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Clinica RSI - Imaginario 2 Final

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Clínica RSI.

La tópica de lo imaginario en RSI 2° parte

19 de septiembre de 2020

Verónica Guastella

Para esta segunda parte de la clase sobre lo imaginario les plantee una bibliografía donde esta
el Seminario 4, donde Lacan da muchas pautas clínicas en función de los movimientos
constitucionales del sujeto. Parece un seminario consagrado a la función materna, pone como
centrales en las operaciones instituyentes de la subjetividad, con el acento no tanto en la
castración sino en la frustración, que es una noción central dice. Va a hacer del registro
imaginario un registro privilegiado en el enlace entre el sujeto y el Otro, además determinante
en cuanto a la constitución o descubrimiento de la falta.

Esa función de Otro simbólico, que quien está en posición de función materna ejerce para
ingresar al bebe a la estructura, para mí es importante para entender que el nudo se va
trenzando, se va tejiendo, según el avatar de esa constitución de la falta. El nudo no viene
dado, no depende de la estructura de la madre la estructura de un hijo, sino que es algo que
depende de la dialéctica sujeto – Otro y la constitución de los registros. El primer ingreso a la
estructura se puede hacer porque quién está en posición de función materna, a partir del
pasaje por su propio Edipo, ha ceñido su agujero central y ha ecuacionado su falta como falta
fálica convocando a un niño a suturarla, eso es lo que permite cumplir su función simbólica, es
decir de presencia – ausencia. A esto Lacan llama primer triángulo imaginario, es lo que
permite la primer entrada a la estructura, y está en relación a lo preedípico, o sea que es
anterior a la operatoria del Padre Real del niño, de quien cumpla esa función, es decir que
cuenta la operatoria del padre en la madre: se trata de lo real de lo simbólico, así entra el niño
en el campo imaginario, suturando esta falta. Esta función inicial de la función paterna no pasa
todavía por la diferencia sexual. Es decir que el niño entra como sutura de la falta fálica de la
madre-cocodrilo que lo apetece, pero como opera en ella el Nombre del Padre, ese apetito no
es de engullimiento sino que hace un viraje y es el niño el que incorpora, traga, al padre
muerto, el falo simbólico. El niño ecuaciona asi con el falo, significante puro. Esta es la entrada
al primer triángulo imaginario donde se trata de Madre – Falo – Niño. Insisto, todavía no entra
el padre del niño. Acá figura punteado el primer triángulo imaginario preedípico, más adelante

veremos el pasaje al segundo triángulo, el edípico.


O sea que hay una doble alienación: a lo simbólico y a lo imaginario, el tema es cómo se pasa
de la sutura a la división del Otro, cómo entra el padre Real, que dice Lacan en el seminario 4
es el agente de la castración, aunque recién en el seminario 22: RSI lo define. Pero en este
seminario 4 establece una serie de preguntas -que a mí me parecen interesantes para situar
toda la problemática que Lacan ahí plantea- en relación a la constitución subjetiva y que tienen
mucho que ver con el desarrollo de lo que él va a ir haciendo. siempre en relectura de Freud.

…”diremos que el niño como real simboliza la imagen… el niño como real ocupa par la madre
la función simbólica de su necesidad imaginaria –están los tres términos”…. Es decir que si
ocupa la función simbólica de su necesidad imaginaria, es que lo simboliza el falo pero no lo es.

…”en qué momento y cómo puede ser introducido el niño directamente en la estructura
simbólico-imaginaria-real, tal como se produce para la madre… o sea, que una cosa es que la
madre tenga su nudo y otra cosa es que el niño se introduzca en la estructura SRI ¿en qué
momento puede el niño, en cierta medida, sentirse él mismo desposeído de algo que exige de
su madre, al darse cuenta que lo amado no es él sino cierta imagen?” En qué momento el niño
descubre que la madre más allá de él ama cierta imagen, que es distinto a eso a lo cual se
identificó. Me parece que son preguntas interesantes para tenerlas en cuenta a lo largo del
recorrido.

… “Esta imagen fálica, el niño la capta en él, y ahí interviene lo que es propiamente la relación
narcisista…. ¿cómo se inscribe entonces el reconocimiento de ese tercer término imaginario
que es el falo para la madre? Más aún, la noción de que a la madre le falta ese falo, que ella
misma es deseante, no sólo de algo distinto de él sino simplemente deseante, es decir, que algo
hace mella en su potencia, será pues para el sujeto lo más decisivo”. (Sem 4.pag 73 las negritas
son mías)

Me parece que Lacan se plantea una serie de preguntas bastante claras, que van marcando lo
que nosotros podemos ir trabajando para poder entender cómo se va produciendo el
anudamiento. Es importante el momento en que el niño descubre no sólo que él no es el falo
sino, el momento en que descubre la barradura en el Otro, o sea que la madre misma es
desposeída de ese objeto que desea y que simbolizó en el niño.

Retomemos el Estadio del espejo, el esquema completo que Lacan del Seminario 10
Es sensiblemente diferente al que trabajamos la vez pasada. El estadio del espejo permite al
sujeto localizar esa imagen y deducir el objeto a –el falo y el a- permite aislarlo de la dialéctica
con el Otro. Comienza plateando 2 coordenadas, una horizontal que es lo imaginario y otra
línea perpendicular que es lo simbólico, el lugar del Otro.

Habíamos dicho que hay una caja en cuyo interior tiene pegado un jarrón invertido y por
efecto de un espejo cóncavo y una serie de reflexiones de la óptica, se forma una imagen real
de ese jarrón que está escondido, que capta en su cuello un ramillete de flores que está
apoyado sobre la caja. Decíamos que en el jarrón, objeto real que está inaccesible a la
percepción, es donde Lacan va a ubicar el soma, el cuerpo biológico, el cuerpo que está
perdido y del cual sólo podemos tener una representación. En el Seminario 22 Lacan dice que
del organismo sólo podemos tener una representación, no tenemos una acceso directo a él.
Entonces decíamos que, por una serie de reflexiones de ases de luces, se forma una imagen
real de un objeto real al cual no tenemos acceso y que esto representa el cuerpo como vasija,
el cuerpo del que hemos perdido la referencia biológica, es decir que está vaciado de la
referencia biológica. Esta imagen es entonces una imagen que no sólo tiene un vacío central,
sino que también tiene agujeros y de ellos salen las rotantes pulsionales, representadas por las
flores, por eso ahí pone a, que son los objetos pulsionales: oral, anal, esópico e invocante.

A esta imagen real la llama i(a), es el cuerpo pulsional, el narcisismo original, el cuerpo feteado
de la pulsión, por eso dice que es el sujeto acéfalo de la pulsión, es una imagen de la que el
sujeto no tiene idea. La posibilidad de acceder a esta imagen es porque se produce la
posibilidad del investimento especular, que es esta función que sostiene el Otro que es
fundamental para regular la relación imaginaria. El investimento especular implica que el Otro
hace una función de espejo plano A y que sobre él se refleja una imagen virtual i’(a).

¿Qué quiere decir una imagen virtual? Una imagen virtual es una imagen de una imagen real a
la que no tenemos acceso. Es una imagen virtual de una imagen real. Una imagen real se la
ejemplificaba la vez pasada con la ranita del dispositivo del Planetario de Bs. As, también
puede ser el arco Iris, que en sí no existe en el espacio, son gotitas de agua atravesadas por los
rayos de luz que por descomposición forman el Arco Iris, entonces es una imagen real que si
nosotros la filmamos o sacamos una foto capturamos en una imagen virtual pero de un objeto
que no existe como tal. Esta es una primera captación imaginaria, una primer idea que el niño
puede tener de cuerpo unificado, que es pasible de ser libidinizado si el Otro se presta a
sostener la función simbólica que identifica que esa imagen del niño es eso que lo completa.
Pero dice Lacan que no todo el investimento especular pasa del otro lado del espejo, que hay
algo que queda profundamente investido a nivel del cuerpo propio, que hay algo que no pasa.
Así como en este mismo seminario hizo el cuadro de la división del sujeto, que es una
operatoria de ingreso al campo del Otro, donde ese ingreso arroja un resto que escribe a, un
resto, algo que se pierde, no todo el sujeto entra en el Otro. Entonces así como hay algo que se
pierde por el ingreso al Otro en lo simbólico, hay algo que se pierde en esta primera captación
imaginaria, no todo el investimento especular pasa del lado del espejo plano. Lo que no pasa
tampoco son los objetos pulsionales, no son especularizables, las flores no son visibles en el
espejo. Entonces Lacan hace un esquema simplificado
-Ꝕ es reserva operatoria, reserva libidinal a cuenta del sujeto. No todo pasa del otro lado del
espejo. A ese cuerpo inaccesible, oculto en la caja, que es también lo que no pasa lo escribe
menos phi, en todo lo que es localización imaginaria es el falo aparece pero bajo la forma de
una falta.

Para que esta reserva operatoria quede como tal, a cuenta del sujeto dice Lacan, es decir que
no todo el sujeto quede captado en el espejo, el Otro la tiene que autenticar, tiene que
autenticar que hay un resto subjetivo, libidinal, que no pasa del Otro lado del espejo. La
reserva operatoria queda cortada del espejo plano dice Lacan, y la ubica del lado de la imagen
virtual i’(a) como hueco en la imagen, como falta en lo imaginario. Esto necesita la
autentificación o el asentimiento por parte del Otro. Entonces dice Lacan que más importante
que captarse en la imagen, es un movimiento que hace el niño y es que gira la cabeza y se mira
en los ojos de la madre para captarse ahí, yo digo que es captarse en el brillo en la mirada de la
madre. No es lo mismo una madre que mira con brillo en la mirada, que una imagen que mira
con mirada triste. Se acuerdan que decíamos la vez pasada que es la posición del Otro la que
determina como se ve esa imagen, si se ve un pobre florero vacío o unas deslucidas flores.

Esta función del hueco en la imagen es fundamental porque es la que le da prestigio a la


imagen, que hay algo que queda profundamente investido a nivel del cuerpo propio, que se
mantiene como una falta en la imagen.

Esta función de que la madre no reclame ver ahí el entero del cuerpo del chico, que no
reclame ver ahí todo, es uno de los nombre del padre a los que se refiere Lacan cuando habla
de los Nombre-del-Padre, y ya no de El Nombre del Padre, y es la de la inhibición. Es esa
función que le permite a la madre mirar, pero dar lugar también a algo que queda
invisibilizado, hablar pero hablar con intervalos. Es algo que hace también que se juegue a
nivel de lo imaginario la función presencia-ausencia del Otro. Es lo que le deja reserva
operatoria, reserva libidinal, a cuenta del niño. La madre se tiene que inhibir de exigirle al niño
que esté 100% en el espejo.

Para ir retomando el hilo de la clase anterior, se acuerdan del ejemplo del bebe que se comía
un helado pasando su pie por el helado y chupando sus deditos. Si una madre se pone en
función de no permitir ese juego con el objeto del lado del niño, con el objeto oral, y lo que ve
en i’(a) lo sancionara por ejemplo “¡asqueroso! te chupas el pie”, o “¡sucio! te manchás con el
helado que es sólo para comer”, es una madre que no ve lo agalmático, el brillo, lo propio del
niño, o sea real, que da lo atractivo de la imagen, lo que puede generar el júbilo. Que haya ese
-Ꝕ, ese hueco, es lo que permite al niño poder armar juego para si mismo –subrayo armar si
mismo- con los propios agujeros y objetos pulsionales, porque esto cuenta con el asentimiento
por parte del Otro. Por eso les decía que lo interesante es que esa mama hizo el video y lo
mostraba, o sea hay un asentimiento jubiloso por parte del Otro que sanciona ese resto del
chico que está usando la reserva operatoria propia para hacer juego con el cuerpo, a la vez que
está el júbilo por el reconocimiento de esa imagen que tiene brillo propio.

Es decir que con ese resto, con lo que no entra en la imagen en el espejo, se le da un lugar, se
integra, en la imagen lo que había quedado caído del tranzado por cuerpo y lo simbólico
atravesado por el falo. Se le da lugar en la imagen, se reintegra a la imagen especular el a, lo
que de ella carece, entonces el a pasa a ser lo que le falta a la imagen. La madre tiene que
darle al chico esta posibilidad de jugar a dos puntas: con sus propios objetos pulsionales y
además jugar con el yo, que es la imagen que le devuelve el Otro. Esta es otra función del Otro
además de la simbólica de presencia-ausencia, de ausentamiento, porque una madre muy
engullidora, que le está todo el tiempo encima, no le permite ese juego que hace que la
imagen no tenga un calce perfecto. Es lo que va permitiendo que el chico descubra, haciendo
juego en la falta del Otro, que no hay encaje perfecto, que no está todo, aplastado, en el fondo
del espejo materno.

- Participante: cuando el chico vuelca su mirada a la madre buscando el reconocimiento


¿estaría buscando también este menos phi a que te estabas refiriendo? No solamente
la imagen unificada sino también con eso que le falta a la imagen.

V. G.: claro, ese es el júbilo, eso es lo que le da brillo a la imagen. En esa imagen donde la
madre ofrece la hiancia, su ausencia, aparece para el chico la posibilidad de formar su propio
triangulo edípico. Hasta acá estamos en el primer triángulo imaginario o campo preedípico, del
lado del niño, donde lo que todavía cuenta es el padre operando en la madre, el que hace que
el niño se acomode a las fauces de la madre pero que no se lo trague, que esté en función este
nombre del padre que es la inhibición. Es decir que si bien tiene que apetecer y colocar al niño
en sus fauces, es también el que tiene que impedir que se lo quiera comer. Uno lo puede decir
con las palabras: me lo quiero comer, me quiero comer esos piecitos, uno puede decir un
montón de cosas en el campo de la palabra, del significante que libidiniza al niño, pero no
quiere decir que se lo tenga que engullir.

En esa hiancia que la madre ofrece con su ausencia, aparece para el niño la posibilidad de
formar su propio triángulo edípico, en la medida que pueda aparecer también el padre del
niño, el varón de la madre. Para no ser hegemónica en estos tiempos, quiero aclarar que
cuando uno dice el varón de la madre, estamos hablando de que no necesariamente tiene que
ser un señor el que cumple esta función, sino que sería el otro de la diferencia sexual en la
madre. Sería la razón erótica de la ausencia de la madre, es decir que esa ausencia de la madre
para el chico también tiene que quedar marcada porque ahí hay otro que se hace cargo de su
goce sexual. Esto implica que hay otro que ejerce o marca la función de barradura del Otro
también. Por eso digo que no necesariamente tiene que ser el padre, puede tratarse de
parejas homosexuales. Lo pensaba también como otro que marque la diferencia generacional,
otro par de la madre que se haga cargo de ese goce que les decía recién que está inhibido por
la operatoria del padre de la madre, pero que ese goce inhibido de tragar todo al chico, esto
tiene que quedar también enlazado para esa mujer con un deseo sexual en relación a otro de
la misma generación. Lo diría así, de esta manera -quizás para sacarlo de la cuestión de que
tienen que ser parejas heterosexuales- es quien toma a su cargo el goce de la madre y pone en
juego ahí algo del orden de la diferencia sexual que es también diferencia generacional.

Entonces si el niño queda desalojado de ese lugar de representar un objeto de goce fálico para
la madre, es al introducir ahí la cuestión de la sexualidad como diferencia. Bajo estas
condiciones el niño puede leer, empezar al leer el trazo que se repite en las demandas de la
madre y empieza a deducir de la repetición de las demandas de la madre, un trazo, que dice
Lacan es un trazo único, que esto es posible si el niño está relevado de tener que completarla
en su goce, si hay un juego que hace esa diferencia. Esta lectura del trazo en las demandas de
la madre es posible gracias al enlace amoroso, a que el niño ha entrado ahí significado por el
amor, es lo que permite escribir esa falta en la imagen, que es lo que le da el agalma a la
imagen.

Si antes el chico estaba suturando la falta del Otro, ahí empieza a contar la significación fálica
como división del Otro, si esto no pasa el chico tiende a fijarse en una posición de niño-falo
suturante de la falta de la madre y queda fetichizado. En ese caso el deseo de la madre no
queda enigmatizado, significado por el nombre del padre, sino que el deseo de la madre es
puro capricho, si no encuentra el chico una marca fálica que venga del lado del padre, que
regule del deseo de la madre y que le permita leer ese sentido que le viene del Otro. Por eso
había sugerido leer en el seminario 4 donde Lacan trabaja mucho con las fobias infantiles
como recursos del sujeto para poner algo que haga las veces de eso que puede separar al chico
del Otro, el animal de la fobia, cuando se encuentra con la falta en el Otro pero no cuenta con
el recurso del padre real, el padre del chico, puede aparecer la fobia, que pone la angustia al
animal como algo que marca algo que es separador del Otro, un recurso con el que el chico
puede separarse del Otro; también Lacan trabaja mucho el fetiche, un objeto o el niño mismo,
como renegación del descubrimiento de la falta en el Otro. Ambos serían las consecuencias
subjetivas en el caso de que no contemos con el ingreso del padre edípico.

Cuando el chico tiene la posibilidad de contar con la función del padre real y puede empezar a
deducir el trazo del campo del Otro, puede enigmatizarlo e interrogarlo y con eso puede
romper el sentido que le viene del Otro y darse respuestas propias. Vamos al nudo
Lacan dice que la entrada del padre real ingresa la significación fálica para el niño y que
entonces abre la cuerda de lo real, ahí donde pone ф, permitiendo que quede el niño liberado
de tener que ocupar el lleno de la falta fálica del Otro. A su vez en la apertura de la cuerda de
lo imaginario, donde anota el cuerpo, pone en - Ꝕ, hace que lo imaginario muestre su real
propio. J(ф) es el goce fálico, si el chico queda totalmente tomado en esta zona de intersección
entre lo simbólico y lo real, sin haber podido hacer ingresar ahí la escritura del borde del
agujero, eso es angustiante para el chico, esa cuerda de - Ꝕ abierta es lo que muestra
claramente la marca que descompleta el campo del J(ф), al quedar abierta hace que el niño
cuente con un real propio. Depende de la prevalencia para el niño desde el lado del Otro de la
significación del falo, en cambio si el niño queda como prenda de su goce fálico, se le cierran
las puertas de la eficacia del padre edípico, en cuanto a quitarlo del fondo del espejo. Es decir
la función del padre edípico es quitar al niño del fondo del espejo, porque del lado del niño no
sólo está la cuestión del goce fálico sino la cuestión de la significación fálica, o sea que el falo
es algo más que el niño que sutura la falta de la madre. Esta función del lado del padre Lacan la
llama Padre Real que es aquel que pude investir a su mujer como causa de su deseo y no sólo
libidinizarla como madre. Es una función del padre marcar con su goce sexual sobre la madre al
colocar en ella su objeto a, causa de su deseo, habilita al niño la disponibilidad de su propio a
para investir otras pantallas imaginarias.

El imaginario normativo está descompleto por el a que le hace agujero, un agujero específico
escrito por la letra -Ꝕ, que pusimos en la apertura de la cuerda de lo imaginario, que le
asegura al sujeto no ser todo un objeto del Otro. Dibuja el borde imaginario del objeto a, es
decir escribe uno de los bordes del agujero de triple encaje donde anotamos el a, así se va
escriturando ese vacío central. De no suceder esto, ese ejercicio de goce sobre el chico, en
tanto exigencia completud, de sutura, del lado del niño es vivido como goce del Otro J(A), el -Ꝕ
lo descompleta. El agujero alrededor de la cuerda imaginaria que permite un trenzado del
borromeo del lado el chico, produce el paso de lo especular a lo imaginario. Se sale de lo
especular y se pasa a contar con un imaginario propio y con un cuerpo propio. Que uno tenga
esa reserva operatoria que hace que uno no sea objeto del Otro y que cada vez que uno siente
que puede quedar engullido por algo que se presenta como avance del Otro que te va a gozar,
aparece la angustia que implica la capacidad de restarse, de sustracción, de ese lugar.

Al quedar el objeto liberado de ese pegoteo con el yo, va a poder pasar a hacerse núcleo vivo y
va poder colocarse detrás de otras pantallas y no sólo la imagen que provee el Otro. La función
del padre real mismo abre el abanico a la diversidad de pantallas al fijar, fundacionalmente, la
imagen de su mujer como albergue del objeto, al hacer de su mujer la causa de su deseo. El
falo pasa del orden de ser al orden de la función, se estabiliza en su función de significación
que apunta al vacío.

Quiero volver al esquema óptico para ubicar la rotación del espejo plano de 90°. Decíamos que
el investimento especular hace que la libido se coloque en el fondo del espejo que sostiene el
Otro, la función del padre real la desbloquea porque opera separando y liberando la libido del
chico de tener que estar completando a la madre, suturando su falta, eso que Freud llamó His
Majesty the Baby. Al entrar en función el padre real, que se hace cargo del goce sexual, libera
al chico de quedar captado por entero en esta imagen y de esa libido se vuelca de nuevo sobre
el cuerpo vasija del lado de la imagen real, i(a), constituyendo como una suerte de doble
cuerpo. Ahora esa vasija, la imagen real, aloja en su interior la libido narcisista que liberada de
la imagen virtual vuelve a la imagen real.
Martha Garber: siguiendo la línea de lo que estás diciendo me parece que mientras el espejo
está vertical, al mismo tiempo que refleja es obstáculo y al girar el espejo deja de reflejar, me
parece que la línea horizontal del esquema lo muestran claramente.

V. G.: Claro, al operar esta rotación y dejar de reflejar, el sujeto no depende ya del
reconocimiento, la imagen no depende de la necesidad del reconocimiento permanente del
Otro. Al rotar el espejo, si tiene la suerte el sujeto hipotético del que estamos hablando, de
poder contar con el padre edípico, el padre real que coloca el objeto como causa de su deseo
en la madre del chico, entonces la madre no es toda madre y libera también al chico del fondo
del espejo y da la posibilidad de que el chico cuente con un narcisismo que no dependa tanto
del reconocimiento del Otro porque se lo puede incorporar como una subelemento del cuerpo
real. No se trata solo de que el padre prohíba, que opere la función corte, el padre agente de la
castración, sino que legitime y habilite, prescribiéndolo, el narcisismo pos especular y otros
goces que serán exogámicos. Esto hace a una primera posición del sujeto narcisista no
especular, no dependiendo de las imágenes especulares. Cuando a veces esto no se puede
producir, esta rotación del espejo, son frecuentes las relaciones de duetos, las pareja que
sostiene inseparables, que tienen la permanente necesidad del reconociendo del uno del otro.
Si bien los neuróticos permanentemente estamos buscando pequeños reconocimientos, pero
no necesitamos que haya otro que nos garantice todo el tiempo ese reconocimiento.

Que se arme esto es lo que Lacan dice que hace irreventable al neurótico, es lo que hace que
se arme esta estructura e doble agujero, el toro imaginario trenzado con lo simbólico y lo real
que hace que el cuerpo sea irreventable. Esto a la vez que estabiliza narcisisticamente porque
deja de hacernos dependientes del reconocimiento permanente del Otro, nos condena
felizmente a lo que Lacan llama la Debilidad Mental.

¿Qué es la Debilidad Mental? La debilidad mental implica que estamos atrapados en este
imaginario de la buena forma que nos hace dependientes del sentido. Uno necesita tener un
sentido, y hay que haber hecho la experiencia del espejo y las funciones del Otro, el saber de la
falta como saber teórico no alcanza. Por eso digo que el nudo se trenza, no es que uno tiene
un nudo porque lo estudió, uno lo trenzó o no lo trenzó en la relación en las relaciones con el
Otro y las operatorias que se fueron produciendo, donde hay fallas de estas operatorias por
suerte podemos ir al analista.

Que estamos atrapados en lo imaginario quiere decir que dependemos de la buena forma, que
si nos explican algo necesitamos un ejemplo, la imaginarización. Que todo esto que les estoy
explicando teóricamente, necesitamos el soporte del ejemplo, que no podemos aprender con
meras fórmulas, las abstracciones, la falta no se pasa con abstracciones, la falta se inscribe y se
anota con operatorias que pasan por el cuerpo. Al liberar el cuerpo de la relación con el Otro,
porque esto implica que el niño está capturado en la relación con el goce del Otro, al
producirse estas operatorias liberadoras, tiene efectos sobre el cuerpo del niño, puede ir
entonces el niño a comer solito, controlar esfínteres, puede quedarse a dormir en otra casa,
puede separarse realmente de la madre.

Es una debilidad mental es estructural por padecer un apego a lo imaginario, que hace que a la
vez seamos humanos parlantes y débiles mentales, necesitamos ese soporte de lo imaginario.
El significante también es lo que produce el equívoco en el campo del sentido, el sentido se
produce en la zona de recubrimiento de lo imaginario y lo simbólico: qué fuimos para el Otro.
El significante acá también tiene el sin sentido, el equívoco, que toca también el borde de la
escritura de lo real. El equívoco es también lo que permite eliminar todo lo posible el sentido, y
pone en juego el unario, lo que Lacan llama el rasgo unario, que toma de la identificación
secundaria de Freud al rasgo unario, el significante sin sentido que toca lo real. Es decir que en
la posibilidad para el niño de interrogar al Otro, de contar con lo que no se termina de recubrir
en lo imaginario y lo que puede encontrar ahí como equívoco, permite descompletar el
sentido, el sentido que le viene del lado de Otro, morder algo de lo real.

Esto es también lo que el trazo unario permite, lo que el chico empieza a encontrar a partir de
la apertura del sentido por la operatoria del padre real, que abre a que se pueda interrogar el
sentido único del Otro, el sentido fijado, al abrir descompleta al Otro.

- Esto que se pueda descompletar al Otro es a partir de la operatoria de la metáfora


paterna, porque estaba pensando cómo articularlo con sacar al chico del fondo del
espejo

V. G.: la metáfora paterna ya pensándola del lado del Edipo del chico, no del lado de la madre,
es lo que trae de aire la metáfora paterna al enigmatizar el deseo de la madre, al poner una x,
enigmática, admite que el chico la pueda interrogar. Se me acurre un ejemplo, de mi acerbo
personal, sobre qué es S1 que descompleta al Otro, es un S1 que lee el niño sobre el Otro, que
escribe algo, y lo descompleta. Una de mis hijas cuando era chiquita había dibujado y pintado
algo me dice “verde como te gusta a vos”, yo me sorprendí y digo “¿me gusta el verde?” me
responde “si, porque siempre te pones algo verde”. Eso es un S1 que mi hija leyó pero a
cuenta de ella, si a mí me preguntaban qué color te gusta para vestir, seguramente hubiera
respondido negro. Pero mi hija leyó verde, yo me puse a pensar y me di cuenta de que tenía
varias cosas verdes, pero no porque yo identificara que a mí me gusta le verde. Es una lectura
que hizo mi hija y que me descompleta, y que inscribe que madre soy para ella y que es
distinta de lo que yo creo que soy, me barra, me castra. Hay esa posibilidad de lectura y de
jugar con eso, que es que el chico empieza crear sentidos propios que descompletan al Otro y
que van tejiendo una trama que muerde, que marca lo real. Por eso también de una misma
madre salen distintos hijos o que varios hermanos puestos a hablar de la misma madre dirán
diferentes cosas de cómo es mamá, o qué vivencia tuvieron de su mamá, porque es lectura a
cuenta propia del sujeto el S1, rasgo unario.

Entonces el rasgo unario tiene una doble valencia: por un lado es un trazo que desciende
directamente del Otro, cae como un rayo separando, pero también y es lo que le da una
significación al chico, marca el significado del chico en el deseo de la madre. Pero también
señala el borde del vacío, el límite en lo simbólico. Es gracias al padre que se puede recortar,
pero al estar en conexión como marca en el borde del vacío permite anotar sentidos propios
que no vienen del Otro, permitiendo liberar con estas diferentes formas de escritura del objeto
que tiene que quedar ceñido por el -Ꝕ en lo imaginario, el S1 en lo simbólico y el ф falo
simbólico, permite escribir y liberarlo a cuenta del sujeto para que el niño pueda poner el
objeto a como causa de su deseo tras diferentes pantallas. No todos sus goces quedan
capturados en ese campo imaginario de la relación con el Otro, lo libera poder libidinizar
diferentes pantallas, amiguitos, juguetes, romper el sentido de los objetos. Cuando un chico
juega agarra objetos y un lápiz es un soldadito y una goma es un tanque de guerra por
ejemplo, ¿qué hace? Rompió el sentido que viene del Otro, descompletó el sentido, rompió la
elipsis del signo lingüístico y arma diferentes significados, cuenta con esa posibilidad que da el
S1 de que el lápiz no es solo para escribir, que goma no es solo para borrar.

Esto es lo que dice Lacan sobre la nominación en el Seminario 22. Cuando el rasgo unario es la
traza que se repite en las demandas del Otro: abrígate, vestite, come, cuando el chico empieza
a deducir ¿qué quiere mamá? ¿Qué quiere de mí? Y a eso se le suma en nombre- del- padre, es
decir, la figura del padre real que es el que pone en falta a la madre haciéndola causa del
deseo, pone en función el objeto a como causa de deseo y al quedar liberado el chico del
fondo del espejo, puede disponer entonces de su propio objeto a como causa de su deseo,
dice Lacan que esto tiene que ver con una función que llamada de nominación del padre.

¿Qué es nominar? Nominar es consagrar a una cosa con un nombre de modo que aparezca de
eso nombrado lo real y esto es un efecto de sentido en lo real. Tiene que ver con tocar el
objeto que te impuso el otro y armar otro objeto que te sea propio. Es decir que el chico que
tiene ese recurso que le permitió hacer de un lápiz un soldadito y de una goma un tanque de
guerra, es que ese chico cuenta con esa función de nominación del padre, es decir que un lápiz
es algo para dibujar sino que también tiene algo real, que una goma es algo para borrar pero
también tiene algo real, eso que tiene es esa marca del ф, que traza sobre el campo del sentido
la línea que recorta el borde de la escritura del a. No que un lápiz es un lápiz es un lápiz y nada
más o una goma es una goma y nada más.

La nominación te libera del sentido del Otro pero para poder armar otro sentido que te sea
propio, no podemos vivir sin sentido, pasando por el equívoco. Hay una equivocidad del
significante ahí donde el lápiz puede ser algo más. El equívoco, función del significante
también, abre el sentido.

Ya están estas tres letras que ciñen el punto de engarce de los tres registros.

Lo real del Otro real, el falo simbólico ф. Marcado con trazo rojo

Lo simbólico del Otro real, S1, trazo unario orientador de la falta en el campo del Otro.
Marcado con trazo verde
Lo imaginario del Otro real -Ꝕ, permite recuperar el narcisismo fuera del campo del espejo y
hace factible investir otros objetos que los incestuosos, abre el juego a los semejantes.
Marcado con azul

Lidia Mathus: muy interesante la clase y me pareció muy actual esta cuestión de cómo trabajas
el padre real que es el que hace la madre su objeto causa de su deseo y que así libera al niño
del goce de la madre, el goce del Otro, con lo cual no es solo madre sino también mujer. Que
interesante que no tenga que ver con que sea una pareja heterosexual u homosexual sino que
el niño queda excluido de la sexualidad de la madre y eso es hacer diferencia. Que hacer
deferencia es hacer diferencia, como Ferenczi que dice, la diferencia entre el lenguaje del niño
y el lenguaje del adulto, el lenguaje de la ternura y el lenguaje de la pasión, esto también es
efecto de esta intervención de poner también a la madre como a y separarla de todo madre,
que no tiene que ver con la diferencia sexual entre hombre mujer, sino la diferencia entre lo
sexual y lo tierno, que eso sería lo imposible. Porque los padres son los que protegen de lo
imposible al niño para que pueda jugar, no tiene que hacerse cargo de lo imposible.

V. G.: eso me quedó como deuda del seminario que di en el primer cuatrimestre de la función
materna porque no llegue a afinar el lápiz ahí y que me parece muy importante para pensar la
clínica actual y despegarla de la heterosexualidad, no se trata de la diferencia sexual como
necesariedad de heterosexualidad, sino de cómo se diferencian los goces. No es lo mismo el
goce de los adultos, o el lenguaje de los adultos, que el que tiene que tener en relación a un
niño. Me parece que esto es importante y es esa función separadora que rescata al niño de
quedar pegado en un goce, que Lacan dice que no hay relación sexual no ser entre la madre y
el niño, eso quiere decir que hay un goce necesario de la madre sobre el niño para que entre
en la estructura, es necesario pero también es necesario que no sea sexual. Eso es lo
imposible, es necesario que no sea, el que viene a refrendar esto es la función del padre real,
que es el que introduce esa diferencia. Por eso decía que la primera parte de lo imaginario,
hasta el primer tiempo de lo especular no cuenta la diferencia sexual, empieza a contar cuando
interviene el padre real, que introduce la marca de la sexualidad sobre el cuerpo de la madre.

La última parte de las preguntas no las pude incluir porque como había algunos micrófonos
abiertos los ruidos hacían mucha interferencia. Agrego algunas cuestiones se pudieron
escuchar:

Lo imaginario es lo que la consistencia de tejido al nudo porque es alrededor del agujero que
se pueden trenzar las cuerdas, entonces para llegar a algo de lo real necesitamos del sentido y
el equívoco, no se puede llegar en directo, y rearmar un nuevo sentido más propio del sujeto
que muerda lo real, su real. Consistencia es la capacidad de mantener un tejido junto, depende
de haber trenzado dentro los agujeros

En el nudo borromeo hay una regla de los cruces de las cuerdas por arriba del de arriba, por
abajo del de abajo, sin interpenetración de los agujeros, para que la estructura sea la neurótica
en la que anotamos zonas de superposición de registros que son el sentido, el goce fálico G(ф)
y el goce del Otro G(A), y las aperturas. Si el trenzado no es de estas características estamos en
otras mentalidades, en otras formas de anudamiento del nudo que no sería borromeo.

Verónica Guastella

[email protected]

11 67657590

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