Fauvismo
Fauvismo
Fauvismo
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En primer lugar, encontramos a Henri Matisse (1869-1954). Es considerado el fauvista
por excelencia. Se interesó más en la composición que en las figuras por sí mismas.
Deja a un lado la profundidad espacial, la perspectiva, el dibujo y los contrastes para
tratar el color como un valor independiente. Intenta expresar los sentimientos a
través del color y de la forma.
Sus referencias más importantes para esta liberación en el uso del color son Van Gogh
y Gauguin. Además, Signac le influyó por su técnica puntillista, aunque Matisse la
aplicó con pinceladas más amplias.
En su obra La alegría de vivir (1905-1906)
vemos perfectamente esas características de
las que hablábamos. Es una escena
completamente subjetiva e imaginativa.
Tiene gran influencia de la cultura oriental
que vemos en el tema de las bañistas y las
bailarinas. Los espacios son realmente
amplias áreas de colores puros. Las líneas
La alegría de vivir, Henri Matisse
de los cuerpos atraen la mirada del
espectador y marcan el ritmo de la
composición. Vemos esa simplificación y construcción con el color. Matisse dibuja con
el color.
Uno de sus encargos más importantes fue La música y La danza. En ellas apreciamos
cómo el volumen y el ritmo funcionan a la perfección conjuntamente.
En segundo lugar, cabe destacar a André Derain (1880-1954). Las bañistas, André
Fue un pintor francés que trabajó los colores brillantes, Derain
las pinceladas sin continuidad y los trazos enérgicos. Su
mayor fuente de inspiración fue Cézanne, quien más tarde
le llevaría a su interés por el cubismo. En Las bañistas
combina las innovaciones de Monet y Cézanne, mientras
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que en El puente viejo de Cagnes vemos esa influencia cubista además de la escultura
africana.
El puente viejo de
Cagnes, André Derain
Por último, encontramos a Maurice de Vlaminck (1876-
1958). Fue un pintor francés, proveniente de una familia de músicos.
Se inspira en el colorido y la pincelada de Van Gogh, y pinta paisajes dramáticos.
En sus obras encontramos grandes contrastes cromáticos muy brillantes. Su pincelada
es nerviosa, rebelde. Aplicaba la pintura empastada sin ninguna delicadeza,
acentuando la agresividad del color. Sus representaciones se centran en temas de la
naturaleza, el campo y eventualmente pintaba retratos. Fue muy amigo de André
Derain, y trabajaron juntos en un estudio.
Vemos ese contraste dramático del que hablábamos anteriormente en su obra El
jardinero (1904) y en Árboles rojos (1906).