2 Pedro 2 Dios No Perdono Ni A Los Angeles

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2 Pedro 2:3-5

Continuamos hoy, estimado oyente, nuestro estudio en la


primera parte del capítulo 2 de la segunda epístola del Apóstol
Pedro. Este capítulo forma la tercera gran división de este libro
y se titula "La apostasía introducida por los maestros falsos". La
idea general que se desarrolla en este capítulo es la advertencia
del apóstol Pablo contra los maestros y profetas falsos.
Leamos nuevamente el versículo 3 de este capítulo.
"Llevados por avaricia os explotarán con palabras falsas (o
fingidas). Sobre los tales ya hace tiempo la condenación los
amenaza y la perdición los espera."
Las palabras "falsas, o fingidas" corresponde a la palabra Griega
"plastos". El Dr. Thayer, quiere decir "moldeado, formado, como
de barro, cera o piedra". Plastos tiene un sonido parecido a una
palabra muy común en nuestros días, ¿no le parece? Tenemos
una nueva palabra que ni siquiera existía en la época de Pedro.
Es la palabra "plástico". Esta es la palabra equivalente que se
usó aquí. El plástico es algo que usted puede comprar en todas
partes, por ejemplo, jarras de plástico, vasos de de plástico,
platos de plástico, juguetes de plástico, etc. Se puede comprar
casi cualquier cosa de plástico, porque este material puede ser
moldeado para adaptarse a la forma de cualquier objeto.
Y así como el plástico puede adaptarse a cualquier forma, puede
haber predicadores que se adaptan a cualquier audiencia que les
escuche. Tratan los temas que a la gente le resulten
interesantes, y dicen lo que sus oyentes quieran oír. A veces
incluso usan el mismo vocabulario que caracteriza a aquellos
que creen en las verdades básicas sobre la Biblia y en las
palabras y hechos de Jesús mientras El estaba en la tierra. Solo
que usan esas palabras con un significado diferente. Por
ejemplo, un maestro podría mencionar la resurrección de Jesús,
dejando a sus oyentes la idea de que cree en ella; pero si uno le
pregunta que él entiende por resurrección, nos daremos cuenta
de que no cree en una resurrección corporal o física de Jesús. Lo
mismo sucederá con los actos sobrenaturales realizados por el
Señor durante su ministerio terrenal. O sea que aunque alguien
use las mismas palabras que un maestro verdadero de la Biblia,
no quiere decir que les asigne el mismo significado. Lo
importante es entonces, lo que quieren decir, o sea, el
significado de los términos que usan.
Y así hemos visto que el apóstol Pedro describió a los maestros
falsos que usaban palabras cuya consistencia era como la del
plástico, que en su enseñanza se podían adaptar al gusto de los
oyentes. Dirían algo a un grupo y se expresarían de otra manera
ante otro grupo, dependiendo de la orientación doctrinal o
teológica de cada grupo.
Ahora, ¿cuál era la motivación de estos maestros falsos? Simón
Pedro la expuso abiertamente al decir en este versículo 3,
llevados por avaricia. O sea, que por amor al dinero, para
obtener ganancias se dedicaban a actividades de enseñanza en
la comunidad cristiana. La codicia es realmente una forma de
idolatría. A veces pudo darse el caso que codiciaban un cargo o
una posición para tener un mayor protagonismo, por tener un
nombre conocido en la sociedad de aquella época, por ser más
populares. Y para muchos de ellos, por encima de todo, su
actividad era no solo un medio de vida sino también un medio
de enriquecimiento.
Volvamos al versículo 3 de este segundo capítulo y leamos la
frase completa que ya hemos comenzado a considerar: llevados
por avaricia os explotarán con palabras falsas. En otras
palabras, el apóstol asignó a los maestros falsos que
aparecerían, una motivación económica.
El versículo 3, que estamos estudiando, finaliza diciendo: Sobre
los tales ya hace tiempo la condenación los amenaza y la
perdición los espera. La aparente impunidad de algunos para
continuar practicando el mal ha inquietado a muchos cristianos
de todas las épocas, incluyendo a algunos personajes de la
Biblia. Por ejemplo, un Salmista estaba preocupado porque los
malvados, de acuerdo con su punto de vista, siempre parecían
salirse con la suya en la práctica de su pecado. Le
recomendamos, estimado oyente la lectura del Salmo 73, para
que pueda ver la crudeza con la cual el autor describe el
carácter y progreso de los malvados en esta tierra. Pero ante
esa frustración, el finalmente dijo, en el citado Salmo y en el
versículo 17, hasta que, entrando en el santuario de Dios,
comprendí el fin de ellos. Así que fue allí en el templo, ante la
presencia de Dios, donde aprendió que Dios está en control de
todo y El se encargará, a Su tiempo, de los malvados.
El Apóstol Pablo fue maltratado una y otra vez. El no permitió
que las autoridades de la ciudad de Filipos lo pusieran en
libertad sacándole de la cárcel instándole a que la dejara en
secreto. Él era un  ciudadano romano, y los obligó a hacer las
cosas correctamente. Pero Pablo dijo que no deberíamos
vengarnos, sino que presentáramos nuestro caso ante el Señor.
En el momento en que tratamos de vengarnos, estamos
ocupando el lugar de Dios, porque, como escribió el apóstol
Pablo en Romanos capítulo 12, versículo 19, Mía es la venganza,
yo pagaré, dice el Señor. Ahora, si usted trata de obtener una
venganza, se aparta del camino de la fe. Sin embargo, el andar
o vivir por la fe no quiere decir que usted tiene que ir por la vida
permitiendo que abusen de usted y le traten de cualquier
manera. Más bien significa que deberíamos encararnos con el
que nos ha perjudicado y decirle: "Bien, hermano, me has
tratado mal, me has perjudicado, y yo te voy a poner en las
manos del Señor". Recordemos lo que hizo en un caso el apóstol
Pablo en su Segunda Epístola a Timoteo, capítulo 4, versículo
14: Alejandro el herrero me ha causado muchos males; el Señor
le pague conforme a sus hechos. Aquí vemos que el apóstol
presentó su caso y una persona concreta ante el Señor,
sabiendo que El le daría su merecido. Esa fue su actitud con
respecto a un hermano que le había hecho daño.
Y el apóstol Pedro nos aseguró que algún día, Dios también se
ocuparía de estos maestros falsos. Yo no quisiera tener que
acudir ante la presencia de Dios y ser reprochado por haber
presentado ciertos pasajes de la Biblia, y por no haberlos
enseñado tal como habían sido escritos. Es que Dios nos
considerará responsables por ello. Tendremos que dar
explicaciones sobre nuestro ministerio de enseñanza, igual que
todos los que estén dedicados a al ministerio de exposición de la
Palabra de Dios. Y cada creyente tendrá que rendir cuentas
sobre sus acciones u omisiones.
Algunos pueden haber pensado que Dios estaba durmiendo, que
estaba descansando, porque les habrá parecido que no estaba
haciendo mucho en cuanto a estos maestros falsos. Pero,
estimado oyente, El siempre ha estado ocupado en ese asunto.
El profeta Habacuc se preguntó si Dios haría algo con respecto a
los enemigos de Israel y descubrió que, en realidad, Dios se
estaba moviendo muy rápido para él y que no se había
desentendido de aquel grave problema.
A continuación el apóstol Pedro nos presentaría 3 ejemplos de
apóstatas del pasado. Su primer ejemplo fue el de los ángeles
que pecaron (en el versículo 4) y éste fue un ejemplo sobre
cómo actúa el Diablo. Su segundo ejemplo, fue el del mundo de
la época de Noé (en el versículo 5), ý éste fue un ejemplo del
mundo. Y el tercer ejemplo (en el versículo 6) fue el de la
destrucción y reducción a cenizas de las ciudades de Sodoma y
Gomorra, y éste fue un ejemplo de las pasiones de la vieja
naturaleza carnal. Así que en estos tres ejemplos hemos
considerado al sistema de valores del mundo, la naturaleza
carnal y el diablo, aunque Pedro puso al diablo en primer lugar,
colocando después al sistema del mundo y a la naturaleza
humana carnal. Estos son los tres enemigos de los cuales usted
y yo tenemos que ser conscientes. El apóstol Juan, que fue
conocido como el apóstol del amor, escribió en su primera carta,
capítulo 2, versículo 15: No améis al mundo ni las cosas que
están en el mundo. Por supuesto, que él no se estaba refiriendo
a la vegetación o hermosas flores, al mar, a los ríos caudalosos,
a las montañas y valles, y a todas las demás bellezas que la
creación de Dios nos ofrece. Estaba aludiendo al sistema de
valores del mundo, sistema que se opone a Dios o lo deja de
lado como si no existiera. Es a ese sistema, a esa ideología a la
que no tenemos que amar.
Pedro nos hablaría primero en cuanto al diablo y al hecho de
que en el pasado El ha juzgado a los ángeles. El tema de
ángeles y demonios ha sido muy polémico y popular en nuestro
tiempo. En realidad, se le ha dedicado mucha atención. Se han
escrito muchos libros sobre Satanás, sobre demonios y temas
afines que atraen a la gente. Suponemos que ellos tienen su
lugar, pero pensamos que el aspecto positivo necesita ser más
enfatizado. El autor  de estos estudios bíblicos, el Dr. J. Vernon
McGee, decía que él tenía un mensaje sobre el Anticristo, y que
siempre concluía diciendo que él no sabía mucho del Anticristo y
que tampoco quería saber más de él que lo que la Biblia decía. Y
enfatizaba que al que quería conocer de verdad era al Señor
Jesucristo. Por ejemplo, no podemos ver por ninguna parte que
el apóstol Pablo o cualquiera de los demás escritores de la Biblia
expresaran su deseo de conocer al Anticristo. Sin embargo, el
apóstol Pablo dijo en su carta a los Filipenses, capítulo 3,
versículo 10: Quiero conocerlo a él y el poder de su
resurrección, y participar de sus sufrimientos. Y como dijo el
apóstol Juan en su Evangelio, capítulo 17, versículo 3, la vida
eterna consiste en conocer a Dios el Padre, y a Jesucristo, a
quién El ha enviado. Las Sagradas Escrituras no nos enseñan
que debemos conocer al Anticristo o que tenemos que saber
todo lo que se pueda sobre Satanás. Es cierto que no debemos
permanecer ignorantes a sus recursos o estratagemas.
Debemos permanecer alertas y tener cuidado con él, pero no
debemos prestarle demasiada atención. Continuemos leyendo el
versículo 4 de este segundo capítulo de 2 Pedro:
"Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que los arrojó
al infierno y los entregó a prisiones de oscuridad, donde están
reservados para el juicio."
Muchos estudiosos de la Biblia creen que este pasaje se refiere
a los hechos del capítulo 6 de Génesis. Nosotros no estamos de
acuerdo porque no creemos que los "hijos de Dios" mencionados
en el Génesis fueran ángeles. Génesis habló sobre la genealogía
del hombre y concernía a aquella familia cuya descendencia
conduciría a la venida de Cristo, es decir, que le traería al
mundo. La línea de descendencia realizó casamientos mixtos
mezclándose con el mundo, con la línea de Caín, y produjo una
generación que fue tan malvada que Dios finalmente trajo un
diluvio sobre ellos. Este fue el tema de Génesis 6, y por ello no
creemos que este versículo 4 de 2 Pedro 2 tenga en absoluto
que ver con aquel pasaje.
Entonces, ¿a qué se refiere este versículo? Tendremos que
hacer simplemente un poco de especulación, aunque las
Escrituras nos presentan algunos destellos poco claros de ello.
Encontramos que la epístola de Judas se refiere también a estos
asuntos: el libro de Apocalipsis nos presenta alguna idea al
respecto y algunos de los profetas abren un poco esta área.
El hombre fue una especie de recién llegado a esta tierra - en el
sentido de que como seres humanos no hemos estado aquí
mucho tiempo. Antes que el hombre llegara, aparentemente
existía otra creación. Y Dios ya tenía un programa desde mucho
antes que el hombre apareciera en la escena, y ya había
muchas inteligencias creadas. De aquellos ángeles, que eran
creación de Dios y Sus mensajeros, algunos se rebelaron contra
Él y aparentemente siguieron a Satanás. En el libro de
Apocalipsis capítulo 12, versículo 7 se nos dice: 7Entonces hubo
una guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el
dragón. Luchaban el dragón y sus ángeles. Allá en el pasado
hubo una rebelión contra Dios dirigida por una criatura que hoy
conocemos como Satanás o el Diablo. Ese personaje tiene
muchos nombres - es un gran engañador; fue una gran
mentiroso desde el principio. Esta criatura se rebeló contra Dios,
y la siguió una gran multitud de ángeles.
El apóstol Pedro dijo que algunos de los ángeles que se
rebelaron ya se encontraban encadenados, ya estaban
encarcelados, pero algunos de ellos aun no habían sido llevados
al lugar donde permanecerían inactivos. Ellos están muy activos
en el mundo actual y creemos que son los demonios de los
cuales leemos en la Palabra de Dios. Creemos que en la
actualidad estamos presenciando un retorno, una reaparición de
lo sobrenatural. Se ha hablado y escrito mucho sobre este tema,
aunque se están enseñando muchas cosas falsas al respecto.
Está la realidad del mundo sobrenatural y cuando ocurre un
llamado milagro, ello no significa necesariamente que Dios lo ha
realizado. Después de todo, Satanás tiene cierto grado de
poder.
En consecuencia, este versículo 4 fue una referencia a lo que
sucedió antes de que el hombre fuera colocado sobre esta
tierra, cuando hubo la citada rebelión contra Dios encabezada
por Satanás.
El versículo 4 incluye una frase que dice los arrojó al infierno. La
palabra que aquí se usó para infierno, es una palabra no muy
común, que no aparece en muchos lugares de la Biblia. Esa
palabra Griega es "tartarus". Los Griegos hablaban de los
perdidos como estando en el "tartarus". No era el infierno tal
como nosotros lo imaginamos. El infierno aún no ha abierto
realmente sus puertas, que no se abrirán hasta mucho más
tarde. El Diablo no se encuentra en el infierno; está por la
creación de Dios. De acuerdo con el libro de Job, suele ir a la
presencia de Dios; en su primera epístola, Pedro nos dijo que es
como un león rugiente, que va de un lugar a otro por esta
tierra, buscando a quien devorar. Pero aunque Satanás no está
en el infierno, algunos de sus ángeles ya han sido encarcelados.
El versículo 4 continúa diciendo y los entregó a prisiones de
oscuridad. La palabra que se utilizó para prisiones es "seira".
Muchos creen que debería ser "seiros", por ser la palabra que se
usó en los mejores textos. "Serios" significa cuevas o cavernas.
Ambas palabras son muy similares. Aparentemente, estos
ángeles se encuentran en cuevas de oscuridad. La gente suele
imaginarse al infierno como un lugar de fuego; más bien
pensamos que es un lugar de oscuridad. La oscuridad y el fuego
simplemente no van juntos, porque el fuego produce luz.
¿Puede usted imaginarse estar en la oscuridad por la eternidad?
Y el versículo 4 finaliza diciendo donde están reservados para el
juicio. O sea, que no han sido juzgados. El proceso ha
comenzado y los cargos ya han sido formulados. Dios los ha
declarado culpables, y ellos se encuentran en aquel lugar a la
espera del juicio. Continuemos leyendo ahora el versículo 5 de
este segundo capítulo de la segunda carta de Pedro:
"Tampoco perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé,
pregonero de justicia, con otras siete personas, y trajo el diluvio
sobre el mundo de los impíos."
Comienza diciendo el versículo tampoco perdonó al mundo
antiguo. En el capítulo 3, él iba a hablar sobre tres mundos
diferentes - el mundo que era, el mundo que es, y el mundo que
vendrá. Y Dios no perdonó al mundo antiguo, es decir, al mundo
que existió antes de Noé.
Este versículo dice que guardó a Noé, la octava persona,
pregonero de justicia. Había otras 7 personas con Noé; Noé, sus
3 hijos, sus esposas y la esposa de Noé. Fueron las 8 personas
que se salvaron del diluvio.
El versículo 5 continúa diciendo: y trajo el diluvio sobre el
mundo de los impíos. La gente de aquel tiempo era religiosa,
pero simplemente había dejado a Dios fuera de su religión.
Estaba viviendo como si Dios no existiera. Y estaban viviendo
controlados por las pasiones de su naturaleza pecaminosa. El
creer que alguien que vive con esa naturaleza tiene algo de
bueno constituye una idea falsa. El mismo apóstol Pablo, en su
carta a los Romanos capítulo 7, versículo 18 dijo: Porque yo se
que en mí, es decir, en mi carne, no habita nada bueno; porque
el querer el bien está presente en mí, pero no el hacerlo.
Hemos leído un informe publicado por el Dr. Turnbull en su libro
"Gente de la Montaña". EL hizo un estudio sobre un pueblo
llamado Ik, que fue descubierto en África y cuyos integrantes
vivían peor que los animales. Los niños eran abandonados por
su madre a los 3 años de edad, y tenían que proveerse por sí
mismos la comida o morir. En su búsqueda por sobrevivir, se
alimentaban de bayas, cortezas de árboles o insectos,
removiendo lo que dejaban los animales salvajes. Así es que,
literalmente los más fuertes le quitaban la comida de la boca a
los más débiles o a los ancianos. Y el autor de este informe dijo
que sería un insulto a los animales el calificar el comportamiento
de esta gente como bestialidad. Y además él mismo, que es un
humanista, no creyente, dijo que ese pueblo nos enseña que
nuestros tan cacareados valores humanos no son inherentes a
la humanidad para nada; sino que están asociados sólo con una
forma particular de supervivencia llamada sociedad, y que así y
todo, aun la misma sociedad, es un lujo del cual se puede
prescindir. En otras palabras, que el hombre aparte de Dios no
es sino un animal, teniendo en cuenta que decir esto es como
un insulto a los animales en general. Es que, estimado oyente,
es Dios quien da los valores. Es Dios quien establece las normas
morales, y ninguna de ellas es inherente a nosotros.
El patriarca Noé vivió en una época en la que había una rebelión
contra Dios, un tiempo en el cual el mundo era ingobernable y
rechazaba toda ley. El libro del Génesis nos dice, en su capítulo
6, versículo 5: 5Vio el Señor que la maldad de los hombres era
mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos de
su corazón solo era de continuo el mal; Es decir, que la violencia
se extendía por todas partes en la tierra de aquella época.
Entonces Dios pasó a la acción con el castigo del diluvio,
poniendo fin a aquel mundo anterior a Noé. Con la excepción de
Noé y su familia, el mundo se había convertido en un mundo
totalmente depravado. (Nos imaginamos que si usted y yo
hubiéramos estado sobreviviendo en aquella época como
creyentes, acosados por todas partes, habríamos estado
deseando que Dios pusiera fin a esa constante maldad cuanto
antes.) Así que Dios hizo bien en aplicar Su juicio a aquella
época en particular. Porque no habría pasado mucho tiempo
hasta que la totalidad del mundo hubiera llegado a tal condición,
que Dios habría que tenido que juzgarlo, y después de ello, no
habría habido salvación para nadie. En Su juicio, Dios debió
pensar en el futuro que se aproximaba, y Su castigo reveló Su
cuidado y respeto por la vida humana que El había creado, pero
que el pecado había corrompido de manera irreversible. En este
sentido, cabe recordar las palabras del Señor Jesús en el
Evangelio de Mateo, capítulo 15, versículo 19, que afirmó que
del corazón humano salen los malos pensamientos y las
acciones más malvadas y perversas que se puedan imaginar.
Bien, estimado oyente, debemos detenernos aquí por hoy,
Como esperamos continuar contando con su grata compañía, le
sugerimos que lea los versículos restantes de este capítulo 2 de
la segunda epístola del apóstol Pedro, para tener una
comprensión mayor de las ideas principales de este pasaje de la
Biblia.

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