio vacío desde la óptica de la moder-
na crítica metodológica.
Las otras dos obras que comentamos tienen en común una serie de avan-
ces metodológicos que marcan de forma precisa el ulterior camino a seguir
en este tipo de empresa etnográfica:
1. En ninguno de los dos casos se recurrió a la mediación de un intér-
prete, siendo ambos investigadores, conocedores directos de las lenguas kwa-
kiutl y hopi respectivamente, los que hicieron la recogida de los relatos de
vida originales y quienes, posteriormente, se encargaron personalmente de
su traducción. Este control sobre las narrativas es, sin duda, un paso indis-
pensable para garantizar la bondad de los resultados.
2. Ambos trabajos parten de una orientación teórica explícita, lo que
permite al lector hacer una lectura más focalizada, así como una evaluación
sin ambigüedades de los objetivos perseguidos en la investigación y, por
tanto, de los énfasis temáticos y de los procedimientos seguidos.
3. Ambas realizan una amplia presentación del documento biográfico,
situando el contexto socio-cultural del grupo humano al que pertenece el
informante, así como un esbozo analítico de la significación de las narrati-
vas personales por relación al grupo de referencia.
Smoke from Their Fires (FORD, 1941) constituye una de las grandes mo-
nografías sobre la cultura kwakiutl. A través de los setenta años de la vida
de su informante, el investigador pasa revista minuciosa a los pormenores
de la cotidianidad de un grupo, cuyos potlach rituales habían sido tan feti-
chizados por la etnografía de la era boasiana. El potlach, situado en su
propio contexto, es mostrado como un mecanismo de redistribución econó-
mica lógico y lleno de sentido, desde esa visión interna que nos restituye,
como ninguna otra, la técnica biográfica. La gran profundidad de la narra-
tiva recopilada multiplica su valor y su capacidad explicativa, debido pre-
cisamente a la excelente y condensada panorámica que, previamente, nos
ha delineado el autor, cosa que se echa en falta en la mayoría de las mo-
nografías anteriores.
El relato biográfico, no obstante, no se limita tan sólo al bosquejo de la
cotidianidad, también se adentra en los vericuetos de los «momentos críti-
cos» de la vida del personaje, de sus frustraciones de infancia, del rechazo
hacia su comportamiento afeminado, de sus crisis de identidad individual
y social, de su dificultosa aclimatación a la vida escolar, de las muertes de
sus familiares y personas queridas, del trauma que su impotencia sexual le
produjo en su matrimonio. Así y todo, KLUCKHOHN achaca a esta monogra-
fía la falta de una mayor profundidad etnográfica y de una mayor familia-
rización in loco de la cultura estudiada, que sólo puede conseguirse con una
estancia en el lugar de estudio más dilatada. También la crítica al libro
pone en duda el carácter representativo del informante biografiado. Aunque
22 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5

esta última crítica parece que no es tanto una crítica al libro en sí, como
una manifestación de la necesidad de incrementar los esfuerzos en recopilar
el mayor número posible de relatos biográficos sobre cada cultura estudia-
da, como una forma de superar el problema de la representatividad de las
muestras.
Sun Chief de SIMMONS (1942) es para KLUCKHOHN el mejor estudio sobre
sociedades ágrafas, basado en la obtención de documentos personales. Por
la calidad de la narrativa recogida es sólo comparable al trabajo de DYK.
Por la calidad de su contextualización socio-cultural su esfuerzo es similar
al de DYK, pero sobre la base de un conocimiento de primera mano (y no
sólo de la literatura etnográfica). Su aportación más valiosa, sin embargo,
atañe al ámbito de la discusión teórica explícita y, sobre todo, del método
y de las técnicas utilizadas. SIMMONS realiza una sabia combinación de
entrevistas directas, en base a cuestionario, con el encargo de un diario
personal en el que Don TALAYESHA iba apuntando sus evocaciones de los
sucesos de su vida.
En el capítulo de KLUCKHOHN dedicado a su revisión crítica de la apor-
tación de la Etnografía y la Antropología Social al método biográfico, des-
tacan una serie de precisiones finales que todavía hoy en día deben ser
tenidas en cuenta por aquellos que decidan utilizar este método en sus
investigaciones. Sus advertencias son éstas:
1. La gran mayoría de las historias de vida publicadas son demasiado
superficiales y limitadas a sucesos objetivos. No nos proporcionan ni la
sombra de una vida, tan sólo el bosquejo de su esqueleto.
2. Los diferentes grupos de edad y sexo están muy desigualmente re-
presentados. La mayoría de los sujetos tiene más de cincuenta años y son
varones.
3. Con la excepción de media docena de tribus, no existen bases para
la comparación de las historias de vida en la misma cultura y, por tanto,
para juzgar si un documento particular es un ejemplo representativo.
4. La anotación es muy escasa y casi exclusivamente de carácter etno-
gráfico. El análisis y la interpretación tan sólo aparecen de forma lateral.
5. Las condiciones en que se ha realizado la encuesta, así como las
técnicas por las que se han obtenido los datos se reseñan de forma muy
inadecuada.
6. Los materiales biográficos publicados son, en el mejor de los casos,
comparables sólo de forma general y tosca porque las condiciones y las
técnicas son, o bien desconocidas o, si al menos están parcialmente descri-
tas, muy diferentes (cf KLUCKHOHN, 1942, pp. 102-193).
A mitad de los años cuarenta aparecen dos obras cruciales, que señalan
el futuro desarrollo del método biográfico dentro ya del campo trazado por
la Escuela de Cultura y Personalidad. Se trata de la monografía de Cara
DuBoIS (1944) The People of Alor, trabajo que cumple sobradamente con
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 23

todos los requisitos que acabamos de apuntar y que sirve de modelo para
los estudios posteriores. DuBoIS plantea la necesidad del uso de los datos
biográficos a partir de la definición del objetivo teórico de tratar la variable
individual (psicológica) en relación a las variables culturales (instituciones
primarias y secundarias).
La otra obra, de carácter teórico y programático, escrita por Abram
KARDINER (1945), The Psychological Frontiers of Society, incide en las mis-
mas tesis de Du BOIS y plantea como objetivo prioritario de la actividad
etnográfica la recopilación de muestras amplias y representativas de bio-
grafías, que permitan realizar la articulación entre el dominio del compor-
tamiento y la cognición individual con las instituciones sociales. Así lo ex-
presa el propio KARDINER (1945, p. 37):

Con el propósito de comprobar la tesis de este libro, una biografía en una cultura
difícilmente será suficiente. Debemos poseer una adecuada muestra de diferencia-
ciones de sexo, edad y estatus y no podemos pretender que un número arbitrario
sea adecuado. Necesitamos un número suficiente para hacer comparaciones adecua-
das, pero es más importante encontrar dónde se hallan las desviaciones. A medida
que progresamos en nuestro estudio biográfico apreciamos el hecho banal de que
no hay dos en la misma cultura que sean iguales. Pero las desviaciones son tan
importantes para nosotros como las normas. Los usos de las biografías son nume-
rosos. Aquí tenemos la oportunidad de ver si nuestra conjetura sobre el tipo de
personalidad que un determinado conjunto de instituciones puede crear es aproxi-
mado en algo a la realidad. Podemos invertir el procedimiento y operar desde las
personalidades hacia las instituciones. Y es tan sólo en una biografía donde pode-
mos ver cómo diferentes instituciones están funcionalmente articuladas.

Lamentablemente para nosotros, la influencia perdurable de KARDINER


en los estudios de Cultura y Personalidad no se extendió a sus directrices
sobre la necesidad del uso de las historias de vida como elemento básico
de la práctica empírica de la Antropología Social. Salvo algunas excepcio-
nes, que seguidamente pasaremos a comentar, el recurso a los relatos bio-
gráficos ha sido muy restringido, a pesar de que las posibilidades del mé-
todo lo habilitan en muchas ocasiones para evidenciar aspectos recónditos
(<<el lado oscuro») de las realidades socio-culturales en estudio. LANGNESS
(1965, pp. 12-13) cita algunos de los usos potenciales de los materiales bio-
gráficos en el trabajo etnográfico:

1. Retratar de forma impresionista una cultura.


2. Por razones estilísticas; esto es, como instrumento de construcción
textual de la obra etnográfica.
3. Como testimonio del impacto sobre el individuo de procesos de cam-
bio cultural.
4. Como recurso para mostrar dimensiones emic de una cultura difícil-
24 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5

mente alcanzables por otros medios, como es, por ejemplo, la visión feme-
nina de determinados procesos sociables.
5. Para ilustrar algún aspecto teórico de la corriente cultura y persona-
lidad.
6. Para comunicar dimensiones normalmente ocultas en los procesos
cognitivos o de interacción social (v la dimensión humanística de la Antropo-
logía»).
7. Para combinar dos o más de estos aspectos.

Con todo, los ámbitos en los que se mantuvo el uso de documentos bio-
gráficos se limitó, fundamentalmente, a los del estudio de los valores, es-
pecialmente en la línea marcada por BIDNEY (1953) en su trabajo The Con-
cept of Value in Modern Anthropology. También en los estudios de filiación
más behaviorista, como los trabajos sobre salud, enfermedad y curanderis-
mo (cf CAUDILL, 1953). Pero, esencialmente, en los trabajos sobre cambio
social y aculturación, que han sido uno de los temas predominantes durante
las décadas de los cuarenta a los setenta.
En los estudios sobre cambio cultural, la dimensión individual es muy
importante, pues se trata de profundizar en el impacto que sobre la vida
cotidiana de los individuos tienen las progresivas modificaciones a nivel de
estructura. Los estudios de cultura y personalidad interpretan estas cues-
tiones a partir de un sesgo bien específico, pues han tendido a postular el
carácter de «desviados» de los individuos que se alzan en abanderados de
los nuevos estilos de vida y de las nuevas formas de pensamiento. El mayor
énfasis de algunos estudios de aculturación de las sociedades tribales se
puso precisamente en el estudio de los individuos más occidentalizados, que
normalmente eran aquellos sujetos menos integrados en su propia sociedad.
Los estudios biográficos de Laura THOMPSON (1950) sobre los hopi, de Evon
VOGT (1957) sobre los navaho, de los SPINDLER sobre los menomini, o de
BARNETT (1960) sobre el isleño DAOB de las islas Palau (Micronesia) mues-
tran que casi siempre «los que cambian son aquellos que nada tienen que
perder con el cambio». En todos estos casos la utilidad de los relatos bio-
gráficos es evidente. Puede establecerse la generalización de que casi la
totalidad de los estudios orientados psicoanalíticamente responden al tema
de la desviación y del cambio cultural.
La década de los años sesenta es, sin duda, la más rica (al menos cua-
litativamente) en producción de estudios biográficamente orientados que
son plenamente satisfactorios desde el punto de vista metodológico. El tra-
bajo de POZAS (1962), Juan de Chamula, constituye un clásico en el género,
tanto por su indudable valor literario como por la maestría con que se
consigue un convincente «retrato cultural», a través del relato subjetivo de
un solo sujeto, que refleja los conflictos personales relacionados con el pro-
ceso de cambio de los valores y de las estructuras sociales. Otro tanto puede
decirse de los trabajos de SMITH (1954) sobre una mujer hausa, o del estudio
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 25

de L. SPINDLER (1962) sobre el cambio cultural visto por una mujer meno-
mini y de N. LURIE (1961) en su biografía de la hermana de Crashing THUN-
DER del grupo winnebago.
Mención aparte merecen otros dos estudios. El de S. MINTZ (1960), Wor-
ker in the Cane, es la biografía de un jornalero puertorriqueño, basada en
los testimonios «cruzados» de una gama amplia de informantes: familiares,
amigos y compañeros de trabajo de TASO. Su estudio se plantea, no desde
el punto de vista de su representatividad en el contexto de un grupo ocu-
pacional y social dentro de un marco cultural específico, sino desde la pers-
pectiva testimonial de su interés humano intrínseco, por lo que hay que
catalogar al trabajo dentro de las tendencias idiográficas y humanistas.
Bien es cierto que, a la luz del trabajo posterior de MINTZ sobre el Caribe
y de las propias intenciones ex post facto, planteadas en su introducción a
la edición francesa (1979) del libro, la intencionalidad de esta historia de
vida adquiere una nueva significación, que no se puede obviar, y que lleva
al autor a un análisis sobre el impacto del capitalismo internacional en una
sociedad agraria «tradicional».
El otro trabajo, con el que queríamos acabar este apartado, es el de
O. LEWIS. Se trata, sin duda, del punto de referencia más importante del
género biográfico dentro de la Antropología Social. Su obra, dedicada casi
exclusivamente a la recopilación y edición de historias de vida ha sido
relevante, ya no sólo dentro del ámbito profesional de las ciencias sociales
(siendo el centro de amplios debates), sino que algunas de sus obras (y
especialmente Los hijos de Sánchez) han constituido verdaderos éxitos edi-
toriales de masas. Las aportaciones de LEWIS al método son fundamentales,
ya que supone la sistematización de la aproximación al relato biográfico
individual conocida como «relatos de vida cruzados» (concepto que desarro-
llamos en los capítulos 3 y 4). En Los hijos de Sánchez: LEWIS se aproxima
a una familia subproletaria de Ciudad de México a través del entretejido
de una estructura polifónica; esto es, la narración en paralelo de las trayec-
torias vitales de los cinco miembros de un grupo doméstico patrifocal. Con
este medio se reduce sensiblemente el sesgo del investigador, que es muy
difícil eliminar en los estudios de narrativa única. Por otro lado, todos los
comentaristas de su obra han destacado de forma unánime el gran valor
literario y la gran fuerza expresiva de los documentos recogidos. Como tes-
timonio de una situación social, ningún otro documento en la Antropología
Social ha tenido nunca el valor dramático, la «puesta en escena», de esta
obra.
Las críticas al trabajo son también abundantes y algunas de ellas ple-
namente justificadas, pero su misma cuantía es una muestra palpable del
interés central que ha suscitado la misma. La más generalizada tiene que
ver con la visión cerrada de la pobreza que defiende LEWIS en el conjunto
de sus trabajos. La pobreza lewisiana es un cosmos autónomo, con su lógi-
ca, sus valores y sus formas de autorreproducción. Es una esencia y no un
26 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5

estado (provisional) de las personas. No hay una articulación entre su exis-


tencia y el hecho de una relación más o menos fluida de explotación entre
clases sociales. La pobreza se explica y se justifica a sí misma. Su concepto
de subcultura de la pobreza nos remite a una visión de universo aislado y
relativamente autónomo, metáfora de las islas culturales en que los antro-
pólogos clásicos situaron a los representantes de las sociedades primitivas.

El método biográfico en Sociología

Existe una absoluta unanimidad en considerar el trabajo de THüMAS y ZNA-


NIECKI (1918-1920), The Polish Peasant in Europe and America, el punto de
partida del método biográfico. Para expresarlo en los términos clásicos en
que fue iniciada esta tradición, tendríamos que hablar más bien del método
de los documentos personales, que engloban todo aquel conjunto de registros
escritos que reflejan una trayectoria humana o que dan noticia de la visión
subjetiva que los sujetos tienen de la realidad circundante, así como de su
propia existencia. No ha habido en la historia de la Sociología obra más
magnificada y reconocida unánimemente, ni escuela o tendencia más influ-
yente que la surgida del Departamento de Sociología de la Universidad de
Chicago. Dado que yo mismo participo de este reconocimiento, más que
detenerme aquí a realizar una presentación más o menos detallada de esta
obra crucial, he preferido ir dosificando los comentarios a la misma a lo
largo de todo el libro, y por ello lo que vaya realizar aquí fundamental-
mente es un bosquejo breve de la panorámica de lo que representa su he-
rencia en las décadas de los años treinta y cuarenta, especialmente.
Vamos a seguir en nuestra presentación el esquema utilizado por ANGELL
(1945) en su conocido informe sobre el método de los documentos personales,
redactado para el Social Science Research Council. Para este autor, como
señalamos más detalladamente en el próximo capítulo, la utilidad de este
tipo de documentos reside en su capacidad para abrir nuevos caminos, para
sugerir hipótesis, para ilustrar hipótesis previas, para contrastarlas, para
proporcionar nuevos hechos que sirvan para la mejor comprensión de un
problema social y, en fin, para situar al lector de un estudio, proporcionán-
dole un contacto fresco y empático a un caso específico relacionado con el
problema en estudio.
Por otro lado, los documentos personales pueden servir de base para
estudios con intereses y énfasis bastante diferenciados, entre los que ANGELL
distingue tres grupos básicos: 1. Estudios de una unidad social concreta.
2. Estudios interesados en una contribución al cuerpo de teoría existente y
en el establecimiento de generalizaciones empíricas. 3. Estudios orientados
a la validación de los métodos de investigación.
Este primer grupo corresponde a los trabajos basados en el estudio de
EL METODO BIOGRÁFICO 27

secuencias históricas de grupos sociales concretos (los case history studies).


En este grupo de trabajos el interés está dirigido fundamentalmente a la
elucidación más amplia posible del problema social en estudio, quedando
los aspectos teóricos y la discusión metodológica en un segundo plano.
A este grupo pertenecen varios trabajos encargados por la American Youth
Commission en los años treinta, orientados al estudio de la problemática
específica de la juventud negra, en diferentes áreas del país, en zonas rura-
les y urbanas. El primero de estos trabajos corresponde a E. F. FRAZIER
(1940), Negro Youth at the Crossways, «un estudio que se basa casi entera-
mente en documentos personales que se obtuvieron en entrevistas con los
jóvenes y sus padres» (p. XXIII). El objetivo del trabajo es la aproximación
a las condiciones de desarrollo de las personalidades individuales de la
juventud negra, como colectivo caracterizado por problemas concretos de
desajuste e inadaptación derivados de su condición de clase subalterna, así
como de un complejo de inferioridad que es inculcado por los propios pa-
dres. La obra reproduce in extenso varias de las historias de vida de los
268 jóvenes de Washington y Louisville entrevistados.
Growing up in the Black Belt (JOHNSON, 1941) es otro trabajo sobre la
problemática de la juventud negra, en este caso de las zonas rurales del sur
norteamericano, mientras que Children of Bondage (DAVIS y DOLLARD, 1940)
estudia sus zonas urbanas. El primer trabajo combina el método biográfico,
junto al tratamiento cuantitativo de tests y cuestionarios cerrados. Al no
dar ninguna indicación de las guías de entrevista utilizadas para la recopi-
lación de narrativas, nos quedamos sin poder hacer una evaluación de la
adecuación de los procedimientos utilizados, teniéndonos que limitar al
análisis de los 10 cortos relatos que se incluyen como ilustración, de una
muestra de 400 jóvenes y 900 familias analizadas en total. El segundo libro,
por su lado, es un ejemplo típico de la utilización de los documentos per-
sonales como material analítico. Sin embargo, en la elaboración del texto
científico, las citas literales aparecen muy raramente para reforzar una tex-
tualidad hilvanada por el investigador en la que es imposible separar in-
formación e interpretación. En este texto se hace la semblanza de ocho
biografías de jóvenes urbanos del sur de EE UU.
Las tres obras comentadas representan un avance en el método biográ-
fico por cuanto, más allá de la hipotética y complicada búsqueda de «do-
cumentos naturales» (esto es, elaborados por iniciativa de los propios suje-
tos), éstos se fundamentan en la construcción de historias de vida mediante
encuesta. Especialmente con el tipo de población analizada en estos textos,
esperar narrativas autobiográficas del estilo de la del polaco WLADEK hu-
biese sido prácticamente imposible. Como veremos, el otro recurso a dis-
posición del investigador es la petición a los informantes de cumplimentar
por escrito diarios, recuerdos del pasado o esquemas biográficos, en base a
un cuestionario proporcionado por el investigador, al estilo del sistema uti-
lizado por autores como SHAW.
28 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5

Precisamente este autor es el responsable de una famosa trilogía sobre


la delincuencia: The Jack-Roller (1930), The Natural History of a Delinquent
Career (1931) y Brothers in Crime (1936). Estas obras son una muestra, tanto
de la vocación chicaguense por el trabajo social aplicado y por la vertiente
útil del quehacer sociológico, como de trabajos de una gran solvencia cien-
tífica. Las tres obras se basan en el uso de los documentos personales, como
forma de conseguir conocer: a. El punto de vista del sujeto. b. El ambiente
socio-cultural envolvente hacia el que reacciona el comportamiento delin-
cuente y desajustado de los sujetos analizados. c. La secuencia de las expe-
riencias pasadas en la vida del delincuente, que pueden permitir compren-
der e interpretar sus actitudes antisociales.
Su esfuerzo interpretativo y predictivo va encaminado a establecer la
existencia de una combinación particular de relaciones causales en las tra-
yectorias criminales. Y esto sin olvidar el hecho de que la mayoría de los
factores que predisponen a la delincuencia están, asimismo, presentes en la
población no delincuente de determinados medios sociales. Algunos de los
factores que SHAW tuvo más en cuenta como inductores del comportamien-
to delictivo fueron: a. la importancia del juego en pandilla y la débil esco-
larización, b.la desorganización y conflictividad del entorno vecinal, c. la
incapacidad de la familia para contrarrestar la influencia de las pandillas
organizadas, y d. la importancia del conflicto cultural intergeneracional en
la vida del niño.
Uno de los rasgos más fascinantes del trabajo profesional de SHAW es su
increíble capacidad para ganarse la confianza de los, en principio, conflic-
tivos jóvenes delincuentes. Aunque su posición de asesor personal y su ac-
tividad de reinserción de jóvenes delincuentes le permitían ser visto como
un agente no directo de control social. ANGELL (1945, p. 194) comenta su
sorpresa frente al hecho de que estos jóvenes, no sólo colaboraran con el
investigador, sino que además estuvieran dispuestos a poner por escrito los
recuerdos de todas sus experiencias pasadas, cuando él mismo tenía la ex-
periencia de lo difícil que es conseguir esto mismo entre los estudiantes de
un college. Esto le lleva a suponer, con justeza, algo que SHAW nunca con-
fesó; esto es, los fracasos obtenidos en su intento de hacer escribir sus do-
cumentos personales a estos jóvenes. Hay que suponer, pues, que las mues-
tras en las que se basan sus estudios son de alguna forma sesgadas y que
reflejan tan sólo las experiencias de las personas más motivadas y capaces
para estos menesteres. Cualquiera estará de acuerdo en que no hay dema-
siados sujetos con la capacidad de introspección, observación y análisis del
joven STANLEY, el protagonista de su primer trabajo (SHAW, 1930). y a me-
nudo son las características excepcionales de un sujeto y de sus documentos
personales las que marcan la diferencia y convierten a un libro en clásico,
con independencia de las propias habilidades y capacidad científica del
investigador. Tal vez resida aquí el origen de la grandeza y, a la vez, de las
limitaciones de los estudios de caso único.
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 29

Otro bloque de interés en los estudios de secuencias históricas, basados


en documentos personales, es el de la familia. MOWRER (1935) en su Perso-
nality Adjustement and Domestic Discord parte de una teoría del ajuste ma-
trimonial en términos de una interacción de los cónyuges mediatizada por
el contexto social circundante. Su argumento fundamental es que los pro-
blemas maritales surgen no sólo de la ruptura de roles en el matrimonio,
sino a causa del desarrollo de personalidades desajustadas antes del matri-
monio. Esta tesis se apoya en los casos que presenta, que ilustran diferentes
tipos de personalidad y de patrones de conflictos domésticos. Se trata de
un trabajo práctico, orientado hacia asistentes sociales y asesores familia-
res, que trata de hacer comprensible este tipo de situaciones, para hacer
posible un asesoramiento familiar.
Otro trabajo que incide en un tema similar es el de FRAZIER (1939), The
Negro Family in the United States. Se trata de un estudio de la evolución de
la familia negra a lo largo de las etapas de la esclavitud, la emancipación
y las grandes migraciones a los centros urbanos. Aunque existe un apoyo
estadístico e histórico, la fuente principal de información consiste en na-
rrativas autobiográficas, publicadas o inéditas, recopiladas por el autor. A
través de esta documentación el autor establece las condiciones sociales en
las que se ha forjado un determinado tipo de familia negra, así como las
consecuencias de la adaptación a nuevos contextos. BURGESS, en su intro-
ducción al libro, lo presenta como la contribución más interesante al estu-
dio de la familia desde la publicación de The Polish Peasant. Algunas de las
conclusiones que se pueden extraer del libro son formuladas por el propio
BURGESS, en los términos siguientes:

a. El impulso sexual no es condición suficiente para la constitución de


una familia.
b. La relación materno-filial es el fundamento básico de la constitución
del grupo familiar.
c. La familia como forma de asociación humana se basa también en el
vínculo afectivo e íntimo entre hombre y mujer.
d. La religión es un factor muy significativo en la regulación del sexo
y en la estabilidad de la familia.
e. La comunidad de intereses aumenta la participación del hombre en
la familia y la fortalece como institución social.
[. Los progresos culturales del individuo se transmiten al grupo social
a través de la familia.
g. La familia es un producto social, pero fundamentado en las caracte-
rísticas de la naturaleza humana constituye el tipo de estructura que mues-
tra una capacidad adaptativa más grande a situaciones cambiantes y/o de
crisis. Por ello puede predecirse la persistencia de la familia, aunque no así
las formas específicas que ésta adoptará en cada momento.
30 CUADERNOS METODOLÓGICOS S

Todavía dentro de este primer apartado de obras, cabe citar el estudio


de W.I. THOMAS (1923) sobre la prostitución juvenil y el de FOSTER y WIL-
SON (1942) sobre la eficacia del sistema educativo americano en la prepa-
ración de las mujeres para su rol familiar. Este último trabajo se basa en
una encuesta de larga duración, desarrollada entre 1932 y 1938, a una po-
blación de 100 mujeres graduadas en un college de Detroit, en el que se
siguió su evolución desde la finalización de sus estudios hasta la plena
definición de sus roles adultos (en el momento de acabar el trabajo, 78 de
estas mujeres estaban casadas y cumplían fundamentalmente un rol de amas
de casa). Se aislaron en el estudio 23 áreas conflictivas de su vida cotidiana,
intentando relacionar la esfera de los problemas con la educación que ha-
bían recibido en el nivel familiar, escolar y de college. Las conclusiones de
la investigación van dirigidas fundamentalmente al planteamiento de las
mejoras necesarias en el sistema educativo para preparar a las mujeres
para su vida adulta.
El mismo sentido aplicado posee el citado libro de THOMAS, referido a
los problemas de desajuste de las jóvenes prostitutas de Chicago. Las fuen-
tes de información son las cartas publicadas por algunas de estas mujeres
en el periódico Forward, así como los registros de Girl's Protective Bureau
y en relatos personales de otras fuentes. El texto va dirigido esencialmente
al personal penitenciario y judicial, cuyo trato a estas mujeres se juzga que
no es el más adecuado en orden a un proceso de reinserción social. THOMAS
plantea la necesidad de la «recuperación moral global» de estas jóvenes, de
forma que sus deseos y anhelos se vean cubiertos en un nuevo horizonte,
en el que se contempla la reforma de su conducta. Se trata de un buen
estudio temático, pero que no introduce ningún elemento metodológico nue-
vo al método biográfico y que dista mucho de su trabajo conjunto con
ZNANIEéKI (1918-1920).
Los estudios de orientación teórica, que componen el segundo grupo de
trabajos sociológicos que hacen uso de los documentos personales, no re-
nuncian al sesgo chicaguense, definido por una selección de problemáticas
socialmente relevante y por su carácter de estudios aplicados. Su contribu-
ción al método biográfico es especialmente significativa, por cuanto:

a. Los documentos personales son utilizados, más allá del mero testi-
monio, como respuestas concretas a problemas sociales relevantes.
b. Los datos de tipo estadístico o ecológico son utilizados en una sabia
combinación para proporcionar veracidad a las narrativas individuales.
c. La utilización de los estudios de caso en estudios de tipo predictivo,
como los dedicados al suicidio o a las repercusiones de la Gran Depresión
sobre la organización familiar, representan un intento de mostrar la propia
validez del método biográfico.
d. Se avanza extraordinariamente en la precisión del análisis concep~
tual y en el diseño de las investigaciones.
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 31

e. Los procedimientos utilizados son suficientemente explícitos y las


hipótesis correctamente establecidas, como para hacer posibles ulteriores
comprobaciones.
[. La contribución de KOMAROWSKY (1940), ajena al grupo de Chicago,
con su método de discernimiento, constituye una de las aportaciones esen-
ciales en este intento de otorgar más rigor y cientificidad al uso de los
documentos personales.

Algunos de los trabajos centrales de este grupo, identificados y a la vez


identificadores del cuño chicaguense, son los de ZORBAUGH (1929), ANDER-
SON (l923), THRASHER (l928) y SUTHERLAND (l937), consagrados todos ellos
al análisis de la marginalidad y de los bajos fondos de «la ciudad» por
antonomasia de la sociología americana. El primero de ellos constituye algo
así como «la joya de la corona», por cuanto aborda desde la perspectiva
ecológica algo con lo que ningún otro sociólogo de la época fue capaz de
enfrentarse: un espacio de transición y de contraste, caracterizado por la
movilidad, sin referentes socio-culturales claros, sin un grupo social predo-
minante. Tal es el estado de cosas que ZORBAUGH analiza en su The Gold
Coast and the Slum, estudio del Lower North Side de Chicago. Se trata de
un proceso de transición en el que, como señala R. PARK en la introducción
al libro, «el viejo orden está cambiando, pero el nuevo orden todavía no ha
llegado», donde «todo está relajado y es libre, pero también problemático».
La conclusión más importante del estudio se dirige a mostrar cómo en
un continuum urbano, caracterizado por la alta movilidad y la ausencia de
reglas morales, las conductas antisociales son aceptadas por los ciudadanos
como algo natural y, aunque parezca paradójico, este aparente no man's
land constituye un espacio atractivo porque da pábulo a la realización de
muchos objetivos individuales, así como a las aspiraciones de movilidad
personal. Por otro lado, desde el punto de vista de las costumbres y los
valores sociales, ZORBAUGH concluye que «los grupos tienden a perder iden-
tidad y sus patrones sociales tienden a convertirse en algo híbrido que no
es siciliano, o persa, o polaco, sino del barrio».
La obra de N. ANDERSON (l923), The Hobo. The Sociology of the Homeless
Man, constituye una pieza singular dentro del rompecabezas construido por
PARK y BURGESS, ya que se trata en buena medida del trabajo de un soció-
logo neófito, que nos dice muy poco sobre el rigor de los métodos utilizados,
pero cuya calidad queda garantizada por el conocimiento de primera mano
de los ambientes sociales que describe, pudiendo considerar que existen
muchos rasgos autobiográficos en ella. Tanto ANDERSON como su padre, de
origen sueco, pasaron una buena parte de su vida dedicados al trabajo
itinerante, cruzando de un lado a otro la geografía estadounidense, inmer-
sos en la vida de los hobo, categoría analítica que incluye tanto a los cowboy
como a los míticos new [rontier mano Se trata, en general, de los miembros
de ese ejército laboral de reserva, movilizado para la construcción del fe-
32 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5

rrocarril, para el trabajo en las explotaciones mineras, para las ocupaciones


agrarias de temporada o para el cuidado de ganado. Esa forma de ganarse
el sustento genera toda una cultura social del trabajo, provoca una vida
desarraigada, individualista, itinerante, de personas sin hogar, en transi-
ción constante, siempre de paso, sin una meta definida en la vida, salvo
sobrevivir.
ANDERSON se concentra en el análisis de la Hobohemia chicaguense, que
constituía algo así como la capital del hobo americano, el lugar de peregri-
nación entre una ocupación y otra. El carácter central de Chicago se explica
básicamente por dos razones: por ser el nudo ferroviario más importante
de EE UU, siendo los hoboes polizones habituales de los trenes de carga, y
por ser la sede dell.W.W., organización que controlaba una buena parte de
la contratación laboral de los hoboes. También existían, claro está, otros
núcleos como Kansas City, S1. Louis, Minneapolis y otras ciudades del Oes-
te o, incluso, el Bowery de Nueva York.
El esfuerzo de ANDERSON es mostrar cómo, a diferencia de los problemas
de delincuencia, prostitución, falta de residencia y malestar social, el «caso
hobo» consiste esencialmente en una cuestión de tipo cultural, en una visión
del mundo, en una estructura de las relaciones sociales distintas a las de
la mayoría de la población urbana, profundamente mediatizadas por las
propias características del mercado de trabajo del que formaban parte mu-
chos de ellos. Como una subcultura que era, la Hobohemia tenía sus propias
reglas y sus propios líderes, como el «general» J acob S. COXEY, un hobo
veterano, organizador de la única manifestación masiva de la conciencia
obrera de los hobo, coincidiendo con la depresión de 1893.
Obreros alienados por lo general, marginados y sin referentes sociales
claros, la población hobo de Chicago, constituida por varias decenas de
miles de personas, era percibida por sus conciudadanos como un ejército
de vagabundos, menos peligrosos que los contingentes inmersos en la de-
lincuencia organizada, pero igualmente amenazadores del orden social.
Frente a este estereotipo unificador, ANDERSON distingue cinco tipos de hobo:
1. el trabajador agrícola de temporada, con rutas estables que siguen el
ciclo anual, 2. el trabajador itinerante sin rutas fijas, que combina cual-
quier tipo de ocupaciones, 3. el vagagundo (tramp), migratorio también, pero
dedicado a la mendicidad, 4. los obreros no migratorios, residentes habi-
tuales de la Hobohemia, o guarnición local (home guard) y 5. finalmente,
los bu m, vagos y holgazanes, que ni trabajan ni se desplazan.
Otro trabajo notable, muy influyente en todos los estudios posteriores
sobre el campo de la delincuencia organizada, es el de THRASHER (1928),
The Gang: A Study of 1818 Gangs in Chicago. Se trata de una compleja
aproximación al tema, basada en la observación directa de la vida de las
pandillas, así como en la realización de entrevistas a sus miembros y a otros
observadores de la comunidad, la investigación de los archivos de los ser-
vicios sociales, policiales y judiciales, el vaciado de noticias de prensa y el
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 33

análisis de los resultados de estudios previos. Pero, además de esto, siguien-


do el camino trazado por The Polish Peasant, se trata de un trabajo en el
que los relatos autobiográficos encargados a los propios sujetos analizados,
ocupa un lugar central en la obtención de la información. Sin embargo,
THRASHER supera a los demás estudios en su profundidad de descripción
de los ambientes sociales marginales por su conocimiento empático de pri-
mera mano, obtenido por técnicas etnográficas, que le permiten delimitar
una panorámica rica y compleja de los patrones de comportamiento de los
jóvenes marginales en su zona de estudio. Un rasgo notable de su trabajo,
destacado por casi todos los críticos, es la gran calidad de sus descripciones
de los ambientes sociales, por lo que a su fidelidad y adecuación analítica
hay que añadir sus indudables méritos literarios.
A pesar de todo, la perdurabilidad de la obra de THRASHER reside en su
gran capacidad teórica, en el ejercicio constante de pasar de la concreción
de los hechos a la generalización tentativa. Dos de las conclusiones centra-
les de The Gang han servido durante décadas como hipótesis de trabajo en
estudios sobre delincuencia y organización juvenil: 1. sobre el carácter es-
pontáneo y no planificado de la constitución de pandillas, y 2. sobre la exis-
tencia de un ciclo de equilibrio, perturbación, malestar, tensión, crisis, con-
flicto, acomodación, ajuste y nuevo equilibrio en las relaciones entre pan-
dillas. Otra dimensión interesante en la formulación de sus hipótesis es la
del carácter tendencial de éstas, rehuyendo las formulaciones de tipo abso-
luto y cerrado. En esta línea habría que situar sus afirmaciones de que la
vida de pandilla es especialmente atractiva para los jóvenes marginales,
rebeldes y frustrados, o su creencia de que la solidaridad en la vida de una
pandilla surge a menudo a través del conflicto.
Finalmente, otro aspecto pionero de THRASHER es de orden metodológico
y se refiere a la utilización de los documentos personales como medio de
formulación emic que ilustran fenómenos ya conocidos a través de otros
medios, fundamentalmente etnográficos. Este uso de las narrativas biográ-
ficas permite al autor evaluar automáticamente su significación, así como
verificar su validez en base al conocimiento profundo del contexto estudia-
do. Cosa que no se puede decir de la mayor parte de los estudios basados
en el método biográfico. De esta forma los documentos y la observación
directa de los comportamientos constituyen el eje complementario en el que
se basa su presentación de las situaciones.
El trabajo de SUTHERLAND (1937), The Professional Thief by a Professional
Thief, está considerado una de las aportaciones más originales de su época,
pues consiste en la descripción detallada de los saberes, artes, categorías y
códigos internos de un «grupo profesional», el de los ladrones. Además de
su interés intrínseco, el trabajo es notable por la gran imaginación meto-
dológica desplegada. El texto se compone de la narración elaborada por
Chic CONWELL, un ladrón profesional, a partir de un cuestionario elaborado
por el investigador, que fue luego corregido y aumentado a partir de unas
34 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5

cien horas de discusión, que permitieron introducir nuevos elementos y


clarificar puntos oscuros. Una vez sintetizado todo el material, éste fue
sometido a la consideración de «expertos», en este caso otros cuatro ladro-
nes profesionales y dos ex-detectives, aparte de una amplia serie de conver-
saciones y de entrevistas informales, de tipo discrecional, que tenía como
objetivo la comprobación de todos los extremos detallados en el texto elabo-
rado.
Lo interesante de este caso es el carácter no biográfico del trabajo rea-
lizado por CONWELL para SUTHERLAND. No se trata de un testimonio per-
sonal, sino de una verdadera contribución de especialista que utiliza su
conocimiento «desde dentro» para retratar con fidelidad los entresijos de
algo que, al fin y al cabo, constituye una profesión. Y por lo que cuenta
PLUMMER (1989, p. 160) esta colaboración «profesional» entre el investiga-
dor y el ladrón duró todavía muchos años, hasta el punto de que CONWELL
fue invitado en diversas ocasiones por SUTHERLAND a participar en sus cla-
ses «para entretener y educar a sus estudiantes».
Otro grupo de trabajos, firmados por MOWRER (1927), ANGELL (1936),
CAVAN y RANCK (1938), BURGESS y COTTREL (1939) Y KOMAROWSKY (1940),
tienen en común el estudio de las causas en la desorganización familiar y
en la modificación de los roles de sus miembros en circunstancias específi-
cas. MOWRER (1927) en su Family Disorganization se centra en el análisis
del diario de Miriam DOHAVEN, una joven separada, para establecer la im-
portancia que las actitudes de los cónyuges y su visión particular de los
hechos tienen en el desenlace de una ruptura familiar. Para este autor las
actitudes y valores, mediatizadas culturalmente, constituyen un elemento
central para orientar el análisis de la concatenación de eventos que permi-
ten una conceptualización de los conflictos maritales. El trabajo de BUR-
GESS y COTTREL (1939) se centra en el mismo problema, sobre la base del
estudio de cien parejas, por medio de entrevista y recopilación de narracio-
nes autobiográficas. La tesis central del trabajo sostiene que el estableci-
miento de los roles maritales se fundamenta en las experiencias familiares
anteriores al matrimonio, que los cónyuges tienden a reproducir. El fracaso
matrimonial es la expresión de la incapacidad de los cónyuges para modi-
ficar estos roles preestablecidos que, en muchos casos, entran en conflicto.
Los otros tres estudios se centran en el análisis del impacto que el em-
pobrecimiento y el desempleo masculino generan en el sistema de roles y
de prestigio familiar. En los tres casos se trata de un análisis centrado en
las consecuencias de la Gran Depresión de los años treinta. ANGELL (1936),
en base a una muestra de 50 narraciones de estudiantes de college donde se
recogen los recuerdos de la vida familiar anterior a la depresión, establece
una tipología de la capacidad de adaptación e integración de las familias
en términos de su vulnerabilidad a las situaciones de crisis. Por su parte,
el libro The Family and the Depression de CAVAN y RANCK (1938) consiste en
un estudio diacrónico de 100 familias, localizadas a través del Institute of
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 35

Juvenile Research, basado en el análisis de los registros existentes sobre


éstas, referidos a los años veinte, más las entrevistas realizadas entre 1930
y 1937, para ver la evolución de las relaciones familiares, antes, durante y
después de la depresión económica.
Finalmente, The Unenployed Man and his Family de Mirra KOMAROWSKY
(1940) representa un hito dentro del género, hasta el punto de que ANGELL
(1945, p. 217) lo califica del mejor estudio basado en documentos personales
desde la aparición de The Polish Peasant. Se trata también de un estudio
sobre el impacto de la depresión sobre la familia, realizado en este caso en
la ciudad de Nueva York. El objetivo específico del estudio es establecer la
modificación de la autoridad y del prestigio del padre de familia cuando,
como causa de la depresión, éste deja de cumplir con su rol de aprovisio-
nador familiar. La base empírica de su muestra la constituyen 59 familias
residentes en una zona industrial cercana a Nueva York, estableciendo que
sólo en 13 casos el desempleo es la causa directa de la pérdida de autoridad.
Su explicación del fenómeno es que la pérdida de autoridad y prestigio es
el resultado de una previa relación instrumental entre los cónyuges, mien-
tras que si esta relación previa a la crisis se basa en el amor y la mutua
confianza, ésta no genera pérdida de autoridad. La mayor aportación de su
trabajo es la aplicación de la técnica de entrevista semidirectiva, comple-
mentada con lo que LAZARSFELD denominó el método de discernimiento, que
esencialmente consiste en comprobar e intentar falsar las relaciones de tipo
causal establecidas por los sujetos a través de las entrevistas, en este caso,
sobre la relación o no entre crisis de autoridad y desempleo.
Finalmente, dentro del grupo de estudios metodológicos, destacan dos te-
sis doctorales inéditas, presentadas en la Universidad de Chicago en 1930
y 1940, respectivamente. La primera de ellas, la más notable y reconocida,
es la de S. A. STOUFFER, An Experimental Comparison of Statistical and Case
History Methods in Attitude Research. Su objetivo central es mostrar la eco-
nomía de medios y de esfuerzos que el tratamiento estadístico de un deter-
minado tema representa en relación con la aproximación basada en los
documentos personales, para la consecución de idénticos resultados. Para
este experimento STOUFFER escogió el tema de las actitudes en relación al
alcohol. Escogió una muestra aleatoria de 238 estudiantes, a los que sumi-
nistró un test de actitud, pidiéndoles. posteriormente que redactaran relatos
personales anónimos para relatar sus experiencias desde la infancia en re-
lación al alcohol y a su prohibición. Los resultados del test fueron someti-
dos a un análisis estadístico, mientras que los relatos personales fueron
evaluados por cuatro jueces en relación a las actitudes que mostraban res-
pecto al tema de estudio. Tanto los resultados de las evaluaciones de los
relatos como los valores de los tests mostraron ser fidedignos y muy corre-
lacionados entre sí. La conclusión final del trabajo es que trabajar con
historias de vida (o con cualquier otro tipo de documentos personales) es
una pérdida de tiempo, cuando se pueden obtener los mismos resultados
36 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5

utilizando tests, que son mucho más fáciles de administrar, analizar e inter-
pretar.
La defensa del método biográfico frente a este ataque a su línea de flo-
tación es, sin embargo, clara. En primer lugar, como señalaba ANGELL,
¿cómo estar seguros de que la ecuación de STOUFFER es aplicable a todos
los casos, cuando por aquellas alturas el establecimiento de categorías cien-
tíficas en Sociología no era aún mínimamente satisfactorio? Pero, por otro
lado, la evidencia nos muestra desde nuestra perspectiva actual que, aun
utilizando cuestionarios y el tratamiento estadístico como elemento central
de un análisis, eso no nos libera de una necesaria y previa aproximación
emic a los problemas en estudio y de un contacto directo con los sujetos de
la población que vamos a estudiar, para garantizar la relevancia en la con-
fección de los cuestionarios, así como la validez en el establecimiento de
las categorías analíticas. Por último si, como sugiere STOUFFER, la cuestión
de la elección del método de análisis se mide simplemente en términos de
comodidad y no de una mayor o menor validez científica, la opción del
método biográfico es siempre legítima, poseyendo la ventaja añadida de
cualquier aproximación humanística; esto es, que nos transmite la frescura
de los valores y de las actitudes concretas de los individuos y nos propor-
ciona un conocimiento directo de las situaciones sociales específicas.
El otro trabajo al que me refería consiste en una defensa del método
biográfico, combinado con lo que el autor denomina método de los tipos
sociales. El trabajo de S. M. STRONG (1940) constituyó su tesis doctoral:
Social Types in the Negro Community of Chicago, y consiste en una aproxi-
mación bastante detallada a las formas de vida y al establecimiento de los
tipos más característicos de la comunidad negra. Su hipótesis general es
que la población negra, como grupo minoritario, está sometida a presiones
y constreñimientos que se derivan de su condición subordinada, y que ge-
neran toda una serie de comportamientos sorprendentes, para los que los
miembros de la comunidad poseen toda una terminología clasificatoria.
Los tipos sociales constituyen, pues, cada una de estas categorías de com-
portamiento, estandarizadas por la comunidad en forma de términos ape-
lativos. Por ejemplo, uno de los ocho ejes de análisis establecidos por STRONG
es el de las relaciones negro/blanco, dentro de la que pueden identificarse
seis tipos de comportamiento y de actitudes diferentes por parte de la po-
blación negra, que la propia comunidad denomina: white man's nigger, bad
nigger, smart nigger, white man's strumpet, mammy y sheet lover. Los docu-
mentos personales, así como la observación participante, juegan aquí un
papel central, tanto para establecer los diferentes tipos, como para obtener
las concepciones de sus propios roles que poseen los representantes de cada
ti po social.
Frente a este miniaturismo exuberante, compuesto por una multiplici-
dad de «piezas del gran mosaico» que es Chicago, como diría H. BECKER,
la panorámica de los estudios sociológicos a partir de la posguerra es bien
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 37

diferente y, a la vez que por el positivismo, se caracteriza por la tendencia


hacia una mayor abstracción y por el abandono de la etnografía local y la
tendencia hacia un mayor individualismo en las investigaciones, olvidando
los grandes proyectos a medio plazo, del estilo de los del Chicago de PARK,
Yankee City de WARNER, o Black Metropolis de DRAKE y CAYTON. Todos
estos elementos contribuyen a la sustitución progresiva de las monografías
locales y los estudios de caso por los surveys de ámbito estatal o mundial
y, a la vez, al desplazamiento de las técnicas intensivas de recopilación de
datos (como la observación participante y los documentos personales) por
otras extensivas de base estadística (cf BECKER, 1974).
El método biográfico, tal como fue concebido y desarrollado por la Es-
cuela de Chicago, desaparece irremediablemente del panorama sociológico
durante los años cuarenta, que es precisamente el momento en que la An-
tropología Social toma el relevo, como hemos visto en la primera sección
de este mismo capítulo. Los estudios basados en documentos personales y,
en concreto, los que se basan en la elaboración de historias de vida, que
vuelven a aparecer a finales de los años sesenta, poseen un carácter dife-
rente. En primer lugar, se trata, en general, de estudios marginales y un
poco a la defensiva, dado el escaso crédito que la academia les otorga en
general. Por otro lado, se trata en muchas ocasiones de estudios basados en
un testimonialismo extremo, basado en la filosofía de «ceder la palabra a
los actores sociales», propia de las corrientes humanistas radicales, que
utilizan ese medio para manifestar su aversión al positivismo, como ocurre
en casos como los de PARKER o PLUMMER en Gran Bretaña. Finalmente, un
tercer rasgo caracterizador es la vinculación del método biográfico a una
serie limitada de áreas específicas de estudio que, por lo general, son menos
accesibles a través del método del survey, como, por ejemplo, los estudios
sobre la mujer, la homosexualidad, la vejez, las experiencias de guerra, la
alienación en el trabajo, el mundo de la droga, de las cárceles o la prosti-
tución.
Una excepción a esta regla es el desarrollo continuado en Polonia de la
aplicación del método biográfico, a partir de la tradición inaugurada por
F. ZNANIECKI que, como recordaremos, es uno de los autores de The Polish
Peasant. Como ya se señala en distintas ocasiones a lo largo del libro, la
modalidad original que adopta en este país la obtención de autobiografías
consiste en la convocatoria de concursos a nivel nacional. El primero de
ellos fue convocado por el Instituto de Sociología de Posen en 1921, siendo
su director el propio ZNANIECKI. El tema de la convocatoria consistía en la
narración de las experiencias autobiográficas de los trabajadores polacos
en el interior y en el extranjero, al que respondieron 149 personas, relatan-
do tanto sus vivencias laborales, como las familiares, sus trayectorias mi-
gratorias, su marginación y sus dificultades de integración en los nuevos
contextos urbanos. La ganadora de este concurso fue la autobiografía de
WOJCIECHOWSKI, un obrero semianalfabeto, que posteriormente fue publi-
38 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5

cada en 1929. La misma institución hizo en 1934 una convocatoria a los


habitantes de la región de Silesia en la que se recogieron 700 autobiografías
y en 1938 otra, dirigida a los desempleados, a la que respondieron más de
cuatrocientas personas.
En la misma década de los años treinta, diferentes instituciones convo-
caron concursos dirigidos a diferentes sectores sociales: alcaldes de aldeas,
médicos, profesores, campesinos, emigrados, etc., que generaron centenares
de narrativas. En 1936, la revista Landwirtschaftliche Schulung convocó a
la juventud aldeana de Polonia a un concurso bajo el lema: «Descripción
de mi vida, actividades, reflexiones y esfuerzos», que recibió más de mil
quinientas respuestas y que sirvió de base a J. CHALASINSKI, discípulo de
ZNANIECKI, para la publicación de su monumental obra en cuatro volúme-
nes La joven generación campesina (1938), que desafortunadamente nunca
fue traducida, aunque es uno de los trabajos más valorados y citados dentro
del género.
Como señala SZCZEPANSKI (1978, p. 242), tras la segunda guerra mundial
se convocaron en Polonia más de cincuenta de estos certámenes, que dieron
lugar a la recopilación de miles de autobiografías y diarios personales. El
más descomunal de todos ellos fue el que realizó conjuntamente la Unión
de Jóvenes Agricultores, el Comité de Investigación de Cultura Contempo-
ránea, el Grupo de Sociología Rural de la Academia de Ciencias Polaca y
la Cooperativa Popular de Publicaciones. En sólo cuatro meses se recibieron
casi cinco mil quinientas autobiografías y sirvió para poner al día el estudio
de las transformaciones en la juventud polaca, después del trabajo de CHA-
LASINSKI de 1938. Es innegable el carácter único de esta experiencia polaca,
que ayuda a comprender entre otras cosas el gran desarrollo de la Socio-
logía Rural en aquel país, conocida en Occidente principalmente a partir
de la obra de GALESKI. Lo que resulta paradójico es que un esfuerzo tan
impresionante sea prácticamente desconocido por falta de un mayor esfuer-
zo editorial y que tengamos que echar mano de fuentes indirectas o de los
escasos artículos de CHALASINSKI o S ZCZEPANSKI traducidos recientemente
al inglés.
En el resto de Europa, la relevancia del método biográfico ha sido rela-
tivamente limitada, destacando en los últimos veinte años la literatura bri-
tánica, conocida normalmente como periodismo de guerrilla que, a pesar
del apelativo, ha correspondido en general al trabajo de sociólogos profe-
sionales de la corriente humanista. El más destacado de todos ellos es, sin
duda, Tony PARKER, defensor del testimonialismo puro, entendido como
una labor de entrevistar, transcribir y publicar, sin ningún tipo de análisis,
los documentos personales, para que sea el lector el que reflexione y llegue
a conclusiones sobre ellos. Su área principal de interés ha sido la de la
delincuencia (PARKER, 1962, 1963, 1965, 1967 Y 1969). El tema de la pobreza
urbana fue el centro de interés de Jeremy SEABRüüK (1967, 1971, 1973).
Otros objetos de interés han sido el de la vejez (BLYTHE, 1979), las expe-
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 39

riencias laborales en general (FRASER, 1970), o de colectivos específicos como


los mineros (BULMER, 1978) o las actividades delictivas de un perista pro-
fesional (KLOCKARS, 1975). También en Gran Bretaña, y en diálogo directo
con la Sociología, algunos historiadores sociales, encabezados por Paul
THOMPSON, han realizado destacadísimas aportaciones testimonialistas al
pasado más inmediato, por medio de la Historia Oral (THOMPSON, 1981;
HUMPHRIES, 1981, y SAMUELS, 1981).
En Francia ha sobresalido en la última década el trabajo del matrimonio
BERTAUX, tanto como animadores del desarrollo de este método, como a
través de su contribución empírica, a través de su estudio sobre el oficio de
panadero en Francia (BERTAUX y BERTAUX-WIAME, 1980). En su labor de
recopilador de ensayos sobre el método biográfico, hay que destacar el nú-
mero monográfico de BERTAUX en la revista Cahiers lnternationaux de 50-
ciologie, vol. LXIX (1980), así como el libro Biography and Society (1981).
Otras aportaciones significativas son las de PRÉVOST (1966) sobre la vida
cotidiana de una familia campesina del norte francés, y las autobiografías
de un bretón (HÉLIAS, 1975) y de la hija de un minero del norte (GRAFfEAUX,
1975). También destaca la monografía de JOUTARD (1977); por no citar la
ingente masa de narrativas recogidas desde una óptica regionalista y, más
o menos, folklorista ic]. THOMPSON, 1989, p. 273).
En Italia destaca la ingente obra de F. FERRAROTTI, verdadero líder mun-
dial del método biográfico que, a su ingente labor como divulgador del
tema (FERRAROTTI, 1981), ha de sumar sus estudios de tipo teórico sobre el
papel del recuerdo y la temporalidad (1987), o sobre la historia y lo coti-
diano (1986). Sus estudios monográficos, basados en material biográfico, se
centran en el estudio de las zonas periféricas y suburbiales de Roma (1974
y 1981). También hay que añadir el trabajo de PORTELLI (1985) sobre Terni,
el de PASSERINI (1984) sobre Turín, y el estudio de REVELLI (1977) sobre la
Italia de los años veinte.
En Estados Unidos la panorámica reciente del tema nos ofrece una ima-
gen mucho más pobre de la correspondiente a los años inmediatamente
anteriores a la segunda guerra mundial, aunque no por ello deja de haber
aportaciones de indudable mérito, como el estudio de HEYL (1979) sobre la
carrera de una empresaria de casas de prostitución, o la autobiografía de
una drogadicta, recogida por HUGHES (1961). B. JACKSON es el autor de
varios estudios sobre criminalidad: el diario de un ladrón (1972), sobre la
vida en un penal de Arkansas (1977), entre ellos. R. J. LIFfON publica un
documento excepcional sobre las víctimas de Hiroshima a partir del relato
de los supervivientes (1968) y otro estudio sobre los retornados de la guerra
del Vietnam (1973). Es también de un gran valor el trabajo del matrimonio
LYND (1973): Rank and Files, dedicado al análisis de las trayectorias perso-
nales de dirigentes sindicales. Una de las aportaciones recientes más im-
portantes es la de A. STRAUSS, con su trabajo sobre Frank MOORE, un alco-
hólico sin hogar, internado en una institución de rehabilitación (1974), así
40 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5

como SU libro conjunto con B. GLASER sobre la trayectoria de una enferma


terminal de cáncer, la señora ABEL (1977). Finalmente, hay que destacar la
obra de S. TERKEL, uno de los más prolíficos practicantes del periodismo
de guerrilla, al que nos referimos en otras partes de este libro.
3
Los usos del método biográfico

«Supongamos que consideramos el caso de John, un chico de doce años, y


supongamos que los antecedentes familiares son de pobreza; su padre era
delincuente, su madre le rechazó, su barrio es marginal. Supongamos que
el 70 % de los muchachos con los mismos antecedentes se hacen delincuen-
tes. ¿Significa esto que hay un 70 % de probabilidades de que John sea un
delincuente? De modo alguno. John es un ser único; con una herencia ge-
nética propia; su experiencia vital es tan solo suya. Su mundo contiene
influencias únicas, desconocidas para el estadístico: tal vez una relación
afectuosa con cierto profesor o unas palabras juiciosas dichas en alguna
ocasión por un vecino. Estos factores pueden ser decisivos y pueden truncar
esas probabilidades porcentuales. No existe ese 70 % de probabilidades en
relación a John. Éste podrá ser o no un delincuente. Tan sólo una com-
prensión global de su personalidad, de sus circunstancias presentes y futu-
ras, pueden proporcionarnos la base para una predicción segura».
ALLPORT, 1962, pp. 411-412

El objetivo principal de todas las ciencias sociales, cada una desde su par-
cela acotada de la realidad humana, es establecer generalizaciones, impo-
ner racionalidad, orden y pautas sistemáticas al mundo de la experiencia
sensible, a la realidad con la que se enfrenta el individuo quien, como actor
social inmerso en el continuum de esa realidad, vive ésta como algo ambi-
guo, caótico e impredecible. Ya sabemos que las ciencias sociales han de-
rivado, siguiendo en gran medida el modelo de las ciencias naturales, hacia
un objetivismo que las lleva a realizar postulados generales sobre el indi-
viduo y la sociedad, muy a menudo al margen de la experiencia concreta
y subjetiva que de la sociedad poseen las personas. Y, sin embargo, es in-
dudable que los sistemas socio-culturales están constituidos, entre otros fac-
tores, por las experiencias conscientes de sus actores sociales, a través de
procesos cognitivos y de la relación interactiva recíproca.
De la imprevisibilidad del futuro desarrollo de la vida de John, extrae-
mos la conclusión fundamental de que, por mucho que afinemos en nues-
tras escalas de análisis de los factores que condicionan el comportamiento
humano, existe un factor subjetivo irreductible, de carácter procesual, aza-
42 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5

roso, imprevisible, con el que hay que contar. Esto supone que en ciencias
sociales todas las previsiones no pueden ser más que tendenciales y no
pueden aspirar a poseer un carácter absoluto. Existe un dominio inters-
ticial, liminal, que el lenguaje común califica de libre albedrío, que nos
incapacita para reducir el comportamiento individual (con los procesos cog-
nitivos y volitivos inherentes) a un conjunto cerrado de reglas nomoté-
ticas.
Por otro lado, tengamos en cuenta que entre esa dimensión de los uni-
versales del comportamiento humano y esa otra dimensión morfogénica, de
la que habla ALLPORT (1962, p.421), refiriéndose a la irreductibilidad de
algunos aspectos del comportamiento individual, existe el nivel de media-
ción de las reglas sociales y de los códigos culturales específicos de cada
región cultural, de cada sociedad nacional, de cada grupo social específico
que, si bien no responden al modelo de las muñecas rusas, sí es cierto que
constriñen y delimitan de una forma u otra los sistemas combinatorios de
pautas de conducta y de representación de la realidad, que se sintetiza en
el comportamiento humano.
Muy a menudo en la historia de las ciencias sociales los apriorismos y
prejuicios de los analistas, no sólo han marginado esa dimensión humanista
que lucha por liberar al individuo de su estatuto de autómata (mero objeto
de las normas y de la estructura social), sino que, asimismo, han tendido
a evaluar la lógica de funcionamiento de sociedades particulares en térmi-
nos etnocéntricos, tildando de irracionales a lógicas y a comportamientos
concretos, simplemente por apartarse de los parámetros «normales» en el
propio marco social del investigador.
Una de las críticas más divulgadas a este posicionamiento reduccionista
y teleológico, que es el de la economía formalista neoclásica y el de la teoría
de la modernización en Sociología y Antropología, es el que realizó M. HA-
RRIS, a propósito de su análisis de la madre vaca. Harris destacaba la inca-
pacidad de la mayor parte de los científicos sociales occidentales para en-
tender la profunda racionalidad y el perfecto ajuste tecno-económico que
suponía, para una zona tan densamente poblada y pobre en recursos ener-
géticos como la Península Indostánica, el uso intensivo de la vaca cebú en
las actividades agrícolas. Que la religión hindú haga a este animal objeto
de culto no es un síntoma de irracionalidad primitiva, sino una forma de
ajuste en el plano del sistema de representaciones de algo que es sustantivo
en el plano de la reproducción socio-económica.
No es de extrañar, pues, que si el positivismo científico-social tiende a
marginar fenómenos mayores, como los sistemas de representaciones de
grandes conjuntos sociales, haga otro tanto con aquellas manifestaciones
idiosincrásicas de los individuos, en la medida que contradicen las previ-
siones de las generalizaciones sobre los sistemas de comportamiento desde
la perspectiva nomotética. Y quiero dejar aquí clara mi propia posición al
respecto. No se trata de reducir el debate a una mera opción «sufragista»
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 43

a favor del enfoque nomotético o del enfoque ideográfico, sino de plantear


el debate epistemológico de las ciencias sociales en sus justos términos:
1. La falsedad de sustentar la analogía (y hasta el isomorfismo) entre
ciencias sociales y ciencias naturales, que significa en la práctica suponer
que existen unos universales en el comportamiento humano de los que las no-
torias y coloristas diterencias interculturales no serían más que superficia-
les transformaciones adaptativas (la estructura profunda versus la estructura
superficial de la que nos habla Lévi-Strauss). En los modelos socio-cultura-
les no reduccionistas no hay espacio para la presunción de una unidireccio-
nalidad en el desarrollo humano, que categoriza las diferencias socio-cul-
turales en términos de adaptaciones momentáneas a constreñimientos es-
pecíficos (nivel tecnológico, entorno ecológico o desarrollo socio-económi-
co), como postularon hace más de un siglo los evolucionistas.
2. Cualquier teorización generalizadora, basada en el conocimiento em-
pírico es viable hasta que otra aproximación empírica no consigue verificar,
total o parcialmente, los resultados de la anterior (proceso de rechazo o
falsación de las conclusiones). En el caso de un rechazo parcial, una de dos,
o la formulación teórica era demasiado cerrada y hay que reformularla, o
bien hay que aceptar que tal formulación es viable en una serie de casos,
pero que tiene que admitir una serie de excepciones. Éstas, aunque puedan
no contradecir la tendencia general, existen, y hay que tenerlas en cuenta.
3. La crítica humanista al positivismo científico-social se centra en la
tendencia desmesurada de éste a querer imponer reglas sistemáticas y or-
den allí donde la realidad se muestra más reacia a abandonar el ámbito de
la ambigüedad, las contradicciones e indecisiones; esto es, en el nivel del
comportamiento individual y de los grupos primarios.
4. Los relatos personales son una especie de termómetro que nos per-
mite mostrar la complejidad extrema de las trayectorias vitales de los su-
jetos (y también de los grupos primarios: familia, pandilla, hermandad,
pequeña comunidad), mostrando la irreductibilidad (parcial) de estos pro-
cesos a los modelos, normativos de la sociedad.
5. Ahora bien, sería erróneo afirmar que el camino mayoritario de las
ciencias sociales, en pos del establecimiento de modelos explicativos y sis-
temáticos de la realidad social, es equivocado.
6. Lo que es erróneo, en todo caso, es el engreimiento de pensar que
todo aquello que no es reducible a términos teóricos y abstractos no existe,
o bien que carece de interés y significación.
7. Es decir, en conclusión, que las ciencias sociales, por las propias
características de su objeto de estudio, no pueden abandonar nunca esta
tensión dialéctica entre su voluntad de explicar sistemática y generalizado-
ramente y la necesidad de aceptar que «nada humano le es ajeno».
44 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5

Ventajas e inconvenientes del uso de los relatos de vida


El debate en torno a los relatos de vida en las ciencias sociales convierte a
éstos en un Jano de dos caras. Para la autodenominada corriente humanis-
ta, de filiación ideográfica, este método se convierte (en tanto que docu-
mento personal) en una especie de bandera para un planteamiento episte-
mológico que niega de forma bastante radical los avances del positivismo,
escudándose en posiciones testimoniales. Para las Forrientes objetivistas, de
filiación positivista, el método biográfico es visto con escepticismo o, sim-
plemente, anatemizado, siguiendo en esto las posiciones tempranas del so-
ciólogo americano BLUMER (1939). Y, sin embargo, tenemos multiplicidad
de ejemplos que nos muestran cómo la recopilación de relatos de vida, bien
como método básico o como técnica al servicio de diseños de investigación
que utilizan otro tipo de material de encuesta, pueden servir a planteamien-
tos teóricos y a concepciones científicas de todo tipo, con lo que resulta
gratuito y estéril la identificación excesiva de este tipo de procedimiento
con los planteamientos que son subyacentes a su utilización.
Mi propuesta es que el método biográfico puede, y tal vez debe, consti-
tuirse en un método nuclear dentro de las aproximaciones cualitativas en
las ciencias sociales, haciendo la salvedad de que puede ser incluso útil para
determinados tipos de survey cuantitativos. Su interés reside en que permite
a los investigadores sociales situarse en ese punto crucial de convergencia
entre: 1. el testimonio subjetivo de un individuo a la luz de su trayectoria
vital, de sus experiencias, de su visión particular, y 2. la plasmación de una
vida que es el reflejo de una época, de unas normas sociales y de unos
valores esencialmente compartidos con la comunidad de la que el sujeto
forma parte.
A pesar de lo costoso que es obtener buenos relatos biográficos, este tipo
de documento posee, sobre cualquier otro tipo de material de campo, una
serie indudable de ventajas, como ya señalaron en su momento los precur-
sores de su uso en Sociología, THüMAS y ZNANIECKI (1958: 1832): «Los do-
cumentos personales constituyen el tipo perfecto de material sociológico».
Algunas de las principales ventajas son éstas:
1. Posibilita en las etapas iniciales de cualquier investigación la [ormu-:
lación de hipótesis, debido a la extraordinaria riqueza de matices y a la
profundidad de su testimonio, que nos permite conocer cómo opera en un
caso concreto la correlación causal entre variables.
2. Nos introduce en profundidad en el universo de las relaciones socia-
les primarias. A través del relato de vida podemos desplazar fácilmente nues-
tro foco de análisis hacia las relaciones familiares, hacia las pautas de for-
mación y funcionamiento de las relaciones de sociabilidad (pandillas, gru-
pos de bar, relaciones de vecindaje, asociacionismo), o hacia las relaciones
entre compañeros de trabajo (laborales y extralaborales).
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 45

3. Nos proporciona un control casi absoluto de las variables que expli-


can el comportamiento de un individuo dentro de su grupo primario, que
representa el nivel esencial de mediación entre el individuo y la sociedad.
Este control se puede ejercer, no solamente a través de la narrativa del
sujeto biografiado, sino que puede complementarse con las declaraciones
de las personas que constituyen este entorno social inmediato, utilizando
la técnica de los relatos de vida cruzados.
4. Nos da respuesta a todas las eventuales preguntas que pudiéramos
formular a través de encuesta, entrevista o cualquier otra técnica de campo
(con excepción, en la mayor parte de los casos, de la observacion participan-
te), debido a la minuciosidad y el detalle con el que se recogen todas las
experiencias vitales, así como las valoraciones y la cosmovisión del indi-
viduo.
5. En los estudios de cambio social, el relato biográfico constituye el tipo
de material más valioso para conocer y evaluar el impacto de las transfor-
maciones, su orden y su importancia en la vida cotidiana, no sólo del in-
dividuo, sino de su grupo primario y del entorno social inmediato.
6. En cualquir tipo de estudio sirve de control de las perspectivas etic
y macro, pues aporta el contrapunto de su visión emic y micro.
7. Muestra universales particulares longitudinalmente, ya que integra
esferas sociales y de actividad diferentes (familia, trabajo, amistad) y, a la
vez, presenta trayectorias concretas y no abstracciones estructurales.
8. El uso de relatos de vida paralelos, constituyendo una muestra repre-
sentativa respecto a nuestro universo de análisis, sustituye a la mejor en-
cuesta o batería de entrevistas.
9. En la etapa de conclusiones, en cualquier tipo de investigación, la
realización de una o varias entrevistas biográficas nos sirve como un eficaz
control de los resultados.
10. En la etapa de la publicación de los resultados de una investigación,
la historia de vida es la mejor ilustración posible para que el lector pueda
penetrar empáticamente en las características del universo estudiado.
Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas en la práctica del método
biográfico. Existe una serie de inconvenientes, derivados principalmente de
las dificultades de implementación de la técnica de encuesta y recopilación
de la información, así como del uso posterior que se da o se puede dar a
este tipo de material, que es importante destacar, con la finalidad de no
embarcarnos en esta tarea, como ha ocurrido frecuentemente, tan bien pro-
vistos de optimismo como de carencias técnicas, para llevar la nave a buen
puerto. Algunos de los principales inconvenientes pueden ser éstos:
1. La dificultad práctica, que a veces puede llegar a ser extrema, de
obtener buenos informantes, dispuestos a colaborar y provistos, además, de
una buena historia que contar.
2. La dificultad para completar los relatos biográficos iniciados, bien por
46 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5

cansancio del informante, por problemas en la relación con el investigador


o por cualquier otra circunstancia aleatoria.
3. La dificultad de controlar la información obtenida, si no es mediante
observación participante, la realización de relatos biográficos cruzados (con
individuos del ámbito social del ego estudiado), o, como mínimo, por medio
de realización de catas que permitan validar la veracidad de puntos con-
cretos del relato biográfico, por medio de entrevistas a terceras personas.
4. Uno de los principales peligros, muy común entre los científicos que
utilizan esta técnica, es pensar que el relato biográfico habla por sí mismo,
renunciando consecuentemente al análisis en profundidad de la narrativa
recopilada.
5. El peligro de la impaciencia del investigador, debido a la lentitud o
morosidad del sujeto, que suele suponer una presión indebida hacia éste o,
lo que es peor, un excesivo direccionismo en las sesiones de encuesta, lo
que puede acabar totalmente con la fiabilidad del método.
6. El peligro de la seducción que produce un buen relato biográfico, lo
que puede significar que el árbol no nos deje ver el bosque. A menudo suele
ocurrir que una «buena historia» no es ni la más válida, ni la más repre-
sentativa (suponiendo claro está que como mínimo sea fiable). A no ser que
el objetivo manifiesto de una investigación sea, propiamente, la confección
de una historia de vida, el criterio principal para la selección de relatos
biográficos, para incluir en el material a analizar, es que se ajusten a los
criterios de validez (es decir, adecuación a los objetivos temáticos de la
investigación) y de representatividad (esto es, que el relato corresponda al
tipo de persona que ejemplifica un determinado tipo social, previamente
definido).
7. También es peligroso el caso opuesto: el exceso de suspicacia o de
actitud crítica respecto a nuestro informante; es decir, pensar constante-
mente que nos está dando gato por liebre. Esta actitud puede echar a rodar
toda la labor realizada o, tal vez, puede implicar una situación parecida a
la que comentamos en el punto 5 (el excesivo direccionismo de la encuesta).
8. El mayor de los peligros en la utilización de los relatos de vida es
la fetichización del método biográfico; es decir, pensar que con uno o varios
buenos relatos ya tenemos toda la información y todas las evidencias nece-
sarias para pasar a un buen análisis y llegar a conclusiones válidas sobre
un determinado problema social. No hay que sobreestimar lo que el método
en sí nos puede proporcionar. Por otro lado, es evidente que la propia lo-
calización de informantes y la interacción con ellos (antes, durante y des-
pués de las entrevistas) significa una inmersión en el medio social al que
éstos pertenecen, con lo que en la práctica estamos plenamente sumergidos
en una situación de observación participante. Lo que es más importante
retener es que, muy frecuentemente, las informaciones más cruciales, las
pistas más significativas para una investigación, las obtenemos en esas si-
tuaciones de distensión posteriores a la realización de una sesión formal de
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 47

encuesta. Esos momentos de charla informal, frente a una cerveza o a un


café, son tan importantes como la encuesta en sí misma.
9. Una de las situaciones más frecuentes, entre los científicos sociales
noveles o entre los estudiantes, es saber qué hacer con los cientos de pági-
nas resultantes de una encuesta biográfica. Hay que tener prevista y resuel-
ta esta etapa de la investigación antes de meternos de lleno a la recogida
del material. Como veremos en el epígrafe siguiente, existen varias elabo-
raciones posibles del material biográfico, que dependen de las característi-
cas del propio material, así como del tipo de problemática teórica que ha-
yamos planteado y, también claro está, del tipo de universo social estudiado.
10. Por lo que respecta a la presentación de los resultados de una in-
vestigación basada en relatos biográficos, es frecuente que el investigador
opte por incluir, total o parcialmente, la transcripción de unas narrativas
que tanto le ha costado conseguir. Hay que ser cauto a la hora de decidir
la forma de presentación. El uso más frecuente de las narrativas biográficas
en la composición del texto final del informe científico es doble:
a. La inclusión de la transcripción literal en forma de anexos, para
ilustrar el análisis previo y también para mostrar la fiabilidad del proce-
dimiento seguido.
b. Utilizar la técnica de citas en la composición del texto del informe,
intercalándolas constantemente para apoyar las afirmaciones analíticas o
interpretativas del autor.

Las historias de vida como estudios de caso

Entre los científicos sociales que utilizan el método biográfico, la meta más
deseada y difícil de alcanzar es conseguir hallar las circunstancias que per-
mitan realizar una buena historia de vida. Esto no es nada fácil, pues hay
que conseguir no sólo un buen informante, que esté inmerso en el universo
social que estamos estudiando, y que tenga además una buena historia que
contar. Se requiere, además, un relato que sea narrativamente interesante
y que sea completo, lo que depende enteramente de las características del
sujeto elegido: que sea brillante, genuino, sincero, que se explique con cla-
ridad e introduzca en su relato elementos amenos, que sea autocrítico y
analice con una cierta perspectiva su propia trayectoria vital y, sobre todo,
que sea constante y esté dispuesto a llegar hasta el final. Sin todos estos
requisitos es difícil que el investigador se decida a ensayar esta forma de
documento científico, la historia de vida.
Como ya señalamos en la introducción, entendemos por historia de vida
el relato autobiográfico, obtenido por el investigador mediante entrevistas
sucesivas, en las que el objetivo es mostrar el testimonio subjetivo de una
48 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5

persona en la que se recojan tanto los acontecimientos como las valoracio-


nes que dicha persona hace de su propia existencia. En la historia de vida,
el investigador es solamente el inductor de la narración, su transcriptor y,
también, el encargado de «retocar» el texto, tanto para ordenar la informa-
ción del relato obtenido en las diferentes sesiones de entrevista, como el
responsable de sugerir al informante la necesidad de cubrir los huecos in-
formativos olvidados por el sujeto. En la etapa de publicación de la narra-
tiva, el investigador podrá, según las circunstancias, hacer retoques ulte-
riores al texto (siempre de común acuerdo con el biografiado), en el sentido
de reducirlo, extrayendo reiteraciones por ejemplo. También será el encar-
gado de establecer las convenciones del texto: la puntuación, la represen-
tación de los énfasis, de los silencios y de las dudas, así como la transcrip-
ción de las peculiaridades fonéticas y morfosintácticas del habla del sujeto.
En definitiva, publicar una historia de vida presupone condiciones de
adecuación científica, pero también propiamente textuales o literarias. Por
esto son tan pocos los relatos de vida recogidos que llegan a presentarse
finalmente al público como narraciones autobiográficas. La mayor parte de
aquéllos sirve para engrosar los archivos de los científicos sociales y para
ser sometidos a análisis y, en su caso, para apoyar con citas puntuales el
texto del informe final de una investigación. Porque hay que señalar que,
salvo raras excepciones, los sociólogos, antropólogos o psicólogos sociales
no vamos buscando realizar historias de vida, como estudios de caso únicos,
sino que éstos surgen a menudo de improviso, a posteriori, después de meses
o incluso años de estar trabajando en un determinado tema.
Otra circunstancia, no menos aleatoria, es la localización sobre el terre-
no de documentos personales de cualquier índole, que puedan ser útiles para
el análisis de una determinada parcela en estudio. Es lo que le ocurrió a
G. ALLPORT (1965) con la correspondencia de los últimos años de vida de la
señora Jenny MASTERSON, que llegó a sus manos y que sirvió de base a su
conocidísima obra Letters from Jenny, considerada como un trabajo emble-
mático tanto por su uso magistral de documentos personales, como por su
tratamiento teórico de los estudios de caso, como veremos más adelante.
Es muy raro encontrar (y más todavía poder disponer libremente a efectos
de publicación) documentos como diarios, autobiografías o corresponden-
cia, aunque sí es más frecuente disponer de fotografías e, incluso, de pelí-
culas, que reflejan aspectos de las vidas de las personas que estamos entre-
vistando en un determinado momento.
Refiriéndonos al caso concreto de las autobiograftas, que a menudo se
confunden en la terminología usada por algunos autores con las historias
de vida, hay que precisar que aquéllas son narrativas realizadas por la
propia iniciativa de una persona, a partir de unas motivaciones y siguiendo
un sistema de elaboración que nos son desconocidos y que hay que intentar
averiguar, para poder evaluar su verdadera significación. Poseen la gran
virtud de ser enteramente genuinas, producto de la propia voluntad de su
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 49

autor y no de la inducción de un agente externo, como ocurre en el caso


anterior. Si bien es cierto que existen bastantes casos, en la literatura dis-
ponible, de autobiografías hechas por encargo. Tal es el caso del relato de
J.S., publicado por MARSAL (1972), o la de WLADEK (THüMAS y ZNANIECKI,
1958), o los miles de autobiografías obtenidas en Polonia, merced a la con-
vocatoria de concursos nacionales (CHALASINSKI, 1981). Aunque a efectos
formales ambas estructuras narrativas sean muy similares, hay que desta-
car que se trata de dos tipos de documentos personales cuya significación
es muy distinta a efectos analíticos, ya que en el caso de la autobiografía:
1. El investigador no puede controlar el proceso de rememoración, con
sus dudas, malestar y los lapsus de memoria, todo lo cual constituye un
indicio significativo de cómo el sujeto encauza y valora las diferentes etapas
y acontecimientos de su vida.
2. El investigador no posee un contacto tan estrecho con el informante,
ni dispone de tantas ocasiones de charlar «informalmente» con él, antes y
después de cada entrevista. Este factor limita en gran medida la profundi-
zación empática de la personalidad del personaje.
3. La labor de «completar» el relato se hace más ingrata, pues se trata
de revisar un texto escrito, con lo que la función del investigador es más
explícitamente fiscalizadora y fuente probable de reticencias. Por otro lado,
la resistencia a modificar algo escrito es siempre superior a la de añadir
cosas a lo que se ha dicho verbalmente.
4. En definitiva, con esta técnica las posibilidades de mistificación y
de ocultación de hechos es mucho mayor. Aunque, a veces, las condiciones
no permiten otro recurso.
Hay un tercer tipo de estructura narrativa, directamente emparentada
con las anteriores, la biografía, cuyas diferencias hay que destacar. Se trata
de un relato objetivo, construido por el investigador a partir de todas las
evidencias y documentación disponible, se disponga o no de una narración
escrita de la persona biografiada. En este tipo de documento no se va detrás
del testimonialismo subjetivista, como en los casos anteriores. Cultivada
principalmente por la historia y la literatura, este género se aparta clara-
mente de los objetivos planteados en este libro.
Pasaremos a considerar ahora con un poco de detenimiento la utilidad
de las historias de vida y de las autobiografías, en tanto que narraciones
subjetivas, testimoniales y autovalorativas para los estudios cualitativos,
así como los distintos usos que de este material se han realizado, en función
del estatuto que los diferentes investigadores conceden a esta técnica en el
contexto del diseño general de sus investigaciones.
El estudio de un caso único puede servir, como análisis en la etapa inicial
de un proyecto, para abrir caminos, sugerir hipótesis, para sumergirse en
profundidad en el análisis de un caso posible. El grado de información y
de significatividad que nos proporciona el estudio del caso único depende
50 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5

bastante de la «distancia» relativa entre la posición del investigador y la


especificidad de la historia de vida registrada. Así, para WATSON (1976) el
relato biográfico de una mujer guajira, sin ser en absoluto típico ni repre-
sentativo de las trayectorias de la mayor parte de las mujeres guajiras, nos
aporta un ingente material sobre la lógica de la concatenación de los hechos
de su vida, sobre la toma de decisiones de esta mujer que, reaccionando
frente a los malos tratos que le inflinge un despótico marido, rompe «inu-
sualmente» su contrato matrimonial, enfrentándose, así, a la incompren-
sión de su familia y de su propio padre, que la expulsa de su casa.
La capacidad evocativa de la narración biográfica nos sumerge, no sólo
en unos hechos concretos, sino que nos familiariza con los sistemas de nor-
mas de una sociedad y nos ayuda a comprender los límites impuestos al
comportamiento individual. De esta forma, el ejercicio del libre albedrío,
enfrentándose a las normas sociales que definen los límites del comporta-
miento femenino, conduce a esta mujer a un lugar marginal dentro de su
sociedad. Su posición liminal la capacita para adoptar una actitud crítica
respecto a sí misma y hacia su sociedad, que permiten enriquecer el proceso
analítico e interpretativo de la sociedad guajira con un sinnúmero de nue-
vas hipótesis, que serán de extraordinaria utilidad en eventuales fases su-
cesivas de la investigación sobre este grupo humano.
Por otro lado, el caso único utilizado en etapas iniciales de un estudio,
está también cargado de significación cuando nuestro objeto de estudio no
se define por la distancia intercultural, como en el ejemplo anterior, sino
por una distancia «más subjetiva» e intra-cultural, como puede ocurrir en
el estudio de la marginación. A lo largo del libro se desarrolla con bastante
detenimiento la importancia que el estudio de las motivaciones y del com-
portamiento desviado ha tenido, tanto en la formación de la Sociología
americana, como en el desarrollo del método biográfico, a partir del impulso
de la Escuela de Chicago. Éste ha sido un tema recurrente que sigue atra-
yendo a los investigadores que usan como herramienta de análisis las na-
rraciones biográficas.
ANGUEIRA (1989) utiliza su experiencia autobiográfica de una agresión
sexual como base para una reflexión sobre el papel de los roles sexuales en
la sociedad caribeña. Tanto el estudio de las motivaciones de los agresores,
como las repercusiones de la agresión para las víctimas a nivel de compor-
tamiento posterior y de actitudes, son un campo abonado para el desarrollo
de investigaciones en las que la historia de vida, bajo la forma de historias
clínicas, posee un papel central. En este caso, el estudio del caso único es
el elemento desencadenante, el productor de hipótesis, pero en la mayor
parte de los casos, una historia de vida particular no es sino el primer paso
hacia un estudio basado en la acumulación de una amplia muestra de na-
rrativas biográficas, que den a esta técnica la posibilidad de cumplir con
los requisitos de representatividad que requiere una investigación científica.
Tal vez, la excepción más señera a esta tendencia de usar la historia de
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 51

vida como desencadenante, y como paso previo para una investigación de


orientación nomotética, sea el psicólogo americano G. ALLPORT, quien a lo
largo de décadas ha defendido el método ideográfico basado en estudios de
caso biográficos, siendo su obra Letters from Jenny (l965) el buque insignia
de esta orientación. El argumento principal de ALLPORT es que el objetivo
del psicólogo social es descubrir las pautas generalizables contenidas en
cada biografía particular, que no pueden deducirse de las teorías psicoló-
gicas al uso, basadas en rasgos o factores universales del ser humano. Su
posición era negar la inevitabilidad en la predicción de la conducta humana
a partir de unos supuestos de base estadística sobre las conductas estanda-
rizadas de los sujetos pertenecientes a un determinado «ambiente» o uni-
verso social, como ocurre en el caso del joven John y de su potencial orien-
tación hacia la delincuencia, ya citado más arriba (cf. ALLPORT, 1942).
Por otro lado, es muy frecuente que en proyectos de investigación en
que se utilizan otras técnicas de encuesta (cualitativas y/o cuantitativas) se
recurra al estudio de casos, como estrategia reflexiva frente al «objetivis-
mo» de los datos procesados y codificados desde una perspectiva etic. Lo
que resulta poco frecuente es que estos «casos» lleguen a constituirse en
relatos publicables en forma de historias de vida, debido precisamente al
carácter complementario de este material y al gran esfuerzo que supondría
profundizar más en las narrativas que, en este caso, poseen meramente la
función de control de los datos obtenidos mediante las otras técnicas.
Otro uso, en fin, de los estudios de caso se presenta en la etapa final de
una investigación, cuando se trata de ilustrar la teorfa mediante material
testimonial, para reforzar y clarificar textualmente las conclusiones de un
trabajo. El ejemplo más redondo y acabado de este tipo de uso de la historia
de vida es, sin duda alguna, el trabajo de SHAW (1966), The Jack-roller. La
narrativa biográfica de STANLEY sirve para mostrar la trayectoria vital de
un delincuente del Chicago de los años veinte. Este caso sirve para ilustrar
un modelo tipológico que es, a la vez, representativo de un amplio grupo
social, válido desde el punto de vista del universo social que describe y
fiable, porque recoge en forma de relato lo que los archivos policiales, los
protocolos judiciales y las propias encuestas y el trabajo de campo de otros
autores chicaguenses habían ya establecido (en el capítulo 4 desarrollamos
más el análisis sobre la significación de este estudio de SHAW).

La técnica de los relatos biográficos múltiples


Un segundo uso de los relatos biográficos en los estudios de orientación
cualitativa, tal vez el más frecuente de todos, es la utilización de esta téc-
nica como una forma de encuesta, en la que los criterios de selección de los
informantes pueden basarse en criterios de muestra representativa (utili-
52 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5

zando, por ejemplo, tipologías de sujetos a partir de variables preestable-


cidas), o bien siguiendo la técnica de saturación. Distinguiremos básicamen-
te dos modalidades en este tipo de uso: los relatos biográficos paralelos y los
relatos biográficos cruzados.
Los RELATOS BIOGRÁFICOS PARALELOS. Este tipo de procedimiento utiliza
las autobiografías en el estudio de unidades sociales amplias, que pueden
ir desde el estudio de la juventud campesina polaca (CHALASINSKI, 1938), o
de las mujeres catalanas de clases populares (COMAS D'ARGEMIR et al., 1990),
hasta el estudio de los artesanos panaderos del área de París (BERTAUX
y BERTAUX-WIAME, 1980, 1981), la prostitución barriobajera de Barcelona
(NEGRE, 1988), o las experiencias de ex heroinómanos (FUNES y ROMANÍ,
1985).
A diferencia de lo que sucede en la realización de historias de vida, la
lectura que se hace aquí de las narrativas no posee ese componente empá-
tico, subjetivista, esa lectura «interna», basada en motivaciones, que acaba
normalmente en un círculo vicioso en el que el componente esencial del
analista consiste en comprender y hacer comprender al lector la lógica de
una trayectoria vital como caso único. La acumulación de una muestra
amplia de relatos biográficos ofrece la posibilidad de realizar comparacio-
nes, categorizaciones de los informantes, de establecer hipótesis teóricas y
validarlas mediante la acumulación de evidencias y, en definitiva, realizar
algo que es imposible con los estudios de caso, establecer generalizaciones
sobre un determinado ámbito de conocimiento.
Los investigadores que utilizan el método biográfico como forma de en-
cuesta general parten de la aplicación explícita o implícita de una serie de
procedimientos que, según SZCZEPANSKI (1978, pp. 248-250), son esencial-
mente cinco:

El análisis tipológico. Consiste en la presentación de determinados tipos


de personalidad, formas de comportamiento o de convivencia, que surgen
con el estudio de diversos grupos. Los materiales autobiográficos se some-
ten a una distribución por categorías y a una clasificación en la que toda
la riqueza de la realidad descrita se reduce a una serie de tipos. Así, por
ejemplo, la tipología generacional de las prostitutas barcelonesas, estable-
cida en su estudio por NEGRE (1988), o la categorización de las etapas en
la trayectoria de un panadero artesano, desde su aprendizaje hasta el mo-
mento de establecerse como propietario (BERTAUX y BERTAUX-WIAME, 1981).
El análisis de contenido. Consiste en la aplicación de los métodos surgi-
dos del análisis periodístico y de la propaganda a los materiales autobio-
gráficos. Este análisis, sugiere SZCZEPANSKI, puede ofrecer una técnica más
rigurosa para examinar las actitudes de los sujetos de una muestra. Incluso
es posible realizar un tratamiento estadístico del análisis de contenido para
poder hacer una lectura más clara de algunos factores que pueden llegar a
ser importantes en nuestro análisis de narrativas autobiográficas (c¡: a este
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 53

respecto el desarrollo que hacemos de este procedimiento en el apartado


sobre «Análisis e interpretación» del capítulo 4, pp. 71-78).
El método de ejemplificación. Consiste básicamente en la «ilustración» y
fundamentación de determinadas hipótesis mediante ejemplos escogidos,
extraídos de una serie de relatos biográficos. No se trata de tesis crítica-
mente comprobadas por el autor de la autobiografía (o el sujeto entrevis-
tado), sino que se trata de intentar por parte del investigador una confir-
mación de la propia posición teórica mediante los relatos biográficos. Es
evidente que el valor científico de este tipo de elaboración no es, frecuen-
temente, muy grande, aunque las hipótesis teóricas formuladas por este
medio pueden ser perfectamente adecuadas. Esta modalidad del uso de los
relatos biográficos paralelos es, con mucho, la más usada. Esto nos habla
del uso bastante poco sofisticado de los materiales biográficos desde el pun-
to de vista metodológico. Este enfoque adolece de un mal disimulado na-
turalismo, así como de una falta considerable de elementos críticos.
El método constructivo. Consiste en el estudio del mayor número posible
de relatos biográficos desde el punto de vista de una problemática clara-
mente delimitada. Cuando el investigador elabora sistemáticamente sus ma-
teriales autobiográficos, los interpreta a partir de una perspectiva teórica
determinada. En este sentido, las descripciones contenidas en los relatos se
convierten en los «sillares» que configuran una imagen general de los fenó-
menos en estudio. Aquí el papel de la intuición del investigador es funda-
mental para llevar a buen puerto esta actividad de selección de atributos
empíricos para sustentar hipótesis previamente formuladas y, por otro lado,
para formular nuevas hipótesis en base a las nuevas evidencias porporcio-
nadas por las propias narrativas. Este método, a diferencia del anterior,
establece una relación dialéctica entre los postulados teóricos previos a la
revisión del material empírico y los hechos presentados por éstos. Los cua-
tro ejemplos anteriormente citados, al inicio de esta sección, pueden in-
cluirse en este grupo.
El método estadístico. Puede ser utilizado para analizar de forma rigu-
rosa la dependencia entre algunas características socio-culturales o psico-
lógicas de los sujetos biografiados y sus actitudes, comportamiento o aspi-
raciones. También puede servir para correlacionar rasgos peculiares de los
individuos con los del entorno social del que forman parte. Sobre la base
de unos centenares de relatos (que pueden adoptar la forma simplificada
de biogramas), correspondientes a una estructura social más o menos ho-
mogénea, es viable la aplicación de este tratamiento estadístico. La gran
ventaja de este procedimiento es que garantiza mejor que cualquier otro la
fiabilidad del proceso analítico, por cuanto somete el procedimiento a un
proceso de estandarización y elimina en lo esencial las tendencias subjeti-
vistas e intuitivas que aparecen en los demás modelos de análisis. Sin em-
bargo, salvo en el tratamiento de algunos problemas específicos, es poco
justificable el recurso a los relatos biográficos para realizar luego tan sólo
54 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5

una interpretación estadística. La situación más frecuente es hacer un uso


del método estadístico como complemento al método constructivo o al aná-
lisis de contenido. A este respecto, confrontar lo que se dice en el capítulo 4
sobre análisis cuantitativos.

Podemos afirmar, pues, que estos cinco procedimientos sugeridos por


SZCZEPANSKI (1978) orientan a grandes rasgos las perspectivas de aproxi-
mación metodológica, fundamentada en relatos biográficos múltiples. Aho-
ra bien, hay que señalar que estas estrategias no son en absoluto mutua-
mente excluyentes. Muy al contrario, el análisis tipológico suele ser usado
en una fase preliminar de la investigación para categorizar diferentes gru-
pos dentro del continuum de trayectorias biográficas, a partir de cualquier
variable que sea pertinente para nuestras hipótesis teóricas. Intentare-
mos comprobar cómo en el seno de cada una de esas categorías la asocia-
ción entre variables es diferente, con lo que posiblemente nos veremos obli-
gados a modificar o matizar nuestras hipótesis en el sentido de recoger con
la mayor finura posible una formulación pertinente a cada grupo de va-
riables.
Distinción tipológica es la que realizan BERTAUX y BERTAUX-WIAME en
su análisis de las trayectorias de los panaderos artesanos de la zona de
París, en el que se diferencia claramente entre las perspectivas de los tra-
bajadores por cuenta ajena (en cada una de sus edades y etapas) y aquel
grupo de individuos que ha conseguido establecerse por cuenta propia y de
empleado pasa a patrón. Existe también una subclasificación entre los obre-
ros asalariados del sector: los sindicados y los no sindicados. Otra distin-
ción fundamental se establece entre los propietarios de panaderías y sus
esposas. Mientras para aquéllos independizarse significa una vieja aspi-
ración, después de años de una trayectoria laboral dependiente, para las
mujeres el negocio por cuenta propia significa la esclavitud de la venta del
pan y la imposibilidad de hacer vida familiar pues, mientras ellas tienen
horario diurno de trabajo, los maridos lo tienen nocturno. Consecuente-
mente, la visión de la realidad que tienen ambos sexos es marcadamente
diferente.
Sobre la base de los resultados del análisis tipológico, podemos proceder
a revisar luego el conjunto de nuestros postulados teóricos sobre el proble-
ma de estudio, por ejemplo, los problemas del sector panadero, en base a
un procedimiento más o menos formal. El análisis de contenido es una
alternativa formal, mientras que el método constructivo o el de ejemplifi-
cación son tratamientos más abiertos y basados en mayor medida en la
intuición y habilidad del investigador, pero tienen la ventaja de ser más
rápidos y directos. Según el análisis de contenido, el análisis del caso de la
panadería nos llevaría a distinguir entre dimensiones de análisis (como /as-
piraciones personales/, o /actitudes frente al negocio propio!), variables (como
/llegar a ser independiente/, /tener una vida tranquila/, /poder tener una
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 55

relación familiar normall, o /poder cerrar el negocio y VIVIr de rentas/),


categorías, unidades de análisis e indicadores, etc. Con ello habríamos llega-
do a una deconstrucción integral de los textos para apoyar un análisis ex-
haustivo de todos los significados (explícitos e implícitos) inherentes a los
predicados incluidos en los diferentes relatos. Este procedimiento es venta-
joso por el gran nivel de fiabilidad que ofrece un tratamiento tan formali-
zado y estandarizado. Sin embargo, el método constructivo puede ser de
gran utilidad cuando el análisis está en manos de un investigador muy
experimentado y conocedor, tanto de los relatos analizados, como de los
problemas teóricos implicados en la interpretación.
Otra aproximación diferente al tratamiento de los relatos de vida es la
sugerida por BERTAUX y BERTAUX-WIAME en el trabajo ya citado. Se trata
de lo que podemos denominar método de saturación informativa. Consiste
básicamente en la acumulación de relatos biográficos referidos a individuos
de un mismo sector, en este caso profesional, como es el de los panaderos.
Consiste en ir comparando cada relato con el siguiente, para tratar de aislar
los elementos coincidentes de éstos, y seguir así hasta que cualquier nueva
narrativa no es ya capaz de introducirnos ningún nuevo elemento estructu-
ral. Se trata de construir una sola historia a partir de muchos relatos dife-
rentes. El proceso de saturación es el que garantiza la validez científica en
el paso de la observación de regularidades empíricas al establecimiento de
rasgos estructurales.
Finalmente, hay que señalar que el uso de relatos biográficos paralelos
puede ser concebido también como un recurso metodológico complementa-
rio dentro de una investigación. En este caso su utilidad suele ser doble.
Por un lado, sirve en la fase de construcción de hipótesis y, por otro, se
utiliza como «control cualitativo» en estudios basados en el enfoque de
survey, puesto que los relatos se confrontan con los resultados obtenidos por
vías formales y cuantitativas. Pero, sobre todo, sirven como medio de ejem-
plificación para la redacción de los informes finales de investigación, para
evitar la pura abstracción del discurso del analista, pues las cifras literales
dan una especie de «fuerza añadida» a los argumentos esgrimidos.

Los RELATOS BIOGRÁFICOS CRUZADOS. Corresponden de forma paradigmá-


tica al tipo de obra representada por algunos libros de Osear LEWIS, como
Los hijos de Sánche: (1961) o Pedro Martine: (1964), o a la obra de Clifford
SHAW, Brothers in Crime (1938), o en España al trabajo de Jaume BOTEY
Cinquanta-quatre relats d' immigració (1981), que se extiende también al do-
minio literario a través de los dos documentos sobre las vicisitudes de los
emigrantes españoles a Alemania de los años sesenta, en las obras de Ángel
María DE LERA: Hemos perdido el sol (1966) y Tierra para morir (1978).
POIRIER et al. (1983, p. 135) señalan que el método de relatos biográficos
cruzados se inscribe «en un deseo de visión holística, así como en una preo-
cupación por la verificación». Estos dos objetivos se implementan a través
56 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5

de un proceso de distanciamiento que es fruto de la relativización de cada


narración personal a través del contraste de cada una de éstas por relación
a todas las demás, dentro de un mismo medio social.
Cuando analizamos el relato personal de una trayectoria laboral, por
ejemplo, en el campo de la minería, podemos leer la realidad social de la
explotación del estaño en el altiplano andino de Bolivia, a través de un
personaje como Juan ROJAS, barrenador y líder sindical. Esto puede ser muy
útil tanto para introducirnos en el universo de la minería boliviana, como
para obtener testimonio fresco de una realidad en la que queremos sumer-
girnos. También, como ya hemos dicho, una biografía bien narrada puede
ser ese documento lleno de fuerza expresiva que nos sirva en la fase de
redacción de nuestro informe escrito para «ilustrar» o «ejemplificar» en
vivo algunos argumentos de nuestro análisis.
Pero lo que June NASH (1974) nos ofrece es una estructura polifónica, que
recoge el punto de vista de dos generaciones y de ambos sexos. Así, su
recurso al método biográfico se aplica a la colección de los relatos biográ-
ficos de Juan, de su esposa María y de su hijo Filomena, también minero.
Juan, el personaje central de la narración debido a su singularidad y rele-
vancia (pues poseía «una magnífica historia que contar»), nos ofrece la me-
lodía, mientras los otros dos relatos nos ofrecen la armonía, el contrapunto,
la fuga. Una estructura compleja, que enriquece el relato original, que lo
enmarca, lo sitúa en perspectiva y que, a efectos analíticos, separa los fac-
tores más idiosincrásicos de la visión de la situación, para restituirnos un
discurso multicentrado que gana en profundidad y en objetividad.
A través de esta composición biográfica compleja tenemos no sólo un
testimonio en la vida de un minero y sindicalista comprometido con las
revueltas de los años cincuenta, sino una orientación bastante realista y
profunda de la trayectoria de todo un sector socio-económico de la región
del altiplano boliviano. Un verdadero análisis que, sin huir de la técnica
de survey, o de la utilización de las técnicas etnográficas de la observación
participante y de las entrevistas no directivas, se centra fundamentalmente
en el análisis de contenido y en el método constructivo a partir del estudio
monográfico de una familia de mineros.
El método biográfico, aplicado con esta perspectiva multicéntrica, refe-
rida a un solo objeto, puede aplicarse, como en el caso anterior, al estudio
de un sector socio-profesional, pero también al estudio de cualquier «for-
mación social de dimensiones demográficas restringidas» (POIRIER et al.,
1983, p. 135), como es el caso de una pequeña aldea campesina, un barrio
urbano (como en los estudios de LEWIS, 1964; y BOTEY, 1981), una secta,
una hermandad o una asociación voluntaria. La idea central del procedi-
miento consiste en hacer converger los relatos de experiencias personales
hacia un punto central de interés, hacia un tema común, del que todos los
sujetos han sido a la vez protagonistas y observadores externos, como el
cambio social aldeano, la experiencia migratoria y la construcción de un
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 57

barrio periférico, o la trayectoria individual y las motivaciones que han


impelido a varios sujetos a hacerse miembros de una secta religiosa, como
Testigos de Jehová o la secta CEIS. Esta convergencia produce, ella misma,
un cierto efecto de saturación, pues nos permite aislar las características
irreductibles de la subjetividad humana de los elementos comunes y presun-
tamente estructurales, que nos dan cuenta de un fenómeno social complejo.
4
Elaboración de una historia de vida

«El documento personal representa el tipo de datos más perfecto con el


que los sociólogos puedan jamás esperar trabajar. Si éstos utilizan otro
tipo de fuentes, no es por razón del deseo de obtener un mayor rigor cien-
tífico, sino por causa de un problema práctico: resulta verdaderamente
difícil recoger una masa suficiente de documentos que permitan el estudio
exhaustivo de los fenómenos sociales».
THOMAS y ZNANIECKI, 1958

Una vez establecida suficientemente, creo, la diferencia entre la utilización


de relatos de vida en diferentes tipos de investigación y con diferentes pro-
pósitos analítico-interpretativos, voy a intentar en este capítulo el bosquejo
de un cuadro amplio del procedimiento general, dentro del método biográ-
fico, para llegar a la obtención de narrativas vitales lo más completas po-
sibles. Idealmente, el esquema está pensado para establecer las diferentes
etapas que conducen a la versión más completa y acabada dentro del gé-
nero; esto es, una historia de vida. Sin embargo, hay que señalar que las
indicaciones realizadas sobre las primeras etapas de encuesta y análisis son
comunes para cualquier tipo de investigación que utilice los documentos
personales como base de conocimiento.

Etapa inicial
El carácter cualitativo de este tipo de estudio no significa ningún obstáculo,
a pesar de las críticas en contra de amplios sectores entre los científicos
sociales, para efectuar un diseño estricto de la investigación a realizar que
resuelva los problemas de representatividad, fiabilidad y validez de la in-
vestigación. En esta etapa inicial se han de cubrir, como mínimo, los si-
guientes objetivos 1. Elaborar un planteamiento teórico del trabajo que ex-
plicite claramente cuáles son las hipótesis de trabajo iniciales, 2. Justificar
metodológicamente el porqué de la elección del método biográfico, 3. Deli-
mitar con la mayor precisión posible el universo de análisis (comunidad,
60 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5

grupo profesional, de edad, colectivo inmigrado, etc.), y 4. Explicitar los


criterios de selección del o de los informantes a biografiar.
Especialmente sobre este último punto, ya que los otros han sido trata-
dos en el capítulo anterior, es importante señalar cuáles son las alternativas
posibles. BERTAUX y BERTAUX-WIAME (1981) nos explican cómo en su inves-
tigación sobre los panaderos artesanos en Francia utilizaron un criterio que
puede ser tildado de pragmático. Empezaron al azar a entrevistar a viejos
trabajadores de panadería del área de París, sin preocuparse de la repre-
sentatividad de su muestra, rompiendo totalmente con los criterios estan-
darizados de todas las ciencias sociales, en una perspectiva que es descrita
por los propios autores de esta manera:

[ ...] cada nuevo relato de vida confirmaba lo que los precedentes nos habían mos-
trado. Una y otra vez estábamos recogiendo la misma historia de pobreza, normal-
mente de orígenes rurales, de la gran explotación durante el aprendizaje, sobre el
desplazamiento del campo a la ciudad, de la ciudad a París [...]. Una y otra vez
oíamos hablar acerca de algunos problemas específicos de salud [...]. Lo que estaba
sucediendo era un proceso de saturación: y en él descansa la validez de nuestras
asunciones sociológicas [...]. Varios relatos de vida tomados a partir de la misma
serie de relaciones socioestructurales se apoyan mutuamente y constituyen, todos
juntos, un núcleo duro de evidencia.

Otro procedimiento, más frecuente, consiste en la aproximación cuanti-


tativa general al universo de análisis, a través del uso de censos, padrones
de población o cualquier otro tipo de material estadístico disponible o, en
su defecto, a la utilización de algún tipo de técnicas de survey, como las
encuestas. Esta etapa previa permite establecer los parámetros más signi-
ficativos que caracterizan a una población o grupo social específico y es a
partir de la selección de las variables más pertinentes para los objetivos de
nuestra investigación como se elabora una tipología ad hoc, cruzando todas
las variables seleccionadas. Sobre esta base tipológica empezaremos a esco-
ger sistemáticamente a nuestros informantes y a realizar las entrevistas bio-
gráficas. Éste es el procedimiento utilizado por LEWIS en su estudio de
Tepoztlan, quien antes de seleccionar a las siete familias estudiadas inten-
sivamente utilizó como base cuantitativa el censo de población de 1940, así
como una encuesta pasada a la totalidad de las familias de la población
para establecer: distribución de la propiedad, ocupación y fuentes de ingre-
sos, composición de los grupos domésticos, participación social y liderazgo,
y nivel de estudios (LEWIS, 1950, pp. 468-470).
En la práctica, resulta difícil pronunciarse de forma absoluta por una u
otra de estas dos estrategias, pues son siempre las circunstancias «pragmá-
ticas» de cada terreno particular, así como el buen criterio del investigador,
las que recomiendan seguir por un camino u otro. En el fondo, se trata de
combinar ambos criterios, que no son en absoluto contradictorios.
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 61

En un principio, la localización del «informante ideal» (que responda a


los criterios de representatividad, pertinencia y predisposición positiva ha-
cia la encuesta) no es algo que se pueda aspirar a conseguir de un día para
otro. La oportunidad de realizar una buena encuesta biográfica se suele
presentar después de varias semanas (o incluso de meses) desde nuestro
primer contacto con el «terreno», tras haber establecido innumerables con-
tactos y haber realizado otro tipo de entrevistas mucho menos personales y
comprometidas.
Por otro lado, dada la lentitud de la encuesta biográfica (que obliga tras
cada sesión a transcribir toda la narración previa, para que sirva de base
para la siguiente), es frecuente estar realizando varias a la vez, lo que nos
impide en esa etapa de la investigación tener un control absoluto sobre lo
que resultará de cada uno de los relatos de vida en curso. A la larga hay
biografías, consideradas a priori como interesantes, que nunca llegan a aca-
barse por diferentes motivos, y otras cuyos resultados nos muestran que, el
sujeto o la familia analizada, pertenecen de hecho a un tipo diferente al
que, provisionalmente, le habíamos asignado en un principio, con los datos
disponibles.
Ese principio del azar está, pues, siempre presente en las primeras fases
de la entrevista biográfica, lo que no niega la utilización a posteriori de un
criterio tipológico. Este criterio nos sirve para eliminar la repetición inne-
cesaria de relatos biográficos correspondientes a un mismo grupo de varia-
bles, lo que nos lleva en las fases finales de la recolección de datos a buscar
sujetos que cubran los «huecos», con el fin de que nuestra muestra sea lo
más variada y representativa posible.
Como ya he señalado en capítulos anteriores, ha sido la confusión ter-
minológica la que ha llevado tanto a mitificar las historias de vida como a
confundirlas con los relatos de vida (o relatos biográficos). Queda claro que,
si bien el uso de relatos de vida es una estrategia indispensable de obten-
ción de datos en un trabajo cualitativo (que pretenda estudiar no sólo es-
tructuras sino procesos), el objetivo principal en la obtención de estas na-
rrativas no es normalmente la confección de una historia de vida. Esta posi-
bilidad la utilizaremos solamente en el caso de que dispongamos de un
relato biográfico excepcionalmente rico y que corresponda a un sujeto real-
mente singular. Sólo entonces puede ser recomendable embarcarse en tan
ardua tarea que, con todo, será normalmente ajena y complementaria a los
objetivos del diseño inicial de nuestra investigación: volveremos sobre este
punto en el capítulo siguiente, por vía de ejemplificaciones concretas.
Cualquier investigación social basada en relatos biográficos ha de resol-
ver en su fase inicial, la del diseño de la investigación, dos problemas prin-
cipales: la delimitación de las mediaciones y la de los procesos concretos que
se van a analizar.
Por lo que respecta al primer problema, ya destacado en capítulos an-
teriores, se trata de definir los marcos sociales concretos que sirven de
62 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5

contexto próximo y específico en donde se producen las interacciones que


enmarcan los procesos vitales individuales, cuyo desarrollo constituye el
centro de nuestra investigación.
ANDERSON (1961) estudió a los obreros temporales pobres de Chicago,
utilizando el concepto de hobohemia, a través del que definió las caracte-
rísticas específicas de un grupo social específico, que tenía que diferenciar
de los pordioseros, así como del amplio colectivo de población obrera mi-
gratoria de paso por Chicago, que en la época del estudio (años veinte)
podía llegar al medio millón de personas por año; colectivos éstos con los
que los hobos compartían los atributos de no tener residencia fija, aspecto
poco aseado, alcoholismo, pobreza y desarraigo. Llegó a delimitar un uni-
verso compuesto por un grupo que fluctuaba de los 30.000 a los 75.000 in-
dividuos, que residían en el área próxima al Loop y que acudían cotidiana-
mente a la West Madison Street (definida por ellos como el slave market)
en busca de trabajo. Lo interesante del trabajo de ANDERSON es haber re-
suelto el problema de la mediación precisamente en el estudio de indivi-
duos solitarios, aislados y totalmente desarraigados. Éstos, sin embargo,
compartían unas mismas pautas culturales de comportamiento y una
mínima interacción, aunque fuese fragmentaria y discontinua, basada
en el rechazo y en la desintegración respecto de otros grupos sociales chica-
guenses.
Si entendemos las estructuras de mediación fundamentalmente como
los grupos primarios de los que participan los individuos, comprenderemos
que uno de los más importantes es la familia primaria o grupo doméstico
(como en el caso de los trabajos de LEWIS (1961,1964,1969) sobre México;
de BOTEY (1983) sobre Cataluña; o el clásico de THOMAS y ZNANIECKI (1958)
sobre las familias polacas en Chicago), también en algunos significativos
estudios sobre delincuencia, el grupo primario está constituido por la pan-
dilla (como en el conocido caso de Chicago: SHAW, 1966; THRASHER, 1963).
Otros, en fin, han estudiado las modificaciones en la vida individual, como
resultado de su internamiento en alguna institución de acogida (como es el
caso de Jenny MASTERSON, una anciana acogida en una residencia que se
queja de su aislamiento en una larga serie de cartas enviadas a dos amigos
de su único hijo, recogidas por ALLPORT [1965]; o el hospital donde está
internado Frank MOORE, un alcohólico que a requerimiento de STRAUSS
[1974] utiliza su correspondencia con el investigador para «descargar» su
conciencia, o bien el hospital en que la señora ABEL está muriendo de un
cáncer terminal (STRAUSS y GLASER, 1977). En los abundantes estudios con-
sagrados a la «cultura del trabajo» el locus de la investigación puede ser
tanto el ámbito comunitario, como preferentemente el lugar de trabajo. Re-
cordemos en este sentido las magníficas narrativas sobre este tema recogi-
das por FRASER (1970).
Los relatos de vida que, como vimos en el capítulo 3, sirven para tomar
contacto, ilustrar, comprender, inspirar hipótesis, sumergirse empáticamen-
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 63

te o, incluso, para obtener visiones sistemáticas referidas a un determinado


grupo social, poseen como característica primordial su carácter dinámico-
diacrónico. La amplia literatura disponible nos muestra que los casos en
los que el uso de los relatos biográficos se muestra más adecuado es para
analizar procesos de desajuste y crisis, individual o colectiva, que presupo-
nen modificaciones significativas, tanto en el comportamiento, como en los
sistemas de valores por parte de los grupos sociales implicados.
Tal vez los dos temas estelares en esta literatura sean los procesos mi-
gratorios y los procesos de marginalizacion. El rasgo común que une ambos
tópicos es que se trata de analizar poblaciones e individuos en situación de
tránsito de una categoría social a otra, de un marco social a otro: en un
caso la migración, especialmente cuando es internacional, presupone un
desajuste importante, a nivel individual, familiar y/o de barrio (como fue
descrito por TROMAS y ZNANIECKI, 1958; SRAW, 1966; o KATZMAN y TUTTLE,
1981), 10 que implica un «estar al margen» y pertenecer a una categoría
socialliminal: el marginado «está» físicamente en un medio social, pero es
rechazado por éste, mientras que el inmigrado es un «extranjero», un cuer-
po extraño que sólo conseguirá «naturalizarse» a través de un lento proceso
de adquisición de los patrones sociales de conducta estandarizados por la
sociedad receptora. Aquí se deja notar de forma clara el marchamo chica-
guense y su perspectiva de reforma social, su concepción de la Sociología
no como una mera práctica académica, sino definida por su capacidad de
intervención social (dimensión ésta olvidada o sumergida a través de la
tecnocracia positivista).
Aunque en el próximo capítulo desarrollaré más este punto, quisiera
sugerir una breve lista de lo que aquí y ahora puede hacerse con los relatos
biográficos. Un tema extraordinariamente candente todavía es el de los gran-
des procesos migratorios internos; que se produjeron en la España de los
años sesenta y setenta y que han tenido una continuidad en la última dé-
cada con la llegada de contingentes migratorios internacionales (filipinos,
maghrebíes y negros africanos) aparte de los importantes contingentes la-
tinoamericanos, de instalación más antigua. En ambos casos, el tema cen-
tral de investigación puede consistir en seleccionar un grupo intermedio (ba-
rrio, grupo de parientes o una determinada colectividad filipina, gambiana
o colombiana, por ejemplo), escogiendo si el tema a estudiar es el del pro-
ceso de adaptación de la primera o de la segunda generación migrante e,
incluso, si se quiere, acotando más el tema de estudio hacia el foco de las
relaciones sociales (más o menos abiertas), al ámbito laboral o a cualquier
otro.
Otra gran temática a nuestra disposición es el estudio de la delincuencia,
que puede ser estudiado desde el marco de las instituciones penitenciarias,
desde la perspectiva de la rehabilitación social, desde la perspectiva de los
grupos o pandillas delincuentes (robo, droga, prostitución), o desde las tra-
yectorias personales, dentro del marco familiar y del barrio o núcleo social
64 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5

originario del sujeto o sujetos a analizar, trazando sus trayectorias delictivas.


Junto a estas dos grandes tendencias «tradicionales», vemos aparecer en
las ciencias sociales toda una serie de nuevos temas que resultan especial-
mente significativos en nuestra sociedad y que, sin ánimo de exhaustividad,
podemos concretar en el estudio del fenómeno sectario y de diferentes for-
mas de religiosidad popular, o de las prácticas médicas alternativas. Dentro
del propio ámbito de la salud existe una especial sensibilidad por el tema
de las trayectorias vitales de los disminuidos físicos, así como por los enfer-
mos crónicos o, como en el caso estudiado por STRAUSS y GLASER (1977),
por los enfermos terminales. El ámbito de la sexualidad también es objeto
de un creciente interés, especialmente los fenómenos de homosexualidad y
hermafroditismo. El liderazgo político o asociativo constituye también un
área con unas posibilidades casi ilimitadas de desarrollo científico. Final-
mente, uno de los temas estelares, que ha hecho su aparición hace dos
décadas y que ha movilizado a científicos sociales de todas las disciplinas,
es el estudio de la mujer. Para el estudio de sus roles, consideración social,
experiencias y, sobre todo, de los procesos de cambio de su posición en la
sociedad, los relatos biográficos constituyen prácticamente el único recurso
metodológico, dada la abrumadora escasez de documentación escrita.
Hay, finalmente, en esta etapa previa a la fase de encuesta toda una serie
de especificaciones, que afectan fundamentalmente a la deontología cientí-
fica, que hay que tener muy en cuenta. En primer lugar, hemos de consi-
derar las dificultades en la planificación de una encuesta biográfica que se
derivan de la ambigüedad en la relación entre investigador e informante,
antes de dar el paso decisivo de proponer a éste abiertamente la realización
del relato completo de su vida. Una ambigüedad que se ciñe a la cuestión,
siempre problemática, de si tal persona puede llegar o no a ser un buen
informante, de si tendrá o no el nivel de motivación y de disponibilidad de
tiempo exigible para esta tarea. Esta fase de «negociación» con el sujeto es
crucial y tiene que basarse siempre en una perspectiva contractual, en la
que queden claramente especificados todos los extremos; esto es, t.las fi-
nalidades de la investigación y el uso que se hará de la información, 2.1a
forma como se va a registrar la información y el acceso que terceras per-
sonas puedan tener a él, 3. el tema del anonimato del sujeto y del camuflaje
de las situaciones y de los nombres de lugar y de persona que aparecerán
a lo largo del relato (se trata de buscar un punto medio entre los derechos
del sujeto y la «veracidad» del documento), 4. las perspectivas de publica-
ción del material, especificando la participación de cada uno (sujeto e in-
vestigador) en los derechos de autor, y S.las formas de compensación al
sujeto por el trabajo que se le requiere, que pueden ser puramente morales
o bien materiales (hay que señalar que la retribución directa es una prác-
tica en desuso).
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 65

Fase de encuesta
Dadas las características de este tipo de trabajo, el aspecto más trascen-
dente es la selección de buenos informantes. Hay que empezar señalando
que no existe un retrato robot del informante ideal, porque esencialmente
se trata de una relación cara a cara entre sujeto e investigador, en la que
lo principal es que exista una buena armonía y entendimiento entre ambos.
Se trata, por tanto, de una cuestión muy subjetiva, en la que la intuición
y buena disposición del investigador, así como su paciencia, son la principal
garantía de éxito.
No obstante, pueden hacerse dos tipos de valoraciones sobre el tema. En
primer lugar, hay que asegurarse de que la(s) persona(s) seleccionada(s)
respondan a un perfil característico y representativo del universo socio-cul-
tural que estamos estudiando; esto es, una persona integrada en su propio
medio social. Pues ocurre a menudo que el investigador social, al introdu-
cirse en una determinada esfera de la realidad social entra rápidamente en
contacto con personas que, formando parte de alguna forma de esa misma
realidad, se sitúan fuera de ella como puente entre el universo del investi-
gador social y el propio mundo en el que nos queremos sumergir. Éste es
el caso típico de los «sabios locales», que suelen poseer una gran vocación
de «introductores» o de mediadores, porque se consideran (y normalmente
son también socialmente considerados) como personas «que saben».
A pesar de la indudable utilidad de este tipo de informantes en las pri-
meras fases de la investigación, hay que tener en cuenta muy claramente
que no son el tipo de personas que andamos buscando para hacer una bio-
grafía, puesto que su visión de la esfera social en estudio es siempre «ex-
terna». Éste ha sido el caso de tantos y tantos «intérpretes» que han sido
usados por generaciones de etnólogos, desconocedores de las lenguas nati-
vas de las culturas que estaban intentando estudiar, y cuya función iba
mucho más allá de la mera «traducción», filtrando y hasta censurando las
informaciones desde el punto de vista de los que ellos consideraban que
andaba buscando el etnólogo. WATSON (1976) en su estudio biográfico de
una mujer guajira tuvo siempre la presencia altamente mediatizadora de
un intérprete durante las sesiones de encuesta. A este individuo le costaba
entender las razones por las que un investigador estaba interesado en una
persona pobre y analfabeta, dedicándose a reprender y a censurar a ésta
para que ejerciera «dignamente» su rol de informante, para el que la re-
quería el «excéntrico investigador yanqui». Este elemento de mediación es,
a veces, ineludible, pero resulta altamente mistificador e incontrolable.
Otra dimensión no desdeñable es la que entra dentro del capítulo «lo-
gístico». Es decir, se trata de trabajar con personas que, además de una
predisposición para la entrevista, dispongan de tiempo para dedicarnos,
tengan una buena historia que contar, dispongan de un lugar tranquilo para
66 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5

realizar las entrevistas (o acepten ir a un lugar sugerido a tal efecto por el


investigador) y, en fin, que puedan expresarse con claridad, no haciendo
más difícil todavía la ya de por sí ingrata labor de transcripción. Hay que
huir también de aquellas personas que antes de empezar a hablar precisan
de unas cuantas copas, excepto en el caso de que el propio encuestador
participe de esta necesidad.
Existen cuatro formas básicas de hacerse con un relato biográfico. La
primera es localizar narrativas autobiográficas, diarios, correspondencia, o
cualquier otro tipo de documento personal, como también narraciones ex-
haustivas que a veces surgen de forma excepcional y que son suficientes
para la realización de un trabajo científico de calidad, como ocurrió con
los registros inquisitoriales que dieron lugar a trabajos tan excelentes como
Montaillu de E. LE ROY LADURIE o El regreso de Martín Guerre de N. DAVIS.
También hay que incluir los trabajos de base documental publicados por
FOUCAULT: Yo, Pierre Riviére (1984) sobre el asesino de una familia francesa
del siglo XIX, o bien Herculine Barbin (FOUCAULT, 1980), que corresponde a
las memorias de un hermafrodita francés del siglo XIX.
Pero estos documentos, por su excepcionalidad, no entran de lleno en la
problemática que estamos discutiendo. Si bien existen casos menos espec-
taculares de documentos personales, previos a la encuesta, que pueden ser
usados por el científico social. Así SCHWARTZ et al. (1980) usaron en su es-
tudio sobre la juventud las notas dejadas por Cheryl, una joven suicida, en
la que explica las razones de su radical determinación. Ya hemos citado
varias veces el trabajo de ALLPORT (1965), basado en la correspondencia de
la señora Jenny MASTERSON. THOMAS y ZNANIECKI (1958), aparte de incluir
la biografía encargada a WLADEK, publican también en su trabajo varios
centenares de cartas de inmigrantes polacos en Chicago.
Un segundo tipo de estrategia consiste en «encargar» a una persona la
redacción o grabación en solitario de su propia autobiografía. Así procedió
F. MARSAL (1972), que encargó a J .S. la narración de su experiencia de
emigración a Argentina; o bien la correspondencia establecida por STRAUS
(1974) con Frank MOORE; o los documentos del hermafrodita Agnes, anali-
zados por GARFINKEL (1967) y STOLLER (1974). La misma estrategia es uti-
lizada en Antropología por SIMMONS (1942) con la voluminosa autobiografía
del jefe hopi Don TALAYESA o la encargada por SPRADLEY (1969) al kwakiutl
James SEWID. Todos estos trabajos, nuevamente, siguen con este recurso la
tradición de los clásicos chicaguenses, ya citados abundantemente.
Sin embargo, la técnica de campo más genuina, aquella que otorga al
investigador mayor control sobre la situación, sobre los datos y las moti-
vaciones del sujeto es la entrevista biográfica, que consiste en un diálogo
abierto con pocas pautas, en el que la función básica del entrevistador es
estimular al sujeto analizado para que proporcione respuestas claras, cro-
nológicamente precisas, en las que se expliciten de la forma más amplia
posible las referencias a terceras personas, a ambientes y lugares concretos
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 67

en los que transcurren los distintos episodios biográficos (no hay que olvi-
dar que cuanta mayor sea la precisión en estos detalles, más posibilidades
tendremos, si lo deseamos, de validar objetivamente con otras fuentes las
informaciones surgidas del relato biográfico). Ésta es la técnica usada por
ROMANÍ (1983) para elaborar la biografía de El Botas, vagabundo, adicto a
la grifa y delincuente de la Barcelona pretransicional o el trabajo de NEGRE
(1988) sobre la prostitución también de la ciudad condal.
Una variante excepcionalmente interesante de este tercer grupo se refie-
re al trabajo de J. BOTEY (1981), Cinquanta-quatre relats d'immigració, que
consiste en la recolección de otros tantos relatos biográficos, focalizados en
la experiencia migratoria, en los problemas de adaptación social al nuevo
medio y a los problemas de cambio cultural (incluyendo la adquisición de
una conciencia obrera). Lo interesante de la experiencia es el proceso de
discusión colectiva de los resultados de las narraciones de cada persona, el
contraste de pareceres, la forma de socialización de las vivencias más ínti-
mas, como forma de trasposición de ese nivel, irreductible a priori, de la
individualidad, precisamente en el ámbito más propicio de mediación so-
cial, el barrio inmigrado del que todos los sujetos forman parte. Esta con-
frontación de las narrativas saca a la luz las diferencias en la percepción y
en la vivencia de los procesos, derivadas de la toma de conciencia social y
política de algunos de los líderes comunitarios, por relación a las narrativas
del resto de los biografiados. Es un ejemplo de un uso del documento so-
ciológico con finalidades extra-académicas, en este caso la agitación social,
que viene a ser también una forma de terapia colectiva.
Una cuarta aproximación, la menos formal, es la más usualmente utili-
zada en Antropología Social, y consiste en un énfasis especial en la obser-
vación participante y en la corresidencia en la zona rural o distrito urbano
en estudio. Esta estrategia de encuesta de longue durée hace innecesaria la
mayor parte de las sesiones formales de entrevista. Los datos biográficos se
obtienen, junto a otra infinidad de datos objetivos, como fruto de ese «estar
ahí» del que habla GEERTZ (1988). El carácter espontáneo con el que se
obtienen las informaciones les dan un mayor valor de veracidad, si bien
existe el inconveniente de que la reconstrucción completa de la biografía
entera puede demorar meses y hasta años, aunque en una buena etnografía
no hay lugar para las prisas. Hay que insistir en el grado superlativo de
intimidad que obtiene el investigador respecto a los sujetos estudiados, des-
pués de una convivencia tan prolongada. Ésta es la técnica utilizada por
LEWIS en todas sus investigaciones, no existiendo en este terreno otro cien-
tífico social que se le pueda comparar por la profundidad y el despliegue
metodológico utilizado (cf la bibliografía final).
Existe entre los especialistas un acuerdo bastante generalizado por lo
que respecta al procedimiento que hemos de seguir en la elaboración de las
entrevistas biográficas. Podemos, así, enumerar una serie de reglas para la
encuesta:
68 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5

Hay que crear las condiciones más favorables para garantizar la como-
didad de nuestro informante: intimidad, espacio familiar (que siempre que
ello sea posible será el propio domicilio de éste).
Estimular positivamente las ganas de hablar de nuestro informante, des-
tacando la significación científica de su contribución, haciéndole sentir la
importancia de su testimonio para nuestro proyecto.
Una regla de oro en la encuesta consiste en que el encuestador no hable
más que cuando sea indispensable, para ello hay que hacer, sobre todo, una
labor de «cerrar huecos»; esto es: estando atento a si el sujeto pierde, en
una digresión o comentario marginal, el hilo principal de su discurso, para
situarlo nuevamente en posición de seguir su relato; supliendo los silencios,
al introducir peticiones de precisión sobre los aspectos que hayan quedado
oscuros; procurando siempre situar en una cronología, estricta y detallada,
las diferentes etapas de la vida que el sujeto nos relata, ayudándole cuando
sea preciso a situar los hechos, para refrescar su memoria; teniendo prepa-
radas nuevas preguntas, consistentes básicamente en aclaraciones o amplia-
ciones a cosas ya explicadas, cuando al sujeto le parece que ya se ha ago-
tado todo su relato.
Evitar «dirigir excesivamente» la entrevista, por medio de preguntas
demasiado concretas y cerradas, que imponen el ángulo o el punto de vista
del encuestador y no la perspectiva espontánea del narrador. Todas las
preguntas han de ser lo más abiertas y generales posibles, excepto cuando
se trata de aclaraciones o ampliaciones a cosas ya dichas. En definitiva, se
trata de tomar como punto de partida el propio relato para seguir adelante
en la encuesta.
Una buena forma de empezar cada sesión de entrevista suele consistir
en repasar conjuntamente la transcripción mecanografiada de la sesión an-
terior, comentándola, completándola, tratando los puntos oscuros o contra-
dictorios. Esta introducción sirve, sobre todo, para situar al informante en
las mejores condiciones para retomar el relato en el punto justo donde lo
dejó el día anterior.
La entrevista más problemática, como es lógico, es siempre la primera.
La experiencia demuestra que hay que ser cauto y no excesivamente ambi-
cioso o impaciente. Hay que dar lugar a que el informante entienda nues-
tras pretensiones y vea claro su papel a jugar. El ideal para una primera
entrevista es conseguir un primer esbozo general de su biografía, consistente
en una enumeración de cada una de las grandes etapas, situando dentro de
ellas el mayor número posible de datos cronológicos precisos (que servirán
de puntos de referencia para controlar el relato de otros hechos) y también
el mayor número posible de citas referidas a las personas que rodean al
sujeto en cada etapa de su vida. Cada nueva entrevista supondrá una am-
pliación o modificación de este cuadro general, que será siempre el punto
de referencia en las entrevistas, tanto para situar al investigador, como para
que éste pueda socorrer al propio informante en sus lapsus de memoria.
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 69

Hay que destacar que el éxito o el fracaso de una encuesta biográfica


(medida por el nivel de implicación del sujeto a nuestro requerimiento de
veracidad y exhaustívidad) depende en buena medida de nuestra capacidad
para establecer con el informante una buena relación de confianza y amis-
tosa cordialidad. Tenemos que ser pacientes, frente a las divagaciones, du-
das, silencios, frente al rechazo del informante a profundizar en hechos o
circunstancias desagradables que él ha querido apartar de su recuerdo. Mi
experiencia personal en los relatos de vida de inmigrantes obreros en Ca-
taluña muestra la gran resistencia a extenderse sobre la etapa de los «años
duros», esto es, la época inmediatamente posterior a su llegada a Cataluña.
Los años de penurias y privaciones, en los que la mayoría no tenía resuelto
el problema de la vivienda, residiendo muchos de ellos con sus familiares
o amigos, en pensiones y hasta en chabolas. Sobre esta etapa de la vida casi
nadie está motivado a hacer un esfuerzo de memoria. En una fase tan de-
licada de la encuesta el investigador ha de ser respetuoso, no tener prisa y
volver sobre el tema más adelante, cuando se presente una situación más
propicia.
Pero una encuesta biográfica no es, no ha de ser, una experiencia uni-
lateral en la que el único implicado sea el sujeto de estudio. Nosotros tam-
bién debemos implicarnos con el sujeto y con sus circunstancias. Y esto no
sólo para «salvar» la encuesta, sino por la reciprocidad humana que exige
una ética profesional. El período más o menos largo de elaboración conjun-
ta de un relato de vida constituye el tempus para una relación personal, que
normalmente se prolonga más allá de la finalización del trabajo concreto.
Sin un feed-back armonioso y positivo entre las dos partes de este proceso
es difícil augurar un buen resultado final.

Registro, transcripción y elaboración de los relatos de vida


La forma de registro casi universal hoy en día es la grabación en casete
compacto. POIRIER et al. (1983, pp. 76-83) hacen una presentación de todas
las alternativas posibles en cuanto a técnicas de grabación, que puede ser
útil consultar para resolver dudas en caso de que las condiciones de graba-
ción sean «especialmente complicadas». De todos modos lo más frecuente
es usar micrófono direccional para asegurar la correcta grabación de la voz
de encuestador y encuestado. La fuente de alimentación, siempre que sea
posible, es mejor que sea la red eléctrica, ya que las pilas suelen tener una
autonomía de unas cuatro horas y, a veces, una sesión autobiográfica puede
prolongarse algo más y es enojoso tener que interrumpirla para cambiarlas.
Precisamente por eso mismo es muy útil que nuestro aparato de grabación
posea la modalidad auto-reverso, para garantizar la continuidad ininterrum-
pida de las dos caras de la cinta. En este sentido, las cintas óptimas suelen
70 CUADERNOS METODOLÓGICOS S

ser las de 90 minutos, ya que las de 120 suelen tener problemas de rebo-
binado.
Es evidente que el objetivo principal de utilizar una técnica de graba-
ción sofisticada y fiable es el de garantizar una buena calidad de sonido
(que facilite la labor de transcripción), así como «olvidarse» del casete ~
permitir al entrevistador y al entrevistado no tener que preocuparse de la
grabación, concentrándose así en su tarea principal, que es el relato en sí
mismo.
Por lo que respecta a la transcripción de cintas, resulta indispensable
un reproductor, accionado a pedal, del tipo Diktaphone, que permite una
perfecta sincronía entre el mecanografiado y la audición de la cinta. Al
accionar el pedal de paro, la cinta retrocede unos pocos centímetros, con
lo que al accionarla de nuevo pueden oírse otra vez las dos o tres últimas
palabras de la secuencia anterior, lo que permite un enlace entre frases sin
ningún problema.
Un tema especialmente delicado es el de la literalidad de la transcripción
del relato grabado. Aunque hay muchos criterios al respecto, mi propuesta
es la siguiente: a. Revisar y estandarizar los fallos de concordancia morfo-
sintáctica, para hacer el texto (que es en principio, no lo olvidemos, un
documento de trabajo) lo más legible posible. b. Recoger las pausas, énfasis,
dudas y cualquier otro tipo de expresividad oral por medio de un código
preestablecido, liberando el texto de interjecciones o signos de puntuación
engorrosos y largos, que le resten legibilidad. c. Mantener todas las expre-
siones y giros idiosincrásicos, así como el léxico jergal, que use el informante.
En algunas investigaciones, especialmente aquellas que priman la di-
mensión testimonial a la analítica-interpretativa, la conservación de la ma-
yor literalidad posible es muy importante, como ocurre en el caso de la
recientísima obra de Juan F. GAMELLA (1990): La historia de Julián, memo-
rias de heroína y delincuencia, pero, en la mayor parte de los casos, el pro-
ceso de «redondeo» del texto no sólo no le quita autenticidad, sino que lo
hace más inteligible y le da mayor fuerza comunicativa para el lector me-
dio. Siempre puede ser muy útil la inclusión de un glosario (tanto en la fase
en que la narración es un mero documento de trabajo, como en la versión
final publicada) con las palabras y expresiones jergales que usa normalmen-
te el sujeto. Y, dado el caso, no está de más hacer una breve nota con los
comentarios lingüísticos que permitan al lector situarse respecto a la «ma-
nipulación» de que ha sido objeto el documento sonoro original.
Este último punto puede, a veces, ser objeto de negociación con el en-
trevistado. En muchos casos, éste se encuentra preocupado por sus defectos
gramaticales y presiona al investigador para que «corrija» el texto en la
versión escrita, para que adquiera una forma impecable. Considero que no
hay mayores problemas en realizar estos retoques, siempre y cuando esta
circunstancia se haga constar oportunamente en la publicación.
El soporte para la transcripción de las cintas tendría que ser, preferen-
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 71

temente, informático, pues, para preparar convenientemente la fase analí-


tica, es importante disponer de registros separados del relato de vida, de
acuerdo con los siguientes criterios mínimos:
a. Una primera copia o registro original con la transcripción literal de
todas las entrevistas, de acuerdo con el mismo orden en que hemos ido
obteniendo el relato.
b. Una segunda copia o registro cronológico, en el que vamos ordenando
toda la información de acuerdo con las etapas sucesivas de la vida del
individuo, desde su infancia hasta el momento presente. Este registro es
muy importante durante la propia fase de encuesta, pues nos permite de-
tectar con gran facilidad las lagunas de información referentes a algunas
etapas vitales concretas. Hay que intentar en este registro que cada hecho
o suceso tenga una datación precisa, lo que a veces nos obligará a preguntar
al informante en varias ocasiones. El que nosotros tengamos ordenadas pro-
gresivamente las diferentes secuencias biográficas, anteriores o posteriores
a un hecho relatado, puede ayudar mucho al informante a precisar el mo-
mento exacto de cada acontecimiento, puesto que le permitirá tener mayo-
res puntos de referencia secuencial.
c. Una tercera copia la destinaremos a componer un registro de perso-
nas; esto es, de los miembros de la familia, amigos, vecinos, compañeros de
estudios o de trabajo, o cualquier otra persona citada. Aquí, también, la
utilidad es manifiesta, tanto en la fase de encuesta, como en la de análisis,
como comprobaremos en seguida.
d. Una cuarta copia constituirá el registro temático, que agrupará la
información por grandes capítulos, cronológicamente discontinuos, como,
por ejemplo:
Socialización.
Trabajo.
Sociabilidad.
Asociacionismo y participación en instituciones.
Experiencias migratorias.
Movilidad socio-profesional.
Creencias y prácticas religiosas.
Valores e ideología política.
Alienación cultural.
Procesos de desviación y/o marginalización.

Análisis e interpretación
Esta etapa de la investigación biográfica es la más directamente dependien-
te de las características específicas de nuestro diseño general de la investi-
72 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5

gación. Por ello resulta difícil dar criterios generales de análisis e interpre-
tación de los relatos biográficos que sean generalizables a cualquier tipo de
diseño de investigación. En este apartado diferenciaré tres tipos de explo-
tación analítica, correspondientes a otros tantos usos significativos de las
narrativas biográficas: 1. La elaboración de historias de vida. 2. El análisis
del discurso en tratamientos cualitativos. 3. El análisis cuantitativo basado
en registros biográficos.

1. El relato biográfico como estudio de caso único es el género que ha


sido más cultivado hasta el presente, como tuvimos oportunidad de ver en
el capítulo 2. Por las características de este tipo de estudio la parte más
importante del mismo consiste en superar airosamente las etapas de en-
cuesta y de fijación del texto. En cambio, analíticamente suelen ser muy
poco interesantes, ya que esta dimensión queda reducida normalmente a
una introducción que, en general, suele prestar atención a los siguientes
aspectos:
a. Justificación de la selección del «caso único» en términos de su ma-
yor o menor representatividad respecto a un universo de referencia más am-
plio, o bien (lo que es más frecuente) en términos de su valor testimonial,
no como caso representativo, sino como caso posible.
b. Justificación de la validez de un estudio de caso en relación a los
objetivos teóricos o temáticos de la investigación.
c. Explicación del procedimiento utilizado para recopilar la narrativa,
que normalmente irá dirigido a dar garantías en términos de la fiabilidad
del documento que se presenta. Por desgracia, éste es un aspecto que, muy
a menudo, es marginado en las introducciones y el lector queda siempre
con la duda sobre la adecuación de las técnicas empleadas para la obten-
ción del material que se dispone a leer.
Existen notables excepciones a este patrón, como ocurre con la ya citada
monografía de C. SHAW sobre Stanley, el joven delincuente chicaguense de
principios de siglo. El autor, en su densa y larga introducción, nos sumerge
en la situación global que rodea al sujeto, el contexto familiar, el barrio,
las características étnicas y culturales de los contingentes inmigrantes, la
vida callejera de las pandillas como la de Stanley. Utilizando para ello todo
tipo de elaboraciones estadísticas, encuestas, así como la propia literatura
del grupo de Chicago y, muy especialmente, el trabajo de THRASHER (1963)
sobre las pandillas.
Sin embargo, el débil componente analítico en este tipo de trabajos, que
es lógico y justificable, no les priva de interés para la comunidad científica,
de la misma forma en que los historiadores, antes de llegar a la fase de
síntesis sobre un determinado período precisan de la acumulación de «do-
cumentos», de «evidencias», que permitan su labor de análisis e interpre-
tación en la reconstrucción del pasado. De la misma manera que los demó-
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 73

grafos, geógrafos, sociólogos o antropólogos precisamos de buenos censos y


estadísticas (así como de cualquier otro tipo de materiales empíricos) para
pasar a una fase de interpretación. Las historias de vida, aunque no aporten
más que un testimonio individual sobre un determinado problema o sobre
un determinado grupo humano, cumplen una función de primera magnitud
para el desarrollo de la dimensión cualitativa en las ciencias sociales.

2. Los relatos biográficos, de la misma forma que una buena parte de


los materiales cualitativos de otro género, constituyen un registro de fenó-
menos sociales que debe ser categorizado y clasificado, esto es, reducido a
categorías analíticas abstractas que permitan tanto describir de forma or-
denada como contrastar los fenómenos analizados con las hipótesis de par-
tida de la investigación. Existe una técnica formal de análisis textual, muy
usada en ciencias sociales. Se trata del análisis de contenido, que consiste
básicamente en la realización de una descripción objetiva, sistemática y,
eventualmente, cuantitativa de los contenidos extraídos de cualquier texto.
La finalidad de este análisis es según CARTWRIGHT (1979, p. 429) «convertir
los fenómenos sociales en datos científicos», que deben atenerse a cuatro
características: a. Objetividad y reproductividad. b. Susceptibilidad de me-
dición y cuantificación. c. Significación para una teoría más sistemática.
d. Posibilidad de generalización.
En la figura 1 reproducimos esquemáticamente las diferentes etapas en
las que se organiza el plan de análisis de un texto:

FIGURA 1

PROCESO DE ANÁLISIS DE UN TEXTO BIOGRÁFICO

INDICADORES

[5]

REGISTRO CONTEXTO
[4]
UNIDADES DE ANÁLISIS
74 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5

A partir del esquema anterior, vamos a realizar una ejemplificación,


partiendo de una serie homogénea de extractos de biografías de heroinó-
manos, tomados de las publicaciones de FUNES y ROMANÍ (1985, pp. 133, 76,
139,144) Y de GAMELLA (1990, pp. 107,220). Nuestro análisis de contenido
se basará, pues, en el siguiente texto:

Yo sin darme cuenta, me metí de lleno con la heroína. Me gustaba mucho. Tanto,
que la consideraba mi mujer, mi único amor. Por ella daba de lado a mucha gente
que me había ayudado. Me iba a robar y luego me llevaba las cosas, las vendía y
no repartía, me quedaba con todo. Los colegas de mi barrio me empezaron a ver
como un chuleador y me cogieron manía. A mí me daba igual porque pasaba de
ellos, aunque sabía que cualquier día iba a tener un problema (Julián).
En Torresombra veías que sacarte la aguja y tirarla es lo más fácil. Desengan-
charte no es difícil, lo que cuesta es mantenerse. Una persona se podía tirar allí
arriba seis u ocho meses sin consumir; pero si no aprendía otra cosa para hacer
después, recaía. Salir a la calle, buscarle un curro, otras amistades ... reconstruir to
la movida, eso allí no se les daba. Aquello era un aparcamiento, como si te encierras
en tu casa. Cuando se termina el encierro vuelves a enfrentarte con lo mismo, por-
que el mundo sigue existiendo. Y sales y no sabes hacer nada, igual que antes ... Hay
que enfrentarse a la movida de fuera, al tirón de la calle. Lo más común fue que la
gente se tirara allí sin consumir, volvieron a la calle y volvieron a ponerse (Julián).
[...] era una época que yo estaba ya bastante mal. Y que de alguna manera yo
quería dejarlo, pero lo que no quería era dejar a mi novio. En realidad era la única
solución: dejarle a él. Porque resulta que él sí que no quería dejarlo, de ninguna de
las maneras. O sea él no tenía ninguna salida y además no le interesaba nada (Ester).
Todos éramos muy malos, ¿no? .. me refiero a que ya uno no se podía fiar ni del
que estaba más cerca, ni de uno mismo... por una mierda de dosis, no sé, las cosas
más ... impensables ¿no?, podías llegar a hacer; si te salía bien sin hacer mal, pues
vale; pero si había que pasar por lo que fuera pasabas, ¿no? (Isabel).
[...] luego viene el otro rollo, que siempre has estado con la misma gente, en el
mismo sitio y tal, y el hecho éste de que te empieces a cerrar ytodo eso ... Y es que
además es que lo ves, ¡coño!, ves a esa gente ... Ya no ves al individuo en sí, al que
ves es al caballo ... Y es que te tientan, y entonces tienes que estar siempre al ace-
cho ... No es sólo dejar esto, es que después hay que ... cambiar completamente, apren-
der a conocerse a uno y saber dónde te tienes que mover... y que la gente te ayude
un poquito (Nicolás).

Una vez establecido el texto a analizar, se pasa a la fase de estableci-


miento de las dimensiones o tipos de variables, que referidas al caso que
estamos analizando podrían ser, entre otras, las siguientes:
1. La «pandilla» o las relaciones sociales cerradas como elemento me-
diador entre el individuo y la heroína.
2. La heroína como eje central de la existencia.
3. La heroína como origen de actividades delictivas.
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 75

Si tomamos la primera dimensión como eje de análisis, estableceremos


las variables que aparecen en el texto, que son básicamente tres:
la. Inducción de la «pandilla» y del «ambiente» al consumo de heroína.
lb. Pérdida de la solidaridad inicial de grupo como resultado del con-
. sumo intenso y del proceso de aislamiento.
le. Necesidad de romper con el «ambiente» para dejar la heroína.
El siguiente paso consiste en categorizar cada una de estas variables. En
nuestro caso, parece adecuado codificarlas en cuatro categorías:
- Alta.
Media.
- Baja.
- Sin codificar.
Se trata, por tanto, de establecer una escala con el fin de evaluar el
grado en que las variables confirman cada una de las relaciones causales
que están contenidas en cada una de dichas variables y en el caso, frecuen-
te, de que algunas de éstas tiendan a no «funcionar», buscar nuevos enfo-
ques para establecer en qué circunstancias una variable posee una signifi-
cación analítica diferente. Por supuesto, no hay ninguna necesidad de que
la formulación de variables se establezca en forma de relación causal entre
elementos. Podríamos haber formulado las variables en términos más sim-
ples, del tipo: /la soledad del heroinómano/, /importancia del entorno social
en el abandono de la heroína/.
La etapa siguiente es la más complicada y la que requiere una mayor
atención por parte del analista, pues consiste en la operacionalización de
todas las variables ya categorizadas. Idealmente se trataría de generar unas
reglas explícitas que especificasen qué aspectos del contenido deben tomarse
como indicación de que pertenecen a una categoría dada. En definitiva, el
enunciado de estas reglas es lo que constituye la definición operacional de
una categoría. En la práctica, esto resulta imposible, especialmente traba-
jando con textos abiertos y complejos como los de los relatos biográficos.
Sin embargo, siguiendo a CARTWRIGHT (1979, p. 403), estableceremos la dis-
tinción entre unidad de registro y unidad de contexto.
Por unidad de registro entendemos el segmento específico del contenido
que se caracteriza por su colocación en una categoría determinada. Esto
quiere decir que una unidad de registro puede ser una interjección o una
palabra clave dentro del texto, cargada de significación emotiva, aunque
frecuentemente suele ser más amplia. En las entrevistas abiertas o semidi-
rectivas es la respuesta completa a una sola pregunta. En el caso que ana-
lizamos, la unidad de registro es cada uno de los párrafos seleccionados.
Por otro lado, la unidad de contexto es la extensión más amplia de con-
tenido que puede examinarse al caracterizar una unidad de registro. En el
caso de las entrevistas, por ejemplo, es bastante frecuente que la significa-
76 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5

ción exacta de una respuesta no pueda establecerse más que por relación
a preguntas contestadas anterior o posteriormente a la que estamos anali-
zando, por ello no tendremos más remedio que considerar el conjunto de
la entrevista como el contexto general en el que ubicar el contenido de cada
unidad de registro. En el ejemplo que yo he propuesto la unidad de contexto
no existe en sentido estricto; sin embargo, no sería descabellado proponer
que el conjunto de narrativas correspondientes a las experiencias de ex he-
roinómanos en unas coordenadas espacio-temporales muy definidas, como
en nuestro caso en la España de finales de los años setenta e inicios de los
ochenta, podría perfilarse como un marco referencial, dentro del que cada
relato biográfico constituiría una unidad de contexto.
Otra vertiente en el proceso de operacionalización de las categorías a
analizar consiste en la especificación de los indicadores que determinan si
una unidad textual determinada corresponde o no a una determinada ca-
tegoría. En nuestro ejemplo podemos utilizar la categoría /Alta inducción
de la pandilla a consumir heroína/o Se trata de ver todos los indicadores
que caen dentro de esa categoría 1, correspondiente a la variable la:

• [Cuando se termina el encierro vuelves a enfrentarte con lo mismo,


porque el mundo sigue existiendo] (Julián)
• [Lo más común fue que la gente se tirara allí sin consumir, volviera
a la calle y vol viera a ponerse] (Julián)
• [siempre has estado con la misma gente, en el mismo sitio y tal]
(Nicolás)
• [ves a esa gente ... Ya no ves al individuo en sí, al que ves es al caballo]
(Nicolás)
• [Y es que te tientan] (Nicolás)

Uno de los problemas en esta fase crucial del análisis es que, con toda
seguridad, varios analistas trabajando con el mismo corpus textual, tende-
rían a establecer una lista diferente de indicadores. Aquí el mejor criterio
es que el equipo de investigación realice «catas» en el texto, estableciendo
listados previos de indicadores, discutiendo los resultados y dejando luego
esta tarea, si es posible, a una sola persona experimentada. Por ejemplo, en
nuestro caso, podría discutirse si el primer indicador propuesto por mí:
[Cuando se termina el encierro...] corresponde o no a la categoría seleccio-
nada de /Alta inducción .. .!. Aquí es la unidad contextualla que nos lleva a
interpretar que, tras el abandono del centro de rehabilitación, un porcen-
taje significativo de personas se vuelve a dejar atraer por su «universo so-
cial», lo que les lleva indefectiblemente a caer nuevamente en el consumo
de heroína, esto es, a reforzar esa dicotomía pandilla/droga. Aunque, desde
otro punto de vista, también podría postularse que este indicador puede
corresponder a la categoría 1 de la variable lc, es decir, /Alta relación entre
la ruptura con la heroína y sustitución de las relaciones sociales/o Sobre
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 77
esto hay que decir que no existe ningún inconveniente en que un mismo
indicador pueda ser tomado para ilustrar más de una categoría.
Sugerimos al lector/a que, con el material que hemos proporcionado,
intente establecer la lista de todos los indicadores, correspondientes a cada
una de las categorías de las tres variables establecidas. Asimismo, puede
ser muy útil tomar un documento personal cualquiera (diario, cartas) e
intentar aplicar todo el procedimiento que acabamos de describir. Por otro
lado, puede ser conveniente ampliar el marco metodológico, que acabamos
de presentar resumidamente, buscando dentro de la literatura existente los
epígrafes de análisis cualitativo y análisis de contenido. En este sentido pue-
de ser muy adecuada la consulta de las obras de BERNARD (1988), WERNER
y SCHOEPFLE (1987) o la clásica de FESTINGER y KATZ (1979).

3. El análisis cuantitativo, basado en materiales biográficos, constituye


un campo sumamente interesante, que ha recibido muy poca atención en
las ciencias sociales. A simple vista parece una síntesis de principios anta-
gónicos, si nos atenemos a la confrontación ya tratada entre enfoques po-
sitivistas y humanistas. De todos modos, BALÁN, uno de los pioneros en esta
nueva tendencia de estudios, considera que resulta arbitraria la idea de
identificar los relatos de vida como «información cualitativa», como «datos
blandos» y a las historias de vida como presentaciones carentes de «análisis
sistemático». Que, en la práctica, esto haya sido así, no quiere decir que
necesariamente las narrativas biográficas sean universalmente irreconcilia-
bles con un tratamiento estadístico. Idea ésta que ya planteó tempranamen-
te DOLLARD (1935) y que se ha seguido durante decenios al pie de la letra,
como critica justamente BALÁN (1974, p. 69):

Se ha desarrollado en sociología la idea de distinguir las historias vi tales de los


estudios estadísticos, de suerte que el investigador prospectivo ha sido forzado a
creer que tiene que elegir entre trabajar con historias de vida o con datos que pueda
manipular estadísticamente [...]. No obstante, en los estudios de mayor orientación
estadística, la necesidad de contar con información biográfica o longitudinal pronto
se ha hecho aparente, particularmente en el campo de los estudios de fecundidad,
migración y fuerza de trabajo.

A mitad de los años sesenta, este autor, junto a sus colaboradores, estu-
diaron en la ciudad mexicana de Monterrey el problema de la movilidad
residencial y ocupacional en una situación de rápido crecimiento urbano y
en el contexto de un país en vías de desarrollo. Para ello, procedieron a
realizar un diseño de una encuesta longitudinal, compuesta de unas doscien-
tas preguntas en las que se trataba de recopilar información exhaustiva
sobre las trayectorias individuales en el campo laboral, educacional, migra-
torio, familiar y de salud. La encuesta constaba de preguntas cerradas y
abiertas y el protocolo de encuesta consistía en unas casillas por tema y año,
78 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5

que pretendía registrar cualquier tipo de modificación de cualquiera de los


ámbitos de estudio, año a año.
Se realizaron 1.640 encuestas a varones de una edad comprendida entre
los veintiuno y los sesenta años, en una muestra que recogía diferentes
niveles sociales y ocupacionales, nivel educacional, población autóctona e
inmigrada, así como edades de migración diferentes. Respecto a las histo-
rias de vida completas, entendidas como estudio de caso único, éstas poseen
algunas diferencias notables: 1. no se trata de una entrevista abierta, sino
que la obtención de la información se hace a través de encuesta directiva,
que restringe la libertad y espontaneidad de aquéllas, 2. no se trata de un
registro de todas las dimensiones posibles de la vida de estas personas, sino
que hay un tema focal, como es el de la movilidad socio-cupacional, 3. se
trata de recoger no casos únicos, sino de una masa importante de trayecto-
rias paralelas, cuya finalidad es la comparación y que, por tanto, han de
contener informaciones homogéneas, 4. no se trata tanto de recoger narra-
tivas, dando importancia al texto, sino de recopilar datos para realizar un
tratamiento cuantitativo ulterior, y 5. no se recogen vivencias o actitudes,
sino simplemente «hechos» datados y constatados del comportamiento indi-
vidual.
La explotación de los datos de esta encuesta masiva se realizaron me-
diante el programa Fortran, aunque el autor se queja de la inexistencia en
aquella época (mediados de los años sesenta) de técnicas estadísticas apro-
piadas para el análisis de datos secuenciales. De hecho los estudios de con-
figuración longitudinal han sido siempre escasos y los únicos modelos dis-
ponibles de tipo causal eran los modelos estocásticos y los análisis de trayec-
toria.
Las hipótesis analizadas por BALÁN et al. (1974, pp. 69-81) se centran en
la correlación entre edad y época de llegada a Monterrey con las posibili-
dades de movilidad ocupacional. La conclusión del trabajo es que la movi-
lidad es mayor cuanto más joven es el sujeto y cuanto su época de llegada
a Monterrey es más antigua.
El interés de la aportación de este estudio es mostrar la versatilidad de
la técnica biográfica, que es capaz de adaptarse a diseños de investigación
muy distintos, rescatando algunos de sus rasgos esenciales, incluso para
estudios de orientación positivista, como el que acabamos de representar.
Otra conclusión a la que nos mueve la consideración de este caso es a la
necesidad de superar la fetichización de la técnica, tachada de acientífica
por el positivismo de la posguerra y olvidada hasta que el «nuevo huma-
nismo» la rescató e hizo de ella una bandera. Por lo que llevamos visto, los
relatos biográficos constituyen una técnica de recopilación y análisis de
fenómenos sociales que pueden (y deberían) ser utilizados desde diferentes
metodologías y concepciones epistemológicas, sin hacer planteamientos ex-
clusivistas en ningún sentido.
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 79

Presentación y publicación de relatos biográficos

Siguiendo el mismo esquema del apartado anterior, estableceremos la di-


ferencia entre la presentación de una historia de vida, como estudio de caso
único, y otros tipos de estudios que, basados también en relatos biográficos,
poseen un proceso de análisis en donde las narrativas biográficas son tan
sólo un punto de partida, o un medio de análisis, pero no el objeto principal
de la publicación.

1. Tradicionalmente en los libros de metodología científica se pres-


ta muy poca atención a la presentación de los resultados de una investiga-
ción. Según PLUMMER (1989, p. 122) «esto no es de extrañar en el mundo
de las ciencias sociales objetivistas y positivistas, pues normalmente paro-
dian el estilo de las ciencias físicas; los cuadros, los descubrimientos, las
hipótesis verificadas, hablan por sí mismos y, por tanto, se trata de presen-
tar, no de escribir los descubrimientos».
El problema de la escritura es especialmente agudo en la presentación
de las historias de vida, ya que se trata de un modelo de estructura textual
que se aparta por completo del más conocido y usado en las ciencias socia-
les, y que consiste en un esquema del tipo:
• Antecedentes y discusión teórica.
• Presentación de hipótesis.
• Delimitación del universo y de la muestra a analizar.
• Presentación de los instrumentos de encuesta.
• Presentación del material empírico, elaborado.
• Análisis e interpretación del material.
• Validación o falsación de las hipótesis.
• Conclusiones
En un informe de este tipo, la dimensión formal o estilística del lenguaje
es relativamente poco importante, siempre y cuando se garantice el carác-
ter unívoco y no ambiguo de los términos conceptuales y analíticos. Mien-
tras que en la presentación de una historia de vida la situación es comple-
tamente diferente. Aquí se trata de un trabajo de construcción textual que
hilvane cronológica o temáticamente un discurso basado exclusivamente en
sesiones de entrevista entre sujeto e investigador. El científico social aquí
es fundamentalmente un especialista en el tratamiento formal de un texto,
que ha de recoger, deconstruir y reconstruir y, luego, presentar. Ahora bien,
el objetivo último del investigador es que este proceso, obligado, de mani-
pulación textual respete la literalidad de las intenciones y motivaciones del
sujeto.
Esta etapa de fijación definitiva del texto biográfico es, con todo, un tra-
bajo necesario, pero no suficiente. Si la finalidad de todo científico social
80 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5

es comprender e interpretar una determinada parcela de la realidad social,


la presentación publicada de una historia de vida requerirá la inclusión del
análisis del texto, bien sea en forma de notas explicativas al discurso, bien
sea en forma de una introducción, bien sea incluyendo apéndices analíticos
sobre aspectos concretos de la biografía, o bien, en fin, combinando estas
diferentes estrategias.
Lamentablemente son muchas (casi mayoría) las publicaciones de his-
torias de vida que no incluyen ningún análisis, limitándose a dar cuatro
pinceladas de cómo el investigador contactó con el sujeto biografiado y
dando algunos trazos sintéticos del relato que sigue a continuación. Éste es
el caso de narrativas tan importantes como Sun Chief de Leo SIMMONS
(1942), Ishi, el último de la tribu de Theodora KROEBER (1978), Crushing
Thunder de Paul RADIN (1929), en el ámbito de la Antropología, o Hablan
los trabajadores de Ronald FRASER (1970), Working o American Dreams de
Studs TERKEL (1977, 1981), o The Twisting Lane de Tony PARKER (1969) en
el ámbito de la Sociología. De hecho, desde el punto de vista formal no hay
una diferencia visible entre obras literarias como Oliver Twist de DICKENS,
El hombre invisible de ELLISON, A sangre fría de CAPOTE o, en la novelística
española, las interesantes biografías de emigrantes, como Hemos perdido el
sol y Tierra para morir de A. M. DE LERA, o la sensacional historia sobre
marginación escrita por R. PINILLA: Antonio B ..., «El Rojo».
Consideramos, por tanto, precisa la labor interpretativa de las historias
de vida, pues la reconstrucción del corpus vivencial no está exenta de una
pluralidad de significaciones posibles, de ambigüedades, insuperables para
el lector. El analista es quien controla una serie de claves para hacer posible
restituir la lógica y las motivaciones implícitas en los hechos recogidos. El
objetivo aquí es doble, interpretar y, si es posible, explicar la concatenación
de los hechos dentro de la trayectoria vital.
Considero que ese excesivo testimonialismo en la concepción epistemo-
lógica de las historias de vida es refugio del científico humanista frente a
las posibles impugnaciones positivistas respecto a la evidente tendencia
idiográfica de las narrativas biográficas. Pero creo que ya hemos estableci-
do que este problema, aunque existe, es superable con una adecuada con-
textualización de los documentos personales.
¿Cómo implementar esa dimensión analítica en la edición de una histo-
ria de vida? A menudo se ha dicho que el intento de explicación de una
historia de vida podía caer 'en un discurso del discurso, es decir, en una
proyección de los preconceptos del analista sobre el corpus narrativo re-
construido. Se trataría entonces de un intento de comprensión de la subje-
tividad del individuo desde la subjetividad del investigador, lo que, efecti-
vamente, no puede augurar buenos resultados.
También se ha dicho que el intento de la Sociología y la Antropología
~ por enmarcar/explicar una biografía en el ámbito de las reglas sociales o
de los valores culturales del entorno inmediato del sujeto analizado repre-
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 81

senta automáticamente una reducción de la complejidad de una trayectoria


vital, que sería así expresión, no tanto del azar histórico proyectado sobre
la subjetividad humana, como fruto de la necesidad de adaptación del in-
dividuo a su medio social. Operando así, parece que el objetivo de la pre-
sentación de una historia de vida es la de mostrar un producto típico de
una sociedad en un momento histórico determinado. Esta perspectiva re-
sulta tan poco interesante como escasamente productiva, pues no explica-
ría, por ejemplo, los procesos de desviación social que, por otro lado, han
constituido el tema central de interés de la Sociología desde Chicago hasta
el presente. Aunque siempre puede argüirse que los procesos de desviación
surgen del conflicto entre las normas sociales generales y las condiciones
objetivas (sociales, económicas, culturales) del grupo primario al que per-
tenece el sujeto. Aun con todo, parece evidente que este marco teórico re-
sulta, a todas luces, insuficiente.
Varios especialistas en el tema, entre ellos POIRIER et al. (1983), sugieren
que es perfectamente válido intentar una aproximación que «ensaye propo-
ner diferentes modelos de inteligibilidad posibles: causalidad histórica, in-
terpretación psicoanalítica, enmarque socio-político» y, por qué no, el aná-
lisis de los valores culturales subyacentes y los procesos cognitivos inheren-
tes a la toma de decisiones en la vida del sujeto.
A nivel práctico, los elementos que deben estar presentes en la edición
de una historia de vida son los siguientes:

a. Edición del texto, que se ajustará a dos modelos alternativos, como


hemos señalado en otras partes del libro. En primer lugar, el caso más
frecuente es presentar el relato de vida, tal como ha sido recogido en la
encuesta (o bien escrito por el propio sujeto), con las únicas manipulaciones
formales que ya tratamos en el epígrafe sobre «Registro, transcripción yela-
boración de los relatos de vida», pp. 69-71. En segundo lugar, el propio texto
puede incorporar los datos y las narrativas obtenidas de otros sujetos pró-
ximos al entorno social del protagonista de la biografía. Esta segunda al-
ternativa es progresivamente desechada por los científicos sociales por la
falta de autenticidad y, en su caso, de fiabilidad que puede suponer este
híbrido textual.
b. Introducción analítica, cuyo objetivo mínimo será situar al lector
sobre el contexto social y las características específicas de los entornos fa-
miliar, laboral, de sociabilidad y comunitario que circunscriben la trayec-
toria vital del sujeto. La introducción puede incluir, como en el caso de
obras como las de ANDERSON (1961), SHAW (1966), o THOMAS y ZNANIECKI
(1958), un amplio ensayo del problema en estudio, resultando entonces la
narrativa que se publica una ilustración en profundidad del tema.
c. Notas a pie de página, para clarificar expresiones que pueden parecer
ambiguas, para explicar la significación de términos jergales, o para referir
a otras partes del texto que enlazan con el tema que se está narrando y que
82 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5

lo amplían. También puede servir para explicar las referencias del texto a
personas, sucesos, lugares o instituciones, que en el texto se dan por cono-
cidas, y que el editor ha de justificar.
d. Glosario de términos, que servirá para establecer con exactitud todas
las expresiones y términos jergales que aparezcan en el texto. Cuando se
trata de una biografía, tomada originalmente en una lengua extranjera y
que se presenta traducida, se reservarán para el glosario aquellos términos
que en el texto hemos conservado en la lengua original por sus dificultades
de traducción.
e. Anexos. Éste es uno de los recursos formales en la edición de histo-
rias de vida más utilizado, para incluir todo tipo de material complemen-
tario, que puede ayudar a la comprensión del texto. Aquí es donde se
pueden incluir análisis lingüísticos, análisis de contenido, transcripción de
entrevistas paralelas a personas relacionadas con el sujeto biografiado, do-
cumentos personales de éste (cartas, diarios, fotografías, etc.) así como no-
ticias de periódicos en las que aparezcan hechos o sucesos relacionados con
la historia de la vida.

No he pretendido agotar aquí todas las sugerencias posibles que orien-


ten a una buena edición de una historia de vida. El sistema más práctico
para familiarizarse con este tipo de estructura es tomar unos cuantos ejem-
plos, como los que se incluyen en la bibliografía del final de este libro.

2. Una variante de la publicación de historias de vida de caso único es


la edición de varios relatos de vida paralelos de diferentes personas, cuyo
rasgo común puede ser su condición social, su profesión, la pertenencia a
una minoría étnica, religiosa o ideológica o, en fin, tratarse de grupos inmi-
grantes.
Aquí, como en el caso anterior, la frontera entre la obra literaria, perio-
dística o científico-social es, nuevamente, difícil de establecer. En su mayor
parte, la pretensión de todas ellas es establecer de forma empática e impre-
sionista el estado de la cuestión sobre un tema, por vía de seleccionar na-
rrativas de entre una muestra más o menos amplia de personas. Eso ocurre
en lo que TERKEL llamó «periodismo de guerrilla» y que puso en práctica
en varios trabajos, como Hard Times, en donde TERKEL (1970) pasa revista
a las vivencias y recuerdos sobre la Gran Depresión americana, o en Divi-
sion Street: America en donde realiza una caracterización de diferentes tipos
chicaguenses. Éste es también el intento de la obra de KATZMAN y TUTTLE
(1981), Plain Folk, en la que se presentan los relatos de vida de diecisiete
«nuevos americanos» de diferentes clases sociales, profesiones, lugar de ori-
gen y de residencia, desde la esposa de un profesor de college, hasta la
narrativa de un limpiabotas neoyorkino de origen italiano. En una línea
similar, aunque de ámbito más limitado, podemos situar la obra de R.
FRASER (1970), Hablan los trabajadores, en la que se presentan 20 textos
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 83

autobiográficos, escritos por obreros y profesionales, que narran sus expe-


riencias más relevantes y las trayectorias laborales, refiriéndose siempre al
ritual iniciático del primer día de trabajo.
Estas obras, aunque extraordinariamente útiles e interesantes, adolecen
de dos problemas fundamentales: a. no resuelven el problema de represen-
tatividad pues, a pesar de tratarse de la acumulación de narrativas, los
criterios de selección de los sujetos no son sistemáticos, rigiéndose (como en
el caso de los estudios de caso) por el criterio del interés intrínseco de los
relatos más que por criterios tipológicos, y b. no incluyen ensayos previos,
profundizando sobre el tema en estudio, dando por supuesto que los textos
presentados «hablan por sí mismos».

3. Una tercera vía para la presentación de relatos biográficos consiste


en lo que algunos autores metafóricamente denominan el sistema polifónico.
Consiste en realizar las historias de vida cruzadas de varias personas de un
mismo entorno, bien sean familiares, vecinos de un barrio, o compañeros
de una institución, para explicarnos a «varias voces» una misma historia.
En algunos casos, como en La historia de Julián (GAMELLA, 1990), se trata
de recoger los testimonios de los padres y del hermano del sujeto explícito
de la historia. Estas voces entrecruzadas sirven para la validación de los
hechos presentados por el sujeto biografiado, introduciendo además nuevos
enfoques e interpretaciones sobre los mismos hechos, intentando en conjun-
to ahondar sobre las motivaciones de una carrera delictiva.
Pero no es éste el modelo exacto de polifonía, que normalmente tiende
a huir del protagonismo de un solo personaje en la historia que se cuenta.
Un estudio especialmente conseguido, en el ámbito de las ciencias sociales
españolas, dentro de este género, es el trabajo de Jaume BOTEY (1981): Cin-
quanta-quatre relats d'immigraciá, en el que el autor construye un texto a
varias voces, buscando todos los elementos comunes de cada narrativa par-
ticular. Así, el resultado final se presenta como el discurso colectivo de los
vecinos del barrio de Can Serra (Hospitalet de Llobregat) sobre la experien-
cia migratoria, sobre la memoria colectiva referida a la construcción del
barrio, sobre las experiencias laborales paralelas, sobre los problemas de la
vivienda, sobre la lucha diaria por mejorar las condiciones de vida y de
residencia y, finalmente, sobre las vivencias y visiones de su adaptación
cul tural y lingüística al país receptor.
El interés del libro no acaba ahí, pues en la búsqueda de objetivar y
controlar empíricamente todo el proceso colectivo, aprehendido desde la
visión de una muestra amplia y representativa, sometió las conclusiones
provisionales del estudio a la discusión colectiva, en la que tomaron parte
todos los participantes en la primera fase de la encuesta. Los resultados de
este estudio se presentan en su edición original en dos volúmenes. El pri-
mero está dedicado al análisis y resultados del estudio, mientras el segundo
recoge los documentos biográficos, más la identificación de todos los par-
84 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5

ticipantes, que no tuvieron ningún inconveniente en salir a la luz pública,


dado el carácter abierto y combativo de este experimento colectivo. Aquí
el estudio se muestra no sólo como una experiencia cientifista por compren-
der y explicar unos hechos, sino también como un instrumento de auto-
análisis puesto al servicio de la comunidad. De ahí el grado extremo de
implicación de los sujetos, que mudan su rol de informantes para conver-
tirse en verdaderos protagonistas, no sólo de sus historias particulares, sino
del propio proceso de investigación.
Por último, quisiera hacer un breve comentario de la obra paradigmá-
tica dentro de este grupo de trabajos. Me refiero, sin duda, al libro de Óscar
LEWIS (1964): Los hijos de Sánchez; obra polifónica a cinco voces, las de
Jesús SÁNCHEZ y sus cuatro hijos, Manuel, Roberto, Consuelo y Marta. Po-
cas veces en la historia de las ciencias sociales se han conseguido documen-
tos de tal nivel de calidad expresiva, así como un nivel tan alto de profun-
dización sobre las condiciones de vida del subproletariado urbano. Esta
obra, leída y valorada no sólo entre los consumidores de ciencias sociales,
sino entre el público en general, contiene una carga testimonial y una ca-
lidad de pieza literaria, que genera una empatía automática en el lector,
que fácilmente se sumerge por los vericuetos de la «cultura de patio» de la
ciudad de México. No creo exagerado afirmar que este libro es el origen de
todo el género que estamos comentando y una obra mayor, tal vez la más
importante y reconocida junto a The Polish Peasant, en el conjunto de las
ciencias sociales.
Hasta aquí la enumeración de los tres tipos de obras, basadas en la
presentación de relatos biográficos. Pero no acaba aquí la literatura basada
en el método biográfico. Como ya hemos comentado en el capítulo 3 y en
los apartados sobre «Registro, transcripción y elaboración de los relatos de
vida», pp. 69-71, y «Análisis e interpretación», pp. 71-78, de este capítulo,
son muchos los proyectos que, basándose en los relatos biográficos como
fuente de conocimiento, utilizan este material (junto a otros, fruto de en-
cuestas, tests u observación participante) en la fase analítica y que en la
etapa de publicación no editan los testimonios directos obtenidos, sino que
convierten las narrativas en dimensiones, variables, categorías, unidades de
análisis o en indicadores. Cuando las narrativas han servido de base para
un tratamiento cualitativo (como el análisis de contenido) o para una ela-
boración cuantitativa, los textos originales pueden, a lo sumo, ser reprodu-
cidos de forma abreviada o parcial en los anexos de las respectivas publi-
caciones, como un rasgo que acredite la fiabilidad del procedimiento segui-
do, pero ya no son necesarios, como elemento central en la escritura del
informe científico.
5
Las perspectivas del método biográfico
en España

Quisiera a modo de conclusión, hacer un bosquejo de las perspectivas de


la aplicación del método biográfico entre los científicos sociales españoles.
Aunque ya a lo largo del texto he hecho referencia a los escasos trabajos
sobre autobiografías e historias de vida existentes en España, comenzaré
este apunte refiriéndome a las líneas hacia las que apuntan las investiga-
ciones realizadas.
De los ocho trabajos con una cierta difusión, que utilizan el método
biográfico de forma explícita, tres están firmados por sociólogos y cinco por
antropólogos sociales. Todos, menos uno (JIMÉNEZ, 1977), se refieren prefe-
rentemente a ámbitos urbanos. Tres de ellos (MARSAL, 1972; BOTEY, 1981;
JIMÉNEZ, 1977) están directa o indirectamente referidos a la emigración,
mientras que cuatro de los estudios tratan diferentes aspectos de margina-
ción social, como la droga (ROMANÍ, 1983; FUNES y ROMANÍ, 1985; GAMELLA,
1990), o la prostitución (NEGRE, 1988). Finalmente, COMAS D'ARGEMIR et al.
(1990) utilizan los relatos de vida para trazar un bosquejo de la posición
de la mujer en los ámbitos doméstico, laboral y de las relaciones sociales.
Los textos analizados se dividen en tres grupos, de acuerdo con la es-
trategia de investigación utilizada:
MARSAL y ROMANÍ se decantan por el relato único, a partir respectiva-
mente de una autobiografía encargada y de una historia de vida compuesta
a partir de entrevistas abiertas.
NEGRE, FUNES/RoMANÍ y COMAS D'ARGEMIR et al. optan por la técnica de
historias de vida paralelas, esto es, por la recopilación de relatos biográficos
sobre un mismo tema a diferentes personas, en base a una selección tipo-
lógica de la muestra, siguiendo un criterio de edad en el estudio sobre la
prostitución barcelonesa en un caso, mientras que en el segundo se tuvieron
en cuenta factores como: extracción social, nivel educativo, tamaño de la
población de residencia, medios por los que los ex yanquis entrevistados
abandonaron la heroína y, finalmente, la existencia o no de conflictividad
social añadida.
86 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5

BOTEY y GAMELLA utilizan la técnica de los relatos de vida cruzados. En


el segundo caso se trata de un «pequeño coro de voces familiares» que
acompañan la voz solista de Julián, que relata su propia biografía delictiva,
mientras que BOTEY construye una verdadera «estructura polifónica», con
los relatos armonizados de 54 inmigrantes y miembros activos de la Aso-
ciación de Vecinos del barrio de Can Serra en Hospitalet de Llobregat.

He separado el trabajo de JIMÉNEZ (1977) en la clasificación anterior


pues, a pesar de sus indudables valores, su texto no sigue ninguno de los
requisitos metodológicos que llevamos apuntados. Se trata, por un lado, de
una biografía construida y escrita por el investigador, en donde se recogen
tan sólo incidentalmente las propias expresiones literales del biografiado.
No posee tampoco el trabajo ninguna explicitud respecto al método segui-
do, a la forma en que se realizaron las entrevistas, a la existencia o no de
cuestionario de guía para dichas entrevistas. Tampoco se nos indican los
criterios formales seguidos para la composición y edición del texto defini-
tivo. Finalmente, yeso sí se explicita, el criterio de selección del informante
no siguió ningún criterio de representatividad, sino la mera amistad previa
y la idea de que «con él era posible hacer una buena biografía».
En este pequeño corpus de obras de referencia las diferencias discipli-
narias tienden a ser muy laxas, si exceptuamos, tal vez, el hecho del mayor
énfasis aplicado, hacia el planteamiento de soluciones al problema estudia-
do, por parte de sociólogos, como NEGRE o GAMELLA. Por su parte, algunos
de los estudios antropológicos, en que el método biográfico se acompaña
de la observación participante, la caracterización del contexto social espe-
cífico y, sobre todo, de los grupos primarios en que se desenvuelve el sujeto
está mucho mejor delimitado, como ocurre en los estudios de ROMANÍ y
BOTEY.
No son muchas las conclusiones que se pueden extraer de tan limitado
catálogo de obras, ni es fácil prever a través de ellas cuáles son las pers-
pectivas de la futura utilización de este método en Sociología y Antropolo-
gía Social. Pese a ello, parece claro que en su perfil estas obras no se apar-
tan de los modelos de investigación que hemos considerado con mayor pro-
fundidad en apartados anteriores. De hecho, casi se puede afirmar que cada
uno de estos estudios ilustra una categoría específica de una tipología ideal
que pudiera realizarse, cruzando las variables del tema de estudio, contexto
socio-espacial y técnica biográfica utilizada. Falta, sin duda alguna, la gran
obra que sintetice y popularice el uso del método, en un contexto académico
e institucional en que el uso de este método produce recelos.
El origen de estos recelos se sustenta en la creencia de que las autobio-
grafías e historias de vida muestran un lenguaje subjetivo, básicamente
testimonial y, por tanto, irreductible a las aspiraciones de objetividad a las
que tiende toda disciplina científica. Por otro lado, y recordando el dictum
de STOUFFER, aun cuando se pudiera probar la bondad y los resultados
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 87

positivos de este método, éste continuaría estando en tela de juicio por lo


costoso y lento de su aplicación, que lo convierte a menudo en inviable en
el marco de «investigaciones de encargo» e, incluso, en la elaboración de
tesis doctorales en las que apremia el tiempo.
No quiero entrar aquí en una discusión sobre la viabilidad del uso del
método biográfico en términos de costos y beneficios, porque estoy conven-
cido que es mucho más importante el establecimiento de su adecuación
científica. Tal vez tenga razón MERCADÉ (1986, p.297) cuando achaca la
desconfianza hacia las metodologías cualitativas al «desconocimiento y a
la falta de formación [de los científicos sociales] pero, sobre todo, al des-
prestigio que implica su uso inadecuado». Por lo que respecta al caso espa-
ñol, en donde ya hemos visto que este enfoque no ha hecho más que su
aparición incipiente, no podemos por menos que ser menos severos que
MERCADÉ, atribuyendo los posibles errores e insuficiencias de los estudios
realizados en este campo, al tributo iniciático que, como bisoños novicios
en esa «nueva alquimia», debemos todos pagar a un establishment acadé-
mico que ve con escepticismo o, peor, con desdén, esos intentos para abrir
otros horizontes intelectuales, más allá de aquéllos ya sólidamente insti-
tuidos.
Lo que está en tela de juicio en las ciencias sociales es el estatuto de
autosuficiencia de los métodos cualitativos, esto es, su capacidad para des-
arrollar por sí mismos todo el ciclo completo de una investigación comple-
ja, desde la formulación de hipótesis, pasando por el diseño de los instru-
mentos de análisis, la determinación de muestras, la obtención de datos,
hasta la elaboración de conclusiones que nos permitan volver nuevamente
sobre los supuestos teóricos de la investigación y estar en condiciones de
comprobar o rechazar las hipótesis de partida.
Sin embargo, sí está normalmente aceptado el recurso parcial a técnicas
cualitativas en fases específicas de una investigación guiada por métodos
cuantitativos. El uso de entrevistas en profundidad como instrumento para
la formulación de hipótesis iniciales o para la confección de un cuestionario
cerrado o, incluso, como materiales paralelos para ilustrar «de forma más
viva y genuina» los resultados de una encuesta, son usos habituales en la
práctica científico-social de hoy en día. La cuestión está en si las técnicas
cualitativas, y entre ellas su versión más extrema, la biográfica, están en
condiciones de verificar hipótesis.
Uno de los temas a plantear es el de la validez de los datos biográficos,
como medio para profundizar en el conocimiento de una realidad social.
La crítica al subjetivismo de este tipo de material, como ya vimos en ca-
pítulos anteriores, queda satisfactoriamente resuelta tanto a través de la
selección de muestras representativas a partir de una tipología de indivi-
duos (definida por medio de rasgos sociales pertinentes en función de las
variables previamente delimitadas a través de las hipótesis de partida) como
ocurre en los trabajos de BOTEY y de FUNES/RoMANÍ, recién citados. Por otro
88 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5

lado, la representatividad puede definirse, como en el caso de BERTAUX y


BERTAUX-WIAME (1981), como un umbral al que puede llegarse también por
la técnica de saturación. Éste sería también el caso, aunque no se plantea
explícitamente en el apartado de metodología, de la obra Vides de dona
(COMAS et al., 1990), estudio basado en 205 relatos biográficos sobre viven-
cias femeninas y sobre la influencia de las imágenes culturales en la deli-
mitación de los roles femeninos.
La otra gran crítica «externa» consiste en poner en tela de juicio la
fiabilidad del procedimiento científico seguido por el investigador, tanto en
la etapa de la selección de los informantes, como en el denso y complicado
proceso de entrevistas que ha de conducir al establecimiento del corpus
narrativo que llevará a la construcción de una historia de vida y, finalmente,
al mismo proceso de escritura y establecimiento definitivo del texto final.
Tenemos que reconocer que esta crítica es globalmente ajustada, si nos
atenemos a la repetida falta de explicitud que muestra la inmensa mayoría
de los autores, de diferentes épocas, filiaciones académicas e intereses te-
máticos que hemos recogido en el presente libro.
Si bien es cierto que, en la mayor parte de los casos, los pasos a seguir
en las diferentes etapas de una investigación biográfica no están previamen-
te establecidos y que éstos dependen en buena medida de factores total-
mente imprevisibles (y muy especialmente de las relaciones con nuestros
informantes y de las condiciones, en general, de la encuesta), no es menos
cierto que resulta necesario tener constantemente un «control», aunque sea
ex post facto, de los pasos seguidos y de la justificación de todas las deci-
siones que, sobre la marcha, vamos tomando. Todas y cada una de las
decisiones adoptadas, por pequeñas que sean, tienen una importancia y una
significación para los resultados de la investigación.
A veces el positivismo ha acusado a los practicantes de los métodos
cualitativos de falta de criterio en la aplicación de las técnicas de análisis,
cuando no de seguir procedimientos anárquicos, fruto de la improvisación
y de la intuición. Lo cierto es que la fiabilidad de un procedimiento no
depende tanto de la rígida planificación previa (que es absolutamente im-
posible en el método biográfico), cuanto de la explicitación rigurosa de los
pasos seguidos en la investigación, que nos conducen a unos resultados
también explícitos. Podemos afirmar que ese «mal uso» del método biográ-
fico, imputado acertadamente por MERCADÉ, reside sobre todo en esta falta
de explicitud, cuando no en la falta de voluntad interpretativa, que reduce
demasiado frecuentemente a mero testimonio materiales socio-culturales de
una riqueza incomparable a la de los obtenidos a través de aproximaciones
más formalistas.
Otro aspecto crucial en el que hay que avanzar muchísimo todavía den-
tro del uso del método biográfico es en la crítica a la creencia, demasiado
corriente, de que una buena biografía posee en sí misma un valor absoluto,
que no merece ser enturbiado ni ensombrecido con los comentarios y las
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 89

apostillas analíticas e interpretativas del investigador. Sin desdeñar el valor


de las investigaciones de relato único de orientación testimonialista, creo
que es importante recalcar la idea de que, esencialmente, la recopilación
de relatos biográficos no es la finalidad en sí misma del quehacer del cien-
tífico social. De igual forma que la aplicación de tests proyectivos, de en-
cuestas, de entrevistas, o del vaciado de padrones y censos, la encuesta
biográfica constituye un medio instrumental al servicio del diseño de una
investigación global que, no lo olvidemos, pretende, o ha de pretender, dar
luz sobre determinados problemas sociales y, en su caso, permitir validar
unas hipótesis, o bien modificarlas o rechazarlas.
Constituye, por otro lado, un despropósito pretender que la mera reco-
pilación de narraciones biográficas sea por sí misma la única práctica
«de campo» en estudios cualitativos de base biográfica. Uno de los incon-
venientes principales del uso actual del método es que, procediendo así,
descuidamos dimensiones inexcusables de la metodología científica. Una de
las objeciones principales a las historias de vida es la, a veces, débil sus-
tentación que el investigador hace de la veracidad de las experiencias rela-
tadas. Si bien es cierto que uno de los valores principales atribuibles a los
relatos biográficos es la expresión emic (y, subjetiva, por tanto), la lectura
de los individuos de una determinada experiencia o proceso, resulta inne-
gable que una adecuada contextualización de la biografía individual nos
puede proporcionar las claves para interpretar el porqué de tales visiones
subjetivas, lo que puede constituir en sí mismo un objetivo válido para una
investigación.
La brillante aproximación de BERTAUX y BERTAUX-WIAME (1980, 1981)
al universo profesional de los panaderos en Francia constituye una prueba
evidente de que el uso acumulativo de «relatos subjetivos» llega a propor-
cionar una saturación informativa que permite una recomposición genera-
lizadora de las trayectorias de los miembros de un colectivo como éste, más
allá de los aspectos puramente irreductibles de la personalidad individual
de cada uno de los informantes. Otro medio, igualmente válido, para con-
trolar la veracidad de los relatos biográficos particulares, lo tenemos en la
práctica etnográfica, a través de nuestro conocimiento directo del medio
social de cada individuo y/o a través del recurso a los relatos biográficos
cruzados, en los que cada relato sirve de prueba y es, a la vez, probado por
los demás (cf capítulos 3 y 4).
El uso frecuente de las entrevistas en profundidad y, en ocasiones, de la
recogida de relatos biográficos dentro de las etapas preliminares, de forma-
ción de hipótesis, de investigaciones de base cuantitativa, ha contribuido a
esta confusión. Existe la idea predominante de que el uso de las técnicas
biográficas tan sólo es factible para esta función preliminar de una investi-
gación científica, negando la existencia de un verdadero método biográfico,
capaz de cubrir todas las etapas de un proyecto científico. A este prejuicio
han contribuido más que nadie, y esto es cierto, los propios investigadores
90 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5

que han hecho uso del método. La revisión que hemos realizado a lo largo
de la obra, pero fundamentalmente en el capítulo 2, nos muestra que existe
en la mayor parte de la bibliografía sobre el tema un predominio manifiesto
de los posicionamientos autodenominados «humanistas» y que son, esen-
cialmente, perspectivas antipositivistas, interesadas fundamentalmente en
un enfoque testimonialista, del que resultan documentos normalmente no-
tables, pero difícilmente compatibles con un planteamiento metodológico
riguroso desde el punto de vista científico. En este sentido, la posición más
extremista al respecto la constituyen aquellos trabajos que hemos califica-
do, siguiendo a uno de sus líderes S. TERKEL, como «periodismo de guerrilla».
Mi propia posición al respecto, que espero haber dejado sentada de al-
guna forma en las páginas de este libro, es el convencimiento de la gran
aportación crítica, y a la vez renovadora, que el método biográfico puede
representar en el panorama de las ciencias sociales. Considero que la rup-
tura epistemológica (y también ideológica) que presupone rescatar al indi-
viduo de las tinieblas masificadoras y reduccionistas del excesivo abstrae-
cionismo conceptual generado por el positivismo es un objetivo prioritario.
Pero lograr convincentemente este objetivo presupone dotar a este método
alternativo de un rigor y de una complejidad del que ha carecido, en gene-
ral, en la mayoría de los trabajos de las etapas recientes. Mi experiencia
personal al respecto, compartida por varios colegas, es que tenemos mucho
que aprender todavía de los clásicos y, muy especialmente, de la literatura
de Chicago y de la gran experiencia científica y social de Polonia, que nos
ha sido negada por falta de traducciones y de difusión.
Por aquello de hacer de la necesidad una virtud, pienso que la tardía y
todavía poco productiva incorporación de los científicos sociales españoles
a la utilización del método biográfico, puede significar, si se tienen en cuen-
ta los errores ajenos, una fértil complementación a las técnicas y métodos
actualmente utilizados, que representen una potenciación de nuestras in-
vestigaciones en el ámbito de lo social. Por otro lado, considero que la
utilización de este método puede tender un puente muy sólido a la colabo-
ración entre sociólogos y antropólogos sociales, especialmente en el domi-
nio de los estudios urbanos, del que ambas disciplinas pueden salir muy
beneficiadas.
Bibliografía

Bibliografía comentada
ABEL, Theodore (1947), «The Nature and Use of Biograms», American Journal of
Sociology, núm. 53, pp. 111-118. Presentación del concepto biograma como es-
tructura narrativa diferente a los relatos e historias de vida que, basándose en
las experiencias de la tradición sociológica polaca, concibe el uso de narrativas
biográficas sobre muestras amplias y muy localizadas, para poder realizar aná-
lisis de tipo comparativo.
ALLPORT, Gordon W. (1942), The Use of Personal Documents in Psychological Science,
Nueva York, Social Science Research Council. Revisión exhaustiva sobre el ori-
gen y el desarrollo del método biográfico en Psicología y Psiquiatría, que toma
asimismo en cuenta las aportaciones más importantes de la Sociología y la An-
tropología Social. Defiende la validez del uso de documentos personales tanto
en estudios de enfoque nomotético (como los estudios sobre motivaciones) como
en los estudios «clínicos » de orientación ideográfica. Distingue seis formas bá-
sicas de documentos personales a disposición del psicólogo: 1. autobiografías,
2. cuestionarios, 3. entrevistas, 4. diarios, 5. cartas, 6. productos expresivos y pro-
yectivos no intencionales. Insiste en las dificultades y limitaciones del método,
abogando por el uso del mismo combinado con otras estrategias de análisis.
ALLPORT, Gordon W. (1962), «The General and the Unique in Psychological Science»,
Journal of Personality, núm. 30 (3), pp. 405-422. Crítica a la falta de adecuación
de los métodos dimensionales, de base estadística, para la predicción del com-
portamiento individual, que no se atiene a normas generales o universales, sino
idiosincrásicas. Fundamentación de un método alternativo de corte ideográfico,
que denomina método morfogénico, tomando el nombre de la Biología.
ALLPORT, Gordon W. (1965), Letters [rom Jenny, Londres, Harcourt Brace Jovanovich.
Estudio de caso biográfico, basado en la correspondencia remitida por la ancia-
na Jenny MASTERSON durante una década a dos amigos de su hijo. Constituye
uno de los mejores ejemplos del uso del método ideográfico en Psicología.
ANGELL, Robert (1974), «El uso de documentos personales en Sociología: una revi-
sión crítica de la literatura, 1920-1940», en J. BALÁN (comp.), Las historias de vida
en ciencias sociales, Buenos Aires, Nueva Visión, pp. 19-26. Versión condensada
del texto publicado en GOTTSCHALK, The Use of Personal Documents (1945), en la
que se realiza una revisión bastante exhaustiva del uso del método biográfico en
EE UU en el período 1920-1940, así como una defensa de la aproximación hu-
manística en Sociología.
ANGELL, R. C., Y FREEDMAN, R. (1979), «El uso de documentos, registros, materiales
censales e índices», en L. FESTINGER y D. KATZ (comps.), Los métodos de investi-
92 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5

gación en las Ciencias Sociales, Buenos Aires, Paidós, pp. 286-309. Análisis de la
utilidad de los biogramas junto a otros tipos de datos, a partir del hecho de que
tanto las definiciones operacionales de los datos como las posibilidades de ma-
nipulación experimental se hallan fuera del control del investigador. A pesar de
estas limitaciones, estos datos son los únicos que permiten una aproximación a
situaciones sociales «naturales» y a situaciones históricas «específicas».
ANGUEIRA, Katherine (1989), «Politizar lo personal: el testimonio como instrumento
concientizador», Historia y Fuente Oral, núm. 2, pp. 68-89. Interesante artículo
en el que la autora defiende el uso de la producción testimonial como instru-
mento de análisis y de autoanálisis, de educación popular, de toma de conciencia
y de denuncia frente a la problemática de las agresiones sexuales que tienen por
objeto a la mujer.
BALÁN, Jorge (comp.) (1974), Las historias de vida en ciencias sociales. Teoría y téc-
nica, Buenos Aires, Nueva Visión. Se trata de una de las recopilaciones más
completas para la discusión sobre el papel de la técnica biográfica en las ciencias
sociales. El énfasis de la mayor parte de contribuciones es metodológico (BALÁN
et al., WILKIE, ANGELL, MARSAL) aunque hay también contribuciones sustantivas
sobre estudios en los que se aplicó está técnica (JELIN, NAsH), así como dos
interesantes panorámicas sobre la evolución de los marcos teóricos y temáticos
en Sociología (BECKER) y Antropología Social (LANGNESS), en las que se incluye
la discusión sobre el uso pasado y las perspectivas en la utilización de esta técnica.
BALÁN, Jorge et al. (1974), «El uso de historias vitales en encuestas y sus análisis
mediante computadoras», seguido de un «Apéndice», en J. BALÁN (comp.), Las
historias de vida en ciencias sociales. Teoría y técnica, Buenos Aires, Nueva Visión,
pp. 67-91. Presentación de los resultados de una investigación sobre movilidad
social y ocupacional en la ciudad de Monterrey (México), usando como base
empírica relatos de vida focal izados y restringidos, que recuerdan los biogramas
de ABEL. A partir de los 1.640 relatos se realizó una codificación de los datos
que fue procesada posteriormente por ordenador, practicando análisis multiva-
riable.
BECKER, Howard S. (1974), «Historias de vida en Sociología», en J. BALÁN (comp.),
Las historias de vida en ciencias sociales. Teoría y técnica, Buenos Aires, Nueva
Visión, pp. 27-41. Traducción de la introducción al libro de SHAW (1966), The
Jack-Roller, que es una defensa del método biográfico y una crítica global al
predominio del empirismo cuantitativista en la Sociología norteamericana de
los años sesenta.
BERTAUX, Daniel (comp.) (1981), Biography and Society: the Lije History Approach in
Social Sciences, Londres, Sage. Es la recopilación de ensayos sobre el método
biográfico más interesante y variada tanto desde el punto de vista disciplinario
como nacional.
BERTAUX, D., y BERTAUX-WIAME, 1. (1981), «Life Stories in the Bakers Trade», en
D. BERTAUX (comp.), Biography and Society, Beverly Hills (Ca.), Sage, pp. 169-189.
Estudio del sector panadero en Francia basado en las historias de vida desde
una aproximación estructuralista y en el análisis de las regularidades dentro de
las trayectorias vitales y profesionales de tres categorías básicas de individuos:
panaderos por cuenta ajena, empresarios panaderos y esposas de panaderos. La
mayor parte del material empírico procede del área de París.
BERTAUX-WIAME, Isabelle (1981), «The Life History Approach to the Study of Inter-
ELMÉTODO BIOGRÁFICO 93

nal Migration», en D. BERTAUX (comp.), Biography and Society, Beverly Hills (Ca.),
Sage, pp. 249-265. Interesante presentación a nivel epistemológico y metodoló-
gico de la superioridad del método biográfico sobre las aproximaciones demo-
gráfico-cuantitativas en orden a la comprensión sociológica de procesos sociales
como las migraciones internas en Francia.
BLUMER, Herbert (1982), El interaccionismo simbólico, Barcelona, Hora (ed. orig.,
1969). Presentación del marco teórico del interaccionismo simbólico, que se pre-
senta como la herencia de la Escuela Sociológica de Chicago y tiene su primer
antecedente en la obra de George H. MEAD. BLUMER, que acuñó el término de
este enfoque teórico en 1937, aboga por una combinación entre pragmatismo,
humanismo y uso de procedimientos analíticos formales, en una búsqueda de lo
detallado, particular y concreto, desechando cualquier tipo de abstracción, rei-
ficación y búsqueda de absolutos.
BLUMER, Herbert (1939), Critiques of Research in the Social: J, An Appraisal of Tho-
mas and Znaniecki's «The Polish Peasant», Nueva York, Social Science Research
Council. Su crítica al más clásico de los libros dentro del género se fundamenta
en su escaso desarrollo metodológico, que no soluciona el problema de la falta
de representatividad y de validez de los documentos personales. Considera que
hoy supera la opacidad y falta de explicitud de la etapa interpretativa, esto es,
del paso de los datos a la formulación de teorías.
BüGDAN, R. (1974), Being Different: the Autobiography of Jane Fry, Londres, Wiley.
Monografía basada en la historia de vida de un transexual en la que el autor
utiliza la narrativa completa de la vida y experiencia de Fry para establecer la
intersección mutuamente enriquecedora entre historia individual e historia so-
cial. Se trata de un trabajo metodológicamente impecable escrito por un buen
especialista en técnicas y métodos cualitativos.
BOURDIEU, Pierre (1989), «La ilusión biográfica», Historia y Fuente Oral, núm. 2,
pp. 27-33. Concisa, pero brillante, crítica de la biografía como secuencia lineal
dotada de sentido en la que se representan las vidas de las personas, como un
todo coherente dotado de una direccionalidad. Las trayectorias individuales, pro-
pone BOURDIEU, no se construyen simplemente a través de los relatos biográficos
en los que cada sujeto se convierte en ideólogo de su propia existencia, seleccio-
nando en función de una intención global, ciertos acontecimientos significativos.
Para comprender una trayectoria sería preciso construir previamente los estados
sucesivos del campo social en el que se ha desarrollado ésta, es decir, el conjunto
de las relaciones objetivas que unen al sujeto analizado y que lo vinculan a otros
agentes sociales.
BRANDES, Stanley (1983), «Les autobiografies etnografiques en l'Antropologia ame-
ricana», Arxiu d'Etnografia de Catalunya, núm. 2, pp. 99-128. Revisión del uso en
la Antropología Social norteamericana de la autobiografía etnográfica como ins-
trumento de análisis, en conjunción con otras técnicas, como entrevista, obser-
vación participante y técnica genealógica.
BRÉE, Germaine (1980), «Michel Leiris: Mazemaker», en J. OLNEY (comp.), Autobio-
graphy, Princeton (NJ), Princeton University Press, pp. 194-206. Análisis de los
cinco volúmenes autobiográficos del escritor y etnólogo francés M. LEIRIS.
CAMARGO, Aspásia A. de (1981), «The Actor and the System: Trajectory of the Bra-
zilian Political Elites», en D. BERTAUX (comp.), Biography and Society, Beverly
Hills (Ca.), Sage, pp. 191-201. Presentación del proyecto del Centro de Investiga-
94 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5

ción y Documentación de la Fundación Getulio Vargas, consistente en el estudio


de la transición político-económica brasileña (1922-1964) a través de la técnica
de historias de vida y entrevistas.
CARR-HILL, R. A., Y MACDoNALD, K.I. (1973), «Problem in the Analysis of Life His-
tories», Sociological Review Monograph, núm. 2, pp. 57-89. Presentación detalla-
da de las posibilidades del análisis multivariable en base a muestras amplias de
sujetos en estudios de base biográfica que utilizan técnicas longitudinales. El
desarrollo de esta técnica se ilustra con los datos de dos proyectos sobre trayec-
torias ocupacionales y delictivas, respectivamente.
CATANI, Maurizio (1981), «Social-Life History as Ritualized Oral Exchange», en
D. BERTAUX (comp.), Biography and Society, Beverly Hills (Ca.), Sage, pp. 211-222.
La entrevista biográfica vista como intercambio simbólico y ritualizado dentro
de unas coordenadas espacio-temporales.
CAVAN, Ruth S. (1929), «Topical Summaries of Current Literature: Interviewing for
Life-history Material», en American Journal of Sociology, núm. 15, pp. 100-115.
Breve artículo en el que se pasa revista a la gran variedad de técnicas y precep-
tos que se han desarrollado en las ciencias sociales para garantizar la obtención
de registros autobiográficos de calidad, fiables y válidos.
CHALASINSKI, Jósef (1981), «The Life Records of the Young Generation of Polish Pea-
sants as a Manifestation of Contemporary Culture», en D. BERTAUX (comp.), Bio-
graphy and Society, Beverly Hills (Ca.), Sage, pp. 119-132. Artículo de síntesis
sobre el movimiento autobiográfico popular en Polonia, basado en competicio-
nes públicas dirigidas a recoger testimonios directos sobre las vivencias de la
clase obrera (1921), de los jóvenes campesinos (1936) y de la juventud rural y
urbana polaca (1961).
CLOT, Yves (1989), «La otra ilusión biográfica», Historia y Fuente Oral, núm. 2,
pp. 35-39. Réplica al artículo de BOURDIEU (1989) en la que, desde una pers-
pectiva epistemológica, se destacan los peligros, no tan sólo del subjeti-
vismo abordado por BOURDIEU, sino también lo que él denomina la ilusión obje-
tivista.
DENZIN, Norman K. (1981), «The Interactionist Study of Social Organization: A Note
on Method», en D. BERTAUX (comp.), Biography and Society, Beverly Hills (Ca.),
Sage, pp. 149-167. Estudio sobre la industria del alcohol en EE VV, de tipo in-
teraccionista simbólico, usando una aproximación etnográfica basada en histo-
rias de vida y entrevistas abiertas, que da gran importancia a los valores y
estereotipos usados por los diferentes grupos implicados en el sector y en la
mutua articulación en el comportamiento y actitudes de estos grupos.
DOLLARD, John (1935), Criteria for the Life History: With Analysis of Su Notable Do-
cuments, New Haven, Yale University Press. Libro clásico en el que presenta sus
siete conocidos criterios para evaluar el uso de la técnica biográfica. El núcleo
central del libro consiste en la aplicación de estos criterios a la crítica de obras
de ADLER, TALT, FREUD, THOMAS Y ZNANIECKI, SHAW, WELLS Y RADIN, lo que repre-
senta una revisión de la utilización de la técnica en Psicología Social, Psiquia-
tría, Sociología y Antropología Social.
DOLLARD, John (1938), «The Life History in Community Studies», American Sociolo-
gical Review, núm. 3, pp. 724-737. Análisis de la historia de vida de una persona
inadaptada, social y familiarmente, de una pequeña ciudad americana de los años
treinta, en la que se relatan las experiencias infantiles del sujeto. Dollard destaca
EL MÉTODO BIOGRÁFICO 95

la gran utilidad de esta técnica de análisis en los estudios de comunidad, para


dar cuenta de las «fuerzas emocionales en la sociedad», esto es, para captar los
aspectos subjetivos de la cultura y las motivaciones individuales y ocultas de los
individuos en su participación en la vida social.
FARADAY, A., Y PLUMMER, K. (1979), «Doing Life Histories», en Sociological Review,
núm. 27(4), pp. 773-798. Presentación de las ventajas del uso del método biográ-
fico sobre otras técnicas de obtención de datos en el marco de un proyecto de in-
vestigación sobre la variación sexual estigmatizada. Sobre la base de la ejem-
plificación concreta, se pasa revista a la relevancia de esta aproximación desde
el punto de vista teórico, metodológico, así como a los problemas personales y
éticos que comporta la relación cara a cara continuada con los sujetos bio-
grafiados.
FERRAROTTI, Franco (1981), «On the Autonomy of the Biographical Method», en D.
BERTAUX (comp.), Biography and Society, Beverly Hills (Ca.), Sage, pp. 19-27. Ar-
tículo sobre las implicaciones epistemológicas del método biográfico. Tras co-
mentar la aproximación de SARTRE con su método progresivo-regresivo, propone
abandonar la vieja epistemología establecida, mecánica o determinista, por una
basada en lo que denomina razón dialéctica, que se ha de sustentar en modelos
antropológicos.
FERRAROTTI, Franco (1981), Storia e storie di vita, Bari, Laterza. Obra central de una
de las figuras más prestigiosas a nivel mundial, difusor incansable del método bio-
gráfico. El libro sienta las bases epistemológicas y metodológicas del uso de his-
torias de vida en la investigación social.
FERRAROTTI, Franco (1989), «Breve nota sobre Historia, Biografía, Privacy», Historia
y Fuente Oral, núm. 2, pp. 51-55. Defensa de la propuesta metodológica constante
del autor de liberar al método biográfico de sus vertientes más subjetivas y pa-
raliterarias a través de ensanchar el objeto de estudio desde el individuo al grupo
primario. Propuesta de restaurar por esta vía el uso de la biografía en el trabajo
del historiador, especialmente en el campo de las mentalidades y de la vida
privada.
FRANZKE, Juergen (1989), «El mito de la historia de vida», Historia y Fuente Oral,
núm. 2, pp. 57-64. Defensa de la utilización «crítica» de las «historias de vida»
(léase relatos biográficos) en el trabajo del historiador: toda narrativa biográfica
contiene mistificaciones y manipulación introducidas por el propio sujeto para
dar una imagen unificada de su propia personalidad. Este hecho, en lugar de ser
un obstáculo para su utilización, puede ser extraordinariamente significativo
para la interpretación del contexto social del sujeto, si somos capaces de «leer en-
tre líneas» las claves míticas que encierra todo relato.
FRASER, R. (1970), Hablan los trabajadores, Barcelona, Nova Terra. Recopilación de
breves narrativas autobiográficas sobre las experiencias laborales de obreros y
profesionales, publicadas previamente en la New Left Review.
FRAZIER, Charles E. (1978), «The Use of Life Histories in Testing Theories of Criminal
Behavior: Toward Revising a Method», en Qualitative Sociology, núm. 1,
pp. 122-142. Revisión de las más importantes aportaciones al método biográfico
dentro del campo de los estudios sobre delincuencia. Se hace una discusión sobre
las posibilidades del método por lo que respecta a la validez, fiabilidad y repre-
sentatividad, así como a las diferencias de estrategias interpretativas, para las
que no existe, se afirma, un procedimiento estandarizado. Finalmente, se aborda
96 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5

el tema de cómo los relatos biográficos pueden ser utilizados para la comproba-
ción de teorías.
GOTTSCHALK, L.; KLUCKHOHN, C., y ANGELL, R. (1942), The Use ofPersonal Documents
in History, Anthropology and Sociology, Nueva York, Social Science Research
Council. Se trata de la puesta al día más completa sobre los estudios biográfi-
cos después de los estudios de ALLPORT y DOLLARD que, igual que aquéllos, fue-
ron encargados por el Commettee of Appraisal del Social Science Research
Council.
HANKISS, Agnes (1981), «Ontologies of the Self: On the Mythological Rearranging of
One's Life History», en D. BERTAUX (cornp.), Biography and Society, BeverIy Hills
(Ca.), Sage, pp. 203-209. La autora presenta las diferentes estrategias que inter-
vienen dentro de una biografía para explicar la dimensión ontológica de las an-
ti-imágenes de sí mismo en la construcción de la historia de vida como un todo
coherente.
HOWARTH, Wilham L. (1980), «Sorne PrincipIes of Autobiography» en J. OLNEY
(comp.), Autobiography, Princeton (NJ), Princeton University Press, pp.34-114.
Aproximación a la narrativa autobiográfica como género literario, caracterizado
por tres elementos estructurados: carácter, técnica y tema. La combinación entre
estos elementos da lugar a tres tipos de subgéneros literarios dentro de la auto-
biografía: retórico, dramático y poético.
JELIN, Elizabeth (1974), «Secuencias ocupacionales y cambio estructural: historias
de trabajadores por cuenta propia», en J. BALÁN (comp.), Las historias de vida en
ciencias sociales. Teoría y técnica, Buenos Aires, Nueva Visión, pp. 175-192. Artí-
culo dedicado al análisis de las carreras ocupacionales de los obreros que en Mon-
terrey (México) consiguen instalarse como empresarios o trabajadores por cuen-
ta propia, analizando el papel que factores como nivel socio-económico, instruc-
ción y edad juegan en el éxito o fracaso del intento. Se destaca lo heterogéneo y
poco analítico del uso de la categoría de trabajadores por cuenta propia, que va
desde el profesional liberal hasta el comercio a pequeña escala marginal.
KARPATI, Zoltán (1981), «The Methodological Use of the Life History Approach in a
Hungarian Survey on Mobility and Urbanization», en D. BERTAUX (comp.), Bio-
graphy and Society, BeverIy Hills (Ca.), Sage, pp. 133-148. Presentación del uso
combinado de las técnicas de sondeo y de historias de vida en el estudio de los
procesos de urbanización e industrialización en Hungría.
LACOSTE, Camille (1981), «Biografías», en R. CRESWELL, y GODELIER, M., Útiles de en-
cuesta y de análisis antropológico, Madrid, Fundamentos, pp. 115-118. Breve artí-
culo que defiende la «recopilación de biografías» en el contexto de la encuesta
etnográfica en base a su capacidad de hacer más comprensible los hechos cultu-
rales al investigador. Destaca la importancia de la diversidad, en las posiciones
de los sujetos biografiados dentro de su propia sociedad, para que la muestra sea
representativa. El criterio de selección debe primar el registro de las biografías
de personalidades «en encrucijada», esto es, individuos cuyas vidas les hayan lle-
vado a participar de diferentes contextos sociales.
LANGNESS, L.L. (1965), The Lije History in Anthropological Science, Nueva York, Holt,
Rinehart and Winston. Libro dividido en tres partes, la primera pasa revista a
los trabajos realizados siguiendo esta técnica, tomando como punto de partida
el trabajo de Kluckhohn de 1942, hasta principios de los años sesenta. La segun-
da parte explora las tendencias y los temas de estudio que son más proclives al
ELMÉTODO BIOGRÁFICO 97

uso del método biográfico, mientras que la última parte es una presentación su-
cinta del uso de las técnicas biográficas en el trabajo de campo.
LANGNESS, L.L. (1974), «Usos potenciales de la historia de vida en Antropología». en
J. BALÁN (comp.), Las historias de vida en ciencias sociales. Teoría y técnica, Bue-
nos Aires, Nueva Visión, pp. 153-172. En los estudios sobre cambio social el en-
foque de la desviación es muy útil y para ello LANGNESS propone que el instru-
mento más adecuado es el uso de historias de vida, puesto que permite profun-
dizar sobre el factor motivacional, como elemento explicativo de la diferencia-
ción de actitudes y posiciones frente al propio cambio social.
LEWIS, Óscar (1950), «An Anthropological Approach to Family Studies», American
Iournal of Sociology, núm. Lv(5), pp. 468-475. Defensa de la aproximación antro-
pológica a los estudios de la familia, por medio de estudios de caso intensivo, que
requieren de una selección previa de las unidades de observación que garanticen
su representatividad y que se basan en el despliegue de las siguientes técnicas:
observación participante, corresidencia, biografías, entrevistas y aplicación de
tests proyectivos. La familia juega el papel de puente entre individuo y sociedad.
LUCHTERHAND, E., y WIELAND, N. (1981), «The Focused Life History in Studying In-
volvement in a Genocidal Situation in Nazi Germany» , en D. BERTAUX (comp.),
Biography and Society, Beverly Hills (Ca.), Sage, pp. 267-288. Artículo básicamen-
te metodológico en el que se presentan las estrategias de investigación sobre la
memoria social referida a los sucesos en un campo de concentración en el norte
de Baviera, Hersbruck. El foco central del artículo se centra en la historia de vida
realizada al padre LENZ y está focal izada hacia la elucidación de su participa-
ción en los hechos y su conflicto de roles, como sacerdote evangélico y como se-
cretario personal del comandante del campo de concentración.
MARSAL, Juan F. (1969), «Historias de vida y ciencias sociales», en J. F. MARSAL, Ha-
cer la América, Buenos Aires, Instituto Ditella, pp. 409-434. Apéndice metodologi-
co a la autobiografía de un emigrante español a la Argentina. Revisa la clasifica-
ción de ABEL sobre los diferentes tipos de documentos biográficos, concluyendo
que su documento está a medio camino entre el biograma y la historia de vida.
Insiste también en el tema de los controles de los datos autobiográficos, como me-
dio para garantizar su veracidad y la fiabilidad del procedimiento.
MARSAL, Juan F. (1972), Hacer la América, Barcelona, Ariel , Edición española del li-
bro publicado en Argentina (1969) que, lamentablemente, no incluye el magnífi-
co apéndice metodológico de aquella edición.
MARSAL, Juan F. (1973), Las historias de vida como Sociología y como vida. A modo de
postdata autocrítica, Asunción, Centro Paraguayo de Estudios Sociológicos. Colec-
ción de Reimpresiones, núm. 39. Revisión del texto anterior (MARSAL, 1969) con
una perspectiva autocrítica hacia la ideología explícita de su trabajo tanto refe-
rido al apéndice mismo, como a la forma de proceder en la elaboración de la
autobiografía.
MARSAL, Juan F. (1974), «Historias de vida y ciencias sociales», en J. BALÁN (comp.),
Las historias de vida en ciencias sociales. Teoría y técnica, Buenos aires, Nueva Vi-
sión, pp. 43-63. Se trata de la reproducción del apéndice del libro de MARSAL, Ha-
cer la América en su edición argentina de 1969, que resulta más accesible para el
lector español.
MCPHAIL, c., y REXROAT, C. (1979), «Mead vs. Blumer: The Divergent Methodological
Perspectives of Social Behaviorism and Symbolic Interactionism», American So-
98 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5

ciological Review, núm. 44, pp. 449-467. Planteamiento de las divergencias epis-
temológicas y metodológicas entre el behaviorismo social de G. H. MEAD Y el in-
teraccionismo simbólico de H. BLUMER, quien se reclama seguidor de aquél. Los
autores centran la segunda parte del artículo en comentar la obra de COTTRELL
como expresión de una tradición meadiana ortodoxa.
MERCADÉ, Francesc (1986), «Metodología cualitativa e historias de vida», Revista In-
ternacional de Sociología, núm. 44, pp. 295-319. Artículo eminentemente metodo-
lógico en el que se discute el papel de las metodologías cualitativas en las cien-
cias sociales, pasando a ejemplificar en el caso de su investigación sobre la visión
de los intelectuales del «hecho nacional catalán», precisando cuestiones de pro-
cedimiento en la utilización de las técnicas biográficas, así como el problema de
la interpretación de los materiales resultantes.
NASH, June (1974), «Paralelos revolucionarios en una historia de vida», en J. BALÁN
(comp.), Las historias de vida en ciencias sociales. Teoría y técnica, Buenos Aires,
Nueva Visión, pp. 193-213. Artículo basado en la biografía familiar de Juan Ro-
JAS, minero de la cuenca minera de Oruro, en el altiplano andino. La biografía
familiar de Juan representa el análisis de los reflejos y derivaciones de los movi-
mientos sociales en Bolivia en las décadas de los años cincuenta y sesenta, cons-
tituyendo un microcosmos y una metáfora de éstos.
NIETHAMMER, Lutz (1989), «¿Para qué sirve la Historia Oral?», Historia y Fuente Oral,
núm. 2, pp. 3-25. Discusión de orden epistemológico que plantea la necesidad de
una aproximación interdisciplinaria para el conocimiento crítico de la historia
contemporánea. La historia oral es la respuesta a esta necesidad y se define como
un conjunto de medios instrumentados que tienen como objetivo el estudio de
una etapa especifica de la historia. Se plantea la necesidad de combinar esta apro-
ximación con otras que investiguen las estructuras sociales en sentido global.
PARK, Robert E. (1930), «Murder and the Case Study Method», American Journal of
Sociology, núm. 36, pp. 447-454. Versión reducida del prólogo que PARK escribió
en 1927 para el libro de Andreas BJENE, The Psychology of Murder, en el que se
enfatizan las aportaciones metodológicas de éste para el análisis, descripción y
clasificación de los tipos de personalidad, en una línea paralela al procedimiento
seguido por THOMAS y ZNANIECKI en su The Polish Peasant.
PLUMMER, Ken (1989), Los documentos personales, Madrid, Siglo XXI. Buena intro-
ducción al «método humanista», basado en la recopilación de documentos per-
sonales y el análisis de la visión subjetiva de los hechos sociales. Maneja, asimis-
mo, una bibliografía bastante completa, aunque exclusivamente en lengua ingle-
sa, que abarca más de 500 títulos.
POIRIER, J. et al. (1983), Les récits de vie, París, PUF. Introducción al método biográfi-
co, especialmente útil por el rigor y profundidad con que trata los aspectos téc-
nicos de la confección de biografías: recopilación, registro y análisis de datos. Su
bibliografía, siendo extensa, es bastante incompleta, especialmente en el aparta-
do metodológico.
POLANSKY, N. (1941), «How ShalI aLife History be Written?», Character and Perso-
nality, núm. 9, pp. 188-207. Interesante artículo metodológico en el que se define
la historia de vida como una técnica verbal para representar de forma compren-
siva a una persona concreta. Se explican con detalle los procedimientos de aná-
lisis, interpretación, así como las posibilidades de realizar predicciones a partir
de los diferentes tipos de historias de vida considerados.
ELMÉTODO BIOGRÁFICO 99

PUJADAS, Joan J. (1984): «Guía general per a I'estudi de l'etnicitat i dels processos mi-
gratoris», Arxiu d'Etnografia de Catalunya, núm. 3, pp. 139-172. Artículo en el que
se presenta todo el despliegue metodológico destinado a la investigación de la mi-
gración y de los conflictos de identidad individual y grupal que aquélla genera.
La técnica biográfica es presentada como el instrumento principal de análisis,
junto a la observación participante, la técnica de las redes sociales y la ge-
nealógica.
SYNGE, Jane (1981), «Cohort Analysis in the Planning and Interpretation of Research
Using Life Histories», en D. BERTAUX (comp.), Biography and Society, BeverIy Hills
(Ca.), Sage, pp. 235-247. Muestra de la utilidad de la aproximación biográfica en
el análisis de las relaciones familiares dentro de un estudio de demografía histó-
rica llevado a cabo en Ontario (Canadá) entre la población nacida entre 1890 y
1910.
SZCZEPANSKI, Jan (1978), «El método biográfico», Papers, núm. 10, pp. 229-256. Tra-
ducción del artículo de SZCZEPANSKI de 1967 publicado en el Hanbuch der Empi-
rischen Sozialiorschung. Se trata de una valiosa presentación sistemática de la
aparición y de los hitos más destacados en la utilización del método en las cien-
cias sociales, destacándose sobre todo las aportaciones de la Escuela de Chicago
y de la Escuela Polaca. Se hace una escrupulosa discusión de las ventajas e in-
convenientes de su uso, concluyendo que en Sociología nunca debe ser adoptado
como método único de estudio.
SZCZEPANSKI, Jan (1981), «The Use of Autobiographies in Historial Social Psycho-
logy», en D. BERTAUX (comp.), Biography and Society, BeverIy Hills (Ca.), Sage,
pp. 225-234. El artículo presenta los objetivos y los medios para la construcción
de una Psicología Social Histórica, en la que las autobiografías constituyen la
base esencial para el conocimiento de la psicología cotidiana de la gente común.
THOMPSON, Paul (1981), «Life Histories and the Analysis of Social Change», en D. BER-
TAUX (comp.), Biography and Society, BeverIy Hills (Ca.), Sage, pp. 289-306. Este
artículo presenta el método de las historias de vida como el instrumento central
para una nueva aproximación al estudio del cambio social fundada en dos prin-
cipios: 1. un método basado en el proceso continuo de verificación y reformula-
ción de hipótesis, y 2. una convergencia entre las teorías psicológicas y socioló-
gicas que concentre sus esfuerzos en el análisis de las instituciones intermedias,
como familia, parentela, grupos de amistad, escuela, iglesia, o prensa.
WATSON, Lawrence S. (1976), «Understanding aLife History as a Subjective Docu-
ment: Hermeneutical and Phenomenological Perspectives» en Ethos, núm. 4(1),
pp. 95-131. Defensa a ultranza del fenomenologismo para abordar la interpreta-
ción de las historias de vida libres de los prejuicios y de las construcciones men-
tales que encarnan la visión etic del investigador. Se plantea la necesidad de una
orientación ideográfica, como medio para ahondar en la experiencia subjetiva
como un fenómeno por derecho propio. Este planteamiento excluye, por supues-
to, la misma posibilidad de generalizar la experiencia adquirida en la investiga-
ción de campo y en el relato biográfico.
El aspecto más interesante del artículo está constituido en la elaboración de
unas categorías descriptivas que sirven al autor para aproximarse a la interpre-
tación de las historias de vida. Todas ellas representan un intento de llegar a la
tematización conjunta de la historia de vida por parte del sujeto y del analista,
esto es, conseguir establecer un diálogo abierto que permita iluminar los signifi-
100 CUADERNOS METODOLÓGICOS 5

cados ocultos que motivan las perspectivas, los valores y las categorizaciones que
el sujeto utiliza para representar el mundo.
WILKIE, James W. (1974), «Elitelore», en J. BALÁN (comp.), Las historias de vida en
ciencias sociales, Teoría y técnica, Buenos Aires, Nueva Visión, pp. 93-151. A tra-
vés del concepto de elitelore, definido como la mitificación del liderazgo político,
WILKIE presenta su trabajo sobre las elites políticas en América Latina, a la vez
que hace una revisión de los problemas metodológicos principales para la obten-
ción de las narrativas vitales y su adecuada contextualización para analizar ade-
cuadamente las trayectorias políticas de las elites.

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Números publicados

1. Métodos de muestreo
Jacinto Rodríguez Osuna
2. Metodología de la evaluación de programas
Francisco Alvira Martín
3. Métodos de análisis causal
Juan Díez Medrano
4. Análisis de regresión múltiple
Mauro F. Guillén
5. El método biográfico:
El uso de las historias de vida en ciencias sociales
Juan José Pujadas Muñoz
6. Métodos de muestreo. Casos prácticos
Jacinto Rodríguez Osuna
7. Gráficos
Antonio Alaminos
8. Programación de la investigación social
Ignasi Pons
9. Encuestas telefónicas y por correo
J. Lluís C. Bosch y Diego Torrente
10. Investigación participativa
Luis R. Gabarrón y Libertad Hernández Landa
11. Encuestas de salud
María D. Navarro Rubio
12. Modelos probabilísticos de elección
Silvia de la Vega Gómez
13. Fuentes de información demográfica en España
David-Sven Reher y Ángeles Valero Lobo
14. Análisis de datos con SPSSIPC+
José Luis Álvaro Estramiana y Alicia Garrido Luque
15. Análisis de regresión logística
Albert J. Jovell
16. Análisis y estructura de redes
Josep A. Rodríguez
17. Autolbiografías
Jesús M. de Miguel
18. Redes sociales y cuestionarios
Félix Requena Santos
19. Escalas de prestigio profesional
Julio Carabaña Morales y Cannuca Gómez Bueno
20. Observación participante
Óscar Guasch
21. Metodología del análisis comparativo
Jordi Caís
22. Metodología cualitativa en España
Bemabé Sarabia y Juan Zarco
23. Evaluación de la investigación
Joan Bellavista, Elena Guardiola, Aida Méndez y María Bordons
24. Bancos de datos
Magdalena Cordero Valdavia
25. Análisis dinámico
Emilio J. Castilla
26. Cuestionarios
María José Azofra
27. Análisis de datos electorales
Pablo Oñate y Francisco A. Ocaña
28. Metodología de la Ciencia Política
Eva Anduiza Perea, Ismael Crespo y Mónica Méndez Lago
29. Elección racional
Pau Marí-Klose
30. Estudio de casos
Xavier Coller

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