Los Materiales de Construcción y El Medio Ambiente

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Los materiales de construcción y el medio ambiente.

1- INTRODUCCIÓN

El impacto ambiental producido por la industria de la Construcción a la luz de la


Revolución Industrial constituye la deuda aún pendiente que han de afrontar las
sociedades industrializadas con vistas a este nuevo milenio; lo cierto es que la
Revolución Industrial supone un gran cambio en las técnicas empleadas en la
producción de los materiales de construcción, dado que hasta entonces, los materiales
eran naturales, propios de la biosfera, procedentes del entorno inmediato, de
fabricación simple y adaptados a las condiciones climáticas del territorio donde se
llevaba a cabo la edificación.

El resultado de este cambio se traduce, en primer lugar, en un gran aumento de la


distancia entre la obtención de materias primas y la ubicación de su elaboración o
construcción; en segundo lugar, en el agotamiento de los recursos naturales próximos;
y finalmente, en el aumento de la emisión de contaminantes derivados de la industria
de la Construcción.

Asimismo, la gran demanda de materiales de construcción a mediados del siglo XX


comporta la necesidad de extraer y procesar gran cantidad de materias primas,
elaborar nuevos materiales y el tratamiento de una elevada cantidad de residuos de
construcción y demolición, con el coste energético que ello representa.

No obstante, el reto a superar por la industria de la Construcción, en cualquiera de sus


tipologías, sigue siendo fundamentalmente el empleo de materiales de construcción
de bajo impacto ambiental, dado que son estos los que más repercuten sobre el medio
natural, sin descartar otros impactos relacionados con el consumo de energía o los
residuos.

Es necesario señalar que, por lo que atañe a España, aún se encuentran en fase
embrionaria los criterios o parámetros de sostenibilidad ambiental aplicados a la
Construcción en general, y a la Edificación en particular, relativos al empleo de
materiales con menor impacto ambiental para su uso en la edificación con alta
eficiencia energética, durabilidad, recuperabilidad y recursos renovables. De hecho,
sorprende el poco interés existente entre los actores intervinientes en el proceso
edificatorio, tanto del sector privado como del público, para facilitar el uso de
materiales de construcción con menor impacto ambiental y mayor capacidad para ser
reciclados, empleando técnicas de eficiencia energética en las construcciones y
fomentando la gestión adecuada de los residuos.

Por lo que respecta al sector público, la Administración se ha demorado cinco años en


aprobar el Código Técnico de la Edificación que le encomendaba la Ley 38/1999 de
Ordenación de la Edificación. Código Técnico de la Edificación, que establece un
régimen de aplicación transitorio y que habrá que estar a sus Documentos Básicos para
conocer qué criterios de sostenibilidad ambiental impone a los proyectos de obras.
Este estudio tiene por objeto analizar el impacto ambiental que generan los materiales
de construcción, en sus distintas fases, así como sus iniciativas medioambientales
tanto comunitarias como nacionales, para concluir con un apartado dedicado a
reflexiones.

2- EL IMPACTO AMBIENTAL EN LOS MATERIALES DE CONTRUCCIÓN

La mitad de los materiales empleados en la industria de la Construcción proceden de la


corteza terrestre, produciendo anualmente en el ámbito de la Unión Europea (UE) 450
millones de toneladas de residuos de la construcción y demolición (RCD); esto es, más
de una cuarta parte de todos los residuos generados. Este volumen de RCD aumenta
constantemente, siendo su naturaleza cada vez más compleja a medida que se
diversifican los materiales utilizados. Este hecho limita las posibilidades de reutilización
y reciclado de los residuos, que en la actualidad es sólo de un 28% (en el caso de
España, un 5%), lo que aumenta la necesidad de crear vertederos y de intensificar la
extracción de materias primas.

En términos estadísticos, se puede decir que el sector de la Construcción es


responsable del 50% de los recursos naturales empleados, del 40% de la energía
consumida (incluyendo la energía en uso) y del 50% del total de los residuos
generados.

Si bien es cierto que el procesado de materias primas y la fabricación de los materiales


generan un alto coste energético y medioambiental, no es menos cierto que la
experiencia ha puesto de relieve que no resulta fácil cambiar el actual sistema de
construcción y la utilización irracional de los recursos naturales, donde las prioridades
de reciclaje, reutilización y recuperación de materiales, brillan por su ausencia frente a
la tendencia tradicional de la extracción de materias naturales. Por ello, se hace
necesario reconsiderar esta preocupante situación de crisis ambiental, buscando la
utilización racional de materiales que cumplan sus funciones sin menoscabo del medio
ambiente.

Conocido es que los materiales de construcción inciden en el medio ambiente a lo


largo de su ciclo de vida, desde su primera fase; esto es, desde la extracción y
procesado de materias primas, hasta el final de su vida útil; es decir, hasta su
tratamiento como residuo; pasando por las fases de producción o fabricación del
material y por la del empleo o uso racional de estos materiales en la Edificación.

La fase de extracción y procesado de materias primas constituye la etapa más


impactante, dado que la extracción de rocas y minerales industriales se lleva a cabo a
través de la minería a cielo abierto, en sus dos modalidades: las canteras y las graveras.

El impacto producido por las canteras y graveras en el paisaje, su modificación


topográfica, pérdida de suelo, así como la contaminación atmosférica y acústica,
exigen un estudio muy pormenorizado de sus efectos a fin de adoptar las medidas
correctoras que tiendan a eliminar o minimizar los efectos negativos producidos.
La fase de producción o fabricación de los materiales de construcción representa
igualmente otra etapa de su ciclo de vida con abundantes repercusiones
medioambientales. Lo cierto es que en el proceso de producción o fabricación de los
materiales de construcción, los problemas ambientales derivan de dos factores: de la
gran cantidad de materiales pulverulentos que se emplean y del gran consumo de
energía necesario para alcanzar el producto adecuado. Los efectos medioambientales
de los procesos de fabricación de materiales se traducen, pues, en emisiones a la
atmósfera de CO2, polvo en suspensión, ruidos y vibraciones, vertidos líquidos al agua,
residuos y el exceso de consumo energético.

La fase de empleo o uso racional de los materiales, quizás la más desconocida pero no
menos importante, dado que incide en el medio ambiente, en general; y, en particular,
en la salud. Los contaminantes y toxinas más habituales en ambientes interiores y sus
efectos biológicos -inherentes a los materiales de construcción en procesos de
combustión y a determinados productos de uso y consumo- van desde gases como
ozono y radón, monóxido de carbono, hasta compuestos orgánicos volátiles como
organoclorados (PVC).

Por último, la fase final del ciclo de vida de los materiales de construcción coincide con
su tratamiento como residuo. Estos residuos proceden, en su mayor parte, de derribos
de edificios o de rechazos de materiales de construcción de obras de nueva planta o de
reformas. Se conocen habitualmente como escombros, la gran mayoría no son
contaminantes; sin embargo, algunos residuos con proporciones de amianto, fibras
minerales o disolventes y aditivos de hormigón pueden ser perjudiciales para la salud.
La mayor parte de estos residuos se trasladan a vertederos, que si bien en principio no
contaminan, sí producen un gran impacto visual y paisajístico, amén del despilfarro de
materias primas que impiden su reciclaje.

3- INICIATIVAS MEDIOAMBIENTALES COMUNITARIAS EN TORNO A LOS MATERIALES


DE CONSTRUCCIÓN

En la actualidad -a excepción de la Directiva europea sobre productos de la


construcción, que se analiza a continuación- no existe norma alguna de obligado
cumplimiento para los Estados miembros de la UE relativa a los criterios
medioambientales en la selección de los materiales de construcción.

Ahora bien, se ha elaborado un Plan de Acción, en el contexto de una Comunicación de


la Comisión Europea sobre la competitividad en la industria de la Construcción, de 31
de Mayo de 1999, que desarrolla la estrategia para el uso y promoción de «los
materiales de construcción no perjudiciales para el medio ambiente», cuyo objeto
reside en la contribución en mayor medida a una construcción más sostenible.

Para ello se ha establecido un Grupo de Trabajo que recomienda la adopción de la


herramienta del Análisis del Ciclo de Vida, así como del empleo de un Inventario del
Ciclo de Vida, con una base de datos ambientales de los materiales de construcción.

Lo cierto es que para mejorar las prestaciones durante el ciclo de vida de un producto
o material es necesario conocer sus impactos, por tanto el primer paso para aplicar
este instrumento del ciclo de vida a toda la economía consiste en generar y recopilar
información sobre los impactos ambientales durante el ciclo de vida de los productos.
Esta información puede reunirse en Inventarios de Ciclo de Vida (ICV) e interpretarse
mediante Análisis del Ciclo de Vida (ACV). La combinación de ICV y ACV no es sencilla
ni barata. Algunos elementos son de dominio público, otros no, y su valor depende de
su calidad y de su relevancia para las necesidades y las opciones del usuario.

Los usuarios han de tener fácil acceso a una información comprensible, pertinente y
creíble a través del etiquetado del producto o de otra fuente fácilmente accesible. Así,
se recomiendan las declaraciones medioambientales verificadas -Tipo III, según ISO,
basadas en el ACV-, y la aplicación de tipos de IVA reducidos a los productos que llevan
la etiqueta ecológica europea.

5- CONCLUSION

Los materiales con menor impacto ambiental, para su empleo en la Edificación, deben
incorporar criterios de sostenibilidad ambiental, como alta eficiencia energética,
durabilidad, recuperabilidad, recursos renovables, empleo de tecnología limpia y
valorización de residuos. Si bien no existe una metodología aceptada universalmente
que cuantifique los múltiples y variados criterios existentes, cabe la posibilidad del
empleo de otra metodología como la del Análisis del Ciclo de Vida. Cierto es que esta
metodología es costosa, pero constituye la herramienta más fidedigna para evaluar las
cargas ambientales asociadas a un producto o actividad. Por ello, resulta necesaria la
colaboración entre las Administraciones y el sector de la industria de la Construcción
en aras a elaborar un Inventario de Ciclo de Vida.

Asimismo, se echa en falta un Plan Nacional de Edificación Sostenible que recoja no


sólo los criterios relativos al empleo de materiales de bajo impacto ambiental, sino
también de otros bloques temáticos referidos, entre otros, a la eficiencia energética y
a la gestión de los residuos de construcción y demolición.

Al hilo de la gestión estos residuos, resulta necesaria la elaboración de normas que


exijan en todos los proyectos de obras la incorporación de materiales reciclables
procedentes de plantas de tratamiento instaladas al efecto. Por ello, se hace
imprescindible potenciar, simultáneamente, un mercado de materiales adecuado que
supere los inconvenientes que supone, de un lado la baja aceptación de los productos
reciclados, y de otro el precio final del producto o material reciclado, superior al de los
materiales elaborados con materias primas.

Por último, y por lo que se refiere a proyectos públicos, la normativa que regula los
Contratos de las Administraciones Públicas deberá tener en consideración la variable
ambiental, premiando aquellos proyectos que empleen materiales de construcción
que originen el menor número de residuos de construcción.

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