Alvarez Carrasco
Alvarez Carrasco
Alvarez Carrasco
Las investigaciones sobre las cecas peruanas en el período colonial, han privilegiado
los aspectos operativos, administrativos y monetarios, dejando en segundo plano a los oficiales
que formaban parte de la enmarañada trama burocrática y que hicieron posible la actividad de
tales establecimientos. Este artículo tiene por finalidad introducirnos en la biografía, obra y
relaciones sociales de los superintendentes administradores, ensayadores y grabadores de las
Casas de Moneda que funcionaron en el territorio del virreinato del Perú durante el siglo XIX.
Abstract
The research on colonial Peruvian mints has privileged the operational, administrative
and monetary aspects, leaving in the background the officers who were part of the tangled
bureaucratic system that made possible the activity of such establishments. This article aims to
introduce us into the biography, work and social relations of the administrative superintendents,
assayers and engravers of the mints that worked in the territory of the viceroyalty of Peru during
the 19th century.
Dávalos nació en 1787, era hijo legítimo de Andrés Dávalos y Ángela Ojeda, el
19 de mayo de 1800 fue contratado como aprendiz de talla en la ceca limeña, llegando a
talla mayor el 29 de julio de 1825, con un sueldo de 1,400 pesos (Dávalos 1827:1-6), así
inició una dinastía familiar que siguió su hijo Pedro Dávalos Montes (n.1817-m.?),
quien en 1850 era talla mayor (Leonardini 2003:36), y su nieto Florencio Timoteo
Dávalos Lisson (n.1853-m.?), hijo del anterior y de María Mercedes Lisson y Maza,
quien laboró en aquel establecimiento entre 1877 y 1887 (Goepfert 2015:11). En 1813,
Atanasio había contraído nupcias con Carmen Montes (Dávalos 1814:1-6).
El 27 de diciembre de 1805 se nombró a Félix Barreto como talla interino de la
ceca limeña, aparentemente por ausencia del Pérez de Ávila, adjudicándole un sueldo
anual de 1,100 pesos (Tamayo 1980:4), luego obtendría el empleo de talla mayor
(Continúan los donativos del Perú 1812:24), que ejerció hasta 1815, en que fue
reemplazado por Ramón Montaño.
El busto nativo limeño en las monedas de Fernando VII (1808-1811)
Todos los reyes de la Casa de Borbón, excepto Fernando VI y Luis I, tuvieron un
solo retrato en las monedas de sus reinados (Sabau 1952:49), la guerra franco española
(1808-1814), impidió la remisión de los punzones y matrices con la efigie de Fernando
VII a las colonias americanas. El 23 de marzo de 1808, los franceses ocuparon la ceca
de Madrid (Franco 2016:11), situada en el barrio de la Puerta de Segovia (Martínez
1800:111, Lámina 9), la acuñación española se trasladó a Sevilla, que también fue
tomada el 1 de febrero de 1810 hasta el 27 de agosto de 1812, las máquinas y cuños de
la ceca sevillana se reubicaron en Cádiz, uno de los últimos reductos hispánicos, donde
se instaló una ceca que funcionó de 1810 a 1815 (Serrera 2014:2).
El 10 de abril de 1808, se expidió la Real Provisión, que “respecto de que así en
esa Casa de Moneda de esos mis dominios, se ha de labrar y acuñar de ahora en
adelante toda la nueva moneda con mi real nombre y sin otra alteración alguna, he
resuelto que mientras no se reciban las matrices, se continúen las acuñaciones como
hasta aquí: con el real busto y nombre de mi augusto padre, sin variaciones de año,
cuidando de hacer, después con el nuevo cuño algunas acuñaciones con mi busto y
nombre, y año de mil ochocientos ocho, para acreditar por este medio que he reinado
en él…” (Escortell 1969:106,197; Revello 2015:4).
En el Perú, el virrey Abascal abrazó la causa de Fernando VII, ordenando que el
23 de setiembre de 1808 se publicara el bando que anunciaba la abdicación de Carlos IV
y la exaltación de su hijo, siendo la única colonia española de la América meridional en
que no se formó una junta de gobierno, y dicho virrey el más firme obstáculo para la
emancipación de este virreinato y de la Sudamérica española en su conjunto (Díaz
1948:24-27; Leguía 1973:336,337).
Habiendo trascurrido casi dos años desde el ascenso al trono de Fernando VII,
las autoridades de la América española carecían de los cuños para troquelar el
numerario con su efigie, ello incitó a que se ordenara la fabricación de punzones y
matrices propios que dieron origen a los llamados bustos nativos, el “indio” del
virreinato del Perú (fig. 1), el “imaginario” de la Nueva España (México), y el
“almirante” de la Capitanía General de Chile (Serrera 2014:1).
En 1809, el superintendente interino Eugenio Fernández de Valdivieso le ordenó
a Fernández de Soto, por entonces segundo oficial de talla, labrar la efigie de Fernando
VII que se acuñaría en las monedas de oro y plata, diseños que luego serían conocidos
como los bustos limeños, ello le demandó más de dos meses de trabajo en los que grabó
los cuños de 1808 y 1809 (Tamayo 1980:6-8), en un total de nueve matrices (Tierno
2012:241), cinco para las de plata y cuatro para las de oro (Murray 2016:194),
habiéndose identificado hasta ocho variantes (Revello 2015:9), cuya calidad artística es
evidentemente inferior a los diseños imaginarios realizados en México y en Santiago de
Chile, en esta última lo elaboró Ignacio Fernández Arrabal, talla mayor de aquella ceca.
El historiador argentino Humberto Burzio reunió las piezas del busto limeño de
plata en dos grupos: el A tiene el busto a la romana coronado de laureles, moño y
cabello corto con rizos hacia adelante, con la leyenda FERDND VII. DEI. GRATIA,
fechadas en 1808 y 1809; el B aparece entre 1809 y 1811, se caracteriza por presentar
una cabeza más pequeña, un peinado menos pronunciado y la leyenda FERDIN VII.
DEI. GRATIA (Tamayo 1980:8).
Fig. 1. Anverso y reverso de 8 reales 1810.Tipo B del busto limeño de plata, con moño largo.
Ensayadores Juan Martínez de Roxas y Pablo Cano Melgarejo (JP). Colección personal.
En 1808 Fernández de Soto labró la medalla por la jura a Fernando VII en Lima,
que contrató el cabildo de la ciudad presidido por Gaspar de Cevallos y Calderón, tercer
marqués de Casa Calderón (Tamayo 1980:6), tardando siete días para elaborar tres
punzones con el busto del rey (Fernández De Soto, JM. 1821:1-5), en cuya base grabó
el apellido SOTO, en el reverso talló el escudo de Lima, debajo del cual aparece el
apellido del virrey Abascal y la fecha de la ceremonia –13.OCTOB.1808–.
También grabó la medalla de dicha jura en Tarma (Forrer 1930:212; Tamayo
1980:6-8), fabricada por encargo del capitán vizcaíno Ramón de Urrutia y las Casas
(n.1742-m.1812), gobernador intendente de Tarma (1796-1809); en cuyo anverso figura
el busto del monarca y el apellido SOTO en su base, en el reverso se yergue un león
rampante, característico de la heráldica hispana, debajo del cual está el apellido
URRUTIA y la fecha de la ceremonia NOVIEMBRE 18. DE 1808.
Fernández de Soto nació en Lima (Dávalos 1814:6), en 1773, ingresó a la ceca
limeña como meritorio el 5 de abril de 1791, ascendió a oficial de talla en 1800,
figuraba como oficial segundo de talla el 27 de noviembre de 1805 y en marzo de 1820
ascendió a talla mayor, habría fallecido en el Cuzco o camino a esta ciudad, entre 1823
y 1824 (Tamayo 1980:3,4,8,13,14).
Los cuños y matrices con el busto estándar de Fernando VII (1811-1824)
En la Casa de Moneda de Cádiz laboró el talla Félix Sagau y Dalmau de
Galcerán (n.1786-m.1850), artista barcelonés que en 1809, hallándose en Madrid, fue
forzado a grabar las matrices de las monedas de José I Bonaparte, trabajo que dejó
inconcluso al huir a Sevilla donde se puso a órdenes de la Suprema Junta Gubernativa
del Reino, que “le confió la urgentísima ejecución de las matrices originales para la
moneda del nuevo reinado del Señor Don Fernando VII, cuyas obras efectuó con la
mayor celeridad” (Serrera 2014:6,7). El 23 de agosto de 1811, el Consejo de Regencia
lo designó “grabador general de estos Reinos” (Serrera 2014:7).
En 1811 se le encargó hacer los cuños del “tipo general de los distintos valores
de las monedas indianas”, este busto de Fernando VII era muy parecido al de la
medalla que grabó para conmemorar la Constitución de 1812 (Serrera 2014:7-9,11),
tales cuños se remitieron a las cecas americanas desde fines de 1811, que así pudieron
fabricar el nuevo numerario que empezó a circular en 1812 (Serrera 2014:2,14).
La Real Casa de Moneda de Lima fabricó numerario de plata con los bustos
diseñados por Sagau entre 1811 y 1824 (fig. 2), y de oro entre 1811 y 1821 (Murray
2016:198,204), no obstante que dicha ceca estuvo en manos del bando patriota, con
algunos períodos de interrupción, entre 1821 y 1824.
En 1815, Ramón Montaño, que laboraba como oficial primero de talla, fue
promovido a talla mayor que ejerció hasta su muerte en marzo de 1820, lo sustituyó
Fernández de Soto, que el día 17 de aquel mes pidió el ascenso de Atanasio Dávalos a
segundo de talla, de José Patricio Cañoli como tercero, y Vicente Herrera como
aprendiz (Tamayo 1980:8).
Fig. 2. Anverso y reverso de 8 reales 1819. Busto estándar. Ceca de Lima. Ensayadores Juan
Martínez de Roxas y Pablo Cano Melgarejo (JP). Colección personal.
Cano Melgarejo, que pasó por un proceso un tanto más largo y fue comisionado para
instruirse en la profesión de ensayador y validado para ejercerla con título del superior
gobierno, recibió el título de ensayador segundo.
Martínez de Rozas era español y Pablo Cano Melgarejo peruano, ¿sería acaso la
paisanía la razón de tales designaciones o una graduación de méritos y servicios poco
idóneas? (García 2018:216). Por entonces la meritocracia no solía ser usual, por encima
de ella estaban la nacionalidad, la pertenencia a una clase social, y el parentesco de
sangre o político
Manuel Rodríguez de Carassa y Rivas ingresó a la ceca limeña por intercesión
de su tío José Rodríguez de Carassa y Rodríguez de Carassa, quien fue el primer
ensayador mayor luego de su incorporación a la Corona, que así tuvo “la íntima
satisfacción de auspiciar la iniciación de su carrera al servicio de la Real Casa de
Moneda, tal como veinte años antes la iniciara él mismo bajo la protección de su tío
Juan Joseph Rodríguez de Carassa y Soldevilla” (Tauro 1983-1984:141).
La guerra de la independencia y su impacto sobre el circulante (1821-1824)
El volumen de acuñación colonial fue más o menos estable hasta la llegada del
ejército de San Martín, que se posesionó de Lima en julio de 1821(Murray 2016:199),
entonces se produjo una significativa reducción debido a que los españoles, antes de
abandonar la ciudad, tomaron los metales y las herramientas de la ceca, y destruyeron
parcialmente sus instalaciones, y además se dificultó el acopio de metales preciosos
porque las minas quedaron en los territorios dominados por los hispanos (Anna
2003:234; Yábar 2001:49).
El domingo 15 de julio se inició la firma del acta de la independencia y el
sábado 28 se le proclamó, finalizada la ceremonia, que se efectuó en la plaza mayor y
otras tres más, se lanzaron al público medallas que en su anverso rezaban “Lima juro
libre su independencia en 28 de julio de 1821” (Mendiburu 1890:369).
Se fabricaron 4,384 piezas y sus cuños fueron grabados por Fernández de Soto
(Álvarez 2001:16), existen dos diseños, ambos en plata, uno del módulo de 2 reales,
más común, en cuyo anverso el sol radiante tiene rostro humano, y otro de 8 reales,
donde la esfera del astro es plana (Goepfert 2015:15), y tiene una mejor calidad de
grabado.
El 23 julio el gobierno había oficiado a Pablo Terón, superintendente de la Casa
de Moneda de Lima, ordenándole “que al día siguiente de la proclamación y después
del solemne Te Deum en la Catedral, procediera a tomar juramento a la Independencia
a todos los trabajadores de esa institución” (Bákula 2005:40). Tal juramento se efectuó
el domingo 29 de julio en el salón de libranza bajo la fórmula indicada a Terón, siendo
notariado por el escribano Ignacio Ayllón, quien levantó el acta firmada por los
presentes, entre ellos Fernández de Soto, Dávalos, Cañoli, Herrera, Chacón y Gordillo
por la oficina de talla (Álvarez 2001:16; Tamayo 1980:11).
El 3 de agosto de 1821 San Martín asumió el título de Protector del Perú
(Álvarez 2001:17), cinco días después dictó el Estatuto Provisional, en cuyo sétimo
artículo de la sección segunda se dispuso que era potestad del Protector establecer:“…el
cuño provisional del Estado, pero se alterará el peso y ley, que ha tenido hasta el
presente la moneda del Perú…”, ello suponía mantener la denominación de las
monedas y el sistema bimetálico (Yábar 2001:43).
El 17 de agosto el gobierno notificó a Terón su cese como superintendente,
designando como director de la ceca a José de Boqui, el primero que ocupó dicha plaza
(Álvarez 2001:17); este fue un personaje novelesco y misterioso, nacido en Parma
(Italia), que actuó en Lima como agente encubierto de los patriotas durante los
gobiernos de los virreyes Abascal y Pezuela, por ello muchos se extrañaron de aquel
nombramiento, ya que ignoraban sus estrechos vínculos con los insurgentes argentinos
(Álvarez 2001:9,10,11,16). Menos de un mes después, el 11 de septiembre, se nombró a
Cayetano Vidaurre, antiguo asentista de cobres de la ceca, como segundo director
(Yábar 2001:81).
Como se carecía de los cuños con los símbolos del bando independiente, se
continuó acuñando numerario con la efigie de Fernando VII, para remediar esta
paradoja Boqui y el ministro de Hacienda José Hipólito Unanue (n.1755-m.1833),
establecieron un Banco de Rescate al interior de la Casa de Moneda, con el fin de
adquirir metales de los particulares, pero este empeño se vio contrariado el 15 de
septiembre de 1821, cuando el vicealmirante Thomas Cochrane tomó los valores de la
ceca limeña, llevados a la caleta de Ancón para preservarlos de un probable
contraataque realista (Álvarez 2001:17-19).
El problema se remontaba a la campaña por la independencia de Chile, en que
los sueldos de la escuadra libertadora sufrieron grandes atrasos, San Martín se
comprometió a cancelar las deudas y los premios en cuanto se tomara Lima,
ofrecimiento que no honró (Cochrane 1863:147,148,188), el británico no creyó en las
explicaciones del gobierno patriota, que afirmaba que las arcas públicas se hallaron
vacías, y apenas se enteró del traslado de los valores con destino a Ancón, fue tras ellos,
comprobando que había casi 300,000 pesos, parte de ellos acopiados por el Banco de
Rescate (Álvarez 2001:19). Cochrane, sin contar con testigos del gobierno, los cuales
solicitó sin resultado, pagó los sueldos adeudados y luego devolvió los valores de los
particulares, pero ello no evitó que San Martín dictara su expulsión (Álvarez 2018:75).
San Martín decidió apelar al crédito público, pero no en la forma de empréstitos
forzosos tan abusados por el virrey Abascal, sino mediante la imposición de signos
circulantes no convertibles (Leguía 1973:330); el 14 de diciembre de 1821 se creó el
Banco Auxiliar de Papel Moneda, conocido como el Banco de la Emancipación, cuyo
propósito era la emisión de billetes, los primeros que circularon en el Perú (Salinas
2006:15; Yábar 2001:49,50).
El 1 de febrero de 1822 comenzaron a circular los billetes de 1 y 10 pesos y 2 y
4 reales (Yábar 2001:50-52), siendo declarados de uso obligatorio e imponiendo multas
a los que los rechazaran hasta por diez veces el valor rehusado (Dargent 1979:16). La
situación se hizo insostenible cuando apareció papel moneda falsificado a causa de la
simpleza de su fabricación (Yábar 2001:50-52), ninguna medida gubernamental sirvió
de revulsivo y el 13 de agosto de 1822 se ordenó su progresiva supresión (Salinas
2006:24).
Entonces se dispuso la acuñación de moneda feble para sustituir los billetes, ya
que su fabricación más compleja oponía mayor resistencia a la reproducción
fraudulenta, y permitiría las transacciones de baja denominación; el 18 de febrero de
1822, el marqués de Torre Tagle, supremo delegado en ausencia de San Martín, quien
alistaba su viaje rumbo a Guayaquil para entrevistarse con Simón Bolívar, decretó el
sellado de piezas de ¼ de real:“cuyo tamaño sea el de medio real de plata, que por una
cara tenga gravado un sol, y por la opuesta en el centro su valor en esta cifra ¼ que
denota un cuartillo: alrededor con el año en que se ha acuñado esta inscripción
Provisional” (Yábar 2001:52).
El autor del grabado fue Dávalos, empezando a circular en marzo de 1822,
fabricándose hasta la primera quincena de enero de 1823 (Yábar 2001:51,54,56-58),
siendo la primera moneda del Perú independiente (Álvarez 2018:77). Sobre la cantidad
total acuñada sólo existen datos parciales, sin embargo Yábar señala que se troquelaron
1’480,614 monedas (Yábar 2001:58).
Fig. 3. Anverso y reverso de 8 reales 1823. Tipo Perú Libre. Ceca de Lima. Ensayadores Juan
Martínez de Roxas y Pablo Cano Melgarejo (JP). Colección personal.
suficiente como para diseñar monedas y comprender lo importante que son como
elemento trasmisor de ideas” (Yábar 2001:54).
El 14 de enero de 1823 se inició la fabricación de las piezas de ¼ y 1/8 de peso, a
cargo de Manuel Rodríguez de Carassas y Rivas, guardia de materiales de la ceca, las de
¼ de real se dejaron de acuñar el día anterior (Yábar 2001:57,70); el 16 se contaba con
10,000 pesos en estas monedas y el 31 se anunció que al día siguiente se iniciaría su
circulación (Dargent 1984:10), a fines de febrero eran difícilmente aceptadas en el
comercio (Yábar 2001:70,76) y el 30 de setiembre el gobierno decretó su progresivo
retiro de la circulación (Gianelloni 1973b:17). En ambas denominaciones existen
ejemplares que tienen o carecen de la letra V, que corresponde a Cayetano Vidaurre,
asentista quien supervisó su fabricación.
En julio de 1921, con motivo del primer centenario de la proclamación de la
independencia, el gobierno de Augusto B. Leguía autorizó el sellado de las tres piezas
de cobre empleando los cuños originales, no existiendo una manera plenamente fiable
para diferenciar las antiguas de las modernas, sin embargo, las troqueladas en el siglo
XX sólo sirvieron como obsequio, por ende no circularon, manteniendo la mayoría el
brillo de fabricación, aunque es notorio que se hicieron con cuños desgastados.
Los realistas encabezados por el general José de Canterac (n.1787-m.1835),
ocuparon Lima entre el 18 de junio y el 15 de julio de 1823 (Álvarez 2018:80),
acuñando monedas de ¼, 1, 2 y 8 reales por un monto total de 200,000 reales (Murray
2016:198), todas fechadas en 1823. Un número indeterminado de estos 8 reales
emplearon como cospeles las monedas del Perú Libre (Bischoff 2016:12) y otras tantas
fueron contramarcados con una Corona Real (Gianelloni 1973a:9), al retirarse
desarmaron las máquinas de la ceca, que llevaron al Cuzco, y la incendiaron para
impedir la acuñación de dinero del bando enemigo (Álvarez 2001:29).
Casa de Moneda del Cuzco (1824)
Además del instrumental y maquinarias de la ceca limeña, Canterac llevó
consigo al superintendente Pablo Terón y Prieto, el ensayador y contador Tomás Panizo
y Talamantes, el guarda cuños Fernando Gonzales de Varea, el contador de moneda
Domingo Arriaga, el portero marcador de la sala de libranzas José Zapata y el guarda
vista de la fundición Antonio Imperial Cárcamo (Tamayo 1980:13). El 23 de julio de
1823, Cayetano Vidaurre, director de la ceca limeña por la huida de Boqui (Camprubí
1981:109), remitió al gobierno patriota el informe Razón de los empleados de esta Casa
de Moneda que han seguido la marcha del exército enemigo, dando por no habidos al
superintendente Terón, los tallas Fernández de Soto y Dávalos, y el ensayador Cano
Melgarejo, el mismo día informó sobre los empleados que permanecieron en Lima,
entre ellos el ensayador Martínez de Roxas, y los tallas Manuel Villavicencio y José
Patricio Cañoli (Tamayo 1980:13).
Cuando los españoles llegaron a Huancayo, los elementos materiales y el
personal de la ceca limeña fueron encargados al teniente coronel Antonio de Vigíl,
siendo trasladados al Cuzco, la nueva capital colonial del Perú, donde arribaron el 19 de
diciembre. El virrey había ordenado el 28 de noviembre de 1823, que Manuel Solares,
tesorero de la Casa de Moneda de Potosí, se trasladase al Cuzco para organizar la nueva
ceca (Ruíz 2011:137), aquel arribó con el contador Juan Bautista de la Roca y el
ensayador Gregorio Carril, instalando la ceca cuzqueña en un edificio por entonces
abandonado, que era la antigua sede del convento y hospital de San Juan de Dios
(Mendiburu 1887:305), que fue adecuado por Solares quien recibió para el efecto tres
mil pesos, entre el 26 de enero y el 27 de febrero de 1824 (Villanueva 1973:37-39).
Fig. 4. Anverso y reverso de 8 reales 1824. Tipo Busto estándar de Fernando VII. Ceca del
Cuzco. Ensayador Tomás Panizo y Talamantes (T). Colección personal.
El diseño de las monedas acuñadas en el Cuzco fue el mismo que las de Lima,
sólo se diferenciaban por la marca de la ceca CUZ en el reverso (Gianelloni 1974:6)
(fig. 4), por lo que es seguro que emplearon los mismos punzones remitidos desde
España, troquelando monedas de 1, 2 y 8 reales (De La Puente 2017:47), siendo el talla
de la ceca un oficial de apellido Herrera ¿tal vez Vicente Herrera? y el ensayador Tomás
Panizo y Talamantes (n.1796-m.1848), identificado con la letra T en el reverso, quien
ganaba más de 100 pesos mensuales, que equiparaba su cargo con el de guardacuños;
luego de la independencia, dicho ensayador regresó a Lima ocupando la misma plaza,
desde 1835 hasta su muerte en junio de 1848.
Panizo nació en Lima, en 1796, siendo hijo de Juan Manuel Panizo y Ortiz de
Foronda, y María de los Dolores de Talamantes y Baeza, contrajo matrimonio con
Lorenza de Zárate y Manrique de Lara, con la que tuvo cuatro hijos Francisco, Manuel,
María Concepción y Carmen. Panizo demuestra que esta era una época de veleidades y
lealtades endebles, ya que tres años antes, el 15 de julio de 1821, figuró entre los
firmantes del acta de la independencia (Santos 1831:7), y su hermano Juan José, un
aguerrido oficial de marina, está considerado entre los fundadores de la independencia
nacional.
En el libro Manual principal de la administración del tesoro público del Cusco
se consignan doce partidas de metal introducidas en la ceca entre el 10 de mayo y el 11
de diciembre de 1824, de las cuales solo una era de oro (El Sol del Cuzco 1825:2), y
aunque este listado no es necesariamente completo, se deduce una acuñación de 65,663
pesos y 2 reales de plata.
El 16 de diciembre de 1824 el brigadier Antonio María Álvarez, encargado del
gobierno del Cuzco, recibió una carta del virrey comunicándole la derrota en Ayacucho,
el 9 de ese mes, la cual acompañaba de una copia de la Capitulación firmada por La
Serna (Villanueva 1973:41), entonces se presentó el 19 ante el cabildo e informó estos
hechos, al día siguiente entregó su renuncia ante una junta de notables.
Fig. 5. Anverso y reverso de 2 reales 1826. Fernando VII. Presunta ceca del Callao.
Ensayadores supuestos Francisco Javier de Izcue y José Ramón Rodil (IJ). Colección de
Rodrigo Franco Rosas.
Bibliografía
Anna, T. (2003): La caída del gobierno español en el Perú. 1ra edición, Lima
Álvarez, R. (2001): José de Boqui. Primer director de la Casa de Moneda de Lima,
Lima.
Álvarez, R. (2018): Hipólito Unanue y el legado de la familia Landaburu. 2da. Edición,
Lima.
Arellano, C. (1996): “El intendente de Tarma Juan Ma de Gálvez y su juicio de
residencia (1791). Histórica, XX(1), pp. 29-57.
Bákula, C. (2005): “La jura de la independencia en la Casa de Moneda de Lima”.
Moneda, 131, pp. 37-41.
Bedoya, A. (1952): “Segunda charla sobre los superintendentes de la Casa de Moneda
de Lima”. Numismática, 1, pp. 23-25.
Bischoff, W. (2016): Coinage of El Perú. Edición digital
http://numismatics.org/digitallibrary/ark:/53695/nnan75697
Bonnett, D. (2013): “Oficios, rangos y parentescos. Los trabajadores de la Casa de
Moneda de Santafé 1620-1816”. Historia y Memoria, 6, pp. 103-141.
Callirgos, A. Pin, F. Rocca, J. (2015): “Casa Nacional de Moneda: 450 años acuñando
historia”. Moneda, 163, pp. 4-7.
Calvo, A. (2011): “Dios nos libre de más revoluciones»: el Motín de Aranjuez y el Dos
de Mayo vistos por la condesa viuda de Fernán Núñez”. Pasado y Memoria,10, pp.
163-193.
Camprubí, C. (1981): “Casa Nacional de Moneda. IV Centenario (1565-1965)”.
Numismática, 32, pp. 87-116.
Cardenas, E. (1995): Caballeros de la Orden de Santiago. Siglo XVIII. Tomo VIII,
Madrid.
Casa Nacional de Moneda (1902): Oficinas y Museo, Lima.
Castro, F. (2016): Historia Social de la Real Casa de Moneda de México, México.
Christensen, W. (1973): “Algunas pruebas de cuño peruanas”. Numismática, 14, pp. 4-
5.
Cochrane, T. (1863): Memorias de Lord Cochrane, París.
Continúan los donativos del Perú (1812): Gaceta de la Regencia de España e Indias, 3,
pp. 24.
Cornelio, C. (2015): Los últimos defensores del Rey en el Perú. Ramón Rodil y las
élites limeñas en Lima y Callao durante las guerras de independencia (1824-1826).
Tesis de Licenciatura de Historia. Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima.
Dargent, E. (1979): El billete en el Perú, Lima.
Dargent, E. (1984): “El ¼ de Peso – 1823”. Numismática, 25, pp. 9-11.
Dargent, E. (2018): La Moneda en el Perú: 450 años de historia, Lima.
Dávalos, A. (1814): Índice de Pliegos Matrimoniales 1791-1814. Archivo Arzobispal de
Lima.
Dávalos, A. (1827): Talla Mayor. Declaración de don Atanasio Dávalos sobre los
servicios que ha prestado del 12 de mayo de 1800 al 21 de julio de 1825. Lima, 31
de diciembre de 1827. Casa Nacional de Moneda. Legajo N° 86. Archivo General
de la Nación.
De Aliaga, L. (1952): “Real Cédula de fundación de la primera Casa de Moneda de
Lima – 21 de agosto de 1565”. Numismática, 1, pp.13-19.
De La Puente, P. (2017): “El circulante en el Perú de 1821 a 1826”. Moneda, 170, pp.
44-47.
Destua, C. (1953): “Súplicas de don José de la Riva Agüero”, Boletín del Instituto Riva
Agüero, 2, pp. 209-212.
Díaz, F. (1948): Las campañas militares del virrey Abascal, Sevilla.
Donahue-Wallace, K. (2004): “El grabado en la Real Academia de San Carlos de Nueva
España, 1783-1810”. Tiempos de América, 11, pp. 49-61.
El Sol del Cuzco (1825). Casa de Moneda. Número 12. Cuzco, 19 de marzo de 1825.
Escortell, M. (1969): “Lote de monedas (onzas), españolas y americanas, siglos XVIII y
XIX halladas en Ore (Luarca) (1969)”. Archivum, XIX, pp. 99-115.
Eyzaguirre, J. (1930): El maestre de Campo Don Domingo de Eyzaguirre, Santiago de
Chile.
Fernández de Soto, JM. (1821): Relación de servicios de José María Fernández de Soto,
oficial primero de la oficina de talla. Casa de Moneda. Legajo 74. Archivo General
de la Nación.
Fernández, J. (2006-2007): “El fraude monetario y la expansión de la plata americana
en época de los Austrias”. Anuario Americanista Europeo, 4-5, pp. 47-64.
Fisher, J. (1981): Gobierno y sociedad en el Perú colonial: el régimen de las
intendencias, 1781-1814, Lima.
Forrer, L. (1930): Biographical Dictionary of Medallist. Volumen III, Londres.
Franco, C. (2016): “La ocupación francesa de España, 1808-1814: Ejército, política y
administración”. Jerónimo Zurita, 91, pp. 11-19.
Fuentes, M. (1988): “Los problemas de la minería peruana colonial vistos por andaluces
(1775-1820)”. Revista de historia moderna de la Universidad de Granada, 16, pp.
67-78.
García, E. (2018): La graduación de méritos y servicios para los empleos públicos de
libre designación. Origen, evolución y desafíos. Tesis de Licenciatura de Abogado.
Universidad de Lima.
Garland, A. (1908): La Moneda en el Perú, Lima.
Gianelloni, L. (1973a): “El primer billete en el Perú y una moneda histórica”.
Numismática, 12, pp. 9.
Gianelloni, L. (1973b): “Las monedas en la emancipación del Perú”. Numismática, 15,
pp. 17-20.
Gianelloni, L. (1974): “Casa de Moneda de Cuzco”. Numismática, 17, pp. 6.
Goepfert, A. De La Puente, P. (2015): Medallas del Perú. Primera edición, Lima.
Riva Agüero, J. (1797): Real Casa de Moneda de Lima. Legajo N° 55. Archivo
Nacional del Perú.
Rodil, JR. (1955): Memoria del sitio del Callao, Primera edición, Sevilla.
Rodríguez, C. (2017): Las últimas banderas. Rodil, el Callao y las últimas batallas por
la independencia del Perú (1824 - 1826). Tesis UNMSM, Lima.
Rodríguez, E. (2011): “Laureles de Ayer”. Búho, 1, pp. 18-22.
Ruíz, J. (2015): “Comerciantes españoles en los albores del Perú republicano. Entre la
persecución y la supervivencia, 1824-1828”. Histórica, XXXIX(1), pp. 69-95.
Ruíz, J. (2016): “El comercio gaditano con el Perú entre 1814 y 1826, ¿desaparición o
adaptación?”. Anuario de Estudios Americano, 73(2), pp. 689-721.
Ruíz, M. (2011): “Las repercusiones de la independencia iberoamericana en la
moneda”. Cuadernos de Investigación Histórica, 28, pp. 133-159.
Sabau, R. (1952): “Retratos de Don Fernando VII en los Reales de a ocho”. Numisma,
II(2), pp. 49-63.
Salazar-Bondy, S. (1981): “Lima, su moneda y su ceca”. Numismática, 32, pp. 117-142.
Salinas, A. (2006): Cuatros y billetes, crisis monetaria peruana 1821-1879. 1ra edición,
Lima.
Salom, B. (1826): Documentos relativos a la rendición del Callao, Lima.
Santos, M. (1831): Colección de Leyes, Decretos y Órdenes publicadas en el Perú
desde su independencia en el años de 1821 hasta 31 de diciembre de 1830. Tomo I,
Lima.
Serrera, R. (2014): “La introducción de la moneda de busto en España e Indias: la real
pragmática de 29 de mayo de 1772”. Revista de Estudios Extremeños, 3, pp. 1973-
1990.
Tamayo, A. (1980): “José María Fernández de Soto, talla mayor de la Real Casa de
Moneda de Lima”. Numismática, 31, pp. 2-20.
Tauro, A. (1983-1984): “Joseph Rodríguez de Carassa en la historia de la acuñación
Colonial”. Revista Histórica, XXXIV, pp. 138-149.
Thayer, L. (1989): Orígenes de Chile: elementos étnicos, apellidos, familias. Primera
edición, Santiago de Chile.
Tierno, J. (2012): “La moneda en guerra. Los procesos independentistas
hispanoamericanos (1808-1826)”. Ab Initio, número extraordinario, pp. 227-277.
Valdivieso, F. (1823): Oficio del Ministro de Gobierno al director de la Casa de
Moneda de Lima. Lima, 4 de enero de 1823.
Vargas, R. (1942): “Títulos nobiliarios en el Perú”. Revista Histórica, XV(III), pp. 272-
308.
Vargas, R. (1966a): Historia General del Perú. Tomo V, Barcelona.
Vargas, R. (1966b): Historia General del Perú. Tomo VI, Barcelona.
Vargas, R. (1968): Ensayo de un diccionario de artífices de la América meridional,
Burgos.
Vásquez, V. Amores, J. (1991): “La emigración de navarros y vascongados al nuevo
mundo y su repercusión en las comunidades de origen”, en Eiras Roel, A. (Edit.), I
Reunión Científica de la Asociación de Historia Moderna. La emigración española
a ultramar 1492-1914 (Madrid 1989), pp.133-142.
Villanueva, H. (1973): Gobierno virreinal del Cusco, Lima.
Yábar, F. (2001): Monedas fiduciarias del Perú 1822-2000, Lima.