Sistema de Produccion Animal II Unidad 1
Sistema de Produccion Animal II Unidad 1
Sistema de Produccion Animal II Unidad 1
Unidad 1
Profesor: Alumno:
Simó n Magallanes Kerluis Soló rzano
HISTORIA DE LA GANADERIA VENEZOLANA
COLONIZACIÓN DE APURE:
La historia de la colonización de la región apureña y su incorporación como zona
productiva ganadera, dada la extensión de la zona se demoró mucho tiempo. Aun
cuando existían grandes rebaños de ganado, producto de los escapes de reses de los
rebaños conducidos para las ciudades coloniales, fue apenas en 1.647, después de 155
años de haberse descubierto América que se realizó una exploración detenida y
pormenorizada del río Apure con el viaje exploratorio que hace el capitán barinés
Miguel de Ochogavia por las aguas del gran río. El explorador tenía la intención de
fundar algunos pueblos de españoles e interconectar la región barinesa con Guayana y
las Antillas.
Las difíciles condiciones ambientales de la región, de tierras aluvionales, inundables,
relieve plano, poca fertilidad de los suelos, presencia de innumerables plagas y
enfermedades y una gran soledad extendida por 76.500 kilómetros cuadrados, fueron
razones para que no se estableciesen grandes núcleos humanos permanentes.
Luego, aproximadamente en 1651 se fundó San Miguel del Castillo de la Nueva
Calatayud, la primera población española, de corta duración.
En los llanos del Apure se producía mayoritariamente ganado vacuno y caballar; los
productos agrícolas provenían del cultivo en los conucos, ubicados en los hatos, pero
trabajados por obreros de confianza del dueño, que les permitía tener pequeños lotes
dentro de su propiedad para producir alimentos de subsistencia.
La ganadería fomentó el poblamiento de los llanos y alrededor de los hatos llegaron a
constituirse caseríos y pueblos. La gran expansión ganadera obligó a los dueños de
hatos a buscar mano de obra que pudiese manejar los rebaños con destreza, pues los
indios no tenían esas aptitudes, y en algunos casos, huían y se escondían en la inmensa
llanura. Se trajeron esclavos negros que provenían de regiones de África donde existía
tradición ganadera. Al cruzarse estos esclavos con la población indígena y mulata, se
originó el "llanero", que siglos después, daría su contribución fundamental para la
independencia, no sólo de Venezuela sino latinoamericana.
El ganado que se transportaba hacia diversas zonas del inmenso territorio, siempre
sufría reducción en el rebaño debido a los escapes de los animales en tiempos de
tormenta y al miedo de los bovinos ante la presencia de las fieras. Esta situación originó
que los rebaños de animales en estado salvaje se reprodujera de forma extraordinaria,
originando inmensas manadas de ganado salvaje llamados popularmente
"cimarroneras", las cuales ocupaban grandes extensiones, vagando por los llanos,
llegándose a la situación de tener que matar el ganado para simplemente aprovechar el
cuero, y en algunas ocasiones solamente para evitar el daño a sementeras y cultivos.
El comercio con productos del sacrificio de ganado se hacía con la venta de cueros, y
menor importancia tenía la venta de cecina y algunas reses en pie a las islas del Caribe.
El mayor impacto comercial se logró con la venta de rebaños provenientes de los llanos
hacia Colombia, por la ruta de las montañas de San Camilo.
Don Sebastián de Mier y Terán, poderoso hacendado, entró a los Llanos, entre los años
1760 y 1765, primero lo hizo con sus mayordomos –seguramente con fines de
reconocimiento- y luego nuevamente con sus rebaños, pues ostentaba el título de
Capitán Poblador. Este rico hacendado era dueño de tierras y esclavos en Barbacoas,
San Sebastián, Calabozo y Caracas. Junto a él entraron también el Dr. don Fernando
Domínguez, Adrián Camacho, Adrián Delgado y otros criadores. Entraron con fines de
“pacificación” fuertemente armados y con el apoyo de sus mayordomos. En los llanos
fundaron hatos y queseras, cazaron cimarrones, aquerenciaron ganados y establecieron
el régimen de legalidad creando estructuras como la Junta de Hacendados Ganaderos y
las Cuadrillas de Ronda. Cerca de ochenta criadores habían entraron junto con los
primeros Capitanes Pobladores a los territorios de Apure.
La colonización se intensificó hasta la ocupación total del territorio a mediados del siglo
XVIII, con el establecimiento de las misiones capuchinas andaluzas, acompañadas de
los hateros ganaderos de los valles centrales y villas llaneras del Alto Llano y Occidente
del país.
Lento fue el proceso que dio origen a la colonización ganadera en Apure. Los ganaderos
iniciaron sus avances hacia la llamada Otra Banda de Apure, primero con sus
mayordomos y posteriormente con sus rebaños y familias en dirección Norte a Sur;
desde la Provincia de Caracas y sus adyacencias. Sus avances llegaron hasta el Meta y
el delta del Orinoco
En primer lugar, sucedieran incursiones esporádicas, caracterizadas por la dispersión de
los sitios poblados, con una marcada dependencia a la villa de Españoles de San Jaime,
fundada en 1753 con la finalidad específica de controlar efectivamente el furtiva
comercio que se desarrollaba en forma ilícita por las márgenes del Apure con rumbo
hacia Angostura y del cual eran participes grupos de holandeses, ingleses e indios
caribes que deambulaban libremente por las sabanas.
En este primer momento, entre 1750 y 1760 el poblamiento ganadero en los llanos de
Apure comprende la avanzada de las órdenes religiosas con escolta de criadores y la
consecuente distribución del espacio en tres zonas bien delimitadas a saber:
La correspondiente a las Villas, en este Caso las Villas de San Jaime (españoles) y San
Antonio de Padua de las Cocuizas (Mulatos).
En segundo lugar la correspondiente a poblados indígenas, dispersos en el territorio, en
su mayoría no reducidos.
Por último, la correspondiente a los hatos, unidades de poblamiento y producción
igualmente dispersos en el territorio. La dispersión es el elemento predominante en el
conjunto.
En Caracas, en 1775 el señor don Lorenzo Joseph Fernández de León señaló que había
establecido y fundado la Villa de San Jaime a orilla del río Apure constituida por
vecinos y moradores de dicha zona y por vecinos y dueños de hatos y ganados de la
Villa de San Carlos y de otras ciudades y lugares de la provincia de Caracas. Los
ganaderos acompañaban a los padres capuchinos y ya internados con sus ganados, poco
a poco fueron descubriendo, pacificando y poseyendo, junto con los misioneros los
terrenos incultos y como alguno lo señaló:“aún ignorados de parte de la ciudad de
Barinas”. Luego se produjo el enfrentamiento de los dueños de hatos por la forma de
actuar los misioneros, quienes buscaban cristianizar a los indios, mientras que a los
hateros, producto de la sed de tierras, lo único que les interesaba era la ocupación y
explotación del territorio.
Diversos grupos de dueños de hatos se habían asentado hacia el año 1780 en las mejores
tierras de Apure. Entre ellos se destacan los capitanes pobladores Fernando Domínguez
de Rojas, don Andrés Curvelo y don Sebastián Sánchez Veles de Mier y Terán, quien
fundó e hizo crecer el hato La Cruz, luego La Cruz de Guariquito y finalmente La Cruz
Rubiera o La Rubiera, apodo que le dieron por su color blanco: «Los rubios».
En el año de 1750 aparece un hato en los alrededores de Guasdualito.
Don José Ignacio del Pumar, Marqués del Pumar y Vizconde de las Riberas de Boconó,
inició la conquista del Alto Apure, a principios del siglo XVIII, quien realizó diversas
fundaciones ganaderas que culminaron en la fundación de la ciudad de Guasdualito en
1769.
Las órdenes religiosas avanzan cautelosamente escoltadas por algunos criadores que
brindan el apoyo de sus armas y aprovechan la circunstancia para fundar a través de sus
capataces y mayordomos sitios de hatos, ocupan la tierra. A partir de este momento, se
comienza a perfilar el marcado interés de organizar una ganadería de rodeo y de
imponer una normativa que regulase a su favor la riqueza social de los llanos: el ganado.
Los conflictos entre criadores y misioneros no tardaron en presentarse: la apetencia de
los criadores se transformó en el acicate de los misioneros y muchas quejas comenzaron
a elevarse ante las órdenes superiores por el hostigamiento a que se veían sometidos y la
constante destrucción de los pueblos fundados para la reducción de los indios gentiles.
Tanto la Villa de Españoles de San Jaime como la Villa de Mulatos fundada por vecinos
procedentes de Barinas denominada- de San Antonio de Padua de las Cocuizas,
cumplieron el papel de centros demográficos en este primer momento. En efecto, de
ellas provenían tanto los hombres como los bastimentos para las huestes que entraban
con violencia en la sabana.
Al amparo de las Villas otros criadores incursionan procedentes de Caracas, San
Sebastián de los Reyes, San Carlos de Austria, Calabozo, El Sombrero, Barbacoas y
otras localidades de la provincia de Caracas. Los ganaderos incursionan con sus
mayordomos y comienzan a fundar hatos en forma paralela a la entrada de misioneros
con escolta. Se observa con particularidad que estas primeras incursiones se ejecutan
con una finalidad exploratoria; los criadores y mayordomos entran sin rebaños a cazar
cimarrones.
A la violencia de las primeras entradas se incorporó la violencia desatada entre los
criadores y los misioneros por el derecho a la ocupación de tierra.
A partir del año 1750 en las sabanas del Apure y Arauca se dio la creación de gran
número de hatos, a la par que se fundaron nuevos poblados como: Cunaviche en 1767,
San Rafael en 1768, San Juan de Payara en 1769, Guasdualito en 1770, El Amparo y
Trinidad de Orichuna en 1771, Guasimal y Achaguas en 1774, El Nula y Apurito en
1781, Quintero en 1786.
En Guárico el presbítero Jerónimo de Rebolledo de Villavicencio, fundó en 1712 el
pueblo de San Andrés de Aricapano de Barbacoas. El citado sacerdote fue propietario
del hato “El Islote” y de las tierras de las inmediaciones. Su hermano el también
sacerdote Agustín de Rebolledo de Villavicencio, fue fundador del hato Belén, en
jurisdicción de Las Mercedes del Llano. Otro hermano de estos sacerdotes de nombre
Andrés de Rebolledo fue encomendero.
En un Censo Ganadero del año 1723 se indica que la introducción de la ganadería
vacuna comenzó a implantarse en 1561 para garantizar el suministro de carne a la
ciudad de Caracas. Para ese cometido fundaron hatos en los llanos y en los sitios de
Paya, San Antonio, Las Palmas, Aricapano, La Platilla y Tinaco, así como otros lugares
y términos que comprendían la ciudad de Caracas y San Sebastián de los Reyes. Así,
lentamente fue avanzando la colonización hacia los llanos.
En 1786 se creó la Provincia de Barinas y las tierras de la Otra Banda del Apure fueron
incorporadas a la misma tras su fundación en 1788 por el Capitán de Infantería de los
Reales Ejércitos Fernando Mijares Gonzáles. En 1823 se creó la Provincia de Apure,
desmembrada de la de Barinas, ya finalizada la Guerra de Independencia.
LA GANADERÍA EN GUAYANA:
La fundación de las Misiones en Guayana a inicios del siglo XVIII por parte de los
Capuchinos, constituyó uno de los hitos más importantes en el desarrollo de la
ganadería en Venezuela
El cinco de mayo de 1724 los misioneros Capuchinos fundaron en el sitio denominado
Suay, la Misión de la Purísima Concepción de Suay. Para ello el Padre Tomás de Santa
Eugenia trajo ganado donado por la Misión de los padres Observantes de Píritu y de un
ganadero de la zona. Después de una larga travesía el sacerdote capuchino llegó a su
Misión con 100 reses. La Misión de Suay estaba situada donde hoy se encuentran los
castillos de Guayana, a tres leguas de Santo Tomé. Este núcleo de ganado constituyó la
base de los grandes rebaños de ganado vacuno que formaron la riqueza más visible de
estas misiones.
En marzo de 1733 existía un rebaño de ganado en la misión jesuita de Nuestra Señora
de la Concepción de Uyape, en Guayana, el cual fue eliminado por los indios Caribes en
un ataque que destruyó dicha misión.
En 1737 en el Yuruari medio, se fundó la Misión de la Divina Pastora que serviría de
hato para la mayor parte del ganado. En 1759 se decidió trasladar el ganado al sitio de
Urimna por falta de pastos y de agua para la gente y el ganado.
En 1740 cuando el gobernador Carlos de Sucre abandonó el mando en las provincias de
Guayana y Nueva Andalucía (Cumaná) dejó en plena producción 121 hatos con sesenta
mil reses.
En 1765, poco después del traslado de Santo Tomé al sitio de Angostura, el pueblo y la
misión de Suay fueron trasladados a la margen izquierda del Caroní con el nuevo
nombre de Misión de la Purísima Concepción del Caroní, siendo la más importante de
los más de 30 pueblos de misión fundados en ese territorio.
Las misiones fueron sumamente importantes para la consolidación del poder español en
Guayana. Los capuchinos lograron establecer el sistema de hatos e impulsaron el
desarrollo económico de la región.
Gracias a su trabajo apostólico fundaron 67 pueblos de indios, de los cuales 30 lograron
consolidarse. También establecieron dos villas de españoles, todo con sus respectivas
iglesias. Gracias a la cría de vacunos, los misioneros lograron transformar al indígena en
ganadero o en artesano, con el correspondiente avance cultural que tal hecho implicaba.
El sistema de hatos en cada pueblo permitió el desarrollo hacia el interior de Guayana,
logrando crear barreras para las incursiones de los caribes y holandeses y luego a los
intentos de penetración de los portugueses.
Los misioneros utilizaban Puerto de Tablas -hoy San Félix- para la exportación de sus
productos, desde donde salían goletas y barcos. También utilizaban el embarcadero de
San Joaquín, desde donde enviaban tasajo para Angostura, hoy Ciudad Bolívar.
La producción de las misiones abastecía al Presidio de Guayana. La principal actividad
económica de Guayana a finales del siglo XVIII fue la ganadería, producida
principalmente por las misiones, quienes enviaban sus productos a la Nueva Granada, El
Esequibo y Martinica así como cueros para la fabricación de botas y zapatos a Cataluña.
Las misiones continuaron desarrollándose hasta llegar a contar con más de 100 mil
reses. Durante la guerra de Independencia fueron la despensa de los ejércitos realistas,
hasta que el general Piar en 1817 las tomó, fusilando a los misioneros. Esto culminó con
la desaparición de los inmensos rebaños, debido al sacrificio para alimentar el ejército
patriota y a la venta de semovientes para la compra de pertrechos militares a los
ingleses.
Durante la gobernación de Manuel Centurión en Guayana se efectuó un censo ganadero
a los misioneros catalanes el cual arrojó la existencia de 94.710 reses sin contar los
becerros de un año y las reses que no se pudieron atrapar. Personal de los hatos
informaba que anualmente se herraban entre 11 mil y 12 mil becerros.
En 1768, Manuel Centurión gobernador de la Provincia de Guayana envió un informe al
Rey en el que promueve la necesidad de fundar en el Alto Orinoco una población que se
llamaría Esmeralda. Señala la importancia de fundar allí un hato de ganado para
asegurar la subsistencia de sus habitantes. El Rey aprobó el informe, y ordena que se
faciliten 6.000 pesos de las cajas reales de Cumaná para ayudar a la creación del hato de
ganado propuesto por el gobernador. Para 1734 los rebaños de Suay fueron trasladados
al sitio de la Ceiba o Yucuario, por falta de pastos y estar el ganado creando graves
problemas; se dejaron las reses suficientes para atender las necesidades de Suay y
Moruca.
En el Zulia, Antonio de Arévalo, llamado "El Pacificador de la Guajira", entre los años
1772 y 1776, resaltaba la abundancia de los rebaños de ganado bovino, mular y caballar,
así como el gran comercio con cueros al pelo y cebo.
Para 1.777 en San Carlos (en el actual estado Cojedes) se contaba con una hacienda de
azúcar y 135 hatos de ganado; en San Sebastián 138 hatos ganaderos; Santa María de
Ipire contaba con 183 hatos de ganado bovino; Calabozo tenía 116 y Coro 95.
Para el año de 1787, la población de Guasdualito contaba con 9 hatos y 15 mil vacunos
y una población de 728 personas.
En 1.797 se exportó por La Guaira la cantidad de 48.215 cueros de res; en 1.798 la cifra
bajó a 43.269; en 1.799 continuó el declive con 40.099 cueros exportados; en 1.800 el
declive se profundizó al exportar apenas 16.756 cueros.
Desde Venezuela, a finales del siglo XVII se comerciaba en diversos renglones con
Cuba y Puerto Rico, entre los que destacaban los subproductos del ganado. A Cuba se
enviaban, desde Barcelona, carne salada y seca, a cambio de azúcar, cera y plata. De
Maracaibo, Cacao; de Coro, cueros y quesos; de Puerto cabello, mulas; de La Guaira,
cacao y zarzaparrilla.
Alrededor de 1669, funcionó un hato de los españoles, en lo que hoy es Aragua de
Maturín que fue atacado por los indios; abastecía a las poblaciones ubicadas hacia el
norte del territorio neoandaluz (Provincia de Nueva Andalucía).
Pocas décadas después se convirtió en un lugar donde se recibían para cría y
distribución, los ganados de los llanos, que poco a poco se van convirtiendo en
territorios arrebatados a los indios Cariña, quienes fueron desalojados y huyeron hacia
el sur de lo que hoy es Anzoátegui y hacia el Orinoco.
Los ganaderos llaneros, en su gran mayoría, dadas las enormes distancias, la ausencia de
caminos y su espíritu independiente, hacían una vida casi al margen de la sociedad
colonial. En los llanos, a principios de la guerra de independencia pastaban 1.200.000
vacunos, 180.000 caballos, y 90.000 mulas.
El Camino Nacional del Meta era la vía de comunicación del interior de Colombia con
el rio Orinoco y a su vez con el Atlántico a través de Venezuela.
El Camino Nacional del Meta fue considerada la ruta mas directa entre el centro del
Virreinato de La Nueva Granada y España. Durante el siglo XVIII hasta finales de la
Colonia hubo comercio de sal, plantas medicinales, ganado y otros productos naturales
de la parte alta del llano y del interior con el Orinoco y las Guayanas.
El Camino Nacional del Meta fue abandonado debido a la presión ejercida por la ciudad
de Cartagena, cuyo puerto también comunicaba al Virreinato con España, lo cual
ocasionó su desaparición.
GANADERÍA EN EL SIGLO XX
En 1900, en una empresa en la que aparecen, con otras personas, los ganaderos
zaraceños Pedro Ron y Guillermo Felizola, Venezuela envió a Cuba los primeros
vientres vacunos que rehabilitaron su ganadería arruinada por las guerras de fines del
siglo pasado.
En los primeros años del siglo XX se calcula que anualmente entraban de contrabando
desde Colombia por la Guajira, 30 mil cabezas, entre bovinos, equinos, ovinos y
caprinos. La mayor parte de dichos semovientes eran cambiados por aguardiente, el cual
retornaba a Colombia.
Las existencias de ganado, en 1922, no llegaban a 2.800.000 cabezas y eran apenas un
33% superiores a las estimadas por Agustín Codazzi en 1839; es decir, que habían
crecido a una tasa interanual de 0,41%, habiendo llegado a disminuir para el año 1910
hasta 1.500.000.
Guárico se convirtió en el primer estado en recibir ganado de raza Cebú, el cual fue
traído por el general Joaquín Crespo, quien importó de Trinidad en 1869, tres toros de
tipo cebú, posiblemente Brahma, los que tal vez llevó a su hato "El Totumo". Tal
información la dio el ganadero Fernando Calzadilla Valdés, quien la oyó a su abuelo el
Dr. Calzadilla. Este dijo haber visto los toros y haber obtenido hijos de éstos.
En los albores del siglo XX Guasdualito contaba con 120 mil reses de cría que cada año
aportaban a los lugareños unos 12 mil becerros.
Los ganaderos José Manuel Balza y Juan Francisco Bermúdez, fueron los primeros que
llevaron al sur de Guárico, alrededor de 1912, sementales de tipo cebú.
Según el Censo Pecuario del Estado Zamora en el año de 1922, el número de reses eran
de 345.554, con una hierra anual de 75.783 nuevas crías y 1.711.882 hectáreas se
dedicaban a la cría.
Según el censo agropecuario de 1937 de las 90.000.000 hectáreas de territorio
Venezolano 23.370.299 Has. Estaban en manos privadas. De estas 3.343.694 eran
tierras de agricultura y 19.932.605 tierras de ganadería; novecientas dos personas eran
dueñas de 73 % de las tierras de ganadería, esto es de 14.610.512 hectáreas (De la Plaza,
S. s.f.).
Entre los años 1.937 y 1.985 el crecimiento interanual del rebaño ganadero fue de
1,94%.
Para 1.984 existían en Venezuela 108.515 explotaciones ganaderas y una población
bovina de 10 millones 800 mil cabezas.
La extensión de las áreas de pastos en 1.985 alcanzaba a 14.181.367, habiendo crecido
en 35 años apenas un 0,14%. De ellas 9.161.163 eran pastos naturales y 5.020.204 de
pastos artificiales.
Entre 1.980 y 1.985 la producción de carne ascendió a 340.000 Toneladas Métricas,
incluyendo la introducción de ganado de colombiano de contrabando. Para 1.991
alcanzó a 380.000 TM.
En la Zona Sur del Lago, se requiere de una hectárea para producir diariamente un litro
de leche y 157 gramos de carne (MAT, 2003). Sin embargo, el potencial del bovino
doble propósito con un manejo intensivo genera un potencial productivo que oscila en el
rango entre 100 y 120 litros de leche por hectárea por día y 2 kg de carne por hectárea
por día.
En la misma Zona Sur del Lago, los datos indican que actualmente, la densidad animal
está por el orden de una cabeza por hectárea, independientemente de la edad. Sin
embargo, está demostrado que sistemas intensivos pueden sostener productivamente
unos 14 animales, que utilizando la genética mestiza mejorada de la zona y bien
alimentada, pueden producir en promedio 15 litros por vaca día, muy por encima de los
4,85 litros por vaca dia que se producen actualmente. (CONFAGAN, 2007;
CLAYUCA, 200X; MINDACA, 2002; Contreras, 1999).
Son razas originarias de Europa reconocidas en todo el mundo por sus altos
rendimientos cárnicos y la precocidad de sus crías. Entre las razas representativas de la
especie Bos Taurus están: Aberdeen Angus, Limousin, Hereford, Shorthorn, Charolaise,
Romagnola, Chianina, Jersey, Pardo Suizo y entre otros.
Apariencia.
Tranquilo o apático.
Color.
También conocido como ganado cebú, es más popular entre los países del trópico en los
cuales se ha procedido a realizar cruces de animales Bos indicus con animales criollos o
Bos taurus. Algunas de las razas más representativas de esta especie son: Brahman,
Nelore, Guzerat, Gyr, Indubrasil.
Apariencia.
Temperamento.
Activo y vivaz.
Color.