El Arte Social y Transformador

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El arte social y transformador

Antonio Alcántara

Educación social

«El arte fue inicialmente una cuestión de minorías para minorías, después de minorías para
mayorías y nosotros estamos iniciando una nueva era en la que el arte es una empresa de
mayorías para mayorías» // José Antonio Abreu

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Popularmente, el concepto de arte ha estado directamente ligado a un universo rico y variado


percibido como lejano de lo cotidiano. Como un mundo aparte dónde el acceso es limitado y
restringido a unos pocos escogidos. Desde hace algunos años, el arte está teniendo un nuevo rol,
más centrado en el proceso artístico que en la idea de obra acabada. La realidad nos dice que el
arte tiene, en primer lugar, una capacidad transformadora de la persona y de la comunidad.

Para poder definir qué es el arte nos acercaremos a la teoría del arte occidental, la cual marca
cuatro criterios para evaluar una producción como artística (Wajnerman, 2007):

a) La singularidad, es decir, la existencia de un solo ejemplar de la obra en cuestión.

b) La originalidad, entendida como la novedad que aporta la creación.

c) La genialidad, entendida como la capacidad de expresión exclusiva de un grupo “selecto” de


personas llamadas “artistas”.

d) La función estética como predominante delante de otras funciones, como pueden ser las
políticas o religiosas.
Atendiendo a esta definición, el artista está explicado como miembro de un grupo de personas
limitado, de un perfil poco común con una finalidad que lo hace especial. Aun así, el desarrollo de
la variedad de lenguajes artísticos y su evolución no nos permite quedarnos sólo con una
definición de arte o de artista. Lo cotidiano lo sobrepasa.

Diferentes formas de entender el arte y el artista

Al profundizar en la escena contemporánea y en los diferentes circuitos artísticos es cuando


encontramos una serie de distinciones de arte y de artista. Podemos definir tres grupos principales
(Frigeri, 2011): arte erudito, arte de masas y arte popular. Hemos de tener en cuenta que estos
grupos no se producen en su forma más pura, sino que se mezclan de manera suave.

El arte erudito o culto nos dice que el artista, normalmente un individuo, tiene una o varias
capacidades particulares y cierta genialidad para producir obras originales. Dentro de este grupo,
el artista es una persona cultivada, formada en determinadas prácticas, de forma que las obras
que realiza son expuestas en espacios para este fin: museos, teatros, auditorios, etc.

Es un arte exclusivo, ya que su objetivo es llegar a un determinado público con la capacidad y el


conocimiento previo para poder acceder a él. Es por eso que el arte erudito también se llama arte
elitista.

El arte de masas define el artista a partir de la circulación y el consumo de los productos artísticos.
En el artista prima el nivel de popularidad, asegurarse que su trabajo es conocido y disfrutado por
el mayor número de personas posible. El objetivo principal de ese tipo de arte, de hecho -frente al
arte erudito- es, precisamente, llegar al máximo número de personas. Para este objetivo juegan un
papel central los medios de comunicación y su función como altavoces responsables de la
transformación de los individuos o de los grupos en artistas.

El arte popular está íntimamente relacionado con un contexto social y cultural específico y con la
comunidad en la cual se desarrolla. Se puede decir que, en el arte popular, el artista no destaca
por su originalidad o genio. El artista se define por la creación de un producto artístico relevante
para la comunidad a la cual va dirigido, es decir, expresa artísticamente una idea colectiva. La
función social del arte adquiere importancia, ya que su producción podría favorecer acciones para
cambiar las situaciones descritas simbólicamente por el mismo. El artista no es un individuo
iluminado. La capacidad creativa pertenece a una comunidad, a un grupo con visiones y talentos
diferentes que comparten el mismo contexto social donde viven las mismas riquezas y carencias.

El lenguaje artístico, medio de empoderamiento

El lenguaje artístico parece el más adecuado para facilitar y promover el empoderamiento en


comparación con otros porque permite desarrollar algunos conceptos clave como la creatividad, la
democracia, la transformación y la identidad, y la pertinencia (Frigeri, 2011).

Creatividad significa trabajar con las habilidades individuales que no se usan sólo en la creación de
obras de arte, sino también en la vida cotidiana. La creatividad es, de hecho, la capacidad de
resolver problemas, es la capacidad de trabajar activamente para encontrar una forma diferente
de aproximarse a un obstáculo. La creatividad relacionada con el empoderamiento permite
reescribir la realidad, dramatizando una situación social a través de un medio artístico.

Democracia porque el arte nos ofrece una estructura en la cual se borran diferencias
socioeconómicas y culturales y se rescatan valores como el trabajo en equipo, la solidaridad y el
soporte mutuo. El hecho de experimentar, a nivel de grupo y mediante el arte, el funcionamiento
de dinámicas democráticas, permite a la persona extrapolar esta vivencia a su espacio cotidiano.

Transformación debido a que el lenguaje artístico permite experimentar con las acciones del grupo
y las emociones cotidianas utilizando un código diferente al verbal. Esto nos puede hacer

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